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Il LA EDUCACION DEL OPTIMISMO «Confia, razonablemente, en sus propias posibilidades, y en la ayuda que le pueden prestar los demas, y confia en las posibilidades de los demas, de tal modo que, en cualquier si- tuacién, distingue, en primer lugar, lo que es positivo en si y las posibilidades de mejora que existen y, a continuacisn, las dificultades que se oponen a esa mejora, y los obstaculos, apro- vechando lo que se puede y afrontando lo demas con deporti- vidad y alegria». ee En primer lugar, vamos a considerar lo que es el optimis- mo entendido como virtud, porque en el uso normal se en- tiende en diversos modos. Por ejemplo, en un dia de Iluvia, con el cielo totalmente encapotado, una persona opina: «den- tro de poco podremos dar ese paseo que tenemos previsto, porque seguro que saldra el sol». Y otro dice: «Vamos a en- cender el fuego y jugar a algo que me han ensefiado. Asi se- guro que la pasaremos bien». ;Cual de estas dos personas es optimista, en un sentido positivo? La primera esta falsifican- do la realidad y la segunda sabe aprovechar las circunstan- cias reales. La primera intenta cambiar lo real en favor de la meta concreta establecida —dar el paseo—. La segunda se centra en un fin mas elevado, pasarla bien juntos y reconoce que el paseo o el juego son medios. 82 La educacién de las virtudes humanas y su evaluacion Por eso se puede considerar el optimismo como una con- dicién personal que permite a cada uno optimizar la situa- cién con realismo 0 sin realismo. El desarrollo de la virtud del optimismo supone ser realista y conscientemente buscar lo positivo antes de centrarse en las dificultades. O ver lo que pueden ofrecer las dificultades en si. La intensidad con la que se vive esta virtud dependera de la capacidad de la persona de distinguir lo que es positivo en situaciones que presentan mas o menos dificultades. Algunas solamente son optimistas cuando la situacién es totalmente favorable, pero otras consiguen liberarse de la atadura de lo inmediato, fijandose mas en lo que persiguen. Esas personas para desarrollar la virtud con intensidad —o sea su capaci- dad de ver lo positivo en muchas situaciones, aunque presen- ten dificultades serias— necesitan tener motivos para hacer- lo. Estos motivos, seguin la situacion, se basaran en la confian- za que esas personas tienen en sus propias posibilidades y en la ayuda que les prestan los demas —y teniendo fe, sobre todo en la ayuda que les presta Dios—. Es decir, no puede haber optimismo sin confiar en alguien. LA CONFIANZA COMO BASE DEL OPTIMISMO La confianza supone reconocer la situacién de cada per- sona tal como es. Supone conocer las cualidades y capacida- des propias y las cualidades y capacidades de los demas. Su- pone contar con el propio desarrollo de la fortaleza y supone saber, con seguridad, que los demas estan dispuestos a actuar en nuestro favor. La confianza, para que tenga sentido, tiene que basarse en la realidad, pero respetando siempre la posibi- lidad de mejora personal y ajena. En este sentido, veremos que una persona se conoce sufi- cientemente para ser optimista en muchas situaciones. Sin embargo, llega un momento cuando él mismo no puede re- solver sus dificultades, 0 no sabe cémo sacar algo bueno de La educacién del optimismo 83 una situacién que, en principio, parece totalmente perjudi- cial. Cuando la persona no puede seguir confiando en si mis- ma como tinico interesado en su bien, forzosamente tiene que buscar ayuda para seguir siendo optimista 0 deja de serlo. Es decir, el optimismo que no se basa en la confianza en Dios, en que Dios siempre nos ayuda y hace todo por nuestro bien, es un optimismo fragil y, ademas, puede conducir ala persona aun estado de ingenuidad o de soberbia. Consideremos algtin ejemplo para clarificar esta afirma- cién. En una situacién profesional de fracaso, un hombre puede reaccionar con ingenuidad, simulando que no pasa nada, que todo pasara. Asi se esta engafiando. O puede