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oe) Rusenwan, J. Foucault a liberdade da Filosofia. Joree “Zahar, Rio de Janeiro, 1987 SSxutan, C. «A invencia ¢ a exclusio da alteridacte ‘det ‘lente a partir dos significados da normatidade~ Faueagdo & Realidade, 24(1), jul./dez., 1999. Vetoa-Nero, A. Critica Pésestruturalista ¢ Educacde. Sulina, Porto Alegre, 1995. -- “Espagos, tempos e disciplinas: as criancas ainda Geven ir & escola?» In: Auves-Mazzorni, Alda et alii Linguagens, espacos ¢ tempos no ensinar ¢ ‘aprender. Rio de Janeiro: DP/A, 2000a.p.9-20. sEaucagio © governamentatidade ucoliberst hnovos dispositivos, novas subjetividades» In: PonocaKneno, Vera & Casre.o Branco, Guilher- ime. Retratos de Foucault. NAU, 2000b. Rio de ‘aneiro, p.170-217, —— ‘As idades do corpo: (material)idades, (divers) idades, (corporal)idades, (ident)idades..» In: izevebo, José Clévis etait (org). Utopia e demo: eracia na Educagdo Cidada. Eaitora da Uni Nersidade, Porto Alegre, 2000e. p.215-254. —— Inchuir para saber. Saber para excluir. Campinas Proposigdes, 2001 (no prelo). Werroenareis, Ludwig, Bemerkungen aber die Farben. ‘Anscombe, Stutigart, 1977. 2 184 Los nombres de los otros. Narrando a los otros en la cultura y en la educacién* Suuvia Duscuatany y Cantos SKLIAR 2auiénes son los otros? El wavestismo discursivo resulta ser una de las marcas, nds habituales de esta época. Con la misma celeridad fen fa que se suceden los cambios tecnulogicos y econ’ Inicos, los diseursos sociales se arropan en nuevas palabras, se disfrazan con velos democraticos y se aco. fnodan sin confliclo @ Tas intenciones de los enuncia~ doves de turno. 28n qué medida las retOricas de moda, como por ejemplo equellas que reivindican las bondades del ‘ulticulturalismo, predican la tolerancia y establecen {Linicio de un tiempo de respeto hacia los otros, estén Jnunciando pensamicntes de ruptura respecto de las formas tradicionales en que la alteridad fue denomina- day representada? in war Reiates sole tee sear Migelvcete & Reade, vo 35; m3, 105-178, 2000 ia ver ‘ise plea como Ln versdad bajo sespechs. Reflexiones Ninel dscoses de a diversand sos impliancias edueatvas owas Cunderoe e Pedagogia marzo-ari 2000 . 54-47. 2185 La pregunta noes casual pus viene al encuentro de un tiempo de inestabilidad discursiva, donde con eptos tales como sulturan sidentidads, inclusion? exchsidns,adiversidadey siferencar parecen so, éilmenteintereambiables sin costo ningune para qulen asume, se aduena y gobierna las represemtactones determinados grupos sociales. e Bhabha (1988) define esta época a través de ta métafora de le desorienacion: mucho mde que ta Sensacién confuss,exstiia un verdadero disrbio de Ja dreecén humana, un momento de trinsto en goo espacio y el tiempo se erzan para produit Nuras compljae de diferencia ¢ identidad, de pasedo'y de present, de interior y exter ‘Ser chert, entonees, qc «todo lo sido se des- vances on el ire {Que mucras reléricas son nuevos Aiseursos,etros modos de nombrar? Ove por cjemplo tf llamado ale tlerancia viene a quebrar una historia onstruida sobre la explain dea diferencia? ZO le tencin educativa In adiversidade contig, na. ment, la prictea de una edueacion para todos? en un formato Mocl6rico, al misino tiempo que envasada ¥ Bjada en el curriculum escolar: Se trata de «aprender» sobre los grupos cult rales, su exotismo, despojindolos de narrativas, det relato de la experiencia, Apreciar la diversidad, acep tarla, en fin, concluir que en el mundo no estamos, lamentablemente, solos. Pero los otras no estan en la escuela, sino en el ‘curriculum. De ese modo, el objetivo es ensefar acerea de la diversidad cultural y no la educacién de la altri ddad. Los otros estin al alcance de Ia mano, pero lejos, ‘enmarcados en fotos, pinturas, misicas, eairos, bande: ras, festas escolares, etcétera. El curriculum ensea como somos diferentes de alteridad y se esfuerza en encontrar algunas seme- janzas grotescas. Se introducen tematicas como el racism, sexismo, rechazo cultural, como si ellas fue~ 204 an, jastamem to de conciencia abstracta, formas de asombro sobre aquello que la humanidad es, fue y Sera capaz de producir linghistica y culturalmente. Una tercera forma de educacion multicultural, 8 la cual podriamos denominar como una antropologia sin sociologia (Tadew da Sila, 1995), impone Ia conv vencia de los diferentes, pero sin ninguna alusion a la esigualdad. Sus metas som preservar y extender el pluralismo, valorizar la diversidad, conservando por tjemplo la homogeneidad en la formacion y composi ‘ion del profesorado. De acuerdo con versidn manifesta en todas estas formas de edueacién ‘multicultural, euando ellas estin sostenidas s6lo a par tir de To politicamente