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Tribunal Supremo (Sala de lo Civil, Sección 1ª).Sentencia núm.

198/2004 de 17 marzoRJ\2004\1474

Tribunal Supremo (Sala de lo Civil, Sección 1ª).


Sentencia núm. 198/2004 de 17 marzo
RJ\2004\1474

ACUERDO DEL CONSEJO DE ADMINISTRACION DE SOCIEDAD ANONIMA: Convocatoria, a


petición de socio accionista de más del 5% del capital, de junta general extraordinaria, junto con la
general ordinaria: desconvocatoria de las dos por existir motivo para no celebrar la ordinaria: facultades
de los administradores para desconvocar la extraordinaria; Nulidad de acuerdos tomados en ésta,
celebrada a pesar de estar desconvocada.

Jurisdicción: Civil
Recurso de Casación núm. 3490/1999
Ponente: Excmo Sr. rafael ruiz de la cuesta cascajares

Los antecedentes necesarios para el estudio de esta Sentencia se recogen en su primer


fundamento jurídico.El TS declara no haber lugar al recurso de casación interpuesto contra
Sentencia dictada el 10-07-1999 por la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de
Tenerife.

En la Villa de Madrid, a diecisiete de marzo de dos mil cuatro.

Visto por la Sala Primera del Tribunal Supremo, integrada por los Magistrados indicados al margen, el
Recurso de Casación seguido con el núm. 3490/1999, planteado contra la Sentencia dictada en grado de
apelación por la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, Sección 3ª, como consecuencia de
autos, Juicio de Menor Cuantía núm. 30/96, procedentes del Juzgado de 1ª Instancia núm. 2 de Santa
Cruz de Tenerife, antes Juzgado de Primera Instancia e Instrucción núm. 7 de la mencionada Capital,
sobre impugnación de acuerdos sociales; cuyo recurso fue interpuesto por la entidad mercantil
«Cementos del Archipiélago, SA», representada por la Procuradora de los tribunales Doña Ana Lloren
Pardo; siendo parte recurrida Don Jose Ramón, Don Pedro Miguel, Doña Luz, Don Eusebio, Doña Ana,
Don Roberto, Don Luis Enrique, Don Carlos, Don Ismael, Don Jose Luis, Don Juan Pablo, Don Evaristo,
Don Oscar, Don Luis Miguel, Don Bernardo, Doña Trinidad y Doña Erica, representados por el
Procurador Don Federico José Olivares Santiago.

ANTECEDENTES DE HECHO

PRIMERO

Ante el Juzgado de 1ª Instancia núm. 2 de Santa Cruz de Tenerife, antes Juzgado de 1ª Instancia e
Instrucción núm. 7 de la mencionada Capital, fueron seguidos los autos, Juicio de Menor Cuantía núm.
30/96, promovidos a instancia de Don Jose Ramón y Don Pedro Miguel contra la entidad mercantil
«Cementos del Archipiélago, SA», a los que se acumularon demanda presentada por la representación
de Doña Luz, Doña Ana, Don Luis Enrique, Don Ismael, Don Juan Pablo, Don Oscar, Don Bernardo y
Doña Trinidad. Asimismo, se acumuló a los mencionados autos demanda presentada por la
representación de Don Eusebio, Don Roberto, Don Carlos, Don Jose Luis, Don Evaristo, Don Luis Miguel
y Doña Erica, sobre impugnación de acuerdos sociales.

