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Historias de sabidura

Cierto da, vestido como un labrador, un seor se puso a caminar por sus
tierras. Era profundamente amado por todos, y haba dedicado toda su vida a la
tarea de administrar aquellas regiones, procurando siempre lo mejor que pudiese ser
hecho para el bien comn. Durante cinco lunas viaj secretamente por las aldeas y
poblados, hasta que fue reconocido por tres de sus siervos. El primero le inquiri:

- Oh seor, me inclino ante vuestra presencia y os pregunto qu


puedo hacer para servir mejor a vuestros nobles designios y merecer vuestra
recompensa.

El segundo le pregunt:

- Seor, vos que tenis tanto poder, qu ms podis hacer en


nuestro auxilio?

Y el tercero le dijo:

- Cumplo vuestras rdenes, seor, as como obedezco a la Vida


que me habla de diferentes formas en cada momento. En el fulgor del sol y en la
oscuridad de la noche, en el calor del verano y en el fro del invierno, en el
sudor del trabajo en el campo y en las refrescantes aguas de las cascadas, una Voz
silenciosa y oculta est hablando siempre. Con realidad y humildad os digo: sirvo
al nico Seor, a Aquel que cre los universos y las estrellas, el Sol, la Luna y
los planetas; a Aquel que hizo el agua, la tierra y los dems elementos, a l
dedico total obediencia.

Al escuchar estas palabras, el seor de las tierras reconoci en aquel siervo


a su heredero y, de esta manera, el objetivo de su viaje se haba cumplido.
Entonces le dijo al joven:

- Acompame, pues tambin a ese nico Seor dedico mi vida y mi


existencia. Somos hermanos y compaeros de un mismo viaje. Acompame, pues de
ahora en adelante tendrs estas tierras para que las gobiernes. Ests pronto para
seguirme?

El joven siervo respondi:

- No busco poder terreno, seor. Tampoco posesiones o bienes


materiales. Slo busco cumplir la voluntad de Aquel que traza los destinos del
cosmos.

El seor concluy:

- Entonces ests pronto. Sgueme.

* * *
De Viaje por mundos sutiles, de Trigueirinho.

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