Carmen Bohórquez

Este libro artesanal fue publicado

el 9 de julio de 2010
en el Taller Permanente de Producción
Editorial Urgente
en el marco de la celebración
del Bicentenario
y el VII Aniversario de la Universidad
Bolivariana de Venezuela
19 de abril, inicio de la independencia

© Carmen Bohórquez

Primera edición, julio 2010

Universidad Bolivariana de Venezuela

PFG. Comunicación Social, Sede Zulia

Comunicación y Proyección Universitaria

Taller Permanente de Producción Editorial Urgente

editorialurgente@gmail.com
http://editorialurgenteubvzulia.blogspot.com/

Imagen de portada: El 19 de Abril, por Juan Lovera

 “19 de abril, inicio
de la independencia”

Transcripción de la conferencia
dictada el 24 de abril de 2010

PDVSA “La Estancia” - Maracaibo

Carmen Bohórquez

M
uy buenos días a todos y a todas, paisanos
y paisanas, compatriotas todos. Hemos ya
iniciado el Ciclo Bicentenario, ya el térmi-
no ‘ciclo’ aclara que se trata de un proceso
en el tiempo, que no se trata de una fecha en particular,
que no se trata de un simple aniversario de un hecho
aislado. Aunque algunos de los hitos de esos hechos
pueden ocurrir en un día específico, en un momento es-
pecífico, con unos actores específicos, ningún hecho se
da de manera aislada. Pero en la historia de todo un pue-
blo siempre es necesario marcar algunos hechos particu-
lares que van como indicando el camino que va siguien-
do ese sujeto histórico que son los pueblos. De la misma
manera que a nivel personal cada uno de nosotros tene-
mos unas fechas particulares a partir de las cuales com-
prendemos el decurso de nuestras vidas y vamos como
evaluando de qué manera hemos ido andando, si esta-
mos cada vez más felices o menos felices, siempre hay
una relación con respecto a un punto determinado de
nuestra vida biológica.
 19 de abril inicio de la independencia
Así pues en nuestra vida histórica como pueblo también
hay algunos hitos fundamentales que se toman como
referencia para marcar esa historia colectiva de nuestra
sociedad, de la nación, de la república.
Cuando se inicia el Ciclo Bicentenario, que se inicia no
sólo en Venezuela –esto también es muy importante de-
jarlo claro- es un ciclo que se inicia en toda Nuestramé-
rica hace 200 años, al menos lo que respecta a la vida
republicana, se toma como un hito fundamental la cons-
titución de la primera Junta de Gobierno autónomo. En
el caso de Venezuela el 19 de Abril de 1810; en el caso de
Ecuador el 10 de agosto de 1809; en el caso de Bolivia el
25 de mayo de 1809 en Chuquisaca y el 16 de julio de
1809 en La Paz, cuando se constituye la Junta Tuitiva de
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Gobierno, es decir, la junta que va a tutelar, a cuidar los
derechos de Fernando VII en tanto éste siga prisionero
de Napoleón. Pero Juntas que, al igual que en Bolivia o
en Venezuela, al igual que las que se van a constituir en
Buenos Aires, en Bogotá, en Cartagena y en las distintas
ciudades de Nuestramérica, muy pronto van a comenzar
a radicalizarse y a pensar, no en estarle guardando el
trono a Fernando VII, sino que comienzan a pensar que
ese (nuevo) gobierno se puede seguir manteniendo, se
va a desarrollar, y que no se requiere para ello que vuel-
va Fernando o que no vuelva, y en poco tiempo pues ya
se está declarando la ruptura definitiva con la monar-
quía española.
En el caso de Venezuela ese proceso, por lo menos para
los historiadores, es el ejemplo más claro de cómo se
produce esa transición o ese camino a la ruptura ya defi-
nitiva con los tres siglos de colonización, porque el caso
Carmen Bohórquez
esa nueva sociedad que se está construyendo, de esa re-
pública, va a ser conculcado por esas élites, con Páez a la
cabeza, que va a negar sus orígenes, el papel tan digno,
tan revolucionario que había realizado durante esa gue-
rra de independencia, y termina como ustedes saben,
propietario como de la mitad de Venezuela y en Nueva
York y rico.
¿Qué nos indica esto? Allí hay un proceso –lo dijimos al
comienzo- que no se ha concluido, que empezó hace 200
años, un proceso de independencia, de afirmación de
soberanía, de construcción de la unidad latinoamerica-
na, de reafirmación de nuestro ser propio, de nuestra
identidad, que en el transcurso de 200 años tuvo avances
pero también ha tenido retrocesos. Creo que hoy esta-
mos viviendo un momento privilegiado también, compa-
rable a aquel de hace 200 años, en el que de nuevo los
pueblos comienzan a unirse en defensa de la soberanía,
de la identidad americana y sobre todo de la unidad de
los pueblos. Tenemos múltiples experiencias, y yo creo
que todos tenemos un compromiso histórico, un com-
promiso ético, un compromiso político, para darle con-
clusión definitiva a esa independencia, reafirmarla de
manera definitiva y de tal manera, que en adelante nues-
tra historia sea sólo historia de pueblos emancipados, ya
sin ninguna otra interrupción y sin ningún otro someti-
miento a intereses de ningún otro tipo.
Muchas gracias.
 19 de abril inicio de la independencia
se hace prácticamente personal. Es entonces esa batalla
la que tenemos que seguir librando contra esa coloniza-
ción mental, contra esa colonización cultural. La cons-
trucción de ese nuevo Estado-nación que va a insurgien-
do no sólo implicaba la recuperación de los derechos
fundamentales de libertad e igualdad, sino más allá de
ello, la necesidad de construirse un espacio propio en el
mundo. Recuerden que son repúblicas que van a insurgir
y que además van a ocupar un espacio en un mundo pa-
ra el que unos años antes simplemente era prolongación
de España. Entonces ¿cómo ganarse ese espacio?
Pero también, desde ese espacio nuevo, para ganarse ese
respeto y para ser reconocidos como distintos del espa-
ñol, es necesario esclarecer la propia identidad, porque
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sólo cuando tenemos clara nuestra identidad es que po-
demos ejercer nuestra diferencia con respecto al otro.
Lo complejo del proceso repito, no estuvo tanto en el
aspecto militar como en llegar a constituir a todo espa-
