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ferent acpi on Ce em MM camer to Rae a eel oie Imes Mi OR Ua Aaa Pasa Sirol iene cone eee ea al ici ten cee ccm C MCI kas ue sane a Ws eS NS Bese ie tclaeMN TER Me toate Pineau t ec ueene nese cKe- Cote ce Beau meer tues ea Pou vatcrcy 7 Rie rue uc cu tert Fee IU ea ee UE Se eam Mel Meine een et PW See McC lu u t FienceeonNCMec Ma Roe UN ea UC ROSNY ee Bee ame NC oa Oe vari e arun Metoa ieee eer eae uC nao UY Demeter Seca CAV aC Pec creriiaie sc otinen ys Caleta RinecWaCuN oc shea CoM Nene Cos terismo orillero y mitologia popular, podria llegar a ser itivial en otras manos y en otras palabras. No sucede si-con Oyola, que una vez mas demuestra que es Un fantastico narrador de raza. De taza Arlt —de raza erro quiero decir: sin collar ni papeles ni vacuna, Cans eres) Leonardo Oyola —s ETAL) Rian | i : : . iI ; E. = | | a) AQUILINA: | Pee ae a eee oyola ll il aa ees a novelas Siete & el Tigre a an) Premio Clarin 2004), Hacé que la noche venga, Gélgota y Chamamé Goa : ay policial Pee ere ser seguic ey Sacrificio forerna EscacacA Bs.As. I -Zoet , Leonarvo Oyota Sacrificio NEGRO ABSOLUTO oe -Dorns A: Ain. 20 ‘Sips 202 om, Ison 97a 967200072 ‘aN Agim, 2, Novel Teale cab anes Necko Ansowwro CCocxcestaitctoa RoR JUAN SASTURAL oto de apa: Al ino Dist de ap: Ariel Slo tmalgarlec.comar ©2010 Leonardo Oyela (© 2010 Ediciones Aguila SA Tacadnbedecoy (Queda ech e depo que area ey 1 1SBN:978-987 2990072 Temper Agencia ediciones Aguina SA Rosrgues Po 1934 CABA ‘Does Aes Argentina “Tlf (05411) -454-0072 1 O1-152617308 Fnfonegreatsoluecom romeneeabeak. cm tings prte decay, nc el deo dela cables, Ning csr cpl, seen raitis Co mares alge spo ning edi. yaa clon quo, mec de gb 0 i toocopi sin emia prvi del dit SOBRE EL TRABAJO HORMIGA Como decia e viejo facultativo William Carlos W- Uiams en el prélogo a Howl, ef paderor e incalifcable primer aullido de Allen Ginsberg: "A arremangarse las polleras, sefioras, que vamos a entrar en el infierno” Porque de eso se trata, nade menos. En ete segundo mo vimiento de la saga que Oyola ba denominado El juego delos cuatro reinos, otra vez, deasosegados como en la previa Santetia, nos convoca el aminaso lenguae de ls cartas que caen sucesvas, implacables, sobre la mesa del relat infernal. ¥ no hay tregua. Si en Ia primera secuencia nos enterdbamos del pax sado de la virulenta narradora, esa indeleble Fatima Sanches, la Vibora Blanca, vidente trgica; abora es- tamos en el presente. De aguella sangrienta Navidad de 1996 a la actualidad, ban pasado muchos aos; in ‘embargo como en los grandes relatos folletinescos:éxte 4 es~ bay biatos temporales, vactos Uenos de misterioy de sentido, revelaciones pavorosas. El enfrentamiento 4 muerte (¢ casi) con la proveica Marabimnta anta- gonista memorable que crece, si cabe, en esta segunda entrega de la saga con su perverso trabajo de hormi- = conoce nitevos 7 sangrientes avatares mientras los cadléveres queridos se siguen sumando 9 la vengana es una pelora de fuego que pasa alternasivamente de una mano a la ora ‘La sua de peripecas scurasy golpes de efecto viswal _propios de un cine clase B con mueries viv y renebroxo humor negro, fuertes desis de esotrismo orilero y mito- gia popular ~nada derdenable como universe narrati- vo podria leger a ser sivial en otras mans yen otras palabras, No sucede ast con Oyola, que wa vex mds de ‘mesa que es wn fantstco narrador de rica, De risa “Arle-de raza perra quiero decir: sin colar ni papees ni aiicuna, como debe sry como se necesita Tada la novela estd ssructunada en dersoradas, por- menorizadas escenas que arrancan con la neceraria evoca- cin que da el clima y las claves de lo que s vendrd, para detenerse, a partir de abi, en los sucesives pasos srdgicos dde una secuencia que conduce al remido desenlace, Ya la desesperada eperansa gue asoma al final pola puede asprar, sn vanidad ni soberbia, a lo que poco: dejar grabadasy sella, en la memoria de letor, escenas y pervonajes—el Bmoushon y Lorelei en s viaje «alo Oscaro, por jemplo~ que no podrin arrancarse sin dejar buella, como quien se saca una cacarita de la he- rida antes de viempo. ¥ todo el tiempo, Oyola arranca la cascarta. ‘Como la perversa Marabsenta, el narradar bacesutra- bajo de hormiga, nas come el coco, no nos dejard dormir ‘mds com el rumor de lo terrible que se srama abt absjo Juan SasTuRany: rae es para mi papd. Por todos be ssrificien que hizo y que vive haciendo por nosotren. "La raed en Las ray bien | La rue xt Dame. Un pasae hasta abi Los vi ear | Est aut | Lo seguiré(Séquvienen por mi Dame... Un pasaje hasta ahi Las ciudades balan /Y hace silos gue ea. No cstay mintiendo.. No exey minsiendo Mis amigos saben | lata donde vay a ir No exoy mintiends, No esey mintiendo, Yo... No visu amor Cuando estaba mat ‘Exray fe / Una sehal Lo v bila Wn pasaje hasta abt Dame. J Un pasaje hasta ahi Faud dando vuetas | Acercédose hasta mé Locsteysintiende Locstey siendo. Las cialadesguardass / Un tcreto que vivt No stay minsende.. No estoy miniend You. Novi su luz ! Cuando etaba mal Un pasaje hasta at Um pasaje basta abs." “Un passje hasta ahi", del disco Gunes at vact, Fabiana Cantilo, 1995, pote meter cnc baler cartes de ue lege a mtel na! “Gan tl de aerial no me Smportaria recibir inca” Tovar: La usvevon o Warr Ease George P Contos, BELUU, 1994 1, EL CABALLO DE BAsTos Tenia cinco afios, como mucho, cuando empece a preguntarle a la tia Chiqui sobre la muerte y por qué tas personas se tenfan que ir al cielo, Eso. ¥ por qué yo no vivia ni con mi mamé ni con mi paps. Adénde habia estado antes de la panza de mi mami. Y por qué las nenas haciamos pis de sentadas y los varones de parados. ‘Na Chiquita, paciente como ella sola, me conté de Dios y la Virgencita. ¥ como pudo me hablé de lo importante que eran nuestrasrespectivas vidas. Explic candome que la muerte era parte, una parte esencial, de nucstra propia existencia. Que marcaba el final de tuna etapa, Y que nosotros, en espititu, una vex muer tos nuestros cuerpos, continudbamos vigje hacia el otro Jado, donde tbamos a experimentar sensaciones nuevas que estaban destinadas a disfrutarse slo cuando llega- rad momento que tenlamos designado