creer efectiva- mente que él, que nunca ha fracasado, resolverd la situacién y sigue siendo «optimista» sin ser realista, por soberbia. La per- sona que se ffa tinicamente de si misma se encontraré algtin dfa con una situacién que no es capaz de afrontar. Unicamen- te la confianza en Dios, en que Dios ha querido que fuera asi, conduciré ala persona a ser optimista. _ Y aqui quizd convendria aclarar que el optimismo no con- duce siempre a una alegria expresada. El optimismo, precisa- mente porque supone confiar en Dios, en los demas y en uno mismo llevar a la persona a contar con paz interior. La ex- presion de esa paz puede tomar la forma de gestos 0 palabras normalmente relacionados con la alegria, pero no siempre. Por ejemplo, en la muerte de algtin pariente querido. Podemos ser optimistas y estar tristes a la vez. El optimismo vence el desaliento, el abandono, pero es la fortaleza la que vence la tristeza. Pero gc6mo podemos ensefiar a un hijo a confiar en Dios, aconfiar en los demas, a confiar en si mismo, sin ser ingenuo? Para evitar la ingenuidad, como hemos dicho, habré que ensefiar a los hijos a ser realistas, pero también necesitan co- nocer el tipo de confianza que deberia existir en relacién con cada persona. Deben confiar razonablemente. Los hijos de- 84 La educacién de las virtudes humanas y su evaluacion ben reconocer que son ellos mismos quienes tienen que res- ponsabilizarse de sus propias vidas. Los padres pueden mi- marlos, sustituirlos en cosas que deberfan realizar ellos y asi permitirles ser optimistas temporalmente porque sus padres siempre les resuelven sus problemas. Pero es evidente que llegara el momento en que los hijos tienen que actuar por su cuenta. Por eso, se trata mas bien de ensefiarles a aprovechar sus capacidades y cualidades y a saber buscar ayudas razo- nables cuando lo necesitan. Cuando los niiios son pequefios necesitan saber que sus padres siempre estén dispuestos a ayu- darles, pero esta ayuda se debe entender como hacer lo mejor que pueden los padres. Y esto también respecto a otras perso- nas. Por ejemplo, no se trata de hacer pensar a los nifios que el médico siempre los va a curar, sino que va a poner los medios mas apropiados para que pueda haber una curaci6n. Se pue- de esperar lo mejor con tal de saber aceptar otra solucién me- nos favorable deportivamente. En relacién con Dios habra que decirles a los hijos que po- demos pedir cualquier cosa a Dios. Sin embargo, porque nos quiere como hijos suyos no nos dard cosas que no sirvan para nuestro bien. Confiar en Dios supone creer que hara lo mejor para nosotros, no que nos va a satisfacer en algo que nos pare- ce bueno, pero de hecho no lo es. Habra que advertir que no es facil para el nifio captar estos matices, porque esta centra- do en el presente. No entiende por qué tiene que pasarla mal ahora para lue- go alcanzar una mayor plenitud humana y espiritual. La di cultad estd en que no reconoce la importancia del fin. Se cen- tra mas en los medios. Por eso sera conveniente atender a los hijos, no intentan- do resolver sus problemas, sino haciéndolos esforzarse per- sonalmente y apoydndolos con el carifio, con el amor. Asi aprenderan a ser optimistas no porque las cosas siempre les salen bien, sino porque, aunque salgan mal el amor de sus padres esta asegurado. El optimismo basado en el triunfo per- La educacién del optimismo 85 sonal reiterado lleva a la persona a una situacién de optimis- mo falso. Cree que es optimista porque no ha fracasado. Pero no es optimista, porque no sabe relacionar lo que ocurre, sea agradable o no, con fines elevados y dignos. Para concretar, podemos considerar el caso de los nifios que, por naturaleza, tienden a confiar en si mismos, y otros que tienden a desconfiar para saber qué actuacién pueden tomar los padres en cada caso. El nifio inteligente, buen deportista, sociable, etc., tiene motivos para ser optimista, porque todo lo que hace le va bien y encuentra satisfaccién en ello, aunque sea superficial. Sin