Seguido el procedimiento por sus trámites, por el Juzgado se dictó Sentencia con fecha 30 de julio de
1998, cuya parte dispositiva es como sigue: «
Fallo
: Que estimando la demanda interpuesta por Don Jose Ramón y Don Pedro Miguel, representados por
la Procuradora Doña Eulalia Raya Pastor; estimando igualmente la demanda presentada por el
Procurador Don Juan Manuel Beautell López, en nombre y representación de Doña Luz, Doña Ana, Don
Luis Enrique, Don Ismael, Don Juan Pablo, Don Oscar, Don Bernardo y Doña Trinidad; y estimando
igualmente la demanda presentada por el Procurador Don Juan Manuel Beautell López, en nombre y
representación de Don Eusebio, Don Roberto, Don Carlos, Don Jose Luis, Don Evaristo, Don Luis
Miguel, y Doña Erica; todas ellas formuladas contra la entidad mercantil Cementos del Archipiélago, SA,
representada por la Procuradora Doña Carmen Blanca Orive Rodríguez, declaro nula la Junta General
Extraordinaria de la entidad Cementos del Archipiélago, SA celebrada el día 10 de noviembre de 1995, y,

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en consecuencia, declaro nulos todos los acuerdos adoptados en dicha Junta, y, en especial, el acuerdo
de cese y nombramiento de nuevos Consejeros, decretando la cancelación de la inscripción de dicho
acuerdo en el Registro Mercantil y la de los posteriores que resulten contradictorios con la presente
sentencia.

Firme la presente líbrese testimonio de la misma para su toma de razón en el Registro Mercantil.

Las costas de este juicio se imponen a la parte representada por la Procuradora Doña Carmen Blanca
Orive Rodríguez en los términos previstos en el fundamento jurídico cuarto de esta sentencia».

SEGUNDO

Contra dicha Sentencia se interpuso recurso de apelación que fue admitido y, sustanciado el mismo, la
Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, Sección 3ª, dictó Sentencia con fecha 10 de julio de
1999, cuyo fallo es del tenor literal siguiente: «
Fallo
: Por todo lo anteriormente expuesto, y vistos los preceptos legales citados y demás de general
aplicación,
la Sala Decide
: Desestimar el recurso de apelación y confirmar la resolución recurrida, con expresa imposición de las
costas de esta alzada a la parte apelante».

TERCERO

El Procuradora Doña Ana Llorens Pardo, en representación de la entidad mercantil «Cementos del
Archipiélago, SA», formalizó recurso de casación que funda en los siguientes motivos:

I.–«Al amparo del número 4º del artículo 1.692 de la Ley de Enjuiciamiento Civil ( LEG 1881, 1) , por
infracción del artículo 100 número 2, de la Ley de Sociedades Anónimas (texto refundido aprobado por
Real Decreto Legislativo 1564/1989, de 22 de diciembre [ RCL 1989, 2737 y RCL 1990, 206] ). El fallo
infringe, por no aplicación el artículo 100, número 2 de la Ley de Sociedades Anónimas».

II.–«Al amparo del número 4º del artículo 1.692 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, por infracción del
artículo 94 de la Ley de Sociedades Anónimas (texto refundido aprobado por Real Decreto Legislativo
1564/1989, de 22 de diciembre). El fallo infringe, por aplicación indebida, el artículo 94 de la Ley de
Sociedades Anónimas».

III.–«Al amparo del número 4º del artículo 1.692 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, por infracción del
artículo 93 de la Ley de Sociedades Anónimas (texto refundido aprobado por Real Decreto Legislativo
1564/1989, de 22 de diciembre). El fallo infringe, por inaplicación el artículo 93 de la Ley de Sociedades
Anónimas».

CUARTO

Admitido el recurso y evacuando el traslado conferido, el Procurador Don Federico José Olivares
Santiago, en representación de Don Jose Ramón, Don Pedro Miguel, Doña Luz, Don Eusebio, Doña Ana,
Don Roberto, Don Luis Enrique, Don Carlos, Don Ismael, Don Jose Luis, Don Juan Pablo, Don Evaristo,
Don Oscar, Don Luis Miguel, Don Bernardo, Doña Trinidad y Doña Erica, presentó escrito de
impugnación al recurso mencionado y terminaba suplicando a esta Sala: «... dicte Sentencia rechazando
en su integridad, en méritos a lo expuesto, el Recurso de Casación interpuesto por "Cementos del
Archipiélago, SA" contra la Sentencia de la Ilustrísima Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife de
10 de julio de 1999 de la que se ha hecho mérito. Todo ello con la imposición de las costas causadas a la
parte recurrente».

