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La princesa y el guisante Hans Christian Andersen Habia una vez un principe cuya esperanza era casarse con una princesa, pero con una que fuese princesa de verdad. Recorrié el mundo entero sin dar con la indicada. Princesas habia muchas, pero nunca se sab/a hasta donde lo eran de verdad; siempre les encontraba algtin defecto sospechoso. No tuvo mas remedio que volver muy triste a casa, pues estaba empefiado en no casarse si no podia ser con una princesa genuina. Se desat6 una tarde una tempestad espantosa; retumbabal los truenos y llovia a raudales. Asi estaba la cosa cuando golpearon la puerta de la ciudad y el anciano rey fue a ver quién era. Era una muchacha que afirm6 ser princesa. Pero, jcielo santo, como la habia dejado el temporal! Chorreaba por vestidos y cuello y lucia una cabellera por completo despeinada. No por eso dejaba de repetir que era una princesa y de las de verdad. El ratén agradecido Esopo Un leén dormfa tranquilamente cuando un ratén empezé a juguetear sobre su lomo. El leon desperto y rapidamente atrapo al raton para devorarlo. El raton le suplicé que lo perdonara, pensando que algtin dia él podria pagarle ese favor. Al leon le parecié divertido y lo dejé ir. Pocos dias después, unos cazadores apresaron al rey de la selva y lo ataron con una cuerda a un frondoso arbol. El ratoncillo escucho sus lamentos y, muerde que muerde, corté la cuerda y liberé al pobre leon. Moraleja: no olvides los favores hechos y sé agradecido con todos. Versidn especial de Floridor Pérez para este libro.

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