GREGORIANUM 96, | (2015) 9-24
Juan Carlos SCANNONE, S.1.
La teologia argentina del pueblo
En el gran marco de la teologia latinoamericana, en especial, de la libera-
cién, la teologia argentina del pueblo tiene una especificidad que la singu-
lariza. En el momento actual su estudio interesa especialmente por su influjo
tanto en el enfoque teoldgico-pastoral del Papa Francisco como en su «guia
de ruta», a saber, la exhortacién apostdlica Evangelii Gaudium.
En esta exposicién aludiré primeramente a los origenes histéricos de esa
teologia en su propio contexfo (1); luego trataré de su comprension de la
relaci6n entre el pueblo y los pobres, porque considero que alli radica uno de
sus micleos de interpretacién tanto de la Palabra de Dios como de la realidad
histrica latinoamericana y argentina (2); en un tercer paso trataré de las con-
vergencias y diferencias con otras corrientes de la teologia latinoamericana de
la liberacién, que dieron base a saludables criticas y enriquecimientos reci-
procos (3); por ultimo, diré una palabra sobre las distintas generaciones de
dicha teologia argentina y su momento actual (4).
I. SURGIMIENTO Y CONTEXTO
Aunque se puede hablar de una teologia argentina antes del Concilio Vati-
cano II’, no fijaré mi atencién en ella, sino en Ia postconciliar. Sin embargo,
durante el Concilio sucedieron dos hechos relevantes: 1) el encuentro en
Roma, durante y con ocasién del mismo, de expertos conciliares provenientes
de distintos paises latinoamericanos y su conocimiento mutuo: entre ellos se
encontraba Lucio Gera, de Argentina; 2) el encuentro de tedlogos — no en
Ultimo lugar de dichos peritos — en la Facultad franciscana de Petrépolis
(Brasil), en 1964, uno de cuyos objetivos fue investigar teolégicamente la
' Ver mi articulo sobre el tema: J.C. SCANNONE, «Aportaciones de la teologia argentina del
pueblo a la teologia latinoamericana», in S.G. TORRES — C.O. ABRIGO, ed., Actualidad y
vigencia de la teologia latinoamericana. Renovacién y proyeccién, Santiago (Chile) 2012,
203-225. J.C. MACCARONE, «La teologia en Argentina. Segunda mitad del siglo XX. ;Tradi-
cién 0 ruptura?», Teologia 60 (1992) 155-168, la plantea desde los afios 30.10 JUAN CARLOS SCANNONE, S.L
problematica de la Iglesia latinoamericana. Entre los pioneros que participa-
ron se encontraban el peruano Gustavo Gutiérrez, el uruguayo Juan Luis
Segundo y el mencionado Gera’.
Pues bien, ya en 1968, antes de Medellin, Gutiérrez habia ofrecido una
conferencia con el titulo: «Hacia una teologia de la liberacién», dando asi
nombre a la reflexion teoldgica entonces naciente en el clima del Concilio,
aplicado a nuestra América’, Dichos lenguaje y enfoque fueron asumidos tan-
to en la Conferencia de Medellin (1968) como en el post-Medellin, también
en la Argentina, sobre todo por el mismo Gera — perito en dicha Conferencia
— y los tedlogos de la COEPAL (Comisién Episcopal de Pastoral), asi como
por el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, surgido como res-
puesta al Manifiesto de Obispos del Tercer Mundo (15 de agosto de 1967).
