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lun aumento del caricter representativo de los orga- nnismos internacionales. El ejemplo de la Convencion europea ensefia que las formas de garantia interna- tional se encuentran hoy mas avanzadas donde se hrallan més avanzadas las garantias nacionales, 0 sea donde en rigor habria menos necesidad de ella. Lla- ‘mamos sestados de derecho» a aquellos en que fun- ciona regularmente un sistema de garantias de los erechos del hombre: en el mundo hay estadas de erechos y estados no de derecho. No cabe duda de ‘que los ciudadanos que tendrian mas necesidad de Ta proteceién internacional son los ciudadanos de los cestados no de derecho. Pero estos estados son preci ‘samente los menos inclinados a aceptar las transtor- ‘maciones de la comunidad internacional que debe- rian abrir el camino a la institucién y al buen fun- cionamiento de una plena proteccién Juridica de los Aerechos del hombre. Dicho de una manera dréstica, respecto de la tutela internacional de los derechos del hombre nos encontramos hoy en una fase en que don- de seria posible no es quizé del todo necesaria, y donde seria necesaria es menos posible. Mas alld de las dificultades juridico-politicas, 1a tutela de los derechos del hombre tropieza con di cultades inherentes al contenido mismo de esos dere- cchos. Asombra lo poco que, en general, nos preocu- [pamos por este tipo de dificultades. Como la mayor parte de dichos derechos resultan aceptados ya por €l sentimiento moral comiin, se cree que su ejercicio es igualmente simple. Y en’ cambio es terriblemente complicado. Por un iado, el consenso general sobre ellos induce a creer que tienen un valor absolute; por otro, Ia expresién tnica y genérica de «derechos del hhombres hace pensar en tina categoria, homogenea, En cambio, los derechos del hombre no son, en st mayor parte, absolutos y no constituyen una catego ria homogénea, Entiendo por evalor absolutos el status que poseen 150 ppoquisimos derechos del hombre, valederos en todas las situaciones y para todos los’ hombres. sin dist. ign. Se trata de tin status privilegiado que depend dde una situacién que se verifiea muy raras veces: es Ja situacién en que hay derechos fundamentales que rho entran en competicién con otros derechos tam- bién fundamentales. Es necesario partir de la ai ‘macién obvia de que no se puede instituir un dere: cho en favor de una categoria de personas sin supri mir un derecho de otras categorias de personas. El derecho @ no ser sometidos a esclavitud implica la liminacién del derecho poser esclavos, ast como fl derecho a no ser torturado implica Ia’ supresién del derecho a torturar. Pues bien, estos dos derechos pueden ser considerados absolutes porque la accion ‘que se considera ilicita como consecuencia de su ins- Utucién y_proteccién es condenada universalmente ‘Tenemos la prueba en que en la Convencién europea de los derechos del hombre ambos derechos son expli Citamente excluidos de la suspensién de la tutela que afecta a todos los otros en caso de guerra u otro pe- ligro pablico (véase el articulo 15, par. 2). En la ma- yoria de las situaciones en que se trata de un derecho del hombre, en cambio, suede que dos derecho iia ‘mente fundamentales se enfrentan, y no se puede proteger incondicionalmente @ uno’ sin convertir al ‘otro en inoperante. Piéasese, por ejemplo, en el de- recho a Ia libertad de expresién, por una parte, y el derecho a no ser engaiados, excitados, escandalize dos, injuriados, difamados, vilipendiados, por la otra En ‘estos casos, que son mayorta, se debe hablar de derechos fundamentales no absolutes. sino relativos, fen el sentido de que su tutela encuentra a un cierto punto un limite insuperable en la tutela de un de- echo también fundamental pero opuesto. Y como es dificil establecer yes. siempre materia. de opinion euil es el punto en que termina uno y empieza el otro, la delimitacién del émbito de un derecho fun- 151 damental del hombre es extremadamente variable y no puede establecerse de forma definitiva Algunos.articulos de Ia ‘Convencion ‘europea de los derechos del hombre estén, como se sabe, divie didos en dos pardgrafos, cl primero de los cuales ‘enuncia el derecho y el segundo las restricciones, con frecuencia numerosas. Existen ademés situaciones en 4que un derecho que algunos consideran fundamental no logra hacerse reconocer, porque sigue prevalecien- do el derecho fundamental que se le contrapone, como sucede con la objecién de conciencia. 2Oué es mas fundamental: el derecho a no matar 0 el dere. cho de la colectividad en su conjunto a defenderse dde una agresién externa? ¢Sobre la base de qué cri. terio de valor puede resolverse una cuestién. seme Jante? Mi conciencia, el sistema de valores del grupo Al que’ pertenezco, la conciencia moral de Ia huma- nidad en un determinado momenta histético? 2 quién no advierte que cada uno de estos criterios resulta extremadamente vago, demasiado para el print cipio de certeza del que parece tener necesidad un sistema juridico para distribuir con imparcialidad la razén y el error? ‘Cuando digo que los derechos del hombre consti- tuyen una categoria heterogénea, me refiero al hecho dde que, desde el momento en que se han considerado como derechos del hombre también los derechos ‘so- ciales, ademis de los derechos de libertades, la cate- fgoria en su conjunto contiene derechos incomp: bles entre sh es decir derechos cuya,protsctn no puede acordarse sin que resulte restringida supri- ‘ida la proteccién de otros. Podemos entretenernos ‘con fantasias sobre Ia sociedad al mismo tiempo li bre y justa, en que se realicen global y contempors: neainente los derechos de libertad y los derechos so. ciales; las sociedades reales, que tenemos ante los ‘ojos, son menos justas en la ‘medida en que son més libres y menos libres en la medida en que son més 152 Justas. Para entendernos, amo elibertades> a los derechos que estan garantizados cuando el Estado erviene, y

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