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(CENTRO DE ESTUDIOS LINGUISTICOS Y LITERARIOS LENGUA HISTORICA Y NORMATIVIDAD Luis Fernando Lara u Jornadas, 142 EL COLEGIO DE MEXICO. LA NUEVA ORTOGRAFIA DE LA ACADEMIA YSU PAPEL NORMATIVO La publicacién de una obra normativa de la Real Aca- demia Espafiola es siempre un acontecimiento, ahora ademas destacado por la gira de presentaciones de la Ortografta de la lengua espafiola, con lacual su director, ‘Victor Garcia de la Concha, llamé la atencién de los piiblicos chileno, venezolano y mexicano, gracias a la promocién de la ediorial Espasa-Calpe. Aunque esta nueva publicacién de la Ortografta académica no con- mocione a las sociedades hispanohablantes como hi- cieran las reformas ortogréficas francesa y alemana de hace pocos afios en las suyas, no ha dejado de lamar la atencién social y no deja de tener algunas caracteristi- ‘eas que vale la pena revisar y destacar. Los hispanohablantes no nos damos suficiente cuen- ta della historia de nuestra ortografia, hecho que quizé parezca poco importante para la vida cotidiana de nues- tras sociedades, pero que resalta cuando se dan como telén de fondo la cuestién de la letra efie, hace pocos afios,y las mencionadas reformas ortogréficas francesa y alemana. Més en Francia que en Alemania, las refor- 119 120 WIS FERNANDO LARA ‘mas sancionadas por sus respectivos gobiernos convul- sionaron a sus opiniones piiblicas (aparentemente no sucedié lo mismo en Bélgica, Luxemburgo, Suiza, Quebec, Hait!y los pafsesafricanos de lengua oficial francesa, ni en Suiza y Austria, en cuanto al alemén). En Francia un grupo de destacados lingitistas, contan- do incluso con cartas de apoyo de colegas extranjros, promovié reformas que, si bien justificadas desde el punto de visa estrictamente (o mejor, estrechamente) lingUfstico, concitaron el rechazo social a pesar de que dobtuvieron la aprobacién del gobierno francés (pero ‘con un embarazoso titubeo por parte de la Académie). En los paises germanohablantes una federaci6n de orga- nismos lingifsticos reconocidos por sus tespectivos go- biernos, reunida en la 3a. Conferencia de Viena sobre ‘nuevas regls de la ortografla alemana, impuso su refor- ima en todos sus tericorios con la excepcién del estado alemdn de Schleswig, Holstein, también con la interven- cién directa del gobierno, y con alguna oposicién de ‘maestros de escuela y de un grupo de escritores. Lanueva Ortognafia de a lengua espariola no desper- tard una oposicién semejante, y es eso lo que hay que destacar. Por qué? Por dos motivos centrales: el pri- mero, larelativa cercanta de la ortografia del espafiol a los sistemas fonolégicos hispénicos, gracias a la cual solamente la hache, la distincién gréfica entre bey ve, y la distincién fonolipica castellana entre ce, neta y es, presentan dificuleades importantes; el segundo, las pe- quefias pero constantes modificaciones que se han ve- TANUEVA ORTOGRAFIADELA ACADEMIA. = 121 nido haciendo desde la gran Bijacin del siglo xvi para acd, y que han dado por resultado una toral acepracién, de la ortografia académica por parte de las sociedades hispdnicas. Las academias dela lengua se felicitarén de no convulsionar a la opinién publica hispanohablante, pero también los hablantes debemos felicitarnos por tener fa ortografla que tenemos. ‘SISTEMA DE ESCRITURA Y ORTOGRAFIA, La lengua espafiola hered6 un sistema de escricura: el ‘que creé la civilizacién romana a partir de la escritura ‘griega, y ésta, a su vez, a partir de la fenicia. Un sistema de escrituraalfabético, como cl del espafiol, es un con- junto de letras creado, en principio, para representar Jos fonemas de una lengua, de manera que haya entre letras fonemas una relacién biunivoca (el lamado "prin- pio fonolégico”). Como sistema heredado, las relacio- res dé las letras latinas, por ejemplo,

