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ENCUENTRO PERMANENTE FEMINISTA//

Cali, viernes 26 de marzo de 2010//

FEMINISMO Y ESPIRITUALIDAD
Invitada: Vicky Falcón//Casa Cultural Tejiendo Sororidades
Memorias: Natalia Castro Gómez

Hace algunos meses, diferentes mujeres feministas de la ciudad de Cali-Colombia, decidimos


citarnos al ocaso del viernes para explorar cómo estabamos viviendo, pensando, escribiendo y
sintiendo el feminismo. Este espacio ha permitido el encuentro de varias generaciones de mujeres y
ha puesto en circulación teoría y experiencia feminista. Ya han pasado varias tardes y voces; cada
voz despierta intuiciones en la piel y permite acercarse a los feminismos; rastrearlos en la historia y
la política, en las formas que han escogido para nombrarse, explicarse, rebelarse.

La voz y presencia que llegó el ocaso del viernes 26 de abril fue la de Vicky Falcón, una feminista
nacida en las Islas Canarias que arribó a Cali hace quince años. Ella camina por el barrio El Jordán,
lugar donde trabaja con circulos de mujeres y en la Casa Cultural Tejiendo Sororidades. Estudiosa y
practicante de la teología feminsta, Vicky compartó su saber sobre Feminismo y espiritualidad:

La espiritualidad no es un tema muy abordado por los grupos feministas porque ha sido asociado
con la religión; esa estructura intervenida por el patriarcado que las mujeres hemos conocido y con
la que hemos hecho rupturas. La cultura patriarcal ha marcado la vida las mujeres. Sinembargo,
existen diferentes búsquedas -la energía, la luz- donde se mezcla la espirtualidad con otras formas,
otras expresiones.

Sin mediaciones: Eva, María y María de Magdala

Se cuenta que las feministas han podido rastrear en la historia la existencia de culturas matriarcales
y sacerdotisas. Después, con la instauración del monoteísmo, se elimina la mediación de la mujer,
es decir, la posibilidad de comunicarse con dios sin ningún tipo de intermediario. Hay varias figuras
de mujeres en la historia bíblica que sirven para descifrar esta mediación y para ello Vicky y las
teológas feministas se han acercado a la literatura bíblica como un documento canón de la literatura
cuya escritura no es tan patriarcal como lo es la relectura que milenariamene se ha hecho de mitos
como el de Adán y Eva.

La primera mujer es Eva, según Vicky “una figura de imposicion del monoteismo que arrasa con la
parte femenina de dios y separa a las mujeres”. Ella fue la primera mujer que tuvo acceso a la
palabra; se comunica sin mediaciones y lo único que quiere es más sabiduría. Pero este deseo
representa un pecado; Eva pecó y fue expulsada por invitar a los y las demás a compartir la
sabiduría. La lectura feminista de Eva es la de una mujer que se atreve.

Vicky nos cuenta como en el antiguo testamento se construye un único dios a través de la guerra.

La otra figura es Maria, sumisa y gran virgen. Maria madre virgen. Sin embargo ella tuvo también
una experiencia directa con su Dios, incluso este metafóricamente “se le metió adentro”, aunque no
hay evidencias históricas de ello mas allá de los testamentos. Ella primero pregunta cómo es eso de
quedar en embarazo. En la mirada feminista María es una educadora.

La tercera mujer es Maria de Magdala: la primera mujer que se da cuenta de la resurrección, ella
es quien capta el mensaje pero esto no es aceptado porque no puede ser una mujer quien anuncie el
comienzo del cristianismo. ¿Cómo hacerla callar?: diciéndole que es una pecadora, una prostituta.
La imagen que crea la iglesia de María de Magdala es la de la pecadora arrepentida. -La iglesia lo
reconoce en un Concilio-. Pero esta mujer impulsó las primeras comunidades, propuso una ética
alternativa, y reconoció a las mujeres.

La vida conventual: comunidades autónomas de mujeres y la confesión como forma de


controlar la experiencia espiritual de las mujeres.

Después, las mujeres acompañan a las comunidades cristianas y la vida conventual pasa a ser una
posibilidad de vida. Los conventos eran territorios autónomos donde ellas escribían, pintaban,
hacían música y tenían formas propias de comunicarse con su dios. Pero la iglesia comienza a
sentirse amenazada por el poder que contenía la experiencia de estas mujeres; el sistema patriarcal
eclesial no confíaba -ni confía- en que las mujeres tuvieran su palabra, pintaran, escribieran y fueran
autónomas. Como respuesta impusieron la confesión: un día definido para que las mujeres se
confesaran. De esta manera comienzan a controlar las experiencias mas intimas; “lo que quiero y
sueño tengo que compartirlo con un guía”. Se controla así la experiencia espiritual de las mujeres.

