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EN TORNO A ALGUNAS GOHERENGCIAS FORMALES DE LAS ANTROPOGONIAS DEL CHACO Y PATAGONIA Alejandra Siffredi y Edgardo J. Cordeu La etnologia comparativa de las diversas areas culturales sudamericanas tiene antecedentes ilustres, Refiriéndonos a la materia propia de nuestro pe- quefio trabajo —algunas representaciones mitico-religiosas de las etnias cha- quefias y de las tehuelches meridionale:—, la investigacién comparada de la mitologia de los grupos etnogrificos del Continente debe la casi totalidad de sus puntos de partida y buena parte de sus logros a los estudios de Ehren- reich !, Superando en los hechos sus postulados evolucionistas, propios por otra parte de la mayoria de los etnélogos de su época, dicho autor dispensé gran interés al estudio historico de los mitos, insistiendo ademas en Ia nece- ad de comprenderlos en relacién con la vida social y religiosa, La profun- didad de su anilisis abarca un riquisimo acervo, y en él se incluye la tentativa de cotejar y tipologizar materiales provenientes de toda la ecumene. Asi- mismo, Ehrenreich es quien abre rigurosamente el camino, ahora tan comin, de las correlaciones entre las mitologias de Norte y Sudamérica. Mencionando brevemente los intentos de cotejar formalmente los acervos culturales del Chaco y Patagonia, y que procuran reconstruir por esa via su posible trasfondo comm, seria inexcusable dejar de citar los trabajos de Nordenskjéld, Krickeberg, Cooper, Palavecino y Métraux#, principal- mente. Debido seguramente al desconocimiento casi total de las figuraciones miticas de ambas reas culturales para la époea en que esos autores trabaja- ron —en especial de las patagénicas—, las correlaciones fueron acotadas ex- clusivamente a algunos aspectos de la ergologia y de la vida econdmica. De esa manera fue denotada la similitud existente entre las formas de vivienda, vestimenta, armas, aparejos y téenicas de caza, etc. Inclusive, Krickeberg Me- gé a relacionar esas formas con las andlogas de las culturas subarticas nor- 1 Ehrenreich, 1905, suplemento. 2 Nordenskidld, 1931: 1-76; Krickeberg, 1937:287-978; Cooper, 1925 lavecino, 1948:448-523; Métraus, 1946 a:197-370, 193 — teamericanas, postulando ast la pertenencia de los cazadores superiores del doble Continente a una misma oleada cultural, A nivel arqueolégico, dicha hipétesis se corresponde plenamente con Ia formulada por Menghin® acerca de la extensién continental de las culturas de laseas y puntas folidceas. Desde Ia década del 30 los trabajos de Métraux en el Chaco, y en estos momentos el mayor énfasis impuesto a los relevamientos mitograficos tanto en esa zona como en Patagonia, prueba de lo cual lo constituyen las monogra- fias de Bormida y Siffredi acerea de la religiosidad tehuelche meridional * de Cordeu para la de los Toba" y las investigaciones recientemente empren- didas en el Chaco por el Instituto de Antropologia de la Universidad de Bue- nos Aires, bajo la direccién del doctor Marcelo Bormida, cambian radical- mente el panorama del conocimiento de la dimensién mitico-religiosa de las poblaciones indigenas de esas regiones, Es por esa raz6n que en esta oportunidad nos atrevemos a comparar al- gunos rasgos de los mitos antropogénicos del Chaco con relatos de los Te- huelche Meridionales, los que, si bien no revisten ese cardcter, consignan uma serie de motivos que los aproximan en bastante medida a los primeros. Entrando en materia, en realidad las mitologias del Gran Chaco tam- poco incluyen narraciones antropogénicas en sentido estricto®, si es que nos ajustamos al esquema formal que las define como tales; es decir, que eontem- plen simulténeamente los incidentes y razones de la aparicién de ambos sexos. Por el contrario, las versiones se refieren tan solo a la venida de las mujeres desde otro plano cosmolégico y a las peripecias de su posterior aprehensién y matrimonio con los hombres; el tema del origen de éstos, en cambio, no parece preocupar demasiado el interés mitico. En cuanto