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Invocacin
Llamo a los Vientos del Sur, a los Guardianes del Fuego, invoco a la
hermana Serpiente, Sachamama.
Aydame a dejar el pasado atrs, a cambiar de piel. Ensame a seguir el
sendero del amor y guame en el camino de la belleza interior. AHOO
Llamo a los Vientos del Oeste, a los Guardianes del Agua, invoco a la
madre Jaguar, Otorongo.
Protege mi espacio medicinal y mustrame el camino de la suavidad y de la
paz. Ensame a caminar con impecabilidad guerrera luminosa, cuidadora de
la Fuerza de Vida, mustrame el camino ms all del miedo, ms all de la
muerte. AHOO
Llamo a los Vientos del Este, a los Guardianes del aire, invoco al gran
guila Cndor, Anka Kuntur.
Elvame desde lo humano hasta lo divino. Ensame a ver con los ojos del
corazn. Entrgame el don de la visin clara y la belleza. Ensame a volar en
conexin con la gran fuerza del espritu. AHOO
La Meditacin
1. Encontrarnos en el lugar donde vamos a realizar el trabajo, puede ser un
bosque, montaa, una plaza si estamos al exterior, o en el interior en
alguna habitacin tranquila donde nadie nos moleste o interrumpa.
2. Nos centramos en aquel lugar. Somos cada uno, somos nosotros mismos
all, sentados o acostados, o incluso parados si as lo deseamos.
3. Pronunciamos las palabras Yo Soy.y nuestro nombre. Esto nos centra
en nuestra existencia, y en el momento presente.
4. Respiramos con estomago unas tres o cuatro veces, profundo.
5. Procedemos con la invocacin, respirando con el corazn.
6. Una vez abierto continuamos respirando con el corazn y simplemente
percibimos la vibracin nueva que se ha generado en el entorno, la
percibimos, la respiramos, nos centramos en ella.
7. Podemos visualizar a este espacio como una cpula de luz que se eleva
por encima de la zona donde estamos trabajando. Donde veamos con
nuestra intencin es lo que abarcar el espacio sagrado. Puede ser una
casa, un parque, un bosque entero. Imaginamos y sentimos como con
nuestra respiracin y nuestra presencia, este espacio esta presente all
mismo, alimentndonos.
8. Permanecemos aqu en este espacio sanador todo el tiempo que
querramos. Luego cerramos el espacio y volvemos lentamente, a
nuestro ritmo, a nuestro quehacer cotidiano.