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DE LAS ENFERMEDADES
RESPIRATORIAS
DIRECTORIO
ISBN: 970-36-0118-9
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ÍNDICE
PRÓLOGO 15
CAPÍTULO I 17
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO
Dra. Soledad Echegoyen Monroy
CAPÍTULO II 37
EMBRIOLOGÍA E HISTOLOGÍA DEL APARATO RESPIRATORIO
Dra. Soledad Echegoyen Monroy
CAPÍTULO III 51
FISIOLOGÍA PULMONAR Y PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS
Dra. Soledad Echegoyen Monroy
CAPÍTULO IV 83
ESTUDIO CLÍNICO DEL ENFERMO RESPIRATORIO
Dr. Rufino Echegoyen Carmona
CAPÍTULO V 123
RADIOLOGÍA DE TÓRAX
Dr. Juan Humberto Hernández Anell
CAPÍTULO VI 133
EXÁMENES DE LABORATORIO Y GABINETE
Dr. Domingo Sierra Contreras
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
CAPÍTULO IX 165
INFECCIONES AGUDAS DE LAS VÍAS AÉREAS INFERIORES
Dr. Rubén Vargas González
Dr. Rufino Echegoyen Carmona
CAPÍTULO X 177
NEUMONÍAS
Dr. Rufino Echegoyen Carmona
Dr. Rubén Vargas González
CAPÍTULO XI 209
ABSCESO PULMONAR
Dr. Rufino Echegoyen Carmona
CAPÍTULO XV 317
MICOSIS PULMONARES
Dr. Rufino Echegoyen Carmona
10
ENFERMEDAD PULMONAR OBSTRUCTIVA CRÓNICA
CAPÍTULO XX 389
ENFERMEDAD PULMONAR OBSTRUCTIVA CRÓNICA
Dr. Juan Humberto Hernández Anell
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
12
ENFERMEDAD PULMONAR OBSTRUCTIVA CRÓNICA
13
PRÓLOGO
15
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
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ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO
CAPÍTULO I
17
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
VÍAS AÉREAS
Fosas nasales
Las fosas nasales son dos largos corredores aplanados transversalmente, situados a derecha e
izquierda de la línea media entre el cráneo y la cara. Se encuentran recubiertos internamente
por una mucosa ampliamente vascularizada y con numerosos repliegues que permiten calen-
tar y humedecer el aire. Participan también en el sentido del olfato.
Laringe
La laringe está situada en la parte media del cuello. Se extiende desde la raíz de la lengua a la
tráquea. Se abre a la faringe, de la que forma su pared anterior. En el adulto se sitúa de la ter-
cera a la sexta vértebra cervical, en el niño ocupa una posición más alta. Es móvil en sentido
vertical, anteroposterior y transversal.
El esqueleto de la laringe está formado por cartílagos que se unen por ligamentos y mem-
branas que se movilizan con músculos. Sus dimensiones varían según el individuo, el sexo y
la edad. Es el órgano de fonación, participa en el fenómeno de la tos y funciona como esfínter
al no permitir el paso de comida y cuerpos extraños. Su cara interna tiene una zona estrecha
en sentido anteroposterior, la glotis, limitada por las cuerdas vocales. Las superiores se llaman
falsas y las dos inferiores, son las cuerdas vocales verdaderas, ya que participan en la fona-
ción (figura 1.1).
cráneo
seno frontal
epliglotis
hueso hioides
músculos
glotis de la nuca
cartílago tiroides
esófago
tráquea
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ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO
Toráx
El tórax óseo está conformado por la columna vertebral, el esternón, las costillas y la clavícula.
La columna dorsal consta de doce vértebras que en su conjunto forman una curvatura de con-
vexidad posterior. Cuando se acentúa, como en los viejos, se le llama xifosis. En el mal de Pott
se destruyen los cuerpos vertebrales dando lugar a una verdadera giba. En la cara posterior del
tórax sobresale la apófisis espinosa de la séptima vértebra cervical o prominente, que permite
contar hacia abajo las vértebras dorsales. A cada lado de la columna dorsal se encuentran dos
canales verticales, llamados costovertebrales. Por su cara anterior alojan el borde posterior de
los pulmones, y en su cara posterior están ocupados por tres masas musculares: el músculo
ileocostal, el dorsal largo y el transverso espinoso que forman la masa común.
Cada vértebra presenta a cada lado y cerca de la extremidad anterior de su pedículo dos
semifacetas articulares, superior e inferior para la cabeza de las costillas. En el vértice de las
apófisis transversas, en su cara anterior, se ve una pequeña faceta articular para la tuberosi-
dad de la costilla correspondiente, la que sirve de punto de apoyo para que ésta gire hacia
arriba y afuera durante la inspiración.
Las costillas son doce, las seis primeras se articulan directamente al esternón mediante
cartílagos costales, se les llama costillas verdaderas. De la sexta a la décima lo hacen mediante
un cartílago común y se les denomina costillas falsas. La onceava y doceava costillas son las
llamadas flotantes porque tienen una sola carilla articular para la vértebra correspondiente y
no llegan al esternón. Los cartílagos costales se van calcificando con la edad. Las costillas se
implantan oblicuamente en la columna vertebral formando un ángulo abierto hacia abajo. La
primera costilla tiene dos caras, una superior y otra inferior. Su cara superior tiene dos canales
vasculares, uno posterior para la arteria subclavia y otro anterior para la vena homónima,
separados por una eminencia rugosa conocida como el tubérculo de Lisfranc para el escaleno
anterior. La segunda costilla tiene una cara superoexterna con una superficie rugosa para la
inserción del escaleno posterior y uno de los fascículos del serrato mayor. Sobre el borde infe-
rior de las costillas y cartílagos costales que forman el límite inferior del tórax, se insertan los
músculos de la pared abdominal y del diafragma.
El esternón consta de tres partes, que son: el mango, el cuerpo y el apéndice xifoides. La
unión del mango con el cuerpo del esternón forma el ángulo de Louis. El esternón tiene dos
bordes laterales que presentan en toda su altura escotaduras destinadas a la articulación de
los cartílagos costales.
El extremo interno de la clavícula se articula con la primera costilla y el mango del
esternón, formando la articulación esternocondroclavicular. Por fuera lo hace con el acromión
de la escápula. La escápula es un hueso plano que se articula con la cabeza del húmero. En
ella se insertan numerosos músculos que la unen a la columna vertebral, a la clavícula, a las
costillas y al húmero, lo que le da amplia movilidad al miembro superior y a la caja torácica,
dependiendo de cual sea el punto de apoyo (figura 1.2).
Todos los músculos que se insertan en los huesos que conforman el tórax óseo y la cintura
escapulohumeral participan en la respiración en número e intensidad variable según las
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Cara anterior
Cara posterior
séptima vértebra
cervical o prominente primera costilla
articulación acromioclavicular
cabeza del húmero
apófisis espinosa
onceava costilla
doceava costilla
primera vértebra lumbar
necesidades de la respiración. Los músculos propios del tórax son: los intercostales, el trian-
gular del esternón, el subclavio, los pectorales mayor y menor, el serrato mayor, los serratos
menores superior e inferior, el romboides y la parte torácica de los músculos de la masa co-
mún. Los músculos del cuello que se insertan por abajo en los huesos del tórax, son: el ester-
nocleidomastoideo, los escalenos anterior y posterior, los infrahioideos, el trapecio, el angular
del omóplato. Los músculos abdominales con inserciones en huesos del tórax son el recto
anterior del abdomen, el oblicuo mayor, el oblicuo menor, el transverso, el cuadrado lumbar
y el diafragma. Los músculos de la cintura escapulohumeral son: el deltoides, el supraes-
pinoso, el infraespinoso, el redondo mayor, el redondo menor, el subescapular y el dorsal
ancho (figura 1.3).
En el estudio del enfermo respiratorio reviste interés tener en cuenta el grosor del tejido
celular subcutáneo, tanto en la exploración física del paciente, como durante la interpretación
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ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO
Cara anterior
esternocleidomastoideo
Cara posterior
esplenio
angular del omóplato
trapecio
supraespinoso
deltoides romboides
infraespinoso infraespinoso
redondo menor
redondo mayor redondo mayor
músculos de la masa común
intercostales
serrato menor inferior
dorsal ancho
radiográfica. Las glándulas mamarias en las mujeres tienen patología propia que puede reper-
cutir en los nódulos linfáticos axilares, supraclaviculares, mediastinales o en el mismo pul-
món. Estos nódulos son sitio frecuente de metástasis de cáncer pulmonar, gástrico, renal,
prostático o linfoideo. A nivel de la primera costilla se localiza el tercer ganglio de la cadena
simpática cervical o ganglio estelar y está relacionado con los tumores del vértice torácico.
Tráquea
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
La parte cervical de la tráquea se encuentra cubierta por la piel y las fascias superficial y
profunda. Por delante la cruzan el arco yugular y los músculos esternohioideos y esterno-
tiroideos, el istmo del tiroides, y el tronco venoso braquiocefálico izquierdo, por detrás tiene
relación con el esófago, que la separa de la columna vertebral, a los lados con los recurrentes
y el paquete vasculonervioso del cuello. En la porción torácica se relaciona por delante con el
tronco venoso braquiocefálico izquierdo, el mango del esternón y remanentes del timo; por
abajo con el cayado de la aorta, el tronco arterial braquiocefálico y la carótida izquierda;
hacia atrás con el esófago; a la izquierda con el recurrente izquierdo y el cayado de la aorta,
y a la derecha con la vena cava superior y la vena ácigos mayor.
Al nivel de su bifurcación la tráquea se encuentra envuelta en un rico plexo nervioso, el
plexo pulmonar, nódulos linfáticos y la cara posterior de la arteria pulmonar. Su extremo dis-
tal termina en la carina principal, donde se bifurca en los bronquios principales derecho e
izquierdo.
La cara posterior de la tráquea se encuentra en íntimo contacto con el esófago, del que le
separa una pequeña capa de tejido celular laxo. Es el sitio de las fístulas traqueoesofágicas y
del enclavamiento de los cuerpos extraños traqueales, así como la vía de entrada de los
gérmenes que producen las mediastinitis.
Árbol bronquial
Los bronquios principales resultan de la bifurcación de la tráquea. Cada uno de ellos repre-
senta un cilindro hueco, algo aplanado de delante hacia atrás.
El bronquio principal derecho es más grueso, corto y vertical que el izquierdo, tiene una lon-
gitud de 25 mm y un calibre de entre 15 y 16 mm. Entra al pulmón a la altura de la quinta
vértebra torácica, su disposición y tamaño permite que los cuerpos extraños se alojen ahí más
frecuentemente. El bronquio derecho está en contacto con la vena cava superior por delante y
con la vena ácigos por detrás y arriba. La arteria pulmonar derecha se encuentra al principio
en la parte inferior, pero después se localiza al frente.
El bronquio principal izquierdo es más delgado y horizontal que el derecho, su longitud
es de 45 a 50 mm y su calibre de 9 a 11 mm. Entra al pulmón a la altura de la sexta vértebra
torácica, pasa por debajo del arco aórtico, cruzando por delante del esófago, el conducto torá-
cico y la aorta descendente. La arteria pulmonar izquierda se encuentra primero por delante
y después superior a éste. Los vasos linfáticos y los nervios están irregularmente sumergidos
en el tejido conjuntivo peribronquial de ambos bronquios.
A poco de penetrar al pulmón, el bronquio principal derecho da su primera rama para el lóbu-
lo superior derecho, continúa su trayecto hacia abajo y adelante en una extensión de 2 a 3 cm
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ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO
hasta llegar a la emergencia del bronquio del lóbulo medio, para finalizar formando el bron-
quio del lóbulo inferior (figura 1.4).
El bronquio del lóbulo superior derecho es muy corto, de 1 cm, y se divide en tres bron-
quios segmentarios: el apical, que se dirige hacia el vértice pulmonar; el posterior, que va
hacia la parte posteroinferior del lóbulo superior y el anterior, que se dirige en sentido
anteroinferior.
1. S. apical
1+2. S. apicoposterior
Lóbulo superior 2. S. posterior 3. S. anterior
Lóbulo superior
3. S. anterior 4. S. lingular superior
S = Segmento
Pulmón derecho
1
1
2 2 1 1
3 3 6 10
6 3
10 3 7
5 4 9
9 7
10 5 10
4 8
cara costal cara mediastinal cara anterior cara posterior cara diafragmática
Pulmón izquierdo
cara costal cara mediastinal cara anterior cara posterior cara diafragmática
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
El bronquio del lóbulo medio se divide en dos bronquios segmentarios: el lateral que se
dirige hacia afuera y el medial que sigue hacia abajo y adentro.
Del bronquio del lóbulo inferior derecho, a la misma altura de la emergencia del bronquio
del lóbulo medio pero hacia atrás, se origina el bronquio del segmento superior del lóbulo in-
ferior. Después el bronquio del lóbulo inferior se subdivide en cuatro ramas segmentarias que
son la basal anterior, basal lateral, basal medial y basal posterior, esta última sigue una direc-
ción hacia abajo y atrás. En esta forma del bronquio principal derecho se originan tres bron-
quios lobares y diez bronquios segmentarios, de los cuales tres van para el lóbulo superior,
dos para el medio y cinco para el inferior.
El bronquio principal izquierdo pasa por abajo del arco aórtico, cruza la cara anterior del
esófago y el conducto torácico. La arteria pulmonar izquierda se encuentra primero sobre su
cara anterior y después se coloca en la parte superior del bronquio. Al entrar al hilio pulmonar
se divide en dos bronquios lobares, uno para el lóbulo superior y otro para el inferior.
El bronquio del lóbulo superior se subdivide en una rama para la parte superior y otra
para la língula. La rama de la división superior da origen al bronquio del segmento anterior,
que se dirige hacia la porción anterior del lóbulo y al bronquio apicoposterior, que se dirige
hacia el vértice y la parte posterior del lóbulo superior.
El bronquio de la língula desciende en sentido anterolateral para distribuirse en la parte
anteroinferior del lóbulo superior, bifurcándose en dos bronquios segmentarios, el lingular
superior y el lingular inferior.
El bronquio del lóbulo inferior izquierdo desciende en dirección posterolateral y a un cen-
tímetro emerge el bronquio del segmento superior o apical del lóbulo inferior y se distribuye
de manera semejante al del pulmón derecho. Después el tronco de la pirámide basal da ori-
gen a los bronquios segmentarios anteromedial, lateral y posterior. En esta forma el bronquio
principal izquierdo da origen a dos bronquios lobares y ocho bronquios segmentarios, cuatro
para el lóbulo superior y cuatro para el lóbulo inferior.
Cada bronquio segmentario se va ramificando sucesivamente en bronquios subsegmen-
tarios y bronquios de primero, segundo, tercero y más órdenes. En cada subdivisión dismi-
nuye su calibre hasta penetrar en el lobulillo pulmonar, que es la unidad anatomofuncional
del pulmón. Al penetrar en el lobulillo recibe el nombre de bronquio intralobulillar, el cual se
divide por dicotomía hasta llegar a los bronquiolos terminales, que a su vez se continúan
subdividiendo hasta convertirse en bronquiolos respiratorios. Éstos terminan en los conduc-
tos alveolares que comunican con los sacos alveolares.
Los alveolos tienen un diámetro de entre 0.1 y 0.3 mm. Son aproximadamente entre 300 y
400 millones, lo que representa una superficie de contacto entre la sangre y el aire de 40 a 80 m2.
Cada bronquio se acompaña de una rama de la arteria pulmonar, una arteria bronquial, una
o dos venas pulmonares, conductos linfáticos y ramos nerviosos procedentes del simpático y
parasimpático.
Conocer el árbol bronquial es necesario para la interpretación adecuada de los broncogra-
mas y durante las broncoscopias. En el examen broncoscópico se deben observar todos los ori-
ficios de entrada de los bronquios segmentarios.
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ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO
PULMONES
Los pulmones están situados dentro del tórax y separados entre sí por el mediastino. Su tex-
tura es blanda, elástica y esponjosa, flotan en el agua y crepitan al oprimirlos por la presencia
de aire en los alveolos. Al nacimiento son de color rosado pero en los adultos cambian a gris os-
curo y conforme avanza la edad presentan máculas coloreadas de negro, por las partículas de
carbón que se inhalan y que se depositan en el tejido areolar cerca de la superficie del pulmón.
Cada pulmón tiene la forma de un semicono, de eje mayor vertical, con una superficie
plana vuelta hacia el mediastino y una superficie externa convexa en contacto con la pared
torácica. El izquierdo tiene la cisura mayor, que es una hendidura profunda dirigida oblicua-
mente de arriba hacia abajo y de atrás hacia delante. El derecho se bifurca formando una se-
gunda cisura, la cisura menor u horizontal. Estas cisuras dividen los pulmones en los lóbulos
superior, medio e inferior para el derecho y superior e inferior para el izquierdo.
La cara interna o mediastínica tiene el hilio pulmonar, que es una zona con una altura de
5 cm y 3 de ancho, situada en el límite del cuarto posterior con los tres cuartos anteriores del
pulmón, por donde pasan los elementos del pedículo pulmonar (bronquio, arterias y venas).
La porción de la cara interna situada detrás del hilio, porción retrohiliar, corresponde al medi-
astino posterior y está en contacto con las vértebras torácicas, los vasos intercostales y los
nervios esplácnicos. La porción prehiliar, que entra en contacto con los órganos del mediasti-
no anterior, está fuertemente deprimida en el pulmón izquierdo, formando el lecho del
corazón. Los nervios neumogástrico y frénico están en relación con esta cara en toda su exten-
sión. El borde posterior es grueso, ocupa el canal costovertebral y se pone en contacto con la
cadena del simpático. El borde anterior es delgado, sinuoso y mucho más corto que el poste-
rior, se detiene a la altura de la quinta o sexta costilla y se corresponde con los cartílagos
costales, esternón y vasos mamarios internos. El izquierdo tiene la escotadura cardiaca, su
vértice es redondeado, está en relación con la primera costilla. Es más elevado el derecho que
el izquierdo. Hacia atrás se relaciona con el ganglio cervicotorácico del tronco simpático, hacia
afuera con el escaleno posterior, hacia adentro con la tráquea, las arterias y las venas sub-
clavias. La base de forma semilunar y cóncava, descansa sobre el diafragma que la separa del
hígado en el lado derecho y del fondo del estómago y el bazo en el lado izquierdo. El borde
inferior agudo desciende dentro del seno costodiafragmático durante la inspiración.
El hilio pulmonar está formado por estructuras que entran y emergen del pulmón hacia
el corazón y la tráquea. Comprenden el bronquio principal, la arteria pulmonar, las dos venas
pulmonares, las arterias y venas bronquiales, el plexo nervioso pulmonar, los vasos linfáticos,
los nódulos linfáticos broncopulmonares y tejido areolar. Todo estos elementos están rodea-
dos por un manguito pleural que se localiza a la altura de los cuerpos vertebrales de la quinta,
sexta y séptima vértebras torácicas.
Los vasos pulmonares tienen por objeto la hematosis. Las arterias pulmonares, en número
de dos, una derecha y otra izquierda, se ramifican en forma semejante al bronquio corres-
pondiente, de suerte que cada bronquio va acompañado de una arteria. Las venas se correspon-
den con las ramas arteriales y llegando al hilio forman cuatro troncos, dos derechos y dos
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
izquierdos, los cuales se abren en la aurícula izquierda. Las arterias bronquiales son los vasos
nutricios propiamente dichos, nacen de la porción descendente de la aorta y son muy varia-
bles, tanto en su origen como en su número, se dirigen hacia el hilio del pulmón siguiendo la
cara posterior de los bronquios correspondientes. Son tres para el pulmón derecho y dos para el
izquierdo y están destinadas a la nutrición del parénquima pulmonar. La sangre regresa por
las venas pulmonares o directamente hacia el atrio izquierdo.
Los nervios proceden del plexo pulmonar anterior y posterior en cuya constitución con-
curren a la vez ramos de los nervios neumogástrico y simpático. Acompañan a las ramifica-
ciones bronquiales y vasculares, dando fibras eferentes a las glándulas, a los músculos bron-
quiales y a los vasos sanguíneos. Las fibras eferentes del pulmón se originan en la mucosa del
árbol bronquial y en las paredes de los alveolos. Se estimulan con la presencia de secreciones
o sustancias irritantes dando lugar al reflejo de la tos. Las fibras que se ramifican hasta los
alveolos se estimulan al cambio de volumen de los alveolos. Los impulsos viajan hacia la
médula oblonga y juegan un papel importante en el control de la respiración.
Los linfáticos del pulmón son superficiales o subpleurales y profundos, que forman los
capilares linfáticos a nivel de los tabiques interalveolares y del tejido conjuntivo, entre los seg-
mentos de los pulmones. Unos y otros llegan al hilio y allí terminan en los nódulos linfáticos,
que forman los grupos de nódulos paratraqueales derecho e izquierdo, los traqueobronquiales
superior e inferior, los broncopulmonares de cada lóbulo y los que se localizan alrededor de
los pequeños bronquios. La linfa de estos nódulos drena hacia el conducto torácico, el cual
desemboca en el ángulo de unión de las venas subclavia y yugular interna izquierdas.
Segmentos pulmonares
Los segmentos pulmonares forman parte de los lóbulos pulmonares y se caracterizan porque
anatómica y funcionalmente son unidades independientes una de otra. Se encuentran venti-
lados por un bronquio segmentario que parte de un bronquio lobar, tienen una arteria seg-
mentaria y una o dos venas segmentarias. Tienen una parte cubierta por pleura visceral y el
resto se separa o se une a los segmentos vecinos por escaso tejido conectivo. Se nombran y
numeran de acuerdo con sus bronquios segmentarios (figura 1.4 y cuadro 1.1).
La proyección de los segmentos pulmonares sobre la superficie del tórax permite relacionar
los hallazgos encontrados durante la exploración física del enfermo con los lóbulos y seg-
mentos afectados (figuras 1.5 y 1.6).
Lóbulo superior derecho. El segmento apical se proyecta sobre la región supraclavicular y supra-
escapular. Por su parte, el segmento anterior se proyecta sobre la región infraclavicular hasta
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ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO
LÓBULO SEGMENTO
Superior 1 o apical
2 o posterior
3 o anterior
Medio 4 o lateral
5 o medial
Inferior 6 o superior
7 y 8 o anteromedial basal
9 o lateral basal
10 o posterior basal
LÓBULO SEGMENTO
Superior 1 y 2 o apicoposterior
3 o anterior
4 o lingular superior
5 o lingular inferior
Inferior 6 o superior
7 y 8 o anteriomedial basal
9 o basal lateral
10 o basal posterior
el tercer espacio intercostal y en la cara lateral se corresponde con la mitad anterior del hueco
axilar. El segmento posterior se proyecta sobre la región escapular y la mitad posterior del
hueco axilar.
Lóbulo medio. Ocupa la región basal anterior, desde el tercer espacio intercostal hasta el rebor-
de costal. La línea medioclavicular separa el segmento lateral del medial.
Lóbulo inferior. Cuando la mano derecha del paciente se coloca sobre su hombro izquierdo, la
escápula correspondiente gira y el borde interno marca la proyección de la cisura mayor. En
esta posición, el segmento superior del lóbulo inferior se localiza en la región interescapulo-
vertebral y la línea horizontal a nivel del vértice de la escápula marca su límite inferior. Al seg-
mento basal posterior le correspondería de esta línea hacia abajo. El segmento basal lateral se
proyecta sobre la cara lateral del tórax, de la cuarta costilla al reborde costal inferior, y los seg-
mentos basales anterior y medial no tienen proyección sobre la superficie del tórax.
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Lóbulo superior izquierdo. El segmento apicoposterior se proyecta sobre las regiones supraclavi-
cular, supraescapular, escapular y mitad posterior del hueco axilar. El segmento anterior lo
hace sobre la región infraclavicular hasta la altura del tercer espacio intercostal y mitad ante-
rior del hueco axilar.
A la língula le corresponde desde el tercer espacio intercostal hasta el reborde costal infe-
rior.
Lóbulo inferior izquierdo. Los segmentos superior, basal posterior y lateral tienen una proyec-
ción semejante a sus correspondientes del lado derecho.
segunda costilla
cuarta costilla
lóbulo superior S. apical
S. anterior
cisura menor
S. lingular superior
lóbulo medio S. lingular inferior
cisura mayor
lóbulo medio
novena costilla
S = Segmento
FIG. 1.5. Proyección de las cisuras, de los lóbulos y de los segmentos pulmonares
en la superficie del tórax.
28
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO
Proyección de los lóbulos y de las cisuras sobre la cara lateral derecha del tórax
lóbulo superior
lóbulo superior
cisura menor
cuarta costilla cisura mayor
cisura mayor
Proyección de los lóbulos y de las cisuras sobre la cara lateral izquierda del tórax
cisura menor
cisura mayor
cisura mayor
lóbulo inferior
lóbulo medio
lóbulo inferior
FIG. 1.6. Proyección de las cisuras y de los lóbulos pulmonares en la superficie del tórax.
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Pleura
La pleura está formada por dos sacos serosos independientes. Cada pleura se compone de dos
hojas, una visceral y otra parietal, entre las cuales se haya comprendido un espacio virtual: la
cavidad pleural. Este espacio se hace aparente cuando el pulmón se colapsa y se llena de aire
o de líquido.
Hoja visceral
Está adherida íntimamente al tejido pulmonar y cubre toda la superficie del pulmón, suminis-
trando prolongaciones a nivel de las cisuras interlobares.
Hoja parietal
Recubre las paredes de la caja torácica y está constituida por cuatro porciones: las pleuras
diafragmática, la cervical, la mediastínica y la costal.
Pleura cervical o cúpula pleural: constituye una especie de bóveda que rebasa entre los dos y los
tres centímetros a la primera costilla y se pone en íntimo contacto con la arteria subclavia. Se
mantiene en su posición por ligamentos que la fijan a las fascias cervicales.
Pleura mediastínica: tapiza las caras laterales del mediastino interrumpiéndose a nivel del
pedículo para formar a este último un manguito seroso. Por encima del pedículo, va directa-
mente de la columna vertebral al esternón, por debajo se adosa a sí misma constituyendo el
ligamento triangular del pulmón.
Pleura costal: es gruesa y se encuentra reforzada con la fascia endotorácica, tapiza la cara inter-
na del esternón, costillas y espacios intercostales hasta las articulaciones costovertebrales. La
pleura costal se continúa con la pleura cervical y con la pleura diafragmática, formando con
esta última un canal angular que es el seno costodiafragmático, el cual va del apéndice xifoi-
des a la columna vertebral. Por delante, la pleura costal forma —uniéndose a la mediastíni-
ca— el seno costomediastínico, que es un canal análogo al precedente. Los dos senos citados
jamás están completamente ocupados por el pulmón y por consiguiente sus hojas se juntan o
adosan en una extensión más o menos considerable. La hoja parietal y la visceral se continúan
mutuamente a la altura de la vaina serosa del pedículo, en donde se prolongan hacia abajo
formando un repliegue triangular debido al adosamiento de las láminas serosas que rodean
al pedículo.
30
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO
La línea de reflexión de la pleura costal a nivel de los fondos del saco mediastinal anterior,
diafragmático y mediastinal posterior se proyecta sobre la superficie del tórax en la siguiente
forma: en el lado derecho, se inicia en la porción superior de la articulación esternoclavicular,
se dirige hacia abajo y adentro rebasando la línea media a la altura del ángulo de Louis.
Desciende verticalmente hasta la cuarta articulación condrocostal izquierda y después se
dirige hacia abajo y afuera cruzando la articulación del sexto o séptimo cartílago costal dere-
cho con el esternón. Continúa hacia abajo siguiendo una dirección oblicua y luego horizontal.
Al nivel de la línea media axilar alcanza la undécima costilla y se hace ligeramente ascendente
para terminar junto a la columna vertebral a la altura de la undécima apófisis espinosa para
ascender verticalmente hasta la apófisis espinosa de la séptima vértebra cervical (figura 1.7).
En el lado izquierdo, comienza en la articulación esternoclavicular, desciende a lo largo
del borde izquierdo del esternón hasta el cuarto cartílago costal. Se dirige hacia abajo y afuera,
cisuras
senos
pulmones
cisuras
senos
FIG. 1.7. Proyección de los pulmones, las cisuras y los senos pleurales sobre la superficie del tórax.
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
cruza el sexto espacio intercostal a dos centímetros del borde esternal; de ahí sigue el borde
inferior del séptimo cartílago costal, continúa hacia afuera y abajo en dirección oblicua, y
alcanza la undécima costilla en la línea medioaxilar. Se dirige a la duodécima en su arco pos-
terior y se continúa verticalmente, igual que en el lado derecho, hasta la apófisis espinosa de
la séptima vértebra cervical.
Las relaciones de la pared torácica con las cisuras interlobares son: la cisura oblicua
derecha empieza por detrás a la altura de la extremidad posterior de la cuarta costilla y ter-
mina por delante a nivel de la sexta costilla. Una relación semejante guarda la cisura oblicua
izquierda. La cisura horizontal del pulmón derecho se separa de la cisura oblicua a nivel del
cuarto espacio intercostal y termina en el extremo anterior del tercer espacio intercostal.
El deslizamiento normal de las pleuras durante la respiración no produce ningún sonido
apreciable a la auscultación, sin embargo, si existe inflamación, se pueden escuchar frotes
pleurales. En caso de derrame pleural, líquido o gaseoso, desaparecen los frotes, el pulmón se
colapsa y el mediastino se desplaza hacia el lado opuesto.
Cuando se realiza una punción pleural es importante recordar que el paquete vasculoner-
vioso intercostal corre a nivel del borde inferior de las costillas. La arteria mamaria interna,
rama de la subclavia, se anastomosa con la epigástrica, la mamaria externa y las intercostales,
se localiza a dos centímetros del borde esternal y su lesión produce hemorragias graves.
La cúpula pleural está en íntima relación con las venas subclavias, lo que expone a pro-
ducir un neumotórax cuando se canalizan las venas subclavias.
Mediastino
El mediastino es la parte central de la cavidad torácica. Se extiende desde la cara posterior del
esternón a la cara anterior de los cuerpos vertebrales. A los lados se encuentra limitado por
las pleuras mediastinales. El límite superior es el opérculo torácico y el inferior el diafragma
(figura 1.8). Un plano horizontal del ángulo de Louis al cuarto disco intervertebral torácico lo
divide en mediastino superior e inferior y un plano vertical a la altura de la tráquea lo subdi-
vide en anterior y posterior.
En el mediastino anterior y superior se encuentra el timo o sus restos, el tronco venoso
braquiocefálico y la vena cava superior; en sentido ligeramente más dorsal está la porción
ascendente del cayado de la aorta y sus ramas: el tronco arterial braquiocefálico, la carótida y
la subclavia izquierdas.
El mediastino posterior y superior está ocupado por el esófago y el conducto torácico.
El mediastino anterior e inferior está limitado por el esternón y el pericardio, contiene
parte del timo o sus restos, nódulos linfáticos, venas y arterias mamarias internas.
El mediastino medio se encuentra ocupado por las estructuras comprendidas en el saco
pericárdico, la bifurcación de la tráquea, los hilios pulmonares y los nódulos linfáticos tra-
queobronquiales.
32
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO
De frente
vena yugular derecha vena yugular interna izquierda
tráquea esófago
tronco venoso braquiocefálico derecho tronco venoso braquiocefálico izquierdo
nervio frénico izquierdo nervio neumogástrico izquierdo
vena cava superior cayado de la aorta
aorta ascendente nervio recurrente izquierdo
pulmón izquierdo retraído
pulmón derecho retraído
pericardio
nervio frénico izquierdo
diafragma
Lado derecho
Lado izquierdo
arteria subclavia izquierda
vena subclavia izquierda
cadena simpática torácica izquierda
esófago
tráquea
nervio neumogástrico izquierdo
cayado de la aorta
aorta ascendente
vena pulmonar superior izquierda
arteria pulmonar izquierda
vena pulmonar inferior izquierda
bronquio principal izquierdo
nervio frénico izquierdo
nervios esplácnicos izquierdos
pericardio
diafragma
33
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
cas ese tejido laxo se transforma en tejido fibroso, lo que dificulta el abordaje quirúrgico de
estos órganos mediastinales.
El corazón se encuentra directamente atrás del esternón y sobresale más hacia el lado iz-
quierdo, de tal manera que el ventrículo izquierdo se puede palpar en la cara anterior del tó-
rax, cerca del borde esternal izquierdo y el choque de la punta es palpable a nivel del quinto
espacio intercostal y la línea medio clavicular.
La vena cava superior se localiza a la derecha de la aorta, sobre su cara anterior se encuen-
tra el nervio frénico derecho y los dos primeros cartílagos costales; hacia atrás y a la izquierda
la tráquea, el bronquio derecho y los nódulos linfáticos paratraqueales, y hacia afuera, la
pleura y el pulmón.
El cayado de la aorta monta sobre el bronquio principal izquierdo, el recurrente izquier-
do, rama del neumogástrico que pasa entre estos dos elementos anatómicos para ascender
hasta la laringe. En los tumores mediastinales esta relación anatómica da lugar al síndrome
broncorrecurrencial. El cayado de la vena ácigos pasa por encima del hilio pulmonar derecho
para desembocar en la vena cava superior.
El nervio frénico, que en el cuello se localiza sobre la cara anterior del escaleno anterior,
al pasar al tórax se coloca por delante del hilio pulmonar, se pega al pericardio hasta llegar al
diafragma, al que inerva. El neumogástrico se corre en el borde correspondiente del esófago,
pasa por detrás del hilio pulmonar, al pasar al abdomen el derecho se coloca sobre la cara pos-
terior del esófago y el izquierdo sobre su cara anterior y junto con los esplácnicos terminan en
el ganglio semilunar del plexo solar.
El conducto torácico penetra al tórax por el orifico aórtico del diafragma y corre sobre la
cara anterior de la columna vertebral hasta la cuarta vértebra dorsal, se desvía hacia arriba y
a la izquierda, a la altura de la apófisis transversa de la séptima vértebra cervical, forma un
gancho de concavidad inferior y desemboca en el ángulo de unión de las venas subclavia y
yugular interna izquierdas.
El simpático torácico se localiza al lado de la columna vertebral, sobre la cabeza de las cos-
tillas y cubierto por la pleura. Está formado por diez a doce ganglios de los que nacen los
esplácnicos mayor y menor, se dirigen hacia abajo, atraviesan el diafragma y terminan en el
ganglio semilunar correspondiente, para formar con el neumogástrico el plexo solar.
Diafragma
El diafragma es un músculo plano que separa el tórax del abdomen. Tiene una porción central
aponeurótica o centro frénico de cuyo contorno parten fascículos musculares que se insertan
en la pared torácica formando tres grupos: el de los fascículos esternales, que van de la hojuela
media al esternón; el de los fascículos costales que van de las hojuelas laterales a la cara in-
terna de las seis últimas costillas, y el de los fascículos lumbares que comienzan en la parte
posterior del centro frénico al arco fibroso del cuadrado lumbar o hiato diafragmático que a
la altura de la columna vertebral forman los pilares del diafragma (figura 1.9).
34
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO
Cara superior
Cara inferior
esternón
hiato de Morgagni
haces musculares del diafragma reborde costal
centro frénico
vena cava inferior
esófago
nervio neumogástrico aorta abdominal
nervios esplácnicos cisterna de Pecquet
ganglio semilunar del plexo solar músculo psoas seccionado
pilar izquierdo del diafragma
músculo psoas pilar derecho del diafragma
músculo cuadrado lumbar vértebra lumbar
El pilar derecho del diafragma se inserta en la cara anterior de la segunda y tercera vérte-
bras lumbares y el izquierdo sobre la segunda vértebra lumbar. Los dos pilares se entrecruzan
en la línea media formando dos orificios: uno anterior para el esófago y los neumogástricos, y
otro posterior llamado orificio aórtico. Los esplácnicos mayor y menor pasan a la altura de los
pilares del diafragma y son acompañados por las venas ácigos y el gran simpático.
El orificio de la vena cava inferior está situado en el punto de unión de la hojuela media con
la hojuela derecha del centro frénico, a cuya pared el tejido aponeurótico se adhiere íntima-
mente. El diafragma está inervado por los nervios frénicos y por los seis últimos intercostales.
SINOPSIS
1. En la cara posterior del tórax sobresale la apófisis espinosa de la séptima vértebra cervical o
prominente, que permite contar hacia abajo las vértebras dorsales.
35
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
3. La bifurcación traqueal se proyecta en la cara anterior del tórax a la altura del ángulo de Louis
y en la cara posterior entre la cuarta y quinta vértebras dorsales.
4. La porción torácica de la tráquea se relaciona por delante con el tronco venoso braquiocefálico
izquierdo, la aorta ascendente, el tronco arterial braquiocefálico y la carótida izquierda, hacia
atrás con el esófago, a la izquierda con el recurrente izquierdo y el cayado de la aorta, a la
derecha con la vena cava superior y la ácigos mayor.
5. La cara posterior de la tráquea se relaciona con el esófago, del que le separa una pequeña capa
de tejido celular laxo. Es el sitio de las fístulas traqueoesofágicas y del enclavamiento de los
cuerpos extraños, así como la vía de entrada de los gérmenes que producen las mediastinitis.
6. El bronquio principal derecho es más grueso, corto y vertical que el izquierdo, disposición que
permite a los cuerpos extraños penetrar más fácilmente en él.
7. El bronquio principal izquierdo es más delgado y horizontal, pasa por debajo del arco aórtico,
cruzando por delante del esófago, el conducto torácico y la aorta descendente.
8. Los alveolos tienen un diámetro de entre 0.1 y 0.3 mm y en conjunto ofrecen una superficie de
contacto entre la sangre y el aire de entre 40 y 80 metros cuadrados.
9. Los segmentos del lóbulo superior derecho son el apical, el posterior y el anterior. Del lóbulo
medio: el lateral y el medial. Del lóbulo inferior derecho son el superior, los basales medial,
anterior, lateral y posterior.
10. Los segmentos del lóbulo superior izquierdo son el apicoposterior, el anterior, el lingular su-
perior y el lingular inferior. Del lóbulo inferior izquierdo son el superior y los basales antero-
medial, lateral y posterior.
LECTURAS RECOMENDADAS
FUMAGALLI, Z.; MARINOZZI, G.; NESCI, E. Y SANTORO, A., Atlas fotográfico en color de anatomía macroscópica
humana, editorial Científico-Médica, Barcelona, 1975.
HAMILTON, W. J., Anatomía Humana, Publicaciones Cultural, 1983.
LÓPEZ, A. L., Atlas de Anatomía Humana, Interamericana, México, 1970.
ROUVIERE, H., Anatomie Humaine. Descriptive et Topographique, Masson Ed., París, 1927.
TESTUT, L. Y LATARJET, A., Compendio de anatomía humana, 17ª ed., Salvat Editores, 1945.
WILLIAMS, P. L. Y WARWICK, R., Gray's Anatomy, 36ª ed., W. B. Saunders, Philadelphia, EUA, 1980.
36
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
CAPÍTULO II
EMBRIOLOGÍA E HISTOLOGÍA
DEL APARATO RESPIRATORIO
Dra. Soledad Echegoyen Monroy
EMBRIOLOGÍA
Laringe
37
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
yemas pulmonares
bronquio principal derecho
tráquea
cavidad pleural
pleura visceral
bronquio principal derecho pleura parietal
bronquio lobar
capilares
capilares
pulmonares capilares
pulmonares
pulmonares
bronquiolo respiratorio
epitelio
bronquial
epitelio bronquial
bronquiolo
respiratorio
38
EMBRIOLOGÍA E HISTOLOGÍA DEL APARATO RESPIRATORIO
Pleuras
Diafragmas
El diafragma deriva de las siguientes estructuras: 1. El septum transversum, que forma la parte
tendinosa del diafragma; 2. Las dos membranas pleuroperitoneales; 3. Componentes muscu-
lares de la pared corporal lateral y dorsal y 4. El mesenterio del esófago, en el cual se desar-
rollan los pilares del diafragma.
39
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
tubo neural
notocorda
esófago
yema pulmonar
pliegue pleuropericárdico nervio frénico
tubo neural
esbozo vertebral
cavidad pleural aorta
esófago
pulmón
pleura visceral pleura parietal
membrana pleuropericárdica
cavidad pericárdica
pericardio
Circulación arterial
La arteria pulmonar proviene del sexto arco aórtico. Del lado derecho, la porción proximal se
convierte en el segmento proximal de la arteria pulmonar derecha, la porción distal pier-
de su conexión con la aorta dorsal y desaparece. Durante la vida intrauterina la parte dis-
tal del lado izquierdo persiste como conducto arterioso.
40
EMBRIOLOGÍA E HISTOLOGÍA DEL APARATO RESPIRATORIO
Tórax osteomuscular
El sistema musculoesquelético del tórax se desarrolla a partir de la hoja mesodérmica. Los so-
mitas se diferencian en esclerotoma y dermatomictoma. Los esclerotomas emigran hacia el cen-
tro para rodear a la médula espinal y la notocorda, dando origen a la columna vertebral. Los
miotomas provocan la formación de las fibras del sistema musculoesquelético de las paredes
del cuerpo.
Inervación toracopulmonar
El ectodermo también tiene representación en el aparato respiratorio, puesto que recibe iner-
vación de nervios craneales, del neumogástrico, glosofaríngeo, espinal, raquídeos y simpático.
