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PIII SOE o Cuaderno 54 RUDOLF CARNAP PSEUDOPROBLEMAS EN LA FILOSOFIA Coo ooo saa | =a ae UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO ADL otilitrin A principios de siglo, el positivismo légico se propuso redefinir los limites de los problemas filosd6ficos validos. Por medio del andlisis ldgico y epistemoldgico del lenguaje y de la psique, Rudolf Carnap fundamenta su tesis de que muchos de los temas clasicos de la fi- losoffa eran en realidad pseudoproblemas, es decir, que su plantca- miento era producto del uso inadecuado de los términos 0 de la sin- taxis en las proposiciones propias de dichos temas. Como ejemplos concretos de lo anterior, el autor se ocupa de la dis- cusi6n en torno a la oposicidn entre el realismo y el idealismo como concepciones “metafisicas”, y, por otro lado, del problema del cono- cimiento y la existencia de las psiques ajenas. Las exposiciones hechas en Pseudoproblemas en Ia filosofia presu- ponen las investigaciones relativas a la organizacion ldgica y epis- temol6gica de los conceptos cientificos que Carnap desarrolla con detalle en su magna obra La construccién légica del mundo, publi- cada también por el Instituto de Investigaciones Filos6ficas en la colecci6n Filosofia Contempordnea (México, 1989) en traduccién de la doctora Laura Mues. PSEUDOPROBLEMAS EN LA FILOSOFIA. LAPSIQUE AJENA Y LA CONTROVERSIA SOBRE EL REALISMO INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSOFICAS Coleccion: CUADERNOS Director: DR. LEON OLIVE Secretaria: MTRA. SALMA SAAB Cuaderno 54 RUDOLF CARNAP PSEUDOPROBLEMAS EN LA FILOSOFIA LA PSIQUE AJENA Y LA CONTROVERSIA SOBRE EL REALISMO Traduccion de Laura MUES DE SCHRENK UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO MEXICO 1990 ‘Titulo original: Scheinprobleme in der Philosophie. Das Fremdpsychische und der Realismusstreit. © Felix Meiner Veriag. Primera edici6n en alem4n: Leipzig, 1928. Segunda edici6n en alem4n: Hamburg, 1961. Primera edicidn en espaiiol: 1990. DR © 1990. Universidad Nacional Auténoma de México Circuito Mario de la Cueva Ciudad de la Investigacién en Humanidades Ciudad Universitaria, 04510 México, D.E. INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSOFICAS Impreso y hecho en México ISBN 958-36-1615-1 I. LATAREA DE LA EPISTEMOLOGIA A, EL SENTIDO DEL ANALISIS EPISTEMOLOGICO § 1. Planteamiento del problema La tarea de la epistemologia consiste en desarrollar un método-me- diante el cual se puedan justificar los conocimientos. La epistemo- logfa debe indicar la manera como un presunto conocimicnto, con- siderado como V4lido, puede ser justificado y fundamentado. Dicha Justificacién no se hace de manera absoluta, sino relativa: ei conte- nido de un conocimiento se justifica relaciondndolo con los conte- nidos de otros conocimientos que se suponen vdlidos. Esto quiere decir que un contenido de conocimiento se “reduce”, es decir, “se analiza”, desde el punio de vista epistemolégico. También la légica nos ensefia la derivaci6n de Ja validez de determinados postulados (expresados en proposiciones) partiendo de la validez presupuesta de otros postulados (“inferencia”); pero la diferencia entre ambas radica en que en la derivaci6n ldgica solamente se reorganizan los conceptos: en los postulados derivados no debe presentarse ningéin concepto nuevo. En cambio, en las derivaciones epistemoldgicas lo esencial es que en el contenido epistemolégico que sc va a analizar, es decir, en la proposicién que se va a fundamentar y a derivar, se presente un concepto que no aparece en los presupuestos. Para analizar los contenidos del conocimiento, la epistemologia debe examinar los objetos (los conceptos) de las diversas ramas de Jas ciencias (de la realidad, i. e. de las ciencias de la naturaleza y jas ciencias de la cultura); y debe establecer a cudles otros objetos “se reduce” e] conocimiento de cualquier objeto determinado. Un “anilisis” de los objetos se hace de la siguiente manera: los “mds elevados” se reducen a los “inferiores”. Los objetos que a su vez ya 6 LA TAREA DE LA EPISTEMOLOGIA no pueden ser reducidos, los Hamo objetos “(epistemolégicamente) fundamentales”. <éPero qué quiere decir este andlisis epistemolégico? GQué quiere decir: un objeto a “puede ser reducido epistemologicamente” a un objeto b? Sélo cuando se haya respondido a esta pregunta se habr4 planteado claramente la tarea de la epistemologia; y sdlo entonces quedara claro lo que se entiende por objetos “fundamentales”. Frecuentemente se ha hecho ver la necesidad de distinguir la pre- gunta epistemologica telativa a la fundamentacidn —es decir, a la re- ducci6n de un conocimiento a otros— de la pregunta psicolégica re- lativa a la génesis del contenido del conocimiento. Sin embargo, ésta es sOlo una distinci6n negativa. Quienes no estén de acuerdo en usar las expresiones “lo dado”, “reducible”, “fundamental” y términos semejantcs, 0 quienes no quieren usar estos conceptos en su filo- sofia, no pueden formular en absoluto la tarea de la epistemologia. El propésito de estas reflexiones esi4 en exponer dicha tarea de ma- nera precisa. En este trabajo mostraremos que nosotros si podemos formular la tarea del andlisis epistemoldgico sin usar las expresiones mencionadas, las cuales pertenecen a la filosofia tradicional. Sdlo tenemos que echar mano del concepto de implicacién, es decir, de la relacién condicional (como se expresa en las proposiciones “si... entonces”). Y éste es ciertamente un concepto légico fundamental, que nadie rechaza ni ignora, dado que es indispensable en toda filo- sofia y en todas las ramas de las ciencias. En el curso del desarrollo de las ciencias sucede frecuentemente que las respuestas a una pregunta, mds precisamente, las respuestas correctas, han sido encontradas antes de que la pregunta haya sido formulada mediante conceptos precisos. Lo que sucede en estos ca- sos es que, intuitivamente, se considera una direccién determinada en la formacién de los conceptos, direccidn que suele conservarse, pero sin poder indicar Jo que significan los conceptos asi formados. Cuando mis tarde se encuentra Ja formaci6n conceptual adecuada a la problemAtica que habia sido propuesta de manera intuitiva, en- tonces las respuesias anteriores, aunque correctas, abandonan su es- tado flotante para ser puestas en el fundamento firme del sistema cientffico. EJEMPLO. Los inventores del célculo infinitesimal (Leibniz y New- ton) pudieron responder a la pregunta por la derivacion de las fun- ciones matemiticas usuales (el cociente diferencial); por ejemplo, la EL ANALISIS EPISTEMOLOGICO 7 derivacién de la funcién x’ es la funcién 3c”. Pero qué es lo que se re- suelve con esto, es decir, qué es lo que se entiende por la “derivacién” de una funcidn, esto ellos no podian decirlo. Dichos pensadores es- tuvieron en condiciones de indicar diversas de sus aplicaciones (p. ej. Ja direcei6n de la tangente), pero no pudieron dar una definicién pre- cisa del concepto mismo de “derivaci6n”. Si bien creyeron saber lo que querian decir con dicha expresin, no tenfan sino una sospecha intui- tiva, pero no una definicién conceptual. También creyeron tener una definicién que pudiera comprender la “derivacidn” conceptualmente. Sin embargo, al formular esta definicién usaron expresiones talescomo “magnitudes infinitamente pequefias” y cocientes de ellas; expresiones gue, sujetas a un andlisis mAs riguroso, resultaron ser pseudoconcep- tos (palabras vacias). S6lo después de més de un siglo se logré dar una definicion inobjetable del concepto general de limite y, con él, también del de derivacidn. Sdio entonces obtuvicron su sentido genuino todos aquellos resultados matemiticos que ya habfan sido usados por las ma- teméticas desde sus dias. La situaci6n del andlisis epistemoldgico es muy similar. La ciencia ha logrado desde hace tiempo un gran némero de resultados prove- nientes del andlisis epistemolégico; tiene las respuestas, sin haberse planteado la pregunta, es decir, sin poder dar cuenta del sentido pre- ciso de sus respuestas. Algunas de las respuestas son conocidas, p. ej.: el conocimiento de los procesos de la conciencia de otra persona “se basa” en las percepciones de sus movimientos y de sus expresio- nes idiomaticas: el conocimiento de un cuerpo fisico “se reduce” a las percepciones de dicho cuerpo; una vivencia determinada “con. siste en” la percepcién visual de una campana, en la percepcién au- ditiva de un sonido y en un complejo emocional de tal y cual clase; una percepcién sonora determinada “consiste en” sensaciones in- dividuales de tales y cuales tonos. Uno esta inclinado a atribuir fos dos Gltimos ejemplos mds bien a un andlisis “psicolégico” que a un. andlisis epistemoldgico. Y en efecto, esta clase de andlisis pertenece a Jos fundamentos de la manera de proceder, i ¢. del método, de la psicologfa. Pues la psicologia solamente puede alcanzar sus objetos si aplica este método para la formacién de sus conceptos. Mas ade- lante mostraremos que este procedimiento no es otra cosa sino el andlisis epistemoldgico, cuyo sentido investigamos aqui. La ciencia (y en parte también la vida cotidiana) ya posee las res- puestas que mencionamos en los ejemplos previos; pero no tiene todavia el sentido genuino de estas respuestas. Seria un error que- 8 LATAREA DE LA EPISTEMOLOGIA rer interpretar el “consiste en...” en términos de “el proceso de las vivencias est4 compuesto de...”. La psicologfa (en este caso espe- cialmente la psicologia de la Gestalt) nos ensefia que la percepcién global (de un objeto) cs una vivencia que se da antes de que las sensa- ciones particulares de que est4 “compuesta” puedan ser analizadas; que dichas sensaciones se hacen conscientes mediante un proceso de abstraccin posterior. Y algo semejante ocurre con los otros ejem- plos. Lo anterior aclara cudn importante es formular con precisi6n el sentido del andlisis epistemolégico. Por lo pronto, dicha formulaci6n no tendré la ventaja de aumentar la cantidad del conocimiento, sino que s6lo aumentar4 su pureza, es decir, que los resultados del and- lisis epistemolégico ya practicado podran ser formulados con toda claridad. Sin embargo, més adelante veremos que, después de haber encontrado una definicién mds precisa de los conceptos, el andlisis epistemoldgico también ser aplicable a los casos cn que el procedi- miento intuitivo no produjo resultados; pero en dichos casos el pro- cedimiento no tenia necesariamente por qué haber fracasado; quizds s6lo falt6 1a valentia para levarlo a cabo. Si aplicamos el andlisis epistemologico mediante un método explicito determinado, enton- ces se logra la reduccién de los objetos (los contenidos del conoci- miento, los conceptos) unos a otros, de manera que se podré de- mostrar la posibilidad de construir un sistema general de reduccién (‘sistema de constitucién”), a saber: todos los conceptos de todas las tamas de las ciencias pueden (en principio) ser ordenados en este sis- tema, es decir, que son reducibles unos a otros y, finalmente, a unos pocos conceptos bdsicos. (La demostracién de la tesis del sistema de constituci6n s6lo puede ser insinuada en este trabajo, § 6.) § 2. El andllisis logico a) Componente suficiente y prescindible El andlisis epistemoldgico es un andlisis de los contenidos de las vi- vencias, mas precisamente, del contenido teérico de las vivencias. En dicho anilisis se trata inicamente del contenido teérico de Ia vi- vencia; se trata de aqucllo que en la vivencia es el material de un conocimiento posible. (El andlisis no es un descomponer real; la vi- vencia misma sigue siendo lo que es.) El andlisis se lleva a cabo en una reflexi6n posterior, cuando la yivencia, por ser (y haber) pasado, EL ANALISIS EPISTEMOLOGICO 9 ya no €s alterable en s{ misma; es decir, que se trata de un andlisis conceptual “abstractivo”. En Io que sigue intentaremos trazar el método con cuya apli- caci6n se encontrar4n justo los resultados que suclen ser vistos como estados de cosas epistemoldgicos (como se hizo en los ejemplos an- teriores). Es el método del andlisis 1o que se significa (0 lo que se deberia significar) cuando se habla del “andlisis epistemoldgico”. El método consiste en “descomponer de manera légica” cl conte- nido de una vivencia en dos componentes. A uno de estos compo- nentes Io llamamos “componente epistemolégico suficiente” y al re- siduo lo lamamos “componente epistemolégico prescindible” (en re- laci6n con el componente anterior). Veamos un ejemplo: yo toco con los dedos una