La COEPAL habia sido designada en el post-Concilio (1966) por la Confe-
tencia Episcopal Argentina en orden a plantear un plan nacional de pastoral
segtin el espiritu del Vaticano II’. La formaban varios obispos (Monsefiores
Marengo, Zaspe y Angelelli), tedlogos, pastoralistas, religiosos y religiosas,
entre los que se contaban, ademés de Gera, Rafael Tello — ambos profesores
de la Facultad de Teologia de Buenos Aires — los sacerdotes diocesanos
Justino O’Farrell (antes, de la Congregacién de Don Orione), Guillermo
Saenz (del Movimiento Rural de Accién Catélica), Gerardo Farrell (especiali-
sta en Doctrina Social de la Iglesia), Juan Bautista Capellaro (del Movimiento
Mundo Mejor), los jesuitas Fernando Boasso y Alberto Sily (ambos, del
CIAS, Centro de Investigacién y Accién Social), el biblista pasionista Mateo
Perdia, las Hermanas Aida Lopez, Laura Renard y Esther Sastre, etc. Precisa-
mente esa Comisién fue el ambito donde nacié la teologia argentina del pue-
blo, cuya impronta ya se noté en la Declaracién del Episcopado argentino en
San Miguel (1969) — especialmente en el documento VI, sobre Pastoral
Popular — la cual aplicaba Medellin al pais,
Aunque la COEPAL dejé de existir como tal a principios de 1973, con
todo, varios de Sus integrantes siguieron reuniéndose y renovandose como
Erupo de reflexién teolgica bajo el liderazgo intelectual de Gera. Este se
desempefié como experto también en Puebla, fue miembro del Equipo Teold-
Bico-pastoral del CELAM, tuvo una fuerte influencia teolégica y personal
R. OLiveros,
1977, 52ss,
“Fue publicada luego en Montevideo, ver MIEC- i
, ver MIEC-JECI (Movimiento Intemacional de
Estates Catslcos ~ Juventud Estudiantil Catdica Internacional) 1969
logia ania OEPAL ef. S. PoLiT, Teologia del pueblo. Una propuesta argentina a la teo-
10 de San Mina ge o1975, Buenos Aires 1992, Cap. IV, «La COEPAL y el documen-
'euels, 185-209; M. Gonzatez, Reflexién teoligica en Argentina (1962-2004)
Aportes
ena mapa de sus relaciones y desafios hacia el futuro, Cordoba (ArB.) 2005, Cap.
Aberacién y teologia. Génesis y crecimiento de una reflexion, Lima
Il, «La “teologia argentina del ”
pueblo”, Ori b>, 61-106 (§=
Sacerdotes para el Tercer Mundo, cf. J.P. MaRthe a cian te cece ee
Tercer Mundo, Buenos Aires 1991 "
Movimiento de Sacerdotes para elLA TEOLOGIA ARGENTINA DEL PUEBLO u
dentro del arriba citado Movimiento del Tercer Mundo y, mas tarde, formé
parte de la Comisién Teolégica Internacional. Su teologia es mas oral que
escrita, aunque también tiene importantes escritos y muchas de sus interven-
ciones orales fueron oportunamente grabadas y luego trascritas*.
El contexto politico argentino de ese tiempo incluia el gobierno militar de
Ongania (dictadura, pero no tan cruel como la posterior de Videla), la proscri-
pcién del peronismo desde su caida en 1955, la represion del movimiento
obrero peronista, el surgimiento de la futura guerrilla y un fendmeno nuevo
— probablemente debido a las citadas circunstancias —, a saber, que no
pocos intelectuales, docentes y estudiantes universitarios progresistas apoya-
ban entonces al peronismo como resistencia popular ante los militares y
movimiento de protesta social, hecho que no habia acaecido durante las presi-
dencias de Perén. Entonces nacieron en la Universidad de Buenos Aires las
asi llamadas Catedras Nacionales de Sociologia, con figuras como el ya men-
cionado Justino O'Farrell, Gonzalo Cardenas, Alcira Argumedo, José Pablo
Feinmann y la filésofa Amelia Podetti, etc.
El primero de ellos fue de hecho el nexo entre dichas Catedras y la
COEPAL, pues formaba parte de ambos grupos, teniendo en los dos un papel
relevante®. Asi es como, distanciandose tanto del liberalismo como del marxi-
smo, uno y otro encontraron su conceptualizacién en la historia latinoameri-
cana y argentina (real y escrita) con categorias como «pueblo» y «antipue-
blo», «pueblos» e «imperios», «cultura popula, «religiosidad popular», etc.