cada uno para cruzar hacia el més ald, La vida y la muerte eran cata y seca de una misma ‘moneda. Ambas may presentes en fa ratina de la ea. ‘También ambas muy presentes en mis dias. Pero noso- tras éramos la minoria. Porque casi todos los mortales cofrprueban su propia finitud en este mundo cuando 3 pierden aalguien cercane, Demasiado cercano. Eso los ‘pone en contacto no sélo con la pérdida del ser querido ‘ino con el umbral hacia lo que hay después de esto. ‘Nosottas la gente como Na Chiquita y 0, mal que nos pese, convivimos con la cercanta de la Vieja Cose- chera, Siempte. Seri por el lugar donde tuvimos que pparar. Gran parte seri por lo que hacemos. Por la genre que nos frecuenta. Pero sobre todo serd porque ya na ccemos marcadas. Qik cbmo es x02 [La tia Chiqui no podia tener chicos. Es decir: biolé- sgicamente no podia dar vida, Dara luz. He ahi un ver dadero milagro. De rodos los dias, pero milagro al fin. Porque los milagros en algin punto no son més que contradicciones. 'Na Chiquita lo que mas dio en vida fuevida, yas dia propia. Amin de que cualquiera uc le haya conocido sabia que era un sol a fos ned de eianaa de varios sos. To- dos abandonados a nuestra suerte. Salvo la Nani. La tlkima de tna familia que ya no les ponia nombre a sus hijos. Los numeraba, Me acuerdo bien de ella por aque yo era adolescense cuando la madre le pidié a la tia Chiqui si se podia hacer eargo dela beba. Que ella no sabia qué mis podia hacer con tantas bocss para alimentar. ‘Que yo sepa, porque nunca le pregunté si hubo més, ‘Na Chiquita por lo menos cxié a dos varones y a tes nnenas.A Juan Antonio, Rubencio, sabelca, la Nani y ‘amt. Alos chicos alld en el campo, en su Paraguay na tal. En su Paraguay pord. En un pueblo que se llamaba Mbuyapey. A mi prima Isabel, micad alld y otra mixed “ por acd. A mi, desde que me encontt6 y recogié en el basural del Cincurdn Ecoldgico, sempre me tuvo bajo su ala por el Puerto Apache. Lo mismo con la Nani, hasta que ala tale llegd su hora. Cuando se nos fue a dar una vueea con la Sin Nombre. Cuando se nos fue para no volver. : ‘A Juan Antonio y a Rubencito no las conoct salvo por fora y lo que Na Chiquita contaba de vez en cuan- do de ellos. Juan Antonio, decia la tla Chigul, era un ‘mitat poco socal y bastante intl para lo que mandes. ‘Que no estaba hecho paral escuela, el trabajo, el cam- po o el servicio militar. Que la pas6 muy mal. ¥ que ‘terminé mucho peot. Rubencito era todo lo contratio. ‘Un gran orgullo para la tla y parece también que lo era para su pueblo, Nunca supe el porque. Dee Isabela sf que rengo recuerdos. Mas bien flas- hes. De veel cocina, junto a la via, cortafitas 0 sopa paraguaya los domingos a la tarde. De acurrucarnos tas dos frente al relevisor en blanco y negro para ver los dibujitos, en un sillén individual com el tapizado todo «estropeado; sillin que asi lo dejé cuando tuvimos que jos del Puerto, Me acuerdo de su sisita de adil De un novio que ella tenia que la doblaba en altura aunque el aco fuera mas chico en edad. Un animal, 1 Haguito. Pero lo que més me acuerdo de Isabelia es que solamente lla le deca “mamé” ala tia. Ala Nani ya mf no nos salia. Pero a mi prima Isabel, si. Para esa época, la que estaba contando a} principio, en la que me la pasaba preguntando de todo, rmurid Isabaita en circunseancias nefastas. Trabajeba cama adentto durante la semana cuidando a un chico » A aoe. wa demi misma edad, ademas de levarlo y buseatlo en el jardin de infantes y ocuparse de las tareas domésticas Gel departamenro, Mi prima se cays de un séptimo piso. Nunca supimos lo que realmente le pa. Y nunca lo vamos a saber. Pero bien en claro tenemos que no fue como dijeron sus patrones. Tal como qued6 en la Los restos mortales de mi prima Isabel descansan \ en el nicho municipal 14.089, en la fila cuatro de la © galerfa veintidés del cementerio dela Chacarita, La de- jamos ahi un viernes. En el subse B, volviendo a casa, ‘Na Chiquita me dio —Pitima, las igrimas por nuestros muertos se eva: poran. Las flotes sobre sus tumbas se marchitan. Pero fo que rezamos por el descanso de sus almas, nucstras plegarias, las recoge Dios. Hay que tezar. Siempre. Eso ¢s lo primero, Pero las Hores tampoco estén de més. Y llorar alos nuestros, menos. YY cuando llegamos al final del recortido frente al Luna Patk, lata me rec y me ensefid una oracion de San Agustin: 26 Yo muero pero mi amor no mere Las vey a amar en el Cielo como ls amd en la Tierra Sean virtuosos: no loren ni se dejen dorsinar por la trisexa. Vay al Cielo donde tos expera, mediante la bondad de Dis. (Queda para los que loan lo que hay de mds hermose a esperanza de encontrarnos alld arriba. Yensretanto, sobre la Tierra, el recuerdo de sus consejos vel jemplo de sus vidas esis misericordaso, danos el descanso eterno we Amén 7% Yasi fue como me enteré con mis cinco afitos de lo que era la muerte y por qué las petsonas se tenfan que iral cielo, Descubrir por qué yo no vivia ni con mi mamé ni con mi papé, adénde habia estado antes de la pan- za de mi mami y por qué las nenas haciamos pis de sentadas y los varones de parados no fue tan heavy en comparacién con lo de Isabel y las pérdidas que vinieron después. * = Muchas. \ a ~ Demasiadas. — Demasiadas muertes. / he — ~ Nacimos marcadas La gemte como Ala Chiquita y yo. Seti por eso que, en compensacién, como para equi- ibrar la cosa un poco, Dios en algtin momento nos da «38 oportunidad tinica: la de sentir todo lo contratio. » En el caso de la tia Chiqui, es@ oporcunidad tinica, fie (Ge Rlogear a Juan Antonio, Rubenceo, Isabela, eee sl fue ese mome Y si me preguntan cul fue ese montento para ms definitivamente, fue el haber quedado embarazada ‘cuando menos me lo esperaba. 