Ilave que ya he visto muchas veces, y asi la reco- nozco sinnecesidad de verla. Al hacer esto, aun cuando haya cerrado los ojos, no s6lo tengo la vivencia de la representacion de la configu- racion (Gestalt) tactil de la Iave, sino a Ia vez la vivencia de su con- figuracién visual. Esta diversidad se me da de una sola vez, y no sdlo despu¢s de haber hecho una inferencia. Cuando he tenido una vi- vencia, cualquiera que sea, la puedo “evaluar epistemolgicamente”, indicando expresamente en qué medida la vivencia ha acrecentado mis conocimientos (tedricos). A este incremento no sélo pertenece el contenido teérico de la vivencia misma, sino también aquello que puedo inferir con ayuda de mis conocimientos anteriores a partir de dicho contenido. La cvaluacin epistemoldgica de la vivencia de la llave antes discutida nos da el siguicnte resultado: “esta cosa est4 conformada asf y asi, esta cosa es Ja Lave de mi casa, esta cosa tiene ei color del fierro”. La vivencia contiene las dos respresentaciones unidas, la de la configuracién tactil y la de la configuracién visual. Sin embargo, al evaluar ia vivencia puedo prescindir del segundo componente, i ¢., dé la configuracién visual; el primer componente es suficiente para reconocer, con base en mi saber anterior, que se trata de una Ilave, m4s precisamente, de la lave de mi casa; por eso estoy también en condiciones de reconocer su configuracién visual, su color, etc.; asi pues, para ia evaluacién epistemoldgica no necesito valerme de la vivencia visual de la forma de la lave nide su color, Por eso llamamos “componente suficiente” a la configuraci6n tactil de la vivencia, y “componente prescindible” (relative a la configuracién tactil) a la configuracién visual. Sin embargo, dicho componente es solo prescindible desde el punto de vista del conocimiento, del in- cremento del saber, y s6lo en este sentido es suficiente el primer 10 LATAREA DE LA EPISTEMOLOGIA componente. En cambio, en la vivencia misma, ni el primer compo- nente es prescindible ni el segundo es suficiente. Si elimindramos uno de los componentes de la vivencia, entonces seria una vivencia completamente diferente. Una breve reflexién nos muestra que este andlisis 16gico es fre- cucntemente ambiguo, es decir, que, dada la misma vivencia, ésta puede ser analizada de diversas maneras. En nuestro ejemplo an- terior pudimos haber prescindido de la configuracién tactil para la evaluacién epistemologica; la evaluacién de la configuracin visual habria sido suficiente para obtener de dicha vivencia todo lo que se puede saber de la Ilave. Este ejemplo muesira con toda claridad que clcomponente “prescindible” slo puede ser Hamado asi en sentido epistemoldgico; pues dado que solamente tocamos la llave, pero no la vemos, no podemos descartar la configuracién tactil dada en la vi- vencia, sin que a la vez desaparezca la vivencia misma; pero bien po- demos descartar el componente prescindible en la evaluacién epis- temolégica, sin que con cllo disminuya la extension de nuestros co- nocimientos. b) Elcriterio: Ja reconstruccién racional Ahora tenemos que desarrollar un progedimiento conforme al cual, en un caso dado, podamos decidir si un componcnte determinado de una vivencia es suficiente y siel residuo es prescindible respecto del primero, Pues el estado de cosas no es siempre tan sencillo como en elejemplo que acabamos de discutir, mediante el cual pudimos reconocer facilmente cud] componente es prescindible. El que un componente b de una vivencia (p. ¢j. la configuracion visual de una Have) sea prescindible respecto del componente a (la configuracién tActil) quiere decir que b no afiade nada al conoci- miento que no esté ya contenido de alguna manera en a y en mi conocimiento anterior. Sin embargo, el contenido tedrico de b so- lamente tiene que estar contenido de mancra ldgica en a y en el conocimiento previo; no es necesario que también nos sea expre- samente consciente. Si el contenido teérico de b estd implicado de manera Idgica en a y en el conocimiento anterior, entonces b debe poder ser infcrido a partir dea. En nuestro ejemplo, la deduccién se haria asi: con base en las percepciones tactiles anteriores y a partir de la configuraci6n tactil (componente a), puedo inferir que el ob- jeto que tocan mis dedos es la llave de mi casa. Esta tiene, como lo sé EL ANALISIS EPISTEMOLOGICO 11 con base en las percepciones visuales anteriores, una configuracién visual determinada: tiene esta y aquella forma y color, los cuales no suelen cambiar. A partir de estos conocimientos inficro que también ahora esta presente la misma configuraci6n visual (componente b) del objcto que toco. Llamamos “reconstruccion racional” de b a esta manera de inferir el componente b a partir del componente a y de mi conocimiento anterior. Ahora queda claro que nuestra concepcién de la “reconstruccién racional” no quiere decir que en la vivencia genuina el componente a se derive del componente b. Esta claro que ambos componentes sce dan en una unidad intuitiva simplc. En una vivencia inmediata tal, no se hace notar nada que sca una inferencia, y por eso preferi- mos no usar la expresiGn que habla de una “inferencia inconsciente”. Pero si bien en la vivencia misma por Jo general no ocurre una re- construcciGn racional, si podemos hacer una reconstrucci6n racional posterior a la vivencia; podemos usar un procedimiento inferencial para investigar si hay 0 no hay una dependencia légica determinada entre ciertos componentes de una vivencia. Para hacer mds comprensible la importancia que para la recons- trucci6n racional tiene el componente prescindible de una vivencia, podemos recurrir también a una ficcién: imaginemos por !o pronto que la vivencia tuvo nada mas un solo componente, el componente suficiente (en nuestro ejemplo, la configuracién tactil de la Have), y que después, mediante la reconstruccién racional, le afiadimos el se- gundo componente (en nuestro ejemplo, la configuracin visual de la Have). Si esto se logra, entonces el resultado ser4 que este ultimo componente es prescindible. Sin embargo, hay que tener en cuenta que esta manera ficticia de hablar no es en absoluto necesaria. La manera precisa y genuina de expresarse ¢s la que indicamos antes: al evaluar el componente a (ademds de los conocimientos que sc tenfan prcviamente), la reconstruccién racional tendré los mismos resultados en cuanto al conocimiento que se habria obtenido hubicra cvaluado el componente b. c) La sobredeterminacisn del contenido de una vivenci La caracteristica l6gica del contenido tedrico de nuestras vivencias, con base en la cual ciertos componentes son prescindibles respecto de otros, la llamamos sobredeterminacién. En matemAticas solemos llamar sobredcterminado a un problema, si se dan mas datos de los 12 LA TAREA DELA EPISTEMOLOGIA. necesatios para resolverlo de manera Idgica, de modo que (por lo menos) uno de los datos es prescindible respecto de los otros, es de- cir, que puede ser derivado constructivamente de otros, ya sea me- diante el célculo o mediante una construccién dibujada. Solamente en este sentido nuestra vivencia est4 sobredeterminada (en sentido epistemoldgico); est sobredeterminada porque vivenciamos més de Io que es necesario para obtener el conocimicnto que puede ser ad- quirido. Y esto quiere decir lo mismo que: podemos hacer a un lado algunos de los componentes de la vivencia (0, expresado de manera ficticia: estos componentes podrian desaparecer de nuestra viven- cia, sin que con ello disminuyera nuestro conocimiento). La sobredeterminaciOn de los contenidos epistemolégicos de las vivencias trae consigo un problema que aqui sélo indicaremos breve- mente. Es sabido que un problema sobredeterminado generalmente no permite una solucion si los diversos datos son arbitrarios; sola- mente pucde ser resuelio si los datos no son arbitrarios, sino que cumplen con ciertas condiciones especiales. Una de esas condiciones es que los datos no se contradigan. Ahora bien, écumplen con esta condicion los contenidos de las vivencias, 0 acaso el problema del co- nocimiento no tienc solucién? Ninguno de los dos es el caso, ya que existe una diferencia especffica entre la tarea cpistemoldgica que nos proponemos aqui y las matematicas. Los contenidos de las vivencias no cumplen con ninguna condicin especial de no contradiccién (el que cumplan con Ja condicién general de poder ser ordenados de alguna manera, nada tiene que ver con esta cuesti6n). Si nos imagi- namos cualquier otra vivencia con caracteristicas distintas de las que realmente tiene, mientras que las demds vivencias permanecen sin cambio alguno, entonces ¢] problema del conocimiento no sera de manera alguna irresoluble en relacién con ¢l cambio de la secuen- cia de las vivencias; en ciertas circunstancias podr4 ser un poco mds dificil, ya que tendremos que formular de manera diferente ciertas leyes de la naturaleza. En cambio, un problema matematico sobre- determinado y resoluble no puede ser resuelto, sise permite cambiar cualquiera de los datos arbitrariamente. La diferencia entre la tarea del conocimiento y Ja tarca de las matemiticas es fundamental. En las matemAticas generalmente ya estén establecidas Jas leyes segin las cuales se deriva la soluci6n a partir de los datos, antes de plantear la tarea. En cambio, en el problema del conocimiento dichas leyes (mds precisamente: las regularidades que existen entre los objetos reales, 0 sea las leyes de Ja naturaleza en sentido lato) se obtienen EL ANALISIS EPISTEMOLOGICO 13 partiendo de los datos, es decir, del material epistemol6gico mismo. Aso se debe que, si sc varia el material en un lugar determinado, las leyes derivadas mismas de ese material deban ser cambiadas; y deben serlo de tal manera que la variaci6n del material no se con- tradiga si se aplican las leyes ya cambiadas. EJEMPLO. Imaginemos una serie de vivencias: una varilla color café, aparentemente hecha de cobre, es puesta en un pivote de tal manera que esté en equilibrio; luego se coloca una flama abajo de uno de los extremos de Ia varilla, y vemos que este extremo se mueve hacia abajo. El resultado de este experimento debe ser interpretado asf: 1a varilla se ha alargado. Imaginemos ahora que este contenido vivencial es di- ferente al anterior de la siguiente manera: 1a varilla se mueve hacia arriba en el extremo donde esta colocada fa flama, mientras que todos los otros componentes, asi como el resto de mis vivencias, permanecen iguales. Ante esto estoy obligado a invalidar cualquier creencia que haya tenido antes respecto de las leyes de la naturaleza. A la vez, estoy €n libertad de considerar diversas opciones. P. ej. puedo presumir que lavarilla no ¢s de cobre; o bien que el cobre no sc expande con el calor; oque lo amarillo no es una flama; o que Ia flama no produce calor; 0 que el movimiento hacia abajo de uno de los extremos de Ia varilla no indica que ésta se alarg6; 0 bien que aluciné. En este dltimo caso, tengo olra vez diversas posibilidades de declarar como invalidos los criterios por los cuales pude creer tener una percepcidn claramente consciente. Entonces optaré por aquella hipétesis que represente el cambio menor €n el sistema total de las leyes de la naturaleza. Puesto que todas las Ieyes de la naturaleza se obtienen mediante la inducci6n, es decir, mediante la comparacidn de los contenidos de las vivencias, una variacion del material en un lugar determinado puede cambiar el contenido de las leyes de la naturaleza, y as{ el con- tenido de la realidad conocida; pero esta posibilidad no modifica el hecho de que dichas leyes pucden, en principio, ser conocidas, y con ellas también la realidad. En sentido estricto, un contenido viven- cial no puede estar en contradiccién con otros; y en sentido estric- tamente légico, los contenidos son independientes unos de otros. Por eso, en sentido estricto, no se presenta la sobredeterminaci6n de todos los contenidos de las vivencias, sino sélo en el sentido de las leyes emptrico-inductivas de la realidad. 