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Arqueólogo
Agosto 2008
Programa ORIGENES-CONADI
El presente informe tiene como objetivo entregar un diagnóstico sobre una amplia gama de
Lugares de Significación Cultural que se presentan en el territorio que componen cada una de
las Comunidades Indígenas de la Mesa de Planificación Local de Codpa. Una característica de
este diagnóstico es que, dentro de la Región de Arica y Parinacota, corresponde a una de las
primeras aproximaciones sistemáticas al tema, y por tanto, se busca con este trabajo definir
algunas cuestiones metodológicas y de procedimientos futuros al respecto.
En primer lugar, este trabajo diagnóstico expresa la variedad y diversidad de los Lugares de
Significación Cultural, mediante una serie de categorías de tipo cronológico y función original.
Este punto es de alta relevancia pues la diversidad de lugares de valor responde y da cuenta de
una amplia diversidad cultural dentro de un desarrollo histórico local más o menos continuo
desde hace unos 7.000 años atrás hasta el presente.
Además de describir las características específicas de cada uno de los lugares, este diagnóstico
también considera evaluar su potencial considerando tres tipos generales de uso: el uso cultural
e identitario, el uso de corte científico o técnico, y finalmente un uso de tipo productivo
turístico. Un aspecto importante ha sido considerar la valoración que actualmente poseen estos
lugares por las Comunidades Indígenas en donde se presentan.
Una vez efectuado el diagnóstico general de la situación de los Lugares de Significación Cultural
de la Mesa de Planificación Local y el diagnóstico particular de cada una de las Comunidades
Indígenas, se presentan una serie de conclusiones y propuestas. Las propuestas buscan ser
integrales, es decir, considerando la mayor parte de los Lugares de Significación Cultural
identificados, asumiendo que ciertos lugares están plenamente activos dentro de la comunidad
y otros relativamente alejados culturalmente.
Las propuestas también procuran ser modulares, es decir, con diversas etapas encadenadas,
pues asumimos que el trabajo esté o no enfocado al desarrollo de estrategias productivas en el
ámbito turístico, requieren siempre del incremento y fortalecimiento sucesivo del uso y la
valoración de estos lugares como fuente de la identidad cultural local.
2. ANTECEDENTES
Por otro lado, se requiere definir y sentar bases sobre una serie de antecedentes históricos, que
pueden servir para entender la actual fisonomía social y étnica de la MPL de Codpa. Dado el
profundo proceso cultural de la Región de Arica y Parinacota, que sobrepasa los 10.000 años de
historia, los relatos históricos se vuelven en una importante fuente de validación de acciones
presentes o pasadas. Sin embargo, muchas de las versiones históricas manejadas por las
dirigencias indígenas se basan en interpretaciones elaboradas por una tradición historiográfica
pan-andina, que enfatiza el rol de las grandes entidades indígenas prehispánicas y
posthispánicas. Esto da como resultado una sobrevaloración de las entidades Tiwanaku, Inka y
Aymara, en desmedro de otras sociedades y procesos locales menos conocidos, pero que no son
menos relevantes ni menos intensos.
En el curso principal, las aguas son permanentes sólo hasta la localidad de Cerro Blanco, aguas
debajo de dicho punto el río se vuelve efímero (Klohn 1972). La quebrada de Garza, donde yace
el pueblo de Timar, también tiene un curso efímero aguas abajo del pueblo. Sólo en temporadas
estivales todas las quebradas tributarias y el río principal se activan y reúnen las aguas en un
único torrente en el sector de Chaca, que llega finalmente al mar en el sector de Vítor.
Piso Puneño
En términos regionales, este paisaje se denomina Puna Seca, que a diferencia de la Puna Salada
de Atacama, dentro de su rigurosidad ambiental permite la habitabilidad humana. La flora
característica de este ambiente es la queñua (Polylepis incana), la llareta (Laretia acaulis), junto
con la denominada formación tolar-pajonal, compuesta por los arbustos poáceas (Eragrostis,
Tripogon, Aristida), Baccharis, Fabiana y Atriplex (Castro et al. 1982).
Quebrada Alta
El piso de Quebrada Alta corresponde a los terrenos habitados comprendidos entre los 2.900
hasta los 3.400 m sobre el nivel del mar, que también ha sido denominado piso pre-puneño o
precordillera. En este ambiente se identifican las Comunidades Indígenas Inticutucasi
(Tulapalca), Cobija y Vila-Vila.
El hábitat de pre-puna está compuesto esencialmente por matorrales de altura. Tras la época
estival de lluvias las quebradas altas se llenan de tupidas formaciones de pastos, tales como,
poáceas (Eragrostis, Tripogon, Aristida), Baccharis, Fabiana y Atriplex (Castro et al. 1982).
Esta vegetación soporta una fauna silvestre compuesta por camélidos silvestres (Lama
guanicoe), burros salvajes (Equus sp.), taruca (Hippocamelus antisensis), vizcachas (Lagidium
viscacia), cuyes (Galea musteloides), gato montés (Felis jacobita), puma (Felis concolor) y
diversas aves como jilguero (Opinus copenis o uropychialis), y perdiz andina (Nothoprocta
ornata, cinerscens o pentlandii). Por tanto, se observa que en este piso se logra sustentar el
medioambiente de mayor biodiversidad de la transecta de altitud ariqueña.
Pese a esto, de igual forma se presentan frecuentes heladas, por lo que se requiere del cultivo
de especies más resistentes a las heladas. Con esto se obtiene una escasa cantidad de
hectáreas, pero que trabajadas de manera intensiva suelen ofrecer importantes cosechas. Por
otro lado, el follaje arbustivo que crece en las laderas permite complementar la actividad
agrícola del lecho de las quebradas y andenes, con la ganadería.
Quebrada Media
Las quebradas o valles intermedios son entendidos como los tramos de los cursos de agua
ubicados entre 2.000 y 2.600 m sobre el nivel del mar. Hemos identificado 4 Comunidades
Indígenas ocupando este tipo de paisaje, la de Timar, Sibitaya, Chitita y Codpa.
En este rango de altura las temperaturas bajo cero son infrecuentes, aunque no imposibles. Sin
embargo, debido a la lejanía mayor de las nacientes de los ríos, el recurso de agua se vuelve más
inestable alcanzando sequías en los meses previos a las lluvias estivales. Esto es especialmente
sensible en aquellos cursos que se sustentan desde aguas superficiales, lo que sucede en menor
escala en los ambientes beneficiados por aguadas o vertientes.
En términos regionales, y siguiendo una percepción andina y complementaria del paisaje este
paisaje puede ser dividido en valles salados o valles dulces (según la terminología de Álvarez
1991). Esta división se basa en la calidad del recurso acuífero, es decir, los valles dulces (como el
río Codpa) tienen características distintas a los valles salados (como por el ejemplo Camarones)
que implican una percepción y ocupación humana diferenciada.
De esta forma, el valle de Codpa (e igualmente Timar) se caracteriza por una ecología más
diversificada, una calidad de agua y suelos óptimos para una amplia variedad de frutales
americanos, tales como, palta (Persea americana), chirimoya (Annonaceae), mango
(Anacardiaceae) y guayaba (Myrtaceae); hortalizas como porotos (Phaseolus vulgaris), camotes
(Convolvulaceae), calabazas (Cucurbitáceas). Los cuales se ampliaron con la introducción de
especies del llamado “Viejo Mundo”, como cítricos, uvas, manzanas y duraznos, entre otros.
Sin embargo, esta excelente aptitud agrícola se ve restringida por la mínima área cultivable, los
cuales están limitados al lecho de los ríos, formando eras inundables o andenes de bajas alturas.
La organización social se vuelve fundamental para optimizar la producción agrícola, tanto para
manejar y repartir el agua, como para traspasar de generación en generación los limitados
terrenos de cultivo.
Existe una presencia humana en la Región de Arica y Parinacota, que se remonta a más de
10.000 años de antigüedad. Consiste en una larga historia desarrollada por diversos grupos
humanos con distintos orígenes, diferentes orientaciones económicas y estrategias sociales. El
estudio del pasado nos muestra un pasado heterogéneo, donde no podemos identificar con
claridad cuando surgen los conceptos de identidad social que hoy en día identificamos y como
estos han cambiado.
Una larga historia de investigación de casi 100 años permite tener una perspectiva más o menos
certera del pasado más remoto y reciente (Arévalo y Véliz 2008, Carrasco y Cofré 2003). Se trata
de datos arqueológicos y documentales recolectados a nivel regional y local, que deberían
complementar y completar los datos historiográficos clásicos utilizados frecuentemente en los
movimientos de reivindicación indígena. El esfuerzo en el siguiente capítulo es reseñar un
desarrollo específico para la región y la cuenca de Codpa, que vaya más allá de tales relatos
generales.
Sin embargo, estamos concientes los procesos estudiados son complejos y que sólo
parcialmente pueden ser dilucidado. Para esto se requiere de los aportes complementarios de la
Arqueología, la Historia, la Antropología y la oralidad de las comunidades tradicionales. Sin
duda, el actual panorama plutiétnico de la Región se basa en un pasado pluriétnico, en donde
han interactuado distintos grupos y actores a través de una larga y continua secuencia de
ocupación, complementación y sobre todo interacción.
Este primer período esta caracterizado por la penetración en esta región de los primeros grupos
humanos, cuyas primeras evidencias están fechadas hace más de 12.000 años atrás. Éstos
grupos consistían en pequeñas bandas móviles que recorrían el territorio en busca de sustento,
ya sea mediante la recolección de vegetales, como también de la caza de diferentes tipos de
animales.
Las evidencias de estos grupos se concentran en las tierras altas, como bandas especializadas en
la caza de grandes mamíferos, y también en la costa, basadas en la caza y recolección marina.
Los primeros se denominan “Cazadores Altoandinos”, los segundos “Cultura Chinchorro”. De
esta forma, estos primeros grupos de cazadores y recolectores sólo ocuparon de manera
transitoria los valles y quebradas, que componen gran parte de la cuenca hidrográfica de Codpa.