, , <>, <2>y con los fonemas latinos /p/, /t/, /s/, /a, 3/,/a, i, se conservaron de manera semejante en castellano —tanto como la fonética de los fonemas del espaol ‘oincidia con la de los fonemas latinos— y vinieron a defini el sistema de escrirura del espatiol. Tal juego de correspondencias se produce siempre que se eseribe, y ademas de la misma manera. Por eso es un sistema, y a exe carictersistemitico debemosel hecho de que a todo hispanohablante que sepa leer y escribir (0 a todo ha- 122 WIS FERNANDO LARA blante de otra lengua que haya aprendido espafol) se le presente como “natural” y nunca titubee para represen- tar un fonema /p/ con una letea

, por ejemplo (no “comete filtas de ortografia’). De la misma manera en que la escritura latina buses solciones para represen- tar algunas caracterfsticas de su propia pronunciacién cn el sistema tomado del griego (no tomé <@>, sino que representé su sonido con , y tampoco <\>, sino ‘que lo represents con , por ejempla), el castellano afiadié a su sistema de escritura, y dio oto valor a , que dej6 de ser una consonante lateral alargada para representaral fonema afticado lateral, ya , que dej6 de ser la trans-literacidn latina de <> para pasar a repre- sentar el fonema palatal afticado sordo, Aunque tal adap- tacién e invencién del abecedario castellano Ilevé tiem- po, como lo sefiala esta Ortografta a propésito de la efie (6 2.7), senos presenta hoy a todos los hispanohablantes con el mismo grado de naruralidad que el resto del siste- ima de escritura y no da lugar a exrores. Por tratarse de un sistema, ¢s decir, por tener bien definidos sus elementos y sus telaciones x relaivamente sencillo aprenderlo y dominarlo, como lo demuestran los estudios contemporineos de Emilia Ferreito y si grupo de investigacién de la adquisicién de la escritura en el mundo hispinico.! "EL proceso noes tan sencill, como lo demuestra las inves- tigaciones al especo. Véas F.Fercvoy A. Tebetonky, Lor stems de esritura en el deserale del nite, 1979, y vatiae publiaciones sucesvas mas. Sin embargo, es dato que las dficultades de los ni- LANUEVA ORTOGRIAM DELAACADEMA = 13 EI sistema, sin embargo, en virtud de diferentes fenémenos histricos llega a apartarse de la ideal biu- nivocidad fonolégica 0, en algunos casos, no resulta biunfvoco desde su origen. Por ejemplo, el valor sim- bélico del latin, que escribta hom, hominis porque su hache representaba un fonema aspirado, se conserva en la escritura de hombre, en vex de ombre, como suena y ‘como se esctibié durante siglos, junto con ome; en vez de escribir avuelo, que seria un caso idéntico al anterior, de respeto por la escritura de la vor latina originaria, se adopté abuelo, canto pot ser ése el resultado de la evo- lucién sistemética de la consonance /b/fricativa lati representada por , que dio el fonema Pb en caste- llano, como por aceptacién de la escritura usual; a esa primera intervencién en la escritura de un criterio ajeno: al fonolégico, como lo es el etimoldgico, se agregaron casos de intervencién de criterios morfolégicos, como los de silabeo de palabras que tienen un prefijo total- mente integrado en ellas: sub- ante palabras como ra- ‘yar, rogar, da lugar sistemticamente a /sub-rra-yar/ y / sub-rro-gar/, pero la norma ortogrifica espafiola pre- fiere escribir y , lo que daria ‘como leccura /subrayar y /subrogar, silabeado sistems- ticamente como Isu-bra-yar! y /su-bro-gar/; para im- fos para el aprendizaje dela escrcura estan menos en la constuecion del sistema y més en la ortografiay en Ia grafia (distincién entre mayrsculas y minisculas, por ejemplo, uso de los signos de pun- tuacién,etckera). 