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Los ALMOS LDL Kee Ke Lohs parq el pueblo Coleccién MENSAJES AL ANDAR SE HACE CAMINO Carlos G. Vallés, 8.J., 2a. ed. ALAS DE AGUILA Emilio L. Mazariegos, 2a. ed. AUTENTICIDAD Carlos G. Vallés, $.J., 4a. ed. BUSCO TU ROSTRO- Carlos G. Vallés, $.J., 2a. ed. COMO SUPERAR EL DOLOR Marino Purroy. Ta. ed. DE AMOR HERIDO. Emilio 1. Mazariegos, 2a. ed. DEJAR A DIOS SER DIOS Carlos G. Vallés I, 3u. ed. DE LA ANGUSTIA ALA ESPERANZA Francisco Toston, 2a. ed DEL SUFRIMIENTO A LA PAZ Ienacio Larraiaga, 13a. ed. EL HERMANO DE ASIS. Ignacio Larrahaga, Sa, ed. EL POBRE DE NAZARET Ignacio Larrahaga, 6a, ed. EL. SILENCIO DE MARIA Ignacio Larraitaga, 9a. ed. EN EXODO CON MARIA Emilio L. Mazariegos, 2a. ed. ENCUENTRO A SOLAS CON DIOS Emilio L. Mazariegos LA AVENTURA APASIONANTE DE ORAR Emilio L. Mazariegos, 3a, ed. LA ROSA Y EL FUEGO Ignacio Larraiaga LAS HUELLAS DEL MAESTRO Emilio L. Mazariegos, 2a. ed. LIGERO DE EQUIPAIE Carlos G. Vallés, S.J., 4a. ed. LOS JOVENES NOS EVANGELIZAN Carlos G, Vallés, S.J. MI ANGEL Y YO Carlos G, Vallés, S.J. MI VIDA EN SIETE PALABRAS Carlos G. Vallés, S.J., 3a, ed. MIS AMIGOS, LOS SENTIDOS Carlos G. Vallés, S.J. MUESTRAME TU ROSTRO Ignacio Larrafiaga, 4a. ed. OJOS CERRADOS, OJOS ABIERTOS Carlos G. Vallés, S.J. ORAR A PIE DESCALZO Emilio L. Mazariegos Antonio Botana, 3a. ed. PARABOLA DE UNAS ALAS Enilio L. Mazariegos, 4a. ed. PEREGRINO DEL ABSOLUTO. Emilio L. Mazariegos SABER ESCOGE! Carlos G. Valtés, $.J. SALIO EL SEMBRADOR Carlos G. Vallés, S.J. SALMOS DE UN CORAZON JOVEN Emilio L. Mazariegos. 3a. ed. SALMOS PARA LA VIDA Ignacio Larraitaga, 7a. ed. SEDUCIDO POR EL CRUCIFICADO Enitio L. Mazariegos, 2a, ed. SUBE CONMIGO Ignacio Larratiaga, 7a. ed. TESTIGOS DE CRISTO EN UN MUNDO NUEVO Carlos G. Valiés, S.J. 3a. ed. TRANSPARENCIA Carlos G. Vallés, S.J. 4a. ed. Y LA MARIPOSA DUO... Carlos G. Vallés, S.J., 2a, ed. VIVR CON ALAS Carlos G. Vallés, S.J. LOS SALMOS EXPLICADOS. PARA EL PUEBLO. Autores Varios, Sa. ed. Autores Varios Los Salmos explicados para el pueblo SAN PABLO Quinta edicién Titulo original: I salmi, preghiera del popolo di Dio Traduccién: Justiniano Beltrin © SAN PABLO 1998 Carrera 46 No. 224-90 Fax: 2684288 - 2444383 Barrio Quintaparedes E-mail: bog08997@ inter.net.co © Civilté Cattolica Distribucién: Departamento de Ventas Calle 18 No. 69-67 Tels.: 4113976 - 4114011 Fax: 4114000 - A.A. 080152. SANTAFE DE BOGOTA, D.C. COMO REZAR JUNTOS UN SALMO El valor de los Salmos El libro de los Salmos tiene un valor muy particular entre todos los libros de la Biblia: en él hay 150 oraciones, escritas en varias ocasiones por distintas personas del pueblo de Israel. Los Salmos fueron escritos algunos siglos antes del nacimiento de Jesvis y representan un extraordinario testimonio de fe en Dios. Algunos se refieren a los aconteci- mientos hist6ricos del pueblo hebreo, como el paso del Mar Rojo y la alianza en el monte Sinatf; otros, en cambio, describen dramas personales, como la conversién de un pecador o ef sufrimiento de un enfermo. Otros, son oraciones de alabanza a Dios: éstos demuestran la profunda sensibilidad de los antiguos hebreos y su capacidad de captar, en la armonia de la creacién, la poderosa mano de Dios Creador. Todos los Salmos nacen de la experiencia cotidiana de un pueblo que, con sencillez y pasién, describe la amistad de Dios con los hombres, usando las imagenes propias del mundo en el cual vive, [:l Sefior, de pastor que nos guia por caminos inaccesibles, se convierte también en el que nos defiende en la batalla conira el asalto de los enemigos. 5 La oracién de los Salmos tiene una amplisima tradicién; el pueblo de Israel los cantaba en todas las ceremonias reli- giosas, usando la citara u otros instrumentos musicales. Pero los versiculos de estos cantos estaban también en la boca y en el corazon del hombre hebreo sencillo que, desde el alba hasta el atardecer, ritmaba con la oracién todos los momen- tos de su jornada, Jestis ord a menudo con los Salmos. A los doce ajios, pe- regrino hacia el templo de Jerusalén, cant6 los Salmos pre- vistos para el camino: “Me alegré cuando me dijeron: vamos a la casa del Sefor; ya estén pisando nuestros pies tus um- brales, Jerusalén” (Sal 121). El Evangelio nos dice que Jestis frecuentaba el sdbado la sinagoga de Nazaret y, por tanto, se unia a la lectura de la Biblia y al rezo de los Salmos. Ademds, Jestis era fiel a las celebraciones de la Pascua hebrea y, por tanto, al canto del gran “Aleluya” con su es- tribillo: “Porque es eterna su misericordia” (Sal 135). Al leer atentamente la narracién de la Pasién de Jestis se pueden notar las citas de muchos Salmos; hasta sus ultimas palabras sobre la cruz son tomadas de los Salmos: “Dios mio, Dios mio, {por qué me has abandonado?” (Sal 21) y “En tus manos, Sefior, entrego mi espiritu” (Sal 30). La comunidad de los primeros cristianos, guiada por el Espiritu Santo, hizo suyas estas oraciones de los Salmos, aplicando a su Seiior y a si misma lo que en los Salmos se di- ce del pueblo de Dios, de Jerusalén, del rey, del templo, de la tierra prometida, dei reino, de la alianza. Las oraciones hebreas se convierten en oraciones de la Iglesia; la nueva Pascua es el Sefior muerto y resucitado; la eterna Alianza es la Eucaristia. En el transcurso de la tradicién de la Iglesia, cada Salmo recibe un titulo que nos ayuda a comprenderlo, y le introduce una antifona que adapta el Salmo al misterio de Jestis que se celebra durante todo el afio litirgico. 6 ¢Qué nos pueden decir los Salmos a los hombres del si- glo XX? Yo creo que por lo menos tienen tres secretos: — la capacidad de leer la obra de Dios en el mundo, co- mo expresién de la cercania y de la amistad del Sefior con sus criaturas; — la capacidad de leer con profundidad el corazén del hombre, para llevar toda alegria y toda dificultad a la confianza y a la esperanza de quien cree en Dios; — la capacidad de leer claramente la historia de un pueblo, para descubrir en ella la realizacién del proyecto de Dios que, a través de Israel, llama a todos los hombres a la salvacion. Cémo rezar un Salmo J. Nuestra decisién de rezar una noche con un Salmo debe levarnos, ante todo, a elegir un Salmo adecuado. Todo Salina se refiere a una situaci6n particular de nues- tra vida: tal vez estemos viviendo un momento de alegria o de tristeza, tal vez estemos atravesando un periodo de particular acercamiento a Dios, o tal vez nunca como ahora lo sentimos alejado de nuestra vida. Los Salmos son un espejo fiel de los sentimientos del hombre, y cualquier actitud nuestra se refleja en uno de ellos. Esta noche queremos experimentar la presencia del Seftor en medio de nosotros, y tenemos muchos deseos de comuni- carnos con El; por eso, creo que es muy hermoso hacer esta experiencia de oracién con el Salmo 137 (138). 2. Todos debemos tener el texto; luego nos colocamos en circulo, de pie o sentados, para tener un signo concreto de nuestra accién comunitaria, Entramos en una atmésfera de oracion con la sefial de la cruz y con un momento de silencio; luego detenemos nuestra 7 atenci6n en la presencia real del Sefior en medio de nosotros y pensamosx que estamos comenzando a dialogar con El, 3. Ahora uno de nosotros lee, una primera vez, con mucha calma el Sulmo 137 (148). Salmo 137 (138) . oh Sefior, con todo el corazén, ste las palabras de mi boca. En presencia de los angeles te quiero cantar, hacia tu santo templo me prosterno. Tu nombre celebro por tu bondad y fidelidad; porque has hecho grande sobre todas las cosas tu nombre y tu promesa. El dia en que te invoqué, Tu me escuchaste, en mi alma aumentaste el valor. Te celebran, oh Sefior todos los reyes de la tierra, cuando oyen las promesas de tu boca; celebran los caminos del Sefior: “Qué grande es la Gloria del Sejior!”. Tan sublime, el Sefior mira al humilde, mas conoce al soberbio desde lejos. Si ando en medio de angustia, me reanimas; contra el furor de mis rivales extiendes Ti la mano, y me salva tu diestra; el Sefior lo hara todo por mf. jOh Sejior, tu bondad dura por siempre, no abandones la obra de tus manos! La primera lectura del Salmo nos ha dado la posibilidad de entrar en el esptritu de la oracién que hemos escogido, nos ha puesto ante las intenciones del autor yante el significado general de su oracién. 4. Ahora retomemos el Salmo desde el principio, y todos juntos, con mucha calma para hacer una oracién realmente coral, comencemos a leerlo en voz baja. Ahora tratemos de hacer nuestras las palabras que leemos; es como si cada uno de nosotros se pusiera en el lugar del autor y esta noche, en esta casa, dijera por primera vez al Sefior esta oracién. 5. Ahora hagamos un momento de silencio y, durante ese silencio, cada uno elige la palabra ola frase del Salmo que mds le haya llamado su atencién. Es un modo de no detenerse en la superficie del Salmo, y penetrarlo mejor en profundidad. Queremos hacer resonar en nosotros todo detalle, toda imagen y todo pasaje del Salmo para poder captar lo esencial del mensaje yal mismo tiempo la universalidad de su expresion. 6, Sin un orden determinado, intervenimos uno por uno, incluso varias veces, dejando siempre un breve espacio después de cada sugerencia: ..escuchaste las palabras de mi boca. E] Sefior mira al humilde. Tu bondad y tu fidelidad. Me reanimas... Te quiero cantar... Te invoqué..., me escuchaste. E! Sefior Jo hard todo por mi... 7. Nos identificamos con el autor del Salmo y penetramos a fondo su significado; ahora la mente deja lugar a la voz del corazén. Las palabras, las imaégenes, las oraciones mds bellas del Salmo se convierten en nuestra oracién, nos sugieren espontdneamente algunas sencillas intenciones: 9 — Estamos aprendiendo a orar, y tu, Sefior, escuchaste las palabras de nuestra boca, aytidanos @ enriquecernos con esta maravillosa experiencia. Todos: ;Seiior, tu bondad dura por siempre! —Sefior, tu fidelidad es grande, pero nosotros muchas veces no confiamos en tu Palabra y nos comportamos mal, haznos capaces de acoger tu perdén y de experimentar tu misericordia. Todos: \Sefior, tu bondad dura por siempre! —Sefior, ti nos Iamaste a la existencia a cada uno de nosotros, y todos los dias nos reanimas, ayidanos a respetar también la vida de los demas, sobre todo la de las personas mas débiles, la de los nifios y la de los ancianos. Todos: jSefior, tu bondad dura por siempre! —jSeiior, estoy contento, quiero cantarte junto con todos los nifios del mundo! Todos: \Seiior, tu bondad dura por siempre! —Una familia de nuestra vecindad esté viviendo momen- tos de tristeza por la muerte de un ser querido; Sefior, en el dolor te han invocado, responde a su oraci6n y hazlos fuertes en la prueba. Todos: \Sefior, tu bondad dura por siempre! —Nuestros hijos son todavia muy jévenes. Tienen todavia mucho camino por recorrer en la vida, tienen que escoger muchas cosas. Sefior, completa en ellos la obra que comen- zaste el dia de su Bautismo. Todos: jSeiior, tu bondad dura por siempre! Terminamos nuestra oracién con la sefial de la cruz, tal como la comenzamos. Asf queremos resumir todas las pala- bras de nuestra oracién para presentarlas a la gran familia que es la Sma. Trinidad: Dios Padre, Hijo y Espiritu Santo. Card. Carlo Maria Martini 10 INTRODUCCION A LOS SALMOS Nuestros profundos sentimientos y nuestras actitudes espiri- tuales, nuestra idea de Dios y nuestro sentido de la condicién humana no serian los mismos si la humanidad no contara con el libro de los Salmos, 1:1 ha modelado en cierto modo nuestra alma mds de lo que creemos. Toda alegria, todo dolor, tiene desde hace mas de dos mil afios —y lo tendré siempre— en un Salmo, su voz, su canto, su suspiro. Para los momentos de éxito o para los dias de adversidad, para los desahogos intimos o para las celebraciones colectivas, los Salmos son el gran repertorio de la oracién. A menudo sus imdgenes poéticas no son las nuestras; su campo visual, incluso el espiritual, no coincide sino en parte con el nuestro; en fin, todo en ellos hace ver una cultura y una época distintas de las nuestras; y, sin embargo, iquién ha rezado el “Miserere” (Salmo 50) 0 el “De profundis” (129) 0 aclamado con uno de los solemnes “aleluya” (por ejemplo el 150), sin quedar impresionado? jCantos y oraciones de ayer, oraciones y cantos de hoy! Una antologia litirgica Muchas oraciones y cantos litirgicos se encuentran en toda la Biblia. Pero la parte esencial de la alabanza y de la stiplica de Israel se encuentra en las 150 composiciones poéticas, en 1 xrego llamadas Salmos, y en el conjunto, Salterio (por el nombre Salterion, como se llamaba el instrumento de cuerdas con el que se acompaftaba el canto de los Salmos); pero en hebreo los himnos, que constitutan la parte mds notable, le dieron a todo el conjunto el nombre de Séfer Tehillim (Libro de las laudes). El Salterio, mds 0 menos como es en la actualidad, estaba ya a disposicién de las responsables del culto en Jerusalén en la época del segundo templo (siglo Ill aC). Por analogia con los cinco libros del Pentateuco (la Tord) el conjunto fue dividido —muy arbitrariamente por lo demds— en cinco libros. Parece que la divisién se remonta al siglo LI aC. Pero también se distinguen tres grandes secciones, segun el nombre usado para Dios (el Sefior —Yavé— en la primera y en la tercera; Dios —Elo- him— en la segunda), es decir, 1-40; 41-88; 89-150. Aqui hay Salinos que formaban parie de recopilaciones anteriores menos importantes, que pertenecian a grupos de cantores, como el de Asaf (72-82) 0 el de Coré, (p. 41-49; 83-87), encargados de organizar las celebraciones litirgicas; ademds se aftadieron otras colecciones caracteristicas: el salterio del peregrino (119- 133), los cantos del Reino (92-99), los cdnticos de Sidn, los himnos del aleluya (112-118, 134-135 y 145-150). Mds de un Salmo tiene ya su propia historia y su propia vida antes de en- contrar el texto y el puesto definitivos en el Salterio que posee- mos. Algunos cantos muy antiguos, en efecto, fueron releidos y recitados de un siglo a otro, adaptados a las nuevas circunstan- cias y a menudo retocados. Serta interesante lograr descubrir el sentido y la funcién que tuvieron en las distintas épocas Salmos como el 2 y el 109. El texto hebreo pone, en el encabezamiento del Salmo, algunas notas iniroductorias que para nosotros son bastante misteriosas, Son los “tétulos”. Indican el presunto autor del Sal- mo, la ocasion histérica que se presumia lo habia inspirado, al- gunas instrucciones respecio de los instrumentos musicales que habia que emplear, etc. Algunos creen que estos “titulos” son antiguos, tal vez anteriores a los tiempos del destierro; otros creen que se trate de afiadiduras posteriores al conjunto de la coleccidn. En todo caso, mds que el significado objetivo del 12 Salmo, el titulo indica cémo se le comprendia y se cantaba en un pertodo lejano de sus origenes. Muchos “titulos” atribuyen el Salmo a David (todos los del libro primero, excepto el 32; y otros). Seguramente el rey, miisico y poeta, que danza ante el arca y organiza el culto, dio impulso decisivo a la liturgia y a los cantos sagrados, y se han conservado algunas composiciones suyas (ver 2S 1, 19-27; 23, 1-7). Ademds, como jefe de Israel, él representa a todo el pueblo. Mads atin, caida la monarquia, él se convierte después del des- tierro en el modelo del creyente y en la figura del futuro Mesias, de Jestis que hablaria en nombre de todo el pueblo, incluso de la humanidad. Ast que, aunque David no haya compuesto per- sonalmente ninguno de los 150 Salmos, por lo menos en la forma como hoy se presentan —como la exégesis moderna prefiere pensar—, el recuerdo de David inspiré a los cantores que, por tanto, justamente, pusieron las propias composiciones linirgicas bajo su nombre. Las distintas actitudes ante Dios Por el modo como los Salmos se siguen unos a otros en el Salterio es dificil distinguir cualquier orden. Las oraciones de imploracion estén al lado de las mds exaltantes acciones de gra- cias, precisamente como sucede en la vida. Al maximo, se pue- de notar que el peso de la desventura cae mds duramente en la primera mitad del libro, mientras el canto de alabanza se nota mds hacia el final. En nuestros comentarios hemos tratado de sugerir discretamente este ritmo. Cada Salmo hay que verlo en st, sin relaciones de comunidad. Esto no significa que, segtin las ideas y los sentimientos que exponen, las necesidades del culto a las que responden, y tam- bién su ritmo y estructura, los Salmos no puedan ser reagrupados en algunos tipos caracteristicos. Y ayuda mucho a su compren- sidn individualizar la categoria en la que se encuentra el Salmo. 