ñol como enemigo, y es lo que, como dije antes, va a tra-
tar de hacer Bolívar con el Decreto de Guerra a Muerte.
Pero eso no se logra definitivamente, incluso antes de
morir Bolívar ya vemos como empiezan a surgir las pug-
nas, como el proyecto de Bolívar es traicionado por las
élites, que, luego de aquietado todo el periodo de guerra,
luego de expulsados los españoles, quedan sin competi-
dores vamos a decirlo así, y ese proyecto revolucionario
de Bolívar, ese proyecto revolucionario de Miranda y de
tantos otros, de igualdad, de libertad, de fraternidad, de
definición de la ciudadanía no por la pureza de sangre
como en la sociedad española sino por el nacimiento en
tierra americana, ese derecho de todos a formar parte de
Carmen Bohórquez
venezolano tiene la particularidad de que es la primera
junta de gobierno que se constituye, que logra sostener-
se sin ser violentada y sin ser abruptamente interrumpi-
da por las autoridades españolas, como sí va a ocurrir en
Chuquisaca, en Bolivia, en Quito, que son las que nos
anteceden. Allí hubo una reacción inmediata de las fuer-
zas españolas y esas juntas apenas duran dos o tres me-
ses y quienes las organizaron fueron detenidos, ejecuta-
dos, algunos llevados a prisión y más tarde masacrados,
como ocurre en Quito con la masacre de los patriotas
del 10 de agosto (de 1809), masacre que se da el 2 de
agosto de 1810.
En el caso de Venezuela, en parte favorecida porque esta
era una colonia menor, vamos a decirlo así, en donde las
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autoridades que representaban el poder español, la más
alta de esas autoridades, era apenas un gobernador y ca-
pitán general, no hubo aquí nunca una sede de ningún
virrey ni de ninguna autoridad superior a esa y apenas a
fines del siglo XVIII se comienza a dar una cierta organi-
zación y se va a crear la real Audiencia, y se va como uni-
ficando un poco el territorio de la Capitanía. Quizá por
eso, por no haber aquí fuerzas españolas de, digamos,
considerable fuerza, valga la redundancia, o de conside-
rable poder, el intento de estos patriotas por constituir
la junta de gobierno tiene un éxito bastante rápido, se
destituyen a todas las autoridades españolas, al capitán
general Emparan se le detiene tan pronto como el Cabil-
do lo saca del Gobierno y dos días después, el 21 de abril
de 1810 lo están poniendo en un barco en La Guaira y lo
envían fuera del país. Lo mismo va a ocurrir con el resto
de las autoridades españolas.
 19 de abril inicio de la independencia
Pero hay otra razón por la que no se logra detener. Fun-
damentalmente, porque ese 19 de abril no fue un hecho
–como les dije antes- fortuito, esa acción había sido lar-
gamente preparada, había habido unos intentos antes, y
eso fue un claro movimiento cívico militar en el cual las
milicias que controlaban el orden en Caracas estaban la
mayor parte de ellas, o por lo menos sus oficiales, en la
conspiración contra el gobierno español. De tal manera
que Emparan no tiene a nadie que pueda defenderlo, no
tiene fuerza para detener a nadie, su propia guardia se ve
neutralizada de inmediato y el resto de las milicias apo-
ya la instalación de ese gobierno autónomo que se esta-
blece en Caracas ese 19 de abril.
Pero hay otra razón, entre esos que están conspirando
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también hay una fuerte corriente revolucionaria que qui-
zá en Venezuela más que en otras partes de América te-
nía una clara conciencia de la necesidad de romper con
la monarquía, de romper de manera definitiva con esa
monarquía y establecer un gobierno republicano. En
otras Juntas que se establecen en el resto de América esa
conciencia no estaba tan definida, allí había lo que lla-
maríamos una debilidad ideológica respecto a la consti-
tución o al establecimiento de un proyecto. En el caso
venezolano tuvimos la suerte, el privilegio histórico de
haber tenido un Francisco de Miranda que, desde 1783
ya estaba absolutamente convencido de la necesidad de
independizar no sólo a Venezuela sino a todo el conti-
nente americano que ocupaba España y además de que,
una vez independizados, tenía muy clara la necesidad de
constituir una sola nación cuyos límites iban a ir desde
el sur del Missisipi hasta la Patagonia, para la cual inven-
ta el nombre de Colombia, y esa nación ya libre, unida y
Carmen Bohórquez
ejemplo, se va a destacar después dejando un poco sus
posiciones conservadoras, y va a escribir ese libro El
triunfo de la libertad sobre el despostismo; (en fin) van a
proliferar por América eso que se llamó Catecismos
Americanos.
En todo caso, había la necesidad de establecer un orden
legal que permitiera la continuación del desarrollo de las
actividades económicas, que permitiera la organización
de la sociedad, y eso se va a lograr en las constituciones,
en las primeras constituciones republicanas. El caso de
Venezuela es atípico, es casi excepcional, es la primera
constitución que se va a dar con sentido nacional, es de-
cir, que ya es una constitución pensada para todo el te-
rritorio. Después vamos a encontrar otras en Colombia,
pero eran muy locales, y quizá la que más se le aproxime
será la de Buenos Aires en 1819, fíjense todos los años
que van a pasar.
Pero, independientemente de ese modelo político imple-
mentado y de mayor o menor grado de libertad indivi-
dual y de igualdad de derechos que estos modelos consa-
graban, en todos sin embargo va a privar la conciencia
que sus defensores tienen de la unidad. La unidad del
cuerpo nacional por una parte, pero también la unidad
de toda Nuestramérica. Sin embargo, construir esa iden-
tidad nuestramericana, construir esa conciencia republi-
cana como ya lo había dicho Simón Rodríguez, «si que-
remos tener repúblicas hay que formar republicanos», va
a ser un proceso mucho más difícil que las propias haza-
ñas guerreras para derrotar a los ejércitos españoles.
¿Por qué? Porque eso no se impone por la fuerza de los
hechos, porque eso es fruto de un convencimiento que
 19 de abril inicio de la independencia Carmen Bohórquez

