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236/237 I.

Marcas y huellas y en la incorporación o desplazamiento de


otros, me he mantenido fiel a esa fe o cre-
- El río sin orillas: Carl Schmitt en encia adquirida hace tantos años. Dicho
Argentina comienza con una cita de con la máxima seriedad: lo que importa es
CONVERSACIONES 2 “Tita” Merello: “yo no creo en los hom- la liturgia.
bres, creo en los libros”. Pensando en su

JORGE DOTTI formación intelectual, ¿en cuáles libros


ha creído, y en cuáles sigue creyendo? - La cita de Tita Merello a la que hicimos

*
alusión parece tener un sentido específi-
- Jorge Dotti: Mi doble condición de co en su libro de Schmitt, que Silvia
argentino (de omnibus dubitans) y de adic- Schwarzböck ha subrayado inteligente-
1
to a –y menesteroso de– la filosofía me mente . Pero también puede leerse como
autoriza a contestar con otra pregunta: una confesión acerca del modo en que un
¿qué quiere decir “creer”? Lo interpreto intelectual interviene políticamente. En
como referido a aquellos libros que sigo este sentido: ¿Qué momento de su obra
considerando significativos en mi forma- considera que tiene o tuvo mayor intensi-
Hay ocasiones en las que es preciso mirar retrospectivamente una obra, interrogar- ción filosófica; entonces, y prescindiendo dad política? ¿Cuál fue escrito con mayor
la, establecer con ella tensos diálogos. Es preciso hacerlo, sobre todo, con aquellas obras de los clásicos (sería banal por obvio men- voluntad de intervención política?
que por alguna razón despiertan admiración o inquietud, con esas intervenciones intelec- cionar algunas obras clave de Hegel, Kant,
tuales que tienen algo para decir más allá de la consistencia y corrección que pueda, a Hobbes, Rousseau, Marx, los llamados - Decidirme por utilizar una frase de
priori, atribuírseles. Para muchos de los que nos hemos formado en la carrera de “reaccionarios”, Schmitt) y dejando de Merello que le oí por radio (pienso, ade-
Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, para muchos de los que, además, lado a muchos intérpretes y comentaris- más, que es de su coleto) me presentó el
nos interesamos por ese objeto siempre esquivo que es la política y sus relaciones con la tas, de los que he recabado mucho, quiero desafío de arriesgarme a un gesto popu-
filosofía, los escritos y las clases de Jorge Dotti resultan una referencia ineludible. recordar a Lucio Colletti (a cuyos escritos lista para introducir un texto que –creo y
Durante varios meses intentamos producir un encuentro que, por razones varias sumo mis vivencias durante sus lecciones espero– dista de serlo. De aquí la prescin-
–que remiten, es preciso decirlo, a derivas personales, horarios cruzados, compromisos romanas), porque representó para mí, en dencia del sobrenombre identificatorio
nuestros asumidos con anterioridad como otros del propio profesor–, nos resultó impo- un momento particularmente formativo, (lateralmente, no dejó de divertirme pen-
sible concretar. Acordamos entonces con Dotti enviarle una serie de preguntas sobre las un modelo de actitud interpretativa y ética sar que algunos podrían tomarla por una
que veníamos trabajando intensamente, a propósito de la lectura y discusión de su obra. en la lectura filosófica, un cómo posicio- pensadora italiana poco conocida entre
Bajo esta perspectiva confiábamos en que el corpus de preguntas que habíamos armado narse existencialmente ante los textos. nosotros). Pero sobre todo –y esto es lo
suscitaría otro tipo de conversación, quizás no tan directa pero no por ello menos rica. Frente a esta experiencia personal decisi- fundamental– mi convencimiento de la
Creemos haber acertado: el texto que ofrecemos a los lectores a continuación, va, las cuestiones de contenido respecto admirable fuerza filosófica de la frase
resultado de esta singular entrevista, está llamado a ser, por la generosa profundidad de cualquier cuerpo de pensamiento son misma, con la cual me identifiqué plena-
con la que ha trabajado el profesor, motivo de intensas reflexiones entre nosotros. No –dicho con precaución y a la vez cierto mente, por cuestiones íntimas de mi per-
podemos más que agradecerle a Jorge Dotti el tiempo que le ha dedicado a responder desparpajo– secundarias, aun cuando sonalidad y por otras algo más públicas de
cada una de nuestras preguntas –que sabemos ha sido mucho– y la severidad con que estén imbricadas en el modo de leer, o sea mi distanciamiento intelectual respecto de
supo abordarlas. También agradecemos a nuestro colega y amigo Rodrigo Páez Canosa en la decisión por hacerlo. las premisas básicas (y de numerosas
su colaboración en el armado de algunas de las preguntas. En las variaciones de mis juicios y evalua- inferencias) de las filosofías progresistas,
En tiempos en los que no cesa de circular la falsa moneda del cinismo y la displi- ciones de tales o cuales aspectos de los en la variedad de sus formulaciones y de
cencia temperada, esta entrevista es para nosotros uno de los extraños modos que puede pensamientos estudiados (tanto de los sus decantaciones ideológicas, que suelen
tomar el aliento y la confianza en la palabra. autores clásicos, como de sus intérpretes) creer en los hombres.
Como es habitual en ella, Silvia intervención política de un intelectual de fuente clásica y comentarios que mantie- pero que –o precisamente porque– es
Schwarzböck vió con claridad la importan- nuestro métier. nen el espíritu intervencionista de la fuertemente operativa: la de la figura
cia que, en el tramado conceptual de la Entiendo que ella consiste –ante todo y misma) o buscadamente sólo metapolítico pública que un intelectual de la filosofía
cosa (o sea: en el núcleo duro de todo pen- quizás exclusivamente si acentuamos la (algún comentario prescindente, que no arma consigo mismo a través de conduc-
samiento en torno a pensamientos), yo le condición de intelectual– en lo que piensa intenta nada más que esclarecer con frial- tas más o menos publicitadas en un espa-
atribuyo a la potestad constructiva del dis- y publica, o sea en la performatividad polí- dad analítica la doctrina), es una forma cio que deviene así una suerte de campo
curso, pues es sólo a partir del ejercicio de tica que tiene un texto filosófico sobre lo peculiar de politizarse a pesar de sí de prueba o evaluación judicativa de lo
leer y escribir que podemos trazar distin- político: escribirlo/difundirlo es una acción mismo, de posicionarse existencialmente divulgado escrituralmente. En lo que hace
ciones y conexiones fructíferas entre esas (aunque, obviamente, no solamente esto, –en la misma lectura/escritura– ante ese a esta dimensión, juzgo que participar en
dos dimensiones de los autores estudia- sino también un ejercicio de comprensión destino del que no escapamos. Nos lo los medio de comunicación esteriliza el
dos (vida y pensamiento, o como se las crítica, conceptualización, escritura, etc. recordará la manera como será recepta- momento estrictamente filosófico del pen-
quisiere categorizar) que son siempre el sometido y sometible a parámetros no do. Este convencimiento es un arcaismo samiento y banaliza o achata toda inten-
resultado de construirlas ejerciendo nues- expresa ni inmediatamente políticos). La moderno, del que no me libero. ción divulgativa que busque mantenerse
tra soberanía interpretativa, y que, por ser intención de su autor puede ser mera- Ahora bien, cabe precisar lo siguiente. Por fiel a lo que –arcaica y extemporáneamen-
tales (nuestros constructa), nos permiten mente descriptivo-informativa (tal o cual un lado, la efectividad práctica de las ideas te– llamaría el espíritu y el rigor de nues-
–y nos ponen ante la responsabilidad de– pensaron esto o aquello sobre la república políticas que el intelectual expone no tiene tra vocación-profesión, la cual conlleva un
ensayar comprensiones de las mismas y o la dictadura o…, etc.); pero –suponiendo por qué responder a, o coincidir con, el determinado sistema de circulación de
de sus articulaciones recíprocas que que pueda escribirse con tanta asepsia– la sentido y las intenciones que él les atribu- sus propuestas conceptuales. En este
escapen a ingenuidades ontológicas (un carga pragmática es inevitable y produce ye. Por otro, la politicidad de un pensa- sentido, creo que sólo la forma

CONVERSACIONES 2
referente real a elegir entre el actor dis- una –digamos– perlocución específica- miento o de una creación artística en cual- escritural/lectural de nuestra producción
tinto del pensador, reducido, éste, a tra- mente práctica. Velis nolis. quiera de sus figuras no queda acotada al goza de un privilegio absoluto, porque es
vestimento de lo que se revela en las con- Exponer filosóficamente una idea política género “filosofía práctica” o “arte político” la única que se somete a la temporalidad
ductas de aquél; o el filósofo en su pureza, es proponerla y/o disponerla como instan- (teatro, cine, etc.) y similares, sino que lenta de la reflexión filosófica, al tempus

Jorge Dotti
desvinculado de cómo pueda haber actua- cia de inspiración a una acción política (a recorre todos los discursos y productos, y hermeneútico de ese lector que –anacró-
do en circunstancias más o menos tan- partir de su aceptación total o parcial, o de resulta visualizable en función de las con- nica y distópicamente respecto de la pos-
genciales a las ideas); que eviten reduc- su rechazo total o parcial). En este senti- diciones de su recepción. (Permítaseme moglobalización– ficcionalizo como implí-
cionismos dogmáticos (el auténtico do, la politicidad inherente al texto de filo- una acotación ligada a esto último: ade- cito en nuestros textos.
Schmitt es….); y sobre todo que no recu- sofía política se acentúa cuando la ilocuto- más que por los textos clásicos de la filo- Por último, está también la intervención
rran a intentos de salvataje (estas ideas riedad práctica es expresa y clara, en el sofía política, las obras expresamente del política del intelectual como militante, ciu-
son buenas, pero estas acciones son texto-madre y en las disquisiciones, com- género, siento particular atracción por la dadano participativo, figura pública,
malas) mediante amputaciones y zurcidos plementaciones y desarrollos polémicos politicidad de la metafísica y la teología miembro de una institución estatal legis-
238 hermeneúticos que remedan las prácticas que suscita. Pero no deja de estar presen- occidentales modernas, y –aunque con lativa o ejecutiva; o sea, esa praxis que 239
quirúrgicas del doctor Hermann te aun cuando no haya sido buscada. mucho más precauciones– por la de algu- responde ya sea a las intenciones de su
Schneider (el personaje de Peter Lorre en Leer/escribir sobre un discurso político en nos productos estéticos no aparencial- actor, ya sea a su aceptación de ciertas
Arsenic and Old Lace) o –para ser más una clave hermeneútica intencionalmente mente políticos). pautas colectivas más o menos coactivas
actual– las de su sucedáneo, el doctor ajena a la de éste es una despolitización Las consideraciones precedentes no ago- (como el calendario electoral), ya sea a la
Nick Riviera (en Los Simpsons). Volviendo paradójicamente política; quiero decir: tan la cuestión. A las vicisitudes del texto politicidad inevitable de lo humano, inclu-
a Schwarzböck, comparto (y agradezco) la una lectura/escritura exclusivamente de un intelectual dedicado a la filosofía sive cuando conscientemente se la evite.
fórmula que utiliza: pensar con…, para que informativa –animada por un propósito como elemento privilegiado de su inter- En consecuencia, si hablamos de la actua-
una recepción sea fructífera. Obviamente sólo gnoseológico– de un discurso filosófi- vención política, debemos agregar otra ción política de un intelectual en lo relati-
ligado a todo esto está la cuestión de la co de corte intencionalmente político (una dimensión que personalmente rechazo, vo a esta dimensión del tema, debemos
considerar que la validez de su identidad los distintos contextos históricos en que Deus Mortalis, y –en lo estrictamente per- blemas empiezan a aparecer cuando la
como tal –que sobrecalifica su condición me he encontrado, de las circunstancias sonal– la mole cartácea sobre Schmitt actitud reverencial ante el “dato”, que
de mero ciudadano– depende de que sea personales vividas, de tonos culturales entre nosotros, por ser un ejemplo (por puede sostenerse en alguna forma de
(u opere como) el mediador entre lo uni- más amplios, de contingencias y equívo- demás voluminoso, en el sentido más lite- positivismo (aunque esto sea casi una
versal y lo particular, esto es: que decida cos; en fin… Para ser menos difuso, podría ral) de mi actitud fiel a la políticamente rareza hoy, cuando las posiciones cientifi-
su conducta como un intento de realizar la recordar un momento muy filo-iluminista activa pasividad sacerdotal que Hegel ads- cistas son más sutiles), se complementa
mediación entre los principios e ideales en los prolegómenos y los comienzos de la cribía a la filosofía y a mi pesimismo idio- con un gesto historicizante omniabarcati-
(sobre los cuales piensa filosóficamente) y democracia, y, en mayor o menor antíte- sincrático, magra saggesse del último vo (todo es histórico) y este cruce da por
las exigencias de la situación concreta en sis, mi decisionismo levemente convulsivo tramo de un recorrido. resultado una tendencia al imperialismo
la que interviene. Sólo que, en este caso, (apologético de un difunto como el Estado; materialista, una paneconomicización de
debemos ser precavidos en nuestros jui- modernamente antimoderno en la crítica los eventos históricos, elevada a una suer-
cios: ninguna acción responde unívoca- teológico-política de la hybris racionalista; - Uno de los núcleos esenciales de su te de sentido común del historiador.
mente al respaldo doctrinario de la filoso- moderadamente vanguardista al reivindi- producción intelectual remite a la figura En la corporación historiográfica, los his-
fía política que su actor invoca; ninguna car hoy a los reaccionarios; etc.), pues ello de la recepción de … (ya Kant, ya Schmitt) toriadores que se ocupan de las ideas me
filosofía política se concretiza en un único me permite distanciarme de la realidad en Argentina. Sin embargo, en su trabajo resultan los más inmunizados al respecto.
tipo de acciones. Ser humano es habitar el posmoderna. (Breve catálogo de algunos sobre este último, implícitamente se Pero, ¿cuál es el antídoto que suelen
espacio de la mediación y este hiato entre de sus rasgos salientes: la violencia irres- sostiene que la historia de las ideas es un administrarse? El que conlleva una com-
concepto y caso, idea y acción, vuelve poco tricta y la praxis terrorista que el interna- capítulo de la filosofía, en la medida en prensión más adecuada del fenómeno
convincentes categorías –y conexas impu- cionalismo comparte con sus enemigos que toda época se define por la metafísi- estudiado en la medida en que se atienda

