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Pierre Cauvin Genevieve Cailloux SE TU MISMO De la tipologia de Jung al MBTI @ EDICIONES MENSAJERO Quedan prohibidas, sin la autorizacién escrita de los titulares del Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduc- ign total 0 parcial de esta obra por cualquier medio o procedimien- to informatico, y la distribucién de ejemplares de ella mediante al- quiler 0 préstamo puiblicos, asf como la exportacién e importacién de esos ejemplares para su distribucién o venta fuera del Ambito de fa Unién Europea. ‘Titulo original: Deviens qui tu es. Guide pratique, Traduccién del francés: Juan Antonio Irazabal Portada y disefo: Alvaro Sanchez © EIMBTI es un test protegido por la legislacin sobre derechos de autor. E] MBI! lo edita en Espana TEA Ediciones / Fray Bernardino de Saha iin, 24 / 28036 Madrid. © LeSoutfle d'Or / BP 3 Le Paroir / 05300 Barret-le-Bas / Francia © 1997 Ediciones Mensajero, S.A. - Sancho de Azpeitia, 2 - 48014 Bilbao ISBN: 84-271-2077-X Depésito Legal: BU-93.1997 Printed in Spain Impreso en: Aldecoa, S.L - Pol. Ind. Villalonquejar. €/ Condado de Trevifo, s/n -Naves CAM, 1°21 - 09001 Burgos Introduccién 2Qué interés tiene conocerse a si mismo? zQué demonio escondido empuja, pues, ‘los autores a escribir, al editor a publicar, al lector a comprar un nuevo libro sobre el conocintiento propio? Qué interés tiene tratar de conocerse mejor? La respuesta més sencilla y, a la vez, la més profunda es la que se da a los nifios al trigésimo sexto «porqué», cuando se acaba de responder a los treinta y cinco anteriores: «Porque es asi». Se puede decir lo mismo en términos més eruditos: «Existe en el cerebro humano una facultad particular, un sis- tema situado en el hemisferio izquierdo, que interpreta las diversas condiuctas de los médulos y elabora creencias a par- tir de estas interpretaciones. El hemisferio izquierdo est con- tinuamente construyendo teorias sobre las relaciones fortui- tas entre los acontecimientos elementales que se producen en el interior y en el exterior de nuestra cabeza». Las dos for- mulaciones se refieren a la misma realidad: el hombre no | Michaél Gazzaniga, Le ceroeu social, Rober Laffont, Parts 1987 5 puede menos de intentar comprender, porque pertenece a su naturaleza. Incluso, es precisamente esto lo que le hace especifica~ mente hombre. La historia de la humanidad es la de su toma de distancia respecto al entorno, la historia de la emergencia de la conciencia. El hombre primitivo de «faber» -fabricante de titiles~ se convierte en «sapiens», es decir, el que sabe, el que domina la naturaleza. Y al tomar conciencia de su saber se convierte en «sapiens sapiens», el que sabe que sabe. Se concibe entonces como centro auténomo de decisién. Pepito Grillo se coloca sobre el hombro de Pinocho, la marioneta se anima, el hombre adquiere una conciencia individual. Ya no cesar de plantearse la pregunta acerca de quién es él, de lo que hace en este mundo y de lo que deberfa hacer en él Sila pregunta tiene tanto éxito es porque, bajo su aparien- cia metafisica, resulta también extraordinariamente practica. Por lo demas, nada hay tan concreto como una buena teoria. ‘Conocerse es conocer también el mundo, tener dominio sobre &l. «Conécete a ti mismo y el universo te pertenecerd», podfa leerse en el frontispicio del templo de Delfos. Es que el hombre es un universo en pequefio, un micro- cosmos. Al igual que un fragmento del holograma permite continuar teniendo una imagen, menos precisa, pero todavia global del conjunto, el conocimiento de st mismo -la sabidu- ria~ permite comprender el universo, si no en cada una de sus leyes particulares, al menos en su significado general. Y, ademés, de modo més inmediatamente préctico, cono- cerse mejor atimenta las posibilidades de funcionar mejor: = en relacién con nosotros mismos, el conocimiento de nuestras capacidades y de nuestras limitaciones es el medio més seguro de desarrollamos lo mejor posible, sin extraviar- nos por falsos caminos. Lo que implica, a su ves + utilizar nuestras posibilidades. Nacemos con un futuro abierto. La necesidad de especializaci6n nos empuja a favore- cer ciertas reas en detrimento de otras, Si no tenemos cuida- do, podemos entrar en el carril de los habitos repetitivos. Envejecer no es esclerotizarse, sino desarrollar poco a poco el maximo de nuestras capacidades. 6 * dar pruebas de realismo. No podemos hacer una cosa y su contraria. La observacién inmediata nos muestra que no todos tenemos las mismas capacidades, los mismos modos de ser y actuar. Solamente podemos partir del punto en que nos encontramos; creernos capaces de todo seria la menor mane- ra de no llegar a ninguna parte. ~ con relacién a los demas, ya que nos ayuda a «compren- der nuestros propios prejuicios»? y, en consecuencia, a buscar ante todo Io que podemos hacer para mejorar la comunica- cién, en lugar de reprochar a los demés el ser diferentes de nosotros. jEsto no es mas que una aplicacidn de la parabola de Ja paja y Ia viga! Realizarse es actualizar las propias potencialidades, es hacer que crezca lo que esta presente en germen. Es exacta- mente «llegar a ser lo que somos». Cémo podemos conocernos mejor? Un maestro suff explicaba en cierta ocasién que, para encontrar agua en el desierto, es mejor ahondar muy profun- do, siempre en el mismo lugar, que horadar muchos hoyos superficiales. 2C.G. Jung, Essai d'exploration de nconscient, Laffont, Paris, 1964. 7 7 De forma semejante, entre los muiltiples caminos del desa- 7 trollo personal, corresponde a cada uno elegir el que mejor le ‘Z conviene. Lo esencial es cavar profundo; por eso este libro no. 7 es una exposicién teérica para recorrerla superficialmente, sino un instrumento de trabajo con eercicios, El método que proponemos tiene sus caracteristicas pro- pias. Las irs descubriendo sobre la marcha, pero he aqui las que nos parecen més importantes: —un sélido fandamento tedrico, que es la obra misma de Carl Gustav Jung y, de modo especial, uno de sus titulos de referencia: Los tipos psicolégicos, publicado en 1920, y del que Jung decia que «era el fruto de veinte afios de practica psico- l6gican. ~uun modelo de hombre que integra sus dimensiones, fisi- a, afectiva, intelectual y espiritual, sin reduccionismo de un nivel a otro, ¢ un instrumento operativo: la tipologia de Jung ha inspi- 7 radoa dos americanas, Katharin Briggs y su hija Isabel Myers, 7 que han elaborado un test de personalidad, el Indicador Ti- 7 pologico de Myers-Briggs (MBT1). Este indicador ayuda a determinar el tipo psicoldgico de cada uno?, = abundantes y rigurosas investigaciones: a partir del «MBTI> se ha desarrollado una importante bibliografia fun- dada en numerosas experimentaciones y en estudios de vali- dacién, realizados desde hace cincuenta aio, ~y, sobre todo, algunas caracteristicas particulares: una descripeién fina y sintética de los principales meca- nismos de funcionamiento del psiquismo, que son la recogi- da de informacion y Ia toma de decisiones; * la revalorizacién de las diferencias: cémo hacer de ellas complementariedades enriquecedoras, en lugar de permane- cer en una oposicién estéril; el comienzo de un camino de perfeccionamiento: més que una foto de lo que uno es, el MBTI ofrece un mapa para desarrollar las propias potencialidades; SSS SS> 3 Ver en el vocabulario el articulo MBTI. EI MBTI lo edita en Espana ‘TEA Ediciones, Fray Bernardino de Sahagiin, 24, 28036 Madrid 8 * finalmente, su cardcter liidico: aunque el método es serio, jno resulta precisamente aburrido! Verds, incluso, que pronto se transforma en tn juego. Estos objetivos que nos hemos fijado, vamos a intentar alcanzarlos siguiendo las cinco etapas siguientes: — El capitulo 1, «Conoce tus preferencias», te proporciona el vocabulario y los conceptos basicos a partir de los cuales nos resultara posible trabajar. ~ El capitulo 2, «;Cual es tu tipo o caricter?», te permite realizar las primeras «conexiones» y obtener una fotografia del funcionamiento de tu psiquismo. ~ El capitulo 3, «Descubre tu dinémica, te presenta los principios de este funcionamiento y la dindmica propia de cada tipo. = El capitulo 4, «Tzaza tu camino», te permite describir la evolucién de tu propio camino, explicando su pasado y ofre- ciendo claves de comprensién y accién para el futuro. = El capitulo 5, «Descubre un sentido», trata de situar este esfuerzo de desarrollo personal en una perspectiva més amplia, que le da un sentido. La parte teGrica solamente es una guia; te remitira cons- tantemente a las otras dos: = Los ejercicios précticos, que te permitirén realizar un trabajo personal mientras sigues el texto principal (Parte Ill); = Los «retratos», que te suministrardn desctipciones deta- Iladas de los diferentes tipos psicolégicos a los que nos referi- remos (Parte I) PRIMERA PARTE Conoce tus preferencias Punto de partida y principio fundamental Las variaciones en la conducta que se observan entre los individuos no son resultado del azar. Son, sobre todo, la con- secuencia de las preferencias esponténeas respecto a cuatro dimensiones fundamentales del psiquismo, cada una de las cuales esta definida por dos polos opuestos, Son éstas: ~ la orientacion de la energfa: Extraversién o Introversin = los modos de percepcién de la realidad: Sensacién 0 Intuicién, = Ios criterios de decisién: Pensamiento o Sentimiento ~ el estilo de vida: Juicio o Percepcién. Con otras palabras, a todos nos han repartido, de salida, unas cartas: para jugar bien en el juego de la vida, necesita~ mos conocerlas. Es lo que vamos a hacer ahora. La noci6n de preferencia La hipétesis fundamental de Jung, retomada en el MBTI, es que, aunque todos disponemos de todas las posibilidades y aunque en cada dimensién utilizamos sucesivamente en 1B oN \ funcién de las circunstancias los comportamientos correspon 7 dientes a cada uno de los polos, sin embargo también tene- / mos tna preferencia innata por uno u otro de los polos, tene- 7 mos una predilecci6n esponténea, que no brota de la reflexién Zy que es més 0 menos intensa segtin las personas. Por lo ‘menos, no podemos, so pena de confusién, situarnos en los dos polos a la ver. ‘Mejor que tn largo discurso es un pequefia experiencia: haz el ejercicio propuesto en ta ficha n° 1. Este ejercicio nos permite comprobar lo siguiente: = Una evidencia: cada uno tenemos una mano «preferi- da», sea la derecha 0 Ia izquierda. No por una eleccién deli- berada y consciente, sino porque es la mano de la que nos ser- vimos ), - 0 hacia el mundo interior (introversién, letra «>. La extraversién es, pues, la orientacién del sujeto hacia «fuera», hacia el mundo de las personas, de las cosas, de los acontecimientos, tanto para extraer de alli su energia como para dejar alli la huella de su acci6n. La introversién es la orientacién del sujeto hacia «dentro», hacia el mundo de los pensamientos y de la reflexién, tanto para renovarse como para expresarse en él. Dos actitucles tipicas en un banquete de botdas. Francisco, extravertido, rie, bromea, baila, Cuanto més avanza la noche, ‘ms aumenta su energia. No s6lo parece inagotable, sino que su tono aumenta a medida que van pasando las horas. Cuando no queda més que una hora, todavia sigue y se pre- gunta por qué los demas se han retirado cuando comenzaban a divertirse, Elena, su sobrina, también encuentra la fiesta agradable, pero al modo introvertido. Mantiene conversacién, por lo regular, con una o dos personas; de vez en cuando, sale ‘a respirar», Este reposo «psicoligico» le permite recuperar fuerzas para continuar la fiesta, 2 Ver en el vocabulario la definicién de este término. 7 Principales rasgos caracteristicos Esta orientacién del sujeto hacia el mundo exterior o hacia el mundo interior se traduce en comportamientos tipicos para cada una de estas dos preferencias. El extravertido normalmente tiende, en primer hugar, a actuar y, después, a reflexionar; el introvertido reflexiona du- rante largo tiempo antes de pasar a la accién. Para el primero, la secuencia de aprendizaje es acci6n — reflexién ~ acci6n; para el segundo, reflexién — accién - reflexién. El extravertido piensa en voz alta; necesita hablar para onganizar sui pensamiento; su discurso resulta, pues, cam- biante y no teme las contradicciones sucesivas, ya que expre- sa la marcha de su reflexién. El introvertido solamente habla tras madura deliberacién; s6lo enuncia en voz alta lo que ha reflexionado mucho y solamente expresa lo que le parece firme y definitivo. Evidentemente, cuando se escuchan recfprocamente pue- den surgir dificultades. El introvertido cree que lo que ha expresado es el resultado de una larga reflexién; le sorpren- den las variaciones del extravertido y le entran ganas de pedirle que no hable hasta que no se aclare. El extravertido, Por su parte, espera un desarrollo de la primera frase, que para él no es mas que el punto de partida; esté, pues, extra- ado del silencio que la sigue y tiene ganas de decir «zy qué»? De la misma manera, un extravertido responde inmedia- tamente a la pregunta que se le hace, mientras que el intro- vertido se toma tiempo para reflexionar. Lo que le leva al extravertido a hacerle de nuevo la pregunta, pues cree que el introvertido no le ha escuchado, puesto que no le ha res- pondido. El hecho de volver a hacer la pregunta perturba, sin duda, al introvertido en su reflexién y, consiguientemen- te, alarga su tiempo de respuesta. Pero, paralelamente, el hecho de no responder turba al extravertido y le induce a hacer de nuevo la pregunta. En estos casos, se trata, con fre- cuencia, de un circulo vicioso que puede terminar en el tra~ dicional «tii nunca me escuchas cuando hablo», preludio de una buena disputa conyugal. La solucién va por buen cami- no si, por ejemplo, el introvertido acusa recibo de la pre- gunta ~«le he escuchado»-, de modo que el extravertido 18 sepa que no estaba hablado a un sordo y pueda asf dejarle tiempo de reflexion. A veces, a fuerza de reflexionar sobre lo que va a decir, el introvertido termina, incluso, por creer de buena fe que ya lo ha dicho. (El pensamiento tiene tanta fuerza para él que lo aso- cia esponténeamente a una forma de telepatia! En resumen, si no sabes lo que piensa un extravertido, es que no le has escu- chado, porque probablemente ya lo ha verbalizado; sino sabes Jo que piensa un introvertido, es porque no se lo has pregun- fado, porque es poco probable que te lo diga sin més. Al extravertido le gusta el contacto, incluso ~y posible- mente de manera particular- cuando es imprevisto y espon- tdneo; al introvertido le gusta mas que le anuncien la visita. Suena el teléfono: el extrovertido se dice espontineamente: «jEstupendo! Quién sera el que me llama?», mientras que el introvertido: «;Pestes! Quién vendré a molestarme?» En sociedad, el extravertido es un rompedor de hielos, el que esponténeamente hace las presentaciones, establece las relaciones entre las personas, inicia las conversaciones y las anima. Tiene talento para entablar contactos. El introvertido solamente habla con facilidad de una materia que domina o que le resulta muy interesante. Su conversacién mundana tiende a ser monosilébica: «Si, no, gracias, se lo ruego>. Su talento se orienta a profundizar el contacto, 1o que no quiere 19 decir que el extravertido no profundiza o que el introvertido no sabe establecer contactos. Nos referimos a las preferencias, a lo que esponténeamente hace mejor cada uno. En las reuniones, el extravertido tiende a hablar el prime- 10, devuelve el bal6n, trata de «hacer hablar» a los silenciosos, lo que, visto desde el lado del introvertido, significa con fre- cuencia asaltarle a preguntas, sin dejarle tiempo para respon- derlas. Porque el introvertido necesita tiempo; emite entonces ideas bien pensadas sobre las que vuelve con mayor dificul- tad que el extravertido. Si se trata de expresar ideas 0 de ser creativo en el grupo, el extravertido lo hace con mayor facili- dad y rapidez; el introvertido prefiere que el tiempo de tra- bajo en grupo esté enmarcado por tiempos de trabajo indivi- dual, sea antes para preparar las ideas 0 después para elabo- rarlas. Al extravertido le gusta més la comunicacién verbal, mientras que el introvertido prefiere utilizar la escrita. Dado que no existen canales exclusivos de comunicacién, lo que importa es elegir el que mejor se adapte al interlocutor y, en consecuencia, adoptar métodos de comunicacién diferentes con personas de tipo diferente, El extravertido expresa con facilidad sus pensamientos y sus emociones; el introvertido, que también es intenso y apa~ sionado, solamente los manifiesta en un ambiente de confian- za. El primero busca el contacto y el intercambio y ahi encuentra su energia; el segundo halla la fuente de sus tecur- sos en la intimidad. Consecuencia: resulta més fécil conocer al extravertido que al introvertido. Tendremos ocasién de vol- ver sobre esta cuestién. Exageracién de las preferencias ‘Aunque de suyo una preferencia no es mejor que otra, el uso exclusivo y excesivo de una preferencia desemboca en un desequilibrio. Cada preferencia tiene su vertiente patolégica, que, aunque frecuentemente nunca aparece, se puede mani- festar en determinadas circunstancias o en algunas personas. Precisamente, las personas con preferencias opuestas se suelen referir con frecuencia a estos excesos, para criticar a los 20 que no se parecen a ellos. Ocurte, incluso, que la diferencia Ss percibida como un exceso en el otto, cuando, en realiclad, es perfectamente normal. Para el extravertido cualquies inte Sedo es facilmente clasificado como «inhibidor; mientras {gue el introvertido espontineamente considera shistéicos> & todos los extravertidos. ‘La extraversiOn, mal controlada, tiende a la superficial dada la chatlataneria. De este modo, el extravertido puede aoe ertitee en un fabulados, cogido por sus propies palabras, soeTumolino de palabras» que suelta frases como un grife dle agua tibia, sin tomarse ni dejar tiempo para respiras Es el Metgpatas impenitente que sale de una reunion pensando: «Mejor si no hubiera abierto el pico». En cambio, Ia introversién excesiva tiende a la inhibicion, al retraimiento, ala timidez enfermiza. A Ja inversa del mete- patas, que hablo demasiado, se le ocurre ala salida dela reu- Fron la réplica que deberfa haber presentado cinco minutos antes, En casos extremos, el introvertido se repliega en Sa ate jo interior abstracto, descuidando 0 ignorando las Obl gaciones que puede imponer el contacto con las personas Y las cosas. Palabras clave Extraversi Introversion Active | Reflexivo Exterior | Interior Sociable | Reservado Pablico | Intimidad “Abundantes relaciones | Relaciones restringidas Expansivo | Tranquilo ‘Amplitd | Profundidad Interaccién | Concentracién ‘A.gusto con las personas | A gusto con las ideas y 'y las cosas | 10s pensamientos