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De ah que no haber inscrito en el seguro social, no pagar la CTS y las vacaciones truncas
de su empleada del hogar son hechos gravsimos porque se trata de un inexcusable
desprecio del respeto a la ley, y ms viniendo de quien dirige el Ministerio de la Mujer. Es
trgicamente paradjico que quien es la responsable de proteger a sectores vulnerables,
precisamente como las trabajadoras del hogar, desconozca la ley, o peor an conocindola
la transgreda. En cualquier caso su conducta y permanencia en el gabinete es indefendible
tanto poltica como jurdicamente.
Para la jueza penal, el artculo contiene elementos que "son abiertamente diatribas" que
perjudican su honor, que pretenden "inutilizarla como profesional" y que no forman parte
del ejercicio de la libertad de expresin. Agrega que Len ha querido "descalificar",
"despotricar" y tratar "que la expectoren". Al margen de los trminos empleados, estamos
ante una lamentable decisin que penaliza las opiniones efectuadas por un periodista en
legtimo ejercicio de su libertad de expresin. Veamos.
Disgustar no genera delito. Las opiniones vertidas en "Qu hacemos con la primita?", no
deben haberle agradado a la Sra. Meier. Sin embargo, basta leerlas para darse cuenta de que
no son ofensivas ni insultantes. Pese a ello, motivaron una condena. La jueza desconoce
que hasta un discurso sumamente crtico y poco grato est protegido por la libertad de
expresin.
Por ello, no se explican -jurdicamente- las razones que motivaron esta sentencia.
Lamentablemente, no es un caso aislado. Lo sucedido con el periodista Fernando Valencia
es otro abuso judicial. Decisiones similares no pueden repetirse. De lo contrario, el
periodismo tendr que limitarse a transmitir noticias y opiniones acrticas, inofensivas, y
absolutamente neutrales. Es decir, le diremos adis a una democracia tolerante y plural. En
la lucha por la vigencia de un rgimen democrtico un elemento esencial es la libertad de
expresin. No podemos volver al pasado.