En el caso de Gera y la COEPAL se traté del Pueblo de Dios — categoria
biblica privilegiada por el Concilio para designar a la Iglesia — y los pueblos,
en especial, el argentino. Pues para ellos no estaba en juego sdlo «la emergen-
cia del laicado dentro de la Iglesia sino también /a insercién de la Iglesia en
el transcurso histérico de los pueblos»’ en cuanto sujetos de historia y de
cultura, receptores de la evangelizacién y, si estan ya evangelizados, también
como evangelizadores. Estimo que no dejé de influirlos — como al resto de
la teologia latinoamericana de aquel tiempo — la teoria de la dependencia,
pero se la entendié no tanto a partir de lo econdémico, sino prevalentemente
desde la dominacién politica (imperial), que incluye la econémica, encua-
5 Ver una seleccién de sus obras: V.R. Azcuy ~ C.M. GALLI - M. GoNzAtez, ed., Escritos
Teolégico-Pastorales de Lucio Gera. 1. Del preconcilio a la Conferencia de Puebla (1956-
1981), Buenos Aires 2006; II. De la Conferencia de Puebla a nuestros dias, Buenos Aires
2007. También cf. J.C. SCANNONE, «Los aportes de Lucio Gera a la teologia en perspectiva
latinoamericanan, in R. FERRARA — CM. GALLI, ed., Presente y futuro de la teologia en
Argentina. Homenaje a Lucio Gera, Buenos Aires 1997, 121-141.
® Sobre «el “polo” Justino O'Farrell» ef. RTA, 75-83 (con bibl.); sobre «el “polo” Rafael
Tello» cf. RTA, 83ss, Se estin publicando actualmente inéditos de Tello, entre otros:
R. TELLO, La Nueva Evangelizacién. Escritos teolégico-pastorales, 1, Buenos Aires 2008; [b..,
Pueblo y Cultura, Buenos Aires 201 |
7 CE C.M. GaLu1, «Epilogo» in V.R. AZcUY ~ C.M, GALLI ~ M. GONZALEZ, ed., Escritos
Teolégico-Pastorales. | (cf. nt. 5), 879.ee ''''-- --
12 JUAN CARLOS SCANNONE, S.1
drandolas a ambas en la linea evangélica de la iberacion integral del pecado,
aun de sus consecuencias sociales y estructurales.
IL EL PUEBLO Y LA OPCION POR LOS POBRES
1. El pueblo-nacién y el lugar del pobre
La categoria «pueblo» es ambigua, no por pobreza sino por riqueza. Pues,
por un lado, puede designar el pueblo-nacién y, por otro lado, las clases po-
pulares. Seguin la reflexion coepaliana se lo entiende ante todo en la primera
acepcién, comprendiéndola desde la unidad plural de una cultura comun,
enraizada en una comin historia, y proyectada hacia un bien comin compar-
tido, Pero son los pobres quienes, al menos de hecho en América Latina,
conservan como estructurante de su vida y convivencia la cultura propia de su
pueblo (DP 414), y cuyos intereses coinciden con un proyecto histérico de
justicia y paz. Pues en nuestra América viven oprimidos por una situacién de
injusticia estructural y de violencia institucionalizada’.
De ese modo la opcién preferencial por los pobres, realizada en Medellin
y explicitada formalmente en Puebla (1979), no se opone a la opcidn de esta
Conferencia por la evangelizacién de la cultura y las culturas de los pueblos,
sino que de facto coinciden ambas. Y, probablemente, también de jure, por
que son los pobres — que sélo son Juan Pueblo, sin los privilegios del poder,
tener o saber — los que trasparentan mejor y mas auténticamente lo comin
de un pueblo.
Entonces, para la «escuela argentina», éste se comprende sobre todo desde
la cultura como «estilo de vida comin de un pueblo», y no tanto desde el
territorio o de la clase social. Recuerdo que una vez le pregunté a Boasso por
qué la COEPAL le habia dado tanta relevancia al tema de la cultura, y me
Contesté que lo habia tomado dei mimero 53 de la Constitucién Pastoral
Gaudium et Spes. Con todo, la redaccién del niimero 386 del Documento de
Puebla (uno de cuyos responsables fue Gera) muestra cémo dicho documento
conciliar fue leido en perspectiva latinoamericana y argentina; ya que en
Puebla se insertan las palabras «en un pueblo», en la citacién no textual de los
Parrafos 53 a y b de la Constitucién, palabras que no estan en su texto. Asi se
desplaza el sentido conciliar mas humanista de cultura de ambos primeros
parrafos, hacia el que el Concilio relaciona luego con su «aspecto histérico y
sociab» y denomina «sentido sociolégico y etnoldgico», que la Constituci6n
aborda sdlo en el tercer parrafo (53 c). Por consiguiente, Puebla relee 53 a y b
Sobre la problematica de este itimo parrafo, cf: F. BOASsO, zQué es la Pastoral Popu-
Jar?, Bi ° Me P
irc Gren Hes! 1974; el autor afirma que expresa no s6lo su propio pensamiento, sino el
8 llLA TEOLOGIA ARGENTINA DEL PUEBLO B
desde la dptica de 53 c y, por ello, cambia el angulo de enfoque de su com-
prensién de la cultura. En una reunién de los profesores de las Facultades de
Filosofia y Teologia de San Miguel con los de la de Teologia de la UCA,
inmediatamente después de Puebla, le pregunté a Gera si los redactores
habian caido en la cuenta de ese desplazamiento de dptica, y me contest6 que
no. Es decir que se traté de un acto espontaneo y no reflejo, debido probable-
mente al nuevo lugar hermenéutico desde donde se interpretaba el texto
(desde América Latina), cambio de punto de vista que tampoco fue percibido
como tal por los Obispos, ya que no hubo objecién.