Las principales evidencias de estos grupos se encuentran en múltiples aleros y cuevas de las
tierras interiores. En la cuenca de Codpa, sólo se han registrado ocupaciones de este período en
Esta forma de aprovechamiento del medio ambiente duró casi 8.000 años. Fue un largo proceso
en que diferentes grupos de bandas cazadoras recolectoras se especializaron en ciertas
actividades y otras vivieron transitando entre la costa y la puna.
Así, los primeros agricultores han sido identificados en los valles bajos y quebradas medias,
lugares con suelos óptimos y con frecuentes eventos de inundación que permitieron desarrollar
recolecciones cada vez más dirigidas, hasta llegar al cultivo plenamente conciente. Esto se llevo
a cabo gracias a la observación y experimentación de varias generaciones.
La agricultura de este período fue esencialmente mediante la inundación de los lechos del río,
por tanto fue estacional y vivieron de manera dispersa a lo largo de las chacras sin formar
grandes poblados. En la región hay evidencias de este período en las partes bajas de Azapa y
Camarones. Recientemente se han registrado además, estos primeros agricultores en el curso
medio del valle de Codpa, sectores de Cacicazgo y Guatanave.
Este nuevo conocimiento les permitió dejar progresivamente la vida móvil de la caza y
recolección. Consecuentemente, una vida más sedentaria les permitió desarrollar una serie de
artesanías, tales como cerámica, metalurgia, cestería y textilería, entre otras.
Así, hacia el año 500 d. C. se inició el desarrollo de una sofisticada agricultura basada en una
compleja infraestructura de andenes e intrincados sistemas de canales. Sin duda, esto fue
producto de un alto grado de organización social, basada tanto en actividades sociales
desarrollado en poblados y pukaras, como también una activa vida ceremonial, expresada en
numerosos sitios de arte rupestre, como petroglifos (grabados en piedra), geoglifos (dibujos en
cerros) y pictografías.
Este es el tiempo de los grandes poblados y asentamientos, los cuales están presentes desde la
costa hasta el altiplano. Destacan en la cuenca de Codpa densos poblados en los sectores de
Guañacagua-Chitita-Sibitaya, Timar Bajo, Vila-Vila, Cobija y Tulapalca.
Junto con el crecimiento de las redes sociales internas, se incrementaron los lazos con grupos
externos. La cada vez más frecuente e intrincada interacción entre grupos altiplánicos, costeros
y de valle, permitió una ocupación multiétnica de los múltiples pisos ecológicos de importancia
económica de la región.
Es difícil determinar cuales ni cuantos fueron los grupos étnicos que se autodefinieron en
nuestra región en este período. Sabemos que la etnicidad es un proceso dinámico y que ayer al
igual que hoy las personas y familias transitaban de un territorio a otro y representaban
diferentes identidades sociales.
Hacia el final de la época prehispánica el Estado Inka, aproximadamente desde el año 1.300 d.
C., iniciaba su control político de los valles. Ya que sus primeros asociados fueron los grupos
altiplánicos aymaras, el avance político y territorial fue mediante éstos. Es incluso probable que
los mismos Inka no tuvieran un interés real de controlar los valles de Arica, sino más bien fue
una necesidad de los grupos altiplánicos. Los Inkas organizaron el control altiplánico de los
valles, y así como en otros sectores de los Andes propiciaron la colonización de Lupacas y
Pacajes, en la vertiente occidental de Arica, respaldaron a los Carangas en su acceso a las tierras
bajas. Evidencias de este proceso en la cuenca de Codpa, se observan en Molle Grande e
Incauta.
El existente equilibrio político prehispánico entre la costa y las tierras altas cambió
abruptamente. El nuevo eje del control político se ubicó en la costa y se extendió lentamente
hacia los valles bajos y medios. Uno de las primeras formas de ejercer este control, fue la
instauración, cerca del año 1.590 d. C., de los “Pueblos de Indios” en precordillera y valles con el
objetivo de controlar a la población indígena. Es muy probable que los primeros de estos
pueblos en la cuenca fueran Codpa, Sibitaya y Timar.
Junto con el control político y económico, se inicio la Evangelización de los indígenas con un
intenso proceso de extirpación de idolatrías, que a la larga dio forma a un original sincretismo
religioso.
Sin embargo, la Corona no tuvo mucho éxito en administrar este gran territorio, articulado por
lógicas de interacción y acuerdos sociales tan diferentes a los occidentales. Por este motivo se
mantuvo en tiempos coloniales un patrón de movilidad demográfica entre el Altiplano y las
ahora relativamente despobladas quebradas occidentales.
Así, un segundo esfuerzo hispano por aumentar la jurisdicción en la zona indígena, fue la
creación, cerca del año 1.660 d. C., de la Doctrina de Codpa, y un poco después del Cacicazgo de
Codpa. La Corona respaldó al linaje Cañipa como caciques locales, quienes posiblemente
derivaron del Cacicazgo de Tacna, y posteriormente se asentaron en Codpa.
De esta forma, se estima que el Cacicazgo de Codpa fue una institución creada por la Corona
Española, para ejercer el dominio sobre la producción, la evangelización y por sobre todo la
recolección de los tributos de los indígenas. También Codpa se convirtió en el pueblo más
hispano de todos los de raíz indígena de los Altos de Arica. Además, de este tiempo serían los
pueblos anexos de Guañacagua, Chitita y Cobija.
Tras la Rebelión de Tupac Amaru, que llegó a los valles de Arica y puso fin al linaje Cañipa, la
Corona decidió fundar la Doctrina de Belén. En este tercer momento la Corona inició el control
efectivo de los indígenas de precordillera, que aún mantenían vivas relaciones económicas y
sociales con los cacicazgos carangas.
La Independencia del Perú provocó otro cambio en el eje político y económico que afectó
directamente a las poblaciones indígenas de la Región. A la presión demográfica existente desde
y hacia el altiplano de carangas, se sumó un nuevo movimiento de agricultores desde el sur
peruano (Arequipa, Moquegua), quienes tenían experiencias productivas en valles similares.
Sin embargo, con el estado chileno se consolidó la industria del salitre, así gran parte de la
agricultura de la cuenca de Codpa se orientó a la venta e intercambio con las salitreras de
Tarapacá. Además, muchos habitantes migraron para trabajar en las salitreras.
La más reciente migración y más fuerte despoblamiento llevado a cabo de los pueblos de las
quebradas de la cuenca de Codpa, ocurrió a mediados del s. XX, relacionado con el crecimiento
urbano de Arica. La fundación de la Municipalidad de Camarones, que por razones geopolíticas
externas cambió el centro social y político hacia Cuya, significó poner un nuevo freno al
desarrollo de la cuenca de Codpa.
3. METODOLOGÍA
A continuación se detalla la metodología específica del estudio, señalando cuáles son los
conceptos utilizados y las implicancias que tiene tal selección. Además, esto permite explicar los
análisis que se efectuaron y el alcance de los resultados y conclusiones del presente estudio.
Por otro lado, se debe indicar que este trabajo se basó tanto en la aplicación de técnicas de
recopilación primaria, tales como encuestas y entrevistas con miembros y dirigentes de algunas
comunidades, como en la recopilación y análisis crítico de antecedentes bibliográficos o
información secundaria.
Además, se debe recordar que existe una largo historial de trabajos patrimoniales en la Región
de Arica y Parinacota, principalmente relativos a investigación arqueológica, como también
estudios históricos y arquitectónicos enfocados a la arquitectura tradicional. Sin embargo, existe
una gran ausencia de trabajos etnográficos acerca de los lugares culturalmente significativos
que están en uso por las comunidades locales.
Se ha propuesto el uso del concepto Lugares de Significación Cultural como la unidad básica
para la recopilación de antecedentes relativos al tema que nos interesa. Este concepto sirve
En estudios previos ha sido frecuente el uso del concepto “Patrimonio Cultural”, entendido
como el conjunto de aspectos culturales, tanto materiales como inmateriales heredados desde
las generaciones pasadas hacia las actuales. Los problemas del uso de este concepto son varios.
Se trata de una forma estática de concebir fenómenos identitarios que son esencialmente
dinámicos. Desde tal perspectiva el “Patrimonio Cultural” es un conjunto que debe ser
protegido ya que en ellos se sustentaría una identidad cultural específica, basada
concientemente e inconscientemente en el nacionalismo.
Así, el nacionalismo (que involucra el llamado proceso de Chilenización) no tiene mucha relación
con la forma tradicional de valorar (usar y significar) los recursos presentes en el Paisaje Cultural
o Territorio de una comunidad. La valoración y significación de un territorio por parte de sus
habitantes no se lleva a cabo por presiones externas (como por ejemplo, las declaratorias de
Monumentos Nacionales), sino más bien reforzando procesos tradicionales. En este caso re-
conociendo y re-valorando un conjunto de lugares que se vuelven significativos mediante la
memoria tradicional.
Por otro lado, persiguiendo una visión holística de los fenómenos culturales se ha pretendido
lograr una promoción de los aspectos cultural que involucre tanto los exponentes materiales e
inmateriales de lo que se denomina “Patrimonio Cultural”. En términos conceptuales este
ejercicio es necesario, pero en términos prácticos es difícil. De esta aplicación hacia el tema
indígena local, ha surgido un énfasis en el fortalecimiento de las expresiones inmateriales de la
cultura tradicional (danza, oralidad, lengua, música y otros). Esto ha sido en desmedro del
estudio y valoración de las expresiones tangibles e inmuebles de la cultura indígena, es decir, los
lugares de valor cultural no han sido trabajados sistemáticamente.