embargo, si no aprende a confiar en los dems, a necesitar a los demés, y especialmente a Dios, esta satisfaccién segura- mente no durard, porque no est relacionada con la necesi- dad de esforzarse ni de reconocer su situacién como hijo de Dios. A estos nifios habra que ponerles dificultades; exigirles para que acometan empresas mds grandes, que realmente puedan realizar; para que aprendan a aguantar un fracaso con alegria y descubrir lo positivo en una situacién que parece, en principio, poco aprovechable. En este sentido, no se trata de ensefiarles a encontrar el éxito sin mas, sino a saber aprove- char cualquier situacién, porque cuentan con sus propias cua- lidades, con el amor de sus padres, con el amor de Dios. Los nifios desconfiados presentan otros problemas, espe- cialmente si han llegado a desconfiar por haber fracasado con- tinuamente 0 porque no han encontrado el apoyo de nadie para ayudarles. Las personas que han aprendido a desconfiar porque su situacién real lo ha provocado, se encuentran con dificultades importantes para desarrollar la virtud del opti- mismo. Precisamente en estas circunstancias es cuando la vir- tud teologal de la esperanza recobra toda su fuerza. La perso- na que no tiene fe se encontrar4 totalmente limitada en circunstancias gravemente dificultosas, a menos que se enga- fie a si mismo. Y esto, hemos dicho, no es la virtud del opti- mismo. 86 La educacién de las virtudes humanas y su evaluacion El nifio que fracasa necesita mds muestras de carifio. Pero sus padres no deberan intentar convencerlo de que esta triun- fando cuando no es asi. Mas bien se trata de crear situaciones para que el nifio pueda triunfar y Ilegue a confiar més en si mismo y en sus padres. Realmente estamos diciendo que tie- nen que desarrollar la virtud de la fortaleza, porque el nifio necesita la experiencia de haberse esforzado en algo que sabe hacer y conseguir lo que se ha propuesto, para aprender a confiar. Y necesita haber recibido la atencién adecuada de sus padres para confiar en ellos. Pero si los nifios estén centrados tinicamente en la consecucién de estas metas parciales tam- poco creceré la confianza plena en que sedimenta el amor de Dios. Se trata de combinar el éxito en cosas pequefias, con el apoyo en momentos de fracaso y con la gradual comprensi6n de que cada uno, aunque no ve mas que sus propias limita- ciones, tiene una misién intransferible de glorificar a Dios. Y aqui nos encontramos con el enfoque que da sentido a todo lo dems. Los hijos que llegan a saber que tienen una misién de servicio en la vida, siempre encontraran salidas para ayudar a los demés. Por eso pueden ser optimistas. La perso- na que tnicamente busca su propia satisfaccién continuamente sufriré desengaiios. El desengafio, si se considera como final del proceso, entristece, hace a la persona tomar una postura pesimista. Si lo consideramos como parte imprescindible del proceso de mejora nos llevar a este optimismo, realista, ope- rativo, que buscamos. No hemos hablado de los hijos mayores al comentar este aspecto de la confianza, porque el optimismo es algo que cre- ce normalmente a nivel humano, desde pequefios, para to- mar mayor envergadura al incorporar la esperanza sobrena- tural. Ya en la adolescencia, los mismos criterios apuntados tienen sentido, aunque si el hijo se ha acostumbrado a des- confiar, eso hara dificil la posibilidad de mejora. De todos modos, el adolescente que se siente querido tiene una moti- vacién inicial para comenzar a desarrollar esta virtud. La educaci6n del optimismo 87 Por eso el adolescente que de momento es pesimista pue- de comenzar un camino nuevo hacia el optimismo en cual- quier momento, si nota que alguien lo quiere o si nota que alguien necesita de su amor 0 cuando se abre a Dios y Dios, que nunca niega el bien para nosotros, le hace ver desde una perspectiva fundamental, las posibilidades de su vida. Siem- pre se puede volver a empezar. La persona que aprende a ha- cerlo, que sabe que puede hacerlo porque Dios le