Dicha teologia de la ‘pastoral popular no pasa por alto los acuciantes
conflictos sociales que vive América Latina, aunque, en su comprensién de
«pueblo», privilegie la unidad. Por el contrario, aunque no piense como
primaria a la Jucha de clases, ni a la unidad solo como su resolucidn futura o
escatolégica en una sociedad sin clases; sin embargo da lugar histérico al
conflicto — aun de clase —, concibiéndolo a partir de la unidad previa del
pueblo. De ese modo la injusticia institucional y estructural es comprendida
como traicién a su propio pueblo por el antipueblo. La particula «anti»
presupone la pertenencia de éste al pueblo al que oprime personal y/o
estructuralmente. Esa teologia reconoce entonces tanto la «situacion de
pecado» que vive el Subcontinente latinoamericano como innumerables
«pecados estructurales» que la conforman, de la cual hemos de liberarnos, a
fin de ser fieles a la unidad plural del pueblo en la comunidad de pueblos.
2. La religién del pueblo
Lo dicho hasta aca incide en la consideracién de la religiosidad popular.
Pues, por un lado, se considera la religién (0, respectivamente, la actitud
negativa ante lo religioso) — siguiendo a Paul Tillich — como niicleo de la
cultura de un pueblo y, por otro, se hace referencia — con Pablo VI — a
la piedad «de los pobres y sencillos» (EN 48). Pero aqui también la contra-
posicién es sélo aparente, si estimamos que, al menos de hecho en nuestra
América y probablemente también de derecho, son estos illtimos quienes
preservan mejor la cultura comin y sus valores y simbolos religiosos, que de
suyo tienden a ser compartidos por todos, pudiendo ser en nuestros paises el
germen — aun en los no pobres — de una conversién al pobre para lograr su
liberaci6n y asi, la de todos. Por ello, la religion del pueblo — si esta auténti-
camente evangelizada — lejos de ser considerada opio, no sélo tiene un
potencial evangelizador, sino también de liberaci6n humana, como de hecho
lo ha mostrado y sigue mostrando la lectura popular de la Biblia’.
De ahi que Puebla sea considerada como auténtica continuacién de
Medellin, aunque haya enriquecido su opcién preferencial por los pobres —
* J.C. ScANNONE, Evangelizacién, cultura y teologia, Buenos Aires 1990, 2011”.4 JUAN CARLOS SCANNONE, S.1
aun entendida estructuralmente — con su recurso a la historia, su planteo de
la evangelizacién de la cultura, y su valorizacién teolégica y pastoral de la
piedad popular, tomando los dos ultimos temas de la exhortacién Evangelii
‘Nuntiandi (1975). Segun parece, se puede probar que, a su vez, el Sinodo de
1974 habia abordado esos dos ultimos temas bajo el influjo de la «teologia
argentina del pueblo», tanto gracias a intervenciones de obispos latinoameri-
canos durante el mismo como por medio del que luego seria el Cardenal
Eduardo Pironio. Asi es como Pablo VI recogié esos aportes en su exhorta-
cin post-sinodal, la cual, a su vez fue aplicada por Puebla (1979) a nuestra
América y enriquecida con nuevas contribuciones, entre las cuales se dio,
como ya se dijo, la de Gera en «Evangelizacién de la cultura» y, asimismo, la
del schénstattiano chileno Joaquin Alliende, en «Religiosidad populary'”.
