Sei sulla pagina 1di 3

APRENDIENDO DE LA ANTIGUA GRECIA

Por Katheleen Melonakos

Tengo que educar a mi hija de cinco años. Preocupada por los altos costos, un bajo rendimiento, una
reducida participación de padres y una violencia cada vez mayor en las escuelas del Estado, mi
marido y yo optamos por una alternativa en la educación de nuestra hija: una combinación de
escuela privada y educación en casa. Antes de tomar esta difícil decisión, no sólo investigué
cuidadosamente las opciones locales, sino que también revisé muchos libros y artículos sobre el
estado de la educación en Estados Unidos y qué hacer al respecto.
Al realizar este sondeo, me topé con un libro excelente titulado Educación de mercado: La historia
desconocida, de Andrew Coulson. Luego, tras una visita a Grecia este año, releí La República, de
Platón, y la Historia del mundo clásico de Oxford. Los antiguos sentaron las bases de gran parte de
nuestra civilización; ¿podrá una investigación de nuestras raíces arrojar luz sobre los problemas
actuales? Un breve bosquejo del sistema educativo de Esparta y Atenas antiguas respalda el
argumento del libre mercado en la educación.
La República, de Platón, es un clásico eterno, que más que cualquier otro libro con excepción de la
Biblia, influyó sobre nuestros ideales educativos. Platón fue el primero en introducir la idea de
controles gubernamentales en las escuelas. Pero los grandes griegos carecían de la perspectiva que
tenemos nosotros ahora. Coulson estudia el sistema educativo en distintos períodos y lugares de la
historia del mundo y compara los resultados. Destaca la antigua Grecia, la naciente Roma, varios
períodos de Inglaterra, Oriente Medio en la temprana Edad Media, Estados Unidos antes de la
guerra civil, y algunas áreas del Japón moderno como ejemplos de sociedades donde florecieron dos
cosas simultáneamente: la educación de libre mercado y un progreso cultural. Destaca en particular
la antigua Atenas, donde, sin ninguna obligación legal, los padres se encargaban de diversos modos
de que sus hijos se instruyeran. Coulson contrasta esta educación con la de Esparta, cuyos líderes
controlaban apretadamente la vida intelectual y cultural.

EL SISTEMA OBLIGATORIO DE ESPARTA. Atenas y Esparta pueden haber compartido "la


misma sangre, el mismo idioma, la misma religión y la s mismas costumbres" que constituyen el
hellenikon, o la cultura helénica, como nos dice Herodoto, pero sus sistemas de gobierno y
educación eran radicalmente diferentes. Para mediados del siglo VI a.C., Esparta era una oligarquía
agraria del interior que dependía de sus campesinos esclavos para proveer comida a los ciudadanos
guerreros. Luego de ayudar a Atenas a vencer a Persia entre 470 y 460, sus líderes se volcaron a tres
grandes actividades: aplacar constantes rebeliones de esclavos, intentar conquistar otras ciudades
estados, en especial Atenas, y forjar su nueva generación de acuerdo con el modelo espartano,
utilizando coerción y fuerza bruta.
Su "sistema educativo" formaba parte de la sociedad militar totalitaria. La oligarquía que
administraba la maquinaria estatal dictaba cada aspecto de la vida, incluyendo la crianza de hijos.
Regulaba estrictamente el matrimonio y la procreación. Sólo se podía concebir un hijo con el
permiso de los gobernantes, y debía pasar exitosamente sus inspecciones antes de que se le
permitiera vivir. Los "educadores" apartaban a los niños de sus madres a los siete años y los
ubicaban en campamentos de entrenamiento del gobierno, donde vivían en caóticas residencias con
otros soldados bajo entrenamiento hasta los treinta años. Las mujeres se entrenaban con los
hombres, pero en barracones separados. A partir de los veinte años, los jóvenes podían casarse, si lo
aprobaban los mayores, pero los hombres no podían vivir con sus mujeres. El entrenamiento
consistía en ejercicio físico y técnicas de supervivencia. Los supervisores utilizaban castigo corporal
regularmente.
Esparta logró triunfar en su producción de guerreros feroces, ampliamente admirados y temidos.
Muchas ciudades estados oligárquicos de Grecia se aliaron con Esparta, con frecuencia para
preservarse. Pero Esparta era única en la rigurosidad de su control estatal para criar niños. Se
transformó en una sociedad aislada y rígida, cuyos soldados, según Platón, eran estúpidos, y cuyos
líderes rechazaban nuevas ideas a favor del status quo. Tenía problemas para mantener una tasa de
nacimiento que garantizara el recambio de la población. Emprendimientos de creación, tales como
el comercio, una economía de mercado, viajes, arte, arquitectura, ciencia y filosofía, e incluso el
lenguaje escrito, nunca se desarrollaron en Esparta; de hecho, sus líderes prohibían esas actividades.
Esparta fue una de las sociedades menos instruidas de su tiempo. No dejó templos inmortales, ni
progresos científicos, ni documentos escritos, ni libros. Coulson sostiene que "su legado a los
tiempos modernos es insignificante, independientemente de haber sido un modelo para aquellos que
abogaron por sistemas totalitarios de educación durante la Revolución Francesa, Estados Unidos del
siglo XIX, y durante el surgimiento del Partido Nacional Socialista Alemán (Nazi)". (Coulson
provee ejemplos documentados.)