Otro tipo de error tiene relación con el frecuente intento por forzar la relación entre el
denominado “Patrimonio Cultural” y el desarrollo turístico local, o en el mejor de los casos con
el Turismo de Intereses Especiales (Etnoturismo, Turismo Rural, Turismo Cultural), descartando
otras relaciones tanto o más relevantes. Desde una perspectiva conceptual basada en el
concepto de Paisaje Cultural, consideramos que el estudio de los Lugares de Significación
Cultural requiere de una visión integral y sistemática, basada más en aspectos identitarios
elaborados más cerca del plano emocional que en lógicas económicas. Los lugares son los que le
dan significado y sentido al Paisaje y los Territorios, como muchas políticas indígenas
propugnan, son la base de la identidad cultural.
En este sentido, optamos por el concepto de Lugares de Significación Cultural, entendidos éstos
como un conjunto de inmuebles de diferentes características que ostentan o potencialmente
ostentarían algún tipo de valoración cultural para la comunidad local donde están insertas. Se
incluyen los lugares que entran dentro de las categorías de Monumentos Nacionales de la Ley
Sostenemos que los Lugares de Significación Cultural son herramientas poderosas para
interpretar el significado de un territorio. Además, con el estudio, diagnóstico y fortalecimiento
de los Lugares de Significación Cultural se puede integrar el territorio con su devenir histórico
local, no con aquellos relatos historiográficos pan-andinos, que frecuentemente sustentan el
accionar de dirigentes indígenas y las políticas estatales hacia los indígenas. También, el trabajo
a nivel local con los Lugares de Significación Cultural sería menos controversial que el
fortalecimiento y reivindicación de otros elementos inmateriales de la cultura, tales como
danzas, lengua o música: Pues no habrían dudas de que determinados lugares integran un
territorio y forman parte de una herencia cultural.
De acuerdo a sus características de uso original y cronología los Lugares de Significación Cultural
se pueden clasificar en cinco categorías
Lugares Sagrados: Aquellos lugares relacionados de alguna manera con las fuerzas
cosmogónicas y divinidades de la cosmovisión andina y/o del sincretismo religioso en operación
desde hace aproximadamente 500 años. Entre los lugares sagrados incluimos los cerros
tutelares, templos, calvarios, apachetas, aguadas, etc.
Espacios Sociales: Entendidos como aquellos que permiten congregar a la población con ocasión
de determinados acontecimientos rituales, sociopolíticos o económicos. Entre estos destacamos
las plazas, mercados, ferias, edificios públicos, canchas, etc.
Sitios Históricos: Correspondientes a lugares que sirven para fundamentar la memoria colectiva
de la comunidad, evidenciada principalmente por inmuebles o espacios en desuso. Dentro de
esta categoría se pueden tener pueblos, edificios, paraderos, corrales, andenerías que ya no se
ocupan.
Redes Viales: Rasgos lineales cuya función de tránsito y movilidad es evidente, pero que si no
poseen rasgos característicos o no están directamente asociadas a infraestructuras de
determinados períodos, poco se puede saber acerca de su adscripción temporal.
Yacimientos Arqueológicos: Corresponden a una gran diversidad de lugares que poseen restos
materiales que permiten conocer las vidas y grupos del pasado. Todas estos lugares, de acuerdo
a la Ley N° 17.288 de Monumentos Nacionales, comprenden un Patrimonio Arqueológico
protegido por el solo ministerio de la Ley. Los yacimientos pueden ser clasificados por su
cronología, densidad y diversas características formales y funcionales. Se incluyen sub-
categorías tan diversas como arte rupestre, poblados, aleros, campamentos abiertos,
cementerios, etc.
Por definición, los diferentes Lugares de Significación Cultural son valorados por las personas
que ejercen acción en el territorio, ya sea residentes permanentes o no. Su valoración puede ser
apuntada hacia diferentes características que los lugares poseen, traspasándoles significado ya
sea por su rol histórico o por una función productiva actual o potencial. De esta forma de
acuerdo a sus características físicas actuales o potenciales se pueden jerarquizar a los diferentes
lugares de acuerdo al grado de valoración que les dan los diversos actores. Así de manera
operativa podemos diferenciar lugares con valoración Alta, Media y Baja.
Además se pueden definir distintos tipos de valoraciones, según el aspecto que los diferentes
actores les resaltan. Todos los lugares son interpretados de manera diferente por cada una de
las personas, pues la valoración es un acto individual. Sin embargo, un lugar valorado sólo por
una persona o una familia, ya sea por su relativa importancia económica, histórica o ceremonial,
no se convierte en un Lugar de Significación Cultural para la comunidad. Del mismo modo, los
lugares no tienen solamente un tipo de valoración, sino que sus diferentes características les
permiten ser valorados por distintos aspectos.
Así dentro de la amplia gama de posibilidades, hemos podido definir, sólo para fines operativos,
tres tipos diferentes de valoraciones, enfocadas a distintos ámbitos: (a) Valoración Técnica; (b)
Valoración Local; y (c) Valoración Productiva.
Se refiere a la capacidad del lugar para sustentar investigaciones con el objetivo de generar
nuevo conocimiento acerca de los procesos históricos y sociales tanto locales como globales.
Una valoración alta estaría dada por lugares con alto potencialidad de investigación etnográfica,
histórica o arqueológica. Se trata de lugares de gran monumentalidad, o una larga secuencia de
ocupación o porque presentan condiciones extraordinarias de conservación.
Una valoración baja en este aspecto tendrían los lugares que por distintos factores presentan
pocas potencialidades para la investigación, ya sea porque originalmente presentan poca
información, no fueron densamente ocupados, han sido ocupados por un corto tiempo, son
muy recientes o porque han sufrido un deterioro por factores ambientales o antrópicos.
Acá hay que recalcar que existen muchos yacimientos arqueológicos que no pasan a ser
considerados inmediatamente Lugares de Significación Cultural (pese a que sí pasan a estar
protegidos por la Ley N° 17.288 de Monumentos Nacionales y tienen de por si una relativa
importancia científica), ya que requieren a lo menos un mínimo de valoración local y/o
Se refiere a la capacidad del lugar para ser utilizado e interpretado dentro de los parámetros y
valores tradicionales o desde una perspectiva eminentemente local. Su potencial está en su uso
para producir o reproducir socialmente a la comunidad, ya sea mediante su función económica,
social o para el fortalecimiento de la identidad local y la memoria tradicional.
Una valoración alta en este aspecto es dado por interpretación espontánea de un lugar por una
persona de la comunidad, no sólo indicando el rol histórico, social o ceremonial del lugar, sino
sobre todo porque existe una permanente intención por preservarlo, ya sea usándolo
intensivamente, reparándolo o ampliándolo.
Una baja valoración, se expresa en un re-conocimiento mínimo del lugar por parte de la
comunidad. Es decir, el lugar no es identificado e incluso puede ser alterado o destruido porque
se opta por un nuevo uso del terreno donde se emplaza. Esto se puede deber a una
discontinuidad histórica en la ocupación del territorio, un cambio de la población residente o
por un cambio abrupto de su uso por otra función más valorada actualmente.
Nos referimos a la capacidad del lugar para ser utilizado como recurso cultural, considerando su
aptitud museográfica más amplia, que implica uso turístico, pero también uso educativo e
identitario. Además, se considera en este aspecto la potencialidad del lugar en lograr valorizar el
entorno geográfico donde esta situado, convirtiéndolo en una parte fundamental de un paisaje
determinado.
Una alta valoración de este aspecto se da por una serie de características internas y externas del
lugar que le permitirían ser reconocido ya sea por la comunidad como también por otras
personas, como recurso turístico. Se trata de Yacimientos arqueológicos, Sitios Históricos, Redes
Viales o lugares sagrados de características monumentales y/o con condiciones estéticas
excepcionales. Se suma en los dos primeros casos, particulares condiciones de conservación.
Además, podemos considerar con esta valoración los Espacios Sociales y Lugares Sagrados que
implican actividades multitudinarias y/o expresiones sociales singulares.
Una baja valoración estaría dada por lugares que no concitarían interés del público general, ya
sea porque no presentan características físicas de fácil interpretación o no presentan una
característica excepcional de tipo artístico, social o histórico.
Referencias Históricas
Se denomina Umirpa a la sección más alta de la cuenca del río Vítor, desde la Angostura de
Umirpa hacia el oriente.
Fiestas y Celebraciones
Los socios indican que las principales fiestas y ceremonias están en un proceso de inactividad o
irregularidad, pues ya no se realizan anualmente sino cada 3 ó 4 años.
Dentro de tales celebraciones que aún se practican, tenemos la ceremonia del floreo del ganado
y diversas Mesas Ceremoniales dedicadas a cerros tutelares (mallkus) y vertientes, que se
realizan más bien de forma familiar. De igual forma, las celebraciones del Día de los Muertos se
realizarían como festividades familiares y privadas.
Por último, se debe indicar que han desaparecido fiestas católicas tales como San Santiago y Las
Cruces, que se celebraban hace más de 50 años en una antigua capilla hoy en ruinas, en el
sector de Churicaca.
Aunque no fue declarado por los encuestados, de acuerdo a la observación de algunas obras en
terreno se estima que existe o ha existido alguna labor comunitaria o al menos familiar que
tiene relación con la mantención de canales y evitar con esto su profundización, facilitando el
curso estable del agua para riego de bofedales.
Lengua Aymara
Se han registrado 7 Lugares de Significación Cultural en la cuenca del río Umirpa. Aunque se
trata de un territorio amplio, este número es relativamente escaso, puesto que se han hecho
pocas investigaciones patrimoniales en el área. Sólo se conoce el trabajo de los arqueólogos
santiaguinos Virgilio Schiappacasse y Hans Niemeyer (1996), quienes en los años 70 estudiaron
un alero en Itiza (Etiza), y recientemente la investigación del arqueólogo local Calogero Santoro
y colaboradores (2003) sobre asentamientos Inka en Surire, Taruguire e Itiza (Etiza).