Correlaciones clínicas
HISTOLOGÍA
Cavidades nasales
En la cavidad nasal podemos encontrar tres partes que se distinguen por el tipo diferente de
la membrana epitelial que las reviste:
41
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
1. El vestíbulo nasal: es una pequeña porción contigua a los orificios de la nariz provista
de folículos pilosos, glándulas sebáceas y sudoríparas.
2. La región respiratoria: está tapizada por la mucosa respiratoria formada por un epite-
lio cilíndrico ciliado pseudoestratificado con células caliciformes, estas células y las
glándulas endoepiteliales mantienen el epitelio nasal recubierto de moco. Se ha cal-
culado que la célula ciliada del aparato respiratorio tiene aproximadamente unos 200
cilios, que son prolongaciones del citoplasma cubiertas por una membrana. Cada cilio
está formado por dos microfilamentos centrales rodeados de nueve filamentos per-
iféricos que convergen al citoplasma de la célula. El movimiento ciliar permite trans-
portar secreciones y partículas depositadas en la superficie del epitelio respiratorio.
La lámina propia contiene fibras elásticas y colágenas en donde pueden observarse
linfocitos, células plasmáticas, macrófagos y leucocitos granulosos.
Laringe
Tráquea
La pared de la tráquea está formada por tres capas: la interna, que es la mucosa, la capa media
o submucosa y la externa o adventicia (figura 2.3).
42
EMBRIOLOGÍA E HISTOLOGÍA DEL APARATO RESPIRATORIO
1. Porción membranosa 6
2. Porción cartilaginosa
7
8
3. Submucosa
9
4. Glándula mucosa
5. Epitelio cilíndrico ciliado 1
9. Glándula mucosa 4
1 1. Cartílago traqueal
12. Epitelio cilíndrico ciliado
11
17
18
19
La mucosa: está formada por un epitelio cilíndrico ciliado pseudoestratificado con células
caliciformes que descansa sobre una membrana basal densa formada por fibras elásticas y
reticulares entretejidas. Tiene la lámina propia que es una delgada capa de fibras reticulares,
colágenas y elásticas; pequeños vasos; fibras nerviosas y células linfoides.
43
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
rran con una pared membranosa de tejido conectivo y músculo liso. El espacio entre cada ani-
llo está ocupado por tejido conectivo denso que se continúa con el pericondrio. En esta capa
encontramos también fibras musculares lisas, dispuestas fundamentalmente en sentido trans-
versal especialmente en la pared posterior que se entrelazan con otras en sentido vertical. En
esta adventicia se encuentran vasos nutricios, linfáticos, fibras nerviosas y nódulos linfáticos.
Se continúa esta estructura con la fascia cervical y con el tejido elástico mediastinal.
Bronquios
Los bronquios primarios son de estructura similar a la tráquea, sólo que el cartílago se encuen-
tra en pequeñas plaquitas irregulares en cuyo interior el músculo liso se organiza en forma
circular. A causa de la contracción de la musculatura lisa, la mucosa aparece surcada por una
serie de pliegues longitudinales, de suerte que la cavidad del bronquio afecta una forma
estrellada en las secciones transversales (figura 2.4).
El epitelio es cilíndrico ciliado pseudoestratificado con células caliciformes. Las glándu-
las se encuentran por fuera de la capa muscular. En la parte fibrosa se localizan ganglios y
nódulos linfáticos dispersos. A medida que los bronquios se subdividen (tercer orden), el
epitelio pseudoestratificado se hace columnar ciliado, abundan las células caliciformes, la
submucosa se adelgaza, disminuyen las glándulas y la adventicia pierde las plaquitas carti-
laginosas.
En los bronquiolos respiratorios (menos de 0.5 mm) el epitelio es cúbico y contiene célu-
las de Clara y desaparecen las caliciformes, no existen cartílago o glándulas y en sus paredes
ya se insinúan los sacos alveolares.
A los bronquiolos respiratorios le siguen los conductos alveolares, cuyas paredes están
formadas por una malla musculoelástica entre la cual los alveolos hacen protrusión hacia
fuera. Los conductos alveolares conducen a las estructuras terminales ciegas del árbol respi-
ratorio, los sacos alveolares, de cuyas paredes emergen los alveolos.
Alveolos pulmonares
La pared de los alveolos está formada por una simple capa de epitelio plano, descansa en una
trama de fibras reticulares elásticas y algunas de colágena que contienen fibroblastos,
macrófagos y linfocitos. Numerosos capilares se mezclan entre estas fibras y se adhieren al
epitelio alveolar. La membrana basal de las células del epitelio alveolar y de las células
endoteliales de los capilares se fusionan para formar una delgada membrana que permite que
los gases se difundan a través de ella (figura 2.5).
Tres tipos de células se pueden distinguir en el epitelio alveolar y son las células alveo-
lares epiteliales planas o neumocitos I, las células alveolares epiteliales granulosas o neumoci-
tos II, y los macrófagos alveolares.
44
EMBRIOLOGÍA E HISTOLOGÍA DEL APARATO RESPIRATORIO
Bronquio
5
6
1
7
8
9
10
2
11
Bronquiolo
12
3 13
14
15
16
17
4
18
19
FIG. 2.4. Estructura histológica de los bronquios. 1. Tráquea, 2. Bronquios lobares, 3. Bronquiolos
periféricos, 4. Bronquiolo respiratorio, conductos y sacos alveolares, 5. Epitelio bronquial,
6. Membrana basal, 7. Submucosa bronquial, 8. Fibras musculares lisas, 9. Glándulas mucosas,
10. Cartílago hialino, 11. Tejido conectivo peribronquial, 12. Sacos y conductos alveolares, 13. Septum
interalveolares, 14. Epitelio bronquial, 15. Tejido conectivo elástico, 16. Fibras musculares lisas,
17. Fibras elásticas peribronquiales, 18. Arteriola pulmonar, 19. Vénula pulmonar.
Los neumocitos I: son células largas y delgadas, de tal manera que su citoplasma casi no se dis-
tingue, su núcleo es pequeño y se encuentra en un extremo. La difusión de los gases se hace
a través de ellas.
45
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Los neumocitos II: son células de forma irregular, el núcleo es grande, redondo y prominente.
El citoplasma tiene numerosas mitocondrias y lisosomas. Estas células elaboran la substancia
surfactante pulmonar.
4 2
3
1
14
14
2
6
5 7
3 8
9
10
11
1 12
13
FIG. 2.5. Proyección de las cisuras, de los lóbulos y de los segmentos pulmonares en la superficie
del tórax. 1. Bronquiolo respiratorio, 2. Conductos alveolares, 3. Alveolos, 4. Capilares pulmonares,
5. Neumocito I, 6. Neumocito II, 7. Poro de Kohn, 8. Célula de Clara, 9. Célula indiferenciada,
10. Célula de Clara, 11. Célula serosa, 12. Célula ciliada, 13. Célula en cepillo.
46
EMBRIOLOGÍA E HISTOLOGÍA DEL APARATO RESPIRATORIO
De esta manera la membrana alveolocapilar está formada por: 1. El citoplasma de las célu-
las epiteliales, 2. La membrana basal del epitelio, 3. La membrana basal que cubre el endotelio
de los capilares y 4. El citoplasma de las células endoteliales de los capilares, todo en un arma-
zón formado por fibras reticulares, elásticas y de colágena. Las partes distales de los con-
ductos, sacos y alveolos tienen cierto número de comunicaciones: los poros de Kohn, que per-
miten una ventilación colateral entre los alveolos.
El pulmón está protegido exteriormente por la pleura, que es una túnica serosa integrada
por tejido conjuntivo, fibras elásticas y musculares lisas, revestida por un mesotelio.
Correlaciones clínicas
SINOPSIS
47
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
respiratorios se transforman en células delgadas y planas que dan origen a los alveolos primi-
tivos, que se encuentran rodeados de numerosos capilares sanguíneos. Hacia el final del sexto
mes aparecen los neumocitos tipo II, encargados de la producción de surfactante. El mesén-
quima que rodea a los tubos endodérmicos forma el estroma de los lóbulos pulmonares, los
cartílagos, el músculo liso y el tejido conectivo.
2. Las pleuras provienen de la gran cavidad celómica. El mesodermo que recubre la parte exter-
na del pulmón evoluciona para convertirse en la pleura visceral y el que recubre por dentro la
pared del tórax se transforma en la pleura parietal, dejando entre ambas la cavidad pleural.
3. El diafragma deriva del septum transversum, que forma la parte tendinosa del diafragma, de las
membranas pleuroperitoneales, de los componentes musculares de la pared corporal lateral y
dorsal y del mesenterio del esófago, en el cual se desarrollan los pilares del diafragma.
5. La caja osteomuscular proviene del mesodermo, los esclerotomas emigran hacia el centro para
rodear a la médula espinal y la notocorda, dando origen a la columna vertebral. Los miotomas
originan las fibras musculares del tórax.
7. La cavidad nasal tiene tres partes: el vestíbulo nasal, la región respiratoria y la región olfatoria.
El vestíbulo está provisto de folículos pilosos, glándulas sebáceas y sudoríparas. La región res-
piratoria está formada por un epitelio cilíndrico ciliado pseudoestratificado con células calici-
formes. La región olfatoria está recubierta por el epitelio olfatorio de tipo cilíndrico pseu-
doestratificado, formado por las células sensoriales u olfatorias y las células de sostén. En los
cornetes existen estructuras venosas que con ciertos estímulos se distienden y aumentan el
espesor de la mucosa.
9. La tráquea está formada por tres capas: la mucosa, la capa submucosa y la adventicia. La mucosa
tiene un epitelio cilíndrico ciliado pseudoestratificado con células caliciformes que descansa so-
bre una membrana basal. La submucosa tiene glándulas mucosas y serosas cuyos conductos lle-
gan a la luz traqueal. La adventicia está formada por fibras musculares lisas transversales y ver-
ticales y entre 16 y 20 anillos cartilaginosos en forma de U, que abarcan sus dos tercios y se
abren en su parte posterior donde se encuentra la porción musculomembranosa. Se encuentran
además vasos nutricios, linfáticos, fibras nerviosas y nódulos linfáticos.
10. Los bronquios son similares a la tráquea, sólo que el cartílago se encuentra en pequeñas
plaquitas irregulares y por dentro de ellas el músculo liso se organiza en forma circular. El
epitelio es cilíndrico ciliado pseudoestratificado con células caliciformes. Las glándulas se en-
cuentran por fuera de la capa muscular y a medida que se subdividen el epitelio se hace colum-
48
EMBRIOLOGÍA E HISTOLOGÍA DEL APARATO RESPIRATORIO
nar ciliado, la submucosa se adelgaza, disminuyen las glándulas y la adventicia pierde las
plaquitas cartilaginosas. En los bronquiolos respiratorios el epitelio es cúbico, desaparecen
las células caliciformes, no existe cartílago y en sus paredes se insinúan los sacos alveolares.
11. Los alveolos están formados por una capa de epitelio plano descansando en una trama de fibras
reticulares, elásticas y algunas de colágena que contienen fibroblastos, macrófagos y linfocitos.
De esta manera la membrana alveolocapilar está formada por: 1. El citoplasma de las células epi-
teliales, 2. La membrana basal del epitelio, 3. La membrana basal que cubre el endotelio de los
capilares y 4. El citoplasma de las células endoteliales de los capilares.
La pleura está integrada por tejido conjuntivo, fibras elásticas y musculares lisas revestida por
un mesotelio.
LECTURAS RECOMENDADAS
49
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
CAPÍTULO III
51
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Puesto que las células de los órganos del cuerpo no pueden disponer directamente del
oxígeno del medio ambiente, la función del aparato respiratorio consiste en conducir el oxí-
geno a través de las vías aéreas hasta los alveolos pulmonares donde atraviesa la membrana
alveolocapilar y es captado por la sangre, lo que se conoce como hematosis. El aparato car-
diovascular es el encargado de distribuirlo a todo el organismo. En sentido inverso la sangre
capta el CO2 producido a nivel celular y a través de los pulmones lo expulsa a la atmósfera
(figura 3.1). Para su estudio, este proceso puede subdividirse en cuatro aspectos funcionales:
a) Ventilación: es la entrada y salida del aire desde el exterior hasta los alveolos pul-
monares.
Función respiratoria
Ventilación
Difusión
Transporte
Circulación
FIG. 3.1. Recorrido que efectúa el aire desde el exterior hasta las células, en donde se lleva a cabo
el proceso bioquímico de la respiración y el camino de retorno al medio ambiente.
52
FISIOLOGÍA PULMONAR Y PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS
Ventilación
La ventilación tiene dos fases: una inspiratoria, durante la cual el aire penetra desde el exte-
rior hasta los alveolos pulmonares y una espiratoria, en la que el aire contenido en alveolos y
vías aéreas es expulsado hacia la atmósfera.
La ventilación se inicia con el paso del aire por las vías aéreas superiores. Al pasar por las
fosas nasales, se calienta y toma vapor de agua. Durante la inspiración en climas fríos o tem-
plados, el calor y el agua son intercambiados de la mucosa del aparato respiratorio al aire
inspirado, el calor por convección y el agua por evaporación. Este intercambio enfría la
mucosa, que recupera su temperatura durante la espiración. En esta forma el aparato respira-
torio modifica al aire inspirado para proteger al pulmón y recupera parte del calor y agua en
la espiración.
Las vías respiratorias superiores también tienen como función filtrar el aire. Las vibrisas
impiden el paso de partículas de gran tamaño. Al circular el aire por los cornetes, las partícu-
las en suspensión se ponen en contacto con la mucosa y muchas quedan adheridas a ella por
precipitación electrostática. Ya depositadas, las más grandes pueden ser expulsadas por me-
dio de los estornudos o de la tos. La mayor parte queda adherida a la capa de moco que
recubre la mucosa respiratoria y es transportada en forma ascendente por los cilios del epi-
telio respiratorio hasta la faringe, donde son deglutidas o expectoradas. En su recorrido des-
cendente el aire baja por la tráquea, los bronquios, bronquiolos y conductos alveolares hasta
llegar a los alveolos.
Durante la inspiración, la contracción de los músculos respiratorios produce la amplia-
ción de la caja torácica en todos sus diámetros; es decir, vertical, transversal y anteroposterior.
El aumento del diámetro transversal y anteroposterior se debe a la contracción de los múscu-
los intercostales externos, que elevan los arcos costales, dirigen los extremos anteriores de las
costillas hacia afuera y proyectan el cuerpo del esternón hacia adelante. La contracción del
diafragma aumenta el diámetro vertical.
Para una ventilación tranquila la contracción del diafragma es suficiente. En una ventila-
ción profunda y difícil, actúan los músculos inspiratorios accesorios, como son los escalenos,
esternocleiodomastoideos, trapecios, pectorales, romboides, serratos y los abdominales. Las
condiciones de la caja osteomuscular son importantes en la ventilación, ya que la parálisis
diafragmática, las fracturas costales, la osificación de los cartílagos costales o la pérdida de elas-
ticidad de las articulaciones costovertebrales y condrocostales son factores que disminuyen la
ventilación. El diafragma es importante en la producción de la tos, los estornudos, los bostezos
y el acto de sorber. Este cambio de volumen torácico produce un gradiente de presión negativa
intratorácica, menor a la atmosférica, que favorece la entrada del aire (figura 3.2).
53
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Deslizamiento pleural
Elasticidad pulmonar
Dilatación alveolar
y de las vías aéreas
Surfactante
Dilatación torácica
transversal y
anteroposterior
Contracción diafragmática
54
FISIOLOGÍA PULMONAR Y PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS
ESP. INSP. 1s
50
Aire
corriente 25
0
−25
( /min)
−50
600
400
Volumen
(ml) 200
0
5
Presión
intratorá- −5
0
−10
(cm H2O) −15
cica
−20
Presión
intrapul- 5
−5
0
monar
(cm H2O)
FIG. 3.3. Esquema que establece la relación entre la presión intrapulmonar y la intratorácica
al movilizarse 500 cc de aire durante una respiración estando el sujeto en reposo (aire corriente).
55
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Durante la inspiración los alveolos aumentan de tamaño, los bronquios se dilatan y abren
sus ángulos de bifurcación, los vasos pulmonares se alargan y se dilatan. Aumenta de esta
manera el volumen y la capacidad de los sistemas aéreo y vascular.
La distribución del aire no es estrictamente uniforme, es menor en las partes altas debido
a la distinta movilidad de la pared torácica. El mediastino se alarga durante la inspiración y
se acorta durante la espiración. Normalmente no tiene movimientos de lateralidad porque las
presiones son iguales en ambas cavidades pleurales. Del volumen de aire que ingresa durante
la inspiración, una tercera parte ocupa los conductos aéreos y las otras dos llegan hasta los
sacos alveolares, en donde se lleva a cabo la hematosis. Al espacio integrado por las vías
aéreas de conducción, es decir, desde las fosas nasales hasta el bronquiolo terminal, se le co-
noce como espacio muerto anatómico.
En condiciones patológicas existe el espacio muerto funcional, que comprende además
del anatómico el aire que se encuentra en los alveolos ventilados pero no perfundidos y que
por consiguiente no participan en la hematosis. En el individuo sano, en reposo, los espacios
muertos anatómico y funcional son prácticamente idénticos.
Se llama ventilación alveolar a la cantidad de aire que entra y sale de los alveolos y por con-
siguiente, que participa directamente en el intercambio gaseoso. Los alveolos con ventilación
deficiente no oxigenan completamente la sangre capilar pulmonar, lo que produce hipoxemia
arterial. La ventilación alveolar depende de la frecuencia respiratoria, el aire circulante y la
magnitud del espacio muerto. Otra de sus características es que aumenta o disminuye en
relación con la cantidad de O2 requerido por los tejidos. Durante el ejercicio la ventilación
aumenta en forma proporcional al O2 que los músculos necesitan.
Al aumento de volumen del pulmón durante la inspiración se oponen dos fuerzas: la elas-
ticidad pulmonar y la resistencia de las vías aéreas. La primera se debe a la presencia de fibras
elásticas a nivel del intersticio alveolar y del tejido conectivo elástico peribronquial, así como
a la tensión superficial intraalveolar. Otro factor que interviene en ésta es la tensión superficial
intraalveolar, que es la fuerza adherente entre las moléculas de agua en la superficie de sepa-
ración aire-líquido y que tiende a disminuir el tamaño del alveolo.
La distensibilidad, en tanto, es la capacidad que tiene el pulmón para aumentar de
tamaño. Se mide como la relación que existe entre el volumen de aire que entra a los pulmones
(cambio de volumen) y el gradiente de presiones establecido (cambio de presión). La disten-
sibilidad pulmonar varía normalmente con la edad del individuo. Son más distensibles los
pulmones del anciano, por tener menor cantidad de tejido elástico, que los del joven. En
condiciones patológicas la distensibilidad también se modifica, ya que disminuye en los pul-
mones fibrosos por cambios en la colágena y aumenta en los enfisematosos por ruptura de las
fibras elásticas. En sentido inverso, la retracción elástica es mayor en los jóvenes que en los
ancianos, así como también en los pulmones que contienen la máxima cantidad de aire,
debido a que las fibras elásticas se encuentran a su máximo estiramiento. Un hecho impor-
tante es que la tensión superficial cambia inversamente según el grado de expansión del
alveolo, es decir, hay más tensión superficial cuando el alveolo está expandido que cuando
disminuye de tamaño.
56
FISIOLOGÍA PULMONAR Y PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS
Mecánica de la respiración
El estado espiratorio basal o de reposo depende de dos fuerzas antagónicas pero equili-
bradas: el rebote elástico del pulmón, que tiende a disminuir el volumen pulmonar y el
rebote elástico del tórax, que tiende a aumentar el volumen torácico. Ambas fuerzas opues-
tas conservan la presión intrapleural negativa normal, dado que se ejercen en las superficies
pleurales. Los músculos respiratorios deben ejercer suficiente fuerza para vencer dos tipos
de resistencia: a) la elástica y b) la no elástica.
a) Resistencia elástica: durante la inspiración, la fuerza muscular restira los tejidos elásticos
del pulmón y tórax y hace que aumente el volumen pulmonar y se almacene energía
potencial en dichos tejidos. La fuerza necesaria depende sólo del cambio total de volu-
men y en consecuencia, se mide en condiciones estáticas con el tórax en reposo.
57
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Trabajo de la respiración
1. Volumen corriente o aire corriente (AC): es la cantidad de aire que entra o sale de los
pulmones durante cada movimiento respiratorio, estando el sujeto en reposo, general-
mente es de unos 400 a 500 mililitros.
2. Volumen inspiratorio de reserva (VIR): es la máxima cantidad de aire que puede ser
inhalada después del nivel de una inhalación tranquila, y se considera aproximada-
mente de 3 000 mililitros.
58
FISIOLOGÍA PULMONAR Y PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS
3. Volumen espiratorio de reserva (VER): es la máxima cantidad de aire que puede ser
expulsado mediante una espiración forzada después del nivel de una espiración tran-
quila y es de aproximadamente 1 100 mililitros.
4. Volumen residual (VR): es el aire que queda en los pulmones después de una espiración
forzada, aproximadamente es de 1 200 mililitros.
Volúmenes y capacidades
VRI
CV AC
CPT
VRE
VR
CV = Capacidad vital
CPT = Capacidad pulmonar total
AC = Aire corriente
VRI = Volumen de reserva inspiratoria
VRE = Volumen de reserva espiratoria
VR = Volumen residual
1. Capacidad pulmonar total (CPT): es la máxima cantidad de aire contenida en los pul-
mones después de una inspiración máxima, aproximadamente 5 800 mililitros.
2. Capacidad vital (CV): es la máxima cantidad de aire que puede espirarse después de
una inspiración máxima, aproximadamente 4 600 mililitros.
3. Capacidad inspiratoria (CI): es el volumen corriente más el volumen inspiratorio de re-
serva, aproximadamente 3 500 mililitros.
59
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Capacidad vital cronometrada (CVC): puede ser medida en el tiempo, para lo cual se pide
al sujeto que al llegar a la inspiración máxima realice la espiración lo más rápida y completa
posible, haciendo su máximo esfuerzo. En el sujeto normal la capacidad vital cronometrada
se lleva a cabo en tres segundos, y la curva que se obtiene permite medir varios volúmenes
(figura 3.5).
60
FISIOLOGÍA PULMONAR Y PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS
Los valores que se mencionan corresponden a los valores promedios para adultos jóvenes
normales. En las mujeres son 20 a 25% más bajos. La posición puede afectar los volúmenes y
capacidades. En decúbito las vísceras ejercen presión sobre el diafragma y el volumen san-
guíneo pulmonar aumenta, lo que disminuye los volúmenes pulmonares. Otros factores que
afectan las capacidades son la distensibilidad pulmonar y la fuerza muscular.
VMF
Flujo (L/s)
VEF1
CV
VF50
VF75-25
s Capacidad vital
V = x 4
61
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
2. La pletismografía usa una caja hermética que se parece a una cabina telefónica dentro
de la cual el sujeto se sienta y respira a través de una boquilla que se puede cerrar
mediante un obturador, para detener el flujo de aire. Cuando intenta inhalar contra el
obturador cerrado, cambia el volumen del tórax y expande el aire que hay en los pul-
mones. Esto disminuye la presión que se mide en el interior de la boquilla. La expansión
del tórax eleva además la presión en el interior del pletismógrafo al comprimir el aire
que rodea al sujeto. La CRF se mide al aplicar la Ley de Boyle: a temperatura constante,
la presión de un gas varía en forma inversamente proporcional a su volumen. El pletis-
mógrafo mide el volumen total de aire en el tórax durante la maniobra respiratoria, in-
cluso el que haya quedado atrapado por vías respiratorias cerradas o en otros espacios.
En los sujetos normales son prácticamente iguales las mediciones de la CRF por dilución
y pletismografía. En los pacientes con vías respiratorias obstruidas o enfermedad bulosa, el
volumen comunicante puede ser considerablemente menor que el pletismográfico y la dife-
rencia ser una medida del volumen atrapado.
La relación que existe entre los volúmenes pulmonares y los diferentes grados de presión
intratorácica durante el ciclo respiratorio se puede estudiar mediante una curva de pre-
sión/volumen. Puesto que la resistencia elástica se refiere al estado de distensión pulmonar,
una línea que una los puntos finales tanto de la inspiración como de la espiración, (en los cua-
les ya no hay flujo aéreo) representa la presión necesaria para vencer la resistencia elástica en
cualquier momento del ciclo respiratorio. La diferencia entre ésta y la presión intratorácica
representa la presión necesaria para vencer las resistencias no elásticas en ese momento.
En la figura 3.6 se representa el trabajo mecánico de los pulmones durante el ciclo respi-
ratorio. El área del trapezoide (O, A, C, D) sirve para calcular el trabajo necesario para vencer
62
FISIOLOGÍA PULMONAR Y PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS
las resistencias elásticas y el área de la curva (A, B1, C, B2) para calcular el trabajo mecánico
necesario para vencer las resistencias no elásticas durante la inspiración y la espiración.
La porción de la curva que está a la derecha de la línea ABC representa el trabajo mecáni-
co necesario para vencer las resistencias no elásticas durante la inspiración, mientras que la
porción que está a la izquierda de la línea ABC representa el trabajo mecánico para vencer las
resistencias no elásticas durante la espiración.
En un sujeto que tenga obstrucción de la vía aérea por broncoespasmo la curva de pre-
sión/volumen está aumentada en su diámetro transversal y muestra un incremento impor-
tante en la presión requerida para vencer las resistencias no elásticas tanto durante la
inspiración como la espiración (figura 3.6).
D C
1000 1000
p.
es
800 PE
800
Volumen (ml)
Volumen (ml)
400 400
200 200
p.
i ns
A
0 -2 -4 -6 -8 0 -2 -4 -6 -8
Presión (cm H2O) Presión (cm H2O)
Difusión
63
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
1. Gradiente de presiones que se establece entre el alveolo y la porción venosa del capilar
pulmonar. Esta diferencia de presiones de los gases hace que difundan del sitio en que
se encuentran a mayor presión hacia el sitio donde ésta es menor.
Normalmente la presión parcial del O2 a nivel del aire alveolar es mayor que en la sangre
del capilar pulmonar, por lo que pasa del alveolo hacia el capilar a través de la membrana
alveolocapilar, oxigenando la sangre.
Con el CO2 sucede lo contrario, su presión parcial es mayor a nivel de la porción veno-
sa del capilar pulmonar y por tanto difunde hacia el alveolo, para ser eliminado durante la
fase respiratoria de la ventilación. Mientras mayor sea el gradiente, mayor será la velocidad de
difusión. La hiperventilación produce elevación de este gradiente y por lo tanto aumento de la
velocidad de difusión de los gases.
Ventilación
uniforme
Sangre venosa
A B
Sangre arterial
Flujo sanguíneo
uniforme
64
FISIOLOGÍA PULMONAR Y PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS
65
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Estas capas anatómicas determinan la distancia de difusión, es decir, el camino que tienen
que recorrer los gases para llegar del alveolo a la sangre, o viceversa. El grosor de esta mem-
brana es aproximadamente entre 0.5 y 2 micras. En condiciones normales y en reposo se con-
sidera que el O2 utiliza un tiempo aproximado de 0.25 a 0.30 segundos para recorrerla. La
velocidad con que el CO2 difunde a través de la membrana alveolocapilar es 20 veces mayor
que la del O2. En cada ciclo se difunden 250 ml de O2 y se excretan 200 ml de CO2.
Cualquier alteración en las estructuras anatómicas que incremente el grosor de la mem-
brana, disminuye la difusión pulmonar y se pueden localizar a nivel del alveolo (edema,
secreciones), en el epitelio alveolar (alveolitis) o en el intersticio (fibrosis o edema).
La superficie que ocuparía la membrana alveolocapilar considerando todo el pulmón es
aproximadamente de 70 m2. En condiciones de reposo sólo se encuentra en actividad 20%
(14 m2), por lo que las alteraciones en la difusión también pueden producirse por disminución
del área de difusión: una neumonectomía o el enfisema pulmonar con destrucción extensa del
parénquima pulmonar, dan lugar a una disminución del número de membranas funcionantes,
lo cual se manifiesta por hipoxemia, especialmente durante el ejercicio.
Los adelantos tecnológicos logrados en los últimos tiempos en los analizadores automáti-
cos de gas y de reacción rápida, han facilitado mucho las pruebas de medición de la capacidad
de difusión de la membrana alveolocapilar por medio del monóxido de carbono, gas adecuado
para este objeto por su especial capacidad para combinarse con la hemoglobina. Los valores
normales estimados con el método de respiración única de CO están en límites de 15 a 40 ml
de CO por minuto por mm de Hg de gradiente de presión. La capacidad de difusión del O2
es igual al del CO por 1.23.
La capacidad de difusión no es una constante fisiológica, ya que durante el ejercicio los ca-
pilares pulmonares se dilatan y se abren otros que no estaban funcionando, por lo que la
capacidad de difusión puede aumentar entre tres a cuatro veces su valor de reposo.
El trastorno moderado de la difusión se manifiesta por saturación normal de O2 arterial en
reposo y disminución de ésta durante el ejercicio. El trastorno grave de la difusión se mani-
fiesta por baja saturación de O2 arterial en descanso y durante el ejercicio. Si se proporciona
oxígeno inhalado, la saturación de O2 arterial asciende a cifras normales.
Las enfermedades con alteraciones a nivel de la membrana alveolocapilar producen tras-
tornos en la difusión; como en la fibrosis pulmonar idiopática, el lupus eritematoso, el esclero-
derma, el carcinoma de células alveolares, las metástasis linfangíticas difusas pulmonares, la
histiocitosis, la asbestosis, y la beriliosis.
Otras enfermedades con trastornos en la difusión incluyen aquellas que disminuyen la
superficie alveolocapilar: el enfisema, la tromboembolia pulmonar y toda alteración que cause
pérdida extensa del tejido pulmonar funcional.
66
FISIOLOGÍA PULMONAR Y PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS
H
un incremento semejante al principio o en el fin de H3C
C
CH=CH2
la curva casi no modifica la saturación (figura 3.9). N
++
Este comportamiento explica la captación de
N
C
órganos. Esta curva también sufre desviaciones a la CH2
H
67
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
100
80
% de saturación de O2
60
40
20
0 20 40 60 80 100
Presión en mHg
100
2,3 DPG
PaCO2
80 ToC
pH 2, 3 DPG
PaCO2
ToC
% de saturación de O2
60 pH
40
68
FISIOLOGÍA PULMONAR Y PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS
El CO2 transportado por la Hb no se encuentra como el O2 unido al grupo Hem, sino com-
binado con el radical amina (NH2) de la globina. Este factor también contribuye a mantener
el equilibrio ácido básico. Igual sucede cuando se combina con los grupos amina de otras pro-
teínas.
La mayor parte del CO2 pasa al interior del eritrocito y por acción de la anhidrasa car-
bónica se combina con el agua dando ácido carbónico (H2CO3) que se disocia inmediatamente
en ion H y en ion bicarbonato (HCO3-), y que al combinarse con el Na+ forma una parte im-
portante del sistema buffer del organismo (figura 3.10).
Disuelto
O2 O2
O2
+
NA + CI- CI- HbO2
+
HCO3- HCO3- K+
Hb+H
- +
H+H+RNHCOO
H2CO3- H2CO3
carbóidrasa
nica
RNH2
Anh
H2O H2O
CO2 +HHb
HHbCO2
CO2 CO2
Disuelto Disuelto
H2O
Alveolo Plasma Eritrocito
H2O
Disuelto Disuelto
CO2
HHbCO CO2 2
HHb + CO2
+
carbónicsa
+
a
H2O H2O
Anhidra
RNH2
H2CO3 H2CO3
-
Hb+H
+
H+H+RNHCOO
K+ HCO3- HCO3-
+
HbO2 CI- CI- +Na+
69
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Circulación
En la circulación pulmonar o menor, el ventrículo derecho impulsa la sangre por las arterias
pulmonares hasta los capilares pulmonares, donde se lleva a cabo la hematosis y la sangre ar-
terializada regresa por las venas pulmonares al ventrículo izquierdo para ser distribuida al
resto del cuerpo a través de la circulación sistémica o general.
La circulación pulmonar difiere de la sistémica en que la primera es un sistema de flujo
alto, de gran capacidad de distensión, de presión, de resistencia y tono vasomotor bajos. Lo con-
trario sucede con la circulación arterial sistémica, a pesar de que ambas manejan el mismo
volumen sanguíneo.
Esto se explica, por una parte, debido a que los vasos pulmonares son muy distensibles
por su estructura elástica y, por otra parte, a que sus paredes son relativamente delgadas.
Tiene además la característica que durante el ejercicio admite incrementos del gasto cardiaco
que exceden los valores de reposo, sin que aumente mucho la presión arterial.
Conviene recordar también que: a) el lecho vascular pulmonar también es capaz de actuar
como reservorio, ya que puede almacenar hasta 15% del volumen sanguíneo, b) actúa como
filtro al atrapar émbolos evitando que éstos lleguen a la circulación sistémica y obstruyan
vasos de otras partes del organismo, c) proporciona una gran superficie para la absorción de
líquido pulmonar gracias a que la presión hidrostática del capilar pulmonar (5-8 mmHg) es
menor que la presión coloidosmótica de las proteínas del plasma (25 mmHg), lo que impide
la trasudación del suero sanguíneo hacia el alveolo. Esto explica el enorme poder del pulmón
para absorber líquido alveolar, y la acción terapéutica de los aerosoles.
La presión dentro de las arterias pulmonares está regulada por: el sistema nervioso
autónomo, diversas substancias químicas, la respiración y la densidad sanguínea. Las arterias
y las venas pulmonares están ricamente inervadas, en especial las arteriolas de diámetro
menor a medio milímetro. Estas arteriolas poseen una capa media de músculo liso que les per-
mite regular su calibre dando lugar a variaciones en la resistencia al flujo sanguíneo.
En relación con las substancias químicas, el vasoconstrictor más potente lo constituye el des-
censo del O2 alveolar a través de la célula cebada pulmonar. Con la hipoxia esta célula libera
mediadores como la histamina y la prostaglandina F2. La hipoxia también actúa directamente
sobre las células del músculo liso, originando su despolarización y por lo tanto la contracción.
Las aminas simpaticomiméticas como la angiotensina, la bradiquinina, etc., modifican la
resistencia arterial pulmonar, aunque en menor grado.
Durante la inspiración, debido a la disminución en la presión intratorácica, la presión
dentro de la circulación pulmonar también disminuye. El aumento del hematócrito y por lo
tanto de la viscosidad sanguínea incrementa la resistencia arterial pulmonar sólo en grado
moderado.
Normalmente el flujo sanguíneo no se distribuye en forma uniforme en todo el pul-
món, es mayor en las regiones bajas donde es más elevada la presión arterial y menor en
las altas. Conviene recordar que esto no se acompaña de cambios equivalentes en la ventila-
ción.
70
FISIOLOGÍA PULMONAR Y PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS
El pulmón se puede dividir en zonas según las relaciones entre la presión alveolar (Palv),
la presión arterial pulmonar (PAP) y la presión venosa pulmonar (PVP) o presión auricular
izquierda (figura 3.11).
La presión en la arteria pulmonar es de 16/7 mmHg, la presión media es de 10 mmHg, en
el lecho vascular pulmonar de 7-8 mmHg y en la vena pulmonar de 2-3 mmHg. La hiperten-
sión pulmonar ha sido definida arbitrariamente como elevación de la presión de la arteria pul-
monar mayor de 30/15 o 20 mmHg en la presión arterial media.
En la actualidad las presiones dentro del sistema pulmonar se pueden medir intro-
duciendo un catéter delgado que tiene un pequeño globo en su punta, desde la vena cefálica
o basílica del miembro superior derecho hasta la aurícula, ventrículo y arteria pulmonar. En
esta forma se miden las presiones en la aurícula y ventrículo derecho, en la arteria pulmonar
y la presión en cuña, que da en forma indirecta la presión en la aurícula izquierda. Si se com-
binan estos datos con el gasto cardiaco se puede calcular la resistencia total al flujo de sangre
dentro del circuito menor.
La distribución del flujo pulmonar se mide fácilmente con substancias radiactivas, como
agregados de albúmina marcados con I 125 o Xe 133, disuelto en solución salina, que se puede
detectar mediante contadores externos después de la inyección intravenosa. Útil en el diag-
nóstico de pacientes con sospecha de embolia pulmonar.
Las anormalidades del volumen y la distribución del flujo sanguíneo pulmonar pueden
deberse a enfermedades que afectan a los propios vasos sanguíneos o que los obstruyan
(vasculitis, embolias), a cortos circuitos intrapulmonares (fístula arteriovenosa), a alteraciones
parenquimatosas pulmonares (atelectasia, consolidación, enfisema, fibrosis, quistes, bulas), o
a reactividad de los mismos (vasoconstricción secundaria a hipoxia alveolar).
Zona 1
PA Pa Pv
Alveolar Zona 2
Arterial Venosa Pa PA Pv
PA
FIG. 3.11. El flujo sanguíneo no se distri-
Pa Pv
71
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Control de la respiración
Existe una coordinación nerviosa entre los aparatos respiratorio y cardiovascular, cuya
función es mantener las cantidades adecuadas de O2 y CO2 de acuerdo con las necesidades
metabólicas del organismo. Los centros coordinadores se encuentran a nivel del bulbo y de la
protuberancia anular y están íntimamente relacionados con los grupos neuronales del neu-
mogástrico.
El corazón tiene capacidad de regularse intrínsecamente por sus células especializadas,
que forman impulsos rítmicos. En el músculo liso arterial se han descrito dos tipos de fibras
nerviosas, ambas simpáticas: unas son adrenérgicas y producen vasoconstricción mediante la
liberación de norepinefrina y las otras producen vasodilatación mediada por acetilcolina, his-
tamina u otra substancia transmisora desconocida. El concurso equilibrado de estos dos tipos
de fibras regula el tono vascular. Pero también existen receptores de membrana capaces de
intervenir en las modificaciones del calibre vascular.
72
FISIOLOGÍA PULMONAR Y PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS
El centro respiratorio se localiza a nivel del bulbo raquídeo, por debajo de la parte inferior
del cuarto ventrículo. Consta de dos grupos de neuronas, las del grupo respiratorio dorsal,
cercanas al núcleo del tracto solitario, con actividad únicamente inspiratoria, y el grupo ven-
tral, localizado en los núcleos ambiguo y retroambiguo; tiene neuronas inspiratorias y espira-
torias. Estos grupos neuronales se autoexitan y autoinhiben, lo que da lugar a una descarga
rítmica que puede ser modificada por los centros superiores (figura 3.12).
Centros respiratorios
CENTRO NEUMOTÁXICO
V PROTUBERANCIA
VII
VIII
4o
VENTRÍCULO CENTRO ESPIRATORIO
IX
X
XI BULBO
RAQUÍDEO
CENTRO
INSPIRATORIO
<PARED
TORÁCICA
PULMÓN PULMÓN
DER. IZQ.
DIAFRAGMA
En la protuberancia se localiza el centro apnéusico, que recibe señales del grupo dorsal del
bulbo y a su vez envía impulsos inspiradores y por tanto su función es facilitar la inspiración.
Por encima de este centro se encuentra el neumotáxico, cuya actividad es periódica y actúa
sobre las neuronas bulbares produciendo el cambio obligado de inspiración a espiración,
probablemente inhibiendo en forma periódica al centro apnéusico y excitando la espiración.
Estos centros también reciben y envían señales a centros superiores capaces de modificar
el patrón ventilatorio, como los del hipotálamo sensibles a las variaciones de temperatura al
encéfalo, probablemente a nivel de los lóbulos frontales para hacer consciente la respiración y
actuar sobre ella en forma voluntaria.
Los centros respiratorios bulbares reciben señales tanto intra como extrapulmonares de
tipo mecánico y químico. Las señales más importantes que intervienen en la regulación de la
73
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
respiración son de naturaleza química: hipercapnia, hipoxemia y acidosis, captadas por qui-
miorreceptores centrales situados a nivel del bulbo raquídeo y periféricos situados en los
cuerpos carotídeos y aórticos (figura 3.13).
Regulación de la respiración
REGULACIÓN QUÍMICA REGULACIÓN NEURAL
+ BARORRECEPTORES
CO2 (VÍA H DEL L.C.R.)
INTRAPULMONARES A:
ESTIRAMIENTO
IRRITACIÓN
YUXTACAPILARES
MECANORRECEPTORES
IMPULSOS AFERENTES
PARA ESTORNUDAR,
TOSER, BOSTEZAR,
CENTROS TRAGAR, VOMITAR
RESPIRATORIOS
CORTEZA CEREBRAL
O2H (VÍA CUERPOS
AÓRTICO Y CAROTÍDEO)
FIG. 3.13. La respiración está regulada por quimiorreceptores y neurorreceptores. Los primeros
se localizan en el bulbo raquídeo y en los cuerpos carotídeos y aórticos, los segundos en los alveolos,
la mucosa bronquial, los vasos pulmonares, en otros sitios periféricos y en la corteza cerebral.
