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Uno de los puntos que llama poderosamente mi atencin en esta obra, es que
el autor fija todo el momentum de mayor energa en la ausencia de la mirada. Pienso
que en algn campo de percepcin, la mirada, incluso como metfora nos puede
engaar. De tal manera que el que observa, realmente est mirando una codificacin
propia de lo observado y no percibe lo que es realmente. Si bien Sartre en algn
momento plantea que padecemos la mirada del otro, en esta obra asistimos
definitivamente a lo contrario, es decir, en la percepcin sin mirar es donde puedo
constituir al otro como es el otro y no como lo miro, o como l se experimenta o se
vivencia observado. Dicho lo anterior, el que realmente padece la mirada es el
observador y no el o lo observado, el observador se encuentra en una lucha infinita por
develar la crudeza y pureza de los fenmenos, aunque sabe que siempre habr algo
por develar. Hay tremenda afectacin sin mirada, es ms, podramos decir viendo la
obra que el nico que tiene los ojos abiertos y que mira, es quien est muerto, porque
es de la nica manera que uno puede decir que observa realmente.
La percepcin, se convierte en una percepcin trascendental cuando
verdaderamente se abstrae de todo campo sensorial para poder palpar el interior del
otro. Y ah se descubre ese llamado que mueve. Despus de acercarse a su
compaero, esas tres personas recibieron el impacto de un llamado particular. Esa
percepcin es una afinacin que se va gestando en mi relacin con los fenmenos que
van ocurrindole a la vida. En este punto se comienza a manifestar con mayor claridad
la obra, es la epifana incompleta de la persona.