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UNIVERSIDAD ATENEO DE MONTERREY

DIVISIÓN POSTGRADO EN EDUCACIÓN

“LA EDUCACIÓN EN MÉXICO:


RETOS Y PERSPECTIVAS”

ALUMNO: JUAN DE LEÓN SALDÍVAR


MATRÍCULA: 5454

ASIGNATURA: DIDÁCTICA DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR

CATEDRÁTICA: MTRA. MA. TERESA REYNA LEAL

MONTERREY, N. L., 27 DE NOVIEMBRE DE 2008.


ÍNDICE

ÍNDICE.......................................................................................................... i

INTRODUCCIÓN........................................................................................... ii

LA EDUCACIÓN EN MÉXICO: RETOS Y PERSPECTIVAS......................... 3

Normalismo y Profesionalización............................................................. 3

Analfabetismo y sus Claroscuros............................................................. 7

Educación en Competencias...................................................................10

CONCLUSIONES..........................................................................................14

REFERENCIAS.............................................................................................16

i
INTRODUCCIÓN

El tiempo que vivimos se caracteriza como una época de cambios y nos encontramos
en plena crisis de paradigmas. A la desaparición de certezas que caracterizaban a la
modernidad se suma un mundo en vertiginoso cambio.

El escenario mundial está sufriendo profundas transformaciones que afectan el destino


de todos los individuos. Por un lado atestiguamos avances científicos inimaginables en
donde las regiones más distantes se acercan de manera asombrosa ante el progreso
de las telecomunicaciones; florecen también, descubrimientos médicos importantes,
como el desciframiento del genoma humano. Sin embargo, también observamos las
matanzas más crueles, producto de las guerras, la destrucción del medio ambiente que
viene ocurriendo de manera letal y silenciosa así como el progresivo deterioro en las
condiciones de vida de la mayor parte de la población del planeta, debido a las
desigualdades económicas y sociales de la población mundial, generando tensiones en
la convivencia entre las personas a todas las escalas.

En este entorno, más allá de privilegiar los progresos de la ciencia y de la técnica, en


donde lo cognoscitivo adquiere preponderancia únicamente para la producción de
bienes y servicios y para seguir sosteniendo el sistema de acumulación de capital, se
debe reconsiderar el papel de la educación, orientándola hacia nuevas estrategias que
permitan contrarrestar los grandes problemas sociales, derivados de la exclusión y las
desigualdades del desarrollo.

El presente trabajo aborda el papel de la educación actual ante el panorama mundial


que se nos presenta, ya que ésta es un elemento fundamental para incidir en la
construcción de una sociedad más equilibrada.

La educación se convierte en pieza clave para desarrollar en esos nuevos actores, que
son los niños y jóvenes de hoy, la capacidad de observar, reflexionar e incidir en la
construcción de una sociedad local y global más equitativa.
ii
LA EDUCACIÓN EN MÉXICO: RETOS Y PERSPECTIVAS

Normalismo y Profesionalización

Las Escuelas Normales son un lugar común para el magisterio hoy en día. De hecho,
no se puede pensar en la formación de maestras y maestros, sin relacionarla con
alguna Escuela Normal.

En los primeros años del México Independiente, se crearon algunos planteles


escolares cuya finalidad era la de enseñar a los niños y a algunas niñas, a leer, escribir
y “hacer cuentas”, como se decía coloquialmente. Sin embargo, poco a poco, los
gobiernos locales se dieron cuenta de que era necesario formar a los futuros maestros
y maestras con objeto de tener un control sobre la instrucción pública que se impartía,
de aquí que se fundaran una serie de instituciones para cumplir con dicho objetivo.

No es sino hasta 1921 con la fundación de la Secretaría de Educación Pública, que se


crea una instancia que se encargará de regir a la educación en todo el país, surgiendo
así las Escuelas Normales como las encargadas de la formación de los educadores del
país. El objetivo era claro: preparar a los maestros con un sólido dominio de los
conocimientos a impartir, sin dejar de lado algo medular como lo fue la técnica de la
enseñanza.

Los cambios sociales y económicos experimentados por el mundo, han insertado en el


sistema educativo mexicano modificaciones en la formación, el desempeño profesional
y la adquisición de competencias básicas para potenciar la actividad pedagógica de
docentes y alumnos.

