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Escuela Sabatica Programas

"Escuchemos a nuestros profetas"

Objetivo del Programa:


Mostrar la importancia de tener y estudiar los libros del Espíritu de Profecía.

Sugerencias para el Director:


1. Decoración. La decoración de este sábado debe incluir una colchoneta o catre con un almohadón
de los tiempos bíblicos, para simular el sitio donde los antiguos profetas recibían sus revelaciones.
Además, debe haber también una mesa antigua, pequeña, para simular el lugar donde el escribano se
sentaba para tomar el dictado del profeta. Esta mesita debe contener rollos de papel pergamino, una
gran pluma y un tintero.
Tenga a dos hermanos preparados con ropa del tiempo antiguo para representar al profeta y al
escribano.
En el otro extremo de la plataforma, debe haber un escritorio de la época de Elena White, con papel y
lápiz, y una vela en un candelabro, para simular el lugar donde Elena redactaba sus visiones.
Tenga, también, a una hermana vestida como Elena G. de White.
En el centro de la plataforma, debe estar una hermosa Biblia y una colección de los libros más
importantes del Espíritu de Profecía.
2. El estilo de la presentación del programa será como de una visita a un museo; es decir, habrá un
presentador o guía, vestido elegantemente y muy señorial, que nos narrará episodios históricos de la
importancia de un profeta en la historia del pueblo de Dios, mientras camina por las diferentes
escenas de la plata- forma.
3. Consiga con anticipación la persona que hará el papel de "Guía" o "Presentador".
4. También, busque con tiempo la música instrumental que usará en el programa.
5. Tenga preparado a un cantante cristiano para que interprete un par de himnos.
6. Con tiempo, hable con alguien para que le ayude en la presentación visual de la definición de la
palabra "profeta".
7. Por este sábado, siendo que el Tema es extenso, omita las partes regulares del programa.
8. Saque copias de los "Pensamientos" que se encuentran al final de este pro-grama y entréguelos a la
congregación en el momento indicado.
9. Consiga los libros del Espíritu de Profecía que presentará en este programa.
Servicio de Cantos:
(Siempre alusivo al tema del programa y preparado con anticipación para hacerlo diferente y
dinámico.)

Mensaje de Apertura y Bienvenida: (Sale el Presentador oficial o Guía. Si es posible, use música de
fondo instrumental.) Muy apreciadas visitas y queridos hermanos que en esta mañana se han dado
cita en esta casa de oración para disfrutar de la compañía de los santos y, sobre todo, de la adoración
a nuestro gran Dios. Sean todos muy bienvenidos a este viaje imaginario por la historia del pueblo
remanente de todos los tiempos.

Himno Especial de Bienvenida:

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Presentador: En esta mañana quisiera que su mente se pudiera concentrar en lo que la historia del
pueblo de Dios nos enseña acerca de los profetas que el Señor ha usado para transmitir su voluntad a
su pueblo y al mundo. Pero, antes, elevemos nuestra mente a Dios a través de una oración.

Oración de Rodillas:
(Por otra persona)
Presentador: Comencemos por definir lo que es un profeta:
(Muestre las siguientes definiciones en la mejor forma visual que tenga disponible, pero que puedan
ser vistas y leídas por toda la congregación. Incluya láminas de pro-fetas.)
Profeta: (Heb. nábi', "Llamado [por Dios]", o "quien tiene una vocación [de Dios]". Probablemente del
ac. nabú, "Ilamar"; aram. nebi'; gr. profet's.)
Alguien que primero recibía instrucciones de Dios y luego las transmitía a la gente. Estos dos aspectos
de su obra se reflejaban en los nombres con que se los conocía: Vidente (józeh o ró'eh) y profeta
(nábi'). El primero fue más común en el período temprano de la historia hebrea (1 Samuel 9:9).
El término que se usa con mayor frecuencia es "nábi", pues lo designa como vocero de Dios.
Como "vidente", discernía la voluntad de Dios; y como "profeta", la transmitía a otros.

Tema: ¿Cuál es la Labor de un Profeta?