Uno de las mas importantes novedades esta, en mi opinion, en la relevancia
que da Puebla — en la linea de la teologia argentina, aunque no solamente de
ésta — a la categoria «sabiduria popular», en las dos secciones arriba citadas
del documento (respectivamente: DP 413, 448), en ambos casos relacionan-
dola con la religion del pueblo y con el conocimiento sapiencial que no reem-
plaza al cientifico, pero si lo sitta existencialmente, lo complementa y lo
confirma. Mas adelante, la linea teolégica argentina la va a considerar clave
para la mediacién entre la piedad popular y una teologia inculturada en
América Latina’!,
IIL (UNA CORRIENTE DENTRO DE LA TEOLOGIA DE LA LIBERACION?
En este apartado adoptaré un estilo mds testimonial, porque se tratara de
relatar experiencias personales y eclesiales que forman parte, segiin creo, de
la historia de a teologia en nuestro Continente.
£n 1982 distingui 4 corrientes dentro de la tcologia latinoamericana de la
liberacién. Entre ellas situé a la «teologia argentina del pueblo», nombre que
le puso Juan Luis Segundo al criticarla, pero también adopt6 Sebastian Politi,
al propugnarla. Gutiérrez la caracteriza como «una corriente con rasgos
Propios dentro de la teologia de la liberacién» y Roberto Oliveros, recono-
ciéndola como una vertiente de ésta, la denomina més bien peyorativamente
«teologia populista'*. Luego, la mencionada clasificacion — que, por cierto,
"" Alliende se refiere elogiosamente a la
popular» en «Diez tesis sobre
Salamanea 1976, 119,
a I J.C. ScaNNont. Evangelizacién, cultura y teologia (ef. mt. 9),
oe a mencionado en el texto es: J.C: SCANNONE, «La teologia de la liberacién,
KUNIUH bed Peemeites, tapas». ‘Siromata 48 (1982) 3-40; fue redactado para:
toa dL, Stones emt ¢ prospettive di teologia dogmatica, Brescia 1983. Arriba mencio-
{ate SEGUNDO, Liberacion de la teologia, Buenos Aires 1974, 264; aS. POLIT, Teologia
Ol
que él denomina «escuela argentina de pastoral
Pastoral populam. EQuiPo SELADOC, Religiosidad popular,LA TEOLOGIA ARGENTINA DEL PUEBLO 15
no es la unica posible — fue adoptada por el entonces Secretario del
CELAM, luego Cardenal Antonio Quarracino, al presentar en 1984 la
primera Instruccién de la Congregacién para la Doctrina de la Fe sobre
teologia de la liberaci6n, y asimismo aceptada por tedlogos de la liberacién,
como Joao Batista Libénio, y también por impugnadores suyos, como Alberto
Methol Ferré y el Cardenal Moreira Neves",
Entre los «rasgos propios» mencionados por Gutiérrez, ademas de los de
cardcter temdtico sefialados por mi mas arriba, por ejemplo, la importancia
dada a la cultura y a la religién populares, se dan otros de indole metodolé-
Sica, relacionados con los primeros, a saber: su uso del andlisis histérico-cul-
tural, privilegiandolo al socio-estructural, sin desecharlo a éste; su empleo —
como mediacién para conocer la realidad y para transformarla — de ciencias
mas sintéticas y hermenéuticas, como las de la historia, la cultura y la religion
— completando asi el de ciencias més analiticas y estructurales; el arriba
mencionado enraizamiento de dichas mediaciones cientificas en un conocimi-
ento sapiencial y un discernimiento por connaturalidad afectiva, que, a su
vez, las confirma; un distanciamiento critico del método marxista de andlisis
social, y de las estrategias de accién y de las categorias de comprensién que
le corresponden.
Estimo que las aportaciones de esa corriente enriquecieron a la teologia de
la liberacion en su conjunto, asi como otras de ellas contribuyeron a que la
teologia argentina no cayera en cierto culturalismo 0 romanticismo populista,
al reconocer no solamente el conflicto sino también el hecho de la lucha de
clases, con todo sin considerarlo el «principio hermenéutico determinante» de
la comprensién de la sociedad y de la historia. Por otro lado, aunque hubo
enemigos de la teologia de la liberacién que pretendieron usar unas vertientes
de la misma contra las otras, pienso que — a la larga — no lo consiguieron,
sino que se produjo una mutua fecundacién entre ellas, respetando los respe~
Ctivos contextos sociales y geoculturales. En ese sentido, se puede reconocer
en las diferentes lineas de la teologia de la liberacién no solamente «teologias
en contexto», sino también una inculturacién latinoamericana de la teologia.