Se registran 2 Redes Viales. El primero que une la cuenca de Caracota con la de Umirpa, a través
de la espectacular Cuesta y Apacheta de Itiza. Otro camino principal y antiguo es el que uniría
Timalchaca con Parcoayllo, a través del bofedal de Churicaca y la Apacheta Lagunillas, antes de
iniciar la bajada por el Portezuelo del Marqués.
De los 7 lugares de Significación Cultural, la amplia mayoría no tiene uso actual. Sólo los lugares
relacionados con la Red Vial permanecen en uso, cada vez menos en relación al tráfico
tradicional con animales y carretas. Pese a que los medios de transporte se han modernizado,
las Apachetas siguen siendo hitos significativos y ceremoniales.
En relación al Valor Científico o técnico de los 7 lugares, sólo dos tendrían un valor Alto, es
decir, que podrían ser de interés para investigaciones futuras relacionadas con la ocupación
histórica de este espacio: Alero Itiza y Mina Osiel. Todos los demás tendrían un valor Medio.
Respecto al Valor Local o Interpretativo de los lugares, 4 tendrían una valoración moderada por
parte de los habitantes de la localidad. Los cuales se visitan (las apachetas) o permanecen en la
memoria histórica de la comunidad, como es el caso del Cuartel Antiguo y la Mina Osiel. Los
otros lugares no son conocidos por la comunidad o al menos no están muy presentes en su
memoria.
Respecto al potencial Valor Productivo o Turístico que tendrían los lugares registrados, 5
lugares tendrían un valor moderado. Esto principalmente es considerado por la característica
monumental y su capacidad por agregar valor al paisaje cultural en donde están insertos. Esto
se considera para las dos apachetas. Además, la posibilidad de investigación que entregaría
nuevos datos se aplica a los Aleros de Itiza y la Mina Osiel. Por último, el estado de conservación
del Antiguo Cuartel, también es un potencial museográfico en un sector que carece de edificios
y monumentos sólidos.
Referencias Históricas
Prácticamente no existen referencias históricas sobre la localidad de Cobija, pues al parecer este
sector se configuró como un anexo productivo de la localidad de Timar, Pueblo de Indios
fundado posiblemente a finales del siglo XVI. Cobija mantuvo su situación de anexo productivo
de Timar durante toda la época Colonial, e incluso durante los inicios de la República del Perú.
Sólo recién hacia finales del S. XIX Cobija se convirtió en un pueblo con familias y tierras
independientes de Timar. Esto quizás fue producto del relativo despoblamiento de la región
posterior a la Chilenización del territorio, y/o la mayor presión económica por las tierras debido
al énfasis por el abastecimiento de productos agrícolas para las faenas salitreras de Tarapacá.
Hoy en día la localidad de Cobija es el centro social y de servicios de dos quebradas agrícolas. La
quebrada de Cobija, al Norte, se compone por los siguientes sectores de Oeste a Este:
Manzanane, Pampa Blanca, Pueblo, Bellavista, Tocore, Julumaya, Feitocollo y Marqués.
Mientras que la quebrada de Inquieta, al Sur, se compone por los siguientes sectores de Oeste
a Este: Cainilla, Inquieta, Palca y Vilcane.
Otras fiestas que se mantienen son la celebración del Día de los Muertos en el Camposanto
local, y en menor medida los Carnavales, en verano, donde llegarían un menor número de
personas.
Además, los informantes locales indican que se realizan Mesas Ceremoniales dirigidas a
vertientes y cerros tutelares, que no se llevan a todos los años, sino cada tres ó cuatro años.
Destaca una ceremonia en las nacientes del Cerro Marqués y otra en el Cerro Charcollo.
Del mismo modo, se nos informa que cuando es necesario, se hacen labores comunitarias para
la Reparación del Templo y otros Espacios Sociales. En algunos de estos trabajos los comuneros
participan como mano de obra dirigidos por un capataz elegido directamente (por ejemplo, en
la reparación de muros del Templo); mientras que para otras actividades se juntan recursos
para pagar a un trabajador especializado (por ejemplo, para la construcción del radier del
Templo o el kiosko de la Plaza).
Además, dentro de esta misma práctica, se nos indica que los comuneros están esperando
organizarse para reparar comunitariamente el campanario del Templo. Aquello es lo que estaría
faltando para terminar la reconstrucción del Templo, tras el terremoto del 2005.
Una actividad comunitaria que se ha dejado de realizar es la Reparación del Camino Tropero
Cobija-Timar. Hasta hace unos 50 años, la comunidad de Cobija se organizaba junto a la de
Timar, para iniciar desde el punto central del recorrido la limpieza y reparación en dirección a
sus respectivas localidades. Esto tomaba 1 ó 2 días dependiendo del estado en que se
encontraba el camino.
Lengua Aymara
Se han podido registrar 9 Lugares de Significación Cultural en las cuencas hidrográficas que
componen la comunidad de Cobija. Se debe recordar que sólo se han practicado dos
investigaciones patrimoniales en el área, una de carácter arqueológico enfocado en dos
yacimientos prehispánicos tardíos y otra de carácter histórico relativo a los Templos de Arica y
Tarapacá. La primera fue llevada a cabo recientemente por el equipo dirigido por Iván Muñoz de
la Universidad de Tarapacá (Muñoz 2005; Muñoz y Chacama 2005). La segunda fue realizada por
el equipo del investigador Juan Chacama, también de la Universidad de Tarapacá, a inicios de la
década de 1990 (Chacama et al. 1992).
Así, tenemos registrados 2 Lugares Sagrados. El primero corresponde al Templo de San Isidro
Labrador, un edificio de muros de piedra y revestido de barro, de techo a dos aguas recubierto
de paja, dos capillas adosadas lateralmente y una torre campanario exenta. El segundo es el
Circuito de Calvarios, también relacionado a las celebraciones de San Isidro y San Santiago,
Además, hemos podido registrar 2 Redes Viales Antiguas. La primera corresponde a la Cuesta
hacia Timar y su Apacheta emplazada en el tramo más alto. La otra es el camino que se dirige
hacia Inquieta, destacando la Cuesta de Palca. Ambas redes viales están en uso, pero cada vez
con menos afluencia.
Además, se registran dos sectores de andenerías actualmente en desuso, pero que podrían
corresponder a elaboraciones originalmente prehispánicas. Las Andenerías de Tocore se ubican
en la ladera Norte de la quebrada de Cobija, inmediatamente al Sudeste del Pukara Tocore. En
cambio, las Andenerías de Cainilla se ubican en la pared sur de la quebrada de Inquieta, y
corresponde un pequeño sector de andenerías en desuso, pero que evidencian un trabajo
agrícola reciente.
Finalmente, se informan dos lugares donde se celebran rogativas a cerros tutelares y vertientes,
la Mesa Cerro Charcollo y la Mesa Cerro Marqués, sin embargo, ninguna de éstas mesas
ceremoniales fue visitada en esta ocasión.
De los 9 Lugares de Significación Cultural, sólo 3 no tienen uso por parte de la comunidad.
Corresponden a Yacimientos Arqueológicos, los cuales se ubican en zonas improductivas. Los
Lugares Sagrados y Espacios Sociales identificados están en pleno uso, como el Templo, los
Calvarios y la comúnmente el traslado a pie o en animal.
Un caso importante de resaltar es el que esta afectando actualmente al Poblado Pampa Blanca
(Cobija 2), yacimiento arqueológico ubicado en las proximidades del pueblo. El permanente
paso de animales y pastoreo que aprovechan la vegetación arbustiva de del faldeo del cerro
esta provocando la destrucción de los elementos arqueológicos del yacimiento, especialmente
las evidencias arquitectónicas como muros y viviendas y los materiales del suelo y subsuelo.
Respecto al Valor Científico o Técnico de los lugares, tenemos a dos Yacimientos Arqueológicos
que alcanzan el mayor potencial. Son lugares que tienen un enorme potencial para seguir
siendo estudiados, ya sea por su excepcional estado de conservación y por sus dimensiones y
los procesos sociales que se llevaron a cabo en dichos lugares. Con un potencial regular de
investigación hemos considerado los actuales lugares ceremoniales y las redes viales en uso.
En relación al Valor Local de los lugares, se considera que los lugares sagrados, Templo y
Calvario, son los que actualmente tienen el mayor valor por parte de la comunidad. De igual
forma, la Cuesta de Palca es muy relevante pues se usa cotidianamente. Todos los demás
lugares tienen una valoración media por parte de los comuneros, pues al menos los reconocen y
los interpretan.
Respecto al potencial Valor Productivo o Turístico de los lugares, una mayoría los hemos
considerado de bajo o regular potencial. Sin embargo, destaca con un alto valor el Pukara
Tocore, yacimiento arqueológico de excelente estado de conservación, dimensión y
emplazamiento. Para convertirlo en un recurso turístico requiere de un Plan de Manejo que
permita asegurar la conservación del yacimiento y la participación de los comuneros como
administradores e interpretadores de su patrimonio. Además del Plan de Manejo necesita de
una adecuada Puesta en Valor, que considere por lo menos, senderos de acceso, senderos
internos, señalética interpretativa y material de difusión.
Referencias Históricas
No se han registrado referencias documentales relacionadas con los tramos altos de las
quebradas Caricoya y Vizaviza, que desembocan en los sectores de Guañacagua y Palca
respectivamente en el valle de Codpa.
Actualmente, ambas quebradas están habitadas por una serie de pequeñas estancias de
producción agroganadera, entre las cuales destaca como núcleo social y ceremonial la localidad
de Tulapalca, la estancia de mayor tamaño, que presenta además una Plaza y un Templo.
Los sectores productivos de la quebrada de Caricoya, son Cuturata y Tiriviche. Mientras que los
sectores productivos de la quebrada de Vizaviza son Sitima, Tulapalca, Calzure, Vizaviza,
Liquima y Amuñane.
Fiestas y Celebraciones
Es importante recalcar que uno de los encuestados señaló que antiguamente se realizaba la
fiesta de Espíritu Santo en el mes de Junio.