correcta, las aeciones afirmativas de Peter McLaren (1997) sugiere la necesidad de otras formas polttieas de multiculturalisme y de edu cacién multicultural, que superen aquellas liberales, iumanistas y progresistas, ya las cuales denomind de ‘multicultralismo ertico. En oposicién a las otras poli- tieas de significacion, que argumentan que las difere cas son sélo textuales y que se satisfacen dnicamente fen cuestionar los privilegios de la cultura dominante, debe cuestionarse el esencialisino monocultural de toda forma de «centrismo» (logo, etno, falo, antropo, feurocentrismo, eteétera) y entender la educacién come tina lucha alrededor de tos significados politicos. ‘Adin asi, la educacién multicultural deja en sus: penso y tal vex retrase voluntariamente la respuesta al interrogante sobre aquellos saberes diferentes ineapa- ‘es de unanimidad; el saber local y regional, descripto por Foucault (1990) que siempre ha sido desealifieado ¥ entendide como incompetente o inshucientemente tlaborado, El otro como algulon a tolerar £4Cémo no reivindicar el diseurso de la toleraneia, fren tea as consecuencias que plantea la intolerancia para la vida humana y el ejercicio de Is Iibertad? Walzer (1998) interroga la Hamada politica de la tolerancia, poniendo de relieve las ambigivedades de los diferentes regimenes de tolerancia que ha construi do la humanidad. En una suerte de sumas y restas la historia de la tolerancia se ha desplazado desde el pri vilegio del individuo en detriment del reconocimien tode grupos oa la inversa, lo que se tolera es el grupo, Aejando sin resolver la euestibn de Ix libertad indivi ual. Walzer destaca también que 1a modernidad a ado lugar a dos formas de tolerancia, sa asimilaelie ‘individual y el reconocimiento del grapoe. La conquis- ta de la ciudadania de judios, obreros, mujeres, neros € inmigrantes signified un paso decisivo en el terreno de los derechos humanos. No obstante recordemos que tl principio de reconocimiento se sstento en la homo eneidad, en la igualacion y no en la diferencia. Ser fludadano en el cardcter de individuo igual y no en ef ccardeter de sujeto diferente. Asi mismo dotar a os grupos de cierto grado de reconocimiento mediante Ia Tegitimidad de pricticas religiosas, programas educativos, formas de agrups- cién impliod un grado de tolerancia, aunque resting 4a si tenemos en cuenta qué lejos estin Tos diferentes ‘grupos sociales y culturales de constitutese en sujetos politicos que discutan los alcances de su inclusién en Jas politicas pablicas Como vemos la tolerancia no esté exenta de “ambighedades pero sobre todo la pregunta es sla tole- Fancia expresa una utopia de profundo reconocimiento de Ia alteridad y si este es el escenario que posibilita la rreconstruceién de los lazos de solidaridad social. ++ 208 La polémica con el discurso de 1a tolerancia no supone reivindicar sti opuesto. Geertz (1996) grafica n claridad esta euestién cuando sefala que interro~ gar los limites del relativismo no lo vuelve antirelat Vista ni confrontar con el marxismo lo torna aatimar: Xista, Ast mismo, debatir con los limites del discurso de In tolerancia no implica de ningin modo reivindicar la, intolerancia, Ta tolerancta es una necesidad, un punto de par- tida ineludible para la vida social, pero ctambién wna virtud? La reivindicacién de la tolerancia reaparece en el diseurso posmoderno y no deja de mostrarse paradojal. Por un lado la toleraneta invita a admitit la existencia 4e diferencias pero en esa misma invitacion reside la paaradoja, ya que si se trata de aceptat To diferente como prineipio también se tiene que aceptar a los grupos ‘euyas marcas son los comportamientos antisociales t opresives. {La Real Academia Espafola define Ia tolerancia ‘como «respeto y consideracién hacia las opiniones de los demas, aunque repugnen a las nuestrass, Si ast fuera deberiamos tolerar los grupos que levantan las Timpiezas étnicas en nombre de la pureza dela patria © también habria que tolerar las cultaras que someten ala mujer a la oscuridad, el ostracismo y al someti- niente, Geertz (1996, ob. cit) rechaza el concepto de tolerancia basado én un relativismo: sla idea de que todo juicio remite a un modelo particular de entender las cosas tiene desagradables consecuencias: el hecho de poner limite a la posibilidad de examinar de un ‘modo critico las obras humanas nos desarma, nos des aa, nos ineapacita para tomar parte en una idn communi ‘cultura a cultura, y de cultura o subeulura al interior de ella mista cue Geertz seiala con claridad que el miedo obsesivo al relativismo nos vuelve xenofobicos, pero esto no uiere decir que se trata de soguir el Lema todo es Segiin el color con que se mire. Las culturas no son ‘esencias,identidat ‘del tiempo sino ay que pueden alierarse y amp {esd no eS evitar ef juiciode wHaenitra a o interior dela misma, no es tampoco construir un juiclo ‘exento de interrogacién sino unir el juicio a un examen {de Tos contextos y situaciones coneretas. Forster (1999) sospecha de la tolerancia por su tenor eufemistico. La tolerancia, setala, emerge como palabra blanda, nos exime de tomar posiciones y res onsabilizarnos por ellas. La tolerancia debilita las diferencias discursivas y enmascara las desigualdades. Cuanto mAs polarizado se presenta el mundo y mas proliferan todo po de bunkers, més resuiena el dlscur- $0 dela tolerancia y mis se toleran formas inhumanas de vida, La tolerancia consagra la ruptura de toda conta minacién y convalida los guetos, gnorando los meea nismos a través de los chales fueron construldos histori camente. La tolerancia no yone en cuestién un modelo social de exclusién, como mucho se trata de ampliar Jas reglas de urbanidad con la recomendacidn de tole rar lo que resulta molest. a tolerancia tiene tun fuerte aire de familia con la indiferencia. Corre el riesgo de tornarse mecanism de olvido y Tevar a sus portadores a climinar de a plumazo las memorias del dolor. éAcaso las Mades de Plaza de Mayo en la Argentina, los Sin Tierra en el Brasil, los rebeldes de Chiapas en México, fueron pro ‘duct dela tolerancia. EI diseurso de la tolerancia corre el riesgo de transformarse en un pensamiento de la desmemoria, de la coneiliacién con el pasado. en un pensamient ++ 208 i, light, liviano, que no convoca a la interrogacién Y que intenta despejar todo malestar. Un pensamiento, {que no deja huellas, desapasionado, descomprometido, Un pensamiento desprovisto de toda negatividad, que subestima la confrontacion por ineficaz Lit tolerancia puede materializar la muerte de todo diélogo y por fo tanto a muerte del vineulo social siempre conflicuvo, La tolerancia, sin mds, despoja a los sijetos de la responsabilidad ética frente a To social y al Estado de la responsabilidad institucional de hacerse cargo de Ia realizacion de los derechos socta- les. El discurso de la tolerancia de la mano de las poli ticas publics bien podria ser el discurso de la delega- cién de las responsabilidades a las disponibilidades d Tas buenas voluntades individuales @ locales ’Cémo juega la tolerancia en In edueacién? Es cierto que somes tolerantes enando admitimos en la tscuela publica a los hijos de las minorfas étnicas,Iin- Bulsticas, religiosas u otras, aunque esta aceptacién ‘material no suponga reconocimiento simbdlieo. Pero también somos tolerantes cuando naturalizamos los ‘mandatos de Is competitividad emo tinieas formas de {ntegracion social, cuando hacemos recaer en el volun- larismo individual todu esperanza de bienestar y reco- hnocimiento, cuando hacemos un guidio conciliador a todo lo que emana de los centros de poder, cuando no Aisputamos con los significados que nos confiere ident- tlades terminates. Somos tolerantes, cuando. evitamos ‘examinar los valores que dominan la cultura centempo- ‘inca, perv también somos tolerantes cuando eludimos polemizar con ereencias y prejuicios delos Namados see- tores subalternos y somos tolerantes cuando a tada costa cvilamos contaminaciones, mezclas, disputas, Ta tolerancia también es naturalizacidn, indife rencla irente a lo extraii y excesiva comodidad frente ‘Jo familia. La tolerancia promueve los eufernismos, ‘como por ejemplo Hamar Ioealismos, identidades par + 209 + ticulares a las desigualdades materiales ¢ institucions les que potarizan alas eseuelas de las diferentes encl ves del pals. Retomemos al principio, para poder salir de all sel otro como fuente de todo male nos empuja a ka Xenofobia (al sexismo, Ia homofobia, al racismo, clce tera.) A su vez, et discurso multicuituraliste corre el Hiesgo de fijara'los sujetos a tinicos anclajes de identi dad, que es igual a conidenarios a no ser otra cos de la Ae se es y a abandonar la pretensiin de todo lazo colective. ¥ por iltimo, la toleraneia puede Instaarnos en Ia indiferencia y en el pensamiento débil ‘Sera imposible la tarea de educar en la diferen: la? Afortunadamente es imposible educar st ereemos ‘Que esto implica formatear por completo a la alterad, ‘ regular sin resistencia alguna, el pensamiento la len gua y la sensibilidad. Pero parece atractivo, por lo ‘menos para no pocos, imaginar el acto de educar como ‘una puesta a disposicidn del otro de todo aquello que le posibilite ser distinto de lo que es en algiin aspecto Una eiducacién que apueste a transitar por un itinera. rio plural y creativo, sin reglas rigidas que definan los orizontes de posibilidad Bibliogratia Banas, E.

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