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Ensayo de libro:
El libro de oro de la verdadera vida Cristiana.
Captulo 1: la obediencia humilde, verdadera imitacin de Cristo.
Prof. Dr. Jos Leonardo Gordillo.
Que los filosos son ambicioso y, por consiguiente, apuntan a una exquisita
claridad y una hbil ingenuidad; pero la Escritura tiene una hermosa
precisin y una certeza que sobrepasa a todos los filsofos. Los filsofos a
menudo hacen unas demostraciones conmovedoras, pero el Espritu Santo
tiene un mtodo diferente (directo, sencillo y entendible), el cual no debe ser
subestimado. (El libro de oro de la verdadera vida Cristiana pg. 4)
Todas las literaturas que se encuentran en las grandes bibliotecas del mundo, contra un
solo libro y Es las Escrituras, sean millones de literaturas contra un Biblia, la mejor es la
Escritura, porque todo los libros son escritas bajo la iluminacin de mentes y enfoques
meramente humanos, ms las Escrituras su autor es Dios, pero su luz e iluminador es
meramente el Espritu Santo quien conmueve la vida y dicta en nuestras mentes el eco
del pecado, y l convierte nuestras almas pecadoras y cansadas del valle del lodo
cruzando mares negros a vidas de jardines llenos de olores perfumadoras y gratos para
nuestros sentidos, y es en presencia de Cristo donde nuestras almas descansan en tu
tierno rezago.
Santidad pide Dios, santidad debemos de tener, los grandes hombres que sus
nombres no se opacan porque ellos tuvieron esa santidad y por causa de ello, sus
obras son tan vivas, porque buscaron a Dios. J. Ryle dice esto:
Porque todos tenemos en mente que hay un lugar esplendoroso donde no mora el
mal ni la muerte y es meramente el cielo, sin embargo nadie quiere ser santo
todos con sus deleites pecaminosos, todos inclinados en el maldito pecado,
soberbios, orgullosos, mentirosos, injustos, etc. Pero estos hijos del diablo quieren
ir al cielo, sin embargo solo entraran en los atrios de Dios, en el palacio de Dios, a
aquellos que son santos, que persiguen la santidad hasta cuando nuestros
corazones desfallezcan y Calvino nos invita a eso que sea nuestra meta final. Para
cuando llegamos en nuestros lechos y enfermos y moribundos feliz, porque
obedecimos a Dios porque fuimos vestidos de la santidad porque de lo contrario
si no fuimos santos como Dios demando, nada ms y nada menos e tormento nos
espera, seamos para l, con el nico fin de obedecer y glorificar su nombre en
nosotros aun siendo nosotros actores malos.