28 2. CINCO DE COPAS AL. REVES Ve Estaba de cinco semanas ~iy no lo sabial— cuando | & para Navidad Aguire se trots con los motoqueros y |\" cel chofer de la Marabunta; mientras Danielin se table- _ teaba el pecho de igual a igual contra el Kevin Cost- nner; antes de que el Emoushon le hiciera volar la tapa de los sesos al guardacspaldas nimero uno de la muy! ‘yegtua de la Marabunea, que me dejé mal herida de un disparo en el cuello. Pero zafamos. Vivimos para contatlo. Menos Chatly, cl papd de mi hijo todavia sin nacer. No pudo, Muti. Me lo mataron. Perd el resto, zafamos. Los cuatro. ‘Mas bien los cinco si lo sumamos a mi bebé, Zafamos. Peto el que se comié la peot parte fue mi sobrino, el Danielin, en coma, ¥ yo te dirfa que Aguirre zafé hasta por abt nomds, porque también se morfé un garv6n. Assu edad sus huesos iban a ardar en soldarse bien. ¥ ‘mucho. Los doctores ya le habian anticipado que iba a ‘ojea con la piema iquierda. EL Emoushon minimiz6 el diagnéstico: =No pasa naranja, Aguirre: como Teté, ;vas a bailar en una para ~iQué Teté ni Tete! -¥ quién comno es ese Tere?! + ~gCémo que no lo conocés a Teré? 29 ~Deberia? “Mis respeco, que es el bajsta de La Renga. JLa qué? (Hablé mis fuerce que no se te escucha up eargjo! ~ La Reng, Nos me estis cargando, mocoso? -Niahi, Aguirre, {le parece que estoy para chistes? EL Emoushon buscaba levantatle el 4nimo cuando sme dieron el alta, El vig andaba en una silla de rue- das bastance averiada. Eran tal para cual Parecia que s¢ iba a desarmat en cualquier momento. Sobre todo cuando el Emoushon agarraba velocidad. Cosa que a ‘Aguirre no le causaba gf ‘Antes de irme del Argerich)los médicos que me atendieron me hicieron ecografla de mi hijo. Sélo los que lo hayan visto saben fo que es escuchar latir a un puntit. Es como una locomotora: chucu- chucuchucuchueuchuew. Y tiene esa misma fuerza de choque; porque no hay con qué datle te hace salar las. ligrimas. Hasta al més duso. Lloris sto st. Yeon Agui- trey el Emoushon mierda que lloramos. Lloramos mu- cho juntos. ¥ no ibaa ser la primera ni la tltima vez. El veiticuatro de diciembre, antes del tiroteo en el ‘Apache, le habia hecho un pedido al Gauchito Gil. ¥ A me cumplié, Como sabe hacerlo con todos los que tenemos fe en su figura. Nunca le habla pedido algo tan grande como en esa Nochebuena en la que clave la cafa tacuara detrés de mi banco en el Parque Lezama. Por ‘so fe que le promett ira vsitarlo por primera vez. 30 ‘Conoci los pagos del Ciuruzt el dia que se le tuiburo: el 8 de enero. A més de clenafios del aniversa~ rio de su muerte. Mercedes parecia tres veces un recital \\ en River, Los seguidores del Gaucho fbamos 2 Co- rientes desde todas partes del pats. También se acer Saban muchos urugusyos. Inclis algunos brasil. ©. Habia peregrinaciones llegando por la 123. La mayoria 2. caminando y otros a caballo. Fuimos tantos los feles \\_ que sobrepasamos la capacidad del lugar. Dejamos sin fz ni agua a ta ciudad. Y muchos nos amanecimos durmiendo en ta calle Hlabfa sido un viaje largo y pesado para hacer en micro y en muestras condiciones. Igual, Aguirre no se ‘mostté para nade fafioso y se la aguanté come un du- que. Yo no puedo decir lo mismo, Estaba molesta, Me qusjaba de todo, Y no habja parada en la que no me ba jaraa hacer pisy a vomitar. Lo mismo me pasé cuando egamos a Mercedes. No hice mis que meat, lanzar y __tezat, EI Emoushon estaba pricticamente de viaje de egresados porque era la primera vez que se subia a un. bondi para salir dela ciudad. ‘Cuando pasamos por el santuatio, al costado de la ttta, me emocioné mucho. Hacfa tanto que sc lo de- bia a mi santo, més allé de mi promesa en las visperas de Navidad, Bra de matiana y ya hacia como cuarenta, grados de calor. ¥ no exagero. La ropa la tenia pegada al cuerpo. Entre eso los mosquités que también ma- drugaban estébamos hechos. Recé, Recé mucho, Agradeciendo, Estar ahi. Es- ‘ar viva, Estar embarazada, Tenetlos at Emoushon y a Aguirre, Recé més, ¥ asi me atrevia pedir, a agarrarle 3 de vuelta el codo a Antonio para rogarle por el descan- 0 exerno de Charly, la salud de Danielin, para pedir- le que el embarazo no tuviera complicaciones y sobre todo que mi hijo naciera bien sanito. ‘Valvi a llorar cuando le rogué que si exist algu- ra minima posiblidad de que no ocurtiera lo que me hrabian mostrado las palomas, por favor, evitara que la ‘Marabunta se levaraa mi bebe. Que ojal ése no fuera nuestro destino. Porque si as lo era, ni el rezo ni todo ‘el poder del mundo iban a ser capaces de cambialo si ya estaba escrito. Después me desped{ de mi santo y vol a la ciudad ‘a buscar a mis compaferos de viaje, que po hicieron ‘mds que visiar bares y paradores al paso durance los dos dias que anduvimos en tiertas correntinas. Mientras a mf no haclan més que producirme nue- vas atcadas, la mandioca frita y la cerveza se habian ‘vuelto una de las combinaciones preferidas de Aguirre y el Emoushon a la hora de picar algo durante el vise. Tn una de esas tantas paradas, todavia con espuma en los bigores, el viejo me pregunté: Na sabés mo le vas «poner? YY, aunque trat6 de disimalarlo, vi eémo intercam- biaba mizadas cémplices con el Emoushon. “La verdad que no. Quiero verlo afuera de la panza y ahi decidieme. Qué? —preguntaron a coro. a5 ‘Que giro ve bien ami bebé Ve cara de ‘qué tiene. ¥ recién entonces ponerle el nombre, Cuan- do le-vea la catita. 2 El viejo se rascé la cabeza en la parte de atris. Pero no vas 2 pensarlo antes? No vas a hacerte una lista? Qué sé yo! Probar con el nombre del padse? Ele algin familias? ~A Charly lo voy a recordar siempre, Aguirre, Para honrar su memoria no es necesario ponte, a nuestro hijo, Carlos. ¥ de qué nombres de parientes me ha- blés? :De los de ustedes dos? Levantaron los hombros sineronizados. ~Por qué no? ~Si no les gustan nia ustedes, Por algo vos te hacés lamar por cu apellido y el nene por el apodo, Volvicron a intercambiar miradas como diciendo: tiene razén’. Y de repente el Emoushon se desesper6: Pati: pase lo que pase no me le vayas a poner Dax nicl. Porque sino el gato cuando se despirte, ywuelva, va aestarinsoportable. Yo lo conozco al loco. Se la va a pasar sogueando, Se_vaa hacer el lindo mal. iMi amox! Lindo me parecia que el Emoushon tuviera una fe ciega en que mi sobrino iba a salir del coma. ~Quedate tranqui que no le voy a poner Daniel, El bortego suspiréaliviado Se relaj6. ¥ otra vex se volvi6 a desesperar: ~Y pot favor que ni se te ocurra ponerle el nombre | dde un langa de telenovela. {No vistercuantos guachos cen el Apache se aman Catriel? (Una banda! ‘Aguirre estaba en otra, Frustrado, Por eso refund: =¢No ponerle nombre a tu hijo va a ser eu primer