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ENTREVISTA

Ruiz Miguel:
“Mis compañeros sabían
que conmigo iban a la guerra”
Asegura que ha sentido el toreo con toda su alma, que ha llorado de emoción y que en ocasiones ha llegado a creer-
se un ser superior. Que el día que toreaba en Madrid se afeitaba tres veces y que asumir su destino con alegría su-
puso deshacerse de un lastre psicológico que lo estaba matando como persona: “No estaba dispuesto a seguir luchando
conmigo mismo y decidí pelearme sólo con el toro”. ¿Miedo? “Lo mismo te hiere el bueno, el malo o el regular. El que
ha nacido para cogerte te coge aunque estés en el burladero”.

Texto: José Ignacio de la Serna Miró


Fotos: Jesús, Botán, y Juan Téllez

Pregunta | Repasando la estadística de su


larguísima y brillante trayectoria en Las
Ventas –72 actuaciones, 33 orejas y diez sa-
lidas por la Puerta Grande– he visto que
lidió una corrida de Juan Pedro Domecq
en la feria de San Isidro de 1974.
Respuesta | (Risas) Y otra de Torrestrella, en
el 87.

¿Y usted que pensaba que tenía motivos


para quejarse?
Matar aquellas dos corridas fue una sorpresa
muy agradable.

Empecemos con un tópico: “La peor co-


rrida es la que no se torea”.
Eso es lo que decían los toreros antiguos, so-
bre todo los picadores. Cuando iban a torear
a un sitio que estaba muy lejos se lamentaban.
Pero otro salía al paso y decía que lejos era que-
darse sentado en casa. Y es cierto. La peor co-
rrida es la que no se torea, porque aunque sea
de ganaderías tan duras como las que he tenido
que matar, nunca sabes si saldrá buena o mala.

Pero sobre el papel…


Hombre, las garantías son las garantías. Y
como bien dices sobre el papel unas embisten
más que otras. ¿Cogerte? Lo mismo te coge el
bueno, el malo o el regular. El toro sale para
eso. Y esa realidad hay que asumirla cuanto an-
tes. Es parte de la mentalidad que tiene que te-
ner un torero. Aquí no hay toros buenos o ma-
los, sino el ánimo con que va uno a la plaza.

Pero no es lo mismo el malo de una ga-


nadería que de otra…
Antes de torear el hierro siempre lo tienes pre-
sente. Nunca se olvida del todo, sobre todo si