QUINTO

No habiéndose solicitado por todas las partes la celebración de vista pública se señaló para votación y
fallo el día 1 de marzo de 2004, en que ha tenido lugar.

Ha sido Ponente el Magistrado Excmo. Sr. D. Rafael Ruiz de la Cuesta Cascajares.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

PRIMERO

A) Son HECHOS PROBADOS, declarados como tales en las Sentencias de instancia y aquí
resumidos, los siguientes:

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1º En primer lugar, debe hacerse notar que en la reunión del Consejo de Administración de «Cementos
del Archipiélago, SA», del 13 de junio de 1995, es cuando se inicia, en lo que interesa a este proceso, el
primer cambio de mandato en el mismo, pues aparece dirigido por el Sr. Oscar, pero en él se decide
separarlo del cargo, y se acuerda sustituir a los componentes por otros nuevos, pasando entonces a
presidirlo el Sr. Eusebio, si bien aquél, teniendo la representación, por ser titular de acciones, de más del
5% de las correspondientes al capital de la Compañía, pidió la convocatoria de una Junta General
Extraordinaria, con el objeto de decidir en ella la renovación del Consejo y la reducción del número de
sus miembros, así como su remuneración; b) fue en la siguiente (en lo que aquí afecta) reunión del
Consejo, de 17 de julio de 1995, en la que, el constituido en la reunión anterior tomó el acuerdo de
convocar la Junta General Ordinaria anual (pues aún no se habían aprobado las cuentas del ejercicio
económico anterior, con el informe de gestión, dado que aquéllas se estaban auditando), y también la
Extraordinaria solicitada (sobre los temas pedidos y respecto a la modificación de los Estatutos, para
decidir la forma de regular la transmisión de acciones), señalando para ambas el día 10 de noviembre
siguiente, lo que se notificó en legal forma a todos los socios; c) el Sr. Oscar fue citado a otra reunión del
Consejo de Administración para el 2 de noviembre, la que se celebró, sin que aquél asistiera a ella, y en
la misma se acordó, con la asistencia de los demás consejeros, y por unanimidad, desconvocar las
Juntas de accionistas señaladas para el día 10, razonándose para ello que la auditoría de las cuentas
sociales anunciaba la existencia de irregularidades económicas y contables en las mismas, lo que
impedía la presentación de las cuentas del último ejercicio, y además existían problemas sobre la
titularidad de un importante número de acciones, habiéndose notificado en legal forma esta
desconvocatoria a todos los accionistas, incluso al Sr. Oscar, a éste por medio de telegrama; d) el citado
Sr. Oscar, acompañado de Notario, para que levantara acta de lo que ocurriera, compareció en la sede
social el 10 de noviembre, a la hora de la citación inicial realizada para la celebración de las Juntas, y lo
hicieron también otros cuatro socios con él (entre ellos el Sr. Carlos, respecto al que alegaba su
condición de accionista, que se la negaba el Consejo anterior), estando además presentes los hasta ese
momento DIRECCION000, Sr. Eusebio, y la Secretaria no Consejera, Sra. Erica, más un Letrado, éste
como Asesor jurídico, comunicándose por éstos a los demás que la Junta General Extraordinaria, que los
otros pretendían celebrar, estaba desconvocada, lo que se les había anunciado, abandonando estos
últimos el lugar, y celebrando los otros la referida Junta, por representar el 59,94% del capital suscrito
con derecho a voto, y presidiéndola el Sr. Oscar, acodaron el cese de todos los miembros del anterior
Consejo de Administración, decidiendo que, a partir de entonces, el mismo se constituiría con 5
miembros, nombrándose al efecto a los allí concurrentes, y como DIRECCION000 a dicho Sr. Oscar, y
Secretario, al Sr. Carlos, inscribiéndose los acuerdos en el Registro Mercantil, y notificándose a los
accionistas.