Resulta imprescindible pensar en profesionalizar a los docentes, desde la urgente


necesidad de educar en la vida para la vida, con el propósito de reflejar el dinamismo
social y cultural de la escuela básica en nuestro país (García, 2001).
3
La profesionalización, según Álvaro Marín (2004), puede definirse como el compromiso
que el maestro adquiere desde su formación inicial y posteriormente durante su
desempeño laboral, en el desarrollo de la eficiencia y la eficacia para engrandecer las
capacidades requeridas en el trabajo educativo, compromiso que demanda de
autoridades, docentes y sociedad un desempeño de calidad, que permitan la
ampliación formativa de los ciudadanos contemporáneos, de quienes se solicita un
trabajo innovador, pues deberán hacer usos de distintas capacidades, tales como
resolver problemas y usar el lenguaje de manera funcional, para cumplir laboralmente
bajo un enfoque y pensamiento universal, en la era del conocimiento, como se le ha
calificado al momento actual.

Ser profesional involucra poseer capacidades y habilidades que hacen a la persona


competente en un trabajo, lo cual implica la necesidad de contar con conocimientos
teóricos, metodológicos y técnicos, los cuales requieren ser certificados por una
entidad educativa.

Es necesario y además responsabilidad de las instituciones formadoras, actualizadoras


y capacitadoras, dotar a los docentes de un bagaje sólido en los ámbitos científico,
cultural, contextual, psicopedagógico y personal, que les capaciten para asumir la tarea
educativa en toda su complejidad, de una forma reflexiva, sin olvidar la rigurosidad
necesaria en el dominio de contenidos, metodología y ciencia, con el propósito de que
la innovación sea el recurso fundamental para la transformación permanente tanto de
la tarea pedagógica del maestro, como de la preparación de los estudiantes.

En los inicios del siglo XXI, hay que diseñar programas de preparación inicial y
continua que proporcionen conocimientos válidos para generar una actitud interactiva y
dialéctica que conduzca a valorar la necesidad de una actualización permanente en
función de los cambios producidos por la sociedad del conocimiento: “encauzar a los
docentes a ser creadores de estrategias y métodos de intervención, cooperación,
análisis y reflexión, que conlleven a construir un estilo creativo, innovador e
investigador”. 1

1
García, Carlos Marcelo. “La función docente”. Ed. Síntesis S.A. España, 2001.
4
El maestro como profesional autónomo, creativo, éticamente comprometido con los
valores, con capacidades para promover en sus alumnos aprendizajes para la vida,
debe crear espacios para su formación y profesionalización permanentes tanto de
manera escolarizada como al interior de los propios centros educativos, en un contexto
de diálogo y reactivación del pensamiento de los maestros en servicio (Tedesco, 2005).

La formación de los maestros es un requerimiento importante para hacer frente a la


actual crisis de nuestras escuelas y de la sociedad. Los programas de formación
magisterial deben servir para introducir a los docentes en la lógica del orden social
actual (Liston y Zeichner, 2003), o bien para promover en ellos las capacidades para
ocuparse de la realidad con sentido crítico e innovador.

Por su complejidad, el concepto de profesionalización se caracteriza de manera


integral como un proceso histórico, social y dinámico del ser humano. Considerando su
dinamismo por la confluencia psicológica de elementos situacionales, constructivos,
para transformar al individuo frente a su propio medio.

La formación docente es entendida como “la acción dirigida a preparar a un sujeto en


el ejercicio eficiente para desempeñarse en el proceso de enseñar, cuyo objetivo es la
profesionalización, considerada ésta como un proceso de aprendizaje y
perfeccionamiento del desempeño pedagógico, para la adquisición de mejores
competencias”2. La formación entonces es toda actividad encaminada a capacitar al
profesional docente para su mejor desarrollo como actor central de los procesos
educativos.

La formación del docente, para Tlaseca (2001), es un proceso de autoconstitución y


autodesarrollo realizado particularmente por un sujeto, que requiere del reconocimiento
del otro, para integrarse permanentemente en la acción y el pensamiento
transformador; para Liston y Zeichner (2003) debe aspirar directamente a educar a

2
Tlaseca Ponce, Marta Elba. “El saber de los maestros en la formación docente”. Universidad
Pedagógica Nacional (UPN), Fomento Editorial. México, 2003.
6
5
docentes capaces de identificar y organizar sus propósitos, para escoger las
estrategias pedagógicas o los medios adecuados, que conozcan y comprendan los
contenidos que deben enseñar, que perciban las experiencias sociales y las
orientaciones cognitivas de sus alumnos y con quienes pueda contar tanto al interior
del contexto educativo como fuera de éste, para dar buenas razones de sus acciones.