ayudara, es optimista. Ademés, si los padres 0 algtin amigo le ayudan, el proceso sera mas rapido. REALISMO Y MEJORA En la descripci6n inicial de esta virtud dijimos que se trata de confiar... «de tal modo que, en cualquier situacion, distin- gue, en primer lugar, lo que es positivo en sf y las posibilida- des de mejora que existen y, a continuacién, las dificultades y los obstdculos, aprovechando lo que se puede y afrontando lo demés con deportividad y alegria». En la practica, esto no es facil, porque hace falta tener muy claro cudles son los criterios que se pueden utilizar para saber lo que es positivo y lo que es negativo, lo que se puede apro- vechar y lo que hay que afrontar con deportividad. Anterior- mente hemos hablado de la capacidad de volver a comenzar, que es necesaria, cuando no se ha sabido encajar las cosas en su debido lugar desde un primer momento. En un momento de pesimismo pueden destacarse dos elementos: la dificultad real en la situacién a resolver y la dificultad interna de la per- sona para enfocar la situaci6n adecuadamente. Por ejemplo, sia alguna persona mayor lo engafa algtin compaiiero no por eso va a llegar a ser pesimista respecto a la atencién que pue- de esperar de los demas en general. Y si tiene desarrollada la virtud del optimismo seguird aceptando a esa persona, vien- do en esa situacién una posibilidad de ayudarle a mejorar 0, por lo menos, una ocasién en la que él puede practicar la for- 88 La educacién de las virtudes humanas y su evaluacién taleza. Sin embargo, para un nifio el momento de un desenga- fio, desde algtin compafiero que no lo invita a su fiesta de cumpleafios hasta otro donde ha sido acusado de hacer algo que no hizo, puede desanimarlo en muchos otros aspectos. Con los afios nos vamos dando cuenta de la importancia rela- tiva de las cosas que nos ocurren. De nifio hay que aprender a diferenciar. Se trata de mostrar a los nifios lo que es importante y lo que es secundario, lo que es significativo y lo que no lo es. ¥ para hacerlo habra que centrarlos no en la accién, sino en la finalidad, siendo a la vez realistas. Principalmente habra que ensefiar a los hijos a analizar sus sensaciones u opiniones generalizadas. Por ejemplo, el nifio que dice a su madre «no tengo nada que hacer» o «en este pueblo no hay nada que hacer» esta dando una apreciacién falsa de la situacién. Los padres tendran que pensar en el objetivo que pretende conseguir y luego buscar el medio ade- cuado dentro de la situacién real. Otro ejemplo seria un ado- lescente que dijera «todos mis compaiieros tienen mucho di- nero, pero yo no». Otra vez se trata de preguntar para que el hijo se dé cuenta de lo que persigue. A continuacién, habra que ayudarle a ver con mayor claridad lo que deberia perse- guit, y luego mostrar nuestra confianza en que lo va a intentar. Hasta aqui nos hemos referido a las dificultades que exis- ten dentro de cada uno, pero convendria considerar con mas detenimiento el modo de enfocar una situacién externa, cuan- do realmente existe algo para estimular el pesimismo. El realista ve todos los aspectos de la situacién y luego los pondera de acuerdo con esta apreciacién objetiva —por lo menos lo mas objetiva posible—, y a continuacién, actua. Sin embargo, no tiene en cuenta que esa «objetividad» no es nece- sariamente fiel a la realidad. Porque los hechos que conoce nunca seran suficientes. Los hechos han sido comunicados por personas que los han recogido con mayor o menor rigor cien- La educacién del optimismo. 