La politica de los movimientos
Piqueteros
Maristella Svampa y Sebastian Pereyra!
Introduccién
Este articulointenta abordar ef interrogante politico que suseita, en la
Argentina contemporane, la constituciOn y el desarnlle de masivos
cae eites Piqueteros. Nuestra intencién, sin embargo, no es aportara
Eis dlscusiones olteciendo wna respuesta definitivn sine desc ie Te:
aos de exis eghite politico que han ido teniend, ao larg de eee
‘ates de exstencia, las organizaciones de desocupados
En la primera parte abordaremos las condiciones en que se produjo la
Fond resta te S88 Movimentos, sus origenes ast como sus comics
fandamentates. En la segunda, nos ocupareinos de aquellas dimensiones
cnpanieaS, trtvesan, por encima de toda heterogencilad,« diches
esate aco ei basido en et Hb dels aires, Ente le nat yet aie, a
‘erienca de as orgniaztnes piqutrs,Baenos Aes, Bblon 4664
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cade isnicnenen
secon‘Maristlla Svampa y Sebastian Pereyra
EI surgimiento de movimiemtos de desocupados ¢s una de las expe
‘lenclas mas ricas y novedosas de la Argentina de la ultima década, Las
‘ransfornaciones socioeconomicas vividas en el pats en los dltimos anos
son el contexto en el que este fendmenio tuvo lugar aunque, como vere-
mos enseguida, las mismas no alcanzan para explicar ni su alcance ni sus
caracteristicas peculiares.
1. Breve genealogfa y caracteristicas de los movimientos
Piqueteros
1.1, Las condiciones de emergencia de as organizaciones de desocupados
En Argentina, desde mediados de los noventa comenzaron a reprodu-
cise multitudinarios eortes en las rutas del interior del pais. De es0s cor.
tes, que tuvieron como protagonistas a los pobladores de comunidades
enteras,surgié el nombre “piquetero” -aquel que organiza los piquetes,
los cortesen las rutas~; nombre que, ademés de atraer la atencion ~de los
medios y del sistema politico~ por su fuerza expresiva, represento una
alternativa para todos aquellos para los cuales una definicién como la de
desocupados resultaba intolerable. Ast comienza la historia de pequetas
organlzaciones locales de desocupados que mis tarde pasaron a integrar
~la mayor parte de las veces~ “federaciones" de escala nacional
Para comprender el origen de los nuevos procesos de organizacion y
de movilizacion es necesario tener presente el contexto de transforma
ion econdmica, social y politica de In Argentina de los uhimos treinta
‘hos. Estas transformaciones ~ocurridas como corolatio de la aplicacion
de politicas neoliberales— terminaron por reconfigurar completamente las
bases de la sociedad argentina. El proceso, marcado por el empobreci.
‘miento, la vulnerabilidad y la exclusion social comenzé en los anos seten.
{a, con la ultima dictadura militar; tuvo su punto de inflexion entre 1989
y 1991, con la asuncién de Carlos Menem al gobierno ~momento en que
se profundizan las politicas de apertura comecial y de reestructuracién
del Estado y encontr6, por ultimo, una aceleracién mayor luego de 1095,
con Ia acentuacion de la recesi¢n economia y un aumento desmesurado
de la desocupactén,
Dos novedades importantes se constatan en este perfodo ligadas a las
transformaciones producidas, La primera, la brecha entre ricos y pobres
hha pasado a ser la més grande de les ultimos treinta aftos. Ast, los datos de
clciembre de 2003 indican para todo el pais que el 10% mis rco se que~
da con el 38% de la riqueza producida y gana 31 veces mas que el 10%
a4
La polities de los movimientos piquetéros
ras pobre. En segundo lugar, el cambto de modelo econsmico generé
luna situacion novedosa que es la coexistencia de crecimiento ccoreomice
y aumento de la desccupacisn,
Durante este perfodo de grandes mutaciones, a sociedad argentina no
contaba con redes de contencién ni con centros de formacion o
zeconversion labora, al tiempo que era notable la ausencia de politicas
estatales en la materia, todos mecanismos necesatios para compensat los
Clectes de las progresivas medidas de Nexibilizacign labora o los desph.