2º Debe añadirse aquí que en la Sociedad objeto de las presentes actuaciones, «Cementos del
Archipiélago, SA», hoy recurrente por interés de los componentes de su Consejo de Administración que,
durante la tramitación del proceso la dirigen, se han producido fuertes tensiones, en cuanto dos grupos
de accionistas pretenden llevar su dirección, y que, en cuanto al motivo alumbrado en el juicio, se intenta
que por ella se establezca (a través de sus Órganos directivos) la forma por medio de la cual se
adquieran las acciones de la misma, o el medio de su traspaso entre accionistas, y así, el actual
DIRECCION000 del Consejo, Don Luis Francisco, al que el presidido temporalmente por Don Eusebio,
sólo le reconoce un número de 1.256 acciones, pretende por contra que le sea también reconocido otro
bloque de 837, anteriormente de la Sociedad «Inverskal, SA», y en el transcurso de los hechos antes
relatados, aquél transmitió a Don Serafín, 325 acciones, para que el mismo acreditara su calidad de
socio, y el Consejo entonces existente no se la aceptó, y no obstante, al hacerse el Sr. Luis Francisco
cargo del Órgano directivo, fue éste nombrado por el transmitente Secretario de dicho Órgano, por él
presidido. Todas estas incidencias, más las de las convocatorias de Juntas Generales, que se acaban de
indicar, son las que han motivado una serie de procesos judiciales, unos penales, con querellas
contrapuestas, y otros de reclamaciones civiles, como la presente, la que se lleva a cabo a petición de
varios socios, 16 en total, como ahora se dirá.

B) 1. Ante el Juzgado de Primera Instancia de Santa Cruz de Tenerife Núm. Dos (2), se siguen autos
núm. 30/96, de Juicio declarativo de Menor Cuantía, a instancia de dos accionistas, primero, al que luego
se acumula una demanda nueva planteada por otros ocho accionistas, y luego otra promovida por seis
accionistas más, entre ellos, Don Eusebio, y la Secretaria no consejera, Doña Erica, siendo todas las
demandas acumuladas, estando dirigidas frente a la Sociedad, «Cementos del Archipiélago, SA», y en
las que se impugnan determinados acuerdos sociales de ésta, pidiéndose la declaración de nulidad de
los adoptados en la Junta General Extraordinaria de accionistas del 10 de noviembre de 1995, y
solicitándose asimismo que se cancelen las inscripciones registrales de los mismos, y de los posteriores
que resulten contrarios con lo decidido. La Sociedad, se personó como demandada, se opuso a las
demandas, y pidió su respectiva desestimación y que se le absolviera de ellas.

2. Por el referido Juzgado, se dictó Sentencia en dichos autos, con fecha 30 de julio de 1980, por la
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que se estimaron las referidas demandas acumuladas, y se declaró nula la Junta General Extraordinaria
de la Sociedad demandada, así como los acuerdos adoptados en ella, en especial los de cese y
nombramiento de nuevos Consejeros, y decretando la cancelación de la inscripción de los mismos en el
Registro Mercantil correspondiente, y de las posteriores que resultaran contrarias a esta Resolución.

3. Apelada la Sentencia por la Sociedad demandada ante la Ilma. Audiencia Provincial de Tenerife, por
la Sección 3ª de la misma, se dictó Sentencia, con fecha 10 de julio de 1999, por la que se desestimó
dicho Recurso, y se confirmó la Resolución recurrida.

