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En su experigncia docente y de investigacin y erica iteraria en Argentina, Colombia y los Estados Unidos, Jorgelina Corbatta se ha encontrado a menudo se vineula con uns teoria feminista en formacién, en adhesién (y diserepancia) con el feminismo del Primer Mundo. En este libro Corbatta explora lo que habitualmente se cone: ce como feminismo -en especial, citca iteraria feminista- y la escritura feme- nina en Latinoamérica, Retine aqut voces femeninas provenientes de Chile, Uru ‘u9y, Argentina, Colombia, Brasil y en sus textos descubre le presencia de cier- tos temas recurrentes que constituyen nuicleos de sentido, Nos encontrammos. ‘asi con la denuncia de la injustia y do la copresién en el émbito piblico y pri= vado; con el desarraige y extio; con la relacién entre lo femenino y los me dios masivos de comunicacidn; con el olvido y la memoria; con las diferencias sexuales y de género; con el sor y Ia muerte. Las escrtoras que practican una critica lteraria feminista, por su parte, esciben desde Europa, Latinoamérica, y los Estedos Unidos y en sus discursos se expresan adhesiones y rechazos quo tienen que ver con las escvelas te6ricas y con las posiciones ideolégicas que sostianen. Es frecuente que se establezcan didlogos entre extias y ereadores que constituyen un terreno fértl do creativided y andisis. Cixous y Lispector; Fichards y Ent son dos ejempbs paradigméticos. Hay, también, intertaxtuali- dad y didlogo entre escrtoras y oscritores [Valenuela y Peri Rossi o Shia con Katka, y Martinez Estrada). Y a mencianar a Ana Marla Shia surge un rasgo Aistintivo: Soy paciente os una ovela con protagonista masculino a través del cual la autora alegoriza y denuncia los aos de la Guetta Sucia en Argentina fn la misma lina Beatriz Sarto escribe como Martin Eisen para su colaboracién fen Les Temps Medermes dedicado ala Argentina JORGELINA CORBATTA: Nacida ef Bahis Blanca, Argentina: Licenciada y Pro- tnscra on Letras por la Univoreided Nacional del Sur, Master y Doctorado on LI ‘exaturas Hispéni¢as en la Universidad de Pittsburgh. Ha ensefiado en universi- ‘dies de Argentina (Universidad Nacional de! Sur, Comahue, Telew), Colombia (Whiversidad de Antioquia), y desde 1988-en e! Departamento de Lenguas Ro- ‘mances de Wayne State Univesity donde también se ha desempefiado como directore de "Women's Studies’. Es autora de varios libros: Sociologia de [oi teratura (Medellin; Mito personal y mitos colectivos en les noveles de Manvel Puig (Origanes|; Nerrativas de la Guerra Sucia en Argentina (Pile, Saet, Velen: 2uele, Puig) (Ediciones Corregidor). Ha publicado articulos sobre cultura y itera ‘ura latinoameri¢anas en Revista Iberoamericana, Hispanic Journal, Revista de a Universided de Antiogul, Revista del Banco de fa Republica, World Literature Today, Rio de la Plata, Revisia hispéniea Moderne, Chasqui, entre otras, En la ‘actualidad traboja en su libro sobre Juan José Seer, Pencil FEMINISMO Y ESCRITURA FEMENINA EN LATINOAMERICA been) FEMINISMO Y ESCRITURA ’ FEMENINA EN LATINOAMERICA JORGELINA CorBATTA FEMINISMO Y ESCRITURA FEMENINA EN LATINOAMERICA econrzcwor Disefio de tapas Departamento de Arte CoonbuinC se eA Todoslos desechos reservados © Ediciones Corregidor, 2002 Rodrigues Pea 452 (CIO20AD)) Bs. As. Web site: www.correpidor.com e-mail: cortegidor@cosregidozcom Hecho el depdsito que marca la ley 11.723 ISBN: 950-05-1448-6 Inpreso en Buenos sizes - Aggentina Et bro no puede ser reproduc total ni parcnlmente en singuna Foams bi por ningin medio © peacedimiente, sea teprogeitico, fotocopin, micoflimacion, mime o.calgler oto stema macnic,ftoqusnes, electranico, informatico, mapné'ico, electeosptice, et, Cunlguicy ‘epuodicib sin el permite prev pon esc dela cdl © ls detehog teseveados e eal corte ui deta INTRODUCCION se conoce como feminismo ~en especial, critica literaria feminista- y escritura femenina sobre y desde Latinoamérica, He reunido aqui voces femeninas provenientes de Chile, Uruguay, Argentina, Colombia, Brasil. En sus textos estas escritoras vuelven sobre algunos temas recurrentes que constituyen nticleos de sentido, Nos encontramos asf con Ja denuncia de Ia injusticia y de la represién en el dmbito piblico y privado; con el desarraigo y el exilio; con ta relacién entre lo femenino y los medios masivos de comunicacién; con el olvido y la memoria; con las diferencias sexuales y de género; con ef amor y la muerte. Las escritoras que practican una critica literaria feminista, por su parte, escriben desde Europa, Latinoamérica y los Estados Unidos y en sus dis- cursos se expresan adhesiones y rechazos que tienen que vet con las escuelas teéricas y con les posiciones ideoligicas que sos- tienen, Es frecuente que se establezcan didlogos entre criticas y creadoras que constituyen ua tereno féntil de creatividad y anilisis. Cixous y Lispector; Richards y Eltit son dos ejemplos paradigméticos. Hay, también, intertextualidind y didlogo entre escritoras y escritores (Valenzuela y Peri Rossi o Shua con Kafka, y Martinez Estrada). Y al mencionar ¢ Ana Maria Shua surge un rasgo distintivo: Soy paciente es ura novela con protagonista mas- culino a cuyo través la autora slegoriza y denuncia los atios de In Guerra Sucia en Argentina. En a misma ifnea Beatriz Sarlo ascribe como Martin Eisen pata su colaboracién en Les Temps Modernes dedicado a la Argentina. Sobre esos, y otros asuntos, he escrito aqui. Ademis del aspecto que podrfamos tlamnar temitico quiero hacer mencién de la forma emo se fue gestando el libro. Sw escritura ha tenido las caracteristicas de las eras geol6gicas que van surgiendo en tiempos diversos y que aparecen en su diversidad al obse:varlas en el momento presente. Otra imagen para la cons- truccién del libro serfa la de “cajén de sastre”. O, para seguir con otra adscripta tradicionalmente al mundo femenino, de “colcha de L as paginas que siguen tienen que ver con lo que habitualmente 10 Fesnmusuo exons rowenin e Lettvounentes /Jonceuna Cossarea retazos”. Ese caricter fragmentario cuenta partes de mi vida en clave de critica fiteraria y me hace acordar de las palabras de Borges en su epilogo a EI Hacedor en donde el mapa dibuja et tostro de su creador. Para terminar, este libro me pertenece mas ‘como ana serie de interrogantes siempre abiertos que como res- Puesta. Ser mujer, escribir sobre las mujeres, es ~como Ia vida— ‘una tarea que creo sélo termina con la muerte, Dedico este libro a las muchas mujeres que han cruzado mi vida. En primer lugar, mi madre, mi hermana y mis sobrinas; fambign a mi tia Beatriz. que me ensefio qué significa ser libre y creativa. A mis amigas de desparramadas por el mundo y a mis alumnes de cursos y seminarios sobre mujeres, feminismo, critica literaria feminista a las que he enseftado estos temas y cuya gene- rosidad posibilit6 discusiones fructiferas y lenas de humor y simpatia | | FEMINISMO Y ESCRITURA FEMENINA EN LATINOAMERICA CAPITULO I Balance de la escritura feminista/femenina en (y sobre) Latinoamérica sobre, Latinoamérica ha ido creciendo como objeto de inves- tigacién y en la actualidad incluye no s6lo la obra de creacién de escritoras mujeres en el campo de la poesia, la narativa Giteraria o cinematogrifica) oe) teatro, sino también 1a obra te6rica que reflexiona desde una éptica feminista sobre la economia, la familia, la sexualidad, la politica y la culture, etc. Dentro de 1a narrativa, se distingue la escritura autobiogrifica, la reescritura literaria de figuras hist6ricas, 1a narrativa del exiio, la narrativa de testimonio y de la resistencia, la narrativa fantéstica y de ciencia-ficcién, la narrativa erética r _ instrumgnto de inquisicién de roles. fer Al interior de Ja teorfa feminista nos encontramos con la relectura critica del feminismo francés y anglosajén; la adopein y el esta blecimiento de nexos con feministas del Tercer Mundo; el cescu- brimiento constante de escritoras y feministas latinoamericanas olvidadas en la lectura masculina de la historia literaria, artitica y eensayistica; la acuflacién de nuevas categoria literarias y socio- culturales para abordar el fenémeno feminista-femenino latinoa- mericano como una realidad inédita que debe ser nominada, ana- lizada y trafda a la luz de los estudios literarios contemporineos. Concluido el siglo XX, me interesa establecer una serie de ten- dencias que se perfilan al interior de ese material de estudio. E 1 Jos tiltimos afios, la escritura femenina y feminista desde, y Reflexion y teorizacién sobre el feminismo latinoamericano Aungue hubo intentos en la década del 70 y 80, la reflexién fuera de Latinoamérica ‘ h ‘ teorizacién feminista latinoamericana dentro de Ia academia (no “The debate on gend distingo aqui entre estudios realizados en 0 fuera de raeagatt gender, as cated on by wonten and men, ars the | Latinoamérica) parece haber cobrado fuerza y un cierto perfil ’gical and social spectrum, and across the whole of Latin | recién en la segunda década de los 80 y sobre todo en los 90.2 Un Ameriean i " inlet eget Hod as cera a plaein Lain American } hito importante lo constituye la publicacién de Patricia Elena ‘ognized as ent tothe ongoing cellar | Gonzdlez y Eliana Ortega titulada tanding of society. 'going self-creation and self-unders- Aparecen allf, entre otros, los estudios pioneros de Sa Foxe rma Lied ec Comam | sce occ ei mde nosm mouincs 18 | | ata Castro Mary Louise Prat, ‘Don’t interrupt me”. (25)! Klaren y Josefina Ludmer, en los que me detendré. En “La critica {El debate sobre el género, Hevado a cabo por hombres y mujeres \ literaria feminista y la escritora en América Latina”, Castro Klaren 8 través del espectroideolégico y social, y 4 tavts de tea | ine aeRO histo de Lino Anica, debe tener an ga ental el eritivo de conocimiento sobre a mujer y su posicin universal en sae Wicd ve Eainoanéic, To mismo que el debate | Jos hombres” (28) y en cuanto a los objetivos Fons ta. Debris ser reonoydo como een en el | comunes de los diferentes feminismos, lo sintetiza como “la exta- Y de auto-comprensién de la sociedad} } dicaci los niveles ideolégico y prictico de la const Ecriinns sccosieernc aie eras {La teorfa ferninista} falla como teort insta} faint fa si no logra cambiar ef estudio de la literatura de modo sustancial, Debe, por lo tanto abatear una lectura de fa cultura que altere sustancialmente log Ja mujer” (28). Tras revisar la critica feminista de Freud; la erftica norteamericana acerca de una imaginacidn y una estética maros de item Iterro' nos We, a tise ven “Temeninas’ (Spacks, Kamuf, Showalter, Kolodny); ta critica instrumentos de andlisis, . dean Franca aca Jean Franco, “Apuntes sobre la critica feminista y la literatura his- 7 Estas afirmaciones tienen, sin embargo, caricter rels ‘en fa medida en que: Panoamericana," (158) ‘nuevas lectures y nuevos descubrimients trnsforman ls coordenidas te porales y espaciales. Por ejemplo, los ensayos de mujeres recopilados por En los epfgrafes de Mary Louise Pi | CCasio-Klaren, Molloy y Sarto, 0 | lados_ por Doris M a att y de Jean Fi astto-Klaren, Molloy y Sat, 0 los recoplados por Dotis Meyer, ‘lea por un ado, et parselismo entre géreee dent densa que he haba texts, escrito pox ujeescritos ded hac, roc género e identidad en ef i ppor lo menos, dos siglos. Cf, Mary Louise Prat, “Don't interrupt me’, The - Proceso de auto-conocimiento xdad en Lati i —— inoamérica y, Gender Essay 8 Conversation and Covnttearon” donde dice: “Ruming . la teorfa feminista en el andlisis de in parallel othe male-basd identity essay, eros intellectuals generated a tae = dition that could accurately be called the gender essay . AS a label, I use this n particula i y gender essay En ese proceso de creacién, y aulo-conocimiento, ce deseo term to denote a series of texts, writen over the past (80 years by Latin ciertos hitos que me interesa analizar. “ " ‘American women, whose topic i the status and reality of women in modem = society" (15). Dentro de es0s textos liseusivas: una . 2s el catélogo histrico de muj nents Ia seg teenel Me parece de interés aclararquee stulo del atculo de Pat provienade una altieo de 1a condicién espiritual de In majer. Otro stad Vitoria Ocampo que ells anserbe y yo repre “H de Prat en ex el la uanseibe y yo reprodseco ole apore de Prat en est enayo es aceea del necesidd de leer eos textos sctite Ocampo) that for centuries all convetsaton ov & cease | Merl con records ona ls tet cetiom et un dogo ene nh is an terran, ‘ ‘egins witha "Don’t interupt me” on the part ofthe man, Until noe the escritra hegemdnica y anthegeménica. Cr. el arculo de Amy Kaminsky, monologue seems to have been his preferred form of ‘expresion “Feminist Crtcism and Latin American Literary Schoarship® (2000). Cr. {Conversation among men is simply this same monologue in dialogs fora) también Ia reseia de Judy Maloof, “Recovering and Discovering another (3), Perspective: Recent Books on Latin American Women Writers.” 1 6 ‘Fess ¥excxues Feeninn ex Laooauesca/Joncetn Corsa francesa y el problema de la identidad femenina en Cixous, a aay. Casto Klaren pasa a analizar ta situacién de a ‘ed como una region marginal en cuanto lengua, sso € identidad en relacién con Europa. Y ey desde we enfoque poscolonalista, insprado en Foucault y en oposicign a studios de Gilbert y Gubar, que airma: “La teléica dela opesion Senual tiene su paralelo en la retérica de a opresin racial e meien dlcho La Retérica de la OpresiGn que se ha practicado a través te Ja historia contra muchos y varios ups” (40).} Y, concretamente, especto dela busqueda de a identidad femenina sea. lucha de a mujer atinoamercana sigue cifrada en una doble noses ey porquees mestiza” (43) 4 continGa fa proximacin al feminismoy sing ergo Tementace otro texto “The Novels of «Possible Posts for Women en idad de la lsnegis ls indo fos noesianne cone Ne mn However, it would take almost a willful act of denial i the Same beth, that nthe ist consttaton ote Wey imperial hegemony, other groups-blacks, Indians, non-Chuistians- have also been repressed, kept outside ofthe tight circumference of ‘consciousness and when represented, they have also been Situated in the space accorded to the Other. This has been true not 3 Siga con la cita d Castro Kl; Sines a, So fuans, Virginia Wool, incluso tos esciores de ln cisis pobeess Y auttoridad” (41), - reac | shea mae Noe at a i oct cema ¥ dela subalteridad ef, Edward Said, bell hooks, 1 Bauwioe 06 cA sscatuna resareMeN CY Some) LarwomtERCA ” ‘only in the West but in all societies saturated by the West’ system, of thought. (97) [De todos modos, requerirfa casi un acto deliberado de negacién, no decir en la misma emisi6n, que en la constitucién histérica de la hegemonfa imperial de Occidente, otros grupos ~negros, indios, ‘no cristianos- han sido reprimides también, fuera de la estrecha circunferencia del inconsciente, y cuando representados, han sido pre situados en el lugar asignado al Otro, Esto es verdad no s6lo respecto de Occidente sino de todas las sociedades saturadas del sistema de pensamiento occidental.) Con respecto a esta fusidn entre feminismo y colonialismo, afirma Jean Franco: “Castro Klarén tiene razén cuando ataca las tendencias universalizantes del feminismo metropolitano que, al ‘gual que la teorfa literaria en general, todavia no ha hecho ninguna (entativa de dar cuenta de las diferencias que marcan la literatura | petiférica en general /.../". Sin dejar, empero, de expresar sus Feservas en cuanto a una completa identificacién entre feminismo y colonialismo cuando dice: “[S]in embargo, fundir la teoria | Teminista en una teoria general del colonialismo tampoco sirve” (161). En Ia Introduccién a Women’s Writing in Latin America, de la cual es editora junto con Silvia Molloy y Beatriz Sarlo, Castro Klaren comienza sefialando la repercusin del teminismo en la crisis epistemoldgica occidental y en los estudios literarios en par- ticular en los que, junto con la lingiifstica, la narratologia y las categorias de andlisis estilistico, ha integrade el psicoandlisis post- freudiano, el marxismo y el post-estructuralismo. Otra deuda que reconoce al feminismo es el hecho de que, dentro det corpus de estudio se incluyen hoy escritos testimoniales, carias, diarios, recetas de cocina, que constituyen, segin la nueva dptica feminista, elementos genuinos para el andlisis cultural, Como se trata de una antologia, Castro Klaren abstrae ciertas categorias recurrentes en las autoras incluidas. Por un lado, In nocién de lengua madre vinculada con el culto a ta madre y a la Virgen Maria, fo que explicarfa el marianismo, producto de la herencia catélica en América latina. ‘Culto de Ia madre’ que si bien es glo- < 18 ‘Fess ecouRs Fenn 6 Lerwosuéncs/Joncetna Comsara Fificado en la esfera privada, se vuelve complejo en la vida piiblica donde a menudo se cuestionan las relaciones contflictivas de las autoras con sus madres, la idea de la madre como una fuerza his- \6rica y Ja posibilidad de la propia autora de ser madre, condicién vista a menudo como una amenaza a su libertad y a su actividad de scritora, Bn este sentido prolferan los sentimientos de compe. lici6n, y de traicién de la madre, respecto de la hija, En oposicién al marianismo aparece entonces el malinchismo: centrado en ln concepcin histérico-cultural de la Malinche que sirviera de nexo entre Cortés y el emperador azteca durante In conquista, Otro aspecto que Castro Klaren analiza es la contaminacién, el silencio; la teapropiacién, Ja subversién-y ta experimentacion que las escritoras Hevan a cabo con el discurso. masculino (ef. Eltit en Lumpérica en donde se destruyen las categorias de personaje, argumento y representacién mimética de lo real). Josefina Ludmer, por su parte, comienza su aticulo “Las ees det debil” diciendo: “No hablaremos de la escritura fermenina con TStulos ni generalizaciones universalizantes” sino que -continga, ; hablaremos de lugares, Por un lado, un lugar comin de le critica: la Respuesta de sor Juana Inés de la Cruz a sor Filotea;, por otro tu lugar especffico: el que ocupa una mujer en el campo de! saber, en una situacién hist6rica y discursiva precisa” (47). De ese modo busca curt la transformacién histériea de los modos de lectura {8 vex que ta relacién entre Jo socal y I produccién de ideas y {extos, Y lo que Ludmer descubre, desde ese modo de lectura, es “ciertas tretas del débil en una posicign de subordinacién y margi- nalidad” (48). Mediante esas ‘tretas' (no decir que se sabe, decir “ “In the foregoing pages, Ihave brcly sketched seven models of women’s Wong in Latin Ametica. These models have emerged out of a effort te organize concepiually what the praxis of the texts establish as dominant {pares them. Displayed next to each other, "the mother tongue’, “betayal' humility’, “testimony” andthe ‘sign exhausted’ suguest a eld of encion: and Semis Yet be resolved. As evidence of women’s patcpation in the pres duction and eeprouction of cultural formations given or introduced in the publi spheres of ations and discourse, however, these models can be, alae Without a doubt, considered to have charted a course for women as diveueioe subjects and as subjects of a historically new discursivity” (4), 1 Bavance 0 Ueno eubusarewesin EN Sane} LarivouNesca 19 que no se sabe decir, y no decir por no saber), sor Juana combina aceptaci6n de su lugar subalterno (como hija! como mujer! como monja asignado por Ia madre, el Obispo, 1a Iglesia) con anta- gonismo y enfrentamiento. Esto determina la resemantizacién del ~ Tugar asignado al convertilo en una zona de subversién intelectual _ y de ejercicio de la libertad. Siempre es posible tomar un espacio desde donde se puede a Io vedado en otros; siempre es posible anexar otros campos ¢ instaurar otras tertitorialidades, Y esa prictica de tslad y transfomacién organiza la eauctra dada, social cultural: Ia combinacién de acatamiento y enfrentamiento podian establecer otra razin, otra cientficidad y otro sujeto del saber (3). ‘Veamos ahora los aportes de las otras dos editoras de Women's Writing in Latin America, Silvia Molloy y Besre Sarlo, = i caso Hoy, los textos tecopilados responden a una progut dbl“ What dome hen they say 1? And, as a necessary sequel: What representation of woman do these texts Posit and what cultural forms govern that representation?” (107) [Qué dicen los textos de mujeres cuando dicen yo: y su secuela necesaria; Qué representacién de la mujer plentean estos textos y qué formas culturales rigen esa represensacién?). O sea el problema, no exclusivo de Latinoamérica, de la autorrepresen- {acin textual de las mujeres escritoras. Molloy comienza por esta- blecer en qué consiste ser una mujer escritora en Latinoamérica y, a la vez que nos recuerda la autoridad que reviste al escritor hombre, ‘aT a — rivado y carente de autoridad (en cuaito mujer), investida de’ poder intelectual en la esfera pablica (en cuanto” isis de la Logica 7 En “Apunte...", dive Jean Franco: “Apoyéndose en un anisis de Ia l6gi interna dela Respesa’, Lame Hep aster Ia tanprsn dos limites del género va mucho ms alli de fa literatura y constituye una sub version de la diferenciccisn entre la esfera pablica (masculina) y la esfera privada (femenina)” (39). a ‘Parso ¥ESasTURA FEN EN LarMoAMEnCa/Jonceuna Conta esctitora). Pese a ello en sus escritos Autobiograficos se reescribe encarnada 2m mitos 0 bajo diversas méscaras, la mayoria des- afiantes y transgresoras.