CONVERSACIONES 2
taciones– como las de incoherencia de las absolutos; la peligrosa antipoliticidad del ca que la sustenta. Esta perspectiva, de a las ideas en su concretización histórica
conductas con los postulados básicos, universalismo moral-judicialista; la irres- algún modo, autoriza enormemente la como factor no menos importante que los
contradictoriedad pragmática, infidelidad ponsabilidad del mesianismo light y/o del voz del filósofo, ya que sólo él es capaz otros, los presuntamente materiales, y
en el accionar concreto respecto de las reverdecido movimientismo revoluciona- de detentar este saber. No obstante ello, con ellos diversamente articulado. Una

Jorge Dotti
premisas teóricas abstractas, y similares. rio, en las versiones neocaudillesca, mul- esta autorización, ¿no supone una con- ampliación de la mirada. A mi entender,
En lo relativo a mis trabajos, diría que la titudista, vétero-clasista u otras; la degra- cepción demasiado irónica de la historia, en cambio, lo específicamente histórico de
intervención política entendida fundamen- dación cultural y política fogoneada por la en el sentido de que ella no sería más las conductas humanas concierne a la
talmente como producción escritural, y, insufrible hegemonía cultural de la ima- que el derrotero en que las personas, dimensión práctica, lo cual conlleva, en el
por ende, abierta y sometida a esta forma gen y de lo espectacular, en el registro por razones políticas en minúscula, estudioso, la atención, reflexión y evalua-
de mediación cuyo primer momento es la mediático, pero no solamente en él; las pocas veces están a la altura de los ción a partir de nociones como libertad,
interpretación de textos filosóficos, reco- oleadas-tsunami del populismo y del neo- libros? responsabilidad, acción y demás, propias
rre casi todas las cosas publicadas (aun- liberalismo, con sus entrecruzamientos y de lo ético y lo teológico-político. Sólo hay
240 que en algunas, como ciertos trabajos afinidades en las teorías y en las prácticas; - Esta cuestión se liga a la desconfianza historia de lo humano; lo demás es crono- 241
sobre gnoseología, conforma un trasfondo etc.) O sea, me permite una melancólica y que me despierta la siempre viva alma logía. La historia es un saber intrínseca-
no-dicho). En algunos casos más directa- polémica distancia respecto de esa cons- empirista de los historiadores. Por una mente metafísico, pues, en tanto ejercicio
mente y en otros de manera menos direc- telación de manifestaciones de una reali- parte, es sensato que un historiador no de hermeneusis, la pluralidad que somete
ta, lo que he publicado está todo modula- dad cada vez más ajena. peque contra los mandatos que ella le a la mediación judicativa (entre lo particu-
do en conformidad a las –por así decir– En función de todo lo anterior, no podría impone, pues esto sería ceder frente a las lar en su especificidad y lo universal no
exigencias de elaboración que me impone destacar –si respeto los motivos invocados tentaciones de la ficción literaria en aque- determinante) es un conjunto de repre-
mi visión de la disciplina a la que creo y en la pregunta final de este segundo llos aspectos en los cuales ésta no debe sentaciones de impronta práctica, en sen-
quiero pertenecer, a lo largo de una visión punto– ninguna de mis publicaciones; tener cabida, si es que el género storia tido amplio, y no un saber empírico. Para
de las cosas secuencialmente deudora de pero, como obra colectiva, destacaría rerum gestarum tiene sentido. Los pro- ser más preciso: es en el dinamismo dis-
cursivo de las representaciones continua- nas, cuerpos ideológicos y principios usted parece compartir con otros inte- tir de la versión en el propio idioma. En el
mente juzgadas (por la Urteilskraft del metafísicos que sostienen tales ideas, si lectuales argentinos, esto es, en la situa- lector-intérprete se repite la situación del
historiador) que adquiere su significación no reflexiona sobre la filosofía política a la ción del traductor-interpretador. Así, su primer traductor en términos cronológi-
el momento considerado estrictamente que ellas pertenecen en virtud de su iden- lectura del Juicio a las Juntas como un cos, a partir de lo que éste (desarrollada
empírico (lo que pasó o no pasó, etc.), tidad conceptual? acto de excepcionalidad por el cual se su tarea, más ardua) le proporciona: una
insuprimible, pues es el que distingue la Pero la cuestión significativa no es obvia- funda un nuevo orden, sus reiteradas superficie lexical en el propio idioma, la
historia de la ficción y confiere lo que habi- mente la de disponer de un instrumento aclaraciones en torno a las indebidas cual es como esa enigmática cortina
tualmente se llama “verdad histórica”. cognoscitivo para entender la historia, interpretaciones de la última dictadura (recuerden la observación schmittiana) en
Desde esta perspectiva (dogmática, lo sino la de la metafísica que confiere una militar en clave decisionista, y su lectura el dibujo de la title-page de Leviathan:
reconozco), las figuras y representaciones identidad epocal al momento presencial sobre la interpretación schmittiana de oculta el arcano de la cosa. Tanto el pri-
del discurso que suelen considerarse de tal o cual cuerpo de filosofemas, gene- Hobbes en 1937-38 (en el número 1 de mer lector-traductor, como los sucesivos
“ideas” en sentido estricto son objeto his- ralmente improntado por una visión políti- Deus mortalis) parecen ser ejemplos (que se benefician o se perjudican con la
tórico por excelencia. ca (si se quiere: religiosa, ética, moral, concretos de este procedimiento. En este labor del primero), son todos primeros tra-
Como condensación de mi posición apolo- política, jurídica, antropológica) y finaliza- sentido, ¿qué papel juegan en esta tarea, ductores y cada uno de ellos se encuentra
gética de la filosofía ustedes señalan, con do a determinar una praxis. Pintémoslo según usted, las indicaciones implícitas, en una situación existencial determinada e
razón, la fórmula “filosofía de la historia con brocha gorda: no hay nada más con- las metáforas, alegorías, y las interpola- irrepetible, todo lo cual vuelve a cada tra-
de las ideas”, que ahora encuentro un creto y presencial (participativo, encarna- ciones históricas, que dejan tras de sí ducción un evento único.
poco desviante, porque abre la posibilidad do, realizado, efectivizado) que una idea indicaciones preciosas acerca de cómo Exageradamente podríamos ejemplificar
de entenderla como una “filosofía de la abstracta, una Form; no hay nada más debe ser leída una obra? Y, atendiendo a con términos filosóficos de los cuales es

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historia” de las ideas, cuando de lo que se ideal (metafísico, teológico-político, con- los dos primeros ejemplos que señala- relativamente sencillo dar su equivalente
trata es de acentuar la reflexión filosófica ceptual, discursivo) que un momento o mos, ¿cree que existe alguna especifici- en español: en el universo hegeliano,
como eje estructurante de los estudios de fenómeno histórico. De aquí lo que dad o cuidado en el hecho de traducir lo tomemos Wirklichkeit, que suele tradu-
“historia de las ideas”. Mi reivindicación de Schmitt consideraba la analogía estructu- universal en la Argentina? cirse como “realidad”, “efectividad”. Pero

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lo filosófico en cualquier consideración del ral entre la visión político-jurídica que una el significado de estos significantes remi-
arraigo de las ideas (producto y objeto del época tiene de sí misma (y a la luz de la - Todo traductor tiene que ser, ante todo, te a un universo de discurso, y la tarea de
filosofar) en las condiciones y contextos cual organiza su existencia) y la teolo- intérprete. No es una cuestión de “cono- quien traduce la obra hegeliana (no sólo
existenciales de sus pensadores, recepto- gía/metafísica que elabora la expresión cer” –en el uso vulgar o estándar del tér- quien figura como traductor en las indica-
res, actores, y en toda la variedad de con- más clara del carácter distintivo de la mino– los dos idiomas, aspecto sobre el ciones de la edición, sino –más mediata-
cretizaciones discursivas, efectos prácti- misma. Éste es el objeto de meditación del cual no cabe siquiera discutir. La comple- mente– también todos sus lectores) debe
cos, decantaciones culturales, y configu- filósofo de la historia de las ideas; o sea, jidad es otra, en cualquier texto, y los filo- resultar de un trabajo de producción de
raciones institucionales, entonces, presu- en su núcleo, el de la filosofía sin más, ya sóficos tienen la suya propia, pero aun la un conjunto armónico en el que la totali-
242 pone dos niveles de consideraciones. que mentar la historicidad de la misma es traducción más banal es un problema filo- dad de situaciones similares encuentra 243
Uno que conviene no menear, por banal y –o me suena– pleonástico. sófico profundo, que se entrecruza con el una versión en lengua de la traducción
porque, debo reconocerlo, puede ser defi- ¿Les parece que puede haber ironía en literario poético (nunca ausente, inclusive que busque respetar la coherencia (o
nido como una pauta metodológica (¡!), todo esto? ¿Qué son los hombres si no los de las obras filosóficas). De todos modos, incoherencia) que ese mismo traductor
para peor obvia: quien estudia la historia libros que hablan de ellos? es frente a cualquier documento de enver- encuentra en la versión original. Todo el
de las ideas, debe conocer las ideas en gadura cultural que la traducción tiene sistema de elementos que menciona la
profundidad. ¿Qué puede llegar a elaborar como principal punto de llegada confor- pregunta son esenciales para este proce-
quien tematiza las ideas políticas de tal o - Por otra parte, entendemos que su tra- mar una interpretación (la traducción), so repetitivo y en cada caso creativo: cada
cual período y figuras de la historia, si no bajo sobre la recepción de estos pensa- que el bilingüe ofrece a su espacio público traducción es una interpretación de tales
conoce la densidad filosófica de las doctri- dores lo ha colocado en una situación que y que sus lectores también elaboran a par- indicaciones, sin que tengan por qué
coincidir entre sí las diversas versiones infinitud que los primeros modernos se recuerda a Schmitt, el último gran pen- ricanas del estro de los grandes directo-
ensayadas. vivencian existencialmente (y no mera- sador de la teología política, el argumento res germanos y de la enseñanza fílmica
Para ampliar el panorama, pienso en otro mente teorizan a partir de lo que están es juzgado sospechoso y se aconseja o se europea. Por cierto, algunos de estos
tipo de ejemplos. Tomemos una obra que predispuestos a encontrar en los cielos), da a entender que debe ser leído con films me siguen divirtiendo, y la politicidad
está entre las (si no es la) que más recor- es decir, en el infinito oceánico. Y es en muchas precauciones. no-dicha que es fácil leer en ellos es muy
daría si estuviera en la estúpida situación esta infinitud real que tiene lugar el rena- Me he extendido demasiado. Mejor con- ilustrativa).
hipotetizada por todo periodista cultural, cer de Ismael. En su magna novela, cluyamos con el ejemplo de la traducción- Creo que los elementos de algunas cosas
feliz de serlo (¿si usted estuviera solo en Melville nos pone ante el significado pro- traslación. Frente al drama anticipado y que he escrito, que ustedes mismos indi-
una isla…?), y en la cual nada sería más fundo del agua bautismal redentora y, por abierto por el Call me Ishmael, la traduc- can, encierran la respuesta con relación a
angustioso que tener uno o mil libros a ende, de la relación entre la antigua y la ción de un intelectual meritorio como la dimensión política de la traducción al
mano. Me refiero a Moby Dick. El archifa- nueva Alianza, entre una visión mesiánica Pezzoni suena hasta kitsch. Valverde, en contexto propio. Acentuaría una cosa: tra-
moso comienzo del primer capítulo: “Call y otra cristológica, entre la utopía y el cambio, es simple y adecuado en su espa- ducir en cualquiera de sus sentidos, pero
me Ishmael”. Pezzoni opta por “Pueden orden estatal, sin que al mismo tiempo ñolidad (“Llamadme Ismael”). Para hispa- sobre todo en este juego de interpretación
ustedes llamarme Ismael”. No me gusta estas polaridades dejen de estar surcadas noparlantes al sur del Río Grande, y más y decisión de escritura, tiene un efecto
nada su elección, pues se pierde –a mi de dudas y contradicciones (son imperfec- aún para argentinos, suena obvio un seco (más allá de que sea, o no, buscado) de
entender– un motivo vertebrador. El per- tas: mera ensoñación desde la cofa; terror “Llámenme Ismael”. El ejemplo melvillea- performatividad práctica inevitable (más
sonaje de Melville impone al lector (sin paralizante en las cubiertas). ¿Cuál es el no da una versión literariamente sosegada allá de que coincida, o no, con el buscado
fórmulas de cortesía irónicas: estamos en verdadero bautismo, el del rito pagano a y de algún modo enerva la politicidad de la o no buscado). Eventuales “cuidados” y
la violencia del origen, cuestión seria cargo de legislador original Ahab y su cuestión planteada en la pregunta. Pero “especificidades” (uso los términos de la