a Patagonia, si bien se puede mencionar la existencia de mitos antropogénicos fragmentarios, cuya analogia con los ona recogides por Gu- sinde * resulta innegable, su marco de referencia es por entero Tehuelche y los Ona remontan el origen de la humanidad a parejas de pe- quefios seres humanos hechos de arcilla, o sino también a érganos genitales masculinos y femeninos del mismo material, a los que una deidad les insufla el halito vital. Debido tanto a la excesiva extension de los textos chaquefios como a Ia indole de nuestra tarea, tomaremos como material para la confrontacién Ja secuencia de motivos de las narraciones Pilagd consignadas por Metraux® y Toba por uno de nosotros", a las cuales afadiremos las variantes que, for- mando parte de una secuencia formal semejante, son propias de otras culturas 4 Menghin, 1958. Métraux, 1939:1-127; Idem, 1946 b: Siffredi y Bormida, 969; Siffredi, 1969. " Cordeu, 1969. 7 Los relatos del ciclo mesiinico de Metzgcthé recopilados entre los Toba hacen preceder los conocidos temas del origen celestial de las mujeres por uma serie de episo: dios sobre Iz aparicién de los hombres, Relatan asi en témminos semejantes el descerso desde el cielo de una creacién primigenia de seres masculinos, $i bien dicho tema po- dria imputarse indirectamente a alguna influencia biblica, ha de xotarse no obstante su corte arcaico y la ausencia en ellos de motivos explicitos de ese origen, (Cordeu, 1969) § Gusinde, 1931; ® Métraux, 1946 b:100-103, 20 Cordeu, 1969. 2 aborigenes del mismo ambito, Dada la brevedad y siones tehuelches, una de ellas seré transcripta una vez descompuestos, serin comparados con los de ese modo un euadro de analogias. Motivos y variantes de los mitos de origen de las mujeres en ef Chaco 1. Correspondencia entre la unisexualidad de Ios seres primigenios y su. respectiva ubicacién en distintos planos cosmolégicos. a) tierrahombres: Toba, Pilagé, Mataco, Makki, Chorote, Chulapi. b) cielo-mujeres: Toba, Pilagd, Mataco. c) agua-mujeres: Makké, Chorote, Chulupi. 2. Autorreproduccién de los hombres mediante Ja inseminacion en re- cipientes. a) ealabazas: Pilaga. b) vasos ceramicos: Pilag’i, Mataco. 3, Vagina dentada de las mujeres a guisa de doble boca. a) vagina dentada: Toba, Pilagi, Mataco. b) pez camnivoro en Ia vagina: Makka, Chulupi. 4. Seres potentes a cargo de los grupos masculino y femenino, a) Jefa de las mujeres: Toba, Pilagd. b) Jefe de los seres masculinos; preeminencia de Wolé (mediador) y relegamiento de Carancho (tesmdforo): Pilagi. c) Jefe de los seres masculinos; preeminencia de Carancho (tes- méforo) Toba. Medios de vida inversos entre los seres masculinos y los femeninos. eaptura y charqueado de especies silvestres por los hombres; las mujeres depredan los alimentos acumulados por aquéllos. a) caza de ocultos: Toba, Pilagé, Mataco, b) pesca: Toba, Mataco, Chulupi. 6. Designacién de guardianes para prevenir el robo, quienes se duer- men o sufren la mutilacién de la lengua. a) liebre, loro: Pilaga. b) loro: Toba. c) lagarto, loro: Mataco. 7. Reemplazo de los guardianes por uno o ambos seres potentes del grupo masculino . a) Wolé- Carancho: Toba. b) Wolé: Pilag’, Mataco. 8. Retorno de las mujeres. Interrupcién por uno de los seres potentes masculinos del medio de comunicacion con el lugar originario de aquéllas. a) corte de la cuerda: Toba, Pilagi, Mataco. b) impedimento de volver al agua: Makké, Chorote, Chulupi. 9. Uno de los seres potentes masculinos aprehende a las mujeres y procura avisar a los dems hombres: Toba, Pilagé, Mataco. 10. Solamente la Iguana escucha el primer aviso pero los demas no io creen. En una segunda tentativa tiene éxito el ser potente masculi- no: Toba, Pilagé, Mataco. a — 125 — 11. La carrera de los seres masculinos hacia las mujeres es interrumpida por una gigantesca serpiente: Toba, Pilaga. 12. El reptil rompe sus dientes contra el Quirquincho y deja el camino libre: Toba, Pilaga. 13. Distribueién de las mujeres e interdiccién del acto sexual por uno o ambos seres potentes masculinos, a) Wolé-Carancho: Toba. b) Wolé: Pilagd, Mataco. 