® Otra constante que Molloy percibe en las attoras antologadus es que, pese a la transgresin de las imagenes rasculinas y su propia construccién de imagenes desafiantes, las mujeres a menudo terminan por adoptar el sistema de represen. {aci6n del que quieren evadirse. Y esto tiene que ver con la critica de la obra de mujeres escritoras en Latinoamérica: “One should Keep in mind that critics, in LA, have tended less to read the work of women authors than to dramatize the anomalies they attributed (o them as persons”. (Hay que recordar que los criticas, en Latinoamérica, han tendido menos a leer la obra de las utoras que & dramatizar las anomalfas que les ateibufan como personas} (115). Da, como ejemplo, la visién de Delmira Agustini como la virgen lcenciosa; Alfonsina Storni como una ridfeula virago, Victoria Ocampo como la anfitriona con veleidades intelectuales, Gabriela Mistral como la mactre espiritual?, Norah Lange como la dadaista * Molloy da como ejemplo a Alfonsina ‘Storni y el resentimiento de su obra, en costo n si ¥ say Seen a ler yt by unneae!nle ere oe oeas teri aoe tet rh) ats ne ae 28, init, ius ae ened eel ad a ini of soci ede, then nema fine lie gras Ry gehts henna tea een Hom ean nd oe so a sce oe dy, St te ep spmna kenge ee in he ph fan aa ini ao male aaa ee shee tt oe ty me ely ines te ne he ‘epresentations”. (115) Steen perp, Gti Nisin que Milo ti eof tae eopany cee ae icin Mil whee leiont caer one nee tue gps, ct efomer aninadeatingeo Lay 8 Boos, Not ize cpt vey ey on nda ae His asics nse fer wha noe rgtrinage Ts mage of a me deer a ‘ett inl on e espn fe we tate a isla it, was se ov Mtl aut enn ‘holumetn chien thaghs rasa ng roa i Tain Aa set ond ee ae a 1 Bauance OF Wa escisTURarensrUFEMENA E(t Sone) Larue a extravagante y Silvina Ocampo como la excéntrica perversa. Un tercer rasgo que Molloy reconoce en esos textos de cardeter auto- biogréfico es la representacién fragmentada del propio cuerpo to que permitiria no s6lo una pluralidad de lecturas sino también su reflejo en el cuerpo del texto mismo mediante la presencia de voces fragmentadas. Sefiala, ademas, que el erotismo y la sexualidad pasan, a menudo, del sexo al texto (“the text itself is an erotic encounter in which the poet makes love to her words” 120). En cuanto al contexto, en la escritura femnenina se evoca a menudo Ja vida familiar con una acttud reflexiva y hasta critica, También Ja mencidn, y el homenaje a otras mujeres escritoras como prueba de simpatia y hermandad. Beatriz Sarlo, por su parte, en “Women, History, and Ideology” se refiere a educadoras, politicas y sindicalistas mujeres que han cambiado la historia y la ideologfa en Latinoamérica. En el caso del ejercicio de la politica, Sarlo distingue tres estilos: “Politics as reason, polities as passion, and politics as action” (238). (La politica como razén, la politica como pasin y la politica como accién]. En cuanto a sus escritos pueden ser de caricier autobio- _grifico; 0 instrumentos de debate ideolégico o de propaganda politica; articulos periodisticos, entrevistas, textos antropolégicos © incursiones en los géneros populares. Me he referido ya a Jean Franco quien goza de mucho prestigio entre las latinoamericanistas feministas, dentro y fuera de la academia norteamericana. En su libro Plotting Women (1989), comienza por establecer desde dénde habla: “as an English woman writing about Latin American, I wanted to resist any temptation to pathetic compensatory image that Mistral, for whatever reasons, endorsed, ‘has strongly influenced the way in which se is rea, the preference accorded to certain texts (lullabies and children’s poems, for example) to the detriment of other. More importantly, this perception of Mistral has successfully writen her lesbianism out of existence. With that knowledge in mind, and with more than the restricted compus to which she has been reduced, the shrewd reader will discover a totally new image of Mistral (116). CC. mi anticuo sobre Beatriz Sarto en donde abordo su evolucién com critica literati y socio-cultural, y su aproximacisn al femninismo desde la éptica de estudios cultures, 2 ‘eomsuov oscars Femenn EN Larmouiics /JowceLINs Consara adopt what Gayatri Spivak calls the ‘information tetrieval’ approach to Third world literature” -y aclara en qué consiste— "that is, selecting and recuperating isolated texts which can then be used as tokens within a different cultural economy” (xi-xii) ["como una inglesaque escribe sobre Latinoamérica y que desea evitar lo que G. Spivak lama ta aproximacién de ‘information retrieval’ a la literatura del Tereer Mundo que”, aclara, “consiste en seleccionar y recuperar textos aislados que puedan ser usados como indicios dentro de una economia cultural diferente). Pasa Iuego a referirse al objeto de estudio: la posicién de Ia mujer en el discurso dentro de la sociedad entes momentos de st historia (la “colonia, independi 0). Etapas que apatecen regidas por la religién, el nacionalismo o la moderni- zacién que operan como ‘master narratives and symbelic systems that no only cemented society but plotted women differentially into the social text” (xii) (narrativas canénicas y sistemas simbdlicos que no sdlo cementan la sociedad sino que traman a las mujeres en formas diferenciadas dentro del texto social]. En la Introduccién, Franco aborda el debate entre el feminismo anglo-sajén y el francés, fuera del cual se sitia la especificidad del feminismo lati- hoamericano definido por su relacin entre género y politica. Su libro, aclara, perteneceria a la prehistoria del feminismo con sus casos aislados en interseccién con las estructuras de poder: sor Juana Frida Kahlo, Jesusa Palancares ~entre otras 'n el ya mencionado “Apuntes sobre la critica feminista y la 1 teratura hispanoamericana” (1986), Jean Franco comienza por deslindar territorios entre la teoria feminista ~por un lado~ y Ia critica que rescata/reinvindica textos del pasado escritos por ‘mujeres, por el otro, Adscribe a la primera una meta més ambiciosa que consiste en “cambiar el estudio de la literatura de modo sus- fancial” (159), Para ello, la teoria feminista ~segiin Franco- debe “on Ia descons- fas marxistas de laideologia. Taito ferinismo como en la teoria de la deconstruccién, Franco ve io y el cuestionamiento de la “ley del género' ‘como zona en comin. Con respecto al marxismo, es In omnipre- 1 Byuace 0 La Escaruna eracmasralrewnn ex (Y S0946) Larnostics B sencia de las ideologias y de las relaciones de poder lo que vincula a ambos enfoques, En una reciente recopitacién de sus ensayos titulada Critical Passions (1999) hay un primer apartado, “Feminism and The Critique of Auth ", en donde aparccen ideas fecundas de ulterior desarrollo. Por ejemplo, el reconocimiento del poder tradicional asignado en Latinoamérica a Ja familia y a la Iglesia, y la asociacién de este poder con un espacio particular (la casa, el templo) como claves para entender Ia intrusién de ese espacio (Considerado sagrado), por los militares con sus actos de secuestro, tortura, y desaparicién de cuerpos du-ante las recientes dictaduras en el cono sur. Franco retoma Ia distincién tradicional entre pliblico y privado, asignado este iltimo a lo femenino: “House, home, and convent are undoubtedly constructions produced by a sex-gender system in which feminine categories are organized in relation to the presence/absence of tke phallus, understood in this case as the soutce of symbolic power” (13). (La casa, el hogar, y el convento son sin duda construcciones producidas por un sistema sexual/genérico en el cual las categorias femeninas estin orga- nizadas en relaci6n con la presencia/ausencia del falo, entendido ‘eneste caso como la fuente del poder simbético]. Y lo compara con ‘el nuevo espacio creado por las Maces de Plaza de Mayo en donde se subvierte In oposicién privadofpiialico, masculino/femenino al instaurarse una nueva forma de poder, basado en el silencio y en la confrontacién no violenta, para rescatar a sus hijos y dar dignidad a sus vidas y a sus muertes.!” © la ‘conizacién de Frida Kahlo a partir de la exposicién de México en 1990 en New York con su doble apropiacién por parte de la empresa privada y el estado 0 por parte de Jos artistas chicanos como arma de resistencia de grupos marginales. Vuelve sobre la figura de la Malinche y su pluriva- Tencia desde los escritas de Octavio Paz hasta st uso por chicanas en los BE.UU. y en los mass-media, y sobre sor Juana. Analiza las diferentes formas literarias usadas en la narrativa de mujeres; desde Ja novela-romance hasta Iz transgresién en textos de "Ct. también Laura Rossi, “yCémo pensa las Madres de Plaza de Mayo?” 4 Feanso ¥Exumos Feweniva e Lenwoasénca /loeceuna Coxeara Mercado y Ehit. Por wltimo plantea la celacién entre feminism y cultura gay, ‘Varigs son las latinoamericanas/latinoamericanistas/feministas qe viven en Europa: Alba Lucfa Angel, Cristina Peri Rossi, Luisa > Fatoransky, Alicia Dujovne Ortiz, Helena Araujo. Elijo a Helena Araujo, escritora y ensayista colombiana residente en Suiza, autora de una serie de ensayos sobre escritura femenina latinoamericana (subtitula de su libro) bajo el nombre de (1585) en donde afirma que la mujer oscila entre “pagar el precio de Ia rebeldia o soportar el peso de ta opresién’” (17). En cuanto a Su lenguaje, ve un predominio de lo subjetivo que se manifiesta en tun discuiso simbélico y analégico cercano al mito (y al proceso cnltico) que le sirve para expresar un inconsciente tan reprimido como su sexualidad. na condena a Ia frigidez y al silencio, pues para una sociedad donde los oles sexualessignen la pauta tradicional, fa represign y fy fiscurso tene mucho que ver con la represin de ls pasiones y {i liio. Sora decit que Ia latinoamericana sobrevive bajo la pro. bibicicn del deseo y que tanto ta tradiciénreligiosa como la moral burguesa le impiden reconocer y asumir su cuerpo. (33) Araujo filia esta prohibicién del deseo en un cierto ideal de Pureza heredado de Espafia en donde se cultiva la pureza de la Sangre (respecto de judios y moros) y la pureza del linaje (vir- Binidaly fideidad femeninas junto con el “derecho de permad” ‘masculine, respecto de la servidumbre) y que se ha de continuar en el Nuevo Mundo en los abusos del conquistador respecto de las indias, en el circulo cerrado de las familias criollas ~incestuosas y Heuroticas-, en Ia consideracion de la sexualidad como degra. dlacién (cla la nocién de ‘la chingada’ en Octavio Paz). Todo ello encamado en el masoquismo ~conducta arquetipica en mujeres cducadas zatdlicamente~ constituido por virginidad/materniad? frigidez, ciclo que define como “el modelo mariano”.!? Araujo ve "Al respect afrma Araujo: la iealizacién de la materniad esinta un ‘atcsismo primario en la mujer, que al comparatseoidenifcarse con Mena 1 Buuance De La EScnrunaFEMINSUFEMEINA (Som) Larooutice 25 entonces la escritura como forma de cura individual y colectiva ya que la escritora latinoamericana, como Scherarada, al hacerse narradora podré curer al sultén de su neurosis, y curarse a sf misma, al tener clara nocién propia individuatidad y un manejo auténomo de ta lengua, Feminismo (s) del Tercer Mundo Convendria hacer una pausa en a revisién de teéticas femi- nistas latinoamericanistas. y/o latinoamericanas, para consider una categoria que puede iluminar la discusién desde otro a lo: me refiero a la nocién de feminists del Tereer Mundo, En ese send me interes coment Ie congiai6n edits por Chand P Talpade Mohanty, Ann Russo y Lourdes Torres, titulada Third World Women and the Politics of Feminism (1991). En la Antroduccién, Talpade Mohanty establece a relacién entre ie feminismo tercermundista ya ‘comanidad imaginada’ de Benedict Anderson —por un lado~ y la “comunid a por el otro, siendo ambas definiciones de carécter no csencial is Sin politico, Aclara que la ator de mujeres dl Terces Mun jenominacin semejt mujeres de color" (Cl Nonna Alactn Cherie Moraga y Gloria Anzaldda) en fa medida en que tienen en coms; la lucha contra estructuras sexistas, racistas 0 imperialistas. Sintetiza: r world women’s writings on feminism have con- a nly focsed on (1) he idee te silane ‘of oppressions a fandamenal to the expires of soil end pola mn- nalty and the grounding of feminist politics in the histories of racism and imperialism; (2) the crucial role of a hegemonic state ‘inde a agraar sus propos conics y alejase dela aida ..} porque rechza seas see, al moll maa see nt ex. el atl reds ae tise a steas(63) En contagion cn el logis flere etn tages de Ls aes, Ca Pe Rosy sons (cf. 64 55). Feonwsuo examina reueno en Larsontics /Jonceiva Cosearra in circumscribing thei/our daily lives and survival struggles; (3) the significance of memory and writing inthe creation of opposi- tional agency; and (4) the differences, conflicts, and contradictions intemal t third world women’s organizations and communities, In addition, they have insisted on the complex interrelationships between feminist, atiraist, and nationalist struggles. (10) {Para resumir, tos escritos de las mujeres det Tercer Mundo se han Centrado consistentemente en: 1. ta idea de la simultaneidad de presiones como fundamental respecto de Ia experiencia de la ‘marginalidad social y poltica y fa base de una politica feminista en las historias de racismo e imperialismo; 2. el rol erucial del estado hegeménico en la cireunscripcién de susfnuestras, vidas otidianas y Tas tuchas por la supervivencias 3 e sigificado de la ‘memoria y a escrturaen Ia creaciGn de una agencia de oposicién; ¥ 4, las diferencias, conflicts, y contradicciones iniernas a las Oonganizaciones y comunidades de las mujeres del Tercer Mundo, En adicién, la insistencia en las complejas interrelaciones entre lag Juchas feministas, anttraistas y nacionalistas). Seifala también la conyeniencia de practicar la eseritura de lo gte llama “historiasideWvida" en In medida en que dicha escritura se relaciona con la recuperacién de la memoria, con la conciencia de ser mujer (individual y colectiva) y con la resistencia politica a través del acto de escribir. Como ejemplo cita el texto This Bridge Called my Back en donde se desarrolla la conciencia de ser mestiza, Gn un zona de frontera (EEUU. y México), conciencia que deja de Indo dualismos para anatizar la ambigiiedad y smultiplicidad de ésle conocimiento, asumido tanto individual como colectivamente En este sentido, el articulo de Lourdes Torres, “The Construction of the Self in U.S. Latin Autobiographies” es sumamente esclarecedor. Allf comenta los textos de* Cherrie Moraga, Loving in the War Years: Lo Que Nunca Paso Por Sus Labias, Aurora Levins Morales y Rosario Morales, Getting Home Alive y Borderlands/La Frontera de Gloria Anzaliiia en los que Pencuentia varios rasgos en comin: la subversion de ta nocién Patiareal de cultura (anglo o latina); ta subversién del canon lin. Bilético eae uso indistino de inglés, espaol y Spanglish; la mu. Uuplicidad cultural que integra etnia, clase, género, sexualidad y 1 Bauance De 14 eScaruRa Feunsaeseninn BY Sonne) LaWaawesice n lengua. También encuentra en los tes texts la subersin de Ia convenci6n de autobiografias canénicas mediante un carter frag- imentatioy aeronol6gico y el uso de géneros mezelados en los que se combinan detalles biogréficos con ficcién, mitos, Fantasias, ppoemas y ensayos. ‘Through their subversion ofthe autobiography, the Latina authors, are seizing the podiui, telling their own stories, creating new images, and contesting the often negative and degrading images which others have used to construct the Latina, (274) Otro rasgo importante que recurre en estas autobiografias es el reemplazo de una identidad monoltica por una identidad en cons- truceién que resulta de la pertenencia a diversos grupos. de oprimidos cuya identidad cultural se define en funciGn de esas con- diciones. O sea: un sujeto individual y colectivo a la ver y situado en 1a marginalidad a causa de los miltiples discursos de poder. Desde esa posicién, las autoras incluyen lenguajes diferentes en su escritura; recrean los mitos mexicanas y a menudo subvierten st significado (la Malinche, It Llorona, fa Virgen de Guadalupe); exploran y critican las tradiciones de su propia cultura y los roles, sexuales; resisten todo tipo de opresién y de formas tradicionales de poder ya sea respecto cle la cultura masculina como también dentro de la femenina,'3 Desde el extremo opuesto, 0 seael de una feminista blanca, Ann Russo escribe “We Cannot Live without Our Lives. White Women, Antiracism, and Feminism” en donde enfatiza la necesidad de reconocer el privilegio de ser una mujer blanca y la urgencia de integracién de las mujeres de color dentro del feminismo nortea- ‘mericano para constituir un movimiento poderoso y representativo de todas las mujeres y no s6lo de un sini grupo étieo y de una clase social. Para ello adopta la expresién de “white supremacy” de bell hooks quien se centra en el anilisis de la responsabilidad de "CL. Condetia Candelaria, “Letting La Llorona Go, oF Refreading History's “Tender Mercies" 28 -Fesuo¥ escona Peubnsa ox Lariwwdtca Joncetna Connaria conductas racistas en hombres y mujeres blancos, més que en ta visin de gente de color como victimas de un racismo amorfo. To move away fom responses of denial and guilt, which promote wmobilization and passivity, toward responsiblity, action, and ‘mutual exchange with women of color is key to disestablishing White supremacy within the context of the women's movement 299) {Alejarse de las respuestas de negacién y culpa, que promueven inmovilizaci6n y pasividad, hacia la responsabilidad, ia accién y el ‘mutuo intescambio con inujeres de colores fundamental para des- estabilizar Ia supremacfa blanca dentro del contexto del movi miento de mujeres] En la compilacién titulada Making Face, Making soul. Haciendo Caras (1990), Gloria Ancaldia define su audiencia como “a feminist readership of all ethnicities and both genders- yes, men too, los hombres también” (xviii). Los textos tienen el cardcter de tun didlogo fragmentado ¢ interrumpido que refleja e! discurso dis- continuo e incompleto que los sustenta y que apela constantemente un lector comprometido que los complete. La teoria que comunican esos textos es “marginal” y desde los intersticios (“in between”): “Borderland worlds of ethnic communities and aca- demies, feminist and job worlds” (xvi), Esta teoria busca su com- plemento en la creatividad en todos los érdenes (individual, social, politico) y en la constante solidaridad entre ‘mestizas’, concebido Este como et lugar privitegiado para erecer tanto individual como colectivamente. En la tiltima seccién de 1a compilacin, titulada ““Doing’ Theory in Other Modes of Consciousness” encuentro una serie de ellexionesinteresantes. Por un lad a ete a excesiva importancia concedida a Ia teoria en desmedro de la obra y el des- plazamiento de los escritores por loseriticos (“Critics are no longer concerned with literature, but with other critics’ texts, for the critic yearning attention has displaced the writer and has conceived of himself as the center” 335 0 “/.../ 1 am apalled by the sheer ugliness of the language, its lack of clarity, its unnecessarily com- plicated sentence constructions, its lack of pleasurableness, its alie- 1 BALANCE DE LA EcRITURA FeuSTAFEUENOA EN (YS) Lanes 29 nating quality. It is the kind of writing for which composition teachers would give a freshman a resounding F" 339) asf como el carfcter prescriptivo de toda teorfa (“My fear is that when Theory is not rooted in practice, it becomes prescriptive, exclusive, elitist” 340). Y, en especial, el autoritarismo del discurso ferinista francés en la academia norteamericana (“What I am concerned about is the authority this school [French Feminism] now has in feminist scho- larship-the way it has become authoritative discourse monologic...” 342) Tey Diana Rebolledo, profesora y critica, vuelve sobre la omnisciencia de la critica en los estudios literarios y sobre todo en retacién con fa fiteratura chicana at sefialar que, como resultado de la internalizacidn de ta prersinencia de lacritica sobre Ia obra, aquella se usa para legitimar esa literatura y esa prictica cultural equiparando, de ese modo, teorfa'y poder: 1 believe that our critical discourse should come from within, within our cultural and historical perspective. "Ths is not co say that 1am advocating limited, regional, small-minded descriptive literary analysis. But I think we should internalize and revolutionize theoretical discourse that comes from outside ‘ourselves, accepting that which is useful and discarding that which is merely meant to impress. Inthe search forour own aesthetic, for our own analytical direction, we need to Took to each other, to recognize that our literature and our cultural production does not, need legitimization from the academy, that it already is legitimate in itself. Above all, we must not forget the most important aspect of our analysis are the texts themselves. (354) {Creo que nuestro discurso critica tiene que venir desde adentco, desde adentro de nuestra perspectiva cultura e histérica. Eso no significa que yo esté proponiendo un andlisis literatio limitado, regional, estrecho, descriptivo. Sino que penso que deberfamos internalizar y revolucionar el discurso que nos viene de fuera, aceptando lo que nos es itil y descartando lo que esté al sto para impresionar. En la busqueda de nuestra propia estética, desde nuestra propia direccién analitica, necesitamos mirarnos unos a ottos, reconocer que nuestra literatura y nuestra produccién cultural no necesita legitimacién de la academia puesto que ya es Jegitima en sf misma, Por encima de todo, no debeaios olvidar que 30 esse y excarves erat ex Larson /Jonceuna Consarea f asco més importante de nuestro andisis son os textos en sf rmismos.) Norma Alareén, por su parte, leva a cabo una interesante revision de la critica acerca de This Bridge Called my Back; Writings by Radical Women of Color de Anzaldua y Moraga en donde enfatia la repereusion,y ala vee el silencio resltaneg, por Parte del feminismo. anglosajén empefiado en negar las diferencias cule Mujeres y la importancia de la raza y de la clase social on Tacign con el género. La compilacin se ciera con un atfcnlo de Gloria Anzalda, “La conciencia de la mestiza: Towards Nee Consciousness” en donde aconseja actuar, no reaccionar (to act And not fo react”), siendo los rasgos més importantes de esa hoeca Conciencia la flexibilidad y ta tolerancia, Feminismo “a ambos lados de la frontera” En “Tréfico de Idchtidades: Mujeres, Cultura y Politica de Representacin en la Era Neoliberal” (1996), Francine Masiello tiene como propésit: *..discutir las maneras en que lee ine tates de nero se insertan en el panorama de las relaciones eal turales Norte/Sur” (746).!* Sigue asi los Pasos de Jean Franco, Tana se per “sobre los peligros dela dominaciGn mettopo itana y de Tos mecanismos que ésta implica” y euya enumenero, reonta gli“L. exelusin- el Tercer Mundo es itelevante para {Gants 2. discriminacién- el Tercer Mundo es iracional por lo janlo su saber queda subordinado al saber racional prodcigo por 'n mett6pois y 3. reconocimiento- el Tercer Mundo sélo ce visto Samo el lugar de to instintivo” (747). A lo cual Masiello agrega: 1 problema esté ain por resolver; de hecho, la isistenene la inferioridad latinoamericana en el campo de ta teoria sigue pene- {ro la imaginaci6n de los ritcos a ambos lados de Is renin (74D, Masiello rescata también el enfogue de una feminiee iat “GE tambien l citado aneulo de Amy Kaminsky y olde Debra Castillo, “Figuring Feminism in Latin American Contente™ 1 BaLaier De U scirona resmsreaeni By sonee) Larwonutance 31 ‘Tercer Mundo, ta hispana Norma Alareén quien observa que “la teorfa feminista anglosajona enfatiza el triunfo individual mientras que los ‘nativos’ del Tercer Mundo son agrupados tedricamente como sujetos colectivos de proyectos, racistas © colonialistas" (749). En esta linea de pensamiento Masiello analiza, ei 3s recientes sobre mujeres latinoamericanas quienes, aunque ejemplificando valores individuales, responden en siltimas, proyecto narrativo cuyas leyes operativas han sido establecidas por el Norte” (749), Esto es evicente, por ejemplo, en recientes estudios etnogrificos y literarios, relativos a la cultura de la mujer, los cuales celebran los triunfos de las mujeres latinoamericanas asi como las buenas intenciones de las mediadoras culturales que observan su Progreso. El resultado, en los afios noventa, es un nuevo estilo de harrativa muy consciente de sus objetivos, que nos obliga a pensar ‘en el poderde Ia mediacién como discurso cultural. (749) En su andlisis del poder de la mediacién como discurso cultural, a Masiello le interesa sobre todo su examen en relacién con Ia identidad femenina. ¥ es allf donde encuentra que las autoras nor teamericanas que estudian mujeres latinoamericanas practican a menudo formas de rescate y conversién en el proceso de lo que Hama ‘fantasear al otro”, acentuando en especial las diferencias entre el sistema cultural del norte y del sur. Al respecto se pregunta “si esta manifestacion de diferencias no es precisamente el rasgo principal que hace a Latinoamérica atractiva a los ojos estadouni- denses” y se responde “EI modelo de estudio construye un que invita a ta intervencién y al anilisis de] critico norteamericano, que a su vez desarrolla una ‘arrativa acerca de la comunidad y la restitucién del orden.” (751) Sefiala ademés, en estudios recientes de antropologia y de critica literaria la superabundancia de amas de asa, prostitutas, victimas “tenaces y supervivientes’ y vuelve a preguntarse si “[e}xiste alguna Gtaaner de inginr exe panorama sin obit de sto ma sinales? Cémo vamos a trata as relaciones Nore /Sur desde nuestro papel de mediadoras culturales?” (753). Como respuesta, 32 eam 1 SCAN Feseniva Ev LenwoUUERICA/JoRGELNA ConsaTTA Pasa a examinar Ia recepein de las ideas feministas norteame- ficanas en el Sur. Para iustrarla, transcribe un irGnico poema de Susana Thénon, cita a Marfa Negroni quien propone “el derecho a Participar, de igual a igual en la discusién estética” (753) y analiza los proyectos de dos mujeres encargadas de revista culturales que fomentan el didlogo norte/sur. Una es Lea Fletcher, directora de Fe en donde se adopta, como forma, la conversacién entre mujeres y donde se pone el énfasis en la literatura y en la ‘crisis del lenguaje" (aso de Tununa Mercado, Diana Belles, por ejemplo), > La otra es Nelly Richard, directora de la Revista de Critics Culturai'> y cuyo proyecto se basa fundamentalmente en la alteridad latinoamericana en oposicién a todo proyecto heze. tmGnico, Los rasgos distntivo del mismo serian el uso de la parodia la traduccién como forma de resistencia, yelénfasis puestocn iden, tidades méviles, tanto sexuales como sociales. Richard rechaza cualquier categorfaabsoluta del sujet latinoamne- ricano, A cambio, defiende una lbre prolieracin de discursos aso- ciados con las minorfas sociales, discursos que son capaces de arts als mndegenes sin la necesidad de recurtica topicosde per. seeucién o de triunfo. El proyecto de Richard devuelve una y otra any [9S ltrs as comple reaidades de Latinoamérica, Feminismos desde el sur Nelly Richard estudi6 literatura moderna en ta Sorbonne yes autora de numerosos ensayos de critica cultural, feminismo y post. modernismo (La estratificacion de los miérgenes, Masculino/ Pemenino, La insubondinacién de tos signos).'