antojo? No es un antojo, Tampoco un capricho, Lo que pasa es que cuando Hloraron las palomas me enteré de {que estaba embarazada y que el bebé va a ser varén, yo ~decidi no decir qué mids aunque Ju se los hubiera contado, Eilos se dievon cuenta de que estaba por hablar de la Marabunta. No lo pude disimulas, asf que prefert seguir con nuestra chara y no recordar a esa yegua. "Te puede parecer raro, les puede parecer £410, pero alguna sorpresa quiero guardatme. La dnica que me {queda es saber e6mo sevaa llamar. Y en «x0 no quiero Jncervenir hasta que llegue el momento. ‘Mi explicacién no lo convenci demasiado al viejo. ‘ala panza, cuando exezca? ;Cémo le vas & ha- blai? ;Cémo lo vas a llamar? ;Qué le vas a decir para aque te escuche? :Qué le vasa decit para que el bebé te vaya reconociendo? ‘Apoyé la cabeza sobre una de mis manos y simulé pensar la respuesta Hijo. Hijto...Hijitus! Sombrero, sombreritus.. —{Dejate de oder! “Vos dejate de joder, Aguirre. Que estds armando tun flor de escindalo y no es para tanto, Aunque seas el abuelo n0 te. Tio! ~salt6 como leche hervida para aclararme- Tio, Fatima. Yo voy a ser to de tu hijo, Con el Emoushon nos tentamos de la visa. Lo que te faltaba: encima, coqueto -lo provoqué: pensando que en guarant abuclo sera italy que fatal “Aguirre sonaba hermoso. ‘Las cargadas del nene me hicieron volver a la mesa. 4 ~Che, Ben Kenobi: hacete cargo de tus ais. Viendo que éa no la iba a poder ganas, Aguitre ‘cambié tadicalmemte de tema. Mejor dicho: se puso a hablar de fo que tenfamos que hablar y hasta exe mo- ‘mento no lo habiamos hecho. =TA bien. Nosotros tenfamos un: 1 sugerencia para hhacerte, Tenfamos un nombre que nos gustaba ~me confesé mirando al Emoushon. =i¥ un apodo bien poronga! ;Querés que te lo con- temos? —Preferitia que no. —Daaaleecce... Miré que esté repiola. Le hice una cai En setio, no Recién ahi el viejo se puso de mi lado. Borrego, hay que respetar su decisidn. No queda Top selosvoy a agate. gure tomé aire. Le pesaba ponerse en ese lugar. Pero alguien tenia que haceslo, ~Museca, cecién cuando te acordabas defo que te hhabian mostrado las palomas... Tenemos que hacer algo. Mas bien vamos a hacer algo. Lo que sea, don- de se. cuando sa. No poetosquedaznos de brn ‘eruzados esperando 2 que esa hija de pura venga a qui tarce ol bebi, mavens = nah Aguirre ~estuvo de acuerdo, el mene. {Para dénde nos vamos a ranchear A Paraguay? ;Bra- si una del Ete? Esai bueno segui vie chor, fo nos encontrarian més ~Si. A m{ me encantaria conocer Asuncién y comet 35 chip4 del de alls. Pero por orden del jueza cargo de la jnvestigacién del tiroteo no podemos alejarmos de Ca- pital mis de ciento cincuentakildmettos. Si ahora nos pidieran los documentos estarfamos ea.problemas, Qué mala onda la gotta. “Aguirre siguié sin prestarle atencién al Emoushon, Se habfa embalado y queria contar todo de wna vez —Ceuzar a ot10 pals es Ficil, Lo jodido es estable- cerse. Ni bien anotemos a Fétima en algin hospital 0 clinica para hacer los controls del embarazo va.asaltar quign es = enronces, de qué nos distrazamos? Mirando a ver si alguien nos estaba escuchando, ba la vor y dijo: “Tengo un plan. —Desembuché, Aguirre lo aputé el borrego. Bl viejo, a mitad de camino entre la amarguca y la resignacién, lo larg sin anestesa: No voy a volver a prestar servicio. Nos quedamos mudos. sa sf que no a esperdbamos. En la cara de Aguirre habia dolor. No del fisico. La decision que habla tomado le dolia en ol alma. Yo ‘nunca le habia visto tuna jeta as, ¥ es0 que siempre me habia contado de todas sus separaciones a mi antes que anadie, Recuperada del shock inical quise saber mis: Was a renunciar? No. Me jubilo. Pero antes la voy a estrat todo lo ‘que pueda tomndome unas cuantas licencias gracias ‘2 estas lesiones miltiples gentilera del chofer de la ‘Marabiunta ~nos explicé sefiakindose los yesos. 36 De todos, el Emoushon fue el que més festeé la sibn del viejo. . a ~iJoya! Vas a ser mejor persona cuando dejés de ser federico. _ noise ~Pendejo! “lo reté dndole un chirlito en el brazo— {No seas atrevido! El vigo sonrié resignado. age mss ma muses, Quin dice: por ahi EL borrego aclané cSmo era la cosa: ~iEh, Aguicrel No te hagés el otro, que yo te co- nozco bien, Me zarpé en pillo porque aci nos co- mimos de todo, Hasta un payaso. Nada més. {Todo piola? ~Todo piols. ~Segui, que te eseuchamos. Yel asap, Le cobs contarnos sus ideas Porque sabla que después las bamos a poner en prict 2, Que otra no habia. a Para que mi plan funcione vamos a tener que te- rnunciat a todo lo que tenemos, a todo lo que somos. = ‘vamos a tener que emperar de cero. ~Y nosotros en eso esta che ya no existe ~Por eso: tenemos que aprovechae este momento. AY emo? —quiso saber el borrego. Se vienen conmigo al depart ane" igo al deparcamentito que tengo Le agaeré un brazo mieneras se me volvian a lena tos ojos de lagrimas. = ~Aguitte, yo... no sé qué decit, 7 Que si, Solo tenés que decir que sf y cuando vol- ‘vamnos a Buenos Aires hacen sus bagallos y se vienen a casa conmigo. Hizo un silencio y después agregése “Los dos. —Nos declsellay el bebé? ~pregunté el Emoushon, tragendo saliva. ‘Aguirre lo miré de costado. —Tenés razén, eachivache. Desde ahora hay que em- pevar a contatlo también a é, porque es uno més de Y de vuela otto silencio hasta el: Se me vienen a casa. ls tes | Emoushon era otro en esa mesa que estaba por largarse a llorar. Se calaé la gorra para taparse los ojos con fa visera. Y con la voz entrecortada, a su manera, también se mostré agradecido: (Viste? Hace cinco minutos que dejaste la cana y ya empezas a ser mejor persona. Aguirre no se qued6 atrés: Que conste que vos te venis como peludo de re- al, —LLr——C solo. Estaba contento el Emoushon. Y cuando eso pasa~ ba, el borrego se ponia a cantar. Casi siempre algo de Los Piojos. Aguirre igual se atajaba: =No se me entusiasmen que de ahi nos vamos a tener que ir también enseguida. Pero el borcego aullé: 38 jOH!,UOQOH! TAN SOLO. EL Emoushon ya nolo escuchaba. Se habia copado mal y siguié con l cancién y su: Salta ta cuccorer-da Ie enveda y cae de bot. Aguitte, como pudo, se cru26 de brazos y esperé que al pendejo se le pasara. Yo me tenté de risa y el