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MUNDO
DEMONIO
Y
FAUSTO
TRAGICOMEDIA FANTÁSTICA
EN
TRES ACTOS
NUEVE JORNADAS
ENTREGA 12
JORNADA NOVENA
LA LUZ DESPIADADA
Catecismo católico
FAUSTO.- ¿Dónde estamos? ¿Qué hace toda esa gente sentada, como dispuesta a
ver un espectáculo?
MEFISTO.- Estamos a bordo de un avión.
FAUSTO.- ¿No era un barco?
MEFISTO.- (hablando despacio, casi silabeando, como dirigiéndose a un niño un
poco torpe) Sí, era una embarcación de recreo que tomamos de un muelle del
Támesis, pero hace un rato, y mientras dormías tan lindamente como sueles hacer en
estas ocasiones, decidí cambiarlo por un avión.
FAUSTO.- En 1889 no existen los aviones...creo.
MEFISTO.- Y crees bien. Pero no estamos en 1889, sino en 2006, segundo año del
pontificado de Benedicto XVI, a quien el de allá arriba guarde por muchos años.
FAUSTO.- ¿Y adónde vamos?
MEFISTO.- A Madrid.
FAUSTO.- ¿Madrid?
MEFISTO.- Sí, en España. Unos grados al sur y al oeste de Barcelona, ¿conoces?
FAUSTO.- ¿Y qué vamos a hacer ahí?
MEFISTO.- Hombre de poca fe...
ISABEL.- ¡Rafael!
Unos pasos en silencio y dan a una plazoleta del parque en cuyo centro hay un
monumento escultórico: representa un ángel, hermoso y musculado y con grandes
alas, en posición de haber sido derribado, tratando de protegerse los ojos de una
supuesta luz despiadada que viene de la alto, y con serpientes que se enroscan por
sus piernas y brazos.
ISABEL.- ¡Mira!
RAFAEL.- Ya veo. No me dirás que es un Miguel Ángel.
ISABEL.- No. Es el Ángel Caído, el único monumento que hay en el mundo
dedicado al Diablo. ¿Qué te parece?
RAFAEL.- No le veo la gracia. Puestos a dedicar, podían haber pensado algo más...
ISABEL.- Más ¿qué?
RAFAEL.- Más...más...
ISABEL.- Ay, ay, que nuestro guionista se queda sin palabras...
El día después. Fausto y Mefisto han salido del Museo del Prado y van caminando
por el Paseo en dirección sur.
Estudios de Cefisa. Isabel, varios ayudantes, dos cámaras. Isabel está hablando con
un ayudante, cuando se le acerca Fabrizio.
Isabel coge del brazo a Rafael y los dos salen del plató y de los estudios sin ni
siquiera acordarse de Fabrizio...
El día después. Mefisto, solo, ante el monumento al Ángel Caído. Aparece Fausto,
alegre, eufórico.
FAUSTO.- ¡Me lo han dado! ¡Me lo han dado! ¡Me han dado el papel! ¡Voy a hacer
la película! Y tú dudabas que pudiese pasar el cásting...¿qué te parece, eh, qué te
parece?
MEFISTO.- (melancólico) Bien...
FAUSTO.- ¿Y tú? ¿Cómo está tu asunto? ¿Crees que lo conseguirás también?
MEFISTO.- Creo...
FAUSTO.- ¿Qué te pasa? Estás raro. (se fija en el monumento) ¿Por qué me has
citado aquí?
MEFISTO.- Quería que vieses esto.
FAUSTO.- Ya veo...¿No tuvimos bastante con el Museo?
MEFISTO.- Fausto, crees que algún día será capaz de incorporarse.
Fausto mira ahora con atención la escultura. Parece que regresa de su euforia...
FAUSTO.- ¿De volver a ser quien era, quieres decir?
MEFISTO.- No digo tanto...he dicho de incorporarse...de ser y sentirse un ser
humano como los demás.
FAUSTO.- No creo que eso entre en los planes de su creador.
MEFISTO.- ¿Sabes qué es lo que le retiene en esa absurda postura?
FAUSTO.- Su destino... la voluntad del escultor.
MEFISTO.- No, la luz...esa luz despiadada de la que intenta protegerse con la mano.
Si pudiese sustraerse a ella...
FAUSTO.- Sí, pero...cómo...
MEFISTO.- Si un ángel terrestre se inclinase sobre él, tapándole la luz, le tomase
por las manos y le...Olvídalo...hoy estoy un poco...
FAUSTO.- Un poco raro sí que estás. La verdad es que nunca te había visto así. Si
no fueses quien eres, diría que estás enamorado...
MEFISTO.- No exageremos, socio. Pero la verdad es que...por un momento me he
visto en el otro lado...me he visto como un vulgar ser humano, con sus ilusiones, sus
tristezas, sus sufrimientos. ¿Y sabes qué te digo? Que no es divertido, nada
divertido...es como un castillo de fuegos artificiales que se consume porque sí, por
nada y para nada...Sólo hay una manera de que ese personaje, tan vulgar y tan
extraño, siga tirando con cierta alegría: que asuma todo eso como un juego
divertido, como una farsa que tiene lugar en un plató animado por inocentes luces
artificiales...lejos de la luz verdadera...¡Vamos! ¡Tenemos mucho trabajo por
delante!
Sala del cine Coliseum de Barcelona, donde tiene lugar la proyección, en estreno
mundial, de la película MUNDO, DEMONIO Y FAUSTO. La sesión está a punto de
finalizar. Sentados juntos, Fausto y Mefisto contemplan sin pestañear la pantalla.
Fausto toma la mano de Mefisto y se la oprime con fuerza, diciendo en voz baja...
Como espejo real de lo que ocurre en platea, en la pantalla se ve esa misma escena.
Mefisto aparta con delicadeza la mano de Fausto y, mirando fijamente al público
desde la pantalla...
FIN