Energia centrifuga | Energia centripeta 2 Personalidades representativas Extraversién | Introversion Voltaire | Rousseau Freud | Jung Darwin | Einstein Roosevelt. | Lincoln Reagan | Carter Frecuencia Disponemos de dos series de datos relativos a la distribu- cin estadistica de las preferencias. Por un lado, en los Estados Unidos, el banco de datos administrado por el «Center for Application of Psychological Types» (CAPT); por otro, las informaciones, todavia limitadas, que hemos recogi- do en Francia, En los Estados Unidos, segtin el CAPT, teniendo en cuen- ta el conjunto de los niveles socioprofesionales, un 75% se~ rian extrovertidos y un 25% introvertidos. Pensamos que en Francia la distribucién resulta més equilibrada y que se apro- ximaa mitad y mitad. Esto se traduce, a fin de cuentas, en las diferencias de comportamiento entre un pais y el otto, que quedan patentes incluso para una observacin superficial. > Y, ahora, cul es tu preferencin? Te sientes extraverti- do(a) 0 introvertido(a)? Si tienes tn poco de los dos, ecules el lado que domina? Haz tu elecci6n; de todos modos, es algo que sélo te concierne a ti; 10 largo de este libro dispondris de otras informaciones; ast pues, tienes todo el tiempo que necesites para reconsiderar tu primera eleccién, si lo estimas necesario. > Para experimentar Io que es la introversi6n y la extraver- sin, fe proponents realizar el ejercicio n° 3 (pagina 227). Las funciones de percepcién: sensacién e intuicién Fl Energia Percepciin Na } ostinetiodevaa{ Definicién Disponemos de dos modos principales para recibir infor- macién: ~ Con la sensaci6n (representada por la inicial $) captamos los datos a través de nuestros cinco sentidos. El proceso es ana- Iitico y discursivo, semejante al del ordenador. Denominaremos «factuales» 0 «sensoriales» a las personas en las que domina este modo (otros llaman «discursivas» a estas personas). — Con la intuicién (inicial N, ya que la I esté ya reservada para la introversi6n) tenemos una visién global, conseguida Por un proceso inconsciente. Llamaremos «intuitivas» a las personas que utilizan con preferencia este modo. Por supuesto, una persona de tipo «S» puede tener intui- ciones. Es més, resulta dificil en ciertas ocasiones distinguir tuna «intuicién» —fogonazo inmediato-, de una recapitulacién ultrarrépida de sensaciones. De modo semejante, un intuitive no ignora las sensaciones, ya que también utiliza sus cinco senticios. Pero, para el sensorial, el modo de proceder es pre- ferentemente secuencial, con etapas conocidas que pueden ser repetidas, mientras que para el intuitivo el modo de pro- ceder es mas inmediato ¢ inconsciente. Dos textos para ilustrar cada preferencia. Para la Sensa- cidn, el economista Jean Fourastié: Laeestadistica es un medio de descripcidn histérica mas pode- rosamente evocador que cualquier otro. En efecto, las largas columnas de cifras que se suceden, ato tras arto, en los anua~ 23 rios estadisticos reservan al observador que las quiere leer 0 examinar una emocién més directa y una comprensién més completa de los éxitos y de las miserias de la humanidad que los desarrollos de los novelistas. Esto se debe a que la cifra transcribe el hecho bruto, sin teoria y sin disfraces*. Para la Intuicién, Anny Duperey: Lo yo que acababa de comprender no era de gran importan- cia, pero el descubrimiento repentino, esa dulce fulguracién era siempre tan sorprendente que me quedé un momento extrafiada, casi divertida. Si, habia algo de eso, una especie de diversién al ver surgir una explicacién en mi mente como el conejo que sale de un sombrero’. Principales rasgos caracteristicos Al sensorial le gusta lo concreto. Cree lo que ve y, como Santo Tomas, necesita ver para creer. Lo que le interesa son los hechos concretos, mensurables y verificables. Todos los detalles son importantes. Para él, el valor de una accién se juzga por sus resultados, por su eficacia; y cuanto antes se manifieste su eficacia, mejor. Es que el sensorial vive esen- cialmente en el presente, y sabe sacarle provecho, sin pesar por el pasado ni impaciencia por el porvenir, Su lema podria ser «Aqui y ahora». Al intuitivo le gusta lo que emerge, pero que todavia no existe. Lo que le interesan son las posibilidades, las potencia- lidades. Frecuentemente, si no siempre, «allé y en otra parte», su espiritu se proyecta sin cesar en el futuro, que «ve» mucho més facilmente que al presente. Para él, hablar de «detalles aburridos» es un pleonasmo. En la accién, lo que le importa es la originalidad, la novedad. Sus respectivos modos de aprendizaje son, evidentemen- te, muy diferentes. 3 Introduccién de L'économie frangaise dans le Monde, Col. Que sais-e?, PUR, Paris, 1945 para la primera edicidn. Citado por Jacqueline Fourastié, Humanisme et Entreprise, 1993 (pp. 100-25, 199-200). “En su magnifico libro Je tous éis, Seuil, Pars, 1993. 24 El sensorial prefiere aprender paso a paso, experimentan- do concretamente lo que se le dice. Su saber pasa por sus manos. E] intuitivo capta el conjunto a través de la lectura, al conocer el esquema organizativo. Los juegos de los nifias son reveladores, El nifio sensorial lo pasa estupendamente con un mecano, mieniras que el mitio intuitivo pasa el tiempo leyendo o escribiendo sainetes, Esta diferencia en el modo de aprender vuelve a aparecer en el modo de exponer. El sensorial prefiere desarrollar st razonamiento paso a paso, sin saltarse ningtin nexo légico. ‘Comienza por el principio y termina por el final. El intuitivo procede por saltos: la conclusién le salta a la vista antes de pasar por las etapas intermedias. Las dificultades de com- prensién en este terreno pueden ser grandes, porque cada uno, ante la dificultad del otro para seguirle, tiende a insistir en su propia manera de proceder. El intuitivo, que prefiere tener una visién de conjunto antes de entrar en los detalles, se pierde répidamente en el razonamiento secuencial ~y pata él fragmentado- del sensorial; éste, en un esfuerzo digno de elo- gio por hacerse entender mejor, hard lo que le parece natural: dar més detalles todavia para razonar mejor su pensamiento, con lo que no consigue sino hacer todavia més confuso su dis- curso para el intuitivo. A la inversa, el sensorial se pregunta a qué esta jugando el intuitivo, que le presenta la conclusion antes de haber recorrido todas las premisas. Deseoso de com- partir su convicci6n, el intuitivo corre el riesgo de repetir, una y otra vez, que «sin embargo, esta muy claro», cuando al sen- sorial le parece totalmente «nebuloso». Nos comportamos, frecuentemente, como el borracho que pierde la llave al volver por la noche. Unos minutos después su vecino le encuentra buscando en el suelo, junto a la farola, «Pues, claro -explica el borracho a su vecino, que se extrafia de verle buscar la lave a diez metros del lugar donde la per- -, busco donde hay luz». Nos encerramos, con frecuencia, ‘en nuestro circulo de luz, cada uno bajo su farola. 25 26 En lo que se refiere al lenguaje, el sensorial es literal y el intuitivo es simbélico. El primero toma las palabras en su sentido exacto y preciso, segtin lo que significan directamen- te. El intuitivo, en cambio, las relaciona con un contexto, con unas referencias y con unas posibilidades. Para el intuitivo, las palabras son importantes no por lo que dicen sino por lo que sugieren. El factual se pone del lado de la denotacién, del remitir a la realidad unfvoca. EI intuitivo, por su parte, del lado de la connotacién, del sentido particular, que varia segtin la situacién o el contexto. Ante Ia palabra: manzr a, el sensorial piensa en «reineta», agolden», fruto, compote, rojo, verde, Asturias, El intuiti- v0 evoca Adin y Eva, Newton, Macintosh, Nueva Yorks, Guillermo Tell. 5 A Nueva York se e llama familiarmente «Big Appley, la gran man- zana; y los Macintosh son los ordenadores fabricados por la empresa ‘Apple. 7 El sensorial, que constata y analiza lo real, normalmente se sittia del lado de la tradicidn, tiene preferencia por los modos de comportamiento aprobados, ya que, por experiencia, garantizan un resultado fiable. Los procedimientos constitu- yen para él una seguridad. El intuitivo, que vive en el mundo de las posibilidades, se coloca en el terreno del cambio. Entre ‘un método conocido con resultados seguros y un método nuevo con resultados inseguros, elige casi siempre el segundo. Lo que cuenta para él es la experimentaci6n. El factual prefie- re utilizar los algoritmos, o concatenaciones de los célculos 0 de las tareas necesarias para la consecucién de un resultado, Mientras que el intuitivo se siente a gusto en la heuristica, es decir, en Io relacionado con los descubrimientos. EI sensorial es metédico y ponderado, mientras que el intuitivo es esponténeo y rapido. La diferencia de velocidad entre los dos es con frectiencia muy grande. En el terreno aca- démico, por ejemplo, en los examenes y oposiciones, la velo- cidad representa una desventaja para el factual, porque el tiempo de las pruebas esté limitado. Asi sucedié con una per- sona de tipo factual que, por lo general, obtenia puntuaciones bajas en los tests porque los respondia con tal cuidado, com- probando las respuestas dos veces més bien que una, de tal modo que nunca conseguia terminar en el tiempo concedido. Hasta un dia que, cansado, decidié responder «de cualquier manera». Como el problema no se derivaba de su inteligencia ni de sus conocimientos, respondié con acierto y tuvo tiempo para terminar. En cambio, el sensorial lleva ventaja en las tareas minuciosas, y su tasa de respuestas correctas en esta rea sera probablemente més elevada. Este factor de velocidad creemos que tiene gran impor- tancia en la capacidad de lectura. Se ha comprobado, por medio de pruebas, que los intuitivos leen mucho mas que los factuales®, Entre las causas posibles, la capacidad de los intui- tivos para comprender con rapidez, sin entrar en detalles ni realizar regresiones, desempefia con seguridad un papel importante; mientras que el sensorial tiende a leer linea a Ifmea y a volver a comenzar hasta estar seguro de haber com- 6 Ver Manual de wilizciOn del MBTI, TEA Ediciones. 28 prendido bien, es decir, hace todo lo que desaconsejan con insistencia los métodos de lectura répida. El «S», pragmatico y eficaz, espera de la gente con la que se encuentra un comportamiento claro y coherente. Otorga su confianza baséndose en datos concretos. El «N» es imaginati- vo y abierto a las negociaciones. La relacién tiene valor para élen cuanto es portadora de posibilidades para el futuro. La cifra significativa del factual es el «1», la unidad, base de la medida, que remite a lo que existe, al momento presen- te, a lo que es. El ntimero simbélico del intuitivo es «on el infinito, abierto a todas las posibilidades y a la imaginaci6n. Exageracién de las preferencias La dimensién $/N es, sin duda, la que presenta mas difi- cultades de comprensién; menos visible con frecuencia que respecto a otras dimensiones, refleja la manera irracional y no reflexiva de percibir la realidad. Las funciones $ y N son ver- daderas lentes que nos calamos para observar el mundo. Y, de modo totalmente natural, no podemos imaginar que se pueda ver el mundo de modo diferente a como nosotros lo vemos. 2Cémo serfa un universo en el que pudiésemos escuchar los ultrasonidos y ver los rayos infrarrojos? ;Cémo comprenderi- amos a un extraterrestre que nos hablara de ese universo como de algo evidente? E] «Sp llevado hasta el extremo, 0 tal como lo ve a veces el intuitivo, puede ser pragmitico hasta el punto de ignorar los demés aspectos de la vida. El realismo exageraco conduce al materialismo, al desconocimiento de los fenémenos espiri- tuales. De este modo, el dinero puede Hegar a tener una importancia exagerada en la vida de un sensorial. La hipertrofia de la observacién puede también conducir a una falta total de imaginacién, a la rutina y a la esclerosis. El peligro de burocratizacién se vislumbra en el horizonte. El «S» exagerado puede llegar a no ver més alla de la punta de su nariz. Ahora bien, como decfa con humor el general De Gaulle: «Esta bien tener los dos pies en el sutelo, pero no por eso hay que llevar la nariz a la altura del césped». 29 En sentido inverso, el intuitivo puede vivir tan lejos en el mundo de los posibles que legue a perder todo contacto con la realidad. El profesor Nimbus ignora con tanta soberbia las contingencias materiales que son otros los que deben cuidar- Io. Su reino es el «YAKA — FAUKON». Su capacidad para considerar sin descanso otras maneras de actuar corte el peligro no solamente de volverle «confu- 0» 0 incomprensible, sino también inestable y agotador, ya que, en él, una idea oculta a otra. Como una mariposa, se quema en la llama de las ideas nuevas, con riesgo de nunca concrear una sola. Palabras clave Sensacién | Intuicién Detalles | Grandes rasgos Presente | Futuro Practico | Imaginativo Procedimientos | Inventos Secuencial | Aleatorio Linea de conducta | «Buen olfato» Repeticién | Variedad Goce del presente _| Anticipacién del futuro Personalidades representativas Sensacién | Intuicién Apéstol Santo Tomas | Arquimedes San Ignacio de Loyola_| San Juan de la Cruz Descartes | Leonardo da Vinci Freud | Jung 30 Frecuencia Isabel Myers indica una repatticién total en los Estados Unidos de 70% de $ y de 30% de N. Por el momento, nuestras propias estimaciones referidas a Francia, aunque todavia necesitan una validacién estadistica mas completa de la que disponemos, son més bien de 60% de S y de 40% de N. En contra de un apriari bastante extendido, no se consta- tan diferencias entre varones y mujeres, aunque se considera que los primeros son més «S» y las segundas mas «N». Sin embargo, la distribucién $/N’ varia considerablemente en funcién de la profesion. > No olvides seguir rellenando la ficha 2. > Como enttrenamtiento, echa ws vistazo a la ficha 4. 31 Las funciones de juicio: pensamiento y sentimiento : } Energia Percepeisn { eA } Destine evi { Definicién Después de recopilar la informacién, de acuerdo con uno de los dos modos a que nos acabamos de referit, viene el momento de la decisién. El tipo de criterio que entonces adoptamos depende de nuestra preferencia por una de las dios funciones del juicio: el pensamiento légico, representado por la letra «T», ini- cial de la palabra «Thinking», y que se conserva en castellano por razones de armonizacién internacional, — el sentimiento, representado por la letra «F», inicial de la palabra «Feeling». La persona de tipo Pensamiento, 0 «T», se decide en funcién de lo que le parece I6gico, objetivo. La pregunta fundamental, a la que busca respuesta, es distinguir lo verdadero de lo falso. La persona de tipo Sentimiento, o «F», se decide en funcién de sus valores personales, subjetivos. La cuestién fundamental para ella es la distincidn entre el bien y el mal. El resultacio de los dos procedimientos puede ser, después de todo, exactamente el mismo. Lo que diferencia el «T» del «F» es el modo de llegar a Ja conclusién, no la conclusién misma. Las funciones son modbs de proceder; hay que diferenciatlas, en tanto que modos de operar, de los contenidos a los que dan origen. La palabra «sentimiento» puede resultar engafosa, ya que se utiliza en el lenguaje coloquial con varios significados, de los que conviene diferenciatla’: 7 Sobre ta funcién «Sentimiento», véase James Hillman, «The feeling function», en jung’s Typology. 33 = El verbo «sentir» se utiliza, en lenguaje ordinario, tanto para el sentimiento como para la sensacién: «sentirse bien (0 ‘mal)» sugiere tanto una experiencia fisica como una experien- cia psicoldgica. Hablamos de sensacién cuando esta en juego un estado fisico, y de sentimiento cuando se trata de un estado interno, psiquico, dando por supuesto que los dos aspectos estén intimamente mezclados en la vivencia individual. — El mismo verbo «sentir», 0 su equivalente («Tengo el sentimiento»), se utiliza frecuentemente en el sentido de «comprender intuitivamente», aproximandolo ast a la fun- cién intuicién; nosotros trataremos de evitar este equivoco. = La palabra misma «sentimiento» es ampliamente utili- zada en el sentido de «emociones», «afectos», eventualmente ‘con una connotacién amorosa («sentir algo por alguien»). Es cl sentimiento «caliente», que no es precisamente del que tra- tamos aqui. Tomamos aqui «sentimiento» en el sentido anti guo, tal como lo define, por ejemplo, el diccionario Robert: Juicio, opinién que se funda en una apreciacién subjetiva y no en un razonamiento I6gico». Se trata del sentimiento «drfo». Los dos aspectos aqui también estén mezclados en la préctica: la afectividad (= «sentimiento caliente») esta més directamente implicada en la apreciacién subjetiva (= «senti- miento frio») que en el pensamiento légico impersonal. — Hay que distinguir, pues, a funcién «Sentimiento» de los sentimientos mismos. Por una parte, la funcién «Senti- miento» se puede ejercitar sobre todos los contenidos del psi- quismo: pensamientos 0 sentimientos; por otra parte, los sen- timientos pueden ser tratados de otro modo que el de la fun- cién «Sentimientom; por ejemplo, pueden ser juzgados con un crtiterio de eficacia operativa por el Pensamiento logico. ‘Observemos que si sentimiento no es igual que emocién, no conviene tampoco asociar pensamiento e inteligencia. El « vibra con los sentimientos del otro como si fueran suyos, antes incluso de tratar de saber si los comparte o no. El psicologo Carl Rogers ha utilizado el nombre de «empatia» para designar la facultad que «consiste en percibir exacta- mente el cuadro de referencia interno de otra persona, con los 1 Utilizamos deliberadamente el demostrativo «estos», a pesar de que Ja gramatica exigitia mas bien el posesivo asus» pars traducir exactamente Ia actitud de la persona de tipo «T», que toma los sentimientos como un dato més y no como una vivencia experimentada y compartida, 36 componentes emocionales y los significados vinculados con Slo como si uno fuera In otra persona, pero sin perder tuna la condicién de como si». Las personas de tipo «F» se ponen facilmente en el lugar del otro y tienen més dificultad ee mantener la condicién de «como si». Las personas de tipo Sih tienen una conciencia esponténea del «coro si» y perciben con mayor dificultad los componentes emocionales. a posicion distanciada del «T> le permite aleanzat mis facilmente su objetivo de justicia y claridad; el deseo de impli cacién del «Fs le capacita para hacer reinar la armonfa, que es ‘una de sus principales preocupaciones. Esto se traduce también en el modo en que uno y otro cemiten y reciben las criticas. Para el «T», lo que no funciona bien galta a la vista y debe ser manifestado tal cual; la alaban- 2a, eventualmente, vendré después. Para el «F», lo primero es Ia apreciacién positiva; los defectos solamente son sefialados Wa tarde, cuando