® En un ensayo 'S CE. el atticulo de Hernin Vidal, “Pc de nn Vid, “Postmodernism Posteti, an Neo AaGulsm: The Cas of Chie’ Revita de Cen Culre'y a puesa de Nelly Rha en Beveiy-Oviete, The Posteden Debra Latin America, Oviedo, Te Ps Herm Doha '© Maria Eugenia Britto dice de Richard: forma atesanl svn de esha cat toa C116) “Sus ensayos, menudo impresos en fy consttuyen un valioso aporte ala by 1 Bace 0 1 ecm enous (sons) LaniNonNtnicn 33 titulado “Feminismo, experiencia y representacién’” se refiere a las diferentes posiciones adoptadas por el feminismo respecto de la incorporacidn de la teorfa como “instrumento de formacién y Icha intelectual para las mujeres”: su rechazo por parte de los movi- mientos feministas de activismo social o por grupos que conciben la teorfa como otra forma de intelectuctizacién falologocéntrica y de dependencia metropolitana. Constata sin embargo que la teori- zacién persiste con una marcada influencia metropolitana que provoca resistencias en la periferia latinoamericana, tomando In forma de conflicto entre das categorias: experiencia (entendida como vivencia y autenticidad) vs representacién (teorfa), Richard comienza por establecer la necesidad de teorizacién dentro del feminismo: 1, Pata el feminismo, renunciar a ta teoria serfa privarse de las herra- ‘mientas que nos permiten comprender y modificar a la vez. el sistema de imégenes, representaciores y simbolos, que componen | la logica discursiva del pensamiento de la identidad dominante, Seria contribuir pasivamente a que sus mecanismos significantes ppermanezcan incuestionados. (734) Recuerda el énfasis puesto por el feminismo tedrico en el carfeter de construccién o de representacién de ta realidad impuesta por convenciones ideolégico-culturales y, consecuen- temente, cémo la identidad y el géneto sexuales son ‘efectos de significacién’ del discurso cultural falologocéntrico. A esta ‘hips textualizacién’ de lo femenino Richard la contrasta con la posicién de muchas feministas latinoamericanas para quienes “las condi ciones materiales de explotacién, mise-ia y opresién de las que se vale el patriarcado para redoblar su sficacia en tramar la des- igualdad en América Latina” exigirfan “mds acci6n que discurso, mas compromiso politico que sospecha filoséfica, mas denuncia testimonial que arabescos deconstructivos” (735). Al respecto, Richard menciona el valor concedido a la experiencia por grupos minoritarios (sobre todo en los EE.UU,) en un affn de denunciar Jas condiciones materiales en que el feadmeno se inscribe. Y que, cen lo que lama el feminismo ‘esencialista’, se plantea como el 34 rans scat reMEsA oy Lazivousénics / Jonna Comer. echazo a la razén y la representacién en atas de la experiencia, el cuerpo, 1a subjetividad, lo afectivo e intutivo, la biografia, el silencio, Coneretamente en Latinoamérica sostiene: “Flay un punto de coincidencia en el que el imaginario femenino del cuerpo-natu- raleza y de la lengua-madre se tefleja en la concepeisn tradicio- nalista del ser latinoamericano como pureza originaria, creando Visiones e6mplices entre el mito de lo ‘propiamente’ femenino y de {o ‘propiamente’latinoamericano.” (736, ef. Castro Klaren, supra) Esto se expresaria en cierta oralidad femenina y popular. Richard, Por su parte, se opone a estas dicotomias rigidas entre orden/razén ¥ Signo opuesto a desorden/euerpofrto y simbolo ya que, sostiene, In existencia de interacciones de todo tipo resitian constantemente Jos pares de opuestos (dominante/ subordinado, culto/ popular, modemo/tradicional, blancof no-blanco, masculino/ femenino) “en lempre nuevas y méviles correlaciones de poderes.” Y, en cuanto a Jo femenino: Fijar para siempre lo femenino en la imagen det cuerpo-naturaleza «de América Latina como tetritoro virgen (simbolo premoderno de 'un espacio-tiempo no contaminado por la légica discursiva de la cultura del signo) deshistoriza cl significado politico de las Dréeticas subaltemas (femeninas, ltinoamericanas) al negarles la Posibilidad de realizar las operaciones de cédigos que reinter retardn los signos de Ia cultura dominante segin nuevos —y rebeldes- contratos de siguificacién, (737) Con referencia al feminismo metropolitan considera que, sobre todo en la academia norteamericana (eon su proliferacién de Estudios de In Mujer), se cultiva ta idea de una teorizacién desde 4a metrépoli que tiende a “proyectar en las précticas de mujeres latinoamericanas el significado mitico de un cuerpo vivo * (731) segiin una divisién global del trabajo (Fameson) que reserva la teorfa y la razén a la academia metropolitana y el resto a ‘el otro? coneebido como inmediatez (vivencia, accién, experiencia, “campo de prictica’ del sistema discursive y conceptual del centro). Retoma palabras de Jean Franco quien ilustra dicha “divisién del trabajo’ entre el Norte—la cabeza—y Latinoamérica 1 Baance 06 - Escamuna Fovansta/rewrvo Bx (¥ Sob) Larson 35 concebida como el cuerpo (cf. Franco, Masiello supra) y establece st posicién ante la total adscripcién de la experiencia a Latinoamérica. Si bien es cierto que las batallas descolonizadora, las tuchas Populares y las convulsiones dictatoriales en América Latina han ‘gestado texto y conocimiento fuera del canon libresco, en los bbordes informales y subversivos de la cultura extra-aeadémica e institucional, emblematizar ese cuerpo de experiencias como In tinica verdad del ferminismo latinoamericane (su verdad primaria y radical, por antidiscwrsiva) puede legar a confitmar el estereotipo de una “otredad” romantizada ~en tanto popular— por la intelec- twalidad metropolitana y dejar as intacta la jerarquia representa- ‘ional del centro que sigue hegemonizando todas las mediaciones conceptuales del “pensar”. (738) Richard reivindica, sin embargo, la experiencia que permite al feminismo ‘situar’ al sujeto en un espacio y en un tiempo, conce- digndole ast especificidad y situacién detemninadus, Osea, la reinseripeién de una teoria generalizante al interior de un contexto dado reformulando asi la divisin de la academia metropolitana entre. latinoamericanismo (visto como teorfa y conocimiento) y Latinoamérica (vivencia y practica). Y entre escritura masculina y eseritura femenina, Respecto de esta tiltima, y tas revisar ideas de algunas de las feministas francesas (Cixous, Irigaray y Kristeva), la define como marginal, subversiva, disidente; capaz de con- vertirse en nexo entre una ‘subjetividad minoritaria’ y las ‘politicas éel signo’ (741). De ese modo lo femenino se sitia en constante interaccidn con lo masculino y con otros sistemas de referencia: “Esta concepcién interactiva de la diferencia-mujer es sin duda la que mejor sirve a la reflexi6n del feminismo latinoamericano ya que’ permite pluralizar el andlisis de las muchas graméticas de Ia violencia, de la imposicién y de la segregacién, de la colonizacién y de la dominacién, que se intersecta en la experiencia de la subal- ternidad” (742), Ya dentro de esa escritura femenina Richard dis- tingue aquella que sigue las reglas del mercado, goza de gran popularidad y no desestabiliza las convenciones dominantes, y aquella que las problematiza y subvierte (el caso de Diamela 36 Paws sscrruna Pewennn ex LaTvoAMERICa /Joscetinn Conair™a. Et!” De acuerdo con Richard, lo deseable para Latinoamérica serfa la existencia de un feminismo de “las diferencias” que com= binarfa miiliples signos y registros de “identificacién sexual, de Participacién social y de lucha cultural contra el menii conformista (pasivizante) de las indiferentes diferencias que produce el plue ralismo institucional y de mercado” (744).'8 En una direccién semejante Raquel Olea, Directora del Centro dde Analisis y Difusién de Ia Condicién de la Mujer (Santiago de Chile), en “Feminism: Modetn or Postmodern” habla de un “feminismo de la diferencia”, preocupado no sélo por una mayor Participacion de la mujer en la sociedad sino también y sobre todo Por practicas y produccién propias de capital cultural y simbélico en la construccién de ta subjetividad desde un punto de vista femenino de. la representacién, otto y legitimo en su ottedad, Proceso que no se circunseribe ya al Ambito femenino/feminista sino que se extiende (0 deberia extenderse) a todos los sectores de la sociedad y de su diseurso critico, "7 CENelly Richard: “Tres funciones de escritura: deconstruccién, simulacic hibiecon” en an Carlos Leto, Une potion de eaieg ena tanta de Dianela ken Prac ot ahenvet Pe Reenc a easy Actes wie ao encr oe Kamae Nay id y ques suelo ese ee ate co ess extucus tates, Se eee oe wena fe MascnfFenerina en nde et sgiteale Se Tereane ronan Pao qe yb sia on liad pope evs cr Eehuinvesién de spsones dpe be eat ile ict (nese tenes ee cas Potton) oq dessabibatsestoune decrees ace Senin pcs mat mein y ep das dese cane blu y mst tenn gor meng hea Bede mason ssn de eon comune eed fio ates de prin sn eeometnaoe edie ce Yetvel engin ms epsenaivous nae sen aie ae chien yures incite Enema Fa eta rae "Mesiaionsy Iinsitos académico-disciplinarios de Rela reas eft sobeal inate ce 1 Bauavce 0 ta Excnmuna essTeusnnn ex ( s08e) Laroutencs 31 Mujeres que escriben sobre mujeres (que escriben) consiste en tuna serie de ensayos compilados por Cristina Pifia (Argentina) quien, en el prologo, plantea el problema central comin a todos ellos: jes posible hablar de una escritura femenina sin caer en dife- rencias genéricas tradicionales y, por otra parte, es posible mantener la diferencia que de hecho sufren tas mujeres en su relacién con el discurso/el poder y el sexo? En su ensayo, titulado Piffa reflexiona sobre la relacién de fas mujeres con la escritura, el cuerpo y la sub- jetividad inspiréndose en especial en teGricas espafiolas (Amor6s, Rodriguez Magda) en detrimento de las francesas (Cixous, Irigaray) con excepcidn de Kristeva ~a quien respeta. Propone, en primer lugar, hablar de escrituras y no de eseritura femenina y, siguiendo a Kristeva, adopta la nocién de abyecto materno, xord semidtica, sujeto en proceso y subjetividad afilica at vex. que subraya la relacién entre escritura y cuerpo femenino como soporte piivilegiado de la escritura (“el hecho de que el cuerpo se mani- fieste como soporte de ta escritura tiene el sentido de vistbili- zacién, libidinizacién e imaginarizacién de sus zonas, funciones y heterogeneidades negadas por ta sociedad patriarcal” 31), Subraya Ta presencia de fa transgresién en la escritura femenina, tanto respecto de los temas como de Ia forma (el género) asf como la recurrencia del cuento de hadas dentro de la eseritura de cierias mujeres y del silencio en natrativas donde “lo no dicho es tanto 0 ds significativo que lo dicho” (43). ‘Mujeres que escriben en Latinoamérica La extensién de lo anterior me permite s6lo breve mencidn de aquellas autoras que hacen dle su obra no sélo el producto We ta creacién sino también de fa teflexidn sobre la escritura femenia, el cuerpo, la funcién de la mujer y del género en el entramado social en el que viven. En Argentina dos escritoras (ambas con | experiencia de exilio) que concilian creacién y reflexién son | Tununa Mercado y Luisa Valenzuela, La primera es citada a menudo por feministas te6ricas (Masiello, Franco) como autora 38 By Wi SCITURA FPA LanDOUUeRICX/ JoResLMN Cassar Preocupada por la ‘crisis del Jenguaje” que se cristaliza en la csctitura femenina y por su conocimiento de teorias a las que adseribe/desecha en busca de su identidad como mujer, como éscritora y como latinoamericana, Luisa Valenauela, por su parte, ‘ha frecuentado Ja teorfa psicoanalitica y cultiva el género fan. | téstico en combinacién con el policialy el erotismo. Ambas, desde | el exilio y ya de vuelta a fa Argentina, han denunciado Ine atvo, Cidades de la dietadura militar y las dificultades de la vuelta la democracia en la era neoliberal, En México, Rosario Castellanos y Elena Poniatowska, desde diferentes angutlos y tomas de posicién, han cultivado una eveacién ¥ tna teoria feminista. Poniatowska en su obra testimonial sobre Jesusa Patancares; Sobre Ja masacre en Tlalelolco y en la recons- truccién biografica de Tina Modotti ‘Tal vez las escritoras més beligerantes sean Cristina Peri Rossi (Uruguay y Espafia) y Diamela Eltit (Chile). Et exilio, la trans- resin sexual y py ca, 1a experimentacién con el lenguaje (que en Eltt adquiere dimensiones inesperadas) y tos mass-media hacen de estas dos autoras, objeto frecuente de anilisis critico (cf. Nelly Richards, Jean Franco, Francine Masiello). Otro caso interesante, siguen, Obras citadas en su vinculacién con la te6rica francesa Helene Cixous, es Clarice Pector (Brasil). Sobre todas ellas volveré en los capitulos que Anzaldua, Gloria, Making Face. Making Soul. Haciendo caras, San Francisco: aunt lute books, 1990. Aragjo, Helena, La femenina contemporénea. Bogol Candelaria, Cordelia, ‘Tender Mercies". W. Foster. 93-97, Scherazada criolla. Ensayos sobre las escrinra Iniversidad Nacional, 1989, “Letting La Llorona Go, or, Refreading History's Literatura Chicana/Chicano Literature. Ed, David Castillo, Debra. “Figuring Feminisms in Latin American Contexts" Disposition XXM1 49 (1997 (2000]): 155-173, Castro Kiaren, Sara ‘América Latina”, “La critica literaria feminista y Ia eseritora en La sartén por el mango: 27-46, 1 Bauance 0 os scree rss Fee ev (¥ Some) LaTNoANAsIC 9 Silvia Molloy, Beatia Sarlo ed. Women's Writing. in Latin (merica. Boulder: Westview Press 991 : ainstye Novels of Possible Fores for Women”, Ciara and Hire Growing for Hpac nd LasoBccion Fein Literary Criticism, Ed. H. Vidal Minneapolis: Intute forthe Study of eagles an irate, 1989: (89.99) Torglina, “Cultura de la resistencin en Argentina veinte a cor epi Deale Sa" Clas ol 292 (November 99) 1688 Franco, Jean. “Apuntes sobre fa etticafeministay a literatura hispanoa- tericana” en Theoretical Debates in Spanish American Literature. Ed. por David W. Foster y Daniel Altamiranda, New York and London: Galand Publ, Co, 1997: (157-169) —. Critical Passions. Selected Essays. Duke: Duke University Press, ining Women. Gender and Reprertion in Bese. New York: Columbia University Pres, 1989 Gonzilez,Parcia, Ortega, Eliana. La sort por el mango, Puerto Rico: uracén, 1985, aminsy, Any. "Feminist Cats an Latin Asian Liteay Scholasship" Disposiiova XM. 49 0997 (2000) 135-153. Ladner fin. Tes de ei" en Le Sa por manga 4-54 “Mujeres que matan”. Revista Iberoamericana Vol, LXV, 176-7 (olio-Diciembre 1999): 781-797 eon Mel Jy. Recovesng nd ison Ages Pest Res Books on LatinAmetiean Women Weiter.” Lain American Resear Review Vol. 33,2, (2000): 283-255, Masiello, Francine. “Tréfico de identidades: mujeres cultura ypoltica de “representacién en la era neoliberal.” Revista Iberoamericana Vol. LXWY, 176-7, Julio Diciembre 999): 745-766, Olea, Raquel. "Feminism: Modem or Postmodern?" The Postmodernism Debate in Latin America. 5. Beverly, J. Oviedo and M. 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(Segundo Semestre 1989): 145-153, Talpade Mohany, Chandra, Ann Russo and Lourdes Torres. Third World Women aud the Politics of Feminism. Bloomington: Indiana University Press, 1991. Vidal, Hernan, Postmodernism, Postleftism, and Neo-Avan-Gadisin ‘The Case of Chile's". Revista de Critica Cultural. The Postmodernism Debate in Latinoamerica: 282-306. CAPITULO IL Lo que va de ayer a hoy: releyendo a Beatriz, Sarlo conocido como el Proceso, o la Guerra Sucia, sigue siendo todavia un tema delicado y hasta peligroso. O como afirma No6 Jitrik, al referitse a mi libro Narrativas de la Guerra Sucia (1999), “el debate apenas comienza’. En todo caso, entre 1976 y 1983, como consecuencia del terror institucionalizado y de ta represién que suscita censura y autocensura, una gran parte de la poblacién abandona el pais. Se trata en su mayorfa de intelectuales, profesores. universitarios e investigadores, escritores y artistas, gente de teatro y cine. Se produce entonces un quiasmo, tefido de culpa y resentimiento por ambos lados, entre “los que se quedaron” y “los que se fueroa”.' De acuerdo al lugar desde donde se to Imirara, unos eran pasivos, colaboracionistas € indiferentes a ta causa comiin en la medida en que no fueran afectados sus intereses particulares; 0 en simétrica oposicién, los otros eran escapistas, dlesinteresados de la suerte corrida por sus conciudadanos, en busca sélo de ta libertad y el espacio necesarios para continuar sus proyectos personales. La revista Punto de Vista (aparece en marzo de 1978) y la produccién de Beatriz Sarlo ~su directora~ han de constituir no s6lo un baluarte de Ia cultura de la resistencia en Argentina sino también un nexo entre esos dos grupos. En este capitulo me centraré en la obra de Beatriz Sarlo, presencia funda- mental de fa resistencia en Argentina durante la dictaduca militar y quizas la Ggura més influyente dentro de la escena intelectual entre T ras casi veinte altos de democracia en Argentina, el perfodo "Bn mi fibro, Narvetvas de la Guerra Sucia en Argentina: Piglia, Ser, Puig, Valenzuela, estudio as estateyias narrativas Ue estos esritoes ites de ellos desde fuera de Ia Argentina) para contae el horror y fabular el imaginatio colectivo de esos ais CAPITULO IV Claves de lectura para una escritura en clave: Los Vigilantes de Diamela Eltit hay temas recurrentes. Mejor dicho, la recurrencia es ~como en su narrativa~ una constante. En el seminario sobre Duelo y creativided dijo Eltit: “El problema critico para el productor de literatura parece radicar en cémo abordar, cémo seguir abordando los mismos temas y plantear en la multiplicidad de lo tinico, la diferencia” (citado por Lértora 28).! Y recurrente también es la 4queja acerea del juicio ~a menudo reiterado por criticos, lectores y hasta colegas~ sobre la dificultad de su obra.? Al respecto Eltit no se cansa de repetir el que la acusen de ser ‘muy intelectual’, de ser una autora que ‘lee teorfa’, Es indudable que a suya es una natrativa fragmentatia y socialmente comprometida, en la que circulan niicleos de sentido intermitentes y repetidos (obsesiones de un imaginario personal y colectivo) como ‘claves’ en las que se modulan los textos y que son también, desde el lado de la critica, claves/llaves para su lectura e interpretacién. Con esa conviccién se han escrito las notas que siguen. E 1 los diferentes reportajes que le han hecho a Diamela Eltit, Obsesividad y pluralidad de sentidos que tienen que ver no sélo eon una Voluntad de estilo sino como emergencia social vinculada con lo que se ha Namado la ‘eultra del miedo® en el coao sur. CF, Nelly Richards, Beatz Sarlo, mi propio libro Narrativas de la Guerra Sucia en Argentina, eso es desgastador/./ que cada vez tengas que responder, ah, usted, por (qué eserbe tan diffi..." (Morales 182). “Sélo que aqui, por chilena, por ‘mujer, me ha tocado recibir los efectos labocles,afectivos, sea, miltiples, imiliples efectos. De ser muy “intelectual, entre comillas. Ti sabes que eso 6 un enstigo. En vez de que te feliciten por lector, te castigan. Una vez me 2s6, te juro, que una persona dijo, pero ella lee teorfa” (Movales 183-4, mi Enfasis) 80 evs scare sexenna oy Larmouwsca / Jono Comsat ‘Los ‘diversos saberes’ de Diamela Eltit, En Los vigilanes dos novelas tenfa de referente, Una era Molloy de Beckett, y otra era El sonido y ia fiuria de Faulkner. El personaje del tonto, del aio, el que tiene los saberes, ése era mi reterente, y Motloy, ese que va detrds de la madre, no? Las lef ace muchos aos y siempre me importaron esos personajes. Leonidas Morales T, Conversaciones con Diamela Ett. (45) Una mace y un nifio habitan una casa en una ciudad. La madre constantemente escribe cartas al padre ausente del nific mientras el nifio juega con sus vasijas y rie. Los vecinos espfan y el cereo de aistamiento y de persecucidn en torno de Ia madre y el niflo se va esttechando desde el invierno inicial hasta el verano. Desde un padte que legisla a distancia mientras envia como embajadora a st madre hasta una persecucién creciente y la actuacidn de un juicio, Argumento si se quiere sencillo o, mejor dicho, casi inexistente (como en toda la obra de Blt), y que se desarrolla en una estructura tripartita: primera y éltima partes constituidas como monélogos del hijo, extensa parte central que comprende las cartas de la madre. En la estructura se dibuja la relaci6n hijalmadre/hijo y padre ausente, Bn la prosa muchas veces lirica, siempre sim- ibélica de las cartas, se van construyendo alegorfas tejidas con motivos a menudo contrapuestos, recurrentes en la escritura de Eltit, Enumeremos para luego analizar: la ciudad y la casa; el ‘margen y el centro; la mano que escribe y la realidad; el poder y la exclusidn; discurso, represi6n y censura; la ley, la transgresidn y el castigo; el Occidente, lo primitivo y el mito; la escrituray la greda, Todo ello inserto en un cafiamazo que se interroga acerca de las relaciones entre literatura, vida y politica ‘Acerca de faausencia de argumentos eseribe Fit en “Errante, eretica™= “La cespléndida setividad condenseda en conta historias, no esté ela linea de mis aspiraciones, y por ello permanece fuera de mis intereses centrales. Mis inmportante me resulta ampararme en todas as ambiguedades posibles que me otonga 2 hibito de escribir con Ia palabra y desde allf emiticanas pocas sig nificaciones” (20). © ea palabias de un extico "One eannot paraphrase Bis text; there ino such thing as a ‘plat’ tobe retold” (Idelber Avelar 164), 1 Caves excrons ma on escrota TAN: Los VIGILANTES 8 Sabemos que Eltit maneja diversos saberes. La literatura espafiola e hispanoamericana (el siglo de Oro, el barroco y el neo- barroco, ta tradici6a literaria chilena) que estudid como carrera en el Departamento de Estudios Humanisticos de ta Universidad de Chile y a la que ejerce como profesora. La teorfa literaria eita menudo a Foucault, Freud, Lacan y Derrida, Nietzsche, asi como a las feministas francesas Irigaray, Cixous y Kristeva. La escena’ psicoanalitica, teatral (Artaud), de los mass-media (cine, video, fotograffa).* La actividad interdisciplinaria: el grupo CADA (Colectivo Acciones de Arte) que nace en 1979 integrado por ella y Rail Zurita, Fernando Balcells (sociélogo), Juan Castillo y Lotty Rosenfeld (artistas visuales). La militancia politica y social: repar- ticién de leche entre los pobres; lectura de un fragmento de Lumpérica enfrente de un prostfbulo; Ia clausura del museo de Bellas Artes y los 400,000 panfletos arrojados desde un avidn sobre Santiago; su beso a un mendigo tomado en video por Rosenfeld. En La subordinacién de tos signos eseribe Nelly Richard: “Pese a la posterior desestructuracion de su niicleo de base, el grupo CADA mantendré a lo Jargo de su historia la misma tensiGn interproductiva de una combinaci6n de registtos entre lo cultural (el arte, la literatura), Lo social (el cuexpo urbano como zona de intervencién de la biografia colectiva) y Jo politico (su vin- cculacién a las fuerzas de cambio movilizadas por referentes de inguierda)” (39) Los vigilantes: el que vigila y el que esta en vigil No es casual que justamente fuera a partir de esta novela que la literatura de Ia Resistencia viera aparecer a la ciudad y sus babi tantes en el espacio literaio abierto por Eli Postriormente ala so comenzé en 1973. Ah se produjo una concentracién bastante brillante en canto a profesores. Nicanor Parr Enrique Likn, Jorge Guzmn, Ronald Kay 7.1 Yo trabajé fandomentalmente os cursos de Kay, que venia llegando de ‘una larga beea en Alemania y que traia una propuesta nueva, para nosotros al ‘menos, esencialmente interdiscipinaria: happenings, cine y visuaidad” (wan Andrés Pina 230). 82 Feaaviswoy esearuna remem fu LaronMeich /FonceLna Comsat ‘apariciOn de Lumpérica, su primera novela, i ciudad va a circular és libremente en fa literatura chilena, Eugenia Brito, Campos minadas (Literatura post-golpe en Chile). au) En Los vigilantes (1994) la aeci6n se centra en la casa y se desplaza hacia y desde la ciudad. El hijo y la madre anurallados en la casa, la madre en su eseritura de cartas al padre ausente y el jo ~decia~ en sus juegos y en su risa destemplada, Adentro hace {fo y se ensefiorea el hambre a medida que crece el sentimiento de Vigilancia de los vecinos. Se establecen dos bandos: la madre y el hijo al interior de la casa en contraposici6n al padre ausente que se hace often las respuestas de la madre en sus cartas a él dirigidas y en las acciones de su propia madre, emisaria y aliada, Los vecinos actian como el coro de la tragedia griega y sus voces corporizan el Fumor y enuncian la ley a la vez. que anuncian un futuro de des- Bracia y castigo. Podrfamos también reconocer la figura de, por 1o menos, dos tiéngulos edipicos: el primero es el dela made, el hijo ¥ el padre ausente, El otro es el del padre ausente, su madre emisaria y aliada, ta madre de su hijo que le escribe cartas cons. {antemente. Relacién especular en un triéngulo enfrentado con el Otro, no simétrica ni estética sino en proceso. Lo mismo sueede con 42 estructura tripantta hijofmadrefhijo que implica una repeticién ppero no efelica sino de cambio como en la sfntesis hegeliana de Ja histori, Todo en medio de una sociedad paranoica, vgilada y vigilante, en vigilia.S Respecto del titulo aclara Eltit en didlogo con Morales: “Lo pensé en los dos sentidos, tanto en el sentido del que Vigila y del que esté en vigilia, el que no puede dormir, el insomne, el que en las horas de suefio no duerme” (76-77). Entre las acusaciones del padre figuran la expulsin del hijo det colegio (el afuera y el adentro, lo piiblico institucional y lo Privado) y su palidez que en Lumpérica era sinénimo de lumpen: * En ota ocasin de ese dsiogo con Morales de Et “El bro que mis con eplvalmente manejo, sobre el que podria dar un curs, es Vga y castigo Sipodii, estoy en condiciones de enfrentarme y hacer un cutso.