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1) Las ganas de escribir vienen escribiendo. Es intil esperar el instante perfecto en que
todos los problemas han desaparecido y solo existe el deseo compulsivo de escribir: ese instante
no existe. En general, uno se sienta a escribir venciendo cierta resistencia salir del estado de
ocio no es natural, uno oficia ciertos ritos dilatorios, uno por fin, con cierta cautela, escribe. Y
en algn momento uno tal vez descubre que est sumergido hasta los pelos, que todos los
problemas han desaparecido, y que no existe otra cosa que el deseo compulsivo de escribir.
2) La primera versin de un texto es slo un mal necesario. Suele estar bien lejos de aquello
completo e intenso que uno difusamente ha concebido. Corregir no es otra cosa que ir
encontrando a Moiss dentro del bloque de mrmol.
5) Cuando se escribe, no hay que tenerles miedo a los sentimientos, pero tampoco hay que
tenerle miedo a la lucidez. Uno tiene tan pocas cualidades que no veo razn para que se despoje
de alguna de ellas para hacer literatura.
8) Una novela requiere una escritura y una estructura rigurosas como las de un cuento. Si tiene
pginas grises, esos grises deben estar tan cargados de tensin como lo estn en el Guernica, de
Picasso. Si no, son meramente un plomo.
9) La inspiracin no existe; en eso se parece a las brujas. Entonces, cuando las palabras parecen
cantarle a uno en la oreja, y siente que todo lo que est escribiendo tiene la msica justa, el
ritmo exacto, la tensin precisa que debe tener, uno puede llamar a ese estado de privilegio
como ms le guste, pero lo mejor es que suelte el freno y deje rodar la locura. Es hermoso, solo
que no hay que creer que es el nico estado en que se hace literatura. Porque se corre el riesgo
de no escribir ms que una pgina en toda la vida.
10) Hay que nutrirse de los credos y hay que aprender a dudar de ellos. No existen reglas
universales para el oficio de escribir. Es uno mismo que a la larga, con verdades y mentiras
propias y ajenas, va estableciendo sus propios ritos, va permitindose sus propias manas, va
construyendo su propio credo.