74
FISIOLOGÍA PULMONAR Y PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS
b) Los receptores a la irritación: están situados en plena mucosa bronquial, muy cerca de
su luz, son excitados por numerosos factores de índole física o química (frío, gases
irritantes, polvo, etc.) y se les atribuye la génesis de los suspiros ocasionales que ayu-
dan a combatir el colapso alveolar.
c) Los receptores y/o yuxtacapilares: se localizan a nivel del intersticio alveolocapilar y son
estimulados por cualquier situación que origine la presencia de líquido en el intersti-
cio o en los alvéolos pulmonares, como la congestión pulmonar, las microembolias, la
inhalación de irritantes como el cloro, etcétera.
Vías de conducción
Las vías aferentes están a cargo de las fibras nerviosas del neumogástrico y del glosofaríngeo,
cuyas terminaciones se localizan a nivel de los receptores señalados, las cuales reciben la señal
y la transportan por estas vías hasta las neuronas bulbares.
Las vías eferentes viajan por la médula espinal, llegan hasta las motoneuronas de las astas
anteriores y por los nervios motores llegan a los músculos respiratorios. Si la respuesta con-
siste en producir broncoconstricción o estimular la producción de moco, las vías eferentes son
conducidas a través del neumogástrico hasta las fibras musculares lisas o hacia las glándulas
seromucosas de la pared bronquial. Las células caliciformes no tienen inervación aparente.
En resumen: las neuronas inspiratorias bulbares reciben información a través del neumo-
gástrico, de los quimio y mecanorreceptores y generan impulsos que se dirigen a las neuronas
bulbares de función inspiratoria, al centro apnéusico y a través de la médula espinal hasta los
nervios motores que inervan los músculos respiratorios, producen su contracción e inician el
movimiento inspiratorio. Cuando las descargas inspiratorias son de cierta magnitud, el cen-
tro neumotáxico inhibe al centro apnéusico, a las neuronas inspiratorias bulbares y envía
impulsos a las neuronas espiratorias, cambiando de inspiración a espiración.
RESPIRACIÓN CELULAR
Al principio del capítulo señalamos que la respiración forma parte del metabolismo celular y
tiene por objeto obtener energía química proveniente de moléculas orgánicas complejas como
los glúcidos, lípidos y proteínas, mediante reacciones de oxidación-reducción.
En estas reacciones los electrones se transfieren desde un dador de electrones (agente re-
ductor, como la glucosa) hasta un aceptor de electrones (agente oxidante, como el O2) y se
degradan para producir moléculas más sencillas como el ácido láctico, acético, CO2, amo-
niaco o urea. Este proceso es catalizado enzimáticamente y va acompañado de liberación de
75
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
FASE I
ATP ATP ATP
ADP+P1
ADP+P1 ADP+P1
ATP ADP+P1
FASE II ATP ATP
PIRUVATO ATP
Acetil-CoA
ADP+P1
ATP
FASE III
Fosforilación
oxidativa
Transporte
electrónico ADP+P1
ATP
O2
76
FISIOLOGÍA PULMONAR Y PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS
Fase I. Las grandes moléculas nutritivas se degradan. Los polisacáridos hasta hexosas o pen-
tosas; los lípidos hasta ácidos grasos, glicerina y otros componentes, y las proteínas hasta
aminoácidos.
Fase II. Los productos anteriores se convierten en intermediarios más sencillos. Las hexosas,
las pentosas y la glicerina se degradan pasando por ácido pirúvico, intermediario de tres car-
bones, hasta una forma más sencilla de dos carbones, el grupo acetilo del acetil-CoA.
Fase III. Finalmente este grupo tiene una ruta catabólica final hasta la oxidación a CO2 y H2O.
77
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
proviene de la oxidación de los glúcidos, de los ácidos grasos y de los aminoácidos en la Fase II
del catabolismo.
Organograma respiratorio
GLUCOSA
Piruvato
2H CO2
Acetil-CoA
Oxalacetato Citrato
cis-Aconitato
Ciclo de los ácidos
tricarboxílicos
Malato Isocitrato
CO2
Succimil-CoA
Succinato
2H 2H 2H 2H
NAD+
ADP+P1
Flavoproteína
ATP
y fosforilación oxidativa
Transporte electrónico
Coenzima Q
ADP+P1
Citrocromo b
ATP
Citrocromo c
ADP+P1
Citrocromo a3
ATP
78
FISIOLOGÍA PULMONAR Y PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS
Su naturaleza cíclica contrasta con la secuencia lineal de la glucólisis. En cada vuelta del
ciclo de Krebs se incorpora una molécula de ácido acético (dos átomos de carbono), en forma
de acetil-CoA, combinándose con una molécula de ácido oxalacético (cuatro carbones) para
formar el ácido cítrico (seis carbones). Éste se degrada seguidamente a través de una secuen-
cia de reacciones que produce dos moléculas de CO2 y regenera el ácido oxalacético (cuatro car-
bones). Comienza entonces otra vuelta del ciclo por reacción del ácido oxalacético con otra mo-
lécula de acetil-CoA. De este modo, en cada una de las vueltas del ciclo se incorpora una
molécula de ácido acético, se forman dos moléculas de CO2 y se utiliza una molécula de oxala-
cetato para formar citrato, pero ésta se regenera al final del ciclo. Por tanto, no hay pérdida neta
de oxalacetato. Basta una molécula de oxalacetato, si no se elimina por reacciones laterales,
para llevar a cabo la oxidación de un número ilimitado de moléculas de acetato. Cada una de
las reacciones del ciclo es catalizada por una enzima específica.
Los pares de electrones o de iones de H procedentes de los intermediarios del ciclo de los
ácidos tricarboxílicos circulan a lo largo de la cadena respiratoria hasta el O molecular. Este
proceso llamado transporte electrónico es la fuente principal de las actividades celulares, ya
que libera una gran cantidad de energía, la mayor parte de la cual se conserva en forma de
energía de enlace fosfato del ATP, en el proceso denominado fosforilación oxidativa. Las enzi-
mas de oxidorreducción que participan en el transporte electrónico están incrustadas en la
membrana mitocondrial interna.
La cadena respiratoria de las mitocondrias está constituida por la secuencia NADH,
NADH-deshidrogenasa, proteína ferro-sulfurada, ubiquinona y citocromos b, c1, c, a y a3.
Algunas reacciones del transporte electrónico van acompañadas de absorción o formación de
iones H+. El transporte electrónico desde el NADH hasta el oxígeno se realiza con una gran
disminución de energía libre, que se conserva parcialmente gracias a la fosforilación acoplada
del ADP a ATP.
El ATP, así formado, no actúa en realidad como depositario de energía química, sino como
trasmisor o transportador de esta energía. Algunas células poseen fosfatos, que son los alma-
cenadores de energía, ej. la fosfocreatina, la fosfoarginina y el polimetafosfato. La energía del
ATP al degradarse en ADP y P, se utiliza en la biosíntesis (trabajo químico), en el transporte
activo (trabajo osmótico) y en la contracción muscular (trabajo mecánico).
Por consiguiente, la glucólisis libera solamente una fracción muy pequeña de la energía
química potencialmente asequible en la estructura de la molécula de glucosa. Se libera mucha
más energía cuando ésta se oxida completamente a CO2 y H2O.
Glucólisis:
Glucosa --> 2 lactato (−47.0 kcal mol-1)
Oxidación completa:
Glucosa + 6 O2 --> 6 CO2 + 6 H2O (−686.0 kcal mol−1)
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
SINOPSIS
1. El objetivo de la respiración externa es llevar el O2 desde el exterior hasta las células del orga-
nismo, a la vez que el CO2, producto final del metabolismo celular se moviliza en sentido in-
verso. Este proceso se subdivide en: ventilación, difusión, transporte y circulación.
2. Ventilación es la entrada y salida del aire desde el exterior hasta los alvéolos. Se produce por
cambios de volumen torácico al moverse las costillas por contracción de los músculos respira-
torios. El diafragma es uno de ellos. El líquido pleural y las serosas pleurales facilitan estos cam-
bios. La elasticidad pulmonar se debe a las fibras elásticas del intersticio alveolar y del tejido
conectivo elástico peribronquial, así como a la tensión superficial intraalveolar, la cual dismi-
nuye gracias a que los alvéolos están recubiertos de la substancia surfactante. Las vías aéreas
también participan en la ventilación, ya que durante la inspiración los bronquios se dilatan y
abren sus ángulos de bifurcación y los vasos pulmonares se alargan y se dilatan.
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FISIOLOGÍA PULMONAR Y PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS
inspiración y por encima se encuentra el neumotáxico, cuya actividad es periódica, actúa sobre
las neuronas bulbares produciendo el cambio obligado de inspiración a espiración, probable-
mente inhibiendo en forma periódica al centro apnéusico y excitando la espiración. La regu-
lación química depende de la hipercapnia, la hipoxemia y la acidosis, captadas por quimior-
receptores centrales situados a nivel del bulbo raquídeo y periféricos situados en los cuerpos
carotídeos y aórticos.
8. La respiración forma parte del metabolismo celular y tiene por objeto obtener energía química
proveniente de moléculas orgánicas complejas como los glúcidos, lípidos y proteínas, mediante
reacciones de oxidación-reducción.
9. Las grandes moléculas nutritivas se degradan hasta convertirse en intermediarios más senci-
llos: hexosas, pentosas, glicerina y aminoácidos, que tienen una ruta catabólica final hasta la
oxidación a CO2 y H2O.
10. La producción de energía a partir de la glucosa se inicia con la glucólisis, que es la degradación
anaeróbica de la glucosa hasta ácido láctico y se lleva a cabo en el citoplasma celular.
11. El metabolismo aeróbico de la respiración tiene lugar en las mitocondrias, que es donde se lle-
van a cabo las reacciones del ciclo de los ácidos tricarboxílicos, del transporte electrónico y de
la fosforilación oxidativa. Las enzimas del transporte electrónico y de la fosforilación oxida-
tiva se hallan localizadas en la membrana interna, mientras que las del ciclo del ácido tricar-
boxílico se hallan en gran parte de la matriz.
12. Los iones de H procedentes de las reacciones intermediarias del ciclo de Krebs circulan a lo
largo de la cadena respiratoria hasta el O molecular. Este proceso llamado transporte elec-
trónico, libera una gran cantidad de energía que se conserva en forma de energía de enlace fos-
fato del ATP, en el proceso denominado fosforilación oxidativa.
13. El ATP es transmisor o transportador de energía, ya que los almacenadores son la fosfocreatina,
la fosfoarginina y el polimetafosfato. La energía del ATP al degradarse en ADP y P, se utiliza en la
biosíntesis (trabajo químico), en el transporte activo (trabajo osmótico) y en la contracción
muscular (trabajo mecánico).
LECTURAS RECOMENDADAS
CANON, F. W., Fisiología Médica, 14ª ed, El Manual Moderno, México DF, 1994.
COMROE, J., The Lung. Clinical Physiology and Pulmonary Function Tests, 2a ed., Year Book Medical
Publishers, EUA, 1964.
CHÁVEZ, R. I., Cardioneumología fisiopatológica y clínica, Universidad Nacional Autónoma de México,
Facultad de Medicina, México, 1973.
CHERNIACK, R. M. Respiration in Health and Disease, W. B. Saunders, Philadelphia, EUA, 1962.
GONZÁLEZ, Z. A., Elementos de Fisiología Pulmonar, imprenta Martínez, México DF.
GUYTON, G. A., Textbook of Medical Physiology, 9a ed., W. B. Saunders, Philadelphia, EUA, 1994.
JENSEN, D., Fisiología, Interamericana, México DF, 1979.
LAGUNA, J., Bioquímica, 2ª ed., 4ª reimp., La Prensa Médica Mexicana, 1970.
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
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CAPÍTULO IV
ESTUDIO CLÍNICO
DEL ENFERMO RESPIRATORIO
Dr. Rufino Echegoyen Carmona
A pesar de los adelantos tecnológicos de los últimos tiempos, el estudio clínico del enfermo
sigue siendo la base para establecer el diagnóstico y el tratamiento.
La medicina persiste como una ciencia y un arte. Una ciencia en cuanto utiliza los
conocimientos fisicoquímicos y biológicos para saber de las enfermedades que aquejan al
hombre. Esto nos ha permitido conocer etiopatogenias con expresión molecular y al mismo
tiempo las medidas terapéuticas son cada vez más específicas. Es un arte en cuanto su apli-
cación depende en gran parte de la relación que se establece entre el médico y el enfermo.
Por consiguiente, su objetivo es diagnosticar, prevenir, curar y comprender a cada sujeto en-
fermo.
Las enfermedades son procesos biológicos desarrollados en un organismo por un agente
causal, en un tiempo determinado. Sin embargo, los organismos no reaccionan igual frente a
un mismo agente sino en forma semejante. Cada organismo desarrolla la enfermedad a su
modo. Las semejanzas han permitido armar cuadros patológicos e identificarlos como enti-
dades nosológicas. Al médico no debe bastarle conocer la enfermedad, sino sus manifesta-
ciones peculiares en el sujeto de estudio.
El paciente es un ser humano que busca la comprensión de otro ser humano para aliviar
su padecimiento. El clínico no es un robot que ejecuta actos y acumula datos. Es un ser que
piensa, agrupa e interpreta los datos a medida que los obtiene y que puede regresar sobre sus
pasos para complementarlos. A la vez que elabora un diagnóstico efectúa una terapia, ya que
consigue la confianza y prepara al enfermo hacia el proceso de curación o adaptación, en el
peor de los casos.
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Se revisarán los siguientes síntomas: tos, expectoración, hemoptisis, vómica, disnea, cianosis,
disfonía y dolor torácico, señalando su mecanismo de producción y sus características. Se
agregarán otros síntomas no respiratorios pero que se presentan frecuentemente, como son: la
fiebre y la pérdida de peso.
Es importante señalar que en todos los síntomas se debe investigar la fecha de inicio y los
fenómenos que lo exacerban o que lo suprimen. En ocasiones es útil que el paciente señale la
causa probable del padecimiento, como en el caso de los traumatismos o aspiración de cuer-
pos extraños.
Tos
Es la expulsión brusca del aire contenido en los pulmones y se manifiesta por un ruido pro-
ducido en la laringe. Tiene por objeto expulsar las secreciones o los cuerpos extraños con-
tenidos en las vías aéreas.
En la mayor parte de los casos es un arco reflejo cuyo punto de partida lo producen estí-
mulos como el humo de tabaco, el polvo, los gases irritantes, el aire frío o los cuerpos extraños
que actúan sobre sitios sensibles del aparato respiratorio como la nariz, laringe, faringe,
tráquea, bronquios o pleura parietal. Los estímulos a nivel alveolar o pleural no producen tos.
Estos impulsos son transportados por el neumogástrico, el glosofaríngeo o por ramas sensiti-
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ESTUDIO CLÍNICO DEL ENFERMO RESPIRATORIO
vas de nervios raquídeos hasta centros tusígenos en el bulbo raquídeo. La respuesta es una ins-
piración profunda seguida de una espiración brusca con glotis cerrada que produce la tos y se
lleva consigo las substancias contenidas en las vías aéreas. El reflejo puede partir de otros sitios
sensibles como la piel, el estómago u otras vísceras.
La tos también puede ser producida por angustia, miedo o deseo consciente con objeto de
atraer atención. La tos que tiene su origen en el tórax se llama tos respiratoria y habitualmente
se acompaña de expectoración. La extrarrespiratoria parte de otros sitios del organismo.
Dentro de ella se encuentra la psicógena y la que conscientemente produce el enfermo.
A la tos se le investiga si es seca o húmeda, si es en tosiduras aisladas o en accesos, si es
postural, emetizante o disneizante, su horario y su frecuencia.
Tos emetizante: se da en accesos, tan intensa que se acompaña de vómito. Se produce por con-
tractura brusca del diafragma sobre el estómago, lo que hace vaciar su contenido.
Tos postural: se presenta cuando el paciente adopta determinada posición, como el decúbito o
de pie. Indica movilización de secreciones que necesitan ser expulsadas.
Expectoración
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
b) Expectoración purulenta: es de color y consistencia variable. En todos los casos nos in-
dica que el sujeto tiene un proceso infeccioso, a veces es líquida y fácilmente expulsa-
ble, otras es adherente, formando verdaderos gargajos. El color puede ser amarillo,
verde, negro, gris o achocolatado y nos orienta para determinar el agente etiológico,
así tenemos:
Herrumbrosa: que es de color café‚ rojizo, como el ladrillo o la herrumbre, está forma-
da por pus mezclado con sangre, y la encontramos en la neumonía neumocóccica.
Asalmonada: que es de aspecto mucoso, aereada, pero uniformemente teñida de un
color rosado, proviene de los alveolos y es típica del edema agudo pulmonar.
Aframbuesada: que es típica de las neumonías por Klebsiella.
Hemoptoica: está rayada de sangre, puede ser mucosa, purulenta o mucopurulenta, la
sangre proviene de capilares rotos o de mucosa bronquial despulida.
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ESTUDIO CLÍNICO DEL ENFERMO RESPIRATORIO
Vómica
Es la expulsión brusca por la boca, de una cantidad importante (más de 50 cc), de expectoración
purulenta, habitualmente fétida, que se presenta durante un acceso de tos y cuando se adopta
una determinada posición. Si el pus se encontraba en una cavidad cerrada hasta ese momento,
la irrupción brusca se acompaña de sensación de desgarradura interna. Si se produce en varios
tiempos, se le llama vómica fraccionada. Se investigará la cantidad, el color, la fetidez y la fre-
cuencia con que se produce. A veces con la vómica mejora el estado general del paciente.
La encontramos en los pacientes con absceso pulmonar, empiema o absceso hepático abierto
a bronquios.
Hemoptisis
Es la salida brusca por boca y nariz de sangre que proviene de las vías respiratorias o que éstas
le sirven de paso. La sangre es de color rojo claro, como salida de una herida, aereada y sin
coágulos. La hemoptisis se presenta con tos, suele ser precedida de cosquilleo en la tráquea,
sensación de hervor retroesternal y es seguida de expectoración hemoptoica. Se produce por
efracción de capilares (traqueítis, bronquitis), por la ruptura de un vaso de mayor calibre (tu-
berculosis, bronquiectasias, cáncer pulmonar), o de un aneurisma intracavitario de Rasmussen
(tuberculosis), que vierten su sangre a las vías aéreas. Debe diferenciarse de la hematemesis,
epistaxis y gingivorragia.
La hematemesis es de origen digestivo, con vómito de restos alimenticios, de color rojo
obscuro, con coágulos, no es seguida de hemoptoicos ni posteriormente de melena.
La epistaxis es sangre que proviene de la nariz, es de color rojo brillante, sin coágulos, al
levantar la cabeza escurre hacia las coanas y faringe, y puede producir tos, el cambio de la vía
de paso del sangrado, nariz o faringe, dado por la posición de la cabeza y la sensación de
escurrimiento por la faringe hace la diferencia con la hemoptisis y con la hematemesis.
En las gingivorragias la sangre procede de las encías, es obscura y mezclada con pus;
habitualmente no es abundante y sale cuando el paciente aprieta los labios y comprime las
encías. Es frecuente en las piorreas.
En los casos de hemoptisis se debe investigar su cantidad y frecuencia, y determinar si la
cantidad es importante, ya que hay las fulminantes que matan al enfermo. En las hemoptisis
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
grandes el enfermo arroja 250, 500 o más mililitros y puede presentar palidez, mareos,
taquicardia e hipotensión arterial. Hay hemoptisis mínimas, como simples esputos de pura
sangre. Determinar la frecuencia es necesario para precisar el número de veces que el enfer-
mo expulsa sangre y el intervalo con que se producen.
Disnea
Es la sensación subjetiva de falta de aire, con sensación de asfixia y opresión torácica. Es también
la observación objetiva de dificultad respiratoria, con alteraciones en la frecuencia (polipnea,
bradipnea), en las fases respiratorias (inspiración o espiración) y en el ritmo respiratorio (res-
piración de Biot, Kussmaul o Cheyne Stokes). Otras manifestaciones son el aleteo nasal, los tiros
intercostales, el respirar con la boca abierta y el uso de músculos accesorios de la respiración.
La disnea se presenta cuando las células del organismo no reciben la cantidad de O2 nece-
sario para la actividad que desarrollan o cuando hay un exceso de CO2 en la sangre. Puede ser
de origen respiratorio, cardiovascular, nervioso, sanguíneo o tóxico. Independientemente de
su causa, la disnea se clasifica en:
Disnea de grandes esfuerzos: cuando el paciente la percibe al subir una escalera de un piso, esto
es, con el esfuerzo de ascender.
Disnea de pequeños esfuerzos: cuando se manifiesta al vestirse, comer, peinarse o a los esfuerzos
que efectúa al arreglarse.
Disnea de decúbito: cuando se tiene la sensación de falta de aire al adoptar el decúbito y se debe
sentar para evitarlo.
Disnea paroxística: es la que se presenta en forma súbita cuando el paciente se encontraba nor-
mal y de pronto tiene sensación y dificultad para respirar. La encontramos en el asma bronquial.
Cianosis
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ESTUDIO CLÍNICO DEL ENFERMO RESPIRATORIO
Disfonía
Dolor torácico
Dolor punzante: es intenso, pungitivo, de aparición brusca, con contracción de los músculos
intercostales que inmovilizan la caja torácica en el lado afectado.
Dolor transfictivo: es más intenso que el anterior, con sensación de que atraviesa el cuerpo,
causa sensación de opresión torácica, constante, disminuye la respiración y hace que el enfer-
mo se encorve.
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Dolor urente: es superficial, localizado, con sensación de quemadura, de ardor y que aumenta
al roce.
Dolorimiento: dolor difuso, con sensación de cansancio, sin localización precisa, de inicio y
duración irregular. Se produce frecuentemente por la contracción prolongada de los múscu-
los del tórax, especialmente los posteriores, producida por posiciones impuestas en ciertas
ocupaciones.
En cuanto a la localización del dolor debemos precisar el sitio del tórax donde se encuen-
tra, ya que nos permite conocer el hemitórax y el órgano afectado. El dolor de los nervios in-
tercostales se irradia hacia delante y hacia abajo, siguiendo el trayecto y las ramificaciones de
éstos. En los intercostales inferiores la irradiación suele ser hacia el abdomen. El dolor diafrag-
mático se irradia hacia el hombro y la cara lateral del cuello correspondiente. El dolor de ori-
gen cardiaco se irradia al cuello, hombro y brazo izquierdos.
También debemos determinar si el dolor es continuo o intermitente. En este caso se inves-
tiga la hora en que empieza, su duración y relación con los intervalos de descanso. Si no es
diario se preguntará cada cuando se presenta.
Para determinar los factores que lo exacerban es necesario preguntar si el dolor está relacio-
nado con la tos, la respiración, el esfuerzo, la presión sobre el tórax o los cambios de posición.
Fiebre
Es la elevación de la temperatura corporal por arriba de la normal, que es, de 36.5 a 37.0 °C;
la fiebre generalmente está determinada por alguna patología. Aunque no es un síntoma
propio del aparato respiratorio lo incluimos por la frecuencia con que acompaña a estas
enfermedades. Entre la etiología de la fiebre se ha señalado la acción de pirógenos de origen
microbiano, de necrosis celular o de origen exógeno que actúan sobre los centros térmicos lo-
calizados en el piso del III ventrículo.
En los casos de fiebre se debe estudiar su inicio e intensidad, el tipo de fiebre y si presenta
o no remisiones ya que puede iniciarse en una forma brusca o insidiosa. El inicio brusco lo
observamos en la neumonía neumocóccica, el insidioso en la tuberculosis o el cáncer pul-
monar. También es necesario cuantificarla con un termómetro, en caso contrario su intensidad
se valorará por los síntomas que le acompañan, como pueden ser malestar general, cefalea,
escalofrío, polipnea y taquicardia. La presencia de estos síntomas nos indica que la fiebre es
elevada. Existen varios tipos de fiebre, como pueden ser:
Fiebre continua: es una fiebre en meseta que permanece sin cambios durante varios días.
Fiebre remitente: es la que tiene remisiones entre uno y dos grados pero la temperatura no se
normaliza.
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ESTUDIO CLÍNICO DEL ENFERMO RESPIRATORIO
Fiebre intermitente: se caracteriza por picos térmicos entre los cuales la temperatura es normal.
Fiebre ondulante: las ondas febriles se elevan lentamente con duración de entre dos y tres sem-
anas, permanecen estacionarias unos días y luego decrecen en forma progresiva.
Fiebre héctica: fiebre prolongada con grandes oscilaciones que se acompañan de un importante
ataque al estado general.
Febrícula: es la fiebre poco elevada, continua o intermitente pero que no supera los 37.8 a 38 gra-
dos centígrados.
Remisión: es la forma como termina la fiebre y que puede ser por lisis o crisis. La terminación
por crisis se refiere a un fin brusco, la terminación por lisis se hace lentamente.
Pérdida de peso
Los signos físicos se refieren a los datos obtenidos por medio de la exploración física del enfer-
mo. Los datos que se obtienen durante la inspección son los cambios en la forma y el volumen
del tórax que generalmente están alterados en el tórax enfisematoso, raquítico, infundibular,
en el pectum excavatum y el fibrotórax, entre los que se encuentran los siguientes:
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Tipo respiratorio es la forma como se mueve el tórax durante los movimientos respiratorios.
La respiración puede ser costal superior, inferior o abdominal.
Respiración superficial es la disminución en la amplitud de los movimientos respiratorios.
Tiro es la depresión de los espacios intercostales durante la inspiración. Puede ser bilateral
o unilateral. Se debe a la presencia de algún obstáculo en las vías aéreas, lo que hace que la
presión atmosférica deprima las partes blandas. El tiro también puede ser supraesternal y
supraclavicular. En los niños suele presentarse en el epigastrio.
Dolor pleural. Es de tipo punzante localizado en el costado del hemitórax enfermo, que aumen-
ta con la tos, los movimientos respiratorios, el ejercicio y la presión. Desaparece al formarse el
derrame pleural.
Amplexación. Cuantifica los movimientos respiratorios en sentido transverso. Puede ser supe-
rior, media o inferior.
Sonido claro pulmonar. Es el que se escucha al percutir la cara anterior del tórax sobre el segun-
do espacio intercostal en un sujeto normal.
Sonido mate. Se obtiene al percutir zonas sólidas o sin aire, semejante a lo que se escucha al per-
cutir el muslo o la región deltoidea. En el tórax se produce cuando hay una condensación pul-
monar o un derrame pleural.
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ESTUDIO CLÍNICO DEL ENFERMO RESPIRATORIO
Sonido submate. Es un sonido intermedio entre el claro pulmonar y el mate, semejante al que
se escucha el percutir la región escapular.
Sonido hiperclaro. Es una exageración del claro pulmonar. Se escucha cuando el pulmón con-
tiene más aire del normal, como en el enfisema pulmonar.
Sonido timpánico. Se presenta cuando el aire se encuentra libre y a tensión en la cavidad pleu-
ral, como en el neumotórax.
Soplo glótico o laríngeo. Es el ruido que se produce por el paso del aire en la laringe. Se escucha
tanto en la inspiración como en la espiración, es intenso y de tonalidad alta.
Murmullo vesicular. Se produce por el paso del aire de los bronquiolos a los alveolos.
Ruido respiratorio. Es el ruido que se escucha al colocar el estetoscopio en la superficie del tórax
y está formado por una mezcla del soplo laríngeo y el murmullo vesicular. Se escucha durante
la inspiración y en la primera parte de la espiración (cuadro 4.1).
Respiración pueril. Es propia de los niños, se produce porque el murmullo vesicular es más
intenso. Se escucha en las regiones inferiores del tórax si la persona respira profundamente.
Respiración ruda. El ruido respiratorio se escucha más intenso y se produce por dificultad al
paso del aire por las vías respiratorias.
Ruido respiratorio con espiración prolongada. El ruido respiratorio es de mayor duración que el
inspiratorio y se debe a obstrucción de las vías aéreas periféricas.
Estertores. Son ruidos que se originan en los alveolos o en los bronquios de mediano y peque-
ño calibre por conflicto hidroaéreo cuando en ellos se encuentran líquidos o secreciones.
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Soplo glótico
RUIDO RESPIRATORIO Resultante de + (RR)
Murmullo vesicular
Traquial T
Estridor
Bronquial B
Roncantes (R)
Bronquiales
Silbantes (S)
Grandes burbujas
Estertores (E)
Subcrepitantes
RUIDOS AGREGADOS
Broncoalveolares Crepitantes
Tubario T
Soplos
Clavitario C
Pleural
Frotes
Pericárdico
Broncofonía (Br)
VIBRACIONES VOCALES V.V. Alteraciones
Pectoriloquia (P)
Estertores crepitantes. Se producen al llegar el aire a los alveolos pulmonares cuando éstos están
ocupados por líquido. Se escuchan al final de la inspiración y semejan al ruido que se produce
al frotar en dos dedos un mechón de pelo.
Estertores subcrepitantes. Se producen por la explosión de burbujas al pasar el aire por bron-
quios ocupados por secreciones fluidas. Se escuchan en los dos tiempos de la respiración. Se
dividen en estertores subcrepitantes de burbujas grandes, medianas y finas dependiendo de las
vías aéreas donde se producen.
Estertores silbantes. Son semejantes a un silbido con una tonalidad alta y se producen en las
vías respiratorias finas.
Estertores roncantes. Se escuchan como ronquidos, de tonalidad baja y se producen en las vías
respiratorias gruesas.
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ESTUDIO CLÍNICO DEL ENFERMO RESPIRATORIO
Soplo tubario. Es el soplo laríngeo trasmitido a través de una condensación pulmonar y aus-
cultado en la superficie del tórax. Se parece al ruido que se produce al soplar por un tubo.
Frote pleural. Se produce por el frotamiento de las pleuras parietal y visceral despulidas. Se-
meja al ruido producido al frotar las dos manos, se escucha en los dos tiempos de la respi-
ración y se deja de oír al suspenderla.
Frote pericárdico. Es un ruido semejante al anterior pero que se escucha en el área precordial.
Tiene un ritmo igual al cardiaco y no desaparece al suspender la respiración.
Vibraciones vocales. Es la sensación auditiva o palpable que se percibe en la superficie del tórax
como resultado de la transmisión de las vibraciones producidas en la laringe al emitirse una
palabra y que se conducen a través del aire de las vías aéreas. Generalmente se le pide al pa-
ciente que repita la palabra “uno” o “treinta y tres”, debido a que éstas son más sonoras.
Broncofonía. Es la auscultación de las vibraciones vocales en forma intensa pero sin percibir
con precisión la palabra emitida. Puede ser áfona o sonora dependiendo de la intensidad con
que se emite la voz.
Aleteo nasal. Son movimientos de las alas de la nariz durante la respiración cuando el enfermo
tiene dificultad en el momento de la ventilación.
Ingurgitación yugular. Es cuando se observa a la yugular externa llena de sangre cuando el en-
fermo está sentado o en posición de Fowler. Indica dificultad en el retorno venoso hacia el
corazón.
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Tono muscular. Es el estado de contracción en que se encuentran los músculos estando el suje-
to en reposo. Si está aumentado se dice que hay hipertonía o contractura, si está disminuido
se habla de hipotonía o flacidez.
Con los síntomas y signos señalados anteriormente se pueden integrar los siguientes sín-
dromes clínicos:
Síndrome febril. Aumento de la temperatura, cefalea, dolorimiento del cuerpo, astenia, polip-
nea y taquicardia.
Síndrome de supuración pulmonar. Integrado por el síndrome febril más vómica. Nos indica la
existencia de cavidades en el tórax, donde se ha acumulado material necrótico: abscesos,
quistes infectados, empiemas abiertos a bronquios.
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ESTUDIO CLÍNICO DEL ENFERMO RESPIRATORIO
Síndrome clínico de dificultad respiratoria. Se integra con aleteo nasal, tiros intercostales o supra-
claviculares, polipnea, cianosis, taquicardia. Habla de pacientes con hipoxemia.
Síndrome clínico de dificultad respiratoria crónica. Polipnea, aleteo nasal, telangiectasia en cara,
cianosis de mucosas y conjuntivas, dedos en palillo de tambor, uñas en vidrio de reloj, disnea
de medianos a pequeños esfuerzos.
Síndrome de Claudio Bernard Horner. Se presenta con miosis, enoftalmos y ptosis palpebral. Es
resultado de la compresión paralítica del tercer ganglio simpático cervical. Se observa en los
tumores del vértice pulmonar o del mediastino posterosuperior.
Síndrome de Sjögren. Integrado por xeroftalmía (queratoconjuntivis seca que puede producir
ulceraciones en la córnea), xerostomía (resequedad de boca y lengua), artritis reumatoide,
esclerodermia, tos, disnea y fibrosis pulmonar.
Síndrome de Mendelson. Se presenta con aspiración de contenido gástrico, tos, disnea, sibilan-
cias, taquicardia, cianosis.
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Síndrome del pletórico cianótico. Integrado por disnea, polipnea, aleteo nasal, cianosis de con-
juntivas y mucosas, reforzamiento del segundo ruido en foco pulmonar, estertores roncantes
y subcrepitantes e ingurgitación yugular, taquicardia, hepatomegalia.
Síndrome del soplador rosado. Disnea espiratoria con labios fruncidos, estertores silbantes, colo-
ración rosada de las mejillas y labios, tórax en tonel, respiraciones cortas y superficiales, hiper-
sonoridad pulmonar, ruidos respiratorios disminuidos, vibraciones vocales disminuidas,
ruidos cardiacos velados.
La historia clínica es el documento escrito que relata el estado de salud o enfermedad actual
de una persona, relacionado con sus antecedentes clínicos.
Reconocer el estado de salud o enfermedad es hacer un diagnóstico que se refiere a la
situación del paciente en el momento en que se elabora su historia clínica y que puede estar
íntimamente relacionada con patologías heredadas, enfermedades sufridas por el sujeto con
anterioridad o por las condiciones de su habitación, su alimentación y sus hábitos.
La historia clínica es un documento útil que permite acumular experiencias, establecer
unidades patológicas y clasificar nosológicamente las enfermedades. Sirve en investigaciones
clínicas, en estudios estadísticos, como instrumento médico-legal y durante la enseñanza de
la medicina. Ningún programa de computación que recabe información puede sustituir a la
historia clínica elaborada por un médico, ya que carece de esa relación humana básica para un
buen diagnóstico y tratamiento.
Una buena historia clínica es la que permite llegar a un diagnóstico al terminar su lectura.
Debe estar redactada en términos médicos, sin exceso de palabras pero tampoco en forma te-
legráfica. No debe usarse un estilo novelesco. Su secuencia debe ser lineal y lógica de principio
a fin, sin tener que regresarse o releerla en busca de datos correlacionados. El diagnóstico se
elabora a medida que se avanza en su lectura. El orden en que se obtienen los datos para una his-
toria clínica es diferente al orden en que se redactan. Esto es lógico, pues lo primero que le inte-
resa al paciente durante la entrevista es referir el padecimiento motivo de la consulta médica.
El diagnóstico requiere conocer las manifestaciones de la enfermedad expresadas por
medio de los síntomas y signos, los cuales se recogen por el interrogatorio y la exploración
física. La historia clínica se divide en 1. Interrogatorio y 2. Exploración física.
Interrogatorio
Es una serie lógica de preguntas que se hacen al enfermo o a sus familiares sobre su condición
clínica y tiene por objeto conocer datos que no pueden obtenerse con la exploración física del
enfermo.
98
ESTUDIO CLÍNICO DEL ENFERMO RESPIRATORIO
Puede ser directo, cuando el enfermo se encuentra en condiciones de poder contestar o in-
directo, cuando se hace a un niño o a un adulto que no puede responder por encontrarse con-
fuso, débil o en estado comatoso. Su amplitud es variable según las circunstancias, pero es
conveniente seguir ciertas normas generales que permitan hacerlo metódico y completo. El
interrogatorio revela la experiencia clínica del médico.
El interrogatorio se inicia con el estudio de la enfermedad motivo de la consulta.
Habitualmente el enfermo está deseoso de relatar su padecimiento, por lo que es conveniente
darle tribuna libre, esto es, dejar que lo relate con sus propias palabras. El lenguaje que usa
puede indicar su procedencia, nivel cultural, ocupación y habilidad para expresarse. La
amplitud de la tribuna libre está en función del comportamiento del paciente. Si es una per-
sona verborreica hay que controlarla, si es parca en sus relatos hay que estimularla mediante
un interrogatorio dirigido que permita indagar cada uno de los síntomas, sus características
y su evolución. Con esto el clínico tendrá una idea de la enfermedad, del órgano o aparato
afectado. Se considera terminado el interrogatorio cuando se tiene un diagnóstico de pre-
sunción, que se completará o modificará con la exploración física.
El interrogatorio debe comprender los siguientes datos: a) ficha de identificación, b) ante-
cedentes clínicos (familiares, personales patológicos y personales no patológicos, c) padeci-
miento actual, d) interrogatorio por aparatos y sistemas, e) síntomas generales, y f) terapéutica
empleada.
a) Ficha de identificación. Se integra con el nombre, sexo, edad, estado civil, ocupación, lu-
gar de nacimiento, de residencia, grado de instrucción, fecha y lugar de elaboración,
si es una institución médica se anota el pabellón, el número de cama, el número de
expediente y la fecha de ingreso. La ficha de identificación no incluye la religión que
profesa el enfermo, ya que la finalidad de la historia clínica es sobre su salud o su
enfermedad. Si en el curso del tratamiento se encuentra que es necesario indagar
sobre su religión, se preguntará en forma concreta en cada caso particular. La ocu-
pación se refiere a la que desempeña el paciente en el momento de elaborar la histo-
ria clínica. Si ha tenido otras ocupaciones en el curso de su vida y éstas son causales
del padecimiento actual, entonces se relatarán en los antecedentes personales y no
patológicos.
99
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
e) Síntomas generales. Se refiere a los síntomas que sin ser del aparato respiratorio acom-
pañan a la enfermedad principal o de otras partes del cuerpo.
Exploración física
Es el estudio del organismo humano mediante los sentidos, se inicia desde que el paciente
entra al consultorio. Se realiza aplicando las maniobras básicas de propedéutica médica como
son la inspección, palpación, percusión y auscultación, siguiendo una secuencia y una técni-
ca correcta con objeto de formar un hábito que excepcionalmente deje escapar algo funda-
mental.
El orden con que se redactan dentro de la historia clínica es diferente al de su obtención.
La exploración se inicia por la parte del cuerpo relacionada en el padecimiento actual y des-
pués los otros segmentos corporales de acuerdo con los datos obtenidos. Se relatarán los sig-
nos físicos relacionados con la patología respiratoria. Para la exploración de los segmentos
corporales diferentes al tórax conviene consultar los libros de propedéutica médica.
La exploración física comprende: a) signos vitales, b) habitus exterior, c) cabeza, d) cuello,
e) tórax, f) abdomen, y g) extremidades.
100
ESTUDIO CLÍNICO DEL ENFERMO RESPIRATORIO
a) Signos vitales. Éstos son: la presión arterial, la frecuencia del pulso y la respiración, la tem-
peratura, la estatura y el peso del enfermo. Es conveniente anotarlos al principio de la
exploración física con objeto de tenerlos en cuenta y relacionarlos con el resto de datos.
c) Cabeza. Se divide en cráneo y cara. Se anotarán todos los datos obtenidos con las dife-
rentes maniobras de exploración.
101
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
a
1 1 a
b b 1
2 2 a
c c 2
3 3
d 3 b
FIG. 4.1. Líneas y regiones de la cara anterior, posterior y lateral del tórax en las cuales
se referirán los datos obtenidos durante la exploración física del tórax.
Región supraclavicular: tiene hacia abajo la clavícula, hacia arriba y afuera el trapecio, arriba y
adentro el esternocleidomastoideo.
Región infraclavicular: arriba está limitada por la clavícula, abajo por la cuarta costilla, adentro
por el esternón y afuera por la línea axilar anterior.
Región basal anterior: por arriba está limitada por la cuarta costilla, abajo por el reborde con-
drocostal, adentro por el esternón y afuera por la línea axilar anterior.
En la cara posterior tenemos como líneas verticales a la media espinal, que se corresponde
con las apófisis espinosas de las vértebras dorsales, la línea escapular sobre el borde interno
de la escápula y la axilar posterior a nivel del pliegue axilar posterior.
Las líneas horizontales son: la superior que se encuentra a nivel de las espinas de las
escápulas, la media que pasa por el vértice de las escápulas y la inferior que sigue el borde
inferior de las últimas costillas. Estas líneas limitan las siguientes regiones:
102
ESTUDIO CLÍNICO DEL ENFERMO RESPIRATORIO
Región supraescapular: está limitada por abajo por la línea escapular, por dentro por la línea
espinal y por fuera por el borde superior del trapecio.
Región interescapulovertebral: tiene por dentro las apófisis espinosas, por afuera el borde inter-
no de la escápula, por abajo la línea que pasa por el vértice de la escápula y por arriba la línea
biespinal.
En las caras laterales las líneas verticales son: la axilar anterior, la axilar media y la axilar
posterior. De las líneas horizontales la superior se localiza a nivel la cuarta costilla y la infe-
rior sigue el borde inferior de las últimas costillas. Limitan dos regiones, la axilar y la basal
lateral.