89 tifico, que han afiadido a ellos su particular interpretacién, etc. Ademés, para decidir, slo puede contar con lo que hacen las personas, no con Io que son capaces de hacer debidamente motivadas. El optimista ve mds alld de estos datos y por eso necesita, en primer lugar, centrarse en lo positivo, en las posibilidades de mejora de la situacién. Desde luego, tiene en cuenta las deficiencias pero sabiendo que en muchas ocasiones puede superarlas. Es decir, en una situacién con graves limitaciones se trata de confiar en las posibilidades de las personas antes de juzgarlas por los hechos de la situacién. Y esto no quiere de- cir no tomar estos hechos en serio. Por ejemplo, si un hijo de catorce afios ha reprobado va- rias asignaturas puede llegar a ser pesimista. Incluso el realista podria apoyarse en los datos y decir «hay pocas posibilidades de éxito» y es real. Sin embargo, el hijo optimista, sabra que la finalidad no es sacar buenas notas, sino esforzarse lo mas po- sible. Asi que dice a sus padres: «en esta evaluacién voy a sacar adelante las matematicas, jya verds!» Luego le puede fallar la fortaleza, pero si en principio, realmente tenia una posibilidad de sacar las matemiticas es un optimismo bueno y parte de la virtud. Un hijo con padres autoritarios que nunca han intentado comunicar con él podria pensar, «estos padres no valen para nada». Sin embargo, el optimista pensar, en primer lugar, en los méritos que tienen sus padres e intentard comunicar con ellos, aunque sea en pocas cosas. Nose trata de que los hijos adquieran la costumbre de mi- nusvalorar aspectos de la situacién que tienen que vivir. Un optimista no realista podrfa disponerse a salir con un grupo de compaiieros, aunque sabia que se drogaban, porque con- fiaba en su capacidad de autocontrol. Eso es enfrentarse con una situacién peligrosa innecesaria. eae 90 La educaci6n de las virtudes humanas y su evaluacién: Después de estas consideraciones quiz4 podamos llegar a concretar un poco mas qué tipo de atencién pueden prestar los padres a sus hijos para que vayan desarrollando esta vir- tud de acuerdo con su edad. Los nifios pequefios necesitan vivir en un ambiente de ale- gria igual que los mayores. Esta alegria, en parte, sera porque los padres se basan continuamente en los puntos fuertes de sus hijos, estimulandolos de acuerdo con sus cualidades y ca- pacidades. Mostraran su amor pero no intentaran protegerlos demasiado de los pequefios fracasos o disgustos que puedan tener. Asi los hijos aprenderdn a confiar en si mismos razona- blemente y a confiar en sus padres. Cuando existe esta con- fianza, basada en el amor, las otras cosas en la vida toman otro matiz —ya no son determinantes—. La persona tiene rai- ces para aguantar. En las diferentes situaciones los padres pueden ensefar a sus hijos a reconocer lo que es importante y lo que no lo es y continuamente mostrar cémo se puede sacar algo positivo de casi todo lo que ocurre. Para los nifios pequefios lo principal es aprender a confiar. Cuando van pasando los afios, los nifios necesitan mas la virtud de la fortaleza para concretar sus posibilidades en algo realizable. Los suefios son buenos si se les reconoce como ta- les, pero el optimismo ya depende de que el hijo sepa que tiene una misién en la vida. No se trata de que se sienta im- portante, sino de que sea importante. A la vez debe seguir reconociendo lo sensato que es confiar en los demas y encon- trar una alegria profunda en poner su vida al servicio de Dios. En esta segunda etapa, los nifios deberfan desarrollar la vir- tud de la generosidad actuando en favor de los demas y aguan- tando los disgustos por amor a Dios. Asi estarn optimizando sus posibilidades como hijos de Dios. Al llegar a la adolescencia es posible que el mundo en ge- neral les parezca tan lamentable que no hagan més que criti- La educacion del optimismo 91 car. La critica negativa no es compatible con el optimismo. Un analisis de los hechos si, pero sin dejar de centrarse en las posibilidades. Uno puede llegar a ser pesimista porque quiere intentar cambiar el mundo en lugar de servir lo mejor que pueda a las personas que tiene mds cerca. Por otra parte, el adolescente necesita sentirse querido, aunque no admite este amor abier- tamente. Si sale de lo conocido, quiere tener la seguridad de poder volver al hogar donde sus padres lo aceptan tal como es. El optimismo y la fortaleza conducen a la paz interior y a Ja alegria. Hay que vivir los dos para saber lo que son, pero el optimismo es