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toreas en Madrid, en Bilbao o en Pamplona. ¿Qué tarde decantó la balanza hacia las A esa capacidad le llaman valor.
Para afrontar tardes de tanta tensión tienes profundidades del infierno? Desde el principio supe que lo tenía, pero des-
que tener una seguridad en ti mismo fuera de La del 25 de abril de 1971, con un toro de pués a ese valor natural que Dios te ha dado
lo común. De lo contrario es un desastre. Si Eduardo Miura en la feria de Sevilla. Tenía 21 hay que añadirle el convencimiento. Meterte
cuando te estás vistiendo de torero ya estás años, llevaba dos como matador de alternativa en la cabeza que de verdad eres capaz, aunque
hundido, eres hombre muerto. Los toreros que y era la primera vez que me ponía delante de sé que llegar hasta ahí en ocasiones resulta
hemos matado este tipo de corridas nos hemos uno de Miura. Le corté las dos orejas y el rabo. complicado. Ponerte otra vez en el sitio des-
caracterizado por estar sobrados de moral, de El último rabo que se ha cortado en la Maes- pués de sufrir una voltereta o una cornada y
ilusión, y de ganas de triunfar. tranza de Sevilla. Recuerdo que ni siquiera en no asustarte jamás no está al alcance de cual-
el campo había toreado una vaca de este hie- quiera. Como tantas otras cosas, el valor que
Los que están inmersos en el circuito de las rro. Estaba muy nuevo y apenas tenía oficio. llevas dentro hay que descubrirlo. Es un tema
corridas duras aspiran a salir de ellas. ¿Es Pero mi maestro, Rafael Ortega, antes de torear complejo, porque aunque hay que tener una
un error? me dio un consejo que me sirvió mucho, me base son muchos los factores y circunstancias
Totalmente. Al principio de mi carrera yo tam- dijo que me olvidara del hierro, y que la cla- que intervienen; también depende de la vo-
poco las mataba, o mataba muy pocas, por eso ve del éxito estaba en que el toro se fuera para luntad, de la ambición, de querer, de organi-
cuando me veía anunciado en una después de el desolladero sin haberme visto. Antes que yo, zar bien tu cabeza…
ser el triunfador de una feria importante me él también había cortado un rabo a uno de
quejaba. No lo entendía. Y reivindicaba un me- Miura en Sevilla. Continúe…
jor trato por parte de las empresas. Llegaba a Cuando estaba en la habitación del hotel me
Madrid, cortaba las orejas y al año siguiente preocupaba de organizar mi cabeza. ¿Miedo?
me anunciaban con una de Miura. Hasta que Claro que sentía miedo. Miedo a la responsa-
un buen día me propuse afrontarlo de la me- bilidad, a no poder con un toro, al fracaso…
jor manera posible. Asumí que ese era mi des-
tino y que aguantaría hasta donde Dios qui- ¿Y a la cornada?
siera. Uno tiene que aceptar su responsabili- Eso nunca. Jamás me dio miedo que un toro
dad y sus circunstancias, porque en el fondo me pegara una cornada.
nadie te pone o quita de ahí. Eres tú, y nadie
más, el que decide ir a la plaza. Ahora bien, ¿Y el instinto de conservación?
una vez metido en la batalla, cuando me ves- Es que el miedo que se siente delante de un
tía de torero mi único objetivo era marcar la toro es distinto a todos. No tiene nada que ver
diferencia con mis compañeros. No quería es- con el miedo que se puede sentir en otras cir-
tar ahí una o dos temporadas. Aunque fuera cunstancias de riesgo de la vida. Que un
en ese circuito mi meta era ser figura del to- hombre tenga valor para ponerse delante del
reo. Ese pensamiento lo tuve siempre muy me- toro no quiere decir que en la vida cotidiana
tido en la cabeza. sea valiente ni que afronte con naturalidad
¿Ocurrió un milagro? cualquier peligro o adversidad que le ponga la
¿Cuándo asumió ese destino y dejó de la- No te quepa la menor duda. Recuerdo que no vida. Por ejemplo, yo no soy capaz de mon-
mentarse? estaba anunciado en el cartel original, así que tarme en un avión y tirarme en paracaídas. Te
Con un sobrero cinqueño del Marqués de Vi- la víspera me llamó mi apoderado para de- lo aseguro, vamos, me tienen que amarrar y
llagodio, en Madrid. Estuve sensacional con él. cirme que íbamos a Sevilla a matar la de Miu- empujarme; o montarme en un coche a tres-
Cuando llegué al hotel me abracé llorando a ra. “¿La de Miura?”, le pregunté. “Sí, ¿Pasa cientos por hora. Sin embargo, he tenido va-
mi apoderado, que era hermano del matador algo?”, me contestó muy enfadado. “Nada, lor para el toro. O al menos lo he dominado.
de toros Rafael Ortega, y se lo dije: “Paco, no nada, sólo preguntaba”. Ir cuajándote con Ya te digo, se trata de organizar la cabeza.
estoy dispuesto a luchar más conmigo mismo. aquellas corridas, repito, sin apenas oficio y
Se acabo. Este es mi destino y voy a aceptarlo. además triunfar a lo grande, con esos pelo- Lo que no me negará es que delante de esos
A partir de hoy sólo me voy a pelear con el tazos que he pegado en las ferias, es un mi- torazos la sensación de peligro, de que si
toro”. Descubrir mi camino y asumirlo con ilu- lagro. Te juro que ahora en los momentos de te coge es para toda la vida, es distinta.
sión supuso deshacerme de un lastre psico- soledad me lo digo a mí mismo. Solamente es- Eso sí. Pensaba que si uno me echaba mano me
lógico que me estaba haciendo muchísimo tar vivo, que no me falte una pierna o un bra- destrozaba. Las cornadas las pegan igual todos
daño como persona. Por fin me sentía liberado. zo es algo inexplicable. Lo que ha hecho el Se- los toros, pero verte entre las patas de un Miu-
Desde entonces fui un hombre feliz. ñor con Ruiz Miguel es un milagro. Recuerdo ra o de un Victorino… Recuerdo que mi apo-
que una noche, en el programa de radio de Ma- derado me dijo una frase que me ayudó du-
Quizás ese fuera el único hueco que había nolo Molés, Capea y Ortega Cano dijeron que rante toda mi carrera: “No te preocupes Paco,
en el toreo para Ruiz Miguel. lo mío era un fenómeno digno de estudio, que que el toro que haya nacido para cogerte te co-
Es que en aquella época además había una ba- deberían llevarme a Estados Unidos para que jerá aunque estés dentro del burladero. Si está
raja de toreros impresionante, de tres gene- los científicos estudiaran mi caso. Abrirme por para ti, está para ti. Olvídate”. Y es cierto. Aque-
raciones distintas, y todos eran grandes tore- dentro y ver de qué estaba hecho el ‘cañaílla’. lla frase me caló. He sufrido cogidas espeluz-
ros. Fíjate que yo he toreado con maestros nantes y sólo me han roto el traje. Por eso en-
como Antonio Bienvenida, Luis Miguel Do- ¿Y de qué está hecho Ruiz Miguel? cargaba los vestidos con dos taleguillas. Me co-
minguín o Antonio Ordóñez y luego con El De carne y hueso, como todos. gían los toros para matarme, y caía al suelo
Cordobés, Camino, Puerta, El Viti y después como los gatos, de pie.
con Dámaso González, Paquirri, Capea, Man- Hombre, maestro, como todos no.
zanares…etcétera. Y como todos eran figuras La verdad es que no lo sé. Creo que nací con ¿Cómo se manifestaba el miedo?
del toreo, si quería, y era capaz, había un hue- estrella, con capacidad para poderle a todo tipo El día que toreaba en Madrid me afeitaba tres
co para mí en las duras. de toros. veces. ¿Y esto cómo puede ser?, me decía a mí