con las inmensas riquezas naturales que tenía se iba a

convertir pronto en una nación respetable ante el mun-
do, en una nación decía él preponderante, y los america-
nos mostrarían entonces al mundo ya sin el cerco men-
tal que había impuesto la Inquisición, sin el control, ya
liberados del yugo español, sus inmensas capacidades
creadoras.

Están Manuel Gual y José María España, que en 1797

también tienen un proyecto totalmente republicano.
Ninguno de ellos, ni Miranda, ni Manuel Gual ni José
María España, tenían la necesidad de ocultarse tras eso
que se llamó la «máscara de Fernando», simplemente
para ellos había que poner fin ya a esa sujeción, a la co-
Un elemento que va a ser muy central para estos ideólo-
rona española, Fernando VII que hiciera lo que le diera
34 gos de la emancipación o constructores de patria, como 7
la gana, que se declarara como después se declaró efecti-
ustedes los quieran llamar, va a ser por ejemplo el pro-
vamente Hijo Adoptivo de Napoleón, traicionando ese
blema educativo. ¿Cómo lograr que esa ruptura de la
contrato que se hace entre súbditos y vasallos, y dejando
identidad se haga también colectiva, que también el
a su pueblo en manos de las tropas invasoras francesas.
pueblo comience a dejar de pensarse dentro de ese trián-
Pero ni Gual, ni Miranda, ni José María España, creían
gulo en que estaba encerrado de religión-patria-rey y
en nada de eso, como tampoco creía Simón Bolívar, el
comience a verse como sujeto de sus propios derechos?
joven Simón Bolívar que ya en 1805 había hecho el Jura-
Ya en los últimos años de la guerra de independencia
mento de Montesacro, diciendo «no daré reposo a mi
comienzan a aparecer unos catecismos llamados Catecis-
alma, ni descanso a mi brazo, hasta no haber roto las
mos Americanos, precisamente dirigidos a que estos
cadenas que nos oprimen por voluntad del poder espa-
nuevos ciudadanos no vieran que hacerse republicanos
ñol». Y allí con Bolívar está un joven, José Félix Ribas,
constituía un pecado, como lo decían los curas en los
que se va a incorporar a esa Junta de Gobierno del 19 de
púlpitos. Incluso hay conciencia muy clara de esto por
abril, es decir que hay una clara conciencia de, primero,
ejemplo en Miguel Hidalgo en 1810. Hidalgo era cura, era
del derecho de los pueblos a decidir su propio destino;
digamos la figura revolucionaria de México, el primero
hay una clara conciencia de nuestra capacidad para pro-
que da lo que llaman el grito de libertad y Hidalgo se
vocar esa ruptura; y hay una clara conciencia de que no
decía que era absurdo pensar que uno dejaba de ser ca-
hay tiempo que perder y que la independencia no sola-
tólico si se liberaba del déspota español. Roscio, por
mente debe declararse de inmediato en Venezuela, sino
 19 de abril inicio de la independencia
que tiene que darse en toda América. Hay una clara con-
ciencia de la independencia, una clara conciencia de la
unidad y una clara conciencia de algo que es en lo que
me gustaría concentrarme hoy también, una clara con-
ciencia de la identidad americana.
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Tanto Miranda, como Gual, como España, como Bolívar,
como tantos otros revolucionarios se van a ver obligados
a esas alturas de sus vidas, después de haber sido educa-
dos bajo los valores de la cultura española -y eso se había
dado generación tras generación-, de sentirse vasallos
del rey, fieles súbditos del rey, integrantes de la nación
española, orgullosos de su linaje, orgullosos de su pureza
de sangre, orgullosos de las propiedades que tenían, que
eran realmente los tres elementos fundamentales, a más
de su profunda fe católica, que definían en aquel siglo
XVIII a los hombres de bien, a los que se llamaban en
ese entonces hombres virtuosos y capaces, a los hombres
Carmen Bohórquez
y todas las demás ciudades para establecer juntas de go-
bierno autónomo, porque el rey dejó de proteger sus
fueros y privilegios, por lo tanto reasumen la soberanía.
Pues bien, el nuevo contrato social se va a dar entonces
ahora entre ciudadanos libres, y sin duda se va a ver ace-
lerado por los procesos de la metrópoli, por la actitud
asumida por la Junta central que allá se conformó y por
la propia Regencia de España, por la agresividad que lue-
go manifiesta ese Consejo de Regencia ante los movi-
mientos que se van dando en América. Es decir, que para
ellos estaba bien que las provincias allá en la metrópolis
constituyeran juntas de gobierno autónomas, pero eso
no tenían que hacerlo en las provincias de América. Y
por eso el bloqueo a las costas venezolanas, y por eso la
reacción de los virreyes, y por eso la orden de liquidar de
la manera que fuera a esas juntas de gobierno.
Sin embargo, esta junta logra mantenerse y luego vendrá
todo ese período de guerras de independencia, porque
una vez España se libra de Napoleón, vienen sus intentos
de reconquista, intentos a los que no renunció sino co-
mo lo dijimos antes, por lo menos en el caso de Vene-
zuela, hasta 1845. En todo caso, una vez que se constitu-
ye esta Junta de Gobierno la cuestión del modelo a se-
guir va a poner al descubierto todo esos antagonismos
sociales que venían latentes, que son producto de las
contradicciones de esa sociedad colonial que se confor-
ma durante tres siglos y viene entonces la pugna entre
federalistas, centralistas, liberales, conservadores, y, co-
mo sabemos, va a dar origen luego a todo un proceso de
guerras ya no contra España sino entre sectores de la
misma sociedad.
 19 de abril inicio de la independencia
los dueños no son sólo dueños de eso, son dueños de
bancos, de grandes empresas, de trasnacionales, a quie-
nes lo que les interesa es mantener el sistema capitalista
tal cual porque de eso es que se benefician, entonces una
de sus empresas no puede contradecir el beneficio que
deben ganar sus otras empresas, entonces tiene que po-
ner todas sus empresas entre las cuales están los medios
de comunicación, al servicio del mantenimiento de sus
privilegios, de sus ganancias, de la capitalización de sus
fortunas, para que la revista Forbes los suba en el ran-
king de los ricos del mundo. Pero, eso es tema de otra
discusión.
En todo caso, y ahora sí voy a concluir, con esta ruptura
política con España, con esta clarificación de la identi-
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dad, con esta formación de repúblicas, se va a establecer
un nuevo contrato social, ya no es el contrato entre vasa-
llos y súbditos, eso venía de la Edad Media cuando los
vasallos, los pobladores, cedían la soberanía -porque la
soberanía reside en el pueblo- al rey, a cambio… –y la
fórmula decía: ««Nos, que valemos tanto como vos (…)
reconocemos como nuestro rey y señor a cambio de que
protejáis nuestros fueros y privilegios; y si no, no». ¿Qué
quería decir eso? Que el día en que el rey dejaba de pro-
teger esos fueros, esos derechos, esos privilegios, en ese
momento el pueblo se sentía -o los que habían cedido
esa soberanía o el sector importante de esa sociedad- se
sentía, ya liberado de ese compromiso con el rey y por
tanto podía desconocerlo. Entonces, ese era el pacto que
sustentaba a las sociedades imperiales en el momento, y
es lo que pasa cuando Napoleón invade. Fernando VII
abdica a favor de Napoleón, abandona a su pueblo, lo
deja solo, y esa es la razón que arguyen Sevilla y Oviedo
Carmen Bohórquez
civilizados, cultos, etc. Quien no podía demostrar esas
cosas pues simplemente sabía que tenía negado el acce-
so a cualquier cargo dentro de la administración colo-
nial, que no iba a ser respetado, reverenciado por el re-
sto de la sociedad, no podía detentar privilegios, no po-
día usar el nombre de Don, por si alguno no lo sabe esa
palabra don (Don Fulano) significa De Origen Noble, de