124 DIS FERNANDO LARA pedirlo produce, en consecuencia, una segunda regla ortogrifica, de cardcter morfolégico, que consiste en separar el prefijo y contravenir al sistema con stb-ra- yar sub-ro-gar (véase § 5.11.2, b, 3° de la Orsografia); o mismo sucede con los prefijos des-e in- que se inte- graron también en palabras como deshidnatar; desempex far desatornillare inhumano, insperade, inopinado, ec. (wéase § 5.11.2, b, 1° de la Orrografia) y dan lugar alos silabeos sistemdticos /de-si-dra-tar/, /de-sem-pe-fiar/, Ide-sa-tor-nillat/ (¢ incluso cuando aparece el grupo ‘ks! muchos hablantes y nifios silabean /eke-sa-men/ en vex de e-xa-men) aunque ortogréficamente deban silabearse como der-i-dra-tar, des-em-pe-hary des-a-tor- ni-llar. Un. caso més es el del uso de la tilde como diacritico de caricter gramatical, entre el articulo ey el pronombre personal 4 la conjuncién adversativa ‘masy el adverbio mds; la preposicién de y la forma impe- rativa de dar, dé; e adjtivo solo y el adverio silo (véase $4.6 de la Orzograft por cierto, ahora la Academia per- mite que desaparezca la tilde diacritica de la distincién centre solofsélo, con la advertencia: "Cuando quien es- ctibe perciba riesgo de ambigiiedad, llevaré acento or- togrifico en st uso adverbial”; algo semejante sucede ‘con su recomendacién de que “los demostrativos est, ese, aquel, con sus femeninos y plurales, pueden llevar tilde cuando funcionan como pronombres” (véase § 4.6.2. de la Ortografia), en tanto que antes la tilde diacritica era obligatoria para los usos anaféricos de esos pronombres. LANUEVA ORTOGRAFIADELAACADEMA 125 En todos esos casos el sistema de escritura se ha modificado por la intervencién de otros criterios dis- tintos del fonolégico. Es un hecho histérico de cardc- ter simbélico cuando se trata de la intervencién de la etimologfa, y de cardcter ancilar cuando se trata de la morfologta, pues las alteraciones del sistema de es- critura van orientadas a facilitar el reconocimiento de Ia estructura gramatical delos textos. Pero como se tra- ta de intervenciones que contrarfan al sistema de escri- tura, es necesario siempre imponérselas. Los primeros en darse cuenta, histéricamente, de la necesidad de re- glamentar el sistema de escritura fueron los tipégrafos, pucs en el paso del sistema latino a los de diferentes lenguas europeas hubo diversas interpretaciones de las correspondencias, a veces originadas por necesidades sim- boélicas de otra clase. Las modificaciones impuestas vi- nieron a definir una “escricura correcta", una orto-grafia, de ahi que tanto para analizar la escritura en sus carac- teristicas de fenémeno, como para comprender el papel que tiene una ortograffa en la escritura de una lengua, haya necesidad de distinguir claramente entre sistema de escritura y ortografia.? 2 Comencéainsnir en la necesidad de distingui ene el ss- ‘tema de esriuray I ortografa en mi aticulo “La normatividad en ‘ortografia’ en L. F Laray F Garrido (eds), Berita y alftetina- 1» Ediciones dl Ermitafio, 1986, pp. 82-101; sostengo con la fidad esa diferencia en milibeo Teor del diccionario monolingie, EL Colegio de México, 1997, cap. VI, § 2.2. Ya antes V. G. Gak, en orngraphe due feangat. Eisai de deriprion thirique es pratique, 126 WIS FERNANDO LARA Habria sido conveniente que la Academia Espaio- Ja tomara en consideracién esta distincién. Definir la ortografia como “el conjunto de normas que regulan fa escritura de una lengua’ (capitulo I, p. 1) no es equi- vocado, pero s{ insuficiente, sobre todo tomando en. cuenta el caricter normativo-prescriptivo que se asigna una obra como su nueva Ortografla de la lengua espa- fiola y el tenor de muchas de las explicaciones que la forman. Habria convenido una introduccién en donde se explicara la distincién entre sistema de escricura y “ortografia y, con relacién al primero, la conformacién del abecedario. Si se hubiera hecho, serfa mds claro para los hispanohablantes el papel de la ortografia y su ne- cesidad, en particular en una época en que aparecen constantemente “arbitristas de la Ortografia que acu- den a esta Institucién o salen a la palestra, con mejor intencién que acierto, pidiendo u ofteciendo radicales soluciones a los problemas ortogrificos o cebindose con ficiles diatribas en el sistema establecido” (prdlo- g0, p. XV), como Gabriel Garcfa Marquez, y en que brotan de vez en cuando defensores de la “democrati- zacién de la ortografla que proponen aplicar radical- mente el “principio fonolégico” al sistema de escricura (climinando en consecuencia