El currículo de los programas de formación del docente debe reflejar un enfoque


integrado, para que los profesores promuevan el aprendizaje cooperativo y que
además sean capaces de reflexionar la enseñanza y las condiciones de escolarización,
de tal forma que lleven consigo una continua revisión y crítica, para que sean capaces
de situar el aprendizaje en las culturas de los alumnos, con la intención de ayudarles a
recrearlo permanentemente.

La formación es el proceso de preparación que dota al docente de las herramientas


necesarias para enfrentar los nuevos retos y las nueva exigencias sociales, de tal
forma que su nuevo actuar ante los alumnos le permitan transferir e
indiscriminadamente aplicar el conocimiento a todo contexto en el que tenga la
necesidad de solucionar conflictos, para ocasionar la reconceptualización de la
profesionalización, bajo la visión de considerar la complejidad del contexto para situar
el aprendizaje con carácter permanente.

Analfabetismo y sus Claroscuros

Una de las capacidades fundamentales para el adecuado desenvolvimiento de las


personas es la comprensión, el empleo de información y la reflexión a partir de los
7
distintos textos escritos, lo cual nos permite alcanzar metas, obtener conocimientos y
participar eficazmente en la sociedad.

La alfabetización, a través de la generación de habilidades y destrezas cognoscitivas y


operativas en cada individuo, tiene como objetivo preparar a éste para vivir en
sociedad y ejercer y cumplir, en forma consciente, los derechos y deberes ciudadanos.

La concepción del desarrollo de las personas como base y exigencia de un desarrollo


integral de la sociedad requiere de la alfabetización de toda la población como etapa
básica e inicial del ejercicio del derecho fundamental de todo individuo de acceso a la
educación y la cultura.

Lo que realmente da importancia y trascendencia al proceso alfabetizador es el


beneficio que en cuanto a su propio crecimiento personal logre el propio sujeto que se
educa.

De acuerdo con la UNESCO, “una persona alfabeta es quien puede leer y escribir con
comprensión un enunciado corto y sencillo sobre su vida cotidiana, y una persona
analfabeta es quien no puede leer ni escribir con comprensión un enunciado corto y
sencillo sobre su vida cotidiana”.3

En el 2007 había cerca de 6 millones de mexicanos que no sabían leer y escribir, lo


que representa casi un 8% de la población actual. Esto significa un serio problema,
pues afecta el derecho de las personas a participar plenamente en la vida social e
insertarse en las actividades cada vez más complejas de la sociedad. Además

3
For statistical purposes and according to the Revised Recommendation concerning the
International Standardization of Educational Statistics (Paris, 1978), ‘a person is literate who can
with understanding both read and write a short simple statement on his everyday life’, and ‘a
person is illiterate who cannot with understanding both read and write a short simple statement
on his everyday life’. Fuente: UNESCO Division of Statistics. “Methodology Used in the 1994
Estimation and Projection of Adult Illiteracy. STE-18. Paris, France. 1995 en
http://unesdoc.unesco.org/images/0010/001063/106305E.pdf
contribuye a la pobreza, pues una persona que no tiene acceso a la educación no
puede trabajar productivamente y por lo tanto no puede mantener y proteger a su
familia y a sí mismo, ni mucho menos tener una vida enriquecida por la cultura.

El analfabetismo representa una carencia relativa de manejos simbólicos. Es relativa


porque se refiere a la distancia que existe entre la capacidad de un individuo para
operar con símbolos y la capacidad que en un momento dado ciertos sectores de una
comunidad definen como mínima y necesaria para ciertos fines. Debido a que esta
distancia entre la capacidad de la persona y la capacidad requerida por la sociedad es
muy diversa, aparecen distintos grados o niveles de analfabetismo.

Una persona analfabeta no es solamente aquella que no sabe leer ni escribir (primer
grado), sino también aquel que no logra comprender lo que lee y darle un significado
global que le permita comunicarse con los demás, a este último se le denomina
analfabeta funcional (segundo grado).

Hoy en día el manejo de un segundo idioma es fundamental sobre todo por la


globalización; el inglés es uno de los idiomas dominantes y quien no lo maneje (leer,
escribir y hablar, de manera que se pueda dar un intercambio de información) puede
ser considerado un analfabeta multilingüístico o de tercer grado.