14. El zorro desobedece Ja prohibicién y con su vagina dentada la mujer Ie secciona el pene; éste luego le es recompuesto con un hueso: Toba, Pilaga. 15. Uno o ambos seres potentes masculinos desencadenan un viento frio del Sur, a fin de que Jas mujeres abran sus piernas al calor de una hoguera: Toba, Pilaga. 16. Uno de los seres potentes masculinos rompe los dientes de las vaginas con una piedra a) la ruptura de los dientes de la Jefa como exemplum: Toba b) Ia ruptura individual de los dientes de todas las mujeres: Toba, Pilaga. 17. Comienzo de las relaciones sexuales, del matrimonio y de la indivi- dualizacién de las especies: Toba, Pilaga. Versin y secwencia tematica del mito tehuelche “Las Tchdton ercn todas mujeres que vivian sin ningin hombre. Vivian en una cueva en un cerro grande, Tenian una sola patrona que era otra mujer”. “Ella se quelaba en Ta cueva, pero las demés mujeres eran las que anda- ban por la Pampa: Como no tenian hombres que las mantenian, robaban la car- ne de los paisanos para poder vivir. Salian de la cueva por la mafiana a buscar carne; si no encontraban volvian a salir a la noche, y la carne se Ja levaban para la cueva, A la noche, cuando los paisanos volvian de cazar, 0 por la ma- fiana al despertarse, se encontraban con que las Tchdion les habian llevado toda su carne”. “Entonces los paisanos Hevaron al campo al O6uken que no miente con el Doctor paisano!: —zQué vamos a hacer hombre si una yegua gorda que carneamos aleanza para una sola vez?, dijo un paisano. A una viejita que guardaba su carne, cuando se dormfa, se la sacaban igual: —;Qué vamos a hacer, hombre; cémo van a vivir los chiquitos?, dijo un paisano que tenia mu- cha familia”, “El paisano hablé con el Doctor paisano y éste hablé con Oduken: —Ya los vamos a arreglar, algo los vamos a ayudar, porque no podemos comer tran- quilos... se evan toda la carne”, “Entonces los paisanos se fueron, se cambiaron de eampamento a un lu- gar cerca del cerro donde vivian las Tehdion”. “Ahi dejaron al Doctor paisano como muerto. El Oduken también quedé ahi, pero de hombre se hizo bolita para jugar. Los paisanos salieron al campo". 11 En Je narrativa tehueldhe meridional, Odukdn desempefia, a la vez, el papel de un tesméforo y espiritu-guia, mientras que el chamin —Wdmenk— su compaiero, zetia como mediador entre aquél y los hombres. = 128 — — “Entonces la Patrona dijo: —Vayan a ver quién es es Gembre que dejaron muerto ahi. Fueron dos muchachas: —Bueno, acd hay an hemibre muerte, yo no sé quien ser4; a lo mejor seré algiin Fueguino de Tierra del Fuezo que esti muerto acd, dijo una de elas”. “El Doctor estaba como muerto, lo tocaban todo: —Esti muerto. venga a verlo, le decian a la Patrona. Pero ella no quiso ir “Las demas muchachas caminaban por ahi, cuando una se encontr5 la bolita: —jLinda, qué linda! La caché y se la mostré a la Patrona: Miri qué encontré, qué linda. —Pésala, dimela a mi, decia la Patrona, —No, no, decia la otra, me voy a quedar con ella... bonita cosa, La Patrona le pedia: —No, damela a mi, dimela! Y la otra no queria. Al final, de tanto que insistié, se la dio”. “Fntonces cuando la Patrona la tuvo en la mano, el Oduken se hizo hom- bre y ahi nomads caché a la mujer. El Doetor sintié Morar y se levanté”, ‘Las muchachas dispararon para la cueva para avisar a las otras que tenian presa a la Patrona. Y ella seguia lorando. El Doctor dijo: —Bueno, ako- ra vamos. Y se Hevaron a Ia Patrona para el campamento”. “El Oduken tenia una bolsita; hizo a la Patrona bolita y la guard6 aden- tro. Pero ella igual hablaba, Moraba: —;Que me larguen, que me larguen; Hirguenme que me voy para mi casa; lirguenme que no voy a hacer mag esa cosa de robar carmel”. “No hubo nada qué hacer, el Oduken se la llevé. Dieen que Ioré toda la el Oéuken la sentia llorar y hablar”, omo al mes no se sentia Horar mis porque estaban contentos. El Qduken y la Patrona estzban siempre juntitos, a la noche dormian juntos, No se acor- d6 