allí viene la palabra don, cuando nosotros usamos la pa-
labra don en el día de hoy se ha perdido ese significado,
pero surge en aquella época, entonces no a cualquiera se
le podía decir don, era que había que ganarse el derecho
y demostrar que se merecía ese tratamiento, Don Fulano
de Tal, aparte de los títulos nobiliarios Marqués, Conde,
etc., por eso es que cuando Bolívar decide «aquí se acaba
todo eso, aquí todo el mundo es ciudadano» será una de
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las medidas más democráticas, revolucionarias y de
igualdad que toma Bolívar.
Yo estoy poniendo todos estos antecedentes para que
veamos mejor la dificultad que tienen todos estos ameri-
canos que van a iniciar esta revolución de independencia
para lograr consolidar entonces esa Junta de Gobierno, y
la dificultad que va a representar para ellos no solo polí-
ticamente, sino sobre todo culturalmente esa ruptura
con la «madre patria».
Al momento entonces, resumiendo, qué tenemos en esas
postrimerías del siglo XVIII y comienzos del XIX. Tene-
mos una sociedad colonial estructurada jerárquicamente
en clases que podemos llamar etnosociales, porque ahí
se ven no solamente el color de la piel sino también las
riquezas que ostentaban estos ciudadanos. Y los privile-
gios iban en la medida en que se era más blanco y en la
 19 de abril inicio de la independencia
medida en que se era propietario de mayores haciendas,
que se tenía mayor número de esclavos, que se tenía sir-
vientes que lo hacían todo, porque era una cosa vergon-
zosa no tener en la casa sirvientes que hicieran las labo-
res baxas y serviles, como se decía en la época. Entonces,
es una cosa heredada de la cultura española y eso es im-
puesto por esa cultura, ese es el modelo de hombre civi-
lizado y cristiano que España implanta en América, lue-
go del etnocidio y del brutal genocidio contra las comu-
nidades indígenas, luego del aniquilamiento de las cul-
turas indígenas, y luego de la imposición a sangre, fuego
y cruz de esos valores, de ese modelo de la sociedad es-
pañola de la época. Estos americanos, que son descen-
dientes de estos conquistadores, y luego cuando ya llega
la independencia muy curiosamente se van a reclamar
10
también como descendientes de los habitantes origina-
rios, como una manera también de asegurar que ellos
tenía derecho al poder y a las tierras, fuera por un lado o
fuera por el otro, bien porque tenían sangre indígena
que eran los propietarios originales, pero también por-
que tenían sangre de conquistadores, que eran los que
habían fundado las ciudades, habían establecido todo
ese modelo de sociedad.
Tenemos entonces esa sociedad dividida en comparti-
mentos estancos, los privilegios concentrados en el sec-
tor blanco, y ese sector blanco a su vez estaba también
dividido. Los mayores privilegios eran para los blancos
peninsulares y los llegados de España, luego venían los
blancos criollos y en tercer lugar los que llamaban
«blancos de orilla», es decir los blancos que no tenía me-
dios económicos propios, entre los cuales se contaban
sobre todo muchos canarios, los que tampoco eran muy
Carmen Bohórquez
Pero en ese momento hay un ejército americano que se
une, y el símbolo más claro de esa unidad continental
fue la Batalla de Ayacucho, donde los ejércitos del norte
comandados por Bolívar se van a integrar con los ejérci-
tos del sur que dirige San Martín, y en esa batalla en la
cual el Mariscal Sucre se inmortalizó, se derrota ya de
manera definitiva a las huestes monárquicas. Al menos
en lo que fue el continente americano, porque siguieron
ocupando Puerto Rico, Cuba, hasta fines del siglo. Pero
allí tenemos un ejemplo de cómo la unidad de los pue-
blos logra derrotar cualquier intento de sojuzgamiento,
y eso lo comprendieron muy bien en aquel momento y
yo creo que eso sigue hoy vigente, sigue planteado para
toda Nuestramérica, mientras andemos divididos, mien-
tras andemos separados vamos a ser víctimas fáciles de
31
cualquier interés imperial. El imperio ya no usa el arca-
buz y la cruz, ahora es peor, son aviones no tripulados
que bombardean y cuando ya acabaron con todo el
mundo es que ellos vienen a plantar su bandera y todo
eso legitimado por una nueva arma que está al servicio
de esos intereses imperiales, que son los medios de co-
municación, no todos pero sí una gran parte, y es lógico
pensarlo, porque ya no es el medio de comunicación co-
mo lo fue en el siglo XIX, sino que ahora simplemente es
un negocio, es una empresa. Antes los periódicos los
fundaban gente que creía en el periodismo, en llevar la
verdad, en comunicar, ahora simplemente viene Mur-
doch, o viene quien sea, y compra todos los periódicos
principales desde Panamá hasta la Argentina, y para él
eso es una empresa y por lo tanto debe generarle ganan-
cias y para que le genere ganancias tiene que venderse el
periódico y para que se venda tiene que poner titulares
que capturen a los transeúntes y compren el periódico. Y
 19 de abril inicio de la independencia
tralización, porque era la única manera de derrotar a los
ejércitos españoles, y recuerden además que esas guerras
de independencia fueron unas guerras continentales,
que los ejércitos libertadores eran ejércitos de toda Amé-
rica, eran nuestroamericanos, no había fronteras, no
había límites, las fronteras fueron creadas posteriormen-
te por esas mismas potencias extranjeras que quisieron
seguir colonizando esto, hay unos textos interesantísi-
mos de los gobiernos de Estados Unidos en aquella épo-
ca de cómo actuar para dividir a los pueblos americanos
y poder entonces ellos intervenir. Dicen «ya no interven-
dremos por la vía de las armas, no es necesario decían,
basta que nos acerquemos y les ofrezcamos algunas ayu-
das financieras, instalar algunas digamos, industrias (no
se usaba la palabra fábrica sino industria) y allí poco a
30
poco nos los vamos ganando». Eso lo tuvieron ellos
siempre muy, muy claro. Igual Inglaterra va a intervenir,
acuérdense como nace Uruguay, como nace Paraguay,
con la intervención de estas potencias extranjeras.
Carmen Bohórquez
considerados en el sector privilegiado porque no prove-
nían de la Península directamente, sino de una isla don-
de, como además daba mucho sol, no eran tan blanqui-
tos y ya venían tostaditos por el sol de las Canarias. Y
uno lo ve en algunos documentos de la época, gente que
no estaba mezclada con negros o indios y sin embargo
los llamaban pardos porque venían de Canarias y no
eran tan blanquitos como los que venían de Castilla o
venían de otros lugares de España.
Luego de este sector blanco venía la gente de color, en-
tre la cual había una clasificación que ahorita no recuer-
do bien, pero si ustedes consultan a Ángel Rosemblat
van a encontrar quince divisiones raciales, con nombres
como… los que más se conocen, mestizo, zambo, des-
11
pués cuarterón, tres cuatros, vuelta atrás, tentempié, sal-
to en el aire… todas esas cosas eran para ir indicando
una especie de escala de grados de humanidad, mientras
más blanquito más arriba y más humano, mientras más
abajo más cerca de los animales. ¿Quiénes estaban de
último?: los indígenas y los esclavos negros, y ya los indí-
genas venían de tres siglos en los cuales les fue negada
su humanidad. Por ejemplo, Fernández de Mondragón,
uno de los cronistas decía que «eran algo más que micos
o monas», y pare usted de contar.
Es decir, (era la colonial) una sociedad ontológicamente
excluyente, una sociedad ontológicamente segregacio-
nista, porque llegaba incluso a negar la calidad de huma-
nos a gran parte de la población. Si vemos las cifras de
población que habitaba aquí, los blancos eran los menos
y la mayor parte eran indios y negros. Pues esos indios y
negros no eran considerados gente, sólo se empezaban a