Otra de las áreas que se ha vuelto imprescindible es el uso de las nuevas tecnologías
de la información y la comunicación (TIC), como lo son la computadora e Internet, por
lo tanto quien carezca de conocimientos acerca del manejo de los diversos paquetes
computacionales es un analfabeta computacional o informático (cuarto grado).

Aparte de esta clasificación, existen otras categorías basadas en las actitudes y


valores que pueden implementarse en los alumnos, las cuales son explicadas a
continuación:

• Analfabetismo emocional. Implica el rechazo de las emociones como factores que


influyen en la acción y el desempeño de las personas. Hay una falta de
9
8
comprensión de las diferentes reacciones emocionales. No se acepta que las
emociones fueron aprendidas y que pueden desaprenderse para adoptar nuevos
repertorios.
• Analfabetismo conversacional. Es una incapacidad de “lenguajear”, es decir, de
poder comprender lo que está implícito en las palabras del otro y las de uno mismo.
Es ignorar que al hablar creamos nuevos escenarios para los demás y para
nosotros.
• Analfabetismo mente-cuerpo. No existe un entendimiento de las relaciones que hay
entre creencias, emociones y cuerpo.
• Analfabeta ecológico. Es la persona que no se percata de que sus actos tienen
consecuencias sociales y globales. No comprende que nuestras conductas son
influidas por los demás.

De acuerdo con esto, todos entraríamos en alguna de las categorías aquí expuestas.
La única manera de combatir esto es a través del mejoramiento de los procesos de
enseñanza – aprendizaje y tomando en cuenta nuevos paradigmas de educación.

Educación en Competencias

Los constantes cambios en los sistemas productivos y financieros, en la tecnología y la


ciencia, propician nuevas formas de vida, de producción y de trabajo; esto demanda
que la educación oriente sus propósitos a la formación de sujetos integralmente
desarrollados, individuos que sean creativos-generativos, con habilidades para
enfrentar los desafíos que aparecen con la globalización y para participar de forma
creativa e innovadora en la solución de los problemas sociales y productivos.

Desde esta perspectiva, es importante que los planes y programas de estudio de los
diferentes niveles educativos, se actualicen en congruencia con las demandas de la
sociedad actual y futura, lo cual implica rediseñarlos bajo el enfoque de un modelo
educativo por competencias centrado en el aprendizaje, que promueva la formación
integral del estudiante de acuerdo con los cambios acelerados del contexto global.

Desde hace varios años, se ha visto la necesidad de cambiar del modelo educativo
tradicional a un nuevo modelo basado en las competencias, ya que éste responde más
a las demandas de nuestra sociedad.

Lo que se busca es formar sujetos integralmente desarrollados, que tengan un


desempeño adecuado y congruente con la problemática social y productiva para que
promuevan el desarrollo de la sociedad. Este modelo educativo considera que todo ser
humano tiene un gran potencial susceptible de ser desarrollado cuando muestra interés
por aprender; por lo que está sustentado en los cuatro pilares para la educación de
este milenio propuestos por Delors (UNESCO, 1997): aprender a conocer, aprender a
hacer, aprender a convivir y aprender a ser.

La educación basada en competencias enfatiza el desarrollo constructivista de


habilidades, conocimientos y actitudes que permitan a los estudiantes insertarse
adecuadamente en la estructura laboral y adaptarse a los cambios y reclamos sociales.
(Marín, 2003).

De esta manera, las competencias tienen que ver con un saber hacer y podrían
definirse como un conjunto de actitudes, habilidades y conocimientos que se expresan
mediante desempeños sobresalientes para dar solución a la problemática social, así
como para generar necesidades de cambio y de transformación. Implican un saber
conocer, saber hacer, saber convivir y saber ser; sujeto a contingencias que pueden
ser transferidos con creatividad a cualquier contexto.
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En la práctica educativa, el papel del estudiante y del docente adquiere un nuevo
sentido; el estudiante construye el aprendizaje a través de la interacción con la
información, tomando una actitud crítica, creativa y reflexiva que le permite ir aplicando
lo que aprende en los problemas cotidianos; por lo que se le considera autogestor de
su propio aprendizaje. El docente, por su parte, es el responsable de propiciar los
ambientes de aprendizaje que promueven actitudes abiertas, de disposición que los
lleva al desarrollo de habilidades para que los estudiantes:

