Sei sulla pagina 1di 2

Don Ramón en San Salvador

María Tenorio

La campaña de don Ramón está pegando. Aunque no tengo claro exactamente de qué se trata,
desde hace algunas semanas me encuentro con su imagen en más sitios. Hace unos días, una
joven en un carwash llevaba una camiseta con la misma figura que he visto pintada en la
Panamericana y en Los Próceres. También leí una nota de La Prensa Gráfica que registraba el
fenómeno del movimiento ciudadano donramonesco. Su página de Facebook tiene, ahora que
escribo, 9,822 seguidores.

Hartazgo de la inseguridad ciudadana: en esa frase resumiría lo que he entendido sobre la


presencia de don Ramón en San Salvador. No sé quiénes están detrás ni como creativos ni como
patrocinadores, aunque hoy que visité su website no pude evitar relacionarlo con aquel "U2 vení"
que también inundó las calles de esta ciudad capital. Además me evoca el eslogan "Yo exijo
vivir sin miedo" que lanzó hace unas semanas la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador
y cuyo sitio en FB tiene 3,757 miembros.

Ahora bien, parte del pegue de la campaña es la generación de anticuerpos: la salvadoreñización


del personaje mexicano tiene opositores. Un grupo de FB se opone al empleo de esa figura
porque no es de aquí. ¿Por qué no usar un personaje salvadoreño, habiendo tantos?, razona con
pésima ortografía ese colectivo que ha unido a 220 feisbuqueanos. Otros, siempre en FB,
rechazan a Rondamón por su personalidad poco edificante: en la serie televisiva era haragán y le
encantaba vivir de choto.

Por más globalizados que estemos, seguimos leyendo los fenómenos culturales en clave
nacional. A propósito de ello quiero comentar dos cosas: la primera, el uso de un personaje
mexicano para una campaña salvadoreña; y la segunda, relacionada con la anterior, nuestra
limitada producción de símbolos culturales, explicable, en parte, por el pequeño tamaño del
mercado nacional.

En cuanto a lo primero, nos hemos apropiado de prácticas y símbolos mexicanos incluso desde
antes de crear los nuestros, de manera que esa tradición es parte de ser salvadoreños. Los
mariachis, Thalía, los tacos, las telenovelas, José José, los Polivoces, Timbiriche y el mismo
Chavo del 8 son parte de la cultura salvadoreña. Consumimos, disfrutamos y nos identificamos
con esas producciones culturales.

Ahora bien, cuando hacemos propio algún contenido y lo insertamos en nuevos contextos, le
imprimimos nuevos significados. Creamos algo nuevo a partir de lo ya hecho. Un ejemplo
notable de ese principio creativo es el Movimiento Antropófago, surgido en Brasil en los años
veinte, que propugnaba el devoramiento crítico de la producción cultural occidental desde una
perspectiva rebelde. Pero para producir símbolos y prácticas nuevas a partir de lo foráneo o de lo
viejo, hay que tener ciertas condiciones materiales. Con eso sigo.

En relación con el segundo punto, la escasa producción de símbolos identitarios "made in El


Salvador" se explicaría, al menos parcialmente, por las limitadas condiciones materiales de la
infraestructura cultural. Me refiero, por ejemplo, a los escasos espacios para educarse en
producción cultural, para exponer y distribuir cultura; además, las generalmente exiguas
remuneraciones de los trabajadores de la cultura. Tiendo a pensar que el meollo del asunto es el
pequeño tamaño del mercado nacional que vuelve muy cara la producción. Es más barato
importar series de televisión gringas, mexicanas, colombianas o brasileñas que hacerlas aquí. Lo
mismo ocurre con los libros y el cine.

Volviendo a don Ramón, ¿hay algún personaje salvadoreño, massmediático, urbano y


"encachimbado" semejante al mexicano, adecuado para una campaña ciudadana contra la
violencia? Pues no se me ocurre ninguno. La Tenchis Céliber es urbana, pero bastante
campechana. Podría resignificarse como quejosa, estoy segura, pero me late que esta sociedad es
muy machista para un símbolo travestido. Por otra parte, Aniceto Porsisoca y el Cipitío vienen
del mundo campesino y, en ese sentido, no llenan los requisitos para la campaña. Piensen ustedes
en otros y, si quieren, me comentan.

Foto: Grafiti en Oaxaca, México, por Protonanito (Flickr)

3 abril 2010
Publicado en talpajocote.blogspot.com

Potrebbero piacerti anche