14 LATAREA DELA EPISTEMOLOGIA § 3. El andilisis epistemolégico a) Niicleo y parte secundaria Hacemos una distinci6n entre ¢] andlisis /6gico del contenido episte- molégico de una vivencia (en que los componentes se descomponen en el componente suficiente y el componente prescindible respecto del primero) y el anélisis epistemolégico. El andlisis epistemoldgico nos dard un “nticleo” y una “parte secundaria” del contenido de una vivencia. Este andlisis es un caso particular del primero: si llamamos al componente a “nticleo (epistemolégico)” y al componente b “parte secundaria”, entonces b tendrd que ser, por lo pronto, un compo- nente prescindible relativo a a. Ademas —y por eso hablamos aqui de andlisis “epistemolégico”— b debe “reducirse”, en sentido epis- temoldgico, a a, y el conocimicnto de b debe “basarse en” el conoci- miento de a; ya tendré que ser “epistemoldgicamente primario” res- pecto de b. Estas expresiones permiten reconocer aproximadamente lo que queremos decir aqui. El concepto del andlisis epistemolégico se precisard cuando hayamos indicado ciertos critcrios. Antes de po- der explicarlos, consideremos una vez més el ejernplo anterior. La vivencia en que solamente se toca la lave con los dedos, pero no se ve, en la cual sin embargo est4 incluida como contenido visual la representacién de Ja Ilave, la denominamos L. A sus componentes Jos denominamos a (configuracién tactil) y b (configuracién visual); pero si la vivencia es de tal natutaleza que la llave realmente se toca y se ve simultdéneamente, entonces la designamos mediante L’, y las dos vivencias (la tactil y la visual) mediante a’ y b’. Como conse- cuencia de estas reflexiones se puede ver facilmente (y demostrarse mediante el método de la reconstruccién racional) que tanto b es un componente prescindible respecto de a, como al revés, a respecto de b; y de la misma manera b’ respecto de a’, como a’ respecto de b’. Asi, la dependencia ldgica se presenta en ambos casos, y en los dos casos se presenta en ambas direcciones. Sin embargo, este estado de cosas es muy diferente cn la dependencia cpistemoldgica, ya que en la vivencia L nuestro conocimiento de b (contenido visual) se basa en nuestro conocimiento de a (contenido tactil), y no al revés. Ademas, en la vivencia L' ambos componentes son epistemolégicamente in- dependientes uno de otro, es decir, el conocimiento de ninguno de Jos dos se basa solamente en el conocimiento del otro. EL ANALISIS EPISTEMOLOGICO 15 b) Primer criteri la justificacién Para encontrar el criterio para el andlisis epistemoldgico s6lo nece- sitamos poner expresamente en claro el punto de vista desde el cual decidimos establecer la relacién epistemolégica entre el niicleo y la parte secundaria; para esto, partimos del ejemplo que dimos antes. En la vivencia L la relacién nticleo-parte secundaria se da entre a y 5, pero no entre b y a; y no se presenta para nada en los com- ponentes de la vivencia L’. Asi nos preguntamios: “£A qué conoci- miento se reduce el conocimiento de b?”. Y dicho de manera pre- cisa: “2C6mo puedo yo, una vez que tuve la vivencia L, fundamentar mi (presunto) conocimiento del contenido de b y justificarlo en caso de duda?”. No se trata de que dicha duda provenga de mi mismo o de otras personas; se trata de la “duda metédica”, cuyo sentido no es la incredulidad, sino una exigencia de justificaci6n. El criterio para la relacién epistemolégica entre nicleo y parte secundaria esté en la posi- bilidad de la justificacion de un conocimiento puesto en duda (real o met6dicamente) por medio de otro conocimiento (reconocido como vlido o supuesto como hipétesis). Para llevar a cabo el anélisis epistemolégico en casos concretos, es decir, para responder a la pregunta de si dos componentes vi- yenciales determinados a y b son el nticleo y la parte secundaria, nos remitiremos por lo general a Ja ciencia especial que se ocupa de la rama correspondiente. A partir de ella y de acuerdo con los métodos usuales de la ciencia especial, examinaremos si una aseve- tacién, cuyo contenido es de la misma clase que la del contenido de 6, siempre es considerada como demostrada si puede indicar pata su justificacién un conocimiento de la misma clase que ¢l del contenido de a. La epistemologia no se hace culpable de un circulo Idgico si basa esta decisién cn los métodos usuales de las ciencias especiales; es decir, la epistemologfa presupone el método de la ciencia espe- cial como método epistemolégicamente inobjetable; después con- sidera criticamente los métodos de las ciencias especiales a partir de un sistema epistemoldgico construido paso por paso. Pues este procedimiento corresponde precisamente al cardcter de la ciencia, cuyo sistema no se constituye mediante pasos univocos a partir del material dado. Mas bien ocurre que en las ciencias los principios metddicos se aplican primero prdcticamente en la elaboracién del material dei conocimiento, y s6lo después se hacen conscientes y se establecen explicitamente. El establecer expresamente dichos prin- 16 LA TAREA DE LA EPISTEMOLOG[A, cipios metddicos hace posible el uniformarlos, para después, por me- dio de dichos principios uniformados, volver a abordar el material y elaborarlo. De esta manera, la reciprocidad de la investigacién en- te una ciencia especial y la epistemologia leva a la construcci6n del sistema completo de la ciencia tinica y unificada. Que recurramos al método de una de las ciencias especiales para poder decidir una cuesti6n epistemoldgica concreta, no quiere decir que busquemos las condiciones necesarias de posibilidad de una de dichas ciencias, entendidas como un sistema de conocimiento valido (como es el caso en el método trascendental de Kant). Pues aqui no se trata de la pregunta de si hay que reconocer los (supuestos) conocimientos de una rama de las ciencias como vdlidos o no, sino que se trata de la pregunta de si entre determinados objetos de una rama de las ciencias se presenta, o no, la relacién de dependencia epistemoldgica (nicleo y parte secundaria). ¢) Segundo criterio: la posibilidad del crror En muchos casos la relacién nicleo y parte secundaria entre dos componentes ay b de una vivencia se hace especialmente clara cuan- do el componente b se basa en un “error”, o sca que después se hace patente que el contenido tedrico de b es erréneo, es decir que el he- cho que se presenta en b en realidad no existe. No es necesario que realmente erremos respecto de la vivencia que queremos examinar. Para el andlisis epistemoldgico nos basta saber, con base en otras ex- periencias, que en las vivencias de esta clase pucde presentarse un error. Volvamos a nuestros ejemplos: i. toco la lave con los dedos, y a la vez me Ia represento visualmente (L); ii. toco y veo 1a lave si- mult4neamente (L’). Consideremos ahora el siguiente caso: toco la Ilave con los dedos y con esto creo reconocerla como mi llave, y me la represento color de ficrro. Sin embargo, después resulta que el ob- jeto que toqué es de color lat6n. Aun cuando en este caso no ocurra realmente un error, yo sé, con base en otras experiencias, que puede ocurrir; esto demuestra que en L, el componente b (configuracién visual) es parte secundaria respecto de a (configuraciOn tactil). En una vivencia de la clase de L' un error como éste no puede ocurrir; asi pues, entre b’ ya’ no se da la relacién parte secundaria-nicleo. Para nuestro problema no se presenta la cuestiOn acerca de la dife- rencia vivencial entre L y L’. Se puede suponer que esta diferencia EL CONOCIMIENTO DE LA PSIQUE AJENA 17 se basa en que, a nivel fenoménico, hay una distincién cualitativa, vivencial, entre una percepci6n actual y una mera representacién; © también suponer que uno puede decidir, con base en los demas contenidos de una vivencia (en tanto que nos permiten reconocer la situaci6n fisica que existe entre el objetoy el 6rgano sensorial corres- pondiente), si se da una percepcién actual o no. Para ¢l anilisis epis- temolégico basta la circunstancia de que se pueda decidir la pregunta de si un componente determinado debe ser considerado como una percepcién actual o como mera representaci6n. Volviendo a nuestro ejemplo: se trata de la pregunta de si se da una vivencia de la clase Lo una vivencia de la clase L'. B. APLICACION: EL CONOCIMIENTO DE LA PSIQUE AJENA § 4. Andlisis logico del conocimiento de la psique ajena Las relaciones aqui expuestas, i. e. la relacidn logica entre el compo- nente suficiente y el componente prescindible, asf como la relacién epistemoldgica entre el micleo y la parte secundaria, son muy sen- cillas y casi podrian parecer triviales —especialmente en los ejem- plos de que nos valimos. Sin embargo, las formaciones de los diver- sos conceptos que acabamos de presentar también son aplicables a aquellos casos de que ha partido el debate filosdfico con sus tesis y antitesis, como lo es p. ej. la disputa alrededor del problema del co- nocimiento de la psique ajena. La inteleccién de que la psique pro- pia y la psique ajena ocupan en cada caso un lugar epistemoldgico muy diferente, gana cada vez més terreno. En nuestros dias, este estado de cosas s6lo puede ser disputado a partir de ciertas posicio- nes metafisicas. La diferencia epistemoldgica entre la psique ajena y la psique propia quedar4 especialmente clara una vez que hayamos investigado la relacién entre la psique ajena y lo fisico. Las siguientes reflexiones deben demostrar la siguiente resis: el nucleo epistemol6gico de todo conocimiento concreto de la psique aje- na consiste en percepciones de algo fisico; 0 dicho de otra manera: (epistemolégicamente) la psique ajena sélo consiste en una parte se- cundaria de lo fisico. Para demostrar esto, hay que hacer primero un andlisis logico, y después el andlisis epistemoldgico. Si tengo un conocimiento de! proceso concreto de una psique ajena, es decir, un conocimiento de ciertos procesos de la conciencia (0 inconciencia) de otro sujeto 4, puedo haberlo adquirido de di- 18 LA TAREA DE LA EPISTEMOLOGIA versas maneras. En primer lugar, yo experimento el proceso dz una psique ajena A, si-A me relata los procesos de su conciencia (que mis vivencias sean V;); en segundo lugar, los percibo en los movi- mientos expresivos (semblante, gestos) o en las acciones de A (V2) sin que A me las relate. Algunas veces, aun cuando no haya un re- lato, puedo (supuestamente) tener un conocimiento de los procesos de la conciencia de A, si conozco su cardcter y ademds sé en cudles condiciones externas 4 se ha encontrado (V3). Otra via para conocer los procesos de la psique ajena no la hay. (Aqui no quiero discutir la telepatia, dado que por fo menos no se usa como método para el conocimiento cientifico de la psique ajena.) En cada uno de los casos del conocimiento de la psique ajena, Vj, V2, V3, dichas vivencias estén conectadas con la percepcién de algo fisico. Ahora haremos un andlisis légico y mostraremos que, en todos los casos, las percepciones de algo fisico (componentes a1, a2, 43) son componentes suficientes, es decir, que las representaciones acerca de la psique ajena (componentes 51, b2, 63) son solamente componentes prescindibles (cn el sentido de nuestra definicién de este concepto) Con base en nuestras reflexiones anteriores establecemnos que la relacin “componente suficiente” y “componente prescindible” vale entre b y a mostrando la posibilidad de hacer una reconstrucci6n ra- cional de 5 con base en ay los conocimientos anteriores que ya ten- gamos. En el caso V; es posible hacer la reconstruccién racional de 5, de la siguiente manera: para la evaluacién epistemoldgica ele- gimos, de Ia vivencia del relato de A —que ya hemos entendido—, solamente la percepciin de los signos fisicos (a1), es decir que elegi mos, o bien e escuchar las palabras habladas (entendidas como soni- dos), 0 bien el ver las palabras escritas (entendidas como signos). Sin embargo, no tomamos el entender estos signos (by), el cual también se presenta en la vivencia original misma. A partir del material a; inferimos el contenido tedrico de b;, para lo cual usamos nuestros conocimientos anteriores. Sin embargo, en esta reconstruccién se Presupone que ya conocemogs las palabras que escuchamos, 0 que por lo menos podemos adivinar su significado a partir del contexto correspondiente (es decir, que lo podemos inferir a manera de con- jetura). Si este presupuesto no se cumple, entonces no est4 presente ninguna vivencia de la clase 7, y tampoco se presenta el compo- nente b;. Si yo recibo una carta escrita en chino solamente veré ra- yas negras, sin que pueda conocer nada de la psique ajena. Pero sise El, CONOCIMIENTO DE LA PSIQUE AJENA, 19 cumple dicho presupuesto, entonces puedo inferir el significado de la oraci6n, partiendo de las palabras percibidas (los sonidos escucha- dos o Jas figuras vistas) y con ayuda del conocimiento del significado de las palabras; y este sera el contenido de by, es decir, aquello de la psique ajena que es conocido en Vy. En el caso de ¥2 (percepciones de acciones y de movimientos ex- presivos de A) el