Emoushon siguié su show como unas dos veces: Salta! |jLa euer-da Ise enreda y eae de boca. Sabtal/jLa cuer-da Ise enreda y eae de boca. ~{lerminaste? ~Todo tuyo -le dijo el borrego simulando pasatle un micréfono, —Tenemos que hacerles creer que nos tienen don- de ellos quieren, Ese va a ser el momento en el que nos vamos a hacer humo. Cuando el embarazo esté sds avanzado, cuando lleguemos alos siete meses, casi ‘echo; ahi nos tomamos el olivo. Los cuatro pasamos més de medio afto en el depar- tametito de Rétito. Sets meses, casi sieze, en los que el bbebé en la pari, mis otros dos chicos y yo estuvimos juntos en todo momento. ¥ el tiempo pasé. Entce a comezén que suftia Aguirre por los yesos, aliviada con ‘agujas de tjer com las que el Emoushon sabia rascare EL tempo pasé entre mis néuseas y wmitos que au- ‘mentaron en febrero, marzo y que abril! para it dismi- 2 -nuyendo en mayo y el comienzo del invierno, cuando re empect a morfac la vida... El dempo pasé sin que tuvigramos noticia alguna de la sefiora Lucia Fernin- dz, Una ausencia tral de la Maraburia en nuestras vidas ‘Una buena sefal. “Un buen presagio”, se entusiasmaban el Emous- thon y Aguitre aunque intuyeran fo mismo que yo. “Tenfamos bien en claro que ella estaba abi afuera. Esperando el inscante apropiado. Esperando la hora de apoderatse de mi hijo. ‘Nunca-Supimos si nos estaban siguiendo no. So- Jamente nos limitamos a hacer nuestras vidas lo més normal posible ante estas crcunstancias. Hasta que ltegé el 31 de julio: la fecha que nos habjamos puesto a desaparecer, party Bmouthon, de a poco, asi no despettaba sospe- ‘chas, habla ido llevando en una mochila nuesteas ropas y alguna que ota gilada hasta el ugar donde los cuatro ‘bamos a pasar las semanas previas al parvo. = ‘Aguirre, no me pregunten emo, nos gestioné una } a un hotel abandonado def Once, que estaba eas ‘en la mayorfa de las habitaciones; salvo las © que usaban algunas bandas como aguantaderos. Ea. donde solfa estar la recepeién habfa un teléfono con una Iinea robada, Se podian recibir llamadas pero no hacerlas, = nova a ser peligroso estar ahi? -me acuerdo muy bien que le preguneé, un poco asustada, ‘Aguirre me tranquili2é; minimizando y algo sor- prendide, o Bl embarazo me habla cambiado bastante el ea- No pasa nada, museca. En lugares asi lo que rige es el antn pirulero, No se van a meter con nosotros. Nosotros no nos vamos a meter con ellos. Cada eval ationde su juego. Punto. Esa mafana, la del 31, salimos por separado, para no despertar sospechas. Aguirse se fue primero y bi temprano, con su andar lento acompafiado de su car terita de cuero martén bajo la axila. Adentro Hlevaba sus llaves, documentos, foros cuatro por cuatro mias de distintas edades y su ingfaleable estampita de San Jorge. Debajo del oto sobaco cargaba la reglamentaria que no habla entregado ni pensaba eneregat. Lo mis- ‘mo pasaba con la chapa. Su identifcacién como poli fa podia llegar a hacernos zafar cuando menos 10s lo ‘speréramos. El viejo rambed para el microcentro, s¢ ‘metié en un bar que jams habia pisado en su vida, y a hizo tiempo hasta que fuera la hora para reencon- tramos. Con el Emoushon abandonamos el departamento después del mediodia. Cortamos las Haves de paso del 8. Sacamos los tapones de luz. Lo tinico que deja ‘mos conectado fue el cléfono que no tenfa contesta- dor. Hice la cama y el borrego me cagé a pedos por habér hecho un esfuerzo innecesario, Entonces me puse a lloras, pero no por el eto. El ibe se dio cuenta y me abrazé y nos abrazamos. Bstaba triste por dejar la casa de Aguirre. Pero ademés tenia mucho miedo. Miedo de que en los préximos dias lo que me habia jurado la Marabunta se cumpliera. a oye lo wey agit m No sé mediante qué otra tamoya de Aguirre habia- os conseguido atendernos durante todo el embarazo en el Policlinico Ferroviario. No estaba lejos de su de~ partamento, asf que sollamos ir aminando, Pero para «a tltima vex hablamos quedado que con el Emous- hhon nos fbamos a tomar un taxi para ir ala clase del curso de preparto. Ademds, yo ya estaba de ‘ocho meses Durance cada encuentro que tuvimos con la pat tera, Aguirre habia estado insoportable preguntindole de todo y por todo, Jamés habia escuchado tantas bo- Judeces una detris de otra. Vergienza ajena nos hacia pasar al Emoushon y a mi.. El Emoushon... Otto! Entrdbamos a la habitacién donde nos daban la clase y se quedaba mudo, Cataténico. De ver en cuando sélo ‘iaba el reloj de pared. Angustiado porque no s¢ le pasaba mis a hora. Pero la peor de todas se la mandaron esa tiltima clase, O més bien, los descubrt recién abt. Seguro lo vvenian haciendo en todas. Me indigné. Me puso como loca. La parterasall6 para atender un llamado y enton- ces los enganché, Grité todo lo quese puede gritaren un susurro, mien- tras ls clavaba mis wis en sus respectivos brazos: —Dejen de mizatle el culo! El Emoushon 2a de mis garas y se frot6 donde le habia dado el zarpazo. Después, haciéndome monton- cito, también en vor. baja, me tetrucé: a “A qué querés, Pai? Si entre tanta vaca ke suelta acd adentro es lo tinico més 0 menos porabfe. ‘Aguirre le picd en et cuello cuatro dedos dela mano detecha gritando a un volumen importante: =jAnimaaallll! Pero ya cra tarde, Me puse a llorar desconsolada. Ya sé que estoy hecha una gorda incogibleeeee.. El vigjo le cabeceaba al pendejo como diciéndole hhacé algo, disculpate. EL Emoushon, sin dejar de mimarse ahi donde le habia clavado las uias, la embareé todavia més: Pati, gebmo decs eo si tends altas ubre? Aguirre lo volvié a sueudie. En ¢s0 not que nos habfamos convertido en la atraccién principal dela sala, Varias parejas nos mira- ban, Ellos abrazando a sus chicas, protectores. Se hizo un silencio muy inoSmodo. Se cortaba el aire hasta que alguien hablé: Usted por fo menos tiene a su papé y a su herma- nito. No sabe lo que es pasar por esto sin nadie que sacomparic —me dijo una chica de veinte afios como such, que era la tnica que sabla venie sola, Si yo la hubiera corregido, si yo le hubiera dicho a esa piba que el vigjo y el nene no eran mi familia. le hhabria mentid. De vuelta el silencio incSmodo.” Hasta que se pusieron a llorar el resto de las emba- raradas. Sus respectivas