mas de la familia, de las muchachas esas que estaban en Ja cueva” noche Procuraremos seguidamente desglosar los motivos ineluidos en la versién arriba transeripta, cuyas coincidencias con Ia secuencia temitica propia del Chaco ser denotada con un signo +. CUADRO DE MOTIVOS DEL MITO TEHUELCHE Y CORRESPONDENCIAS CON EL CHACO MOTIVOS TEHUELCHES cttaco Existencia de mujeres solteras y_solitarias + Habitat de las mujeres en cuevas (posible referencia a otto plano eos molégico: mundo subterrineo) + Humanidad terrestre compuesta por hombres y mujeres Seres potentes a cargo de los respectivos grupos: Patrona de las mu- jeres, Oduken y Wamenk a cargo de los seres terrestres + Medios de vida inversos entre ambos sexos; hombres: caza; mujeres. depredacién del producto de aquélla Desconocimiento por los seres terrestres de las incidencias del robo Desconcierto de los seres terrestres, quienes acuden a la pareja Oduken- ‘Wamenk (analogias con la de Carancha-Wolé, homologables ambas a Ia de un chamén con su_espfritu-gula + La pareja de seres poderosos permanece de guardin, el chaman como ++ 12 Relato de Ana Montenegro de Yebes, en: Siffredi y Bormida, 1969. -Ww- cadaver y Oduken como bolita, (EL tema es asimimilable al motive chaquense del guardiin escondido) + Llegada de las mujeres y encuentro del cadiver del chamin Desconfianzas de las mujeres y artimafias de Ja pareja masculina de se- res poderosos + Encuentro del Oduken transformado en bolita, quien queda en poder de la Patrona de las mujeres Reconversin del Oduken a sw forma habitual Weémenk abandona su apariencia de cadaver Traslado de la Patrona al campamento indigena transformada en bolita Fuga de las restantes mujeres a su cueva La Patrona de las mujeres forma pareja con Oduken Antes que nada tengamos en cuenta que la disolucién casi total de la mi- tologia tehuelche en el momento en que pudo ser recopilada, probablemente no haya dejado lugar sino a la supervivencia de una serie de fragmentos de cadenas temiaticas, cuya integracién incluyera anteriormente un niimero ma- yor de motivos y variantes. Pese a ello, algunos de los mismos revelan un cier- to aire familiar con la narrativa antropogénica del Chaco argentino. En coin- cidencia con los esquemas temiticos de los relatos tehuelches y chaquenses, mencionariamos con mis detalle las siguientes concordancias; numeradas de acuerdo con los motivos y variantes de los mitos de origen de las mujeres en el Chaco, Las versiones tehuelches no denotan claramente la division primigenia entre hombres y mujeres, refiriendo exclusivamente los primeros al plano terrestre, como lo hacen las chaquefas. No obstante, se recalea la existencia de las Tchdion, seres éstos exclusivamente femeninos, quienes vivian en cuevas, y alejadas de los hombres. El motivo de la cueva probablemente aluda al plano subterraneo, ya que las grutas constituyen el medio de comunicacién —especialmente chamdnico— entre ese estrato y el terrestre en la cosmologia tehuelche '™, 4, Coinciden en las respectivas cadenas miticas de ambas Areas Ia pre- eminencia atribuia a distintos seres individuales 0 parejas de los gru- pos femenino y masculino. respectivamente. La importancia de la pareja Wolé-Carancho semeja en bastante medida a la de Oduken- Wamenk. En efecto, en los dos casos las actuaciones de ambas se dan en los términos de la relacién de un chamin (Weémenk y Caran- cho) con su espiritu-guia (Oduken y Wolé); o sino, en la de un t méforo con otro, que a su vez es mediador entre le grupo y la divi dad. Se trasluce también el papel relevante que le cabe a la Jefa de las Mujeres. 