la ortografia) para ajus- tarlo al sistema fonolégico real ya la facilidad con que los nifios y los adultos analfabetos podrian aprender a Sear, Paris, 1976, habia propuesto ditinguit dl sitema grifico de Ia orogafs LANUEVA ORTOGRARIADELA ACADEMIA. = 127 leer y escribir, sin tomar en consideracién, primero, ‘que el analfabetismo no es resultado de la “dificultad” ‘orcogrifica, sino de complejos fendmenos socioeconé- micos; segundo, que no es verdad que una clase social dominante —la “burguesia” de los catecismos marxis- tas— se empefie en obstaculizar el aprendizaje de la escritura por una clase proletaria subyugada (no es en la ortografia en donde hay que dar la batalla contra la injusticia); tercero, que en el mundo hispénico es ma- yor el niimero de alfabetizados que ya dominan la or- tografia (aunque sea pasivamente), que los analfaberos que podrian beneficiarse de las reformas; cuarto, que la ortografia actual permite una completa comunicacién hispnica tanto hoy, como con los textos del pasado (al menos desde el siglo xvim), y una modificacién radical tendria por consecuencia, en pocos afios, el abandono, dela lectura de los textos del pasado, con laconsecuen- te ignorancia que ello acarrearia; quinto, que la etimo- logia también forma parte de la cultura; ysexto, que el, apoyo’ ortogréfico al andlisis gramatical es mis venta- joso que desventajoso. Habra sido mejor que la Aca demia analizara criticamente su propia historia y las caracteristicas del sistema de escritura para que se for- mara una idea mds precisa de lo que es su ortografia y del papel que ha tenido en la historia del espafiol y que, en adelante, podra desempefiar en el mundo hispanico. 128 LUIS FERNANDO LARA ELORDEN ALFABETICO ¥ LAS GRAFIAS. La Academia reconoce que hubo solicitudes de “organis- ‘mos internacionales” para que modificara la posicién de los digrafos y en su orden alfabético y ast “teordenarlos {...] en el lugar que el alfabeto latino universal les asigna” (§ 1.1). Aunque ya don Ramén ‘Menéndez Pidal lo habia propuesto muchos afios antes y dofta Marfa Moliner lo llevé a la préctica en su Dic- cionario de uso del espafol, hemos sido varios los que hemos puesto en duda la conveniencia de tal decisién. Ante todo, por un motivo fonolégico: ambos digrafos corresponden a fonemas, aunque el fonema fll ya s6lo forme parte de los sistemas fonol6gicos de ciertas 20- nas de Castilla la Vieja y de los Andes. En cuanto a ambos—y lo ejemplificarécon la letra che—, es mejor para un nifio que comienza su proceso de reflexién y de construccién del sistema de escritura, notar que la letra che corresponde un fonema que realmente perci- be, que realizar la operacién consistente en reconocet: 4) que la letra ce puede presentar /k/ 0 /0/ (en andaluz ¢hispanoamericano, /s/); 6) que la letra hache no repre- senta ningtin fonema, pero c) que juntas, asombrosa- mente producen la representacién de un fonema que ‘ye tinico: /ch/.? ¥ también por el motivo histérico ‘con que comencé este comentario: toda lengua adapca 2 Para ser consecuentes, habia que adoptat la propuesta de Gabel Zaid de cambiarla letra , por , pues sb at existe nla escrtura dal espaol LA NUEVA OTOGRAFLA DELA ACADEMIA 19 tun sistema de graflas a sus necesidades y no hay rizén para negarlas en pro de un convencionalismo chato, como lo es ese dudoso “alfabeto latino universal”, que aleanza para el inglés (of course!), quizss para el italiano, pero no para el espatiol ni para el francés, ni mucho ‘menos para laslenguas escandinavas 6 el turco. Por iti- ‘mo, por un motivo lexicogrifico simple: silos articulos de un diccionario del espafiol que comienzan con la letra ce ocupan cerca de 15% del total de ls paginas de Ja obra, es decir, sila letra ce de los diceionarios es la més grande, al agregar ahora el componente de los ar- ticulos cuya entrada comienza con che, aumenta su. tamafio y aumenta el tiempo que tarda un lector en. encontrar la palabra que busca en el diccionario. Lo mismo se puede decie en cuanto ala letra