13 En hebreo, el Salterio es el “Libro de las laudes”: los Himnos de alabanza son, efectivamente, numerosos. Estos gritos de adoracién entusiasta irrumpen en el momento cuando el hombre se vuelve contemplativo. El admira en un conjunto tnico la obra de Dios que hace surgir los mundos (Sal 103, 148), su poderosa intervencion en la historia del pueblo (32), y también su accién en la vida del mds pobre de los suyos. El Dios creador, el Dios salvador y redentor, el Dios misericordioso y cercano: éste es el Seiior que Israel aclama (18). Estos himnos tienen su lugar en el culto (8): se recuerdan la entrada en el templo (95, 8; 131, 7), la procesién (47, 13; 67, 25-28), la danza (148, 3), los cantos, los coros y la miisica que se prolongan hasta bien entrada la noche (94, 6; 95, 8). Aqui se encuentran en su mayor parte los Salmos del aleluya. Un grupo homogéneo de Salmos aclama al Sefior como rey del pueblo y del universo; estos son los Salmos del Reino, himnos mesidnicos (46; 92; 95; 96; 98; 144). Otro grupo expresa el fervor del pueblo por Jerusalén, el monte sobre el cual habita Dios y se perpetiia la dinastia de su rey Mesias. Los lamaremos los Canticos de Sién (23; 45; 47; 77; 83; 86; 121). Los Canticos de accién de gracias expresan admiracién y reconocimiento en largas modulaciones; cantan los beneficios de Dios, innumerables, grandiosos 0 modestos, siempre mara- villosos. La accion de gracias es tan fundamental en la actitud religiosa que compenetra hasta los Salmos de angustia y de stiplica, como prenda de la esperanza reencontrada, A veces es el salmista quien hace su propia accion de gracias por un beneficio personal (17; 31; 33; 39); a veces es todo el pueblo el que da gracias (65; 66; 123; 128). Las Siplicas, lamentaciones, oraciones de penitencia y de luto, son tal vez las expresiones mds frecuentes en el Salierio. Se despliega ante nuestros ojos el largo cortejo de miserables, de oprimidos, de perseguidos, de acusados en procesos sin esperanza que piden justicia (por ejemplo, 4; 5; 7; etc.), de inocentes perseguidos a los que no les queda como refugio sino el Sefior (27; 35; 39, 4-18; etc.). En otra parte estan los enfermos, 14 aterrados por la muerte ya cercana, para los cuales la resurreccion todavia no es una fe llena de certidumbre (6; 37; 87; etc.), o muchos probados por ta vida, los cuales elevan a Dios el grito de su angustia. Sin embargo, todo encuentro con el Sefior transforma a quien se abandona a El; renace la espe- ranza y, al final de la oracion, ya se delinea el agradecimiento. Ast, algunos cantos de los infelices se convierten en Salmos de confianza y de reconocimiento (por ejemplo, 12; 15; 21; 22; 30; 31; etc.). Se podria hablar de un salterio de los miserables, de los infelices, de los enfermos. Pero junto a la descripcién de las desgracias estd también el cuadro de la maldad humana: arrogancia, violencia, injusticia, blasfemia, traicién; es el rostro del mal, de todo lo que en definitiva es negacidn de Dios y del hombre. Las oraciones més cdlidas del Salterio son quizd las del pecador, sobre todo el “Miserere” (50) y el “De profundis” (129). Y gacaso no se encuentra la autenticidad mds sincera en el sencillo y maravilloso Salmo 130, espléndida voz de con- Sianza? Aunque la oracién mds personal puede convertirse, y de hecho se convierte, en oracin de todos, hay Salmos que parten directamente de las desventuras histéricas de Israel. Nacieron en momentos en que el pueblo se sentia amenazado por una invasién, cuando era atacado por la prueba del destierro, cuando se desataba la persecucion en Jerusalén, o en la deses- peracion. En esta historia, particularmente atormentada, el recurrir a Dios se eleva como una confesion de fe (43; 59; 73; 78; 79; 82; 84; etc.). ¥ cuando todo parece hundirse, renace la confianza y ya se susurra el agradecimiento (45; 74; 123; 124; 128). . Los Salmos sapienciales tienen un tono un poco catedratico. Se trata de sabios que se esfuerzan por escrutar el enigma de la vida y tratan de descubrir su significado. Ellos tropiezan continuamente con el problema crucial de la remuneracion: porque los justos parecen desfavorecidos, mientras los malos prosperan. Cada uno trata de dar una respuesta, y no siempre se acepta el drama de Job; y, sin embargo, no se deja de recomendar sobre todo una conducta de vida que refuerce la fe 15 y la esperanza del justo, aunque los problemas parezcan insolubles (36; 48; 51; 90; 111; 126; 127; 132). Finalmente, tenemos los Salmos reales: cantos y oraciones que se refieren al rey, usados tal vez —por lo menos en principio— para la fiesta de la consagracion o en el aniversario de la coronacién. Como los Salmos del Reino, también éstos hay que releerlos, en progreso de tiempo, en una perspectiva mesidnica; la legitima monarquia ha muerto: pero no se puede revocar la promesa hecha por Natdn a David (ver 2S 7, 12-16): vendrd otro Consagrado a realizar definitivamente el plan de Dios, el Mesias cuyo glorioso retrato estd pintado en los Salmos 2 y 109. Véanse, ademds, como portadores de la esperanza mesidnica, los Salmos 20; 88; 131. También encontramos un “espejo” del principe en el Salmo 61, una hermosa revocacion del prestigio del rey (44), la oracion por el rey (19; 100), la oracion del rey (143) y un espléndido “Te Deum” real (17). Observamos también que algunos Salmos presenian la Historia de Israel como ensefanza profética que narra con solemnidad la leccién del pasado, con ocasién de alguna fiesta grande (77; 104; 105). Aun con matices distintos, todos los Salmos pueden colocarse en alguna de estas categorias, que figurativamente nos introducen en la comprensién de la experiencia del creyente y de la liturgia de Israel. La poesia hebrea El verso se compone de dos frases (a veces de tres 0 mds), la segunda de las cuales tiene una cierta simetria con la primera. Este es el elemento caracteristico de toda poesia hebrea, y se lama “paralelismo”. Puede asumir tres formas. Una es la sinonimia, que es la mds conuin: se repite el mismo concepto con otras palabras (por ejemplo, “los montes saliaron como car- neros, las colinas como corderos”; “escuchad todos los pueblos; escuchad todos los habitantes del mundo”). La segunda es la 16 antitética: el contraste da relieve a la idea que se quiere reforzar (por ejemplo, “el hijo sabio alegra al padre; el hijo insensato entristece a la madre”); es, pues, la forma mds usada en los dichos sentenciosos. La tercera forma, que se presta a una gran variedad, es la de un paralelismo en sentido amplio, cuando la segunda frase simplemente completa la primera, como: “Al Seftor elevo mi voz y me responde desde su monte santo”. A menudo las dos frases presentan cada una, una parte de la idea, de tal modo que el concepto adecuado lo da el conjunto de las dos ideas: asf, en el ejemplo ya citado, no es que el hijo bueno alegre sdlo al padre, y el malo entristezca sdlo a la madre, sino que evidentemente ambos son alegria o disgusto para los “padres”; “anunciar por la mafiana tu amor, tu fidelidad durante la noche” del Salmo 91, significa exaltar todos los dfas —o “dia y noche”— la bondad divina. Aunque sea muy frecuente el verso de dos frases, como ya sé dijo, los hay de tres o mds. El Salterio comienza precisamente con un verso trimembre: “Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impios, ni va por la senda de los descarriados, ni se sienta en el banco de los pérfidos”. Si observamos, aparec€ claro que aqui la palabra “impios”, siendo paralela a “desca- rriados” y “pérfidos”, es sindnima de ellos. En general, fijarsé en el paralelismo sirve mucho para comprender exactamente € texto. Al leer: “Oh Dios, da al rey tu juicio/ al hijo del rey justicia”, no vamos a pensar en dos personas distintas por laS que se piden dos gracias distintas, sino que el rey de que s€ habla pertenece a una dinastia real. En el verso, como facilmente se deduce de lo ya dicho, 1 interesa el niimero fijo de silabas como en nuestros yersoS cldsicos; claro que no falta la medida, pero mds bien como e" la poesia moderna, que se preocupa sdlo del ritmo. Es decir, verso debe tener un determinado niimero de silabas acentuadas, pero nada mds, El ntimero puede variar de dos a cinco; en © ultimo caso el ritmo es, generalmente, 3 mds 2, esto es, el segut” do miembro es mds breve (ritmo elegiaco). Entre dos stlabaS acentuadas estén ordinariamente una, dos o tres no acentuadas 17 Las conclusiones a que se ha llegado al respecto por las investigaciones modernas permiten restituir a las composiciones potticas biblicas la original belleza rimica, dividiendo exacta- mente las frases y también los versos que no raramente estén divididos infelizmente en el texto tradicional masorético. En cambio, no se ha llegado a unanimidad de pareceres a proposito de las estrofas. Por lo general, se acepta que las hay, pero no es facil distinguirlas en la prdctica. Algtin criterio es bastante claro, como el estribillo, o la repeticién de las mismas palabras al comienzo y al final de algunos versos. La forma externa Algunos Salmos son “acrésticos” o alfabéticos; es decir, sus versos (0 estrofas) comienzan con una palabra que inicia con una de las 22 letras del alfabeto hebreo, en orden de sucesion, Es un artificio que, no diversamente de otros acostumbrados en la poesia (rima, estrofas, etc.), mira a dar renombre, pero tam- bién puede convertirse en dificultad para la inspiracion artistica y la perfeccion literaria. Puesto que en el texto hebreo nuestro Salmo 9 forma los dos Salmos 9 y 10, se sigue que nuestra numeracién —como la de la Vulgata latina— desde ahi, es de una unidad menos que la hebrea. Pero con el Salmo 147 vuelve la igualdad, puesto que el hebreo hace del 146 y del 147 un tinico Salmo. Hacia la esperanza con las expresiones del pasado La historia de los Salmos sigue todavia. Claro que el Salterio refleja la aventura espiritual del antiguo pueblo de Dios, con sus luces y sus sombras. Pero muy pronto la tradiciOn judia acogié este libro como el preanuncio de una experiencia religiosa linica, la que vivirta el Mesias, testigo y beneficiario privilegiado de la obra divina de la salvaci6n. Asi todo el Salterio, sintesis del Antiguo Testamento en llave de poesia y de oracion, se 18 convierte en oracion mesidnica. Por tanto, la tradicién cristiana justamente ha visto también el anuncio y la prefiguracidn de Jestis que sufre la Pasién antes de entrar en la gloria (Sal 21, 19 y Jn 19, 24; Sal 2, 1-2 y Heh 4, 25-27; etc.). Usados por Jestis, recitados con fervor y con nueva comprension por la primera comunidad cristiana salida del hebraismo, los Salmos pasaron por proceso espontdneo a los labios de la Iglesia, como lo habian estado en los de Israel, y desde entonces no han dejado de resonar. La gloria de Sién, que el pueblo elegido veta en perspectiva futura, la nueva Jerusalén espiritual la contempla ya parcialmente realizada en st misma. No hay fiesta o celebracién o lectura de la Palabra para la cual la liturgia no encuentre en los Salmos las expresiones 0, por lo menos, las alusiones apropiadas. Rezando con los Salmos, los hijos de la Iglesia expresan en estos cantos d tros tiempos, imperfectos pero insustituibles, la experiencia h. ina y sobre- natural de dolor y de alegria que también ellos viven: ellos, que son el nuevo pueblo de Dios que camina hacia el final radiante de Ia historia de la Iglesia y de la humanidad: “Sién, esplendor de belleza”, en donde “Dios brilla” (Sal 49, 2 y Ap 21, 2). éAcentos de venganza? Y, sin embargo, muchos de estos cantos tienen imprecaciones y Hamamientos a la venganza, a veces con crueldad realmente desconcertante (5, 11; 30, 18; 53, 7; 82, 14; 108, 6s.; 138, 19s.). Se queda uno muy impresionado al leer: “jFeliz quien coja y quien estrelle contra la roca a tus pequeitos!” (136, 9). Pero no hay que admirarse por ese lenguaje. Los Salmos son obra de un tiempo en el que no se conocta todavia el Evangelio y, en boca de los perseguidos, son la expresin de apelacién urgente a la justicia divina. Dios no puede dejar burlar su nombre por la injusticia hecha a los inocentes; Dios no puede considerar en la misma medida el bien y el mal que se cometen entre los hombres. También debemos reconocer humildemente que estos Salmos recuerdan algunos turbios sentimientos que no nos son desco- nocidos; ellos nos recuerdan que hay dngulos rec6nditos de 19 nuestro ser —jy somos bautizados!— que han permanecido impermeables a los sentimientos de Jestis. Por otra parte, estos Salmos de venganza tienen un significado mds profundo; en un tiempo atacaban a los enemigos del pueblo elegido, a los “paganos”, o sea, enemigos de Dios; hoy proclaman otro odio, el que el cristiano debe alimentar contra el mal que Jestis quiso destruir con su muerte y que Pablo nos exhorta a combatir (Ef 6, 11-13). Nuestra lectura del Salterio En la presentacién de cada Salmo iluminamos, ante todo — tal como lo ve la critica moderna, con certeza 0 con buena pro- babilidad—, la situacién vital que ha hecho surgir inicialmente, de un individuo 0 de una comunidad, esa oracidn particular. Ordinariamente esto es suficiente para que el Salmo asuma para nosotros valor de contemporaneidad: el sufrimiento y la alegria, cuando son verdaderos, se comunican por sf mismos con grande espontaneidad. A veces nos hemos atrevido a imaginar, discre- tamente, qué eco pudo tener este o aquel Salmo en boca de Je- stis, que muy bien conocia todos estos cantos, los repetia en la oracion, los citaba en las discusiones y en ellos leia su propio destino. Muchas veces hemos sefialado también la importancia que algunos cantos asumen en la oracion de la Iglesia, en cuanto mas caracteristicos de un cierto tiempo o de determinadas cir- cunstancias linirgicas; con esto no queremos decir que los otros Salmos sean menos aptos para expresar hoy los sentimientos de las comunidades cristianas: lo hemos hecho entender suficiente- mente en esta introduccién. Nuestros comentarios quieren dar alguna luz; cada uno ahora debe hacer suyo el canto, segtin los impulsos interiores y las circunstancias de la vida. 20 PREFACIO EI Salterio esté dividido en cinco libros. Los primeros dos Salmos constituyen el prefacio. Salmo 1 “Bienaventurados Ios que escuchan la palabra de Dios y la practican” (Le 11, 28). Al comienzo de la coleccién se nos coloca inmediatamente anie una eleccién vital: o Dios o la nada. Una alternativa, por lo demds, que nos viene al encuentro a lo largo de toda la Biblia. Las apa- riencius pueden engafar, pero queda el hecho: una vida de virtud y de verdad es un camino de felicidad, porque es un camino hacia Dios: en cambio, quien sofoca la conciencia, tiene como tinico futuro la ruina, Cada vez que el lector rece con un Salmo, se vera obligado a escoger entre los “dos caminos” (Dt 30, 15; Pr 4, 18s.; Jr 21, 8) cuyo contraste subrayard Jestis (Mt 7, 1s.; 25). ‘Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impfos, ni va por la senda de los descarriados, ni se sienta en el banco de los pérfidos, 21 *mas se complace en la ley del Sefior, su ley medita dia y noche. *Es como un arbol plantado, junto a corrientes de agua, que da el fruto a su tiempo, y jamés caen sus hojas; todo cuanto hace sale bien. ‘No asi los impfos, no. Ellos son como paja que lleva el viento. *No aparecerdn en el juicio los impfos, ni los pecadores en la asamblea de los justos. ‘Porque el Sefior conoce el camino de los justos, mas la senda de los impfos se pierde. Salmo 2 “Tu eres mi Hijo, el predilecto” (Mc 1, 11). Mientras algunos pueblos vecinos esidn en revolucién, es entronizado un nuevo rey: él, fuerte por la asistencia de Dios, de- rrota la coalicién enemiga. Este es el drama que recuerda el Salmo y que vuelve a menudo en la historia de Israel. Por tal raz6n este canto ocupé desde el principio un puesto en una liturgia para la consagracion del rey, porque todo rey era un “Mesias”, es decir, un “ungido” con la uncién de consagracién en el nombre de Dios. Pero los profetas, y después también en el Nuevo Testamento, am- pliaron estas perspectivas. ¥ ast esta antigua composicién evoca a nuestros ojos todo el drama del mundo y proclama la soberania de Dios en medio del tumulto de los pueblos y de las rebeliones hu- manas, Detrds de la figura de cada rey se vislunbra el Mestas (Cristo), descendiente de David e Hijo de Dios que salva al pueblo (Is 9, 5- 6; Hch 4, 25; 13, 33; Hb 1, 5); se tiene el presentimiento de la lucha del fin de los tiempos (Ez 38-39; Dn 12) comenzada ya en la Pasion de Jestis y en las persecuciones de la Iglesia (Hch 4, 25-28); en él se formula también la esperanza de la conversién final de todas las 22 naciones que reconocerdn finalmente al Seftor (Is 45; Ap 19, 15). El designio de Dios se realizard en la gloria del reino Mesidnico. 1,Por qué las naciones en tumulto, esos vanos proyectos de los pueblos? ?Se levantan los reyes de la tierra, los principes conspiran contra el Sefior y su ungido: *Ea, rompamos sus lazos, sacudamos su yugo!”. *El que mora en los cielos se sonrie, el Sejior se burla de ellos. ‘Luego, en su enojo les increpa, con su furor los espanta: “Ya tengo yo a mi rey consagrado sobre Sién, mi monte santo”. TAnunciaré el decreto del Sefior: me ha dicho EI: “Td eres mi hijo, yo mismo hoy te he engendrado. *Pideme y te daré en herencia las naciones, en posesién los extremos de la tierra. “Los regirds con cetro de hierro, como a vasos de alfarero los triturar4s’”’. Ahora, pues, oh reyes, sed sensatos, instrufos, oh jueces de la tierra. “Servid al Sefior con temor, postraos ante El temblando; no se irrite y os veais perdidos, pues su célera se inflama en un instante. ;Venturosos los que a El se acogen! 23 LIBRO PRIMERO EI Salterio, ante todo, presenta una recopilacién de Salmos (3- 40) atribuidos a David; en efecto, su vida, llena de dificultades y de confianza, fue preseniada como ejemplo e inspiré a los poetas reli- giosos de Israel para sus cantos, Hay un tema que domina: el ino- cente lucha contra el mal que se manifiesta en todos sus aspectos; esperanza y tormento renacen continuamente. “Dios mio, Dios mio, épor qué me has abandonado?” (Sal 21, 2). Es la tentacion de la noche oscura, pero siempre queda una certidumbre: “Plena ale- gria en tu presencia” (Sal 15, 11). Es el didlogo caracteristico de Ja vida del creyente. Salmo 3 No temo a la multitud de la gente. ET justo, en su abandono, se siente como asediado: él expone su angustia ante el Sefior; este encuentro misterioso cambia la situa- cidn: desaparece el miedo y se hace audaz el nuevo sentimiento de seguridad: Dios no permite que prevalezca el mal. ‘Salmo. De David, cuando huia de su hijo Absalén. 