dlos masivos que acompanaron los procesos de privatizacton y la
econversion de empresas en el nuevo contexto de apertura comercial
Por otto lado, recordemos que los grandes sindicates nucleados en la
Confederacién General del Trabajo (CGT) no se opusieron a las reformas,
ue virtualmente minabe sus bases de aflzcion, sino que negociaron
con el gobierno su supervivencia material y politica y optaron por
Teadecuarse al nuevo contexto econdmico y social.”
Es necesario tener en cuenta que la tinica politica sistemética Hevada
adelante por todos los gobiemos para hacer frente ala progresiva crisis de
empleo fue el lanzamiento, en 1996, del Plan Trabajar, politica que man.
{uvo slempre (agin en su nueva reformulacion del aio 2002 ~el Plan Jeles
de Hoger-) una marcada ambignedad al no constituir ni un seguro de
desempleo, ni una politica asistencial ni de reinsercién laboral cine to.
dlas @ la vez.? Los “planes” (eubsidios) fueron el nicleo que estructuré la
Politica de contencién del gobierno, convirtiéndose, com el correr de los
afos, en el centro de la negociacion con las organizaciones pata poner fin
& Jos comes de ruta. Asi, de un volumen inicial de aproximadamente
240.000 subsidios vigentes promedio en 1997 (con un méximo de iis
de 200.000 beneliciarios en octubte de ese ao), esa cifra habia aumenta,
do 4 1.300.000 en octubre de 2002. Las estimaciones actuales indican
[Dunarte la décad del noventa se ces uma nueva central indicat de oposicén la CC;
1s Central de los Trabyjadores Argentinos (CTA), conformada por sindiatos de empleados
males aco, Esta fu a dea option sna a ts relormasecondmicsy oh
9 polo snd que rompio definivatent con el Pardo Justicia, Ver el poco
testo de Martin Armelino inlaido en ese volume
{as brncipolescaacterisics del Plan Tabjar ena as lute: se requetia la presen
teen ce proyectos de mejoramiento bart (pr parte de municipios w ONGS) que tse
tat televanca socal, apuntando a mejorar I calidad de vid de a poblacen, H cabot
‘pic rade 200 pesos (200 dares en ls epoc yacunicsente unos 76 lates) por mee,
Sxtige ma conaprestacion que ens unadurecién de tsa seis meses con poten
lmatadas de renovaeton. Por mo, los ambitos locales eran los que co-fineecata aes
"esurscspropios raters, humanes, de equlpaiento) la piesa en tarcha de os proyectos
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uuc el Plan Jefas y Jefes ce Hogar alcanza a més de 1.700.000 petsonas.*
Es importante sefialar que sélo una pequetia proporcion de estos planes
sociales -aproximadamente un 10%~ es directamente controlada por las
organizaciones piqueteras.
Por otto lado, es necesario tener en cuenta que la emengencia de mo-
vinientos de desocupados puede comprenderse también por la existen.
cla de una tradicién politica organizativa, en. gtan parte asociadn a las
vertlentes mas clasistas, cuyos (nuevos) representantes se decidieron 2
actuar y construir por afuera ~y en oposicién-de las estructuras sindica
lestradicionales, mayoritariamente vinculadas con el partido justicalsta>
Desde este punto de vista, la emergencia de organizaciones de desocupa-
dos tiene como telom de fondo la crisis y el debilitarnlento del peronismo
en los sectores populares (Martuccelli y Svamupa, 1997). Esta transforma,
clon mo registé uma secuencia tnica y, digames de paso, esté lejos de
apatecer como un hecho irreversible. Ast, durante el primer lustto de la
década menemista, los cambios en el mundo popular se instalaron en el
registro de Ta convivencia y de la complementaridad con la caltura
Peronista yes slo a partir de 1996-1997 que nuevas formas de organi.
2acion y movilizacion fueron insertandose en el registro de la confrenta,