Inspección
Permite detectar anomalías congénitas como son el tórax en quilla (esternón prominente), de
zapatero (depresión en la base del apéndice xifoides), el pectum excavatum o infundibular
(depresión en el esternón), o deformaciones adquiridas como el fibrotórax, el tórax en tonel o
enfisematoso, el raquítico (abultamientos en las articulaciones condrocostales formando un
rosario). En la columna también se puede detectar escoliosis, xifosis o lordosis. En la piel se
deben detectar los cambios de coloración, heridas, cicatrices, fístulas, circulación colateral,
atrofia o contractura muscular, telangiectasia, manchas, úlceras o edema, así como alteracio-
nes en la forma de la mama y de los pezones.
La inspección detectará el tipo respiratorio que puede ser costal superior, abdominal o
costal inferior.
La frecuencia respiratoria en el recién nacido es de 44 respiraciones por minuto; de los
cinco a los quince años es de 26 y en el adulto de 16 a 18 por minuto.
El ritmo respiratorio normal está determinado por la inspiración rápida, seguida sin pau-
sa de la espiración, la cual tiene dos componentes: uno rápido y otro de mayor duración y
lento. Por las alteraciones en el ritmo encontramos:
103
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Respiración de Kussmaul: inspiración profunda y ruidosa seguida de una pausa a la que sucede
una espiración breve y quejumbrosa, seguida de una nueva pausa (acidosis y coma diabético).
Palpación
Las manos del médico no deben estar frías y se debe palpar con suavidad. El dorso de la mano
se usa para investigar temperatura, hiperestesia y grado de hidratación. Debe ser comparativa
y simétrica. Se investiga hipertermia, sudoración, edema, enfisema subcutáneo, ganglios, tono
muscular y dolor.
El dolor se explora apoyando el talón de la mano sobre la piel y con la cara palmar de los
dedos se ejerce ligera presión, debe explorarse en forma comparativa y simétrica. Si se palpa
una zona dolorosa se debe comenzar por los sitios que no duelen. Al hacer presión en la zo-
na de alarma de Chauvet (punto medio entre la séptima vértebra cervical y el ángulo del omó-
plato) se despierta dolor cuando hay patología en el lóbulo pulmonar superior.
En la columna vertebral el dolor se explora haciendo ligera presión con el pulpejo de la
segunda falange del pulgar sobre cada una de las apófisis espinosas o tratando de movilizar-
las, lo que aumenta el dolor, dato importante en el mal de Pott.
El dolor agudo localizado a un sitio costal preciso indica fractura costal si existe el
antecedente de traumatismo. En las neuralgias de los intercostales el dolor se investiga ejer-
ciendo ligera presión en los puntos de Valleix, que se corresponden con la salida de sus ramas
y que son tres: el posterior sobre el borde de los músculos de la masa común, el lateral a nivel
de la línea axilar media y el anterior a dos centímetros del borde esternal.
El dolor pleural aumenta con los movimientos respiratorios, la tos y la presión.
Por palpación también se mide la amplitud de los movimientos respiratorios. La ample-
xación los investiga en sentido transversal y puede ser superior, media o inferior. Para la am-
plexación superior, colocado el médico detrás del enfermo, descansa la cara palmar de ambas
manos sobre la parte superior del tórax, a uno y otro lado del cuello, los pulgares hacia atrás a
igual distancia de la línea media, los otros dedos sobre la región supraclavicular. Durante
la inspiración el médico siente el movimiento de las manos, los pulgares tienden a separar-
se de la línea media y los otros se desplazan en sentido anteroposterior. Los movimientos se
comparan entre un hemitórax y otro (figura 4.2).
En la amplexación media las palmas de las manos se colocan sobre las caras laterales del
tórax a la altura de los pliegues axilares y los pulgares sobre la cara posterior procurando que
queden a la misma distancia de la línea media, se observa la amplitud del movimiento entre
una mano y la otra. La amplexación inferior se ejecuta con una maniobra igual, sólo que las
manos se colocan en la base del tórax.
La amplexión investiga la amplitud de los movimientos respiratorios en sentido antero-
posterior. Para llevarla a cabo el médico se sitúa a un lado del paciente, coloca una mano en
la región pectoral y otra en la región escapular de un hemitórax observando el desplaza-
miento que sufren con la respiración. A continuación, sin cambiar de sitio, repite la misma
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ESTUDIO CLÍNICO DEL ENFERMO RESPIRATORIO
Exploración física
105
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Percusión
Consiste en golpear con la extremidad del dedo medio de la mano derecha ligeramente encor-
vado, la segunda falange del dedo medio de la mano izquierda colocada por su cara palmar
sobre la región a explorar. El golpe debe ser perpendicular, seco y breve y los movimientos de
la mano derecha deben ejecutarse con la articulación de la muñeca (figura 4.2).
La percusión debe ser comparativa, simétrica y hacerse con igual fuerza. Nos indica el es-
tado físico del órgano percutido. Hay que acostumbrarse a identificar los ruidos como el claro
pulmonar, mate, submate y timpánico. Ya se describieron sus características y cómo identifi-
carlos en el tema sobre los signos del aparato respiratorio.
Cuando se trate de limitar el área de proyección de un órgano, el dedo percutido se coloca
paralelo al borde del área que se trata de encontrar y la percusión se hace en líneas perpen-
diculares a dicho borde. En el área hepática el dedo se coloca paralelo al borde superior del híga-
do y se percute en líneas verticales. Se usa un procedimiento igual para conocer la movilidad
diafragmática.
Auscultación
Consiste en escuchar los ruidos que se producen en el aparato respiratorio durante la respi-
ración y las características de la transmisión de la voz. Debe reconocerse el ruido respiratorio
normal y los fenómenos agregados ya descritos al hablar de los signos del aparato respira-
torio.
Es necesario tener presente que en la cara anterior del tórax debe explorarse el área pre-
cordial. Palpar el choque de la punta, delimitar por percusión el área cardiaca y auscultar los
ruidos cardiacos valorando su intensidad, su ritmo y los ruidos agregados.
Es frecuente la cardiomegalia en pacientes con crecimiento ventricular izquierdo, con
insuficiencia cardiaca o en el cor pulmonale crónico. En estos casos el choque de la punta se
desplaza hacia la izquierda. Los ruidos cardiacos se encuentran velados en los derrames peri-
cárdicos o en el enfisema pulmonar. Se descartará la presencia o no de arritmias o extrasís-
toles. Se diferenciará el frote pericárdico del pleural. Y en los focos cardiacos se valorará la
existencia de soplos, su intensidad y su situación dentro del ciclo cardiaco.
Con los datos obtenidos con las maniobras de exploración física referidas, se podrán inte-
grar síndromes físicos pleuropulmonares que deben ser referidos a una región concreta del
tórax.
Los procesos patológicos del pulmón y de la pleura modifican el estado físico, lo que trae con-
sigo cambios en la densidad, topografía y funcionamiento pulmonar. Es conveniente señalar
106
ESTUDIO CLÍNICO DEL ENFERMO RESPIRATORIO
que para detectar esas modificaciones mediante los métodos de exploración física, las lesiones
deben ser grandes y cercanas a la superficie del tórax. Para las pequeñas y profundas se cuenta
con la ayuda de los rayos X.
En los síndromes físicos pleuropulmonares que se describen a continuación se analizará
en qué consiste la alteración anatómica que los produce, los signos que lo integran, su corre-
lación radiográfica y algunos de los padecimientos más frecuentes en que se presentan.
a) Síndrome físico de condensación pulmonar puro. Se produce cuando los alveolos pul-
monares se encuentran ocupados por exudado, fibrina, células u otro elemento, que
sustituyen al aire que normalmente ocupan los alveolos. Las vías aéreas deben per-
mitir el paso del aire hasta los alveolos.
107
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
V N MATE V N Submate
M RR M RR
Amp. S. Tubario Amp. Broncofonía
VV Broncofonía VV S. cavitario
E. Subcrepitantes
V MATE V Hipersonoridad
M RR0 M RR
Amp VV0 Amp VV
c) Síndrome físico cavitario pulmonar. Se encuentra cuando en el pulmón existe una cavi-
dad mayor de 5 cm de diámetro, superficial, de paredes irregulares, formada por un
proceso exudativo de condensación y ampliamente comunicada con los bronquios.
108
ESTUDIO CLÍNICO DEL ENFERMO RESPIRATORIO
FIG. 4.5. Imagen radiográfica que se corresponde con un síndrome de condensación pulmonar
con broncoalveolitis. Se observan opacidades poco densas, de bordes irregulares,
grandes, localizadas en ambos lóbulos inferiores.
109
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
110
ESTUDIO CLÍNICO DEL ENFERMO RESPIRATORIO
d) Síndrome físico de atelectasia pulmonar. Es producido por ausencia de aire en los alveolos
pulmonares, debido a una obstrucción del bronquio correspondiente que determina
colapso alveolar. El aire contenido en los alveolos se reabsorbe hasta colapsarlos, lo que
desplaza al pulmón y a las estructuras vecinas hacia el lado afectado. La obstrucción
bronquial impide que el aire y las vibraciones vocales producidas en la laringe lleguen
hasta la superficie del tórax. Las causas son variadas: un cuerpo extraño, un tumor
endobronquial, una compresión extrínseca, etcétera.
Percusión: matidez.
Radiografía: se observa como una opacidad densa, uniforme, de bordes bien limi-
tados, cuya localización y extensión se relacionan con lo encontrado en la exploración
física. El síndrome de atelectasia pulmonar se encuentra en los pacientes con cuerpos
extraños endobronquiales, con cáncer pulmonar o con tumores mediastinales (figura
4.7).
e) Síndrome físico de rarefacción pulmonar. Se produce cuando los alveolos están sobredis-
tendidos por aire. En ocasiones se rompen formando cavidades más grandes. Las vías
aéreas están permeables pero con alteraciones bronquiales que dificultan el paso del
aire, lo que se manifiesta por estertores silbantes y roncantes. Las vibraciones larín-
geas al encontrarse un parénquima sobredistendido pierden intensidad. Este síndro-
me puede ser bilateral, unilateral o de una extensión menor.
Percusión: hipersonoridad.
111
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
112
ESTUDIO CLÍNICO DEL ENFERMO RESPIRATORIO
FIG. 4.8. Síndrome de rarefacción pulmonar. Obsérvese el tórax en campana con aumento
del diámetro transversal e hiperclaridad en la parte superior, espacios intercostales aumentados,
la trama broncovascular rechazada hacia abajo, el botón aórtico prominente, el hemidiafragma
izquierdo aplanado y la sombra mediastinal alargada en sentido vertical.
a) Síndrome físico de irritación pleural. Se observa cuando las dos hojas pleurales están
inflamadas. Las pleuras se encuentran despulidas, anfractuosas y con fibrina. Los
movimientos respiratorios las frotan y estimulan sus terminaciones nerviosas sensi-
tivas, lo que se manifiesta con dolor y tos seca. Este síndrome se integra con datos
obtenidos con el interrogatorio y la exploración física.
113
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
V V N Timpanismo
M RR y VV 0 a M N RR o0
Amp. RR y VV b Amp. N
Mate a RR y VV c VV o0
Submate b Línea Parabólica
Claro P c Skodismo
V N o RR 0 en a V RR 0 o
M RR 0 o en b M Mate o
Amp. Mate en a Amp. Submate
VV 0 en a Timpanismo en b VV o O
VV o0b Límite horizontal
FIG. 4.9. Esquemas de los síndromes físicos pleurales que pueden llegar
a integrarse mediante la exploración física del tórax.
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
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ESTUDIO CLÍNICO DEL ENFERMO RESPIRATORIO
Abdomen
Debe tenerse en cuenta que existen signos abdominales relacionados con padecimientos
pulmonares, como la hepatomegalia en el absceso hepatopulmonar amibiano, en el cor pul-
monale descompensado y en las metástasis neoplásicas de pulmón; la presencia de ascitis en
las insuficiencias cardiacas, en la tuberculosis peritoneal y en el síndrome de Meigs; la red
venosa colateral en los tumores mediastinales; la presencia de masas en la tuberculosis de los
ganglios abdominales y del cáncer gástrico, renal o cervicouterino con metástasis pulmonares,
etcétera.
119
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Extremidades
SINOPSIS
1. La historia clínica es el documento escrito que relata el estado de salud o enfermedad actual de
una persona, relacionado con sus antecedentes clínicos. Se redacta en términos médicos, la se-
cuencia debe ser lineal y lógica de principio a fin para que el lector no tenga que releerla para
buscar datos correlacionados. Consta de dos capítulos fundamentales: el interrogatorio y la ex-
ploración física.
2. Síntomas. En todos se pregunta la fecha de inicio y los fenómenos que lo exacerban o que lo
suprimen. Tos: Se le investiga si es seca o húmeda, en tosiduras aisladas o en accesos, postural,
emetizante, disneizante, horario y frecuencia. Expectoración: Se le estudia el color, olor, consis-
tencia, la cantidad, horario y elementos extraños. Se clasifica en mucosa, purulenta, mucopu-
rulenta. Si tiene sangre puede ser herrumbrosa, asalmonada, aframbuesada, hemoptoica.
Vómica: Expulsión brusca por la boca de una cantidad importante de pus fétido, durante un
acceso de tos. Hemoptisis: Expulsión brusca, por boca y nariz, de sangre que proviene de las
vías respiratorias o que éstas le sirven de paso. La sangre es de color rojo claro, aereada y sin
coágulos. Se debe investigar cantidad y frecuencia. Disnea: Sensación subjetiva u objetiva de
falta de aire. Se clasifica en disnea de grandes, medianos, pequeños esfuerzos, de decúbito y
paroxística. Cianosis: Coloración azulada o violácea de la piel y las mucosas. Disfonía: Es la al-
teración en el timbre e intensidad de la voz. Puede ser aguda, crónica, leve o intensa hasta la
afonía, dolorosa. Dolor torácico: Puede ser punzante, transfictivo, urente o simple dolori-
miento; se debe investigar su localización, irradiaciones, duración. Otros síntomas: Fiebre: Se
debe estudiar su inicio, intensidad, puede ser continua, remitente, intermitente, oscilante,
ondulante, héctica o simple febrícula. Pérdida de peso: Se cuantifica en kilogramos y debe
referirse al tiempo de evolución de la enfermedad.
3. Signos. Forma: Tórax enfisematoso, raquítico, infundibular, pectum excavatum, fibrotórax, esco-
liosis, xifosis, lordosis, xifoescoliosis. Tipo respiratorio: Costal superior, inferior o abdominal.
Signos a la inspección: aleteo nasal, tiro intercostal, supraesternal, supraclavicular, enfisema
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ESTUDIO CLÍNICO DEL ENFERMO RESPIRATORIO
6. Síndromes físicos pleurales. De irritación pleural (dolor y tos pleurales, M disminuida, frote
pleural), de derrame pleural (V aumentado, M disminuida, VV abolidas, mate), de neumotórax
(M, RR y VV disminuidas, timpanismo), de hidroneumotórax (M, RR y VV disminuidas, tim-
pánico arriba y mate abajo), de paquipleuritis (M disminuida, RR y VV abolidas, mate).
7. Historia clínica. Incluye interrogatorio y ficha de identificación. Nombre, sexo, edad, estado
civil, ocupación, lugar de nacimiento, de residencia, grado de instrucción, fecha y lugar de ela-
boración. Antecedentes: Hereditarios y familiares (enfermedades de familiares cercanos), per-
sonales patológicos (enfermedades sufridas antes del padecimiento motivo de la consulta) y
personales no patológicos (habitación, higiene, alimentación, hábitos). Padecimiento actual:
Relato cronológico del padecimiento motivo de la consulta. Se redacta integrando cuadros
clínicos relacionados con la evolución, atención médica recibida, estudios efectuados y tera-
péutica administrada. Aparatos y sistemas: Comprende las enfermedades de otros aparatos y
sistemas, que se presenten durante el tiempo de evolución del padecimiento en estudio.
Síntomas generales. Terapéutica empleada: Extrahospitalaria e intrahospitalaria. Exploración
física. Signos vitales: Presión arterial, frecuencia del pulso y la respiración, temperatura, esta-
tura y peso. Habitus exterior: Sexo, edad aparente, constitución, conformación, actitud, fascies,
estado de la conciencia y anormalidades en la marcha o los movimientos. Cabeza: Cráneo y
cara. Cuello: Órganos, vasos, ganglios y nervios. Tórax: Cara posterior, cara anterior y caras la-
terales. Con los datos obtenidos se integrarán síndromes físicos referidos a alguna de las
regiones en que se divide la superficie del tórax. En la cara anterior primero se relatarán los sig-
nos referentes a pulmón y después área precordial. Abdomen: Referir las anormalidades encon-
tradas en los órganos abdominales. Extremidades: Superiores e inferiores.
8. Con el interrogatorio y la exploración física se obtienen diagnósticos clínicos que deben com-
pletarse con exámenes de laboratorio y gabinete para ser precisos, los cuales se solicitarán en
función de despejar dudas o confirmar hipótesis.
121
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
LECTURAS RECOMENDADAS
BARIÉTY, M.; BONNIOT, R.; BARIÉTY, J. Y MOLINE, J., Manual de Semiología Médica, Masson, Argentina, 1984.
BUCKINGHAM, W. B.; SPARBERG, M. Y BRANDFONBRENER, M., Propedéutica clínica, Majona, 1976.
COSíO, V. I.; CELIS, S. A. Y COSÍO, P. M., Aparato respiratorio, 17ª ed., Méndez Editores, México, 2006.
DELP, M. H. Y MANNING, R. T., Propedéutica médica de Major, 8ª ed., traducción realizada por S. J. Orizaga,
Interamericana, México, 1977.
DES JARDINS, T. Y BURTON, G. G., Clinical manifestations and assessment of Respiratory Disease, 3a ed., Mosby-
Year Book, EUA, 1995.
MARTIN, L. Bases del diagnóstico clínico, Prensa Médica Mexicana, 1960.
ORTEGA, C. M., Clínica propedéutica médica, 3ª ed., Mijares y Hno., México, 1945.
RÉBORA, G. F., Semiología del aparato respiratorio, Méndez Editores, México, 1992.
SEIDEL, M. H.; BALL, W. J.; DAINS, E. J. Y BENEDICT, G. W., Manual Mosby de exploración física, Mosby-Year
Book, EUA, 1993.
SELECKY, P. A., Enfermedades pulmonares, Limusa, México, 1984.
122
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
CAPÍTULO V
RADIOLOGÍA DE TÓRAX
Dr. Juan Humberto Hernández Anell
123
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Partes blandas
Están determinadas por la masa muscular del tórax, el tejido graso que puede ser abundante
o nulo y siempre se tomará en cuenta el sexo, puesto que tratándose del estudio de una mujer
algunos casos llegan a proyectar los pezones en forma uni o bilateral sobre los campos pul-
monares.
Tórax óseo
Sólo describiremos las costillas, pues de las escápulas sólo exigimos que no obstruyan los
campos pulmonares y en cuanto a las clavículas serán los extremos internos los puntos de
referencia para un estudio bien centrado, como ya se señaló.
Las costillas se identificarán en cuanto a su número a partir del extremo posterior en su
articulación con las apófisis transversas, tomando en cuenta que las primeras costillas siem-
pre revisten alguna dificultad por sobreposición, para lo cual es válido identificarlas de uno u
otro lado por ser homólogas. Se observará la integridad de cada una de ellas y con mayor acu-
ciosidad en caso de antecedente traumático de tórax. También se valora la dirección de las cos-
tillas, que como sabemos va de dentro hacia afuera primero, después hacia adelante y hacia
adentro, siempre siguiéndolas desde su extremo posterior al anterior. Después se valora la
relación que guarda un arco costal con otro, o sea el espacio intercostal, para comparar con el
espacio contralateral, ya que como sabemos, algunas patologías pueden aumentar o dismi-
nuir dichos espacios.
Hemidiafragmas
124
RADIOLOGÍA DE TÓRAX
1 19
2 20
3 21
4 22
5 23
6 24
25
7 26
8 27
9 28
29
10
11 30
12 31
32
13
14
15 33
16
17 34
35
18 36
FIG. 5.1. Estructuras anatómicas que se pueden identificar en una telerradiografía posteroanterior de tórax.
125
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
derecho de la víscera cardiaca forma el seno cardiofrénico derecho. En el lado izquierdo forma
con la pared lateral izquierda del tórax, el seno costodiafragmático izquierdo y con el perfil
izquierdo de la víscera cardiaca el seno cardiofrénico del mismo lado. Ambos hemidiafragmas
tienen forma de cúpula y generalmente se observan nítidos.
Mediastino
Se identifica como una opacidad central con proyección mayor hacia el lado izquierdo del
hemitórax, constituido en aproximadamente su tercio superior por la tráquea y el esófago,
reconociendo a la primera como una columna radiotransparente, sobre la opacidad de las vér-
tebras dorsales, extendiéndose hasta la cuarta o quinta vértebra dorsal, donde en ocasiones es
factible ver su bifurcación en bronquios principales, derecho e izquierdo. El trayecto es cen-
tral y hacia la parte inferior un poco desviada a la derecha por el apoyo contralateral del ca-
yado aórtico. El esófago normalmente no es visible en el estudio.
En los dos tercios inferiores del mediastino se estudiará un perfil derecho y uno izquierdo.
En el primero observamos por su morfología una curvatura superior que corresponde a la
vena cava superior y otra inferior que corresponde a la aurícula derecha y en ocasiones se
llega a observar una tercera o pequeña curvatura inferior que correspondería a la vena cava
inferior.
En el perfil izquierdo se identifican tres curvaturas: una superior que corresponde al
botón aórtico; una media que corresponde a la arteria pulmonar derecha y que en ocasiones
se trata del tronco de la arteria pulmonar, dependiendo de la verticalización u horizontali-
zación de la víscera cardiaca; y la curvatura inferior que corresponde al ventrículo izquierdo.
Pulmones
Se reconocen como imágenes radiolúcidas o claridad pulmonar propiamente dicha, una de-
recha y otra izquierda, siendo de menor volumen esta última por la proyección sobre el lado
izquierdo de la opacidad de la víscera cardiaca. La claridad pulmonar no es absoluta, pues
está surcada por ligeras opacidades lineales de mayor a menor densidad desde los hilios hasta
la periferia, constituidas por la mal llamada trama broncovascular, ya que en realidad corre-
sponde a las estructuras vasculares como son: arterias, arteriolas, venas, linfáticos y las rami-
ficaciones del árbol bronquial y el intersticio.
Considerando la amplitud de los campos pulmonares y tomando en cuenta que las
alteraciones pueden abarcar los dos pulmones, todo un pulmón o en ocasiones estar muy
focalizadas, es necesario la regionalización de los mismos; así, tomando como base algunas es-
tructuras anatómicas, se trazan líneas horizontales y verticales que nos delimitan las regiones.
Las líneas horizontales son: una que pasa por los extremos internos de las primeras cos-
tillas, otra que pasa por la parte superior de los hilios pulmonares y una tercera por abajo de
126
RADIOLOGÍA DE TÓRAX
los hilios pulmonares. Como verticales tendremos sólo una, que pasa por la parte media de
las clavículas. Esto nos permite delimitar las siguientes regiones:
Región apical: limitada por la línea horizontal que pasa por las primeras costillas y que abarca
hasta el límite superior de la claridad pulmonar. La línea medioclavicular limita en cada pul-
món una región apical interna y una externa.
Región intercleidohiliar: limitada por arriba por la línea horizontal que pasa por las primeras
costillas y por abajo por la horizontal que pasa por la parte superior de los hilios pulmonares.
La línea medioclavicular a su vez la subdivide en región intercleidohiliar externa e interna.
Región hiliar: limitada por las dos líneas horizontales que pasan por arriba y por debajo del
hilio pulmonar. La línea medioclavicular la divide en hiliar y parahiliar.
Región basal: está limitada por la línea horizontal inferior del hilio pulmonar y el diafragma.
La línea medioclavicular la divide en región basal interna y externa. En el lado izquierdo la
región basal interna está casi totalmente ocupada por la opacidad de la víscera cardiaca.
127
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Se utiliza para ampliar el estudio de las alteraciones encontradas en la placa simple de tórax
en PA, permitiendo visualizar alteraciones con ubicación anterior o posterior intra o extrato-
rácicas y a la vez podemos observar áreas pulmonares posteriores al corazón y al mediastino.
El estudio podrá ser lateral derecho o izquierdo y se identificará generalmente con la
observación de los hemidiafragmas; por ejemplo, cuando la proyección es lateral derecha, los
hemidiafragmas se observarán como dos curvas paralelas, y en la posición lateral izquierda,
dichas líneas se cruzan. Igualmente el hemidiafragma derecho siempre se observará en toda
su extensión y el izquierdo se confunde en su porción anterior con la opacidad de la víscera
cardiaca (figura 5.2).
Para su interpretación y de acuerdo con Felson, se reconocen tres regiones:
Mediastino anterior: del borde posterior del esternón hasta el borde anterior de la tráquea y por
abajo hasta el borde anterior del corazón.
Mediastino medio: va del límite posterior del mediastino anterior hasta un centímetro por
detrás del borde anterior de las vértebras.
Mediastino posterior: va del límite posterior del mediastino medio hasta la parte anterior de los
arcos costales en su porción posterior.
128
RADIOLOGÍA DE TÓRAX
El estudio radiológico del tórax en proyección lateral es básico para analizar las tumora-
ciones del mediastino, ya que por su origen siempre se proyectan en regiones predetermi-
nadas. Así el timoma, el bocio intratorácico, los neurofibromas, los linfomas, los teratomas, los
quistes bronquiales, los quistes del pericardio, etcétera, tienen en este estudio su mejor apoyo.
Los estudios en posición oblicua izquierda anterior (OIA) u oblicua derecha anterior (ODA),
tienen mayor utilidad en el estudio de la víscera cardiaca y han sido desplazados por el elec-
trocardiograma y otros estudios más recientes.
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FIG. 5.2. Estructuras anatómicas que se pueden identificar en una telerradiografía lateral de tórax.
129
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Asimismo, el estudio del tórax cuenta en la actualidad con el apoyo valioso de estudios
más sofisticados como la ultrasonografía, la tomografía axial computada, la resonancia mag-
nética, los estudios con marcadores y otros que esperamos pronto formen parte del protocolo
de estudios de la patología pulmonar más frecuente.
SINOPSIS
1. El estudio radiográfico de tórax en PA y lateral por sencillo, barato y por su gran utilidad, sigue
siendo de valor incalculable como apoyo para documentar la patología pulmonar, pleural,
mediastinal, diafragmática y ocasionalmente bronquial, siempre y cuando sea efectuado con la
técnica y la calidad adecuadas. La calidad tendrá que ver con la orientación, posición del pa-
ciente y la técnica, sobre la base del buen contraste que haya en el estudio entre imágenes radio-
lúcidas y radiopacas.
3. Siempre será necesario familiarizarse con las diferentes regiones en que se dividen los campos
pulmonares, ya que la ubicación de las alteraciones encontradas y el tipo de las mismas conlle-
va, en sí, una orientación diagnóstica, aunque no definitiva.
4. El criterio será que no siempre una alteración radiológica corresponde a enfermedad, ya que el
diagnóstico de la misma siempre estará sustentado en el cuadro clínico y éste podrá o no, tener
una manifestación a nivel del estudio radiológico.
7. Aunque actualmente para el estudio de la patología del tórax se cuenta con la ultrasonografía,
la tomografía axial computarizada, la resonancia magnética y otros, consideramos que por la
facilidad para la obtención del estudio que nos ocupa, será la opción aún por mucho tiempo
para iniciar el protocolo de estudio de la patología del tórax.
130
RADIOLOGÍA DE TÓRAX
LECTURAS RECOMENDADAS
131
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
CAPÍTULO VI
EXÁMENES DE LABORATORIO
Y GABINETE
Dr. Domingo Sierra Contreras
Los exámenes de laboratorio y gabinete juegan un papel importante en el estudio del paciente
neumológico como auxiliares en el diagnóstico, tratamiento y pronóstico del enfermo. Sin
embargo, el estudio clínico previo es el que define la conducta a seguir, es decir, de los
exámenes que va a requerir el paciente que presenta una enfermedad aguda o crónica. En
otros capítulos se tratan los estudios de gabinete empleados en la neumología, como son los ra-
diológicos, las pruebas funcionales respiratorias, etc., por lo que ahora sólo mencionaremos
los exámenes de laboratorio propiamente dichos.
Biometría hemática
Es el examen que con mayor frecuencia se indica en el estudio del paciente. En las enfer-
medades del aparato respiratorio, agudas o crónicas, el análisis de la fórmula roja nos permite
definir la congruencia entre el sangrado agudo de vías respiratorias y la anemia presente, con
disminución en el número total de eritrocitos, sin alteraciones prácticamente en la forma y
tamaño de los mismos. En el padecimiento crónico, sobre todo en los relacionados con hipoxe-
mia o neoplasia maligna, es frecuente observar poliglobulia con macrocitosis. En las infec-
ciones crónicas, anemia microcítica e hipocrómica.
La fórmula blanca nos muestra la leucocitosis en caso de infección aguda o crónica, sin
olvidar que algunos padecimientos como las virosis o la salmonelosis, pueden evolucionar
con leucocitos normales o tienden a la leucopenia. La fórmula diferencial nos brinda algunos
133
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Química sanguínea
134
EXÁMENES DE LABORATORIO Y GABINETE
Análisis de la expectoración
Es el estudio más importante y a la vez el más socorrido en la valoración del paciente neumo-
lógico. Pero se debe recordar que la expectoración, aun proviniendo del aparato respiratorio
inferior, se contamina al pasar por la orofaringe y la boca, con los gérmenes que habitual-
mente residen en dicho lugar. Así el resultado del cultivo de expectoración no refleja necesa-
riamente la etiología de la infección bacteriana. Por ello es importante recomendar al paciente
que después de haberse enjuagado la boca con agua simple, deposite la primera expectoración
matutina en un recipiente estéril de plástico o vidrio y que fuerce la salida de material prove-
niente de la tráquea o bronquios, nunca debe tratar de llenar el recipiente con saliva. El labora-
torio detecta rápidamente esta situación, pues el material proveniente de tráquea o bronquios
contiene elementos celulares propios del árbol bronquial como son las células caliciformes,
polimorfonucleares, macrófagos alveolares, etc. y aquí debemos mencionar que los jóvenes o
infantes en ausencia de neumopatía reciente no tienen gérmenes patógenos en la secreción
bronquial.
En las infecciones agudas o crónicas, el examen bacteriológico se puede hacer mediante
microscopia directa y/o de un cultivo. En el primer caso, la tinción de Gram brinda informa-
ción valiosa y permite iniciar un tratamiento antimicrobiano bien dirigido, así pues, es el
primer estudio que se debe solicitar cuando exista sospecha de infección bacteriana. La pre-
sencia de cocos grampositivos o de bacilos gramnegativos nos sugiere la posible etiología y
en consecuencia el tratamiento a iniciar en el paciente. Por otro lado, cuando hay presencia de
células escamosas y ausencia de bacterias, se hace innecesario indicar el cultivo, pues la infec-
ción es inusual. Pero desde la microscopia directa se puede indicar el cultivo y la sensibilidad
a antimicrobianos, sobre todo si se encuentran bacterias cerca de los neutrófilos y macrófagos
o en el interior de los mismos. La sensibilidad a los antimicrobianos se hace cuando se aísla
un germen patógeno en expectoración, pero aquí cuenta mucho la experiencia que tenga el
laboratorio en cuanto a infecciones y cepas predominantes en el medio hospitalario y en la
comunidad. Si existen muchas formas bacilares es posible la infección por anaerobios y se
debe indicar el cultivo especial para estos gérmenes.
En el caso de la tuberculosis pulmonar también la expectoración se puede analizar por mi-
croscopia directa, con la tinción de Ziehl Neelsen-Gabbet, tradicionalmente conocida como
baciloscopia en expectoración o búsqueda de bacilos ácido alcoholorresistentes (BAAR) en
expectoración, siempre en forma seriada, deben hacerse de tres a cinco muestras matutinas,
que serán enviadas con prontitud al laboratorio para evitar la desecación y la acción de enzi-
135
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
mas líticas propias de la saliva o por destrucción celular. Cuando se reporta positivo se inicia
el tratamiento específico sin esperar al resultado del cultivo, pero este último método sigue
siendo el patrón de oro en el diagnóstico de la tuberculosis. Desafortunadamente, el resultado
del cultivo se reporta de seis a ocho semanas después del estudio inicial, pero tiene la ventaja
de tipificar al germen, y aún más, efectuar pruebas de sensibilidad a antimicrobianos, lo cual
es de gran importancia en el estudio del paciente con resistencia primaria o adquirida.
Las micosis pulmonares siguen prácticamente la misma secuencia del estudio anterior. El
hongo causal se reconoce por microscopia directa y se ratifica con el cultivo en medios espe-
ciales, pero tarda algunas semanas en desarrollarse y el estudio del paciente se puede ver
comprometido. En la actualidad se prefiere la determinación de precipitinas séricas, las cuales
se reportan entre las 48 y 72 horas, son más específicas y más sensibles, además, cuando se
puede cuantificar el título de anticuerpos, nos informa de la severidad del padecimiento o de
la respuesta del individuo ante la enfermedad.
La citología exfoliativa, con tinción de Papanicolaou, es otro examen importante de la
expectoración y se indica cuando se sospecha neoplasia maligna. Esta técnica en manos de un
citólogo experimentado es una herramienta valiosa, pues unas cuantas células malignas pue-
den indicar la estirpe histológica de la neoplasia maligna. Antiguamente se requerían entre
tres y cinco muestras de expectoración matutina, pero ahora empieza a predominar la recolec-
ción de muestras en un frasco que contenga alcohol metílico a 50% y carbowax a 2%, por un
periodo de 3 a 5 días y posteriormente se procesa con la tinción de Papanicolaou. Parte del
material se fija en parafina, se procesa como si fuera muestra de tejido y se monta en el por-
taobjetos, lo cual incrementa la positividad de la citología exfoliativa.
En ocasiones hay dificultad para recolectar muestra de expectoración por ser muy escasa,
el paciente tiene dificultad para expectorar, las condiciones de la boca y orofaringe son malas,
existe mucha contaminación, o no hay congruencia entre lo reportado por el laboratorio y el
comportamiento clínico, por lo que se debe recurrir a otros métodos de recolección como la
punción transcricoidea, que permite tomar muestra de secreción traqueobronquial. La severi-
dad del padecimiento y/o la administración previa de múltiples antibióticos puede hacer
necesaria la punción transtorácica para obtener material directamente del foco lesional, lo cual
tendrá mucha relevancia en el manejo integral del paciente. Sin embargo, no hay que olvidar
que los riesgos se incrementan conforme el método elegido sea más complejo, pero como
siempre en la medicina habrá que ir de lo incruento a lo cruento, de lo sencillo a lo compli-
cado, aunque no necesariamente en forma escalonada, siempre en función de las condiciones
clínicas del paciente.
En ciertos padecimientos se prefiere la expectoración inducida; es decir, recolección de
muestra de expectoración posterior a la nebulización ultrasónica con solución fisiológica,
método muy útil sobre todo en los pacientes con sida, en los que se sospecha infección por
Pneumocystis carinii. Este método requiere personal especializado y habitualmente sólo es
practicable en el segundo o tercer nivel de atención médica.
136
EXÁMENES DE LABORATORIO Y GABINETE
Cutirreacciones
Líquido pleural
137
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Líquido cefalorraquídeo
Gasometría arterial
Este estudio se analiza con detalle en las pruebas funcionales respiratorias. Sólo se insiste en
que la toma de la muestra se hace por punción de la arteria radial, humeral o femoral, usando
una jeringa de plástico o de vidrio; una vez extraída la muestra de sangre, se sella con parafi-
na, se coloca en hielo y se envía inmediatamente al laboratorio para evitar el consumo de
oxígeno. También existen microtécnicas que extraen sangre por punción de la yema de los
dedos, pero son menos confiables. La oximetría electrónica, colocando el sensor en el pabellón
auricular o en la muñeca, exige una interpretación cuidadosa, sobre todo en función de las
manifestaciones clínicas del paciente. Los parámetros normales y el análisis de los mismos se
comentarán dentro del tema sobre la función respiratoria.
Los estudios de laboratorio descritos anteriormente son los principales que se realizan en el
paciente con una enfermedad del aparato respiratorio, muchos se pueden llevar a cabo en el la-
boratorio general, otros sólo en hospitales de segundo y tercer nivel de atención, pero los
avances en la medicina son rápidos y espectaculares y están en proceso de operación clínica
técnicas como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) o el análisis del ADN que brin-
dan una gran sensibilidad y especificidad, sobre todo en los padecimientos infecciosos. La
determinación de marcadores hormonales para la detección precoz de las neoplasias malig-
nas o microtécnicas para el procesamiento de muestras obtenidas por punción transtorácica
en los padecimientos intersticiales facilitarán la valoración, con menos riesgo y mayor como-
didad para el paciente.
138
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
CAPÍTULO VII
PROCEDIMIENTOS ESPECIALES
DE DIAGNÓSTICO
Dr. Enrique Rivera García
Mediante el estudio clínico y los exámenes habituales de laboratorio y gabinete se puede esta-
blecer el diagnóstico en un gran número de enfermos pleuropulmonares, así como determinar
el tratamiento y el pronóstico en cada caso particular. Sin embargo, en algunos, las enfer-
medades presentan un curso atípico que requieren procedimientos específicos de diagnóstico,
o bien, la existencia de una posibilidad quirúrgica para solucionar el caso requiere el uso de
métodos invasivos que permitan precisar el tipo de patología, la extensión, las posibles com-
plicaciones y el pronóstico que ofrece el tratamiento que se propone al enfermo.
Tales procedimientos específicos de diagnóstico son la broncoscopia, la toracocentesis, la
biopsia pleural, la pleuroscopia, la mediastinoscopia, la mediastinotomía, la biopsia pul-
monar transtorácica y la toracotomía exploradora.
Broncoscopia
139
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
FIG. 7.1. Broncoscopio rígido para adulto. Mide 40 cm de largo por 8 mm de diámetro.
140
PROCEDIMIENTOS ESPECIALES DE DIAGNÓSTICO
Por sus características, la broncoscopia, tiene indicaciones tanto diagnósticas como tera-
péuticas.
Indicaciones diagnósticas
Se utiliza en casos de: a) tumores de tráquea y bronquios, b) sitio y etiología de las hemoptisis,
c) determinación etiológica en enfermedades infecciosas, d) lesión de las vías aéreas, e) enfer-
medades del parénquima pulmonar, f) enfermedades congénitas del aparato respiratorio.
141
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Indicaciones terapéuticas
Se utiliza en los casos que requieran: a) aspirar secreciones endobronquiales de enfermos con
atelectasia o supuración pulmonar y b) la extracción de cuerpos extraños.
Contraindicaciones
142
PROCEDIMIENTOS ESPECIALES DE DIAGNÓSTICO
Técnica quirúrgica
En los derrames libres el mejor sitio de la punción es la región subescapular. Es necesario efec-
tuar una asepsia y antisepsia de la región antes de puncionar, ya que la cavidad pleural se
infecta con mucha facilidad. Se anestesian los planos blandos con xilocaína a 1% y enseguida
se introduce la aguja en sentido perpendicular a la piel. La aguja debe entrar sobre el borde
superior de la costilla, para no lesionar el paquete vasculonervioso costal. Una vez en la cavi-
dad pleural se extraen de 10 a 20 ml de líquido para su estudio (figura 7.3).
En los derrames enquistados el sitio de la punción se realiza de acuerdo con el lugar en
que la radiografía demuestre la presencia del derrame.
FIG. 7.3. Después de efectuarse la anestesia local se practica la toracocentesis, con lo que
se obtiene una muestra del líquido pleural para su estudio.
143
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Contraindicaciones y complicaciones
Biopsia pleural
Complicaciones
Pleuroscopia
En algunos enfermos con derrame pleural el diagnóstico no puede establecerse con los
exámenes del líquido y del estudio histológico de la biopsia pleural tomada con el procedi-
miento descrito previamente. En estas condiciones es necesario efectuar la biopsia pleural
mediante la pleuroscopia o toracoscopia, como también se le denomina. La pleuroscopia es un
procedimiento endoscópico que permite la exploración visual de la cavidad pleural y la toma
de biopsias de la pleura parietal, visceral, del pulmón y de lesiones del mediastino bajo visión
directa.
144
PROCEDIMIENTOS ESPECIALES DE DIAGNÓSTICO
FIG. 7.4. Aguja de biopsia pleural tipo Abrahms. Mide 13 cm de largo y está formada por tres partes:
una exterior con una muesca en su extremo distal que engancha la pleura parietal,
una intermedia cortante y el mandril.
Técnica quirúrgica
Con el enfermo en decúbito lateral contrario al derrame y previa asepsia y antisepsia de la ca-
ra lateral del hemitórax, se efectúa la anestesia local con xilocaína a 1%. Se hace un corte con
bisturí de tres centímetros de extensión, se disecan los planos hasta llegar a la cavidad pleu-
ral y se evacúa el derrame. A continuación se introduce el pleuroscopio y se toman las biop-
sias pleurales o pulmonares que se consideren necesarias. Se retira el endoscopio y se deja una
sonda en la cavidad pleural conectada a un sello de agua para obtener la reexpansión pul-
monar (figura 7.5).
Es un procedimiento bien tolerado con alto porcentaje de efectividad. En neoplasias y
tuberculosis pleural el diagnóstico se establece en más de 90 por ciento.