elle, aunque hoy dfa represente un fonema sobreviviente en pocos sistemas fonol6gicos hispénicos. Ya el conflicto que se suscité en Espafia cuando tuna compara estadunidense fabricante de teclados de computadora pretendié proponer Ia eliminacién de la letra efie del abecedario espatiol, simplemente para poder vender més, lo cual nos dio la voz de alarma en cuanto a lo que puede suceder en este mundo arrasado, por el capitalismo salvaje, disfrazado de “libertad de mercados”, si se permite que empresas u “organismos internacionales” influyan en elementos tan importan- tes de las culeuras del mundo. :Por qué aceptar tales “recomendaciones”, que en el caso del espaol se que- daron en laelle y no alcanzaron a la efie?;Por qué no 130 {WIS FERNANDO LARA defender el derecho ala diversidad cultural como parte de la riqueza del mundo? Sea como sea, la inclusién de los digrafos y

bajo las letras y es un problema menor; desde hace mucho tiempo los hispanohablantes mane- jdbamos dos érdenes alfabéticos: el espafol, con che, dlley ene, y el de “minimo comiin denominador” (que no “latino universal) sin esas letras. Se podria haber dejado el orden alfabético en esa duplicidad, advirtien- do a los hispanohablantes que el segundo es el que se aplica cuando se trata de orras lenguas. FONOLOGIA FONETICA La nueva Ortografia no tae més novedades, afortunada- ‘mente, en cuanto se refiere al sistema de escritura, de ahi la eranquilidad con que la comunidad hispanoha- blante puede recibirla, Lama la atencién, sin embargo, que los académicos sostengan una fsa idea a propé- sito de la fonologia andaluza-hispanoamericana, que ‘consiste en creer que hay sea sola fonologia del espa- - fiol: la que opone los fonemas /0/ y /s, y que el seseo ispanoamericano-andaluz es efecto de una neutraliza~ ccién y mera cuestién fonética. Léase si no el siguiente pérrafo: “En los pafses y regiones donde se practica el seseo, ¢ (ante ¢, 4), z y 5 se mewtralizan en el fonema fricativo sordo de pronunciacién mayoritariamente predorsal...” (61.2.3 ep. Gel subrayado es mio), Conse- LA NUEVA ORTDGRARA DBLA ACADEMIA BI ‘cuentemente, mas adelante se afirma: “La letra epuede representar dos fonemas: uno oclusivo velar sordo ante las vocales a, 0, u, ante consonance y en posicién final de sflaba o de palabra, como sucede en carta, clima, ‘aené, vivac, y otso fricativo interdental sordo ante las vocales¢, i, como en cebo, cif. En zonas de seseo, ante 6 i representa el sonido correspondiente a” (§ 2.2.1, p. 15). La afirmacién se repite simétricamence en el § 2.2.4, p. 16 dedicado a la letra zeta. Ya sospechaba que los académicos espafioles e hispanoamericanos (puesto que esta Ortografia ha sido producto de un del Diccionario de la lengua expafiola, en donde dice: “Pronunciar laz, 0 lacante ¢, i, como s...” 0 el articulo de la letra ce en la nueva edicién del Diccionario de wso del espafiol de Marfa Moliner, que lo repite. Eso ¢s un error: una neutralizacién s6lo puede producirse cuan- do dos fonemas exstentes en el sistema picrden alguno de los rasgos que los oponen en determinadas posicio- nes del sintagma fonolégico. Hay neutralizacién, por ejemplo, entre /1/ y /re/ en posicién inicial 0 final de palabra, o después de /n/, pero la existencia de ambos fonemas se prueba en posicién intervocdlica (véase la Fonologia espaiola de Emilio Alarcos Llorach, § 24; cto de la ¥* ed., 1965). En el caso de los sistemas fonolégicos andaluz ¢ hispanoamericano, tal oposicién entre /0/ y Is/ no existe, como lo explica cualquier manual de his- 132 WIS FERNANDO LARA toria dela lengua y como lo demuestra cualquier andli- sis sincrOnico. Por cierto que Manuel Seco, en su Dic- ‘ionario de dudasydificultades dela lengua espaiiola 0% ‘ed., 1998), asf lo sefiala en el tercer: ‘apartado del articu- {0 correspondiente a la lecra ce: “En zonas muy exten- sas del idioma este fonema {/2/, segin opta por repre- sentarlo) no existe, ya que [...] se asimila totalmente al fonema /s!": los hablantes andaluces e hispanoameri- ‘canos