 19 de abril inicio de la independencia
considerar gente cuando se les empezaba a blanquear el
color de la piel. Vale decir aquí sólo como anécdota que
después el rey se dio cuenta de que por aquí podía venir
un lucrativo negocio cuando comenzó a vender las lla-
madas «gracias al sacar», es decir una morenita así [se
señala a sí misma], si yo le pagaba al rey una determina-
da cantidad me declaraba blanca, entonces ya no impor-
ta, ya tengo el papel del rey que dice que yo soy blanca.
Todo ese tipo de cosas se da en la Colonia. Ahora, ¿cómo
explicar que esta sociedad compleja va a dar el salto
hacia la República? Y esta complejidad hay que tenerla
presente para darnos cuenta que el 19 de abril no podía
ser una fecha en la que esa sociedad dijera «hasta aquí
monarquía, de aquí para allá república». Eso no es así.
¿Quiénes declaran la república? ¿Quiénes están envuel-
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tos en esa conspiración? ¿Qué pasa con los indígenas y
con los negros? ¿Por qué −y en toda América va a pasar
lo mismo− se pierden esos primeros intentos republica-
nos? Una de las razones es porque no logra incorporar a
la lucha desde el comienzo a todos los sectores sociales.
¿Y por qué no los logra incorporar? Porque para un indí-
gena su amo no es el rey que está en España prisionero
de Napoleón, su amo es el dueño de la hacienda donde
él trabaja, o el dueño de la casa donde él sirve. Porque
para un negro esclavo su amo son esos criollos, el Mar-
qués del Toro, el Conde de San Javier, el otro Tovar
Aponte, y el otro y el otro. Entonces, en esos primeros
años aunque hay clara conciencia en el sector criollo, y
hay una clara conciencia entre los pardos, y también hay
una conciencia de emancipación en esos otros sectores
de negros e indígenas, pero, lo que varía allí, es que to-
davía el –digamos- «aquél de quien me tengo que libe-
rar» todavía no coincide, mientras los criollos se tienen
Carmen Bohórquez
rando todo un movimiento que depone o que de inme-
diato demuestra la falsedad de esa pretensión de España
de hoy, de querer cooptar estos movimientos revolucio-
narios y decir que son una simple derivación del proceso
que se da en España. También el pueblo español está
actuando en su pleno derecho de hacerle la guerra a un
ocupante extranjero, cuando las Juntas comienzan a
conformarse en España, en Sevilla, en Oviedo, en todas
partes, y organizan además la guerra contra el ocupante
francés. Está ejerciendo el derecho que tiene todo pue-
blo de hacer respetar su soberanía, de hacer respetar su
territorio y de rechazar cualquier intento de cualquier
potencia extranjera de pretender imponer nuevos mode-
los, nuevas formas de gobierno, etc. Pero ese mismo de-
recho que tienen ellos, es el mismo derecho que tene-
29
mos los americanos de crearnos nuestras propias formas
de gobierno, de construir nuestras formas de organiza-
ción social, de relacionarnos unos con los otros, de dise-
ñar nuestro proyecto histórico. Sin que uno sea mejor
que el otro; es simplemente el proyecto que nos corres-
ponde. Por ejemplo, los patriotas de la época que leían
mucho a Montesquieu, tenían muy clara la tesis de que
toda constitución debe parecerse, o debe adaptarse a las
costumbres e índole de sus habitantes. Con lo cual ya
están expresando un principio ahora sí aceptado univer-
salmente, el de la diversidad cultural, el de la diversidad
política. Cada pueblo tiene derecho a decidir su propio
destino.
Pues bien, en esa organización social van a pasar muchas
cosas, ya después que los españoles salen, que son expul-
sados del territorio americano entonces comienza la dis-
cusión sobre el modelo, la propia guerra impuso la cen-
 19 de abril inicio de la independencia
un gesto señala a la cabeza]. Seguimos colonizados men-
talmente, seguimos colonizados culturalmente y muchas
de esas costumbres pues se siguieron manteniendo, cul-
tivando, y lo vemos incluso en venezolanos –ya venezo-
lanos o nuestramericanos, vamos a decirlo así- que toda-
vía seguían viendo a España como la cuna de la cultura,
la cuna de la civilización, en todo el siglo XIX la gente
salía a estudiar a España, se iba a vivir a España, como
nuestro ilustre Rafael María Baralt, que termina allá sus
días, considerado una gran autoridad, reconocido por la
academia española. Después va a ser el turno de irse a
estudiar a Francia, después va a ser el turno de ir a Ingla-
terra, y ahora más recientemente a los Estados Unidos.
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Vamos a resumir para concluir.
Este complejo discurso identitario, independentista y
republicano, va a tomar varios años para hacerse reali-
dad en suelo americano y por supuesto va a sufrir mar-
chas y contramarchas, pero se venía sin embargo prepa-
Carmen Bohórquez
que liberar de peninsulares y del rey, el indígena quiere
acceso a la tierra y recuperar su cultura, y él va a identifi-
car la persona contra la cual se va a liberar en la que tie-
ne más cerca, (ése) que le impide recuperar sus tierras;
lo mismo va a pasar con los esclavos; etc. Van a ser las
guerras de independencia las que realmente van a lograr
la reunificación de todas esas clases sociales en un mis-
mo proyecto, ya no proyectos sectoriales, ya no proyec-
tos separados, sino que es un solo proyecto de liberación
de todo el territorio de la sujeción española. Pero para
poder lograr eso, son muchas las rupturas que hay que
dar.
En primer lugar, no existía la noción de la «unidad del
territorio» y eso también va a costar que se de. Caracas
13
construye su gobierno el 19 de abril de 1810, toma unas
medidas que serían las mejores que se podían tomar en
ese momento, y que van a ser que comience el movi-
miento a multiplicarse. A pesar de que en esas Juntas
hay un sector bastante conservador que sí cree que la
Junta es temporal, mientras Fernando VII recupera el
trono, también hay la corriente revolucionaria que ya
mencionamos con José Félix Ribas, con Francisco Salias,
el mismo Roscio que a pesar de que era medio conserva-
dor sin embargo está pensando en ruptura con España, y
está Madariaga, y está José Félix Blanco, y otros que se
van a incorporar en nombre de los pardos. Entonces esa
Junta que el mismo 19 toma una medida que ya se puede
calificar de revolucionaria, no se circunscribe sólo a los
miembros del cabildo, en la que todos eran blanquitos,
fueran criollos o peninsulares, sino que se abre e incor-
pora a siete diputados que no habían sido elegidos para
ser diputados sino que en ese momento, en ese día in-
 19 de abril inicio de la independencia
corpora siete diputados que van a representar al pueblo,
que van a representar a los pardos y los incorpora con
voz y voto. Ya hay allí el primer cambio favorable que se
da sobre todo en la Junta venezolana.
La segunda: envía de inmediato emisarios al resto de las
provincias que constituían la Capitanía General de Vene-
zuela, llamándolos a que se incorporen. Y eso va a dar
como resultado que el 17 de abril, muy pocos días des-
pués, Cumaná y Barcelona destituyan también a las au-
toridades españolas de allí, y constituyan también una
Junta de gobierno. Recuerden que sólo son provincias
separadas que forman parte de una Capitanía además
que no tiene mucho tiempo de haber sido creada. Y el 4
de mayo Margarita está haciendo lo mismo, y el 5 de ma-
14
yo Barinas está haciendo lo mismo, y el 11 Guayana lo
hace pero después se echa para atrás, dice «yo mejor me
quedo con la Regencia». Coro no se suma, detiene más
bien al emisario, porque –y eso también hay que enten-
derlo, eso no es una cosa así tan simple- en Coro se
había fundado la primera iglesia, «se había dado la pri-
mera misa» como dice la canción y Coro había sido co-