En relación al uso de la lengua aymara, de las 6 encuestas que se realizaron, la mitad dice
entender y hablar perfectamente el idioma. Mientras que la otra mitad indica que sólo entiende
la lengua aymara. Además, todos los entrevistados coinciden en que décadas atrás el idioma
aymara se hablaba comúnmente en Tulapalca.
Se han registrado sólo 5 Lugares de Significación Cultural. Este escaso número se debe a que
hasta el momento no se han realizado investigaciones patrimoniales en el área. Sin duda, una
inspección de mayor profundidad determinaría más lugares, tanto en uso actual, como en
desuso.
Aún así, hemos podido registrar 2 Lugares Sagrados. El primero de ellos es el Templo de
Tulapalca, compuesto por una pequeña capilla con techo a dos aguas, muros de piedra
revestidos con barro, un atrio o patio de no más de 13 de largo con un pequeño calvario en el
interior y una maciza torre campanario exenta. También se registra un Segundo Calvario
confeccionado en piedra, en regular estado de conservación y se ubica en el extremo sur del
caserío de Tulapalca, a unos 50 m al Sur del Templo.
De los 5 lugares en el territorio de Tulapalca, sólo dos mantienen su uso. Pese a que, tanto el
Templo como los Calvarios presentan un mal estado de conservación se siguen utilizando en
actividades religiosas. En cambio, los 3 yacimientos arqueológicos, no presentan uso en la
actualidad.
Respecto al Valor Científico, sólo destaca el alto potencial valor de los poblados arqueológicos,
los cuales no habían sido antes inventariados y donde podría iniciarse programas de
investigación, como los realizados en otros sectores, como Vila-Vila, Cobija y Chitita.
Sólo el Templo de Tulapalca posee un alto Valor Local, evidenciado en sus constantes
restauraciones y reparaciones por parte de la comunidad. Los demás lugares, como los
yacimientos arqueológicos, poseen una valoración cultural regular, ya que al menos son
reconocidos por los habitantes, y gracias a esta permanencia en la memoria pudimos
registrarlos. Al respecto, se nos informa de la existencia de otros dos “gentilares”, uno en la
quebrada de Tiriviche y otro en la sección alta de la quebrada de Cuturata. También hay que
señalar que se nos informa sobre dos Mesas Ceremoniales, las cuales se realizan en una de las
hoyadas del Cerro Marqués y la otra en la vertiente Jalzuri, ambas no fueron visitadas para el
presente estudio.
Referencias Históricas
Como sea, la actual Comunidad Indígena de Vila-Vila corresponde a un grupo familiar amplio
que en el último siglo ha repoblado este territorio, adquiriendo territorios y derechos y
valiéndose de su experiencia en ambientes similares del altiplano y precordillera de Arica. Por
tanto, en este último período histórico no se ha desarrollado un núcleo social que organice los
aspectos productivos o sociales de los habitantes de esta parte alta del valle de Codpa.
Otros sectores que forman la parte alta del valle, pero que no son incluidas dentro de la
Comunidad Indígena de Vila-Vila son Corralone, Molle Grande aguas abajo, e Incauta, ubicado
aguas arriba.
Fiestas y Celebraciones
Las únicas fiestas que se celebran en el territorio de la Comunidad Indígena de Vila-Vila son
aquellas organizadas a nivel familiar, tales como, la Fiesta de Las Cruces y el Carnaval, llevadas a
cabo en Febrero y Mayo, respectivamente. Además, los encuestados indican que una serie de
rogativas y pawas se llevan a cabo al inicio o término de las faenas agrícolas, como también en
las apachetas más cercanas.
Lengua Aymara
Se registra tan sólo una evidencia de la Red Vial Antigua. Se trata de la Apacheta Catita, a un
costado de la Ruta A-319, evidencia del antiguo camino tropero que unía las partes medias del
valle de Codpa con Ayco y Parcoayllo. La apacheta se presenta como un enorme montículo de
piedras, con un nicho interior y esta rodeada por varias estructuras al modo de utas (casitas
ceremoniales) o paskanas (refugios).
En la actualidad, sólo la Apacheta Catita esta en uso y es visitada tanto por los comuneros de
Vila-Vila, como por otros viajeros que transitan por la Ruta A-319. Al contrario, los
asentamientos de data prehispánica no están en uso, aunque muy esporádicamente son
visitados por viajeros.
Respecto al potencial de investigación o Valor Científico de los lugares, destacan los dos
yacimientos arqueológicos con la mayor valoración. Esto se debe a su buen estado de
conservación, su importante dimensión y su gran cantidad de elementos arqueológicos que
evidencian una amplia actividad social.
Todos los lugares tienen un Valor Local alto, es decir, la mayoría de los miembros de la
comunidad de Vila-Vila los reconoce, los interpreta y los considera importantes para su
identidad cultural y su desarrollo futuro. Además, es claro que la comunidad reconoce un
número mayor de lugares de Significación cultural, que no fueron inventariados en el presente
estudio.
De esta forma, se nos informó que existiría un Lugar Sagrado en medio de las chacras de cultivo,
donde se llevaría a cabo una Mesa Ceremonial. Además, aunque falta por corroborar en
terreno, ciertos informantes locales nos indican de la existencia de un petroglifo (piedra
grabada) ubicada en el fondo del valle, que representaría una especie de maqueta del territorio,
donde se indicaría el río, los poblados y las andenerías.
Así, en la misma investigación de fines de los años 80 (Muñoz et al. 1987) se registra otros
yacimientos arqueológicos, tales como el Poblado de Incauta, el Pukara de Molle Grande y el
Tambo de Molle Grande. Además, el mismo equipo de investigación informa sobre la Pictografía
de Molle Grande (Muñoz y Briones 1996) diseño relacionado con la expansión del estado Inka
en los valles de la vertiente occidental de los Andes. Esta pictografía, o pintura sobre un panel
rocoso, comprende un diseño de damero o ajedrezado de colores rojo y blanco. Los informantes
locales se refieren a dicha pictografía como whipala.
Otro aspecto que no es común en las comunidades tradicionales, pero que aquí se presenta y
sirve para reforzar la potencialidad turística de estos yacimientos es la disposición de los
comuneros en realizar dicha actividad. Sin embargo, para esto se requiere elaborar un Plan de
Manejo que permita asegurar la conservación del yacimiento y la participación de los
comuneros como administradores e interpretadores de su patrimonio. Además del Plan de
Manejo necesita de una adecuada Puesta en Valor, que considere por lo menos, senderos de
acceso, senderos internos, señalética interpretativa y material de difusión.
Referencias Históricas
Las tempranas referencias de Timar dentro de los documentos españoles, junto con las
evidencias arqueológicas, indican que el actual trazado del pueblo corresponde a una temprana
reducción española, en el interior de un sector agrícola con presencia prehispánica. Hacia 1618,
Juan Vásquez de Espinosa señala que Timar fue una de las localidades de los Altos de Arica que
visitó con motivo de su largo viaje evangelizador en los Andes.
Hacia el siglo XVII el pueblo habría sido parte del Cacicazgo de Codpa, pero de igual forma esta
quebrada habría estado en disputa entre jerarcas altiplánicos (Carangas) y de tierras bajas como
los Cañipa. Una vez formada la República del Perú, se realizó en 1866 un censo administrativo
que señala al pueblo de Timar compuesto por un diverso contingente poblacional. La ausencia
de Cobija en este censo, parece indicar que dicho sector fue un anexo de Timar, el cual recién
hacia finales del siglo XIX se estableció como pueblo.
Fiestas y Celebraciones
Hasta hace unos años durante la fiesta se visitaban varias cruces en el pueblo, en sus accesos y
también en las partes altas de los cerros que encierran la quebrada. Hoy en día durante los días
de fiesta sólo se visitan los calvarios más fáciles de acceder (Cruz de Bienvenida, Cruz de la
Iglesia) y sólo eventualmente aquellos de más difícil acceso, como la Cruz de San Juan, en el alto
del cerro del Norte.
Otra fiesta de importancia es el Carnaval, realizada en los meses estivales. Antiguamente las
organizaba un mayordomo y era una fiesta de gran relevancia. En la actualidad sólo llegarían
unas 50 personas al pueblo para celebrar al Carnavalón. Las otras festividades que han perdido
relevancia en la actualidad tienen que ver con fiestas propias del calendario católico, tales como
Semana Santa, Pascua del Niño y el Día de los Muertos.
En Octubre se realiza la limpieza de canales y estanques. Se inicia con una pawa en las
vertiente Pitujune y más recientemente la vertiente Jarzuri (explotada hace sólo 15 años),
ambas aguas arriba del pueblo.
Estos caminos también eran utilizados por los “marchantes”, arrieros altiplánicos que llegaban a
la localidad para intercambiar sus productos (llamas, charqui, chuño y quinua) por la producción
de la quebrada (frutas frescas y secas). Para llevar a cabo el intercambio la comunidad elegía un
inspector quien cuidaba que las transacciones fueran equitativas y favorables a toda la
comunidad, estableciendo las medidas de cambio.
Lengua Aymara
Muy relacionado con lo anterior, se registraron construcciones que tienen un determinado valor
histórico, conformando 2 Sitios Históricos. Tanto la Antigua Escuela y el Antiguo Retén, están
situados en la calle principal frente a la Plaza. Corresponderían a edificios públicos que han
mantenido su forma tradicional no por decisiones personales, sino circunstanciales.
Respecto a otros lugares de valor histórico tenemos otros 3 relativos a la Antigua Red Vial,
utilizado hasta hace poco y muy presente en la memoria de la localidad. Destacan la Cuesta de
Cobija, al Este del pueblo, y la Cuesta de Codpa, al Oeste. Además, se reconocen dos Apachetas
en el Alto Garza, evidencias del antiguo camino desde Timar hacia Arica, ubicadas a un costado
de la ruta A-31, donde aún se practican algunas ofrendas.