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como pocas) el gesto fundacional por orden despótico, vicario del mal, o el de la vale para pensar la complejidad de situa- pregunta) dependen de las idiosincracias
excelencia: la prohibición de bucear en el presencia de lo trascendente como res- ciones donde una o varias instancias uni- personales, de factores situacionales, de
pasado, cortar la genealogía, pues se está taurador del buen orden mediante una versales (esas “ideas” de las que venimos las condiciones subjetivas; en fin, de lo
comenzando desde la nada. El referente intervención milagrosa y transparente hablando) estructuran el sentido de los que ya hablamos.

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bíblico es demasiado ilustrativo: el perso- (sobrevivir gracias a un ataúd: renacer de motivos que componen el texto en cues-
naje lleva el nombre de un hijo bastardo de la tumba)? En el estado de naturaleza tión, a la luz de la decisión del actor (tra-
Abraham (de cuya estéril esposa es sierva acuoso, los leviatanes se han concentrado ductor-intérprete), y el contexto existen- - Pensando las diferentes instancias de
la madre de Ismael), y en su destino inter- en los veleros que lo surcan: las vicisitu- cial donde acontece precisamente el acto nuestro campo intelectual, ¿Qué modo
viene oportunamente Dios (dos veces lo des del Pequod nos van llevando al cora- decisionista: traducción-interpretación. de intervención política es, en su opinión,
protegen los ángeles en el desierto). Al zón de la teología política, al milagro del Que sea en la Argentina no cambia lo el más adecuado no sólo para los intelec-
lanzarse a la infinitud, Ismael de Melville nacimiento (el misterio de la Encarnación; esencial; simplemente es un acto contex- tuales en general, sino para quienes se
está cerrando su pasado marcado por el la dignificación de los humanos como tualizado con las marcas de unicidad pro- dedican a la filosofía en particular en la
244 Viejo Testamento y va a iniciar, a la luz del representantes del mismo acto, sin distin- pias de nuestras situaciones y actores. Argentina actual? En este contexto, ¿qué 245
Nuevo, un largo derrotero de aprendizaje ciones, diferencias ni marcas selectivas; (El último término de la frase anterior evaluación podría hacer del proyecto
hasta un renacimiento que adquiere la la instauración de estatalidad como gesto aumentó mi incontinencia logorreica: otro Deus Mortalis?
dimensión de un evento novotestamenta- que seculariza tal instante excepcional, ejemplo es el cine argentino de la llamada
rio, romántico-idealista (según la imagen modelándose a partir del paradigma ecle- “época de oro”, fundamentalmente esas - Remito a consideraciones previas [NdR:
que Melville tiene del deutschen siológico cristiano). No es ahora el comedias de los cuarenta –poco menos, pp.237-238]: por mi personalidad y por mis
Idealismus) y panteísta. El derrotero momento para observar que, cuando poco más– que frecuentemente han sido convicciones (éstas, ¿son la fotocopia de
expiatorio de la tripulación acontece en los Arendt cita a Agustín con referencia a esta elevadas a fetiche nacional y popular. Son aquélla?), pienso que la intervención polí-
espacios por excelencia de la Modernidad: cuestión de lo milagrosamente nuevo, es la concretización y adaptación porteñas de tica más adecuada consiste en la produc-
el de un Estado en miniatura y en el de la leída como profunda e innovadora; cuando la concretización y adaptación norteame- ción filosófica misma que podamos gene-
rar. Otras expresiones de esta interven- tos no se adentran en la dimensión intrín- ámbitos, no en el nuestro. Estamos más mayor amplitud. Es otro de mis tantos
ción responden a parámetros que no son secamente filosófica). En resumen: el cerca de un hapax legómenon revisteril en proyectos que nunca se concretizarán y
particulares de nuestra disciplina. Wille zu den Medien es una de mis tantas el panorama de la filosofía en las pampas, para los cuales el material acopiado duer-
En este sentido, la cuestión a destacar es carencias; pero argumentaría en contra que de un éxito editorial. Considerados me plácidamente en mi casa. (Locke ten-
la de la incompatibilidad entre la tempora- de la opinión que la filosofía es compatible todas estos factores y sopesando pros y dría razones para acusarme de amor sce-
lidad del filosofar y la de las variadas con este espíritu panmediático epocal. contras, me animaría a considerarlo un leratus habendi y proponer la ocupación
manifestaciones de la posmoglobaliza- Se me hace difícil evaluar un vehículo de texto de intervención política a través de de mi biblioteca, en beneficio de la huma-
ción. Otros ejercicios intelectuales, en intervención como Deus Mortalis, pues una mediación específicamente filosófica. nidad).
cambio, tienen sus propias lógicas y sus quienes la hacemos hemos buscado impo- Ahora bien, ustedes apuntan a un motivo
propios tiempos, que pueden entrecruzar- ner una exigencia de lectura rigurosa a concreto: el problema que me plantea
se –o no– con la nuestra, y que en general sus lectores, que podría generar la impre- II. Las vetas del texto argentino este trabajo, a diferencia de otros que
se amoldan a la fluidez vertiginosa. sión de perjudicar su receptividad. En todo giran en torno a Hobbes-Schmitt y cues-
¿Vieron una serie o algo así por televisión, caso, de circunscribirla: ciertamente, la - En la introducción de Las vetas del tiones aledañas (los artículos en Deus
donde colegas –entre ellos algunos tam- revista fomenta una actitud de escritura y texto se informa que el ensayo sobre Mortalis son libros in nuce, por gorda que
bién amigos– discurrían de filosofía? ¿Qué de interpretación a contrapelo de los crio- Justo forma parte de una investigación sea esta nuez), es que el abandono está
tiene que ver con lo nuestro el mensaje llísimos diletantismo e improvisación. La de mayor envergadura. Asimismo, usted muy ligado a una toma de distancia filosó-
emitido luego de someter el material filo- pesadez de muchas de sus páginas suele parece hacer suya la voz de Justo cuan- fica respecto de algunas premisas y cone-
sófico al formato serie televisiva que el acompañar al rigor profesional que do, en la cita con la que cierra Las xas posiciones teóricas de entonces. No
medio obviamente no podía no imprimirle demuestran; pero también nos caracteriza vetas…, se afirma: el socialismo propone pérdida del interés, menos aún del respe-

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(acelerado collage de opiniones reducidas la apertura a un ensayismo libre, que nos la solución a las incongruencias de la to por la figura de Justo, ni siquiera un
a snapshots, juegos de cámara, predomi- diferencia de las revistas académicas en economía capitalista “mediante la susti- cambio en las decisiones concretas que he
nio de lo iconográfico sobre el discurso nuestro país, entre las cuales nos conta- tución de los «propietarios privados ido tomando en estos años de vida demo-
oral, etc.)? El mismo efecto deletéreo se mos. Rien d’avant-garde, pero tampoco parásitos y explotadores, por la comuni- crática, sino un repensamiento, un des-

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produce en otros saberes, y creo que la acartonamiento. Si sumamos el hecho de dad laboriosa entera», para así «instituir plazamiento de mi modo de pensar filosó-
historia es el que más sufre en este que no somos un grupo cohesionado ideo- una gran república cooperativa, donde ficamente la cosa política hacia una meta-
aggiornamento; pero no deja de ser cohe- lógicamente, sino que la revista alienta ejecutando todos en el trabajo sus más física diversa de aquella desde la cual, por
rente que soció-politó-comunicó-doxólo- inferencias políticas plurales y no siempre altas aptitudes, cada uno disponga del entonces, interpretaba las ideas en juego y
gos encuentren acá su espacio de inter- componibles entre sí (más bien lo contra- producto de su trabajo»”. Sin embargo, su recepción/concretización en Argentina.
vención. Creo que las opiniones estéticas rio), su capacidad de intervención política su investigación mayor sobre Justo En aquel momento histórico, cuando
fluyen con pocas fricciones; tal vez -aun- –en los términos ya referidos– se vuelve nunca apareció públicamente, ¿cuáles comenzaba la democracia, mi visión filo-
que ya con más resistencia- la crítica lite- problemática, pero la tiene y sobre todo son los motivos que lo llevaron a distan- sófica era diversa de la que respalda mi
246 raria. Pero no me ocupo demasiado de pluralista. Agotamos los ejemplares, pero ciarse de este legado? posición actual ante nuestra realidad y la 247
ellas, limitándome a juzgar desde la pers- la tirada es exigua (el cuidado estético del metafísica que la sostiene. Debería
pectiva conceptual, y eventualmente –si objeto nos impone restringir los costos en - Hundido; así que ahora argumento desde replantearme desde qué filosofía política
cabe– también desde la ética y política, lo otros rubros), aunque también sospecho el bote salvavidas. podría volver a abordar la cuestión y con
que dicen. (Mi experiencia es muy esporá- que no tendríamos un plus de lectores Podría mostrarles los libros que me pro- qué interés político hacerlo, en función de
dica y contingente, pero la única persona demasiado grande si publicáramos más curé y la masa de fotocopias que hice en las condiciones presentes. Hoy postergo
de presencia en los medios, en la que ejemplares. Creo que la mayoría de los bibliotecas alemanas, todo sobre la –tal vez sine die– un trabajo que se me ha
encuentro un equilibrio bien logrado entre alumnos de la carrera ni saben que existe Segunda Internacional, con vistas a trans- vuelto intelectualmente espinoso, que
intencionalidad política y profundidad dis- esta publicación, y sé que se dan más formar lo escrito sobre Juan B. Justo en exige como uno de los pasos previos a
cursiva, es Beatriz Sarlo, y sus argumen- expectativas por su aparición en otros un libro, y de este modo tratar el tema con encarar el tema Justo, además de meditar
ciertos presupuestos, releer cuidadosa- propositivo, por ejemplo su potencial reduccionismo sistémico que reduce cri- Pancho (aunque pocos, porque si bien yo
mente la relación Kant-Hegel-Marx desde democratizante. Usted encuentra que sis y convulsiones sociales a mecanismos vivía en Italia cuando se publicó la antolo-
la filosofía política, y aunque aspiro a uno de los motivos principales de esta de recomposición del sistema, etc. Por gía schmittiana, en aquel entonces ni la
encarar esta última cuestión (estas figu- “limitación” se debe a que el 83, y los cierto, no eran los únicos ni la mayoría, registré), en lo que importa, en las ideas,
ras son viejos amores que no se dejan años subsiguientes, era una época reacia pero el surco trazado pervive. Hasta diría traza otro eje conceptual, mi posición filo-
nunca), no sé si la canalizaría en el tema a escuchar una voz como la de Schmitt. que se ha profundizado, pues las posicio- sófica no es asimilable a la suya y mi apor-
del socialismo justiano. Sin embargo, los 90 abrieron un nuevo nes filosóficas se han enriquecido con la te a la recepción (si es que existe) no sigue
Sean o no válidos los motivos que reducen escenario político, y sin embargo, esa recepción no de das Politische en clave los lineamientos ariqueanos. Pero es cier-
el tiempo que me construyo para misma tradición de izquierda permane- intra-estatal, sino de la comprensión to que cuando Aricó hace publicar la tra-
leer/escribir filosofía, siento que el poco ció refractaria al pensamiento ius-políti- schmittiana de las relaciones internaciona- ducción del texto italiano, me encuentro
que me queda se me escapa como agua co del filósofo alemán, ¿a qué cree usted les y de la violencia total a nivel planetario. convergiendo intelectualmente con su ini-
en la palma de la mano. Cuestionamientos que se debe esa persistencia? Aricó no llegó a vivir ni meditar este segun- ciativa (además de compartir el espacio del
y repensamientos (o, como dice un bello do momento receptivo, que por lo demás Club de Cultura Socialista, del que Pancho
tango, “los años, la vida… quién sabe lo - Aricó leyó a Schmitt por la vía de los ita- cubre un arco de intelectuales más amplio fue una figura mosaica y salomónica).
qué”) me han llevado a ocuparme priorita- lianos, o sea siguiendo una recepción muy que el de la izquierda; pero atendiendo al Como ustedes bien observan, esta presen-
riamente de cuestiones filosóficas no significativa, pues, en la medida en que primero, recordemos que en 1972 se publi- tación ariqueana de Schmitt como refe-
incompatibles, pero sí distantes de las de algunos (ex o aún) marxistas italianos ca en Italia esa selección de textos schmit- rente ineludible, al modo de una cantera
la recepción argentina de…; problemas reconocían la tarea impostergable de tianos que señala el fin del aislamiento de elementos teóricos útiles y con la sal-
que –como los de la teología política– son abandonar el peligroso e inhumano cami- público del Jurist y el comienzo de una revi- vedad de que sean leídos con sumo cuida-