-- del ligar {el soberano..., bueno, de todo” (113). Caves oe urcruns rsa uns escaruea By cUa¥e: Lan WiLanres, 83. “‘Llegan los desarrapados de Santiago, palidos y malolientes a buscar su drea: el nombre y el apado que como ficha les autorizard tm recortido; son ‘nombrados genéricemente palidos como un escalafén provisorio™ (7). Mas tarde, as acusaciones se centrasdin en la conducta sexual de la madre y en la itrupcién de las mesas Gesamparadas de la ciudad en la casa en donde las aloja. las alimenta lava y da calor. Irupcién de los marginados de la ciudad, en la casa, como otra forma de descentramiento al desplazar ef ‘margen al centro, de la casa y de su escritura, Las zonas de desamparo y la escritura desde el margen Por eso, tal vez, desde mi infancia de barsiobajo, vulnerada por crisis familiares, como hija de mi pace y de sus penurias, estoy abierta a leer los sintomas del desamparo, sea social, sea mental. Mi solidaridad politica mayor, imestrcta, y hasta épica, es con 80s espacios de desamparo, y mii aspiracién es a un mayor equi- librio social y a la flexibilidad en los aparatos de poder, Diamele Elit, “Errante, eritica”, (21-2) Situarse en los mérgenes y convertislos en ef centro de la eseritura, La pagina, al interior de la casa, en el cuatto fro y oscuro con la mano que escribe, contiene y enfatiza esos seres de des- amparo, los acoge, como hijos a los que kay que alimentar, lavar, dar calor y refugio. La consecuencia de sus acciones determina el estigma, la vigilaneia, la consura, la amenaza de un castigo inminente. Leemos: “Mi insurreccién, por el momento, son tint camente ciertas caminatas calle abajo y que atin asf te dejan estre- mecido por el pnico” (46). En su rechazo, el contacto con los des- arrapados se equipara con la peste que conagia, corompe, empaita elejercicio del poder con el sentimiento de culpa, Porque de eso se trata: el padre ausente (y su madre como aliada) constituyen la alegoria del poder. Una nueva forma de poder que no es el del Padre Mio (fécilmente reconocible bajo Pinochet) sino el de la clase dominante en componendas y pactos de alianza en los tiempos post-dictadura. 84 sso 1 escaruna reennfx Larwoaéica /Sonceun Connara, En la presentacion a £! Padre Mio (1989), Eltit explicaba la investigacién llevada a cabo con la artista visual Lotty Rosenfeld al interior del ‘mundo del vagabundaje urbano’, su encuentro con un vagabundo cuyo discurso esquizofrénico grabara y sobre el que construyé el texto asi titulado en el que reconoce un espejo, de Chile.® En Los vigilantes, en cambio, se busca un discurso racional y de armonizacién que mima el del pacto y la democracia del consenso que ha de regir la politica chilena tras In caida de Pinochet. De ese modo vemos que en sus cartas la madre oscila entre la sumisién, el ocultamiento, la amenaza y la negociacién.’ No quiere un nuevo juicio pero tampoco transa en ese venderse al occidente. Se rebela contra las mentiras urdidas en sv contra por el padre ausente y por su madre, reforzadas por los rumores que inventan y hacen corer los vecinos, y quiere en la escrituca pro- lamar Ia verdad de su condueta y desenmascarar la injusticia y la opresién de los marginados. Por su parte el padre, desde la ausencia, la insta a rememorar y registrar sus acciones para evitar el juicio, para que no fa separen de su hijo, y para ello invoca la familia, la ciudad inmaculada, los valores de Occidente sus- tentados ahora por los vecinos. ‘Chile entero y a pedazos en la enfermedad de este hombre; jrones de diarios, fragimentos de exterminio,silabas de muerte, pausas de mentira, frases comer- ciales, nombre de difuntos” (17). Por ejemplo la carta nueve termina con la siguiente amenaza: “S6lo pienso hora, durante todas mis ateridos minutos, en qué muerte set digna de tw {everpo y cul de todas la heridas estar al aleance de esi mano” (87). En lx carta diez el tono eambia radicalmente, Comienza asf: "Debo disculpatme y recon.cer que mis palabras fueron precipitadas, guiadas por un torpe & infantil enojo. Quiero que perdones mis ofensivas y letales imagenes. El fr'o sme hizo come un terible desacierto, Te supico que inercedas y me salves, Es necesarievitar Hegar a ese desatinado juicio que se apresta a iniciar tu snare (48). La eebeldia de in carta anterior que ponia en escena su condicién ‘de mujer oprimida y (tas de Ta escena, en alegoria) la de Ia clase despose(da 1 lade es patses del Tereer Mundo, se toma en diseulpa y siplica ante el Poderoso, Cabria anotar al menas dos cartas eélebres actuando como sub- textos: la Carta al Pare de Kafka y la famosa Respuesta a sor Filoten de Sot ‘Je ha Ciua (ef, Ia lectura de Josefina Ludmer on “Las tetas del 1V- Cues be wecruen mt una escaruRe sv CLA Los VIGILANTES. 85 En un libro que aparece en el misma afio que In novela de Bltit, La insubordinacién de tos signos, Nelly Richard analiza la funci6n de la memoria y el olvido en la sociedad chilena de 1o que Hama el “Chile post-golpe’ y reconoce tes momentos: fa amenaza de la pérdida durante la dictadura de Pinochet; In tarea de recuperacién de la memoria al volver ala demacracia y el momento desde el que ceribe: “el desaffo de su pacificacién cuando una comunidad ividida por ef trauma de la violencia homicida busca reunificarse enel escenario postdictatorial, suturanclo tos bortles de Ia herida que separan el castigar del perdoncr” (13). Es dentvo de ese marco politico y socio cultural en e! que se inscriben kis reflexiones de Richard y la ficci6n de Eltit. Se trata de la recupetcién de una memoria no lineal sino discominua, fragmentaria, de residuo y tachadura. Una memoria contaminada por la sospechit en el sentido del nouvean roman (L'ere du soupcon (le Nathalie Sarraute) o como dice Richard: “una sospecha activada por aquelias précticas estéticas que sometieron a intensa revisi6n critica las mediaciones simbélicas y discursivas de las eategorias dle} pensamiento cultural” (18)8 Se refiere primordialmente a la prictica estetica del grupo CADA (0 ‘lanuevaescena’ como también se lo Hamara) que se vali6 del desecho y de lo marginal dando vo7-a los que no la tiesien (el ya citado El Padre Mio). Diversidad de hablas. y de medios (fotos, collages, textos, grafitl, ete.) para recuperar Ia poblacién urbana marginal signada por la pobreza en una fusion arte/vida y arte/politica que fueran principios rectores del manifiesto lel grupo. Porque situarse en el margen también significa borramiento del limite, zona fronteriza, zona ce teinsito, dinémica y cambiante ‘como las estrategias para redefinirla y nominarla.? Estética de la 5A to largo de todo este andisis ef dectarado subtext es Walter Benjamin, Leemos: “Todas estas abras (se rfiere « hs obras del grupo CADA) ilus- traban Ta idea benjaminiana que ‘la continuidad de fa historia es la de os ‘opresores’ mientras “Ia historia de las oprimis es una discontnuidad’s una sucesién inconclusa de fragments suelios desmartados por los cores de sentido y que erran sin la gorantia de uns conenién segura ni de un final cetera” 26). CCF. al respecto el aniculo “Making differences, shit Franco. youndaries” de Jean 86 Feansuo v excnns resennn ex Lenwouneties /Jonceina Coesar periferia, de la alteridad y del descentramiento que se encarnan en Inescritura de Ja madre y en su politica de ofensa, defensa y pacto, Leemos: Me fue negado el derecho de administrar mi propia casa, Esté bien, te haré un exacto relato de los hechos. Los ‘hombres’ a los ue tendenciosamente tw madre y los vecinos se han referido, fueron algunos desamparados que recibi durante aquellas noches en las que el fro Leg6 a niveles imposibles. Me pregunto, por qué habria debido de consultare acerca de mis decisiones? La muerte estaba tan cerea de esos cuerpos que mi accién five deses- pereda/. Si cometf una falta tan imperdonable, pues descuida que nunea volvergs a escuchar una noticia similar. Le explicaré detalladamente @ tu madre cada una de las razones que me impulsaron a tomar esa decisiGn y sé que ella las entenderd y se calmard su dnimo. No quise ofender a los vecinos al romper el acuerdo de cerar las puerta alos desamparados J Supongo que las segutidades que te ofrezco, me excusarin ante tus ojos y te tranguilizaré lo suficiente como para abandonar el jucio."® (75) Remanentes de la represién y censura post-golpe o exceso dle armonizacién ficticia de fuerzas en oposicién, el deseo de consenso poltico-social tras la vuelta de la democracia a Chile amenaza con destruir todo intento de disidencia o enfrentamiento de posiciones en contra de la voluntad de apaciguamiento de los conflictos. Moderacién oficial que, trasladada al campo de la cultura, pareciera buscar ~en palabras de Richard més aquietar las pasiones que inguierarlas, Se busca la transparencia y la comu- nicacién directa en oposicién a lo que se considera ‘oscuro for- malismo y rebuscado esteticismo de la retérica en extremo intelec- tualista de la nueva escena’ (Richard 95-96). '° Leyendo en clave simbslica la made encarari la “madre patria el padre, “la ley"; Tos vecinos, ‘el consenso’ los desamparados, todos los marginales (mujeres, homosexuales, indigenas, pobres). La madre que escrbe es In esertura(y el arte) que busca cambiar un orden social injusto; e hijo seria la Posibilidad de una neva generacin en contato con las fuentes primigenias desu identdad y cultura (ef. infra, IV Caves esc me una ESCRITVRA ENCLAVE? LOS VicRANTES. 87 Occidente, vuelta de la democracia y nuevas estrategias culturales El dia ha terminado, la oscuridad invade ya todos los rincones y, Por esta oscuridad, las tinicas imagenes que mi cerebro puede ‘convocar pertenecen al dominio de Ia noche Diamela Eltit, Los vigilantes. (114) La madre escribe sus cartas que son ~a la vez~ una forma de andlisis y de catarsis, un informe/confesién, al amparo de la noche. Las somras de la noche son ahora protectoras y se identifican con Ja verdad contrapuesta a las mentiras urdidas por el padre, su madre, los vecinos. En oposicién a la metéfora tradicional de luzloscuridad como representaciones de raz6n, clatidad, logos, verdad versus confusién, mentira, irracionalidad, se produce una resemantizacién que tiene que ver con los tiempos que corren. Ast lo expresa el socidlogo chileno Mastin Hopenhayn, en una conver- sacién con Germén Bravo, Adriana Valdés, y Nelly Richard (ncluida al final de su libro): “Manteniendo In metéfora Iuz~ cscuridad, casi podria decirse que las tensiones se invierten: la sub- versién del discurso piblico ya no viene dada por hachazos de luz en un mundo bisicamente oscuro sino por regiones de sombra en una realidad sobre-expuesta a la informaci6n, la tematizacién y Ia digestisn de signos y simbolos” (102). Com los cambios politicos se plantea entonces la necesidad de repensar las estrategias contra- culturales que no son ya, como durante Ia dictadura militar, la burla/develamiento de la represiGn sino ~define~ “aquello que pre cisamente elude la confrontacién, a saber, el mecanismo de la recn- peracién/neutralizacién de todos los mensajes desde el lado del Stato quo: mecanismo descenttado, sin un rostro fijo, con enclaves repartidos por todas parte En la novela esa asimilacién del nuevo orden democrética se representa mediante la reiterada mencién a Occidente. Presente en la conducta de los vecinos que “van de casa en casa trasmitiendo leyes que carecen de sentido, Nuevas leyes que buscan provocar la mirada amorosa del otro lado de Occidente, Pero el otto occidente es terriblemente indiferente a cualquier seducci6n y s6lo parece 88 Prin v escarusa Fenn ov Lweauates Joneses Comsirr ver ala ciudad como una gastada obra teatral” (41). O en la belleza occidental initid (49 0 en la palidez occidental (63) de la madre del padre conformando un perfil racial que se contrapone al latino de color oscuro como la greda que sustenta su artesania, la represen tacién de los dioses tehiicos y las ceremonias indigenas tradi- cionales."' © la lacerante pregunta con que termina una de las cartas al padre ausente: “Los vecinos proclaman que es indis- pensable custodiar el destino de Occidente. Dime, zacaso no has pensado que Occidente podrfa esta en la direccién opuesta?” (65). Y, claro est, la paranoia de occidente ante la amenaza de alianzas entre los marginales y un ataque a sus privilegics: “Temfan que yo tuviera una alianza con los desamparados, decfan que un compiot contra la armonfa de Oceidente se extendia por la ciudad y que todas sus casas estaban en la mira de una insurreccién que ain no tenfa una forma nitida” (78), Reaparece la pareja hegeliana de victima/verdugo en la que el Victimario se teme victima de sus propios excesos y, asf como la lujuria que el padre le adjudica a ta madre le pertenece a é! (80), Jos abusos practicades contra los desamparados por la clase dominante se vuelven contra sf misma en su imaginacién culpable y temerosa. Un Occidente que no es dificil identificar con las leyes del capital y el mercado en tiempos de la globalizacién que rige el mundo contemporiineo. Al respecto cabe mencionar una cita de Lyotard que transeribe Jean Franco en “Making Differences, Shifting Boundaries” en la que se enfatiza que al capitalismo des- culturaliza a la gente, deshistoriza sus inscripciones, los reproduce angnimamente y s6lo en la medida en que interesan al mercado; no reconoce cédigo libidinal alguno sino solamente su valorde cambio que constituirfa el tinico axioma intocable (226-7). Figura omnipotente, ormnipresente, omaisciente como l inaperialisiia Ue los EE.UU. que rige los destinos del mundo entero. Casi al final la madre le pregunta al padre ausente, tras saber que ha perdida' ta causa en el juicio “/../ quién eres? En qué veciro te simulas? Cul UB ese se entrevista con Leonidas Morales. También el apartade ttulado “Mitos; tas fracturas de lenguaje. [Et se ha referido a menudo a su inerés por lo latito.'CF, 1 Cues LECTURA rR UNA ESCAITURA AN LANE: LOS VIGILANTE, 89 es la casa que habitas? Desde qué dependencia oficial has emitido tus ordenanzas? Qué dltimo mandatg de Occidente estas obede- ciendo?” (115). Historia doméstica, historia social y escritura yo estaba pensando en el poder. Yo querfa seguir una historia, 0 Sea, mi intent fue ocupar un primer plano, madre e hijo, padre e hijo. Y después yo quise deshacer esa historia, esa historia més doméstica, y levaria a otro plano, a un piano donde esta figura mascutina fuera relacionada més bien con el poder, la cosa del poder, la ciudad. Y en dltimo término que fuera una cuestiéa sobre Tneseritura, sobre el poder y la escritura. Leonidas Morales, Conversaciones con Diamela Eltit (47). Una madre en relacién estrecha, casi simbiética con su hijo, compartiendo ambos un territorio propio. "Mamé eseribe: Mama es la tinica que escribe. Mamé y yo nos compartimos en toda la ‘extensi6n de la casa” (13) son las lfneas con que se abre la novela, Deefa al comienzo que In estructura estaba constituida por tres partes: Ia primera y la altima como mondlogos del hijo; a del medio, por las cartas de la madre. Y es sobre todo a partir del hijo. que percibimos el amor mutuo y también el cambio que tendré lugar no ya en la madre, sino en el hijo que al comienzo aparece como dependiente, hambriento, deseoso de calor y proteccién, celoso de Ta eseritura de su madre y de su destinatario, viéndose como un tonto que se ampara en sus juegos con las vasijas, sus correrfas por la casa y su risa sin sentido, Alli el padre ausente es entonces el verdadero poseedor de la madre (“El le escribe por- querfas” 14), representa la ley que a la distancia rige sus vidas, es quel que ¢jerce el poder sobre sus destinos mientras que la madre sufte su ausencia, el hambre en las calles, la impotencia de cambiar el mundo mediante sus palabras. La tercera y ultima parte, muy breve (apenas nueve paginas) se abre asf: “AAAY, la noche y mamé se me confunden, Mama y yo vagamos esta noche” (121). ¥ ya fuera de la casa de donde fueran expulsados vagan en Ja noche 90. ‘Fess ¥escurun rissa ww LaroaMeien/Jnoeuna Coesara por la ciudad en :nedio dei malestar de la gente y de su amenaza. Pero el hijo tiene ahora voz y saber: sabe que su madre no ha ‘ogrado con su escritura su propésito ya que continga el hambre en las calles y reina ta injusticia en todos los niveles, Ahora se han invertido los papeles y es el hijo quien se siente capaz “de controlar esta historia, de dominarla con mi cabeza de TON TON TON To” (122), Bs el quien ahora guia, dirige, conoce: “Tengo que conducit @ mamé a través de la irtitacién y de la burla y de la indiferencia ue provoca su leira. Su letra. Mamé ahora no habla y se mece en luna esquina. Se esté meciendo en una esquina, en la esquina de esta tinica calle que nos hace existir” (122).!2 El hijo que jugaba con las vasijas de greda al interior de la casa fe entrena ahora fara cambiar el mundo, ese mundo original que ha palpado en el tarro de sus vasijas y cuyos seres indefensos ha visto protegidos por su madre. El hijo que ha aprendido en las cartas de ella la defensa y el ataque, 1a penuria y el sufrimiento en relacién con el padre ausente que es también el poder y que en nombre de la ley y el orden los ha expulsado de la casa y exeluido de Ia sociedad. El juego (definido por Schiller como sprendizaje para la vida y equiparado por Kant con el atte) es, en el caso del hijo, altamente significativo. El hecho de que lo haga con vasias de greda no es aleatorio. Hablando de esa novela y en relacién con Su constante preocapacién con lo latino y sus claves recurrentes, dice Eki {-.-1 yo si creo haber mantenido pricticamente en todos mis libros se lugar latino. Un lugar latino que estétejido con otro orden, con otras imagenes, menos tradicionales. Yo creo que trabajo més 0 ‘menos con lo mismo. ¥ en ese sentido es muy permanente, como "* Leonidas Morale e9 uno de sus dislogs lama la ateneiGn de Fit sobre la Presencia de Ia esquina en su textos: “Yo no me habia dado cuenta, La venlad 8 que, mir, no es una cosa conseiente. Ahora que ti me lo dices, dignmios, empiezo a pecibir que hay vincones, esquinas, Especulando, conjturando, tiene que vera Jo mejor con el tipo de novela, que es ms de intersticios de resquicios. Ahora adaro, a esquina es un logar mis cargado, porque es un Punto de disedo de ciudad, de encuentro /.. do eruce, claro, porque se ‘encuentran varios espaios” 142-3), V+ Cuaves OF cecruna mt une escmTURA EN CLAVE: Lo ViGRANTES, a1 lave, la greda, la vasija/../ 1a greda es un sustrato cultural de Proporciones.../ Digamos, Ia artesanfa realmente pasa por la agreda, Pero sf In greda para mi efa la clave, una de las claves de esa novela. Ese nfo que tiene sus saberes/./ Est arrhando algo, quiere armar algo con sus vasijas/../. (52/53) Los vigilantes es un texto de niveles miltiples que requiere una ‘rama de lecturas diferentes y complementarias, Se trata en primer lugar de una ‘historia domestica’ en la que podrfa estar transcripts Ja propia infancia de Eltit en la que el padre estuvo ausente (cf. Morales) y a ausencia actual del padre de su bijo(s) (Rat Zurita) En un segundo nivel se abla del poder encarmado en el que se autoinstituyera como el “padre de la patria” ain mucho después de ser derrocado (cf. textos de Isabel Allende y Ariel Dorfinann cuando el juicio de Pinochet en Inglaterra). Hay un tercer nivel cn ¢! que aparece el poder en un sentido abstracto vinculado con el discurso occidental falogocéntrico oprimiendo todas las minorias en base a la discriminacién racial, genérica, de préctica sexual, de osesién o desposesién, lingiistica (hay que recordar los diferentes edigos linglisticos de los indios en la zona andina). Un cuarto y tltimo nivel es el de a revaluacién de la escritura y de las précticas artisticas como instrumento de critica social y cambio. Obras citadas Avelar, Idelver. The Untimely Present. Posdictatorial Latin American Fiction and the Task of Morning. Durham and London: Duke University Press, 1999, Brito, Eugenia. Campos minados. Literatura post-golpe en Chile Santiago, Editorial Cuarto Propio, 1994, Corbatta, Jorgelina. Narratives de la Guerra Sucia en Argentina . Buenos ‘ortegidor, 1999, unecla. El Padre mio, Santiago: Francisco Zeger editor, 1989, ———. “Brrante, errtica”. En Juan Carlos Lértora, Una podtica de lite- ratura menor: La narrativa de Diamela Ehit. Santiago: Editorial Cuarto Propio, 1993 (11-15). ———; Los vigilantes. Buenos Aires: Sudamericana, 1994, —— Lumpérica, Santiago: Las Ediciones del Omitorrinco, 1983, 7 Frum Eceuuna Fewexon ex Lenworwénce /Joncena CoReArTs Franco, Jean, Critical Passions. Durham and London: Duke Uni Jean : Duke University Morales, Leonidas. Conversaciones con Diamela Elvt, Santiago: Editorial Cuarto Propio, 1998, Pia, Juan Andrés. Conversaciones con ta literatura chlena, Santingo: -_Edicoral Los Andes, 1991 Richard, Nelly. La insubordinacién de los signos. Santiago: Editorial Cuario Propia, 1994. Sarlo, Beatriz. “El espacio intelectual: un espacio doblemente frac- turado”. En Sail Sosnowski editor. Represidn y reconseruccién de una cultura: el caso argentino, Buenos Aices: Eudeba, 1988. CAPITULO V Metiforas del exilio e intertextualidad en La nave de los locos de Cristina Peri Rossi y Novela negra con argentinos de Luisa Valenzuela 1 El exilio es una experiencia que siempre puede capitalizarse. Si tuno no se vielve 1000... Cristina Peri Rossi, “La pasidn desde la pasi6n’” or eso nos fuimes como ratas que abandonan el barco: para poder seguit hablando del barco sin tener que traicionamnes. Para da tes: timonio por més que nos duela, Para no unirnos a la complicidad del silencio y In ceptacién. ‘Luisa Valenzuela, “La Argentina lteraria escritores, pareciera acentuarse en el siglo XX. Pensemos, ‘entre otfos, en Nabokov, Samuel Beckett, Unamuno. En la literatura latinoamericana, el exilio constituye un rasgo distintivo que modela temas y motivos, modos y estructuras. Adesés, tl como lo sefiala S.R. Wilson, el exilio se ha convertido en un lemento de identificacién latinoamericana (“More than inde- pendence, more than revolution, itis the condition of exile that vonverts the Argentinian, the Uruguayan, the Chilean into the Hispanoamerican”, 247). Los eseritores en exilio se sienten obligados, personal y comunitariamente, a revisar las condiciones en que dejaron el pals al partir consciente o inconscientemente se saben responsables de dar a conocer ese estado de cosas para que, fal denunciarlo, crezca la solidatidad que permita cambiarl. Respecto de la lengua materna ésta se transforma, para el escritor en el exilio, en la casa que lo alberga, protege y expresa; de alli los E Jexilio, que ha sido una constante en la vida y obra de muchos 94 ‘FanswoY ScaURA PusnNa 2 LeTNOUNSRCA/JonceuNa CovaKrTa Juegos con el espesor del lenguaje, con sus modismos y formas ‘més locales que ayudan a reforzar su identidad, Identidad que, con su suma de asunciones familiares, sociales, geopréficas, tem- porales ~y hasta sexuales~ se ve sometida a una crisis aguda como consecuencia del exilio, ‘Sin embargo, en este “segundo nacimiento, exilio” asi lo define Peri Rossi en Lingiiistica general (18)}- no todas son pérdidas. Porque, como Cortézar acostumbraba a decir, “la nos. {algia esté bien pero la esperanza es mejor” y reelabora Peri Rossi “...el deseo perfila mejor que la memoria, y el deseo esté siempre en mafiana” (Cosmoagonias 17). En “Los contestatarios del poder”, Angel Rama cita al escritor Garefa Marquez y al pintor Femando Botero (ambos colombianos), como modelos de lo que Mama “integracién transculturadora” en el exilio. Enfrentado a lo ‘nuevo, el creador asume una doble condicién: la de testigo dis. tanciado y lade protagonist; busca integrarse, in perder Io que lo diferencia a la vez que se nutre en lo diferente, Esa superucin de las fronteras impuestas por la existencia de razas, Ifmites hnacionales, ideologfas, religiones, lenguas, costumbres si se ogra le concede al escritor una mayor universalizacién Posibilita, ademds, el establecimiento de una mejor comprensién que enriquece ~tanto al exiliado como a la comunidad en la que se insert, En el citado articulo Rama reitera Ja inscripcién del hecho literario dentro de parémetros espacio-temporales: “Seccionar la serie literaria de la serie social ~dice- es un intento vano: ambas convergen en la serie cultural donde el imaginario de las sociedades humanas construyen sus lenguajes simbdlicos” (13), En. tal sentido, en este capitulo me interesa analizar dos obras escritas Por autoras rioplatenses en el exilio: La nave de los locos de Cristina Peri Rossi (1984) y Novela negra con argentinos (1990) ‘como metéforas del exilio en fabulaciGn intertextual ¥- Merarots ott uo e noEsrerunuogo ex La AVE D8 tos Locos, 95 i : El recién legado mira con ojos asotbrados como el conquistador de Indias Y.