mucho mas que ver la botella de vino medio lena en lugar de medio vacia. Tenemos que centrarnos en las posibilidades de la situacién, no en sus deficiencias. Conven- dria destacar, no obstante, que el optimismo permanente sdlo es posible si sabe que Dios espera de cada uno de nosotros algo que no puede aportar otra persona. Y con tal de que pi- damos su ayuda, todo sera para nuestro bien. EL OPTIMISMO AUTOEVALUACION A continuacion se encuentra una lista de afirmaciones con el fin de poder reflexionar sistematicamente sobre: 1) el grado en que se esta viviendo la virtud personalmente y 2) el grado en que se esta educando a los alumnos 0 a los hijos en ta misma virtud. Respecto a cada afirmacion se puede situar la conducta y el esfuer- zo propio correspondiente de acuerdo con la escala: 5. Estoy totalmente de acuerdo con la afirmacion. Refleja mi situa- cién personal. 92 La educacién de las virtudes humanas y su evaluacién 4, La afirmaci6n refleja mi situacién en gran parte aunque tengo alguna reserva. 3. La afirmacién refleja mi situaci6n en parte, Pienso «en parte si y en parte no». 2. La afirmacién realmente no refleja mi situacion aunque es posi- ble que algo haya. 1. No creo que la afirmacién refleje mi situacién personal en nada. No me identifico con ella. Se pueden comentar las reflexiones propias con el c6nyuge o con algun compaiiero y asi llegar a plantear posibles aspectos prioritarios de atencin en el desarrollo de la virtud a titulo personal o respecto ala educacion de los hijos o de los alumnos. De hecho es probable que se vayan descubriendo muchas posibilidades de mejora, pero se trata de seleccionar nada mas que una o dos, con el fin de intentar lograr la mejora deseada. LA MANERA PERSONAL DE VIVIR EL OPTIMISMO 1) Confio razonablemente en mis propias capacidades, cualidades y posibilidades de tal manera que aprovecho muchas de ellas. (El optimismo se basa en la confianza. La persona desconfiada, en cualquier sentido de la palabra, tiende a no aprovechar sus posibili- dades. No ve mas que las limitaciones.) 2) Confio razonablemente en los demas. Habitualmente descubro lo positivo que hay en ellos. (Es posible ser optimista respecto a uno mismo pero no respecto a los demés. Siempre se puede descubrir algo positivo en las personas con quienes nos relacionamos.) 3) Confio en Dios de tal manera que, aunque no entiendo qué sentido tiene algun acontecimiento a nivel humano, habitualmente compren- do que todo es para bien. (Surgen en Ia vida de la mayoria de las personas situaciones en que no seria razonable seguir siendo optimista a nivel humano. Por ejem- plo, al morir un nifio, una enfermedad grave, una desgracia econ6- mica. Unicamente la fe sobrenatural permite descubrir algo bueno en ellas.) La educaci6n del optimismo 93 4) 5) 6) 7) 8) 9) 10) En situaciones dificiles, hago un esfuerzo para buscar soluciones positivas, intentando superar la tendencia de quejarme. (Es facil ser optimista en situaciones positivas. En cambio, cuando Jas cosas van mal es posible que uno pase a quejarse y lamentarse 0 a acusar a otros de ser responsables de la situacin.) En cualquier situacién busco lo positivo en primer lugar. (No se trata de falsificar la realidad, pero si de saber buscar lo posi- tivo en primer lugar. Es un habito que se puede desarrollar.) Soy realista y habitualmente sé enfrentarme con las dificultades deportivamente. (Aunque no intente descubrir lo positivo, objetivamente puede haber muchos problemas. El optimismo lleva a la persona a enfren- tarse con ellos deportivamente.) Distingo entre lo que es aprovechable y lo que no lo es, y asi llego a optimizar lo primero, (El falso optimismo o un exceso de optimismo Hevaria a la persona a intentar aprovechar lo que no se puede, a simular, a engafiarse 0 a engariar a los demas.) En general, consigo enfrentarme con la vida con un positivo senti- do del humor. (El buen humor permite asumir la responsabilidad de la propia vida sin sentirse abatido o desgraciado.) Entiendo que se trata de ser optimista con el fin de aprovechar to- dos los talentos que Dios me ha dado, con el fin de contagiar la alegria de vivir a los demas y con el fin de vivir como un auténtico hijo de Dios. (Es posible que se intente ser optimista sencillamente para no su- frir, para sentirse mds a gusto o por comodidad.) Me encuentro habitualmente con paz interior, que ayuda a supe- rar el desaliento. (Esta paz interior no es algo que se pueda desarrollar como virtud. Es, més bien, un indicador para saber si se esta viviendo habitual- mente Ia virtud del optimismo.) 