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Hay algo en el momento justo antes del mover de Dios, que hace que
muchos se pregunten si el Seor en realidad est a favor o en contra de
ellos. El parece que nos enfrentara, muy distinto de aquel en quien hemos
aprendido a confiar. Sin embargo, durante los ltimos aos, esa es
exactamente la situacin en las relaciones del Seor con la iglesia. El Seor
ha estado de pie ante nosotros, con su espada desenvainada. El nos est
llamando a seguirlo a la guerra.
Quizs nosotros mismos hemos tenido un tiempo donde la espada del Seor
parece como dirigida hacia nuestro corazn. Tengamos la certeza que Dios
est por nosotros. De hecho, su propsito expreso es liberar esa misma
espadas del Espritu, que es la Palabra de Dios (Efesios 6:17), por medio de
nuestras palabras y oraciones. Pero antes que la espada del Seor salga por
nuestra boca, debe pasar primero por nuestro corazn.
Pero no nos retiremos, ni nos asustemos por esta nueva revelacin del Hijo
de Dios, pues El esta, de hecho entrenndonos para la batalla. Cuando
llegue el tiempo en que estemos completamente preparados, seremos en su
ejrcito guerreros intrpidos y sin miedo. Sin embargo, debemos ser
realistas acerca de nuestra actual condicin: la mayora hemos sido
indisciplinados y mimados. No hemos entendido que el da de la batalla se
apresta delante de nosotros. Ni estamos preparados para la ira de Satans,
a medida que su tiempo se acorta (Apocalipsis 12:12.)
Isaas nos dice que, Jehov saldr como gigante, y como hombre de guerra
despertar celo; gritar, vocear, se esforzar sobre sus enemigos (Isaas
42:13). Hemos conocido al Seor como nuestro Salvador y como nuestro
Pastor. Estas revelaciones de nuestro Amado no son menos ciertas porque
se vaya a mostrar un nuevo aspecto de su naturaleza. Simplemente, esta
nueva dimensin ser sorprendentemente distinta de las formas como le
conocemos hasta ahora. Pero, animmonos porque este pavoroso Rey
Guerrero, con su espada desenvainada, con el grito de lucha en sus labios,
es el mismo bendito Salvador que muri en la cruz por nuestros pecados.
Antes que Jesus regrese, quienes han pasado las pruebas del desierto,
recibirn otra revelacin: Cristo se les revelar como Prncipe del Ejrcito.
Estarn listos para seguir al Cordero dondequiera que El vaya.
CONCLUSION:
Si hago todo esto, ser un CONQUISTADOR.