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El elefante curioso fue a preguntarle al cocodrilo qué comía, y el cocodrilo lo agarró de la nariz. Mientras tiraban el uno del otro, la nariz del elefante se alargó hasta que el cocodrilo la soltó. Luego el elefante descubrió que su nueva trompa alargada era útil para espantar moscas, comer hierba y beber agua, por lo que los demás elefantes también fueron a elongar sus narices.
El elefante curioso fue a preguntarle al cocodrilo qué comía, y el cocodrilo lo agarró de la nariz. Mientras tiraban el uno del otro, la nariz del elefante se alargó hasta que el cocodrilo la soltó. Luego el elefante descubrió que su nueva trompa alargada era útil para espantar moscas, comer hierba y beber agua, por lo que los demás elefantes también fueron a elongar sus narices.
El elefante curioso fue a preguntarle al cocodrilo qué comía, y el cocodrilo lo agarró de la nariz. Mientras tiraban el uno del otro, la nariz del elefante se alargó hasta que el cocodrilo la soltó. Luego el elefante descubrió que su nueva trompa alargada era útil para espantar moscas, comer hierba y beber agua, por lo que los demás elefantes también fueron a elongar sus narices.
los elefantes no tenan trompa. Solo tenan una nariz oscura y curva, del tamao de una bota, que podan mover de un lado a otro, pero con la que no podan agarrar nada. Un da, un pequeo elefante que era muy curioso y no paraba de hacer preguntas, les pregunt a sus padres: Pa- ps, qu come el cocodrilo?. Pero sus padres estaban can- sados de tantas preguntas y no le contestaron. Entonces, se fue donde el pjaro Kolokolo y le pregunt: Kolokolo, t sabes qu come el cocodrilo?. El pjaro Kolokolo, que tam- bin estaba cansado de las preguntas del elefantito, le contest con una voz quejumbrosa: Anda a la orilla del gran ro Limpopo, que tiene aguas verdosas y corre entre altos rboles. All lo averiguars t mismo. El elefantito parti hacia el ro Limpopo. Se puso a caminar y caminar, y se encontr con una serpiente boa de dos colores. Como nunca haba visto un cocodrilo, le pregunt a la boa con muy buenos modales: Perdone usted, ha visto por estos lugares una cosa llamada co- codrilo?. Y la serpiente boa de dos colores le pregunt a l: Y qu quieres saber del cocodrilo?. Entonces, el Cuaderno de trabajo - Perodo 1
elefantito le pregunt con
muy buenos modales: Po- dra decirme qu come el cocodrilo?. La serpiente boa se desenrosc de la rama en que se encontraba y, en vez de contestarle, le dio un empujn con la punta de su cola. Al ver que la boa no le respondera, el elefantito sigui su camino. Finalmente, en la orilla del ro Limpopo tropez con un tronco cado. Pero lo que el ele- fantito crea que era un tronco cado, era en realidad un cocodrilo! El elefantito le pregun- t con muy buenos modales: Perdone usted, ha visto por estos lugares una cosa llamada cocodrilo?. Y el cocodrilo le dijo: Yo soy el cocodrilo, qu ms quieres saber?. El elefantito estaba feliz de haberlo encontrado, as que le dijo con entusiasmo y muy buenos modales:Usted es al que andaba buscando hace tiempo. Podra decirme qu come usted?. El cocodrilo le dijo entonces:Acrcate un poco ms, pequeuelo, y te lo dir al odo. El elefantito puso la cabeza junto a la boca colmilluda del cocodrilo y el cocodrilo lo aga- rr de la nariz. Sin soltar la nariz del elefantito, le dijo: Creo que empezar tragndome... un elefante!. Sulteme, que me lastima!, le dijo el elefantito (con la nariz tapada). La serpiente boa se desliz hacia la orilla del ro y le dijo al elefante: Amiguito, si no tiras ha- cia atrs con todas tus fuerzas, esta bestia te llevar de un tirn antes de que puedas decir ay!. El elefantito empez a tirar y tirar con toda su fuerza. Y la nariz se le empez a alargar y alargar. El cocodrilo daba coletazos en el agua, y tambin tira- ba y tiraba y no soltaba la nariz del elefante. La nariz del elefantito sigui alargndose ms y ms. La boa lleg hasta la orilla del ro y se enrosc en un pata de atrs del elefante, diciendo:Caminan- te curioso, vamos a ayudarte un poco.... Y la boa tir y tir y, al fin, el cocodrilo solt la nariz del elefante. El elefantito dio las gracias a la boa e, inmediatamente, envolvi su nariz en cscaras de banana y la sumergi en las aguas frescas del ro Limpopo. Pero la nariz no se le acort ni un poquito. La boa le dijo entonces: Ya vers que te ser til!. En ese momento, una mosca se pos en el lomo del elefantito y, casi sin darse cuenta, le- vant la trompa y la espant. Primera ventaja! dijo la boa. Luego, el elefantito sinti hambre. Alarg la trompa y agarr un manojo de hierbas, lo sacu- di para quitarle el polvo y se lo llev a la boca. Ventaja nmero dos! exclam la boa. As es dijo el elefantito. Y como tena calor, sin pensar, sorbi una buena cantidad de agua de la orilla del ro y la derram sobre su cabeza. Ventaja nmero tres! dijo la boa. Bueno dijo el elefante, ahora me vuelvo a casa . Y regres a su hogar balanceando su larga trompa de un lado a otro. Cuando lleg a su casa, todos se alegraron mucho, pero en seguida dijeron: Mereces un castigo por irte tan lejos y por lo que has hecho con tu nariz. No! exclam el elefantito y, alargando la trompa, con un par de empujones dej ten- didos a varios de sus hermanos. Despus de unos das, los otros elefantes descubrieron que la trompa resultaba muy til y, uno tras otro, marcharon hacia la orilla del ro Limpopo. Y, desde ese da, todos los elefantes tienen una trompa exactamente igual a la de aquel curioso elefantito.