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trascendentales (condiciones de posibili- no sin salida que había seguido el comu- talización de sus ideas, en una amplitud de do ideológico (no se trata de una inserción
dad) respecto de lo que debería ser una nismo, debatían y aceptaban los proble- perspectivas y consecuencias como nunca ideológica del schmittianismo en la
renovada lectura de nuestras ideas. Esta mas teóricamente insolubles de la expli- había ocurrido; y que nueve años después izquierda, por cierto), queda limitada al
deriva de filosofemas a lo largo de mis cación específicamente marxista de la el Instituto Gramsci Veneto auspicia una momento de crítica al liberal-capitalismo,

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posiciones intelectuales vuelve complejo explotación capitalista (i.e. de la crítica de discusión y una publicación en las que que no ahonda (no es su interés hacerlo)
retomar el tema que ustedes señalan. la economía política como ciencia), y participan figuras centrales de la intelec- los presupuestos metafísicos de esta críti-
(Ahora bien, para contextualizar tanto admitían la urgente necesidad de incorpo- tualidad italiana de izquierda, pero no ca y no reflexiona sobre el tramado con-
estas afirmaciones como otras preceden- rar cada vez más momentos de politicidad solamente de ella. En este contexto políti- ceptual, además de histórico, entre teolo-
tes, aclaro que esto no altera mi convic- democrática moderna al respaldo teórico co-cultural, la apertura ideológica de la gía política, decisionismo y fundación de
ción de que habría votado a Binner, si el de la irrenunciable crítica y de la conexa sinistra es el factor más llamativo y suges- orden estatal democrático. Problema fun-
padrón electoral me lo hubiera permitido). praxis anticapitalistas, se produce un tivo. Aricó lo conoce y abreva en él. Su acti- dacional que es vital en la Argentina que
fenómeno cultural extremadamente inte- tud, entonces, está condicionada, quizás da inicio a la democracia y que, ciertamen-
248 resante: muchos intelectuales peninsula- también determinada, por esta primera te, a Aricó le preocupa visceralmente. 249
- En Carl Schmitt en Argentina, “Pancho” res en el arco de la izquierda receptan al recepción de Schmitt en la izquierda italia- Podríamos traer a colación la sintomática
Aricó ocupa un lugar destacado, en tanto Schmitt pensador de lo político como al na. Es desde esta perspectiva que Aricó, allá lectura que hacía de Hobbes, en especula-
que es el primero, dentro de la tradición último gran pensador capaz de legitimar por el 84-85 si no recuerdo mal, comienza ridad antitética a los nacionalistas, que
de la izquierda moderna y democrática una crítica política y racional –no moralis- –meritoriamente– a difundir a Schmitt en tampoco pueden receptar a Schmitt más
en la que usted se ubica, que recupera la ta y racionalista– al neoliberalismo triun- ámbitos hispanoparlantes, cuya cultura que como precavida selección de ciertos
potencialidad del pensamiento schmit- fante, al administrativismo economicista, política los había hecho ignaros de este motivos. El Marx y el Gramsci de Pancho,
tiano. Esta recuperación, sin embargo, se a la presunta racionalidad del desmante- pensamiento hasta entonces. su biografía y sus inveterados intereses y
concentra en la pars destruens de su lamiento de las estructuras básicas de un No ha sido éste mi acceso a Schmitt, que, cultura, son elementos que le pesan
pensamiento, y deja de lado su aspecto orden público sensible a lo social, al si de hecho fue unos años anterior al de demasiado como para que su lectura de
Schmitt pudiera abrirse hacia otras - En el capítulo de Carl Schmitt en momento bien determinado al que hace leído con mayor sutileza o tranquilidad
dimensiones, como sí, en cambio, realizó Argentina dedicado a la Reforma referencia esta pregunta. quizás, habría aportado elementos más
una apertura en otros aspectos funda- Constitucional de 1949, al tiempo que Mi interpretación es que el peronismo del ricos que los invocados en la discusión
mentales de la renovación política –teóri- deja entrever que la postura de Díaz de 49 se siente seguro de sí mismo y no nece- sobre la Reforma, tal como tuvo lugar en
ca y práctica– de aquel momento. Nada de Vivar es en parte compatible con la lógi- sita forzar las cosas, no necesita alimen- el recinto parlamentario y se plasmó en
esto disminuye su estatura intelectual, su ca schmittiana de la Teoría de la tar el fantasma de una excepción amena- algunos escritos. Aquella actitud consis-
compromiso, su bonhomía. Constitución, deja bien claro cuáles son zante, que ni oposición ni gobierno quieren tente en llegar al límite de la acción cons-
Entre los motivos schmittianos que vuel- los límites de la interpretación jurídica que se corporice. Puede, entonces, leer la titucional, sin superar clara y abiertamen-
ven a la izquierda posterior a aquellos del peronismo respecto de la lógica deci- constitución con un bies interpretativo te el perímetro de la legalidad, contaba,
años (animada por el mismo espíritu de sionista. Sin embargo, lo que a lo largo excesivamente favorable a las propias hacia finales de los cuarenta, con el res-
Aricó en lo que hace a problemas absolu- del capítulo no se reconoce con claridad posiciones e intereses (asumidos como el paldo que le ofrecía al Perón prima manie-
tamente centrales de nuestra democracia) es qué elementos del peronismo –como de la argentinidad auténtica, pero sin ra ese consenso masivo que lo plebiscita-
refractaria al pensamiento schmittiano fenómeno político singular– hicieron excesos más allá de la retórica y, sobre ba como líder en el tope de su populari-
indicaría -sin pretensiones de ser exhaus- posible, tal como usted lo señala, el todo, de cierta publicidad oficial que no dad. Desde el principio filosófico-político
tivo- al menos dos. Por un lado, el com- único acontecimiento mundial “donde se puede considerarse excesiva, por muchas de la democracia, no el del liberalismo
prensible recelo que le produce la legiti- discutió con profundidad y detallada- susceptibilidades que haya herido en (son diversos: Schmitt dilucida este tema
mación de la dictadura (pero –no debe mente, pero además, en el marco de una aquellos años). Ese peronismo fuerte en con su habitual claridad expositiva), la
olvidarse– constitucional, como medida situación política crispada, la doctrina el poder, se apega a la legalidad, aunque Reforma resultaba legítima; desde la ius-
excepcional para enfrentar la crisis extre- constitucional schmittiana”. esté atento a usufructuar ambigüedades, filosofía constitucionalista, podía tanto

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ma y con el propósito de refundar orden eventuales lagunas y silencios de la justificarse como rechazarse, según las
estatal); por otro y como generador de - Pensaba que había quedado claro, pero misma. Me animaría a decir que, en últi- fuentes que se siguieran (he señalado cuál
mayor rechazo, la puesta al desnudo que me equivoqué (no teman, no agregaré ma instancia, mantiene un tipo de respeto era la categoría schmittiana a invocar,
lleva a cabo Schmitt de la inevitable con- páginas a una más que improbable segun- a las normas básicas que yo no despacha- algo que se le escapa a Díaz de Vivar y a su