Las Instrucciones de la Congregacién para la Doctrina de la Fe de 1984 y
1986 — bien comprendidas — ayudaron a prevenir posiciones extremas, no
Seguidas por la mayoria de los tedlogos de Ia liberacién. Por el contrario, el
del pueblo (cf. nt. 4); a G, GUTIERREZ, La fuerza hist6rica de los pobres, Lima 19882, 372; y a
R. OuiveRos, Liberacién y teologia (cf. nt. 2).
"° Me refiero a A. QUARRACINO, «Algunos aspectos de la “teologia de Ia liberacién”, Line-
as doctrinales y pastorales del Documento», L'Osservatore Romano [ed. semanal en espaiiol,
9 settembre 1984, 567; J.B. LIBANIO, Teologia da libertagdo. Roteiro didético para um
estudo, S30 Paulo 1987, 258ss.; A. METHOL FERRE, «De Rio de Janeiro a Puebla: 25 anni di
storia», Incontri 4 (1982) 4; y la exposicién oral del Cardenal Lucas MOREIRA NEVES en el
Seminario del CELAM sobre «E] método teolégico en América Latina», Bogota, del 28 de
octubre al | de noviembre de 1993.
—16 JUAN CARLOS SCANNONE, S.1.
mismo Juan Pablo Il, en su mensaje del 9 de abril de 1986 a los obispos del
Brasil, le dio reconocimiento eclesial no s6lo como «oportuna, sino [como]
itil y necesaria», asi como «una etapa nueva» en la reflexién teoldgico-social
de la Iglesia'’.
EI segundo encuentro de El Escorial (1992) — a 20 afios del primero, del
cual también yo habia participado'* — fue para mi una prueba palpable de
dicha fecundacién mutua entre la vertiente principal de la teologia de la libe-
racién y la predominantemente argentina. Pues en cl mismo se dio un lugar
importante a las problematicas de Ja cultura, del nuevo imaginario socio-
cultural, de la sabidurfa popular, etc., por ejemplo en ponencias como las de
Pedro Trigo, Diego Irarrzabal, Antonio Gonzalez, Victor Codina, etc.'®,
Tanto es asi que, después de una de esas intervenciones, se me acercé el
editor italiano Rosino Gibellini y me pregunté si estaba contento con el
acercamiento general que él notaba con la escuela argentina.
Algunos afios més tarde, en setiembre de 1996, la cipula del CELAM, con
Participacién de las autoridades de la Congregacién para la Doctrina de la Fe
(entre ellas los entonces Cardenal Ratzinger y Arzobispo Bertone), reunié en
Schénstatt (Alemania) a un grupo relativamente pequefio de tedlogos y exper-
‘os latinoamericanos, para reflexionar sobre «el futuro de la teologia en
América Latina», pidiéndoseles el desarrollo de cuatro temas, a saber: la
teologia de la liberacién, la doctrina social de la Iglesia, el comunitarismo y
la teologia de la cultura’’. Yo, que también participé de ese encuentro, pre-
gunté a los organizadores por qué se habian elegido dichos temas; la repuesta
fue: porque se los consideraba los mais relevantes (0 entre los mas relevantes)
para la teologia latinoamericana del tercer milenio. El primero de ellos fue
encomendado nada menos que a Gustavo Gutiérrez, y el cuarto — por difi-
cultades de salud de Gera — a su discipulo Carlos Galli, con la consigna de
Presentar la teologia de su maestro. Es decir, que se le reconocia un papel
decisivo para el futuro teolégico de América Latina tanto al tronco principal
de la teologia de la liberacién como a la corriente argentina, De paso testi-
“Cf. su mensaje a los Obispos brasileftos: L Osservan a-
aol) 9 aprile 19865 wervatore Romano (ed. semanal en espa
Scannciaentonces mii exposicion la hive desde la Spica de la teologia del pueblo, ef. J.C.
PrAXNONE, «