estado de cosas es muy similar. (Esto se debe a que V, es estrictamente un caso especial de V2.) Siveo p. ej. la cara tisuefia de gusto de.A (a2), entonces la representaci6n del gusto de A (b2) esta contenida a la vez en mi vivencia, sin que yo tenga que hacer primero una inferencia especial. Sin embargo, para evaluar mi conocimiento, no necesito evaluar también el componente b> de mi vivencia, dado que puedo inferirlo a partir de a2 con base en mi ex- periencia anterior acerca del significado de las expresiones facialcs. OBJECION. (“La objecién det bebé”.) Algunas veces se asume que un infante reacciona apropiadamente ante los gestos regacijados a tos de su madre, antes de que haya podido acumular las experien- cias acerca del significado de dichos movimientos expresivos. De mos desentendernos de la cuestidn de si este supuesto es corr que la psicologfa infantil todavia no ha dado una respues ; este problema. Pues aun cuando una vivencia del conocimienio de lg psique ajena ocurriera en un adulto que no tuviera las experiencia’ correspondientes previas, y que sin embargo fuera sus vivencias mediante el ienguaje, esto no cambiarfa nuestro resul- tado epistemoldgico. La vivencia podria estar conformada de tal ma- nera que la percepcién visual de la frente adusta de A contuviera ala vez cl temor de una erupci6n de ira por parte de A. Pero en ese caso, la evaluaci6n epistemoldgica no debe decir: “A tiene la frente adusta; A est4 iracunda” (0 dicho en el lenguage de lo fisico: “A reaccionara inmediata y perceptiblemente de tal y cual manera”); pues la segunda oraci6n no debe ser considerada como conocimiento, si en la vivencia se presenta la mera representacion de Ia ira de 4. Solamente podriamos hablar de conocimiento si a éste le hubieran precedido las experien- cias inmediatas con base en las cuales 1a persona que hace las vivencias supiera que al configurarse la frente de un ser humano de tal y cual manera, generalmente hay que esperar una conducta iracunda. Este caso no es diferente de los casos en que se conoce solamente lo fisico. Supongamos que se diera el caso de un ser humano que nunca ha experimentado el calor de la flama ni ha aprendido en teorfa lo que es esto, y por primera vez en su vida ve una flama (sin poder percibir calor), y a la vez adquiere la representacién de que es caliente. Un 20 LATAREA DE LA EPISTEMOLOGIA supuesto (nativista) como éste tampoco estaria en contradiccién con nuestra concepcion epistemoldgica (empirista) de que el conocimiento del calor de la flama sdlo puede obtenerse mediante la experiencia. Pues para obtener el contenido de la representacién de que la flama es caliente y que a la vez sea un conocimiento y no s6lo el contenido de una representaci6n, es indispensable que uno haya tenido ciertas per- cepciones (0 por io menos una), a partir de las cuales se pueda inferir mediante la induccidn que una cosa que se ve asf y asf suele percibirse como algo caliente. El tercer caso, V3 (Ia presunci6n con base en el conocimiento an- terior acerca del cardcter de A, asi como sus circunstancias externas actuales percibidas o conocidas de alguna manera), no es de fun- damental importancia. En este caso, a la persona misma que tiene la vivencia generalmente le est4 claro que no se trata de un cono- cimiento originario, sino de una inferencia o de un procedimiento intuitivo semejante a una inferencia, dado que presupone un conoci- miento del carécter de A. Pero también en este caso se puede inferir el proceso psiquico de A (b3) mediante una reconstruccidn racio- nal (usando el conocimiento anterior), a partir de las circunstancias fisicas (a3). Algunas veces el conocimiento del proceso psiquico de A (63) no se da con inmediatez en la vivencia misma, sino que debe ser inferido mediante la reconstruccién. Quisiera insistir.en que el método aplicado de la reconstrucci6n racional de ninguna manera encierra la opini6n de que en Ia vivencia genuina ¢ inmediata, b (la psique ajena) pueda inferirse a partir de a (lo que se percibe de lo fisico). Solamente aseveramos que entre los contenidos tedricos de los componentes de las vivencias b y a se presenta una dependencia ldgica; ésta puede ser demostrada en que 5 se deduce posteriormente mediante una inferencia a partir de ay los conocimientos anteriores. § 5. Andlisis epistemolégico del conocimiento de Ia psique ajena Elanilisis /ogico de las vivencias, mediante el cual se reconocen Jos procesos de la psique ajena, ha establecido que en todos los casos posibles (Vi, V2, V3), el componente a (la percepcidn de lo fisico) es epistemologicamente suficiente, y el componente b (la represen- tacién del proceso reconocido de la psique ajena) es prescindible en relaci6n con a. Ahora emprenderemos el andlisis epistemolégico de estas vivencias, ¢1 cual tendré por resultado que en cada uno de los EL CONOCIMIENTO DE LA PSIQUE AJENA 21 casos el componente epistemoldgico a es el nticleo y el componente b la parte secundaria. Para demostrar esto, tendremos que mostrar, ademéas de la dependencia ldgica de b respecto dea, la dependencia epistemoldgica. Para hacer esto, hemos establecido dos criterios di- ferentes: la justificaci6n de b a partir de a, y la posibilidad del error de un 5 con base en a. Ahora aplicaremos sucesivamente estos dos criterios al conocimiento de la psique ajena. El primer método radica en establecer que, para fundamentar 0 Justificar un conocimiento de la clase b, el procedimiento cientifico siempre exige como necesaria una referencia a los componentes vi- venciales de la clase a y siempre reconoce como suficiente dicha re- ferencia. Aqui presuponemos que el procedimiento de las ciencias especiales, a las que generalmente nos remitimos, puede ser consi- derado como epistemoldgicamente inobjetable. En nuestro caso, en que recurrimos a ciertos métodos de conocimiento muy generales usados por la psicologfa, podemos presumir que este presupuesto ya est4 cumplido, dado que las diversas posiciones de la epistemo- Jogfa no han hecho ninguna objecién contra dicho método (tampoco por parte de quienes no estén de acuerdo con nuestra tesis). Si un psicdlogo tuviera que fundamentar o justificar la asevera- cién de que enel experimento una persona A ha tenido talesy cuales procesos de conciencia, no s¢ le puede creer simplemente a secas, si nos dice que él mismo vivencié eso o que lo sintié claramente. Mas bien se exige que justifique mediante cul de las tres maneras, ;, V2, 0 V3, Obtuvo dicho conocimiento. Desde luego, en el caso de V, el psicdlogo no esté obligado a indicarnos cada una de las pala- bras que oy6 0 que ley6. Si puede hacerlo, entonces esto vale como la justificacién mds segura, y la consideramos como suficiente. Sin embargo, por lo menos el psic6logo debe poder informar que oyé 0 leyé ciertas palabras que eran de tal naturaleza, que permiten infe- tir, a partir de sus aseveraciones, el proceso de la conciencia de A. También en el caso de Vz se considera que la justificacion es sufi- ciente, si se pueden indicar los movimientos expresivos o cualquier otro comportamiento de.4. Ademés, en la justificacién es indispen- sable que se pueda informar que se percibieron tales y cuales carac- teristicas en elcomportamiento de A, de manera que a partir de ellas se haya podido inferir el proceso de la concicncia de A. Finalmente, en el caso V3, la justificacion se cumple mediante la descripcién de jas circunstancias externas percibidas en que se encuentra A y del co- nocimiento previo de su cardcter (la investigaci6n y la justificacion 22 LA TAREA DE LA EPISTEMOLOG{A del (presunto) conocimiento del cardcter de A no tiene lugar aqui; éste se remite a vivencias cognoscitivas anteriores que experiment6 el psicdlogo, las cuales a su vez son de la clase Yj 0 V2). El segundo criterio para la relaci6n nécleo-parte secundaria en- tre ay b, se cumple sicon base en otras experiencias sobre vivencias del tipo de la que se prueba, sabemos que b puede basarse en el error. Decimos que “b se basa en un error”, si después resulta que, si bien se presenta realmente el contenido epistemoidgico de a, el deb no se presenta. Ahora bien, el criterio se cumple para las vivencias del conocimiento de la psique ajena. Si tenemos una vivencia de la clase V, podemos aclararnos que cl relato de.A puede ser una mentira o un error. De todos modos siempre existe esta posibilidad, aunque sea muy improbable en un caso especial. Esta posibilidad podria signi- ficar: el contenido epistemolégico del componente a; (nuestro co- nocimiento de las palabras ofdas 0 leidas) corresponde a la realidad, pero no el contenido de b; (nuestro presunto conocimiento de lo co- municado del proceso de Ia conciencia de.A). En una vivencia de la clase V2 existe la posibilidad de una simulacién (con la intencién de engafiarnos o de ser actuaci6n tcatral). Aqui se presenta lo mismo que antes: a2 corresponde a la realidad, pero bz no. Los gestos y las acciones percibidas son reales; no lo son, en cambio, ios procesos de la conciencia reconocidos (conjeturalmente). El caso de V3 no re- quiere una reflexién especial, dado que desde un principio tenemos conciencia de que el conocimiento del proceso de la conciencia de A s6lo puede ser obtenido tentativamente, a pesar de haber percibido correctaménte las circunstancias externas de A, es decir, que en este caso tenemos conciencia de un posible error. Con estc est4 demosirada nuestra resis de que en todos los ca- Sos en que se obtiene un conocimiento de la psique ajena, al niicleo epistemol6égico de la vivencia del conocimiento solamente pertenecen percepciones de lo fisico. §6. Resultado: proyecto de un drbol genealégico de los conceptos Nuestras reflexioncs nos han conducido al resultado de que todo co- nocimiento dela psique ajena se reduce al conocimiento de lo [isico. Esto quiere decir: todo conocimiento de 1a psique ajena tiene, como nucleo epistemoldgico, percepciones dc lo fisico. Este estado de co- sas también lo expresamos de la siguiente manera: los objetos de la psique ajena son “epistemolégicamente secundarios” respecto de los EL CONOCIMIENTO DE LA PSIQUE AJENA. 23 objetos fisicos, los Gitimos son “primarios” respecto de los primeros. (Aqui entendemos “objetos” en el sentido mds lato: formaciones, configuraciones, procesos, estados, propiedades etc. de la psique en general.) Aquino podemos profundizar en las consecuencias filosdficas de dichos resultados. Sin embargo, examinemos brevemente las rela- ciones que hay entre las otras clases de objetos. Una reflexin similar a laanterior mostraria que los objetos espirituales (en el sentido de las configuraciones y los procesos culturales) son epistemolégicamente secundarios respecto de las psiques ajenas y lo fisico. Esto seria atin més f4cil de demostrar, dado que no hay prejuicios emocionales —y silos hay son pocos— que obstruyan dicha demostraciGn; s6lo se ne- cesita mostrar que el conocimiento de los procesos espirituales (p. ej. de una religién) parte del conocimiento de los procesos psiquicos (“manifestaciones”) que ocurren en los portadores de dicho proceso espiritual y del conocimiento de sus “documentaciones” fisicas. Ademés se puede demostrar que los objetos fisicos son epistemolé- gicamente secundarios respecto de los objetos de la psique propia, dado que el conocimiento de los objetos fisicos depende de percepciones. Si se desarrollaran y se ejecutaran las investigaciones cuyos re- sultados hemos indicado aqui (ésta es tarea de la teoria de la cons- iitucién), seriamos conducidos al siguiente sistema epistemolégico de constitucién, con los cuatro niveles que comprenden las cuatro clases principales de objetos (y que debe ser leido de abajo hacia arriba): 4, Objetos espirituales 3. Objetos de las psiques ajenas 2. Objetos fisicos 1. Objetos de la psique propia Los objetos comprendidos en cada uno de estos niveles pueden a su vez ser ordenados segin su reducibilidad epistemoldgica. Asi se obtendré finalmente un sistema de los conceptos u objetos de lacien- cia unificada, el cual, con base en unos pocos “concepios bdsicos”, conduce a una construcci6n de los conceptos restantes de los diver- sos niveles. En dicho sistema cada uno de los conceptos que pueda ser objeto de una proposicién cientifica tiene fundamentalmente un lugar determinado, En el sistema de constitucién el ordenamiento de los conceptos significa dos cosas. En primer lugar, cada concepto 24 LATAREA DELA EPISTEMOLOGIA es epistemolégicamente secundario respecto de los conceptos del ni- vel inferior (como lo