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CUALIDADES DE LA ORACIN

Cuando oris, no os asemejis a los hipcritas, que se complacen en orar en pie en las
sinagogas y en las esquinas de las calles para ser vistos por los hombres. En verdad os digo,
ellos recibieron su recompensa. Mas cuando quisiereis orar, entrad en vuestro aposento y
estando cerrada la puerta, orad a nuestro Padre en secreto; y nuestro Padre que ve lo que pasa
en secreto, os recompensar. No cuidis orar mucho en vuestras oraciones, como lo hacen
los gentiles, que piensan sea por la multitud de palabras que sern odos. No os volvis, pues,
semejantes a ellos, porque nuestro Padre sabe de qu cosas tenis necesidad, antes que
vosotros le pidis. (San Mateo, cap. VI, v. 5 a 8). 2. Cuando os presentis para orar, si
tuviereis alguna cosa contra alguno, perdonadle, para que nuestro Padre, que est en los
cielos, os perdone tambin los pecados. Si vosotros no perdonareis, nuestro Padre, que est
en los cielos, tampoco perdonar vuestros pecados. (San Marcos, cap. XI, v. 25 y 26). 3. l
cont tambin esta parbola a unos que confiaban en s mismos, como si fuesen justos y
despreciaban a los otros. Dos hombres subieron al templo a orar; el uno era fariseo y el otro
publicano. El fariseo, estando en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios mo, gracias
os doy porque no soy como los otros hombres, que son ladrones, injustos y adlteros, ni
tampoco como este publicano. Ayuno PEDID Y SE OS DAR* 21 22 23 dos veces por
semana y doy el diezmo de todo lo que poseo. Mas el publicano, por el contrario,
mantenindose distante, no osaba ni aun alzar los ojos al cielo; mas golpeaba su pecho
diciendo: Dios mo, ten piedad de m, que soy un pecador. Os digo que ste regres
justificado entre los suyos y no el otro; porque cualquiera que se enaltece ser humillado y
cualquiera que se humilla ser enaltecido. (San Lucas, cap. XVIII, v. 9 a 14). 4. Las
cualidades de la oracin estn claramente definidas por Jess; cuando oris dice l, no os
pongis en evidencia; orad en secreto y no afectis rogar mucho, porque no ser por la
multitud de palabras que seris odos, sino por su sinceridad; antes de orar, si tenis alguna
cosa contra alguien, perdondsela, porque la oracin no podra ser agradable a Dios sino sale
de un corazn purificado de todo sentimiento contrario a la caridad; en fin, orad con
humildad, como el publicano y no con orgullo como el fariseo: examinad vuestros defectos
y no vuestras cualidades, y si os comparis con otros, buscad lo que hay de malo en vosotros.

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