¥e cosas que Tos dems no ven. Cristina Peri Rossi, Lingistica general Cristina Peri Rossi (Uruguay, 1941) se exilia de su pais antes del golpe militar de 1973. Gustavo San Roman habla de dos perfodos dentro de su obra: el de Uruguay, que incluye textos publicados hasta 1971; y el de Espatia, tras su establecimiento en Barcelona, Reconoce, durante el periodo uruguayo, una fuerte influencia politica que es el producto no slo de su propio compromise Personal sino también de una atmésfera coleciiva en la que se destacan, recordemos, la literatura de denuncia de Mario Benedetti (El cumpleaiios de Juan Angel, Letras de ‘emergencia) y la de Eduardo Galeano (Dias y noches de amor y de guerra, Las venas abiertas de America Latina). Respect de esa generacién, rememora Peri Rossi en un entrevista con Eileen Dietz en 1976, “Sospecho que les ha sucedido to que al pafs: su literatura esté aplastada bajo el peso de las botas y del silencio obligatorio. Por 30 me imagino que la mejor literatira de mi generaci6n seré oral, transmitida de padtes ahijos /.... Quizgs los mejores poemas estén escritos en las paredes de las eérceles o de las cloacas” (86-7), En el segundo perfodo, el de su residencia en Espaita, San Romén ve ue su obra refleja un cambio en Jos temas, vincalados ahora con Su nueva circunstancia europea; allf explora ro s6lo aspectos Politicas sino también sociales (Ia polucién, el consumismo y la amenaza nuclear) y psicolégicos. Precisando més a catacteri. ZaciGn del universo simbélico presente alo largo de tod la obra de Peri Rossi, Mabel Morafia enumera una recurrencia temtica que abarca “el motivo del viaje, el espacio virtual y clausurado de los museos, el mundo de la infancia, el problema del tiempo, la creacién y la sexualidad, la opacidad de una cotidiancidad Permeada por précticas lidieaso visiones oniticas” (38); y que se expresa mediante una estrategia discursiva en la que se conjugan realismo y alegoria, 96 “Funmsuco ¥ Escerona rewenna ey Lewotwencs J Joroetn CoReXTTA Larave de los locos (1984) pertenece al periodo espaiil y es el relato ce Ja larga y azarosa travesia ~de sus 21 capitulos, 18 llevan €l subtitulo de vigje~ de Equis, su protagonista, a través de ciudades, seres y experiencias diversas, Se abre con un suefio en el gue Equis recibe una orden ~“La ciudad a la que legues, des- cribela’~a la que el responde con una pregunta: ~“Cémo debo dls- tinguir lo significante de los insignificante?” (9). En el suefio hay también la Hegada de una mujer quien, miontras él intenta “separar el graro de la paja” (9), aboga compasiva por la inclusién de una hierba, una piedra y un ratén, jnstaurando asi la duda y la con- fusién (“Desde entonees, Ja paja y el grano estin mezclados” 9) Mediante este sueiio inicial se introducen una serie de motivos que than de estructurar la narraci6n posterior. 1 El vinje y la Hegada a una ciudad que suponemos extraiia a Equis (por eso debe describirla) de donde -correlati- vamente~ se infiere su carfcter de extranjero. 2, La necesidad de describir, de nombrar la ciudad como un facto fundante; de allf resulta Ia eseritura como forma de conocimiento y apropiacién de la realidad.’ 3. La apertura del universo narrativo mediante un suefio que simboliza -que alegoriza~ lo real y que es también portador de un mensaje profitico. 4, El juego con la materialidad de la lengua materna? (“separar cl grano de la paja”) como un via, la dnica para el escritor, 1 Cancepeién que se vineula con la del Romantcismo slemén, Cf, claves en el texto: “A poco de Hegar a una ciudad, Equi consigue trabajo ~es ruy hibil Y puede ganarse la vida dictando clases acerea del romanticismo alemén © jarriendo tos andenes del metro, como taquferafo en wna empresa naviera 0 Sirviendo plato en un restaurant.” (7). CF, también referencia a Jean Paul Ritcher y otros poetas rominticns aleranes en relaci6n con Ia tuna (108). thy, como en Cortzar y por supuesio en Borges, juegos de palabras: “Ahora fa orquesta ataca, ataca y ejecuta El tercer hombre” (12); “soliloquio de sinofbn, sexo y son” (12). Menciones a traducciones dl canto LV de La Ilia (0-11) y del tango “El dia que me quieras’ cuya linea “hardnnido en tu pelo” fuera libreinente traducida como “aricnido en tu pelo” Guego Tinguistico- sumoristico en nota 1, 13), El humor, satiico de la pgina “Diario de a bordo” nos recuerda el sutl “Aite de injuriat” de Borges y pases de Los Premios d= |¥-Methrous Det x0 € NTERTEXTEALOAD BX LA RAVE DE LOS LCOS. 9 de arraigarse en lo real. De ello se deriva la eonviceién de que Ia lengua materna es la yerdadera patria del escritor; también el hecho de que compirtinla mediante la escritura es establecer una especie de complicidad lingUfstica, humo- Tistica e histéricorliteraria (cf. las frecuentes referencias jntertextuales a autores y obras que ama tales como Cortézar, Felisberto Hernéndez, Paul Valery, et.) 5. La introduccién de la mujer ~y, consecuentemente de las diferencias sexuales y genéricas~ como elementos desesta- bilizadores que instauran antagonismo y conflicto a los que es preciso conciliar/anular mediante Ia armon‘a 6. La utopia de la baisqueda de la armonfa ~ya que la armonia “upone la destruccién de elementos que se le oponen, por eso es casi siempre simbélica” (20)- que aparece como leit motiv en la reiterada, fragmentaria y acumulativa des- cripcién de “El tapiz de la creacién” de ta catedral de Gerona? El Viaje Lasola palabra vigje ‘convoca reminiscencias antiguas: todos los viajeros que alguna vez.emaprendieron camino {todos los poetas que cultivaron Ia metafora ‘como ciudades de un viaje imaginario sin raslado, Cristina Peri Rossi, “Itinerario”, 3 Cortizar, Toda la nota 2, 26 es una sere de guiiadas de ojo al lector basadas fen una complicidad lingtstica, Equis abrazado a Ia letra X ‘como a un Tencor’ © “experimentando cirta imitacién con Ja palabra bubardila, que fsoctaba, vagamente, con novels del siglo XOX, tangos argentines, madres Solteis, estudiantes perpetuos, enfermedades de la piel y borracheras” (33) 10 Jos juegos con los ttulos de obras femosas (nola 3, 40-3). 0 la elacién signolreferente y los unicornios (nota 4,42). CF. aticulo de Gabriela Mora, 98 -Fsisuo¥ econ raya 2 LansoxweRica fJoecetom Covsaria En el ya mencionado estudio Mabel Moraiia nos recuerda que el viaje constituye “una tipica situacién alegérica” (42) con- formada por la superaci6n de pruebas por parte del héroe quien, a su término, accede al autoconocimiento mediante Ia adquisicién de un saber que luego ha de revertirse a la colectividad. Durante su transcurso, el viajero experimenta la confrontacién de experiencias Y seres diversos los que, “le devuelven imagenes de sf mismo y Complementan conceptual, ideolégica, temiticamente, su expe- riencia del mundo” (42). En este caso el viaje inicial de Equis es por mar (otra frecuente figura en Peri Rossi), a bordo de una nave emparentada con la nave de los locos y que se introduce a partir de dos descripciones del cuadro homénimo. Lo que sobresalta cuando se las compara es que, referidas supuestamente al mismo objeto son, sin embargo, diferentes. En la primera se ven hombres elegantemente vests como para una fiesta a bordo de la nave; en la segunda, los ele- gantes caballeros y damas estin en el paseo donde se han dado cita “para contemplar el espectéculo’. El desplazamiento que en an ‘caso integra a los ‘cuerdos’ en la nave en tanto que los pone a salvo en el otro muestra que la locura -tal como lo ha sefalaco Michel Foucault (cuya Historia de la locura se abre justamente con la nave de los locos) es un producto cultural basado en jas relaciones de poder al interior de a sociedad, Ademés, la nave consiste en una réplica del mundo en pequefta escala y tiene algo de ‘ghetto’ y de céircel (12). Las metéforas del viaje son numerosas. Comienzan con el juego entre viaje experimentado y viaje leido (“Es la primera vez que vigjo, dice Equis... En cambio he lefdo todos los viajes posibles en los libros”, 11). O el viaje como desplazamiento en el espacio que conlleva también una vuelta al pasado —“tiempo hacia atrés” (12)- en un barco cargado de canciones nostélgicas (rumbas, bolero, tangos). Pero sobre todo se trata de un viaje interior (“El siente que dentro del viaje hay otto viaje” 13), nunca terminaco ("el viaje incesanté, la gran huida, la hipdstasis del viaje” 33) y que se iden- tifica con lo que Elizabeth Bishop Mamara el ‘arte de perder’ (incesante dialéctica entre la pérdida y la conquista donde muchas veces extraviamos —por azar, desgracia u olvido- cosas que V- Manirons be. x0 & wrexzexrvaunMo ev LANAvE DE 40S Locos 99 amamos ¥ ganamos, cosas que nunca quisimos obtener por error, Suerte 0 indiferencia~” 27), Reflejo especular del viaje son tambign, tos libros que Equis compra ni bien se instala en una ciudad (La Biblia, La Odisea, La Eneida, Robinson Crusoe, Los viajes de Gulliver, los cuentos.de Poe, La metamorfosis y Et proceso) y hasta los nombres que baraja como alternativas del suyo propio (Ulises, Archibaldo, Ivan, Horacio). El teatro ~“un viaje sin traslado” (174)~ y también los sueios constituyen otras formulaciones del viaje, En sus sueios hay intensa actividad (“En suefios, Equis ha hecho el amor con mujeres desconocidas, ha regresado a menudo a la infancia, a terminar alguna tarea inconclusa, ha visto montafias que giran y ros inméviles, fue perseguido por ejércitos de distintos paises ~todos iguales, por Jo demés-, alguna falta imperceptible provocé una Catdstrofe y también pinté numerosos cuadros que nadie ha visto todavia’, 38); hay fantasfas, sobre todo sexuales y también revela- clones que demasiado ignorante para seguirlas- quis olvida en la vigilia, Una de ellas, sin embargo, retorna obsesiva al final del texto (la del enigma de los reyes a los pretendientes de sus hijas) brindando asf una de las claves de su interpretacién —volveremos sobre esto, Por su parte el teatro ("Un lugar donde se representan cosas. Como la vida”, 173) retorna en las pesadillas de Equis a las que Mama los ‘suefios de la representacién’ en donde aparece siempre mal ubicado respecto de la escena, 0 no puede entrar a la sala, 0 no entiende Ja letra del guién. La vieja metéfora del gran teatro del mundo, o de la vida como suefio, modernizadas en la concepeién existencialista de la vida (y del teatro del absurdo) subrayan, y expresan, la desubicacién del exilado, Pero hay también otro modo de “viaje invotuntario” ~recordemos que uno de los epfgrafes, el de Fernando Pessoa, define la vida como “un viaje experimental hecho involunta, riamente”-, no ya metafisico sino de precisa localizacién espacial ¥ temporcl: el de “los desaparecidos”. “Desaparecer —dice Vercingetorix, amigo de Equis y desaparecido~ deja entonces de 4 -Respecto de este timo nombre dice “ 26), a imposible después de Raywela”™ 100 Frunisuo Escnrana Fenn 4 Leriwonwnce /Jonoeuna CovearTA serun acte voluntario y se convierte en una actitud paiva, nos des- aparecen” 58). Se, trata aqui de las desapariciones, torturas y muerts llevadas a cabo durante las dictaduras en el cono sur, actos ejereidos por el ejrito 0 fuerzasparamilitares~ para liminar a Ja ‘soi disant”subversi6n, Se instaura asf una realidad diferente, a de los desaparecidos,alojados primero en la fébrica de cemento ¥, mds tarde, en el fondo del mar (“en una acepeign que Valery no imaginé ~penso Equis-”, 59). La fabrica de cemento es otro miero- cosmos, regido por sus propias leyes, en posesién de rituales y hasta de una estética (fascista): “Los poemas versaban sobre el amor a la patria, la belleza de la bandera, el honor de las Fuerzas ‘Anmadas, la encarnizada lucha contra los Oscuros Enemigos, l sol, el afostolado militar, las buenas costumbres y el espiitu cristiano” (62). Finalirent, el viaje adquiere un valor omnicomprensivo visto como una alegoria de la vide hurmana; pasa, de ser accidente a con- vertrse en esencia (“Todos somos exilados de algo o alguienl...! En realidad, esa es la verdadeta condicién del hombre" 106) de all: que todo paraiso, de exists, tenia la forma de la nostalgia (Alguien dijo /../ que siempre partimos del lugar donde hhubiéramos sido eternos 0 felices”, 109), La identidad ‘A menudo se ven, caminando por las calles de las grandes iudades, a hombres y mujeres que flotan en el aire, en un tiempo ‘y espacio suspendidos, Carecen de rafces en los pies, y a veces, has carecen de pies. No les brotan rafees de los cabellos, ni suaves lianas atan su tronco @ alguna clase de suelo, Son como algus impulsadas por las corrientes marinas y cuando se fijan a algina superficie, es por casualidad y dura sélo un momento. En seguida vuelven a flotar y hay cierta nostalgia en ello (Custina Peri Rossi, “Los desarraigados”. EL visje de Equis, deefamos, es el exilio. Y asi lo expresa el epigrafe de la Biblia, en el libro del Exodo que dialoga con las ineas iniciales del capitulo I, en donde ser extranjero se define como ‘extraftamiento, fuera de las entraiias de la tierra, desentrafiado, |V- Merirons De. xtu0 €TERTEXTUALOAD EN LA NAVE DE LDS LOCO 101 vuelto a parr... extraio, introsucido, intruso, huido, vagabundo, errante” (10). Pero, en la préctica, qué significa para Equis ser fextranjero? Ante todo un intenso sentimiento de orfandad que lo ‘vuelve altamente vulnerable ante los seres humanos (sobre todo mujeres) que encuentra a su paso ya que, como explica en una deasién, “los emigrantes tenemos una vida emnocional muy inestable” (30). En su viaje inicial se siente derrotado de antemano por la Bella Pasajera que juegaajedrez. Oes presa de una voracidad “yoyeuristica’ insuciable ante Ia imagen infinitamente repetida de Julie Christi, violada por una maquina bratal, en la pantalla del cine a cuya salida un cartel enuncia enigmstico “El hombre ¢s el pasado de la mujec”5 O emite balbuceos ante una desconocida en un café {que lo toma por loeo porque ~como el mismo Equis se explica asf rnismo- “la extranjeridad es una condicién sospechosa” para el ser edentario que “cree que se nace extranjero, no que se llega a serlo” (28). Orfandad que Jo vuelve asimismo extremadamente vulnerable ‘ante ancianas de aspecto maternal (la del metro o Ta de la isla), En Solitario de amor, texto posterior a éste, el protagonista seré el texilado de la mujer que ama (174). Sin embargo Equis ha ido aprendiendo ciertas estrategias defensivol ofensivas que le permiten protegerse y, ala vez, airmar su amenazada identidad. Una es la del ocio en las plazas compartido por otros seres Socialmente marginados por su improductividad {ancianos y nifos). Practica, ademés, la Lectura en el autobsis como tinejercicio de provocacion® al qu llama su “plan particular dealfa- 5) Bn coincidencia, y como posible clave de Jectura de esta afrmacién, en Ia ele Damon de Milan Kundera tes hombres hablan de mujeres y uno seedtes aT frase "Woman isthe future of man” aibuia por otro al poeta ‘Kegon, ¥ dee "That means that the work that was once formed is man's iage will now be transformed ito the image of woman Te more echnical ies schanca, cold and netallie it becomes, the more it will ned the Kind aoa sath that ony the woman can give it IF we want save the word, We sent adapt to te woman let ourselves be ld by the woman, let ourselves be ttt bythe Ewigweilicke, the eterally feminine!” 338-9 6 Enewentro aquf ecos de Cortézar, en especial Ia conducta de sus cronopios {Cae y Polio ast como dels integrates del grupo Ia "Jods" en EI bro die Manuel Uy 102 ‘Pais EScnTUa Feu By Larimoautnica / Jt Coma betizacion” y que le sirve para difundir literatura pomogrética y subversiva, Pero la estrategia més titi es la ‘comunicarse y establecer ‘inculos, aunque efimeros en fa mayoria de los casos, con ottos oxi liados como él y con tos que comparte alguna forma de margi- naci6n. El caso de los niios y de los viejos (sobre todo las vieja). O el de Gordon, exitiado de ta luna; Mortis, el coleccionista: Ia Joven Graciela, que viaja con su minimo equipaje dentro de la caja de una guitarra; 0 Lucia, cuyo nombre evoca una vez mis a Cortézar, en el nombre verdadero de la Maga. Esta hermandad uni versal le permite también entender y compartir la angustia (a través de la lectura de un periédico abandonado en un parque) de la muchacha norteamericana Hegada del MidWest a New York quien, {tas pasearse durante ocho horas por la calle con un cartel que decia "Me siento muy sola. Por favor, hable usted conmigo”, se suicida, Mediante estos vinculos amistosos, afectivos y sexuales Peri Rossi explora zonas conflictivas en la historia reciente: los campos de concentracién en Alemania como resultado de persecuciones Politicas, religiosas y raciales; la Soledad en las grandes ciudades orientadas exclusivamente hacia la produccién y el consumo: e} horror y la muerte instituidos por las dictaduras militares en el cono sur; la desigualdad en las relaciones entre los sexos o al interior de un mismo sexo. Todas basadas en relaciones de poder La vision, desde el nifio Perceval, de su madre y de su padre reitera tuna vez més las humillaciones que se dan dentto del matrimonio como otro ejervicio de desigualdad entre dominador/ dominado "Ella se cas6 joven pero se divorcié al poco tiempo. Mi padre, en realidad, s6lo querfa tener una cocinera y una amante a su lado, no. 4 un semejante”, 145). Los viajes de Equis a Londres a bordo del autobis que lleva mujeres a abortar; las précticas de infibulacion a {as mujeres en Africa y las respuestas ingenuo-humoristicas de los escolares al cuestionario propuesto por Graciela alumbran otras 2onas del sometimiento femenino y del ejercicio arbitrario del oder. La relacién de Mori, el nifio Perceval y st madre ~por su Farte- sintetiza la marginalidad, el extrafiamiento y la subversién on la que se ubica el texto respecto de los cédigos que regulan la niflez, la matemidad y la heterosexualidad, Gabriela Mora subraya “Tas luces positivas” con que se narran estos amores que, en V- MerArO€S DEL Exl0 €WTeRTEATUALOND EN LA NAVE OF LOS LOCOS 103 general, Ia sociedad. desaprobarfa en oposicién a “los tintes sombrios” con que se cuentan otros episodios consideredos como ‘normales’ y ‘naturales’ en el mundo real (346). Esta actitud sub- versiva aleanza su climax en Ia escena final entre Marlene Dietrich/Dolores del Rio (en realidad se trata de Lucia y una partner jugando esos papeles). Y Lucia imitaba a Marlene y alguien (un hombre disfrazado de ™ujet, 0 una mujer, un travesti, uno que se haba cambiado sus sefias de identidad para asumir la de sus fantasfas, alguien que se habia decidido a set quien queria ser y no quien estaba deter. ‘minado a ser) eta Dolotes del Rio. (191) All tas dos mujeres, al interior de un bar frecuentado s6lo por hombres, evan a cabo un acto de amor que las aisla y protege del deseo masculino (Luefa, tras su viaje a Londres, se habfa pro- ‘metido que esa seria la ltima vez). El espectéculo a su vez cancela el viaje de Equis porque reencuentra a Lucia, a quien buscara sin tregua desde el viaje a Londres, a la vez que le da la solucién del ‘enigma que lo obsede. Me refert antes al suefio, que abre la novela, como portador de claves para la comprensién del texto total, El sueito del enigma, al final, simétrico con el anterior, plantea otra pregunta: “Cul es el mayor tributo, el homenaje que un hombre puede ofrecer a la mujer que ama?” (183). Esta pregunta se repite en un suefio recu- rrente que ronda a Equis durante varias noches y cuya respuesta la halla al presenciar el espectéculo: “El tributo mayor, el homenaje que un hombre puede hacer a la mujer que ama, es su virilidad”” (196). Cae asf el falo simbélico, instaurador del poder, restable- iéndose de ese modo el orden y la armonia por el enc:entro de lo semejante, no de lo opuesto. Ya antes. Equis habia confesado su impotencia a una prostituta, encontrada al azar en un restaurante y a la que acompafaa a su cuarto movido por la compasidn, no por el deseo: “Por si te importa, te diré que encuentro en la impotencia tuna clase de armonia” (188). Y, en esta fabulacién (que invierce toda la construccién freudiana del mito de Edipo y de la mujer envidiosa del pene), el rey se encoge, cae, ¢s vencido, desaparece 104 Feusuo ¥ Ecoouna Fewenoc e Lemvonuénce J Jonceuna CoRearTa y “Gime antes de mori" (197). Lucia Guerra subraya que la necién de virilidad trasciende Io exclusivamente sexual para abarcar relaciones de poder tales como “dictadura y represi6n, capitalismo y explotacidn, ereacién artistica y poder editorial” (71). Asimismo Elia Kantaris, en un estudio comparativo de Peri Rossi y Marta Traba, examina la compleja relacidn entre las que el lama ‘problematic’ categories” del lenguaje, la identidad, 1i sexualidad y el poder mm | La literatura permite mantener viva la memoria 4 del horror. “En Memphis con Luisa Valenzuela: Voces y viajes”, Luisa Valenzuela, nacida en Argentina en 1938, deja el pafs en 1979 durante el gobierno militar. Testigo de la desaparicién de escritores como Rodolfo Walsh, Paco Urondo o Haroldo Conti; consciente de las amenazas més o menos explicitas ejercidas por fuerzas paramilitares contra artistas, pensadores y editores asi como también de la represi6n y el creviente ejercicio de la censura (convertida rpidamente en autocensura) se radica en New York. Desde la lejanfa del exilio busca entender lo acontecido en Argentina, y en el cono sur, durante es0s afios. En un articulo apa- recido en 1986 en The New York Times recuerda como la violencia, presente ya desde 1975 ~época en la que escribe Aquf pasan cosas raras~ se vuelve perversa y paralizante al punto de sentir que, de uedarse en el pats, no podrd volver a escribir nunca més. Y Ia vio~ lencia se ha arraigado tanto que Valenzuela se pregunta, ain en plena democracia, si es posible recuperar la libertad de expresién para contar un pasado doloroso que se quisiera olvidar. ‘Afier 10 years of bloody censorship, does a nation remember how to write? Do people remember theit own names when next door neighbors had “disappeared” and could not be mentioned again? How do people recognize the truth when what is now known asthe ‘complicity of silence has stifled them? (3). V- Merhrons De. EX &HExTEXTUALIAD EN LA NAVE DE LOS LOCOS... 105 Esta problematica aparece en Cola de lagartija (1983), Cambio de armas (1982) y en Novela negra con argentinos (1990), donde se cuentan las peripecias de dos escritores argentinos, porteiios para ‘més datos, un hombre y una mujer.’ El espacio es ahora New York ‘aunque la memoria se desplaza a menudo hacia el pasado y hacia cel sur, a una Buenos Aires aterrorizada por los ‘desaparecicos’, la tortura politica y el silencio defensivo y culposo. Memoria y culpa que trae consigo Agustfn Palant, recién llegado a New York como beneficiario de una beca para escribir una novela, y quien pareciera haber dejado atrés una vida regulada por formalismos (“la corata, esa defensa del porteiio contra el desajuste de una cindad demasiado desconcertante” 10); por la pertenencia a una clase remilgada y snob (“Edwina qué? como hubiera preguntado su madre en tiempos tan remotos. No des nombres sin st correspon diente apellido, es guarango, grosero” 18). Educacién y origen que lo sellan con una actitud defensiva y aristocratizante propia de una clase media alta argentina encerrada en un Barrio Norte que se quiere a si mismo refinado y europeo y que, en realidad, vive aislado del mundo a causa de sus prejuicios, temores y recuerdos de un pasado esplendor. jo, ke habfan prevenido al dejar Buenos Aires. Andé con cuidado, no sulgas de noche, no andés solo después de las seis de la tarde, no se te ocurra meterte en Central Park ni siquiera de dfa, New York es la ciudad més peligrosa del mundo, Ojo, lo habian para~ lizado los bienpensantes que solfan no dar un paso més allé del Barrio Norte (25). En la confesién de Agustin a Héctor Bravo se ve que sw aisla- miento no se reduce s6lo a un encierro colectivo clasista (que ya Cortizar presentara, por ejemplo en Casa tomada o en Las puertas del cielo) sino a un rechazo localizado en el tiempo, el del pais bajo Cf. Luisa Valenzuela, “Los portefos y sv literatura”. En la novela, cuando ambos se encuentran, Roberta le dice a Agustin “En el fondo de rvestaalmnita ‘siempre seremos unos portefios timoraos, pidiendo perdén por Ia poca sin- ‘eridad a Ja que nos animamos" (15). 106 Prunasuo scaruns rene Bu Lensonuéncn/ Jono Conaaron el gobiemo de Isabel Perdn/Lopez Rega y durante la dictadura militar, No querer ver, no querer saber porque eso implicaba res- ponsabilidad, culpa, riesgo (La Historia oficial, con la ubicuidad caracterfstica de] cine, lo dio a conocer en el mundo entero). Se trata, una vez més, de Ia puesta en prictica de Ia expresién “Yo, argentino” (“‘atender esas frases tan nuestras: Aqui no ha pasado nada, 0 Algo habran hecho para merecerlo” (52), dice Roberta en ‘una ocasién) cuyos significados abarcan desde una actitud de neu- tralidad condescendiente hasta un desentenderse defensivo.