se ha creado un clima que permita decirlos sin herir. Cuando observan fa ptntualidad de los trenes, el «T» indica primero, incluso tinicamente, Ios trenes cor retraso; el «F» Fionde con facilidad a felicitar a los conductores por su put tualidad habitual. Reciben la ceftica de manera parecida a como la emiten. Es decir, que el «T> queda satisfecho de que se le indique Gefecta que debe corregir. Ast como juzga desde fuera, asf ceeetjen becucha la critica desde fuera; lo que se critica es la mmoteduta de pata y no a él. Por el contrario, en general, el «F> Fiferencia mal la critica especifica y el ataque personal: lo que apta no es que ha cometido un error, sino que es un inst Gi el arte de la critica es dificil, es porque se presta a jue- gos eruzados a los que hay que estar muy atento, sobre todo arando entra por medio una relacién de autoridad. En efecto, 1 eT que critica al «F» a su manera, directa, sin florituras, tiene muchas probabilidades de provocar una reaccién de blogueo, ode rechazo, Esta reacci6n incomprensible para é)e puede initar y hacerle todavia més cortante Insist dicen a «Pero, en fin, sea usted I6gico y abjetivo..., consejos inti- tiles para quien experimenta [a critica de manera subjetiva Y 37, afectiva, si no es para reforzar su sentimiento de que real- mente no esté a la altura de los acontecimientos. En sentido contrario, la manera suave del «F» desconcerta probablemen- teal «T», que se pregunta qué ataque disimulan las alaban- zas de su interlocutor. Y si entonces declara bruscamente: «Bueno, zqué es lo que no marcha?, dimelo claramente», su interlocutor «F> podria interpretarlo asi: «jadiés, ya le he ofendido! Tengo que avanzar con mas prudencia», lo que, por supuesto, no hace sino reforzar la impaciencia del «1». Después de todo, nunca resulta fécil aceptar la critica, y pue~ den intervenir otros muchos factores. Un grupo con el que reflexiondbamos sobre esla cuestién observé lo siguiente: «qTodos somos “I” cuando se trata de criticar a los demés, y “B" cuando nos critican!» Los modos de comunicacién de «T» y «F» son diferentes. E] mensaje de la persona de tipo Pensamiento se refiere a los principios; lo mas importante para ella es el contenido del discurso. El mensaje del «F» se refiere a las personas y a sus valores; las modalidades de] discurso, la interaccién entre el emisor y el receptor son esenciales para ella. El «T» demues- tra y piensa que la adhesin intelectual es el motor de la deci- si6n. El «F» estima que la motivacién personal es el resorte de Ja accién. El «T» compara las posibles soluciones, es un espe- cialista del andlisis a base de muchos criterios. El «F» evalia en términos de bien y mal, su sistema es binario. En lo que se refiere a las relaciones, el «T» las prefiere en general impersonales y objetivas, lo que no quiere decir que vite la intimidad con las personas que le son cercanas. Pero esa intimidad la vive con frecuencia como un modo de com prender intelectualmente. El «T» tiene ante todo necesidad de Clatidad. Por su parte, el «F» desea relaciones personales, en las que haya intimidad y emocién; lo que prima es la necesi- dad de armonfa, Exageracion de las preferencias En esta dimensién como en las otras, las actitudes unilate- rales pueden conducir a comportamientos inaclaptados, y las 38 oposiciones entre preferencias conducen también a percep- ciones recfprocas negativas. De este modo, la persona de tipo «T» puede parecer fria, incluso condescendiente o sin coraz6n. Su facilidad para cri- ticar puede rozar la causticidad. De este modo, el «T» puede hetir sin quererlo, y a veces, incluso, sin darse cuenta de ello. El exceso de légica puede conducirle a descuidar de tal modo los sentimientos de los demas que los vuelva en su contra. Por el contrario, el «F» parece emotivo sin ton ni son; el « le atribuiré de buen grado un corazén de mantequilla, presto a dejarse conmover. La inclinacién por la armonia puede conducir al «F» a evitar los conflictos a cualquier pre~ cio y a ceder antes que expresar sus propios deseos. Y si no controla su capacidad empética de percibir los sentimientos de aquellos con los que est en contacto, podra dejarse inva- dir por emociones exteriores, de las que quedara cautivo. Sin embargo, en esta dimensién es donde las oposiciones son menos fuertes 0 en todo caso se soportan con relativa faci lidad. Estamos, en efecto, en el terreno de las funciones racio- nales, donde las I6gicas, aunque sean diferentes, pueden jus- tificarse mas facilmente. La complementariedad T/F, cuando se hace explicita, es probablemente la que resulta més facil de vivir. Palabras clave Pensamiento | Sentimiento Objetivo | Subjetivo Justicia | Armonia Frio | Célido Impersonal | Personal Critica. | Cumplido Andlisis | Empatia Principios | Valores Conviccién | Persuasion Juez | Abogado Firmeza | Intimidad 39 Personalidades representativas Pensamiento | Sentimiento Santo Tomas de Aquino | San Agustin Descartes | Beethoven Kant | Carl Rogers Russell | Abbé Pierre Frecuencia La distribucién entre T y F varia, en primer lugar, en fun- cidn de un criterio con el que ya nos hemos encontrado: el de Ja actividad profesional. Los T se encuentran, por ejemplo, entre los ingenieros, los directivos, mientras que los F abun- dan en las profesiones de la comunicacién y la relacién. Los perfiles colectivos que frecuentemente establecemos cuando trabajamos con grupos profesionales son, a este res- pecto, muy reveladores. Con mucha frecuencia, son comple- tamente simétricos respecto a esta dimensién, como si fuera necesario reunir dos mitades separadas para construir una humanidad completa. La distribucién T/F varia, igualmente, en funcién del sexo, y es la tinica dimension donde este criterio tiene una influencia estadistica. Se estima que en la poblacién total nor~ ‘/teamericana un 60% de los hombres y un 40% de las mujeres son T, mientras que un 60% de las mujeres y un 40% de los ‘/nombres son F. No se puede sino constatar esta diferencia, no se consigue explicarla: se trata de una diferencia constitucio- nal o de un estereotipo social, tan fuerte que los comporta~ mientos sociales se conforman con él? Todavia no tenemos tuna respuesta clara. Se ha podido observar, sin embargo, que, con el paso de los afos, la diferencia disminuye; cada vez més, los hombres muestran comportamientos F y las mujeres comportamientos T. 40 La diferencia, sin embargo, subsiste en un grado significa~ tivo y la presién social sigue siendo fuerte. Los ejemplos son abundantes, desde el nifio que no debe jugar con la mufieca 0 hacer punto, a la nifia que no puede conseguir una caja de herramientas como regalo de Navidad. Cuando los criterios de sexo y de profesién se combinan, la situacién puede resul- tar dificil de soportar: ¢Cémo debe comportarse con los inge- nieros una mujer de tipo F que ocupa un puesto de direccién? Por otra parte, también resulta muy dificil la situacién para ‘una mujer de tipo T en una empresa de comunicacién, 0 para un hombre F en una sociedad de ingenieria. Por otra parte, algunos estudios han mostrado que las caracteristicas asociadas a cada una de las preferencias adqui- rian una tonalidad negativa cuando eran relacionadas con una persona del sexo que se supone que no tiene esa preferencia. ‘De este modo, al hombre F facilmente se le ve como «amable», débil («una hermana de la Caridad»), y a la mujer T como razonadora y testaruda («una mujer sargento»). El campo queda abierto a una reflexién mds profunda, que seria la con- tribucién del MBTI a los movimientos de liberacién de la mujer y del var6n, a la liberacién de sus prejuicios reciprocos. > Y, ahora: geres T 0 F? (ficha n° 2). > Y busca la ficha 5, en la que te esperan varios ejercicios. 4a El estilo de vida ST Fi } Energla-mPercepcisn { NE } Decisiéna~Estilo de vida { i Definicién En Los tipos psicoldgicos Jung distinguié las funciones de percepcién (S/N) y las funciones de juicio (T/F), pero no hizo de la oposicién entre Juicio y Percepcién una dimensién espe- cifica del psiquismo. Es Isabel Myers Ia que ha formalizado esta actitud, que indica la manera como uno se sitiia en rela- cién con el mundo exterior y organiza su modo de vida. Se caracteriza por dos polos: ~la preferencia por la percepcién (P), por un lado —0 por la decisién 0 juicio (J), por el otro. La persona de tipo «P» tiene una actitud reactiva; prefiere estar disponible lo més posible a las oportunidades de la vida. La persona de tipo «> tiene una actitud «proactiva»; prefiere ejercer el mayor dominio posible sobre su modo de vida. En este dilema insoluble del huevo y la gallina, el «P» concede prioridad al huevo porque ve alli el origen, la poten- cialidad que terminaré un dia en una gallina. El «J», por su parte, se inclina por la gallina, porque le atribuye una actitud activa, decidida, que se traduce en un resultado muy concre- to: el huevo. El primero abre las vias de lo posible y las man- tiene abiertas tanto como se puede; el segundo elige répida- mente una de ellas y la organiza. Hemos constatado que Ana («P») no cierra su correo hasta e! tiltimo minuto, pospone hacerlo hasta que esta ya delante del buz6n. Asf, siempre le resulta posible afiadir algo. Pedro («J») esa, franquea y cierra todas las cartas. De este modo, esta siempre preparado, aunque tenga que abrirla de nuevo si ha olvidado algo. 43 Principales rasgos caracteristicos EI dp tiene un modo de existencia organizado; le gusta planificar sus actividades y prepararse para lo que vaya a ocurrir. El Zorro que pide al Principito que venga siempre a la misma hora para disfrutar més de su visita es, sin duda, un «>. En cambio, al «P» Je gusta ser flexible, adaptarse a las cir- cunstancias. $i es eso lo que le gusta, a la manera del Prin- cipito, sacaré su silla para contemplar el mayor niimero posi- ble de puestas de sol sucesivas. Al Jo le gusta el orclen, la clasificacién, el método. Ob- servemos stu mesa de trabajo: los objetos usuales estén en el lugar més adecuado, siempre el mismo para que resulten fécil- mente accesibles. No hay papeles superfluos; una bandeja para el correo, una hoja de papel en blanco. Lo que le gusta es un mesa impecable y los expedientes bien clasificados. Seguin él, «una mesa ordenada es signo de una mente clara». Boileau debia ser un «J», porque dijo que «lo que se concibe bien se expresa con claridady: el pensamiento del «J» se expresa en un orden coherente, previsto y frecuentemente previsible. ‘Al «P» le gusta la profusi6n, la fecundidad, el conflicto de ideas. Observemos su mesa de trabajo: los expedientes se amontonan, se entremezclan, Un océano de papeles los cubre. Siempre est buscando sus gafas, su estilografica, una goma, que quedan abandonados en algiin rincén insospechado. Hasta tal punto tiene costumbre de encontrarlos en los luga- res més curiosos que el lugar «normal» es aquel donde los busca en tiltimo lugar. El «Jv, en cambio, si no encuentra el objeto que busca en su lugar habitual ya no sabe dénde acu- dir, porque, por definicién, el objeto no puede estar en otro lugar que aquel donde debe estar. Segtin el «P», a «mesa va- cfa, mente vacia». El amontonamiento es mucho mayor porque el «P» tiene horror a tirar. Como nunca hay nada definitivo para él, todo puede tener un dia un uso nuevo 0 una utilidad; por tanto, necesita conservarlo todo. El «J», por el contrario, tira sin pie- dad lo que le parece caduco o intitil, pues piensa que almace- nar objetos tiene un precio mayor que su posible utilidad, icon el riesgo de que al dia siguiente sienta la falta del objeto tirado! a4 Al «Jo le gusta tomar decisiones, dejar las cosas en situa- cién definitiva. Le puede irtitar el exceso de preparacién, Hace suyo el refran «no dejes para mafiana lo que puedas hacer hoy». Al «P» le gusta explorar, buscar; le parece que las decisiones paralizan el movimiento de la vida. Su principio es «nunca decidas hoy lo que puedas dejar para maiana». Sus diferencias en la manera de enfrentarse con el tiempo son llamativas. Para el «J» el tiempo es un dato mensurable, controlable. Trabaja con plazos y horarios. Un «J es puntual. Para el «P» el tiempo es un flujo que le arrastra y cuyos limi- tes son imprecisos y eldsticos. Para él, Hegar puntual a una reunién consiste normalmente en salir a la hora en que debe comenzar. Y contento todavia si no tiene por el camino algtin encuentro que le parezca importante. El general De Gaulle y el presidente Mitterrand son buenos ejemplos. Para estar exactamente a la hora, el primero llega ba con antelacién a sus entrevistas; pero como no queria esperar en paiblico, mandaba aparcar su vehiculo no lejos del lugar del encuentro, para volver a salir dos minutos antes de Ja hora establecida. El segundo, normalmente levaba una 0 dos horas de retraso en su programa diario y lo hacia variar a merced de los encuentros y de su interés. Durante un viaje, el «J» calcula el tiempo necesario para it a la estaci6n o al aeropuerto, afiadiendo un margen de seguri- dad para un problema imprevisto y, de todas maneras, caleu- Ja con bastante amplitud para no correr ningtin riesgo. Eso le lleva a estar en el andén de la estacidn bastante antes de la lle- gada del tren. Por si fuera poco, como persona previsora, lleva siempre en sti bolsillo un libro para no perder el tiempo. Cuando el tren arranca, ve con desesperacién que ha tenido tanto tiempo para leer que el libro que lleva no le basta para el resto del viaje. El «P», en las mismas citcunstancias, piensa que tiene tiempo suficiente, busca a toda prisa su billete en el momento ~ya tarde en que le parece que debe partir, da un portazo, vuelve a abrir la puerta para ir a regar las flores (a menos que sea, jhorror!, para hacer una tiltima llamada telefo- nica, breve por supuesto), finalmente llega tarcle a la estacién, sudoroso, sin aliento, en el momento en que el tren arranca, y 45 para su gran satisfaccién encuentra unas manos caritativas que lo alipan. Ha llegado al tren sin perder nada de tiempo, porque, por supuesto, aunque los demés tienen que esperarle ‘a él continuamente, ja él no le gusta tener que esperar! El «Jp tiene el sentido de los plazos, del programa. Bl tra~ bajo que se le da suele estar terminado antes de la fecha en la que tiene que entregarlo. En el colegio, el joven «}» hace sus deberes el mismo dia que se los dan. El «P> pasa todo el tiem- po que puede en los preliminares; sélo trabaja bien cuando tiene que producir acosado por el tiempo. Si es colegial, el joven «P» hace sus deberes la noche anterior a su entrega, y, la mayor parte de las veces, pide a su profesor que le conceda unos dias o unas horas més. Las actitudes de «P» y de «> frente al orden se traducen también en sus relaciones con la autoridad. El q» tiene casi siempre sentido del deber; desobedecer es un acto que debe justificarse con buenas razones. El trabajo tiene preferencia 46 respecto al tiempo libre. El «P» prefiere combinar juego y tra- bajo. La autoridad le resulta con frecuencia insoportable y el que exige obediencia debe probar que tiene buenas razones para hacerlo. El «P» es esponténeamente rebelde. En la escue- Ja, es un nifto desobediente que no se est quicto, mientras que el «J», estudioso, manifiesta una ebuena conduct». Para el «P» todo marco institucional es una coaccién; mientras que para el «Jv es una garantia, Verénica, casada desde hace veinticinco aos con un hombre al que quiere, y madre feliz de dos hijos, hace esta confiden- cia: «Me gustaria casarme todos los aftos; por supuesto, con ‘el mismo hombre, Pero no me gusta sentirme atada». Exageracién de las preferencias Estas dos actitudes son muy visibles en la vida cotidiana, puesto que la preferencia J/P se manifiesta por definicién en la vida exterior. Son, pues, muy frecuentes los roces entre per- sonas con preferencias diferentes. No s6lo es posible que haya por ello rigideces de comportamiento en un sentido o en otro, © que en esta drea incluso una actitud «norma» es fécil- mente percibida como insoportable por una persona de la preferencia opuesta. Las diferencias en la escala J/P son fuen- te de irritaciones que jalonan, en cadencias més 0 menos seguidas, las relaciones entre cényuges, padres e hijos, cole- a8 de oficina, etc. De este modo, el «J» puede llegar a ser o es facilmente per- cibido como rigido, tenso, exigente, maniaco. Su sentido de la organizacién puede llevarle a una burocracia minuciosa, a la incapacidad de adaptarse a las nuevas circunstancias. Se em- pecina en tm error antes que cuestionar uma decisiGn ya toma- da. Y, como toma decisiones répidas, también decide dema- siado pronto, sin tener en cuenta las necesarias informaciones previas. Ese orden que tanto le gusta se puede transformar en manta. Las instituciones tipicamente «> (como el ejército y algunas congregaciones religiosas) dan pruebas de una ver- dadera obsesién por el orden: recuerda, lector, los pertrechos y los catres perfectamente arreglados, so pena de castigo. ;{Y a7 recuerda, lectora, si has tenido algtin contacto, de cerca o de lejos, con un internado religioso, los tapetes inmutablemente colocados sobre el mismo velador o las flores que terminan por perder su encanto a fuerza de ser colocadas jsiempre de Ja misma manera y en el mismo jarr6n! En cambio el «P» puede llegar a ser, o facilmente se le con- sidera, irresponsable, desorcenado y desorganizado. Su flexi- bilidad puede conducirle a no terminar nunca los proyectos comenzados, a mariposear de una idea a otra sin detenerse en ninguna. Su dificultad para respetar los horarios puede con- vertirse en retraso crénico y puede levarle a perder oportu- nidades por falta de organizacién. Y su repugnancia a tomar decisiones puede derivar en «procrastinacién», que consiste en posponer siempre para el dia siguiente y en retrasar las, decisiones, hasta el punto de convertirse en juguete de los acontecimientos. Palabras clave Juicio | Percepeién Organizacién | Flexibilidad Dejarse llevar Curiosidad Reflexion | Espontaneidad Conclusién | Apertura Planificacin | Espera Plazo_| Exploracién Produccién | Recepcién Personalidades representativas Juicio | Percepeién Aristételes | Platén Linneo | Churchill DeGaulle | Mitterrand Freud | Jung Frecuencia Segiin las estimaciones de Isabel Myers, el ntimero de «> ~ en la poblacién de los Estados Unidos es ligeramente superior 7 al de «P» (55% de J y 45% de P). Sin embargo, debemos tomar ~ esta proporcidn con precaucién, por el hecho de que la prefe~ rencia «J» estd socialmente valorada, sobre todo en el mundo del trabajo. Como todas las dimensiones, a fin de cuentas, los porcentajes difieren segtin los tipos de poblacidn (sobre todo, en funcién de las profesiones), y el porcentaje referido a la «poblacién total» sélo tiene un valor indicativo. > Y ahora, jhaz tt eleccin! Completa para ello la ficha 2. > Pero, antes, puedes hacer el test dela fiche 6. 