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Introducción general:.
Para Gustavo Gutiérrez, mejor conocido como el padre de la Teología de la Liberación, este libro
es el cumplimiento de un anhelo surgido cuando esbozó las primeras inquietudes acerca de la
espiritualidad cristiana en su texto clásico “Teología de la liberación” en 1972. En éste, el autor
había dicho: “La espiritualidad, en el sentido estricto y hondo del término, es el dominio del
Espíritu... espiritualidad es una forma concreta, movida por el Espíritu, de vivir el evangelio”1.
Doce años después retoma esas afirmaciones y procura ampliarlas recogiendo sus propias
experiencias y reflexiones.
La teología, como ha enseñado el autor en otras partes, es una reflexión sobre la práctica de la
vida cristiana. Por eso ahora, al referirse al tema específico de la espiritualidad, lo hace en el
marco de ese mismo postulado. Seguir a Jesús define al cristiano y reflexionar sobre esa
experiencia es el tema de toda sana teología. Se sigue a Jesús afirmando la dignidad humana y
en ese empeño por la vida, suscitado por el Espíritu, se produce el encuentro con el Señor. Sólo
desde esa experiencia de fe y de compromiso es que se habla de espiritualidad cristiana en
América Latina. A eso se refería Bernardo de Claraval (10090-1153) cuando decía que en
materia de espiritualidad cada cual debe saber “beber en su propio pozo”.
La pobreza real que viven las inmensas mayorías reclaman una espiritualidad de “vino nuevo
en odres viejo”, en la que se logre una síntesis de elementos aparentemente dispares, pero
que se complementan mutuamente, como la oración y la acción, la devoción y la solidaridad,
la evangelización y la transformación humana.
1
GUTIÉRREZ, Gustavo. Teología de la liberación. Perspectivas. Salamanca: Sígueme, 1987 (13ª. Ed.). p. 266-267.
EL CAMINO DE LA ESPIRITUALIDAD. Una Presentación panorámica del libro de Segundo Galilea. Harold Segura C.
pobres y de la predilección de Dios por ellos. En fin, por todo esto hay que reconocer que
son tiempos de salvación y de profunda esperanza en los que se descubre la más grande
oportunidad evangelizadora para la Iglesia.
Todo lo anterior apunta hacia una forma distinta de seguir a Jesús. Distinta por ser propia y
porque se alimenta de las realidades particulares de su tierra. En medio del dolor y del
sufrimiento sale el “oro acrisolado” (Ap. 3:18) de una nueva espiritualidad en la que lo central
del seguimiento de Jesús se juega en la dialéctica muerte-vida.
“Entrar en su casa y cenar con él” (Ap. 3:20) es aquel primer momento en el que se vive una
experiencia espiritual fecunda. Ese encuentro inicial es, además del punto de partida, la
fuente permanente de vida sobre la que se vuelve una y otra vez, para “beber del pozo”. Esa
experiencia es “fuente de una gran libertad espiritual” (p. 72).
Caminar según el Espíritu: Después del punto de partida –el encuentro con Jesús- viene el
seguimiento. Siempre será incompleta, sino espuria, una profesión de fe sin seguimiento. A
ese camino de peregrinaje permanente, el apóstol Pablo lo llama “caminar según el Espíritu”
(Ro. 8:4).
Dos textos paulinos sirven de base a esta sección: Romanos 8 y Gálatas 5. El apóstol Pablo
invita a sus lectores a vivir según el Espíritu y a desechar las obras de la carne. Esa lucha
entre carne y espíritu significa, según la explicación de Gutiérrez, la lucha entre las fuerzas
de la muerte y las de la Vida. No hay lugar para el dualismo antropológico entre una esfera
carnal (elemento inferior, material) y uno espiritual (elemento superior, divino). “La vida
según el Espíritu no es por lo tanto la existencia según el alma, y contra o sin el cuerpo; sino
de acuerdo con la vida, el amor, la paz y la justicia –los grandes valores del reino de Dios- y
contra la muerte” (p. 97).
Un pueblo en busca de Dios: Si nos encontramos con el Señor y aceptamos vivir según el
Espíritu, nos espera, entonces, un “camino excepcional” (1 Cor. 12:31) que es colectivo y
que consiste en la práctica de la caridad. Ese camino nos lleva al “cara a cara” con Dios (1
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EL CAMINO DE LA ESPIRITUALIDAD. Una Presentación panorámica del libro de Segundo Galilea. Harold Segura C.
Cor. 13:12). Así como en el Éxodo, se sale rompiendo con la muerte para ir al encuentro de
Dios. Buscar a Dios es el sentido último de todo el proceso.
“Ir por los caminos del Señor (Sal. 128:1) es un tema frecuente de la espiritualidad israelita.
Este tema vuelve a aparecer en el libro de los Hechos donde al cristianismo también se le
llama el camino. En este caso, “camino” significa un estilo de vida o una conducta
caracterizada por la caridad (1 Cor. 13).
La espiritualidad es un camino que abarca todas las dimensiones de la vida, cuya vivencia
depende del momento histórico particular y que se recorre en comunidad, entendida ésta
como un pueblo peregrino en marcha permanente.
1) La espiritualidad que nos presenta Gutiérrez es de clara militancia política a favor de los más
necesitados. Sin embargo, como él lo afirma, es mucho más que un barniz religioso para
una causa ideológica; es, sobre todo, causa espiritual, en contra de las fuerzas de la muerte
y a favor de la vida en su más amplio sentido. En la practica ¿cómo se marcan las
diferencias entre causa política y causa espiritual? Y para nuestro caso, ¿cómo podemos
testificar de la superioridad de esta ultima sobre la primera?
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EL CAMINO DE LA ESPIRITUALIDAD. Una Presentación panorámica del libro de Segundo Galilea. Harold Segura C.
2
NOUWEN, Henri. El camino hacia la paz. Santander: Sal Térrea, 1998, p. 185.