25 *Sejior, jcudn numerosos son mis enemigos! {Cudntos los que se alzan contra mi! ‘Cudntos los que dicen de mi vida: “No tiene salvacién en su Dios”. ‘Mas Ti, Sefior, eres mi escudo, gloria mfa, Td realzas mi cabeza. ‘Mi voz levanto hacia el Sefior, y El me atiende desde su santo monte. *Y yo me acuesto y duermo, y me despierto, pues el Sefior es mi apoyo. "No temo a los hombres sin cuento que por doquier se apostan contra mi. ‘;Levantate, Sefior, Dios mio, sdélvame! Td hieres en la mejilla a todos mis enemigos, y quiebras los dientes de los malvados. *;Del Sefior la salvacién! jCaiga tu bendicidn sobre tu pueblo! Salmo 4 La alegria de la confianza en Dios. Cuando uno estd sumergido en la vida, facilmente se engaiia a si mismo buscando la felicidad en las riquezas y en las vanidades del mundo. Un hombre, rico de confianza y de alegria, nos invita a descubrir el valor de la amistad con Dios: “La luz de su rostro”. He aqui una oracién para la noche, toda lena del deseo de Dios; deseo que para el cristiano sobrepasa las perspectivas terrenales. ‘Al maestro de coro, Para instrumentos de cuerda. Salmo. De David. 26 *Cuando te invoco, Ti me atiendes, oh Dios de mi justicia, en la angustia me alivias: piedad, escucha mi oracién. *Vosotros, hombres, jhasta cuando ultrajaréis mi honor, amaréis vanidad y buscaréis mentira? *Sabed ya que el Sefior hace maravillas al que le es fiel. EI Sefior me escucha cuando yo le invoco. *Temblad, y no pequéis; en vuestro lecho meditad, en silencio. ‘Ofreced sacrificios de justicia y esperad en el Sefior. "Muchos dicen: “{Quién nos traerd suerte?”. iMandanos la luz de tu semblante, oh Sefior! ‘Td has Ienado mi corazén de mayor jubilo que cuando abunda su trigo y vino nuevo. “Me acuesto en paz, y en seguida me duermo; que Ti sdlo, oh Sefior, me das paz y reposo. Salmo 5 jSefior, oye la voz de mi lamento! Desde por la mafana, un levita dirige al Dios de la alabanza su grito urgente. Aplastado por ta prueba, apela a la justicia de Dios que debe tomar posicién contra el mal y contra la maldad. En su fe sencilla y profunda, el perseguido identifica su causa con la de Dios, cuyo amor conoce. El cristiano, sin hacer suyas estas apela- ciones a la venganza, pedird la valentia para liberarse de cualquier compromiso con la maldad: amar a Dios significa elegir la causa de la justicia y dar testimonio de una alegria pura. 27 28 ‘Al maestro de coro, Para flautas, Salmo. De David. Acoge mis palabras, oh Sefior; atiende a mi gemido; ‘oye la voz de mi lamento, joh mi Rey y mi Dios! Porque te invoco a Ti, “oh Sejior; de majfiana escuchards mi voz; de mafiana me dirijo a Ti y me quedo esperando. ‘No eres Ti un Dios propicio a los impfos, no acoges al inicuo. ‘No, los insensatos no resisten delante de tus ojos. Aborreces a todos los malhechores, ‘pierdes a los mentirosos; al hombre sanguinario y fraudulento lo detesta el Sefior. *Mas yo, por tu inmensa clemencia, me llegaré a tu casa, me postraré en tu santo Templo, temeroso ante Ti. “Oh Sefior, gufame en tu justicia frente a mis opresores, allana tus caminos ante mi. Que en su boca no hay sinceridad, su corazén insidias urde; sepulcro abierto es su garganta, aunque su lengua sea melosa. "Castigalos, oh Dios, como culpables, sus planes desbarata; échalos por sus crimenes sin nimero, por rebelarse contra Ti. “Jubilen, en cambio, los que a Ti se acogen, alégrense por siempre: Tu les proteges, en Ti se regocijen los fieles a tu nombre. “Pues Té bendices al justo, oh Sefior, como un escudo tu favor le cubre. Salmo 6 EI Sefior escucha el grito de mi Ianto. Debilitado por el sufrimiento y ya con los sintomas de la muerte cercana, el enfermo sufre como un insulto la sospecha en la que se siente envuelto: {su condicién no se deberd al castigo por sus pecados? En estas lamentaciones se encuentran los acentos de Jeremias (8, 22; 10, 24) y de Job. El hombre se siente hundido en una situacién sin esperanzas; ya tiene delante de sf la triste habitacién de las sombras reservada a los difuntos, segin el concepto de los antiguos; alld abajo ya no se tendrd ni siquiera la posibilidad de comunicarse con Dios. Ante tal perspectiva se comprende como el creyente fervoroso pide al Sefior un suplemento de vida. ‘Al maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Salmo, De David. *Sefior, no me castigues en tu célera, en tu furor no me corrijas. *Ten piedad, Sefior, que desfallezco, sdname que mis huesos se dislocan. ‘Toda mi alma esta deshecha; y Td, Sefior, hasta cudndo? *Vuélvete, Sefior, salva mi alma, por tu bondad socérreme. ‘Que entre los muertos no hay recuerdo de Ti; en el Seol, {quién te puede alabar? ‘Estoy ya extenuado de gemir, cada noche voy bajiando mi lecho, inundo de lagrimas mi cama; ‘mis ojos estén enmohecidos por los llantos, me he hecho viejo entre tantos enemigos. 29 “Lejos de mf, vosotros todos los malvados! Pues el Sefior escucha el grito de mi Ianto. “EI Sefior atiende mi stiplica, el Sefior acoge mi oracién. "Queden mis enemigos humillados, confusos, retrocedan al instante avergonzados! Salmo 7 TU que escrutas corazones y entrajias. Acusado falsamente, un hombre grita su inocencia ante el Sefior; el juez infalible, que penetra los pensamientos mds secretos de los hombres, es su ultimo refugio. La certeza de vivir bajo la justicia de Dios, tinico justo, es la gran seguridad del creyente. Para nosotros tendré que ser secundario el hecho de que, en esa época antigua, como oprimida por la ley del Talidn, se sienta gusto al imaginar la suerte reservada al acusador. *! Cus es conocido; tenia que ser un calumniador de Da- vid y partidario de Sail. 30 *Poema que David canté al Sefior con motivo del benjaminita Cus*. *{Sefior, Dios mio, a Ti me acojo, sdlvame de todos mis perseguidores, dame alivio; ‘no me arrebaten, como un leén, mi vida, me la desgarren sin que haya quien me libre! ‘Sefior, Dios mfo, si algo de esto hice, si he urdido fraude con mis manos, ssi a mi amigo he pagado con mal, yo que salvé al opresor injusto, ‘el enemigo me persiga y alcance, y estrelle mi vida contra el suelo, y esparza mi honor en el fango! 7;Levantate, oh Sefior, en tu célera, reprime los excesos de mis enemigos! Ven ya, Dios mio, al juicio que pretendes; ‘circindete la asamblea de los pueblos. Ti siéntate sobre ellos, en alto. “El Sefior juzga a las naciones. Jaézgame, oh Sefior, conforme a mi justicia, y segtin mi inocencia. “Pon fin a la maldad de los impfos, recobra al justo; el que escruta corazones y entrafias, es el Dios justo. "Es Dios el escudo que me cubre, el que salva los corazones rectos, "Dios, un juez justo, en todo tiempo vengador. 3)No afila su espada el enemigo, comba su arco y lo apareja? “Mas sélo se prepara armas de muerte, en sus saetas sdlo hace tizones. 'Vedle engendrar la iniquidad: Engajio ha concebido y da a luz la mentira. “Cava una fosa bien profunda; caerd en el hoyo que excavé, "Revertird su engafio en su cabeza, en su cerviz recaera su violencia. 'Alabo al Sefior por su justicia, ensalzaré el nombre del Altisimo. 31 Salmo 8 {Cuan grande es tu nombre en toda la tierra! Entre tantas stplicas Henas de Nanto he aqui un himno que canta las grandezas de Dios. Pero el mejor reflejo de la majestad divina es la grandeza del hombre. ;Este ser infimo, perdido en la inmensidad del universo, fue hecho por Dios rey de la creacion! En el hombre coronado de gloria, Pablo y el autor de la Carta a los hebreos reconocieron a Cristo glorioso y resucitado, quien, sobre la tierra, fue temporalmente colocado por debajo de las criaturas celestiales, los angeles (1Co 15, 25-27; Ef 1, 22; Hb 2, 5-9). * Gat: probablemente un arpa o una melodia que provenia de Gat. * De los labios de los nifios de pecho: Jesis citd este texto a propdsito de los nifios que lo aclamaron el dia de su entrada triunfal en Jerusalén (Mt 21, 16). ‘Al maestro de coro, Para la de Gat. Salmo. De David. 10h Sejfior, Dios nuestro, cudn grande es tu nombre en toda la tierra, tu majestad cantada por encima de los cielos! *De los labios de los nifios de pecho, sacas tu Joa frente al agresor, para acallar al enemigo y al rival. *Cuando veo tus cielos, hechura de tus manos, ; la luna y las estrellas que pusiste, siqué es el hombre para que de él te acuerdes, el mortal para que te preocupes? ‘Apenas inferior a un dios lo hiciste, lo adornaste de gloria y de esplendor; "le diste el sefiorfo de la obra de tus manos, bajo sus pies, todo lo pusiste: 32 ‘ovejas y bueyes todos juntos, y hasta las bestias de la selva, *y las aves del cielo y los peces del mar, cuanto surca las sendas de las aguas. Oh Sefior, Dios nuestro, qué grande es tu nombre por toda la tierra! Salmo 9 No se pierde por siempre la esperanza del mfsero. Probablemente nos encontramos en la época del regreso del destierro, hacia fines del siglo VI; los invasores extranjeros y los pueblos que habian permanecido en Palestina consideran a los deportados que regresan como inirusos, y los maltratan. Estos ultimos, pasando poco a poco de la alegria por la liberacion (la. Parte) a la stiplica ante la desventura (2a. parte), imploran al Sefior para que establezca su Reino y haga justicia contra los paganos que los persiguen. He aqui, pues, el canto de los sobrevivientes: es el triunfo de Dios, la liberacién del misero (pobre). Pero inmediata- mente (2a. parte) vuelve la angustia ante el asalto del mal; se re- cuerda su destino en el momento mismo en que se describe el orgullo del impio. Sin embargo, él no es sino carne humana: no podrd ven- cer a Dios nia los que en El ponen su esperanza. En este momento de la historia de Israel se afirma la gran tradicién espiritual de los “pobres de Yavé”, la élite del pueblo purificado por el destierro, aquellos a los que se les enviard el Mestas (ver So 2, 3; Is 61, 2; Le 4, 18). Es el primer Salmo alfabético, y en el texto masorético esd dividido en dos. * Este Salmo puede colocarse en el grupo de los “Salmos de accidn de gracias”. * El texto hebreo hace comenzar aqui el Salmo 10, mientras la traduccion griega de los Setenta y la Vulgata latina consideran el texto que sigue como continuacion del Salmo 9, 33 ‘Al maestro de coro. Para oboe y arpa. Salmo. De David. Alef "Te exaltaré*, oh Sefior, con todo el corazén, anunciaré todas tus maravillas; *me alegraré y me recrearé en Ti, tu nombre entonaré, oh Altisimo. Bet ‘Mientras mis enemigos retroceden, flaquean y perecen ante Ti; ‘TG me has dado raz6n y justicia, sentindote en el trono, justo juez. Guimel ‘Has vencido a las gentes, extirpando al impfo, has borrado su nombre para siempre. "Acabé el enemigo en ruina eterna, has destruido sus ciudades, se perdid su recuerdo. He *Pero el Sefior est4 sentado eternamente, ha erigido para el juicio su trono; °El juzga al mundo con justicia, con rectitud sentencia a las naciones. Vau “Es el Sefior un refugio para el oprimido, refugio en los tiempos de la angustia. ‘En Ti esperan los que saben tu nombre, pues no abandonas, oh Sefior, a quien te busca. Zain *;Cantad al Sefior, el que mora en Sién, publicad por los pueblos sus proezas! @Se acuerda de ellos El, vengador de la sangre, no olvida el grito de los oprimidos. Jet “Tenme piedad, Seftor, ve mi afliccién, recdbrame del enemigo y de la muerte; “para que pueda yo cantar tus laudes, a las puertas de Sidén, gozoso de tu auxilio, Tet —_“Cayeron los paganos en su fosa en la red que tramaron su pie quedé prendido. 34 VE] Sefior se ha revelado, ha hecho justicia, ha enredado al impjo en la obra de sus manos. Yod _“jRetornen los impfos al Seol, todos los que se olvidan de Dios! Que no por siempre estard el pobre en olvido, no se pierde por siempre la esperanza del misero. Kaf —_*|Levantate, Sefior, no triunfe el hombre, sean las gentes juzgadas ante Ti. *Infunde Td, Sefior, el espanto en ellos, aprendan los paganos que son hombres. Salmo 10* Ldémed *;Por qué, Sefior, te quedas lejos, te escondes en los tiempos de la angustia? *Con su orgullo el impfo al infeliz oprime, joh, quede preso en la redada que le ha urdido! Mem “Se jacta el impfo de sus caprichos, el avaro blasfema, desprecia al Sefior, el impfo, en su orgullo, le hace burla: “iNo hay Dios!’’, es todo lo que piensa. Nun ™Torpe es su proceder en todo tiempo, muy altos quedan tus juicios para él, de todos sus rivales hace burla. ™Dice, en su corazén: “;Yo no vacilo, seré siempre feliz, nunca en desgracia!”. Sdmek *Su boca esté Ilena de violencia y fraude, Pe bajo su lengua sdlo vejacién y mentira; *al acecho se aposta junto a los poblados, a escondidas mata al inocente. Ain *Con sus ojos espia al desdichado, escondido como leén en su guarida, 35 al acecho para atrapar al miserable, le atrapa cogiéndole en sus redes. Sade ‘Se agazapa y se encoge, el desvalido cae en sus garras; *dice en su corazén: “Dios se ha olvidado, ha escondido su rostro: nada verd jams”. Qof ™jLevdntate Sefior, alza tu mano! jOh Dios, no te olvides del pobre! *zPor qué el impfo menosprecia a Dios, dice en su coraz6n: “El no se cuida de esto”? Res Pero Ti ves la pena y los lamentos: Td los miras y los tomas en tus manos: el desvalido se confia a Ti, Ti eres el refugio del huérfano. Sin *;Quiebra el brazo del impfo y del malvado, aventa su impiedad; no quede rastro! “iQue es Rey el Sefior por siempre, por los siglos; los paganos serdn barridos de su tierra! Tau *T escuchas, oh Sefior, el deseo de los pobres, su coraz6n confortas, les tiendes tus ofdos, para hacer justicia al huérfano, al vejado, iy no haya més terror del hombre nacido de la tierra! Salmo J0 (11) El Sefior es justo y ama la justicia. Se experimenta duramente el asalto del mundo hostil y corrompido. El creyente rechaza con vehemencia la exhortacién a huir. Quien confia en Dios queda curado del miedo. La violencia de los hombres no podrd triunfar sobre la justicia de Dios. 36 ‘Al maestro de coro. De David. En el Sefior me cobijo, {por qué decis a mi alma: huye a los montes como un pajaro? Ya los impfos comban su arco, aprestan en la cuerda su saeta, para clavar en la sombra a los de recto corazén. 38i estan en ruina los cimientos, équé podra hacer el justo? ‘Mas ei Sefior esté en su santo palacio, el Sefior que tiene su trono en los cielos; sus ojos estin fijos en el mundo, sus miradas exploran a los hombres. ‘El Sefior escruta al justo y al impio; su alma odia a quien hace el mal. *Sobre los malos El lovera brasas de fuego, azufre y viento abrasador por porcién de su copa. 7El Sefior es justo y ama la justicia, los justos contemplaran su rostro. Salmo 11 (12) Un mundo falso. Hipocresia, fingimiento y mentira ilenan ef mundo de los hombres; el pobre es la victima. Pero el Seftor promete intervenir y su palabra es palabra de verdad. ‘Al maestro de coro, En octava. De David. 2;Auxilio, Sefior, que ha muerto la piedad, se ha ido la verdad, de entre los hombres! 37 *Mentira se hablan los unos a los otros, son labios de engaiio, lenguaje de corazones dobles. 4;Oh!, extirpe el Sefior todo labio tramposo, toda lengua que habla hinchadas frases, Slos que andan diciendo: “Con nuestra lengua triunfaremos, sabemos hablar, jquién va a ser amo nuestro?”. ‘Por el humilde despojado, por el hombre que gime, yo me levanto, proclama el Sefior, otorgaré salud a quien la busca. "Los dichos del Sefior son palabras sinceras, plata de ras de tierra, siete veces purgada. *Y Td, Sefior, nos guardards de ellos, nos librards por siempre de esa escoria. “Por todas partes los impfos abundan, la vileza est4 al colmo entre los hombres. Salmo 12 (13) {Hasta cuando, Sefior? Un hombre grita su desgracia ante Dios; es un grito de deses- peracién. A un cierto punto el tono cambia: una confianza ilimitada invade el corazén de este hombre que canta su alegria y su accidn de gracias. Probablemente un hecho imprevisto cambid la situacion; una palabra de dnimo, mejor todavia, un encuentro con Dios en el secreto de la oracién, Desconfianza y confianza son el doble movimiento de los Salmos de suplica, de los cuales éste es un modelo. ‘Al maestro de coro. Salmo. De David. *{ Hasta cudndo, Seijior, seguirds olvidindome? (Hasta cudndo me vas a retirar tu rostro? 38 >4Hasta cuando tendré desaz6n en mi alma, y en mi coraz6n tristeza, dfa y noche? (Hasta cuando triunfard sobre mi mi enemigo? *{Mira, esctichame, Sefior, Dios mfo! Ilumina mis ojos, no me duerma en la muerte, ‘ni diga mi adversario, “Sle he vencido!”; no exulten mis rivales al verme vacilar. “Porque yo he confiado en tu amor, oh Seijior, mi corazén se alegre en tu salud; jal Sefior cantaré por el bien que me ha hecho! Salmo 13 (14) (Quién busca todavia a Dios? No se trata de la pura incredulidad. El mundo sin Dios que aqut se describe es aquel en el cual se hace burla de la justicia y se pervierte el derecho. Ese mundo ya esté marcado con el sello de la condenacién, porque en él se explota al hombre y se oprime al pobre. Pablo, al releer este Salmo, reconoce en él el cuadro de nuestra condicién pecadora; nadie es justo delante de Dios, todos nosotros tenemos necesidad de ser salvados por Jesucristo (Rm 3, 10-19.23-2ss.). El iiltimo versiculo hace votos por la restauracién de Israel; ciertamente fue afadido para el uso litirgico, después del destierro. 'Al maestro de Coro. De David. Dice en su corazon, el insensato: “iNo existe Dios!”