mo la primera capital, entonces tenía lo que llamamos
un «pique» con Caracas, y cuando se constituye esa Jun-
ta de Gobierno, Coro dice «¿y por qué Caracas?, si ya no
reconocemos, si ya no se va a reconocer el Consejo de
Regencia, si ya no se van a seguir las directrices de la au-
toridad española, entonces que la capitalidad regrese a
Coro, y nosotros por derecho histórico, somos los que
debemos ser la ciudad principal de esto nuevo que se va
a construir». Como eso no se da entonces Coro se man-
tiene ahí fiel al Consejo de Regencia y lo mismo va a
hacer Maracaibo. Va a ser muy posterior que estas dos
Carmen Bohórquez
Y por eso, la desidentificación política se va a producir
más rápidamente que la cultural, y es lo que explica cier-
tas incoherencias, ciertas contradicciones de ese proceso
de independencia, y lo vemos más claramente cuando
comienzan a tomarse medidas en todas partes de Améri-
ca que iban en la dirección del Decreto de Guerra a
Muerte de Bolívar. Ese Decreto de Guerra a Muerte es
un decreto que va a forzar a los patriotas o a los habitan-
tes a definirse, prácticamente como decimos aquí se
«pasa la rayita». «Españoles y canarios contad con la
muerte aun siendo indiferentes, americanos contad con
la vida». Tú dónde vas a estar: aquí o aquí. Eso va a pre-
sionar esa necesidad de definirse como americanos, ya
no es tomar las armas y me voy con cualquiera de los
dos ejércitos, no, ahora me tengo que ir del lado donde
27
están los americanos, donde están los patriotas, del lado
donde están los republicanos, y tengo que combatir todo
vestigio de monarquía, de sujeción, de dominación colo-
nial. Y eso se va a dar no solo con Bolívar, eso se va a dar
en toda la América. Y ya lo había pensado también el
movimiento de Gual y España, o sea que no solamente
había que establecer repúblicas sino que había que de-
purar el cuerpo social de cualquier cosa que lo atara al
pasado.
Esta ruptura cultural, esta ruptura de la identidad, fíjen-
se que no se llegó a consolidar y tan no se llegó a conso-
lidar que luego de terminadas las guerras de indepen-
dencia va a haber un amplio movimiento de pensadores
de todo el territorio de Nuestramérica exigiendo que
ahora, hay que hacer la independencia americana o la
‘segunda independencia’. ¿Por qué? Porque sacamos a
los españoles de aquí, pero no los sacamos de aquí [con
 19 de abril inicio de la independencia
los individuos en aquel momento? Como vasallos, como
súbditos del rey, pero ahora surge una nueva manera de
definirse políticamente, es decir, no estoy condenado a
ser vasallo, puedo ser ciudadano, no estoy condenado a
ser súbdito del rey, puedo ser ciudadano de una repúbli-
ca libre. Entonces hay que definirse políticamente y se
opta por la república.
(Dos) la identidad cultural. ¿Cómo puedo dar ese salto si
he sido español toda mi vida? Entonces se plantea el
problema de esa ruptura cultural. Esas dos referencias,
esas dos identidades van a estar muy ligadas, y quizá lo
que más retarda la definición política es que no se con-
cebía cómo pensarse de manera distinta a lo español. ¿Y
quiénes son los precursores? Los primeros que comien-
26
zan precisamente a dar ese paso, los primeros que ponen
en cuestión su ser español y comienzan a definirse como
americanos. No solamente Miranda o Bolívar, sino que
ya desde mediados del siglo XVIII comienza una reac-
ción de los americanos a defender su tierra y a defender
su propio ser, incluso hasta va a derivar en algunas posi-
ciones maniqueas en las cuales todos los vicios van a es-
tar concentrados en los españoles y todas las virtudes en
nosotros los americanos.
La desidentificación política va a exigir la conciencia de
estar siendo desposeído injustamente tanto del derecho
a conducir el propio destino, como de nuestra capacidad
para hacerlo. Hay que romper también con tres siglos de
condicionamiento de que no somos capaces. La desiden-
tificación cultural va a costar más trabajo porque esa no
va a avanzar sino en la medida en que avancen las trans-
formaciones de esas estructuras políticas y económicas.
Carmen Bohórquez
provincias se (sumen).
La Junta va a hacer otra cosa muy importante, va a man-
dar emisarios a todas las provincias de América para ex-
plicarles lo que acaban de hacer e instarlas a que sigan el
ejemplo que Caracas dio, como dice nuestro himno, que
viene de esa época. Esa es una canción popular de esa
época.
Y ustedes saben que, de manera casi simultánea, Juntas
se van a constituir por todo el territorio americano, no
porque la Junta de Caracas lo haya dicho, realmente la
misma situación conflictiva que había en Venezuela era
general para toda las colonias americanas, pero el hecho
de saber que otros estaban dando el paso sin duda tiene
15
que haber animado, y pronto Cartagena lo va a hacer, lo
va a hacer Buenos Aires que lo hace el 25 de mayo y aho-
ra se cumple su bicentenario, y se va a hacer en Chile y
se va a hacer en México. De pronto el Consejo de Regen-
cia se da cuenta de que se le escapó la liebre, y que otra
medida va a tener que tomar entre las cuales está una
orden de bloqueo a las costas venezolanas. El primer
bloqueo que se da en América nos lo hace a nosotros el
Consejo de Regencia para impedir que entraran alimen-
tos, para que la Junta depusiera esas medidas y otra vez
aceptara la sujeción a España.
Se convoca de nuevo en la junta -otra medida revolucio-
naria- elecciones de diputados de cada una de esas pro-
vincias para establecer el primer congreso constituyente
que se va a dar en Nuestramérica, y de ese congreso
constituyente, en un debate donde se van a incorporar
representantes de todas esas provincias, se va a discutir
 19 de abril inicio de la independencia
qué es lo que se va a hacer en los tiempos que siguen. La
intención de la Junta es: «esto tiene que decidirlo el
Congreso, cuál va a ser el rumbo que nosotros vamos a
seguir en lo adelante». Un Congreso donde van a partici-
par diputados de todas esas provincias, claro, no era una
elección popular, todavía privaba la elección censitaria,
solamente eran candidatos aquellos mayores de 25 años
que eran propietarios. Pero en todo caso, ya era también
un paso, es el primer congreso constituyente, el primer
gobierno electo y no nombrado por la monarquía, y ese
congreso constituyente comienza a debatir la conve-
niencia o de mantenerse sujeto a España esperando que
Fernando VII vuelva, o declarar la independencia defini-
tiva. Las discusiones que se dan allí son harto interesan-
tes, cuando tengan tiempo lean para que vean allí toda
16
esa batalla de ideas porque eso va a ser un campo de ba-
talla entre las ideas monárquicas y las ideas republica-
nas, entre el antiguo régimen y el nuevo régimen, entre
la monarquía absoluta y la noción de Estado moderno…
vamos a encontrar allí todas las diferentes posiciones,
afortunadamente también Miranda ha regresado en di-
ciembre de 1810, logra a pesar de la resistencia del sector
conservador en Caracas que no lo quería ver ni en pintu-
ra, incorporarse al congreso nacional y ahí va a acelerar
la radicalización del congreso. Radicalización que ya
también venía desde la calle porque estaba la Sociedad
Patriótica donde Miranda y Bolívar juntos habían pren-
dido el candelero, y donde habían incorporado a esos
sectores excluidos, participaban mujeres que hasta ese
entonces no habían participado en ninguna discusión en
política, se incorporan pardos, negros. Decían: «El Mi-
randa ese, apenas llegó y metió cuatro negros en la So-
ciedad Patriótica y anda ahí ajuntado con gente vulgar,
Carmen Bohórquez
tica; y esos libros, esas ideas, esas tesis, aunque la Inqui-
sición tenía una vigilancia férrea y al que le encontraran
un libro de esos iba inmediatamente detenido, iba a jui-