mostramos en el esquema de los cuatro niveles principales). Segundo, cada uno de los conceptos puede ser definido, ¢s decir, puede ser descrito univocamente refiriéndolo solamente a los conceptos del nivel inferior. Asi, el sistema de constitucién es a Ja vez un sistema de derivacin (0 sistema derivacional); es un “drbol genealégico de los conceptos”. Pero aqui no podemos discutir esto a fondo.! * Las investigaciones ldgicas y epistemolégicas (“teorfa de constitucién”) que Conducen a semejante Arbol genealdgico de los concepios (“sistema de constitucién”) han sido presentadas en detalle en: Rudolf Carnap, Der logische Aufbau der Welt Versuch einer Konstitutionstheorie der Begriffe, Berlin, 1928. [Existe una versin en espatiol: La construccién ldgica del mundo, Instituto de Investigaciones Filos6ficas, UNAM, México, 1988. (N. de la E)] Il. DEPURACION DE LA EPISTEMOLOGIA DE PSEUDOPROBLEMAS A. EL CRITERIO DEL SENTIDO § 7. El contenido factico como criterio de las proposiciones que tienen sentido El sentido de una proposicion radica en que puede expresar un he- cho (pensable, aunque no necesariamente esié presente). Si una (pseudo)proposicién no expresa un hecho (pensable), entonces no tiene sentido y es s6lo aparentemente una proposicion. Si una pro- posicién expresa un hecho, entonces indudablemente tiene sentido; mis especificamente, es verdadera sise presenta un hecho, y es falsa sino se presenta, De una oracion se puede decir si tiene sentido, an- tes de saber si es verdadera o falsa. Si una proposicion solamente contiene conceptos que ya son co- nocidos y han sido reconocidos como inobjetables, entonces cl sen- tido de la proposicién resulta de dichos conceptos. En cambio, si una oracin contiene un concepto nucvo o un concepto cuya legitimidad (aplicabilidad cientifica) es cuestionable, entonces hay que indicar cual es su sentido. Para hacer esto, es necesario y suficiente indicar para qué casos de experiencia (por lo pronto solamente pensada) la proposicién ha de ser llamada verdadera (no: “es verdadera”), y para cudles ha de ser llamada falsa. Se exige primero que la referen- Cia sea suficiente; y no es necesario indicar adem4s algo asi como el “sentido de un concepto”. EJEMPLO. Se puede indicar el concepto “Iépiter” cstipulando lo si- guiente: la oracién “Jépiter ruge a la hora t en el lugar p” debe lla- marse verdadera, si a la hora ¢ y en el lugar p se constata un trueno; de otra manera debe ser Hamada faisa. Por dicha regia, la oracién ha adquirido un sentido, sin que se haya dicho nada acerca del sentido 26 DEPURACION DE LA EPISTEMOLOGIA del concepto “Jupiter”; pu yo le comunico a alguien la siguiente oracién: “SGpiter rugiré aquf a las 12 horas”, aquél sabré lo que le es- pera; puede hacer la experiencia correspondiente si se dirige al lugar y ala hora especificados y asf confirmar o contradecir la aseveracién mencionada. Sin embargo, la referencia a que nosreferimos también es necesa- ria. Pues si en las ciencias estuviera permitido formular una propo- in cuya validez no pudicra ser confirmada ni refutada de alguna manera en la experiencia, entonces no se podria evitar que en las ciencias se introdujeran aseveraciones completa y patentemente ca- rentes de sentido (1as pseudoproposiciones). EJEMPLO. Examinemos la siguiente secuencia de signos complejos, que cada vez serén més absurdos. Si consideréramos que la propo- sicién (1) tiene sentido (aunque sea falsa), entonces serfa dificil, sin ser arbitrario, introducir un criterio que nos permitiera establecer, en la secuencia de los signos, una linea divisoria entre lo que tiene sen- tido y fo que no lo tiene. (1): “En esta nube esté sentado Jupiter”. (Sin embargo, Jtipiter no se expresa en forma de nube, ni su presencia es perceptible de ninguna oira manera.) (2): “Esta piedra estd triste”. (3): “Este tridngulo es virtuoso”. (4): “Berlin caballo azul”. (5): “yo bien cuyo”. (6): “bu ba bi”. (7): “—)] A———”. Hay que admitir que (6) es tan absurda como (7); pues (6) consiste en signos (es decir, en letras) que se presentan también en oraciones que tiencn sentido; pero el modo como estén ordenadas hace que toda la oracién carezca de sentido. La relacién de (4) y (6) tampoco ¢s diferente: (4) es tan ab- surda como (6), aunque (4) esté compuesta de signos mas complejos que pueden presentarse en oraciones que tienen sentido; esto se podra admitir f4cilmente. Y ahora tenemos que aclararnos que también (3) y (2) carecen de sentido tanto como (4). Es cierto que (2) y (3) consisten en palabras que (a diferencia de (4)) estén ordenadas de acuerdo con las exigencias de su caracter gramatical, pero no como lo reclama su significado. Sia primera vista se cree que entre (3) y (4) existe una di- ferencia esencial, este error se debe aun deficiencia de nuestros lengua- jes ordinarios. Dicha deficiencia radica en que una oracién puede ser inobjetable gramaticalmente, pero a fa vez no tener sentido. Debido a esto suele suceder que se considere una pseudoproposici6n como una proposicidn que tuviera sentido. Algunas veces este hecho ha sido un desastre para la filosofia. Discutiremos dicho problema mas adelante a propésito del realismo y de! idealismo. (El lenguaje de la logistica (0 sea el lenguaje simbélico) no tiene este defecto. Si se usa dicho lenguaje EL CRITERIO DEL SENTIDO 27 puede decidirse, para cualquier proposicién, también para las propo- siciones cxtraldgicas, si tiene sentido o no lo tiene, aunque sélo se co- nozea Ia clase (no también el significado) de los signos presentes. La gran importancia que tiene el lenguaje logistico para examinar las pro- posiciones de la filosoffa, todavia no ha sido reconocida plenamente, ni sc utiliza suficientemente.) Para poder formular nuestra tesis con més precisiGn, introduci- mos ahora algunas definiciones: Si una proposicién p expresa el con- tenido de una vivencia V, y si la proposici6n g es igual a 1a propo- sicion p 0 es derivable dep y de otros conocimientos empiricos ante- riores mediante inferencias inductivas 0 deductivas, decimos: p “esta fundamentada” en \a vivencia V. Una proposicién p se llama “com- probable” si se pueden indicar las condiciones en las cuales ocurriria ja vivencia V, mediante la cual se podria fundamentar p 0 lo contra- tio de p. Decimos que una proposicién p tiene “contenido factico” si las vivencias en que se fundamenta p, 0 lo contrario de p, son vi- vencias por lo menos pensables, y cuyas caracterfsticas pueden ser indicadas. De estas definiciones se sigue: si una proposicién es com- probable, entonces seguramente también tiene contenido factico; lo contrario generalmente no vale. Si una proposicién no puede ser fundamentada en una vivencia, no sélo en el presente, sino tampoco en principio, entonces no tiene contenido factico. BJEMPLOS. La proposicién “en el cuarto contiguo est4 una mesa de tres patas” es comprobable, dado que se puede indicar en qué condi- ciones (ir a dicha habitaci6n y mirar) ocurrird una vivencia perceptiva de cierta clase en que se fundamente dicha proposicidn. Por eso, esta proposici6n tiene contenido féctico. La proposicién “hay un color rojo irompete que despierta horror al verlo” no es comprobable, ya que no sabemos de qué manera se podria tener una vivencia en que se fun- damente dicha proposicién. Sin embargo, la proposicidn tiene conte- nido factico, ya que podemos imaginar una vivencia semejante y des- cribir sus caracteristicas, con lo cual se fundamentarfa dicha propo- sici6n: una vivencia como ésta contendria la percepcidn visual de un color de tono rojo, que a la vez despertara la sensacién de horror al verlo. En cambio, las pseudoproposiciones (1), (2) y (3) del ejemplo anterior (p. 26) no tienen contenido factico. No se le atribuye la misma certidumbre a una proposicién si sola- mente se fundamenta en vivencias pasadas y en la actualidad ya no es 28 DEPURACION DE LA EPISTEMOLOGIA. comprobable, que a una proposicién comprobable. En historia, geo- grafia, etnologia, a menudo liene uno que conformarse con proposi- ciones de aquella indole; y generalmente se exige que las proposicio- nes de la fisica sean comprobables. Si nos desentendemos del grado de certidumbre y ponemos atencién solamente en la pregunta de si las proposiciones tienen sentido o no, entonces no hay ninguna dife- rencia entre las proposiciones que se fundamentan en el pasado y ya no son comprobables con basc cn vivencias propias, y las proposicio- nes que todavia son comprobables 0 que pueden ser comprobadas en cualquier momento. Ambas clases de proposiciones tienen cier- tamente sentido, y pueden por eso ser verdaderas 0 falsas. Se puede tener una opinién discrepante acerca de las proposiciones que tie- nen un contenido factico pero que hasta este momento no han sido fundamentadas ni son comprobables. No puede objetarse nada de- cisivo contra alguien que sea tan riguroso como para proscribir de la ciencia tales proposiciones. De todos modos debemos recordar que el método usual de las ciencias de la realidad, también el de la fisica, no considera que las proposiciones de esta Ultima clase no tengan sentido, sino que las admite como hipotesis, conjeturas prelimina- res, 0 por lo menos como problemas. Por eso, nosotros no queremos colocarnos en un punto de vista tan riguroso, sino que reconoce- mos que las proposiciones de dicha clase tienen sentido (aunque no siempre las reconozcamos como verdaderas). Las proposiciones de contenido factico tienen sentido, dado que por lo menos es pensa- ble que alguna vez sean reconocidas como verdaderas 0 falsas. Sin embargo, todo lo que va mds alla del contenido factico debe ser consi- derado incondicionalmente como sinsentido. Una (aparente) propo- sicién, que en principio no pueda ser fundamentada en una vivencia y que por eso no tenga un contenido factico, tampoco puede expre- sar ningtin hecho, ni siquiera un hecho pensable; es decir, no ¢s una proposicién, sino un mero conglomerado de rayas 0 sonidos carentes de sentido. La exigencia de que cada una de las proposiciones tenga un con- tenido factico es reconocida por todas las ciencias de la realidad (las ciencias de la naturaleza, de la cultura y la psicologfa) y todas ellas cumplen con dicha exigencia en la préctica. No importa que se trate de la mineralogia, p. ej, o de la biologia o de la ciencia de la re- ligién, toda proposicién que quiera ser reconocida por una de estas ciencias como proposicién con sentido (ya sea que la proposicién se considere como verdadera 0 como falsa, 0 qué sea propuesta como EL CRITERIO DEL SENTIDO 29 problema) siempre se remite, o bien directamente a la experiencia, © sea, a contenidos vivenciales, o bien depende indirectamente de la experiencia, de tal manera que se pueda indicar en cuél expe- tiencia posible puede ser comprobada o contradicha; es decir, que toda proposicién, o bien ya esté fundamentada en ciertas vivencias y €s comprobable, 0 bien tiene por lo menos contenido factico. Sola- mente en el campo de Ia filosofia (y de la teologia) ocurren presun- tas proposiciones que no tienen contenido féctico. Como més ade- lante mostrar4n nuestras reflexiones, ejemplos de esto son las tesis dei realismo y del idealismo. Si nosotros no hemos tomado aquella posicion rigurosa que exige de toda proposicién que esté fundamen- tada en una vivencia y que sca comprobable, sino que ademas so- lamente reconocemos como v4lidas aquellas proposiciones de con- tenido factico, es decir, si establecemos nuestro criterio del sentido tan liberalmente como el fisico o el historiador més liberal dentro de su ciencia, entonces ser4 atin més contundente nuestro rechazo de las tesis del realismo y del idealismo. § 8. El contenido teérico de una proposici6n y las representaciones con- comitantes Cuando expresamos una proposicién o cuando solamente la pensa- mos, generalmente la secuencia del contenido de las representacio- nes va ms alld que el contenido mismo de la proposici6n. Si p. ej. digo “aquella banca es pequefia”, mi representacién est acompafia- da del color verde de la banca, mientras que en la proposicién no se menciona el verde. Como ¢s sabido, es facil que en las deducciones hechas a partir de premisas fijas se presenten errores, debido a que ademas de los hechos que constituyen el contenido de las premisas, se representan otros hechos que son representados simult4neamen- te con los primeros; entonces, sin darnos cuenta, utilizamos estos ‘Giltimos en la deduccién. Distinguiremos ahora dos clases de representaciones (o comple- jos o secuencias de representaciones, lo