. Corrompidos estan, pervertidos, no hay quien haga el bien. 39 *Se asoma el Sefior desde los cielos hacia los mortales, por ver si hay algtin cuerdo que busque a Dios. *Mas estan todos descarriados, en masa pervertidos, no hay quien haga bien, ni uno siquiera. iNo se dan cuenta todos los que hacen el mal devorando a mi pueblo, como comen el pan? ‘No invocan al Sejior; mas a su hora temblardn de espanto. Que el Sefior se complace en la raza de los justos. ‘Queréis frustrar las ansias del pequefio, mas el Sefior es su refugio, que traera de Sidn la salud de Israel. "Cuando trueque el Sejior la suerte de su pueblo, exultard Jacob, se alegrara Israel. Salmo 14 (15) Sefiior, ,quién entrard en tu Casa? Una liturgia de entrada al santuario: los peregrinos hacen la pregunta ritual; los sacerdotes enumeran las condiciones para acercarse dignamente a Dios y rendirle el culto que le agrada: vivir en la verdad, practicar la justicia y amar al préjimo. La Ley (Lv 19, 11-18), los Profetas (Mi 6, 6-8; Is 33, 14-16), los Salimos (23; 49) son undnimes en estas exigencias de un culto sincero. Jestis nos dard la misma leccidn (Mt 5, 235.). 'Salmo. De David. (Quién entrar, Sefior, en tu Casa, quién morard en tu monte santo? ?Aquel que anda sin tacha, y obra la justicia, dice la verdad de corazén, 3y con su lengua no detrae. Quien no dafia a su hermano, ni hace agravio a su prdjimo; ‘con menosprecio mira al criminal, mas honra a los que temen al Sefior; que jura en su perjuicio y no retracta, ‘no presta a usura su dinero, ni acepta propina en daijio de inocente. Quien obra asf jams vacilard. Salmo 15 (16) El Sejior es la parte de mi heredad. Poder llamarse, como Israel, “heredad de Dios” (32, 12; 67, 10; 73, 2 etc.) es ya una condicién de privilegio. Pero, jpuede un hombre considerar a Dios como su parte de heredad, su patrimonio (72, 26; 141, 6)? Solamente podria afirmarlo quien lleva una vida totalmente consagrada a Dios; esta es precisamente la condicién del levita (Nm 18, 20; Dt 10, 9; Jos 13, 14). Naturalmente, esto supone ante todo el rechazo radical a la idolatrfa: en Israel habia cultos naturistas, que se introducian hasta en el templo; pero andlogas “idolatrias” pueden también hoy atraer al corazén. Raramente se ha expresado con tanto calor la alegria de una vida vivida en la presencia de Dios. La maravilla aferra al creyente hasta en lo mds intimo de su ser (el “corazén” para los antiguos es también la sede de los pensamientos, ademds de los deseos y de los afectos), y la alegria de estar con Dios se afirma con tanto vigor que —poco a poco— se tiene la sensacion de que ella sobrepasa los limites de la condicién terrena y no puede terminar en ese triste lugar subterrdneo que era para los antiguos la ultratumba. Este Salmo lleva, pues, a la fe en una vida sin fin junto a Dios. Y se entiende como el primer anuncio cristiano haya leido en los iiltimos versiculos la precisa profecta de la resurreccién de Cristo (Hch 2, 24-28; 13, 25). 41 Entre las oraciones humanas, este Salmo 15 es una verda- dera joya; y de modo particular es la oracidn de los que han “escogido a Dios” con una de las varias formas de vida con- sagrada. *' Miktam: de significado incierto, Algunos traducen canto, poesta; otros proponen: en voz baja. 'Miktam*. De David. Guardame, oh Dios, que a Ti me acojo. *Digo a Dios, mi Sefior: “Td eres mi bien, nada hay fuera de Ti”; 3y los santos que estan aquf en la tierra, joh qué magnificos, todo mi gozo en ellos! “Multiplican sus dolores los que cultivan dios ajeno. jOh, no libaré yo sus cruentas libaciones, no tomaré sus nombres en mis labios! *Sefior, mi copa y mi porcién de herencia, Td eres quien mi suerte garantiza; ‘me han caido las cuerdas en lo mas delicioso, mi heredad es preciosa para mi. 7;Oh!, bendigo al Sefior, que me da su consejo; y aun de noche instruye mis entrafias; ‘tengo al Sefior a mi vista para siempre; pues a mi diestra esta, yo no vacilo. *Por eso se alegra mi corazon, mi alma exulta, y mi carne también descansara segura; ‘pues no has de abandonar mi alma en el Seol, ni dejards a tu elegido ver la corrupcién. "Me ensefiards el camino de la vida, la plenitud de goces delante de tu rostro, a tu diestra, delicias para siempre. 42 Salmo 16 (17) iGudrdame como la pupila de tu ojo! He aqui otro retrato de gente saciada, satisfecha de si misma y sin piedad. Y he aqui también al desgraciado que sufre sus injustas acusaciones; él suplica a Dios para que haga manifiesta su ino- cencia y castigue a sus perversos acusadores. Se diria que él aban- dona gustosamente en sus manos los bienes terrenos (v. 14), con tal de llegar a gozar de la presencia de Dios; zpodemos quizd vis- lumbrar en esta afirmacion de un despertar iluminado por el rostro de Dios (v. 15) la esperanza todavia incierta de la resurreccién? ‘Oracién. De David. Escucha, oh Seiior justo, atiende a mi clamor, presta ofdo a mi oracién, no hay engajio en mis labios. *De tu presencia salga mi sentencia: lo que es justo aparezca ante tu vista. Pon a prueba mi corazén en la noche, explérame: no hallards iniquidad en mf. *Mi boca no ha pecado como pecan los hombres; he sido fiel a la palabra de tus labios; ‘por las sendas del justo va ajustado mi paso; por tus veredas no vacilan mis pies. °Oh, yo te llamo; Tu me oirds, oh Dios; tiende hacia mf tu ofdo, escucha mi oracién. "Despliega tu bondad, joh, TG que salvas a quien conffa, contra los enemigos, en tu diestra! *Gudrdame cual pupila de tu ojo, escéndeme a la sombra de tus alas, 43 *frente a los malvados que me agobian y por doquier me cercan avidos. "Cerrados en su grasa, su boca habla altanera; “ahora me cierran ya sus pasos, y sus ojos me clavan para echarme por tierra; “parécense a leén que desgarrar ansfa, a un cachorro que en su guarida acecha. 4\Levantate, Sefior, hazle frente, derribale!, con tu espada libera mi alma del impfo; ‘de los mortales, con tu mano, oh Sefior, cuya suerte concluye con la vida. De tus larguezas esta Ileno su vientre, y a sus pequeiios dejan las sobras. Yo, en cambio, en la justicia contemplaré tu rostro, al despertarme me saciaré de tu imagen. Salmo 17 (18) Marcha triunfal por el rey. Esta espléndida poesia es al mismo tiempo un canto de agra- decimiento (vy. 5-28) y un canio de victoria (vv. 32-49), Podemos leer y meditar esta larga poesia como la ilustracién del destino de David, el rey modelo y siervo fiel del Seftor: Dios le dio el éxito en sus empresas y lo hizo triunfar contra sus adversarios, con el fin de Hevar a cumplimiento las promesas que le hizo en favor de su des- cendencia (v. 51; ver 2S 7). Aqui se delinea ya la imagen del Rey- Mesias, Jesiis, descendiente de David e Hijo predilecto del Padre, que venceré a las fuerzas del mal. Esta poesia es un canto de fiesta que expresa la admiracién, el reconocimiento y la gloria de Dios. * EI cosmos es sacudido en sus fundamentos; gigantescas per- turbaciones trastornan la naturaleza. Con estas estupendas imd- 44 genes los antiguos cantan la presencia y la gloria de Dios en la creacion y en los acontecimientos (ver Ex 19, 15-18; Jc 5, 4s.; Sal 67, 85.; 96, 2-5; Is 30, 275.; Ha 3, 3-12); ellos ven esta presencia y esta gloria como una victoria sobre los elementos desencadenados y sobre los pueblos rebeldes. Esta descripcidn nos hace presentir el combate del fin de los tiempos, el triunfo de Dios. *" Querubin: ser alado, representado a la entrada de los tem- plos mesopotdmicos. Dos estaban sobre el arca de ta alianza: ver Ex 25, (8; IR 6, 23-28. 'Al maestro de coro. Del siervo de Dios, David, que entoné a Dios este cdntico después de haber sido librado de sus enemigos, *especialmente de Sail. Dijo, pues: Oh Sefior, Td, mi Roca y fortaleza, mi refugio, mi Dios; Td, mi Roca, a quien me acojo; mi escudo, y cuerno de mi salvacién; mi asilo y mi refugio. “Loor a ti”, yo grito, oh Sefior, y salvo soy de mis rivales. *Olas de muerte me envolvian, me espantaban los torrentes del Averno, ‘los lazos del Seol me retenian, ante mf las trampas de la muerte, “clamé al Sefior en mi angustia, hacia mi Dios alcé mi grito; y El escuché mi voz desde su templo lleg6 mi grito a sus ofdos. *Y estremecidse la tierra y se sacudi6*, retemblaron las bases de los montes, se estremecieron bajo su furor; 45 °una humareda subfa de sus narices, y de su boca un fuego que abrasaba: ascuas salian de El. E incliné los cielos y bajé, bajo sus plantas una densa nube. "Monté sobre un querubin*, emprendié el vuelo, sobre las alas del viento planeaba. “De las tinieblas se hacfa el velo, su tienda en derredor, tiniebla de agua, densidad de nubes; ¥un fulgor delante de El inflamaba rayos y brasas fgneas. “Tronaba el Sefior desde los cielos, el Altisimo con su potente voz: Sus flechas despidié y los puso en fuga, el rayo fulmind, y sembré derrota. %*Asomaron las lechas de los mares, los cimientos de la tierra aparecieron, al gesto, oh Sefior, de tu amenaza, al resollar del viento en tus narices. “Alargé de lo alto la mano y recogiéme, me recobré de las enormes aguas. "Me liberd del rival poderoso, de enemigos mas potentes que yo. “Sobre mf estaban el dia de mi desgracia, mas el Sefior se hizo mi sostén. »Y me tomé, me dio respiro, me salvé, porque me quiere. El Sefior me premié conforme a mi justicia, segin la inocencia de mis manos me pag6; *pues yo guardé las sendas del Sefior, y no prevariqué contra mi Dios. *Sus juicios todos estaban ante mf, y no deseché de mf sus mandamientos; *mdas fui para con El irreprochable, y del pecado me guardé. *Y el Sefior me premia con arreglo a mi justicia, porque a sus ojos estén limpias mis manos. *Para el fiel Td eres fiel, para el hombre intachable, Td, sin tacha. ”Sincero para el que es sincero, mas para el falso eres astuto, *T que salvas al pueblo de los mfseros, y abates los ojos altaneros. *Que Td eres mi lampara, oh Sefior, mi Dios, Ti alumbras mis tinieblas; “contigo el cerco rompo, con mi Dios acometo la muralla. Oh Dios, intachable es su camino, acrisolada la palabra del Sejior; El es el escudo de quien a El se confia. *¢Pues quién es Dios fuera del Sefior? ¢Quién Roca sino sdlo Dios? *EI Dios que me cifie de potencia, y hace seguro mi camino. *Hace veloces mis pies como de ciervos, y en las alturas me sostienen en pie, *adiestra mis manos al combate, mis brazos a combar arcos de bronce. TG me diste tu escudo de salvacién, tu diestra me hizo grande. *Ensanchaste el camino ante mis pasos, no flaquearon mis tobillos. *Persegui a mis contrarios, les di alcance, no me volvi hasta haberlos abatido; 47 *Los quebranté, no podran rehacerse, sucumbirdn debajo de mis pies. “Para el combate me ceiiiste de fuerza, doblegaste bajo mf a mis agresores. “De mis rivales me hiciste ver la espalda, a todos mis enemigos exterminaste. “Gritaron y no hubo salvador, hacia el Sefior, mas no les dio respuesta. *Los aplasté, como polvo al viento, los pisé como fango de callejas. “Tu me salvaste de un pueblo amotinado, me hiciste jefe de naciones; un pueblo que ignoraba ahora me sirve, “son todo ofdos, me obedecen, me adulan los hijos de extranjeros; “los hijos de extranjeros palidecen, y abandonan temblando sus refugios. “Viva el Seftor, bendita sea mi Roca, loor al Dios de mi salud, “el Dios que la venganza me concede, y sojuzga los pueblos a mis pies! “Tu me salvaste de furiosos enemigos, sobre mis agresores me levantas, me libras del hombre de violencia. “Por eso he de alabarte entre los pueblos, oh Sefior, tu nombre cantaré. “El es quien a su rey da la victoria; y otorga su favor a su Mesfas, a David y a su raza eternamente. 48 SALMO 18 (19) El canto de la creacién y de la ley. EI universo es un himno a la gloria del Seftor, pero mds exacta- mente a la Ley. En efecto, la silenciosa revelacidn de la creacién se les ofrece a todos los hombres; pero la Ley, privilegio de Israel, des- cubre al corazén del creyente la perfeccién de Dios, su rectitud, su Justicia, su verdad y su bondad; ella lo compromete a imitar la vida de Dios. La oda al sol que se encuentra en este Salmo (vv. 6-7) pa- rece imitar un fragmento poético asirio en el que ei dios sol surge del océano y pasa las puertas del oriente para ir al encuentro de la diosa. La liturgia de Navidad conserva esta imagen de la carrera del sol para recordar, en términos poéticos, la venida del Hijo de Dios sobre la tierra. 'Al maestro de coro. Salmo. De David. *Los cielos narran la gloria de Dios, la obra de sus manos pregona el firmamento; sun dia al otro comunica el pregén, y la noche transmite la noticia a la noche. ‘No es un pregén, no son palabras, cuyo sonido no se pueda escuchar. *Por toda la tierra corre su voz y hasta el confin del mundo sus palabras. En lo alto dispuso para el sol una tienda, ‘y El sale como un esposo de su télamo. Cual campeén se recrea, corriendo su carrera, ‘levantandose a un extremo del cielo, su carrera alcanza el otro extremo, sin que haya nada que a su llama escape. *La Ley del Sefior es perfecta, da consuelo al alma; el testimonio del Sefior es veraz, hace sabio al simple. 49 ‘Los decretos del Sefior son rectos, el coraz6n alegran; Ifmpido es el mandato del Sefior, da luz a los ojos. “EI temor del Sefior es puro, dura por siempre, son verdad los juicios del Sefior, equitativos siempre; "preciosos mds que el oro, mds que el oro mis fino; y mas sabrosos que la miel, mas que el jugo de panales. “Por eso tu siervo se fija en ellos, se cuida de guardarlos; ™pero ,quién se da cuenta de sus yerros? Del mal oculto limpiame. “También guarda a tu siervo del orgullo, jno ejerza en mf dominio! Asf seré irreprochable, y de pecado grave exento. "Sean gratas las palabras de mi boca, y el susurro de mi coraz6n, sin tregua ante Ti, oh Sefior, Roca mfa, mi Redentor. Salmo 19 (20) jSalva al rey, oh Sefior! En el dia de la entronizacién, como en el momento de la guerra (2Cro 20, 6), el pueblo de Israel reza por su rey: ;Acaso no es un consagrado del Seftor (v, 7) y el jefe del pueblo elegido desde la época de Jacob? (v. 2). Un coro hace la entonacién (vv. 2-6); un solisia contesta (v, 7); después todos juntos afirman que Israel no se confia en la fuerza de las armas como sus vecinos paganos, sino en Dios, tinico salvador. 1Al maestro de core. Salmo. De David. ?;El Sefior te escuche el dia de la angustia, aliviete el nombre del Dios de Jacob! 5El te envie socorro desde su Santuario, desde Sién te preste auxilio. 50 4Acuérdese de todas tus ofrendas, séanle gratos tus holocaustos. ‘Concédate lo que tu corazén ansfa, secunde todos tus proyectos; ‘iy nosotros gritemos de gozo en tu victoria, himnos entonemos en nombre de nuestro Dios! jEjecute el Sefior todos tus ruegos! "Ya sé que el Sefior la victoria dard a su Mesias; le escuchar4 desde los cielos santos con la fuerza vencedora de su diestra. *Unos en los carros, otros en los caballos, nosotros en el nombre del Sefior, nuestro Dios, somos fuertes. “Ellos vacilardn, caeran, y nosotros en pie nos mantendremos. Oh Sejior, salva al rey, resp6ndenos el dia en que te invocamos! Salmo 20 (21) Agradecimiento en el aniversario de la coronacién. Demostraria no comprender nada del dia de fiesta quien preten- diera impedir que en los cantos se mezclen un poco los votos y la realidad. En ese dia, el rey aparecta como quien participa de los privilegios de Dios: autoridad, reino duradero y majestad porque el Seftor lo ha bendecido y le ha encomendado la misién de salvar a su pueblo. La historia de Israel mds de una vez desmentira esta fi- gura ideal del monarca. La Iglesia reconoce en él los lineamientos de Jesucristo, rey y salvador del pueblo de Dios; en El reside la bendicién para todo el mundo. ‘Al maestro de coro. Salmo. De David. 51 Oh Sefior, de tu triunfo el rey se regocija, joh, cémo le colma tu salvacién de juibilo! *TU le otorgaste el deseo de su corazén, no rechazaste el ruego de sus labios. “Pues te has anticipado con bendiciones largas, le coronaste de diadema de oro, ‘Vida pidié de Ti y se la diste, largo curso de dias para siempre jamas. ‘Grande es su gloria, gracias a tu socorro, le circundas de fasto y esplendor; 7y le Ilenas de eternas bendiciones, le emborrachas de dicha delante de tu rostro. *Pues en el Sejior confia el rey, por el favor del Altfsimo no ha de vacilar. *Tu mano alcance a todos tus adversarios, tu diestra llegue a tus enemigos. "Haz de ellos como un horno de fuego, el dfa de tu semblante; el Sejior los tragara en su célera, y el fuego los devorard; "Td aventaras su fruto de la tierra, y su semilla de en medio de los hombres. "Si trazan ellos dafio contra ti, si maquinan engafios, no han de prevalecer; “TG les hards volver la espalda, en cuanto tu arco tenses a su vista. “ Levantate, oh Sefior, con tu poder, oh, cantemos y ensalcemos tu triunfo! 52 Salmo 21 (22) Dios mfo, ,por qué me has abandonado? EI Salmo, inspirado en los “Cantos del Siervo de Yavé” (Is 52, 13-53, 12) y en las “confesiones de Jeremias” (Jr 15, 15; 17, 15; 20, 7) termina, como ellos, con la proclamacién de que la pasion del justo regenera a la humanidad. El desarrollo del pensamiento nos lleva de la angustia de la muerte a la exaltacién de la alegria; es un paso de la noche més oscura a la luz inesperada, a la Pascua. Un texto semejante parece predispuesto adrede a convertirse en la oracidn de Cristo (Mc 15, 34) y los Evangelios resaltaron también los detalles que parecen describir anticipadamente la pasién de Jestis, que renueva la condicién de la humanidad frente a Dios. ‘Al maestro de coro. Seguin “la cierva de la aurora”. Salmo. De David. *;Dios mio!, por qué me has abandonado? jLejos de socorrerme, las palabras de mi lamento! {Dios mfo, de dia clamo, y no contestas, de noche, y no hay respuesta para mi! *Y TG, con todo, te sientas en el Santuario, en medio de las laudes de Israel. ‘En Ti esperaron nuestros padres, esperaron y TU les liberaste; °a Ti clamaron y escaparon salvos, en Ti esperaron y no quedaron confundidos. 