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tracara despótica y violenta del abstracto da edición). ría como mero formalismo y violación crítico Cueto Rúa); desde la letra del texto
universalismo liberal, de cuyas premisas Bueno, diría que el peronismo mantiene a encubierta. Aun cuando tense al extremo del 53, la actitud que permitió pasar al
es deudor el internacionalismo. Son moti- lo largo de su historia una actitud de res- la cobertura jurídica que alega para políti- procedimiento de reforma convocando a
vos que no se armonizan con (y por ende peto minimalista de la normatividad cons- cas que traslucen un frágil apego a la elección de constituyentes, no se justifica-
conllevan una autocrítica demasiado radi- titucional, junto a gestos de desprecio y legalidad, no teoriza (dejando cierta retó- ba: entiendo que fue ilegal.
cal de) las premisas y los desarrollos del violaciones de la misma, pero éstos, aun rica de lado) justificaciones revoluciona- En su primer gobierno, no hay crisis
progresismo doctrinario de la izquierda cuando pueden comprobarse sin dificultad rias para violar la constitución como si excepcional ni Perón busca provocarla
democrática. en los momentos finales del primer fuera una traba ilegítima o una trampa artificiosamente; más bien se topa con el
250 ¿Cómo habría acogido Pancho, cómo gobierno peronista, creo que se intensifi- burguesa, sino que, por el contrario, problema de las medidas a tomar para 251
habría reciclado teóricamente, en plena can sin contención alguna en un contexto argumenta que sus acciones se mantie- poner en práctica ese aspecto central de
globalización post-estatal, el núcleo con- histórico muy posterior, el conformado por nen dentro del perímetro trazado por la su concepción política, que es el discipli-
ceptual de la propuesta que Schmitt hace la hiperideologización montonera del evi- Carta. Adopta una hermeneusis forzada, namiento de las masas. Si se nos permi-
de una peculiar estatalidad federativa de tismo, con la consecuente práctica violen- tiene siempre a mano el apoyo popular en tiera exagerar, podríamos decir que su
grandes unidades regionales (los “grosse ta de las “formaciones” combativas, y la la plaza y hace gala de un democratismo problema es análogo al de las elites libe-
Räume”), como actores que, en el insupri- también irrestricta represión ilegal orga- plebeyo y verbalmente muy combativo, rales del siglo XIX: imponer un orden ver-
mible pluriverso internacional, podrían nizada desde el mismo poder estatal y eje- pero cuando se declara respetuoso de la tical a un cuerpo poblacional cada vez más
resistir a las pretensiones hegemónicas cutada con equipolente violencia por gru- constitución no deja de tener razones. reacio a aceptarlo desde arriba. Sólo que
de una única soberanía planetaria? pos fachistoides. Todo esto es posterior al Éste es el aspecto para el cual Schmitt, Perón lo enfrenta habiendo recibido una
educación y una formación que no es pre- cista en sentido estricto. Más allá de la bles como los del bien común, pero sin da-, es que durante la década de los
cisamente la de un liberal europeo deci- simpatía que éste puede haberle desper- llegar a proclamar públicamente la invali- noventa usted muestra las insuficiencias
monónico (un notable de los regímenes tado, aquel “Conductor” exitoso hacia dez sustancial de la constitución) es una del neocontractualismo a la hora de pen-
democrático-liberales con sufragio limita- fines de los cuarenta es, a su manera, pru- conducta política que no puede ser identi- sar, justamente, este problema (este
do), sino la de un militar, culto pero pauta- dente. El orden tiene que ser estatal y el ficada con la de los movimientos totalita- contraste aparece notoriamente marca-
do por la vida castrense; un profesional, Estado tiene que conservar y reforzar una rios del siglo veinte, salvo que peguemos do en la discusión que se suscitó en
entonces, pero muy politizado desde su estructuración jurídica básica. las etiquetas con total irresponsabilidad. Punto de Vista en torno a la re-reelec-
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juventud y que, por una serie de circuns- Insisto: en el primer gobierno de Perón no Sobre todo no lo fue, a mi entender, en ción de Menem) . Ahora bien: ¿reconoce
tancias donde su ambición es un factor había amenazas de que se produjera un aquel momento histórico. Después, todo usted en el escenario local y/o en la his-
decisivo, llega al poder (inicialmente con estado de excepción ni él buscó fabricarlo; fue peor. toria argentina algún actor en que el
un respaldo electoral moderado respecto su investidura presidencial no era la del Limitándome a esa época y abusando del programa decisionista, tal cual usted lo
del de sus adversarios) en un país perifé- Reichspräsident ni nuestra constitución distanciamiento neutralizador que da la entiende, pueda -por decirlo así-
rico, pero escenario de una situación de contenía un artículo 48 weimariano. La exclusión momentánea de lo que pasaría “anclarse”, sobre todo teniendo en
modernización que ha generado una masa reforma de la constitución del 53 respon- después y durante demasiadas décadas, cuenta que el liberalismo, tal como lo
con una identidad novedosa y le ha permi- día a esta constelación de motivos (la irri- me animaría a comparar esta actitud del muestra su ensayo sobre Alberdi y algu-
tido irrumpir en el espacio público de una tante admisión de la reelección presiden- peronismo que realiza la reforma consti- nas opiniones suyas acerca del mene-
manera irrefrenable. Una masa heterogé- cial está subordinada a esta lógica de un tucional en el 49 con la figura de un mismo se sostiene en una tradición local
nea, policlasista, pero con fuertes instan- orden estatal fuertemente vertical -pero muchacho musculoso y prepotente no sin reconocible?
cias espirituales y sociales homogenei- constitucional y no totalitario- y del disci- tosquedad, que se siente encorsetado por

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zantes, y que more plebeio autoriza el plinamiento conciliatorio). Lo que podía el traje que viste por primera vez para una - Les agradezco la lectura que han hecho,
liderazgo de Perón. A su modo, la preocu- ofrecerle Schmitt, paradójicamente, eran fiesta, forcejea contínuamente para esti- tal como lo infiero de las consideraciones
pación que esta legitimación suscita en el algunos –y sólo algunos– elementos del rar la tela, descose costuras al excederse previas a las preguntas que cierran este
“Líder” y la solución que intenta ensayar aspecto más canónico de su pensamiento con sus codazos al aire, no cesa de estirar punto. En cuanto a éstas, diría lo siguiente.

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es una continuación –heredera y transfor- constitucionalista, y el momento argentino con el índice el cuello de una camisa asfi- Si hay un nudo gordiano que ata a la filo-
madora a la vez– de la dictadura pedagó- de fines de los cuarenta era aceptable- xiada por el chaleco impiedoso, pero sofía política, pero que no conviene elimi-
gica del Iluminismo y de los ideales de mente apropiado para esta recepción. finalmente acepta que la corbata debe nar de un tajo, es que, como reflexión filo-
gobierno de la burguesía, pero con las Nada de esto conllevaba derrumbar el seguir ahí y que el saco debe soportarse. sófica, se trata de un ejercicio intelectual
modificaciones que le imponen los rasgos Estado de derecho. En este aspecto bien exigente, pero que a la vez, como produc-
epocales; o sea, de lo que se trata es de preciso, tal recepción fue incipiente y ción de un texto político, parece conllevar
disciplinar a las masas, desactivar la con- quedó trunca, esbozada –con buen nivel - Entendemos que su obra está íntima- inevitablemente una apertura hacia lo
flictividad social, imponer la conciliación intelectual, por cierto– en discusiones mente ligada a una de las preocupacio- concreto y hasta coyuntural, hacia el
252 de todos los sectores a partir de un ethos parlamentarias y en pocos textos, regis- nes centrales de la década de los ochen- escenario circundante. Una tensión que 253
público conformado por los ideologemas tros sugestivos ambos. Bueno, ustedes ta que logró resignificarse en los años puede poner al intelectual en el dilema de
que configuran lo (tan publicitado) nacio- conocen lo que escribí sobre esto. Más noventa, esto es, encontrar una clave mediar los dos niveles con una inmediatez
nal y popular. El desafío es inédito entre allá de su significación cultural, en gene- capaz de fundamentar la autonomía de dogmática, o de quedar paralizado como
nosotros (con el del radicalismo en el 16 ral, y política, en particular, el inveterado lo político, clave que pudiera así poner el simpático burrito de Buridán, o de
guarda sólo determinadas similitudes), hábito peronista de moverse en el límite coto a los poderes indirectos en las deci- reducir los propios esfuerzos de pensa-
pero si algo sabe Perón es que las condi- de las normas constitucionales (insisto: siones públicas y vinculantes. Nos pare- miento a meditaciones monacales, intra-
ciones tanto locales (cultura, historia y respetándolo a regañadientes y aprove- ce, también, que lo que singulariza su claustrales. Ya el mero hecho de indicar
tradiciones argentinas), como internacio- chando los intersticios para beneficiarse obra, en relación con sus pares de la tra- una figura histórica como actor de una
nales vuelven inaplicable el modelo fas- en términos no pacíficamente identifica- dición de la izquierda -antes menciona- praxis que representa o concretiza filoso-
femas políticos es un desafío, y sería una Personalmente, hablaría de momentos tradición decisionista como heredera de cos de las situaciones extremas, en las
escapatoria facilista calificar lo real y schmittianos, y dado que sobre el del pri- las filosofías que priorizan lo político y lo cuales las nociones banales e indiscuti-
concreto como infiel a la riqueza catego- mer Perón algo desarrollé supra [NdR: público entendiéndolo de una manera que bles han dejado de funcionar; es a partir
rial del modelo mentado como referente pp.251-253], agregaría ahora los dos –sin dejar de reconocer y justificar el res- de estas consideraciones que cabe ejercer
ideal. Ejemplos conocidos de este facilis- siguientes. Creo que la Semana Santa de peto a la esfera individual y a su expansión el juicio evaluativo que propone qué cir-
mo son las apologías que arguyen que el la rebelión carapintada y del adunarse de pública en el mercado de ideas y produc- cunstancias y conductas pueden valer
socialismo real no tiene nada que ver con las fuerzas democráticas en torno a la tos– no lo reduce a universalidad instru- como casos particulares de qué principios
el marxismo, o que el liberalismo real no figura presidencial fue el más cercano a mental a los particularismos cerrados universales. Materia altamente discutible,
es el de la tradición intelectual nordatlán- una situación categorizable schmittiana- sobre sí mismos, como únicas instancias a como enseñaba Kant.
tica (el prefijo neo- suele anunciar esta mente en términos de lo político y lo las que les cabe legitimar todo orden Podemos mentar otros tiempos también
última exculpación). El juicio sobre si tal o excepcional. Para ello, el aspecto clave es colectivo. Las medidas económicas toma- cercanos, pero para hacer la lectura inver-
cual personaje, medida política y/o legis- que lo que se decidiera, inclusive sin aten- das por Duhalde/Lavagna, por anticonsti- sa. Cuando a personajes como Menem o
lativa, proyecto, etc., concretizan las der al sistema normativo vigente, respon- tucionales que puedan haber sido (es una Kirchner o -Casandra me autoriza a
ideas schmittianas (o las que fueren, pero diera a los principios básicos de nuestra cuestión polémica, como todo lo concer- incluirla- la senadora/candidata Cristina
estamos discurriendo de éstas) depende constitución y al derecho en su trascen- niente a la fundamentación primera de la Fernández se los tacha de “decisionistas”
del juicio de cada lector interesado y dentalidad respecto de la norma (planteo legalidad qua sistema normativo), son legí- (usado como sinónimo de arbitrariedad
estudioso de estas cuestiones; o sea, es teológico-político, metafísico, anticientifi- timas desde una concepción que encuen- caprichosa y predisposición constante a
privativo de lo que Kant tematizó como cista, racional y no racionalista, por exce- tra en lo político la condición trascendental violar la constitución), este uso mediático y
Urteilskraft o secunda Petri, la capacidad lencia); buscara ser la defensa extrema y del desarrollo y protección de la esfera a él despreciativo de la categoría schmittiana

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discretiva, la facultad judicativa sin uni- la ulterior restauración de un orden jurídi- ontológica y ético-políticamente subordi- es un gesto al que politólogos y analistas
versales que la rijan taxativamente, lo que co institucional. Creo que la teleología nada, la de las individualidades autónomas recurren con cierta frecuencia, como si
si natura no da, menos puede darlo operante era la del Estado de derecho, a en sus motivaciones y conductas en la bús- estuvieran asentando sus descripciones
Salamanca. Lo único que me limitaría a recomponer una vez superada decisoria- queda de beneficios personales. No cabe en el conocimiento profundo de la concep-