- Aprendan aprender, que se den cuenta de lo que aprenden y cómo lo hacen, que
cuenten con elementos y criterios para seleccionar la información pertinente y
congruente con los problemas de la sociedad que pretenden solucionar.
- Aprendan a hacer. que desarrollen habilidades que les permitan aplicar lo que
saben en beneficio de su entorno social; atendiendo los cambios continuos del
contexto global.
- Aprendan a convivir, es decir, a trabajar en equipo respetando al otro, convivir en el
pluralismo y prepararse dentro de una cultura de la legalidad.
- Aprendan a ser, que puedan concebirse como una persona que es por sí misma,
autónomo, responsable y comprometido con su formación y con el desarrollo de la
sociedad.

En el aspecto metodológico, la orientación del diseño y rediseño curricular por


competencias posee una perspectiva abierta y flexible.

Un currículo flexible está basado en el principio de que la educación debe centrarse en


el aprendizaje, tomando en cuenta la participación directa y activa del estudiante en
sus procesos formativos, promoviendo el docente la investigación y el trabajo
interdisciplinario como formas didácticas idóneas (Soto, 1993).

En su forma operativa, el currículo flexible es una propuesta contraria a la concepción


lineal y rígida sustentada en el conductismo, que se centra en los resultados y en la
enseñanza.
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En este sentido, un currículo flexible es aquel que:

- Permite la participación activa del estudiante en su formación, según sus intereses


y necesidades de aprendizaje.
- Propicia la formación interdisciplinaria al permitir el contacto directo con contenidos,
experiencias, estudiantes, docentes, investigadores y profesionales de otras áreas,
enriqueciendo la formación profesional.
- Brinda al estudiante un ambiente más propicio para su formación científica,
profesional y humanista ya que ofrece mejores condiciones de trabajo.
- Posibilita la vinculación constante con el entorno socioeconómico; ya que su
carácter flexible permite la incorporación y modificación de contenidos de acuerdo a
los cambios de la realidad.
- Amplía y diversifica las opciones de formación profesional.
- Logra que los recursos financieros y humanos alcancen niveles óptimos

Las competencias se fundamentan en el interés que los estudiantes manifiestan por


aprender, lo cual los lleva a relacionarse con los problemas sociales y culturales,
contribuyendo a la solución de los mismos.

Desde este enfoque la competencia se caracteriza porque:

- Es actualizable de acuerdo a los requerimientos sociales y productivos.


- Los atributos de la competencia se muestran en la persona en desarrollo mediante
actitudes de apertura, habilidades y el aprendizaje de contenidos.
- Está centrada en desempeños relevantes.
- Se comprueba a través de evidencias de desempeño y de producto.

Por lo tanto, con un modelo educativo basado en competencias, cuya práctica


educativa está centrada en el aprendizaje, se propiciará el desarrollo integral del
estudiante por competencias actualizables, ya que promueve una educación continua,
donde el estudiante aprende a aprender a lo largo de su vida; así mismo, contribuye a
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mejorar el nivel académico de las personas, a disminuir la deserción y la reprobación
escolar, perfilándose una educación de calidad, con equidad y pertinente a los
cambios. Por otro lado, el docente diseña su práctica educativa enfocando su
enseñanza y los contenidos del programa a cuestiones prácticas, favoreciendo una
relación más efectiva entre la escuela y la sociedad.

CONCLUSIONES

El mundo contemporáneo se define por la cantidad de cambios que existen. Educar


para la vida significa cuestionar de forma permanente la realidad de cada día,
adoptando nuevas posturas, derribando los muros firmemente construidos a través de
la educación tradicional positivista.
14
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Una formación adecuada y el buen desempeño cotidiano de los maestros en relación
con sus alumnos y la comunidad, son los factores fundamentales para asegurar el
cumplimiento de las funciones esperadas por la sociedad del sistema educativo. Es
necesario brindarle un mayor respaldo social y apoyo económico, así como los
recursos humanos y materiales requeridos para mejorar la calidad de la docencia, la
investigación, la extensión y la administración de las instituciones educativas para el
cumplimiento de su misión.

