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Dos respuestas: una s y una no dan dos hijos en una nueva parbola que nos
presenta el Evangelio de San Mateo (Mt. 21, 28-32). Nos cuenta Jess que un padre
enva a sus dos hijos a trabajar. Uno le contesta que s va a ir ... pero realmente se
escapa de su obligacin y no va. El otro le dice que no quiere ir, pero luego recapacita y
va a hacer lo que el padre quiere.
Por qu esta fuerte reprensin del Seor? Porque sos que se oponan a Jess eran
miembros importantes del pueblo elegido por Dios, eran los primeros llamados para
recibir el mensaje de salvacin que trae el Mesas esperado. Ellos haban dado el s,
como lo dio el primero de los hijos, pero luego no hacen lo que el Padre espera de ellos.
Un hijo representa a los pecadores reformados, a aqullos que primero dicen que no,
pero luego se arrepienten y terminan haciendo la voluntad del padre. Por eso Jess les
hacer ver a los all presentes -y nos hace ver a nosotros hoy- que los pecadores, los
despreciados por ellos, pueden estar ms abiertos para seguir la Voluntad Divina y, por
tanto, para recibir el Reino de Dios, que aqullos que ya se consideran sabios y santos.
Y no basta ser fiel por un tiempo: para vivir en la Voluntad de Dios se requiere
constancia y perseverancia hasta el final. El que se mantenga firme hasta el final, se
salvar (Mc. 13, 13). Es otra de las enseanzas de esta parbola. Tampoco hay que
sentirse seguro: El que crea estar en pie, cuide de no caer (1Cor. 10, 12).