4. El Recurso de Casación planteado ante esta Sala por la Compañía, se basa en tres motivos,
denunciándose en cada uno de ellos, respectivamente, la presunta infracción en las referidas Sentencias
de los arts. 100-2 de la Ley de Sociedades Anónimas entonces vigente (aprobada por Decreto legislativo
1564/1989, de 22 de diciembre [ RCL 1989, 2737 y RCL 1990, 206] ), y los 94 y 93 de la misma, por este
orden, limitándose el primero de ellos, a regular «la facultad y obligación de convocar» que tienen los
administradores, respecto a la Junta General Extraordinaria, cuando lo pidieren al menos socios titulares
que representen un 5% del capital social, los que deben de incluir en ella, entre los temas a tratar, aparte
de otros posibles, los que hayan sido solicitados por los que la pidieren, y «en este caso, la Junta deberá
ser convocada para celebrarse dentro de los 30 días siguientes a la fecha en que se hubiese requerido
notarialmente a los administradores para convocarla»; el 2º de los anunciados como de posible
infracción, es el 94, el que establece, sobre las «clases de Juntas», que «las Juntas Generales podrán
ser ordinarias o extraordinarias, y habrán de ser convocadas por los administradores de la sociedad»; y
el último, se refiere al art. 93, primero de los enclavados en el capítulo relativo a «los Órganos de la
sociedad»; y de su «Sección 1ª», la que trata sobre «la Junta General», el que dice, a su vez: «1.–Los
accionistas, constituidos en Junta General debidamente convocada, decidirán por mayoría en los asuntos
propios de la competencia de la Junta; 2. todos los socios, incluso los disidentes y los que no hayan
participado en la reunión, quedan sometidos a los acuerdos de la Junta general». A través de estos
preceptos, y principalmente del 100.2, la Sociedad recurrente ampara su Recurso frente a la decisión
judicial hasta aquí tomada, defendiendo en él que el Consejo de Administración sólo tiene facultades
para convocar la Junta, la que debe celebrarse inexcusablemente en el día señalado, pasando a la
misma, a partir de entonces, toda decisión, y por lo tanto, es ella la que tendría la facultad de
desconvocarla (situación que no se regula en la Ley), pues de esta facultad carece, en cualquier caso, el
Consejo de Administración. A continuación se tratará de este tema, único, pues, en discusión en el actual
debate, por ser los arts. 93 y 94, también anunciados, meros acompañantes de aquél.

SEGUNDO

Centrado, pues, el tema del Recurso, en la determinación, conforme a la Ley de Sociedades Anónimas
( RCL 1989, 2737 y RCL 1990, 206) (art. 100, en relación con los 93 y 94, según el recurrente), acerca de
si el Consejo de Administración de una SA, además de la obligación y facultad, como dice aquél
precepto, de convocar las Juntas Generales, tanto Ordinarias como Extraordinarias, tiene también la de
desconvocarlas en casos puntuales en que así pudiera ocurrir, debe estudiarse a continuación lo que se
deduce de tales preceptos, si bien, como los mismos están enclavados en toda la normativa incluida en
la misma Ley, en cuanto regula la constitución y funcionamiento de dicho Órgano, en principio colegiado,
y de la Asamblea o Junta de accionistas, deberá encuadrarse tal problemática dentro del de las
competencias y actuaciones que deben llevar a cabo o corresponden a cada uno de los mismos, y así:

A) Efectivamente, el Capítulo IV de la Ley engloba en su regulación relativa a los Órganos de la SA, a


la Junta General (Sección 1ª, arts. 93 a 114), a los Administradores (Sección 3ª, arts. 123 a 135) y al
Consejo de Administración propiamente dicho (Sección 4ª, arts. 136 a 143), estableciendo el art. 193, en
su número 1, como principio general de la competencia de la Junta, que la decisión, por mayoría, de la
misma, se refiere «a los asuntos propios de su referida competencia», es decir, de la relativa a su «objeto
social», tal como lo establezca la Sociedad en sus Estatutos (art. 9-b), en cuanto que lo refiere a «las
actividades que lo integran», en relación con el 8-e), mientras que el Consejo de Administración, y en su
caso los Administradores, tienen competencia, o es su función, por remisión general de sus preceptos
reguladores (arts. 123, 126, 128, 129, 141, etc. LSA) a lo que establezcan los Estatutos sociales y el
Reglamento del Registro Mercantil ( RCL 1989, 2762 y RCL 1990, 29) (por la remisión a su vez que a
éste se hace para la determinación de su estructura y régimen de actuación, así como del poder y de los
límites de representación, en su art. 9-h), correspondiéndole, en definitiva, a dicho Órgano, la
«administración y representación de la sociedad», en la forma establecida en los Estatutos (art. 124 del
citado Reglamento, aprobado por RD 1597/1989, de 29 de diciembre [ RCL 1989, 2762 y RCL 1990, 29]
).

