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El “Otro México” que también perdimos

Prefacio

Cuando, como miles y miles lo hicieron en el pasado, lo


hacen en el presente y lo seguirán haciendo en el futuro,
vine a radicarme a Baja California, conocí un, para mi, nuevo
concepto, que bien a bien no entendí de primera mano:

“El otro México” 1 se me vino de frente aplastante y


rudo, tierno y plácido, evocador y llorón, reclamante e
indiferente, pues no cabía en “un plural”, que aunque “El
Mismo”, éste era “otro dentro de aquél”, pero distinto.
Poco fue el gusto de haberme, al fin, posesionado de
la existencia de ese “Otro México”, cuando tuve que
entender, que igual, había otro más que estaba dentro de
“otro aquél”, que siendo el mismo era diferente pero que
habíamos perdido aquéllos dos, que también eran uno solo.
Sí claro, me refiero al “Otro México” que nos cercenó la
guerra con los Estados Unidos de Norteamérica.
Sí, ese “Otro México” lo perdimos dos veces pero en
pérdidas distintas, esos: “México” que perdimos, no son
iguales ni van el uno con el otro, por lo cual no cabe el
plural; fueron dos distintos, uno territorial y político que ya
no es nuestro definitivamente; el otro, nunca dejó de serlo,
es cultural en la más amplia y justa de sus acepciones, y
nos está esperando todos los días a que volvamos por él...
En estos momentos inverna en un limbo arcaico de
archivos, por la primavera que nosotros le debemos...
...Ésta es la historia!!!

El “Otro México” que también perdimos 2

1
.- “El otro México”.- Fernando Jordán
A manera de justificación
En el verano de 1974 que vine por primera vez a Baja
California, alguno de mis amigos que me habían precedido
en la migración, al tratar de convencerme que me mudara
acá y en sus ansias de describirme lo maravilloso y distinto
que era de lo que ambos habíamos conocido antes, se
esbozó un concepto, que en esos momentos me pareció
mas un fraseo insulso, que aquéllo que se ha convertido en
una verdad, y que me ha impactado tremendamente. Mi
amigo una vez matizando, dijo: es-que-acá–es-otro-México...
Esta persona quizá no alcanzaba a comprender el peso
especifico de su expresión, y sí, era para él en ese
momento, una simple frase en su afán de describir su
encanto por estas tierras, y a mi no me sonó tanto como
para meditarla.
Sin embargo, poco a poco, “Otro México” empezó a
crecer en mi entorno intelectual cada vez que apreciaba el
distinto México que se vive en la California peninsular y pasó
a ser un adjetivo calificativo en mi léxico y mi “frase
predilecta”, en la interlocusión con los nuevos amigos de
acá, frase que no alcanzaba a ser una lisonja a los locales,
pues no los había, por la simple razón que el 80 % de toda la
población veníamos en aquel entonces de: “el-interior”, voz
criolla de los peninsulares para referirse al resto de la
república; el México primario, del que nació este México de
acá .
El choque cultural que significó en mi, conocer ese
“otro México”, se convirtió en toda una catarsis patriótica
que impulsó mi encuentro intelectual con la historia de las
californias. Claro es, que bastaron unas pocas “carnes
asadas” para toparme con alguien que si era nativo y que
me dijo: -“El otro México” es el nombre de un libro de un
autor de Baja California Sur, llamado Fernando Jordan,
deberías leerlo tú, que tan impresionado estas de acá-
Sí, en efecto, la California Peninsular es “El otro
México” de Jordan y no puedo más que agradecerle con mi
dedicación al estudio de la historia, a su libro. Por supuesto,
le debo el
El “Otro México” que también perdimos 3

haberme impulsado a ahondar en el entendimiento y


comprensión de la fenomenología de su dualidad, que sin ser
dos mexicos, es uno sólo, pero tan diferentes...
El caso es que, siendo un poco mas que una referencia,
el libro de Jordán no es el tema de mi libro, pero sí la
motivación original para estudiar la historia de las
californias; mi tema es aquella otra dicotomía, que nació de
la “California Peninsular” y la “California Continental” hoy de
dos países, ahí radican esos dos “México” de los que me
ocuparé en esta “Foja Histórica”.
A lo largo de las siguientes letras trataré de llevarlos a
Ustedes mis heroicos lectores a un viaje entre lo coloquial,
ña narrativa del costumbrismo californiano y el acariciar las
bases documentales que consultaremos, sobre lo
encontrado en muchos archivos y a conocer aquella “Otra
California” que conocí y que la creo en un limbo cultural, de
origen más que nada, diría yo, accidental. Un accidente
histórico en el que no sólo se encuentran hechos no
difundidos en lo absoluto, otros, semiconocidos, personas y
personajes, la más de las veces reales, pero sí, en efecto,
también leyendas, tan serias, como otras deformadas e
intrascendentes, algunas mas, como la de “El Zorro” y
“Joaquín Murrieta”. Otras que no de menos valor pero hasta
ahora ignoradas y tan empolvadas como la verdad; pero lo
mejor de todo, es que esto que he localizado, no es en libros
de otros libros, sino que forman parte de acervos históricos
de primera mano, escritos por sus propios actores y/o
documentados en su tiempo y de manera directa por
quienes, a esos hechos y personas, se vincularon en su
época real.
Todo esto me hizo comprender aquella verdad que para
Jordan le hizo entender como ninguno, que existía en las
entretelas de la patria: un “El otro México”, aquel inhóspito
como el desierto, tan abierto y real como “La cárcel sin
puertas” y tan dulce como las pitayas; aquel, el sin fronteras
ni banderas, sin nación ni lengua, tan útil como el dolor de
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parto, tan universal como el hombre mismo, tan indivisible


como la patria, como el futuro, que por más que en el
proceso lo parezca, no se está dividiendo, sino uniendo.
El usar el concepto de Jordan en éste mi libro, implica
quizá, que deba explicar lo que tomo de aquel periodista
califonorniano de la parte sur de la California Peninsular y
establecrer en que me separo de él y no sólo en un prurito
de presunta honestidad intelectual o pose llevada al
extremo, porque en verdad, no pretendo sólo tomar el
concepto, es que realmente desde que lo conocí, tal como lo
narro, me impresionó del cómo se puede decir tanto, con
únicamente deletrear tres palabras: "El Otro México" y
cómo en su libro, Jordan me llevó a comprender sin lugar a
dudas que la California Peninsular era eso...
Y puesto que sólo bastó que me mostró las escenas de
su cotidianidad, para trascender tanto en mi amor y
veneración a estas tierras, que ahora pretendo mostrar de
aquella California perdida; la California Continental, El
“Otro México que también perdimos”, que válgaseme
la temeridad, pretende ser un tributo a Don Fernando
Jordan.
Dicho lo anterior, estimados lectores, os pido, vengan
conmigo a conocer la historia de California desde la
California misma, sin historiadores de por medio, ni las
fronteras que ellos aceptan, sólo sus hechos y actores, para
que luego:

...hagamos la leyenda juntos!!!

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