El Profeta y su Obra: El profeta es una persona llamada y calificada en forma sobre-natural como
portavoz de Dios. Mientras que en los tiempos del Antiguo Testamento los sacerdotes eran los
representantes del pueblo ante Dios -sus portavoces y media-dores-, el profeta, en un sentido
especial, era el representante oficial de Dios entre su pueblo sobre la tierra. Mientras el oficio
sacerdotal era hereditario, la designación de un profeta provenía del llamado divino.
El sacerdote, como mediador en el sistema de sacrificios, conducía a Israel en la adoración, aunque
sus deberes secundarios incluían dedicar una parte de su tiempo a instruir al pueblo acerca de la
voluntad de Dios como ya había sido revelada por los profetas, Moisés en particular. En cambio, la
instrucción religiosa era tarea primordial del profeta.
EI sacerdote se ocupaba mayormente de la ceremonia y los ritos del Santuario (que se centraban en la
adoración pública), en la mediación para el perdón de los pecados y en el mantenimiento ritual de las
relaciones correctas entre Dios y su pueblo. El pro-feta era principalmente un maestro de justicia, de
espiritualidad y de conducta ética, un reformador moral con mensajes de instrucción, consejo,
amonestación y advertencia, y su obra a menudo incluía la predicción de eventos futuros. En el caso
de Moisés, uno de los mayores profetas (Deuteronomio 18:15), la profecía fue una función
comparativamente menor.
¿Desde Cuándo Existieron los Profetas? En un sentido más amplio del vocablo, profetas hubo desde
los primeros días del mundo. Tanto Abrahán (Génesis 20:7), como Moisés (Deuteronomio 18:15),
fueron llamados profetas. Durante el período de los jueces, el oficio profético languideció, y "la
palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia" (1 Samuel 3:1). El
llamado de Samuel hacia el final de ese período fue trascendental. Fue el primer "profeta" en el
sentido más estricto de la palabra, y se lo puede considerar como fundador del oficio profético; iba de
lugar en lugar como maestro de Israel (1 Samuel 10:10-13; 7:16, 17).
Después de él y hasta el fin del tiempo del Antiguo Testamento, diversos hombres escogidos hablaron
a la nación en nombre de Dios, interpretando el pasado y el presente, exhortando a la justicia y

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siempre dirigiendo su vista al futuro glorioso que Dios les había señalado como pueblo. Samuel había
fundado lo que se conocía como "las escuelas de los profetas".
Los jóvenes que recibían su educación en estas escuelas (1 Samuel 19:20), eran conocidos como los
"hijos de los profetas" (2 Reyes 2:3-5). La primera de tales escuelas que se mencionan, estuvo en
Rama (1 Samuel 19:18, 20), la sede de Samuel (1 Samuel 7:17). Los hijos de los profetas no eran
necesariamente recipientes directos del don profético, pero eran divinamente llamados, como los
ministros evangélicos de hoy, para instruir a la gente acerca de la voluntad y los caminos de Dios. Las
escuelas de los profetas fueron una poderosa fuerza que limitó el avance de la marea del mal, que tan
a menudo amenazó con sumergir al pueblo hebreo bajo una inundación de idolatría, materialismo e
injusticia, y proporcionó una barrera contra la ola de corrupción que avanzaba con mucha rapidez.
Estas escuelas proveyeron el adiestramiento mental y espiritual a jóvenes seleccionados que serían
los maestros y dirigentes de la nación. Después de Samuel, en tiempos del reino unido de Judá e
Israel, surgieron hombres como Natán el profeta, Gad el vidente (1 Crónicas 29:29) y Ahías (2 Crónicas
9:29). Luego, bajo la monarquía dividida, hubo muchos profetas. Algunos (Oseas, Isaías, etc.), fueron
autores de libros preserva-dos en el canon sagrado; otros (Natán, Gad, Semaías, Iddo, etc.), también
escribieron, pero no se conservaron sus escritos. Algunos de los mayores profetas, como Elías y Eliseo,
no escribieron sus discursos proféticos y, por lo tanto, a veces se los llama "pro-fetas orales". En el
canon hebreo, las cuatro grandes obras históricas de Josué, Jueces, Samuel y Reyes, reciben el
nombre de Profetas Anteriores, porque se sostenía que sus autores fueron profetas.
Aunque de naturaleza mayormente histórica, estos libros muestran el propós ito de sus autores de
conservar un registro del trato de Dios con Israel como una lección objetiva para su propia generación
y las posteriores. Isaías, Jeremías, Ezequiel y “los Doce" -desde Oseas hasta Malaquías- son llamados
Profetas Posteriores. Bajo el reino dividido, los profetas Oseas, Amós y Jonás, trabajaron mayormente
para Israel, el reino del norte; el resto, especialmente para Judá, el reino del sur, aunque algunos de
estos también incluyeron al reino del norte en sus mensajes.
¿Cómo Recibían los Profetas sus Revelaciones? (El Presentador debe pasar a la plataforma, donde
estará un hermano vestido de túnica, acostado en el catre, y explica.) Regularmente el Señor se le
presenta a los profetas por sueños y visiones. Anteriormente, algunos profetas acudían a la ayuda de
lo que se llamaban los escribas o escribanos (Otro hermano pasa y se sienta en la mesita dispuesta) y
ellos transcribían lo que el profeta les dictaba.
¿Cuál es la Labor Primordial de un Profeta? Para contestar esta interrogante, busquemos dos citas:
Amós 3:7 y Proverbios 29:18 (Dé un mensaje corto basado en estos dos textos.)