parejas las consolaron. El Emoushon se quité la gorra y bajé la cabeza a ‘como para peditnos perdén. Tenia los ojos cerrados. ‘Cuando los abrié parecfa un dibujto japonés. Mereo- ro, ponele. . Volvis la partersy se encontré con la tragedia me- nos pensada. Mujer experimentads en su tubro, la remé bastante para poder terminar con la clase y con cf curso, Saliendo del policlinico por la vereda de la ca- Ile Zanni me agarsé de Aguirre. Fl vigjo me dio un beso en la cabeza y le pasd el brazo libre por encima de los hombros al Emoushon. ¥ no lo hacfa porque le estuviera embromando la pierna que tenia lastimada. ‘Caminamos abrazados hasta el Paseo de los Inmigran- tes. Callados. Un buen rato, Pasaban pocos autos. Se escuchaban més nuestros pasos. Hacla fio. Cuando resoplabamos se nos vela el aliento, Paramos en una esquina, Aguirre comenté: Va a ser bravo tu hijo, museca. “El Veinticineo!Diecisiete va a set més malo que la mierda dijo el Emoushon. El que EL Veinticinco/Diecsite. Ast le decimos al bebé con Aguisre, ~Por? Se miraron entre ellos. Después ef viejo me encaré ~Vos no le legis nombre ni acepeés propuestas, No- otros tampoco te contamos por qué le decimos Vein- ‘cincolDiecisiete hasta que nazca. Sontei. —Me parece justo, “ El Emoushon chilé para lamar un taxi. Bl se sents al lado del chofer y con Aguirre los tres en el asiento deatris. ~zAdénde los llevo, maestro? —preguntd el taxista mirindonos por el espejo retrovisor. ‘Aguirre me guifé un ojo antes de responderle: ~A Independencia y Matheu. 3. OcHO DE ORO AL REVES. Plantta y de ale ‘qué bonitos colores tiene. La tla Chiqui sabia cancarme para que me durmie- ral siesta, Plantita y de all. gu bonitor colores tiene! ‘Ahi en el Puerto Apache. En nuestro rancho. De- * bajo de ese techo de hapa por donde la luz del sol se fitraba apenas por un par de agujros. A esa hora. La mayoria de las veces. Colores de mis experansas. colores de mis ilusiones.. © cuando se colaban goras de luvia. O el invierno, Cuando exista nuestro rancho. Cuando exista nues- tra villa Ayer... Eso para mi fue ayer. Colores de mis experanzas, colores de mis iksiones ” ‘Na Chiquita sabia cantarme para que me durmic- tala siesta y mientras fo hacta me acaticiaba la cabeza peinindome los mechones del peld*con sus manos. Yo encraba en duermevela sintendo los mimos de suis dedos. Planta y de ale. ‘gut parecida es muestra suerte. sos eran los momentos en los que ella me pasaba sus conocimientos. En los que compartfa conmigo st saber, En esas slestas y en dias festivos fue que yo con- segui mis poderes, Que yo me convert en lo que soy. Plantita y de alli. igué parecida es nuetra suerte! Yen una de esis sistas, entre sus mimos y su ean- ‘i6n, fue que la tia Chiqui me enseaé que era lo que tenfa para darme el Mainumbi. Que para ti eg elinvierno ‘para mt legate muerte. ‘Mainurnbi. Ast lo llamaba la tla Chiqui al picaffor, EL Mainumbi. iQue pare t lege elinvterna param legal mere! s ‘Nia Chiquita me conté varias historias del Mainum- bi. ¥ me explios por qué tenia que prestarle mucha atencin a su forma de volar. A la manera en la que el picaflor movia sus alas. Que si yo podia ver el futuro cuando las palomas loraban también iba a set capaz de captar lo que tenia para mostearme en su vuelo un picaffor, i ‘Aa tia Chiqui, en sus pagos, le habian easeiado la yenda de una indiecita muy finds, de nombre Yoo [ti enamorada de un guerrero joven y valiente de su tribu. zAdiviné cémo se llamaba el indio? Acestaste: Mainumbf, Bueno, la cuestin es que el romance no fue bien visto pot los ojos del papd de Ywoti que, antes de que ese amor se hiciera mas fuerte, sel lew a otras tierra para que su hija nunea conociera el dolor de la pérdida; algo alo que iba a escar predestinada si legaba a casaise con un hijo de la guerra. La indiecita y su familia desaparecicron sin dejar sastros. Y Mainumbi, por la tristeza que esto le causd, no s6lo petdié a su gran amor sino que también perdié el cotajey las ganas de vivir. Justo cuando se aparecie- ron otras tribus enemigas obligando a su pueblo a que también se marchara de sus bosques y ros. Pero el guerrero decidi6 quedarse. Y ls suyos lo de- jaron creyendo que a tiltimo momento habia recorda- do quien cra y que por eso no hufa, Para enfrentarse a Jos otros, Para detenerls y asf darle8 mas tiempo para fa fuga, La verdad fue que Mainumbi se dej6 matar. Porque no podia hacerlo él mismo ya que los Nande Rus ‘0 lo permitian. Y porque no tenia la fuerza necesaria para seguir viviendo sin ella, 0 Lesert aba, Por la gracia y miscricordia del Namandti Ru Eeé “Tenondé, el Dios Creador Primero, es que el alma del guerrero guarani se reencain6 en un péjaro En el pica- flor. ¥ por la misma graca y misericortta del Namanda Ru Eré Tenondé es que el alma de Yvor! se reencarnd ‘en una plana, En el Aleli ¥ desde entonces, cuenta la leyenda, que Mainumb{ anda de flor en flor buscando a su mis grande amor, buscando a Yvots, Plantita de allt sete extrafia por agi ya no hay belleza sin estds neo amt _y'me desgarro tanto tiempo de esperar para que legue el momento de 1 hermoso despertar. El Dios Creador Primero le dio a Mainumbt cosas que lo diferenciaron de los demas péjaros. Cosas que le sirvieran para ayudarlo en su buisqueda. Porque el amor de Mainumbi lo volvié un ser desesperado es que el picaflor es tan veloz.como inquieto. Por es0 es capaz evolar para aris o de detenerse en el alte para poder ver bien hacia dénde ir. ¥ euando eree reconocer en tuna fora Yvor! es que lo vemos zambullirse a maxima velocidad hacia una nueva desilusibn. BI Namandi Ru Eté Tenondé, sabiendo que amar a alguien es en algsin punto una condena eterna, le dio al vuelo de Mainumbi algo més: la capacidad de mover sus alas setenta veces por segundo. Para que 30 sea veloz, Tan veloz que no puede limitarse a un solo plano de existencia, Que varios planos de la realidad ‘estén abicrtos para él. FI Mainumbi puede trasladarse entre dos mundos. Entre el nuestro y el de los espici- tus, Eso era lo que Na Chiquita queria que yo supierss que las alas del picaflor sein tanto acé como en el mds all “Fatima: hay que dejarse perder en el rornasolado de sus plumas. Hay gue fiar la vista en sus aly