Sei sulla pagina 1di 1
Ahora bien, como Max Horkheimer le escribfa a Benja- min en 1937, considerar el pasado como una experiencia ina- cabada, no clausurada definitivamente, reenvia, quiérase o no, a la idea de un Juicio Final, por lo tanto, a la teologia. Horkheimer prosegufa distinguiendo entre los aspectos po- sitivos del pasado las alegrias y la felicidad, forzosamente efimeras y volatiles— y sus aspectos negativos —“la injusticia, Se sabe que para Benjamin la teologfa significa el me- sianismo judio. Pero el citado intercambio se presta tam- bién a una lectura més “secular”, que reenvia a la parte de utopfa difundida por todo movimiento revolucionario y por todo pensamiento critico orientado hacia la transformacién del mundo. Afecta, en fin, a un conjunto heterogéneo de disposiciones mentales y de estados de animo —de la melan- colia al duelo, de la esperanza al desencantamiento- que la historia nos ha legado y que acosan en el presente nuestra relacion con el pasado. En este sentido, el intercambio en- tre Horkheimer y Benjamin evoca ciertas tensiones que atraviesan la historiografia contempordnea: tensiones entre historia y memoria, entre la toma de distancia propia del enfoque histérico y la subjetividad, hecha de inquietudes y reviviscencias, de recuerdos y de representaciones colecti- vas que habitan en los actores de la historia. El siglo xx, sin ambaran na dln ha raualada lac ilisinnac dal hictania

Potrebbero piacerti anche