® Para ‘Agustin, esa culpa colectiva que niega la realidad como forma de autoproteccién, tiene también una inflexi6n personal. —Nada. Nada, y ¢s0 es lo aterrador, nada mientras en mi misma casa de departamentos en Buenos Aires se llevaban a otros inguilinos, encapuchados y no los votvfamas a ver. Nada, cuando ‘unos vinieron a pedirme ayuda y no pude hacer nada, qué querés que hiciera? si ni les ctefa dei todo, ni siquiera cuando Maria Inés. Maria Inés? —No importa, No me importa lo que me dijo, ni siquiera sé d6nde se fue, ni me acuerdo de ella. Yo no sé nada, slo sé escribir (193), La violencia A partir de los informes, declaraciones y estudios aparecitios dentro y fuera de Argentina con la vuelta de la democracia, sabemos de la violencia generalizada que se instaura en el pats durante la dictadura militar de 1976-83 (autodenominada Proceso de Reconsiruccién Nacional). En Nunca mas, titulo del informe de la Comisién Nacional sobre la Desaparicién de Personas (CONADEP), a lo largo de més de 500 paginas se dan a conocer secuestros, violaciones de domicilios y de personas, ‘desapari- © Como en eri Rossi, las expres 5 coloquiales-porteias yrioplatenses-pro- lifern en la novela (“arastrada”, “que te parodi”, “poludo/boludiar”, “estar de rechupete”, “el mediito”, “darse de jeta con", “manya la escena’, “hacersee git", “lrgar el roll”, ete). Merion net ue & wrexriesuuo4n £8 La NAVE DE 08 Locos 107 cones’ de ciudadanos y de familias enteras asf como las torturas a ‘que fueran sometidos. En el prélogo el escritor Emesto Sabato, que presidiera el CONADEP, habla dé la “fantasmal y siniestra categoria de los desaparecidos” (el subrayado es mio, 93). ¥ el psicoanalista Leon Rozitchier, en “Psychoanalyze et politique: la legon de l’exil”, retoma la nocién de lo siniestro para definir In atmésfera que se vive en ese periodo. Partiendo de la definicién de Freud ~“aquello familiar que debiendo permanecer oculto, sin embargo se manifiesta” (2498)- concibe lo siniestro como la intrusién, en Jo familiar y cotidiano, del “terror impune” (“la dimension inbumaine du pouvoir repressif et de sa force”, 167). Respecto de Agustin, como escritor su produccién literaria abarca desde unas novelas que Roberta califica de “minuciosas” (‘Tenés una verdadera devocién por el detalle pero una devocién algo siniestra, més inquietante que proustiana”, 1S) a un manuscrito Heno de tachaduras que no progresa. Se va perfilando entonces un portefio en huida permanente de la realidad cir cundante (a través de la formalidad ~“el medidito’ lo Nama Roberta-, el encierro clasista, la minucia) sin dejar de experi- ‘mentar impotencia ante tanta violencia. Ya en New York el resultado es una impotencia doble, creativa y sexual (la tltima afecta sus relaciones con Roberta, también escritora y argentina que vive en New York desde hace cinco afios), Manifestacién del mismo fenémeno, segiin Onetti: “ya dije mucho y varias veces que escribir es un acto de amor. Y sin eufemismo" (196), Impotencia que emparenta a 1a novela con un cuento de Peti Rossi, titulado “Lovelys” e incluido en Cosmoagontas. Se rata del largo monélogo interior de un hombre ante su psiquiatra donde la confesién de su impotencia trae consigo el recuerdo de una familia vecina que “desapareciera” en medio de la noche y del silencio cémplice y culpable de los otros. En cuanto a la relacién con La nave de los locos, en Novela negra con argentinos hay también un doble viaje que conlleva una busqueda. El viaje exterior que tiene como escenario los barrios bbajos de una New York descripta como Hlena de detritus y vomitos, “ciudad urinaria” (24), “ciudad absolutamente visceral, capital de la inmundicia” (19), “despiadada ciudad” (26). Y el viaje interior, 108 Peamsuo Excnuta reueaya x LarévoAuéRck J Joncetna ConaaraA que explora las zonas oscuras del inconsciente, en su intento de liberar lo reprimido y rescatar lo olvidado. Aquf, como en el viaje de Equis, el itinerario de Agustfa se desplaza en un medio en el que coexisten dos espacios y dos tiempos ya que en New York todo lo remite a la represi6a y muerte que dejara atrés, Los dedos. Aquellos que cierta vez aparecieron en el basural a la vuelta del cuartel. En otro pats, otro tiempo, otra vida, otra historia; no permitirle et paso a los recuerdos. Agustin se fue {niernando por les Zonas opacas del desastre (10). De este lado o del oiro, pensd, ta inmundicia es la misma, siempre Tas mismas grandes boisas de pléstico negro, apitadas, llenas de desperdicios y en mi pats en tiempos militares las bolsas tendrian ms bien restos de... (20) todo wn pa dejado airés, un tiempo y un horror que no levaba se nombre (con gritos en la casa de a i gos nb (co ts de al lado y desaparecidos) (73 A aquella violencia que debiera reprimir en Argentina, pro- ‘vocando una triple impotencia -civil, creativa y sexual~ Agustin la recupera en New York bajo la ejecucién de un acto absurdo. Mersault, el protagonista del El extranjero de Camus, cegado por elcalory la luz del mediodia, descarga su revélver en el cuerpo de un arabe desconocido. En este caso Agustin lleva a cabo un acto similar, empufia el revélver (que no la pluma o el sexo)! y mata sin premeditacién y sin motivo a una mujer a la que acaba de conocer. Una actriz cuyo rol era hacer una sopa, ala que invita a los espectadores a compartir después de la funcidn, se convierte en victima expiatoria de una culpa igualmente desconocida: “Al que Con sg cd data un even lb dls, aud ée lear an rer cago por pers ez en ui Asse iuando nnn as ede (saya en) Recon ee ads sare yon jug de ps a rec: en ean sos blo ben ail cans engame put Cuando cpa pam, gu i (can Ata se Essen jn ken ec ato pe tena at Ia sensnin de segura fe Wee Por frees 90 impulsaba hacia adelante” (21). * ‘ewspite priest m 1V- Merdroms DEL EIU EITENTERTUALIDAD 4 TA NAVE DE LOS L008. 109 se sumé el hecho de haber hablado desde un principio de la victima, asi, en forma neutra ... hasta que la palabra se les hizo intolerable y empezaton a llamarlo/la Vie a secas” (50), René Girard en La violence et le sacré describe Ja victima_ ‘expiatoria como un objeto indiferente en sf mismo, importante s6lo en cuanto es ‘sacrificable’ ya que, a su través, la sociedad entera se protege. "C'est la communauté entiére que le sacrifice protége de sa propre violence, c’est la communauté entiére qu'il détourne vers des victimes que lui sont extérieurs” (922). En Argentina, como yimos, los “bien pensantes” ~como los Hama Agustin~ atacan a los subversivos para garantizar la continuidad de sus privilegios y Ja permanencia de los valores que dicen profesar (Dios, Patria y Familia), De allf que los “desaparecidos”, los torturados y los ruertos se justifiquen con la frase acu‘tada por el terror y la mala conciencia colectiva: “Por algo sera”. La violencia, aunque omnipresente, asume otras formas en New ‘York, Por ejemplo los actos rituales (que tienen que ver con la mencionada autorregulacién ordenadora) son ahora los sacrificios fraudulentos que ejerce Ava Taurel en su cémara de tortura en dende Eros y Tanatos se unen en tanto que la sociedad capitalista- ‘consumista fimpia su mala conciencia transformando a los amos en eselavos y viceversa. O las calles de la ciudad, que rezuman vio~ Jeacia y desorden, O las Tecturas de Agustin y Roberta entre cuyos autores se cuentan Herman Hesse, Julio Cortzar, George Bataille, ‘Antonin Artaud y su teatro de Ja crueldad. Lo real, lo imaginario y lo simbélico Como bien sefiala Pozzi a Ana en Pubis angelical de Manuel Puig, la teoria lacaniana fue determinante en Buenos Aires en los ios 70 y st influjo, evidente, en los escritores del post-boom (Puig, Luis Gusman, Piglia). Valenzuela reconoce que su conoci- micnto de Lacan le viene sobre todo del fildsofo argentino Guillermo Maci ~“a genius in psychoanalytic theory among other things, and who is one of my few teachers” (Picon Garfield, 26). Y en “La Argentina literaria” (1981) articula la teorfa lacaniana de lo ho -Feusuo EScuvuna reno x Lervogwésica /JonceLok Consartn imaginatio y lo simb6tio, con ta realidad argentina para expla ¢ldeterioro que culmina durante el perfodo de Lépez Rega, ‘Tomando la teoria lacaniana como punto de partida puede decirse ue el paso de lo real a Io simblico se estructura a través de lo imaginario. Y mi sensacién es que los argentinos, como pucblo, nos hemos quedado de aigin forma fijados en lo imaginario. De otra manera no sé c6mo explicarel proceso de deteioro que suftié esta sociedad culta, alfabetizads, hasta legar a aceptar aun bru de ministro, Con Lépez. Rega afloraron todos nuestros mundos més oseuros, aquellos que siempre nos negamos a ver por culpa de lun desconocimiento (y por lo tanto inmersién) de y en lo ima. ginario (102). Tanto en Novela negra con argentinos, como en The Buenos Aires Affair, esa fijacion en lo imaginario se formula por medio del género policial. O su parodia ya que en Puig el crimen simulado por Leo busca ocultar el real (el del homosexual en un baldfo); en Valenzucta, en cambio, la muerte de Edwina (teal o imaginada? se pregunta a veces el lector de la novela) mima otras muertes acaecidas en Argentina en el pasado. Reactualiza, en un proceso de superposiciGn/desplazamiento, a las victimas ‘nocentes ¢ indiscriminadas de un sistema que se purifiea a sf mismo mediante un crimen ritual. Usando a Agustin como un ciego ejecutor, New York se limpia de sus detritus; de allf que cuando ambos vuelven, tas una temporada de’ encierro y ascetismo en el departamento de Roberta, esos mismos barrios ya son otros. En cl hueco del recuerdo reprimido Agustin introduce su rev6lver y, metonimicamente, descarga su impo- {encia sexual y escritural y, a su través, también se descarga toda Ja violencia pasada y presente. Pareciera que el revolver actia solo (Como los puftales de Borges” 40) y que Agustin es un Uitere,!! un actor que juega un rol que otro ha disefiado para él """ Leemes en René Girard: “Le sujet paratobéir une force venue de deho ‘ales oevenensmécniqus dune mason Laposeeaen foe lefome exten de alization eu dt dae” a " 1V- Merieoeas ost Exio& NTERTEXTUAUDAD By La WAVE OF LOS LoCo a (hay ecos de otro texto de Cortézar, “Instrucciones para John Howell”) | Sabemos que actores, representacién teatral y mascaras cons- tituyen leit motivs en la obra de Luisa Valenzuela quien, en una entrevista con Monserrat Ord6nez, enuncia diferentes valores de estas dltimas: “manera de liberar el inconsciente”; revelacién; defensa, junto con el disfraz, del miedo y “la censura impuesta desde afuera y nuestra propia censura interior”; “la méscara es una supervivencia, oculta la muerte” (512). En cuanto al teatro, es omnipresente. “Calles de pura teatralidad” es la calificacién que New York le merece a Roberta aunque ahora ya es otra su percepcién de la ciudad: “Y pensar que yo amaba esta ciudad, se dijo /.../ Bra una ciudad mutante, viva, y ahora s6lo me queda su lado més oscuro, el del puro teatro...” (159). ¥ en ese gran teatro que es la ciudad y la vida (“verdadero teatro, también llamado vida” (165), cada accién constituye un micro-espec- téculo. Asi la representacién de Edwina lleva a Agustin al asesinato (‘sin saberlo él lo habfan metido en una escena para darle el papel més peligroso”, 64) que buscard luego transformarse en .guidn teatral para entender lo sucedido. Especie do ‘happening’ que intenta, mediante esa puesta en escena ritual, propiciar la evelacién (el texto dentro del texto, como novela 0 represen- tacién es otra constante en Valenzuela, recordar Coia dle lagartija © Cuarta version). De alif la ida a la tienda de Bill, el negro que Juego se convertiré en amante de Roberta, con el pretexto de buscar “ropa de teatro” para una obra en progreso que clla define como “puro teatro de la crueldad” (56). Los cambios de apariencia en Agustin ~se afeita la barba, deja de alisarse el pelo con gomina, usa anteojos permanen. temente y viste ahora jeans y remera en lugar de camisa y corbata~ y en Roberta ~pelo corto y rojo, traje de hombre son méscaras que ocultan/expresan los cambios por los que atra- ‘viesan los protagonistas. Crisis de identidad sexual, versatilidad, sttionismo y travestismo que tienen que ver no solo con Io acontecido sino con todo un pasado de disimulo y represién (bien por el gobierno militar en Argentina o por una sociedad a 12 Fenasuo vscemusa rues ax Larousse J Jonoeuna Corser. la que no se pertenece). Después de tanta teatralidad (ajena y propia), huida y méscaras, en una ocasién Agustin explota: "Me Mego el tumno de ito saber dénde empieza la vida y termina el teatro...” (126). Por otra parte, 1a violencia de roles sexuales impuestos lleva a la subversién sado-masoquista de las actuaciones comandadas por Ava (“Y no es prostitucién, no creas ~le explica en una ocasién a Roberta nada de eso, somos domtinadoras, somos pro- fesionales conscientes, brindamos un servicio social muy positivo, imaginate a todos esos sueltos por el mundo sin alguien gue les ponga en acto sus fantasfas” 30). En los encueniros de Bill y Roberta los disfraces y méscaras dan un cardeter litdico a sus escaramuzas sexuales en total oposicién a su relacién com Agustin, intensa y dolorosa porque la pone en contacto con lo mas profundo de su intimidad y de su identidad. Las méscaras estén también presentes en los suefios (la muerte vestida de tules, hnegros) y en el teatro privado de Lara en que un bailarin moribundo canta “Mon ami Pierrot”. wv Deefa al coaienzo que en ambas novelas predomina el tema del exilio y en tal sentido desarrollan t6picos semejantes. Ademis, se da un juego de intertextualidad que va de Novela negra con argen’inos a La nave de los locos y, de las dos, a dife- rentes textos ce Cortzar que serian en parte el cafiamazo comin sobre el que se tejen ambas. En un momento dado, en que con- versan Roberta y Agustin, ella le habla de la fabrica de cemento. Haba una vez una fabrica de cemento perdida en medio de una serranfa, en un pais del sur que no quiero nombrar. Presos politicos trabajaban cht como esclavos y el polvillo de cemento les des- trozaba los pulmones. A la entrada de la planta habia un cartel: ‘mens sana in corpore sano. ¥ una presa estaba afectada en per rmanencia frente al cartel para quitarle cada cuarto de hora el polvillo que lo tapaba. V- Merdronas 26 U0 EITERTEXTUALIDAD EW LA NAVE DE {OS LOCOS. 13 Lo sabés de primerfsima mano? {Lo lef en una novela (95). | La meneién corresponde a “El viaje, IX: La fabrica de cemento” (La nave de los locos) en donde se nos cuenta Ia des- apariciGn de Vercingetorix quien habla de “viajes involuntarios”, “pos desaparecen’ (ef. supra). Por su parte la impotencia de Equis, y la de Agustin (come ya vimos), tienen en comiin el texto de Pett Ross’ titulado. “Lovelys”; mientras que la locura, y el caos de un ‘mundo signado por la violencia, requiere nuevamente la mencién ala nave de los locos. Y ahora, reclamé una vez ms Roberta, nde esté el amor en este extratio territorio det desamparo hurmano, como un barco, dénde cen este mi navegar a ciegas la nave de los locos, sin rumbo. (114, el subrayado es mio). Citros paralelos los constituyen el encuentro de Equis y la “vieja dama rubia y gruesa” de expresién angélica, y de Agustin y Baby Jean cuando va en busca de sus manuscritos a lo de Ava Taurel; los que a su vez, despiertan reminiscencias de la patética aventura de Oliveira y Berthe Trepat. Asimismo la amenaza urbana que experimenta Morris antes de viajar al Ombligo de Murdo tiene su humilde correlato en el episodio de Agustin en el banco; la Dama de Unicornio reaparece en ambas (en el tapiz y ot la fiesta en lo de Lara) y el descenso a los infiernos del olor y la miseria humana (anticipado en el episodio de Oliveira y la ‘clocharde’) es ahora el encuentro de-Equis con la prostituta a la que confiesa su impotencia, 0 el de Roberta y Agustin con el coro de viejas en el refugio del Ejército de Salvaci6n. También hay reminiscencias tangueras que se nutren en una compartida filosofia rioplatense y la presencia de mufiecas evoca a Felisberto Hernandez y al Cortézar de 62 Modelo para armar y Ultimo Round. Por ‘ltimo en ambas narraciones aparecen dis- cursos de corte autorteferencial que, igual que la Morelliana de Rayuela, enuncian los principios poéticos que las rigen Morris cuando debe rellenar el formulario en la editorial (126/131) y 14 -Fauswoy exrmona rewenou 94 Lewouuéncn/Jorcetva Cones Roberta en un articulo parddico de un cuento erdtico suyo (200/202). Sin embargo, y pese a los tépicos recurrentes ~el exilio y la vida concebidos como viaje perpetuo, la bisqueda del signi- ficado de Ia vida desde los méngenes, la presencia de la violencia urbana y politica y el rechazo del arbitratio ejercicio del poder su formulacién es muy diferente. En La nave de los locos, Equis encarna al eterno extranjero (despojado de sefias de identidad como los héroes de Goytisolo, Kafka, 0 Musil) que deambula por ciudades sin nombre a las que se relaciona como un testigo desapasionado y distante. Es el viajero visto como una categoria abstracta, condenado a la errancia y In angustia (“Alguna vez siente angustia? Le pregunt6 el médico, “No, doctor” dijo Equis “Es una angustia permanente” 90-1). En Novela negra con argentinos, en cambio, los protagonistas son un hombre y una mujer, argentinos, portefios y escritores; también amantes ~cuando Ia impotencia de Agustin lo permite- y poseedires de tuna corporeidad minuciosamente descripta. Hay olores, miasmas, deyecciones y secreciones. Hay desdoblamaientos, alucinacién y éxtasis, También locura, sentimientos de fracaso y sobre todo un gran nostalgia. Nostalgia del propio pais, del pasado, de la Infancia que, presente en Roberta, complementa el terror que sig- nifica para Equis/Agustin recordar. Subieron. La escalera era larga y algunos trozos de madera faltaban, Al apoyar uno de los pies, Equis suftié un véstigo, su corazén salt aterrado; tuvo la sensacién de haber dado un paso en el vacfo. Confusamente recordé relatos de exiliados: fusila- tmientos simulados, capuchas sobre el precipicio. Pero se recuper sucia y maloliente, Ja escalera continuaba. (Lit nave, 187) [Agustin a Roberta) No me gustan tus amistades’y menos me ‘gustan sus mensajes y menos, me gustan las capuchas. Detesto las ‘eapuchas. Me traen malos recuerdos. (Novela negra, 98). Porque Roberta siente agudamente el desgarramiento del exilio (“Se trata de un latente estar en otra parte y no querer V- Maniroess vec euuo € EerexrvAUDAD Ev LA NAVE DE L080. 115 saber de esa otra parte” 91); quiere volver (“Vamos a casa, Agustin, a nuestra casa, 2 la patria que le dicen, a nuestro pais...” 107), afiora “largos patios con'macetas” y deplora la des- posesién a la que condena toda ertancia (“Hay tantas cosas que ‘me gustaria tener y después me pregunto qué hacer con ella en el prximo traslado” 138). Exhausta al cabo de un aventura exterior ¢ interior que la ha consumido sin ensefiarle nada, se siente con las manos vaciss ~como le dice a Bill, casi al final de I novela: “Para emprender el camino de retorno, cualquiera que este sea, hay que completar el camino de ida y en lo posible traer algo consigo” (179) Recapitulemos: tenemos en estos dos textos dos mirada sobre, y desde, el exilio. Se escribe “porque los objetos de los que queremos hablar no estén” (Peri Rossi, Lingiifstica general 6). Se escribe para indagar y tratar de entender: “Lo que necesito es saber por qué alguien se convierte en torturador, en asesino, saber por qué un ciudadano probo puede un dfa cualquiera y sin darse cuenta transformarse en un monstruo” (Novela negra 134), De allf resulta la alegorfa, en un caso, y la novela policial, en el otro. Distancie, ambigtiedad, errancia y descarnamiento en La nave de los locos. Densa materialidad, ‘escribir con el cuerpo’, distinguir, en Novela negra con argentinos. En cuanto a la identidad sexual, en la primera la impotencia reviste la forma de la armonia y la ausencia de “polaridad sexual”. En la segunda novela, por su parte, la impotencia, el travestismo, las perver- siones sexuales se conciben conio carencias producidas por la violencia politico-social que agrede al individuo y lo somete. Hay una dimensién metafisica en aquella bisqueda de la armonia perdida que excede el aqui y ahora en la travesfa de Equis; hay una penuria existencial precisamente localizada, en el tiempo y en el espacio, en la aventura de Roberta y Agustin, Hay, finalmen‘e, al interior de ese imaginario colectivo com- partido del que hablaba Rama, dos historias (personales y fic- ticias), dos estlos, dos opciones. Recordemos que Peri Rossi se queda en Barcelona y hace del mundo su patria, Luisa Valenzuela, en cambio, termina sv novela y se vuelve a su “Buenos Aires querido’ ne ‘Feu ¥ esau rena 1x LaTNoawRca /Jonceunn Conearis Obras citadas ‘Burgos, Fernando, “En Menphis con Luisa Valenzuela: Voces y Viajes". ‘Inti 28 (1989): 109-126. Camps, Susana. “La pasién desde la pasién: Entrevista con Cristina Peri Rossi". Quimera. Revista de Literatura 81 (sept. 1988): 40-9. Conadep. Nunca mds. Buenos Aires: Eudeba, 1984. Foucault, Michel. Historia de la locura, México: Fondo de Cultura Econémica, 1967. 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En “Oréculos”, un texto de En estado de memoria precisa: “/.../ hubo un primer exilio hasta fines del 70, luego del golpe del 66, y uno segundo desde 1974 a 1986, lo cual hhace un total de diecisis afios fuera del pais por culpa de golpes, dictaduras y contuberaios Tepresivos civico-militares” (43), En estado de memoria teiine una serie de textos cortos, die- ciséis como los aftos de exilio, en los que se recupera el recuerdo de seres, actos, sensaciones y sentimientos experimentados en su [En La lera de lo minino aparece “Nota péstuma para una enciclopedia mis all del 2000" en donds, a imitacin de la biografia que Borges eseibe en el Epflogo de sus Obras Completas, se lee: “Nacié en la ciudad de Cérdoba, el «lia dela gran tempestad dacembrina que desbordé el aroyo de La Cafada, afluente del sfo Suqui, a comienzo de la década del cuarenta, hija de bur, ‘guesfa media universitaria de provincia, cuando todavia el oxigen y la clase etermineban a los individuos en el siglo pasado” (7). En el mimo tono Parédico se refiere a un primer volumen perdido, a ot considerado como, “textos de aleoba, endticos” y a una referencia aparecida en una monogratie sobre escritoras argentnas donde “se lee que vivi en perpetuo estado de ‘memoria, encerrada en sna concepein del tiempo jena alas revoluciones de Ja fisic defines dl 2000, y en estado de reclusin...” para terminar con una referencia a su muerte, nonagenariay en uso de sus facultades “dejando viudo 4 su esposo centenarioelescritar Noé litik..." 120 Feavasuo ¥EsamTun Fees 84 LADNoRMERICA /JORGELIMA ComBArE. mayor parte fuera de la Argentina, Aparecen asf el enfermo de melancolia en busca de una atencién psiquidtrica que se le niega y gue lo conduce al suicidio; tos argentinos inadaptados en el pais que los acogi6; las ropas prestadas; el propio curriculum acom- pailado de sus insuficiencias para hacerse un lugar en el mundo; las reuniones y debates politicos de los argentinos fuera del pais; las visitas tituales a la casas de Leén Trotsky, de Frida Kahlo (esta- clones obligatorias del destierro}; el sentimiento de despojo intemperie como constantes de ese perfodo asf como otros tipos de marginalidad con los que la autora se identifica. Todo ello vin- culado, en ‘ltimas, con la eseritura que esta que vehicula la memoria y teje con ella el texto, En una entrevista con Ema Pfeiffer, Mercado recuerda su experiencia textil en México cuando aprende a tejer gobelino “Mis compaiieros eran tejedores de sarape de Oaxaca y me pasaba las horas en el espacio mfnimo de una trama y una urdimbre” (137). Refiriéndose a la homologia con ta escritura, afirma que en esa época “la metéfora textil me servia para hablar de la escritura” (137). . En estado de memoria es un texto problemético desde el punto de vista del género. Jean Franco lo describe como “a series of off- center meditations that allow the author to question ‘literature’, the politics of exile (and of marginality), the seduction of memory, and the possibility of the aesthetic” (60), Estas meditaciones desven- tradas se le aparecen a Mercado como una ‘suma de episodios sueltos’ vinculados por un centro oculto dado por la presencia de ‘elementos autobiograficos que se tejen en la escritura mediante ‘un trabajo de andlisis’ (Pfeiffer 135-6). Por su parte, los textos reunidos en La letra de lo minimo fueron eseritos ~como Jo explica su autora en la solapa del libro~ “por demanda de la circunstancia’: un viaje, un libro que, pide comentario, una muerte que quiere consuelo, una obra plistica que se expone al juicio y al placer de la mirada, un discurso que incita, un acto que provoca”. Vuelve a hacerse presente la memoria en la recuperacidn de la infancia en su Cérdoba natal y de su primera experiencia anti-tacista; en la eseritura definida como que “no es otra cosa que Ja memoria” (32); en los nuevos tiempos del feminismo y el erotismo femenino; en el recuerdo de sus I= Fonsas Dev Eu0 ¥ ca MEMORIA EX DOS TExTOS DE TUHUNA MERCADO 12 encuentros con Manuel Puig y de otros amigos idos en el exilio sin regreso que cs Ia muerte. Continuando con la escritura autobio- agrifica del texto anterior, se incluyen también breves anotaciones de su diario de viaje y una serie de “poemas encontrados” (como Tos titula). Formas de la memoria En La letra de lo minimo y En estado de memoria, la memoria aparece como una forma de recuperacién del pasado, dolorosa y curativa a la vez. Hay asi una memoria del cuerpo y una memoria de la mente. La memoria del cuerpo arrastra consigo las diferentes dolencias, en su mayorfa psicosométicas, que la hicieran su presa en el exilio y que manifestaban a nivel corporal la angustia, la depresién, el soledad, la nostalgia y la melancolfa, Asistimos a la eniumeracién de su gastritis, anginas rojas, calambres y con- tracturas en diferentes partes de su cuerpo, incipiente septicemia, fatiga generalizada. Por otra parte esta la mencién recurrente de su zozobra mental que es la que abre En estado de memoria y que se titula, jus- tamente, “La enfermedad” personificada en este caso por un des- conocido desesperado que inrumpe en la sala de espera de un psi- {quiatra clamando por una atencién que le es negada, y que termina suiicidéndose. Respecto de la forma de calificar ese estado, Mercado precisa: “Y no es abusivo hablar de enfermedad mental, puesto que en la terapia nunca dejaba de inculcarsenos que ‘estabamos alli como enfermos mentales” (10). ‘Se inaugura asf una memoria de diferentes terapias, Ia mayoria en grupos y en manos de psiquiatras en/ante los cuales ella se ‘queda sin voz, no habla, finge, se enmmascara; “munida de mi buena edueaciéa y de un presunto sentido del ridfculo ~explica~ que, por acerbo, se parece bastante a la amargura” (9). Esa ‘buena edu- cacién’ ya habia aparecido antes cuando comparaba sus demandas con las de. desconocido desesperado al que nombra como Cindal: “Yo, en cambio, postergo de una manera obstinada cualquier aflo- ramiento de la angustia, en gran parte por buena educaci6n, para & 12 FPenasuo y scarves rewewna ex Larnoatéica/ RSL Comsare. no arruinarle la fiesta a nadie” (9). Lo que Mercado lama “buena educacién’ pareciera significar un resabio de la educacién tradi- cional de la mujer cuyo bienestar debe siempre diferirse en favor del de aquellos que ta rodean y que conlleva a menudo poster- gacién y falta de competitividad. En una filiacién psicoanalitica de su condicién que se remonta a su infaneia, y a su lugar en la familia, agrega: “Tenia que exponer ante ese psiquiatra virtual que sa condicién de ser la segunda en cualquier orden, otorgada por el azar del nacimiento entre dos hermanos ...” (18), Ese ‘borrarse’ como individuo en la terapia grupal ilustra uno de los miicleos (como los Hama) de su malestar mental: */.,./ cualquier situacion de competencia provocaba en mi una necesidad imperiosa de huir y de no dar batalla” (15). Considera que esta ineapacidad de competir determiné una serie de estados negativos cen su vida; su no-graduac.