Complicaciones
145
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Contraindicaciones
Mediastinoscopia y mediastinostomía
146
PROCEDIMIENTOS ESPECIALES DE DIAGNÓSTICO
Es la punción y aspiración de una lesión intratorácica a través de la pared del tórax. Se usa
en forma habitual y con éxito debido a que se cuenta con fluoroscopios que permiten una ade-
cuada visualización de la lesión y por el desarrollo de agujas de biopsia muy finas se dismi-
nuye el riesgo de lesiones graves.
Indicaciones
La biopsia pulmonar transtorácica se debe realizar cuando hay presencia de nódulos pulmo-
nares, como en los casos de cáncer broncogénico o metástasis; de masas periféricas o medias-
tinales o cuando hay infiltrados, lesiones cavitadas o no cavitadas con sospecha de micosis o
anaerobios.
Técnica quirúrgica
147
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
FIG. 7.7. Se efectúa una punción biopsia transtorácica por patología en el lóbulo superior derecho
con el objeto de aspirar material celular para su estudio.
Complicaciones
Contraindicaciones
Toracotomía exploradora
148
PROCEDIMIENTOS ESPECIALES DE DIAGNÓSTICO
SINOPSIS
3. Biopsia pleural: se realiza al mismo tiempo que la toracocentesis y tiene por objeto el estudio
histológico de la pleura parietal en los derrames pleurales. Se efectúa con agujas especiales de
biopsia, como son las de Abrahms, Cope o Ramel.
149
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
LECTURAS RECOMENDADAS
150
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
CAPÍTULO VIII
Las infecciones agudas de las vías aéreas superiores son los padecimientos agudos respirato-
rios más frecuentes, se manifiestan en forma endémica pero con brotes epidémicos periódicos
y en ocasiones dan lugar a verdaderas pandemias con una elevada mortalidad como ha suce-
dido en algunos ataques de influenza. Son enfermedades que se presentan en todos los paí-
ses, edades y sexos, afectando las actividades de toda la población y causando importante
ausentismo laboral.
En la República Mexicana la mortalidad causada por las infecciones agudas respiratorias
ocupa el segundo lugar de mortalidad (tablas 8.1 y 8.2).
Gracias al programa de vacunación, para el año 2002 la incidencia de esos padecimientos
disminuyó en forma importante y la mortalidad ha tenido un franco descenso desde el año
1990 al 2003 (gráfica 8.1).
Los virus son considerados como los agentes etiológicos más frecuentes y luego se
encuentran las infecciones bacterianas secundarias, a las cuales se atribuye la mayor parte de
complicaciones. La vía de entrada de éstos al organismo es la aérea y si bien la afección es ge-
neralizada, las manifestaciones son fundamentalmente respiratorias. Estas infecciones, en
ocasiones, se localizan en una parte del aparato respiratorio, lo que permite subdividirlas de
acuerdo con el segmento afectado.
En función de esto revisaremos el resfriado común o coriza, la influenza, la rinofaringitis
y la laringotraqueítis. Es conveniente recordar que en la patogenia de estos padecimientos jue-
gan un papel importante tanto el agente como los mecanismos de defensa del huésped.
151
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
TABLA 8.1. Mortalidad en hombres (estandarizada por edad) por enfermedades transmisibles,
perinatales y deficiencias de la nutrición, según entidad federativa de residencia habitual, 2002
Entidad Federativa Def Tasa Def Tasa Def Tasa Def Tasa Def Tasa Def Tasa Def Tasa
Nacional 2 349 5.6 7 468 20.5 1 790 5.4 3 748 8.1 10 716 1 037.6 4 280 13.1 588 1.9
Tasa por 100 000 habitantes estandarizada por el método directo usando la población mundial estándar (ver nota metodológica).
♦ Códigos de la CIE 10: Clasificación estadística internacional de enfermedades y problemas relacionados con la salud. 10a revisión.
Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática/Secretaría de Salud. Dirección General de Información en Salud.
Base de datos de defunciones 2002. México, 2004.
152
INFECCIONES AGUDAS DE LAS VÍAS AÉREAS SUPERIORES
TABLA 8.2. Mortalidad en mujeres (estandarizada por edad) por enfermedades transmisibles,
perinatales y deficiencias de la nutrición, según entidad federativa de residencia habitual. México, 2002
Entidad Federativa Def Tasa Def Tasa Def Tasa Def Tasa Def Tasa Def Tasa Def Tasa
Nacional 2 324 5.2 6 646 15.7 897 2.3 714 1.4 7 810 790.5 4 632 11.5 622 1.6
Tasa por 100 000 habitantes estandarizada por el método directo usando la población mundial estándar (ver nota metodológica).
♦ Códigos de la CIE 10: Clasificación estadística internacional de enfermedades y problemas relacionados con la salud. 10a revisión.
Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática/Secretaría de Salud. Dirección General de Información en Salud.
Base de datos de defunciones 2002. México, 2004.
153
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
180
155.1
160
140
142.9
120
100
80
60 42.0
40
20 24.9
0
1990 1991 1992 1993 1994 19951996 1997 19981999 2000 2001 2002 2003
EDAS IRAS
Etiología
Se ha podido precisar que estos padecimientos, en su gran mayoría, tienen una etiología viral,
reportándose cerca de cien diferentes virus como agentes causales. Cada uno de estos virus res-
piratorios puede producir síndromes clínicos semejantes y a su vez son capaces de dar una
sintomatología que va desde el resfriado común hasta la neumonía. Es frecuente que las enfer-
medades agudas respiratorias sean producto de la infección simultánea de varios agentes, de
tal manera que el clínico sólo puede suponer la etiología. Es el laboratorio el que precisa el
germen causal. Los virus se identifican mediante pruebas de neutralización de anticuerpos,
de fijación de complemento, de inhibición por hemadsorción o tiñendo frotis de secreciones
con anticuerpos fluorescentes y, recientemente, por medio del microscopio electrónico. Entre
los virus que producen infecciones respiratorias tenemos: el adenovirus con 31 serotipos,
determinados por pruebas de neutralización y por fijación de complemento; el Reovirus con
tres serotipos; el picornavirus que comprende al rinovirus con 80 serotipos y al Enterovirus,
entre los que están el poliovirus, el Coxsackie A y el B y los ECHO; el Myxovirus que com-
prende a los virus de la influenza A, B y C, el de la parainfluenza y el sincicial respiratorio; y
finalmente el Coronavirus.
Conocer el agente viral es muy útil, casi indispensable para el manejo epidemiológico de las
pandemias o de las epidemias. Sin embargo, en el manejo de un enfermo en concreto es difícil
compaginar la labor del clínico con la del laboratorista, porque: a) los laboratorios de virología
154
INFECCIONES AGUDAS DE LAS VÍAS AÉREAS SUPERIORES
son escasos, b) los resultados se reportan tardíamente, c) se carece de agentes antivirales efec-
tivos, d) el resultado influye poco en el manejo del paciente agudamente enfermo.
Debemos recordar que en la cavidad nasal el aire se humedece, se calienta y se filtra, que las
partículas, las bacterias y otros agentes se fijan al epitelio de las vías respiratorias gracias al moco
que las cubre y que en la mucosa bronquial los cilios se encargan de llevarlos hasta la faringe
en donde son expectorados o deglutidos. Por otra parte la inmunoglobulina A (IgA) produ-
cida en la mucosa bronquial contribuye en la defensa; la lactoferrina, producida en las glándulas
mucosas y las lisozimas de los polimorfonucleares tienen acción bacteriostática; únicamente
las partículas menores a cinco micras llegan a los alveolos y en este sitio son eliminadas por los
macrófagos alveolares ya que estos poseen enzimas como la fosfatasa ácida, la betaglucuroni-
dasa, las esterasas, la elastasa, la colagenasa y la lisozima, que utilizan para destruir a los micro-
organismos que ingieren. En las vías aéreas y alveolares existen substancias químicas, entre
ellas la alfa 1-antitripsina que inhibe las proteasas liberadas por hongos, bacterias, polimor-
fonucleares y macrófagos que evitan se destruya la elastina y la colágena. Los linfocitos que se
encuentran distribuidos desde las vías respiratorias altas hasta los bronquiolos producen linfo-
cinas y son capaces de ocasionar respuestas inmunes locales. El complemento es un factor
importante en la inactivación de virus y en la opsonización, quimiotaxia y lisis de bacterias.
RESFRIADO COMÚN
El resfriado común es una inflamación aguda de las vías respiratorias superiores de origen
viral. Es el padecimiento respiratorio agudo más común en la práctica diaria del médico gene-
ral. Es un proceso benigno, de corta evolución, que se extiende a toda la población sin importar
edad, sexo o zona geográfica. Es un importante problema de salud, ya que afecta la población
escolar y laboral repercutiendo directamente en la economía. En los niños y en los ancianos
propicia graves complicaciones e incluso la muerte.
Etiología
155
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
antigénicos diferentes. Posteriormente se encontró que lo pueden causar otros virus como el
adenovirus, el parainfluenza 1 y 2, el sincicial respiratorio, el ECHO y el Coxsackie. Los mixo-
virus y los adenovirus son causa frecuente del resfriado común en los adultos. El parain-
fluenza 3 se presenta durante todo el año, en tanto que el parainfluenza 1 y el sincicial en el
invierno. Este último produce bronquiolitis en los niños.
La distribución mundial de los rinovirus es muy amplia, se ha observado que en cada
brote epidémico el tipo serológico de estos virus es diferente (en el caso de los rinovirus se
conocen 80 tipos antigénicos). Algunos de ellos desaparecen de la comunidad por cierto tiempo
para reaparecer más tarde, por lo que un mismo sujeto puede verse afectado dos o tres veces
al año de resfriado común. La amplia variedad de rinovirus hace que la protección a estas infec-
ciones en comunidades abiertas sea totalmente insuficiente. Los niños desarrollan poco a poco
anticuerpos a las infecciones para diferentes tipos antigénicos virales. La cifra más alta de anti-
cuerpos se encuentra durante la adolescencia. Los ancianos vuelven a ser más susceptibles
debido a deficiencias inmunológicas determinadas por otros padecimientos crónicos.
Epidemiología
El resfriado común es una enfermedad que se transmite por vía respiratoria a través del estor-
nudo, la tos o de objetos contaminados por las manos del enfermo saturadas de virus al
sonarse. Los escolares son los transmisores más frecuentes, porque contraen la infección de
sus compañeros de clase y la llevan a su hogar donde contagian a padres y hermanos, lo que
hace que la enfermedad se propague rápidamente.
Es de observación común que la exposición a corrientes de aire frío, el enfriamiento de los
pies o los cambios bruscos de temperatura están relacionados con la aparición del resfriado
común. Es más frecuente en época de lluvias o en el invierno. Sin embargo, el factor determi-
nante es la presencia de un sujeto enfermo o de un sano portador. El tabaquismo es un factor
predisponente importante.
Anatomía patológica
Al principio hay vasodilatación y edema de la mucosa nasal, pérdida de los cilios y desca-
mación, posteriormente desorganización de la submucosa, la que se infiltra con linfocitos y
polimorfonucleares.
156
INFECCIONES AGUDAS DE LAS VÍAS AÉREAS SUPERIORES
rinorrea con moco cristalino y fluido, lagrimeo, obstrucción nasal, cefalea, tos, febrícula y
escalofríos. Las narinas y la faringe se observan enrojecidas y no se encuentran datos físicos
en tórax. La duración de la enfermedad es variable.
La infección viral puede extenderse al oído medio, la tráquea, los bronquios o al parénqui-
ma pulmonar produciendo inflamación de estos órganos. Las complicaciones más importan-
tes están dadas por la sobreinfección bacteriana, especialmente por Streptococcus pneumo-
niae, Haemophilus influenzae o Streptococcus beta hemolítico A, los que llegan a producir
sinusitis, otitis, traqueobronquitis o neumonías graves en ocasiones mortales. La otitis es la
complicación más frecuente en los niños debido al edema e hipersecreción del epitelio nasofa-
ríngeo y de la trompa de Eustaquio. Las bronquiolitis determinan insuficiencias respiratorias
graves en los niños. El anciano también tiende a presentar complicaciones, en especial si se
trata de sujetos bronquíticos crónicos o enfisematosos con hábito tabáquico o que padecen
cardiopatías, diabetes mellitus, insuficiencias renales y deficiencias inmunitarias.
Tratamiento
Prevención
Si bien el aislamiento estricto del paciente evitaría la diseminación del padecimiento, esto es
prácticamente imposible. Otras medidas como el uso de cubrebocas o las vacunas antivi-
rales son de utilidad relativa debido a las mutaciones frecuentes que sufren los virus, de aquí
que el mismo individuo desarrolle nuevas infecciones no obstante la respuesta humoral
específica al virus que provocó la primera infección.
INFLUENZA
157
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
tificar verdaderas pandemias desde el siglo VII. En el continente americano se tienen las de
1758, 1782, 1890, 1918, 1957 y 1968.
Etiología
Hay tres tipos de virus de la influenza, distintos desde el punto de vista inmunológico, el A,
el B, y el C. Además, hay un grupo designado D, que a menudo es llamado virus de parain-
fluenza. En el tipo A hay cuando menos cuatro cepas distintas, la cepa asiática de tipo A2 es
la que causó la pandemia de 1957. Las pruebas serológicas indican que un ataque de influenza
deja una inmunidad prolongada. Por desgracia esta inmunidad es muy específica y sólo
brinda protección contra el tipo que causó la infección. Se han mejorado los métodos serológicos
de diagnóstico: fijación de complemento, hemaglutinación, neutralización de virus y técni-
cas de anticuerpos fluorescentes.
La sobreinfección bacteriana produce complicaciones bronquiales, bronquiolares o
neumónicas. Los causantes habituales son el Haemophilus influenzae, el Streptococcus pneu-
moniae, el Staphylococcus pyogenes y el Streptococcus A hemolyticus.
Anatomía patológica
La influenza es una infección generalizada pero con afinidad especial por las vías respirato-
rias, donde produce necrosis del epitelio ciliado, congestión de la submucosa e infiltración con
polimorfonucleares. La luz de los bronquios está llena de material mucopurulento y san-
guinolento. Hay cambios inflamatorios peribronquiales extensos, con infiltración de eritro-
citos y leucocitos. Se han observado membranas hialinas en la zona alveolar e inflamación
inespecífica en el cerebro, miocardio, suprarrenales, bazo y ganglios linfáticos.
158
INFECCIONES AGUDAS DE LAS VÍAS AÉREAS SUPERIORES
Las complicaciones son bronquitis, bronquiolitis y neumonía. Esta última puede llevar al
fallecimiento del enfermo por choque, pericarditis y miocarditis. Otras complicaciones son
encefalopatía, mielitis y neuritis periférica.
Tratamiento
Aún no hay un antiviral realmente útil. Los casos no complicados sólo requieren medidas de
sostén como son el reposo en cama, líquidos abundantes para evitar la deshidratación, anal-
gésicos, antitérmicos del tipo del acetaminofén. Sedantes para la tos si ésta es seca y molesta
e hipnóticos si hay insomnio. Oxígeno si hay datos de dificultad respiratoria y si hay signos
de infección bacteriana agregada con moco nasal y esputo purulento, administrar un antibió-
tico del tipo de la penicilina procaína, la eritromicina, la ampicilina o la tetraciclina.
Prevención
RINOFARINGITIS
Cuadro clínico
El síntoma principal es dolor faríngeo, disfagia, carraspeo, datos de obstrucción nasal, dolori-
miento del cuerpo. Puede haber fiebre, escalofrío, malestar, cefalea, tos y disfonía. La faringe
y las amígdalas se observan inflamadas, hay descarga posterior de faringe y en ocasiones ade-
nomegalias cervicales.
159
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Tratamiento
160
INFECCIONES AGUDAS DE LAS VÍAS AÉREAS SUPERIORES
Laringotraqueítis
Se le conoce también como crup. Es la inflamación del epitelio que cubre la laringe y la
tráquea. Es una complicación del resfriado común y de la influenza. Este padecimiento es más
frecuente y grave en los niños y en los ancianos.
Etiopatogenia
La etiología puede ser viral en 85% de los casos debido al adenovirus, influenza A y B,
parainfluenza, sincicial respiratorio, ECHO, Coxsackie o rinovirus. Puede ser producida o
complicada la infección viral por bacterias en 15% de los casos, como los producidos por Hae-
mophilus influenzae, Streptococcus pneumoniae y menos por el Staphylococcus pyogenes.
Los enfermos con amigdalitis, rinofaringitis o sinusitis crónica pueden desarrollar procesos
laringotraqueales por descenso de las secreciones purulentas durante el sueño.
Otras causas menos frecuentes son las ocasionadas por procesos físicos o químicos, como
puede ser el humo caliente en los casos de incendio o de la aspiración accidental de un ácido
o del contenido gástrico, a veces en enfermos con hernia hiatal, en obesos o con dificultades
en el tránsito esofágico.
La transmisión es aérea y los sitios de mayor diseminación son los centros escolares o de
trabajo. En estos lugares cuenta mucho el hacinamiento. Predomina en hombres y en los ni-
ños entre los seis meses y tres años. La incidencia es más elevada en zonas urbanas y en los
meses de octubre a febrero.
Anatomía patológica
Cuadro clínico
Principia como un resfriado común que progresa rápidamente a la obstrucción aérea severa
con disfonía, causada por edema y espasmo en la epiglotis y cuerdas vocales. La tríada típica
de la laringotraqueítis presenta disfonía, estridor laríngeo y tos traqueal dolorosa. A esto se
agrega un síndrome de dificultad respiratoria caracterizado por polipnea, aleteo nasal, tiros
161
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
intercostales, retracción xifoidea, cianosis, alteración del estado de alerta, irritabilidad, sopor,
taquicardia e hipotensión.
Los niños tienen, además, fiebre, rechazo al alimento, decaimiento, escalofríos y diaforesis.
Los adultos presentan disfonía, tos espasmódica con expectoración difícil, dolor retroesternal,
cefalea, mialgias, astenia, adinamia, escalofrío y fiebre. A la exploración física: estridor laríngeo,
insuficiencia respiratoria que puede ser muy severa, con cianosis y estertores de varios tipos.
La radiografía de tórax sólo muestra sobredistención pulmonar bilateral; la biometría
hemática, leucocitosis importante. Es conveniente una dosificación de anticuerpos, un cultivo
que determine el virus causal y examen bacteriológico de expectoración para conocer la bac-
teria infectante. Una gasometría ayuda a determinar el grado de hipoxia.
Tratamiento
Si la etiología es viral se indicarán medidas generales como son el reposo en cama, adminis-
tración de líquidos, analgésicos y antitérmicos. En los niños y ancianos el ambiente debe ser
húmedo, con oxígeno, aspiración de secreciones, control térmico, hidratación y alimentación
adecuada. Los antivirales son de acción moderada y relativa como el metisoprinol a una dosis
de 30 a 60 mg/kg/día, ribavirin, 300 mg al día. Si la obstrucción laríngea es muy severa se
recomienda el ambiente húmedo, los corticoides y los broncodilatadores. Los antihistamínicos
son de valor muy relativo.
Si la etiología es bacteriana se usarán los antibióticos de acuerdo con el tipo de germen,
éstos pueden ser penicilina, ampicilina, tetraciclina, lincomicina, eritromicina. Las inhala-
ciones de vapor caliente facilitan la fluidificación de secreciones. Para el broncoespasmo se
usan drogas broncodilatadoras y en casos severos se asocian con prednisolona. Si hay insufi-
ciencia respiratoria grave se deberá hospitalizar al enfermo para intubarlo y administrar
oxígeno con respiración asistida y vigilar con hidratación y balance ácido-básico.
Debe suprimirse el tabaco y la exposición a substancias irritantes. Se deberá indicar
reposo, administración de líquidos, analgésicos y antitérmicos. Si se debe a reflujo gastroe-
sofágico se indicará reducción de peso, dieta adecuada, antiácidos y anticolinérgicos.
SINOPSIS
162
INFECCIONES AGUDAS DE LAS VÍAS AÉREAS SUPERIORES
2. El resfriado común es un proceso benigno, de corta evolución, afecta a toda la población sin
importar edad, sexo o zona geográfica. Se transmite a través del estornudo, la tos o de objetos
contaminados. Es más frecuente en época de lluvias o en el invierno. La exposición a corri-
entes de aire frío, el enfriamiento de los pies, los cambios bruscos de temperatura y el
tabaquismo son factores predisponentes. El periodo de incubación es de dos a cuatro días y el
cuadro clínico comprende estornudos, dolorimiento, astenia, adinamia, rinorrea con moco
cristalino y fluido, lagrimeo, obstrucción nasal, cefalea, tos, febrícula y escalofríos. Las narinas
y la faringe se observan enrojecidas y no se encuentran datos físicos en tórax. La duración de
la enfermedad es variable. En los niños la otitis es la complicación más frecuente. No hay
tratamiento específico. Se recomienda que el paciente guarde reposo, hidratación, sintomáti-
cos para la fiebre y el dolor. Es útil el uso de antibióticos como profilácticos en los pacientes
de alto riesgo.
3. La influenza es una infección generalizada pero con afinidad especial por las vías respirato-
rias. Llega a producir verdaderas pandemias. Tiene un periodo de incubación de entre 24 y 48
horas Cuadro clínico: fiebre elevada, escalofrío, cefalea, dolores musculares, rinorrea, lagri-
meo, tos, expectoración, obstrucción nasal, dolor faríngeo, disfonía, a veces vómito y depre-
sión. A la exploración física se encuentra mucosa nasal y faríngea edematosas e hiperémicas,
con abundante cantidad de moco, conjuntivitis, fotofobia y dificultad respiratoria. Las com-
plicaciones son bronquitis, bronquiolitis y neumonía. No existe todavía un antiviral realmente
útil. Las medidas de sostén son reposo, líquidos abundantes, analgésicos, antitérmicos y
antibióticos en caso necesario.
5. Laringotraqueítis se le conoce también como crup. Es una complicación del resfriado común
y de la influenza. La tríada típica es disfonía, estridor laríngeo y tos traqueal, además polip-
nea, aleteo nasal, tiros intercostales, retracción xifoidea, cianosis, alteración del estado de
alerta, irritabilidad, sopor, taquicardia e hipotensión, estridor laríngeo, insuficiencia respira-
toria con cianosis y estertores de varios tipos. La radiografía de tórax sólo muestra sobredis-
tensión pulmonar bilateral. En la biometría hemática, leucocitosis importante. Requiere
reposo en cama, líquidos, analgésicos y antitérmicos. En los niños y ancianos: ambiente húme-
do, oxígeno, aspiración de secreciones, control térmico, hidratación y alimentación adecuada.
Si la obstrucción laríngea es muy severa se recomienda el ambiente húmedo, los corticoides y
los broncodilatadores. Si se sobreinfecta se deberán usar los antibióticos de acuerdo con el tipo
de germen.
163
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
LECTURAS RECOMENDADAS
BEHRINAN, E. R.; KLIEGMAN, M. R.; NELSON, E. W. Y VAUGHAN, C. V., Nelson. Tratado de Pediatría,
Interamericana, McGraw-Hill, México, 1992.
DES JARDINS, T. Y BURTON, G. G., Clinical Manifestations and Assessment of Respiratory Disease, 3a ed., Mosby-
Year Book, EUA, 1995.
GONZÁLEZ, S. N.; TORALES, T. A. Y GÓMEZ, B. D., Infectología clínica, 2ª ed., Trillas, México, 1984.
PACHECO, R. C. Y FUJIGAKI, L. A., Salud y enfermedad en el medio rural de México, Secretaría de Salud, México,
1984.
SCHIDLOW, V. D. Y SMITH, S. D., A Practical Guide to Pediatric Respiratory Diseases, Hanley & Belfus,
Philadelphia, EUA, 1994.
164
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
CAPÍTULO IX
INFECCIONES AGUDAS
DE LAS VÍAS AÉREAS INFERIORES
Dr. Rubén Vargas González
Dr. Rufino Echegoyen Carmona
BRONQUITIS AGUDA
Etiopatogenia
La etiología viral es la más frecuente, así tenemos los virus influenza tipo B, adenovirus,
parainfluenza, sincicial respiratorio, ECHO, Coxsackie o rinovirus. Entre las bacterias se
encuentran el Staphylococcus pyogenes, el Streptococcus pneumoniae y el Haemophilus
influenzae. En los fumadores, en los obesos, en los cardiacos y en los enfermos de edad avan-
zada es frecuente que las infecciones virales sean seguidas de infecciones bacterianas.
Las substancias que irritan las vías respiratorias son causa importante de bronquitis
aguda. Las ciudades polvorosas, con exceso de vehículos motorizados y con grandes centros
industriales presentan el índice más elevado de enfermos con bronquitis de repetición. El
polvo, las partículas de carbón, el SO2, el CO, el NO2, y derivados de la gasolina escasamente
refinada tienen un papel determinante en la inflamación bronquial. El tabaquismo también es
un factor importante, ya que el humo del cigarrillo produce irritación bronquial, hipersecre-
ción, disminución del movimiento ciliar y espasmo bronquial. Las bronquitis son más fre-
165
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
cuentes y de duración más prolongada en el fumador que en los no fumadores. Los cambios
bruscos de temperatura y de humedad del medio ambiente actúan rompiendo el equilibrio
que normalmente existe entre defensas y gérmenes.
Anatomía patológica
Cuadro clínico
Los síntomas cardinales de la bronquitis aguda son tos, expectoración mucosa o mucopuru-
lenta y dificultad respiratoria manifestada por estertores silbantes. Casi siempre es precedida
por fenómenos catarrales de nariz y faringe, con mialgias, dolor retroesternal, cefalea, astenia,
adinamia, estornudos, catarro nasal y faríngeo. Posteriormente se presenta tos, expectoración,
dolor retroesternal y dificultad respiratoria por la obstrucción bronquial. Al principio la tos es
seca, irritativa y dolorosa, la expectoración es mucosa. Si se agrega infección bacteriana la
expectoración se hace purulenta, la fiebre se hace más intensa, con escalofrío y diaforesis. La
obstrucción de las vías respiratorias se debe a la acumulación de moco o mocopus, infla-
mación y edema de la submucosa con hiperplasia de sus glándulas, así como por contractura
de las fibras musculares lisas. Esto se manifiesta clínicamente por los estertores roncantes y
silbantes diseminados y bilaterales.
La radiografía de tórax puede no dar ningún dato anormal y, a veces, una imagen reticu-
lar difusa o de atrapamiento aéreo. La biometría hemática muestra leucocitosis con neutro-
filia. Es útil hacer cultivo de la expectoración con antibiograma para conocer los agentes etio-
lógicos (figura 9.1).
Tratamiento
166
INFECCIONES AGUDAS DE LAS VÍAS AÉREAS INFERIORES
E
R
Laringotraqueitis S
R
S
Bronquitis
Bronquiolitis
S
Neumonía
T
P
Br
167
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
BRONQUIOLITIS
La bronquiolitis es la inflamación de las vías aéreas distales que en los niños se acompaña de
insuficiencia respiratoria importante y cuya etiología habitualmente es viral. En los adultos es
menos frecuente, se le relaciona con el tabaquismo intenso o con la inhalación de contami-
nantes, a lo que se agrega infección bacteriana.
Etiopatogenia
La bronquiolitis es más común en los niños, en especial en los lactantes. Tiene cierta predilec-
ción por el sexo masculino. El agente etiológico habitual es el virus sincicial respiratorio, con
el que entran en contacto durante la primera epidemia que viven; sin embargo, también los
adenovirus, el parainfluenza tipo 3, el rinovirus, el citomegalovirus y el influenza A pueden
producirla. Es menos frecuente en los adultos, afecta tanto a hombres como a mujeres de la
tercera o cuarta década de vida que se caracterizan por ser grandes fumadores o que trabajan
en un medio donde inhalan substancias irritantes. En ellos el padecimiento se inicia como una
infección común de vías aéreas superiores pero que se complica con una infección bacteriana
de bronquios distales por Pseudomona aeruginosa, Haemophilus influenzae o Staphylo-
coccus aureus y que produce un cuadro clínico semejante a la panbronquiolitis descrita en los
habitantes de Japón, China y Corea, caracterizada por una excesiva producción de moco con
una severa limitación crónica al flujo aéreo y cuyo diagnóstico se determinó por biopsia
pulmonar transbronquial.
La patogenia no ha sido bien determinada, se ha supuesto que las lesiones tengan su ori-
gen en un proceso alérgico, ya que algunos enfermos presentan un aumento de IgE. También
se han atribuido a depósitos de complejos antígeno anticuerpo en los bronquiolos o incluso a
lesiones mediadas por hipersensibilidad de tipo celular que explicaría la acumulación de lin-
focitos depositados alrededor de los bronquiolos. Incluso se ha pensado en una reacción
inespecífica del tejido pulmonar ante ciertos irritantes inhalados, a virus o a bacterias en
donde la susceptibilidad individual puede ser importante.
Anatomía patológica
Se caracteriza histológicamente por la inflamación de las vías aéreas terminales con macrófa-
gos que llenan los bronquiolos respiratorios y que se extienden a los conductos y sacos alveo-
lares. Los macrófagos se observan pigmentados de color café al ser teñidos con PAS. No hay
vasculitis pero el epitelio bronquiolar es substituido por células cuboides sin cilios. La des-
trucción de los cilios hace que el moco y los detritus celulares no puedan ser movilizados, lo
que da lugar a tapones que ocluyen la luz bronquiolar casi en su totalidad. En el tejido peri-
168
INFECCIONES AGUDAS DE LAS VÍAS AÉREAS INFERIORES
Alteraciones funcionales
La severidad de la lesión en los niños es mucho más grave que en los adultos y esto se puede
atribuir a un factor anatómico, ya que en el niño el calibre de las vías aéreas periféricas es
menor. Como resultado del edema de la pared bronquiolar y la acumulación de detritus celu-
lares, la vía aérea se ocluye parcial o totalmente. Si la obstrucción es parcial se provoca factor
valvular con incremento del aire residual y sobredistención pulmonar. Si la obstrucción es
total se reabsorbe el aire y se producen atelectasias, esto propicia áreas con disminución de la
distensibilidad dinámica y gran resistencia de las vías aéreas al paso del aire, lo cual puede
cuantificarse en el adulto midiendo la capacidad vital y el volumen espiratorio en el primer
segundo.
En la gasometría se observa hipoxemia secundaria al desequilibrio de la relación venti-
lación/perfusión. Si los alveolos funcionantes no pueden compensar la insuficiencia ventila-
toria, se produce hipercapnia y acidosis respiratoria. Generalmente cuanto más elevada es la
frecuencia respiratoria, más baja es la tensión de oxígeno arterial. La retención de bióxido de
carbono no suele ocurrir hasta que la frecuencia respiratoria es superior a los 60 por minuto y
aumenta en proporción a la taquipnea.
Cuadro clínico
169
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Shaw y sus colaboradores señalan los siguientes parámetros clínicos y de laboratorio que
permiten valorar la severidad de la enfermedad: a) aspecto general del enfermo, es decir, si
tiene buena apariencia, si se ve enfermo pero sin toxemia o si tiene fascies de toxicidad, b)
saturación de oxígeno (por debajo de 95% determinada con oxímetro de pulso), c) edad gesta-
cional menor a 34 semanas, d) frecuencia respiratoria de 70 o más por minuto, e) presencia de
atelectasias en la radiografía de tórax y f) edad del lactante; si es menor o mayor a los tres
meses.
Los niños graves tienen aspecto físico de enfermedad con toxicidad y baja saturación de
oxígeno que se traduce en cianosis distal. La radiografía de tórax muestra atelectasias y sobre-
distensión. La edad gestacional es más importante que la del niño, ya que los prematuros tienen
una incidencia de complicaciones perinatales más elevada, como displasias broncopulmonares
o anormalidades cardiacas o pulmonares. Sin embargo, también la edad posnatal es importante,
ya que la severidad es mayor cuanto menor es la edad del niño. Otros factores importantes son
el hacinamiento, el no recibir alimentación materna, la presencia de fumadores dentro de la casa,
los antecedentes familiares con alergias o asma.
Los adultos que padecen bronquiolitis habitualmente se encuentran entre la tercera y
cuarta década de vida, tienen una historia de haber fumado en forma importante por largo
tiempo. Afecta tanto a hombres como a mujeres. Los síntomas más frecuentes son: tos crónica
y disnea progresiva, síntomas que semejan alguna enfermedad intersticial. Se caracteriza por
un curso clínico prolongado con disnea, tos, expectoración mucopurulenta y estertores en las
bases pulmonares, pero los hallazgos a la exploración física son poco notables. Las pruebas de
función respiratoria muestran frecuentemente un patrón mixto, obstructivo restrictivo con
disminución de la capacidad vital y de los flujos espiratorios medios. Es frecuente encontrar
una disminución de los niveles de inmunoglobulinas. La medicación con corticoides mejora
la sintomatología. Los pacientes que dejan de fumar mejoran clínicamente, en caso contrario la
sintomatología se incrementa. A pesar de la regresión sintomática los cambios histológicos no
desaparecen totalmente.
El diagnóstico de bronquiolitis se integra con la sospecha epidemiológica y el cuadro clí-
nico señalado. Los estudios de laboratorio y gabinete servirán para confirmar la sospecha
clínica.
La presencia de leucocitosis importante hace sospechar una complicación bacteriana. La
gasometría es necesaria para cuantificar las concentraciones de O2 y CO2 en la sangre así como
la presencia de acidosis. Debe tenerse en cuenta que la hipoxemia no se correlaciona necesaria-
mente con la gravedad clínica del padecimiento, por lo que la saturación de oxígeno en los
niños debe determinarse por medio del oxímetro de pulso cuando el niño se encuentra quieto
y respirando aire ambiente. Tiene por objeto predecir mejor la severidad de la enfermedad,
además, proporciona un dato rápido, continuo y no invasivo. Es importante determinar el tipo
de agente causal mediante cultivo directo o por serología. Es frecuente encontrar anticuerpos
neutralizantes del tipo IgA en la mucosa nasal en caso de etiología por citomegalovirus.
Las complicaciones más graves son producidas por la retención de secreciones con las
consecuentes atelectasias y alteraciones en la ventilación/perfusión que llevan a la hipoxemia
170
INFECCIONES AGUDAS DE LAS VÍAS AÉREAS INFERIORES
Radiología
Radiográficamente no hay datos específicos, puede tener una apariencia normal pero fre-
cuentemente se observa atrapamiento de aire, abatimiento de diafragmas, ensanchamiento de
los espacios intercostales con sobredistensión pulmonar e imágenes intersticiales o pequeñas
opacidades irregulares, en especial en las regiones basales (figuras 9.2 a la 9.5).
La tomografía computada de tórax permite observar opacidades difusas en vidrio despu-
lido en ambos campos pulmonares, más marcadas en los lóbulos superiores predominando en
el centro de los lobulillos. La tomografía computada de alta resolución muestra pequeñas
opacidades nodulares centrolobulillares que representan la inflamación bronquiolar y opaci-
dades en forma de anillos que traducen bronquioloectasias o bronquiectasias.
La gamagrafía ventilatoria perfusoria muestra algunos defectos de perfusión a los que se
suman defectos ventilatorios más extensos con una baja probabilidad de tromboembolismo.
FIG. 9.2. Obsérvese los diafragmas aplanados, los espacios intercostales ensanchados,
la sobredistención pulmonar periférica y el broncograma aéreo.
171
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
172
INFECCIONES AGUDAS DE LAS VÍAS AÉREAS INFERIORES
Tratamiento
173
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
SINOPSIS
1. Los gérmenes causales de la bronquitis aguda son: influenza tipo B, adenovirus, parainfluenza,
sincicial respiratorio, ECHO, Coxsackie o rinovirus. Entre las bacterias tenemos el Staphylo-
coccus pyogenes, el Streptococcus pneumoniae y el Haemophilus influenzae.
2. Como factores patogénicos participan las substancias como el polvo, las partículas de carbón,
el SO2, el CO, el NO2, y derivados de la gasolina escasamente refinada. También hay que tener
en cuenta el tabaquismo y los cambios bruscos de temperatura y de humedad, ya que producen
irritación bronquial, hipersecreción, disminución del movimiento ciliar y espasmo bronquial.
4. En el cuadro clínico se presentan mialgias, dolor retroesternal, cefalea, astenia, adinamia, estor-
nudos, catarro nasal y faríngeo, posteriormente tos, expectoración mucopurulenta, fiebre, esca-
lofrío, diaforesis y dificultad respiratoria. Hay estertores roncantes y silbantes diseminados. La
radiografía puede no dar ningún dato anormal o una imagen reticular difusa. Hay leucocitosis
con neutrofilia.
6. La bronquiolitis es la inflamación de las vías aéreas distales que en los niños se acompaña de
insuficiencia respiratoria importante y cuya etiología habitualmente es viral, en especial el sin-
cicial respiratorio, así como los adenovirus, el parainfluenza tipo 3, el rinovirus, el citomega-
lovirus y el influenza A.
174
INFECCIONES AGUDAS DE LAS VÍAS AÉREAS INFERIORES
7. Se caracteriza por la inflamación de las vías aéreas terminales con macrófagos que llenan los
bronquiolos respiratorios y que se extienden a los ductos y sacos alveolares. La destrucción de
los cilios hace que el moco y los detritus celulares no puedan ser movilizados, produciendo
tapones que ocluyen casi en su totalidad la luz bronquiolar. En su patogenia se invocan proce-
sos alérgicos.
8. En el cuadro clínico se presenta rinorrea, tos, fiebre, conjuntivitis, faringitis, polipnea, tiros in-
tercostales, estertores bronquiales finos y silbantes espiratorios. En las formas graves se observa
postración e indiferencia. El tórax está sobredistendido, con hipersonoridad. Puede llegarse al
choque y al paro cardiorrespiratorio.
10. Con el tratamiento se debe corregir la insuficiencia respiratoria mediante humidificación y oxi-
genación adecuada. Es necesario el uso de antimicrobianos, de preferencia los indicados por el
antibiograma. Es recomendable asociar el uso de esteroides por su acción antiinflamatoria y
bloqueadora de la reacción antígeno-anticuerpo. Son útiles los broncodilatadores como la epi-
nefrina diluida en agua en un ventilador mecánico de presiones espiratorias positivas intermi-
tentes. Se debe dotar al paciente de ingresos hidroelectrolíticos y calóricos por vía parenteral.
LECTURAS RECOMENDADAS
BECK, K. P.; EITZMAN, D. Y NEU, J., Neonatal and Pediatric Respiratory Care, Mosby-Year Book, EUA, 1993.
BEHRINAN, E. R.; KLIEGMAN, M. R.; NELSON, E. W. Y VAUGHAN, C. V., Nelson. Tratado de Pediatría,
Interamericana, McGraw-Hill, México, 1992.
BETHAM, G. K., Farmacología básica y clínica, 5a ed., El Manual Moderno, México, 1994.
KENDING, L. EDWIN, Enfermedades del aparato respiratorio en la infancia, Editorial La Médica, México, 1971.
LOUGHLIN, M. G. Y EIGEN, H., Respiratory Disease in children. Diagnosis and Management, Williams &
Wilkins, EUA, 1994.
SCHIDLOW, V. D. Y SMITH, S. D., A Practical Guide to Pediatric Respiratory Diseases, Hanley & Belfus,
Philadelphia, EUA, 1994.
175
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
CAPÍTULO X
NEUMONÍAS
Dr. Rufino Echegoyen Carmona
Dr. Rubén Vargas González
Generalidades
Epidemiología
En México ocupa el primer lugar como causa de hospitalización en los servicios neumológicos
durante los cambios de estación y constituye la causa más frecuente de morbilidad infantil en
menores de cinco años. Predomina en el sexo masculino, en personas que viven en hacina-
miento, que tienen un estado nutricional pobre y hábitos tabáquico y alcohólico intensos.
Contribuyen a su patogenia el contacto frecuente con substancias irritantes de las vías respi-
ratorias (vapores, humos y polvos) que lesionan la integridad anatómica y funcional del
aparato respiratorio. En ocasiones es el padecimiento terminal en pacientes agobiados por
enfermedades degenerativas, neoplásicas, traumáticas o infecciosas. Afecta con más frecuen-
cia a los niños menores de cuatro años, a los lactantes inmaduros, a los que padecen hipo o
agamaglobulinemia o que tienen anomalías congénitas. El hacinamiento y la falta de higiene
177
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
ayudan a la propagación de las neumonías. Las complicaciones son más graves en alcohó-
licos, fumadores crónicos y en sujetos con deficiencias nutricionales.
Etiología y clasificación
De acuerdo con su etiología las neumonías se clasifican en: 1. Neumonías infecciosas (virus,
bacterias, ricketsias, clamidias, Mycoplasma, neumocistis, hongos, protozoos, helmintos),
2. Neumonías producidas por agentes físicos y 3. Neumonías producidas por agentes químicos.
En el caso de las infecciosas, que además son las más frecuentes, el microorganismo res-
ponsable es muy variable y su desarrollo depende fundamentalmente de las circunstancias que
propician su adquisición. Se ha observado que la flora infectante adquirida en la comunidad es
diferente a la que produce la enfermedad en el medio hospitalario, por lo que las neumo-
nías infecciosas comprenden dos grandes grupos: las neumonías adquiridas en la comunidad
y las neumonías intrahospitalarias nosocomiales. Ambos grupos se estudian más adelante.