Además, aguas abajo del pueblo se registran 3 Yacimientos Arqueológicos, todos los cuales
corresponden al período prehispánico tardío, es decir, de agricultores avanzados. Se trata del
Poblado Visllujo, Poblado Corralone y Poblado Chuca-chuca, compuestos todos ellos por una
serie de unidades pircadas de formas circulares emplazadas en escarpadas laderas frente a los
mismos terrenos cultivados hoy en día.
De los 12 lugares registrados, sólo 5 no están en uso actualmente. Los lugares sagrados están en
plena función. Por otro lado, pese a que ya no se usan las redes viales antiguas, las Apachetas
Alto Garza, se seguirían visitando esporádicamente por ciertos comuneros.
En relación al Valor Científico de los 12 lugares identificados, sólo los yacimientos arqueológicos
tendrían un alto potencial para la investigación. Esto se debe a que son yacimientos extensos y
poco se conoce acerca de los períodos prehispánicos en la zona. De valor medio, son los lugares
en uso, que pueden ser investigados por su relevante carácter histórico. De similar relevancia
media son los lugares que corresponden a redes viales antiguas.
Respecto al Valor Local o Interpretativo de los registros de Timar, destaca el alto valor
expresado en los lugares sagrados, que son frecuentemente restaurados y utilizados de forma
continua por la comunidad. Respecto al resto de los lugares, estos presentan un valor local
medio, ya que si bien son reconocidos por la comunidad, no hacen acciones en ellos, que tengan
que ver con la reactivación de la memoria histórica, sagrada o su restauración estructural.
Específicamente sobre los yacimientos arqueológicos, aunque los comuneros los reconocen y
los identifican como “gentilares” con una serie de relatos interpretativos, no sienten una
particular cercanía cultural respecto a estos lugares.
Sobre la Valoración Productiva o potencial turístico de los lugares, destaca la alta valoración del
templo, de las cuestas empedradas y del poblado arqueológico de Visllujo. El resto de los
lugares sagrados y sociales, es decir, Camposanto, Calvarios y Plaza tienen una valoración
media. Se observa una amplia diversidad de lugares con un potencial turístico presentes en
Timar. Así, el máximo potencial no yace en los lugares valorados aisladamente, sino que se
forma en la particular densidad de relatos y valoraciones en un espacio delimitado.
Aunque la comunidad no lo reconoce ni visualiza del todo, el conjunto urbano y su entorno son
de amplia relevancia en términos turísticos, pues pese a los diversos efectos modernizadores
mantiene su apariencia tradicional. Este trazado urbano involucra las casas con materiales
tradicionales y enlucidos con cal, pasajes peatonales con escalas de piedra, y una calle principal
que mantiene sus dimensiones originales. Además, están inmersos en un paisaje cultural mayor,
que incluye cuestas empedradas y un yacimiento arqueológico en regular estado de
conservación y una investigación en curso.
Una alternativa de poner en valor este entorno es usar las herramientas legales otorgadas por la
Ley N° 17.288 de Monumentos Nacionales, mediante la declaratoria de Zona Típica del pueblo
de Timar. Se propone postular en la categoría de “Pueblos Tradicionales”, los cuales
corresponden a:
Además, una declaratoria de Zona Típica puede ser utilizada para atraer inversiones privadas y
públicas con una adecuada calidad técnica, que les asegure a las instituciones participantes
participar de un interesante proyecto de desarrollo sostenible futuro.
Una declaratoria de Zona Típica no es limitar el desarrollo de una comunidad ni tratar de que el
pueblo “congele” su apariencia, más bien es una herramienta para regular su crecimiento de
forma armónica con lo existente. La declaratoria requiere de un expediente técnico, elaborado
por un equipo profesional interdisciplinario, que incluye arquitectos, antropólogos,
historiadores y/o arqueólogos, quienes dialogan constantemente con la comunidad para
establecer lo qué se quiere conservar a futuro, cómo debe ser el desarrollo constructivo del
pueblo y qué se espera lograr con esta declaratoria.
Referencias Históricas
Durante el período Republicano del Perú, el pueblo de Guañacagua surge como el mayor núcleo
poblacional de la sección alta del valle de Codpa, relegando a una segunda importancia al
pueblo de Chitita.
De esta forma el actual sector de Chitita se extiende entre los sectores de Tanguaya, por el
Oeste, y el sector de Palca por el Este, incluyendo los sectores de Miraflores, Chucachuca,
Ranchucata y Piraspampa.
Fiestas y Celebraciones
La principal celebración que se realiza en Chitita es la que se realiza en honor de la Virgen del
Carmen, patrona del pueblo, que se festeja en el mes de Julio. Antiguamente tenía un amplio
circuito de calvarios, muchos de ellos no reconocidos actualmente por la comunidad, y que en la
actualidad se ha reducido considerablemente.
De menor relevancia son las celebraciones que se realizan para el Día de los Muertos, llevada a
cabo en el camposanto de Guañacagua, y para la Fiesta de Reyes o Navidad del Niño, los
primeros días de Enero.
No se tiene datos precisos sobre la Limpieza de Canales en la localidad de Chitita. Sin duda, esta
se sigue realizando en determinados eventos, pese a que las recientes inversiones en mejorar la
infraestructura habrían disminuido su continuidad.
Además, los comuneros informan que hasta hace unos 50 años se realizaba la Reparación de
Caminos, especialmente el que se dirige hacia Tulapalca (Nordeste) y el que se dirige a Sucuna
(Sur y Sudeste). El tramo referido al alto sur del valle, se siguió utilizando hasta hace unos 30
años, relacionado con la llegada de camiones desde y hacia Arica, hacia el antiguo “Paradero”.
Lengua Aymara
De las 6 personas que respondieron las preguntas acerca de la lengua aymara en Chitita, una
mayoría (4 personas) indicó no conocer la lengua aymara. Mientras que sólo una persona señala
que efectivamente la puede hablar, y otra persona señala que entiende parcialmente. Por
último, dos encuestados no respondieron acerca de su habilidad con la lengua aymara.
En la localidad se registran 8 lugares de Significación Cultural. Hay que destacar que sólo
recientemente se han realizado investigaciones patrimoniales en el área. Una relacionada a una
extensiva prospección de evidencias arqueológicas en el tramo del valle comprendido entre
Guañacagua y Sibitaya (Ajata 2004 y 2005). Por otro lado, se acaba de terminar una importante
experiencia de restauración patrimonial del Templo de la Virgen del Carmen, llevada a cabo por
la Fundación Altiplano en conjunto con la misma comunidad de Chitita (Fundación Altiplano
2006).
De esta forma, se registra un único Lugar Sagrado correspondiente al Templo de la Virgen del
Carmen de Chitita. Este edificio se ubica en el extremo oriental del pueblo, posee una nave con
muros de adobe, una techumbre de barro, totora, esterilla y tijerales de madera. La portada del
templo es de piedra de factura sencilla y con algunos elementos ornamentales, como seudo
pilares. No posee torre campanario. Hoy en día se encuentra en excelente estado de
conservación, y la comunidad considera al templo con la máxima valoración y orgullo, ya que
fue restaurada siguiendo los estándares tradicionales y en plena coordinación con la comunidad
local.
Se registra un sólo hito en la Red Vial Antigua, que corresponde a la Cuesta Chuca-chuca. Esta
cuesta empedrada es la sección más visible de una ruta tropera que llegaba al alto sur de la
quebrada, hacia el denominado “Paradero”, desde donde se tomaba el camión a Arica, o se
seguía viaje en animal hacia la cuenca alta de Camarones (por ejemplo, Saguara, Sucuna o Ayco)
o incluso rumbo al altiplano (por ejemplo, Parcoayllo, Umirpa o Surire).
Finalmente, dos yacimientos se registran hacia el Oeste de Chitita, se trata de los registros de
Tanguaya Oeste y Tanguaya Este. El primero es un pequeño asentamiento de 7 unidades
habitacionales y una bodega subterráneas, todas ubicadas en una ladera muy escarpada. El
segundo, es de similares características, 6 habitaciones y un mayor número de bodegas
subterráneas.
De los 8 lugares identificados en el territorio de Chitita, sólo uno esta en pleno uso, y
corresponde al Templo de la Virgen del Carmen. Todos los demás, tales como sitios históricos,
redes viales y yacimientos arqueológicos no se utilizan actualmente y además se emplazan en
sectores improductivos.
Respecto al Valor Científico de los lugares, destacan los 5 yacimientos arqueológicos, como los
únicos que alcanzan una alta valoración. Esta valoración se basa en que conforman un conjunto
contemporáneo correspondiente al período prehispánico de Agricultores Avanzados y que
además han sido mínimamente estudiados. Por otro lado, el templo, los calvarios históricos y el
camino tropero poseen una limitada potencialidad para la investigación, dada su menor
antigüedad, menor conservación de evidencias y menor envergadura.
En relación al Valor Local, destaca el templo como el único lugar que posee una alta valoración
de este tipo. Mientras que dos de los yacimientos arqueológicos y el camino tropero tienen una
valoración media, pues sólo son reconocidos por la comunidad sin efectuar acciones en ellos.
Por último, los 4 lugares que tienen una baja valoración local, como yacimientos arqueológicos y
sitios históricos no son reconocidos y no se conservan en la memoria de la comunidad.
Finalmente, respecto al Valor Productivo de los lugares de Chitita, destaca el alto potencial
turístico que posee el templo, que ha sido recientemente restaurado y que se puede convertir
en un atractivo recurso debido a que conserva sus características tecnológicas y artísticas
originales. Finalmente, una valoración media alcanza el calvario histórico y el Pukara de Chitita,
ambos situados en el alto sur del valle, a los que se llega desde la cuesta de Chuca-Chuca, lugar
con similar valoración. Estos tres lugares podrían ser convertidos en un único recuso turístico
como un recorrido para caminatas y cabalgatas con carácter cultural.
