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Como si la multiplicidad de fenmenos auditivos y visuales propios de la ciudad, atacaran todos al

unsono tu mente, quien trata de no soltar a la conciencia, pues esta se desprende gradualmente a
medida que tus sentidos se agudizan primero en una fase donde en un momentneo y placentero
instante de tiempo que crees que no tendr fin, piensas haber adquirido un estado de felicidad
aparentemente eterna. Y mas tarde conforme pasa el tiempo y ese estado de felicidad pierde
motivos para existir, tus sentidos ahora potenciados comienzan a alertarte primero de miradas
ajenas y unos momentos mas tarde de peligros inexistentes. Es en ese entonces y solo hasta
entonces que valoras el estado comn de conciencia, sin ninguna alteracin, valoras entonces
todas las capacidades que tenemos y pasan desapercibidas en el dia a dia: El tener una
orientacin, el poder pensar lgicamente, y el poder de volver a casa.

Asi mismo en esta fase critica, exprimes al mximo lo que queda de tus sentidos de orientacin y
de pensamiento para arreglrtelas en regresar. No piensas en el futuro (o al menos no mas de lo
que debes pensar) solo piensas en el ahora y como hacer para seguir avanzando, con la nica
promesa vaga de quiz en algn momento regresar a Itaca, pensando en todo ese tiempo lo bien
que te vendra tener algo de metis para utilizar.

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