49 a ¢Cual es tu tipo 0 caracter? 2 e Preferencias y tipos La combinacién de las preferencias da como resultado dieciséis caracteres tipo, que son designados con las cuatro letras que representan el polo preferido en cada una de las, cuatro dimensiones. De este modo, cada tipo tiene su sigla. Los 16 tipos son habitualmente presentados en forma de una tabla, que aparece en la pagina siguiente. La disposicién de los tipos en la tabla ha sido realizada por Isabel Myers. Ella justifica esta disposicin, que conviene tomar mas como un medio mnemotécnico para reconstruir con facilidad la tabla que como una explicacién esencial: = los «I», que viven en el mundo de las ideas, ocupan las dos Iineas de arriba; los «B» realistas, las dos Iineas de abajo; ~ los «S» estén en las dos columnas de la izquierda, aso- ciadas con el presente, mientras que los «N» aparecen en las dos columnas de la derecha, asociadas con el futuro; también se puede relacionar esta disposicién con Ia distincién «cere- bro izquierdo / cerebro derecho»; ~ los «T», poco emotivos, se encuentran en la primera y tiltima columna, protegiendo asi a los «Fs, de «corazén tier no», situados en las dos columnas centrales; 51 ~ los «>, rigurosos, encuadran en Ja primera y ultima fila a los «P», flexibles, situados en las dos lineas de en medio, para evitar que se dispersen. De una casilla a otra, cambia solamente un carécter. Los extremos se juntan: una sola letra diferencia, por ejemplo, el EST] del ENT] 0 del ISTJ. La tabla de los tipos ha de ser vista més como una esfera que como un plano. Los tipos, por otra parte, no se reducen a la simple yuxta- posicién de letras. Las preferencias interactian para dar caracteristicas globales que no se reducen a la mera suma de las caracteristicas de cada preferencia. Aqui el todo es mayor que la suma de las partes y cada tipo esta animado por una dindmica propia. En el capitulo 3 describiremos los principios de esta dinamica. Y veremos cémo se traducen concretamen- te en los retratos que figuran en la Tercera Parte (descripcién de cada uno de los tips). IST] ISFJ INFJ INTJ ISTP ISFP INFP INTP ESTP ESFP ENFP ENTP. Esty | ESF) | ENFJ | ENT) 52. ‘Tipos y temperamentos Ademés de la combinacién de las preferencias en dieciséis tipos, es posible reagrupar los tipos por «familias», colocando juntos, por ejemplo, todos los tipos que tienen dos letras en comtin. De este modo, obtendremos cuatro grandes familias, que incluyen cada una cuatro tipos. Segtin las letras que com- parten, tendremos diferentes familias. El interés de este pro- cedimiento es doble: ~ evita permanecer estancado en una nomenclatura, que podria hacer creer que la humanidad se resume en 16 tipos; — pone de relieve diferentes aspectos de la personalidad, en funcién de los reagrupamientos elegidos. Dos psic6logos norteamericanos, David Kersey y Marilyn Bates, han propuesto una reagrupacién propia, que han Ila- mado «temperamento». Por supuesto, se trata de una defini- cién propia del MBTI, diferente de la acepcién comin de la palabra ~«un temperamento fuerte»- 0 de la que dan normal- mente los diccionarios: «earécter de una persona». Tempe- ramento significa aqui un grupo de familias de tipos caracteristico. La divisi6n en temperamentos = corresponde a toda una corriente tradicional de pensa- miento, que desde Hipécrates y los humores, Paracelso y los, elementos, reparte los tipos humanos en cuatro grandes gru- pos. Aunque, evidentemente, apoyarse en la tradicién no equivale a tener raz6n, sin embargo sittia la reflexién en una continuidad; —en la préctica demuestra ser un grupo de familias muy caracteristico y eficaz para comprender un buen ntimero de diferencias en las conductas, sobre todo en lo que se refiere a la relacién de autoridad, al modo de aprender y a las formas de organizacién social. Se utilizarén los dos enfoques de modo diferente: = los temperaments serén muy indicados para permitir la comprensién rapida de los principales rasgos de un inter- locutor o para determinar opciones importantes en el contex- to de un trabajo en grupo; 53 — los tipos seran indispensables cuando se trate de com- prender mAs profundamente el funcionamiento de una per- sona o las relaciones entre varias personas y, sobre todo, para elaborar un camino de desarrollo personal. Hay donde escoger No termino de saber cudl es mi tipo. Probablemente es lo que te ests diciendo. jEs perfecta- mente normal! El 25% de las personas no pueden decir cual es su preferencia al menos en una de las cuatro dimensiones. gPor qué? La dificultad de observacién es una raz6n importante. Sin duda alguna, dos funciones opuestas no pueden ser utiliza- das a la vez. Por ejemplo, en el momento en que se capta informaciGn por medio de la intuicién no se puede poner en accién, a la vez, la sensacién. Esto seria, dice Isabel Myers, querer escuchar dos emisoras de radio diferentes por el mismo aparato receptor. Pero ello no impide que una y otra funcién puedan ser utilizadas, segiin las circunstancias, en momentos diferentes. Nuestra conducta es, pues, afortunada- mente, variada. La preferencia y, en consecuencia, el tipo, aparecen, pues, con mayor 0 menor clatidad. Una razén mas fundamental apunta a un uso indiferen- ciado de las preferencias. Esta indiferenciacién tiene, por lo menos, dos cautsas posibles. En un primer caso, las dos funciones estén igualmente desarrolladas, sin preferencia por una sobre la otra. Si volve- mos a usar la imagen de la mano derecha y de la mano izquierda, estariamos ante un ambidextro. Esta situacion resulta, sin embargo, poco frecuente. El hecho de utilizar bien las dos funciones opuestas no significa, por otra parte, que no exista preferencia. Parece, mas bien, todo lo contrario: que el reconocimiento de la preferencia lleva més facilmente a desa- rrollar la preferencia opuesta que a postular una igualdad de partida, que conduce, sobre todo, a la confusién. 54 En un segundo caso, la preferencia no esta clara, dado que las dos funciones no esta netamente diferenciadas. Por varias razones. Una primera razén, probablemente la més frecuente, es el condicionamiento. Puede muy bien ocurtir que «naturalmen- te» hayas tenido una preferencia, pero que haya sido mal aceptada en tu entorno familiar o escolar. Esto sucede a menudo cuando la preferencia es menos frecuente estadisti- camente o menos aceptada socialmente que las otras Segunda raz6n: las normas profesionales llevan con fre- cuencia a adoptar un comportamiento diferente del que uno manifestaria naturalmente. El modelo dominante en la empresa occidental es, con frecuencia, E, S, T, J; si tus prefe- rencias van hacia I, N, Fy P, tendrés que hacer muchas con- torsiones para entrar en e! molde de modo aceptable. Al cabo de cierto tiempo, puede suceder que no sabes muy bien dénde te sittias; 0 se puede vivir de forma un poco esquizo- frénica: EST] en la oficina y INEP en casa, En cualquier caso, resulta importante saber cémo eres para poder tomar las medidas adecuadas, ya sea un cambio de trabajo, ya sea la creacién de espacios y de tiempos que te permitan ser real- mente ttt mismo. Por tiltimo, tercera razén, los modelos en los que nos ins- piramos, incluso inconscientemente. Si no tienen las mismas preferencias que nosotros, corremos el peligro, al imitarlos, de ir a contracorriente de nuestra manera de ser. Las normas educativas, culturales y sociales pueden, segtin los casos, tanto ayudar a desarrollarse como a frenar el desarrollo de la persona, 2Cémo puedo encontrar mi preferencia? Sino encuentras facilmente tu polo preferido en alguna de las dimensiones, lo més urgente es... jno apresurarse! Ast como es importante reflexionar sobre esta cuestién y darle una respuesta a su tiempo, de igual manera seria infil creer que es posible hacerlo rapidamente. Para ayudarte en tu buisqueda, te sugerimos el proceso que sigue, en 9 puntos. Pero, atencién, jsiguelo segtin tu tipo! 55 El método que proponemos tiene un cierto cardcter «J» por su rigor; también es posible utilizarlo de una manera mas «P>, més esponténea y menos sistematica... > El ejercicio n° 7, «Escoge tu tipo», te permitird Megara tuna conclusién. 1) Has leido el capitulo 1 «Conoce tus preferencias». Has anotado en la hoja del ejercicio n° 2, «Mis preferencias», la manera como crees que te sittias en cada una de las dimen- siones. Toma la letra que refleja tu elecci6n y traslédala a la ficha. 2) Hemos dicho al comienzo de este capitulo que el tipo no era una simple yuxtaposicién de preferencias, sino el resultado de sus intéracciones. Cada uno de los 16 tipos es objeto de una descripcién que se encontraré en la Segunda Parte, Esos retratos no pretenden decirte c6mo eres; sino que indican cémo tienden a comportarse, en general, las personas de ese tipo cuando han aleanzado un grado «normal» de desarrollo. ‘Comienza por leer, en Ia Segunda Parte de este libro, el «cetrato» del tipo que resulta de tus preferencias. Por ejemplo, sien el pérrafo 1 crees que tus preferencias son E, §, T, P, lee el retrato del ESTP. Si te parece que se te aplica bien, tienes una nueva senal por el hecho de que, en términos del MBTI, eres mas bien ESTP. Si tienes la impresién de que no corres- ponde exactamente a tu manera de ser, lee otro retrato. Escoge el retrato mas cercano, cambiando la letra en la que, tal vez, has dudado (probablemente te sentias entonces a igual distancia de los dos polos de una dimensi6n en la ficha «Mis preferencias»). Por ejemplo, dudas entre S y N; has leido el retrato ESTP y sélo te convence a medias; entonces lee el retrato ENTP y imira si coincide mejor con tu manera de ser. Puedes proceder varias veces de la misma manera. Pero no leas demasiados retratos. Lefdos uno detrés de otro, se puede tener la impresién de que perteneces a todos esos gru- pos, como el paciente que lee un libro de medicina y descubre que tiene todos los sintomas que encuentra en él. Es normal 56 que eso te suceda, porque poseemos todas las dimensiones y, por tanto, tenemos rasgos de cada una. Lo que buscamos es Jo mas caracteristico de cada uno. Si no lo descubres después de varios intentos, pasa a la etapa siguiente. Siempre te que- dard la posibilidad de volver de nutevo a la lectura de los retratos. Sj has encontrado el retrato que te conviene, anétalo en la ficha «Escoge tu tipo». Estas son, tal vez, las mismas letras que las que salen del 1. Tal vez son diferentes. De momento, esto no tiene importan 3) Procede de Ja misma manera con los temperamentos (a continuacién en la misma Segunda Parte). Escoge el tempera- ‘mento que corresponde a tu tipo. Si has dado la misma res- puesta a las preguntas 1 y 2 del ejercicio n° 7, no hay ningin problema. Si tienes dos respuestas diferentes, puede ocurrir que esto te lleve a leer clos descripciones de temperamentos. Por ejemplo, dudas entre ESTP, que es tu resultado en 1, y ENTP, que es el retrato que mas se te parece. Entonces, tienes que leer la descripcidn de los temperamentos «SP» y «NT». ‘Mira qué temperamento te va mejor. Te inclinas ahora a fa~ vor de una de las posibilidades de la alternativa anterior? 4) {Sigues sin decidirte respecto a una u otra dimensién? Busca en tu entorno alguien que esté claramente reflejado en esa dimensién. Observa cémo se comporta y mira si tii tam- bién actias de esa manera o si eres muy diferente. Anota el resultado en la ficha. Evidentemente, este paso resulta bastante dificil darlo so- lo. Ayudaria mucho encontrar a tu alrededor personas intere- sadas por este procedimiento y que deseen colaborar. Cuando estan presentes varias personas, las diferencias saltan a la vista con mayor facilidad. Este ejercicio resulta muy «itil, independientemente de que sigas dudando 0 no, pues afina tu sensibilidad a la tipo- logia jungiana y te hace estar atento a Ja manera de proceder de los que te rodean. jTanto ellos como ti saldréis ganando con ello! 5) Puedes emprender por tu cuenta el proceso contrario al del n° 1. Examina dénde tienes més dificultades, qué es lo que 37 haces menos esponténeamente. Por deducci6n, tu preferencia seré el polo puesto en la misma dimension. Continuando con el ejemplo anterior, te da la impresion de que Sy N estan en igualdad, pero cuando reflexionas bien sobre ello, todas tus dificultades provienen en general de errores materiales. ‘Cometes faltas en las operaciones, estas distrafdo, etc. Es la sensacién la que falla y, por consiguiente, tu preferencia irfa, més bien, hacia N. Podrés confirmar este ejercicio con el 7, que est més desarrollado. De momento, conténtate con observar tu com- portamiento. {Tampoco des este quinto paso inmediatamente después de los tres primeros, pues correrfas el peligro de no aclararte de ninguna manera! Por eso hemos propuesto, en medio, el paso n° 4 para cambiar las ideas. 6) Los tres pasos siguientes te levardn a profundizar tu conocimiento de los tipos en general y del tuyo en particular. Suponen la lectura de los capitulos 3 y 4. Tématelo con calma. Lo que importa no es poner 4 letras en una casilla, sino apren- der a conocerse mejor El ejercicio n° 8, «La dinémica de las funciones», supone que conoces tu tipo. Si no estés todavia seguro en este momento -lo cual no tiene nada de anormal- elige el tipo que te parece mas cercano a la realidad, el menos malo para ti, Realiza entonces el ejercicio, lo que exige que leas al mismo tiempo la explicacién correspondiente (en el capitulo 3, «Los principios de la dinémica de las funciones»). Y observa, a la luz de las explicaciones dadas, si las funciones que te has asignado corresponden con tu modo de proceder. 7) Realiza a continuacién el ejercicio n* 9 sobre «Mi fun- cién inferior». Al final de ese eercicio, sabrés con una certeza relativa cual es tu funcidn inferior. Anctala; comprueba que es claramente la opuesta a la dominante del tipo al que has legado anteriormente. Si es asf, tienes una indicacin més. Si no, puedes cambiar de tipo o volver a tomar el proceso en cualquiera de los puntos anteriores. Si no lo has hecho antes de este ejercicio, lee ahora la parte te6rica relacionada con é1 (capitulo 3: «Descripcién de la dinémica de las funciones»). 58. 8) Haz lo mismo con el ejercicio n® 10 «Las edades de mi vida». Comprueba que el orden de activacién de las funcio- nes corresponde correctamente con Ja cruz de las funciones. En caso contrario, reemprende el proceso. Si no lo has hecho antes de este ejercicio, lee ahora la parte tedrica relacionada con él (capitulo 4: «Dindmica de las funciones y edades de la vida»). 9) Tras haberlo ponderado todo bien, ahora puedes deter- minar tu tipo. Si sigues dudando todavia o si quieres tener otra confirmacién, te queda un tiltimo recurso: pide a un pro- fesional especializado en el MBTI que te aplique el cuestiona- rio. Ese cuestionario no zanjaré la cuestiGn en tu lugar, ya que su resultado depende de las respuestas que das ttt mismo. Pero te oftecerd una aclaracién objetiva y tendrds la ocasién de discutirlo con un consejero que podré ayudarte. 59 La dinémica de las funciones es el elemento principal y original del MBTI. Es lo que lo distingue de otros indicadores de la personalidad y es este aspecto el que hace de él una ver- dadera ayuda para el desarrollo. En los dos primeros capitulos hemos descrito ~ los elementos principales del funcionamiento del psi- quismo!, Io que hemos llamado las preferencias, —y los resultados de las interacciones entre éstas, en forma de «tipos» o de «temperamentos» De este modo, hemos hecho una comprobacién fotogréfi- ca en blanco y negro. Pasemos, ahora, a la animacién, a la pelicula en color. La cuestién est’, en tal caso, en ir nas all de las descripciones y comprender su principio de funciona- miento: gpor qué una persona de cierto tipo tiene tendencia a comportarse de una manera més que de otra? El conocimien- to del resorte fundamental de cada tipo es el mejor medio de comprenderlo, de captar un esquema de conjunto a través de las variaciones individuales, de liberar un camino de desa- 1 Ver en el léxico la definicion de este término. 61 rrollo tanto para explicar el pasado como para comprender el futuro. Procederemos en dos tiempos: ~los elementos de base, 0 los principios, de la dinamica de base de las funciones = la descripcién de las cuatro funciones y de sus interac- ciones. => Para aplicarte a ti mismo Ia exposicin que viene a conti- rnuacién, toma la ficha n? 8. 