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Hace tiempo que no les cuento ninguna historieta antigua, de sas que me
gusta recordar con ustedes de vez en cuando, quiz porque apenas las
recuerda nadie. Me refiero a episodios de nuestra Historia que en otro lugar y
entre otra gente seran materia conocida, argumento de pelculas, objeto de
libros escolares y cosas as, y que aqu no son ms que tristes agujeros negros
en la memoria. Hoy le toca a un personaje que, paradjicamente, es ms
recordado en los Estados Unidos que en Espaa. El fulano, malagueo, se
llamaba Bernardo de Glvez, y durante la guerra de la independencia
americana -Espaa, todava potencia mundial, luchaba contra Gran Bretaa
apoyando a los rebeldes- tom la ciudad de Pensacola a los ingleses. Y como
resulta que, cuando me levanto chauvinista y cabrn, cualquier espaol que en
el pasado les haya roto la cornamenta a esos arrogantes chulos de discoteca
con casaca roja goza de mi aprecio histrico -otros prefieren el ftbol-, quiero
recordar, si me lo permiten, la bonita peripecia de don Berni. Que fue, adems
de poltico y soldado -luch tambin contra los indios apaches y contra los
piratas argelinos-, hombre ilustrado y valiente. Sin duda el mejor virrey que
nuestra Nueva Espaa, hoy Mjico, tuvo en el siglo XVIII.
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auxiliares indios y una escuadra de transporte apoyada por un navo, dos
fragatas y embarcaciones de guerra menores.
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ingratos. Por lo de la barra de Pensacola, Carlos III concedi a Glvez el ttulo
de conde, con derecho a lucir en su escudo un bergantn con las palabras Yo
solo; aunque en justicia le falt aadir: y con dos cojones. En aquellos
tiempos, los reyes eran gente demasiado fina.