Palabras Finales:
Si somos de verdad el pueblo de Dios, no nos puede dejar sin profeta.
Fue por ello que levantó a la Sra. Elena de White (Pasa la hermana vestida como Elena y se sienta a
escribir.) Sus libros y escritos representan para nosotros la luz adi-cional que como pueblo
necesitamos en estos tiempos del fin.
Libros como Patriarcas y Profetas, Profetas y Reyes, El Conflicto de los Siglos, El De-seado de Todas las
Gentes, Hechos de los Apóstoles y otros, no deben faltar en nues -tros hogares, si de verdad queremos
escuchar las instrucciones de Dios para nosotros hoy.
(Mientras se dice esto, se va mostrando cada libro.)
Recuerden que el estudio de la Biblia y del Espíritu de Profecía son indispensables para la salvación.
Como recuerdo de este programa, les vamos a entregar unas importantes declara-ciones de nuestros

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Profetas:
(En este momento, entregue la copia de los siguientes "Pensamientos".)

PENSAMIENTOS
"Sin profecía, el pueblo se desenfrena; pero el que guarda su ley, es feliz" (Proverbios 29:18).
Se desenfrena - Heb. para', "soltar", "dejar libre". Cuando una iglesia o una nación se separan de Dios,
de tal modo que Él no puede comunicarse directamente con ella por medio de sus mensajeros
escogidos, ese pueblo "se desenfrena" (Comentario Bíblico Adventista, Tomo 3).
"El último engaño de Satanás consistirá en convertir el testimonio del Espíritu de Dios en algo ineficaz.
'Sin profecía, el pueblo se desenfrena' (Proverbios 29:18). Satanás trabajará ingeniosamente, con
métodos distintos e instrumentos diferentes, para desarraigar la confianza del pueblo remanente de
Dios en el testimonio verdadero. Introducirá visiones engañosas para descarriar, mezclará lo falso con
lo verdadero, y con esto fastidiará de tal modo a la gente que ésta tildará de fanático todo aquello
que tenga que ver con las visiones; pero las almas sinceras, al establecer un contraste entre lo falso y
lo verdadero, estarán capacitadas para distinguir entre estos términos" (Mensajes Selectos, Tomo 2,
Segunda Parte, "Movimientos Erróneos y Subversivos").

Oración por los Maestros:

Estudio de la Lección de Escuela Sabática:

Himno Final:
Núm. 201, "La Biblia nos habla de Cristo", del Himnario Adventista
Oración Final:

ANUNCIO DEL SIGUIENTE PROGRAMA:

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