ATENAS PERMITIA LA DECISION DE LOS PADRES. Por el contrario, Atenas aceptó el


comercio, las embarcaciones, los visitantes extranjeros, una economía diversificada y el libre
intercambio de ideas. Karl Popper, en Una sociedad abierta y sus enemigos, dijo que los atenienses
comenzaron la más grande de todas las revoluciones: "la transición de la sociedad cerrada a la
sociedad abierta". Atenas es inimaginable sin el agora, o mercado, en donde se encontraban los
mercaderes para vender sus mercancías. El agora también se transformó en un centro social, donde
las partes interesadas se encontraban para escuchar a los estudiosos dar conferencias, debatir sobre
asuntos de actualidad, o contratar instructores para sus hijos. Las normas que regulaban el comercio
se decidían mediante consejos democráticos, en los que se esperaba la participación de todos los
hombres nacidos libres.
El alfabetismo no era un crimen, muy por el contrario –era necesario para participar en la sociedad
ateniense–. Tanto la clase acaudalada como los artesanos utilizaban sus conocimientos para una
gran variedad de actividades, desde "componer poesía hasta maldecir enemigos, desde dictar leyes
hasta emitir el voto, desde inscribir lápidas o dedicatorias hasta escribir listas de compras". Se
estima que bastante más de la mitad de la población masculina sabía leer y escribir, lo que significa
que los atenienses eran el pueblo más alfabetizado de su tiempo. No se estimulaba a las mujeres
para que aprendieran a leer, pero muchas de ellas sabían leer y escribir.
El matrimonio, la familia, la religión, y la educación de los hijos eran obligaciones importantes de
los padres en la antigua Atenas, no del Estado. Los ciudadanos guardaban debida lealtad, ya que la
protección militar era una necesidad crítica y el propósito principal del gobierno; sin embargo, el
militarismo no era un fin abarcativo en sí mismo como en Esparta. El servicio en las filas militares
era voluntario, pero considerado una honorable obligación. Atenas poseía una milicia y un aparato
de gobierno efectivos sin ningún control estatal de la educación. Pericles contrastó los sistemas
educativos de Atenas y Esparta en su famosa oración funeraria: "Los espartanos, desde la más
temprana juventud, son sometidos al más trabajoso entrenamiento de coraje; nosotros transitamos
nuestras vidas sin todas estas restricciones, y sin embargo, estamos tan preparados para enfrentar los
mismos peligros como ellos...Hay cierta ventaja en enfrentar el peligro con una tranquilidad mental,
en lugar de un trabajoso entrenamiento, con coraje natural en lugar de coraje inducido por el
Estado."
Pericles también destaca otras formas en las que la ciudad resultaba admirable: "Nuestro amor a la
belleza no nos conduce a la extravagancia; nuestro amor a los asuntos de la mente no nos hace
débiles." Y luego: "En nuestros propios hogares encontramos una belleza y un buen gusto que nos
fascinan cada día, que hacen desaparecer nuestras preocupaciones..."
Los ciudadanos pertenecían a asociaciones voluntarias, que tenían propósitos específicos, brindaban
un sentido de pertenencia y proveían educación para los jóvenes. El pueblo, o deme, conformaba la
unidad política local, basada en la geografía, pero igualmente importante resultaba la phratry, una
especie de asociación fraternal y religiosa compuesta por parientes o no, en donde los niños eran
introducidos al grupo al nacer y en la adolescencia en ceremonias especiales, y a los jó venes los
unían lazos especiales con los adultos. El phatry y otras organizaciones sociales tales como clubes
de beneficencia, fúnebres y aquellos asociados con actividades o comercios específicos permitían
que los niños y los jóvenes se asociaran con los semejantes y con adultos mentores.
Oswyn Murray, de Oxford, afirma que las escuelas organizadas aparecen ya hacia el final del siglo
VI y se extienden para finales del siglo V a.C. Los padres pagaban por la educación, pero los costos
eran bajos. Los padres les enseñaban a sus hijos en persona o se aseguraban de que recibieran
instrucción, ya que la mayoría deseaba que sus hijos triunfaran en la sociedad ateniense. Los
estudios empezaban a los siete años. Para algunos concluían una vez alcanzadas los conocimientos
básicos, pero para muchos otros continuaba diez años o más. Con excepción de un entrenamiento
militar obligatorio para todos los hombres de entre 18 y 20 años, la participación del Estado en la
educación era mínima. Y sin embargo surgieron algunas escuelas para instruir a los hombres de
Estado, como la Escuela de Retórica de Isócrates o la Academia de Platón. Esas escuelas, y los
servicios de conferencistas itinerantes que viajaban de ciudad en ciudad, enseñando matemáticas,
lingüística, antropología y oratoria forman la base de lo que ahora se conoce como educación
superior.