concentrar- seen la lz que pasa através de elas. Abi empieza nues- tro exfuerzo. No tens gue exucharl. No tenés que velo, Solo sentir su presencia hasta que desaparezea exa lz el Mainuombt y nuestro mundo. Dar paso primero a la escuridad y después a las tnicblas y despuds eas presen- cias soltaias para poder verlas y hasta escucharlas.Esas prewencias que estin en todos lades. Que tanto pueden ser dngeles de la guarda como males al aceobo. Aquelos ‘para los que vivir un segundo es vivir hasta el final de lor tempor, Aquellos que estén en la espera eterna, A través del ouelo del Mainuenbt podemos entrar en el mundo de os expirisus.” La tla Chiqui ambién me ensefié lo que el Nama dj Ru Eté Tenondé no se animé a confesarle a Mi ‘numbl: que depende de ls almas en pena el dejarse ver ©-no, Y que si dl jamés encontré a Yvort es porque ella no quiere que ast sea. : Seré por vergiienza. Ser porque la indiécita si pudo olvidarlo. Anda a saber por qué seré. La cuestién es ‘que ella no se deja ver. Como Na Chiquita, Que antes de itse de esta vide me pidié que jamés la intentara contactar. 31 Y attngue hubo muchas veces en las que mie vi en tada de salir a buscata le respeté su dlkima voluncad. ‘Muy a mi pesar Pero se la respett ‘Yor y la tia Chiqui no se dejan ver en el vuelo del Mainumbi. ‘Tampoco mi marido. Tampoco el Ray. Desde que musié a principios de los noventasiem- pre intenté contactarlo cada vex que me enconttaba con un picaflor. Tener fa oportunidad de una dltima cconversacin la que nunca tuvimos. Bab, por o menos ‘de manera consciente, {Cémo iba a saber que ese da ime lo llevaba a Vieja Cosechera? Si. Lo sabfa. Lo sabia por las palomas. Pero no pude hacer nada, ‘Como con Chay. ‘Cuatro afios después. Las palomas me mostraron al Kevin Costner dandoselé. Pero no pudimos evitarlo, No pude evitarlo, ¥ eso, aunque esté viva, me mata. Como te decia: Na Chiquita y of Ray no se dejan Pero Charly si La fa Chiqui, ademis de ver en el vuelo del Mal- numb el mundo de los espiitus, también me explicé {que cuando cl picaflorrevolotea cerca de una persona, anuncia visita. ¥ que donde hace nido no cae el rayo si bay incendio. Cuando Aguirre me mostré adénde nos fbamos ‘aguardar hasta que naciera mi hijo, el lugar me de- primié mucho. Es verdad que por esa época, y dada mi condicin de embarazada, loraba por cualquier 32 cosa. Peto ver esa pieza oscura en donde iba a pasar los dias previos al parto no fue de lo més alentador que me tocd en suerte. Si no sali corriendo de ahi, mds alld de mi estado, fue porque me eranquiliza- ton los besos, los abrazos y el carifio de Aguirre y el Emoushon. En es0s dias todo lo que hacta era un gran esfuerzo. Respiras, Dormir I al bafio. Se me habian hinchado tantos los tobillos tas manos... Tanto, que hasta no aguantaba los anillos. Me sentia achanchada. Y aun- ‘que Aguirre me lo habia prohibido terminantemente, yo salia con el Emoushon para caminar un poco. Un ‘ireuito chico por el bartio. Siempre haciendo una es- cala técnica a mitad del reortido para hacee pis en un bar que estaba un par de euadras, ‘Me costaba. Me costaba inucho, Pero el médico me habia dicho que era bueno para el bebé. Que ast se iba « encajar. Recuerdo con caro esas eaminatas que ha- clamos los tres a escondidas, Ms bien los cuatto. Yo, Hevardo a mi hijo adentro mio: y el Emoushon a ua 38 largo en la cineura, No sabfamos nada de la Marabunta desde nuestro cencuentto en Navidad. Pero que no supiéramos nada de ella no significaba que no anduviera cerca. Y por si Iegaba a aparecerse, el 38 largo estaba cargado. ‘Una tarde no tuve ganas de ir al bafio cuando pa- +samos por el bar de don Enrique. Me config. La puta ‘que me patié: las ganas me vinieron cast legando a casa, No. Casa, no, 2 | | Porque munca la vi como un hogar a est picea de mierda. Porque casa era el Puerto, ¥ hasta el depar- tamento de Aguisre el poco tiempe que pasames en Retiro. Esas fueron mis casas, Bueno, decfa que no me pude aguantar més y en la vereda me meé encima y delante del Emoushon. El pibe escuvo divino. Se hizo el reverendo boludo. Pero Ja que no pudo disimular fui yo, que me agarré la pan- zay me largué a llorara moco tendido. Entramos y me ‘encerté en cl bao donde segu{ lorando un buen rar0, EI Emoushon le dio an par de golpes a fa puerta para preguncarme sl estaba bien, si necesitaba algo. Yo le Aije que necesitaba estar sol. ‘Cont Ja cortna de la baferay abe la Ilave del agua caliente. Me desvesti Tiré la ropa hecha un bello en- te el inodoro y el bidet. Y antes de pegarme una du- ccha me quedé mirindome en el espejo del botiquin. ‘Me enconesé con el rostro de una mujer amagada, el de una mina que habia envejecido de golpe. Parecia mucho mayor de Ia edad que tenia en ese momento. Fisicamente estaba arruinada. Encima mis tetas apare- fan apenas en el espejo. Ms que mis tetas, las extras. Porque por mas que estuve rligiosamente pasindome ‘crema cada puta noche desde que me enteré de que ‘estaba embarazada, la panza y las tetas se me llenaron de estrias a dkeimo momento, Tenia la piel bien blanca y surcada de escras, La Vibora Blanca ya no era una yegua y mucho me- DLr—r—_OsCasésN bien gorda. 34 Lloré con més ganas cuando me mett en la ducha. ‘Me enjaboné la entrepierna y me lavé bien. Después hice lo mismo con la panza. Atin cubierto pore blanco del jab6n, mi ombligo me miraba desafiante. Le pasé sms jabén y seguia ah, insistiendo en no esconderse. Dejando de Hora, lo frozé con la palma de la mano mientras pensaba en mi hijo y ecordaba al padre. Ce- sé el agua caliente y me envolv{ en dos eoallones. Uno cn la cabeza, Otro para el cuerpo, por debajo de las axilas, La pamza bien tapada, El culo al aie. ‘Todavla no sé por qué motivo miré pata el lado del ventiluz. La cuestién es que me encontré con que ahi estaba zigzagueando adelante y atrés un picaflor. Ahi estaba volando un Mainumbi, La tkima vex que habia visto a ls palomas lorar habia sido cuando me despectéen el hospital despues del tiroreo. E128 de diciembre. El Dia de los Inooentes. Las ppalomas loraron y me dijeron dos cosas: que iba 2 ser ‘mamd y que a mi hijo me lo iba a robar la Marabunta. Desde ese momento no pude volver ver llora alas palomas. No pude