94 La educacién de las virtudes humanas y su evaluacién LA EDUCACION DEL OPTIMISMO 11) Creo las situaciones adecuadas para que los chicos(as) puedan vivir sus vidas con alegria. (Si existe un ambiente de alegria es més probable que los Jévenes descubran lo positivo en su alrededor.) 12) Centro mi atencién en lo positivo de los hijos/alumnos de tal mane- ra que ganan confianza en sus posibilidades. (Es relativamente frecuente encontrar a educadores que insisten constantemente en lo «mejorable» de los educandos, en lo que hacen mal. Esta actitud no motiva, no ayuda a los jévenes a ser optimistas.) 13) Ayudo a los jévenes a conocerse, a ser realistas respecto a sus propias cualidades y capacidades, con el fin de aprovecharlas al maximo. (Los chicos(as) necesitan ayuda para autoconocerse. Pueden infravalorarse o sobrevalorarse. Se trata de ser realista.) 14) Aprovecho o creo situaciones para que los chicos(as) puedan em- pezar a andar solos sin ayudarles innecesariamente. (Una ayuda innecesaria es una limitacién para la persona que la recibe. Si los educadores ayudan demasiado, el optimismo de los Jjovenes puede ser falso, ya que depende exclusivamente de la ayu- da que reciben de los demas.) 15 Muestro mi confianza y mi amor a los hijos/alumnos de tal manera que tengan la seguridad necesaria para asumir la responsabilidad de sus propias vidas. (No basta querer o confiar. Hace falta manifestarlo. Unicamente asf muchos chicos(as) se lanzarén a realizar acciones buenas, apro- vechando sus talentos al maximo.) 16) Cuando suceden cosas que son objetivamente negativas, por ejem- plo una enfermedad, una falta de lealtad de un amigo, una mala nota en un examen, ayudo al hijo/alumno a adoptar una actitud positiva con el fin de sacar algo positivo de esas situaciones. (No hace falta crear situaciones de este tipo. Ya surgiran. Sin em- bargo, si algdn joven no parece fracasar nunca, o no tener dificul- tades especiales nunca, puede ser bueno crear una situacién pro- blematica con el fin de que aprenda a superar dificultades y a fra- casar. Seguro que va a encontrar dificultades en algun momento La educaci6n del optimismo 95 7) 18) 19) 20) de su vida y mejor serd que aprenda a superarlas cuando todavia es joven.) Hablo con los jovenes con el fin de que descubran lo que significa confiar en Dios. (Normalmente no se trata de grandes conversaciones, sino més bien de pequefias llamadas de atencién, informaciones breves que ayu- dan a pensar.) Intento crear situaciones para que aquellos chicos(as) que suelen fracasar tengan {a oportunidad de tener éxito. (Asi puede crecer la confianza en sf mismo. Si se acostumbran a fracasar en casi todo, jamas seran optimistas, ni aprovecharan las capacidades y cualidades que poseen.) Promuevo acciones 0 situaciones en que los chicos(as) son auténti- camente importantes. (No se trata de que los jovenes «se sientan» importantes, sino que sean importantes. En cuanto se responsabilicen de tareas de servi- cio a los demés, de cumplir con encargos relevantes, etc, encontra- ran la satisfaccién del trabajo bien hecho y, con ello, crecerd su optimismo.) Ensefio a los chicos(as) a pedir la ayuda necesaria para realizar sus proyectos. (Los jévenes necesitan saber cudndo conviene pedir ayuda a sus padres, a sus profesores 0 a sus comparieros. También tienen que acostumbrarse a pedir ayuda a Dios sabiendo que asi todo seré para su bien.)

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