Hay varias mujeres y comunidades de mujeres que experimentaron esta dolora transición, muchas
han sido filosófas y artistas, pero no las hemos conocido porque sus nombres no protagonizaron la
historia. Anonimato que nos ha permitido también reafirmar las búsquedas cada vez que
descubrimos mujeres tejiendo hilos finos de autonomía en lugares perdidos de la historia. Asombro
que despierta pálpitos y siembra autoridad (en el sentido que proponen las feministas italianas) entre
las mujeres.

Una de estas mujeres es Hildegarda de Bingen, una abadesa y poetisa del Siglo XI que escribió un
tratado sobre espirtualidad llamado Scivias. A pesar de ser un trasecental aporte a la filosofía, su
pluma es silenciada por la historia y su búsqueda de la espiritualidad tratada como dogma, algo que
no pasó con Santo Tomás de Aquino, cuyos tratados filosóficos hacen parte de la filosofía oficial,
transmitidos desde la educación secundaria.

Otra experiencia alrededor de la vida conventual como espacio de autonomía y creación para las
mujeres fué la comunidad de las Beginas. Ellas vivieron en la Edad Media, una época donde la
autoridad patriarcal permitía dos alternativas para las mujeres: ser esposas o monjas. Ellas
comienzan a vivir en casas ubicadas en las ciudades, por eso su historia representa el inicio de las
ciudades; tradicionalmente el convento estuvo ubicado en la montaña y ellas se atrevieron a “estar
en otro lugar”. En estos grupos de mujeres no sólo se reunían religiosas, también participaban
viudas, casadas o solteras. Se reunían en torno a la búsqueda. Fueron las primeras que tradujeron el
latín a la lengua materna; importantes obras poéticas de Alemanica y Francia traducidas para que
otras mujeres tuvieran acceso. La suya fue la poesía mística y social. Las Beginas eran maestras,
como en todo momento histórico, unas de acción y otras más reflexivas. Ellas no vivían el control
de la iglesia, conocían las hierbas y practicas de sanación. Esta experiencia se expandió por toda
Europa y llegaron a ser doscientas mil mujeres. Estos son los inicios del cristianismo, época donde
hay un movimiento fuerte de mujeres alrededor de la espiritualidad y se escribe sobre amor erótico
(“el cantar de los cantares”).

Hildegarda no fue reconocida y muchas beginas fueron quemadas en la inquisición. Todas estas
mujeres hacen otra propuesta a través del lenguaje donde hay otros términos de la divinidad: madre
cósmica, energía cósmica creativa, luz, amor, sabiduría, sofia...diversas formas de nombrar a dios
que han sido castradas a través de imposiciones como la palabra SEÑOR; esta denominación
implica otras relaciones: es alguien a quien tengo que dar cuentas, no alguien con quien esté
conectada; no sentirlo adentro marca la experiencia.

Eva y María se comunicaron directamente con dios, sin ninguna mediación ni guía masculino. A
través de la confesión la iglesia extirpa la mediación imponiendo a alguien que tiene la capacidad de
culparme y perdonarme. Además arrancan la posibilidad de la consagración a través del símbolo.
Ampliar este punto...

Los cautiverios

A partir de toda esta historia de mediaciones impuesta por la cultura eclesiástica patriarcal, las
mujeres dependemos siempre de quien nos redima: “las mujeres transmiten la cultura y asi mismo
los cautiverios”. Vicky retoma a la antropóloga feminista mexicana Marcela Legarde, quien
propone el cautiverio como categoría antropolgica que impide a las mujeres ser autónomas y tener
la capacidad de decidir. Cautiverio social, económico y espiritual, este último añadido por Carmiña
Navia. En este espacio de coerción no hay elementos para expresar o simbolizar.

Ronda de palabras

En este punto de la conversa se menciona la película Yo, la peor de todas, que cuenta la vida de Sor
Juana Inés de la Cruz; una mujer que escapa del cautiverio espiritual.

Caro Narváez pregunta por el lugar que tiene Ruth en la historia reconstruída por Vicky. Entonces
nuestra invitada cuenta que hizo un barrido por los mitos: eva, el génesis, el pentateuco, la llegada a
la tierra y que hay dos versiones de Ruth: a finales de los antiguos testamentos y la ubicación que
han dado otrx teológxs. Es importante mirar cómo estos son leídos como mitos, como leyendas y
no como históricos.

Estas son mujeres que no han sido humilladas ni maltratadas; su dios tenia la clave de la alianza con
su pueblo, es otro dios, una figura de mito, no tanto histórico... y Ruth es una moabita ke acepta la
religión israelita. Entonces Vilma Penagos reafirma esta idea contando como mujeres que creyeron
en varios dioses fueron acomodadas y eliminadas a otras religiones monoteístas. El feminismo ha
permitido una relectura de las mujeres de la biblia.

Lina nos habla sobre el discurso; este “atañe elementos que corresponden a quienes se quiere
dominar”. Cuenta que ha leído en las biblias que circulan que cuando Ruth llega al otro pueblo se
casa con señor porque Noemí se lo pide. ¿Hay aquí artilugios de seducción? Este hecho se intuye
como secreto o perversión, es un corte en el relato que pretende ocultar el amor entre las dos
mujeres.