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ENTREVISTA

mismo. Era el miedo, la intranquilidad. Antes


de vestirme me tomaba un ‘cafelito’ cortado,
aunque en ocasiones lo echaba en la furgoneta
camino de la plaza de la tensión que llevaba
en el cuerpo. Al verme, la cuadrilla, que me
conocían bien, decía: “Hoy el ‘indio’ va a arri-
marse”.

¿El toro de Miura es el que menos ha cam-


biado en el tiempo?
Esa es su grandeza y su mayor virtud: que no
ha modificado su morfología y su condición,
que todavía conserva intactas sus peculiari-
dades y la personalidad única de su encaste.
Algunos son tan inteligentes que parece que
llevan una persona dentro de la barriga. Es el
toro que aprende más rápido. Lo que tengas
que hacer hay que hacerlo rapidito y a matar.
Nada de enredar más de la cuenta, porque te
coge. Y eso sí, que nunca te vea. Otra virtud,
para bien o para mal, es que se define muy
pronto. El malo siempre es malo y a diferen-
cia de otros encastes nunca cambia su condi-
ción, por muy bien que le hagas las cosas. Sus
reacciones son imprevisibles. Y se pasa mu-
chísimo miedo, un miedo distinto, un miedo
intenso.

¿Matar tantas corridas de ese encaste


puede acarrear efectos secundarios?
Un toro de Miura puede llegar a desquiciarte,
a volverte loco. Comienzas a ver toro por to-
das partes. Te descentra para toda la tempo-
rada. Encuentras defectos donde no los hay y
pierdes el sitio. Como no tengas la cabeza bien
amueblada y estés concentrado acaban con-
tigo. Sin embargo, el bueno es agradecido y pe-
garle veinte muletazos no tiene precio. Te hace
sentir distinto a todos los toreros.