én en la carrera de letras; su no-pro- fesidn académica; su no-escritura ya que durante mucho tiempo fue una escritora fantasma~en el sentido de aquella que cortige, alisa, expresa, retoca y da 2 la luz criaturas de patemnidad ajena. A lo largo de esa enumeracién de negaciones se expresa una vez mis Ja amargura con que ya se auto-calificara y que se extrema ahora en la denuncia de la impostara y el canibalismo intelectual cuando dice “Esa gente se forja una personalidad por una despiadada trans- fusion de la competencia ajena” (19), La zozobra mental (como elijo Hamarla) toma formas de una Patologia ortodoxa y, literariamente, echa mano a menudo de {6picos a los que ya nos ha acostumbrado la literatura fantéstica rioplatense.? Uno de esos temas es el del doble (0 desdoblamiento) analizado por Freud como una de las manifestaciones de ‘lo siniestro”, y al que Otto Rank dedica toda una obra en la que estudia su presencia en la literatura universal, Ese desdoblamiento aparece no s6lo como el efecto de alucindgenos en una sesién post- {erapia de grapo ~gue restablece una préctica probibida después del 66 on Argentina~ y que la desdobla en “una otra que entrevia y a la que no podia acceder y todavia una otra mas que tio me CC. el capitulo sobre Ia resemantizacién de lo fantéstico rioplatense en la escrtura femenina de Diacome y Kociancich Vi Potaus oe x0 rt MEMORU B¥ 008 TEXTES DE TuNUNA MeRcADO 123 soltaba, sin saber yo distinguir entre ta otra que haba que ahu- yentat y la min que debia retener” (13), sino que reaparece en casi toda situacién traumtica, Su expresidn tal vez mas conmovedora 5 la que tiene lugar cuando visita su escuela primaria en Cérdoba: “Justo a esa hora salfan Jos nifios del turo de la tarde y, en una suerte de desdoblamiento enfermo y de cualquier manera patético, cref ser uno de ellos, me encolumné para avanzat en fila y en ese breve y enajenado trayecto, que debe haber durado segundos, el tiempo volvié a 1947" (88 mi énfasis). All, en una escena semejante a la que tiene lugar en La prima Angética de Carlos Sauta en la que el protagonista vuelve a la escuela primaria y se nta (adulto) en el banco de su clase de la infancia, no se trata de Ja recuperacién del pasado desde el presente sino en la vuelta al pasado en el que, a modo de una nueva miquina del tiempo, ha vuelto a instalarse> Otra manifestacién de lo que Borges Hamara “Ia naderfa de Ia personalidad”, y que tiene que ver con el conflicto de la propia identidad, es justamente el afantasmamiento (ya mencionado en relacién con ta escritura). O el sentimiento de vacio y nada como modos de fantasear su propia realidad corporal. Al final de Ia remi- niscencia de la escuela primaria, en donde evcca su primer dfa de clase en “algunas escenas ~dice- cuyo caricter fundacional podria haber sido til en mi ut6pico tratamiento psicolégico” (89) com- prueba que el hecho empitico de no haber esiado registrada entonees en ninguna parte estructurard su futuro. “Una maestra advierte mi presencia y me pregunta ni nombre; no estoy en su lista; Hama a otra maestra, pero ésta tampoco me tiene en Ja suyau.../ No estoy en las listas, y no ha sido esta condiciGn ni enal- tecedora ni degradatoria, ha sido simplemente estructurante” (89).4 > Conviene destacar que tanto en el texto de Mercado como en Ia pelieuta de Saurala memoria se ejeree« dos niveles: la memoria individual, como vernos ‘en el ejemplo citada, pero, también Ia memoria colectiva cue recupera la Argentina bajo la dictadura milter en un caso y la Espafia ve Franco en el ou. Respecto al no protagonismo que supone corregir y reescribir textos de otros, dice: “Ser eseritorafantasma, estar en las bambalinas, det de las pigimas ia Feasuo vEsCRur reMEuna Ex LenNaawteic /JONGELI CORBATA Por otra parte la conocida expresién femenina de “no tengo nada ‘que ponerme” adquiere, en el texto titulado “Cuerpo de pobre”, un. marcado valor referencial en la medida en que exptesa ~como lo escribe- “una sensacién de carencia, de despojo y de desnudez” (33). Su figuracién onérica ha de ser la pesadilla de la desnudez y su representacién topolégica, la falta de casa. De allel rechazo de Tos espejos, la falta de reconocimiento del propio cuerpo vestido por lo que llame “algo extrafio a él” y la aceptacin final deta total enajenasién de vestirse con ropas ajenas como un acto fbico que es a la vez resemantizado como magia de comunién cuando dice: “Cuando recibo en herencia 0 como recuerdo la ropa de algtin amigo ¢ amiga que acaban de morir, me visto con ellos". Mas atin, se los apropia, segsin explica “tengo la sensaciGn de que los llevo puestos y hasta siento evar sus mortajas, pero no me da miedo 0 aprensi6n, sino consuelo, como si, en una suerte de ingenua trans- migracion se hubjesen depositado en una manga, una pretina 0 una valenciana” (35) Et expejo reaparece en otro texto en relacién con el cuerpo y el paso del tiempo cuya percepcién en el exilio lo da como detenido pero que se agolpa y derrumba en la vuelta: “Podria decir que hasta ‘ese. momento revelador incluso yo tenia la sensacién de que la gente habia envejecido mucho en la Argentina y que quienes nos habiamos ido, por el contrario, habiamos permanecido iguales, situados en ese paréntesis del no transcurso” (44). El lugar natal se constituye en el tnico capaz. de dar cuenta del tiempo transcuirido nel exilio ala vez que da refugio e identidad al que se fue y ahora regresa, De alli que la constante provisoriedad y sentido de intemperie del exilio, el extrafiamiento y desarraigo se vuelvan patentes a la- vuelta-Cuando se reinstalan muebles mexicanos en Ambitos porteftos, cuando se abren bales y contenedores que alojan en su interior ~en una homologia de la memoria Ia vida esenlas por otros, corrigiendo, estableciendo con propiedal los nexos de la sintaxis y mejorando en el mejor de los casos y en el peor empeorando los textes que otras van a firmar, termina por ser una profesion de fe y, ala larga, configura una neurosis de destino” (18, mi énfasis). i Foruas et Extio 14 MEMORU 0 Texos BE Tusom BERCADO 125 vivida y el tiempo irreversible. En un texto titulado, justamente, ““Contenedor” se despliegan sus diversos significados: Se habla del contenedor que llega, del container que se aguardaba para la reinstalaci6n y adaptacién, peto también de los bales que Tesistieron a varios embates: ede la rapitia de los represores y el del botin cobrago por quienes se hicieron cargo buenamente de esos bienes. Las conversaciones estén plagadas de Batles que se abren y de descubrimientos insdlitos siempre significativos, como no puede ser de otro modo teniendo en cuenta que Ia vida se ha agoipado en ellos condensando st potencial revelador. (87) Deefa al principio que Mercado recupera no sdlo sensaciones, sentimientos, episodios y rituales sino también seres que vuelven del pasado y se instalan en el presente gracias a momentos ‘inicos aque la memoria privilegia y sustrae del fluir temporal. En este caso Ja evocacién de Mercado rescata algunos seres que me fueran conocidos y que hermanan experiencias entre-crftieo y eseritor como sefialaba en mi libro Narrativas de la Guerra Sucia en ‘Argentina Por ejemplo, el recuerdo entrafiable de Mario Usabiaga, de su esposa Velma y sus hijos; el de Diana Galak -mi compaiiera de estudios y envidiada amante de Mario, su enfermedad y muerte Y otro recuerdo querido que Mercado me devuelve, es de Manuel Puig-actualizado a través de las canciones y de sus imitaciones de Esther Williams. Y este (creo) es uno de los iméritos del libro, La frescura autobiogréfica, In insereién de per- sonajes reales, el rescate de rasgos de una generacién que fuera tan bien definida por Beatriz Sarlo en su artfeulo “El campo inte- lectual: un espacio doblemente fracturado” en donde comienza pregunténdose como tantos otros de su generacién: “...cémo éamos nosotros, los intelectuales jévenes de la Argentina, en los ‘ CC. In introducci6n de mi libro. ‘Mario, el ‘vasco’ Usabiaga como to llamibamos fue mi profesor en la Universidad Nacional del Sue, mi alma mater en Babin Blanca (mi ciudad rata), al que todositodas admixdbamos por su apostura fsica, integridad moral, inteligencia y consistencia politica. Diria, bajo el riesgo de la cure silera, que Mario era nuestra versin local dei Che Guevare 126 -Feunesuo Eran FRWENNA x LaTIVOANERICA/JonceLNa ContArEA aflos setenta: sobre qué tipo de sujetos y de relaciones intersub- Jetivas se ejerci6 el poder autoritario y la violencia’ (95), La memoria individual se vincula constantemente con los trata- mientos de andlisis, reales o deseados, con su frustracién recu- rrente y sus exiguos logros. En ese itinerario del yo que se resiste expresarse y que por lo contrario se silencia, enmascara o mimetiza con el entorno se va recortando un saber del texto que excede el propésito de su autora y al que visualiza en la entrevista, ‘con Pfeiffer cuando dice: “...en efecto, yo no me habia dado cuenta de hasta qué punto estaba haciendo un trabajo de andlisis, ya desde una perspectiva psicoanalitica y en cierto modo defen. dligndome de lo que significa un psicoanalisis, preservando la posi- bilidad de un andlisis @ través de la escritura” (136). En esa afit- maci6n esté no sélo la recompensa de un hacer que la reconcilia consigo misma sino que, a su vez, la distingue de sus compatriotas ¥ una préctica a la que ironiza (“La Argentina es un pais muy psi- Coanalizado, con una.alta proporcién de profesionales psicotera- peutas y casi toda la gente se analiza” 136). Hemos visto una memoria del cuerpo y una memoria de la Imente, memoria de seres individuales y de episodios que res- ponden a la autobiografia, Pero hay otra dimensién en los textos de Mercado que es la de la memoria colectiva. Mediante ella Mercado ecupera la accién de las Madres de Plaza de Mayo y su resistencia durante Ta dictadura militar en Argentina; la solidaridad de tos argentinos en el exilio y sus acciones subversivas contra la dic- {adura y contra toda forma de autoritarismo y opresién; el valor representativo del Che Guevara y ~desde México- el de Leon ‘Trotsky para una generacién de argentinos de izquierda figurada en su interpretacién de la pesadilla de su Una noche, a altas horas, mi hija, que entonces tenfa ocho o nueve Athos, se desperts acosada, en dos o tres ocasiones, por a misma Pesadilla y cada vez que fuimos a socorrerla nos decfa lo mismo: ‘Suerio que no podemos salir de la casa de Trotsky. El suelo y la frase se repitieron varias noches durante varios meses. SoRé que estdibamos todos en la casa de Trotsky, con el perro, y que no odiamos salir, era el leitmotiv y, pensébamos entonces, antes de VE- Fowuas bet E10 v4 Mewoen ty pos Teer 08 Tenun Meeceoo 7 «que el vEstigo nos tragara, que la fase condensaba la historia y el destino de In izquerda en tos titiraos aos, nuestra historia ‘nuestro destino, (75) . Como lo han demostrado Beatriz Sarlo, Oscar Teréa, Silvia Sigal y otros tebricos de la generacién de los afios sesenta, en la Pesadilla retranscripta y en su lectura figuran Ia asfixia y la inca- Pacidad de los movimientos afiliados a la izquierda, de encontrar una salida politica. Trotsky, Frida Kahlo (en el orden de Ja crea- tividad y la libertad feminista) el Che Guevara, el vasco Usabiaga as{ como otras figuras menos conocidas Ia madre que muestra las fotos de sus seres queridos desaparecidos frente a la embajada argentina en México, la otra madre “que se encadené a una de las columnas de la sede consular argentina en un acto limite de protesta, justo el dia de las elecciones” (83) constituyen un mural recordatorio de todos aquellos que creyeron en un mundo Giferente, més justo ¢igualitario, Y una vez. més es la palabra que Fecuerda, es el relato catértico el que establece puentes, afirma la solidaridad y ayuda a sanar ~ya sea en el exilio o en la vuelta cuando gente que regresaba al pafs desde lugares diversos se reen- cuentra en la Plaza de Mayo: "Entonces comenzaba ~y en dos 0 {tes vueltas a la plaza no podria concluir- el largo relato de lo que habfa pasado en esos afios y el reconocimiento del otra, ese par por destierro, mutante entre los propios nacionales que se habia quedado en el pats" (83), Encuentro aqui de nuevo ecos de fo que yo misma escribiera en Narrativas de la Guerra Sucia cuando esta. blecfa las diferencias entre “los que se quedaton' y “ing que se fueron”. En el texto de Mercado su tono, amargo en general, se ‘wuelve doloroso al seialar la sensaciGn de extraiamiento que expe- Fimenta el argentino que vuelve al pafs cuyo recuerdo atesorara cn. cl exilio como pertenencia y también como defensa ante ese otro cxtrafianniento, mas legitimo si se quiere, que fuera el de Ia llegada un pafs que no es el propio en busca de un refugio que le fuera negado por “esa madre que malamente lo desterrs” (85) A los que. se fueron, el pais no podria acogerlos como hijos rédigos; no hay una préctica en ese sentido, nunca una persona, 128 Fens EscuruRa Fowenua ev Lenwonwénic /JoRceuNA Conaarea corgonismo o instituci6n ha tenido fa costumbre de considerar al ausente, al enajenado 0 al préfugo de la realidad, menos atin podrfa nadie hacer un gesto para entender la condicién psicolégica el desterrado; éste séré siempre un inadaptado individual y social Y sus circuitos lastimados y sus quemaduras no se restaiarén con €l simple retorno Para el que regresa, el pafs noes continente y de nada valdré que pretenda confundirse en las estructuras perma- nentes; no hay caja, no hay casa donde meters. (86) Memoria, exilio y eseritura Hay, empero, una posibilidad de redencién para el escritor. Lo supo Marcel Proust quien usara la memoria para tejer su larga, autobiogréfica novela en donde la escritura sutura, sana, rescata de Ja marginalidad que supone ser judio, hipersensible y homosexual. Lo sabe el protagonista de Joyce quien, al final de Retrato del ertista adolescente, encuentra su destino en el exilio y en la ascritura, Lo sabe Tununa Mercado, capaz de eseribir “La caja con- vocante de la escritura” (La letra de lo minimo) en donde se niega Ja ausencia de continente al reencontrar esa casa hecha con palabras que son recuerdos y, que mediante la memoria, sanan en €lrelato en grupo, en la interaccién del exilio, en ta solidaridad de Ja vuelta y en la soledad que implica el acto de escribir (“lo que amo mi caja, es decir mi casa 0 recinto separado del mundo que es Ia propia escritura” 14), En ese texto se define la escritura no s6lo como conjuro sino también como convocatoria: e! recuerdo recupera el pasado, cura el dolor, reconduce al presente y vence a la muerte, Es por eso que en otto de los textos del mismo libro, titulado “Linea de horizonte”, define: “la escritura no es otra cosa ‘que memoria”, Esta memoria que, inicialmente, describe como “lo ya mauerto” siendo en ese caso la escritura “un acto melancélico” tira contradecilo en el pémao siguiente cuando enancia “uve la certeza de que los micleos que oftece la memoria para la evocatcién estin encerrados vivos, esperando que uno venga a liberarlos” 33). Y eso es lo que hace Mercado en estos dos libros que son un gesto de liberacién, personal y colectiva, en busca de una abolicién Vi Ponwas oat nto v4 MEMOREX 005 TExTOS DE Ton MERCADO 129 imposible pero bella de la infelicidad, la injusticia, y la muerte en el mundo. : Obras citadas Corbatta, Jorgelina, Narratvas de la Guerra Sucia en Argentina. Buenos Aires: Corregidor, 1999. Franco, Jean, Critical Essays. Selected Essays. Durham and London: Duke University Pres, 999. Mercado, Tununa, En estado de memoria, Cérdaba: Aleién Editorial, 1998. ‘La letra de lo minimo, Rosario: Beatriz Viterbo, 1994 Peiffer, Ema. Exiliadas, emigrantes, viajeras. Frankfurt: Tberoame- ricana, 1995. 3 . Savio, Beatriz. “El campo intelectual: un espacio dablemente fracturado’ ten Represin y reconsiruceién de una cultura: el caso argentino. SaGl Sosnowski compilador, Buenos Aires: Eudeba, 1988, pp. 96-108. i CAPITULO VII Resemantizaci6n de lo fantastico rioplatense en dos escritoras argentinas: Alina Diacont y Viady Kociancich Las peliculas de fantasmas, las que’me gustan, las que pueden haberme influido, estén hechas por gente que se ha asustado haciéndotas, en que es evidente que creen en ciertas pesadillas, Respecto de la literatura fantéstica argentina, en Borges, en Bioy Casares, hay un distanciamiento. Yo creo que en ellos el autor esta 4 salvo, /../ El influjo viene del cine, del cine fantasmagético y, Jiterariamente de otras cosas/../ all hay otra actitud respecto del material, no hay una actitud intelectual, sino una actitud més inocente frente a la pesadilla, a la historia, a la aparicién del fantasma. ‘No es que crean en fantasmas, pero si que los asustan.! Hay un ‘matiz, porque creer en fantasmas es creer en aparecides, jverdad? 8 un fenémeno sobrenatural. Que te asuste una historia de fan- tasmas es otra cosa, puede significar que esos fantasmas pueden ‘dentificarse con miedos tuyos, con personajes a los que les atribuyes poderes fantasmagérieos. Jorgelina Corbatta, “Encuentros con Manuel Puig”. (12) alta representatividad en el Réo de la Plata, $i nos remontamos a los textos de Eduardo Holmberg, Horacio Quiroga, Leopoldo Lugones, Juan Carlos Onetti, Felisberto Hemnande7, § abemos que la literatura fantéstica latinoamericana tiene una Denis Meier marea una diferencia interesante itroducida por Jean Fabre on sa afirmacién: “Les fant6mes je n'y erois pas mais je ai peur’: le mot de ‘Mme du Duffand, que citit Vax et Fabre, sert souvent definir une postion propre au fantasique, & son emotion ou 8 son expétiencs dans Ia lecture, ice 132 ‘Femsuo Esco Feo ev Laravnwéaca /JoRceUNA Coraarta Julio Cortézar y ~por supuesto los paradigméticos de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares~ comprobamos que, con excepeién de Silvina Ocampo (esposa de Bioy y amiga de Borges), no hay casi esoritoras de esa generacién que cultiven ol género fantistico. La generacién siguiente, en cambio, cuenta con varias escrtoras ‘que si lo frecuentan: Cristina Peri Rossi, Luisa Valenzuela, Vlady Kocianeich, Alina Diaconu -entre otras. En este capitulo me interesa explorar las diferentes modulaciones que adquiere lo fan- tistico en la obra de las dos dltimas escritoras mencionadas en las, que, me aventuro a anticipar, la estrategia narrativa resemantiza el género con significados que tienen que ver con una dptica y una escritura femeninas a las que se suman, a menudo, preocupaciones feministas de aparicién relativamente reciente en Latinoamérica. En ese sentido las palabras de Manuel Puig, en un reportaje que me concediera en 1985, anticipan un uso de lo fantéstico relacionado con el fantasma y la fantasia -en el sentido psicoanalitico~ que lo acerca al uso que hacen las escritoras que estudio aqui. Lo fantastico en Alina Diaconu, Los ojos azules Now I'm reading the works of two women writers. One of them is, Anais Nin, the Brench writer who lived in the States for many years and who has written a very lengthy diary. The other writer is ‘Lou Andrea Salomé, who was a friend of Nietzsche and Rilke. ‘They hold a special interest for me, for both were revolutionary for their times in how they dealt with literature and psychoanalysis. (mi énfasis) Monica Fiori, “Conversation with Alina Diaconu”. (131) Fantasy in literature deals so blatantly and repeatedly with unconscious material that it seems rather absurd to try to ‘understand sts significance without some reference to psychoa- nalysis and psychoanalytic readings of texts. Rosemary Jackson, Fantasy. The Literature of Subversion. (6) est dans avi, Fabre propose de oie mtn n'y eis pas done Jeni peur’, rendant ainsi explicit ia contradiction inhérene& Is pensée de Fantastique” (362) " VI - Resexur@xc0N DF Lo BuTATICORIOPLATEISE E105 ECRTORAS, 133 Del epigrafe proveniente de un dialogo entre Alina Diacont y Monica Fiore en Buenos Aires en 1987, quiero subrayar su predi- leccién por dos autoras cuyo nexo lo constituye la relacién entre literatura y psicoandtisis. En cuanto a su gusto por la literatura fan- tistica, en un texto titulado “Autogeografia” Diacont la explica en parte por lo que califica como su “inclinacién hacia la ambigiledad, Jo marginal” (12) y, por otra, como resultado de la censura ejercida por el gobierno militar sobre su novela Buenas noches, profesor, lo que la incité dice a “refugiarme en la metéfora y en los equivocos propios de la literatura fantéstica” (13). Y agrega enfatiea: Me escabullf asi [mediante la literatura fantéstica] en esa suerte de tuniversos semioniricos, regidos por leyes propias, donde lo irreal resulta mas verostmil que lo real. Gracias @ estos artilugios pude ‘expresar verdades mucho més erudas sobre los tiempos y circuns- tancias que me tocaron vivir y de una manera ms solapada pero, al mismo tiempo, mas dramdtica y haciendo un juicio mas exitico, 3) Una literatura -compartida a su juicio “tanto por el Rio de la Plata como por los paises de Europa Central y de Europa del Este” y que le hace experimentar lo que Enrique Pezzoni llamara “exaltacién del asombro”. Diaconu confiesa que se instala en ella cémodamente como una forma de “asumir mejor el caos-cosmos de lo enigmético, de lo inasible, donde realidad y suefio, vida y ‘muerte son una misma cosa” (13). Dentro de esa categoria incluye su novela Los ojos azules (1986), que me propongo analizar aqui, y que fuera también calificada por la eritica como ‘novela gética’ (Gimbernat de Gonzalez), 0 como utopia (Fares), La estructura de la novela retoma la del famoso caento de Borges, “El Sur”, en donde la narracién nos muestra a la vez aun Dalhmann enfermo en el cuarto de! hospital y a otro Dahlmann vviajando a la Hanura para entablar an duelo a cuchillo en el que posiblemente encuentre Ia muerte. Estructura que se repite en otro cuento (también famoso) de Julio Cortézar, ttulado “La noche boca arriba” y en el que la narracién oscila ahora entre un hombre 134 ‘Fraasuo escrruta Feu Ev LarWonubtca /Jonceuns Consaa del siglo XX que ha sufrido un accidente y estd en la mesa de ope- raciones, y otro que es perseguido con la intencién de ser sacri- ficado en un México pre-hispénico. No sobra recordar que ambos ‘cuentos serfan reescrituras del texto de Chuang-Tza (incluido en ta Antologia de la literatura fantdstica de Borges, Bioy Casares y Silvina Ocampo) y que dice asf: “Chuang Tzu sofié que era un mariposa y al despertar no sabfa si era una mariposa que habia sofiado que era Chuang Tsu o si era Chuang Tzu que habia sofiado ‘que era una mariposa” (24), Ese delicado equilibrio que nos impide preferir uno de los niveles desde donde leer los cuentos citados (y el texto seminal que esté en el origen de ambos) es, creo, el mismo que gobierna la narracién en Los ojos azules. Ambivalencia, extrafieza, incertidumbre, latencia del horror en la manifestacién de lo real, como efectos de lo que Bioy Casares lamara la “sorpresa”, o de la tensi6n entre lo familiar y lo extrafio en la defi- nicién que da Freud de lo siniestro (Umbeimlich).? O, en palabras de Julia Kristeva, la ambigtiedad y el sentimiento de lo mixto pro- veniente