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Tengo que educar a mi hija de cinco años. Preocupada por los altos costos, un bajo rendimiento, una
reducida participación de padres y una violencia cada vez mayor en las escuelas del Estado, mi
marido y yo optamos por una alternativa en la educación de nuestra hija: una combinación de
escuela privada y educación en casa. Antes de tomar esta difícil decisión, no sólo investigué
cuidadosamente las opciones locales, sino que también revisé muchos libros y artículos sobre el
estado de la educación en Estados Unidos y qué hacer al respecto.
Al realizar este sondeo, me topé con un libro excelente titulado Educación de mercado: La historia
desconocida, de Andrew Coulson. Luego, tras una visita a Grecia este año, releí La República, de
Platón, y la Historia del mundo clásico de Oxford. Los antiguos sentaron las bases de gran parte de
nuestra civilización; ¿podrá una investigación de nuestras raíces arrojar luz sobre los problemas
actuales? Un breve bosquejo del sistema educativo de Esparta y Atenas antiguas respalda el
argumento del libre mercado en la educación.
La República, de Platón, es un clásico eterno, que más que cualquier otro libro con excepción de la
Biblia, influyó sobre nuestros ideales educativos. Platón fue el primero en introducir la idea de
controles gubernamentales en las escuelas. Pero los grandes griegos carecían de la perspectiva que
tenemos nosotros ahora. Coulson estudia el sistema educativo en distintos períodos y lugares de la
historia del mundo y compara los resultados. Destaca la antigua Grecia, la naciente Roma, varios
períodos de Inglaterra, Oriente Medio en la temprana Edad Media, Estados Unidos antes de la
guerra civil, y algunas áreas del Japón moderno como ejemplos de sociedades donde florecieron dos
cosas simultáneamente: la educación de libre mercado y un progreso cultural. Destaca en particular
la antigua Atenas, donde, sin ninguna obligación legal, los padres se encargaban de diversos modos
de que sus hijos se instruyeran. Coulson contrasta esta educación con la de Esparta, cuyos líderes
controlaban apretadamente la vida intelectual y cultural.