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decir a nivel general es que, para encon- mente la crisis. Más allá del contenido de duda de que la perspectiva schmittiana tualización a la que recurren y/o como si la
trar este “anclaje” (uso el término de la la decisión tomada, sometible a las eva- abre una evaluación tendencialmente posi- auto-retroalimentación mediática de este
pregunta), un requisito es conocer media- luaciones más diversas y confrontadas. tiva de las medidas estatales extremas lugar común estuviera justificada por la
namente bien el pensamiento de Schmitt Dado que a Illia le faltó el apoyo cívico- (quizás dictatoriales) inmediatamente des- denuncia que vehiculiza. Cualquier lector
y no hacer periodismo pseudo-académico militar para contrarrestar con decisiones pués de la crisis de finales del 2001. Su de Schmitt medianamente sosegado sabe
ni pseudo-academicismo periodístico. Y legítimas y a la vez de carácter excepcio- premisa es que la convivencia estatal no es que, para el jurista alemán, la connotación
que las categorías schmittianas son aplica- nal el golpe de Estado de 1966, y como el simplemente compartir un espacio neutro esencial del decisionismo político-jurídico
bles sólo a la historia argentina de los últi- fracaso es menos ilustrativo que el éxito, donde pueden desarrollarse todas sus es que la decisión excepcional es la exi-
254 mos cien años aproximadamente; respecto indicaría como otro momento schmittiano aspiraciones pragmáticas un conjunto de gencia que el derecho impone a sus acto- 255
de lo anterior, lo son por analogía y a través el de Duhalde presidente, cuando el país individuos que han pactado pagar una res más responsables para responder con
de un recorrido indirecto: utilizar los pen- presentaba más que meros indicios de agencia de protección que los coaccione a suma prudencia, firmeza y legitimidad
sadores que conforman el sistema de refe- caos y desmoronamiento de estructuras guiar sus conductas por la racionalidad de ante la excepción extrema, ante la crisis
rencia schmittiano (De Maistre o Donoso nómicas sustanciales. No dispongo de los la moral, la ciencia, la tecnología, el mer- desquiciante que el sistema normativo no
Cortés para Juan Manuel de Rosas, por datos suficientes, pero con los que poseo, cado y, a fortiori, la tarjeta de crédito. puede resolver, porque se trata precisa-
ejemplo), sólo que Schmitt realiza con ellos y atendiendo al registro filosófico-político A todos nos interesa vivir tranquilos y pro- mente de una circunstancia imprevisible,
una traslocación en sentido inverso a éste: en el que están planteadas las preguntas y tegidos. La reflexión filosófica debe dis- no caracterizable ni resoluble por la lega-
los recepta y resemantiza sus ideas tenien- mis respuestas, justificaría las medidas tanciarse de esta inmediatez, banal e lidad válida y eficaz en la normalidad.
do en cuenta la situación del siglo veinte. tomadas. Ellas responderían, creo, a la indiscutible, e indagar los apriori metafísi- Consecuentemente, sabe también que la
finalidad de esa respuesta, el norte doctri- Más aún, la cuestión de la zarandeada dis- parte y juez siempre y en toda situación cuando destaca que en ello radica el sen-
nario de esa decisión es el mantenimiento tinción amigo/enemigo suele ser entendi- concreta. Encuentro en Hobbes, en cierto tido existencial de la decisión teológico-
del orden de convivencia jurídico llamado da de un modo que es precisamente el Kant, en Hegel y Schmitt pensadores que, política que legitima al poder constituyen-
Estado, lo cual conlleva una actitud bien contrario del sentido que tiene en el deci- asentando sus visiones sobre premisas te moderno y, por ende, en continuidad
precisa respecto de cuestiones socio-eco- sionismo schmittiano; diría que el signifi- modernas (la modernidad/posmodernidad directa, a la responsabilidad soberana en
nómicas, educativas y culturales, en las cado que se le atribuye es, por el contra- es el contexto existencial fuera del cual un Estado de derecho, puesta a prueba por
cuales las políticas públicas deben primar rio, propio del liberalismo. En Schmitt todas estas disquisiciones –por supuesto esos momentos excepcionales en que
sobre las pretensiones corporativistas indica la necesidad de que la ineliminable incluyo las de estas páginas– no tienen vuelve a presentarse la violencia del ori-
(más absurdo es creer que el decisionis- conflictividad de las relaciones humanas sentido), comprenden esta lógica y tratan gen, que el ejercicio soberano excepcional
mo autoriza el nepotismo, la corrupción y sea delimitada políticamente y, en conse- de marcarle delimitaciones, conscientes debe neutralizar), se suele denunciar, en
el enriquecimiento ilícito y conductas de cuencia, que las acciones resultantes no de que una vez que el yo se yergue a dios cambio, que está desarrollando un argu-
este estilo). La estatalidad estará muerta y degeneren en enfrentamientos totales, secularizado, todo le está permitido en mento indiscutiblemente fachistoide…
sus defensores seremos adoradores de aniquiladores de un adversario, discrimi- nombre de la “racionalidad” sobre la cual Antes de retomar los nombres propios,
una momia, pero esto no altera el punto nado arbitrariamente y criminalizado sin se apoya su hybris. me limito a confesar mi opinión de que la
central que una filosofía política debe atenuantes. Es, en cambio, un apotegma Es común entender que cuando Locke alternativa posmoderna al expansionismo
tener claro: el decisionismo no significa en constitutivo del pensamiento liberal esta- teoriza lúcidamente la prerrogativa, esta- racionalista, esas metafísicas posmetafí-
absoluto buscar el conflicto por el conflic- blecer una contraposición absoluta entre ría cometiendo un desliz que no llega a sicas de la diferencia, nudez, auténtica
to mismo como instrumento del poder ili- la racionalidad y la irracionalidad, y ejerci- alterar la verdad de su racionalismo libe- biopolítica, alentadora impoliticidad, enca-
mitado en desmedro de la institucionali- tar sobre quien el sujeto racional define ral; que cuando Constant teoriza el pou- ran otra vía, cuya condición de posibilidad

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dad estatal. como irracional –o sea agresor del género voir neutre sería un liberal sagaz o con- existencial es que continúe subsistiendo lo
La excepción es una figura (teológico- humano– el máximo de rigor irrestricto, el fundido (según juzgue su lector), pero que critican (el Estado), para persistir
política, o sea bien concreta y real) que no castigo por definición justo que el agredi- siempre modélicamente liberal; que cuan- como crítica de, desligada de la responsa-
puede asimilarse a las anormalidades do ejerce contra quien se ha vuelto una do Kant reduce el cosmopolitismo a una bilidad intelectual de pensar en términos

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que suscitan las respuestas que una bestia salvaje. La subjetividad racionalista pauta ambigua y justifica sin medias tintas menos vagos, menos poéticos, menos
constitución categoriza (“decretos de es inevitablemente imperial: todo otro que la fidelidad absoluta del ciudadano al abstractamente proféticos las relaciones
necesidad y urgencia”, “estado de sitio”, no sea el duplicado de sí mismo carece de esquema hobbesiano de soberanía verti- convivenciales una vez que mesiánica-
“ley marcial”); al mismo tiempo, el teleo- legitimidad, es un peligro potencial –o sea cal, no alteraría la verdad de su irenismo mente desaparezca lo político.
logismo que guía la decisión excepcional actual– y por ello aniquilable sin mira- visionario. Pero cuando Schmitt explica el Volvamos, entonces, a esos personajes
del soberano es la del logos estatal. Su mientos con acciones post- o ante factum sentido metafísico del momento persona- políticos –reales concretos cercanos– que
sentido jurídico y su significación política (de represalia o prevención indistintamen- lista en toda mediación entre lo universal y hemos nombrado. Lejos de obrar con
radican en el propósito de defender y vol- te), que la razón y la justicia legitiman. La lo particular, porque ello es consustancial decisoriedad schmittiana en el manejo de
256 ver a instituir el Estado de derecho. No en racionalidad que se autoidentifica como a la condición humana (o sea, cuando la cosa pública, la desmienten (tiempo 257
provocar crisis y enfrentamientos para tolerante no puede no asumir despótica- muestra que –siempre en el contexto de verbal con el que aludo al pasado, al pre-
recurrir a medidas al borde de la ilegali- mente el monopolio de la definición de situaciones precisas y momentos bien sente y –¡cómo no ser pesimista!– al futu-
dad, para liberarse de las pautas y res- quién debe ser tolerado y quién no: el peli- determinados– la ley que los hombres ro), pues necesitan de la conflictividad que
tricciones institucionales, para hacer poli- gro que este acto fundacional de la subje- deben obedecer es tal porque la pueden exacerban, lo cual es obrar del modo
tiquería particularista, corporativa, irres- tividad encierra en su metafísica, y que en violar, y que esta paradoja de lo político exactamente contrario al de la prudencia
ponsable. Una autoridad de inspiración la práctica despliega continuamente, es tiene su correlato teológico en la doctrina catejóntica del soberano hobbesiano-
schmittiana precisamente debe obrar que cuando esta arbitrariedad se acoraza del pecado, es decir de la libertad, ya que schmittiano. Con referencia al artículo 48
impidiendo estas conductas, debe ser cui- en la universalidad abstracta, se está per- es por ser libre que sólo al hombre le cabe como garantía de autoprotección legal, no
dadosa del orden constitucional. mitiendo todo, se está autorizando a ser interpretar y aplicar la norma universal; y sólo legítima, Schmitt escribió que, cuan-
do una constitución no se la aplica para general, debí haber marcado la no neutra- yo elementos conceptualizables como resuelve, neutraliza, excluye o al menos
salvar a la constitución misma, la realidad lidad schmittiana respecto de los conteni- intrínsecamente constitutivos del decisio- amedrenta al Ausnahmezustand. Va de
termina vengándose. dos de la decisión, la cual, en su metafísi- nismo schmittiano, en lo que hace a las suyo que los contenidos intelectuales de lo
ca específica, tiene como referente una connotaciones específicas de nociones que yo entiendo como especificidad de la
- Las últimas líneas de La pasión y la teleología estatalista de impronta indele- como las de la excepción; o la de la cone- excepción y de la decisión schmittianas (y
excepción de Beatriz Sarlo constituyen blemente cristiana, a la cual ya nos hemos xa y publicitada distinción amigo/enemigo; cuya función argumentativa es, o sería, la
todo un reconocimiento a su obra, en la referido. Schmitt no abandonó nunca este o la de la necesidad de neutralizar la vio- de respaldar la adscripción o la imputa-
medida en que una cita suya, aclaratoria requisito de la decisión excepcional, sea lencia irrestricta como norte de la decisión ción de una práctica a los elementos dis-
del significado schmittiano de la excep- de la que toma la autoridad soberana en política; y sobre todo en lo que hace a un tintivos de un pensamiento fuente), es una
cionalidad, es retomada para explicar el acto, aunque amenazada; sea de la que arquitrabe del edificio schmittiano: la idea propuesta archidiscutible, como le cabe a
tipo de intervención política de toma el movimiento revolucionario que la de que el orden constitucional debe neu- toda interpretación. Pero esto nos lleva a
Montoneros. ¿Está sin embargo de amenaza, soberano en potencia (aunque tralizar, contrarrestar, tener a raya la ten- considerar –muy brevemente– algunos
acuerdo con la caracterización en clave en el caso del marxismo, el orden que dencia totalitaria, esto es: obrar como puntos que enmarcan el sentido de la pre-
schmittiana que Sarlo realiza del movi- busca instaurar ya no es estatal), ni kat’ejon de esa totalización cuyo rasgo gunta y de mi respuesta.
miento político-militar revolucionario siquiera cuando reconoce la defunción de compartido por sus respectivas variantes Comencemos por el movimiento interpre-
más importante de la Argentina? los leviatanes (en los escritos sobre (la capitalista liberal y la comunista), es la tativo más obvio: ir a los textos. Que
Hobbes esto es evidente) y piensa el pluri- despolitización del Estado, ya sea como la Schmitt se haya sentido sorprendido y
- El giro argumental que realiza Beatriz verso político internacional en términos de colonización privatista y corporativa de las hasta cierto punto atraído por el tema del
Sarlo es profundo y rico en sugestiones. “grandes espacios”. Pero yo no explicité instituciones estatales, ya sea como ava- partisano en la época de la Guerra Fría es

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Personalmente, no estoy de acuerdo en lo esta restricción (a la que debe sumarse la sallamiento totalitario de lo societal y lo evidente en sus trabajos al respecto. No
que respecta a la dimensión semántica de del sustrato que ofrece la homogeneidad personal. entra en consideración la guerrilla cuba-
las ideas en juego, en el sentido de que nacional y la articulación de los “órdenes Con esto quiero decir: encuentro en el na, a la que apenas le dedica una mención
esa caracterización es válida en la medida concretos” o sujetos nacionales e institu- decisionismo de Schmitt no sólo la elabo- en nota a pie de página. Los únicos “movi-