En este marco, en donde los recursos cognoscitivos tienen cada vez mayor
importancia, las instituciones educativas deben ser consideradas a un tiempo
depositarias y generadoras de conocimiento, pero además deben ampliar su cobertura
a funciones sustantivas como la investigación teórica o aplicada, responder a las
necesidades sociales más urgentes; deben abrir sus puertas para una población
demandante de continuar su formación y aprovechar el entorno tecnológico para
participar en redes de cooperación internacional

Para ello se insiste en la concepción de la educación para la vida, basada en el


desarrollo de competencias, la cual proporciona al individuo de cualquier edad, género
o condición social, los elementos necesarios para asumir y trabajar en contra de las
desigualdades y omisiones que la economía globalizada trae consigo.

Lo que se busca es promover una visión formativa de eficiencia, eficacia y calidad, que
respete la diversidad, tanto de alumnos como de maestros, para que partiendo de ella
encausar la preparación y el fortalecimiento del conocimiento de los estudiantes de
nuestro país, y enfrentar el reto de promover una educación basada en el desarrollo de
competencias para la solución de conflictos cotidianos y aquellos propios del
desempeño laboral, situaciones formativas, en las que la calidad ha de ser el
requerimiento fundamental durante el desarrollo de los procesos pedagógicos.

Los elementos para el cambio de un modelo tradicional a un modelo educativo basado


en competencias, apuntan a una educación más centrada en el aprendizaje lo cual
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conlleva no sólo a la formación integral del estudiante sino también a la transformación
del papel del docente.

De esta manera se considera que el componente psicopedagógico es un factor clave


para la operación efectiva de los currículos rediseñados, ya que se requiere de
docentes que fomenten el desarrollo de competencias actualizables, poniendo en juego
sus habilidades docentes para diagnosticar, planear, diseñar estrategias y evaluar los
aprendizajes, lo cual sólo puede materializarse mediante ambientes de aprendizaje
donde el docente asume el rol de gestor y facilitador de los aprendizajes.

Por lo tanto, la actualización del educador en enfoques pedagógicos es algo prioritario,


ya que constituye una pieza fundamental para la formación de los estudiantes. De ahí
la importancia de desarrollar un programa de formación docente centrado en el
aprendizaje, como una línea de actualización continua para todos los maestros con el
propósito de favorecer el desarrollo de habilidades docentes adecuadas a los nuevos
modelos educativos.

REFERENCIAS

• Cabello, Víctor. “Los retos de la modernización y la reestructuración inacabada de


la educación normal”. Contextos. Monterrey, N. L., Secretaría de Educación del
Edo. de Nuevo León, Núm. Especial 11 y 12, Año 2, 1995, pp. 30 – 42.
16
• Delors J. “La educación encierra un tesoro”. UNESCO. México, 1998.
• García, Carlos Marcelo. “La función docente”. Ed. Síntesis. España, 2001.
• González de la Vega, Alberto Beuchot. “El rediseño de la práctica docente: Algunos
alcances”. Obtenido el 20 de noviembre de 2008 en
http://www.itesm.mx/va/deptos/ci/articulos/elredise.htm
• Gutiérrez, O. “Flexibilidad Curricular”. ANUIES. México, 2005.
• Liston, D.P. y Zeichner K.M. “Formación del profesorado y condiciones sociales de
la escolarización”. Ed. Morata, 3ª ed. España, 2003.
• Marín Marín, Álvaro. “Profesionalización docente y globalización”. México, 2004.
Consultado el 20 de noviembre de 2008 en
http://www.tuobra.unam.mx/publicadas/040703143717.html
• Marín, R. “El Modelo Educativo de la UACH: Elementos para su Construcción”.
UACH/Dirección Académica. México, 2003.
• Soto, R. “Propuesta para un modelo curricular flexible”. Revista de Educación
Superior. No. 103. México, 1993.
• Tedesco, Juan Carlos. “Profesionalización y capacitación docente”. Argentina,
2005. Consultado el 20 de noviembre de 2008 en
http://www.monografias.com/trabajos28/profesionalizacion-capacitacion-
docente/profesionalizacion-capacitacion-docente.pdf.
• Tlaseca Ponce, Marta Elba. “El saber de los maestros en la formación docente”.
Universidad Pedagógica Nacional (UPN), Fomento Editorial. México, 2003.
• UNESCO Division of Statistics. “Methodology Used in the 1994 Estimation and
Projection of Adult Illiteracy. STE-18. Paris, France. 1995. Obtenido el 21 de
noviembre de 2008 en
http://unesdoc.unesco.org/images/0010/001063/106305E.pdf

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