7Y yo, gusano, que no hombre, vergiienza de todos, escarnio de la plebe; ‘todos los que me ven, hacen burla de mf, tuercen la boca, menean la cabeza: Se confié al Sefior, {El le libere; le ponga a salvo, ya que en El se complace!”. 53 54 TG fuiste quien del seno me sacaste, me pusiste a los pechos de mi madre; "a Ti fui confiado desde el seno, desde el vientre de mi madre eres mi Dios. "No andes lejos, que en angustia estoy, ven junto a mf, pues nadie me socorre. ®=Toros innumerables me rodean, me han cercado las bestias de Basan; '4vidos abren contra mf sus fauces, como leones rugientes y rapaces. Como el agua me derramo, todos mis huesos se dislocan, mi corazén se ha vuelto como cera, se me derrite en mi interior; “mis fauces estan secas lo mismo que una teja, y mi lengua pegada al paladar; me has sumido en el polvo de la muerte. Ya me rodean perros incontables, un enjambre de inicuos me acomete; taladran mis manos y mis pies. "Puedo ya contar todos mis huesos; ellos me agobian, me vigilan, *repartense entre si mis vestiduras y se sortean mi tunica. *Mas Td, Sejior, no te estés lejos, joh fuerza mia, vuela en mi socorro! Libra mi alma de la espada, de las garras de} perro mi alma tnica; *sdlvame de las fauces del leén, de los cuernos del toro mi vileza. *Anunciaré tu nombre a mis hermanos, en la asamblea cantaré tus laudes. *Los que al Sejior teméis dadle alabanza, toda la raza de Jacob, glorificadle, veneradle, toda la raza de Israel. Pues El no desprecié, ni desdeiié el lamento del pobre, ni le ocult6 su rostro, mas cuando le invocaba le escuché. Su lealtad ser4 mi loa en la asamblea, entre sus fieles cumpliré mis votos. TY los pobres comeran hasta saciarse. Loardn al Sefior los que le buscan, y vivird su coraz6n eternamente. **Se acordaran y volveran hacia el Sefior todos los extremos de la tierra, le adorardn postrados ante El todas las familias de las gentes. *Pues del Sefior tan sélo es el imperio, El es el Sefior de las naciones. *Ante El se inclinardn los que duermen en la tierra, se encorvaran cuantos bajan al polvo. y viviré mi alma para El, para El mi raza; anunciard al Sefior a las edades venideras, sus gestas contaré al pueblo por nacer: “Esto hizo el Sefior”. Salmo 22 (23) Felicidad y gracia perennes. Una ovejita muy cuidada, un huésped tratado con mucha atenci6n: dos realidades de la vida cotidiana ofrecen al poeta dos imdgenes elocuentes para cantar la alegria de estar con el Seftor. La representacién de Dios como si fuera un pastor tiene los pa- ralelos en los profetas (Is 40, 11; Ez 34, 11-16); y serd la alegoria mds conocida con Ia que Jestis hablard de sf mismo, tanto que hasta los autores del Nuevo Testamento le dan gustosamente este titulo (Hb 13, 20; 1P 2, 25; Ap 7, 17). El agua, el aceite y el cdliz con el vino, de los que habla el texto, han hecho pensar en los sacramentos de la iniciacién cristiana: Bautismo, Confirmacién, Eucaristia, ast, 55 en la noche de Pascua, cantaban este Salmo los nuevos bautizados, tlenos de la alegria de Dios. ‘Salmo. De David. El Sefior es mi pastor, nada me falta; *por prados de fresca hierba me apacienta; hacia las aguas del remanso me conduce, ’y recrea mi alma. Me guia por senderos rectos por amor de su nombre. *Aunque vaya por valle tenebroso, no temo ningtin mal; pues estan junto a mf tu vara y tu cayado, y esto me consuela. ‘TG me preparas una mesa ante mis enemigos; perfumas con ungiiento mi cabeza, y llenas hasta arriba mi copa. “De gracia y dicha me circundas todos los dias de mi vida; habitaré en la Casa del Sefior por muchos, muchos aiios. Salmo 23 (24) El rey glorioso. Una procesién avanza hacia el templo, tal vez acompafiando el arca de la alianza hasta el lugar santo. Los coros se responden. Se aclama al Creador y también se recuerda a los fieles las condiciones para una genuina participacién en el culto: un corazén recto y sincero (vv. 3-6). A la entrada del templo se detiene el cortejo, co- mo para concederse casi el tiempo necesario para maravillarse de la presencia de Dios. Hay que glorificar al Dios vencedor que toma posesidn de su santa morada; los titulos que se le atribuyen (vv. 8- 10) recuerdan los tiempos en los cuales el Sejior, representado por 56 el arca, se ponia a la cabeza del ejército de Israel y lo tevaba a la victoria (Nm 10, 35; Jos 6). Un Salmo muy adecuado para las fiestas del Seftor y para invocar el advenimiento de su Reino; y también un Salmo exigente, porque nos senala la condicidn ne- cesaria para acoger el Reino de Dios. * Seftor de los ejércitos (= Yavé Sebaot), Con esta expresion se piensa en primer lugar en Dios que guta las tropas de Israel; lue- go en el Omnipotente, rodeado de los angeles y de los astros, que domina las fuerzas cdsmicas, pero después, la expresion se convierte simplemente en un modo de la grandeza y el poder de Dios. Salmo, De David. Del Sejior es la tierra y cuanto encierra, el universo y los que en é1 habitan; *pues El fue quien lo fund6é sobre los mares, quien lo asenté sobre las aguas. *,Quién subird hasta el monte del Sefior? {Quién podrd estar en su recinto santo? *Aquel que tiene manos inocentes y puro corazén, el que no pone su alma en cosas vanas, ni jura con engajfio. ‘Este logrard bendicién del Sefior, y justicia del Dios su salvador. *Esta es la raza de los que le buscan, los que ansfan el rostro del Dios de Jacob. 7;0h puertas, levantad vuestros dinteles, alzaos, puertas eternas, que entre el rey de la gloria! *;Quién es el rey de la gloria? El Sefior, el fuerte, el poderoso, Sefior, poderoso en el combate. °;Oh puertas, levantad vuestros dinteles, alzaos, puertas eternas, que entre el rey de la gloria! *¢Quién es el] rey de la gloria? EI Sejior de los ejércitos* es el rey de la gloria. 57 Salmo 24 (25) Gufame en tu verdad. Se nos concede la oportunidad de admirar la virtud interior de un justo, que se dirige a Dios en este Salmo alfabético. El no se con- sidera exento de los pasos falsos y reconoce que ha merecido, con sus pecados, su desgracia y su soledad. Su confesién es indice de una notable rectitud y honestidad moral: la de un hombre humilde, que se siente amado por Dios, y que por eso conserva intacta su confianza; él espera del Sefior perdén, consejo y ayuda. Esta her- mosa oracién se encuentra ya en el grito de esperanza de los wv. 1- 2, que la liturgia del Adviento, al comienzo (primer domingo), pone una vez mds en los labios del cristiano. ‘De David. Alef Hacia Ti, Sefior, mi alma levanto, ioh, Dios mio! Bet —*En Ti conffo, jno sea confundido, no se rian de mi mis adversarios! Guimel *Ni sea confundido el que en Ti espera, mas s6lo el que se rebela sin motivo. Délet ‘Muéstrame tus caminos, oh Sefior, enséfiame tus sendas. He ‘Gufame en tu verdad, enséfiame, pues Té eres mi Dios, mi Salvador. Vau ‘Todo el dia en Ti pongo mi confianza, por tu bondad, Sefior. Zain Acuérdate, oh Sefior, de tu misericordia, de tu bondad que son eternas. Jet De mis desvfos juveniles no te acuerdes pero acuérdate de mf, por tu bondad. 58 Tet "Bueno y recto es el Sefior, El reduce el camino a los que yerran. Yod — “Conduce en la justicia a los humildes, y a los pobres ensefia su sendero. Kaf “Todas las sendas del Sefior son gracia y lealtad, para quien guarda su alianza y sus preceptos. Lémed "Por tu nombre, oh Sejior, perdona mis culpas que son tantas. Mem *;Quién hay que tema al Sefior? El le indicara el camino a seguir. Num Su alma moraré en el bienestar, y su progenie poseerd la tierra. Sdmek “El secreto del Sefior es para sus fieles, su alianza para darles cordura. Ain "Mis ojos estan fijos en el Sefior, EI sacard mis pies del cepo. Pe “Vuélvete a mi, tenme piedad, pues estoy solo y desdichado. Sade "’Calma la angustia de mi coraz6n, libérame de mis tormentos. Qof “Pon fin a mi dolor y mi pesar, perdona todos mis pecados. Res “Mira a mis enemigos, que son tantos, y con odio violento me aborrecen. Sin *Guarda mi alma, Ifbrame, no tenga confusi6n: pues en Ti he confiado. Tau *Inocencia y rectitud me escuden, pues espero en Ti, Sefior. *Rescata oh Dios, a Israel de todas sus tribulaciones. 59 Salmo 25 (26) Oracién de un hombre recto. En los Salmos de siiplica se escucha a menudo esta protesta de un acusado que pone a Dios por testigo de su inocencia. Esta oracién que vamos a leer es probablemente la de un levita, un hombre cualquiera que ama la vida del templo. Podria decirse que estd hasta demasiado seguro de su rectitud. Sin embargo, nos presenta una formula de oracidn que es una decidida eleccién del bien y un rechazo del mal. ‘De David. Hazme justicia, oh Sefior, pues en mi integridad he caminado, he confiado en el Sefior sin vacilar. *Escrétame, oh Sefior, y ponme a prueba, pasa a fuego mi corazén y mis rifiones. *Tu bondad tengo siempre delante de mis ojos y en tu verdad camino. “No me he sentado con los falsos, con los hipdcritas no voy. SOdié la reunién de malhechores, y con los impfos no me siento. *Mis manos lavé la inocencia, y estoy junto a tu altar, oh Sejior. "Haré resonar himnos de alabanza, pregonaré todas tus maravillas. *Amo, oh Sefior, la morada de tu casa, el lugar donde mora tu Gloria. *No mezcles mi alma con los pecadores, ni mi vida con hombres sanguinarios; que tienen las manos cargadas de delitos y su diestra repleta de soborno. ™Mas yo camino en mi inocencia; rescdtame, oh Sefior, por tu bondad; "mi pie esta firme en el camino recto, te alabaré, oh Sefior, en las asambleas. Salmo 26 (27) Tu rostro busco, Sefior. Aunque se multipliquen los enemigos o las dificultades de la vida, el creyente siempre encuentra apoyo seguro en Dios; preci- Samente por eso este Salmo comienza con un canto de confianza. Después el movimiento de la oracién se profundiza y se convierte en btisqueda y deseo dvido de Dios. El templo es el lugar en donde se descubre la presencia del Sefor: en el sacrificio, en el canto, en la stiplica, en la Ley. Si esta biisqueda se convierte en exigencia vital, ¢cdmo podrd Dios no estar cerca de su siervo mds abandonado y mds contrariado? Esta es una oracién de esperanza para los momentos en los que nos abandona la confianza en el hombre. * Tierra de los vivientes: el mundo de los vivos, en oposicién al de los muertos. ‘De David. El Sefior es mi luz y mi salud, ja quién he de temer? El Sejior es la fortaleza de mi vida, gpor quién he de temblar? *Cuando me asaltan los malvados por devorar mi carne, son ellos, los rivales y enemigos, los que tropiezan y sucumben. *Aunque acampe contra mf un ejército, mi coraz6n no teme; 61 62 aunque una guerra estalle contra mf, atin asf, estoy tranquilo. *Una cosa al Sefior solicito, sdlo eso busco: morar en la Casa del Sefior todos los dias de mi vida; para gustar de la dulzura del Sejior, en su Templo. ‘Pues El me dard cobijo en su cabafia el dia de la desgracia; me esconderé en lo oculto de su tienda, como en roca elevada. *Y ahora se alza mi cabeza sobre mis enemigos que me cercan, y en su tienda voy a sacrificar sacrificios de jibilo, joh, cantaré y ensalzaré al Sefior! "Escucha, oh Sefior, mi grito suplicante, ten piedad, respéndeme. *Mi corazén te habla y te busca mi rostro. Tu rostro busco, Sejior. *No me ocultes tu rostro no rechaces con célera a tu siervo; Td eres mi auxilio: no me abandones, no me dejes, oh Dios de mi salud. Si mi padre y mi madre me abandonan, El Sefior me acogera. "Enséjiame tu senda, oh Sejior, y guiame por tu camino recto, por causa de mis enemigos. ™No me entregues a la avidez de mis contrarios: se alzaron contra mf falaces testigos, que respiraban violencia. 35Qh, creo que he de ver los bienes del Sefior en la tierra de los vivientes!*. *Espera en el Sefior, afianza el corazén y toma dnimos, ten confianza en el Sefior. Salmo 27 (28) jNo te quedes en silencio, Dios mfo! El que suplica se dirige a Dios y maldice a sus perseguidores; tanta vehemencia supone que él ya no tiene fuerzas. El Senor, sordo por un instante, escucha finalmente a su siervo; después de la an- gustia viene la accién de gracias. La formula final transforma este Salmo en una oracion por Israel y por el rey (o por el pueblo con- Sagrado al servicio de Dios). * Consagrado: parece aqui el pueblo de Dios, consagrado a su servicio. ‘De David. Hacia Ti clamo, oh Seiior, no te quedes en silencio, ;Dios mfo! iNo sea yo, si Ti te callas, igual que los que bajan a la fosa! *Oye la voz de mi oracién cuando a Ti clamo, cuando elevo mis manos hacia tu Templo santo. °*No me arrebates Ti con los impios ni con los malhechores, que hablan de paz a su vecino mas en su corazén guardan el mal. “Dales conforme a sus acciones, y ala malicia de sus hechos, devuélveles segtin la obra de sus manos, pagales con su misma moneda. ‘No se cuidan de los bienes del Seftor, de la obra de sus manos: jEl los deshaga y no los rehabilite! J 63 °{Bendito sea el Sefior, porque ha escuchado la voz de mi plegaria! *Sefior, mi fortaleza, escudo mfo, en El confia mi corazén. Ayuda recibf; mi coraz6n exulta y con mi canto te doy gracias. ‘El Sefior es fortaleza de su pueblo, torre de salvacién para su consagrado*. °Salva a tu pueblo, bendice tu heredad, apaciéntalos y Ilévalos por siempre. Salmo 28 (29) Himno al Sefior de la tempestad. La voz alerradora del Seftor, el trueno, explota siete veces. Es el huracdn, que demuestra el poder de Dios, Seftor de los elementos, pero también duefio de la historia. La tempestad que viene del mar se descarga sobre las montafas y se aleja al desierto; es una ima- gen de la realidad histérica: las tribus némadas y los Estados ve- cinos estén siempre listos a lanzarse contra Israel, pero éste les opone su calma serena en la que Dios lo hace vivir. Esta poesia, llena de una fuerza primordial, nos deja impresionados por haber podido vislunbrar, por un instante, algo del poder de Dios por me- dio de las fuerzas desencadenadas de la naturaleza. * Hijos de Dios: la expresién al principio indicaba las divi- nidades paganas; con el tiempo se la entendiéd como relativa a los angeles (ver Sal 88, 7). * Sarién: nombre fenicio del monte Hermén, al norte de Pa- lestina, Se trata de los montes que antes llevaban el nombre genérico de Libano. * El desierto de Cades estd al sur de Palestina. ‘Salmo. De David. iTributad al Sefior, oh hijos de Dios*, tributad al Sefior gloria y poder! *Tributad al Sefior la Gloria de su Nombre, adorad al Sefior con atavio santo. Voz del Sefior sobre las aguas! E] Dios de gloria truena: jSefior sobre las aguas incontables! *;Voz del Sefior con fortaleza, voz del Sefior con majestad! *Voz del Sefior, que los cedros quebranta, el Sefior quebranta los cedros del Lfbano. ‘Hace brincar como un novillo al Libano, al Sarién* como cria de bifalo. "Voz del Sefior, que afila llamaradas. ‘Voz del Sefior, que sacude el desierto, el Sefior sacude el desierto de Cades*. *Voz del Sefior, que sacude las encinas, y los bosques arrasa: en su templo todo clama: {Gloria! “El Sefior se senté sobre el diluvio, el Sefior se sienta como rey eterno. NE] Sefior da el poder a su pueblo, el Seftor bendice a su pueblo con la paz. Salmo 29 (30) Sacaste mi alma del Seol. Canto de contrastes. Quien se creia fuerte, cae en peligro de muerte; estd desesperado, con una desesperacion mds fuerte por el hecho de que, en ese tiempo, todavia no se tenia fe en la resurreccién. Pero llega la curacién: y he aqui el canto de agradecimiento. Para 65 apreciar bien el don de la vida, tal vez es necesario ver que se le escapa de la mano, 66 ‘Salmo. Canto para la fiesta de la dedicacién del templo. De David. Yo te ensalzo, Sefior, porque me has liberado; no has dejado refrse de mi a mis enemigos. 3Sefior, Dios mfo, clamé a Ti y me sanaste. *\Oh Sejior, Td sacaste mi alma del Seol, me has salvado de entre aquellos que bajan a la fosa! *;Cantad al Sefior, devotos suyos, dad gloria a su santo Nombre! “Porque dura su cédlera un instante, toda la vida su favor. Por la tarde las lagrimas pernoctan, por la majiana jibilo. TY yo dije en mi confianza: “jJamds vacilaré!”. *Con tu favor, Sefior, me cefifas de honor y fortaleza; mas escondes tu rostro y ya estoy conturbado. °A Ti, clamo, Sefior, la piedad de mi Sefior imploro: ee Qué ganancia en mi sangre, si yo bajo a la fosa? (Puede alabarte el polvo, proclamar tu verdad? ‘Escucha, oh Sefior, y ten piedad de mi! jSefior, sé Ti mi amparo! "Trocaste para mi el Ilanto en una danza, desnudaste mi saco y me cejiiste de juibilo; “para que te cante mi corazén sin tregua; Sefior, Dios mfo, te alabaré eternamente. Salmo 30 (31) “En tus manos entrego mi espiritu” (Lc 23, 46). La fe, la angustia y la gratitud se alternan en esta oracion; ella recuerda las “confesiones” del profeta Jeremfas, su destino doloroso y su intimidad con el Seftor (17, 14-18; 20, 7-18...). Jests, en el momento de exhalar su tiltimo suspiro, expresard con este Salmo su grito de abandono confiado en Dios (Le 23, 46). ‘Al maestro de coro. Salmo. De David. °A Ti, oh Sefior, me acojo; joh, no sea confundido jamas! jLfbrame en tu justicia, ‘tiende hacia mi tu ofdo, date prisa a librarme! Sé para mf una roca de refugio, un muro de defensa que me salve; ‘pues eres Ti mi Roca y mi fortaleza, jllévame por tu Nombre, gufame! *Sdcame de la red que me han tendido, pues Tt eres mi refugio; “en tus manos mi espiritu encomiendo, Td me rescatas, oh Sefior, Dios fiel. 7Aborreces a los que sirven vanos fdolos; mas yo en el Sefior confio: *\Exultaré y me alegraré en tu amor! Porque has visto mi miseria, y has conocido las angustias de mi alma, *y no me dejaste en manos de mi enemigo, mas pusiste en amplitud mis pasos. Piedad, Sejior, que la angustia me agobia! jSe consumen de tristeza mis ojos, mi alma, mis entrafias! 