62 Los principios de la dinamica de las funciones Actitudes y funciones En primer lugar; conviene distinguir dos grupos entre las p cuatro dimensiones del MBTI: las actitudes y las funciones. Las actitudes son + Ia orientacién de la energia: Extraversi6n / Introversién, representadas por las letras Ee I * el estilo de vida: Juicio / Percepcién, representadas por Jas letras J y P. Las actitudes, en cierta manera, forman el «marco» del psiquismo. Simplificando en extremo, se las podria asimilar a ~ los inputs/outputs de la cibernética: la energia que activa el sistema, en forma extravertida o introvertida, el modo de intervencién que resulta, proactivo o reactivo. Las funciones son * Ia sensacién, representada por la letra $ * la intuicién, representada por la letra N, que son las dos funciones de percepcién o funciones «irracionales» + el pensamiento, representado por la letra T * el sentimiento, representado por la letra F, que son las dos funciones de juicio o funciones «racionales» Las funciones son el «motor» mismo del psiquismo, los ~ mecanismos principales de nuestro espiritu. Para completar el ejemplo cibernético, son la caja negra. Todos tenemos a nuestra disposicién las cuatro funciones (al igual que las cua- tro actitudles). Preferimos utilizar una més bien que la otra, pero esta preferencia no implica una supresién del otto polo. Por lo demés, jla misma nocién de preferencia implica que estn presentes dos elementos! Es necesario subrayar que las funciones son procesos y no contenidos. Son modos del psiquismo, no el resultado de su 63 funcionamiento. Por ejemplo, ser de tipo Pensamiento domi- nante quiere decir que se utiliza con preferencia un criterio légico y general para tomar una decisién, sea que esta deci- sin se refiera a ideas o a sentimientos. Dicho de otra manera, se pueden tomar decisiones de tipo Pensamiento l6gico res- pecto a sentimientos. Igualmente, una persona de tipo Sentimiento dominante tenderé ‘a utilizar su funcién Sentimiento sobre contenidos de tipo légico tanto como afec- tivo. Para ilustrar esta afirmacién de forma un poco caricatu- resca, una persona podria decir: «Bs légico que ames a tu mujer» (proceso de tipo pensamiento aplicado a un senti- miento) y otra: «Me gusta mucho el teorema de Pitdgoras» (proceso afectivo aplicaco a un contenido légico) Designaremos siempre las funciones por su nombre en singular y con maytiscula: el Pensamiento, la Sensacién, la Intuici6n, el Sentimiento. Las mismas palabras en plural y sin maytiscula designaran el contenido de la actividad psiquica. > Entrénate para descubrir estas diferencias, tanto en ti aismo conto en los dems, La orientacién de las funciones Se llama orientacién de una funcién al hecho de que ésta se ejercite mAs bien de manera extravertida, o més bien de manera introvertida. Decir de una funcién que es extraverti- da o introvertida significa que se ejerce principalmente en el mundo exterior o en el mundo interior. En el primer caso, la funcién se dirige més hacia las personas y los acontecimien- tos; conduce a la accién concreta sobre el entorno. En el segundo caso, la funcién se dirige con preferencia hacia las ideas y los sentimientos y conduce a la reflexion y a la con- cepcién. Volveremos sobre ello con més detenimiento en la descripcién del funcionamiento del psiquismo. La noci6n de persona «introvertida» o «extravertida» es, Pues, una manera répida de indicar que la principal funcién és introvertida o extravertida. En realidad, no se puede hablar de persona extravertida o introvertida de forma global, sino de funcién extravertida o introvertida. Si dudas todavia en 64 considerarte extravertido o introvertido, pregtintate, antes de todo, qué funciones son extravertidas y qué funciones son introvertidas. ‘Tenemos dos funciones extravertidas y dos funciones introvertidas. Juega aqui el principio de las polaridades; los dos polos de una misma dimensién son de signo opuesto (EM), Si la Sensacién es introvertida, la Intuicién es extraver- tida; si el Pensamiento es extravertido, el Sentimiento es introvertido. Por lo general, la orientacién de una funcién se anota como subindice, por ejemplo: $;, Ng, Te, F, La jerarquia de tas funciones Aunque las cuatro funciones estén a nuestra disposicién, no desempefian el mismo papel en el interior del psiquismo. Sabemos ya que dos de entre ellas son preferidas a las otras dos. Necesitamos ir ms allé: las cuatro funciones se organi- zan segiin el siguiente esquema general: = funcién dominante ~funcién auviliar ~ funcién terciaria, o segunda auxiliar = funcién inferior Cada una de las cuatro funciones (8, N, T, F) puede ocu- par cualquiera de estas cuatro posiciones, con una orientacién extravertida o introvertida. Cada tipo se caracteriza por una combinacién especifica La funcién dominante y la funci6n auxiliar estén vincula- das al dea consciente de la persona y son ellas las que apare- cen en la sigla de! tipo (las dos letras del medio). La funcién terciaria y la funcién inferior estén vinculadas al inconsciente de la persona; son el polo opuesto de la funcién dominante y de la funcién auxiliar y no aparecen en la frmula del tipo. Pero no por ello dejan de tener una influencia muy fuerte en a conducta. jLa paradoja llega hasta el punto de que se puede decir que lo més importante en el MBTI es lo que no aparece en la formula del tipo! Lo mismo sucede con un Arbol cuyo ramaje crece en proporcién a las raices. 65 66 Volveremos sobre estos diferentes puntos con mucho mas detalle; de momento, nos contentamos con poner en su sitio Jos elementos. Y, como resumen, he aqui un grafico inspirado en Jung y en sus comentadores, que més adelante utilizare- mos con frecuencia. Dominante Extravertido/Introvertido Auxiliar Terciario Extravertido/Introvertid Extravertido/Introvertido Inferior Extravertido/Introvertido Determinar el orden de las funciones El orden de las funciones para cada tipo responde a una regla precisa: «El indice J/P designa la funcién preferida que es utilizada en el mundo exterior. Esta funcién es la domi: ante para los extravertidos y la auxiliar para los introvert dos, ya que la funcién dominante es extravertida en los extra- vertidos e introvertida en los introvertidos». El resultado de la aplicacién? de esta regla se transcribe en la tabla siguiente, donde figuran para cada tipo las cuatro funciones, con sus iniciales. Si se toma, por ejemplo, la pri- mera casilla, la de IST}, se leeré como sigue: )) : Sensacién introvertida, funcién dominante ~T(,) : Pensamiento extravertido, funcién auxiliar ~F() : Sentimiento introvertido, funcién terciaria —N(Q) : Intuicion introvertida, funcién inferior 2 En Jos obras de referencia de la bibliografia se encontrarén detalles BF del procedimiento seguido. 7 sty 1SF] INT INT 5, 5, N, N; T. rR R | F 7 1 F N, N. Se Se ISTP IsrP INFP INIP T FR R T Se Se Ne Ne N Ni s s r T th r, ESTP ESF? ENFP ENTP 8. s, N Ne Ty F R T Fe Te T. Re N. Ne s s, ESTY ESF ENF] ENT] Te Re Fe T. s, § N, N, Ne Ne s. Ss. F 1, 7, E Por supuesto, podemos establecer para cada uno de estos tipos la cruz de las funciones que le corresponde. Si conti- nuamos con el ejemplo del IST], obtendremos: > Ahora puedes completar el punto 3 del ejercicio n° 8. Comprueba su resultado con In cruz de funciones que figura al comienzo de la descripcién de catia tipo en Ia seccién donde se encuentran los retratos de cada uno de ellos. 68. Descripcién de la dinamica de las funciones Describimos ahora la dindmica de las funciones, cuyos principios fundamentales acabamos de indicar. Daremos las caracteristicas de cada funcién, dominante, auxiliar, terciaria e inferior, independientemente del hecho de que se trate de la Sensacién, de la Intuicién, del Pensamiento 0 del Sentimiento. La funcién dominante Es la funcidn eje en torno a la cual se organiza el pensa- miento consciente. Isabel Myers la compara al general de un ejército. Es la primera y esto se manifiesta de diferentes ma- neras. Primacfa de la dominante En el orden de la utilizaci6n, es aquella a la que recurri- ‘mos con mayor frecuencia y de la forma mas inmediata. Es el primer reflejo ante un acontecimiento. Asi pues, las reaccio- nes variarén mucho de una persona a otra segtin la naturale- za de su funci6n dominante. Por ejemplo, he aqui algunas reacciones tipicas frente a una solucién nueva de un problema dificil: ~ el $: «Es realizable?» «gCuinto cuesta? » —el N: «jMira qué original es!» «Tengo otra idea» —el T: «gCudl es la relacién ganancia / inversién?» «gCudl hha sido el criterio de eleccidn?» ~ el F: «gResulta coherente con nuestros valores?» «Se ha consultado cow los interesados? » Del mismo modo, la funcién dominante es la primera en términos de habilidad. Sin duda alguna, el MBTI no mide la calidad de la funcién. La funcién dominante no es en si misma mejor que las otras. Pero el hecho de utilizarla con pre- ferencia implica con frecuencia mayor habilidad y, en todo 69 caso, una mayor confianza en uno mismo en este terreno. Tu brazo preferido es més musculoso que el otro y si pones la pulsera de tu reloj en la otra mufieca resultara 0 demasiado equefia o demasiado grande. Algo parecido ocurre con tu funcién dominante. Eso no quiere decir, sin embargo, que siempre lo haga bien, Asf como se puede tener una escritura ilegible con la ‘mano preferida, asf también la funcién dominante puede ser de «mala calidad», Las intuiciones del intuitivo pueden resul- tar falsas, las sensaciones del sensorial errdneas, los razona- mientos del légico falsos, y desviados los valores del afectivo. Una vez mas hablamos del proceso, de la manera de proce- der, y no de los contenidos del psiquismo, de los resultados de los procesos mentales. La funcién dominante es también la més consciente de todas las funciones. Es la organizadora del «yo», es decir, el centro del campo de la conciencia, Ella misma es un conteni- do de conciencia, un objeto de nuestro conocimiento, y cada uno de nosotros, en general, es hicido respecto a su modo de funcionamiento dominante, cosa que no ocurre, ni de lejos, con la funcién inferior. Orientacién de la dominante La funcién dominante es extravertida para las personas cuya preferencia tiende a la extraversin, e introvertida para las personas cuya preferencia tiende a la introversién. Con otras palabras, se llama extravertidas a las personas cuya fun- cién dominante es extravertida e introvertidas a las personas cuya funcién dominante es introvertida Caracteristicas de cada una de las funciones segtin sea extravertida o introvertida, (Véase el cuadro de la pigina siguiente) Las caracteristicas que aparecen en esta tabla corresponden a las diferentes funciones, tanto cuando estén en posicién de funcién dominante cosa que acabamos de ver- como cuan- do estén en posicién de funcién auxiliar, que es lo que vamos a ver a continuacién. 70 E 1 § | abierto al entorno seleccin de datos toma el maximo de datos clesticacin rapid noselecciona previamente | disponibilidad de los datos placer en a sensacién para uso posterior N | atraido por las posibilidades | aproximacién conceptual exteriores busca la quintaesencia dlispuesio aexperimentar investiga relaciones comunica sus ideas, incluso | elabora modelos las embrionarias s6lo comunica ideas muy pensadas T | expresala critica coherencia intema busca la coherencia de las ideas. le gusta wdar vuetasy alas ideas con el mundo exterior, acta poco interesado por la puesta en funcién de sus conclusiones | en préctica F | armoniaconyenelmundo | armonia interior communica con agrado sus valores | paz consigo mismo y sus sentimientos expresa poco sus valores La funci6n auxiliar Contrapeso de la dominante Si la funcién dominante es el general, la funcién auxiliar es su ayuda de campo. En efecto, le sirve de asistente y la equilibra en dos terrenos. La equilibra, en primer lugar, en las funciones de juicio y de percepcién. Si la dominante es una funcidn de percepcién (Gensacion o Intuicién), la auxiliar es una funcién de juicio (Pensamiento o Sentimiento); y, a la inversa, si la dominante es una funcién de juicio, la auxiliar es una funcién de percep- cién, En efecto, para funcionar necesitamos de las dos dimen- siones. Incluso aunque prefiramos la una a la otra, resulta necesario utilizar as dos. Dominante y auxiliar son, pues, complementarias e indispensables para nuestro buen funcio- namiento, ‘También la equilibra en términos de extraversin y de introversién. Si la dominante es extravertida, la auxiliar es introvertida; si la dominante es introvertida, la auxiliar es 7 extravertida. Nos encontramos aqui con la ley de las polari- dades, la tensién necesaria entre dos polos opuestos. En la préctica, resultaria imposible vivir dnicamente en la Introversi6n o en la Extroversi6n. Si has vacilado en el capi- tulo 1 para saber si eras extravertido 0 introvertido, conside- rasi esta duda no se debié a la diferencia de orientaci6n entre Ja dominante y la auxiliar: gen qué terrenos eres més bien extravertido y en qué terrenos eres més bien introvertido? Diferencia entre extravertidos e introvertidos La diferencia de orientacién entre funcién dominante y funcién auxiliar en los extravertidos y los introvertidos se muestra en dos puntos. En primer lugar, en lo que se refiere a la visibilidad de la funcién dominante. Los extravertidos utilizan su funcién do- minante en el mundo exterior. Es, pues, su aspecto de mayor rendimiento el que descubren inmediatamente los que se encuentran con ellos. A la inversa, los introvertidos reservan su funcién dominante para su actitud preferida, la introver- sin, y utilizan, por consiguiente, en el mundo exterior su funcién auviliar, relativamente menos desarrollada o diferen- ciada. Esto explica que un extravertido resulta relativamente més fécil de conocer que un introvertido, cuya faceta més rica de la personalidad, 1a que corresponde a la funcién dominan- te, slo mas tarde resultaré perceptible. Un ejemplo. Pedro, un tipo intuitivo dominante, con una preferencia marcada por la introversiGn, es considerado con frecuencia en los grupos de desarrollo personal como un extravertido. Por qué? Porque, dado que su funcién auxiliar ¢s el sentimiento extravertido, en el contexto de un grupo de desarrollo expresard sus sentimientos con facilidad. En cam- bio, aunque es creativo, comunicara pocas ideas en una reu- nin de «brainstorming». Es que su imaginacién (intuicién), aunque dominante, se expresa con mucha més espontanei- dad en la calma de su despacho que en un grupo. En los dos casos, el primer contacto habré resultado «engaiioso La segunda diferencia es que, en general, los introvertidos desarrollan su funcién auxiliar més répidamente que los 72 extravertidos. La presién de adaptacién resulta, en efecto, mayor para los introvertidos, que deben enfrentarse al mun- do exterior, de buena o mala gana, que para los extravertidos, que pueden evitar con mayor facilidad, 0 por més tiempo, observar su mundo interior. jEs lo que se podria llamar ven- taja del «handicap»! De este modo, por lo general, los zurdos ubilizan con frecuencia mejor su mano derecha que los dies- tros su izquierda, La funcién terciaria Naturaleza La funcién terciaria no aparece en la sigla del tipo. Es una funcién més inconsciente que las dos precedentes y forma parte de la zona de la personalidad que Jung llama con fre- cuencia «sombra», Es el polo opuesto a Ja funcién auxiliar en Ia misma dimensién. Si, por ejemplo, la auxiliar es Ia Intuicidn, la ter- ciaria seré la Sensacién; si la auxiliar es el Pensamiento, la ter- ciaria sera el Sentimiento. La terciaria equilibra Ja auxiliar en términos de Introversién y Extraversi6n. Si una es extravertida, la otra es introvertida; y viceversa, Papel y manifestaciones La funcién terciaria es, sin duda, la menos conocida de las funciones, porque es la més dificil de observar. Segtin su gra- do de desarrollo, se sittia de dos maneras diferentes: estd relativamente poco desarrollada, sus manifesta- ciones se asemejan mucho a las de la inferior. El cuadro de manifestaciones de cada una de las funciones (en la seccién siguiente) en posicién inferior puede, en este caso, aplicarse también a la terciaria. ~ si est bien desarrollada, puede ser utilizada como una segunda auxiliar. Entonces, se puede considerar que tenemos dos auniliares a nuestra disposicidn: un auxiliar extravertido que utilizamos en nuestras relaciones con el mundo, con los. grupos, y un auxiliar introvertido que utilizamos en nuestra 73 vida personal y que se refiere a la motivacién individual®. En la cruz de las funciones que hemos dibujado, el eje vertical permanece estable, pero el eje horizontal puede girar en fun én de nuestras necesidades. Utilizamos preferentemente uno u otto lado, una u otra funcién, segtin que tratemos una cuestin de orden més bien externo 0 interno. La funcién inferior La funci6n inferior es, sin duda, la més «fascinante> de las funciones, porque esté directamente asociada a nuestro inconsciente. Al igual que éste, presenta un doble aspecto, negative y positive. Negativo, porque la funcién inferior es el terreno privilegiado de nuestros errores y de nuestras debili dades; positivo, porque es el lugar de inspiracién y de reno- vacién. Por este doble motivo, es la sede de importantes de- terminantes de la conducta, aunque sean fundamentalmente inconscientes 0, precisamente, a causa de esto mismo. ~ El ejercicio n® 9 esta dedicado a la funcién inferior. Puedes hacerlo antes de leer esta exposicién, si quieres hacer el des- cubrimiento por tu cuenta. Pero, si prefieres disponer de una clave de anélisis para comprender si funcionamiento, tam- bien puedes ler primero y realizar el ejercicio a continuacién. jCada cual con el método que le resulte mejor! La funcién inferior ocupa el polo opuesto de Ia funcién dominante en la misma dimensién y es complementaria en lo que se refiere a la actitud de extraversi6n o de introversion. Si, por ejemplo, la Intuicién introvertida es la dominante, la infe- rior sera la Sensacién extravertida; si la dominante es el Sentimiento extravertido, la inferior seré el Pensamiento introvertido. 3 Debemos esta observacin a Monica Gentil, autora de L'tire et I'éri- tre dans la psychologiejungienn. Se ha escrito relativamente poco sobre la funcién inferior. Esta seccién se inspira, de forma especial, en las obras The inferior fimction, de M. L, von Franz y Beside Ourselves, de Naomi Quenck, asf coimo en sus articulos.y ‘seminarios (ver bibliogratia). 74 Una funcién dificil Este es el aspecto de la funcién inferior que primero se ‘manifiesta: la funcidn inferior es el terreno preferido de nues- tras debilidades, lo que se puede manifestar de diferentes maneras. a) Lentitud La funcién inferior es lenta, por lo que las acciones hechas bajo su influencia necesitan mas tiempo de lo normal « El ejercicio n° 10 te permite trabajar por tu cuenta el ciclo de actioacion de tus funciones. Segiin tus preferencias, pue- ddes hacer el efercicio antes o después de leer la exposicién que viene a continuacién. Principio de activacién de las funciones en el tiempo El principio de base es simple: el orden de las funciones en el psiquismo corresponde a su orden de activacién en el tiem- po. Se trata de activacién y no de aparicién: las cuatro funcio- nes existen en todo momento y estén siempre disponibles, aunque, es verdad, de modo més o menos consciente y més menos eficaz. Pero parece cierto que cada una por turno cono- ‘ce una fase de mayor actividad y que viene de algtin modo al primer plano de la escena para impregnar nuestro comporta- miento, darse a conocer, desarrollarse y ocupar un lugar més consciente en nuestro desarrollo. Este principio implica dos elementos: = El orden de activaci6n corresponde a la cruz de las fun- ciones. Veremos, pues, desarrollarse sucesivamente la funcién dominante, la funcién auxiliar, la funcién terciaria y, por fin, la funcién inferior. Las funciones S, N, T, F se activarén para cada individuo en el orden correspondiente al de la dinamica de las funciones del tipo. ~ Estas funciones se desarrollan con la orientacién (extra- versi6n o introversién) que les es propia en cada uno de los tipos. Las fases de extraversidn y de introversi6n se sucede- rrin, pues, segiin una secuencia de tipo E/I/E/I01/E/I/E. La primera de estas secuencias corresponde a tna persona con luna funcién dominante extravertida, a la que llamamos abte- viadamente «un extravertido», la segunda a una persona con una funcién dominante introvertida, a la que llamamos «un introvertido. Esto da cuenta de un hecho que todos hemos podido observar, a lo largo de nuestra vida, unas fases de 86 extraversi6n y otras de introversién. Corresponden normal- mente a la activacién de una funcién orientada de forma dife- rente a la anterior. Las principales etapas del ciclo vital Digamos de entrada que el modelo que vamos a presentar tiene amplios mérgenes de variacién. Globalmente, da cuen- ta de la evolucién de muchos de nosotros, pero de ningtin modo tiene la pretensién de explicar los detalles del compor- tamiento de cada persona. Esta observacién es valida de modo particular en lo que se refiere a las edades indicadas. Expresan solamente la media de las observaciones realizadas. Son perfectamente «normales» unas desviaciones individua- les de varios afios, si es que existen normas en esta materia. EI modelo incluye seis perfodos, que son a fin de cuentas aquellos en los que coinciden muchos observadores y el sentido comtin. Estos periodos estén separados por cuatro etapas, cada una de las cuales corresponde a Ja activacién de una funcién. ‘Tenemos, pues. La primera infancia Se caracteriza por un estadio de indiferenciacién de las funciones. El bebé explora el mundo con todos los medios a su disposicién. La actitud de extraversién o de introversién puede ser observada muy pronto. El placer del contacto 0 la capacidad de entretenerse solo son signos que pueden mani- festarse ya a los 2 6 3 meses. La primera funcién que llegara a ser la funcién dominante también puede, segtin los casos, estar activada bastante pronto. De todas maneras, aparecera casi con seguridad en la primera etapa de transici6n, que es la edad de la razén. La edad de la razon Tradicionalmente, se sitiia en los siete afios. Recordemos, una vez més, que las cifras son solamente indicativas. En~ tonces es cuando se activa la funcién dominante, con la acti- tud de extraversién o introversién que le corresponda. 