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Es el versículo más corto de la Biblia, pero nos describe una situación que jamás podremos agotar con nuestro lenguaje humano, es más, aún los seres angelicales contemplarían atónitos a su Creador.
Es el versículo más corto de la Biblia, pero nos describe una situación que jamás podremos agotar con nuestro lenguaje humano, es más, aún los seres angelicales contemplarían atónitos a su Creador.
Es el versículo más corto de la Biblia, pero nos describe una situación que jamás podremos agotar con nuestro lenguaje humano, es más, aún los seres angelicales contemplarían atónitos a su Creador.
nos describe una situacin que jams podremos agotar con nuestro lenguaje humano, es ms, an los seres angelicales contemplaran atnitos a su Creador, sufriendo una experiencia totalmente nueva para el Rey de Gloria, dado que en el cielo no existe lgrima ni dolor.
Vemos al Seor Jesucristo enfrentar cara a
cara a su enemigo final, la muerte. l descendi de la excelsa gloria tomando un cuerpo humano, y aqu le vemos en la expresin ms profunda de su humanidad, llorando ante la tumba de Lzaro.
Su corazn se estremeci, experimentando
una violenta tormenta dentro de s, y fue quebrantado hasta que sus lgrimas rodaron por su rostro divino. Su santa naturaleza se estremeci al contemplar con su humanidad, las trgicas consecuencias del pecado. Un huracn sacudi su espritu hasta hacer brotar desde su alma, cual diamantes que rodaron por su rostro divino, lgrimas de profundo dolor.
Pero no escuchamos ni una sola palabra de
consternacin, ni de juicio, solo le vemos llorar. El Santo, el Justo, quin nunca cometi pecado, llor.
En estas palabras hay infinitamente ms,
mucho ms, que en cualquier mensaje que el mejor predicador pudiera expresar con miles de palabras hermosamente hilvanadas.
Colocad bajo el microscopio del Espritu este
breve versculo, y turbar tu corazn hasta lo indecible. Oh! Espritu Santo, aydanos a comprender las maravillas de estas dos palabras, que mentes excelsas no pueden entender.
Leemos en las Sagradas Escrituras que
Abraham llor, David tambin lo hizo, y muchos otros grandes personajes de la Biblia lloraron. Pero lo que mentes finitas no logran profundizar, es que Jess, quien es Dios, el Dios de toda Consolacin: Llor.
El da que Adn pec, toda la tierra qued
bajo maldicin; espinos y cardos brotaron. Desde entonces el dolor y las lgrimas han sido el comn denominador de todos los hombres, a travs de toda la historia de la humanidad.
Existe un hombre o una mujer que no haya
llorado? No lo hay. Curiosamente lo primero que hacemos al entrar a este mundo, es llorar. Pero lo que nos llena de asombro es ver al Hijo de Dios, en quin jams se pos la ms leve sombra de pecado, llorar.
Quisiera desarrollar brevemente, cuatro
verdades que se desprenden de este versculo: Jess llor.
Primero Su humanidad. No fue un espritu,
fue exactamente lo que dice en 1Tm. 3: 16 Dios manifestado en carne. l vino de la gloria, naci de una mujer virgen y se present como uno de nosotros.
Naci y creci en la familia que Dios le
prepar. l fue el nico que pudo escoger la familia en la cual nacer, y no lo hizo en el palacio de un rey, sino en el modesto hogar de un carpintero.
Las Sagradas Escrituras nos dicen que l
ayun y tuvo hambre. En el evangelio de Juan captulo 4 dice: Jess cansado del camino, se sent as junto al pozo y le pidi agua a una mujer, porque tuvo sed. Y que podemos decir del grito de angustia desde la cruz del Calvario cuando dijo: Tengo sed.
Ciertamente llev l nuestras enfermedades y
sufri nuestros dolores. Su humanidad fue perfecta y completa, pero sin pecado. Nos dice el evangelio de Mateo captulo 4 que an fue tentado por Satans, pero por cierto Cristo fue el vencedor.
Ms adelante puede enfrentar a sus
enemigos diciendo: Quin de vosotros me redarguye de pecado? Y an ellos tuvieron que callar, porque de nada podan acusarle.