67 "Pues mi vida se sume en afliccién y en gemidos mis afios; sucumbe mi vigor a la miseria, mis huesos se consumen. "De todos los que me oprimen me he hecho el oprobio; asco soy de mis vecinos, y espanto de los que me conocen. Los que me encuentran en la calle huyen lejos de mf; “olvidado estoy de las mentes como un muerto; como un objeto de basura. “Escucho los murmullos de la plebe, iterror por todas partes! Ellos se ainan contra mf en conjura, tramando arrebatar mi vida. Mas yo confio en Ti, Sefior digo: “;Tu eres mi Dios!”. “Mis dias estan en tus manos, Ifbrame de manos enemigas, de los que me acosan; “muestra a tu siervo sereno tu semblante, jSdlvale por tu amor! *Sefior, no me avergiience porque te he invocado, avergiiéncense sélo los impfos, y caigan mudos al Seol. ™ Enmudezcan los labios mentirosos, que hablan insolencia contra el justo, con soberbia y desprecio! *°Qué grande es tu bondad, oh Sefior, que reservas para los que te temen, la deparas a los que en Ti se acogen, a la vista de los hombres! “Td los escondes en Io oculto de tu rostro, de las intrigas de los hombres; bajo la tienda los pones a cubierto, de la querella de las lenguas. | Bendito sea el Sefior, que me ha otorgado su amor maravilloso en ciudad de fortin! 27Y yo que decfa en mi turbacién: “SEstoy dejado de tus ojos!”. Mas Ti oiste la voz de mi plegaria, cuando clamé a Ti. *Amad al Sefior todos sus devotos, pues el Sefior guarda a sus fieles, mas retribuye con usura a los que obran con orgullo. *s Animo, recobrad aliento todos los que en el Sejior esperdis! Salmo 31 (32) La alegria del hombre perdonado. ¢Para qué atormentarse continuamente por los propios yerros, por los propios pecados? El creyente reconoce delante de Dios la propia miseria; acepta que es perdonado y reconciliado, Liberado de su tormento, nace un hombre nuevo, inundado por la gracia, la confianza y por un sentido de obediencia. * Maskil: 1érmino que no se sabe cémo traducir con precision: probablemente significa “amaestramiento”. * Este Salmo 31 es uno de los salmos penitenciales. De David. Maskil*. jDichoso aquel cuya culpa es absuelta, y cubierto su pecado!* *Dichoso el hombre a quien el Sefior no imputa falta, y en cuyo espiritu no hay fraude. Mientras yo me callaba, se sumian mis huesos en mi gemir todo el dia; ‘pues de dia y de noche pesaba tu mano sobre mi. Mi vigor trocdbase en un campo en pleno ardor de estfo. ‘Te he confesado mi pecado, y no oculté mi falta. Dije: me confesaré al Sefior de mis delitos. Y Td absolviste la culpa de mi pecado. ‘Por eso te invoca todo hombre piadoso en la hora de la angustia. 'Y aunque salgan de madre jas inmensas aguas, no podran alcanzarle. ’TU eres mi refugio, de la angustia me guardas, de la alegria de mi rescate me circundas. *Yo te instruiré, la ruta a seguir te mostraré; te ensefiaré, fijos en Ti los ojos. °No seas cual caballo o mulo sin sentido, tienda y freno hacen falta para aguantar su fiebre, si no, no se acercan a ti. "Copiosas son las penas del impfo; mas al que en el Sefor conffa el favor le circunda. ‘"Regocijaos en el Sefior, justos, exultad alborozaos todos tos de recto corazén! Salmo 32 (33) El plan del Sefior subsiste por siempre... Este himno sigue un ritmo cldsico, Ante todo se hace la invitacién a alabar a Dios. Luego se proclama la alabanza de sus grandes obras: su palabra que hace surgir los mundos (vv. 4-9), su in- tervencidn en la historia en la que El escoge su pueblo de entre las naciones (vv. 10-12) y, en fin, su poderosa ayuda a los que le temen (vv. 13-19). Se exalta la Providencia, cuyo designio sabiamente ela- borado tiene dimensiones universales. Pablo ilustraré a los Efesios (1, 9; 3, 4s) este plan secreto de Dios que se realiza en Cristo para que los hombres tengan la vida y el mundo logre su fin. 70 * Toda su armada (recuérdese la expresién “Dios de los ejércitos” “de los ejércitos”; ver Salmo 23, nota al v. 10). 1;Gritad de jubilo, oh justos, al Sefior! A los rectos les corresponde la alabanza; *celebrad al Sejior al son del arpa, entonadle a la lira de diez cuerdas; ‘cantad un cantar nuevo, tafied bien la lira en medio del clamor. *Pues recta es la palabra del Seftor, todas sus obras son verdad. ‘El ama la justicia y el derecho, de la gracia del Seiior esta Iena la tierra. ‘Por la palabra del Sefior los cielos fueron hechos, por el soplo de su boca toda su armada*. *Como en un odre El allega las aguas de los mares, en depésitos pone los abismos. *;Oh, tiemble ante el Sefior toda la tierra, le teman todos los que habitan el orbe! *Pues El hablé y se hizo, mand6 El y asf fue. “El Sefior frustra el plan de las naciones, desbarata los proyectos de los pueblos; "mas el plan del Sefior subsiste eternamente, los proyectos de su mente por todas las edades. °\ Feliz el pueblo cuyo Dios es el Sejior, la nacién que se escogié por heredad! *De lo alto de los cielos el Sefior mira, ve a todos fos hijos de los hombres; “desde el lugar de su morada observa a todos los habitantes de la tierra; 71 SE] que formé el corazén de cada uno, y escruta todas sus acciones. “No vence el rey por un gran ejército, ni el héroe por su gran vigor. "Vana cosa es un corcel para salvarse, ni con toda su fuerza hace vencer. “Pero estan los ojos del Sefior sobre quienes le temen, sobre aquellos que esperan su favor, “para guardar su alma de la muerte, y sostener su vida en la miseria. En el Sefior espera nuestra alma, El] es nuestro socorro y nuestro escudo; “en El se alegra nuestro corazén, en su nombre santo confiamos. *Sea tu bondad, Sefior, sobre nosotros, como nosotros esperamos en Ti. Salmo 33 (34) Gustad y ved cudn bueno es el Sefior. Este Salmo alfabético tiene dos motivos. Ante todo, una accién de gracias describe la solicitud con la que Dios rodea al justo y al pobre para liberarlos de su angustia. El autor ciertamente la experiment en su propia vida y transmitié a sus discipulos el fruto de sus propias experiencias. Ast, la segunda parte (vv. 12-22) asume el tono de una instruccién: un sabio invita a sus oyentes a descubrir en el temor de Dios el camino de la felicidad. Pedro se servird de este Salmo para reforzar su exhortacion a los cristianos (1Pedro 2, 3). * El titulo alude a 1S 21, 11-15 (con Abimelec en vez de Aquis rey de Gat). 72 * El Angel del Sefior, es decir, la proteccidn del Seftor. De David, cuando se fingid demente ante Abimelec y, expulsado por él, se marché*. Alef *Bendeciré al Sefior en todo tiempo, siempre en mi boca su alabanza. Bet *En el Sefior mi alma se gloria, j6iganlo los humildes y se alegren! Guimel “Engrandeced conmigo al Sejior, ensalcemos su nombre todos juntos. Dalet *Busqué al Sefior y me contesté, y me libré de todos mis temores. He ‘Mirad hacia El y brillaréis, y no cubrird el oprobio vuestros rostros. Zain "Un misero grité; el Sefior escuchd, y le libré de todas sus angustias. Jet *Acampa el Angel del Sefior* en torno a sus fieles y los salva. Tet ‘°Gustad y ved qué bueno es el Sefior, dichoso el hombre que a El se acoge. Yod Temed al Sefior, vosotros, santos suyos, nada les falta a aquellos que le temen. Kaf "Los ricos quedan despojados y hambrientos; mas quienes buscan al Sefior de ningtin bien carecen. Lémed "Venid, hijos, oidme, voy a enseiiaros el temor del Seiior. Mem ";Quién es el hombre que ama la vida, deseoso de dias para gozar de bienes? Nun “Guarda del mal tu lengua, tus labios de palabras engafiosas, 73 Sdmek “apértate del mal y obra el bien, busca la paz y vete en pos de ella. Ayin "Los ojos del Sefior sobre los justos, y sus ofdos para su clamor. Pe “EI rostro del Sefior contra los mathechores para borrar de la tierra su memoria. Sade “Gritan los justos y el Sefior los oye, y los libra de todas sus angustias. Qof “Cerca estd el Sefior de los de quebrado corazén, y salva a los de espfritu abatido. Res *Innumerables son las desgracias del justo, pero el Sefior de todas le libera; Sin “todos sus huesos guarda, no sera quebrantado ni uno solo. Tau = ™La malicia matard al impio, los que al justo detestan sufrirdn su pena. Vau EI Sefior redime el alma de sus siervos, pena no sufrirén cuantos a El se acogen. Salmo 34 (35) Sefior, Tu has visto: jNo calles! En tres oleadas sucesivas la lamentacidn viva e indignada del justo perseguido sube hacia Dios; después, por tres veces, el orante vuelve a encontrar su esperanza. Hay un hombre aplastado por la maldad, por la traicidn y las calumnias de los enemigos y por las terribles astucias de los adversarios. Una vez mds el autor se hace eco de las adversidades del profeta Jeremfas (20, 10-13); no se puede menos de pensar en el proceso de Jestis, ante un tribunal que se encarniza para condenarlo (Mt 26, 57-58) 74 'De David. Arguye, oh Sefior, a los que me arguyen; combate a quienes me combaten; "toma tu escudo y tu armadura, y alzate en mi socorro, %blande la lanza y ciérrate contra mis perseguidores; di a mi alma: “Yo soy tu salvacién’’. *;Queden avergonzados y confusos Jos que buscan mi alma! jAtrds! jRetrocedan confundidos los que maquinan mi desgracia! *Sean como paja al viento, por el Angel del Sefior acosados; “sea su camino oscuro y resbaladizo, perseguidos por el Angel del Sefior. "Porque sin causa me han tendido su red, han cavado una fosa para mf. ‘Sobre ellos caiga la ruina de improviso: la red que habjan tendido los aprese, y en su fosa se hundan. °Y mi alma exultard en el Sefior, se gozard en su auxilio. “Dirdn todas mis fuerzas: ,Quién como Ti, oh Sefior, que libras al débil del mas fuerte, al mfsero y al pobre de su expoliador? “Testigos mentirosos se levantan, lo que no sé me preguntan; "me pagan mal por bien, jdesolacién para mi alma! BY yo, cuando ellos enfermaban, vestfa de saco, maceraba mi alma con ayuno, revolvia en mi seno mi oracién. 75 76 Como por un amigo 0 un hermano andaba triste, como quien Ilora a una madre me encorvaba. Mas ellos cuando vacilo yo, se rien, se retinen, contra mf se congregan; golpean a traici6n, sin tregua me laceran, me tientan, me hacen burla, rechinando sus dientes contra mf. "Oh, Sefior!, ghasta cudndo verds esto? De los que rugen rescata Ti mi alma, de los leones mi vida. "Te daré gracias en la gran asamblea, te alabaré entre un pueblo numeroso. "No se alegren de mf mis enemigos pérfidos, ni se guifien sus ojos los cue me odian sin razén! *Pues no hablan de paz, contra los mansos de la tierra insidias maquinan. iq) *Abren bien grande contra mf su boca; dicen: “iVaya, vaya, con nuestros ojos lo hemos visto!”. =T lo has visto, Sefior, no te calles, Sefior, no andes lejos de mf; *despierta, levantate a mi defensa, Sefior mio, Dios mfo, por mi causa; *jdzgame conforme a tu justicia, oh Sefior, {Dios mio, no se rian de mi *No piensen en su corazén: “| Vaya, lo que queriamos!” No digan: “jLe hemos engullido!”. *Avergiiéncense a una y queden confundidos los que se rfen de mis males; icttbranse de sonrojo y confusién los que se crecen a mi costa! 7Y rian y se alegren los que apoyan mi causa; y digan sin cesar: “jGrande es el Seftor, que la paz de su siervo alegra!”. *Y anunciard mi lengua tu justicia, perpetuamente tu alabanza. Salmo 35 (36) En Ti esta la fuente de la vida... En este Salmo encontramos unidos dos cuadros contrastantes, tal vez separados al principio. Por una parte, un hombre destruido por el pecady; en su corazn no se puede encontrar ningtin sentimiento que no esté dirigido hacia el mal; engaitdndose a si mismo se obs- tina en su depravacion. Por otra parte estdn las criaturas llenas de Dios: los justos, serenos y felices. En los profetas encontramos estas mismas imagenes tradicionales de la felicidad; ellas nos llevan a ese tiempo ideal que instauraré el futuro Mesias (Is 12, 2; 25, 6; Jr 31, 14; Ez 47). Juan aplica estas imdgenes a Jestis, Luz de los hombres y fuente inagotable de vida (7, 37s.; 8, 12; Ap 21, 6). »* Se alegran juntos ante el Senior: se recuerda la imagen de la abundancia de carnes y de sacrificios; es ya una prefiguracién del banquete mesidnico del que hablard Jestis, de la cena del Cordero (Ap 19, 9). 1Al maestro de coro. De David, siervo del Seiior. *Habla al impfo el pecado dentro de su corazén; temor de Dios no existe delante de sus ojos. *Harto a sus propios ojos se lisonja para apreciar su culpa y detestarla; ‘los dichos de su boca, iniquidad y engajfio; renuncié a la cordura, a obrar el bien. 77 SDafio s6lo maquina hasta en su lecho, por camino no bueno insiste, no se aparta del mal. 6Oh Sefior, tu bondad llega hasta los cielos, hasta las nubes tu fidelidad; 7como los montes excelsos es tu justicia, como el profundo mar tus juicios! Al hombre y a la bestia salvas Td, Sefior. *Oh Dios, jqué preciosa es tu gracia! Los hijos de los hombres se acogen a la sombra de tus alas. °Se sacian de la grasa de tu casa, en el torrente de tus delicias los abrevas;* “pues en Ti esta la fuente de la vida, y por tu luz vemos la luz. "Guarda tu gracia a tus devotos, y tu justicia a los de recto corazdn. No me aplaste el pie del orgulloso, ni la mano del impfo me haga vacilar! ® Ah estén abatidos los malvados, postrados sin poderse levantar. Salmo 36 (37) “Bienaventurados los mansos porque heredaran la tierra” (Mt 5, 5). Un pacifico anciano (zDavid?) entreteje, en orden alfabético, sentencias sobre las suertes contrapuestas del justo y del impio. Es una hermosa leccion de sabiduria para los que se indignan por los éxitos de los malvados; su triunfo es efimero. La experiencia y la meditacién de la Palabra de Dios han descubierto a este sabio el destino feliz que el Sefior reserva a sus amigos; todo justo esta 78 Namado a gozar por las promesas hechas al pueblo de Israel, como compensacion de su fidelidad: habitar en paz la tierra santa (vv. 11. 18). La visién queda limitada a este mundo. Felicidad modesta, pues, sino fuera iluninada por la cercanta del Seftor y si no tuviera en germen la promesa de la eternidad. En efecto, Jess revelard un dia esta perspectiva: la felicidad sin limites del reino de Dios, la verdadera tierra prometida es para el que se conserve fiel y confiado. ‘De David. Alef No te acalores debido a los malvados, no tengas celo por los que obran maldad; *pues aridecen presto como el heno, como la hierba verde se marchitan. Bet — *Confia ti en el Sefior y el bien practica, habita en el pais, sé fiel, ‘pon tus delicias en el Sefior, y te dard lo que hambrea tu corazén. Guimel ‘Pon en el Sefior tu senda, espera en El, que El obrard; “hard brillar como Ia luz tu justicia, y tu derecho igual que el mediodfa. Délet “Aquiétate en el Sefior, confia en El, no te acalores por el que prospera, por el hombre que maneja intrigas para hundir al pobre, al desvalido. He ‘Desiste de la ira y depén el enojo, no te acalores, que es peor para ti; *pues seran extirpados los malvados, mas los que esperan en el Seiior poseerdn la tierra. Vau "Un poco alin y no existird ya el impio; si buscas su lugar, no lo encontrards; ‘mas poseeran la tierra los humildes, y gozaran inmensa paz. 79 Zain Jet Tet Yod Kaf Ldamed Mem Nun 80 “E] impfo maquina contra el justo, y rechinan sus dientes contra é1; Sel Sefior de él se rie, porque ve que su dia se avecina. “Desenvainan la espada los impfos, tienden el arco para matar a los de recto proceder; ‘mas su espada entrard en su corazon y sus arces serdn despedazados. Lo poco que tiene el justo vale mas que ja inmensa fortuna de los impios; "pues los brazos de los impfos serdn rotos, mientras que a los justos los sostiene el Sefior. ‘“Cuida el Sefior la vida de los buenos, su herencia durard eternamente; "no serdn confundidos en los tiempos adversos, en los dias de escasez vivirdn hartos. *Pereceran en cambio los impfos, los enemigos del Sefior; se esfumardn cual la apariencia de los prados, como el humo se desvaneceran. Toma el impfo prestado y no devuelve, mas el justo se apiada y hace dadivas; *los que El bendice poseeran la tierra, los que E] maldice seran aniquilados. *E} Sefior dirige los pasos del hombre, firmes son y su marcha le complace; “aunque caiga no quedara en el suelo, porque el Sejior la mano le sostiene. *Fui joven, ya soy viejo, y nunca vi al justo abandonado, ni a su linaje mendigando el pan. *En todo tiempo es compasivo y presta, su estirpe alcanzara bendicidn. Sdmek *Rehiye el mal y obra el bien, Ain Pe Sade Qof Res Sin Tau y permanecerds eternamente, porque el Sefior ama la justicia, y no abandona a sus devotos. Los malvados seran para siempre exterminados, y la extirpe de los impfos sera talada; *los justos poseeran la tierra, y habitardn en ella eternamente. *La boca del justo habla sabiduria y su lengua profiere rectitud; “Ja ley de su Dios esta en su corazén, y su paso no vacila. *“Espia el impfo al justo, y busca darle muerte; ¥en su mano el Sefior no le abandonara ni dejaré condenarle cuando sea juzgado. *Pon en el Sefior tu confianza y guarda su camino. El te conducird a la herencia de la tierra, en la ruina de los impios te gozards. *He visto al impfo muy soberbio elevarse como un cedro frondoso, *“pasé de nuevo y ya no estaba, le busqué y no fue hallado. Mira al honrado, considera al justo; porque hay posteridad para el hombre de paz; *pero los pecadores serdn todos aniquilados, y la posteridad de los impios sera extirpada. *La salud de los justos viene del Sejior, es su refugio en tiempo de tribulacién. “El Sefior los ayuda y los libera, los libra de los impfos y los guarda, porque acuden a El. 81 Salmo 37 (38) Tu mano descendié sobre mi... iUn hombre postrado bajo el peso de la enfermedad y de las divisiones, un hombre acabado por el castigo de Dios! El va desgranando sus lamentaciones suplicantes y monétonas, inter- minables como su sufrimiento. Delante de Dios él se reconoce miserable, traicionado y abandonado. Como Job (6, 4; 19, 13-21), no se rebela, El sabe que es pecador, merecedor de la propia suerte, y sufre en silencio. Ninguna recriminacién, ninguna imprecacion contra los adversarios: en él vive una secreta esperanza. Este abandono total en Dios lo encontramos en Ia tercera Lamentacién (vy, 26-29) y en los Cantos del Siervo de Dios (ver Is 53, 7). La liturgia cristiana ha visto en este hombre del dolor la imagen de Cristo silencioso, durante su pasion, ‘Salmo. De David. Conmemorativo. *Sefior, no me reprendas en tu célera, en tu furor no me castigues. *Pues tus saetas se han clavado en mf, ha caido sobre mi tu mano, “no hay nada sano en mi carne por tu célera, nada intacto en mis huesos después de mi pecado. ‘Sobrepasan mis faltas mi cabeza, me oprimen como un peso harto grave; *hieden mis Ilagas y supuran, debido a mi locura; Tencorvado, doblegado en extremo, todo el dia ando triste. ‘Pues mis lomos estan ttimidos de fiebre, y no hay nada sano en mi carne; 82 *quebrado, y oprimido hasta el extremo, se me hace un rugido el gemir del corazén. 