87 ‘Tomaremos como ejemplo a Santiago, un INFJ. Uno de mejores recuerdos de su infancia, uno de los més caracter ‘cos para él, es haber leido su primer libro grande (;200 pagi- nas, sin ilustraciones!) en una tarde de vacaciones cuando tenia ocho afios. Por el contrario, uno de sus peores recuerdos es-el de un campamento scout al que le enviaron sus padres, sin que él Jo quisiera, cuando tenfa nueve afios. De esas dos situaciones se destaca, sin temor a equivocarnos, la intuicién introvertida como funcién dominante, La adolescencia La podemos situar, aproximadamente, entre los doce y los quince afios. La activacién de la auxiliar implica el cambio de ‘una actitud a otra (extraversién e introversién), Tengamos en cuenta que se trata de pasar de una funcién de percepcién a tuna funcién de juicio, 0 viceversa. El salto es, pues, de parti- cular importancia. Se volveré a encontrar el mismo salto en la crisis de la mitad de la vida. Dos rasgos caracterizan en estos afios a Santiago. Por un lado, Ja importancia muy grande que concede a los valores religio 808 y, por el otro, la biisqueda de una vida en grupo. Cinco afios después del fracaso en el campamento scout, Santiago, por su propia iniciativa, participa en un campamento ciclista con sus amigos. Estos elementos son sintométicos del Sentimiento extravertido, que es la funcién auxiliar de su tipo. La entrada en la edad adulta Por lo general, se sittia entre los 18 y los 25 afios, y coinci- de frecuentemente con los estudios universitarios y/o el comienzo de la vida profesional. La actitud (E/1) cambia con Ja activacién de la funcién terciaria. El paso de una funcién a otra es menos drstico que en la etapa precedente, porque se trata de ir de una funcién de percepcién a otra funcién de per- cepcién; 0 de una funcién de juicio a otra funcién de juicio. Siguiendo la l6gica de sus valores, Santiago ingtesa en una con- .gregaci6n religiosa. Al cabo de algunos afos, el espiritu eritico se pone implacablemente en marcha en su interior y la vida religiosa le resulta insoportable. Su sistema de valores queda radicalmente cuestionado, abandona la orden a la que pertene- 88 cia y comienza diversos y variados estudios universitarios. Todo esto es obra evidente del Pensamiento introvertido, una de cuyas caracteristicas es la seleccién de las prioridades. La «crisis de los cuarenta» Es llamativo que casi todas las palabras que designan este periodo tienen un cardcter negativo, mientras que las etapas anteriores podian ser designads con expresiones neutras. Es «el demonio meridiano», la «midlife crisis» en inglés. No es puro azar: la funcién que se activa es la funcién inferior. No sélo se da un cambio de actitud y el cambio de una funcién de juicio a una funcién de percepeién (o lo contrario), sino, sobre todo, surge el inconsciente, con tanta més fuerza cuan- to, segtin el tipo de educacién recibida, haya sido més larga y severamente reprimido. El religioso y el intelectual, que hasta ahora habian ditigido la vida de Santiago, cederan el mando entre los 35 y 40 aos al amigo de la bebida y de las juergas que, en unos afios de excesos, compensara todos los atrasos de su educacién puri- tana, La SensaciGn extravertida es aqui el medio de expresién de lo reprimido. Santiago necesitara varios aiios de trabajo y de andlisis para comenzar a controlar un poco su funcién inferior. La madurez y la sabiduria? Aparecen, cuando ello sucede, a partir de los cincuenta. Sabiduria relativa, a fin de cuentas, porque el trabajo con la funcién inferior nunca se termina, De modo ideal, este perfo- do se caracteriza por la capacidad para utilizar indiferente- mente la funcién més apropiada a la situacidn, El viejo sabio vuelve a encontrar, de esta manera, el caracter polimorfo del bebé, tal vez sin la «perversidad> de éste y posiblemente con el atadido de la sabiduria. 2 Nota del Traductor. El sérmino sabidurfa se refiere a varias caracteristi- cas personales que los psiedlogos del desarrollo humano adscriben a la vejez y que van mis alld de la acumulacién de conocimientos o de la ague ddezn mental, Se refiere, entre otras caracteristcas, a un conocimiento pro- fundo de la naturaleza humana, a una tendencia que trata de reconciliat las posturas y puntos de vista opuestos. 89 Algunas caracteristicas del ciclo vital Naturaleza de la evolucién La evolucién no es un proceso continuo y uniforme. Se produce més bien a saltos, con ocasién de ciertos aconteci- mientos y/o de tomas de conciencia. Incluye también regre- siones, vueltas sobre los mismos pasos, 0 lo que parecen ser Jos mismos pasos. Este proceso no es ni necesaria ni siquiera frecuentemente consciente. El ciclo tiene lugar con independencia de la vo- luntad del interesado. Sin embargo, padecerlo o tomar con- ciencia de él producen resultados diferentes. Apenas hay po- sibilidad de un verdadero dominio de las funciones sin un trabajo deliberado. Este puede tomar formas muy diferentes, y no es necesario seguir un andlisis durante quince afios para llegar a ser sabio! Pero no hay sabiduria sin lucidez. Papel del entorno Resulta dificil distinguir en este proceso lo que es «inna- to» de lo que depende de la voluntad personal o del entorno, EI hecho es que somos seres en interaccién constante con lo que nos rodea. Desde el punto de vista que nos ocupa, la familia y la educacién tienen una importancia muy grande. Pueden obstaculizar o reforzar en cada etapa la activaci6n esponténea; y el individuo mismo puede reaccionar de mane- ra conformista 0 con la contra-dependencia. Pueden darse todas las posibilidades; la historia individual viene a colorear el ciclo que hemos descrito, hasta el punto de cambiar a veces su imagen. Presentan caracteristicas comunes, més 0 menos marca- das, segtin los casos: a) El desgaste de la funcién precedente Esto es particularmente caracteristico de la funcién domi- nante cuando emerge Ja funcién inferior. Marie Louise von 90 Franz. compara la funcién dominante en ese momento con un motor de automévil que tiene fallos de explosién. En cierta manera, cuando se agota el placer del descubrimiento, ha lle- gado el tiempo de pasar a otra cosa, b) La confusién interior Surgen reacciones nuevas de las que el sujeto no se crefa capaz y que le sorprenden. Por ejemplo, la persona cuyo Pensamiento entra en activacién después de una fase en la que el Sentimiento ha desempeftado un papel importante reaccionard de un modo asertivo, incluso agresivo, que le sor- prenderd a ella misma. Podra vacilar cierto tiempo entre vol- ver al comportamiento anterior o continuar en la nueva direc cién, con las incertidumbres que esto eva consigo. La vuelta atras en este caso equivale a detener la evolucién y puede producir una esclerosis de los comportamientos. ©) La incomprensién de los demds El cambio de comportamientos corre el riesgo de ser toda- via peor percibido por los demas: «Ya no es el de antes», «Tt que eras tan... » De este modo, el entorno préximo puede actuar como un freno para el cambio. Una de las funciones de los gufas y demés terapeutas consiste en animar ala persona a concederse el derecho al cambio, a no seguir siendo lo que los demas estan acostumbrados a esperar de ella. Manifestacién de cada funcién en las diferentes etapas Las indicaciones que acabamos de dat, combinadas con la descripcién de cada funcién (extravertida o introvertida) en posicion dominante y en posicién inferior, pueden ayudarnos a ilustrar los diferentes casos modelo, es decir, a concretar el desarrollo a lo largo del tiempo de las dieciséis cruces de las funciones que corresponden a cada tipo. Resumimos algunos elementos de los mismos en la tabla que viene a continuacién. 1 1 2 3 4 (12) (1220) (20-35) (65-50) Tae muestra sodable| ~eoleeciona ~weorienta Fada [da cada vez mds Ceompartehechose | realiza trabajos | presente Importancia a fos Tnforacones - |manusies | Sutin sus senios | detates ~coleciona objetos | “tiene actividades | externos “Telinteress el taba: Saeeniega ey ont denis | “compartecon oes |jpmananh a aetvidedes Devos inteeses |" e gusta la preci S |Ranasis epores manual |sitnento qe hace eportvas dade) Sho aguanta I ine © [necesita que lo “Septeacupa por el | xactitid yl igre festimelen prdticas crdenyla pression | cisén Sseabure “base lacompania enseguida delos demés Ada muestas de ‘mucha curosidad Te gusta escuchar, | ~ coleciona = descubre el mundo [=e gusta trabajar iat y colecinat, |—realza trabajos | delossenidos | mantalmente Perosincomparr” | prices Inecs asc norma | Eeeenteegaaioda |"semuesta digno | coleccions nes precisa antes clase deazividades [de confianzay caz | ~realiea actividades |tomarsina dectsiin g | stesanaes Strabaja mésbien |atesanales se hace puntual y “estéanclado ene | sola “eoncede impostan- | preciso. j [peo Tesobservador |ciaaloshechos [necesita esta solo Es factual da muestrasde | “adguiereconcien- precision ia del impacto de Ins elaciones con fos emis Taman a nativo en la vida sor Fn recur pe Pipruine diese sue pcresa menedetecen ‘epee Sedona zado ae = desareola vim sinacion conversa en gru- pos para tener ideas nace planes para el fataro ~olvida los detalles le falta orden le interesa mis la cezenela que los hechos pee Tae futuro . a PoWvida “aa musstras de crentvidad Stpora nuevas ideas grupo Thnvesta mds Tn spore fut Seeretiva con los demi ips detalles fe inte san menos que res, por eo ene alvidoe que sompre-| Senalesdemis ativoy sencowse aaa mies Koen ie en ior ~ explora ef mundo interior de ls ideas Ssueha elabora solo unos planes para el futuro ¥ después los explica ‘alos demds = rene buenas ideas aunque parezcan ex- travagantes Te interesa mas et onjunto que los de- tales Tene imaginacion “legis pla el fatto loextato pret menos ten cna os denies ais slo Le esitads a Quenes ex interes fis Stine menos orden = desoln eink wésporel fatwa we eres pot problemas especue+ ide a vidas sbzesion porto detalles bs esarola su cet- vided, sobre todo, lo Tae panes tere ein de [amg | - dea pumcamptender lajasticn del tar |qurstendernaus’ | ividad esd Soeiecer [pity Seetindespemo- | aves se musta damemiasss [Pet dtnca es | sles ageaive y het dechonesentasts|emodnes “fermucsta més |“Sxperfnta esr r [eee Stoumepaplesde | servo iit por aber atedae itpnilad | ice ar par hacer algo | sEmuesta abe |ploiitad cuando | demasi © Jagestarssonds [voy orgmizade’ |Dosdemassessom- | defende su nueva das Feaefguntode | Branporese nuevo | ibertad fqulos Gems cron |eomportamiento” | es menos sense : sincera —ileepanmund |-ionadcions—[maeecpemlade | semua interior bien organi igicas: sus propios inte- tivo ado = sienteel deseo de [reste ~aumenta sx eapa- Zia deus ides [rn demado, | “comienza a decir [ade decd so euler saber la razin de todo Flo obedece a as claase imparciales ue indirect. hace mzonamien- tos pereonates que no expla les emis [expres sin rodeos su panto devs, dhe alo” rende alos ders inclso a él mismo Stusca su verdade- reyoinieror Sabla cn un mero hago de Pca pruebas, no Cesar pica = con menos tee cuencia da su asen- {imiento par pre Servar a srmonfa Alps demds ae exta- dan por este cambio (que parece poco Texpresa su afectos le gusta agrader Ses tensile ns necesidades de os demas ese meses vue wable con frecuencia, siente culpable Inismo porno enfa- lars con fos dems free vera todo a mand fle orezame ale vitalidad ae ampli su realo ae amigos, esata atv dades de grpo tos dems por sus ecsidadn en pt ticular pr los mis destavorecidos Sent cupabiides or no complacer Entigentemeste a losdemas tte eke hacen conidencis apie mentos de os ime esti Pac ayudar alos ji we ts ee ~desarala una inievasensbhdad fin valores ype “habla de ell en pili, leat puede resular Inoleso para ly Pras donde 4 rec sentinene tos ndona Isla Giones excuses ahedece con ec itdad intenta agradara los emis juga slo tse ayudar hasta punto de slvidar sa propio interés ae siete responsa- lee a srmonin familiar “tiene una concien- cindeicada ~ desarrll sus en frente, pero no tos demucsia, de manera que los dem nb fos co- sya alos demas “es sensible al dolor “retuesta deci no rics so pro™ pias necsidades para ageadae Tie gusta explora, sobre todo el ‘mundo dels sent =e sient fiilmen- re ofendido “toma decsiones fandadas en valores personales = siente dicated [para comprenderse a simismo =misa menudo, ‘decide en funcicn ide valores persona: Tes ~tlene més sensi lidad ante los senti- ientos de los demas Sroxpresa sus sent- rmientos. EI proceso de individuacién Cuando no se quiere mirar Ia propia sombra, uno se encuentra con su destino. CG. Jung Nada hay mas diferente de una persona de un cierto tipo que otra persona de ese mismo tipo. Al decir esto, cortamos, de algtin modo, la rama en la que estamos sentados desde hace un buen rato, Agarrémonos a otras ramas: las diferen- cias de tipo representan un aspecto -muy importante- de la diversidad humana; pero el grado de desarrollo y de madu- rez que cada uno alcanza dentro de su tipo es otro factor de diversidad no menos importante. El desarrollo dentro de un tipo es lo que Jung llamé el pro- eso de individuacién. Ofreceremos una definicidn, las princi- pales etapas y los medios de encaminar este proceso. Definicién «Utilizo la expresion “de individuacién” para designar el proceso por el que un ser llega a ser un in-dividuo psicolégico, es decir, una unidad auténoma e indivisible, una totalidad»?. El fin de la individuacién es la actualizacién de las potencialida- des, la persona «realizada». En términos de funcionamiento pst- quico, la individuacién consiste en poder utilizar cada una de las cuatro funciones en la forma adaptada a cada situacién, ‘Tres precisiones: La individuaci6n es un proceso, no un estado La individuacién es un camino, una busqueda, més que un resultado. En esta érea no existe y no se puede alcanzar un equilibrio estable; somos caminantes a la fuerza, ya que el psi- 3.C.G, Jung, La guérsorpsychologine, Ea. Buchet Chastel, Pars 1953 4 quismo no conoce reposo. Sélo se detiene con la muerte. Hasta entonces nos empuja la energia vital, la mente funcio- na y el inconsciente vive, incluso esté en ebullicién. Pasamos de un desequilibrio a otro desequilibrio, Nuestro progreso consiste en caer menos frecuentemente, en caminar de mane- ra menos brusca. La autonomia implica la relacién Individuacién no es lo mismo que individualismo, sino, por el contrario, interaccién con el entorno. La persona «indi- viduada» es la que utiliza las respuestas adecuadas a las variaciones de lo que le rodea. Se desarrolla por diferencia- cién, reconociendo al otro por lo que es y no por lo que pro- yecta sobre él. La individuaci6n puede ser consciente 0 inconsciente La individuacién inconsciente es un simple crecimiento orgénico, «la transformacién de la bellota en encina, de la ter~ nera en vaca y del nifio en adulto»4. Tiene lugar bajo la presion de los acontécimientos, mediante el desarrollo natural de las potencialidades. Recorremos las etapas del ciclo vital que hemos descrito, seamos 0 no conscientes de ello, Si se recorren de forma inconsciente, la confusién de la salida corre peligro de repetirse a la llegada. Los aspectos negatives y regresivos pueden dominar en cada etapa y entonces la persona puede hacerse rigida. Cuanto més se ésclerose, mas se identificara con su entorno, del que seré incapaz de separarse Para que la persona legue a ser verdaderamente ese cen- tro de autonomia indivisible, el proceso de individuacién debe ser consciente. Y en este terreno, conciencia significa patadgjicamente volver a encontrarse con el inconsciente y entenderse con él. Volveremos més adelante sobre este punto. La lucidez necesatia para conseguirlo no es un estado de gra- cia caido del cielo, sino el fruto de un trabajo. Los medios para conseguirlo son variados. Propondremos algunos, aunque se 4.C.G. Jung, Réponse a Job, Buchet Chastel, Paris 1968 95 pueden encontrar otros. Pero nadie esta dispensado de ese esfuerzo, cualquiera que sean sus modalidades, si quiere rea- lizar su destino de hombre. Los ritmos del proceso de individuacion El ciclo del proceso de individuacién es el mismo que el de las edades de la vida. De hecho, la individuacién pasa por la diferenciacién de las funciones. Pero el trabajo particular con el inconsciente que supone el proceso de individuacién proporciona a este ciclo un ritmo peculiar. Las cuatro etapas, como las relaciones entre las cuatro fun- ciones, pueden agruparse de dos maneras: —Sea de dos en dos. En este caso tenemos un sistema equi- librado, cuyos elementos se compensan reciprocamente. Es el método més empleado, concretamente al presenta las prefe- rencias. Cada dimensién queda definida por dos polos. De este modo, las cuatro funciones figuran en una cruz cuyos brazos son iguales. Sea en «tres y uno». Tenemos en este caso un sistema dinamico, cuyos elementos tienen pesos respectivos diferen- tes. Es el método preferido de Jung cuando habla del proceso de individuacién, porque tiene més en cuenta el impacto muy particular del inconsciente en el trabajo de desarrollo. La cruz de las funciones va a presentar entonces un aspecto diferente. 