cual no necesitamos distin- guir aqui). Llamamos “representacién de un hecho” 0 “representacién factica” a una representacién, si se quiere decir que su contenido es un hecho, es decir, algo que ocurte 0 no ocurre, de modo que sca po- sible afirmar o negar el contenido de dicha representacién; de otro modo la Hamamos “representacion de un objeto”. Sip. ej. tengo la re- presentaci6n de una persona determinada en una situacidn determi- 30 DEPURACION DE LA EPISTEMOLOGIA nada y creo que dicha persona en efectoesté en esa situacién, enton- ces se trata de la representaci6n factica (0 de un hecho); esta repre- sentacidn puede ser verdadera 0 falsa. En cambio, si sencillamente me represento a esa persona en esa situaci6n, sin tener una opinion acerca del lugar y la hora en que se encuentra, entonces tengo la re- presentacién de un objeto. Es cierto que la representacion de una persona, sin situarla en un tiempo y un lugar determinados, pucde ser una representaci6n de un hecho, sila atenci6n est4 dirigida auna de sus propicdades, p. ej. el representarse que esta persona tiene tal color de cabello. Asi, el que una proposicién Io sea de un hecho 0 de un mero objeto, depende esencialmente de la direccién de Ja in- tenci6n. En el primer caso, la vivencia contiene ademas un acto de juzgar, el cual afirma (0 nicga) la existencia de un hecho, A partir de la distincién de las dos clases de representaciones, resulta una distincién mds, que ser4 importante para nuestras reflexiones: Ja re- presentacion de un hecho puede constituir el contenido de una pro- posicion, en cambio, la representacién de un objeto no. La expresion lingwistica para el contenido de Ja representacion de un objeto es un sustantivo (que pucde estar acompafiado de un adjetivo, una apo- sicién, etc.). (Dicho en la terminologfa de la teorfa de los objetos de Mcinong: el contenido de Ja representacién de un objeto se llama un “objeto”; el contenido de la representaci6n de un hecho se llama un “objetivo”.) EJEMPLOS. 1. Expresidn para la representaci6n de un objeto: “mi hijo”, “una persona que tiene este y aquel aspecto”. 2, Expresion para la representacién de un hecho: “mi hijo tiene este y aquel aspecto”, “existe una persona que tiene este y aquel aspecto”. De entre las representaciones que se vivencian al expresar 0 al pensar una proposicién, distinguimos entre las representaciones ¢x- presas y las representaciones concomitantes. Ahora bien, entre las Tepresentaciones concomitantes pueden presentarse tanto las repre- sentaciones de un hecho como también las representaciones de un mero objeto. En la proposicién “aquella banca es pequefia”, la re- presentacién de la pequefiez de la banca es la representaciOn ex- presa. La representaci6n del verde de la banca es una representacion concomitante. Dado que la representaci6n del verde de la banca es una representacion factica, se puede incluir en el contenido de la proposicién mediante fa proposicién adicional “...y aquella banca EL CRITERIO DEL SENTIDO 31 es verde”. Imaginemos ahora que al expresar la proposicién “aque- lla banca es pequefia”, se despierta en mf a la vez la representacion de cierta melodia musical y un sentimiento de regocijo. Estas repre- sentaciones son meras representaciones de un objeto, pero no per- tenecen al hecho que ¢s la banca, y por eso no deben ser incluidas en la proposicién acerca de la banca, osea que no podemos atribuirle a la banca, como propiedades suyas, el sonido musical ni el regocijo. Si de todas maneras se las atribuimos (quiz4s seducidos por una vacia propensiGn a juzgar), entonces solamente obtendremos pseudopro- posiciones, es decir, conglomerados de signos que no tienen sentido. Dado que en este caso las representaciones concomitantes de un objeto no pueden ser contenido de una proposicién, estan mds alld de la verdad y la falsedad. Mientras que el contenido tedrico de una propo- sicion tiene que justificarse mediante cierto criterio, p. cj. cl mencio- nado criterio factico, las meras representaciones de un objeto que la acompafian no estan sujetas a ningin control. Son irrelevantes para la teoria; en cambio muchas veces son de gran importancia para la prdéctica. Elque al hablar 0 al pensar “2 + 2 = 4” nos representemos Jas imagenes de las cifras, 0 los sonidos lingiifsticos, o figuras forma- das por némeros, facilita enormemente el aprendizaje y el manejo deductivo de dichas proposiciones. Un papel semejante juegan los diagramas en la geometria. La formalizacién de la geometria que se ha llevado a cabo en las Uiltimas décadas ha aclarado que, si bien las propiedades intuitivas de los diagramas son una ayuda muy va- liosa para Ja investigaci6n y el aprendizaje, no deben mezclarse en la deduccién geométrica. Algunas veces tenemos la intenci6n de no dejar que se presenten al azar las represcntaciones concomitantes de un objeto, sino que, por razones prdcticas, deseamos despertarlas intencionalmenite en otras personas 0 en nosotros mismos. Esto se logra si elegimos nom- bres apropiados para los conceptos, o si usamos una forma lingiifs- tica apropiada para toda la proposicién (en una cxpresién oral lo logramos mediante la entonaci6n y la melodia de la voz, gestos adi- cionales, etc.); pues e] nombre que se le dé a un concepto es inde- pendiente del contenido tedrico de la proposicién, dado que cs re- sultado de una convencién. Esto nos deja en completa libertad para expresar las representaciones concomitantes de un objeto —que son independientes del contenido teérico— de la manera que deseemos. 32 DEPURACION DE LA EPISTEMOLOGIA EJEMPLOS. La geometria formalizada (compérese p. ej. HILBERT, Fundamentos de la geometria) no habla de configuraciones espaciales, sino de objetos indeterminados que estén conectadas de cierta manera. Sin embargo, nosotros no solemos designar a los objetos basicos obje- tos de la primera clase, de la segunda y de la tercera, con una expresi6n neutral, sino que usamos las palabras “puntos”, “lineas rectas”, “pla- nos”; pues deseamos que e! lector conecte (para que le sea més facil ha- cerio, independientemente de la validez teGrica) las representaciones de pequefias manchas negras, de Iineas rectas y de planos con nuestras proposiciones acerca de los objetos bésicos. Si un indio apache nombra a su hijo “Bufalo negro”, la consecucn- cia de esto es que cada vez que se hable de dicha persona, apareceré la representacién concomitante de respeto o de temor que se tiene ante dicho animal. En este ejemplo se expresa una representacidn concomi- tante que no puede ser puesta en una proposicidn, dado que no repro- duce un hecho. El indio apache, en cambio, cree que con este nombre puede expresar un hecho (que espera ocurra en el futuro). Como ve- remos, la filosofia cree algo semejante cuando nombra ciertos objetos pertenecientes al émbito de Ia psique ajena. B. APLICACION A LA CONTROVERSIA SOBRE EL REALISMO § 9. Las tesis del realismo y del idealismo Por tesis del realismo entendemos las siguientes dos subtesis: 1) los objetos corporales que me rodean y que percibo, no solamente son objetos de mi percepcidn, sino que existen ademés en si (“son Ja rea- lidad del mundo exteno”y; 2) los cuerpos de los otros seres huma- nos no sélo muestran tales y cuales reacciones perceptibles, que son semejantes a las del mfo, sino que los otros seres humanos tienen ademés una conciencia (“Ja realidad de Ia psique ajena”). Llamo te- sis del idealismo a las posiciones que sostienen lo contrario, y que también pueden ser clasificadas en dos subtesis (sin embargo, la se- gunda de ellas, el solipsismo, sdlo es defendida por una posicion ra- dical dei idealismo): 1) real no es el mundo externo mismo, sino solamente las percepciones o las representaciones de dicho mundo (“la no realidad del mundo externo”); 2) reales son solamente los pro- cesos de mi propia conciencia; los Ilamados procesos de la concien- cia de otras personas son meras construcciones 0 aun ficciones (“Ia no realidad de la psique ajena”). LA CONTROVERSIA SOBRE EL REALISMO. 33 No és nuestro propésito plantear /a cuestion de cual de las dos tesis tiene razon. (Habria que distinguir también la validez de las subte- sis.) Més bien queremos plantear una cuestién m4s fundamental, a saber, si las tesis mencionadas tienen sentido en la ciencia, es decir, si tienen un contenido ante el cual la ciencia pueda tomar posicién de manera afirmativa o negativa. Esta cuesti6n tan fundamental tendr4 que responderse afirmativamente en primer lugar, antes de que po- damos plantear la cuestiOn de la validezo Ia invalidez de las tesis. De acuerdo con nuestras reflexiones, se presenta el problema del sentido de dichas tesis de la siguiente manera: 0 bien las proposiciones de Jas tesis expresan un hecho (no importa que ocurra o que no ocurra), o bien son meras pseudoproposiciones que se generaron debido al inttil intento de expresar las representaciones concomitantes de los objetos como si fueran representaciones de los hechos. En io que sigue demostraremos que lo dltimo es el caso, es decir, que las tesis no tienen contenido y por eso no forman proposiciones. Con esto se elimina la cuestiOn de Ia validez de las tesis mencionadas. En cuanto al problema de la realidad, la ciencia no puede tomar una posicion Gfirmativa 0 negativa, dado que la pregunta no tiene sentido. § 10. La realidad del mundo externo Si se enviara a dos gedgrafos a Africa, a un realista ya un idealista, para decidir la pregunta de si en un lugar determinado existe real- mente una montafia legendaria, o no existe, los dos Ilegarian a la misma conclusi6n (positiva o negativa). Pues para el concepto de Tealidad en este sentido —que llamaremos “realidad empirica”— la fisica y la geografia postulan determinados criterios, los cuales, in- dependientemente de la posicién filosdfica del investigador, condu- cen univocamente a un resultado especifico. Pero ambos geégrafos, después de una investigacién a fondo, no sdlo coincidirian en sus resultados en cuanto a la existencia de la montafia, sino también res- pecto de las caracteristicas de la montafia, su situaci6n, su forma, su altura, etc. Ambos coincidirdn en todas las preguntas empiricas. Esto quiere decir que la eleccién de la posicién filos6fica no tiene la me- nor influencia en los contenidos de las ciencias de la naturaleza (pero esto no quiere decir que la posicion filos6fica no pueda influir en las actividades prdcticas del investigador). La contraposicion entre ambos investigadores slo se presenta cuando no hablan como gedgrafos, sino como filésofos; cuando in- 34 DEPURACION DE LA EPISTEMOLOGIA, terpretan de manera filos6fica los resultados empiricos, en los cuales ambos coinciden. En ese caso, el realista diré: “A esta montafia, que hemos observado juntos, no sélo le atribuimos ciertas propiedades geograficas, sino que ademds es real”, o dir4 (como se formula en la posicién “fenomenalista” del realismo): “a la montafia que encon- tramos juntos le subyace algo real, que en si mismo es incognosci- ble”. El idealista dir4 en cambio: “al contrario, la montafia misma no €s real, reales son solamente nuestras percepciones” (0 como se expresa la variante “solipsista” del idealismo: “reales son solamente mis percepciones y demas procesos de mi conciencia”). La discre- pancia entre ambos investigadores no radica en su actitud ante lo empirico; ante lo empirico estén completamente de acuerdo. La dis- crepancia entre ambas tesis va mds all4 de la experiencia y por eso carece de contenido factico. Ninguno de los dos oponentes sugerira llevar a cabo en comin un experimento para comprobar su tesis de manera decisiva, como tampoco ninguno de los dos podria indicar cual seria la naturaleza de Ja vivencia en que se podria fundamentar una de las dos tesis. Es facil generalizar nuestro ejemplo. El problema de la montafia es, en general, el mismo que el problema del mundo externo. Dado que para nosotros solamente valen los hechos como criterio factico de una proposici6n que tenga sentido, no podemos reconocer que tenga sentido para la ciencia la tesis del realismo, que sostiene la rea- lidad del mundo externo; ni la tesis del idealismo, que sostiene la no realidad del mundo externo. Pero esto no quiere decir que las dos te- sis sean falsas; m4s bien significa que las tesis no tienen sentido en relaci6n con la pregunta de si son verdaderas 0 falsas. La segunda parte de la tesis del realismo, la que se refiere a la psique ajena y que propone un postulado carente de sentido, debe ser enten- dida como el deseo de