¿Y el parné?
Cuando me convencí de que ese era mi des- virtudes que sus defectos, en beneficio de to- certidumbre. La distancia ideal para torear un
tino lo único que le dije a mi apoderado era dos, claro está. Antes el porcentaje de toros Victorino es la que abarca el brazo y el vuelo
que estaba dispuesto a hacer ese sobre es- buenos era menor. En una corrida podía de la muleta.
fuerzo a cambio de ganar el mismo dinero que romper alguno, pero el resto eran auténticas
otras figuras de mi época matando otras co- ‘alimañas’, imposibles de someter, auténticas Además es un toro que no derrota en los
rridas. Ni más ni menos. Esa era mi recom- fieras. Ten en cuenta que se hicieron cargo de engaños
pensa, y la tuve. una ganadería que iba para el matadero. Y po- ¿Tú has visto algún Victorino con los pitones
nerla donde la han puesto tiene un valor ex- astillados? Yo nunca, y eso es porque como
Ha estoqueado nada menos que 84 corridas traordinario. bien dices no derrota, no pega cornadas. Esa
de Victorino Martín, 20 de ellas en Madrid. condición es nobleza. Y la nobleza es bravura.
La primera que maté en mi vida fue en Vic-Fe- Hablemos de las virtudes.
zensac, en Francia, en el año 70. Corté tres ore- El de Victorino es un toro complicado, pero A diferencia del toro de Miura, no hay que
jas y un rabo. Y ahí arrancó mi largo historial muy agradecido. El bueno se entrega, se rom- aburrirse con ellos, aunque tarden en
con esta ganadería. Gracias a los toros de Vic- pe y sobre todo humilla. Esa ha sido su mayor romper en la muleta.
torino he conseguido triunfos apoteósicos. En virtud: cómo baja la cara. Luego hay que an- Las faenas casi siempre van de menos a más.
Madrid he cortado 18 orejas y he salido seis dar muy suavito con ellos, con los engaños Por eso hay que armarse de paciencia y bus-
veces por la Puerta Grande. Victorino, padre siempre barriendo la arena, nada de toques car el fondo del toro, que lo tiene. A lo mejor
e hijo, son dos personajes importantísimos bruscos ni tirones. Hay que esperarlos con la el toro está ahí sin romper y de repente hace
para la Fiesta. El hijo es un aficionado y un ga- muleta por delante y tener valor para dejar- así y se desplaza hasta el final. Si te gana la
nadero de una dimensión excepcional, con los llegar. Algunos tienen tanta clase que cuan- pelea en los primeros muletazos de cada tan-
unos profundos conocimientos del toro bra- do embisten empujan la muleta con el hoci- da se monta en lo alto y tienes que empezar
vo. Para mí, uno de los ‘culpables’ de que los co. El problema llega cuando se vuelven, si no de cero. Requiere mucha concentración. Y so-
victorinos hayan evolucionado a mejor, que encuentran la muleta abajo y adelante se te vie- bre todo que nunca te toque los engaños. Son
hayan potenciado y desarrollado más sus nen al pecho. Es el momento de mayor in- muchas cosas. En Bilbao y en Málaga cuajé las

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mejores faenas de mi vida. Hice el toreo con toda mi alma, que he llorado de emoción compañeros tenían la misma raza que yo y
como yo lo sentía, sin alardes de valor. Ho- y que en ocasiones me he sentido un ser su- hacían el esfuerzo pero eran conscientes de
nestamente, creo que rocé la perfección. perior. Cuando le he echado la muleta a un que conmigo iban a la guerra. Eso lo tenían
Tampoco quiero olvidarme de otra ganadería toro y me lo he pasado por aquí, despacio, ti- muy claro.
emblemática en mi vida, Murteira Grave. Maté rando de él, he sentido mi pellizco.
cincuenta corridas. Pienso que durante la lidia de un toro exis-
¿Se lo reconocieron? te un momento que pasa desapercibido
¿Qué piensa de los toreros de arte? No del todo. Entiendo que es muy compli- para el gran público y sin embargo suele
Que cuando cuajan un toro tienen un sabor cado que a un torero catalogado de valor le ser clave en el devenir de la faena. Me re-
distinto a todo. Me llenaban como aficionado. reconozcan ciertas cosas, como el arte o el fiero al segundo tercio, cuando el torero
Cuajar un toro de esa manera es lo máximo sentimiento. Pero no te quepa la menor permanece en barrera atento a las reac-
que se puede llegar a soñar. duda de que he toreado toros más bien que ciones del toro.
la mar. Yo sé bien quién ha sido Ruiz Miguel Ese es uno de los peores momentos que se
¿Cree que para cuajar un toro de esa for- en el toreo. Para lo bueno y para lo malo pueden vivir en una plaza de toros. Luego, ya
ma hace falta valor? jamás le pregunté a nadie cómo había es- delante, la cosa cambia, y el miedo es otro.
Mucho valor. Yo he visto a Paula, a Romero o tado, no era necesario. Sacaba mis propias Pero, amigo, hay que tener una fuerza inte-
Manzanares pasarse los toros más cerca que conclusiones. De lo bueno siempre encon- rior a prueba de bombas y una cabeza muy
la mar, de saltarle los pitones por encima de traba algún defecto y de lo malo sólo sacaba bien amueblada para superar ese trago. Es
los muslos. Y eso es valor. lo positivo. una batalla psicológica. A veces me lamentaba
con mi mozo de espadas, y le decía: “A ver
cómo a este cabrón le meto mano”. Pero en