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en que Sarlo realiza un recorte selectivo ciones semejantes). ración conceptualmente más pionera y miento[s] cívico-militar[es]” (uso el térmi-
del pensamiento schmittiano, o, mejor, lo Antes de seguir con el meollo conceptual lúcida de esta encrucijada teórico-práctica no de la pregunta) que parecen responder
lee con la luz del prisma de Agamben de la cosa, cabe preguntarnos si un grupo de la política moderna, la Entscheidung, a los criterios schmittianos del
(como ella reconoce expresamente), para guerrillero como Montoneros compartía sino también la antítesis a la excepcionali- Partisanen-Krieg son el de los rebeldes de
lo cual, ciertamente, tiene el pleno dere- esta legitimación teleológico-estatalista dad permanente, que Beatriz toma –certe- la OAS y el que lidera Mao Tsé Tung
cho ínsito en la idea misma de hermeneu- de la decisión revolucionaria de la que se ramente– como rasgo identitario del gue- (Zedong). En cuanto al movimiento enca-
sis. Simplemente, no comparto la posición ha constituido en actor. La “patria socia- rrillerismo montonero. A diferencia de bezado por el general Salan, su naciona-
agambeniana. lista”, ¿qué era como institucionalidad estructurarse como continua revitaliza- lismo –que conceptualmente entra en
258 La cita que elige de un artículo mío (lo cual política a fundar, imposición jacobina ción del estado de excepción (al que man- armonía con una voluntad estatalista 259
me enorgullece, porque Beatriz es una mediante? Quiero decir: ¿puede el monto- tiene siempre en acto porque la imperati- republicana– se desbarranca inevitable-
intelectual que admiro) ofrece el flanco a nerismo ser considerado como facción vidad que impone el poder político es mente, frente a la firmeza de la decisión
su lectura. Yo acentúo allí un formalismo guerrillera animada por aspiraciones a siempre arbitraria, violencia bruta), la gaullista, en el precipicio de un terrorismo
de la decisión que deja tácita su premisa, conformar un Estado de derecho? El juicio soberanía decisionista del Estado de dere- (torturas, atentados, etc.) que debilita la
la cual, de haber sido expresamente al respecto tiene que atender al respaldo cho (o de la Form política que pudiera imagen del orden patriótico invocado (más
expuesta, habría reducido el efecto de ideológico a una violencia irrestricta, total sucederle como configuración histórica en conforme a la tradición de un ejército
omni-aplicabilidad, o sea de la apertura y antipolítica, y al factum de esta violencia el contexto de la mundialización y la vio- republicano como el francés), deslegitima
del discurso decisionista a una pluralidad misma, dos caras de la misma moneda. Ni lencia posmoglobal, si es que estas condi- la insubordinación a la decisión política y
de contenidos diversos. En ese artículo, en en la doctrina ni en los hechos encuentro ciones contemporáneas lo permiten) lo conduce al fracaso. Como destaca
Schmitt, el pasaje a la irregularidad lo su maestría analítica y escritural) a forzar algunos casos, o bien, como en éste, una te de la política y el derecho. Decisión,
destruye en su esencia misma. (Para ser la lectura y la utilización de ideas y catego- espera inactiva como praxis e hipercrítica entonces, cuya concreción final es la del
claro: no son las atrocidades, en absoluto rías desgajadas de su matriz metafísica, y como teoría, pero siempre con el cuidado imperio del arbitrio sin ley, porque la ley
novedosas en la historia de la presencia porque es un ejemplo de altísimo nivel de de evitar toda propuesta positiva de acción plenamente realizada es el arbitrio ab-
militar francesa en territorios africanos y la presencia de ideas schmittianas en aná- y toda conducta que recuerde el activismo soluto, soberano.
orientales, sino su pasaje a una clandesti- lisis y lecturas de diferente impronta. subjetivista, para que su mesianismo no Podríamos concentrar el cogollo de la
nidad subversiva y la intensidad de su pra- Sarlo claramente escribe que su interpre- quede entrampado en el dispositivo míti- argumentación de Agamben en una alte-
xis terrorista no-oficial lo que condena tación retoma la de Agamben, y esto es co-represivo de la excepción. Este mesia- ración gráfica que expresa una identifica-
históricamente a la OAS, porque vicia sus fundamental. En este sentido, es adecua- nismo posmoderno, que universaliza la ción semántica: una vocal en mayúscula
argumentaciones al alterarle la base do que aplique a Montoneros, o utilice en diferencia por excelencia, la del pueblo de se transforma en minúscula, y viceversa.
misma de legitimación. En el caso chino, su categorización de este fenómeno, la la Alianza, pero a la vez fragmenta la Esta identificación revela el arcano de la
si llamamos “Estado” a lo que el Gran idea de decisión excepcional que toma de homogeneidad dura y pura de la tradición soberanía como identidad dialéctica (pero
Timonel tenía in mente y, peor aún, al Agamben. En cuanto a esta fuente, enton- judía y desustancializa la convivencia en absoluto hegeliano-marxista) entre
régimen que implantó después, ignora- ces, la interpretación que el posmoderno resultante (o, mejor: por venir, deseada, “Estado” y “estado” de excepción (en
mos la ideología marxista que Mao invoca pensador italiano hace de lo excepcional esperada, poetizada), tiene un profundo español y portugués, o sea Stato-stato;
–adaptándola a las condiciones chinas– y (calcada sobre, y distorsionante de la expositor en el intelectual italiano, cuyo État-état: las lenguas romances expresan
estamos haciendo un uso laxo, indebido y schmittiana) le permite encontrar en antischmittianismo impolítico tan a tono esto de manera más concisa que en la
estéril –por su amplitud semántica– de la Schmitt la formulación más clara de la está con los tiempos que corren. Una apo- alemana), ya que –retomando los térmi-
idea de estatalidad). metafísica de los campos de concentra- logía de la diferencia –inactiva pero impug- nos de Schmitt– la idea agambeniana es

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Ahora bien, ¿respondía Montoneros a la ción nazis, que son –para Agamben– la nadora– que se hace fuerte, entonces, en la mostrar que el Ausnahmezustand es la
categorización específicamente schmit- situación excepcional schmittiana por retórica con la que, sin más compromiso realidad del Ausnahmestaat. Todo régi-
tiana del guerrillerismo? Por cierto, pese excelencia, a la par que constituyen el que el de la crítica misma, Agamben mues- men estatal es inevitablemente excepcio-
a su carácter urbano y su composición desemboque coherente de esa forma de tra las paradojas del interregno. nal, todo orden jurídico es orden fáctico

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mayoritariamente de clase media, los excepcionalidad constante, ininterrumpida Para esta visión radicalmente deudora y arbitrario, toda ley es no-ley: decisión
montoneros pueden haber compartido y siempre violenta, que es el Estado (sin dudas en su aspiración; para algunos arbitraria de quien la impone violenta-
algunos elementos con los fenómenos moderno. también en su eficacia) demoledora de mente; ergo, Agamben nos enseña que
históricos que interesan a Schmitt (aun- A mi entender, Schmitt entiende y enseña Schmitt, el soporte metafísico de la biopo- todo Estado es campo de concentración. A
que en este punto cabe ser particular- lo contrario de lo que se infiere del planteo lítica represiva es la excepción como onto- su entender, Schmitt no sólo es su radió-
mente atentos y sopesar cuidadosamente agambeniano. Las respectivas posiciones logía y la decisión excepcional como acto grafo, sino también su fautor. Todo ciuda-
el repetido “apoyo popular” del que afir- son incompatibles, y lo que está en juego constitutivo y sustentador del espacio de dano está más desnudo que el hombre
man que gozaban: me limito a expresar en esta confrontación es el significado tangencia e indistinción, de indiferencia e natural, y la máquina estatal opera biopo-
260 mi convencimiento de que, al igual que en político-jurídico de la teología política de indecibilidad entre lo político y lo jurídico, líticamente sobre él según una lógica 261
el caso de los revolucionarios bolchevi- ascendencia neotestamentaria, en tanto a la par que genético del segundo a partir cuya realización conclusiva (por ahora) es
ques, se basaba en un malentendido, que que incompatible con el mesianismo véte- del impulso represor del primero. O sea, el Lager, el campo de concentración.
no duró porque no podía durar); pero en rotestamentario y las posiciones que en él desnuda el movimiento que reduce al Somos todos “musulmanes”, cuerpos sin
sus rasgos distintivos no responden al abrevan, cuyo antiestatalismo reposa hombre a mero cuerpo (nuda vita), el dina- subjetividad alguna y cuyos restos de
decisionismo político-jurídico, tomado en sobre la ausencia de una cristología y, por mismo de ese dispositivo teológico-políti- nuda vida han quedado reducidos a mero
el sentido que yo encuentro como el ende, también del impulso secularizante co de control represivo que se asienta en objeto de exterminio. Agamben posmo-
estricto. que conduce al constructo Estado. En todo el mantenimiento constante e ininterrum- derniza (en clave de posmetafísica de la
Retomo lo de Sarlo, porque insisto en caso, la espera del advento mesiánico pido de la excepcionalidad de la decisión, diferencia) la crítica impolítica a la/lo polí-
reconocerle su pleno derecho (además de fomenta el profetismo revolucionario, en condición originaria y, a la vez, permanen- tica/o: la estatalidad supone como condi-
ción de posibilidad la cristología y la lógi- era de la totalización y del partisanismo de advento mesiánico) en espera posmoder- legitima desde su anacrónica apología del
ca sustancialista de la representación de la segunda posguerra hasta los albores de na, light, estetizante, muy politofóbica, Estado y desde su visionaria prognosis
lo homogéneo, de la cual la Encarnación y la posmodernidad, los Montoneros son como acontece en el rico pensamiento de internacional.
la Iglesia católica como estructura repre- esta excepcionalidad desencadenada e Agamben.
sentacional por excelencia son el paradig- irrestricta, no schmittiana, pero, sí, con (Forma parte de la misma configuración - En el tercer número de Deus Mortalis
ma. El mesianismo revolucionario de afinidades ideológicas a la teorizada por el de la violencia total el operar represivo, usted efectúa una crítica de la filosofía
Benjamin ha devenido ahora espera venero principal del pensador italiano, antes y sobre todo –ya sin rémoras consti- política de Laclau -y sobre todo de su
mesiánica sosegada, pero también obviamente Benjamin (de cuya “violencia tucionales– después del golpe del 76, en propuesta de democracia radical- a par-
denuncia activa y segura de suscitar apro- divina” Agamben ofrece una meditada cuanto excepcionalidad en acto que nece- tir de su propia lectura del decisionismo
baciones al elevar a paradigma de la dife- actualización posmoderna, enervándola sita reproducirse sin solución de continui- schmittiano. La pregunta que queremos
rencia al pueblo que ha sufrido tantas en clave de esclarecimiento discursivo, dad para justificarse; que respondería a la hacerle es doble. Por un lado, las razo-
aberraciones a lo largo de su historia, distanciamiento esteticista e inactivismo “violencia mítica” benjaminiana, pero no a nes de elección de la obra de Laclau para
hasta llegar a la nacionalsocialista. anti-/im-político). No menos sustancial lo que es, a mi entender, el decisionismo efectuar esta confrontación: intuimos
En suma, la lectura agambeniana del que el pueblo judío, menos abstracto que schmittiano, si bien es obvio que desde la que su crítica es también un reconoci-
Estado como dispositivo constante pro- la clase proletaria, pero no menos oprimi- interpretación agambeniana esta repre- miento personal a la obra del filósofo
ductor de una arbitraria indistinción entre do que ambos actores históricos, el pueblo sión es un ejemplo del schmittianismo que argentino y un ajuste de cuentas con las
norma y hecho, imperatividad y arbitrio peronista es para los montoneros el actor ella impugna. Me limito a estas indicacio- nuevas formas del marxismo post-
liberado de toda norma porque todo mesiánico de la argentinidad, que ha cru- nes, para no excederme a los términos de estructuralista. Por otro lado, nos inte-
capricho es norma, es coherente con el zado el desierto de la historia gorila y está la pregunta). resa de su trabajo la crítica radical al

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propósito de denunciar la represión bio- predispuesto para el Jetztzeit del socialis- La necesidad que tuvo (y tiene) el monto- deconstruccionismo como ontología del
política distintiva de la estatalidad cristia- mo nacional. Va de suyo, Montoneros se nerismo –en tanto que excepcionalismo capital o de la globalización capitalista.
na (y a su teórico: Schmitt). Todo es vio- identifica a sí mismo como la vanguardia guerrillero– de mantener siempre activo Pareciera ser, según su punto de vista,
lencia y no cabe sino esperar, no ya a nacional popular revolucionaria de la un enfrentamiento total, no político, es que estas nuevas filosofías, en su furor