Para esto se requiere la elaboración de un Plan de Manejo que permita asegurar la conservación
y sustentabilidad de los lugares y delimitar la participación de los comuneros como
administradores e interpretadores de su patrimonio. Además, del Plan de Manejo se necesita de
una adecuada Puesta en Valor, que considere por lo menos, investigación, restaurar el camino
de acceso, elaborar senderos internos, construir miradores, instalar señalética interpretativa y
diseñar material de difusión.
Referencias Históricas
La única referencia documental sobre la localidad de Sibitaya es la que indica el sacerdote Juan
Vásquez de Espinoza (1948), que nombra a “Cibitaya”, junto Codpa y Timar, como las únicas tres
localidades de la cuenca de Codpa, que fueron visitadas en 1618. Este único dato sugiere que
tales tres localidades fueron los primeros tres Pueblos de Indios impulsadas por la política del
Virrey de Toledo para controlar la población indígena en los Andes, desde 1590 en adelante.
Posteriormente, en las visitas Visitas Coloniales de 1750 (Hidalgo 1978) y 1772 (Hidalgo et al.
2004) la localidad de Codpa se organizaba en dos ayllus, uno aguas abajo denominado “ayllu
Collana” y otro aguas arriba denominado “ayllu Capanique”. Aunque no se tiene precisión de
cuales eran sus deslindes, suponemos que Capanique incluía a las localidades de Chitita y
Fiestas y Celebraciones
Por mucho tiempo la localidad de Sibitaya estuvo deshabitada, y dejaron de realizar fiestas en el
templo. Sin embargo, recientemente, la comunidad ha recuperado la Fiesta de Las Cruces,
realizada en el mes de Mayo.
Sin embargo, y ya que el templo esta consagrado a San Pedro se estima que antiguamente
además se celebraba a dicho santo en el mes de Junio. No tenemos claridad acerca de cuando
esta Fiesta se dejó de celebrar y si el Santo fue trasladado a otro Templo, como por ejemplo el
Templo de Guañacagua.
Lengua Aymara
De las 10 personas que fueron encuestadas acerca de la lengua aymara, la mitad (5 personas)
indica saber medianamente dicho idioma, mientras que 4 personas afirman no entender nada
de la lengua aymara. Una sola persona señala hablar y entender la lengua aymara.
Respecto al uso antiguo de la lengua aymara, una mayoría de los entrevistados (6 personas)
afirman que se habló comúnmente en Sibitaya. En cambio, 2 personas indicaron que el aymara
nunca se habló en Sibitaya. Otras 2 personas señalan no saber la situación anterior del idioma
aymara.
Se ha detectado sólo un Lugar Sagrado, que corresponde al Templo de San Pedro, reconstruido
recientemente mediante ladrillos de adobe, pero que aún conserva su techumbre en mal
estado.
Además, se registra un hito de la Antigua Red Vial, evidenciada en la Cuesta Sibitaya, que se
remonta hacia Tulapalca en dirección Noroeste.
Por otro lado, el Pukara de Taracollo (o Sibitaya) se ubica en la cima del alto Norte, sobre la
localidad de Sibitaya. El poblado esta delimitado en todas sus direcciones por una profunda
quebradilla, salvo hacia el Este, donde se sitúa su acceso natural, que ha sido modificado por la
construcción de tres muros lineales sucesivos que controlan la entrada. Posee una plaza central
de modestas dimensiones, y un amplio sector de habitaciones pircadas, donde destaca un
De los 6 lugares la mayoría no presenta uso actual. El único en uso, aunque de manera
discontinua, es el Templo de San Pedro. Un hecho que debe ser enfatizado es la existencia de un
cementerio indígena en las proximidades del Templo de San Pedro, el cual tiene evidencias de
haber sido saqueado sistemáticamente. Aunque no se realizaron averiguaciones al respecto, la
lejanía del lugar donde se ubica el yacimiento hace improbable que el saqueo haya sido
efectuado por visitas o turistas.
En relación al Valor Científico o Técnico de los 6 lugares de Sibitaya, destaca el alto valor del
Pukara de Taracollo, asentamiento de gran relevancia para la prehistoria regional. Su
importancia radica en su inusual estado de conservación, monumentalidad y densidad de
materiales en el suelo y subsuelo. De similar valoración son los yacimientos arqueológicos
identificados como Poblado Palca y Cementerio Sibitaya, el primero apenas registrado y el
segundo que no había sido reconocido previamente. Los tres yacimientos, convierten a esta
quebrada como un potencial centro de investigación.
Respecto al Valor Local de los lugares, se debe señalar que ninguno alcanza una alta valoración,
pues no son ampliamente reconocidos ni utilizados por la comunidad. De valor medio, son el
Referencias Históricas
El más importante núcleo histórico, social y religioso de la cuenca del río Vítor ha sido el pueblo
de Codpa. Existen diversas referencias documentales acerca de esta localidad, que no permiten
dudar acerca de su fundación como Pueblo de Indios desde la más temprana presencia española
en los Altos de Arica. Las primeras referencias están relacionadas con la visita de Vásquez de
Espinoza (1948), quien indica que en 1618 visitó, entre otros, los pueblos de Codpa, Sibitaya y
Timar.
De ser uno más de los Pueblos de Indios a finales del s. XVI, Codpa pasó a ser la capital del
Repartimiento de los Altos de Arica y sede de la Doctrina de Codpa dedicada a la
evangelización de los indígenas. Esto se debió tanto a su importante producción agrícola, como
también a su posición intermedia entre la costa y las tierras altas.
De esta forma, hacia la primera mitad del s. XVII, surgiría el Cacicazgo de Codpa, una institución
hispana enfocada al control de los indígenas, reproduciendo formas andinas de manejo de las
reciprocidades y formas occidentales para reunir los tributos indios hacia la Corona. El linaje de
los Cañipa termina abruptamente a fines del s. XVIII tras la rebelión de Tupac Amaru y el
ajusticiamiento del cacique Diego Felipe.
Con la República del Perú y la posterior Chilenización, el pueblo de Codpa mantuvo su lugar
central dentro del ámbito productivo agrícola y administrativo. Durante la época de la
explotación salitrera la producción agrícola del valle se enfocó al apoyo de dicha industria.
Fiestas y Celebraciones
La principal fiesta del pueblo de Codpa a nivel regional, es el Carnaval que se lleva a cabo en los
meses de Febrero, y donde acude una gran cantidad de visitas desde Arica. Esta fiesta gira en
torno a diversos Ño Carnavalones, muñecos tamaño natural que reviven anualmente en la
fiesta, pero que el resto del año descansan en las laderas del valle.
La otra fiesta de importancia es la Fiesta de la Vendimia, que se lleva a cabo en el mes de Mayo.
Aunque tiene un origen tradicional enfocado a la producción vitivinícola, se ha transformado
durante los últimos años intentando popularizarse a nivel regional, con diversos concursos y
elección de reina, como el mismo Carnaval.
Entre las fiestas religiosas, destaca la del santo patrono, San Martín de Tours, que se celebra en
el mes de Noviembre. En la actualidad, además de la misa y procesión, al santo ahora se le ha
organizado un baile en su honor.
Otra celebración relevante es la Fiesta de Las Cruces. En el mes de Mayo, se festeja en diversos
sectores del valle, siguiendo una determinada secuencia de cruces familiares y otras de mayor
convergencia, tales como la Cruz de la Pampa y la Cruz de la Virgen.
De menor envergadura, son otras celebraciones religiosas, tales como, el Día de los Muertos, y
la Pascua de Reyes. Esta última conserva una serie de cánticos y bailes en honor del Pesebre, y
una once comunitaria para los niños y adultos de la localidad. Respecto a la Semana Santa, la
comunidad recuerda que antiguamente se realizaba un emotivo ritual que lograba estremecer a
los creyentes.
Lengua Aymara
Respecto al uso anterior del idioma aymara, la mayoría de los entrevistados (13 personas) indicó
que el aymara no se habló en la localidad. Un poco menos (10 personas) señalan, en cambio,
que si se habló y era común. En tanto, 8 personas señalan que se habló poco, de las cuales dos
agregaron que fue más común el idioma quechua. Dos personas declaran no saber la situación
del aymara en tiempos previos.
En términos patrimoniales, el valle de Codpa ha sido bastante estudiado. En la década del 1970
los pueblos de Codpa, Guañacagua y Chitita fueron incluidos en un estudio arquitectónico sobre
templos del interior de Arica (Benavides et al. 1977). Luego, en los años 80 se llevaron a cabo
diversas investigaciones patrimoniales en Codpa. Los trabajos de un equipo arqueológico de la
Universidad de Tarapacá, acerca de los períodos prehispánicos tardíos, incluyeron los sectores
de Cachicoca y Cerro Blanco (Muñoz et al. 1987). Además, los investigadores Calogero Santoro y
Jorge Hidalgo, también de la Universidad de Tarapacá, iniciaron un catastro de los lagares y
bodegas presentes entre Codpa y Pintatani, que lamentablemente quedó inconcluso.
Otras labores patrimoniales recientes han sido los estudios dentro de proyectos de inversión.
Durante la ampliación del camino hacia Guañacagua, se hizo un rescate de evidencias
arqueológicas en cuatro puntos del sector Cacicazgo (Carrasco 2006). Posteriormente se realizó
un diagnóstico de las evidencias patrimoniales posibles de ser afectadas por las obras del
tendido eléctrico que llegaría a Codpa y Guañacagua (Romero 2007).
Además, se registra un Circuito de Cruces del Pueblo, compuesta por tres cruces, dos ubicadas
en la Cuesta Norte, y una tercera en la Cuesta de los Marchantes. Además, existen otras dos
cruces que no se celebran anualmente, sino en períodos espaciados: la Cruz de Mal Paso, sobre
una gran roca en medio de las chacras al Este de Codpa, y la Cruz del Siglo, donde también se ha
Se registran 2 Espacios Sociales. La Plaza de Codpa, comprende un importante hito social donde
se han desarrollado importantes eventos históricos, relacionados con los actos de legitimación
pública de los caciques coloniales del linaje Cañipa. Actualmente la plaza esta compuesta por un
piso de cemento con una pequeña pérgola anexa rodeada por árboles. Hoy día, se realizan
actividades deportivas, ceremonias oficiales y se instalan ferias cuando llegan buses con turistas.