Patogenia
Anatomía patológica
178
NEUMONÍAS
Fisiopatología
179
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
FIG. 10.2. Los espacios alveolares se observan llenos de exudado coagulado que contiene
fibrina, eritrocitos, numerosos leucocitos polimorfonucleares y los gérmenes causales
de la neumonía. Las paredes alveolares están conservadas.
Imágenes radiográficas
180
NEUMONÍAS
Esquemas radiográficos de las neumonías FIG. 10.3. En la parte superior se representa una
neumonía de foco único que abarca todo un lóbu-
lo. Es de opacidad uniforme, de borde superior
más alto en su parte interna. La imagen lateral
precisa que afecta el lóbulo inferior derecho, limi-
tado por la cisura mayor. El esquema inferior
representa una neumonía que afecta todo el lóbu-
lo, es de foco único. La opacidad es redonda, de
bordes mal limitados, y de densidad heterogénea.
La placa lateral sirve para ubicarla.
181
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Neumonía intersticial
182
NEUMONÍAS
Pronóstico
Depende de la extensión del proceso, del tipo de germen infectante, de las complicaciones y
de la gravedad de las mismas. Si el paciente estaba previamente sano el pronóstico es bueno,
es decir, evoluciona hacia la curación. Las causas más frecuentes de defunción son la insufi-
ciencia respiratoria, la cardiaca y el choque séptico.
Debe estar dirigido a combatir la inflamación y cuando existe insuficiencia respiratoria aguda
se tomarán las medidas necesarias.
La inflamación responde al uso de los antimicrobianos. Si se desconoce el germen causal se
inicia administrando penicilina por vía intravenosa o intramuscular según la gravedad del caso.
Si se conoce el agente etiológico o se tiene el resultado del antibiograma se procederá de acuer-
do con el mismo. Se escogerá el mejor bactericida, fácil de administrar, con menor cantidad de
efectos indeseables, poca toxicidad, más barato y menor posibilidad de resistencia. Se deberá
administrar con dosis adecuadas y por un tiempo que se prolongue más allá de la desaparición
183
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
de la fiebre. Como la imagen radiológica tarda en desaparecer mucho más que el cuadro clínico,
el tratamiento se suspenderá aunque radiográficamente no se haya resuelto en su totalidad.
La insuficiencia respiratoria se combate con oxigenoterapia y medidas tendientes a man-
tener permeables las vías aéreas. El catéter nasal o mascarilla es suficiente en muchos casos,
sólo está indicado el uso del respirador mecánico cuando hay retención de CO2. El respirador,
además, facilita la administración de substancias que facilitan la fluidificación y expulsión de
las secreciones bronquiales. También el útil el uso de medicamentos broncodilatadores así
como la aspiración mecánica de las secreciones.
NEUMONÍAS INFECCIOSAS
Los agentes causales más frecuentes son los virus, el Mycoplasma y las bacterias.
Neumonías virales. Es difícil determinar la frecuencia relativa de cada uno de los virus, pero es
común que sean los virus sincicial respiratorio, el influenza, el parainfluenza 2 y el ade-
novirus.
Neumonías por Mycoplasma. En la actualidad este germen es el que produce con más frecuen-
cia neumonía no bacteriana y ataca principalmente a los niños escolares y jóvenes.
Neumonías virales
Etiopatogenia
Las neumonías virales están producidas por una gama amplia de virus que penetran al orga-
nismo a través de las vías respiratorias. Los más frecuentes son el rinovirus, el sincicial respi-
ratorio, el adenovirus, el Coxsackie, el ECHO, el virus de la influenza y de la parainfluenza.
Es menor la participación del citomegalovirus y del herpes, que más bien actúan como opor-
tunistas cuando las resistencias del enfermo son deficientes. Los virus del sarampión y de la
varicela también pueden producir neumonías.
184
NEUMONÍAS
La identificación del agente etiológico en las neumonías virales no es fácil, ya que son
gérmenes intracelulares y los resultados de las pruebas serológicas se reportan generalmente
después de que el cuadro clínico agudo ha desaparecido. Por otra parte, la carencia hasta
ahora, de agentes antivirales selectivos, conduce a no considerar útil el diagnóstico etiológico
en la práctica clínica. Avances recientes reportan técnicas serológicas más rápidas, más senci-
llas y menos costosas, que prometen hacer más completo el estudio de estos enfermos.
La transmisión se hace de persona a persona o por contacto directo con objetos contami-
nados y puede facilitarse cuando existen condiciones que disminuyen la actividad ciliar de las
células de la mucosa traqueobronquial o que modifican la consistencia apropiada del moco.
Anatomía patológica
Los cambios anatomopatológicos pulmonares en las neumonías virales no difieren esencial-
mente entre sí, siendo constantes el edema y la infiltración del intersticio con neutrófilos y
macrófagos mononucleares. Las áreas neumónicas se observan de color rojo oscuro, los bron-
quios se llenan de exudado mucoide o fibrinoso. El epitelio bronquial se ulcera y el exudado
contiene fibrina, moco, neutrófilos, macrófagos y células epiteliales descamadas. La reacción
inflamatoria incluye los bronquios pequeños, bronquiolos y alveolos.
En la neumonía por el virus influenza hay zonas de hemorragia submucosa, con úlceras,
la luz del bronquio se llena de material mucopurulento y sanguinolento con inflamación peri-
bronquial extensa, e infiltración de leucocitos y eritrocitos, que semejan un proceso gangre-
noso. Puesto que es una infección generalizada en la autopsia se encuentra congestión de
muchas vísceras, en especial en el cerebro, miocardio, suprarrenales, bazo y ganglios linfáti-
cos, donde hay cambios inespecíficos.
En la neumonía por citomegalovirus destacan los infiltrados de mononucleares así como
inclusiones intranucleares en las células del epitelio y alveolos. Si las neumonías virales se
complican con una infección bacteriana se produce la destrucción de las paredes alveola-
res con presencia de exudado purulento y formación de abscesos y trombosis vasculares que
en ocasiones llevan a la muerte.
Manifestaciones clínicas
Habitualmente los síntomas son moderados y se inician con manifestaciones clínicas de las
vías respiratorias superiores en las infecciones por rinovirus y sincicial respiratorio. La fiebre
es poco elevada y remitente. La tos es persistente y molesta, seca al principio y posteriormente
productiva con expectoración mucosa o mucopurulenta. En los enfermos graves hay disnea
con tiro supraesternal y supraclavicular, cianosis y astenia.
En la neumonía por adenovirus se han aislado no menos de 27 serotipos. Produce epide-
mias entre los niños y en sitios con hacinamiento, como en los cuarteles. Los síntomas iniciales
son inespecíficos como fiebre, escalofríos, malestar general y dolor muscular.
La neumonía por virus de la influenza se presenta en forma epidémica como sucedió en
los años de 1957, 1968 y 1969, las cuales fueron verdaderas pandemias. Se han identificado tres
tipos inmunológicos de virus de la influenza, el A, B, C, y otro el D que es llamado de parain-
185
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
fluenza. En el tipo A hay cuando menos cuatro cepas distintas y la cepa asiática de tipo A es
la que causó la pandemia de 1957 con una elevada mortalidad.
El comienzo es súbito, con fiebre que alcanza 40 °C postración, cefalea, tos, dolor en
faringe y dolores en extremidades. La fiebre dura entre tres y cinco días, acompañada de
debilidad y depresión importante por varias semanas. Un ataque de influenza deja inmu-
nidad bastante duradera, pero ésta tiene especificidad de tipo y brinda protección sólo contra
el tipo que causó la infección o cepas muy afines dentro del mismo tipo. En la infección por el
virus de la parainfluenza hay inflamación extensa de la laringe, tráquea y bronquios. Los
trastornos son menos intensos que en la influenza, es más frecuente en los lactantes y los pe-
diatras le llaman crup.
El virus del sarampión produce la neumonía de células gigantes. En la varicela la neu-
monía se presenta de dos a seis días después del exantema, con síntomas muy intensos como
son tos, expectoración mucosa, dolor torácico y fiebre.
Tratamiento
No hay medicamentos específicos para esta amplia variedad de virus. Se aconseja el reposo
en cama ya que reduce las complicaciones e impide la diseminación del virus responsable. Es
importante mantener una hidratación adecuada, la humidificación del ambiente es muy útil
sobre todo en los niños. El tratamiento sintomático consiste en el uso de antipiréticos del tipo
del ácido acetilsalicílico o del acetaminofén. Si hay insuficiencia respiratoria se administrará
oxígeno por tienda o sonda nasal. A enfermos de edad avanzada con padecimientos crónicos,
esputo mucopurulento y que no mejoren en cinco días se les debe administrar antibióticos, de
preferencia ampicilina o tetraciclina que son efectivos contra el neumococo y el Haemophilus
influenzae.
186
NEUMONÍAS
Etiología
El Mycoplasma se aisló por primera vez en 1944 por Monroe Eaton en un caso de neumonía
atípica primaria. Es un organismo que carece de pared celular, es móvil y su morfología es
filamentosa, tiene terminaciones que se adhieren a las membranas del huésped y a la super-
ficie de los vasos basándose en receptores con ácido neuramínico.
Se semeja a los virus por los efectos citopáticos en cultivos de células, pasa a través de fil-
tros y su crecimiento puede inhibirse por anti sueros específicos, ya que hay relación antigé-
nica entre el parásito y el huésped. Puede producir aberraciones cromosómicas y cambios
morfológicos en cultivos celulares y son resistentes a varios antibióticos. Sin embargo, la dife-
rencia fundamental consiste en que el Mycoplasma tiene organización celular, es autosufi-
ciente y no requiere de un parasitismo intracelular para vivir.
Anatomía patológica
Las alteraciones anatómicas son características de la neumonía intersticial. Lesiona y destruye
el epitelio superficial produciendo bronquiolitis aguda, congestión vascular, edema e infil-
trado de células mononucleares. Las lesiones en otros órganos pueden tener una base inmu-
nológica, ya que no existe evidencia de diseminación extrapulmonar del organismo. Estas
alteraciones pueden incluir la anemia hemolítica, fenómenos tromboembólicos, daño en la
piel, artritis y síndromes del sistema nervioso central.
Cuadro clínico
Se presenta entre los cinco y los 25 años de edad y es común que existan brotes en familias,
escuelas y campos militares, en cualquier época del año, pero su frecuencia es más alta a fines
de verano y principios de otoño. Su transmisión se realiza por la diseminación aérea de perso-
nas infectadas a sanas. Tiene un periodo de incubación de dos a tres semanas. En ocasiones se
inicia con rinitis, rinosinusitis, laringitis o laringotraqueítis aguda. En otros casos el principio
es súbito sin antecedentes de infección previa, con dolor pleural, escalofrío, fiebre elevada, tos
seca durante las primeras horas y después se hace productiva con esputo mucopurulento. Si
la neumonía es extensa el paciente puede estar disneico o incluso cianótico. La disfonía sólo
ocurre cuando hay inflamación de las cuerdas vocales. Con frecuencia el paciente tiene impor-
tante ataque al estado general con astenia, adinamia, hiporexia, mialgias y artralgias. En los
casos de neumonía necrotizante el esputo es hematopurulento, dando el aspecto de achoco-
latado.
A la exploración física hay diaforesis, palidez, disnea, a veces con aleteo nasal, ocasional-
mente con cianosis de mucosas y conjuntivas. En el tórax puede integrarse un síndrome de
condensación pulmonar, si hay múltiples focos en ambos pulmones se escuchan estertores
alveolares y broncoalveolares diseminados. Puede complicarse con derrame pleural. El
cuadro clínico puede durar un mes o más.
187
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Tratamiento
Muchos casos se recuperan espontáneamente sin tratamiento específico, pero la convalecen-
cia puede ser prolongada. Se utiliza la tetraciclina a dosis de 250 mg 4 veces al día, es decir,
cada 6 horas durante 5 a 7 días. En la actualidad se prefiere la eritromicina a una dosis de 1.5
gramos repartida durante el día y por 6 días. En los niños la dosis de eritromicina es de entre
30 a 50 mg/kg al día para los que pesan menos de 25 kilos y de 1 g al día para los que pesan
más. La falta de pared celular en el Mycoplasma explica la resistencia a los medicamentos
inhibidores de la síntesis de la pared celular.
Neumonía neumocóccica
Etiopatogenia
Producida por los Streptococcus pneumoniae. Son cocos grampositivos, ovoideos, encapsu-
lados, que se disponen en pares o cadenas cortas. Poseen antígenos capsulares que deter-
minan 30 tipos inmunológicamente específicos. Suele ser secundaria a una infección viral de
las vías respiratorias. Es frecuente en personas debilitadas por otras enfermedades, en los
alcohólicos y en las personas expuestas al tiempo frío y húmedo.
Anatomía patológica
Se le ha identificado como neumonía lobar aguda por atacar con frecuencia todo un lóbulo.
La evolución anatomopatológica del proceso es típica y ya fue descrita en las generalidades
(figura 10.8).
188
NEUMONÍAS
Cuadro clínico
En ocasiones el inicio es brusco, consecutivo a un enfriamiento, hay fiebre elevada (hasta
40 ºC), escalofrío intenso, diaforesis, cefalea y a veces delirio. El dolor pleural o dolor de costado
es típico de la neumonía lobar. A veces la irradiación hacia abajo y adelante puede confundirla
con un padecimiento abdominal. En otras ocasiones se inicia con una infección de vías respi-
ratorias superiores con malestar general y tos intensa que rápidamente se vuelve productiva,
con esputo purulento de aspecto herrumbroso y dolor pleural. Puede haber disnea, cianosis,
taquicardia, pulso débil y anorexia. En la exploración física se integra un síndrome de con-
densación pulmonar puro o con broncoalveolitis. La lengua se encuentra seca, saburral y de
bordes rojizos. En los niños no es raro encontrar dolor abdominal, que puede llegar a ser el
dato inicial de la enfermedad, dificultando el diagnóstico temprano. La orina es escasa, subida
de color y en ocasiones con albuminuria. Antiguamente estos síntomas se sostenían hasta siete
o nueve días en que el cuadro clínico cedía por crisis, esto es, en forma brusca descendía la
189
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
FIG. 10.9. Neumonía lobar aguda. Opacidad homogénea en la base del pulmón derecho.
El examen bacteriológico reportó Streptococcus pneumoniae.
190
NEUMONÍAS
Complicaciones
La inflamación pleural es constante y son frecuentes los pequeños derrames serofibrinosos. Si
éstos se llegan a infectar se produce el empiema, que se manifiesta por fiebre en agujas y sig-
nos físicos de derrame pleural. Otras complicaciones son la bacteriemia, la pericarditis, la
endocarditis, la meningitis y la insuficiencia respiratoria. Antes de los antibióticos la morta-
lidad era muy elevada, actualmente ha disminuido, sin embargo, sigue siendo alta en los
desnutridos, ancianos y alcohólicos (figura 10.11).
191
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Tratamiento
El medicamento de elección es la penicilina G sódica cristalina a la dosis de dos millones de uni-
dades cada 4 horas por vía endovenosa. Puede usarse la eritromicina a dosis de 500 mg cada 8
horas y la clindamicina a dosis de 300 mg cada 6 horas. Son útiles las cefalosporinas, el clo-
ramfenicol, la cefalotina o la lincomicina. Es necesaria la oxigenoterapia. Debe corregirse el
choque si existe. Deben tratarse las enfermedades asociadas, como la insuficiencia cardiaca, la
diabetes, el asma, etcétera.
Etiopatogenia
El Haemophilus influenzae es un bacilo gramnegativo pequeño, encapsulado, pleomórfico. Se
ha reportado como el segundo agente de importancia en el desencadenamiento de las neu-
monías adquiridas en la comunidad, se encuentra entre las infecciones hospitalarias, es causa
de las exacerbaciones infecciosas en la bronquitis crónica de los enfermos con EPOC, carci-
noma o con alcoholismo crónico.
Cuadro clínico
Puede ser precedida por una infección de las vías respiratorias altas de origen viral o como
una exacerbación de la sintomatología respiratoria en pacientes adultos que padecen bron-
quitis crónica. Se presenta con tos, expectoración mucosa o mucopurulenta, fiebre, escalofrío,
cefalea, dolor corporal y disnea progresiva que puede acompañarse de cianosis. A la explo-
ración física estertores bronquiales y broncoalveolares diseminados en ambos campos pul-
monares, pero preferentemente en las bases.
Radiología y laboratorio
La radiografía muestra opacidades exudativas y a veces focos neumónicos múltiples uni o
bilaterales.
La leucocitosis es variable, puede ser normal o moderadamente elevada. El cultivo del
germen se hace a partir del esputo, del líquido pleural cuando hay empiema o mediante un
hemocultivo.
Tratamiento
Se usa la ampicilina con una dosis de 500 mg cada seis horas. Se ha usado la tetraciclina, el
cloramfenicol, cefamandol, cefotaxima o trimetoprim-sulfametoxazol. Cloramfenicol a la
dosis de 750 mg endovenosos en 20 a 30 minutos cada 6 horas durante 10 o 14 días. De pref-
erencia utilizar el antibiótico al cual sea sensible el Haemophilus influenzae.
192
NEUMONÍAS
Neumonía estreptocóccica
Etiopatogenia
Producida por el Streptococcus pyogenes del grupo A, también conocido como Streptococcus
hemolyticus A. Es un germen grampositivo, se dispone en parejas o formando cadenas. Las bac-
terias se encuentran en las vías respiratorias altas de los portadores sanos o en enfermos de
amigdalitis, caries, abscesos peridentarios, sinusitis y faringitis.
Afecta de preferencia a los niños y a los ancianos, en especial después de un cuadro de sa-
rampión o tosferina. La transmisión se realiza de persona a persona por las gotitas de Pflügge.
Cuando el enfermo es portador de focos infecciosos en orofaringe la disminución de las de-
fensas locales del aparato respiratorio en épocas de frío intenso, anestesia, inconsciencia por
intoxicación alcohólica aguda, etcétera, facilitan el transporte del germen hasta la mucosa del
árbol bronquial. Los estreptococos anaerobios llegan a producir la neumonía necrosante.
Anatomía patológica
Ocasiona formas bronconeumónicas frecuentemente bilaterales que pasan por estadios seme-
jantes a los producidos por el neumococo, pero los focos neumónicos se encuentran en etapas
diferentes de inflamación, consolidación y resolución.
Cuadro clínico
A veces comienza bruscamente con fiebre alta (38.5 °C), tos intensa y dolor torácico. La expec-
toración es mucopurulenta, verde amarillenta, a veces hemoptoica. Se acompaña de taquipnea,
taquicardia, cianosis, náusea, vómito, estertores crepitantes y subcrepitantes diseminados. En
otras ocasiones el comienzo es insidioso y si es secundaria a otra enfermedad aguda los signos
iniciales se confunden con los de ésta. La fiebre se mantiene por una semana o más y la en-
fermedad cura paulatinamente. La reposición total del enfermo también es lenta. El derrame
pleural es frecuente.
Radiología y laboratorio
Radiográficamente se parece a la anterior ya que forma focos bronconeumónicos, uni o bila-
terales, de bordes irregulares y de baja densidad. La leucocitosis es de 10 a 20 000 y la bacte-
riemia es menos frecuente.
Complicaciones
Comprenden el absceso pulmonar, el empiema, la insuficiencia respiratoria, la tromboembolia
pulmonar, la pericarditis y la insuficiencia cardiaca.
Tratamiento
La droga de elección es la penicilina. Debe mantenerse el tratamiento mínimo por dos sema-
nas. También se usa la eritromicina y la cefalotina.
193
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Etiopatogenia
Es un padecimiento producido por la Legionella pneumophila, identificada como la causante
de una epidemia de neumonía en 182 de los asistentes a una convención de la Legión Ame-
ricana efectuada en Filadelfia en 1976, y que fue mortal para 29 de ellos. Previamente habían
ocurrido otros brotes epidémicos en otros lugares de la Unión Americana pero no se había iden-
tificado el agente etiológico.
La Legionella es un bacilo pleomórfico, flagelado, móvil, aerobio estricto, que no se tiñe
con el método de Gram, pero que tiene características de los gérmenes gramnegativos.
Produce exotoxinas y su identificación requiere del cultivo.
Epidemiología
La neumonía por Legionella pneumophila es más frecuente en los hombres y en las edades
medias y avanzadas de la vida. El tabaquismo, el alcoholismo, los medicamentos inmuno-
supresores y las enfermedades crónicas constituyen factores de riesgo para esta enfermedad.
Es más frecuente durante el verano y el otoño. No se trasmite de persona a persona, por lo
que el aislamiento de los pacientes no es necesario y los brotes epidémicos se han observado
en personas que viven cerca de alguna construcción o excavación, en los hoteles o edificios
con aire acondicionado. Se le ha encontrado en al agua potable contaminada. Es un patógeno
intracelular que posiblemente no haga que muera la célula y al sobrevivir se multiplica den-
tro de los monocitos, lo que explicaría las recaídas.
Anatomía patológica
Tiene las características de un proceso bronconeumónico que afecta más los lóbulos inferiores
y que frecuentemente se acompaña de pleuritis serofibrinosa. Microscópicamente se observa
como una neumonía fibrinopurulenta que afecta los bronquiolos terminales y los alveolos,
los cuales se llenan de fibrina, células alveolares descamadas, leucocitos polimorfonucleares,
macrófagos, algunos glóbulos rojos y las bacterias libres o intracelulares.
La evolución es hacia la restitución total, pero algunos casos evolucionan a la neumonía
organizada y la fibrosis intersticial, con inflamación y obliteración de los bronquiolos y duc-
tos alveolares, con vasculitis crónica y paquipleuritis. La diseminación extrapulmonar llega a
ocurrir raramente, sobre todo en pacientes inmunocomprometidos.
Cuadro clínico
El inicio es inespecífico: cefalea, debilidad, dolorimiento corporal y rinorrea. A los dos días,
fiebre elevada, escalofríos, tos seca, disnea y dolor pleural. Más tarde la tos se hace produc-
tiva y en ocasiones hemoptoica. Puede acompañarse de náusea, vómito y diarrea. A la explo-
ración física encontramos taquicardia, hipotensión, estertores bronquioalveolares y datos de
consolidación pulmonar. A veces desorientación, rash y eritema.
194
NEUMONÍAS
Tratamiento
Eritromicina con una dosis de 500 mg a 1g por vía oral cada 6 horas durante 3 semanas.
También se usa la tetraciclina con una dosis de 2g al día por vía oral o intramuscular (IM).
La rifampicina también ha sido utilizada. El pronóstico depende del estado de salud previo
del paciente y de la prontitud con que se establezca el diagnóstico y se instituya el trata-
miento.
Los gérmenes que producen neumonías en los pacientes hospitalizados han variado con el
tiempo debido a la aparición de antibióticos nuevos, al uso y abuso de ellos para tratar otras
patologías extrapulmonares, ya que alteran la flora normal del organismo y determinan su-
perinfecciones por gérmenes más agresivos como son los entéricos gramnegativos o los dro-
gorresistentes como el estafilococo.
Los gérmenes habituales de las vías intestinales que pasan a la corriente sanguínea y a los
pulmones en pacientes con enfermedades crónicas consuntivas son la Escherichia coli, Pseu-
domonas aeruginosa, Proteus mirabilis y Bacteroides. La diabetes y la pielonefritis grave son
factores predisponentes frecuentes, al igual que la senectud y los problemas oncológicos.
Estas neumonías son difíciles de tratar tanto por el agente etiológico mismo como por las con-
diciones del huésped.
Neumonía estafilocóccica
Etiopatogenia
Es producida por el Staphylococcus aureus, micrococo grampositivo que libera toxinas que le
confieren gran virulencia por invasivo y necrosante. Es también coagulasa positivo y produc-
tor de penicilinasa, lo que explica su gran resistencia. Es saprófito de la nariz y la piel, hay
portadores sanos que pueden diseminarlo. Es más común en los niños y ancianos, los cuales
195
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
tienen menores defensas orgánicas. El Staphylococcus albus, más común, es menos patógeno
y pocas veces invasor.
Anatomía patológica
Se localiza en diferentes áreas del pulmón, por lo que origina neumonías de focos múltiples.
Estos focos pasan por estadíos similares a los de la neumonía neumocóccica, sólo que evolu-
cionan a tiempos diferentes, superponiéndose los estadíos en diferentes focos. Tiende a pro-
ducir necrosis tisular y a formar neumatoceles, los que pueden complicarse de neumotórax,
en especial en los niños. Puede dejar como lesiones residuales fibrosis, bronquiectasias y bron-
coestenosis. El neumatocele es un quiste aéreo, esférico, de paredes delgadas, único, pero
puede ser múltiple. El neumatocele puede romperse y producir un neumotórax. Puede pro-
ducir bacteremia y formación de abscesos en otras partes del cuerpo. El empiema es compli-
cación frecuente.
Cuadro clínico
Los lactantes y en especial los recién nacidos son muy susceptibles. Toda neumonía grave en
un pequeño menor de doce meses es probable que sea estafilocóccica. La senectud y las enfer-
medades respiratorias crónicas predisponen a este padecimiento.
El comienzo puede ser súbito, con hipertermia en picos, escalofrío y diaforesis intensa,
disnea y cianosis importante con gran postración, en ocasiones con dolor pleural. Otras veces
el inicio es insidioso, aparece como complicación de otra patología como la influenza, el
sarampión, la varicela. La fiebre es en agujas con periodos de remisión. La tos es intensa, con
expectoración purulenta y en ocasiones hemoptoica. Esta neumonía suele durar más que la
neumocóccica y la insuficiencia respiratoria es intensa. El riesgo de muerte varía según
la edad y el estado general del paciente.
Tratamiento
Es conveniente solicitar cultivo con antibiograma. Si el germen es sensible a la penicilina se
usará en dosis de 10 millones por vía endovenosa diaria. En caso de resistencia se usa diclo-
xacilina, meticilina o cefalosporinas de primera generación. También puede usarse la lincomi-
cina, la eritromicina o el cloramfenicol. El tratamiento debe ser prolongado, por lo menos por
cuatro semanas.
196
NEUMONÍAS
Etiopatogenia
La Klebsiella o bacilo de Friedlander es un bacilo aerobio gramnegativo, encapsulado, no
móvil, que puede desarrollarse también en condiciones anaerobias. Se presenta como baston-
cillos cortos en pares (diplobacilos) e intracapsulares. Produce una neumonía especialmente
grave que tiende a la formación de abscesos y necrosis, sobre todo en sujetos debilitados, en
alcohólicos o con trastornos respiratorios crónicos.
Anatomía patológica
Forma múltiples focos de consolidación con tendencia a la coalescencia, la mayor parte en los
lóbulos superiores, más en el derecho. Macroscópicamente las zonas neumónicas son densas,
no crepitan, al corte escurre exudado mucoide, gris o café rojizo, espeso y adherente. Los focos
neumónicos se encuentran en etapas variables de evolución, unos son agudos y otros cróni-
cos. Es característica la tendencia a la necrosis, por lo que se forman abscesos pulmonares
múltiples e irregulares. Microscópicamente predomina la necrosis de las paredes alveolares,
197
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Cuadro clínico
El inicio suele ser rápido: fiebre alta, escalofrío, dolor pleural y tos productiva abundante, con
expectoración café rojizo que recuerda a la grosella. Cianosis intensa. Su evolución puede ser
fulminante y producir la muerte. En la exploración física del paciente se encuentra un sín-
drome de condensación pulmonar puro o asociado con broncoalveolitis. Cuando el padeci-
miento pasa a la cronicidad tiene que hacerse el diagnóstico diferencial con tuberculosis
debido a que llega a producir cavidades, frecuentemente localizadas en la porción superior de
los pulmones. Su curso es más crónico que la neumocóccica y la resolución es lenta.
Tratamiento
Se administra gentamicina con una dosis de 5 a 6 mg/kg al día repartido en tres dosis.
También se ha reportado útil la kanamicina, la estreptomicina, la cefalotina y el cloramfenicol.
198
NEUMONÍAS
Etiopatogenia
Es de las neumonías hospitalarias más comunes. Frecuentemente la infección tiene como punto
de partida el equipo contaminado (sondas intratraqueales o aparatos mecánicos respiratorios). Se
observa sobre todo en personas que tengan otros padecimientos que disminuyan sus defensas
orgánicas, como los procesos pulmonares crónicos, la insuficiencia cardiaca congestiva, la dia-
betes mellitus, el alcoholismo o las nefropatías. Los pacientes traqueostomizados son propensos
a padecer una infección por este germen, sobre todo cuando requieren aspiraciones frecuentes.
Cuadro clínico
Se manifiesta en pacientes hospitalizados por alguna enfermedad base que dio lugar a una dis-
minución de las defensas del sujeto. El comienzo en ocasiones es brusco, con fiebre elevada,
escalofrío, disnea, tos, expectoración de color amarillo o verdoso y mal estado general. A la
exploración se encuentran estertores subcrepitantes basales bilaterales, broncofonía y ruido
respiratorio rudo; los ruidos cardiacos no muestran alteraciones.
Tratamiento
En pacientes con función renal normal se recomienda la administración de gentamicina, de
una dosis de 5 a 7 mg/kg al día, amikacina con una dosis de 15 mg/kg al día fraccionada en
dos aplicaciones o carbenicilina con una dosis de 24 a 40 g al día por vía endovenosa, esto es
una dosis de 300 a 500 mg/kg al día dependiendo de la gravedad del caso, en niños la dosis
es de 50 a 100 mg/kg al día.
Ticarcilina con una dosis de 3 g por vía endovenosa cada 4 a 6 horas o 200 a 300 mg/kg
al día administrados cada 4 o 6 horas. Con los aminoglucósidos es conveniente medir los va-
lores de creatinina sérica para establecer el tiempo de administración entre una y otra apli-
cación debido a los efectos tóxicos de éstos sobre la función renal.
199
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
La inhalación de aire o humo caliente produce quemaduras respiratorias que dan por resul-
tado obstrucción de las vías aéreas con dificultad a la ventilación. Después de seis a siete horas
se produce edema pulmonar que evoluciona hacia la neumonía propiamente dicha.
Tratamiento
Se debe proporcionar oxígeno y un medio húmedo mediante inhaloterapia. Es útil la hidro-
cortisona por vía intravenosa para disminuir la inflamación y el edema. En ocasiones es nece-
saria la respiración positiva intermitente.
Este tipo de neumonía se produce por acción de la radioterapia para tratar neoplasias toráci-
cas, la más frecuente es la del seno, le sigue la del pulmón y las metástasis pulmonares de neo-
plasias extratorácicas. Lo que las radiaciones producen en el pulmón es una inflamación que
se limita al sitio que recibe la radiación. Los efectos varían con la dosis recibida, la cantidad
de pulmón receptor, la dosis de radiación y la frecuencia de la administración. En general, los
síntomas se presentan después de que se recibe la radiación y suelen ser escasos. Esta neu-
monía es más frecuente en individuos delgados.
Alteraciones anatomofuncionales
Se produce engrosamiento de las paredes alveolares por infiltración de linfocitos y macró-
fagos, formación de membranas hialinas, descamación de células alveolares, organización del
exudado y finalmente fibrosis. Puede haber trombosis de los pequeños vasos. Hay restricción
del parénquima pulmonar con pérdida de la elasticidad.
Cuadro clínico
Si la extensión radiada es pequeña, no hay síntomas. Cuando los hay, se presentan unas se-
manas después de la exposición con tos seca y disnea que es el síntoma principal y que
aumenta rápidamente, pero que después de cierto tiempo disminuye. No hay fiebre y los sig-
nos físicos son escasos, en ocasiones hay estertores crepitantes, la pleura puede engrosarse y
las costillas mostrar fracturas o datos de necrosis por radiación.
200
NEUMONÍAS
Prevención y tratamiento
Se recomienda administrar corticoides al paciente que va a recibir radiaciones y terapia
anticoagulante para prevenir la formación de trombos. En la instalación del proceso, se admi-
nistra oxígeno y antibióticos en caso de infección.
Alteraciones funcionales
El cloro y el fosgeno producen bronquitis crónica. La inhalación de dióxido de azufre en bajas
concentraciones origina resistencia en las vías aéreas. La inhalación de estos gases puede pro-
ducir un daño pulmonar irreversible con importante deterioro funcional.
201
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Tratamiento
Separar al enfermo de la fuente de contaminación, cambiarle de ropa, administrar oxígeno y
medidas generales para controlar el choque. Si posteriormente hay infección bacteriana se
administrará un antibiótico como la penicilina. Es útil el uso de corticoides.
Etiopatogenia
Es causada por aspiración de contenido gástrico o de secreciones de las vías respiratorias altas
en pacientes que están bajo el efecto de algún sedante, en estado de intoxicación alcohólica o
barbitúrica aguda, en la anestesia general, en alteraciones de la conciencia como resultado de
un traumatismo de cráneo, de un accidente vascular cerebral o en epilépticos.
En esta neumonía se combinan factores físicos, químicos y bacteriológicos. La aspiración
de contenido gástrico es frecuente en los niños y en personas de edad avanzada. En los ni-
ños es frecuente la aspiración de leche por las vías aéreas o de algún medicamento para las
fosas nasales que contenga aceite mineral o aceite animal, como sucede en los casos en que se
les administra aceite de hígado de bacalao. Los padecimientos que facilitan el paso de ali-
mentos a las vías aéreas son el divertículo esofágico, la acalasia del cardias, la hernia hiatal, las
estenosis esofágicas benignas o malignas y la relajación del esfínter esofagofaríngeo durante el
sueño por alteraciones neurológicas.
Alteraciones anatomofuncionales
La neumonía por aspiración puede ser aguda, recurrente o crónica. En el caso de la aspira-
ción de contenido gástrico se produce una neumonía aguda por el contenido altamente ácido
del jugo gástrico. La sintomatología es inmediata a la aspiración y las lesiones que produce
por su acción química pueden ser seguidas de infección por anaerobios, lo que provoca una
neumonía rápidamente necrotizante. Las alteraciones funcionales consisten en broncoes-
pasmo, obstrucción de la vía aérea por necrosis de la mucosa bronquiolar, exudado alveolar
y alteración del surfactante, lo que produce hipoxemia por alteraciones en la relación venti-
lación-perfusión.
Cuadro clínico
El paciente tiene accesos de tos, disnea súbita, sensación de ahogo y muerte. Puede incre-
mentarse el vómito, el broncoespasmo y dar lugar a shock debido a reflejo vagal. La aspiración
puede dar lugar a una neumonía hemorrágica severa con edema pulmonar y hemoptisis. En
los padecimientos que producen reflujo esofágico la aspiración de líquido gástrico y alimentos
puede ser crónica. En ocasiones los pacientes no refieren disfagia, siendo más constante la
tos y el esputo hemoptoico recurrente. Al final se produce una fibrosis pulmonar.
202
NEUMONÍAS
Radiología
Se observan opacidades heterogéneas, uni o bilaterales localizadas a nivel del hilio o en los ló-
bulos inferiores, más frecuente en el derecho. Cuando el proceso pasa a la cronicidad se encon-
trarán datos de fibrosis pulmonar con opacidades lineales y nodulares densas bien definidas.
Tratamiento
En algunos casos es conveniente colocar una sonda endotraqueal y aspirar la tráquea y los
bronquios principales. Se debe administrar oxígeno a altas concentraciones y a veces propor-
cionar respiración mecánica. La broncoscopia es útil tanto para aspirar el contenido bronco-
pulmonar como para visualizar la extensión y localización de las lesiones. La administración
de corticoesteroides disminuye el espasmo bronquial, el edema y la inflamación. Es conve-
niente la administración de antibióticos, en especial aquellos que actúan sobre gérmenes
gramnegativos.
Etiopatogenia
Es producida por la aspiración de aceite mineral, vegetal o animal. El primero es frecuente que
se utilice como vehículo de los medicamentos administrados en formas de gotas nasales. Los
aceites minerales son químicamente inertes, son rápidamente emulsionados, englobados por
los macrófagos y llevados hacia los linfáticos. Algunos residuos pueden dar lugar a fibrosis
pulmonar. Los aceites vegetales, como el de oliva, son emulsionados pero no hidrolizados por
las lipasas pulmonares y producen poco daño pulmonar. Son expulsados fundamental-
mente por la tos. Las grasas animales como el aceite de hígado de bacalao o la leche, son hi-
drolizadas por las lipasas pulmonares, los ácidos grasos liberados producen severa reacción
inflamatoria. Es un tipo de aspiración frecuente en los niños y en los ancianos, en los cuales
existen alteraciones neurológicas. Estos materiales se aspiran cuando el sujeto se encuentra en
decúbito y el aceite se distribuye en ambos pulmones causando exudado alveolar y neumonía
intersticial difusa. Con la leche se observa una infiltración de macrófagos y de células gigantes
que llevan a la destrucción y a la fibrosis, las bacterias saprofíticas de la boca o de las vías res-
piratorias altas que pasan a los bronquios pueden ser responsables del daño.
Cuadro clínico
Producen pocos síntomas: tos, expectoración y disnea, así como estertores crepitantes basales
uni o bilaterales. En general producen disminución en las cifras arteriales de PaO2.
Radiología
Imágenes de trazos lineales, intersticiales, separados por pequeñas imágenes bulosas y a ve-
ces pequeños nódulos de apariencia miliar, semejante a la que produce la fibrosis intersticial
203
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
difusa. En los adultos la afección tiende a localizarse en un solo sitio, produciendo una ima-
gen radiológica densa y fibrótica que semeja un carcinoma.
Prevención y tratamiento
En caso de infección de las vías respiratorias altas, no debe usarse por vía oral o nasal me-
dicamentos disueltos en aceite. Si hay infección secundaria se tratará. Es útil el uso de la
prednisona.
SINOPSIS
3. Puede afectar desde un segmento hasta uno o más lóbulos, ser uni o bilateral. Los cambios
anatomopatológicos cursan por cuatro periodos: el de esplenización o inflamación en donde la
zona afectada de color rojo pálido tiene aumento de consistencia, al corte escurre material es-
pumoso rojizo y en los alveolos hay polimorfonucleares, hematíes y bacterias. En el segundo,
de hepatización roja, el pulmón es más sólido, de color rojo oscuro, se hunde en el agua y los
alveolos están llenos de exudado coagulado que contiene fibrina, eritrocitos y leucocitos. En el
tercer periodo, de hepatización gris, el color es gris amarillento, en los alveolos los eritrocitos
se han destruido y la hemoglobina se encuentra libre, existen piocitos y polimorfonucleares. En
el periodo de resolución el exudado fibrinoso se licúa, se reabsorbe, y los detritus celulares son
fagocitados por las grandes células mononucleares que en este periodo son abundantes y el
parénquima pulmonar se recupera ad integrum.
5. El pronóstico depende de la extensión, del agente causal y de las complicaciones. Las causas
más frecuentes de defunción son la insuficiencia respiratoria, la cardiaca y el choque séptico.
204
NEUMONÍAS
7. Los agentes etiológicos de las neumonías adquiridas en la comunidad son: los virus (sincicial
respiratorio, de la influenza, el adenovirus, el Coxsackie, el ECHO, y de la parainfluenza), el
Mycoplasma y las bacterias (Streptococcus pneumoniae, el Haemophilus influenzae, el Strep-
tococcus hemolyticus y la Legionella).La transmisión se hace de persona a persona o por con-
tacto directo con objetos contaminados.
8. En las neumonías virales hay inflamación de bronquios pequeños, bronquiolos y alveolos, con
exudado de fibrina, moco, macrófagos y células epiteliales descamadas. Se inicia con infección
de las vías respiratorias superiores, fiebre poco elevada, escalofrío, tos, expectoración muco-
purulenta, disnea, cianosis, astenia, malestar general y dolor muscular. La neumonía por virus
de la influenza es una neumonía que se presenta en forma epidémica, con elevada mortalidad.
Radiografías: opacidades nodulares irregulares, de densidad variable, hasta formas bron-
coneumónicas bilaterales. El germen se identifica por: fijación de complemento, hemagluti-
nación, neutralización de virus y técnicas con anticuerpos fluorescentes. Puede sobreinfectarse
con bacterias. Tratamiento: reposo, hidratación, antipiréticos, oxígeno en caso necesario y
antibióticos en los niños y en los viejos, para prevenir complicaciones bacterianas.
10. La neumonía neumocóccica está producida por el Streptococcus pneumoniae, hay 30 tipos
inmunológicos. Es frecuente en personas debilitadas, expuestas al frío y a la humedad, y en los
alcohólicos. Ataca un lóbulo y puede llegar a necrosarse o complicarse con empiema. El inicio
es brusco, con fiebre elevada, escalofrío intenso, diaforesis, cefalea, dolor de costado, tos, esputo
purulento de aspecto herrumbroso, disnea, cianosis, taquicardia. Se integra un síndrome de
condensación pulmonar puro o con broncoalveolitis. Radiografía: opacidad homogénea de bor-
des bien limitados. Leucocitosis elevadas, debe buscarse el neumococo en la expectoración.
Tratamiento: penicilina G sódica cristalina, dos millones de unidades cada cuatro horas por vía
endovenosa. Otros antibióticos: eritromicina, cefalosporinas, cloramfenicol, cefalotina o lin-
comicina. Es necesaria la oxigenoterapia.
205
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
12. Neumonía por el Streptococcus pyogenes, que se encuentra frecuentemente en las amígdalas,
caries, abscesos peridentarios, sinusitis y faringitis. Afecta de preferencia a niños y ancianos.