”Q
seguida algún hombre de mi cuadrilla se
arrancaba y me pegaba una voz para que me
viniera arriba. “Vamos ya los toreros buenos”.
ue un hombre se ponga delante Se necesita carácter. Si te vienes abajo lo más
sensato es que en ese momento le des la mu-
de un toro no significa que sea leta al mozo de espadas y le digas que esto se
ha terminado.
valiente en otras circunstancias de la vida”
¿Y ahora qué?
Ahora estoy feliz con mi familia, con mi es-
¿Lo dice de corazón? ¡Eso es pensar en verde! cuela taurina, con mi campo, y rodeado de la
Te lo digo con toda mi alma. He tenido la suer- Soy una persona tremendamente positiva y gente que quiero. Aunque de vez en cuando se
te de torear con ellos y cuando han cuajado un nunca he dado nada por perdido. Estoy con- me llena la cabeza de recuerdos. He toreado
toro me he quedado embobado. Son distintos. vencido de que en esta vida hay más cosas po- nada menos que cuarenta tardes en Pamplo-
sitivas que negativas. na y en el año 78 actué cinco tardes conse-
El ritmo, unido al poder de su larguísima cutivas en Bilbao… ¿Sabes?, un día me tiré de
tauromaquia, y su asolerada maestría hi- Durante el trayecto a Algeciras, donde re- espontáneo a un novillo de Paquirri en un fes-
cieron que lo comparasen con Domingo side, he imaginado la zozobra espiritual tival en Cádiz…
Ortega. y la inquietud que padecería en esos lar-
Tuve la gran suerte de conocerlo personal- guísimos viajes después de una mala ¿Lo conocía?
mente. A Domingo Ortega no le veían los to- tarde… ¡Que va! Pero al poco tiempo coincidimos en
ros, o le veían muy poco, porque siempre po- No pegaba ojo en todo el viaje. Me sentaba de- un tentadero. Yo iba de ‘tapia’ con otros cha-
nía la muleta por delante. Le andaba a los to- lante con el chófer y le daba mil vueltas a la vales y a Paco le correspondió en suerte una
ros con gran parsimonia, con gusto, con cabeza. En ese aspecto he tenido suerte de es- vaca muy seria y complicada a la que no
mimo y con un temple extraordinario. In- tar rodeado de grandes profesionales, gente tenía que salir porque no era mi turno. Sin
tenté aplicar la técnica que había escuchado fiel y maravillosa que me quería. Mi cuadrilla embargo cuando terminó me buscó con la
de Domingo Ortega y de mi maestro, Rafael. sólo decía lo que sentía, aunque doliera. El For- mirada y delante de todo el mundo dijo en
De los dos cogí cosas. Poco a poco fui asimi- midable, Juan de Triana, Manolito Chicuelo, voz alta: “A ver, que salga el espontáneo de
lando conceptos y los resultados en la plaza Juanito Sánchez, Cabrerito… Después de torear Cádiz”. Entonces pegué un salto y me fui de-
fueron magníficos. siempre cenábamos juntos, para analizar lo recho a la vaca dispuesto a pegarle pases. Me
que había sucedido en la plaza. Esa cena era pegó una paliza tremenda. No sé cuantas vol-
Me parece de un mérito y de un talento ex- sagrada. Y durante el viaje, también. Nunca me teretas me daría. Luego salió otra que fue
traordinario navegar en esas corridas sin dieron coba, porque también sabían que yo no buena, aunque tampoco era mi turno. Pero
destemplarse, sin contagiarse de su vio- era de coba y que a mí tenían que hablarme Paquirri me invitó a salir. “A ver si esta vez
lencia. muy claro. eres capaz de pegarle dos pases seguidos sin
Es que precisamente ese es el secreto: coordi- que te coja”.
nar la velocidad de tus movimientos en la cara ¿Cree que la raza de Ruiz Miguel resulta-
del toro con el ritmo de la muleta. Son velo- ba molesta para sus compañeros? ¿Y qué pasó?
cidades distintas. Con ese temple interior se Seguro, seguro. Roberto Domínguez decía Le di cuatro o cinco muletazos y me sentí el
nace. En el toreo hay tres cosas que no se pue- que cuando se veía anunciado con Ruiz Mi- hombre más feliz del mundo.
den enseñar: el temple, el valor y el arte. guel sabía que en los corrales nos esperaba
una señora corrida de toros. No me dejaba ¿Qué dijo Paquirri?
¿Y qué me dice del sentimiento? ganar la pela por nadie y no perdonaba un “El chiquillo de Cádiz, el espontáneo, puede
¿El sentimiento…? Que yo he sentido el toreo quite, aunque el toro no fuera bueno. Mis ser toreo”.

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