expresar la representacién concomitante de un objeto. Quizds se presente algo semejante en la primera parte de la tesis. Respecto de la tesis dei realismo, se puede suponer que en ella se presentan ciertos componentes emocionales concomitantes, p. ej. la sensaci6n de extrafieza ante !as montaiias, o la sensaci6n de que la montafia elude mi voluntad o esté en contra de ella, y cosas parecidas. Aqui s6lo queremos sugerir la pregunta. LA CONTROVERSIA SOBRE EL REALISMO 35 § 11. La realidad de la psique ajena Nuestras reflexiones anteriores (§ 5) mostraron que en todos los ca- sos el conocimiento de la psique ajena se reduce al conocimiento de lo fisico; pero no en el sentido de que en el conocimiento de una psique ajena siempre se presenta simult4ncamente el conocimiento de algo fisico correspondiente, sino en el sentido de que el conocimiento de la psique ajena, con todas sus caracterfsticas individuales, depende del conocimienio de lo fisico correspondiente. Por eso se puede tra- ducir toda proposicién que se refiere a una psique ajena determi- nada, p. ej. “en este momento A esté regocijante”, a una proposicion que sélo se refiere a lo fisico, o sea, a los movimientos expresivos, la conducta, las palabras, etc. O bien tal proposicién puede referirse a aquellas cosas fisicas (movimientos expresivos, etc.) que nos Heva- ron al conocimiento del regocijo de A, es decir, a los contenidos de las percepciones hechas, o bien la proposicién nos da la posibilidad de comprobar cn lo fisico la jocosidad de A. En este caso se formula una proposicién condicional de la forma: sien este momento A estd sujeto a estas y aquellas condiciones, entonces le seguird tal y cual reacci6n (fisica y por eso perceptible). Asi tenemos aqui dos lenguajes diferentes, el lenguaje que se refiere alo psiquico (lenguaje psiquico) y el lenguaje que se refiere a lo fisico (lenguaje fisico); nosotros sostenemos que ambos expresan el mismo contenido tedrico. Se podr4 objetar que en la proposicién “A est4 regocijante” se expresa MAS que en la proposicién correspondiente que se refiere a lo fisico. Y esto es correcto, pues el lenguaje psiquico no sélo tiene la ventaja de ser mucho més simple, sino que expresa més contenido. Pero este “mas” no es un incremento en contenido te6rico, sino que con ¢i se expresan las representaciones concomi- tantes; mds especfficamente, éstas no son sino meras representacio- nes de un objeto, que como tales no representan ningun hecho y por €so no pueden constituir elcontenidode una proposicién. Dichas re- presentaciones se expresan mediante la elecci6n del lenguaje (mien- tras que otros momentos concomitantes, que tampoco pertenecen al contenido tedrico, se expresan p. ej. mediante cl tono de voz, los ges- tos, etc.). Pues si digo “A esta regocijante” en vez de “A hace gestos de tal y cual clase”, expreso que yo tengo Ja representacion de una sensacion de regocijo; pero ciertamente de una sensaci6n de regocijo en el sentido de mi propia psique, dado que no conozco otra sen- saciOn. Si se cree, empero, que usando el lenguaje psicologico en 36 DEPURACION DE LA EPISTEMOLOGIA vez del lenguaje fisico, es decir, usando la designacién “regocijo” en vez de “gestos de tal y cual forma” se ha indicado un hecho que est4 més alld del hecho fisico, entonces se confunde el contenido teérico de la proposicidn con la representaci6n concomitante. Debido a esta confusion se cae en un error mucho més grave que el del indio apache (§8). Pues la representacidn concomitante del apache lo lleva a una representaciGn factica, si bien errénea, que podria ser expresada asf: “mi hijo es tan fuerte como un biifalo”. En cambio, en el caso que discutimos, no solo formamos una proposici6n errénea, sino una pseudoproposicién. Pues no existe ningiin hecho (pensable o formulable en una proposicién) que pueda conectar fa representacién de la “sensaci6n de regocijo” (en el sentido de la psique propia) con el comportamiento de A. Imaginémonos otra vez a dos investigadores, esta vez a dos psi- célogos. Uno de ellos es solipsista, el otro un idealista no solipsista o un realista. (La linea divisoria entre los dos dltimos es diferente que en el caso anterior; pero esto no tiene importancia para nues- tras reflexiones, dado que no queremos darle la raz6n a ninguno de los partidos contrincantes, sino demostrar que toda la controversia no tiene sentido para la ciencia.) Respecto de la pregunta de si el tegocijo de A es real 0 es solamente simulado (concepto empirico de realidad), los dos investigadores coincidirfan con base en los cri- terios empiricos de la psicologia (de la misma manera como nues- tros dos gedgrafos coincidieron en la pregunta por la realidad de ja montafia). Pero la controversia se genera si después pasan de la psi- cologia a la filosofia. El solipsista aseverara que real es solamente el comportamiento fisico observado (incluyendo las palabras) de; y afiadird que para designar este hecho quiere usar la expresién “A se regocija”, dado que el lenguaje psiquico no sélo tiene la ventaja de ser mas breve que el lenguaje fisico, sino que también tiene la utilidad de referirse al concepto concomitante, pero afirma que la conciencia de A no es real. En cambio, el oponente afirma que 4 no s6lo muestra tal y cual comportamiento fisico, en el cual se fun- damenta la proposicién “4 se regocija” (basada en la investigaci6n comtn de ambos psicdlogos), sino que ademés de eso, A tiene real- mente una conciencia. En cuanto a aquello que puede ser observado en lo fisico sola- mente, es decir, lo iinico que puede ser comprobado, coinciden los dos LA CONTROVERSIA SOBRE EL REALISMO 37 psicélogos. No hay una sola pregunta en Ia psicologia en cuya res- puesta, después de haber hecho una investigacién suficientemente seria, no coincidieran ambos. Esto demuestra que la elecci6n de la posiciOn filos6fica no tiene ninguna influencia en los contenidos de Ja investigaciOn de la psicologia (como tampoco Ia tiene en las cien- cias de la naturaleza). (Tampoco en este caso se excluye la influencia para la practica.) Dado que la divergencia entre ambas posiciones est4 més all4 de los hechos, es decir, en aquello que en principio no puede ser empirico, dichas posiciones no tienen, segin nuestro crite- rio, ningun sentido para la ciencias. Quiz4s alguien nos objetara: es cierto que dentro de Ia psicologia los dos psic6logos expresan las mismas proposiciones, pero en efecto quieren decir cosas diferentes. Si los dos psicSlogas dicen: “en este momento A se regocija”, el solipsista no quiere decir otra cosa que: “A muestra tales y cuales reacciones”, mientras que su contrincante, que también quiere decir eso, quiere decir ademas que en A se pre- senta la sensacién de regocijo. Para hacer més comprensible dicho estado de cosas, apuntamos a una situacién andloga, que se presenté6 varias veces en el desarrollo de las mateméticas como consecuencia de las investigaciones criticas de los Gltimos cien afios. Ya habiamos mencionado antes el concepto de cociente diferencial; ahora dare- mos el ejemplo del concepto de los ntimeros irracionales. Las in- vestigaciones I6gicas (de Dedekind, Frege y Russell) demostraron que no hay, ademds de los nimeros racionales, otros niimeros que pueden ser insertados en la serie de los ntimeros racionales; sino que toda proposicién acerca de un niimero irracional (p. ej. acerca de V2) es la abreviacién de una proposicion acerca de una clase (0 propiedad) de nimeros racionales, la cual produce un corte en la se- cuencia de los niimeros racionales. También entonces se hizo la ob- jecidn: “Pero los matematicos quieren decir otra cosa que una clase de ntimeros racionales cuando hablan del nimero irracional V2”; algo semejante sucedié con la geometria (compdrese el ejemplo del §8): “Pero los matematicos, cuando en geometria hablan de pun- tos, lincas rectas y planos, quieren decir otra cosa que los objetos indeterminados que sdlo est4n conectados en cierta manera.” Si por “quiere decir” se entiende el proceso de las representaciones con- comitantes que acompafian el pensar las proposiciones respectivas, entonces estas objeciones tienen razon, de la misma manera como Ja objeci6n andloga de los psic6logos sobre el “quiere decir”. Pues este proceso puede, en efecto, ser diferente segtin la manera de ha- 38 DEPURACION DE LA EPISTEMOLOGIA blar que se use: ya sea que use el término “ntimeros racionales” o que use el término “nimeros irracionales”; el modo de hablar que usa los términos “objetos bdsicos de la primera, de la segunda, de la tercera clase” o €] que usa los términos “puntos, Ifneas rectas, su- perficies”. Asi, cn la presente discusién el “quiere decir” depende del lenguaje que se use, el lenguaje psicolégico o el lenguaje fisico. Sin embargo, el factor decisivo es que en estos dos casos la diferen- cia radica solamente en las representaciones concomitantes de un objeto, no en el contenido tedrico de las proposiciones. Quien sos- tenga otra opinion deberd cumplir con la tarea de formular aquellas proposiciones secundarias que tengan sentido, es decir, facticas, de las cuales asegura que estan contenidas en el lenguaje psicolégico y se refieren al “mds”, pero no est4n contenidas en cl lenguaje de los hechos; este “no estar contenido” en las proposiciones del len- guaje factico debe demostrar que la proposicién secundaria puede ser falsa cn aquellos casos en que Ja proposicién fisica es verdadera. Otra objecién (la “objecién del gusano”) se refiere a la diferencia que tienen las dos proposiciones en cuanto a los efectos practicos. Se argumenta de la siguiente manera: la proposicién “el animal tiene conciencia” debe contener més que la mera denotacién “ante de- terminados est{mulos, el animal muestra ciertas reacciones obser- vables”; pues dicha proposici6n tiene influencia sobre mis acciones: si sé que el gusano siente dolor, no lo pisaré, mientras que la mera observacién factica de que al pisarlo el gusanose retuerce, no me im- pide que io pise. También esta objecién tiene raz6n. Desde el punto de vista de la influencia para la practica, en la primera proposici6n esta contenido més que en la segunda. Sin embargo, aqui sucede lo mismo: este “mds” es otra vez slo la representacién de un objeto, a saber: la representaci6n de la sensacién de dolor. Es decir, que €n este caso se presenta una empatia [Einfiihiung]. Pero empatia no es conocimiento, no nos da nada en cuanto a contenidos tedricos, nada que sea expresable. La empatia es un hacer, no un conocer; més precisamente, es un hacer que produce un sentimiento con el otro y por eso puede conducir a otra actitud practica, y como conse- cuencia de ello a una manera diferente de actuar hacia el exterior. Pero todo esto es asunto de Ia practica, no de la teorfa. Aqui jue- gan un papel los valores éticos, pero éstos no tienen nada que ver con verdaderoy falso. Asi pues, las dos tesis que dicen: “A solamente se comporta como si tuviera una vonciencia, pero en realidad no la tiene” o “A tiene realmente una conciencia”, son solamente pseudo- LA CONTROVERSIA SOBRE EL REALISMO. 39 tesis; nO son proposiciones (en sentido teérico), ni se puede juzgar su contenido en términos de “verdadero” y “falso”. Sin embargo, se puede tomar una actitud determinada ante ellas con un “si” o un “no”, dependiendo de la posicion practica en que se quiera partici- par al expresar dichas palabras. (Sin embargo, queda la duda de que dichas palabras, revestidas con el ropaje de una proposicién i. e con el ropaje de un contenido teérico, sean la forma mds adecuada para expresar dicha actitud prdctica.) Aunque /a empatia no sea conocimienio, s{ tiene un gran valor practico, es decir, heuristico, para las ciencias (especialmente para la psicologfa, las ciencias de la cultura y la biologfa, y algunas veces también para la fisica), Un psicdlogo no podria trabajar sin ella. No hay un psicdlogo que pueda trabajar sin la empatfa, como tampoco hay un matematico que trabaje sin el recurso heurfstico de la intuicién. (También el psi- célogo solipsista aplica la empatfa.) A pesar de su enorme valor heu- ristico, la empatfa en principio no es necesaria para la psicologfa. Ima- ginémonos a un psicdiogo que no usara la empatfa, sino que sélo ela- borara de manera racional las observaciones empfricas del compar- tamiento de la persona del experimento (y las describiera en el len- guaje psiquico); entonces deberfa llegar 2 los mismos resultados (aun- que quizd més tarde) a los que llega el psicdlogo que usa la empatfa. Pues el psicdlogo que usa la empatfa también tiene que justificar de manera racional los resultados que ha obtenido, es decir, sin recurrira la empatia. (Compérese § 5.) Indudabiemente, en los relatos de Ia historia no se podra prescin- dir de la empatia si no se quiere fracasar en el objetivo principal de la exposicién. Pues semejantes relatos generalmente no estén orientados hacia el conocimiento cientffico teérico, sino a lo practico; el relato ha de servir, p. ej. al enriquecimiento de la vida por medio de ta par- ticipacién empética, o como gufa de las acciones en cierta direccién. Mientras éste sea el caso, la historia no sera una ciencia, sino una acti- vidad prdctica que usa la ciencia como un recurso auxiliar. Solamente para el componente cientffico secundario vale, en este caso, la exigen- cia de la justificacién racional de la empatia. Valdria la pena investigar someramente cudles fueron las conse- cuencias que, ena historia de Ia cultura, tuvo el hecho de que se con- fundieran las representaciones concomitantes de un objeto con las representaciones de un hecho, o dichocon mds precision: qué conse- cuencias tuvo la confusién cuando se intent6 expresar las representa- ciones concomitantes de un objeto mediante (pseudo)proposiciones. 