tenemos otras sistemas fonoldgicos en donde no ay fonema 18). En pro de un reconocimiento verda- dero de la variedad hispanica y Ia legitimidad de sus ialectos, convendrfa que las academias fueran con- gruentes con la ensefianza de la fonologta Es un hecho fonético, en cambio, la pronuicia- cidn de la letra dable wo doble ve en palabras de origen ‘extranjero (no hay correspondencia con algéin foriema hispdnico): en el § 1.2.2.g se asienta: “La w representa <1 fonema labial sonoro en palabras de origen visigodo oalemin, como Wamba, Witiea y wagneriana, y el fonema vocilico equivalente al representado por la letra 4 Habrta que cong ambien una expiccién del ape IV desta Orografia(p 1), en aque nose toma en ental earkcer fonoliic dl acento: "El acento prosiico pus ener valor din, tivo seta stab sobre aque reese, Por ejemplo: hubs! abit, a espaol el acento sempre distintvo, no faculeav, 1a distacin entre acento roséico y ontogréin exter: ‘iamenteposterioc al ecanocimient dela dsinvidadfnolica de acento: se habla de “acento prossdico™ desde un punto de vista ogc y fe es precsamentecl sentido de as reat onoge cas de acentuaci, LANUEVA ORTOGRAFLADELAACADEMIA. 133 wen palabras de origen inglés, como whisky y washing- toniano™. En efecto, esa letra representa diferentes fone- ‘mas en las lenguas que la usan, no solamente en remi- niscencias visigéticas, en alemdn o en inglés, y esos fonemas son, generalmente, labiales; como no son del espaftol, la pronunciacién varia de comunidad en comunidad; en México, por influencia del inglés, las ‘voces alemanas se pronuncian como as inglesas (salvo, quizd Wagner y alguna més, cuidadosamente aprendi- das); no as{ en Espafia. La afirmacién académica acer- cade su pronunciacién corresponde, en consecuencia, al uso peninsular (y quizds a algin otto), pero no al mexicano (y quizés a algunos otros) y por ende, de ser ddescriptiva, supone desconocimiento de la realidad fo- niética hispénica; de ser prescriptiva, una imposicién fonética peninsular sobre el resto de la comunidad hispénica. [REGLAS CONSTITUTIVAS Y REGLAS REGULAFIVAS La fla de distincién entre el sistema de escritura y la ortografia lleva a publicar en esta Ortografta sendos recuadros llamados “notas orientadoras” sobre el uso de varias etas. Estrictamente hablando no son regs orto- srificas, sino ilustraciones de la manera de ser dal sis- tema de escritura del espatiol. Que muchos verbos terminados en /-bir/ se escriban con no ¢s una regla, pues también hay hervir, servir, vivir, etc:; que s6lo 134 LIS FERNANDO LARA haya verbos terminados en —buir (contribuir, atribuir, etc.) en expafiol es un hecho, no una norma; que gene- talmente el grupo =~ en palabras como acciém, direc- cin, ete. corresponda a otras con -cr- como act, direct, ‘etc. puede ser una buena receta para no equivocarse en Ji mayor parte de las veces, pero no una norma ortogré- fica, porque hay muchos casos en contratio, como sue- ciény fcc (a menos que se diera una regla diacrénica, queimplicara la vor originara latina, pero que también tendrfa excepciones). Sefalas que se escriben con g “las palabras en que el fonema velar sonoro precede a cul ‘quier consonante, pertenezca 0 no a la misma silaba” (§ 2.3.1; el subrayado es mio) es redundante; quien se dé cuenta de que una palabra tiene un fonema velar sonoro, no optaré por representarlo con jota, pues ésta siempre representa al fonema sordo, No fevisaré todas tas “notas orientadoras’; basten los ejemplos anteriores. Para decidir si esas “notas orientadoras” eran pertinen- tes en el capitulo sobre la escricura (ID), habria sido bueno que la Academia incorporara una distincién pro- puesta por John Searle en otro dmbito del pensamiento sobre el lenguaje (en a teorla del acto verbal), que con- siste en separar las reglas consticutivas de cierto com- portamiento de las que fo regulan. Las reglasconstituti- ‘vas son las quello erean; las otras solo modifican algunas cde sus manifestaciones. La ortografia establece reglasre- gulativas«inicamente; las