Ocasiona formas bronconeumónicas frecuentemente bilaterales. Comienza con fiebre alta, tos
intensa, dolor torácico, expectoración verde amarillenta, taquipnea, taquicardia, cianosis,
náusea, vómito, estertores crepitantes y subcrepitantes diseminados. Radiografía: focos bron-
coneumónicos, uni o bilaterales, de bordes irregulares y de baja densidad. Leucocitosis de 10 o
20 000. Complicaciones: absceso pulmonar, empiema, pericarditis e insuficiencia cardiaca.
Tratamiento: penicilina que debe administrarse por mínimo dos semanas. También se usa la
eritromicina y la cefalotina.
13. Neumonía por Legionella pneumophila, produce exotoxinas; su identificación requiere del cul-
tivo. Es más frecuente en sujetos de edad avanzada. Los brotes epidémicos se han observado en
personas que viven cerca de alguna construcción o excavación, en los hoteles o edificios con aire
acondicionado. Produce un proceso bronconeumónico que afecta más los lóbulos inferiores.
Evoluciona a la restitución total, pero a veces a la neumonía organizada y la fibrosis intersticial.
Inicia con cefalea, debilidad, rinorrea, a los dos días fiebre elevada, escalofríos, tos, disnea y
dolor pleural. Puede haber náusea, vómito, diarrea y estertores broncoalveolares. Radiografías:
Infiltrados intersticiales, poco densos. El diagnóstico se hace al comprobar una elevación en los
títulos de anticuerpos; por la detección de antígenos fluorescentes en sangre y con un cultivo.
Tratamiento: eritromicina, tetraciclina o rifampicina.
14. La neumonía por Staphylococcus aureus es más común en los niños y ancianos, los cuales
tienen menores defensas orgánicas. Produce focos múltiples que pasan por estadios similares a
los de la neumocóccica, tiende a producir necrosis tisular y a formar neumatoceles, los que
pueden complicarse de neumotórax, en especial en los niños. Puede dejar como lesiones resi-
duales fibrosis, bronquiectasias y broncoestenosis. Puede producir bacteremia y formación de
abscesos en otras partes del cuerpo. El empiema es complicación frecuente. El comienzo súbito,
fiebre en picos, escalofrío, diaforesis, disnea y cianosis importante con gran postración. Tos,
esputo purulento, hemoptoicos. La insuficiencia respiratoria es intensa. Radiografías: opaci-
dades nodulares, bilaterales, poco densas, a veces imágenes de neumatoceles. Leucocitosis de 15
a 20 000 con neutrofilia. Se identifica el germen en el esputo. Tratamiento: es conveniente solici-
tar cultivo con antibiograma. Si el germen es sensible a la penicilina se usará en dosis de 10
millones por vía endovenosa diaria. En caso de resistencia se usa dicloxacilina, meticilina o
cefalosporinas de primera generación. También pueden usarse la lincomicina, la eritromicina
o el cloramfenicol. El tratamiento debe ser prolongado, por lo menos por cuatro semanas.
15. La neumonía por Klebsiella es grave y tiende a la formación de abscesos y necrosis, sobre todo
en sujetos debilitados, en alcohólicos o con trastornos respiratorios crónicos. Forma focos
neumónicos con tendencia a la coalescencia, la mayor parte en los lóbulos superiores, más en
206
NEUMONÍAS
el derecho. Se inicia con fiebre alta, escalofríos, dolor pleural, tos con esputo café‚ rojizo y ciano-
sis. Su evolución puede ser fulminante y producir la muerte. Produce un síndrome de conden-
sación pulmonar puro o asociado con broncoalveolitis. Debe diferenciarse de la tuberculosis
porque forma cavidades en los lóbulos superiores. Su curso es más crónico que la neumo-
cóccica y la resolución es lenta. Radiografías: opacidad lobar, homogénea, posteriormente
aparecen cavidades. Tratamiento: gentamicina, kanamicina, estreptomicina, cefalotina y el clo-
ramfenicol. Deben proporcionarse oxigenoterapia, hidratación y fisioterapia torácica. La
duración del tratamiento es de tres semanas o más.
16. La neumonía por Pseudomonas aeruginosa es de las neumonías hospitalarias más comunes.
Frecuentemente tiene como punto de partida sondas endotraqueales o respiradores contami-
nados. Se observa en personas con otros padecimientos pulmonares crónicos, la insuficiencia
cardiaca congestiva, la diabetes mellitus, el alcoholismo o las nefropatías. Comienza con fiebre
elevada, escalofrío, disnea, tos, esputo amarillo o verdoso, mal estado general y estertores sub-
crepitantes basales bilaterales. Puede haber derrames pleurales. Radiografías: múltiples opa-
cidades, bilaterales y localizados en los lóbulos inferiores. Leucocitosis con neutrofilia. Trata-
miento: gentamicina, amikacina, carbenicilina, ticarcilina.
17. Quemaduras. La inhalación de aire o humo caliente produce quemaduras respiratorias que dan
por resultado obstrucción de las vías aéreas con dificultad a la ventilación. Después de seis a
siete horas se produce edema pulmonar que evoluciona hacia la neumonía propiamente dicha.
Tratamiento: oxígeno, inhaloterapia e hidrocortisona.
18. Neumonía por radiaciones. Produce una inflamación limitada al sitio que recibe la radiación.
Produce engrosamiento alveolar, descamación de células alveolares, organización del exudado
y finalmente fibrosis. Si la extensión radiada es pequeña no hay síntomas, si es extensa hay tos
seca y disnea. No hay fiebre y en ocasiones estertores crepitantes. Administrar oxígeno y
antibióticos en caso de infección.
19. Neumonía química por amonio, cloro, dióxido de azufre y fosgeno. La inhalación de estos irri-
tantes produce lagrimeo, tos, estornudos y respiración ruda. Al final edema pulmonar.
Tratamiento: oxígeno, corticoides y antibióticos.
20. La neumonía por aspiración puede estar causada por contenido gástrico, leche, medicamentos,
etc. Se presenta en pacientes anestesiados, alcohólicos, con padecimientos cerebrales o esofági-
cos. La neumonía puede ser aguda o crónica. La sintomatología es inmediata a la aspiración:
accesos de tos, disnea súbita, sensación de ahogo y muerte. Radiografías: opacidades hetero-
géneas, uni o bilaterales localizadas a nivel del hilio o en los lóbulos inferiores, más frecuente
el derecho. Tratamiento: colocar sonda endotraqueal y aspirar, administrar oxígeno, corticoides
y antibióticos.
21. La neumonía exógena lipoídica es producida por la aspiración de aceite mineral, vegetal o ani-
mal. Los aceites vegetales, como el de oliva o las grasas animales como el aceite de hígado de
bacalao o la leche, producen exudado alveolar, con infiltración de macrófagos y de células gigan-
tes que llevan a la destrucción y a la fibrosis. Producen pocos síntomas como son tos, esputo y
disnea, así como estertores crepitantes basales uni o bilaterales. Radiografías: imágenes lineales,
intersticiales, separadas por pequeñas bulas y a veces pequeños nódulos de apariencia miliar.
207
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
LECTURAS RECOMENDADAS
BEHRINAN, E. R.; KLIEGMAN, M. R.; NELSON, E. W. Y VAUGHAN, C. V. Nelson. Tratado de Pediatría, Interame-
ricana, McGraw-Hill, México, 1992.
DES JARDINS, T. Y BURTON, G. G., Clinical Manifestations and Assessment of Respiratory Disease, 3a ed., Mosby-
Year Book, EUA, 1995.
ETERNOD, J. G. Y SOLÓRZANO, S. F., Guía práctica para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades infecciosas,
Méndez Oteo, México, 1994.
FINCH, R., La neumonía. Diagnóstico y tratamiento en el hospital, Synergy Medical Education, EUA, 1993.
JAMES, D. G. Y STUDDY, R. P., Color Atlas of Respiratory Diseases, 2a ed., Mosby-Year Book, EUA, 1992.
LOUGHLIN, M. G. Y EIGEN, H., Respiratory Disease in children. Diagnosis and Management, Williams &
Wilkins, EUA, 1994.
SCHIDLOW, V. D. Y SMITH, S. D., A Practical Guide to Pediatric Respiratory Disease, Hanley & Belfus, Phila-
delphia, EUA, 1994.
208
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
ABSCESO PULMONAR
CAPÍTULO XI
ABSCESO PULMONAR
Dr. Rufino Echegoyen Carmona
El absceso pulmonar es una infección por gérmenes piógenos, que determinan supuración,
necrosis y formación de cavidades pulmonares.
Etiopatogenia
Los gérmenes que lo producen llegan al pulmón por vía broncógena, hematógena, transtorá-
cica o por progresión de neumonías necrosantes. Los agentes etiológicos están en relación con
la vía de entrada.
a) Vía broncógena. Por esta vía los gérmenes llegan a través de secreciones infectadas
procedentes de padecimientos de las vías respiratorias superiores, como son la sinusi-
tis, piorrea, sarro dentario, tumores infectados localizados en fosas nasales, boca o
faringe. Esta situación es más frecuente durante el sueño o durante la inconsciencia
alcohólica, epiléptica, traumática, barbitúrica o por sedantes, puede producirse tam-
bién por la aspiración de cuerpos extraños como monedas, piezas dentarias o semillas,
granos u objetos pequeños. Sucede también en el transcurso de una cirugía bucoden-
tal, como son las amigdalectomías o extracciones dentarias, en las cuales hay
aspiración de sangre infectada. En particular cuando se efectúan con anestesia general.
Sucede también en la acalacia y en los tumores altos del esófago.
209
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
b) Vía hematógena. Se produce por émbolos infectados procedentes de una septicemia se-
cundaria a focos situados en otra parte del cuerpo, como puede ser una osteomielitis,
la apendicitis supurada, la otitis media, la tromboflebitis, etc. En los niños es frecuente la
septicemia estafilocóccica con abscesos múltiples que finalmente producen quistes a
tensión. Los gérmenes causales son los propios de estos padecimientos.
c) Vía transparietal. En los traumatismos los gérmenes llegan al pulmón por medio de
armas punzocortantes, ocasionalmente por armas de fuego, o heridas contusas y
fracturas costales múltiples. También pueden penetrar a través del diafragma, como
sucede en las heridas dobles penetrantes, en el absceso hepático amibiano abierto a
tórax o en el subdiafragmático de origen apendicular, perirrenal o por una úlcera duo-
denal perforada. En estos últimos casos habitualmente se trata de asociación de
gérmenes grampositivos, negativos o anaerobios.
Anatomía patológica
El absceso pulmonar por aspiración se localiza más frecuentemente en los segmentos apicales
del lóbulo inferior y el posterior del superior, que son las partes declives del pulmón cuando
el individuo está en decúbito dorsal. En el foco neumónico se produce una zona de necrosis
210
ABSCESO PULMONAR
pulmonar probablemente por trastornos circulatorios locales. Desde el punto de vista anato-
mopatológico se distinguen dos etapas:
2. Etapa crónica. Si el proceso pasa a la cronicidad la pared del absceso es invadida por
fibroblastos y se forma una pared fibrosa, rígida, de superficie interna más o menos lisa,
con prolongaciones en forma de conejeras, y
difícil de cerrar. Los bronquios de drenaje
sufren cambios en su estructura y se dilatan
produciendo bronquiectasias de forma irregu-
lar y calibre variable (figura 11.2).
211
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
FIG. 11.2. Abceso pulmonar del lóbulo inferior. Se observa la cavidad anfractuosa
y la paquipleuritis determinada por su cronicidad. El estilete muestra
la comunicación de la cavidad con el bronquio principal.
Es clásico considerar que el absceso pulmonar clínicamente transcurre por tres etapas:
1. Etapa de formación o de prevómica. Los primeros síntomas pueden ser malestar ge-
neral, fiebre continua o intermitente, diaforesis, escalosfrío, tos seca, dolor torácico
intenso de tipo pleural y disnea más o menos acentuada. Días después la tos aumen-
ta de intensidad y se agrega expectoración purulenta y hemoptoicos o hemoptisis lige-
ra. En este momento se percibe aliento fétido si el absceso es producido por gérmenes
anaerobios. A la exploración física se puede integrar un síndrome de condensación
pulmonar más o menos completo (figura 11.3).
En las radiografías se observa una opacidad neumónica de tamaño variable y de
bordes irregulares. Su localización exacta se determina con radiografía posteroante-
rior y lateral de tórax, o mediante una tomografía computada (figura 11.4).
212
ABSCESO PULMONAR
Absceso crónico
FIG. 11.4. Opacidad neumónica en el lóbulo inferior izquierdo, circular, de borde inferior esfumado
que se corresponde con el estadio de prevómica del absceso pulmonar.
213
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
214
ABSCESO PULMONAR
En las radiografías se observa una cavidad de paredes gruesas con nivel líquido y
poca reacción inflamatoria pericavitaria (figura 11.7).
FIG. 11.6. Plano a nivel del cayado de la aorta, por arriba de la carina traqueal,
de una tomografía axial computada de tórax. Corresponde al enfermo de la figura anterior.
Se aprecian multiples zonas de necrosis, que al evolucionar el proceso patológico
formarán una sola cavidad, típica del absceso pulmonar.
FIG. 11.7. Absceso localizado en el segmento posterior del lóbulo superior derecho, posvómica,
con una cavidad de paredes gruesas y persistencia de la imagen neumónica
de bordes desgarrados en su parte inferior.
215
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
En ocasiones estos tres estadios no se delimitan o identifican bien pero clínicamente siem-
pre se encontrará un síndrome febril (fiebre, escalofrío, diaforesis, cefalea, dolorimiento del
cuerpo y ataque al estado general), acompañado de un síndrome de supuración pulmonar
(tos en accesos, vómica o pseudovómica fraccionada con o sin hemoptoicos).
Las radiografías presentan una imagen de rarefacción con nivel líquido cuyos bordes nos
hablan del tiempo de evolución (figura 11.8).
216
ABSCESO PULMONAR
Complicaciones
Las más frecuentes son el empiema, casi siempre enquistado, el absceso cerebral por disemi-
nación hematógena y la extensión broncógena a otros sitios del pulmón.
Tratamiento
Drenaje del absceso. Puede hacerse de manera muy eficaz durante la broncoscopia diagnóstica
y posteriormente puede ayudar la aspiración de secreciones mediante una sonda endobron-
quial. En todos los casos es necesario fluidificar las secreciones y disminuir la inflamación de
los bronquios afectados mediante inhaloterapia, broncodilatadores y expectorantes.
Drenaje postural. Consiste en colocar al enfermo en la posición más adecuada de acuerdo con
la localización del absceso, con objeto de que por gravedad se favorezca la evacuación del
material purulento a través del bronquio o bronquios correspondientes logrando así la
limpieza de la cavidad, la disminución de la infección y la mejoría del estado general.
Medidas generales. Deben administrarse antitérmicos, vigilar la nutrición del sujeto y regular el
equilibrio de líquidos y electrolitos.
Indicación quirúrgica. La indicación de cirugía está reservada para los abscesos crónicos, que
tienen una duración superior a las ocho semanas. Deben estar bien localizados y resuelto el
problema infeccioso agudo, pero mantener una cavidad de paredes gruesas y fibrosas con pro-
ducción de material purulento en forma fraccionada y persistente, en estos casos la solución
consiste en una resección pulmonar de extensión limitada al segmento o segmentos afectados.
217
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
SINOPSIS
1. El absceso pulmonar es una infección por gérmenes piógenos que ingresan por vía broncógena,
hematógena, transtorácica o por necrosis de una neumonía.
3. Se localiza frecuentemente en los segmentos apicales del lóbulo inferior y el posterior del supe-
rior. Se inicia con la formación de un foco neumónico que tiende a la necrosis, licuefacción y
supuración. Al comunicarse con un bronquio drena el material purulento hacia el exterior, se
forma una cavidad irregular, anfractuosa, y llena de líquido purulento.
4. Clínicamente pasa por tres etapas: a) prevómica con fiebre continua, diaforesis, escalofrío, tos,
dolor torácico intenso y disnea. Después expectoración purulenta, hemoptoicos y aliento fé-
tido. A la exploración física se integra un síndrome de condensación pulmonar y en la radio-
grafía se observa una opacidad neumónica con bordes irregulares, en la etapa vómica con
expectoración purulenta abundante, b) vómica con expectoración purulenta abundante; hay
disminución de la disnea y del dolor, descenso de la fiebre y mejoría del estado general. La ra-
diografía presenta la clásica imagen hidroaérea, c) posvómica o periodo de evacuación puru-
lenta fraccionada: desaparecen muchos de los síntomas locales y generales. Disminuyen la tos
y la expectoración, a la exploración física se integra un síndrome pulmonar de condensación o
de condensación con cavidad. En la radiografía se observa una cavidad de paredes gruesas con
nivel líquido.
6. Las complicaciones más frecuentes son el empiema, el absceso cerebral y la extensión broncó-
gena a otros sitios del pulmón.
LECTURAS RECOMENDADAS
218
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
CAPÍTULO XII
BRONQUIECTASIAS
Y QUISTES PULMONARES
Dr. Enrique Rivera García
BRONQUIECTASIAS
Se le define como una enfermedad crónica inflamatoria progresiva, con dilatación y deformi-
dad irreversible de los bronquios segmentarios y subsegmentarios.
Etiopatogenia
219
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Anatomía patológica
220
BRONQUIECTASIAS Y QUISTES PULMONARES
porque los lóbulos superiores drenan mejor las secreciones y el bronquio principal izquierdo
se encuentra más angulado que el derecho, todo esto contribuye a un deficiente drenaje.
Por su morfología, las dilataciones bronquiales pueden ser:
a) Cilíndricas: son las que tienen sus contornos precisos y son del mismo calibre en todo
su trayecto.
b) Varicosas: son las que tienen un contorno irregular, no son uniformes ni en su forma ni
en su tamaño. Presentan dilataciones y estrechamientos, los que se deben a rupturas
de la pared y a estenosis fibrosa respectivamente.
Sintomatología
Las bronquiectasias pueden ser asintomáticas durante algún tiempo y hacerse aparentes
cuando se infectan. No es raro que la sintomatología se inicie en la infancia, alrededor de los
cinco años, después de un ataque de tosferina, neumonía o sarampión; sin embargo, el diag-
nóstico de bronquiectasia no se hace sino hasta la edad adulta. Los síntomas principales son
la tos y la expectoración purulenta. El volumen del esputo y el aspecto de las secreciones
purulentas varía. Durante los episodios de infección aguda ambos aumentan, la tos se da en
accesos y en ocasiones paroxística con los cambios de postura, debido a que el pus sale de las
dilataciones bronquiales hacia los bronquios normales, lo que estimula el reflejo de la tos, y la
expectoración va desde los 50 a los 500 cc en 24 horas, por lo que estos síntomas son más fre-
cuentes al levantarse y al acostarse. A esto se agrega un síndrome febril, con elevación de la
temperatura, escalofrío, diaforesis, cefalea y dolorimiento del cuerpo. Todo esto integra el sín-
drome de supuración pulmonar. Generalmente los enfermos cursan con remisiones y exacer-
baciones de dichos síntomas. También se presenta dificultad respiratoria, cuya intensidad
depende de la extensión del padecimiento.
En algunos casos, no se presenta el síndrome de supuración pulmonar, sino que el prin-
cipio suele ser brusco y sin causa aparente, el paciente presenta hemoptisis o expectoración
hemoptoica, lo que se debe a las anastomosis broncopulmonares antes señaladas.
A veces no se produce tos ni expectoración, a éstas se les llaman bronquiectasias secas.
Esto se presenta en enfermos con bronquiectasias en los lóbulos superiores que tienen un
buen drenaje.
En la exploración física la movilidad está disminuida y lo habitual es la existencia de
estertores roncantes y subcrepitantes en las bases pulmonares. Rara vez se pueden integrar
síndromes pleurales o pulmonares. En 30% de los casos se pueden encontrar dedos hipocrá-
ticos. Es conveniente investigar sobre enfermedades pulmonares padecidas con anterioridad,
221
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
ya que esto nos orienta hacia su origen, su tiempo de evolución e incluso sobre su extensión
y localización.
En los niños preescolares, la tosferina, el sarampión y la neumonía son los padecimientos
que más frecuentemente predisponen a las bronquiectasias. En estos casos el esputo viscoso
produce fácilmente la obstrucción de los pequeños bronquios. Los cuerpos extraños en las
vías respiratorias son accidentes frecuentes en los niños pequeños y pueden llegar a obstruir
los bronquios gruesos y causar bronquiectasias.
Las infecciones respiratorias crónicas en los adultos son la causa más frecuente de
bronquiectasias —la tuberculosis es una de ellas— pero rara vez producen síntomas porque
lo frecuente es que se localicen en los lóbulos superiores y, por consiguiente, tienen un buen
drenaje. La aspergilosis alérgica broncopulmonar puede ser causa de bronquiectasia. La
sinusitis crónica se presenta en 70% de los pacientes. Las radiografías posteroanterior y la-
teral de tórax pueden ser normales en un alto porcentaje de casos, pero existen datos radioló-
gicos que sugieren esta patología y que hay que buscar cuidadosamente:
a) Imágenes anulares basales, en panal de abeja, más visibles en el pulmón derecho por el
contraste con el hígado.
Estas alteraciones pueden ser únicas o mixtas. El método de elección para confirmar el
diagnóstico y conocer la extensión y localización exacta de la bronquiectasia es la bronco-
grafía, en la que se utiliza material de contraste para opacificar los bronquios. Siempre debe
efectuarse en los dos pulmones, pero en tiempos diferentes, para que las imágenes de un lado
no se superpongan a las del pulmón opuesto. Una vez opacificados los bronquios de un lado,
se toman radiografías en posición posteroanterior, lateral y oblicuas. Después de eliminado el
medio de contraste del pulmón estudiado se realiza la broncografía del pulmón contralateral
(figuras 12.1 a la 12.4). Actualmente la tomografía axial computada, en especial la de alta re-
solución, es un método seguro y no invasivo que permite confirmar el diagnóstico de bron-
quiectasia.
Es importante el estudio bacteriológico de las secreciones bronquiales del paciente con bron-
quiectasias. Las bacterias que producen inicialmente las infecciones broncopulmonares son: el
estreptococo, el estafilococo y el Haemophilus influenzae. Una vez que se ha formado la bron-
quiectasia, es el H. influenzae el más frecuente. Se han aislado en casos crónicos E. coli,
222
BRONQUIECTASIAS Y QUISTES PULMONARES
223
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Tratamiento
224
BRONQUIECTASIAS Y QUISTES PULMONARES
Los antibióticos reducen la cantidad de esputo purulento y los esquemas que se utilicen
deben establecerse en función del o de los gérmenes causales, por lo que se requiere efectuar
un examen bacteriológico con antibiograma de la expectoración. Recordemos que en cada
ataque agudo el tipo de bacterias puede ser diferente. Los antibióticos deben administrarse
por una o dos semanas.
El drenaje postural produce mejoría de la tos y la expectoración. Teniendo en cuenta la
localización de las bronquiectasias, debe instruirse al paciente cómo colocarse para obtener un
buen drenaje de los bronquios afectados y mantenerse en esa posición por unos veinte minu-
tos. Debe efectuarse dos veces al día, al levantarse por las mañanas y antes de acostarse.
Es conveniente que el drenaje postural sea precedido por un periodo de ejercicio o de marcha,
con objeto de movilizar la expectoración y estimular el reflejo de la tos. Esto no es muy acep-
tado por el paciente, ya que el ejercicio y el drenaje postural le restan tiempo en la mañana,
cuando hay prisa por realizar otras actividades, y por la noche porque desea descansar. La
broncoscopia es útil puesto que permite aspirar las secreciones espesas.
La fisioterapia, sobre la que hay que instruir a los familiares, debe efectuarse por lo menos
una o dos veces al día.
La cirugía, que consiste en la resección del lóbulo o pulmón, está indicada en infecciones
broncopulmonares repetidas con síntomas constantes, en bronquiectasias localizadas, unilate-
rales y de las bases pulmonares, que no tienen un buen drenaje natural. Está indicada también
en los casos de hemoptisis de repetición y en especial cuando éstas son masivas.
Como medidas preventivas de las infecciones repetidas, debe prohibirse fumar y propor-
cionar un tratamiento adecuado para la sinusitis cuando este padecimiento coexiste. Pueden
administrarse antibióticos como preventivos en la época de invierno.
QUISTES PULMONARES
El término se usa para todas las cavidades intrapulmonares que contienen aire, líquido o
ambos, que son visibles en la radiografía, y que se encuentran limitadas por paredes finas, sin
tener en cuenta su patogenia. Son generalmente únicos, pero pueden ser múltiples, de tamaño
variable, desde un centímetro de diámetro hasta llegar a ocupar casi todo un hemitórax. La
cavidad puede ser unilocular o estar separada en varios compartimentos. Si son varios,
pueden ser unilaterales o bilaterales, en estos casos se denominan “pulmón poliquístico”.
Etiopatogenia
225
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Quistes congénitos
Sintomatología
Los datos clínicos dependen del tamaño del quiste y de la existencia o no de infección secun-
daria. Los síntomas frecuentes son tos, fiebre y expectoración purulenta. Pueden originar
hemoptisis. Sin embargo, gran parte son hallazgos radiológicos.
En la radiografía simple posteroanterior de tórax la imagen que se observa es variada. Si
contienen aire, se observan en el parénquima pulmonar, áreas circulares hiperclaras, de pare-
des finas. Si el quiste tiene un contenido líquido, se presenta como una lesión radiopaca de
límites bien definidos. Cuando existe infección agregada, la pared se observa poco definida
por la inflamación circundante en el parénquima pulmonar (figura 12.5). Es útil la tomografía
axial para descartar la presencia de otros quistes.
FIG. 12.5. Radiografía de tórax en PA en la que se observa una imagen hidroaérea derecha
de paredes finas que se cataloga como quiste infectado.
226
BRONQUIECTASIAS Y QUISTES PULMONARES
Quistes adquiridos
a) Quistes subpleurales o vesículas. Se localizan en los vértices pulmonares, miden entre uno
y dos centímetros de diámetro y contienen sólo aire. El mecanismo de su formación se
atribuye a la disección de la capa fibrosa de la pleura visceral, por el aire que escapa
de un alveolo roto y que a través del tejido intersticial llega a acumularse en este sitio,
tomando la forma de un quiste. Son asintomáticos. Su ruptura es la causa más fre-
cuente del llamado neumotórax espontáneo. Se puede resolver con el drenaje de aire
por medio de una pleurotomía cerrada. En caso de que no se resuelva en esta forma
o cuando se trate de un neumotórax recidivante deberá efectuarse la resección quirúr-
gica del o los quistes para darles solución definitiva.
227
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
SINOPSIS
228
BRONQUIECTASIAS Y QUISTES PULMONARES
3. Las bronquiectasias pueden ser localizadas o extensas. El pulmón izquierdo es el más afectado.
Se localizan con más frecuencia en los lóbulos inferiores.
5. Los síntomas son tos y expectoración generalmente mucopurulenta y abundante. Puede agre-
garse hemoptisis, en algunos casos es el único síntoma y el sangrado puede ser importante.
6. Las radiografías simples de tórax pueden orientar al diagnóstico, pero el método ideal para
confirmar la presencia clínica es la broncografía, que siempre será bilateral. Otro método útil y
no invasivo lo tenemos en la TAC de alta resolución.
7. De los exámenes de laboratorio es útil el estudio bacteriológico con antibiograma de las secre-
ciones bronquiales que indican el germen infectante y el antibiótico que se deberá usar.
9. Se designan como quistes pulmonares a las cavidades intrapulmonares de paredes finas que
pueden contener aire, líquido o ambos.
11. Los quistes congénitos son resultado de un defecto de desarrollo. La sintomatología depende
del tamaño del quiste y de que exista o no infección. Habitualmente consiste en tos, expecto-
ración purulenta y fiebre. Generalmente es un hallazgo radiológico. En la placa simple de tórax
se encuentra una lesión hiperclara de pared fina, si existe infección se muestra como una opaci-
dad de límites precisos. El tratamiento es quirúrgico.
12. Los quistes adquiridos se dividen en subpleurales o vesículas, bulas y neumatoceles. Los sub-
pleurales se localizan en el vértice pulmonar, su ruptura es la causa más frecuente de neumo-
tórax espontáneo. Las bulas son grandes cavidades que se encuentran en algunos casos de
enfisema pulmonar. El neumatocele se puede encontrar en los lactantes como consecuencia de in-
fecciones pulmonares comúnmente por estafilococo dorado. Pueden ser de gran tamaño y
desplazar el mediastino. El tratamiento es médico.
LECTURAS RECOMENDADAS
ALARCÓN, G. A. Y DONATO, G., Enfermedades respiratorias, Méndez Cervantes, 2ª ed., México, 1990.
COSÍO, V. I.; CELIS, S.A. y COSÍO, P. M., Aparato respiratorio, Méndez Editores, 17ª ed., México, 2006.
CHERNIACK, R. M., Current Therapy of Respiratory Disease, 3a ed., W. B. Saunders, Philadelphia, EUA, 1989.
PARE, P. Y FRASER, G. R., Enfermedades del tórax, Interamericana, México, 1986.
229
CAPÍTULO XIII
COMPLICACIONES TORÁCICAS
DEL ABSCESO HEPÁTICO AMEBIANO
Dr. Rufino Echegoyen Carmona
Epidemiología
Las complicaciones torácicas del absceso hepático amebiano son patologías que forman parte
de las supuraciones que tienen su origen en el hígado, en el ángulo esplácnico del colon, del
bazo y del riñón, que produciendo abscesos subdiafragmáticos tienden a invadir los órganos
torácicos. Entre ellos el padecimiento más frecuente es el absceso hepático, cuya patogenia se
encuentra en la amebiasis intestinal.
La amebiasis intestinal es una enfermedad endémica de los países tropicales y subtropi-
cales. Esto no quiere decir que no se presente en los países nórdicos, sobre todo ahora que las
distancias se han acortado y las personas se trasladan fácilmente de un país a otro. En México
la amebiasis tiene índices elevados de morbilidad y mortalidad. No respeta condición socio-
económica, pero ataca especialmente a los sujetos que viven en condiciones sanitarias pre-
carias.
El absceso hepático es la complicación más frecuente de la amebiasis intestinal, al pro-
gresar el absceso hepático amebiano, da origen a otras complicaciones como son la apertura a
cavidad peritoneal y vísceras adyacentes, la abertura a pleura, pulmón y pericardio y la di-
seminación hematógena a pulmón o a cerebro. Las complicaciones torácicas del absceso he-
pático son importantes por el número de pacientes que las presentan y por los problemas
diagnósticos y terapéuticos que plantean. Predominan en el sexo masculino, se pueden
presentar en todas las edades, pero son más frecuentes entre los 30 y 50 años. En nuestro
medio se han reportado casos en niños.
231
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Etiología
El agente causal es la Entamoeba histolytica, que se encuentra en las heces de los pacientes
con disentería amebiana, sólo es infectante en su forma quística, ya que las formas vegeta-
tivas no pueden sobrevivir por tiempos prolongados fuera del huésped y, además, son destruidas
por el jugo gástrico. Los quistes que se encuentran contaminando el agua, las verduras,
las frutas, los utensilios de cocina y las manos ingresan al organismo por vía oral, y la acción
de las enzimas digestivas liberan las formas vegetativas. Los trofozoítos amebianos crecen e in-
vaden la mucosa del colon dando lugar a ulceraciones y al cuadro clínico de la amebiasis
intestinal. Algunas pasan a las venas intestinales y por vía hemática llegan al hígado, donde
se multiplican y producen focos de necrosis. Esta migración es propiciada por disminución en
las defensas generales del huésped debido a inadecuados hábitos dietéticos, alcoholismo,
edad avanzada o enfermedades intercurrentes.
Llama la atención de que a pesar de la elevada frecuencia de la amebiasis intestinal sus
complicaciones sean relativamente pocas, lo que hace suponer la producción de respuestas
inmunológicas que previenen las diseminaciones extraintestinales. Esto crea la esperanza de en-
contrar algún procedimiento de inmunización activa para la prevención de este padecimiento.
Patogenia
La ameba llega al hígado por vía hemática a través de la circulación porta, por vía linfática o
por emigración a través de la pared intestinal. Se piensa que la vía hemática es la más fre-
cuente y que en la patogenia del absceso hepático intervienen además, gérmenes bacterianos
y zonas de infarto determinadas por embolias amebianas. La patología amebiana de los ór-
ganos torácicos es secundaria al absceso hepático.
Anatomía patológica
Los cambios histológicos tempranos en el hígado, muestran una zona de inflamación, de con-
gestión capilar con un exudado de leucocitos polimorfonucleares, eritrocitos extravasados y
celdillas hepáticas en vías de degeneración. Posteriormente las enzimas de la ameba y los liso-
somas leucocitarios producen lisis del tejido hepático formando una cavidad redondeada u
oval, de tamaño variable, recubierta en su interior por pseudomembranas y con un contenido
espeso de color café rojizo. Dicho pus es una emulsión granulograsosa de glóbulos rojos,
leucocitos y detritus de células hepáticas. La pared muestra un infiltrado de eosinófilos, lin-
focitos e histiocitos y en ella se localizan los trofozoítos amebianos, los que pueden ser recono-
cidos por su contenido en eritrocitos y por la distribución de la cromatina nuclear.
El proceso habitualmente único se localiza generalmente en el lóbulo derecho del hígado
y cerca de su cara superior; sin embargo, se relatan casos de más de uno y de localización en
232
COMPLICACIONES TORÁCICAS DEL ABSCESO HEPÁTICO AMEBIANO
el lóbulo izquierdo o en ambos. En los abscesos grandes la cara superior del hígado se adhiere
al diafragma, clausura el espacio subfrénico, perfora el diafragma y si la evolución es rápida-
mente necrotizante y no ha dado tiempo a que se peguen las dos hojas pleurales a nivel del
diafragma, sobreviene el vaciamiento del pus hepático a la cavidad pleural. Si la evolución es
lenta, da tiempo a que las pleuras se adhieran y en este caso la base del pulmón derecho se pe-
ga al diafragma, progresa y da lugar al absceso hepatopulmonar que termina abriéndose al
exterior a través de un bronquio.
Histológicamente en el pulmón se observan los alveolos y bronquiolos parcialmente
destruidos, rodeados de linfocitos, con edema y colapso alveolar. Después de la ruptura del
absceso en el bronquio, la cavidad residual frecuentemente es infectada en forma secundaria.
Si el absceso hepático se localiza en la parte media del hígado o en el lóbulo izquierdo el
absceso tiende a abrirse al pericardio a través del centro frénico o al lóbulo inferior del pul-
món izquierdo. También puede crecer hacia abajo y en estos casos se abrirá al peritoneo, al
espacio retroperitoneal afectando el riñón y las glándulas suprarrenales, o a una víscera hueca
como el estómago, duodeno, colon, excepcionalmente a vesícula biliar. Por vía hematógena
puede llegar al cerebro.
Cuadro clínico
233
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
234
COMPLICACIONES TORÁCICAS DEL ABSCESO HEPÁTICO AMEBIANO
Después de la expulsión bronquial del pus, disminuye la fiebre y los síntomas que le
acompañan y se instala un cuadro de supuración crónica con vómicas fraccionadas, gran
repercusión sobre el estado general, fiebre, pérdida de peso y anemia progresiva. La canali-
zación del material necrótico a través de un bronquio proporciona un medio natural de dre-
naje que puede facilitar la curación del paciente, pero también, si no se establece el tratamiento,
el proceso puede ocasionar la muerte del enfermo. A la exploración física se integra un sín-
drome de atelectasia o de condensación pulmonar con o sin cavidad, con disminución de la
movilidad, hipocinesia diafragmática, abolición de las vibraciones vocales, matidez, ausencia
de ruido respiratorio, soplo tubario o cavitario y disminución de la transmisión de la voz.
La abertura del absceso a la cavidad pericárdica se presenta en los abscesos centrales o
izquierdos y clínicamente produce dolor medioesternal, continuo, pungitivo, opresivo, que se
irradia a los hombros, se exacerba al inclinar el tronco hacia delante y se acompaña de disnea
rápidamente progresiva, angustia, hipotensión sistémica, taquicardia, hipertensión venosa y
en ocasiones estado de choque por taponamiento cardiaco. Se trata de una emergencia y si no
se diagnostica precozmente puede ser fatal a corto plazo. A la exploración física se encuentra
cardiomegalia, puede escucharse frote pericárdico o ruidos cardiacos velados por la presencia
de líquido.
235
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Cuando hay participación pleural se observa una opacidad homogénea y densa que borra
los senos cardiofrénico y costodiafragmático, que continúa con las opacidades cardiaca y
hepática y cuyos límites se van esfumando hacia arriba pero con un borde más elevado a nivel
costal, corresponde al derrame pleural. Cuando el absceso hepático inicia su invasión a pul-
món la radiografía posteroanterior de tórax muestra una elevación diafragmática en forma de
media esfera, imagen conocida como gorro frigio o sombrero de charro y en una placa lateral
el diafragma se encuentra levantado en su porción anterior, media o posterior, lo que permite
determinar la localización del absceso. En un estadio más avanzado se encuentra una opaci-
dad homogénea, de bordes desgarrados, localizada en la base del pulmón derecho y en la cual
es posible apreciar una imagen hidroaérea (figuras 13.5 a la 13.9).
El examen radiográfico con neumoperitoneo pone de manifiesto un proceso adhesivo
total o parcial entre el hígado y el diafragma. Se considera casi patognomónico de la amebia-
sis hepatopulmonar, ya que no existe otro proceso que dañe al hígado y al pulmón en ese
orden cronológico; sin embargo, en la actualidad este procedimiento diagnóstico ha sido sus-
tituido por el ultrasonido, la gamagrafía o la tomografía computada. En los casos de compli-
cación pericárdica se observa la sombra mediotorácica con imagen en garrafa.
La tomografía computada de tórax y abdomen superior permite observar el sitio, tamaño
y contenido del absceso hepático y pulmonar, la participación pleural, cardiaca y en ocasiones
la comunicación bronquial.
236
COMPLICACIONES TORÁCICAS DEL ABSCESO HEPÁTICO AMEBIANO
237
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
238
COMPLICACIONES TORÁCICAS DEL ABSCESO HEPÁTICO AMEBIANO
FIG. 13.9. Derrame hepatopleural derecho que ocupa casi todo el hemitórax derecho
y que rechaza el mediastino hacia el lado contralateral. La densidad de la opacidad
es semejante a la cardiaca y a la hepática.
Exámenes de laboratorio
239
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Tratamiento médico
240
COMPLICACIONES TORÁCICAS DEL ABSCESO HEPÁTICO AMEBIANO
Tratamiento quirúrgico
La punción está indicada en abscesos hepáticos grandes, únicos y superficiales con un cuadro
clínico grave. La canalización abierta se efectúa cuando hay peligro de que el absceso hepá-
tico se abra a cavidad abdominal o cuando el tratamiento médico sea insuficiente.
La complicación pleural requiere drenaje con sonda y aspiración continua. Debe tenerse
cuidado de no producir una contaminación bacteriana. Cuando se ha formado una pa-
quipleuritis importante y el pulmón queda encarcelado es necesario efectuar una decorti-
cación pleural.
En la complicación pulmonar es útil el drenaje postural y las broncoscopias aspiradoras.
Algunos casos requieren resección pulmonar por quedar lesiones residuales bronquiales y
parenquimatosas irreversibles. En la complicación pericárdica debe efectuarse la punción
evacuadora y el drenaje abierto dejando una sonda de drenaje.
SINOPSIS
2. El absceso hepático generalmente es único, se localiza en el lóbulo derecho del hígado. Si crece
hacia arriba, el hígado se adhiere al diafragma y se abre a la cavidad pleural, si la evolución es
más lenta las pleuras se adhieren y en este caso la base del pulmón derecho se pega al diafrag-
ma y da lugar al absceso hepatopulmonar que termina abriéndose al exterior a través de un
bronquio. Si el absceso se localiza en el lóbulo izquierdo, puede abrirse al pericardio o al pul-
241
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
món izquierdo. Si crece hacia abajo se abre al peritoneo, al espacio retroperitoneal o a una
víscera hueca. Por vía hematógena puede llegar al cerebro.
3. Cuadro clínico: antecedentes de disentería e ingestión de pulque. Se inicia con fiebre elevada,
cefalea, diaforesis, escalofríos y anorexia. Dolor en el hipocondrio derecho irradiado al hombro
del mismo y hepatomegalia dolorosa. Astenia, adinamia, pérdida de peso y grave ataque al
estado general. Si se abre a pleura da lugar a un derrame y se exacerba la fiebre, el dolor, la dis-
nea y se acentúa el síndrome tóxico infeccioso. Por punción pleural se obtiene un líquido café‚
rojizo o achocolatado. Si se abre la expectoración se hace purulenta, con hemoptoicos y puede
llegar a la vómica de aspecto achocolatado. Se integra un síndrome de condensación pulmonar
con o sin cavidad.