La humanidad del Seor fue completa y real.
Jess llor porque era hombre igual a nosotros, pero continu siendo Dios al mismo tiempo. Filp. 2: 6 dice: siendo en forma de Dios, no estim el ser igual Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despoj a s mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; estando en la condicin de hombre, se humill a s mismo, hacindose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Cuando dice que se despoj a s mismo, se
refiere a la naturaleza externa y visible de su divinidad. Pero nunca dej de ser Dios al mismo tiempo.
Muchas veces hemos escuchado predicar
sobre el milagro en monte de la transfiguracin, pero personalmente creo que fue precisamente all donde descorri por un breve momento, el velo que encubri el milagro que por 33 aos ocult a los ojos del mundo su divinidad. Por decirlo de otra forma, all en el monte no ocurri ningn milagro, sino por el contrario, en ese momento anul por un instante ese milagro de su vida terrenal donde envolvi Su divinidad.
Jess nunca dej de ser Dios al mismo
tiempo, aunque en su humanidad sufri nuestras limitaciones y emociones: Jess llor.
El segundo punto que deseo destacar de
este versculo, es que no se avergonz de sus limitaciones que l mismo se impuso en la carne. Por ejemplo, nunca se avergonz de su pobreza durante su vida terrenal, y pudo decirle sin tapujos a aquellos que queran ser sus discpulos. Mt.8: 20 Maestro, te seguir adondequiera que vayas. Jess le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dnde recostar su cabeza.
Hasta ese extremo llegaba la sencillez de
vida del Seor. Esto, dicho de paso, es una exhortacin para que jams nadie se sienta avergonzado si su condicin socio- econmica es modesta; por el contrario, creo que debera avergonzar a aquellos que se dicen ser siervos de Dios y viven disfrutando de tantas comodidades que ni el Seor de la gloria las tuvo aqu en la tierra.
l pudo expresar pblicamente sus lgrimas.
Muchos de nosotros habitualmente ocultamos nuestras emociones y ahogamos nuestras lgrimas, an en circunstancias de mucho dolor.
El Seor hubiera podido ocultar sus
emociones, pero l nunca actu en forma que no fuera natural, pues la sinceridad fue otro de los atributos que hermosearon su carcter.
Seguramente que entre los que le vean
llorar, habra muchos que fueron testigos de los grandes milagros que hizo el Seor, y diran: Mira! No es el que san al ciego de nacimiento? No es a quin el pueblo tiene por un gran Profeta? Y ahora est llorando.
Pero el Seor nunca se dej influenciar por
los prejuicios de la opinin popular. l siempre fue honesto y sincero en todo su actuar.
Y cuntos de nosotros vivimos fingiendo
para agradar a otros? Mentimos para impresionar a nuestros amigos y vecinos. Hablamos grandezas para ocultar nuestra verdadera situacin econmica; aunque tambin hay quienes poseen lo necesario y ms, pero dicen ser pobres.
Dice Dios en Pr.13: 7 Hay quienes
pretenden ser ricos, y no tienen nada; y hay quienes pretenden ser pobres, y tienen muchas riquezas.
Tratamos de aparentar lo que no somos y
nos transformamos en verdaderos actores de este gran teatro de la vida. Pero cuando volvemos a la soledad de nuestra verdadera realidad, la opresin y frustracin emergen hasta ahogarnos en la angustia de nuestra real condicin.
El cristiano no debe dejarse arrastrar por la
hipocresa de la sociedad moderna. Por el contrario, hemos de seguir el ejemplo que el Seor nos dejara, ser siempre honestos y sinceros; sin fingir ni cambiar nuestra verdadera situacin, por temor a afectar nuestra reputacin ante los dems.
Hemos de aprender a ser nosotros mismos, a
no dejarnos influenciar por la envidia ni la competencia con otros, fingiendo lo que no somos ni tenemos.