B) Es facultad y obligación de los Administradores, como dice el art. 100-1 LSA, la de convocar la
Junta General Extraordinaria, «siempre que (los mismos) lo estimen conveniente para los intereses

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sociales», o cuando lo soliciten socios que sean titulares, al menos, de un 5% del capital social, y
expresen en su solicitud los asuntos a tratar en la Junta (núm. 2 del precepto), en cuyo caso, los
Administradores están obligados a convocarla, para que la misma pueda celebrarse, dentro de los 30
días siguientes al requerimiento notarial que a tal fin se les haya hecho, estando, en este caso, los
mismos obligados a su vez a incluir en el orden del día los asuntos que hubiesen sido objeto de la
solicitud. Mientras que la Junta General Ordinaria tiene como único fin (pues en otro caso, se convierte
en extraordinaria: art. 96 LSA) el de reunir, dentro de los primeros 6 meses del año, a todos los socios,
con el fin de censurar la gestión social, y aprobar, o no, la cuentas del ejercicio anterior, además de
resolver sobre la aplicación de resultados, siendo obligatorio que los Administradores la convoquen
dentro del plazo indicado (art. 95).

C) Es norma aplicable a la celebración de ambas Juntas a su convocatoria, la de que, en el caso de


que los Administradores no hicieran en el término establecido la oportuna dicha convocatoria cuando la
misma proceda según lo antes dicho, que se recurrirá a la «convocatoria judicial», a petición de los
socios y con audiencia de los administradores.

D) Existe una jurisprudencia, dictada en su día aplicación de la LSA de 17 de julio de 1951 ( RCL 1951,
811, 945) (en algunos casos, tras su reforma por Ley de 19 de mayo de 1980 [ RCL 1980, 1293] ),
también ahora aplicable, en el sentido de que la única solución para la celebración de la Junta Ordinaria,
si no se ha convocado en el término legal de los 6 primeros meses del año, es la convocatoria judicial ( S.
de 19 de abril de 1960), cuya solución debe también aplicarse a la convocatoria de la Junta
Extraordinaria, si no se hace en el término perentorio aplicable.

E) Son principios generales, también definidos por esa jurisprudencia, por un lado, el de que es
obligación de los Administradores la de guardar las Leyes ( S. de 3 de febrero de 1966), asimismo el de
que no existe dualidad entre los conceptos de «administradores» y «Consejo de Administración» (por
cuanto existe mandato legal, de que, cuando se confiere el manejo de los intereses sociales a varias
personas conjuntamente, deben de integrarse las mismas en Consejo de Administración), y el de que es
facultad de la Junta de accionistas, la de destituir al Consejo de Administración y nombrar otro nuevo (
Resolución DGRN de 11 de febrero de 1970 [ RJ 1970, 3009] y STS de 30 de abril de 1971 [ RJ 1971,
2405] ).

TERCERO

Aplicando lo anterior al presente caso singular, debe el mismo resolverse así:

a) La Junta General Extraordinaria, a celebrar por la Compañía aquí demandada el 10 de noviembre


de 1995, fue convocada debidamente por el Consejo de Administración de la misma, incluyéndose en su
orden del día los asuntos que el socio solicitante propuso, por estar amparado el mismo en ser titular de
las acciones correspondientes a más del 5% del capital social.

b) El hecho de que el mismo Consejo convocara para la misma fecha, por no haberlo hecho antes,
dentro del año natural correspondiente, la Junta Ordinaria, es decir, convocándolas la una a continuación
de la otra, ésta con el orden del día correspondiente a los asuntos que a la misma le competen, no
autoriza para imponer a las dos el mismo régimen de celebración, pues si una no puede celebrarse, por
causa mayor u otro motivo, y éste no concurre en cuanto a los asuntos a tratar en la otra Junta, es
obligación de los Administradores la de mantener esta segunda convocatoria, y no impedir ni propiciar su
no celebración.