ATENAS ERA MAS INTELIGENTE. El resultado del libre intercambio de ideas y de la


responsabilidad de los padres en el aprendizaje es lo que Coulson quiere enfatizar en su
comparación entre Atenas y Esparta. Coulson considera que debemos re-evaluar nuestra noción del
control estatal de las escuelas, con su torpe obligatoriedad y su forzada uniformidad. Para mí resulta
irónico que Platón sugiriera un control estatal de la educación, con admiración por el sistema
espartano, cuando su propia sociedad era brillante. Incluso más irónico resulta el hecho de que
muchos de los que apoyaron la educación estatal en Estados Unidos, como Benjamin Rush, John
Dewey y varios líderes unionistas, han propugnado la idea espartana de que los "niños son
propiedad del Estado", contradiciendo el principio fundamental de la fundación de Estados Unidos
que proclama que la familia precede al Estado, y que los ciudadanos son agentes libres con derechos
inalienables de libertad de asociación.
Cada vez escuchamos más casos de escuelas que se parecen a cárceles con detectores de metales y
guardias armados. ¿Nos estamos transformando en Atenas o en Esparta? Atenas gozaba de unidad
sin uniformidad, de una defensa voluntaria, pero efectiva, de logros extraordinarios y de una
educación de libre mercado. ¿Por qué no gozar de estos beneficios?

Katheleen Melonakos es activista en favor de la educación libre.


Este artículo fue originalmente publicado en la revista Ideas on Liberty. Permiso para traducir y
publicar otorgado por The Foundation for Economic Education (www.fee.org) a la Fundación Atlas
para una Sociedad Libre (www.atlas.org.ar).
Traducción de Mariana Pacheco.

Potrebbero piacerti anche