de algo que perturba la identidad, el sistema, el orden y que constituye lo abyecto (“[Cle qui ne respecte pas les limites, les places, les régles. L’entre-deux, I'ambigu, le mixte” 12). Habria, ‘reo, una tercera referencia pertinente en Ia filiacién de la novela de Diaconu y es otra novela, esta vez de Manuel Puig, titulada Pubis angelical en donde lo fantéstico no s6lo se encarna en la biparticiOn suefio/realidad de Ja protagonista Ana (una argentina 2 Cf lnintroduecin de Adolfo Bioy Casares ala Antologta dela trata fan- ‘dstica, Cf. también eb articulo de Freud conacido en espaol como ‘lo siniestro’y en inglés como “The Uncanny” donde escribe: “In the first place, if psychoanalytic theory is corect in maintaining that every emotional affect whatever its quality, is transformed by repression in to morbid anxiety, then !mong such eases of anxiety there must bea class in which the anxiety can be shown to come from something repressed which recu’s This class of morbid anxiety would then be no other than what is uncanny respective of whether itoriginally aroused dread or some other affect. In the second pace, if his is indeed the seeret nature of the uncanny, we can understand why the usage of speecis has extended das Heinlicke into its opposite das Unkeimliche; for his tuncanny isin reality nothing new or foreign, but something familiar and old- established in the mind that has been estranged only by the process of ‘epression” (46-7), VIF Restusmancr 08 Lo NTitico MOPLATENSE EW DUS ESCORS 135 enferma de céncer en un hospital mexicano) sino que se duplica en la sucesién temporal que da lugar a tres‘Anas distintas (el Ama o la Bella, Ana, y W218). Y en este caso, como en el de Diaconu, lo fantéstico no es intelectual sino que tanto un autor como el atro “se asustan” con los fantasmas que evocan (de acuerdo con el epfgrafe de Puig en el apartado uno). Sabemos que la protagonista de Los ojos azules, a causa de la ruptura con su marido, ha intentado suicidarse y es internada en un hospital en donde enfermeras y médicos se hacen cargo de ella a la ‘vez. que all tiene lugar un diélogo fragmentado pero constante con alguien que’ podrfamos calificar de psicoanalista.? La otra dimensidn, que podrfamos lamar la dimensiéa del suefio (la anura y el duelo a cuchillo en Borges, la civilizacién preco- Jombina para Cortézar, la mariposa para Chuan Tzu), esté dada por el brevisimo viaje de Ia protagonista a una isle desconocida Mamada Tot (mmuerto en alemén). Y la tercera dimensién, que se {ntercala constantemente con las otras dos, es la del recuerdo (su infancia con una madre-cebolla y un padre silencioso, su exigua vida amorosa, matrimonio truncado e hijo perdido, su trabajo de Seeretaria) y ya en lo contempordneo, la presencia de una Argentina marcada por la represi6n, la censura y auto-censuta, y la omnipresente inflacién. Lo que he lamado la dimensién onirica del texto 0 sea la estadia en la isla Tot, concebida inicialmente como capaz de colmar todas las fantasias y deseos de la protagonista, se convieite en una pesadilla, Viejos seniles pero poderosos y malévolos reem- plazan al sofiado Principe Azul; el placer sexual tendré lugar entre los brazos de unta mucama que luego le cobra por sus servicios; la deseada libertad es en realidad una existencia vigilada y finalmente * Bn el reportaje de Lépea Cabrales, Diaconu le reeuerda que la novela esté Aedicada a su amiga y esctitora Marta Lynch que se suicidara mientras ella estaba en los Estidos Unidos (596). En Ia dedicatorin leemos: "Mientras corregia las dltimas péginas del libro, el suicidio de mi entrafable amiga, Marta Lynch, en esa Argentina lejana, ademés de la herida personal, ha abierto nuevos interrogantes, que posiblemente sean los més viejos que cconozeamos.” 136 Peas ¥eScRruRa FeweNafLarvoueRics/Jonczt Conaerra sometida al juicio de los otros; el elima paradisfaco de la isla dard lugar a un viento huracanado que siemira el desorden y la des- truceién Es asi que la dimensi6n onitica, ransformada en pesadilla, con- figura una utopfa negativa situada en una isla “al revés" (62) habitada por seres monstruosos (el viejo chancho, el viejo de la pata de palo, el viejo decrépito con los bigotes de tinta china) cuya sexualidad transgresora (Jos mozos succionandos los sexos muertos de los viejos poderosos, la mucama inicidndola en una relacién homosexual, el acto de canibalismo de que es objeto en la ‘mesa del comedor) le despiertan repulsién y horror. Vemos que el uso de lo fantistico en el texto tiene que ver en especial con la fabulacién del propio cuerpo, y el de los otros, vistos en funcién de una sexualidad signada por el exceso, la anormalidad, lo grotesco. Y es en ese lugar, en especial, en donde 1a categoria de la abyeccién, teorizada por Kristeva, tiene en esta novela su formu- laci6n textual. {Nomitara ya...2 Qué era sino su vémnito ese charco pestilente en el cual se despert6, una mesa inmensa de madera lustrada, ella en cuclilias.y su cabeza rodeada del ex caviar, del ex pescado, del ex paté, de la ex came, de todo el festin amalgamando y en franca descomposici6n?. (65) Los ojos, 1a mirada, tienen asimismo un significado especial y indltiple. Personifican, por un lado, lo diferente encarmado en sus, ojos azules. Y, por el otro, representan el acecho, la persecucién, la posesién del cuerpo propio mediante la mirada del otro: “Hay ojos que espian deste el ventanal y ojos en todos lados, debajo de la cama, detrés de la almohada, ojos en el espejo, ojos en el televisor, yes que puede haber una violacién peor que la mirada?” (76). Esta visién paranoica no s6lo expresa la culminacién de su desasosiego fen un mundo que no le pertenece nit siquiera en suefios sino que consiste, también, en la hiperbélica representacién del pafs que ha 4 Ch. “Exoesa y epulsién en las novslas de Alina Diacont” de Kay E. Baile. ‘También Cynthia Torupkins, “La posmodemidad de Cama de dngeles.” VI - Resewavraaci De 1 FNTASICO PLATENS EN DOS FSCUTORS 137 dejado atrds, marcado por la censura y auto-censura, y el autori- tarismo. ! Otro tema fantistico que aparece en la novela es el del doble (Der Doppelganger’), el otro con ¢! que dialoga y antagoniza: “Es ella misma y no lo es./..J Por qué me mirds con esos ojos...? Te suiena tan idiota lo que te digo?” (96). Ei desdoblamiento opera a diversos niveles. En primer lugar, la mujer en la cama de enferma respecto de la otra mujer, la sana vestida de azul. Y, en nuevo des- doblamiento, respecto de la otra que se escapa a un hotel de cinco estrellas en una isla cuyo deseo quisiera convertir en paraiso. Lo cual se expresa en el nombre del bar al que Hega tras un paseo por la isla, El bar se llama “Happy Tot’, y este nombre mas bien parece indicar la expresién de deseos del duefio o de los clientes, 0 de ‘ambos, pues el calor agobia, el local no es muy grande, las mesas rengas, el piso, muy sucio y debajo de las ventosas de vidrio que hay sobre el mostiador, los sandwiches transpirando junto al jjamén, al pescado y a la lechuga. (101) ‘Alo largo de toda la novela se reitera el deseo del viaje recu- rrente en la protagonista como forma de evasién de una realidad que rechaza: ‘[iJrse a una isla desierta, acaso la utopia maxima” (117) en las palabras del analista con el que dialoga en la vida diurna mientras se pierde en sus deseos en ‘esa doble vida de los suefios’. Ya en Ia isla, en cambio, 1a comunicacién es (si posible) ims dificil en tanto le exige el uso det inglés 0 el aprendizaje de la lengua local, el totense: “Esté hastiada de los elogios que recibe por el color de sus ojos. Esté hastiada de esta ineomunicacién que, por un rato, la divertia ~formaba parte de lo excéntrico, de la aventura, pero ya no reviste estas caracteristicas” (134), ‘Tras un paseo por la'sla (que le muestra su aspecto tenebroso y horrible) y la vuelta al hotel, aparece otro tema fantéstico -el cuarto, la casa, la calle borrados del espacio-: “Cul es su sen- sacién al estar en un cuarto que no es el mismo, 0 acaso habia 5 Chel eitado texto de Fread p.40ss. 138 -Fewnisuo¥ escrruna rewensa ev Lanwouiénca /Joncena Coraaria estado sofiando el aspecto del cuarto en el cual habia estado unas horas antes?” (135).° Las caprichosas transformaciones del tiempo ¥ del espacio que tienen lugar en la narracién son otras de las ‘uestras de lo fantastico como reino de lo imposible y plurivalente donde todo lo estable se relativiza y multiplica en zonas Jindantes con el horror y la Jocura, En realidad lo que quisiera preguntarle es cémo se explica que *1 nimero “11”, el nimero de su cuarto previo, sea el mismo que el del cuarto de ahora..., no era la cuarta puerta de la derecha del pasillo, o la quinta? Demasiados interrogantes y demasiadas di cultades idiomaticas para hacerie la pregunta entendible a inter- Jocutor quien tal vez, sea integrante de la confabulacién, res- ponsable de parte de la locura. (137) El cambio de cuartos, el doble eddigo lingiistico, ella y Ia otra de azul y ésta del hotel, constituyen desdoblamientos que corres- ponden al doble plano de la vigilia y del suefio en la habitacion del hospital y en el cuarto del hotel y también al desdoblamiento de la alienacién: “Y se pregunta qué va a hacer esa persona que parece ser ella, pero que quizés ya no loes del todo, como tampoco el cuarto es el mismo, ni los muebles, nila isla en si” (141). Esta cconfusi6n entre yo y ella a lo largo de la natracién tienen como su causa, y también su efecto, la incertidumbre y la incapacidad de explicarse lo que la rodea. Se problematiza la percepcién de lo real (en sus coordenadas espacio/temporales), del lenguaje y de la propia identidad. Al interior de ese viaje que, vamos viendo se define como un viaje interior, y dentro de ese desdoblamiento que es una explo- raci6n de su vida entera en una situaci6n limite (la enfermedad, el intento de suicidio, ef hospital), 1a posibilidad de experimentar placer con otra mujer es otra zons imaginaria que fabula en su encuentro sexual con la mucama del hotel -que alii cis ella ta 6 Respecto de ius ena deja fiterauura faméstion ef, Cons Rosemary Jackson, la citada introduccin de Bioy Casares y "Lo sinisteo” de Freud. VII - Reseuuractow 0€ Lo marisnice montareast Br Dos ceroRas 139 enfermera del hospital y su propia madre~. Hay que mencionar que sus fantasfas se construyen, mayormente, con imégenes de los mass-media (Mae West, Marilyn Monroe, las peliculas porno sgréficas de la television, los folletos turisticos, o lo que Hama ‘la figuras miticas’ de los cuentos de hadas ~162) con su apariencia seductora y colorida, de superficie.” La realidad, sin embargo la enfrenta con el terror de lo desconacido que late debajo de esa superficie edulcorada, y lo que descubte es que su omnipotencia es impotente y que sélo le resta entregarse a 1a contingencia, a la fatalidad de las circunstancias de las cuales es solo su vietima (“Habia ido allf.con la promesa de permitirse todo, desechando cualquier sombra de culpa. Se estaba yendo ahora con toda la desazén a cuestas, sin lograr ni una de lis metas prefijadas” 174), ‘Yes el fervor, sentimiento determinante en la constitucién de 1o fantéstico, lo qué la espera al final de su aventura. El miedo, que se habfa posesionado de ella en medio de esos seres monstruosos Ievando a cabo actos perversos, que ta habia paralizado en actos sin placer (la comida, e! encuentro con la mucama), que le habia mostrado una isla sacudida por catéstrofes desmesuradas que ponfan de manifiesto su extrema vulnerabilidad y extranjeria culmina con su presencia ante un tribunal que enjuicia su viaje, su estadia en Ia isla, y todo su pasado, Ese tribunal tiene: que ver con el tema recurrente de los suefios del examen, que la Meva a enjuiciar su vida entera, en una situacién limite. Y en la vida real remite los juicios, tortura y desaparicién de ciudadanos que ~por entonees- tenfan lugar en la Argentina bajo la dictadura militar, Hay que recordar que lo fantéstico, como cualquier otro texto, se 7 En Ia mencionada entrevista con Lépez Cabrales, Diacond dice: “ti intro uccién al mundo del libro fue a través de las euentos de hadas” (588). Y agrega: “El mito del vampirismo me parveia interesante, Mz fascinaron Siempre las historias que escuchaba en Rumania de gente endemoniada sobre 1a que clavaban una estaca en el corsz6n para sacare ef mal cuando moti, porque sino, el denn podia pasar a otras personas. Me dejaban perpleja todas las istoras que escuchaba de las eriades de Transilvania 1 Todo lo que sea mito me interess, mas que la historia (589). Y con respecto al ate Pop: “Andy Warhol, por ejemplo, fue un fensmeno muy interesaate pera mi” 1585) 140 eniswo ¥ escaruea Fees 2 LarivoaweRics /FoRasLNA ConsaTA produce dentro de un contexto social que lo determina y explica. ‘Rosemary Jackson enfatiza la importancia del referente en relacién con Jo fantastico cuando dice: ‘The forms taken by any particular fantastic tent are-determined by a number of forees which intersect and interact in different ways in each individual work. Recognition of these forces involves placing authors in relation to historical, social, economic, political and sextal determinants, as well as to a literary tradition of fantasy, and makes it impossible to accept a reading of tis kind of literature which places it somehow mysteriously ‘outside’ time altogether. (3) En Ia novela, la protagonista se siente objeto de una vigilancia constante, y de delacidn: “La habfan estado siguiendo, sabjan cada paso; cada persona que habia visto era un detective en potencia, un soplén, un delator” (184). Es sometida a tortura: “De repente ella sintié que dos manos juntas empujaban algo en sus fosas nasales, Jo hundfan. El dolor era insoportable” (192). A su vez, erece la certeza y clara conciencia de que el castigo infligido tiene por causa el ser diferente: “Nosotros aqui descontiamos de la gente con ojos azules, pero eso no significa que no admiremos el color de sus ojos. Son muy bellos... Lo que ocurre es que representan una forma de ser que no nos agrada” (198). Vigilancia, delacién, tortura y condena de lo diferente es lo que encuentra la protagonista de Los ojos azules en la isla ala que huyera para escapar una realidad personal y colectiva que rechaza. La isla, sin embargo, consiste en una copia magnificada y grotesca de aquella en la medida en que repite especularmente y de modo hiperbélico sus prohibiciones, censura y represién.® 5 Respecta de lo fantéstco como literatura del exceso cf. Denis Meller VID - Ressurzacidw oF Lo maTAsT1C0 ROPLATENSE BOS ESCHTORAS M4 Lo fantistico en El templo de las mujeres . de Viady Kociancich Aprendf que todo lo extrafio era posible. Viady Kociancich en Graciela Speranza, En primera persona. (89-90) La literatura fantéstica es una ancha tradici6n argentina. Para ‘acomodar nuestro temperamento, la estiramos hasta el concepto de “Yteratura de Ia irealidad”, 14.96 El siguiente texto que voy a analizar transcurre en parte en una isla, hay varios viajes, y una serie de situaciones que se inscriben dentro de la literatura fantistica 0, lo que Kociancich llama, ‘lte- ratura de la irrealidad’. En El templo de las mujeres (1996), Viady Kociancich nos cuenta el viaje de Mistral, argentina y afamada dibujante de modas, "{p)ara todo el mundo, /.../ una mujer feliz” (13), quien vive una historia extraordinaria sin tener a quien contarla y la que ~ sacro. Gustavo San Romén, “Entrevista a Cristina Peri Rossi, (1044) ‘light’. Como las tiltimas novelas de Manuel Puig, como muchas de las peliculas de Almod6var. Dualidad anttética que pronto se vuelve plural ya que son, ante todo, textos de niveles miltiples en los que diferentes lectores acceden a diferentes lecturas. La’primera, en este caso, lee una historia que transcurre en una ciudad espaiiola junto al mar que no es dificil identficar con la Barcelona de tos 90. Alli, un hombre de unos cincuenta atios, afamado fotégrafo de profesién y con dinero, sale de una enfermedad seria para encontrarse con una joven que podria ser su hija y cuya belleza lo seduce hasta convertirse en una obsesién que lo consume (sobre todo porque su pasién no se consuma, al menos en el sentido tradicional) y que lo lleva de nuevo al borde de la muerte. E] hombre tiene un amigo psicoanalista, La joven tiene una amiga, presumiblemente fntima, El protagonista se lama Javier, la bella mujer es Nora, el psicoanalista es Francisco y la amiga es Andrea. Hay también personajes que aparecen brevemente, un tal Antonio o una Paula, La mujer con la que Javier estaba viviendo cuando encuentra a Nora se llama Gema y el perro que le regala a Javier se llama Trabuco (“un nombre que a Gema le causaba risa y E Lamor es una droga dura (1999) es, a la vez, un texto duro y 154 ‘Peso ¥eseeua Puen Bx Lavon’ €h/ Jonceuie CoRBKTTA le parecia completamente inapropiado” 18). 3 una ocasién ha dicho Peri Rossi: “Los nombres de los person yes /... no suelen ser casuales/... [MJe sucede a veces que, despues de nombrar, me detengo, no puedo escribir. Oscuramente sé que no era el que cortespondfa, El nombre trafa asociaciones, evocaciones que no se correspondian con la psicologia del personaje”. Y agrega: “Los personajes, dirfamos, se deben parecer a su nombre. Al igual que Jas madres al elegir nombres para sus hijos, ponen en juego sus fantasias” (“Acerca de Ja escritura” 14), Facil de establecer la relacién en este caso: Nora con la protagonista de Casa de ‘muitecas de Ibsen; Gema con joya'y Andrea con androginia. & Escritura, psicoanslisis y deseo .. lo que desea en general una mujer es el deseo de ella que tiene el hombre. En cambio, el hombre desea lo otro, es decir, el hombre desea a la mujer. La mujer se desea a sf misma a través del deseo del otro, Gustavo San Roman, “Entrevista con Cristina Peri Rossi. (1048) Si avanzamos un poco més o penetramos un poco més profun- damente en esa historia moderna que transcurre en la Barcelona de los 90, vernos que El amor es una droga dura es un andlisis del deseo. Alli literatura y psicoandlisis se hermanan en la bisqueda de eso que en algiin momento se lam6 ‘el alma humana’. En “Acerca de la escritura” se pregunta Peri Rossi “Dénde, si no, estudiar el alma humana?” (20). En un hermoso reportaje que Je hiciera Susana Camps, Peri Rossi est hablando sobre la obsesién, los cobsesivos y los escritores obsesivos y dice: “Obsesivos somos todos, por lo tanto a literatura es la expresi6n de esas obsesiones 1...0°.¥ precisa: “En ese sentido la literatura es una de» formas del psicoanilisis, o el psicoandlisis es la gran novela de este siglo, da lo mismo” (43-4).! Freud, Lacan y hasta Julia Kristeva aparecen mencionados con frecuencia en la novela y en especial los dos ‘Sin cesar cto la aflrmacion de Manuel Puig “La novela moderna empieza con Freud! en el reporaje que le hcierattulado “Encuentros con Manuel Puig.” VIN Chisiva Pens Ross ¥ cs FAS DE LA ADICCION 155 primeros, En el caso de Lacan es no sélo parte de un saber con el que se constituye uno de los subtextos (se cita, entre otras, su afir~ rmacién “La mirada es la erecci6n del ojo” 88) sino que es también el protagonista de un episodio cuya verdad es dificil de precisar pero cuyo valor al interior de la cadena significante es funda- ‘mental. Ante Ia fuerza y el misterio del deseo se pregunta Javier: “caso tenfa que haeer como Lacan, el maestro, que se encerraba cada tatde a contemplar, en la sotedad de una habitacién de la cual s6lo él tenfa la Have, el cuadro de Courbet: El origen del mundo?” (132). Esa contemplacién compulsiva, de la que Lacan serfa la ‘maxima ilustracién, la experimenta Javier desde el momento en que se encuentra con Nora por primera vez (segtin ella hubo otra que él ha olvidado por completo y cuya biisqueda es uno de Tos hilos conductores de la narracién). ¥ es a su través que Peri Rossi explora el misterio del deseo, su insatisfaccién constitutiva y su sublimacién mediante la cultura y el arte Belleza, deseo y eseritura ‘Muchos de nuestros pacientes son personas afectadas por la belleza, pero gran parte de ellos ‘salvajemente’retirados de ella, refugiados en la enfermedad, por la imposibilidad de tolerar la relacién apasionada.con el objeto estético, que faseina con sus cualidad formales, pero que produce dolor por los enigmas que {genera y por los dilemas que plantea” Graziella Magherini, El sindrome de Stendhal (ccSpite dos de la novela] En este caso el deseo tiene como objeto la belleza de una mujer, la belleza de Nora vista desde Javier. En ese nivel, 1a novela es todo un tratado de estética que se interroga constantemente acerca ‘qué es la belleza, en dénde se enlazan belleza y deseo, y enya con- templacién llega a adquitir dimensiones casi religiosas en la que ‘ojo y objeto se clevan hasta el priiner mirén/voyeur que serfa Dios. Belieza cuyo enigma ha sido objeto de innumerables intentos de apropiacién por la palabra: su poder denominado mania por 156 Fenasuoy escamana Fewenne ev Langues /Jonceiunn Covearia Platén, inefable por los misticas, misterio para los roménticos, objeto a ser devorado en el arte contemporéneo (“aunque la expe- riencia y la sabidurfa le habfan ensefiado a disimular educadamente esta deglucién antropoftigica” 36). La belleza se vincula con un leit-motiv en la novela, ‘el sindrome de Stendhal’ (ver acdpite de este apartado), fenémeno estudiado por una psicéloga italiana en turistas visitando museos y que Francisco le recuerda a Javier: “Has contraido el ‘sindrome de Stendhal’, llamado también ‘la enfermedad de los museos’. Son los trastornos psicosométicos que suften ciertos individuos ante la contemplacién de la belleza". Y dictamina: “Teniendo en cuenta que eres forégrafo, y de perso- nalidad adictiva, no es nada raro que te ocurra a ti” (73). partir de la emocién presente (nominada por la psicéloga italiana y cenuneiada por Francisco), lavier se remonta entonces a l atraccién experimentada a los seis afios ante la cabellera de una colegiala; ante'un cuadro de naufragio de Caspar David Friedtich 0 Los baiios turcos de Ingres. También recupera estados semejantes en literatura: Swann ante Odette, o el propio Proust ante Vista de Delft de Vermeer (184). Asociacién de pensamientos y recuperacién de la memoria que tienen lugar en el momento en que contempla, en la soledad del cuarto de hotel, las fotos que ha tomado de Nora (como Lacan ante el cvadto B! origen del mundo y luego su antigo Francisco ante una de esas fotos). Belleza cuya contemplacién -en este caso de Nora por Javier- provoca el homenaje de poderosas erecciones. La contemplacién de Ia belleza se extiende tambign a la naturaleza y, en especial, al mar. Constante en la obra de Peti Rossi, el mar aparece aqui en la ubicacién espacial de la narracién; en su representacién en varias obras de arte; en la comparacién entre Ia pasién y las diferentes formas que el mar asume; y en la mencién final del tsunami que atrae a Javier y atemotiza a Francisco. VII - Cus Pa Rost ¥ Las FoRAAS BELA ADICHON 157 ‘Julio y Cris miran en la misma direceién? 1 edo ha sido vivido y dicho por una mujer que conoce los infiernos de a tierra ~la suya, allé en el sur- y los de las escritura en nuestro tiempo ~aqui, en todas partes. Julio Cortézar, Prélogo a La tarde det dinosaurio de C. Peri Rossi ay En el diagnéstico de su amigo Francisco se menciona el hecho de ser Javier fordgrafo y adictivo. Lo segundo lo vuelve obsesivo, lo primero determina su percepeién del mundo centrada en especial en el ojo.? Me permito aqué un cierto desvio, creo que legitimo, en cuanto vineula obra/autor. Al leer por primera vez El amor es una droga dura no pude dejar de pensar en “Las babas del diablo” de Julio Cortézar, uno de los mejores cuentos en donde tra- duccién/ escritura y fotografia aparecen juntas para mostrar el modo en que ver, escribir, traducir son formas de construir el ‘mundo. Y se impone, claro, la extraordinaria recreacién, autSnoma y fiel al misrao tiempo que hiciera Antonioni en Blow Up en donde tas tomas del fotégrafo de las modelos del ‘swinging London’ de 108 60 es otros de los (tantos) intertextos en que se inscribe la novela. Sabemos, ademés, de la intensa y compleja relacién que unia a Cortizar y a Peri Rossi y que recuperamos en Jos poemas que Julio le escribié a ‘Cris’ y en la biografia recién aparecida que ella escribiera sobre él. En Cinco poemas para Cris leemos: “1. Ya mucho més alld del mezzoleemin di nostra vita/ existe un tervitorio de amor! un laberinto més mental que mitico! donde es posible ser! lentamente ddichoso/ sin el hilo de Ariadna delirante/ sin espumas ni sébanas ni muslos”. Y agrega en la siguiente estrofa: “Todo se cumple en un reflejo de crepisculo/ tu pelo tu perfume/ tu saliva/ Y alli del otro lado te posco/ mientras td juegas con tu amiga/ los juegos de la noche” (86). Tema que reaparece en Otros cinco poemas para 2 Eun texto leno, ‘De hermano a hermana” que abre La tarde del dinasaurio (0980), prologado por Cortézar, me encuentro coa la presencia de la ftogra Y tas Fotografias de mujeres bellas como antici de la novela que me ocupa

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