Además, recientemente se ha confeccionado el Lagar del Templo, de modestas dimensiones,
emplazado frente al Templo y que es usado sólo para la fiesta de la Vendimia.
Además se registra un edificio dentro del trazado urbano, del cual se conserva una memoria
histórica, identificándose como la Antigua Casa Parroquial, y que en la actualidad sirve de Retén
de Carabineros.
Finalmente, se registra un antiguo espacio ceremonial ubicado sobre una pequeña colina sobre
el Templo de Marquirabe. Las evidencias materiales y ciertos relatos nos indican que en este
espacio se practicaba el juego de Alasitas de Marquirabe, para la fiesta de las Cruces, hace más
de 70 años.
Se han registrado 3 hitos dentro de la Antigua Red Vial de Codpa. Se reconocen las siguientes
evidencias: Cuesta Pacallane, que se dirige al alto suroeste del valle, en dirección a la quebrada
de Umayani; Cuesta de los Marchantes, que es la bajada de los antiguos arrieros altiplánicos
que llegaban al valle a intercambiar productos, desde el oriente; y Cuesta Pueblo Norte,
corresponde a la salida hacia el alto norte, donde se iniciaba el rumbo hacia Arica o Timar.
Además, hay dos evidencias rupestres en el territorio del pueblo de Codpa. En la quebrada La
Escalera se definen dos bloques con diseños prehispánicos y de época post-hispánica,
registrados como Petroglifos La Escalera. Un conjunto de bloques con una mayor cantidad de
paneles, es el yacimiento Petroglifos La Ladera, al Oeste del pueblo. Sus diseños demuestran
De los 22 lugares identificados en Codpa, la mitad, es decir 11, no tiene uso actual. Estos
corresponden especialmente yacimientos arqueológicos, sitios históricos y redes viales antiguas.
Mientras que el segundo tipo de uso en importancia, es el relativo al uso ceremonial,
lógicamente confinado a los lugares sagrados.
El uso social esta limitado a los dos lugares definidos como espacio social. Destacan dos sitios
históricos que mantienen su uso original, es decir, la producción y almacenaje de vino pintatani.
Finalmente, el último sitio histórico definido, es actualmente utilizado como Retén de
Carabineros.
Respecto al Valor Científico de los lugares, tenemos sólo tres que alcanzan una valoración alta.
Dos corresponden a Yacimientos Arqueológicos y uno es un Sitio Histórico. Los tres tienen
características diferentes por las cuales merecen ser estudiados e integrados en programas de
investigación más amplios.
Al contrario, la mayoría de los lugares, es decir 15 casos, presentan una valoración media. Estos
incluyen diferentes tipos de lugares de Significación cultural, incluyendo tanto yacimientos
arqueológicos, como sitios históricos, lugares sagrados y redes viales antiguas. Cada uno de
estos lugares alcanza este valor porque aparecen en conjunto en tipos, lo que permite
incrementar su valor comparativo y complementario.
En relación al Valor Local, 8 lugares presentan un valor alto, es decir, son reconocidos, usados e
incluso son restaurados y refaccionados en reiteradas ocasiones, como por ejemplo, las bodegas
de pintatani, el camposanto, los calvarios y el templo. Otros 8 lugares poseen un valor medio,
pues sólo son reconocidos por la comunidad, como por ejemplo las cuestas y las bodegas
abandonadas, o el Templo de Marquirave que se utiliza de manera intermitente. Por otro lado,
los lugares que tienen un bajo valor local corresponden a los que no son reconocidos por la
comunidad, los cuales son esencialmente yacimientos arqueológicos y sitios históricos.
Se tienen, además 8 lugares de potencial turístico medio. Estas tienen menor potencialidad
intrínseca o requieren inversiones e investigaciones de mayor envergadura. Pero tales redes
viales, sitios históricos y lugares sagrados, complementan el potencial de los lugares con mayor
potencial.
Finalmente, hay que señalar que el potencial turístico de la Comunidad Indígena de Codpa se
incrementa si incluimos los lugares con potencial atractivo de los sectores aledaños, tanto aguas
abajo como aguas arriba del pueblo de Codpa. Así, hacia el Este del pueblo de Codpa, en el
territorio de influencia de la localidad de Guañacagua, tenemos otro importante número de
5. ANÁLISIS GENERAL
25
20
Frecuencia
16
15 13
12
10
5
4
0
R
YA
LU
ES
SI
ED
TI
C
G
PA
O
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RA
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D
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O
O
La segunda categoría en importancia son los Lugares Sagrados, con 16 ejemplos (22,2%). Esto es
un indicador inequívoco de la actual importancia de la ceremonialidad para las comunidades.
Prácticamente, las redes viales y los sitios históricos tienen igual número de representación, es
decir 13 y 12 casos respectivamente. Ambos tipos de lugares están relacionados a la historia
más reciente de las comunidades. Es importante llamar la atención que la alta frecuencia de
lugares relativos al tráfico y comunicación nos indican lo fundamental de esta actividad tanto en
el pasado como en el presente. Han cambiado las vías utilizadas, pero permanecen por largo
tiempo en la memoria de sus habitantes. Es posible postular que la valoración de estos lugares,
por parte de los comuneros es un indicador de que una buena parte de la identidad cultural de
estas comunidades esta basada en tales aspectos. Este asunto hasta ahora no ha sido
considerado por las políticas culturales aplicadas de manera específica en el territorio de la MPL
de Codpa.
Por último, la escasa frecuencia de Espacios Sociales en uso por las comunidades, es un claro
indicador de cómo se ha reducido la actividad social en las comunidades. La reducción
dramática de actividades sociales tradicionales, que no sean festivas, es un factor que se debe
ser considerado al reforzar o fortalecer la identidad cultural de las comunidades. Comunidades
que no practican una amplia gama de actividades sociales, tales como, organizacionales,
productivas, comerciales, educacionales, y otras, difícilmente serán sustentables en el tiempo
como grupo mancomunado. No se esta señalando que los comuneros no practiquen actividades
sociales, sino que éstas ya no se realizan en la comunidad, y que se practican en otros lugares,
como por ejemplo, espacios urbanos de la ciudad de Arica y alrededores.
Ahora bien, al comparar el número de Lugares de Significación Cultural entre las Comunidades
Indígenas, notamos que existen claras diferencias. La Comunidad Indígena que presenta un
mayor número de Lugares de Significación Cultural es Codpa, lo cual puede ser entendido por
dos factores: Una mayor cantidad de investigaciones patrimoniales llevadas a cabo en el
territorio, y también una ocupación más intensa y continúa del territorio por un largo período
de tiempo.
La segunda mayoría de lugares es obtenida por la Comunidad Indígena de Timar, que suma 12
lugares. En este caso no podemos indicar que este alto número se debe a trabajos patrimoniales
previos, pues no existen. Más bien, se debería a la intensa y continua ocupación histórica del
pequeño territorio aprovechable de la comunidad.
Estos dos casos, junto con la tercera y cuarta mayoría, Cobija y Chitita respectivamente,
refuerzan la idea de que la cantidad de Lugares de Significación Cultural esta directamente
relacionada con la existencia de pueblos históricos y su profundidad histórica. Además, es
posible juntar los lugares de Sibitaya y Chitita, considerando que ambos forman un mismo
territorio histórico.
CODPA 22
SIBITAYA 6
CHITITA 8
TIMAR 12
VILAVILA 3
INTICUTUCASI 5
COBIJA 9
UMIRPA 7
- 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20 22 24
En el extremo opuesto están las Comunidades Indígenas de Vila-Vila, con sólo 3 casos,
Inticutucasi, con 5 casos, y Umirpa, con 7 casos. Sin duda, todas estas comunidades poseen un
mayor número de lugares que los acá registrados. Expresamente, los miembros de la
Comunidad Indígena de Vila-Vila indicaron que existirían otros lugares en su territorio
(yacimientos arqueológicos y lugares sagrados) que no se visitaron.
Respecto a cómo se distribuyen las diferentes categorías en cada una de las Comunidades es
interesante presentar algunas particularidades.
L. SAGRA
CODPA 27% 9% 27% 14% 23%
ESP. SOC
SIBITAYA 17% 17% 67% SIT. HIST
RED VIAL
CHITITA 13% 13% 13% 63%
YAC ARQ
TIMAR 25% 8% 17% 25% 25%
Las Comunidades donde se muestran mayoritarios los Yacimientos Arqueológicos, son Sibitaya
y Vila-Vila, lugares donde al contrario de lo sucedido en Umirpa, habría existido una ocupación
más densa en períodos prehispánicos, que en períodos posteriores.
Los Lugares Sagrados tienen mayor frecuencia en Tulapalca (Inticutucasi) donde se dispone de
una importante infraestructura religiosa, pero la falta de otros tipos de lugares como sociales o
históricos es indicador de una limitada densidad poblacional actual e histórica. Las otras
comunidades que tienen una proporción relevante de Lugares sagrados, son Codpa, Timar y
Cobija, quienes tienen cifras entre 27% y 22%. Por otro lado, los Espacios Sociales, sólo
aparecen en Cobija, Codpa y Timar, con 11%, 9% y 8%, respectivamente.
Es evidente con todos estos datos, que Codpa y Timar presentan una estructura similar, con
presencia de los 5 tipos de Lugares de Significación Cultural y además en similares proporciones.
Quizás la mayor diferencia entre estas comunidades es su proporción respecto a Sitios
Históricos y Redes Viales. Timar presenta mayor proporción de Redes Viales, dado por cuestas y
apachetas, mientras que Codpa una mayor cantidad de Sitios Históricos, principalmente
Bodegas asociadas a la producción vitivinícola.
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