c) Los motivos que se alegaron por el Consejo de Administración, en este caso, para la no celebración
de la Junta Ordinaria (imposibilidad de presentar las cuentas de la anualidad correspondiente, por
haberse apreciado, por los Auditores encargados de ello, la existencia de irregularidades económicas y
contables), no debieron impedir la celebración de la Extraordinaria, en cuanto que a ésta no le afectaban.

d) Debe entenderse, como mínimo al menos, una intromisión irregular, la realizada por los
Administradores, en cuanto desconvocaron la Junta Extraordinaria, ya que para ello estaban facultados, y
dado que lo hicieron sin la existencia de causa legal afectante a la misma, si bien no es objeto de este
proceso el juzgar sobre los posibles perjuicios que de ello pudieran derivarse.

e) Los actos de los Administradores desconvocando la Junta Extraordinaria, facultad que no les
reconoce la Ley, produjeron a los socios convocados, y luego desconvocados, una situación irregular, en
cuanto se les comunica esta última decisión a todos ellos por los medios establecidos para la
convocatoria, con lo que se les impidió asistir y ejercitar su derecho de voto, actuación que no es
legítima, por lo que tal acto debe de asimilarse a la no convocatoria, por impedírseles con ello (principio
de la buena fe) el ejercicio de los derechos legítimos de los socios.

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f) En virtud de lo anteriormente dicho, los que concurrieron al acto, y permanecieron en él (el Consejo
que en el pleito representa a la Sociedad), constituyéndose en Junta General Extraordinaria para tomar
acuerdos conformes al orden del día de la convocatoria inicial, no pudieron actuar dentro de ella, por ser
la misma nula, y debieron proceder a pedir la convocatoria judicial del art. 101-2, no estando legitimados
por sí mismos a integrar la Junta, aunque concurriera en ellos una representación del capital social
superior al 50%.

CUARTO

Al confirmarse la Sentencia de la Audiencia, con desestimación del Recurso planteado contra la


misma, deben ser impuestas a la parte recurrente las
costas
correspondientes al citado Recurso (art. 1715-3 LECiv [ LEG 1881, 1] ).

Por lo expuesto, en nombre del Rey y por la autoridad conferida por el pueblo español

FALLAMOS

Debemos desestimar y
desestimamos
el Recurso de
Casación
, interpuesto en las presentes actuaciones por la representación procesal de la recurrente
(demandada-apelante), la Compañía Mercantil «Cementos del Archipiélago, SA», contra la Sentencia
dictada en las mismas por la Ilma. Audiencia Provincial de Tenerife, «Sección 3ª», de fecha 10 de julio de
1999, en autos de Juicio declarativo de Menor Cuantía núm. 30/96, procedentes del Juzgado de 1ª
Instancia de Santa Cruz de Tenerife número Dos (2), declarando
no haber lugar
a dicho Recurso; y con expresa imposición a la parte recurrente, de las
costas
procesales correspondientes al mismo.

Devuélvanse los autos originales, con el correspondiente Rollo de Sala, a la Ilma. Audiencia Provincial
de Santa Cruz de Tenerife, con certificación de la presente, para su ejecución.

Así por esta nuestra sentencia, que se insertará en la


Colección Legislativa
pasándose al efecto las copias necesarias, lo pronunciamos, mandamos y firmamos Antonio Gullón
Ballesteros.–Xavier O'Callaghan Muñoz.–Rafael Ruiz de la Cuesta Cascajares.–Rubricado.

PUBLICACIÓN. –Leída y publicada fue la anterior sentencia por el Excmo. Sr. D. Rafael Ruiz de la
Cuesta Cascajares, Ponente que ha sido en el trámite de los presentes autos, estando celebrando
Audiencia Pública la Sala Primera del Tribunal Supremo, en el día de hoy; de lo que como Secretario de
la misma, certifico.

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