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Yo creo en los milagros que ponen fin al dolor, no slo en los tiempos bblicos, sino
tambin en las necesidades actuales. He sido testigo de ellos y los he
experimentado personalmente. Tambin he aprendido el valor de una clase
diferente de milagro: la unin mstica con Cristo, que surge de "ofrecer nuestros
sufrimientos" - lo que San Pablo describe en la primera lectura de hoy como
completar, a travs de nuestra propia carne, "lo que falta en los sufrimientos de
Cristo".
Completar lo que falta? Qu podra estar faltando a lo que hizo Jess el Viernes
Santo?
Sin embargo, a pesar del valor redentor del sufrimiento, en nuestra lectura
del Evangelio de hoy, Jess deja claro que es bueno - muy bueno - preservar la vida
y mejorarla, y que es su deseo proporcionar la sanacin. De hecho, l demuestra
que poner fin al sufrimiento es una mejor manera de honrar a Dios que aquello que
los fariseos estaban tratando de hacer
En un aparente contraste con esto, Pablo encuentra alegra
en elsufrimiento; para l, es una manera muy significativa de honrar a Dios.
Uno es el don de nuestra vida: elegimos dejar que el Seor decida qu hacer con
nuestras enfermedades, nuestras crisis, y las otras pruebas dolorosas. Utilizamos
todos los medios que ofrece parasuperar las dificultades; mientras tanto, elegimos
permitir que nuestros sufrimientos nos unan al amor redentor de Jess en la cruz.
En otras palabras, cuando soy sanado, es agradable. Pero cuando los dems se
benefician, ya sea a travs de mi sanacin o de mis sufrimientos, es mucho mejor!
Me une a m y a aquellas otras personas -- a Jess en su resurreccin.
No hay beneficio en la salvacin sin el dolor del sacrificio por amor. As lo explic
hermosamente Juan Pablo II en su carta apostlica "Salvifici Doloris"
(Sobre el Significado Cristiano del Sufrimiento Humano).