40 DEPURACION DE LA EPISTEMOLOGIA Quizés la magia (entendida como teorfa), el mito (incluyendo la teo- logfa) y la metafisica tengan su origen en tal confusién. Esto no quie- te decir que el contenido de dichas doctrinas pueda ser explicado de esta manera, sino que solamente explica la extrafia circunstancia de que dicho contenido no haya sido expresado en Ia forma del arte o simplemente en las formas de conducta de la vida cotidiana, sino en forma de una teorfa que ciertamente no tiene ningin contenido te6rico. §1. SINOPSIS I. LA TAREA DE LA EPISTEMOLOGIA A. EL SENTIDO DEL ANALISIS EPISTEMOLOGICO Tarea de la epistemologia: Fundamentacién, “reducci6n” de un conocimiento a otro, andlisis de los contenidos de las viven- cias. Existen resultados del andlisis, pero su sentido no es cono- cido con precisién. Problema: écuél es el sentido del andlisis epistemolégico del contenido de una vivencia, si dicho andlisis no ha de tener el sentido de un andlisis genético-psicolégico? . El primer paso del andlisis epistemoldgico consiste en la des- composicion légica en dos partes del contenido de la vivencia: un componente “suficiente” y un componente “prescindible”. El segundo componente no proporciona conocimientos nue- vos que vayan mds alla de los que proporciona el primero; su contenido tedrico puede ser inferido a partir del primero me- diante una “reconstruccion racional”. . El andlisis epistemolégico descompone el contenido de una vi- vencia en el “niicleo” (a) y “la parte secundaria” (b). La des- composici6n tiene estas caracteristicas: primera, b es un com- ponente prescindible en relacién con a, y segunda, b es episte- molégicamente secundario en relacién con a. Los criterios de esto son: (1) la justificacién cientffica del conocimiento del contenido bd solo puede hacerse indicando a, y (2) el contenido terico de b puede basarse en un error, aunque a se conozca correctamente. 42 $4, §5. §6. pe SINOPSIS B. APLICACION: EL CONOCIMIENTO DE LA PSIQUE AJENA La vivencia del conocimiento de la psique ajena contiene siem- pre un componente a que se remite a lo fisico, y un compo- nente b que representa la psique ajena. Entonces, b es siempre prescindible en relacidn con a, lo cual se puede demostrar me- diante la reconstruccién racional. Ademés, a constituye siempre el nticleo de la vivencia. Pues la justificacién cientifica del conocimiento del contenido b siem- pre se reduce a a; también puede haber siempre un error en relacién con b con base ena. Resultado: al nicleo de una vivencia cognoscitiva de la psique ajena pertenecen solamente las percepciones de lo fisico. Ante lo fisico, la psique ajena es “epistemolégicamente secundaria”. Un anélisis (no ejecutado aquf) de Ia primacfa epistemoldgica nos daria una estructura ordenada en los siguientes niveles: la psique propia, lo fisico, la psique ajena, los objetos espiritua- les; ademas, el andlisis nos conduciria a un Arbol genealdgico completo de los conceptos. I. DEPURACION DE LA EPISTEMOLOGIA DE PSEUDOPROBLEMAS Tesis: Solamente las proposiciones que tienen un contenido factico tie- nen sentido para la teoria; las proposiciones (aparentes) que en principio no pueden fundamentarse en una vivencia, no tie- nen sentido. Las ciencias de la realidad solamente utilizan el concepto em- pirico de realidad. La filosoffa utiliza un concepto no empirico de realidad (me- tafisico): a) las tesis del realismo y del idealismo acerca del mundo externo no tienen contenido; b) lo mismo vale para las tesis del realismo y del solipsismo acerca de la psique ajena. SINOPSIS 43 4, Las tesis del realismo y del idealismo no pueden ser propuestas ni refutadas por la ciencia; no tienen sentido en las ciencias. 5. Lo que se expresa en las pseudotesis del realismo y del idea- lismo no es el contenido teérico de una posible proposicién cientifica, sino que dichas tesis sélo expresan representaciones concomitantes de objetos; quizds en Estas se exprese una actitud pr&ctica ante la vida, CLASIFICACION DE LAS POSIBLES POSICIONES OPUESTAS Quien quiera contradecir la concepcién expuesta, especialmente quien quiera postular una de las tesis del realismo 0 del idealismo como proposicién cientifica, deberd tomar una de las siguientes po- siciones (a cada uno de los argumentos daremos nuestra respuesta (Rep): I. Se rechaza el contenido factico como el criterio de las proposiciones que tengan sentido en las ciencias. Se mantendra que una proposici6n no tautolégica (que designamosp) tiene sentido aunque no tenga contenido factico, como lo es p. ej. una de las tesis del realismo 0 del idealismo. En ese caso se presenta la tarea de postular un nuevo criterio para las Proposiciones que tengan sentido, criterio que debe tener un alcance més amplio que el criterio del contenido factico. Para hacer esto hay diferentes posibilidades; para empezar distinguimos respecto de las psoposiciones formuladas sobre p: 1. p no designa ningtin hecho. Rsp: entonces p no tiene sentido. éPues qué otra cosa se quiere hacer con una proposici6n sino expresar un hecho? éEn qué sentido debe llamarse algo “verdadero” o “falso” si no designa un hecho presente o no presente? 2. p designa un hecho. a) En principio ese hecho es incognoscible. Rep: entonees p no tiene sentido. Pues épor cudles caracteristicas se ha de distinguir p de una mera conexi6n de signos sin sentido, si el presunto contenido de p es algo que no puede llegar a ser contenido de una vivencia? b) Et hecho es cognoscible, pero de manera no empirica (si lo fuera, p tendria un contenido factico). Rsp: Todo conocimiento se basa en la experiencia (“experiencia” entendida en el sentido mas amplio: como contenido teérico de vivencias de cualquier clase). 44 SINOPSIS Si se introduce un nuevo criterio que cortara a través de la distincién (1-2) obtendriamos fa siguiente clasificaci6n: . El nuevo criterio ampliado para las proposiciones que tienen sentido €s tan estrecho que justamente admite p (y otras proposiciones que se quieran formular); las proposiciones que obviamente no tienen sen- tido, a las cuales no se les quiere atribuir legitimidad cientifica, no cumplen con ese criterio (p. ej. la oraciOn acerca del Jupiter escon- dido en la nube (§7)). En este caso se pueden distinguir dos posibilidades que no se refieren al contenido del criterio, sino al estado que tendrfa en su presente forma: a) Se establece el nuevo criterio. Rsp: se debe demostrar que las pro- posiciones que obviamente no tienen sentido no cumplen con el criterio. b) Se presume que tiene que haber un criterio de esta clase, pero que todavia no puede ser nombrado. Rsp: en ese caso todavia no se mantiene posicién alguna, sino que se tiene la intencién de buscar en cierta direcci6n una posicién atin indeterminada. . El limite det nuevo criterio no se traza tan estrechamente como se hizo antes, sino que tiene un alcance amplio (p. ej. “Se reconoce como proposicién cientifica con sentido toda expresién hecha por una per- sona, expresi6n que pueda tener influencia en mi conducta”, 0 algo parecido). Rsp: Entonces valdr4n como proposiciones cientificas con sentido también expresiones tales como un pufietazo en la mesa, un grito de alegria, un poema lirico. II. Se presupone el contenido factico como criterio. Sin embargo, se sostiene que una de las tesis del realismo 0 del idealismo tiene contenido. Dis- tinguimos dos casos segin el drea a que se refiera la tesis que afirma un contenido factico: 1. La tesis se refiere solamente a la psique ajena. Pregunta: éHemos de entender la “realidad (afirmada o negada) de la psique ajena” en el sentido de que el contenido teGrico de ta proposicion “A siente rego- cijo” es mas amplio que el contenido teérico de la proposicién fisica correspondiente? a) Sf. Rsp: En ese caso se debe indicar el componente que sobrepasa el contenido teéricoy la posibilidad de su fundamentacién (i. e. las caracteristicas de los contenidos vivenciales que lo comprobaran o refutaran). (Si el contenido tedrico —no s6lo las representacio- nes prescindibles—de una proposiciGn p va més allé que el de una ‘SINOPSIS 45 proposiciGn g, entonces esto significa: hay una proposicisn r [que designamos el “componente de p que va mds allé que q"]; dicha proposicién es de la siguiente clase: r es independiente de g, el contenido de p comprende el contenido de r y de g [conjuncidn]. En nuestro caso, la proposicién p es “A se regocija”, q es la pro- posici6n fisica correspondiente; ahora deberfamos encontrar una r de la siguiente clase: r es siempre verdadera si p es verdadera; r puede ser falsa si g es verdadera; r tiene contenido factico. [Para una formulacin precisa se deberfan tomar, en vez de las propo- siciones p, q, r, las funciones proposicionales con una variable de tiempo.]) b) No. Rsp: En este no caso no hay contradiccién alguna con nues- tra posicién respecto del contenido. Sélo resta la pregunta termi- noldgica de sien este caso todavia podemos hablar de “realismo”, “fdealismo” 0 “solipsismo”. XN La tesis se refiere (adicional 0 exclusivamente) al mundo externo. Pre- gunta: éSignifica la expresién “realidad del mundo externo” que el contenido te6rico dela proposici6n “el Mont Blanc realmente existe” va més all4 del contenido teérico de las proposiciones condicionales correspondientes acerca de las percepciones? a) Si. Rsp: Entonces se presenta la tarea de indicar el componente que va més allé del contenido vivencial y la posibilidad de su fun- damentacién (comparese 1a). b) No. Rsp: véase 1b. A todo replicante se le ruega que se comprometa expresamente con una de estas posiciones pata que haya mayor claridad en la com- prension. fNDICE 1. La tarea de la epistemologia A. Elsentido del anélisis epistemolégico §1. Planteamiento del problema §2. El analisis 16gico a) Componente suficiente y prescindibie b) Elcriterio: la reconstruccién racional c) La sobredeterminacién del contenido de una vivencia §3. Elandlisis epistemoldgico a) Niicleo y parte secundaria b) Primer criterio: la justificacién c) Segundo criterio: la posibilidad del error B. Aplicacién: el conocimiento de la psique ajena §4. Andlisis logico del conocimiento de la psique ajena §5. Andlisis epistemolégico del conocimiento de la psique ajena §6. Resultado: proyecto de un Arbol genealdgico de loscon- ceptos Il. Depuracion de la epistemologia de pseudoproblemas A. Elcriterio del sentido 20 22 25 48 INDICE § 7. Elcontenido factico como criterio de las proposiciones que ticnen sentido § 8. Elcontenido teGrico de una proposicién y las represen- taciones concomitantes B. Aplicacién a la controversia sobre el realismso § 9. Las tesis del realismo y del idealismo §10. La realidad del mundo externo §11. La realidad de la psique ajena Sinopsis Clasificacién de las posibles posiciones opuestas 41 43 Pseudoproblemas en la filosofia. La psique ajena y Ia controversia sobre el realismo, No. 54 de la Coleccién Cuadernos del lustituto de Investi- gaciones Filos6ficas, se terminé de imprimir el 18 de octubre de 1990 cn los talleres de Im- prenta Venecia, S. A. de C. V. Su composicién y formaciGn se realizaron en computadora en el mismo Instituto, utilizando el programa TEX y tipos Dutch de Bitstream. La edicién estuvo al cuidado de Antonio Zirién y consta de 2000 ejemplares.

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