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Godot (Gott’tot), sino a un Mesías módico, redención. Falta mucho para la declina- –cabe insistir– la configuración bélica que crítico de la metafísica, en su deseo
como realidad de una convivencia desus- ción posmoderna del gesto benjaminiano. Schmitt rechaza. Mi lectura no conlleva manifiesto de desustancializar lo real,
tancializada, sin voluntades de potencias En los setenta, la violencia purificadora dejar de reconocer cierta atracción que la acompañan el movimiento disolutorio del
ni decisiones políticas ni decisión-ley- (operante en “aquellos momentos de con- movilidad e imprevisibilidad de este tipo de capital. ¿Es correcta esta apreciación?
arbitrariedad. Quedará así anulada –he sumación no sangrienta, impactante, enfrentamiento anticapitalista pueda pro- ¿Hasta que punto este acompañamiento
aquí la fuerza de la espera– la eclesiolo- expiatoria”, WB, Ges. W., II-1, p. 200) se vocarle, sobre todo en el caso del partisa- no es también una “afinidad metafísica”
gía cristiana y su secularización como realiza con algunas impurezas (v.g. el ase- nismo telúrico del Ejército Rojo en la profunda?
representación leviatánica y soberanía sinato de Aramburu, tema de las sugesti- Larga Marcha, cuyo arraigo en el propio
262 estatal. vas reflexiones de Beatriz Sarlo), o sea territorio es el rasgo no urbano que lo - Comparto la afirmación (bajo la forma de 263
Volvamos a las pampas, para ensayar otra como guerra total en la configuración acerca a das Politische, y que es incompa- pregunta) final. La cuestión es la dilucida-
recepción-aplicación del pensamiento peculiar de guerrilla. Ésta es una Gestalt tible con el urbanismo distintivo de la ción filosófica de los rasgos de esta meta-
agambeniano a Montoneros, cercana aun- del mesianismo antiestatal todavía dema- espacialidad adecuada a la praxis monto- física epocal, y esto es lo que intenté esbo-
que diversa a la realizada por Beatriz siado deudora de la modernidad, algo así nera. Pero mi conclusión es que la lucha zar en el artículo que recuerdan. En
Sarlo. La excepcionalidad permanente como la última configuración que mantie- partisana, incluso en las figuras que Laclau tenemos un intelectual cuya afini-
como exigencia vital del montonerismo es ne una hipoteca inlevantable con la biopo- tematiza Schmitt, pero más aún en la que dad con el espíritu de la época no excluye
del tipo de lo que Agamben identifica y lítica represiva, previa a la radical trans- estamos considerando ahora, conforma un recorrido que, si no transita a contra-
denuncia como El estado de excepción. Es mutación de la violencia liberadora (que un conjunto teórico-práctico al que el mano, al menos se mueve por la colectora
lo contrario de lo que piensa Schmitt. En la debía desencadenar aceleradamente el decisionismo schmittiano se opone y des- y no por la autopista preferencial de la
corriente anti-/im-política. Laclau univer- premisas debe liberarse definitivamente schmittiano. La decisión se vuelve un excepción schmittiana. La condición de
saliza la conflictividad e hiperpolitiza las una izquierda radical a la altura de las cir- rasgo ontológico: la indecibilidad, que posibilidad externa/interna del sistema, el
relaciones sociales; es decir que, para cunstancias actuales. forma parte de –y contribuye a– la pecu- cual resulta inconstituible en virtud de lo
liberarlas de toda hipoteca sustancialista- A mi entender, la prioridad de la diferencia liar sistematicidad de lo discursivo, asen- que lo constituye, no rompe con la hori-
identitaria, las dinamiza mediante la cate- como marca anti-identitaria, que acomuna tada en la misma conflictividad que lo zontalidad del intercambio; la alteridad
goría de “antagonismo”, que arraiga en a los mesianismos posmodernos, aparece anima. El antagonismo deviene así un operativa discursivamente no es la de la
una ontología de lo discursivo, de la que acá como una forma de incompletitud que, rasgo sistémico del no-sistema. En apertura a la trascendencia del decisionis-
nihil humanum escapa o puede conformar en vez de estar a la espera-de (como Laclau, insisto, tendríamos una conclu- mo. Creo que Laclau es el primer intere-
una alternativa. denuncia poético-filosófica y contemplati- sión excesivamente análoga a la de los sado en que no lo sea.
En el dinamismo postestructuralista de lo vidad estético-hedonista del no-actuar), posmodernos menos combativos: tam- En este punto (el de la remisión a una alte-
discursivo radica la verdad de las relacio- por el contrario vive en continua e irreso- bién su deconstruccionismo desdibuja el ridad que es inmanente a lo que condicio-
nes antagónicas entre las diferencias luble conflictividad, animada por un sentido específico del “estado de excep- na), el problema es que el antagonismo
insustanciales que conforman el universo impulso a la hegemonía lingüístico-políti- ción” inherente al “concepto de lo políti- discursivo no constituye una instancia
sociopolítico. Esta conflictividad es la del ca. Esta negatividad constitutiva de lo que co”, al volverlo permanente, pues resulta desequilibrante, auténticamente excep-
enfrentamiento entre instancias ontológi- no es definitivamente constituible, el uni- conceptualizado como una suerte de cional, sino que se revierte en factor clave
camente diferenciadas sin identidad verso discursivo, no es un sistema de forma paradójicamente sistematizadora del funcionamiento sistémico de lo que no
común, cada una de las cuales busca ple- cerrada plenitud identitaria, porque su (desde la incompletitud) de todas las rela- es sistema (porque no puede alcanzar
nificar con el significado proveniente de condición de posibilidad es una apertura a ciones humanas. La indecibilidad resul- identidad sustancial), pero que con su
su particularismo –volviéndolo así hege- la alteridad, que al mismo tiempo vuelve tante del antagonismo ontológico-discur- dinamismo absoluto no marca ninguna

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mónico– el significante que simboliza (y imposible lo que ella posibilita. La espa- sivo, ¿da cuenta de la imprevisibilidad de alternativa a esa misma plenitud que des-
no puede más que simbolizar, nunca pre- cialidad política es la del permanente con- lo excepcional, sin la cual lo político califica ontológico-discursivamente. Para
sentificar) lo universal unificante, una uni- flicto por imponer hegemónicamente la resulta neutralizado por lo sistémico? ser más concreto: lo que no es pleno ni
versalidad que carece de respaldo ontoló- propia particularidad como símbolo de la Respecto a lo expresado en el artículo de cierra a causa de su deuda ontológica con

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gico para serlo, y cuyo carácter necesario universalidad constantemente anhelada e Deus Mortalis, entonces, agrego ahora una alteridad no reducible a sostén identi-
no la vuelve menos insustancial. inalcanzable. Nada escapa a esta tensión esto: Laclau parece llegar a una conclu- tario (una alteridad que es condición onto-
Precisamente por consistir el espacio postestructural. Dado que lo universal es sión demasiado cercana a las de Agamben lógica de lo discursivo como dinamismo
social en un antagonismo infinito, tal sis- el discurso imposibilitado ontológicamen- (podríamos decir: de los filósofos de la infinito del antagonismo), no deja de con-
tematicidad única y definitivamente iden- te de ser sistema universal pleno, o sea: posmo-impoliticidad en general), pero formar a su modo orden sistémico sin
titaria es imposible. Este universalismo es dado que ontológico-discursivamente toda alcanzada por otra vía: la de una ontología posibilidad de ruptura ni irrupción de lo
el inalcanzable objeto del deseo de los diferencia es conflictiva, nada escapa a de lo discursivo como antagonismo, o sea imprevisible como fuerza desquiciante
actores de la politicidad de las diferen- esta lógica del antagonismo. Todo es dis- de la politicidad humana sin más, pues absoluta. Este no-sistema se reproduce a
264 cias, aspiración ontológicamente insupri- curso, todo es político. ¿qué escapa al discurso? Discurso y ser sí mismo constantemente, se retro-ali- 265
mible y a la vez irrealizable. Laclau Ahora bien, esta omnipoliticidad parece coinciden; ser y conflictividad antagónica menta sin solución de continuidad, gozan-
entiende que esta ontología de lo discur- llevar este planteo a un significativo punto también. Todo es político, nada es excep- do de la validez absoluta propia de lo onto-
sivo (de la efímera plenificación de signifi- de coincidencia con la anti-/im-politicidad ción teológico-política. Lo político pensado discursivo: ¿qué no es discursivo?, por
cantes “flotantes” con significados provi- a la que ya hemos hecho referencia. Acá por Schmitt desde la articulación entre ende, ¿qué no es político qua conflictividad
sorios) es la garantía de la imposible neu- también nos encontramos ante una uni- trascendencia e inmanencia, con la conse- antagónica universal?
tralización de la política, peligro anidado versalización de la excepción, cuyo con- cuente imprevisibilidad existencial de la El antagonismo funciona como un concep-
en la dialectización conciliatoria de los trapaso inevitable es la neutralización de decisión catejóntica, no tienen cabida en to sistematizante por excelencia. Una
conflictos, o sea en una visión totalizante las instancias excepcionales (fundamen- este esquema. La indecibilidad del anta- ontología caracterizada como conjunto
como la hegeliano-marxista, de cuyas talmente de la decisión) en sentido gonismo no es la imprevisibilidad de la asistémico de todos los particulares/dife-
rentes que la conforman como universo ficante de los significantes es el dinero, y emprendedora y del vanguardismo. Tiene
discursivo, es totalizante, conlleva que todas las diferencias que aspiran a una una sonoridad moderna, a pesar de sí
todo es excepcional, o sea que nada es plenitud imposible son las mercancías, mismo. Las categorías básicas desarro-
excepcional, al menos en el sentido en que particularizadas en su materialidad (valor lladas por el pensador argentino respal-
lo pensaron dos cristianos como de uso), pero homogeneizadas en su con- dan una idea de conflictividad como ten-
Kierkegaard y -desde lo político- Schmitt. flictividad recíproca, en su antagonismo sión inherente a las relaciones humanas,
La indecibilidad distintiva de esta postes- movido por el deseo de realizar su identi- y, de alguna manera, en ellas podría per-
tructura deconstruida es tan continua y dad como mercancías, como particularis- cibirse hasta un eco residual de la volun-
permanente, necesaria y vigente, que mos en continua tensión por plenificar con tad de potencia. Es en este dinamismo
resulta incompatible con el pensamiento el propio particularismo el significante en metafísico donde podría radicar cierta
de una crisis existencial extrema, imprevi- libre fluctuación. Esta frágil identidad se familiaridad epocal entre deconstrucción y
sible, descomponedora, tal como la com- simboliza como precio, y encuentra su capitalismo; tema discutible, por cierto.
prende y teoriza, para bien o para mal, realización (también efímera e inestable) De una manera más clara que en épocas
Schmitt con su noción de Ausnahme. No en el factum de la compra-venta, acto sólo anteriores, en la era de la globalización el
se trata, entonces, de la posmodernidad fugazmente identificatorio, precisamente capital aparece como la fuerza dislocadora
como cierre superador del ciclo de la falsa porque el mercado es indecidible. Esta por excelencia, continuamente vitalizado
conciencia (categoría que el pensador cuestión está un poco más –pero no por el antagonismo del que necesita como
argentino no incorpora a su propuesta, demasiado- desarrollada en el punto 2 de motor de su expansión irrestringible; el
pero que es inevitable atribuirle, ya que, si la sección final del artículo al que ustedes capitalismo, entonces, como sistema rela-

CONVERSACIONES 2
la verdad se asienta en la ontología que él se refieren en la pregunta. Ir adelante cional sin sustancialismos ni esencias,
propone, las formulaciones antitéticas a la ahora incrementaría la inflación cartácea pues su sistematicidad se alimenta de aco-
suya no pueden tener una ontología pro- que he provocado con todas estas pági- ger y promover el conflicto por la hegemo-
pia, sino que desconocen y/o tergiversan nas. Concluyo, entonces, con una breve nía entre las diferencias y particularismos

Jorge Dotti
la verdadera); lo que está en juego, enton- observación. que lo componen, ese antagonismo que en
ces, no es sólo ni principalmente la liqui- La impugnación filosófica de la realidad los textos económicos aparece categoriza-
dación teórica de las visiones sustancialis- contemporánea, ensayado desde un filo- do como “competitividad”.
tas, cuyo Leitmotiv ha sido la idea de sofar pasivo que rechaza el activismo del Es necesario estudiar la solidez o superfi-
“representación” (de lo universal en lo sujeto moderno y reivindica la espera en cialidad de estas analogías, pues ellas
particular como figura de la identidad), clave de mesianismo; o sea, la actitud podrían confirmar el destino posmoderno
sino el grado de solidez que tiene el con- anti-/im-política distintiva de algunas filo- del anhelo capitalista de una plenitud
cepto central de la propuesta política de sofías de la posmodernidad marca un posible/imposible. Tal vez, también podrí-
266 Laclau: el antagonismo. punto de fricción con la hiperkinesis de la an confirmar que el logos capitalista es 267
Ahora bien, si hay un espacio cuyos com- economía; es una visión que tiene un dejo deudor de la misma figura discursiva –la 1
Silvia Schwarzböck, "Discusión", ADEF, XVI, N°2,
ponentes mantienen relaciones conflicti- aristocrático en la reivindicación de la condición de posibilidad/imposibilidad– noviembre de 2001.
vas por ser el lugar del enfrentamiento por espera del advento como último refugio sobre la que se sostiene la condición pos- 2
Punto de Vista, XXI, N°61, agosto de 1998.
hegemonizar la imposición de significado del pensador levemente blasé, pero que moderna.
a un significante “flotante”, y realizar (pro- no ceja en su denuncia.
visoria y efímeramente) su propia identi- El deconstruccionismo laclauniano, en
dad universal como particularidad, ese cambio, puede ser visto como legitimación Buenos Aires, septiembre de 2007.
espacio es –o parece ser– el del mercado, de una agitación, de un activismo que
el de la sistematicidad capitalista. El signi- recuerda la inquietud de la burguesía

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