5, El motivo de los medios de vida inversos entre los dos sexos es ente- ramente similar en Patagonia y en el Chaco. Los hombres se dedican a la apropiacién de productos naturales y las mujeres al robo. Tanto las Tehdion como las mujeres originariamente celestiales 9 acudticas 13° La cosmologia tehuelche deseribe el mundo como un sistema de cuatro estractos superpuestos: dos celestes, uno terrestre y uno subterrineo, Este, el que especialmente nos interesa en estos momentos, est ligado a la obtencién de los poderes chamiinicos; los mismos son logrados precisamente mediante cl access al plano subterrénco a través do cuevas, (Siffredi, 1969). Sages del Chaco viven a expensas de los bienes acumulados por los hom- bres durante sus correrias, 7. En ambas dreas existe el motivo del desconocimiento de los seres te- rrestres de la autoria e incidentes de las depredaciones que sufrian. Si bien en Patagonia esté ausente el tema del fracaso de los guardia- nes destacados previamente, es notable la eoineidencia entre las in- tervenciones de las parejas Wolé-Carancho y Oduken-Wiamenk. De esa manera se destaca el camouflage de esos seres potentes para evi- tar ser descubiertos antes de tiempo: en el Chaco, Carancho disimula su color en el follaje de un ‘irbol oscuro; en Patagonia, Oduken se transforma en bolita y Wdmenk se hace pasar por muerto. Concuerdan ademés en alto grado los incidentes que conducen en los dos casos a la aprehensién de las mujeres. De este mode las mismas descubren a los personajes camuflados, e intentan juguetear o hacer- se duefias de ellos de diferentes formas. Uno de los seres poderosos o la pareja retoman su aspecto habitual y capturan a una o a la to- talidad de las mujeres, con las que se unen finalmente. Pese a las analogias anotadas entre ambas temitieas, la patagénica posee algunas diferencias respecto a la chaquefia. Es evidente la ausencia en la mi- tologia tehuelche, al menos en el estado actual en que la conocemos, de motivos tales como el de la autorreproduccién de los seres unisexnados primigenios, el de la vagina dentada de las mujeres, el del descuido y el de la mutilacién de los guardianes designados para prevenir el robo, el conjunto de temas que en el Chaco se refieren a la intervencién que le cabe al grupo en los episo- dios posteriores a la aprehensién de las mujeres; y, por Ultimo, la inclusién en el Chaco, en los términos del mito antropogénico, de motivos referentes al origen de las relaciones sexuales, del matrimonio y de la individuacién de las especies 4, Apreciamos, no obstante, que la especifidad y similitud de las temiticas incluidas en ambas mitologias permite sustentar la hipdtesis de algim género de conexién entre ambas, cuya real extensién e importancia no podemos pre- cisar mas acabadamente en esta ocasién ? 14 Empero los mismos motivos, ajustados a un curso formal segiin lineas parecidas, también tienen Ingar en In mitologia tehuelche, En efecto, durante el periodo de los origenes, el héroe mitico Ela prohibe las relaciones sexuales entre los seres atin no dt ferenciados, hasta tanto no se constituya definitivamente el orden del cosmos, La desobe- Giencia del Lebo marino acarrea en cambio la individualizacion de las especies, y el origen de Ja cépula, del matrimonio y de la muerte (Siffredi y Bormida, 1969). 13 A manera de ejemplo, aunque en realidad el problema de las correlaciones mi- ticas entre las grupos del Chaco y Patagonia apenas comience a ser desbrozada, podria- mos citar Jas semejanzas muy estrechas en Ja caracterizacién del Sol en las mitologins matica y tehnelche meridional. En ambas el astro es concebide como un gran canibal y un prodigioso chamin —relacionado ademis con la iniciaciin de los restantes— y que castiga con la muerte a los visitantes terrestres (Métraux, 1946 a:363; Siffredi, 1068: + 124), — 129 - BIBLIOGRAFIA Cooren, J. M. 1925. Culture diffusion and culture aress in Southern South America, E 1 Congreso Intemacional de Ameticanistas, V. 1: 406-421, Géteborg Convev, E. J. 1969. Aproximacién al horizonte mitico de ios Tobas. En; RUNA, vol. XII, Buenos Aires (en prensa). Ennesnutcn, P. 1905. Die Mythen un Legenden der Siidamerikinischen Urvéiker und ihre Bezichungen za denen Nordamerikas und der alten Welt, En: Zeit schrift fiir Ethnologie, Vol. 37, supfem., Berl Gususpe, M. 1931, Die Feuchland Indianer. 1 Band. Die Selknam. Médling bei Wien. 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