cio y podía terminar en la hoguera, sin embargo, esos
libros circulaban.
Y se dio en 1776 la independencia de Estados Unidos, es
decir, unas colonias que se liberan de su metrópolis, que
se liberan de una monarquía y se constituyen en inde-
pendientes. Y en 1804 se da la revolución haitiana. Es
decir, hay una corriente de pensamiento que está sacu-
diendo ya al antiguo régimen, que está sacudiendo ya
esa idea de la monarquía como un modo de organiza-
ción prácticamente eterno. Eso va a ser también funda-
mental para comenzar a pensar la posibilidad de una
25
sociedad diferente. Para abrir la imaginación, para que
se abran las puertas y se comience a ver (que) «esto no
es un designio divino, no tenemos por qué seguir sujetos
a una monarquía si ya lo hizo Estados Unidos, si ya lo
hizo Francia, si ya lo hizo Haití», y efectivamente en vida
republicana –había esa tesis en aquel momento y Miran-
da era un gran convencido de eso- bajo un régimen re-
publicano las sociedades florecían. Porque entonces ya
no había ni la Inquisición, no había la vigilancia estricta
y todos tenían derecho a leer, a escribir, y a cultivarse.
Se van a dar en ese momento dos procesos paralelos y
que yo creo que hoy todavía se mantienen estrechamen-
te relacionados, y en cierta manera impiden que noso-
tros demos saltos cualitativos con mayor rapidez:
(Uno) la identidad política, ¿por qué? En ese momento
ninguno de los habitantes de aquí se identificaba con
otra cosa sino como vasallo. ¿De qué manera se definían
 19 de abril inicio de la independencia
de Fernando VII, como una manera de sentir la concien-
cia tranquila, no estamos yendo contra dios, no estamos
yendo contra la iglesia, porque no estamos yendo contra
el rey, sigue manteniéndose (pues) la figura de rey.
Acuérdense de la simbiosis iglesia-estado, en la época
eran una cosa prácticamente idénticas. El rey lo era por
designio divino y al mismo tiempo la iglesia necesitaba
que el rey mantuviera la iglesia, eso era una unidad indi-
soluble. Esa ‘defensa de Fernando VII’ tuvo mucho que
ver con eso.
Sin embargo mientras tenemos eso por un lado, ¿qué
está pasando por otro?, pues está insurgiendo un nuevo
imaginario, están insurgiendo nuevas tesis políticas, es-
tán ocurriendo cosas en Europa como por ejemplo la
24
Revolución Francesa, que es realmente un movimiento
que rompe con la idea de la monarquía, que pone fin a la
monarquía absoluta en Francia, y comienza a construir
repúblicas. Se ha dado la Declaración de Derechos del
Hombre y del Ciudadano, las mujeres todavía allí no
pintábamos por ningún lado, era el hombre el ciudada-
no, además había que verlo como hombre blanco, por-
que cuando los haitianos deciden «ah, todos somos igua-
les, nosotros somos iguales, nosotros vamos a ser libres»
la misma Francia revolucionaria envía fuerzas para dete-
ner la revolución, pero en todo caso ya hay unos dere-
chos del hombre y del ciudadano, ya no son súbditos.
Entonces ahí suena el concepto de ciudadanía que se va
a oponer al concepto de súbdito. Están todas esas tesis
que ya vienen conformándose a partir de Locke, Hume,
Montesquieu, Rousseau, que van configurando teórica-
mente la constitución de un Estado que es diferente a
una monarquía. Una nueva forma de organización polí-
Carmen Bohórquez
de baja ralea», etc., y todo eso dicho por gente que ya
formaba parte de ese Congreso, eso es para que ustedes
vean el abanico de posiciones ideológicas que se da allí,
de posiciones políticas, y de concepciones de cómo debe
darse la sociedad. Pero con la fuerza de la Sociedad Pa-
triótica en la calle, con la incorporación de Miranda en
el Congreso, pues la corriente revolucionaria triunfa so-
bre aquellos que tenían miedo de declarar la indepen-
dencia porque después los pardos se iban a querer igua-
lar con ellos.
Entonces se declara el 5 de julio de 1811 la independencia
definitiva con respecto a España y se dice que a partir de
ese momento comienza una nueva era, la era colombia-
na, asumiendo el proyecto de Miranda de pensar en una
17
América libre y unida, incluso en la Constitución que se
va a promulgar después se habla de invitar a las demás
provincias a unirse a esa Colombia.
La relación 19 de abril – 5 de julio de 1811; todavía hay
personas que confunden ese proceso. El 19 de abril –
dicen- se declara la independencia y el 5 de julio se fir-
ma. ¿Esperar 15 meses para firmar una cosa que se apro-
bó?, primero, es un absurdo; segundo, el 19 de abril no
se declara ninguna independencia, pero sí hay que cele-
brarlo, sí es un hito importante en nuestra vida como
pueblo venezolano, porque es la primera Junta de go-
bierno que establecemos los venezolanos, y que va a co-
menzar a tomar decisiones autónomas. Es el primer ejer-
cicio de autonomía, ya sin preguntar a la autoridad espa-
ñola si se puede o no se puede hacer, ahí se van a abolir
tributos, se van a abolir impuestos, se prohíbe el comer-
cio de los esclavos, se libera también a los indígenas de
 19 de abril inicio de la independencia
pagar tributos, se convoca este congreso constituyente, y
se da un proceso muy interesante, muy dinámico, pero
todavía con ciertas contradicciones, que llega al 5 de ju-
lio, que es la declaración de independencia.
El Congreso no se acaba allí, sigue sesionando, entonces
el 5 de julio se declara (la independencia), salen luego a
la calle a celebrar y a festejar, hay algo allí muy bello que
pasa también, dicen las descripciones que Miranda va
encabezando el desfile, imaginan la alegría que debió
sentir Miranda, él estaba luchando por eso desde 1783,
ver realizado ese proyecto después de tantos fracasos, de
tantas decepciones y tantas traiciones; pero Miranda
hace algo muy bello, le entrega la bandera de esa repú-
blica que está naciendo a los hijos de José María España,
18
reivindicando el sacrificio de José María España, que
había sido ahorcado en la plaza pública poco tiempo an-
tes. Entonces es como la primera recuperación simbólica
de héroes, comienza entonces ya esa historia nuestra de
grandes hombres y de grandes mujeres, allí hay una re-
cuperación simbólica, allí hay un reconocimiento, como
antecedente de eso que está ocurriendo, en el movi-
miento de Gual y España.
Y todo esto ténganlo en mente para cuando oigan por
allí que España anda diciendo que la independencia se la
debemos a la misma España, que lo que hubo fue una
sola revolución de independencia, que comienza cuando
Napoleón invade su territorio, y se traslada a la otra ori-
lla del Atlántico. Y si no, busquen los periódicos que sa-
len en España el día 10 de mayo recogiendo las palabras
del rey Juan Carlos de Borbón, recogiendo las palabras
de Zapatero al momento de haber instalado el 9, es de-
Carmen Bohórquez
terminen sintiéndose orgullosamente súbditos del rey,
orgullosamente integrantes de la nación española, fieles
vasallos, hasta el punto de que cuando Miranda viene y
trata de recuperar el territorio para los nacidos en Amé-
rica, cuando en esa expedición tiene que retirarse, varios
de los que luego están en la Junta de Gobierno de 1810
van a poner dinero de su bolsillo para la cabeza de Mi-
randa, para el que trajera a Miranda vivo o muerto.
¡Cuatro años antes apenas! Mandan a decir misas a la
Virgen del Carmen por haberlos salvado del diabólico
Miranda, y exigen al gobernador de entonces que no es-
catime medio alguno para capturar al traidor Miranda y
que la única manera de lavar o desagraviar esa mancha
tan terrible de quererlos libertar a ellos del dulce yugo
de la obediencia al rey, es que Miranda sea reducido a
23
cenizas.
Eso es lo que está en ese momento en las conciencias,
eso es como la expresión, la síntesis de cómo se fueron
conformando esas conciencias dentro de la relación co-
lonial. Entonces, hay que buscar una explicación de có-