'Sefior, todas mis ansias ante Ti, para Ti mi gemido no esta oculto; "me late el coraz6n, las fuerzas me abandonan, y la luz misma de mis ojos se me esfuma. "Mis compaiieros, mis amigos se apartan de mi lIlaga, mis vecinos a distancia se quedan; 3mientras maquinan los que buscan mi alma, los que ansfan mi ruina cuchichean maldad, andan tramando fraudes todo el dia. “Mas yo soy como un sordo y no oigo, como un mudo que no abre su boca; ‘sme he hecho como un hombre que ni tiene réplica en sus labios. “Pues en Ti espero, oh Sefior, Td escuchards, Sefior, Dios mio. "Me digo: “No se mofen de mi, no se me echen encima cuando mi pie tropiece”. "Y ahora ya estoy a punto de caer, mi pena sin cesar esta ante mf. "Sf, yo confieso mi falta, turbado estoy por mi pecado. *Y se crecen los que me dafian a capricho, muchos son los que injustamente me odian, ty me devuelven mal por bien, y me hostigan porque lo recto busco. *{No me abandones, oh Sefior, oh Dios mio, no estés lejos de mi! *Ven de prisa en mi auxilio, joh Sefior, salvacién mia! 83 Salmo 38 (39) Yo soy un forastero. El autor de este Salmo no es un sabio que reflexiona sobre la existencia, sino un justo en relacién con Dios. Bajo los golpes que caen sobre él, mientras el impio goza, se da cuenta de que todo es caduco en la existencia: quisiera sobreponerse a sus sentimientos de exasperacién y callar, pero no puede. Todavia no se tiene fe en la resurreccién, y todo parece irrisorio sin la intervencidn de Dios gue dé un nuevo impulso de vida. Se podria pensar en las licidas reflexiones de Qohélet (1, 2). También el cristiano puede ex- perimentar esto en los dias de total desolacién: ;Qué vale la vida sin la esperanza del encuentro con el Senor? * Jeduttin: uno de los tres directores de coro establecidos por David segtin 1Cro 25, 1. *? E's decir, sdlo de paso por la tierra (ver Lv 25, 23: “La tierra es mia y vosotros estdis conmigo como forasteros e inquilinos”). ‘Al maestro de coro, Jedutin*. Salmo. De David. je yo: “Guardaré mis caminos, sin pecar con mi lengua, pondré un freno a mi boca, mientras esté ante mi el impfo”. *‘Enmudecf, quedé en silencio en mi penuria, mas mi dolor se exasper6. ‘Mi corazén ardfa en mf, pensando en ello se prendié la llama, y con mi lengua hablé: “Hazme saber, Sefior, mi fin, y cual es la medida de mis dias, para que sepa yo cuan frdgil soy. 84 ‘Mira, mis dias sdlo de un palmo los hiciste, mi vida cual nada es ante Ti; un soplo es todo hombre que se yergue; ‘cual sombra el hombre pasa; en vano anda agitado, amontona sin saber quién lo recogerd”. *Y ahora, jqué puedo yo esperar, Sefior! joh, mi esperanza esta en Ti! °De todos mis pecados lfbrame, no me entregues al escarnio del malvado. Me callo ya, no abro la boca pues eres Td el que actias; "retira ya de mf tus golpes; bajo el azote de tu mano me consumo. “Reprendiendo sus yerros, Td corriges al hombre, cual la polilla corroes su tesoro. Un soplo nada mas es todo hombre. “Escucha mi stiplica, oh Sefior, atiende a mi clamor, no te hagas sordo a mis lagrimas. Pues un forastero soy en tu presencia*, un peregrino como todos mis padres. “Retira tus ojos para que yo respire, antes que me vaya y deje de existir. Salmo 39 (40) jHeme aqui, Sefior! El poema, uno de los mds estrechos de todo el Salterio, tiene primero una accion de gracias, luego una siplica. ‘Al maestro de coro. De David. Salmo. 85 86 ?Con gran confianza he esperado en el Sejior, EI se incliné hacia mf y mi grito escuché. *Me sacé de la fosa mortal, del fango cenagoso; asenté mis pies sobre la roca, consolid6 mis pasos. *Puso en mi boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios; muchos veran y temeran, y esperaran en el Sejfior. ‘Dichoso el hombre que ha puesto en el Sefior su esperanza; y no se marcha con los arrogantes, en la mentira descarriados. “;Qué abundantes hiciste, Seiior, Dios mio, tus maravillas, en tus designios para con nosotros; no hay comparable a Ti! Si quisiera anunciarlos, proclamarlos, su numero excede a todo cdlculo. "Sacrificio y ofrenda no querfas, mas me abriste el ofdo; no pedias holocausto ni victima por e] pecado, *dije entonces: “Heme aquf que vengo; en el rollo del libro escrito esta de mf; *hacer tu voluntad, Dios mfo, me deleita; tu Ley esté en el fondo de mi alma”. Pregoné la justicia en la gran asamblea; mira: no he cerrado mis labios. Td lo sabes, Sefior. "No encerré tu justicia en el fondo de mi alma, proclamé tu lealtad y tu auxilio, no oculté tu gracia y tu fidelidad a la gran asamblea. PY Tu, Sefior, jno retires de mf tus misericordias! Haz que tu gracia y tu fidelidad siempre me guarden. “Pues males me han cercado en ndmero incontable. Me han apresado mis culpas y no puedo ya ver, mds numerosas son que los cabellos de mi cabeza, y el dnimo me falta. '“Dignate, oh Sefior, socorrerme, Sefior, corre en mi ayuda! 's; Avergiiéncense y se confundan los que buscan mi alma para aniquilarla! iTornen atrés y queden confundidos, los que se alegran de mis males! 4sY queden aturdidos de vergiienza los que dicen: “Ah, ah”! ”En Ti se alegren y se regocijen todos los que te buscan! jRepitan siempre: “Grande es Dios”, los que anhelan tu salud! *Y yo soy pobre, desdichado, pero el Sefior se preocupa de mi. TU, mi socorro y salvador, joh Dios mio, no tardes! 87 Salmo 40 (41) Oracién del enfermo abandonado. Un enfermo sufre: en vez de tener piedad de él, se lo hace sufrir con reflexiones malvadas, y los amigos lo abandonan a su soledad. éQuién no sentiria resentimiento? Pero todo esto cede el puesto a la esperanza en una vida rica de todas las energias reencontradas para seguir permaneciendo en la presencia de Dios. 88 ‘Al maestro de coro. Salmo. De David. 2iFeliz quien se preocupa del débil y del pobre!: en dia aciago le saivara el Sefior; 3el Sefior le guardard, vida y dicha en la tierra le dard, y no le entregaré a la avidez de sus rivales. “Le sostendrd en su lecho de dolor; restablecera toda la enfermedad que le consume. *Y yo digo: “|Tenme piedad, Sefior, sana mi alma, pues contra Ti he pecado!”. ‘Mis enemigos hablan desgracia contra mf: “Cuando se morird y se perder su nombre?”. 7Si alguien me viene a ver, dice palabras fitiles, el corazén repleto de malicia, va a murmurar afuera. *A porfia contra mi cuchichean todos los que me odian, me cargan la desgracia que me aqueja: “Una plaga maligna ha caido sobre él, ahora se ha acostado, no se levantara ya mas”. “Hasta mi amigo, en quien yo confiaba, el que mi pan comfa, levanta contra mf su calcafiar. "Mas T6, Sefior, tenme piedad, levantame, para pagarles como se merecen. "En eso he de saber que Ti me apoyas: si mi enemigo no se alegra de mf. ®Y a mf en seguridad me sostendras, y me tendrds ante tu faz eternamente. “Bendito sea el Sefior, Dios de Israel, desde siempre y por siempre! jAmén, Amén! 89 LIBRO SEGUNDO EI drama del justo ante la marea del mal concluta la primera parte del Salterio. El conflicto sigue, pero ya se hacen sentir otros acentos, Ahora la oracién se convierte a menudo en la afirmacién de fa aspiraciOn hacia Dios y del estado de destierro del hombre, y en muchas ocasiones el tono se hard mds mistico. Otras veces los momentos mds criticos de la historia representardn poco a poco un estimulo ala alabanza y a la stiplica: el drama del justo sigue to- davia, pero ahora como drama del pueblo. En efecto, en los si- guientes Salmos se subrayard preferentemente el aspecto colectivo. El Salterio de los hijos de Coré Salmo 41 (42) Mi alma tiene sed del Dios vivo. Este Salmo, que con el siguiente forma en realidad un inico poema, encantador por su belleza literaria, demuestra una con- mocion religiosa de rara cualidad. E's la lamentacion del levita des- terrado, Ileno de nostalgia, de desolaciOn, de ardiente deseo. En tierra extranjera, lejos del templo de Jerusalén, que era el tinico lu- gar en donde se creia poder encontrarse con Dios, los ministros det culto sienten mds que cualquier otro la dureza del destierro; el santuario es la tinica habitacién en donde pueden sentir felicidad. 91 Son los primeros en sufrir la burla de los paganos, que desconocen a Dios a quien ellos han entregado su vida. El canto prosigue en tres oleadas sucesivas, y en otras tres resuena el estribillo que canta la esperanza. Ningin otro Salmo reproduce con igual viveza el fer- vor por el iemplo, a donde acudia el pueblo para celebrar el amor y la presencia de Dios. Este fervor nos habla de lo que constituye el mds profundo anhelo de los hombres: el deseo de Dios. El anima en la tierra a los bautizados que piden entrar en la Iglesia, “casa de Dios”, y de igual modo Io ponemos en la boca de los difuntos que esperan ser admitidos en la nueva Jerusalén, la ciudad celestial de Dios; por tanto, paraddjicamente, este Salmo sirve para el Bautismo y para las exequias. De manera privilegiada los hombres y las mujeres consagradas reconocen en este Salmo el impulso de su alma. Pero, mds en general, este sublime deseo no se encuentra en el fondo de toda inquietud humana? “Nuestro corazon estd inquieto hasta que no descanse en ti’’, proclamé para los siglos Agustin. * Para Maskil. Véase el Salmo 31, 1. Los hijos de Coré eran levitas: 1Cro 26, 19. * Fl monte Misar no es identificado. La traduccién desde..., su- pone al levita confinado al comienzo del Jordan, a los pies del Her- mon. Creyéndolo desterrado en Babilonia, hay que traducir el verso asi: “Mds que del pats del Jorddn y del Hermén, del humilde monte (Sién)”. ‘Al maestro de coro. Maskil*. De los hijos de Coré. *Como Ja cierva anhela las corrientes de las aguas, as{ mi alma te anhela a Ti, mi Dios. >Tiene mi alma sed de Dios, del Dios vivo. {Cuando podré ir a ver de Dios el rostro? “Pan se me han hecho mis ligrimas, durante dfa y noche, mientras me dicen cada dfa: “En dénde esta tu Dios?”. 92 ‘Yo me acuerdo, y derramo dentro de mf mi alma, de cuando iba entre la turba noble hasta la Casa de Dios, entre los gritos de jtibilo y de loa, y el gentfo festivo. °,Por qué, alma mia, desfalleces, y te agitas en mi? Espera en Dios: que atin he de alabarle, la salud de mi rostro y mi Dios. "Dentro de mf mi alma desfallece, por eso pienso en Ti, desde el pafs del Jordan y del Hermon, desde el monte Misar*. *Un abismo llama a otro abismo en el fragor de tus cataratas; todas tus olas y tus crestas han pasado sobre mi. “Oh, de dia el Sefior brinde su gracia, y de noche le cantaré. Loaré al Dios de mi vida. “Digo a Dios: “Roca mia, por qué me olvidas? éPor qué triste he de andar ultrajado por el enemigo?”. "Mis huesos se quebrantan mientras mis enemigos me insultan, mientras me dicen todo el dfa: “jEn dénde esta tu Dios?”. "Por qué, alma mia, desfalleces y te agitas en mi? Espera en Dios: que atin he de alabarle, la salud de mi rostro y mi Dios. Salmo 42 (43) Este Salmo forma con el anterior un tinico poema, por el argumento comiin y por el mismo estribillo (41, 6.12; 42, 5). 'Hazme justicia, oh Dios, y defiende mi causa 93 contra esta gente inicua; del hombre pérfido y perverso, lfbrame. *Pues Tui eres, oh Dios, mi fortaleza: {Por qué me has rechazado? {Por qué triste he de andar, ultrajado por el enemigo? *Envia tu luz y tu verdad, ellas me gufen y me conduzcan a tu monte santo, en pos de tus moradas. “Llegaré al altar de Dios, al Dios de mi alegria y de mi jubilo. Te cantaré con arpa, Sefior, Dios mio. ‘4Por qué, alma mia, desfalleces, y te agitas en mi? Espera en Dios: que atin he de alabarle, la salud de mi rostro y mi Dios. Salmo 43 (44) jSdlvanos, por tu misericordia! En la historia de Israel hay épocas en neto contraste entre st: contraste que se vuelve cruel, cuando se contraponen los triunfos de un tiempo al aniquilamiento presente. Solamente una lamentacién es adecuada para recobrar la situacién actual: evidentemente nos encontramos en la época del destierro, después del 587 aC. Proba- blemente esta oracién fue usada y adaptada también para otros momentos de humillacién nacional: ast, por ejemplo, los versiculos 18-23 hacen pensar en la época de los Macabeos, cuando Israel era consciente de ser la comunidad fiel, no merecedora de la persecucién (167-164 aC): el pueblo sufre por su fe, mas que en castigo por su pecado. ZY entonces por qué? Segiin san Pablo esta lamentacion describe la condicion del cristiano (Rm 8, 36). Esta lamentacion 94 nacional es una oracién para esos momentos en los que nos serfimos agobiados porda derrota, la incertidumbre y la desorientacién. ‘Al maestro de coro. De los hijos de Coré. Maskil. *Oh Dios, con nuestros propios ofdos escuchamos, nos lo han contado nuestros padres, la obra que en sus dias Tt hiciste, en los dfas antiguos. ‘TU, con tu mano, naciones expulsaste, y los plantaste a ellos, exterminaste pueblos para darles cabida. “No conquistaron con su espada el pais, ni su brazo les hizo vencedores, mas lo hicieron tu diestra y tu brazo, y la luz de tu rostro, porque los amabas. ‘Eras Té, oh rey mfo y Dios mio, quien lograba los triunfos de Jacob: ‘por Ti rechazdbamos a nuestros adversarios, por tu nombre hollabamos a nuestros agresores. "No ponia yo en mi arco la confianza, ni mi espada me salvé; *s6lo Tu nos salvabas de nuestros adversarios, cubrias de vergiienza a los que nos odiaban; *en Dios en todo tiempo nos gloridbamos, celebrébamos tu nombre sin cesar. Pero ahora nos has rechazado y confundido. No sales ya con nuestras tropas; “nos has hecho retroceder ante nuestros adversarios, y nuestros enemigos han saqueado a su gusto. 95 96 Nos has entregado como a reses de matadero, y en medio de los pueblos nos has desperdigado; ?has vendido a tu pueblo a bajo precio, bien poco ganaste con su venta. “Nos has hecho ludibrio de nuestros convecinos; chisme y escarnio de nuestros circundantes; ‘mote nos haces entre las naciones, por nosotros los pueblos menean la cabeza. “Todo el dia mi afrenta est ante mi, y la vergiienza cubre mi semblante, "bajo la voz del que insulta y escarnece, ante la faz de Jos que odian y se vengan. “Todo esto nos Ilegé sin haberte olvidado, sin haber traicionado tu alianza, *sin que haya vuelto atrds nuestro corazén, sin que se haya nuestro paso desviado de tu senda, *nos has aplastado en morada de afliccién, cubriéndonos con la sombra de la muerte. 71Si hubiésemos olvidado el nombre de nuestro Dios 0 alzado nuestras manos hacia un dios ajeno, #z~no se habria dado cuenta Dios, El, que del coraz6n conoce los secretos? >Pero por Ti somos asesinados sin cesar, tratados como ovejas de matadero. 4 Despierta ya! {Por qué duermes, Sefior? jLevantate, no nos rechaces para siempre! * Por qué ocultas tu rostro, olvidas nuestra miseria y opresién? Pues nuestra alma esta postrada en el polvo, en tierra yace nuestro vientre. 