96 Distinguimos tres etapas principales en esta cruz: ~ la primera se refiere al desarrollo de las tres primeras funciones, dominante, auxiliar y terciaria (1, 2, 3). ~ la segunda es la activacién de la funcién inferior (4). ~la tercera es el estado de individuscién, Ia quintaesencia del ser (5). Primera etapa: la diferenciacién de las tres primeras funciones Las tres primeras funciones designan aqui las funciones dominante, auxiliar y terciaria. Por supuesto, los cuatro pro- cesos fundamentales del psiquismo ~Sensacién, Intuicién, Pensamiento y Sentimiento- se pueden encontrar en cada una de estas tres posiciones. Entendemos por diferenciacién el hecho de adquirir su autonomia y su eficacia cada una de las funciones. Auto- nomia, porque una funcién debe poder actuar sola, sin ser contaminada por las otras. Si estuviéramos al mismo tiempo en la Sensacién y en la Intuicin, o en el Pensamiento y en el Sentimiento, no estariamos, en realidad, ni en uno ni en otro. Por supuesto, es posible, e incluso deseable, utilizar sucesiva- ‘mente una y otra funcién. Pero querer hacer las dos conduce inevitablemente a mantener cada una en un estado primitivo de confusién. Un ejemplo muy comtinmente citado es el de la dificultad de los padres para mantener normas para la educacién de sus hijos (aspecto de Pensamiento légico) y, al mismo tiempo, dar pruebas de comprensién (aspecto de Sentimiento). Resulta entonces importante conocer a qué nivel estamos para man- tener posiciones claras y coherentes, aunque diferentes. San Ignacio de Loyola ha sabido utilizar perfectamente esta distincién de funciones en los «Ejercicios Espirituales». En efecto, se encuentran en ellos ~ formas de oracién, que corresponden a los diferentes mo- dos de percepcién: la aplicacién de sentidos (el equivalente de la sensaci6n en nuestra terminologia) y la aplicacién de las potencias del alma (que corresponde a la intuicién). 97 ~modos de tomar decisiones, que corresponden a las funcio- nes de juicio: «Como en todos los ejericios siguientes usa- ‘mos de los actos del entendimiento discurriendo y de los de la voluntad afectando. El primer método es puramente légico, impersonal. He aqui las principales etapas: + ey con esto hallarme indiferente, sin afeccién alguna desor- denada», ‘tener el objetivo presente al espiritu, +» «Considerar, raciocinando, cudntos eémodos o provechos se me siguen el tener el oficio 0 beneficio propuesto (..) , Por el contrario, considerar asimismo los ineSmodos y peligros que hay en el tener. Otro tanto haciendo en la segunda parte, es a saber, mirar los cémodos y provechos en el no tener, y asimismo, por el contrario, los ineémodos y peligros en el mismo no tener, + amnirar d6nde més la raz6n se incline», El segundo método, totalmente diferente, esta fundado en el valor subjetivo, He aqui lo esencial: «Considerar, como si estuviese en el articulo de la muerte, la forma y medida que entonces quertia haber tenido en el modo de la presente eleccién (..) tomarla agora, porque entonces me halle con entero placer y goz0»5. ‘Cuando tomamos aisladamente las funciones, se las puede entyenar para hacerlas mas eficaces. Una funcién es eficaz ‘cuando puede ser utilizada a discrecién sobre el objeto apro- piado y se aplica a él sin fallo. Conseguir este resultado necesi- ta con frecuencia de ejercicios adaptados, como veremos en la seccién siguiente, dedicada a los medios de desarrollo. Segunda etapa: la toma en consideracién del inconsciente a través de la funci6n inferior El trabajo con la funcién inferior es de naturaleza muy diferente del que se realiza con las otras tres funciones. Sin 5 San Ignacio de Loyola, Ejercicios Espirituates, edicign del aut6grafo i preparada por Santiago Arzubialde, SJ, Ediciones Mensajero, Bilbao, 1991. 98 duda alguna, es posible ejercitarse con ella de la misma mane- ra que con las otras. Se obtendré un determinado resultado, pero que no afectaré més que a la superficie del comporta- miento. Es lo que Naomi Quenck denomina trabajar con la cuarta funci6n y no con la funcién inferior. Porque esto ilti- mo supone alcanzar directamente el inconsciente, jy es0 es un viaje completamente distinto! En la cuddriga de nuestras fun- ciones, un caballo se muestra rebelde y causa dificultades es- peciales al conductor En efecto, el inconsciente, por definicién, no puede llegar a ser consciente. Se puede domesticarlo en el mismo sentido en que el Zorro decia al Principito que se trataba de crear lazos, pero no en el sentido corriente de la palabra. Las cuatro funciones son como cuatro animales: el perro, el gato, el caba- lo y el leén. Los tres primeros, aunque son muy diferentes, tienen en comtin el poder ser domesticados; con el cuarto eso resulta imposible. Y si lo ponis en contacto directo con los 997 tres primeros, se los comeré. Todas nuestras funciones pue- den ser como puertas que se abren sobre el inconsciente. Se pueden cerrar las tres primeras, pero a la cuatta, a la funcién inferior, nunca se le puede echar el cerrojo. Por otra parte, sucederia que él sistema explotarfa o morirfa, Si no se vive la funcién inferior, dice Marie Louise von Franz, la vida se hace mortal y se muere de tedio; si uno se sumerge en ella, es el caos. {Estamos arreglados! Queda por encontrarse una solu- cién de compromiso, de equilibrio entre estas dos tensiones, estas dos fuerzas opuestas. Esto equivale necesariamente a tener en cuenta al incons- ciente, a renunciar al dominio completo de la funcién inferior. No se trata de abandonar la lucha permitiendo a la funcién inferior que irrumpa de modo anérquiico, sino de buscar un arreglo con el inconsciente, reconociéndole un lugar real, no controlable de modo consciente y voluntario, Reconocerle un lugar significa, a la vez, conceder un espacio y poner unos limites. En contrapartida, esto implica, para el yo consciente y, por consiguiente, para su mejor representante, la funcién dominante, la necesidad de renunciar a gobernarlo todo. La funcién dominante, para utilizar una terminologfa tomada del andlisis transaccional, tiende a comportarse como un pa- dre normativo, que sabe mejor que las otras lo que es necesa- rio hacer ~a lo que hemos llamado anteriormente el ahogo de Ja funcién inferior por la funcién dominante-. Recuerda al director general que habfa cambiado las chimeneas de su fé- rica por hileras de lechugas. Es necesario que 1a funcién dominante se haga pequefia para ceder su papel a la funcién inferior: Tiene interés en ello, por otra parte, porque si hubie- a lucha, seria la funci6n inferior la que haria hundirse el consciente en el inconsciente, y no al revés. Una vez més, es Marie Louise von Franz la que compara €l trabajo con la funcién inferior a la pesca de grandes peces desde una pequefia embarcacién. Podré meter en ella algunos pescados, pero habré otros de tanto peso que provocarian el hundimiento de su bote. Puedes sacarlos un poco fuera del agua para ver a qué se parecen. Tal vez. puedas utilizar su energia, pero, ciertamente, no puedes cargarlos a bordo. 100 Tercera etapa: la quintaesencia de la persona Eneste estadio, se es capaz de utilizar cada una de las cua- tro funciones, pero sin identificarse con ninguna. Precisamen- te porque a través del encuentro con el inconsciente nos ve- mos obligados a renunciar a la tiranfa de la funcién domi nante, podemos disponer de manera casi indiferente de las cuatro funciones. Entonces resulta posible utilizar cada una de las funciones cuando conviene. Si has lefdo la vida de algunos de los gran- des santos de la religi6n cristiana, o de ciertos sabios del bu- dismo o del sufismo ~por citar solamente las tradiciones espi- rituales mas importantes, al menos cuantitativamente~ te ha- bré llamado la atencién, sin duda, su capacidad de adapta- cién, que a veces asombra a su entorno. Cudntas anécdotas sobre el asceta que disfruta con toda tranquilidad de una bue- na comida que le ofrecen: sabe utilizar su Sensacién cuando se presenta la ocasién oportuna, pero no es victima de ella. Cristo, en los Evangelios, ofrece un magnifico ejemplo de una persona que puede sucesivamente dialogar con los doctores de la Ley y quebrantarla, ayunar en el desierto y apreciar el 101 perfume que derraman a sus pies, perdonar a la mujer aduil- tera y blandir el azote ante los mercaderes del templo, traba- jar con sus manos en la vida diaria y contar las parabolas mas maravillosas. Las funciones viven en armonia en el interior del sabio, que no depende de ninguna de ellas. El centro de la persona~ lidad esta en otra parte, en un lugar en el que consciente §inconsciente se entienden bien y donde es posible recurrir a la funcién apropiada. No es un lugar de inmovilidad, o de no ser; es un lugar donde el movimiento solamente se aplica al objeto escogido. Este centro de la personalidad, que es dife- rente del yo consciente, es lo que Jung llama el Self (sf mismo); es también la esencia de la persona o, con mas exac- titud, su quintaesencia. No es un azar el que la numeracién légica de nuestras etapas nos haya levado al numero 5, jHemos encontrado, de este modo, el procedimiento de los alquimistas! Mas allé, comienza el camino de la sabiduria, sobre la base de una persona perfectamente «entrada». Pero ésta es otra historia, que te podran contar personas més sabias que noso- tros. Después de todo, muy pocos -si es que hay alguno- lle- gana la quintaesencia. La primera etapa, la integraci6n de las tres fuinciones, necesita ella sola largos aftos. La segunda, el encuentro con el inconsciente a través de Ja funcién inferior, ¢ una barra dificil de franquear. Es preciso que las olas nos den vueltas en todos los sentidos, es preciso beber, hay que beber mucha agua salada, estar a punto de ahogarse, antes de ir a nadar libremente en alta mar. Las més de las veces, las olas nos vuelven a llevar de nuevo al punto de partida. Lo iportante es no quedarse en la orilla. Los medios para la individuacién Puesto que se habla de medios, estamos en la hipétesis de Ja individuacién consciente. Si quiero conducir este proceso, © por lo menos guiarlo, ¢qué debo hacer? Evidentemente, la respuesta no es la misma si se esta en la primera etapa (el desarrollo de las tres primeras funciones) que si se est en la segunda (el trabajo con la funcién inferior). 102 Precisemos que los elementos de respuesta que damos proceden de experiencias acumuladas por los que han segui- do este proceso. Corresponde a cada uno encontrar en esta cosecha el grano que le conviene para molerlo a su manera; ¥ que luego busque en otra parte, empezando por si mismo, lo gue le falta. EI desarrollo de las tres primeras funciones Es posible emplear en este terreno un método consciente y deliberado. Ello no quiere decir que esta prohibido el traba- jo con el inconsciente, todo lo contrario, Ofrecemos a conti- nuacién, como ayuda, unos cuantos consejos précticos, segui- dos de ejemplos adaptados a cada funcién. Reglas pricticas 1) Concéntrate en una sola funcién a la vez, no disperses tus fuerzas. 2) Sigue el orden de activacién de las funciones: vete ala funcién siguiente sin saltar etapas. Y ten en consideracién tu edad. Es cierto que existen grandes variaciones individuales, pero a cada etapa de la vida corresponde su tarea. De nada serviria querer trabajar Ja terciaria durante la adolescencia, a {fortiori Ja cuarta funcién. 3) Establece tu propia lista de lo que sabe hacer bien la funcién que quieres desarrollar, de sus cualidades. Para esto, utiliza, por ejemplo, las descripciones dadas en el capitulo 1, los retratos de los tipos y de los temperamentos, o cualquier otro documento que puedas encontrar en la bibliografia exis tente, o tus propias observaciones sobre otras personas. 4) Retén en esa lista lo que te va a resultar titil, porque son tus puntos més débiles, o porque es lo que mas necesitas uti- lizar en tu profesién o en tu vida personal. 5) Toma situaciones motivadoras, que te den una satisfac- cidn rapida y en las que dispongas de tiempo. No comiences por las situaciones més dificiles en las que los retos son dema- siado elevados. 103 6) Ten confianza en tu inconsciente durante esos perfodos de trabajo, ya que puede ofrecerte indicaciones preciosas. Los suefios te resultaran particularmente utiles; ve més adelante cémo hay que escucharlos. 7) Cuando hayas escogido tus terrenos de ejercicio, perse- vera hasta que tengas un resultado tangible, La asimilacién de una funcién no se obtiene con unos pocos ejercicios; se trata de tun aprendizaje serio, de larga duracién, equivalente al de un {instrumento musical, una destreza manual 0 un deporte. Ejemplos Presentamos a continuacién unos ejemplos del trabajo que se puede hacer con cada funcién. jAtencién: no se trata de una lista de cosas que hay que hacer, sino de un almacén de donde puedes sacar el articulo que te conviene! a) Para desarrollar la Sensacién ~Desarrollar la atenci6n al «aqui y ahora»: intercalar una ‘pausa entre las diferentes actividades, tomar conciencia de la respiracién, practicar la relajacién, hacer trabajar sucesiva- mente cada uno de los cinco sentidos. —Prestar atencidn a los detalles de la vida cotidiana: esta~ blecer la correspondencia de los extractos de cuentas banca- rias con los talones y cheques, cuidar los objetos domésticos, tomar conciencia de las tareas rutinarias, tanto en su casa como en el trabajo. — Dedicarse a actividades concretas: realizar trabajos ma- nuales para construir algo util, realizar reparaciones caseras, hacer bricolaje, pintar naturalezas muertas, preparar un itine~ rario de viajes juntando toda la documentacién sobre cada lugar interesante, aprender a tocar un instrumento musical. ) Para desarrollar la Intuicién ~ Abrir la imaginacion: emplear un cuarto de hora diario en sofar, imaginar actividades sin un interés inmediato, bus- 104 car respuestas a la pregunta: Qué harfa yo si otra ciudad, tuviese un afio de vacaciones, etc.)? ~Desartollar la creatividad: tomar dos objetos diferentes € inventar todo lo que se puede hacer combinéndolos, buscar una tercera solucién cuando se esté ante una alternative, es- cribir guiones o argumentos de ciencia ficcién. — Fjercitar el sentido de las relaciones entre las cosas: esta- blecer notas de sfntesis breves, practicar la analogia, las com- paraciones, las metéforas. ~ Enriquecer la vida simbélica: leer poesias, observar 0 escuchar obras de imaginacidn en diferentes campos del arte, buscar un sentido nuevo a los lugares familiares. . (viviese en ) Para desarrollar el Pensamiento ~ Desarrollar la asertividad, es decir, la capacidad de ex- presar los pensamientos y sentimientos sin temor ni célera 0, segtin la formula de Hubert Jaoui, sin ser «ni erizo ni felpu- do». ~ Fjercitar el espiritu critico; representar el papel de «abo- gado del diablo» en una discusién, descubrir todos los defec- tos de un objeto usual, hacer la lista de las ventajas e incon venientes de varias soluciones posibles al mismo problema. = Desarrollar la logica: escribir un texto en forma de pro- posiciones l6gicas, descubrir el plan de un artfculo y mejorar sus conexiones légicas. d) Para desarrollar el Sentimiento — Entrar en contacto con los sentimientos propios: escu- char miisica sin hacer otra cosa y manteniéndose cercano a los sentimientos, jugar con nifos e imitar sus reacciones, hacer una lista de lo que nos gusta y de lo que nos repele. = Cultivar la intimidad: expresar los sentimientos a una persona, acortar la distancia (en sentido propio y en sentido figurado) respecto a los demas, volver a formular los senti- mientos expresados por los demés. ~ Trabajar los valores personales: formular los propios va~ lores, representar el papel de «abogado del angel» (buscar 105 todo lo que hay de bueno en una persona y en sus ideas), pre- guntarte qué fe gustaria dejar como recuerdo a tus hijos y a tus amigos. El trabajo con Ia funci6n inferior En cierta medida, es posible trabajar con la funcién infe- rior como con las tres precedentes, consideréndola simple- mente como una cuarta funcién, sin abordar su relacién con el inconsciente, Este método puede practicarse con dos con diciones: por una parte, saber que es parcial y que solamente alcanza a una pequeha parte de la realidad; por otra parte, simultanearlo con un trabajo serio con el inconsciente, so pena de ver a éste irrumpir sin previo aviso. En este sentido, se pueden emplear los ejercicios precedentes. Sin embargo, este procedimiento es limitado y el inconsciente pide ser abordado en calidad de tal. El trabajo con el inconsciente incluye dos aspectos: = la separacién entre el sujeto y el mundo exterior: dife- renciacién objetiva, = la separacién del yo y el mundo interior: diferenciacién subjetiva. 2) La separacién sujetofobjeto El estado natural y primitivo del consciente es el de la indiferenciacidn entre el sujeto y el objeto. No existe entre los dos una distancia critica: el sujeto atribuye al objeto sus pro- pios estados interiores. Es la situacién del nifto con relacion a su madre durante los primeros meses de la vida. Es también la situacién del «primitive» que atribuye un alma y senti- mientos a los objetos que le rodean. Es, finalmente, lo que siguen haciendo los adultos a través del mecanismo de pro- yeccién, que hemos visto anteriormente. Cémo suprimir las proyecciones? Tomando conciencia de ellas (hay que decirlo, aunque sea una perogrullada). :Y qué hay que hacer en la practica? primer lugar, intentar un esfuerzo de lucidez, cuando ‘nos encontramos frente a personas que nos irritan mas alld de lo razonable, sea de forma permanente o pasajera. En calien- 106 te, desde luego, esto resulta dificil. Pero cuando la tempestad ha pasado, resulta interesante preguntarse por qué esa perso- na pone en movimiento reacciones desproporcionadas, o que, ‘en todo caso, no producen el mismo eco en los demas. Es por- que, en general, ellas nos recuerdan a personas con las que hemos tenido problemas (padres, educadores...) 