mo cuatro años después ellos también quieren romper
con el dulce yugo. ¿Qué pasa allí? Ese paso no va a ser
muy fácil, porque como dijimos antes ellos han sido edu-
cados dentro de esos cánones, dentro de esos valores, y
lo mismo lo fue Miranda y Bolívar, o sea para ellos esa
ruptura política significaba también una ruptura perso-
nal, su identidad se les fragmenta allí, entonces hay un
problema de tipo casi moral porque la obediencia al rey
estaba muy ligada a su fe católica, atentar contra el rey
era atentar contra dios. Entonces hay un compromiso
moral. Quizá por eso esas primeras Juntas de Gobierno
para salvar esa parte dicen que se constituyen en defensa
 19 de abril inicio de la independencia
rio del Tahuantinsuyo o de Abya Yala no hubiesen teni-
do ninguna lengua, no hubiesen tenido ninguna religión,
ni hubiesen tenido ninguna cultura. Entonces, esa nega-
ción del ser americano, que luego se va a reforzar ideoló-
gicamente por los propios cronistas y por otros autores
europeos que comienzan a hablar de la inferioridad de
las tierras americanas, de la inferioridad de los frutos
americanos, de la inferioridad de los seres que nacían
aquí, todo eso, ¿qué configura?, configura o va martillan-
do en la conciencia de ese pueblo sometido la acepta-
ción de esa supuesta inferioridad y por lo tanto el reco-
nocimiento de la concomitante superioridad del pueblo
colonizador y desgraciadamente, todavía en muchos sec-
tores sociales de Nuestramérica pervive esa tradición,
ese culto a la madre patria, ese culto a la cultura euro-
22
pea, ese culto al americam way of life. Sienten que esos
pueblos son mejores, son superiores, o son civilizados, (y
que) así es como se debe vivir.
Ahora bien, con todo esto ¿qué quiero decir? La instau-
ración del ideal y de la práctica republicana en Nuestra-
mérica forma parte de un complejo proceso histórico en
el cual es muy difícil poder establecer límites entre ele-
mentos y cambios de orden estrictamente políticos, con
los de orden económico, por la estructuración misma de
la sociedad colonial y, sobre todo, con el problema en-
tonces de cómo se constituye una identidad americana
luego de todo ese proceso de negación de la cultura ori-
ginaria, de la imposición de valores y modos de vida di-
ferentes, y además, de educación, de convencimiento
ideológico, de colonización de las mentes y de las con-
ciencias para que todas – y lo vemos claramente a princi-
pios del siglo XVIII- las generaciones que se van dando
Carmen Bohórquez
cir, el día anterior, la Comisión del Bicentenario de Ibe-
roamérica. Entonces lean lo que dice allí, y lo dicen con
esa certeza: una sola revolución que comienza allá y se
riega para acá. Y nuestras repúblicas son una consecuen-
cia de la Constitución General de Cádiz, y el rey dice
«cuyos valores de igualdad, libertad y no sé qué, tuvie-
ron amplia repercusión en el continente americano». Se
le olvida al señor rey Juan Carlos -que parece que nunca
ha leído un libro de historia- que la constitución de Cá-
diz que se promulgó el 19 de marzo de 1812 fue precedida
nada más y nada menos que por la constitución de Ve-
nezuela del 21 de diciembre de 1811. Entonces, si hay al-
guna copia será que ellos se copiaron de nosotros. Pero
eso ténganlo claro porque ese discurso está allí perma-
nente, hay toda una campaña de España, muchas pre-
19
sión diplomática y mucho financiamiento ofrecido a
otros gobiernos latinoamericanos para ‘acompañar’
nuestro Bicentenario. Porque además esa independencia
sirvió, según ellos, no para crear las repúblicas nuestras
aquí ni porque aquí pudiera pensarse que comienza
Nuestramérica a tener existencia propia. No. De esa in-
dependencia, según el propio señor Juan Carlos, nace la
comunidad iberoamericana de naciones. Entonces, por
eso, tenemos que estar ‘juntos’. O sea, que nosotros no
dejamos de ser franquicia de España según él, tenemos
que seguir teniendo el ibero primero que lo americano.
Entonces, donde oigan ustedes a alguien hablar de eso,
tienen argumentos para mostrarle.
En esa posición de España no existieron precursores, ni
se nombra a Simón Bolívar, ni siquiera a Simón Bolívar
lo nombran, en ningún discurso, ni del rey ni de Zapate-
ro ni de nadie, y lo que se quiere con esto, lo que se
 19 de abril inicio de la independencia
quiere con nuestro Bicentenario, de nuestro nacimiento
como República, lo que se quiere, es secuestrar el signifi-
cado revolucionario de ese movimiento, mantenernos
pensando que sin España no somos nada y que los nece-
sitamos para poder interactuar con el mundo. Pero tam-
bién se quiere ocultar que ellos fueron los grandes derro-
tados de ese momento histórico. Que esos seres que
ellos siempre catalogaron como inferiores, derrotaron a
su ejército imperial, que no les valió Morillo, ni les valió
nada las fuerzas que mandaron, porque fueron derrota-
dos por estos americanos que necesitaban que alguien
les estuviera diciendo siempre qué hacer. Entonces, esa
monarquía que se enorgullece mucho de haber echado a
los moros de su territorio, después de ocho siglos de
ocupación, no quiere reconocer que a su vez ellos fueron
20
echados del territorio americano.
Eso tiene un propósito muy claro que tiene que ver con
la identidad –y aquí vamos a aterrizar en lo de la identi-
dad-, tiene mucho que ver con la necesidad de crear en
el pueblo la conciencia de su identidad, la conciencia de
su devenir histórico y de su proceso histórico, la con-
ciencia de que él ha sido protagonista activo en la cons-
trucción de esa historia. Ningún pueblo puede hipotecar
la historia de otro, la memoria de otro. Ningún pueblo
puede definir cómo ni qué tiene que pensar otro pueblo,
qué tiene que soñar, hacia dónde debe caminar. Y eso es
un derecho consubstancial de todo pueblo, es un dere-
cho ontológico yo diría, porque toca la esencia más pro-
funda del ser de los pueblos. Y por supuesto España ne-
cesita mantener entre su población, entre sus ciudada-
nos, la idea de un pueblo victorioso, de un pueblo que
logra proezas, un pueblo que logra expulsar a los musul-
Carmen Bohórquez
manes después de ocho siglos, de un pueblo que ha ido
construyendo un camino para ellos cada vez más des-
arrollado, y hoy ocupa un lugar, un sitial muy importan-
te en la comunidad europea. ¿Cómo digerir que después
de haber sido uno de los más grandes imperios a partir
del siglo XV hasta el XVIII, ellos tengan luego que acep-
tar que perdieron casi la cuarta parte del mundo sobre la
cual dominaban y que fueron derrotados y que simple-
mente ya no tienen nada que hacer en América a pesar
de que lo siguen queriendo? Fíjense que tan le costó a
España aceptar eso, que la independencia de Venezuela,
España apenas la va a reconocer en 1845, es decir pasó
todo el período de guerras, pasó la Batalla de Ayacucho,
muere Bolívar y todavía ellos se negaban a reconocer
que nos habíamos independizado. Debe ser que el rey
21
todavía está en aquella época, o no ha llegado el barco
con la información.
Entonces, ¿qué se quiere hacer con esto?
Se quiere hacer lo mismo que se hizo en el V Centenario,
que se creó una tesis que vino de España y que lamenta-
blemente encontró (apoyo) en la mayor parte de los go-
biernos latinoamericanos, de que aquello fue un
«encuentro de dos mundos». Con lo cual se ocultó el
genocidio de más de 60 millones de personas que aquí
habitaban en aproximadamente 150 años, con lo cual se
ocultó el culturicidio, el etnocidio, la destrucción de ci-
vilizaciones enteras y simplemente (lo que hubo fue)
«un encuentro de dos mundo» y loas a Colón y loas a los
reyes de España, y gracias a España por darnos una len-
gua, una cultura y una religión. Como que si los 60 o 70
millones de pobladores de Nuestramérica, de ese territo-