Entonces Vicky habla sobre el lenguaje literario de los textos: “hay formas diferentes de contar la
historia”, depende de la ciencia donde uno se ubique; en ese sentido la antropología y el género
influyeron en la forma de leer los textos. Es interesante la mirada que se ha hecho: ¿por qué aporta
el cuerpo nuestro?como memoria, como historia, lo de adentro, lo de afuera y lo que sueño...leer a
través de la sospecha: la capacidad de leer los silencios. En ese sentido, la historia de Ruth va de la
muerte a la vida, es la historia de dos mujeres que pasan momentos de pobreza y soledad y transitan
hacia la felicidad. Estas dos mujeres hicieron un pacto a través de la frase “Tu dios será mi dios, tu
pueblo será mi pueblo, donde tu vayas yo ire, hasta que la muerte nos separe”, la iglesia la adopta
para el rito patriarcal del matrimonio y le impone un nuevo significado.

Entonces Vilma se siente interrogada sobre lo sagrado: ¿qué es lo sagrado en el ser humano y las
mujeres? ¿Lo sagrado representa una división que nos aleja de ser bestias, seres inferiores o
irracionales? Sacralidad y espiritualidad. Cuando el cristianismo adquiere la importancia que tiene
aleja la mediación de las mujeres porque quién iba a ocuparse de lo domestico.
Se rescata la cosmogonía de América: el cuidado del fuego, la luz , lo sagrado.

-No hay manera de explicar el ser sagrado-, dice Vilma, se siente pero no se explica.
Vicky dice que el lenguaje nos encasilla y creemos que si no se nombra no existe. Es una mirada
desde la racionalidad.

Entonces Melissa pregunta por Lilith y entre todas se reconstruye su historia: fue la primera mujer
que tuvo Adán antes que Eva, explica Vilma, pero ella no eceptó las condiciones de vida para estar
con Adán, por ejemplo estar debajo en el acto sexual. La sacralidad condena la sexualidad femenina
porque es algo animal que va en contra de la espirtualidad, es como una condena del goce sexual.
“Lilith no aceptó no gozar, lo que no aceptó fue renunciar a su goce sexual”, en algunas culturas la
sexualidad hacía parte del rito sagrado. Los hindúes plantean el tema de la energía sexual creadora.
Hay una inhibición de la creatividad y libertad de las mujeres.

Lilith

Se sigue conversando, surgen temas, miradas, experiencias personales, percepciones. Se recuerda y


afirma que la deconstrucción de la dualidad virgen o sumisas ha sido un elemento importante de la
lucha feminsita. También se hace memoria de la historia del feminismo: “la teología no comienza
sola”, hay una lucha al rededor de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.

Se habla también de Monique Wittig y la castidad voluntaria, se habla de la búsqueda de la energía


creadora, de la sexualidad, la libertad, el patriarcado y la sexualidad, la moral, sexualidad y
espirtualidad. Diversas miradas y experiencias.

Acercamiento visual: Hildegarda de Bingen, Isabel de Villena y Sor juana Inés de la Cruz.

Hace rato que llegó la noche. Para terminar, Vicky proyecta sobre la pared frontal del salón de
talleres de MAVI, dos presentaciones sobre mujeres que han transitado por la espiritualidad y la
opresión patriarcal: Hildegarda de Bingen, Isabel de Villena y Sor juana Inés de la Cruz.

La huella de Hildegarda de Bingen, el camino de la mística: (1098-1179) mística alemanaque


vivió en el Siglo XII y se educó con otra mujeres, fue abadesa, huérfana, estudiosa de las plantas,
las piedras preciosas y los metales, compositora de piezas musicales, incansable escritora, filósofa.

En otro tiempo y lugar existió Isabel de Villena (1430-1490), una valencia de 1410. Fué la primera
escritora en lengua valenciana, creó un convento que fue foco cultural del Siglo XV al XVII.
Escribió “El espejo del alma”. Escribió La Vita Christi, compendio feminista del renacimiento del
siglo de oro valenciano.
Finalmente vimos deslizarse las imagenes de Sor Juana ines de la Cruz , poetisa mexicana (1651-
1695), ahora reconocida como la mayor figura de las letras hispanoamericanas del siglo XVII, quien
también encontró en el convento la posibilidad de sumergirse en el mundo de las letras...”Vivir
sola... no tener ocupación alguna obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de
comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros”, escribió.

Estas imagenes permiten conocer el rostro de cada una de las mujeres al tiempo que otorgan un
lugar de reconocimiento a su obra...mandalas florecidos, memorias pictóricas de las plantas, sonidos
de piezas musicales, portadas de libros, incuantificables aportes a la filosofía, el arte, la música y la
autonomía de las mujeres. Rostros, voces y figuras perdidas en el tiempo, rescatadas por las
teológas feministas.

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