El tercer punto que podemos ver en este
hermoso versculo, es que l llor por otros. No en vano dice: Llorad con los que lloran. El verdadero amor cristiano no se expresa con los que estn satisfechos, ni con los que tienen riquezas. Son muchos los que buscan la compaa de aquellos que viven en prosperidad, pero el verdadero cristiano buscar, al igual que el Seor, a los pobres de este mundo.
En Lc.4 dice el Seor: El espritu del Seor
est sobre m, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazn. Y en el captulo 14 aade: cuando hagas banquete, llama a los pobres, y sers bienaventurado.
Cuando hacemos comidas especiales en
nuestros hogares Nos acordamos de esto que dice el Seor? l acostumbraba comer con los pobres de este mundo. Usted que se define como cristiano est siguiendo el ejemplo del Seor? O prefiere juntarse solamente con los ms acomodados, o con los que son de su clase social?
El Seor se identific con los pobres, con los
que sufren, y nos consuela en todas nuestras tribulaciones. Porque l llev nuestras enfermedades y sufri nuestros dolores.
Jess llor. Creo que l no llor
exclusivamente por la muerte de Lzaro, y aqu deseo referirme al cuarto punto. Jess llor por usted y por m.
El relato bblico nos dice que las hermanas
de Lzaro enviaron a decirle al Seor, quien se encontraba en otra ciudad, que Lzaro estaba muy enfermo. Oyndolo Jess dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Y se qued dos das ms en el lugar donde estaba.
Luego, siendo el Dios Omnisciente, supo
exactamente el momento cuando Lzaro muri y se lo revel a sus discpulos diciendo: Lzaro ha muerto; y me alegro por vosotros, de no haber estado all, para que creis; mas vamos a l.
Cuando lleg a la ciudad de Lzaro, y frente
a su tumba, dijo: Quitad la piedra. La primera leccin prctica que sacamos de este relato, es que el Seor no hace la parte que nosotros podemos hacer. Los discpulos podan mover la piedra que sellaba la tumba, pero solamente el Dios de la gloria poda darle vida.
Marta, la hermana del que haba muerto, le
dijo: Seor, hiede ya, porque es de cuatro das.
Por qu pienso que el Seor, cuando se
encontr frente a la tumba, no estaba llorando solamente por Lzaro? Porque nos dice la Biblia que el Seor supo de la gravedad de la enfermedad de Lzaro, y an as se qued dos das ms en el lugar donde estaba aguardando la muerte de ste, porque claramente le dijo a sus discpulos: Lzaro ha muerto; y me alegro por vosotros de no haber estado all, para que creis.
Cuando el Seor lleg a la tumba, haban
pasado cuatro das. Le dijeron: Seor, hiede ya, porque es de cuatro das.
El Seor supo de la muerte de Lzaro, y
saba que habra de resucitarle. Este milagro fue necesario para robustecer la fe de sus discpulos, pues les dijo: me alegro por vosotros de no haber estado all, para que creis.
Entonces por qu llor cuando se encontr
frente a la tumba? Llor, porque su corazn se estremeci como un huracn en su pecho cuando se encontr cara a cara con su enemigo final, la muerte. Y en ese cuerpo putrefacto l estaba contemplando lo que el pecado har finalmente a todos los seres humanos, a los que l cre a imagen y semejanza de Dios.
Jess llor, porque en ese cuerpo
descompuesto, l estaba viendo a cada uno de nosotros, porque la justicia divina haba dictaminado que: la consecuencia del pecado es la muerte. Y como todos nosotros hemos pecado, ese ser el final de cada uno de nosotros.
La muerte es una prueba irrefutable que
todos nosotros, sin excepcin, hemos pecado.
Pero en este mismo pasaje el Seor nos da
las buenas nuevas, un glorioso anuncio. Con su autoridad divina nos dice: Yo soy la resurreccin y la vida; el que cree en m, aunque est muerto, vivir. Y todo aquel que vive y cree en m, no morir eternamente Crees esto?
Es el Dios de la gloria quien te hace esta
pregunta: Crees esto? Permita el Seor que su Palabra penetre hasta lo ms profundo de tu corazn y le recibas como a tu Salvador personal. Cree en el Seor Jesucristo y sers salvo. Que as sea, Amn.