0 vuelven a activar situaciones que nos han marcado, Frecuentemente, es suficiente con tomar conciencia para suprimir la proyeccién. La persona sobre la que se proyecta es como un perchero en el que colgamos nuestros abrigos. La retirada de la proyec- Gidn consiste en recoger nuestros «abrigos», aunque no nos resulten agradables, y de paso observar lo que ha servido de soporte a las proyecciones. La parébola evangélica de la viga y la paja es una buena ilustraci6n de este mecanismo. Recientemente dirigimos un seminatio destinado a directi- vos. Al principio, todo iba bien. En la tarde del primer dia organizamos una simulacién en tomo al tema de las recon- versiones. Algunos participantes fueron invitados a repre- sentar el papel del equipo de direccién que debe tomar deci- siones sobre despidos. Los demas, unos cuarenta, observan 1o ‘que ocurre en el estrado. Uno de ellos propone apagar las luces, y nosotros lo aceptamos, no viendo en ello segunda intencién, La representacion se desarrolla normalmente y va seguida de un descanso. Durante el descanso se produce una verdadera rebeli6n. Los participantes se niegan a reincorporarse, rechazan con dure~ za los temas previstos y el método pedagogico, piden volver ‘a negociar la continuaciGn del programa con la direccién del organismo de formacién. El bloqueo dura varias horas antes de que se encuentre una solucién de compromiso. En este momento nos enteramos de que, en efecto, las tres cuartas partes de los participantes son directivos en paro que buscan trabajo. Resulta facil, entonces, reconstruir el mecanis- ‘mo de proyeccién: puestos en una situacién de cardcter regre- sivo (observar en Ja oscuridad), los participantes converti- dos en espectadiores ven cesarrollarse una reproduccién de la escena que les condujo a su despido. Todos los sentimien- tos de frustracién y de célera que no pudieron expresarse en aquel momento son transferidos sobre el objeto més préxi mo que ha reactivado la situacién: el animador de Ia sesi6n. En esa situacién, la primera tarea del animador consistié en 107 no tomar (demasiado) personalmente las criticas emitidas; jesto resulta més fécil decirlo después que hacerlo en el momento mismo! La segunda tarea, que, en este caso, sola- mente se pudo iniciar con algunas personas al final del semi- nario, consistié en comenzar a distinguir las mejoras que se debian realmente introducir en el seminario y las quejas pro- vocadas por el trauma Es muy itil que este esfuerzo de lucidez vaya acompaita- do de una pizca de humor, que, por otra parte, en general, es un ingrediente importante del desarrollo personal. Suprimir las proyecciones con frecuencia resulta desagradable, y es mejor observarse a s{ mismo con una mirada comprensiva y a cierta distancia que hundirse en la desesperacidn. Por otra parte, es muy titil dar las gracias, al menos mentalmente, a las Personas que nos itritan, por el servicio que nos prestan al permitirnos mejorar nuestro conocimiento propio. Tras lo cual, es posible conseguir ayuda para este trabajo con las proyecciones. Es lo que se hace, sobre todo, en el tra- bajo terapéutico, en grupo o individual. Finalmente, sugerimos la utilizacién de un procedimiento que fue propuesto por John y Joyce Weir’. Consiste en hablar en primera persona para teapropiarse los sentimientos y pen- samientos. De este modo, se transformaré «Fernando me irri ta» en «Yo me irrito con Fernando». El principio es simple, la aplicacién guarda sorpresas. jAnimo! El peligro que puede amenazar al «yo» en el curso de este trabajo es el que Jung denomina acertadamente «a inflacién». El «yo» piensa, en efecto, que ha alcanzado su fin, el proble- ‘ma parece resuelto. Se produce entonces una acumulacién de energia, que lleva consigo una exaltacién gratificante. En rea- lidad, el yo no esté radicalmente puesto en cuestién; simple- mente se ha afladido un conocimiento nuevo a otros conoci- mientos antiguos, sin la integraci6n real que siempre necesita una reestructuraci6n. En este caso, a la inflacion sigue répi- damente una «deflacién» (jesta vez, la palabra no es de Jung!) 6 John y Joyce Weir animan en los Estados Unidos grupos de desarro- lo personal de inspiracién jungiana, desde 1950. Su ensenianza es tnica- mente ora. 108, y el yo se encuentra victima de sf mismo. Cuando el sujeto ‘std ya harto de experimentar estos altibajos, puede pasar ala etapa siguiente y al trabajo subjetivo de diferenciaci6n entre el yo y el mundo interior. 1b) El trabajo interior de diferenciacién La segunda etapa del proceso de individuacién nos ha dejado frente a una alternativa cuyas dos posibilidades son tan malas Ja una como la otra: 0 cerrar los ojos ante la funci6n inferior y morirse de aburrimiento, o afrontarla resueltamente y dejarse absorber por ella, Para salir del dilema, hay que encararse con la funcion inferior en un terreno menos arriesgado que el de la vida cotidiana. Dicho de otro modo, es preciso proceder a un trabajo indirecto dentro de un marco especial. El terreno de lo imaginario ofrece este espacio de trabajo particular. Se ofrecen varias modalidades. ~ Los suefios Los suiefios son mensajes que nos dirige el inconsciente. Un suefio no tenido en cuenta es tna carta no lefda. En todos los tiempos, en todas las civilizaciones, los sueiios han teni- do una importancia considerable y los que los sabfan «inter- pretar» han desempefiado una funcién especial’. Los suefios son el «camino real» para llegar al inconsciente. Cémo se pueden leer los suefios? He aqui algunas recomendaciones prcticas 1.- Recordarlos. Todos tenemos suefios, pero no todos los recordamos bien, Es una forma de memoria que se ejercita como las otras. En primer lugar, es necesario querer acordar- se de ellos, conceder importancia al hecho de sofar. Después, tener a mano un bloc y un lépiz con los que poder anotar sobre la marcha, nada més despertar (tras el suefio o a la 7 Por ejemplo, en la Biblia el suefio de José (Génesis, capitulo 37) 0 las celebérrimas interpretaciones que el mismo José hace al Faraén de sus sue fios (Génesis, capitulo 41), o, en el siglo V antes de Cristo, la importancia de Jos suenos en el tratamiento de las enfermedades fisicas y psiquicas en Epidauro, Estos son solamente das ejemplos entre muchos otros. 109 ‘mafiana) las ideas clave. Es mejor hacerlo en la semioscuri- dad, sin encender la lémpara, pues esto interrumpiria el ritmo del inconsciente y podria causar molestias a otros. No tiene ninguna importancia que esté mal escrito, pues con un poco de costumbre se llega a anotar muy bien lo esencial. Por fin, un poco més tarde, al levantarse, escribir el suefio entero. ‘También se puede dibujarlo. 2.- No tratar de interpretar los suefios; no existe una clave de los suefios. A todo lo que se llega cle esa manera es a hacer entrar los suefios en categorfas preestablecidas. Dejar de lado todo saber teérico y ponerse a la escucha del inconsciente. El no tiene ninguna teoria sobre qué significa lo que dice. 3.- Saber que todo lo que ocurre en suefio, Io produce el que suefta. No son nuestros padres, nuestro cényuge, nues- tos hijos, nuestros amigos, etc. quienes vienen a nosotros en suieiios, sino que somos nosotros quienes los convocamos. No nos ocurre nada durante los sueitos; somos nosotros, los que softamos, los que lo fabricamos todo. 4.-Saber también que cualquier personaje, cualquier acon- tecimiento de un sueno es parte de uno mismo. No se trata de nuestro padre o de nuestro coche, sino de la parte de nosotros que son el padre o el coche. Los suefios no nos comunican nada sobre los demés, solamente nos hablan de nosotros, por- que somos nosotros los que sofiamos. 5.-Siguiendo los dos puntos anteriores, volver a escribir 0 volver a contar el sueto, apropidndonos cada uno de sus ele- mentos. Utilizar para ello la forma de «primera persona acti- van: «Yo me hago ejecutar tal acciénn. He aquf un ejemplo de esta manera de proceder. En primer lugar, el suefo tal como Jo conté Marco: Sofia y yo levamos a nuestro hijo Diego al hospital. Tiene tres 0 cuatro afios, pero con su cuerpo de ahora (veinte afios). Est en una especie de silldn con ruedas. Atravesamos ‘muchas salas. Al fin, Hegamos a una sala de espera. Sofia tiene que ir a rellenar un impreso. Esto me fastidia porque si hay algo que tratar, ella se las arreglara mejor que yo. Sale el 110 médico, Presenta un uniforme muy sucio, lleno de sangre, Se ‘escuchan voces de enfermeras que explican que el médico ha trabajado hoy demasiado y que no podré atender a nadie mis. Insisto diciendo que no he hecho todo este trayecto para volver a comenzar mafana, Hace entrar a Diego. Le sigo timidamente, me quedo en el umbral de la puerta. Me dice amablemente que puedo acercarme. Prueba la sangre de Diego, a quien ha debido recoger una muestra. Tiene sangre por todas partes; mastica; est ya un poco coagulada, tiene incluso aspecto algodonoso. Me dice que sabe a «22s, y pronuncia un término cientifico que des- conozco. Le pregunto entonces si esto explica la agresividad de Diego. Me responde: «Vea vd. mismo» y me estrella sobre el rostro un plastén de sangre coagulada. Incluso me la mete ‘en la boca, al fondo a Ja derecha. Mastico, y sabe muy mal. Me despierto con esa sensacién en la boca. Ahora, el mismo suefio, pero contado en primera persona. Solamente ofrecemos las primeras lineas para evitar la mono- tonia. Con la parte de mi que representa Sofia («Yo, Sofia»), me hago conducir al hospital la parte de mf que es mi hijo Diego («Yo, Diego). «Yo, Diego» estoy en mi cuerpo de ahora, pero tengo tres o cuatro ais. «Yo, Diego» estoy en un sillén con ruedas. «Yo, Diego», «Yo, Sofia» y yo atravesamos muchas salas... Hago salir al «Yo, médico». «Yo, médico» tengo un aspecto muy sucio, leno de sangre. Yo me hago escuchar voces de enfermeras, «Yo, enfermeras» explican que «Yo, médico» he trabajado demasiado hoy y ya no podré atender anadie. Ete. He aqui algunos de los comentarios y asociaciones hechos por Marcos después de contar de esta manera todo el sueho. # «Yo-Diego» es el nifio que fui y que conocié a los tres atios y medio la muerte, nunca superada del todo, de una persona ‘muy cercana. «Yo-Diego» quedé bloqueado en mi sillén de paralitico, a pesar de que ha crecido mi cuerpo. + «Yo-Diego» soy agresive porque guardo la célera de ese duelo que no observé. En efecto, yo sigo encolerizado, tal vex pata conservar una forma de presencia del desaparecido. m ‘+ He trabajado mucho sobre esa cuestién y «yo-médico» estoy cansado. Me ha pasado de todo y tengo ia impresion de que no ha servido de nada * Sin embargo, no quiero renunclar. «Yo-Sofia» es la parte voluntarista de mi que me empuja a perseverar. + Mastico la sangre de «Yo-Diegon. Estoy obligado a volver sobre la muerte experimentada a los cuatro aos, a pesar de que tiene mal sabor. Es preciso que lo haga hasta que encuen- tre el nombre que conviene y que no he comprendido cuan- do «Yo-médico» lo he pronunciado. 6.-Contando los sueios de este modo, resultan més «legi- bles» los mensajes que nos dirige el inconsciente. Incluso se puede tener la impresién de conversar con alguien que habi- ‘ta en nosotros, cuyo lenguaje es a veces oscuro, pero que tiene ‘una multitud de cosas interesantes que decitnos. Y uno ter- mina yendo a dormir con curiosidad, pregunténdose qué mensaje vamos a recibir al despertar. Shakespeare decia: «La vida es el tejido en el que estén cosidos nuestros suefios» ‘También es verdad que nuestros suefios son los hilos con los que tejemos nuestra vida. — La imaginaci6n activa «La imaginacién activa» que propone Jung es un procedi- miento deliberado para permitir al inconsciente expresarse durante el dia. Consiste en proporcionar medios a la imagi- naci6n para que represente bajo formas concretas y variadas la emocién, el pensamiento y el sentimiento que Henan en un momento dado el campo de la conciencia del sujeto. También aqui, se pueden dar algunas reglas practicas: 1+ La imaginacién activa no es solamente una catarsis del sentimiento, una liquidacién de afectos reprimidos durante mucho tiempo. Es necesaria esta evacuacién para «liberar» al sujeto de la violencia de la emocién; pero debe proseguirse con un trabajo activo de representacién. 2 Este trabajo debe tener cierta duracién. Los personajes © situaciones que aparecen en Ja imaginacién activa toman entonces un espesor real, una consistencia. Pueden convertir- 12 se, de algtin modo, en compaiteros de ruta. Las representa- ciones varian segtin cada uno: un duende malicioso con barba blanca y gotro rojo, un ser luminoso con un aura vibrante, un nifo juguetén, una anciana lena de sabiduria.. 3. Cada uno encuentra el modo de representacién que le conviene: pintura, miisica, modelado, escritura, danza 0 can- to, da lo mismo. La funcién inferior puede representar enton- ces su papel de introduccién al inconsciente. Ella es la que permitiré al sujeto aferrarse al mundo que le resulta menos familiar y, en consecuencia, permitir al inconsciente expresar- se del mejor modo. Jung, de tipo intuitivo dominante, traba- jaba la arcilla y la piedra, elementos muy materiales que le permitfan desarrollar su sensacién. Por el contrario, un sen- sorial dominante escribiré historias de ciencia ficci6n, en las que daré rienda suelta a su imaginacidn. La danza es con fre- cuencia una forma de expresién apropiada para las personas cuyo pensamiento es dominante, porque permite una traduc~ cién espontanea de los sentimientos. A Ia inversa, el afectivo dominante escribird textos en forma de razonamientos rigu- rosos para dar forma a su pensamiento, El texto siguiente puede servir de conclusién de este capi tulo: Y se queds solo Jacob. Un hombre peled con él hasta des- puntar la aurora, Viendo que no le podia, le golpes la cavi- dad del muslo; y se le quedé tiesa a Jacob Ia cavidad del muslo mientras peleaba con é!, Dijo: -Suéltame, que despun- ta la aurora. Respondié: -No te suelto si no me bendices. Le dijo: -zCémo te llamas? Contest6: -Jacob. Repuso: -Ya no te Hamarés Jacob, sino Israel, pues has luchado con dioses y hombres y has podido. Jacob a su vez le pregunté: Dime tu nombre. Contests: -Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo alli (Génesis, capitulo 32, versiculos 25 al 30). Este extraito texto puede ser leido como simbolo del cami- no de individuacién en el que el consciente lucha con el inconsciente. El consciente saca de él toda su fuerza, pero no por ello puede nombrarlo, lo cual equivaldria a circunscribi loy poseerlo. 13 ea E Descubre uiisentido ‘e De las edades de la vida a las edades de la humanidad Del individuo a la sociedad ¢Para qué sirve el duro trabajo que acabamos de descri- bir? gPor qué hay que luchar con el éngel hasta quedar tiesa la cavidad del muslo? Qué aporta la bendicién de ese desco- nocido? Para empezar, daremos algunas respuestas en el plano individual. Ese trabajo sive para — sentirse mejor, cuando el sufrimiento psiquico llega a ser excesivo y solamente el trabajo sobre uno mismo permite ponerse de nuevo en camino; — vivir mejor, cuando la satisfaccién va ganando terreno y se busca algo que pueda dar més relieve a la aparente insig- nificancia de lo cotidiano; — habitar en la Juz, cuando tras sacar la cabeza fuera de la caverna ya no se resigna uno a volver de nuevo a la penumbra, Todas estas respuestas, y algunas otras del mismo tipo, son validas. Pero no se puede ir més lejos? ZNo existe un sen- tido mas global detrés del sentido dado individualmente al us descubrimiento de si mismo, més allé del proceso de indivi- duacién de cada uno? Nuestros esfuerzos personales estén aislados, aunque a veces se crucen, o mas bien tienen un sen- tido valido para todos ellos? En otras palabras: zexiste un sentido que sobrepasa 0 transciende los caminos individuales? Dénde y cémo encon- trarlo si existe? Y, asi como Einstein pedia que se le definiera a Dios antes de responder si crefa en El, zcuél puede ser ese sentido? Proponemos aqui una hipétesis de trabajo: la pregunta sobre el sentido se ha planteado de varias maneras a lo largo de la evolucién de la humanidad. De la misma manera que para los individuos, cabe interpretar esa evolucién como la activacién sucesiva de las diferentes funciones. En cada etapa espera a la humanidad un trabajo especifico, en relacién con la funcién entonces predominante. Ese trabajo toma todo su sentido en la continuidad de la evolucién. ¥ la respuesta ala pregunta sobre el trabajo que nos esta reservado a nosotros, humanos de fines del siglo XX, solamente puede ser dada en relaci6n con la etapa en que nos encontramos. Vamos a realizar un salto ~casi gigantesco, hay que reco- nocerlo- de la ontogénesis a la filogénesis, de la historia indi: vidual a la historia colectiva. Para dar cierta credibilidad a esta hipdtesis, conviene ser modesto y precisar el marco en el que la presentamos: —E] mundo del que hablamos es esencialmente el mundo occidental, a saber, la civilizacién que hizo oft sus primeros balbuceos en Europa hace unos 100.000 afios, se desarroll6 en ‘buena parte en torno a la cuenca del Mediterrdneo, tomé pie en América del Norte hace 500 aftos para convertirla en zona de expansién propia y se encuentra, desde hace varios siglos, en una posicién de dominio respecto a las demas culturas. Si hemos escogido este fragmento de la humanidad, es sencilla- mente porque es el que conocemos, aquel del que procede- mos y al que pertenecemos. Nos gustaria que se realizaran anélisis parecidos en otros contextos para llevar a cabo enti- quecedoras comparaciones, — Las etapas de la evolucién de las que vamos a hablar serdn dibujadas a grandes rasgos. Pata que aparezca el bos- 16 que es preciso ignorar deliberadamente los étboles. El peligro es entonces el exceso de simplificacién. Lo asumimos, pero teniendo el maximo cuidado de no caer en él; por ello, dare- ‘mos ejemplos muy variados. = Hablar de activacién de una funcién en un época de la historia de la humanidad no significa que esa funcién no exis- tiera antes y que ya no vaya a ser utilizada después. La acti- vacién de tna funcién es el momento en que una funcién ya existente, pero no totalmente desarrollada, adquiere toda su amplitud. Sale de los bastidores a la escena, O también, podria decirse que las funciones estén al principio solamente esbozadas, como siluetas que todavia no tienen ni detalles ni colores. Por turno, cada una se va a desarrollar e ir tomando fuerza. La silueta, una vez que adquiere forma, ya no vuelve alestado de borrador. Va a juntarse con los demés dibujos ter- minados, si es que alguna vez puede decirse que estén del todo terminados. = La activacién histérica de una funcién no significa que los hombres de ese perfodo tengan como dominante a dicha funcién. Estamos hablando de una caracteristica global, y no de la suma o de la media de los individuos de una época. = La nocién de época, 0 de fase de activacién de una fun- cién, debe comprenderse de una manera muy flexible. Hemos indicado ya, en el plano individual, que las etapas de Ia vida eran unas magnitudes muy variables de un individuo a otro. Esta observacién se impone con més fuerza atin al hablar de Ja humanidad, jincluso reducida a la cuenca mediterrénea! Los limites del tiempo no se pueden definir claramente: cada perfodo comienza en el precedente y contintia en el siguiente. Sencillamente, se puede constatar que en un momento dado nos precursores se van condensando en verdaderas nubes y que, al cabo de cierto tiempo, dentro de éstas empie- zan a destacar nuevos elementos. @Seré la humanidad ESFP? Nuestra hipétesis es que el orden hist6rico de activacién de las funciones seria: Sensacién, Sentimiento, Pensamiento, Intuicién, con alternancia Extraversién/Introversién, comen- zando por la Extraversién. En el plano individual, este guién uy de desarrollo corresponde al tipo Si miras to interior como si fuera exterior, haces de lo interior un exterior'4, LY después? Nadie sabe cuanto puede durar este perfodo de la huma- nidad: algunos centenares, algunos miles de afios? En este terreno, se trata solamente de vivir. Somos los actores y los autores del argumento, en ninguna parte podemos leer su continuacién. En cambio, sabemos que recorrer esta etapa no significa que se esté al final del trayecto. En la mejor de las hipotesis, entonces la humanidad podré dominar cada una de las fun- ciones, sin identificarse con una sola de ellas. En la peor de las, 4 Kean zen. 139

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