volver a ver el futuro, Primero pensé que lo que bloqueaba mi poder eran tmis ansiedades y mis propios miedos ante esi visién ‘mucho mds terrible que la de mi propia muerte: el te tor que experimencaba ante la sola idea de perder a ‘mi hijo, Pero con el corser de los méses y sobre todo. después de las primeras ecografias me di cuenta de la verdadera causa por la que ya no vela lorar a las palo- ‘mas: porque no hay poder més grande, {que cel poder de dar vida fauna mujer 8 Ver el fanuro es un don. Como el de procrear. No todas las mujeres lo pueden tenet. Pero hay otras cosas a las que cualquiera puede acceder. Si renemos fe. Y Jesuctisto Nuestro Sefor y el Gaucho Rntonio Gil bien sabfan que eso era algo que a mi me sobraba. Por eso fue que me animé a ver en las alas del Mai- numb( al mundo de los espititus. Porque me cuve Fe ‘Me tuve fe para encontrar al papé de mi hijo, Me euve fe para hablar con Charly. Pero sobre todo: rave fe en que l se ibaa dejar ver. Me mord el labio inferior. Cetré los ojos. Y rece. Le rect a mi santo, Hablé con Antonio y le pedi que me ayudara con el Mainumbi, Le rogué al Curuat que me petmiciera tener un minuto con Charly. ¥ el Gauchico Gil, como siempre, me cupid, ‘Abit los ojos y abt estaba frente a mf el picaflos, desafiéndome. Volando suspendido en el mismo lugar a menos de treinta centimetros de mi nariz, Dejé de sostenetle la mirada y me concentré en sus alas. Mas bien en sus plumas. Bn a luz que las atravesaba, Dejé de escuchat los ruidos de la casa. Dejé de escuchar mi |. respiracién, Dejé de escuchar... todo. ¥ un segundo después lo que of fueron las alas del Mainambi como si |. fueran ls palas de un ventilador de techo viejo girando a mediana velocidad. Fse sonido se fue estirando, ha- ciéndose més lento; hasta que las plumas del Maiaum- bi de rornasoladas pasaron a ser negras y todo el bafio quedé a oscuras. Bscuché murmullos y me acerqué a ellos a ciegas, tanteando tinieblas que de a poco fueron cediendo sin dejar en ningiin momento que se hicira la lz por 36 ‘completo. Fue entonces que me di cuenta de que con mai bebé estibamos entrando en el mundo de los epf- Vialmas alejindose, Dejando en su huida una este- Ia entre amacillay anaranjada. Escuché rezos. Escuché puteadas. Escuché llantos. Y todo volvié a oscurerse. ‘Ahi fue cuando me enconteé con Chat Y¥ no era para nada como me lo imag El encuenteo, digo Un verano, un sibado a la noche, habfamos ido con Ray al cine. Me habia prometido que fbamos a ver juntos Gbast: la sombra del amor. Cuando lle sgamos al Metro habja una cola que daba fa vuelta hhasta Tribunales. Ahi Ray empez6 a procestar. Las ventanillas de las ocras bolecerias estaban vacias. En la sala Dos daban la pelicula de Schwarzenegger en jardin de infantes. En la Tres, una de accién con tun cientfico loco al que lo quemaban todo y lo da- ‘ban por muerto pero él volvia para vengarse. Ray quiso convencerme de que entréramos a ver és8. Yo me empagué y le dije que habiamos ido a ver otra pelicula, Que si él querfa ver esa pelotuder.iba a tener que entrar solo, ‘Podés creer que el hijo de puta entrd solo només 2 ver esa bosta? Yo, reciente, no me quedé atréé y entté sola a ver Ghost. ¥\o reputié al Ray mientras paseban las pro- pagandas. Y lo volvi a reputiar en el comienzo de la pelicula, ¥ me lloré todo mientras la miraba. Y Uoré todavia més cuando terminé. ” Salimos en malén. La mayoria todavia lagzimeando, “Todos wistes. Quinientas parejas dela mano. ¥ yo. La Ainica mujer que vio sola esa noche Ghost. Bajamos del segundo piso por una escalera mecéiifea, Desde arriba pude distinguir a Ray entre roda la gence por el ramo. de flores que tenia en las manos. Se las habia comprado un chico en fa 9 de Julio. Estaba adelante del afiche de la prdxima pelicula de Cline Eastwood; una en la aque ibaa trabajar con Charlie Sheen y la mina de Dovia Flory sus dos maridos. Cxando me vio se puso en pays 0 y clavé una rodillaen el piso ofteciéndome el ratno. Lo agarré y se lo reventé en la pelada. Else paré, Se sa- cudié los péralos que le habian quedado dando vueltas, por la cabeza. Sonreimos fos dos. Me abraz6. Me robs tun pico. ¥ me invitS @ comer una pizza en Banchero ppara hacer las paces. ‘Me dijo que se me notabe y mucho que habia esta- do llorando. Yo le dije que habia sido por la pelicula, no por la agachada que me habia hecho a tiltimo mo- ‘memo, Ray me retrucé que por es0 no habia querido cnurar conmigo a ver Ghost. Porque él querla ver algo ‘que lo divitiera, No una pelicula quello hiciera pensar que todo se iba a acabar. Que alguna ver todos nos te- nfamos que morir. Que él no le tenia miedo a la Muer- te porque era su Sefor y estaba de su lado. Pero lo que si le daba mucho cagazo era la idea, la posibilidad de queen el fururo tuviera que vivir sin mf, Que no sabria cémo seguir. Puro chamuyo el del hijo de puta. Puro chamuyo. Una ver que ibamos al cine, Ray queria ver una de tiros y punto. 38 ‘Me chamuyaba ml. Yas y odo me podia Cuando me encontré con Charly en el mundo de fos espiricus no fue como le pasaba a Demi Moore con Patrick Swayze en el final de Ghost. Ni ahi, Charly no estaba vestido con la ropa que llevaba puesta cuando lo baleé el Kevin Costner. Tampoco tenia una sotana blanca, una aureola de oro flocando sobre su cabeza, alas enormes saliéndole de la espalda o los pies des- calzos. Charly tenfa puesto su uniforme de policl. Pero fisicamente era ot, Yo sabia que era dl, No porque lo hubiera leido en la chapa de idencifcacin que llevaba en el bobillo de la camisa, Esa que decia bien grande y en imprenta ma- yiiscula “SGTO, DIGRUTTOLA’, Yo sabfa que exa Charly aunque su nuevo rostro fuera solo una calavera ‘Aunque el sargento Carlos Digrurtola fuera solo un es- quelew vestide de azul ‘Me tapé la boca con ambas manos. Después las bajé para agararme la panca. El ya se habia dado cuenta de ‘i presencia porque aunque no tuviera ojos me podia —Hechicera.. ~me salud6 estirando los huesos de una de sus manos. Charly, Dios mio.. 7 No te asustés por mi apariencia. Aci soy lo que siempre fui. De lo que voy a estar orgulloso eterna- Cana lo incerrumpl. ¥ estoy segura de que al es- 2°

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