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La acción motriz en las personas es innata, como lo son pensar, sentir y comunicarse, estas características describen en forma global a un niño como un ser activo, inteligente y sensible.
Álvarez-Salamanca, E. (2006).
Titolo originale
Resumen: El aprendizaje motriz en los primeros tres años de vida del niño.
La acción motriz en las personas es innata, como lo son pensar, sentir y comunicarse, estas características describen en forma global a un niño como un ser activo, inteligente y sensible.
Álvarez-Salamanca, E. (2006).
La acción motriz en las personas es innata, como lo son pensar, sentir y comunicarse, estas características describen en forma global a un niño como un ser activo, inteligente y sensible.
Álvarez-Salamanca, E. (2006).
lvarez-Salamanca, E. (2006). El aprendizaje motriz en los primeros tres aos
de vida del nio. Revista Pensamiento Educativo. Vol. 38. pp. 218-230
La accin motriz en las personas es innata, como lo son pensar, sentir y
comunicarse, estas caractersticas describen en forma global a un nio como un ser activo, inteligente y sensible. La motricidad es un fin en s misma y no un medio para que se logren otros aprendizajes; el instinto de moverse ocupa el segundo lugar despus del primero, respirar. Si un nio tiene un aprendizaje motriz de alta calidad, tendr un estado de bienestar permanente y trascendente, ya que los aprendizajes adquiridos en esta etapa le permitirn prevenir impedimentos fsicos, adaptarse a nuevas situaciones, seguir aprendiendo de acuerdo con sus necesidades e intereses y tener una mejor calidad de vida en el futuro.
Dicha situacin de aprendizaje constante ayudara a evitar algunas causas de
paramorfismos, que en la mayora de los casos, son por falta de una actividad fsica adecuada, fenmeno de alto impacto en la primera infancia y que limita adems las oportunidades de aprendizaje de los menores de tres aos de vida.
La habilidad en los movimientos afecta al nio de diferentes formas, debido a que
cuando su rendimiento motor es bajo, podra presentar problemas de autoestima, de relacin con sus pares, de salud, auditivos, visuales, de espacio o temporales, lo que les impide conocer el mundo que les rodea, hecho que ha sido demostrado en diversas investigaciones.
Cuando el nio nace, su cerebro cuenta con millones de clulas cerebrales ms
que en el tercer ao de vida, por lo que la necesidad de ofrecer en un ambiente con oportunidades y experiencias de aprendizaje coherentes a su nivel de desarrollo y de aprendizaje (como hablarle, tocarlo, dejarlo en espacios, en posiciones y con vestimenta adecuada para realizar movimientos), constituyen espacios vitales para establecer conexiones cerebrales, con el fin de materializar el acto de aprender.
Es importante recordar que las conexiones cerebrales sern permanentes en la
medida que se utilicen en mltiples y variadas oportunidades, debido a que las neuronas mueren si no se usan durante este perodo. Cuando las experiencias que se requieren para formar las conexiones neuronales se encuentran ausentes en estos primeros aos de vida del nio, hay riesgo de que el desarrollo del menor no sea el adecuado; o bien, que el nio no pueda lograr los aprendizajes suficientes a partir del potencial con que cuenta, lo que influye directamente en su comportamiento.
A medida que el nio crece comienza a realizar movimientos voluntarios, muy
primitivos y pobremente integrados en un principio (sentarse, reptar, gatear). Los movimientos voluntarios de manipulacin, generalmente se combinan con los movimientos visuales y tctiles, los que se derivan de los movimientos reflejos de prensin, para luego ir pasando por diferentes fases hasta la adquisicin de movimientos manipulativos fundamentales altamente coordinados y especializados. Todos estos movimientos fundamentales que constituyen la base de los movimientos especializados y complejos permiten a su vez desarrollar otras valencias fsicas como la velocidad, resistencia, fuerza, equilibrio, tono muscular, agilidad, flexibilidad, dominio de la actividad, dominio de s mismo. Al mismo tiempo, promueven un mejor desarrollo de la capacidad para realizar actividades ldicas y recreativas, que le servirn de base para las siguientes etapas.
El dominio de estos conocimientos permite al educador orientar la toma de
decisiones tendientes al mejoramiento del proceso de enseanza y aprendizaje, otorgndole a cada nio las posibilidades que favorezcan el crecimiento y desarrollo de su cerebro e ir adquiriendo los aprendizajes en los diversos mbitos.