7 Alzate, ven en nuestra ayuda, sdlvanos, por tu misericordia! Salmo 44 (45) Al rey le agradar4 tu belleza. Probablemente este Salmo —iinico en el Salerio— fue com- puesto con ocasion de las bodas reales. Comienza con la dedicacion al rey; después el poeia deja que la ceremonia se desarrolle ante nuestros ojos. Ante todo, él celebra al monarca, pintdndolo con los rasgos de un nuevo David, del Ungido ya cantado por el profeta Isatas (9, 5-6; 11, 3-5), Es un magnifico comandante, un enviado de Dios, que avanza en un cortejo resplandeciente; en él estd pues la promesa hecha a la realeza (2S 7, 11-16). Después se dirige a la reina (vv, 11-17}; el poeta canta a la princesa elegida —una extranjera— que avanza a la derecha de su real esposo, vestida ricamente y llena de dones; es introducida en el palacio real, seguida de las doncellas de honor, mientras se le ofrece una guirnalda augural. A ids de un matrimonio principesco, este Salmo recuerda a los Jieles, bodas de otro género. En efecto, los profetas habtan hablado del noviazgo de Dios con su pueblo (Os 2, 16; Ez 16, 85.; Is 62, 5): imagenes atrevidas, sin duda, pero sumamenie ricas. Al releer este hermoso texto lirico, el judaismo presentia la alianza que el futuro Mesias instauraria, amplidndola a los pueblos paganos. La tradicién cristiana —que ha leido el v. 7, en el texto griego, como esté agut (el hebreo tiene “tu trono es de Dios”); ver Hb 1, 8-9— encuentra aqui preanunciadas y representadas las bodas de Cristo con la Iglesia (Mt 9, 15; 22, 9; Jn 3, 29; 2Co 11, 2; Ef 5, 22; Ap 19, 9; 21, 2), la nueva y definitiva alianza extendida a todos los 97 pueblos; la liturgia saca de aht los colores para celebrar las reali- zaciones mds sugestivas de estas misticas bodas: la Virgen Maria, Reina y Esposa del Rey; las que, siguiendo a Maria, eligen a Cristo Por esposo. *10 Mirra y dloe: perfumes orientales. Oro de Ofirera el mds “hijas de reyes hay entre tus elegidas, a tu diestra una reina adornada con oro de Ofir*. "Escucha, hija, mira y tiende tu ofdo, olvida tu pueblo y la casa de tu padre, Precioso: ver IR 9, 28. ‘Al maestro de coro, Sobre “los lirios”. De los hijos de Coré. Maskil. Canto de amor. *Mi coraz6n derrama una palabra bella: iOh, voy a recitar mi poema al rey; es mi lengua la pluma de un escriba veloz! Eres hermoso, el mds hermoso de los hijos de hombre, la gracia estd derramada en tus labios. Asi Dios te bendijo para siempre. *;Cifie tu espada sobre tu muslo, oh poderoso, tu gala y tu esplendor! *;Marcha, cabalga por la verdad y Ia justicia, y hazaiias gloriosas te ensefie tu derecha! *Agudas son tus flechas, caen a tus pies los pueblos, los enemigos del rey se atemorizan. "Tu trono, oh Dios, por los siglos de los siglos; un cetro de equidad el cetro de tu reino; ‘amas la justicia y odias la impiedad: por eso Dios, tu Dios, te ha ungido con 6leo de alegria mids que a tus compafieros. °Mirra y dloes* rezuman tus vestidos, desde palacios de marfil miisica de arpas te recrea; 98 y al rey le agradar tu belleza: El es tu sefior, rindele pleitesia. “La hija de Tiro llega con presentes; tu rostro adulan ricos pueblos. “Toda espléndida esta la hija del rey, ya dentro, con joyas recamadas de oro; ‘Syestida de brocados es conducida al rey, su corte de virgenes tras ella, es conducida a ti. Avanzan entre alborozo y jtibilo, “en el palacio del rey entran, Yen lugar de tus padres, hijos te naceran; principes los hards sobre toda la tierra. '8\Hards tu nombre memorable por generaciones, y asi los pueblos te alabardn por los siglos de los siglos! Salmo 45 (46) jEI Sejior de los ejércitos esta con nosotros! Tres estrofas, medidas por un mismo estribillo, exaltan la poten- cia del Dios de Israel, dueno de la naturaleza, Seftor de los ejércitos, pero también de la paz. En medio de un panorama de guerra y de cataclismos, se ve la ciudadela de Sidn, en una paz serena, irre- movible: en ella habita Dios, refugio que la protege de toda tur- bulencia, rio que leva en ella una riqueza vital. El Salmo hace 99 revivir la explosién de alegria por la derrota del ejército asirio en el 701 aC (ver 2Reyes 18, 13-19, 37; 2Cro 32). Este grandioso momento del pasado les sirve a los profetas para describir antici- padamente el drama que se sinia al final de los tiempos: en medio de la agitacién de las naciones, Dios interviene para salvar a su pueblo; el mundo estd convulsionado antes de poder conocer la paz definitiva. Es la imagen de los flujos y reflujos de la historia, con sus cataclismos y la esperanza de una salvacién universal. * Aqui deberia seguir el estribillo (vv. 8—12). ‘Al maestro de coro. De los hijos de Coré. Sobre “Las virgenes”. Canto. *Dios es nuestro refugio y fortaleza, un socorro en la angustia muy probado. *Por eso no tememos, aunque la tierra se conmueva, y los montes caigan en lo profundo del mar, “aunque sus aguas bramen y se encrespen, y los montes retiemblen a su fmpetu. jCon nosotros estd el Sefior nuestra defensa es el Dios de Jacob! ‘Los brazos del rio recrean la Ciudad de Dios, la mas santa morada del Altisimo. ‘Dios esta en ella, no vacilard: Dios la socorreré al despuntar la aurora. "Bramaban las naciones, vacilaban los reinos: EI elevé su voz, la tierra se derrite. *{EI Sejior de los ejércitos est4 con nosotros, nuestra defensa, el Dios de Jacob! *Venid y contemplad los prodigios del Sefior, que Ilenan la tierra de estupor. 100 Hace cesar las guerras hasta el fin de la tierra, quiebra el arco y parte en dos la lanza, y echa al fuego los escudos. "Deteneos: reconoced que yo soy Dios, excelso sobre los pueblos, excelso sobre la tierra”. "Con nosotros esté el Sefior, nuestra defensa, el Dios de Jacob! Salmo 46 (47) Dios es rey de toda la tierra. Tratemos de imaginar una fiesta para el afio nuevo, en la an- tigiiedad. Se transporta el arca de la alianza: “Sube Dios...”; durante la procesién prorrumpe este canto del Reino (ver Sal 92). Israel proclama la realeza de Dios que ha dado a los suyos en posesion la tierra de Canadn y la ciudad de Jerusalén, y que ademas sometié todos los pueblos circunvecinos. Queda el antiguo canto, pero parece como el preludio del Reino del Seftor sobre todo el universo. También se convertirdn los paganos y se unirdn a la alabanza del pueblo de Dios para aclamar al tinico verdadero Rey. Las liturgias romana y bizantina vieron en este Salmo un canto de la Ascension: Cristo “subid al cielo” y “esta sentado sobre el tro- no” como Seftor a la derecha del Padre: desde entonces se ofrece la salvacion a todos los hombres (Hch 2, 34; Flp 2, 9-11; Ap 5, 7- 9, 125.). ‘Al maestro de coro. De los hijos de Coré. Salmo. 10h pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con voz de jubilo! 101 Porque el Sefior es excelso, terrible, gran rey sobre toda la tierra. ‘El somete a nuestro yugo las naciones, y los pueblos bajo nuestros pies; ‘nos escoge nuestra herencia, orgullo de Jacob, su preferido. ‘Dios sube entre clamores, el Sefior, al clangor de la trompeta: 7;Cantad a nuestro Dios, cantad, cantad a nuestro Rey, cantad! ‘El es rey de toda la tierra: jcantad a Dios un himno! “Reina Dios sobre las naciones, esta sentado en su trono sacrosanto. "Se unen los principes de los pueblos con el pueblo del Dios de Abrahan. Pues de Dios son los préceres de la tierra joh, muy excelso es! Salmo 47 (48) El monte Sidén, morada divina. Este cdntico, con alegria orgullosa, alaba a Dios y a la ciudad santa. Toda la gloria de Jerusalén viene del Seftor, que reside, en- yuelto en misterio, en el templo sobre la colina, en el corazin de la ciudad. Desde alli El protege a su pueblo; también lo ha liberado con medios extraordinarios de los asaltos de los enemigos. Alli Israel encuentra y da gracias a su Dios. Y desde esta habitacién de Dios se difunden la salvacién, la alegria y la alabanza sobre todo el pueblo y sobre todo el universo. E's una visién grandiosa; jcémo no amar esta patria de Dios en medio de los hombres? Para los cristianos, Sién representa la Iglesia de Jesis, alina del mundo y 102 signo de salvacién para los hombres, hasta cuando estén todos reunidos en el Reino de Dios, la Jerusalén celestial (Hb 12, 22; Ap 14, 1; 21, 10-26). * Los navios de Tarsis: es decir, las mds poderosas naves, construidas para largos viajes (como las que llegaban a Tarsis, al suroeste de Espafia, poco mds alld de la actual Cédiz, o sea, las tierras mds lejanas). 'Cantico, Salmo, De los hijos de Coré. *Grande es el Sefior, y muy laudable en la ciudad de nuestro Dios; su monte santo, colina distinguida, es de toda la tierra la alegria; el monte Sién, morada divina, capital del gran rey: ‘Dios, desde sus palacios, se ha revelado como baluarte. ‘He aqui que los reyes se habfan confederado, irrumpian a una; ‘apenas vieron, de golpe estupefactos, aterrados, huyeron. ‘Alli mismo sobrecogiéles un temblor, como angustia de parto, ‘como el viento del Este, que deshace los navfos de Tarsis*. *Como habfamos ofdo, lo hemos visto en la ciudad del Seftor, en la ciudad de nuestro Dios; Dios la afirmé por siempre. “Tu amor, oh Dios, meditamos en medio de tu pueblo; 103 "eomo tu nombre, oh Dios, va tu alabanza hasta el extremo de la tierra. Tu diestra esta repleta de justicia. "Alégrese el monte Sidn, exulten las hijas de Juda a causa de tus juicios. ™Recorted a Sidn, y rodeadla, enumerad sus torres; “fijaos en sus murallas, detallad sus palacios; para contar a las edades venideras: “asi es Dios, nuestro Dios por los siglos de los siglos, aquel que nos conduce. Salmo 48 (49) El hombre no comprende en la prosperidad. Un dicho popular (vv. 13-21) guia al sabio en la meditacién so- bre la vanidad de las riquezas. El autor introduce su discurso con una solemnidad bastante pretenciosa; él cree que posee la respuesta a los problemas que atormentan a mds de una persona; claro que todavia no ha pasado por la crisis de Job. No hay duda: la fortuna no puede liberar al rico del poder de la muerte y nadie puede com- prar la propia salvacion; por el contrario, el pobre esté contento porque Dios paga por él lo que el rico no puede ofrecerse a st mis- mo con todo su dinero, Ademds, el autor estd convencido de que la muerte no podrd arrebatarle definitivamente la amistad de Dios; la suerte de los justos no puede ser la misma de la de los impios; debe haber para ellos una liberacién por parte de Dios. Aqut esa li- beracién es solamente una suposicién: todavia no se sabe ima- ginarla {v. 16). El cristiano cree que Jesucristo vencié la muerte y que nosotros resucitaremos con El (1Co 15, 54-57). 104 1Al maestro de coro. De los hijos de Coré. Salmo. 4Ofd esto, pueblos todos, escuchad, habitantes de la tierra, ‘los plebeyos igual que los magnates, pobres y ricos a la vez! ‘Mi boca anuncia la sabiduria, y el murmullo de mi mente la cordura; ‘mi oido tiendo a algtin proverbio, resuelvo al son de citara mi enigma. *,Por qué he de temer en dfas aciagos, cuando me cerca la malicia de mis acechadores? 7Ellos conffan en su fortuna, se engrien de la abundancia de sus bienes. *Pero el hombre no puede lograr su redencién, ni pagar a Dios por su rescate. °Es costoso el rescate de su alma: nunca hay bastante. ‘Para que pueda vivir siempre sin ver la fosa. "Pues vera que los sabios se mueren, que perecen el necio y el estipido, y dejan para otros sus riquezas. "Las tumbas son para siempre sus casas, sus moradas por todas las edades, por mds que en sus tierras hayan puesto sus nombres. "Que el hombre en su opulencia no perdura, se asemeja a las bestias que fenecen. “Tal es la senda de los que en sf conffan, y éste el fin de los que en su suerte se recrean. 105 ‘sComo rebafio van guiados al Seol, los pastorea la Muerte, y los justos dominan sobre ellos. Al punto se esfumara su imagen, jel Seol sera su casa! Pero Dios rescatard mi alma de las garras del Seol y me tendra. "No penes cuando el hombre se enriquece, cuando crece la hacienda de su casa. Pues a su muerte nada ha de Ilevarse, y su hacienda no bajard con él. “Si su alma en su vida le aplaudfa: “Te alaban, porque te has tratado bien”, *ird a unirse a la estirpe de sus padres que no han de contemplar jams la luz. Que el hombre en su opulencia no perdura, se asemeja a las bestias que fenecen! Salmo 49 (50) “Adorar al Padre en espfritu y en verdad” (Jn 4, 23). Esa requisitoria contra una religién sin alma recuerda la ve- hemencia de las invectivas de los profetas, Es un ordculo solemne. El autor sabe desplegar ante nuestros ojos todo el aparato de una manifestacién divina: Dios en persona entra solemnemente en esce- na para apostrofar a los hombres que injurian el culto y la Ley, y recuerda los solemnes compromisos de la alianza. ;Un cuadro del juicio final! La idea de muchos paganos era que habia que dar tri- butos alimenticios a la divinidad; pero el Omnipotente no tiene ne- cesidad de nuestros bienes terrenos: en efecto, todo le pertenece. 106 Esta diatriba contra el culto exterior se encuentra a menudo en la Biblia, sobre todo en los profetas (1S 15, 22; 1Cro 29, 16-19; Is 1, 10-16; 29, 13s.; 58, 1-8; Os 6, 6; Mi 6, 5-8; Jr 6, 20; 7, 21; Hl 2, 13; Za 7, 4-6; M11, 10), y también estd presente en el Salterio (39, 7-9; 50, 185.; etc.). No es que se condenen los sacrificios ni el culto en general, solamente se denuncia ese formalismo que se contenta con hacer algunos ritos. El Evangelio insistird mucho en esta ensefianza (Mt 5, 23; 12, 7; Mc 12, 33), que Pablo retomard a su vez en su doctrina sobre el culto en espiritu (Rm 12, 7; Flp 2, 17; 3, 3). Otro tipo de formalismo es el de tener la religién o la Ley mds en los labios que en el corazén y en la vida. No es fe auténtica la que no descubre la exigencia moral y sobre todo la de la justicia y del respeto a los demds.,.. “No todo el que me dice: Sefor, Senor, en-trard en el Reino de los cielos... afiadird Jesiis” (Mt 7, 21). 'Salmo. De Asaf. Sefior, Dios, habla y llama a la tierra, desde el nacer del sol hasta su ocaso. *Desde Sidn, dechado de hermosura, Dios resplandece. *Viene ya nuestro Dios, y no se calla mas. Un fuego que devora le precede, en torno a El, una borrasca brama. “Desde lo alto lama a los cielos, y a la tierra al juicio de su pueblo. *Congregad mis devotos ante mi, los que con sacrificio sellaron mi alianza”. *¥ los cielos pregonen su justicia, porque el juez es Dios mismo! ™Oyeme, pueblo mio, voy a hablarte, Israel, depondré contra ti, yo, Dios, tu Dios. 107 ‘No te reprendo por tus sacrificios, pues estan siempre ante mf tus holocaustos. °No tomaré becerro de tu casa, ni machos cabrios de tus apriscos. Pues mfas son todas las fieras de Ja selva, las bestias por millares en mis montes; "conozco todas las aves de los cielos, cuanto se mueve en el campo me es notorio, "§j hambre tuviera no te lo dirfa, porque mfo es el mundo y cuanto encierra. 3° Es que voy a comer la carne de los toros, oa beber la sangre de los machos cabrios? 4Ofrece a Dios sacrificio de alabanza, cumple tus votos al Altisimo; invécame en el dia de la angustia, te aliviaré y ti me dards gloria”. Pero al impfo Dios le dice: “(A qué fin ti recitas mis preceptos, y tomas en tu boca mi alianza, "ti que detestas la disciplina, y atrds echas mis palabras?”. “Si a un ladrén ves, te haces pronto su amigo, convives entre adilteros; "abres tu boca al mal, y tu lengua urde fraude. *Te sientas y maldices de tu hermano, deshonras al hijo de tu madre. “Esto haces td, ay he de callarme? 108 4Es que piensas que yo soy como ti? Yo te arguyo y te acuso cara a cara. =i Entended esto bien los que olviddis a Dios, no sea que os destroce, y no haya quien libere! E] que ofrece sacrificio de alabanza me honra, al que camina recto le mostraré la salvacién de Dios”. Salmos de David Salmo 50 (51) jPiedad de mf, oh Dios, segtin tu misericordia! Este Salmo, el “Miserere”, sigue siendo la mds auténtica de nuestras oraciones humanas. El tono es sencillo, sobrio, directo. Para hallar semejante sinceridad en la confesién, se necesitaba una confianza ilimitada en la misericordia de Dios. Sea que exprese el arrepentimiento del rey David después de su adulterio (2S 12, 13) 0 el del pueblo judio a su regreso del destierro, durante el cual tomé conciencia de su infidelidad, esta imploracién nos muestra el rostro genuino de la penitencia. El hombre toma conciencia-de la gravedad del pecado que lo aleja de Dios (Ez 2, 3.7; 16, 43); el mal hunde sus raices en lo intimo del ser (Jr 5, 23; 7, 24;17, 9; Ez 36, 26). No es suficiente un perdén a la ligera, una purificaci6n exterior: es el coraz6n el que tiene que transformarse. Solamente Dios puede obrar esta nueva creacién e infundir un espiritu nuevo (ver Ez 36, 36), que permite reanimarse y ponerse humildemente en sus manos. Solamente El es capaz de responder al deseo de renovaci6n total, que no se puede separar de una auténtica peticin de perdén. El pensamiento corre ya a Pablo, que describe con palabras desconcertantes la situacién dramdtica del pecador (Rim 7, 14-25) contrapuesta a la vida entusiasmante del cristiano que se deja llevar por el Espiritu Santo (Rm 7, 8). 109 Impresiona, sobre todo, el v. 7: el hombre —o el pueblo— es concebido en el pecado, engendrado en la culpa. Seguramente el autor no piensa en un pecado de la madre que podria contagiar al nifio, ni el Antiguo Testamento considera pecaminosa la unién conyugal; el salmista se propone, mds bien, hacer comprender, con esta imagen de extraordinaria violencia, que el hombre nace como prisionero de un ambiente de pecado. * El hisopo, planta olorosa, se usaba para la purificacién de los leprosos (ver Lv 14, 4) y en las aspersiones rituales. *6 La sangre puede purificar la enfermedad, la muerte o el delito (el homicidio). *"! Ajtadidura después del destierro, tal vez anies de la primera reconstruccion de las murallas de Jerusalén en el 445 aC. 1Al maestro de coro. Salmo. De David. *Cuando fue a él el profeta Natdn después que habia pecado con Betsabé. 3;Piedad de mf, oh Dios, segtin tu misericordia!, por tu inmensa ternura borra mi iniquidad. *iOh, lavame mas y mas de mi pecado, y de mi falta puriffcame! sPues mi pecado yo lo reconozco, mi falta sin cesar est4 ante mf. ‘Contra Ti sdlo he pecado, y lo malo a tus ojos cometf. Asf eres justo en tu sentencia, sin reproche en tu juicio. "Mira que en culpa ya nacf, en pecado me concibié mi madre. *Mas td amas la verdad del corazén, en lo secreto me ensefias la sabiduria. 110 *Rocfame con hisopo* y seré limpio, lavame y quedaré més blanco que la nieve. “Haz que vuelva a escuchar jubilo y fiesta, y dancen los huesos que a polvo redujiste. “Retira tu semblante de mis faltas borra todas mis culpas. "Crea en mi, oh Dios, un puro corazén, un espfritu firme en mi pecho renueva; ®no me rechaces lejos de tu rostro, no retires de mi tu santo espfritu. 4Vuélveme la alegria de tu salud, afianza en mf un generoso espiritu; Sensefiaré tus sendas a los descarriados, a Ti volverdn los pecadores. “Librame de la sangre*, oh Dios de mi salud, y aclamara mi lengua tu justicia; ‘fabre mis labios, oh Seiior, y anunciard mi boca tu alabanza. *’Pues no te complaces en el sacrificio, si ofrezco un holocausto no lo quieres. Mi sacrificio, oh Dios, es mi espfritu contrito: un corazén contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias. »;Favorece a Sién en tu benevolencia: las murallas de Jerusalén Td reedificards! ™Aceptards entonces los sacrificios justos —holocaustos y oblaciones—, ofrecerdn entonces sobre tu altar* novillos. nl

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