constitutivas lo son del siste- ma de escritura. Bsas “noras orientadoras” informan sobre la constitucién de muchas palabras del espafiol, LANUBVA ORTOGHAFA DELA ACADEMIA 135 eto no son normas; orientan en la mayor parte de los casos de duda, pero desempefian un papel muy diferen- te del de las normas ortogrificas. Una ortografia debie~ ra circunscribirse a asentar las reglas regulativas del sistema de escricura y las orientaciones sobre su cons- titucién debieran tratarse en el propuesto capitulo ini- cial dedicado al sistema, o en un apéndice pedagégico, que muchos maestros de escuela agradecerfan. NORMATIVIDAD ¥ VOCES EXTRANJERAS La Academia parece dar muestras de tolerancia en cuan- (0 se refiere a ciertos usos grificos que discrepan de su anterior doctrina: ahora, por ejemplo, “las voces de otros idiomas no adapradas al espatiol yutilizadas en nuestra lengua resperarin su ortografia original” (§ 2.12); af se escribird whisky y no giisgui. En el mismo lugar, sin embargo, asienta: “las palabras de origen extranjero adaptadas ala pronunciacién y a grafia espafiola des- de fecha més 0 menos antigua deben seguir todas las reglas ortogréfica”. Eso justifica que afirme que se ¢s- cetibe brandy chalé, y no brandy y chalet. De acuerdo con su primera regla, en el Apéndice 2 dedicado a los “Nombres de paises reconocidos por los organis- ‘mos internacionales, con sus capiales y gentilicios’, se debe escribir, por ejemplo, Abu Dhabi, Addis Abeba, ‘Conakry, Dhaka, Kinshasa, Qatar, etc. Prefiere, en cam- bio, la segunda en: Abiyn, Azerbaiyén, Brunéi Darussa- lam, Fiyi y Pekin, entre muchas més. 136 LUIS FERNANDO LARA, Si se considera el caso de México (no conozco ¢s- tudios al respecto para otros pases de lengua espafiola), Ja norma implicita en su uso es la conservacién de la sgrafla extranjera; consecuentemente, siempre se ha es- tito whisky, jaz, jet, chalet brandy, aunque no foosball sino futbol, no cocktail sino coc, etc. Como estas nor- mas implicitas son, por naturaleza, tendenciales no prescriptivas, suele haber muchas excepciones yy ade- ms, siempre entran en conflicto cuando se dicta una prescripcién. De ahi que probablemente se reciba con ‘gusto la primera regla, que confirma la norma mexica- na, pero cause confusién la segunda, que parece estar determinada sélo por los usos peninsulares, por una sensacién peninsular de la ancigiiedad de la grafia, 0 por una nada clara intervencién de los “organismos in- ternacionales”. Probablemence haya que considerar de otra manera los fenémenos de adaptacion o de conser- vacién de la ortografia propia del extranjetismo, y vaya para eso un ejemplo: los chalés peninsulares son las ‘casas solas mexicanas; los chalets son en México castas hechas a imiracién de las que se encuentran en las mon- tafias suizas. Es decir, la diferencia no estriba en la anti- giiedad de la adopcién de la grafia, sino en el sentido que tiene la adopcién del objeto significado en una cultura. Si el chalé ya forma parte de la cultura urbana peninsular, se entiende su adaptacién ortografica al es- pafiol de la Peninsula; en cambio, los chalets en México son “citas” del paisaje alpino suizo, cuya extranjeria se conserva. Podria ser m4s coherente considerar cada LANUEVA ORTOGEAFLA DELA ACADEMIA = 137 palabra tomada de lenguas extranjeras en términos de incorporacién a las diferentes culturas hispénicas, que remitise a un improbable criterio de antigiiedad de la grafia Lo mismo sucede con los nombres de paises: dudo que las graflas de Abiyn, Azerbaiyén y iyi sean muy antiguas en todo el mundo hispnico. Por el con- ‘rari, stos paises han venido a destacar apenas en cl mundo contemporineo, sobre todo en la prensa. Quie~ nes han fijado esas graflas, en consecuencia, han sido is los “libros de estilo” de las agencias periodistica, que su antigiiedad en el uso o las academias. Proba- blemente a un lector mexicano le costard trabajo iden- tificar a Fiyi en una noticia periodistica, si est acos- tumbrado a Fidji, como le costé reconocer al Sahara ‘cuando llegé la forma peninsular de Sdjara. Tampoco es seguro dcriterio gréfico de los “organismos internacio- nales”(jtienen algin critero sistemético los departamen- tos de traduecién de los organismds internacionales, siempre apresurados y formados en su mayor parte por buenos traductores, pero diletantes en lingifstica y en el conocimiento profundo de la lengua espafiola!), ni la > Fa eos process deincorpracién dl eras a ideo- login de cada comunidad ven un papel dererminant: se opa pot Inadaptacin para adie del alba y naturaiada cpre- ferela conservacin de ortografiariginaia paras como cxtanjerao par conserva sprig, Hoy dla parece imposible que ayaa soa ea pra palabras eras or qué mejor no ‘Mopar una actin elmence clean fete eae ferencissy buen de dicta regs mal fundamenrada? 138 {WIS FERNANDO LARA ‘Academia se ajusta a ellos en el caso de Pekin, pues de acuerdo con la normalizacién gréfica que ha tratado de imponer China, y que han reconocido los organis- ‘mos internacionales, se debe escribir Bejing (con un cri- terio radicalmente fonolégico, aunque basado en las correspondencias de escritura anglohablante). Lo que revelan, entonces, esas dos reglas no es tolerancia, sino falta de reflexién hispdnica sobre dos cuestiones cen- trales: ante todo, la complejidad de los fendmenos de ‘escritura con los que tiene que tratar una ortografia; después, la pluralidad cultural de los pases de lengua espafiola, que no puede seguirse soslayando desde la Peninsula (por mas que esta Oriografia haya sido consensada entre todas las academias hispénicas). Pa- rece imposible, a estas altura, establecer reglas siste- sméticas para la escritura de nombres extranjeros. En cuanto se refierea nombres comunes la dversidad his- peinica esté determinada por el grado de influencia po- Uicica, comercial e industrial que tienen ciertos paises sobre los nuestros. Si en el futuro, cuando haya conve- nios explicitos de terminologia comparada entre los veintidds palses de lengua espafiola, se logra defnir un procedimiento de adopcién de términos técnicos y cien- tificos extranjeros, podrén encontrar las academias las. normas deseadas, Lo mismo sucederd con los nombres geogrificos y los de entidades politicas, y con la transliteracién de nombres propios: si a nadie le pre~ ocupé en el mundo hispdnico normalizar esos nom- bres en su nacimiento (lo que sf hacen Estados Unidos, LANUEVA ORTOGEAFTA DELAACADEMIA 139 Francia, Canadé y otros pocos més), ahora estamos atenidos a las versiones de las agencias internacionales de noticias. Urge desde hace mucho tiempo una coor- dinacién hispénica para normalizarlos. Entre tanto, las academias no debieran ceder su papel a “organismos internacionales” cuya autoridad normativa resulta es- pia para las sociedades hispanohablances. ‘ORTOGRAFA ¥ CONVENCIONES DE ESCRITURA ‘También habria sido conveniente distinguir entre lo que concierne estrictamente ala ortografia y lo que toca a las convenciones de escricura que pueden tener otra proveniencia, Por ejemplo, en el §3.1.3. se norma que “la iy la j maydsculas se escribirdn sin punto. Ejem- plos: Ings, Javier, Juvenal”. {Es una verdadera norma ‘ortogrifica 0 el efecto de una calculada economia de los sistemas tipogrificos? Si “el empleo de la maytiscula no exime de poner tilde cuando ast lo exijan las reglas de acentuacién [...] Ejemplos: Alvaro, SANCHEZ” (6 3.1.1), zno se podsia haber aplicado la misma regla para el caso anterior? Habra sido excesivo, ciertamen- te; el tema es tan nimio, que podria haberse seftalado ‘em el mismo pérrafo dedicado al acento en las mayiiscu- las, ya que es una costumbre tipogrifica no escribir el punto en la iy la jota mayiisculas, no una regla Las reglas sobre el uso de mayésculas en las cubier= tas y portadas de libros impresos, en las cabeceras de 40, WIS FERNANDO LARA diarios 0 en los textos juric (§93.2.1,3.2.3y3.2.5) ‘fampoco parecen corresponder a una ortografl, sino a

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