6. Tratamiento. Se usan el metronidazol en el adulto que se administra por vía oral a la dosis de
750 mg 3 veces al día durante 10 días. La dehidroemetina se administra por vía intramuscular
a la dosis de 1 mg por kilogramo de peso por día durante 10 días, sin exceder de 600 mg y la
cloroquina se usa por vía oral a la dosis de 1 mg diario durante 2 días, seguido de 500 mg diarios
durante 21 días más. Las medidas generales consisten en atención a la desnutrición, los signos
de toxiinfección, la hipoproteinemia y el desequilibrio hidroelectrolítico. La complicación pleu-
ral requiere drenaje con sonda y aspiración continua. En la complicación pulmonar es útil el
drenaje postural y las broncoscopias aspiradoras.
LECTURAS RECOMENDADAS
242
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
CAPÍTULO XIV
TUBERCULOSIS PULMONAR
Dr. Rufino Echegoyen Carmona
Etiopatogenia
Epidemiología
243
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Anualmente aparecen unos 10 millones de casos y provoca 3 millones de muertes, lo que sig-
nifica 6% de todas las causas. Es una enfermedad que incide de modo importante en la gran
mayoría de los países latinoamericanos, en África, India y sudeste de Asia meridional, con
altos índices de morbimortalidad, en donde varios millones de niños contraen el pade-
cimiento y decenas de miles fallecen por meningitis tuberculosa.
En México, en el año 2002 se detectaron 38 328 casos nuevos de tuberculosis pulmonar. La
mayoría correspondió a campesinos y enfermos de escasos recursos económicos. Sin embargo,
gracias al Plan Intensivo de Pláticas Informativas a la población general sobre los mecanismos
de transmisión y la posibilidad actual de curación mediante un tratamiento controlado, se ha
conseguido incrementar el número de enfermos curados y por consiguiente de los casos infec-
tantes. Este programa informativo ha permitido extender las acciones de vacunación con BCG,
lo que previene las complicaciones graves de la primoinfección tuberculosa, entre las que se
encuentra la meningitis tuberculosa en la infancia (tablas 14.1 y 14.2).
Es conveniente señalar que la incidencia de la tuberculosis pulmonar ha tenido un des-
censo de 5% anual a partir de 1997, tanto en los jóvenes como en los adultos (figuras 14.1 y
14.2).
En los países desarrollados la tuberculosis ya no constituye un problema primario. Esto ha
sido posible gracias a la aplicación extensiva e intensiva del programa antituberculoso y a su
elevado estándar de vida. En 1974, la mortalidad en Estados Unidos no superaba la cifra de 1.8
por cada 100 000 habitantes. La disminución de la mortalidad en ese país es paralela a la mor-
bilidad, de tal manera que la mayoría de los estadounidenses alcanzan la edad adulta sin estar
infectados, lo cual se manifiesta en los resultados negativos en las pruebas a la tuberculina. Sin
embargo, en años recientes, la pandemia por el virus de la inmunodeficiencia humana ha incre-
mentado el número de casos de tuberculosis en este país.
En la actualidad los dos índices epidemiológicos más interesantes para evaluar el pro-
blema de la tuberculosis en la colectividad son: a) la prevalencia de enfermos tuberculosos con
eliminación de bacilos demostrables por examen microscópico directo, ya que estos sujetos
son los principales responsables de la transmisión de la infección y de la enfermedad en la
colectividad y b) la prevalencia de la infección tuberculosa en ciertas edades, comprobada por
la reacción a la tuberculina.
Se requieren al menos dos encuestas tuberculínicas efectuadas en los mismos grupos de
edad y en la misma colectividad, pero en diferentes momentos. Aunque para esta encuesta
hay que considerar los países en donde se vacuna a los niños desde el nacimiento y en las
zonas donde son muy frecuentes las reacciones cruzadas inespecíficas.
La prevalencia de fuentes de infección es el estudio de las personas que han estado en ín-
timo contacto con pacientes tuberculosos. Los positivos al examen directo de expectoración
son los que desempeñan el rol más importante en la diseminación de la infección. Alrededor
de diez personas son infectadas con bacilos tuberculosos durante un año, por cada caso
desconocido de tuberculosis pulmonar positivo al examen directo de expectoración.
244
TUBERCULOSIS PULMONAR
Nacional 381 328 168 827 212 501 9 734 1 028 6 044 9 221 111 210 1 966 491
245
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Esquemas completos
Entidad Federativa
Total Recién nacido Menor de 1 año De 1 año 2 a 4 años
N. D. = No hay datos
1/ Contiene 10 480 aplicaciones no detalladas por grupo de edad, del Hospital General de México y de los Institutos Nacionales de Salud.
2/ Contiene 5 997 aplicaciones no detalladas por grupo de edad, del Hospital General de México.
Fuente: Secretaría de Salud. Dirección General de Información en Salud. SISPA/Servicios.
246
TUBERCULOSIS PULMONAR
30
25
20
15
10
0
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004
FIG. 14.2. Morbilidad por tuberculosis pulmonar en mayores de 15 años, México 1995-2004.
247
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
TRÍADA ECOLÓGICA
El agente
Las micobacterias forman un grupo de microorganismos situados entre los hongos y las bac-
terias. Según su virulencia se dividen en: micobacterias patógenas, micobacterias saprófitas y
micobacterias atípicas o anónimas potencialmente patógenas.
Micobacterias patógenas
Son las causantes de la tuberculosis en el hombre, animales domésticos, salvajes, aves, ser-
pientes, peces y otros de sangre fría, entre las que podemos encontrar las siguientes:
248
TUBERCULOSIS PULMONAR
Mycobacterium bovi. Identificado por Theobald Smith en 1896, produce tuberculosis en el ga-
nado bovino, pero también puede afectar al ser humano causando lesiones semejantes a las
del M. tuberculosis, sólo que con menor frecuencia.
Mycobacterium avium. Causante de la tuberculosis de las aves, rara vez es patógeno para el
hombre sin compromiso inmunológico. La característica distintiva más importante es la pato-
genicidad experimental para cobayos y conejos. La variedad humana es muy patógena para
el cobayo, pero infecta difícilmente al conejo, en tanto que la bovina es patógena para ambos.
El bacilo aviario infecta a los pollos, es inocuo para el cobayo y no suele infectar al conejo.
Micobacterias saprófitas
Grupo II. Escotocromógenas, afectan de modo ocasional los pulmones, aunque lo más carac-
terístico es que dan lugar a un cuadro de tipo escrofuloso. Las colonias presentan
un pigmento de color amarillo que vira a naranja expuestas a la luz. Se obtienen
cultivos a partir del suelo, agua, así como del esputo de sujetos sanos.
249
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Grupo III. Las colonias van del blanco al amarillo y raras veces presentan pigmentación. Su
tiempo de crecimiento es de dos a cuatro semanas. En este grupo se incluye el ba-
cilo de Battey, el cual se ha cultivado a partir del suelo y la leche. Causan enfer-
medad pulmonar y sólo en raras ocasiones dan lugar a procesos diseminados.
Grupo IV. No cromógenos o de crecimiento rápido, ya que en tres a cinco días alcanzan el
máximo desarrollo. Su color es igual al grupo III y la forma de diferenciarlo es la
velocidad de crecimiento. En este grupo está el M. fortuitum, germen que pre-
domina en el suelo y que sólo en raras ocasiones se convierte en patógeno para el
hombre.
El huésped
Los lactantes y los adolescentes son muy susceptibles a la infección por el bacilo tuberculoso,
aunque éste puede atacar al hombre o a la mujer en cualquier edad. Otros sujetos particu-
larmente susceptibles son los diabéticos, los silicosos, los alcohólicos, los cirróticos, los des-
nutridos y los enfermos que han recibido tratamiento con inmunodepresores o esteroides a
largo plazo. Actualmente los pacientes con síndrome de inmunodeficiencia adquirida se
están infectando fácilmente con bacilo tuberculoso.
La tuberculosis es una enfermedad ligada a la situación socioeconómica de los sujetos. Aún
en los países desarrollados existen grupos socialmente marginados que son afectados par-
ticularmente por la tuberculosis, como en Estados Unidos ocurre con los negros o los inmi-
grados, además, los ancianos, los desocupados, los grupos promiscuos y los alcohólicos.
250
TUBERCULOSIS PULMONAR
El ambiente
La tuberculosis está distribuida de manera muy desigual. Aunque ha disminuido en los paí-
ses de economías avanzadas, sigue constituyendo un motivo de gran preocupación en
muchas regiones del mundo en desarrollo. Las tasas de incidencia de tuberculosis en algunos
países son muy altas y guardan relación directa con la pobreza y la desnutrición. Las precarias
condiciones de vivienda y los malos hábitos de higiene resultantes de la misma, la concen-
tración de grupos humanos por el trabajo o por la guerra, la ignorancia, la falta de educación
para luchar contra la enfermedad y la ausencia de información sobre el mecanismo de con-
tagio son determinantes del elevado número de tuberculosos existentes en los países de
África, de la India, de América Latina o del sudeste de Asia meridional. El hecho de que en
algunas regiones de México la incidencia de tuberculosis sea más elevada tiene que ver con
características del ambiente, como la coexistencia de una gran cantidad de infecciones agre-
gadas y la marginalidad, ya que existen amplias zonas del país en donde el tiempo social
pareciera haberse detenido y las condiciones de trabajo y de vida no han mejorado sustancial-
mente por siglos.
La incidencia está relacionada también con la fase de epidemia tuberculosa en una
población particular. Hace algunos años, Shirley Ferebee y George Comstock introdujeron el
concepto de la infección reciente y remota. Los grupos que han estado expuestos a los bacilos
desde hace varios siglos acusan menores tasas de enfermedad que los expuestos recientemente
al padecimiento. La tuberculosis afecta indiscriminadamente a todos y la mayoría de las for-
mas clínicas corresponde a infecciones primarias con sus respectivas complicaciones y elevada
mortalidad. Cuando la epidemia disminuye, se presentan grupos de alto riesgo, como en los
hombres de edad, y la mayoría son infecciones antiguas. La tuberculosis en los países de
Europa, Estados Unidos o Canadá es principalmente un problema residual de infecciones con-
traídas varios decenios atrás.
La epidemiología moderna de la tuberculosis permite considerar a esta enfermedad como
un proceso en dos etapas. La primera comprende la infección en sujetos susceptibles; sus fac-
tores de riesgo dependen más del ambiente: hacinamiento, deficiente nivel de sanidad en la
vivienda y en el trabajo, bajo nivel socioeconómico y sobre todo el contacto con enfermos
bacilíferos, y la segunda, está dada por la enfermedad micobacteriana por sí misma. Con su
cortejo de invalidez y sufrimiento al que concurren otras condiciones mórbidas como la
desnutrición, la diabetes, los padecimientos inmunodepresores o situaciones de tensión física
o psíquica.
Patogenia de la tuberculosis
251
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
monar, en especial en aquellos que tienen lesiones cavitarias. Las personas susceptibles son los
lactantes y los jóvenes desnutridos que viven en hacinamiento, con falta de higiene o personas
portadoras de infecciones concomitantes que producen inmunodeficiencia.
El bacilo ingresa al organismo generalmente por el aparato respiratorio debido a la inha-
lación del material infectado expulsado mediante la tos por el enfermo tuberculoso pulmonar
a través de las gotas de Pflügge. Estas gotas constituyen un aerosol que al hablar, toser o estor-
nudar proyecta el enfermo a su alrededor y que son suspendidas y disecadas en el aire por
mucho tiempo. Este mismo mecanismo sirve también para explicar la vía de entrada al tejido
amigdalino a través de la faringe. Con menos frecuencia el bacilo ingresa por vía digestiva.
Ésta era la forma natural para el acceso de M. bovis, cuyo vehículo era la leche de vaca prove-
niente de animales tuberculosos, antes de que se extendiera la pasteurización de este pro-
ducto. Se mencionan otras vías de entrada del bacilo tuberculoso al organismo, pero son
excepcionales: la cutánea, la ocular, la nasal y la genital. La reacción del organismo al bacilo
tuberculoso depende de la inmunidad natural del huésped y de la presencia o no de inmu-
nidad adquirida. Los tejidos de un individuo que nunca haya sido infectado muestran una
respuesta totalmente distinta a los de una persona infectada con anterioridad.
Los bacilos que por primera vez llegan al tejido amigdalino, a los alveolos pulmonares, al
intestino, o a la piel del individuo susceptible, son fagocitados por los macrófagos locales y en
pocos días se multiplican en su interior hasta que producen la muerte de la célula. Los nuevos
bacilos liberados son ingeridos por otros macrófagos y el proceso se repite. En esta forma se
produce la lesión primaria, que determina en el pulmón una neumonitis, en el intestino una
ulceración en la última porción del íleon y en la amígdala un foco inflamatorio agudo.
Algunos de estos bacilos son llevados a través de los vasos linfáticos hasta los ganglios
regionales correspondientes, en los cuales se produce un proceso inflamatorio semejante al
del órgano de entrada. Al conjunto anatomopatológico formado por el proceso paren-
quimatoso, la linfangitis y la adenitis se conoce con el nombre de complejo primario de Ranke
(figura 14.3).
Desde el punto de vista histológico en el tejido afectado (pulmón, ganglios, hígado, etc.)
se forman folículos de Koster. Este folículo constituye la expresión histológica más pequeña
producida por la tuberculosis y consta de un centro de necrosis, rodeado por un halo de lin-
focitos, células plasmáticas, epitelioides y células gigantes de Langhans. Se le conoce también
como reacción granulomatosa crónica.
Al mismo tiempo que se van produciendo estos cambios anatomopatológicos los antí-
genos bacterianos inducen en el organismo una respuesta inmunológica, tanto de tipo humoral
como celular. Esta respuesta inmunitaria se establece en un plazo de ocho a diez semanas. La
respuesta humoral a partir de anticuerpos se ha demostrado mediante técnicas de preci-
pitación por hemoaglutinación, difusión en agar o por estudio inmunoenzimático de los
anticuerpos formados, tiene poca importancia en la protección contra la tuberculosis.
La respuesta celular se lleva a cabo en forma similar a lo que ocurre en otras infecciones
intracelulares, a partir de clonas de linfocitos T, que producen las linfocinas necesarias para
que los macrófagos infectados se activen, maten, digieran a los bacilos y detengan el progreso
252
TUBERCULOSIS PULMONAR
Adenitis
Linfangitis
Neumonitis
Granuloma tuberculoso
Células epitelioides
Linfocitos
Célula gigante de Langhans
Bacilo tuberculoso
253
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
254
TUBERCULOSIS PULMONAR
FIG. 14.4. Imagen histológica de un granuloma tuberculoso. En el centro se observa una zona
de necrosis rodeada de un halo de linfocitos, células epiteliodes y dos células gigantes de Langhans.
255
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Progresión hematógena
de la tuberculosis pulmonar
T. Ganglionar
T. Meníngea
T. Suprarrenal
T. Renal T. Columna
vertebral
256
TUBERCULOSIS PULMONAR
257
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Tuberculosis infección
Tuberculosis primaria
Antecedentes
En estos casos es importante investigar la convivencia del niño con un enfermo tuberculoso,
lo que se conoce como signo de Combe.
258
TUBERCULOSIS PULMONAR
FIG. 14.7. Puede observarse el nódulo de Gohn calcificado, rodeado de parénquima pulmonar normal.
Cuadro clínico
El complejo primario con frecuencia evoluciona sin producir ningún síntoma clínico y sólo se
manifiesta por el viraje hacia la positividad de la reacción tuberculínica. A veces el niño puede
presentar síntomas inespecíficos como malestar general, febrícula, cefalea, anorexia, disminu-
ción en su actividad corporal y, en algunos casos, tosiduras aisladas o secas durante el día. La
exploración física puede ser negativa o se puede encontrar disminución del ruido respirato-
rio en algún hemitórax.
Radiografía de tórax
259
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Cutirreacción
La respuesta inmunológica del organismo a la presencia del bacilo tuberculoso es del tipo
celular retardado y se investiga mediante la reacción de Mantoux que utiliza como antígeno
la tuberculina o el PPD. La reacción de Mantoux se hace positiva cuando han transcurrido de
ocho a diez semanas de la infección y persiste así durante casi toda la vida del sujeto.
La tuberculina antigua de Koch era un extracto crudo del cultivo en caldo de M. tuberculosis,
el cual era esterilizado por calentamiento, filtrado y concentrado diez veces por evaporación
FIG. 14.8. Opacidad poco densa, de bordes esfumados, en el lóbulo superior derecho,
que corresponde al componente neumónico del complejo primario de Ranke,
la adenitis se observa en el mediastino, por arriba de la anterior.
260
TUBERCULOSIS PULMONAR
FIG. 14.9. Atelectasia parcial del lóbulo superior izquierdo, debida a la compresión
del componente ganglionar de la primoinfección, sobre el bronquio correspondiente.
261
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
FIG. 14.11. Obsérvense los pequeños nódulos, más marcados en el hemitórax derecho, en un niño
con tuberculosis miliar pulmonar por diseminación hematógena posprimaria.
262
TUBERCULOSIS PULMONAR
263
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Intradermorreacción de Mantoux
264
TUBERCULOSIS PULMONAR
empiema tuberculoso y en este caso el niño tiene dolor torácico intenso, se muestra
inactivo y lloroso, fiebre continua o intermitente, acompañada de escalofrío y diaforesis,
polipneico, con anorexia y pérdida de peso. A la exploración física hay abombamiento,
dolor y ausencia de ruido respiratorio en el hemitórax afectado. La radiografía mues-
tra la opacidad del derrame pleural y la punción torácica extrae un líquido purulento
blancoamarillento en el cual puede o no demostrarse la presencia de bacilo de Koch,
pero que es negativo a la investigación de gérmenes piógenos. La solución del em-
piema tuberculoso requiere drenaje pleural.
265
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
ciento de los casos, esto explica que se considere a los niños como una fuente poco
probable de contagio, mientras los adolescentes y adultos jóvenes que adquieren una
tuberculosis primaria presentan baciloscopias positivas en 25% de casos.
266
TUBERCULOSIS PULMONAR
267
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
268
TUBERCULOSIS PULMONAR
269
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
FIG. 14.19. Lesiones tuberculosas en la parte superior del cerebro, en una meningitis
producida por diseminación hematógena posprimaria.
270
TUBERCULOSIS PULMONAR
El bacilo tuberculoso puede llegar a los grupos ganglionares de diferentes regiones del
cuerpo, produciendo adenomegalias inguinales, axilares, cervicales o abdominales. La locali-
zación más frecuente es en el cuello, produciendo el padecimiento conocido con el nombre de
escrofuloderma. Los ganglios linfáticos aumentan de tamaño, al principio son duros, no son
dolorosos y no presentan cambios de temperatura ni se acompañan de síntomas generales
marcados. Posteriormente se reblandecen, se adhieren a la piel y a los planos profundos. Ter-
minan drenando su material caseoso hacia el exterior a través de fístulas crónicas que tardan
en resolverse y cuando lo hacen dejan cicatrices queloides que deforman la región.
Por vía hematógena se afecta el riñón, llegando el bacilo tuberculoso al glomérulo, en
donde crece y la lesión se extiende hacia el túbulo invadiendo la médula, llega a los cálices,
involucra la pelvicilla y por vía descendente llega al uréter y a la vejiga. La enfermedad se
manifiesta con febrícula, disuria, polaquiuria o hematuria. Una piuria estéril persistente su-
giere tuberculosis renal. La búsqueda del bacilo de Koch en la orina se hace por lo menos en
diez muestras, y si éstas resultan negativas debe hacerse cultivo. La urografía excretora puede
mostrar zonas de exclusión o cavidades caliciales (figura 14.20).
Por lo que se refiere a la tuberculosis de los huesos, la localización más frecuente es la
columna dorsal o mal de Pott, le sigue la articulación de la cadera, de la rodilla y del cuello
del pie. Tiene como característica común que el niño presenta dolor al tratar de sentarlo o pa-
rarlo y flexiona las extremidades evitando el peso del cuerpo sobre las articulaciones dañadas.
Otro dato constante es el aumento de tono de los músculos periarticulares y el dolor locali-
zado en el sitio afectado al explorar la movilidad. El estudio radiográfico muestra el daño
producido por la tuberculosis. Actualmente es menos frecuente la producción de abscesos osi-
fluentes.
271
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
FIG. 14.21. El bazo muestra pequeños nódulos miliares distribuidos uniformemente en toda
su superficie. Corresponde a un caso de diseminación hematógena de una tuberculosis
pulmonar primaria.
272
TUBERCULOSIS PULMONAR
FIG. 14.22. Pueden observarse los nódulos tuberculosos en la pared externa del intestino delgado
en un paciente con tuberculosis peritoneo intestinal.
FIG. 14.23. Obsérvense los nódulos de la superficie externa de ambos pulmones en un caso de un niño que
falleció de tuberculosis miliar pulmonar posterior a una primoinfección tuberculosa.
273
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
FIG. 14.24. Una vez fijados y seleccionados los pulmones puede verse que los nódulos tuberculosos
se localizan en todo el parénquima pulmonar. Algunos de ellos ya muestran
pequeñas cavidades, especialmente en los lóbulos inferiores.
Signo de Combe: consiste en investigar si el niño en estudio convive o convivió con un enfermo
tuberculoso, habitualmente un adulto, causante de su infección. En el lactante los familiares
más cercanos son la fuente de infección, a medida que el niño crece el número de contactos a
investigar será mayor.
Identificación de los cuadros clínicos: los descritos con anterioridad forman el pivote del diag-
nóstico.
Estudio radiográfico de los pulmones: debe mostrar imágenes semejantes a las descritas anterior-
mente para reforzar los hallazgos clínicos.
274
TUBERCULOSIS PULMONAR
demostrarlo en los niños, por lo que en la mayor parte de casos la valoración adecuada de los
parámetros anteriores ofrece un elevado índice de seguridad para el diagnóstico.
TUBERCULOSIS DE REINFECCIÓN
Patogenia
La controversia entre estas dos teorías es importante no sólo desde el punto de vista
académico, sino que sirven de fundamento para elaborar programas nacionales de control de
la tuberculosis en países de alta prevalencia (América Latina, Asia y África), donde la tasa
de infección tuberculosa es elevada y los estudios bacteriológicos confirman la existencia de
un número elevado de enfermos bacilíferos.
275
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Anatomía patológica
276
TUBERCULOSIS PULMONAR
Tuberculosis de reinfección
El problema de las cavernas tuberculosas estriba en que son fuente de descargas ba-
cilíferas que contagian a sujetos sanos o que extienden el padecimiento hacia otras regiones
del pulmón. A esto se le denomina diseminación broncógena. Como esta situación se va repi-
tiendo a lo largo de la evolución de la enfermedad representa el mecanismo característico de
progresión de la tuberculosis pulmonar. A las lesiones de reciente formación se les conoce
como lesiones exudativas y representan procesos agudos. En general las lesiones exudati-
vas son inestables, tienden a extenderse y a desarrollar rápidamente lesiones caseosas masivas
que llevan a la producción de nuevas cavernas (figura 14.27).
Las lesiones exudativas tempranas también pueden evolucionar hacia la reabsorción o la
reparación mediante un proceso de cicatrización. Las que evolucionan hacia la curación por
formación de granulomas y tejido conectivo fibroso se denominan lesiones productivas. La
fibrosis es un proceso esencialmente reparador que consiste en la reposición del tejido pul-
monar afectado por tejido conectivo nuevo que atestigua la existencia de un proceso infla-
matorio previo. El depósito de calcio en las lesiones tuberculosas refleja antes que nada la
277
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
278
TUBERCULOSIS PULMONAR
edad de las caseosas, limitadas por tejido fibroso y libres de infección secundaria, pero con
suficiente aporte sanguíneo para permitir el libre intercambio de iones de calcio.
Los focos neumónicos consecutivos a las diseminaciones broncógenas dan lugar a nuevas
lesiones exudativas que progresan o se autolimitan con formación de tejido conectivo de
granulación crónica en su periferia. Lo habitual es que en el mismo enfermo coexistan lesiones
exudativas y productivas, lo que hace que la tuberculosis de reinfección tienda hacia la croni-
cidad y sus manifestaciones clínicas sean irregulares, evolucionando con periodos de exacer-
bación aguda que alternan con periodos de estabilización clínica.
Cavernas tuberculosas
La necrosis, la caseificación y la expectoración del tejido pulmonar destruido dan origen a las
cavernas pulmonares. Su formación se inicia en el seno de áreas caseosas, con pequeñas cavi-
dades de paredes irregulares. Conforme avanza el proceso, la caverna aumenta de tamaño, la
pared se engrosa, se hace más o menos seca, blanca y homogénea, constituida todavía por tejido
tuberculoso necrótico circunvecino. Otras veces la pared es piogénica, de aspecto húmedo, gris,
brillante y tersa, cubierta por una capa de exudado celular bien definida, especialmente de
polimorfonucleares, linfocitos y células gigantes. Encierran material purulento caseoso con
gran número de bacilos tuberculosos. A su alrededor se deposita una capa de tejido fibroso que
indica su grado de cronicidad. En el curso de un largo periodo de destrucción tuberculosa se
forman cavernas de paredes gruesas y fibrosas, con bridas en forma de cordón y trabéculas
conteniendo vasos sanguíneos obliterados. Las cavernas más viejas suelen tener una pared
fibrosa tapizada con una capa tersa, blanca o gris, de tejido conectivo. La dilatación aneuris-
mática de una rama de la arteria pulmonar a menudo se desarrolla en las paredes fibróticas de
cavidades viejas y al romperse produce hemorragia pulmonar profusa y con frecuencia fatal.
Si la tuberculosis evoluciona hacia la curación, en especial si el paciente recibe un
tratamiento adecuado, las cavernas se adelgazan, se hacen perfectamente redondas, rodeadas
de una capa de pulmón atelectásico y poco a poco llegan a desaparecer. Lo mismo sucede si
el bronquio de drenaje se obstruye, entonces sus paredes se adosan, la caverna se colapsa, se
retrae, desaparece y en su lugar queda una cicatriz estelar. Otras veces las cavernas se cierran
por contracción fibrosa gradual. También puede suceder que al retraerse por el tejido conec-
tivo que se deposita a su alrededor, se transformen en nódulos fibrosos que pueden llegar a
calcificarse. Algunas cavidades permanecen abiertas pero se epitelizan, esto es, son invadidas
por células provenientes del epitelio de los bronquios de drenaje que cubren el interior de la
cavidad, generalmente en forma parcial. Las cavidades epitelizadas se diferencian de las bron-
quiectasias por la ausencia de glándulas mucosas, cartílago y músculo. Las cavernas pueden
no desaparecer, sus paredes fibrosas las autolimitan, cesa la actividad bacteriana dentro de
ellas y pueden llegar a la esterilización completa (figura 14.28).
La tuberculosis de reinfección también puede afectar la pleura y producir empiema, que
si no es bien tratado, da lugar a una paquipleuritis (figura 14.29).
279
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
280
TUBERCULOSIS PULMONAR
Integración diagnóstica
a) El signo de Combe (determinar la relación que existe entre el sujeto en estudio y la posi-
bilidad de haber estado en contacto con algún enfermo o sospechoso de padecer
tuberculosis). En esta forma se investiga la posible fuente de infección.
c) Si el sujeto ha sido o no vacunado con BCG (esto reviste particular importancia en los
niños).
3. Cuadro clínico. En general es más frecuente en el adulto joven, ataca a ambos sexos y
la sintomatología es muy variable. Existen casos en los cuales el paciente se refiere apa-
rentemente sano y sin causa aparente, en forma súbita, presenta hemoptisis. De aquí
que se insista que cuando hay hemoptisis en un sujeto joven debe pensarse primero en
tuberculosis. El inicio también puede semejar un cuadro gripal que se prolonga más
allá de lo normal. O bien, síntomas generales, pérdida del apetito, adelgazamiento,
cefalea, dolorimiento del cuerpo, febrículas, diaforesis nocturnas, astenia y sensación
de opresión retroesternal. Lo señalado hasta aquí es sólo la forma de inicio del pade-
cimiento, ya que a medida que éste evoluciona la sintomatología se vuelve florida y
puede confundirse con otras patologías neumológicas. El paciente presenta tos aisla-
da o en accesos, expectoración mucopurulenta o francamente purulenta, con hemop-
toicos y en cantidad variable, nunca llega a la vómica. Puede integrarse un síndrome
febril irregular, más frecuente por las noches con diaforesis importante, escalofrío y
281
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
4. Exploración física. En el enfermo a menudo faltan los signos físicos o no llega a inte-
grarse alguno de los síndromes pleuropulmonares. Es orientador encontrar estertores
subcrepitantes en los vértices pulmonares y los síndromes que más frecuentemente se
encuentran son de condensación pulmonar puro, con broncoalveolitis o asociado a
cavidad, el de derrame pleural y el de neumotórax cuando éste constituye una com-
plicación.
5. Estudio radiográfico. El estudio clínico debe completarse con una radiografía pos-
teroanterior de tórax, que permite conocer el tipo y extensión de las lesiones. En las
radiografías se pueden identificar las lesiones exudativas, que se caracterizan por ser
opacidades poco densas, heterogéneas, de bordes irregulares y esfumados. Las lesio-
nes productivas se caracterizan por ser más densas, de bordes precisos y dan el as-
pecto de nódulos del que parten, en ocasiones, líneas opacas de fibrosis que producen
retracción de los órganos cercanos; los nódulos pueden tener una densidad de calci-
ficación. En la radiografía de tórax podemos observar nódulos aislados, opacidades
neumónicas, pequeños nódulos que semejan granos de mijo distribuidos uniforme-
mente en ambos campos pulmonares, así como cavernas en las cuales se estudiarán
sus características (tamaño, sitio, número, espesor de sus paredes, irregularidad de sus
bordes), consolidaciones, fibrosis, derrames pleurales y pulmones destruidos.
282
TUBERCULOSIS PULMONAR
Estos cuadros clínicos generales se pueden concretar e identificar en algunas formas anato-
moclínicas de la tuberculosis de reinfección.
Tuberculosis miliar
Lobitis
Es la extensión del infiltrado precoz hasta ocupar todo un lóbulo pulmonar, habitualmente el
superior; es un proceso exudativo.
283
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
FIG. 14.30. Infiltrado precoz de Assman y Raedeker. Lesión inicial de la tuberculosis de reinfección.
Opacidad poco densa de unos 3 cm de diámetro, de bordes difusos, en el vértice del pulmón derecho.
FIG. 14.31. Obsérvense las lesiones tuberculosas mínimas, exudativas, en el vértice del pulmón izquierdo.
284
TUBERCULOSIS PULMONAR
285
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Neumonía caseosa
Son lesiones extensas, infiltrativas de tendencia necrosante que ocupan un lóbulo o más de
uno. Inicialmente son exudativas, pero rápidamente tienden a la consolidación y a la forma-
ción de cavernas.
Sus síntomas son: tos en tosiduras aisladas o en accesos, expectoración purulenta abun-
dante, frecuentemente se acompaña de hemoptoicos o de francas hemoptisis, dolor torácico,
fiebre, diaforesis, escalofrío y ataque al estado general. Generalmente se presenta disnea de
medianos esfuerzos. A la exploración física es posible integrar un síndrome de condensación
puro o con broncoalveolitis.
Es una de las formas de tuberculosis más grave por su tendencia a la excavación y su
repercusión sobre el estado general. La radiografía se caracteriza por opacidad extensa de uno
o más lóbulos, densa con o sin cavitación, de bordes irregulares y de localización variable. La
reacción de Mantoux es positiva y la baciloscopia indefectiblemente es positiva (figuras 14.34
y 14.35).
FIG. 14.34. Lesión excavada en el lóbulo superior derecho con diseminación broncógena bilateral,
más marcada en el lóbulo superior izquierdo.
Formas bronconeumónicas
Esta variedad clínica se conocía como tisis galopante. Se trata de lesiones exudativas de focos
múltiples que abarcan varios lóbulos en ambos campos pulmonares, con tendencia a confluir,
a caseificarse y formar múltiples cavernas.
286
TUBERCULOSIS PULMONAR
FIG. 14.35. Lesiones tuberculosas muy extensas, bilaterales, excavadas en ambos vértices, y con lesiones
exudativas en el resto de los dos campos pulmonares, más marcadas en el pulmón derecho.
El cuadro clínico se caracteriza por fiebre alta, irregular, diaforesis, escalofríos, dolor torá-
cico, disnea, tos, expectoración abundante que puede ser acompañada de hemoptoicos y
taquipnea. A la exploración física si bien puede no integrarse un síndrome de condensación,
sí es constante encontrar estertores crepitantes y subcrepitantes. La evolución es grave, puede
llevar al fallecimiento del enfermo. Otras veces se estabiliza, pasa a la cronicidad y da lugar a
tuberculosis multiexcavadas, fibronodulares, en donde la insuficiencia respiratoria del sujeto
es progresiva. En la radiografía de tórax se observan opacidades irregulares, de contornos di-
fusos, bilaterales, lesiones excavadas de formación reciente. La reacción de Mantoux puede
ser positiva o negativa, pero la baciloscopia en expectoración siempre es positiva (figura
14.36).
Formas fibrosas
287
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
FIG. 14.36. Tuberculosis muy avanzada. Lesiones que ocupan los dos pulmones, exudativas,
con nódulos confluentes, aun sin excavaciones aparentes.
288
TUBERCULOSIS PULMONAR
Fibrotórax
289
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
INVESTIGACIÓN BACILOSCÓPICA
290
TUBERCULOSIS PULMONAR
El uso del PPD con la técnica de Mantoux es incapaz de diferenciar una infección de la
enfermedad tuberculosa, por otra parte, debe ser precedido por la investigación de vacu-
nación con BCG. Es útil en la detección de un viraje tuberculínico o de un PPD positivo en un
niño menor de cuatro años sin BCG y en contacto con un enfermo tuberculoso. Ambas situa-
ciones traducen una primoinfección reciente.
CLASIFICACIÓN DE LA TUBERCULOSIS
Tuberculosis primaria
Ataca fundamentalmente a los niños, cuando aún no han desarrollado una respuesta inmu-
nitaria a ella. Es una infección exógena que tiene su fuente de contagio dentro de la familia o
en el centro escolar y se manifiesta a través del complejo primario de Ranke (neumonitis, lin-
fangitis y adenitis). La localización más frecuente de la neumonitis es basal del lado derecho,
habitualmente produce pocos síntomas y muchas veces pasa desapercibida, rara vez produce
cavernas, evoluciona hacia la curación en un porcentaje muy elevado, el PPD es negativo, así
como la baciloscopia. Cuando progresa su crecimiento puede ser por extensión directa, por
vía broncógena o linfohematógena. Por crecimiento directo, puede llegar a la pleura y producir
derrames serofibrinosos; por vía broncógena, produce formas graves bronconeumónicas, pero
su diseminación es fundamentalmente hemática dando lugar a siembras extrapulmonares, en
especial sobre ganglios linfáticos, meninges, huesos, riñones, gastrointestinales y genera-
lizadas que indefectiblemente llevan al fallecimiento del niño. Se previene con quimio-
profilaxis si el niño está en contacto con la fuente de infección y con la vacuna BCG si no es
así (figuras 14.39 y 14.40).
Tuberculosis de reinfección
Se encuentra en los adolescentes y adultos jóvenes; es difícil precisar el signo de Combe por
la variedad tan amplia de convivientes; la infección puede ser endógena o exógena; habitual-
291
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
mente se localiza en los vértices pulmonares y bilateral; forma cavernas y se extiende por vía
broncógena; no afecta los ganglios linfáticos; es de evolución crónica y habitualmente tiene
síntomas respiratorios, en especial hemoptisis; el PPD es positivo así como la baciloscopia. Su
tratamiento debe ser completo y se deben revisar los convivientes (figuras 14.41 a la 14.43).
FIG. 14.40. Xifoescoliosis producida por una tuberculosis de la columna vertebral en un niño. Obsérvese
la prótesis metálica que se colocó para evitar una deformación mayor.
292
TUBERCULOSIS PULMONAR
FIG. 14.41. Paciente con tuberculosis pulmonar de reinfección, que curó con calcificación de sus lesiones.
Se pueden ver en el vértice, hilio y en la base del pulmón izquierdo. También, aunque menos
densas, en la región infraclavicular externa derecha.
293
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
CLASIFICACIÓN DE LA TUBERCULOSIS
AMERICAN LUNG ASSOCIATION
Quimioterapia
1. Ninguna.
2. Con quimioterapia (fecha de inicio).
3. Quimioterapia terminada (fecha).
a) Completa
b) Incompleta
294
TUBERCULOSIS PULMONAR
2. Bacteriología.
a) Positiva por:
•Microscopia (fecha)
•Cultivo (fecha)
•Microscopia y cultivo (fecha)
b) Negativa
•Pendiente
•No efectuada
3. Quimioterapia.
a) Ninguna
b) Tratamiento (fecha de inicio)
c) Quimioterapia terminada
d) Completa (tipo de tratamiento)
e) Incompleta
4. Hallazgos radiográficos.
a) Normal
b) Patológica
c) Cavitada o no cavitada
d) Estabilizada, progresiva, con mejoría
e) Prueba tuberculínica (PPD con técnica de Mantoux)
f) Positiva
g) Dudosa
h) Negativa
i) No practicada
295
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
TRATAMIENTO DE LA TUBERCULOSIS
296
TUBERCULOSIS PULMONAR
Crecimiento lento del M. tuberculosis. El bacilo de Koch crece lentamente y se reproduce una vez
cada veinte horas, sin embargo, esta tasa de crecimiento hace posible que en un término de
dos a tres semanas sobrepase la cifra de 10 millones de gérmenes que se producen de un solo
bacilo y es posible que alcance miles de millones en un mes. A esta etapa se le conoce como
crecimiento logarítmico. Esta condición determina que los tratamientos antituberculosos sean
de larga duración y que las drogas resulten efectivas cuando se administran en una sola dosis
diaria o periódica, lo cual sustenta la posibilidad de tratamientos intermitentes. Esto facilita la
supervisión, disminuye la toxicidad, abarata costos y mejora la administración operacional
del tratamiento.
EXTRACELULAR ISONIACIDA
* BK abundantes * Actúa sobre la membrana celular
INTRACELULAR PIRAZINAMIDA
BK escasos * Interfiere el transporte de O2
NÓDULO FIBROSO
BK muy escasos
FIG. 14.44. El tratamiento de la tuberculosis tiene en cuenta la población bacteriana que existe
en las diferentes lesiones y el mecanismo de acción del medicamento.
297
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Así, la superficie de las cavernas resulta el sitio ideal para el crecimiento logarítmico del
bacilo, ya que tiene un pH neutro, apropiada tensión de oxígeno y es rica en nutrientes. En las
áreas con necrosis caseosa, de pH neutro, tensión de oxígeno baja y medio pobre en nutrientes
existen muchos bacilos, pero el ambiente no es el ideal para su multiplicación, salvo por
breves periodos. Los bacilos ubicados en el interior de los macrófagos, donde el pH es ácido
y hay poco oxígeno se multiplican en forma deficiente y lenta.
En los focos fibróticos o calcificados los bacilos no se reproducen y se encuentran en vida
latente. A éstos se les atribuye la capacidad de mantener la hipersensibilidad a la tuberculina
y son el origen las reinfecciones endógenas.
Aun cuando el fenómeno biológico de la resistencia es uno solo, en clínica se distinguen tres
tipos de resistencia: a) natural o espontánea: es la que presenta el enfermo con una población
bacilar numerosa que nunca ha recibido drogas antituberculosas, b) secundaria o adquirida:
se observa en los pacientes que han recibido previamente drogas antituberculosas, lo que ha
determinado una selección de las mutantes resistentes y c) primaria: que se encuentra en el
paciente que jamás ha recibido drogas antituberculosas pero que ha sido contagiado por un
enfermo portador de bacilos resistentes.
De aquí podemos concluir que las bases farmacológicas del tratamiento antifímico efec-
tivo tienen en cuenta las siguientes condiciones:
298
TUBERCULOSIS PULMONAR
Drogas antituberculosas
Hidrazida del ácido isonicotínico (H). Inhibe la síntesis de DNA, interfiere con las enzimas de la oxi-
dorreducción y en la síntesis del ácido micólico, indispensable para la formación de la pared
celular. Es un medicamento bactericida que actúa fundamentalmente sobre los bacilos del lí-
quido extracelular, menos sobre los del interior de los macrófagos, y no tiene acción sobre los
que se encuentran en el cáseum. Se usa en una dosis de 5 a 10 mg/kg diario por vía oral, con un
máximo de 300 mg para adulto. Para uso intermitente se aconseja una dosis de 15 a 20 mg/kg
con un máximo de 600 a 800 mg. Como reacciones adversas presenta neuropatía periférica, he-
patitis e hipersensibilidad cutánea. En el comercio hay comprimidos de 100 miligramos.
Rifampicina (R). Interfiere la formación del ácido ribonucleico y, por tanto, en la duplicación y
el metabolismo celular. Tiene acción bactericida y en orden decreciente actúa sobre los bacilos
del líquido extracelular, los del interior de los macrófagos y tiene poca acción sobre los baci-
los del cáseum. La dosis es de 10 a 20 mg/kg diario o intermitente, con dosis máxima para
adulto de 600 mg por vía oral. Entre las reacciones adversas presenta hepatitis, fiebre, hiper-
bilirrubinemia e hipersensibilidad cutánea. En el comercio se presenta en cápsulas de 300 mg
y en jarabe de 100 mg por cada 5 mililitros.
Etambutol (E). Es un medicamento bacteriostático, actúa sobre los bacilos del medio extrace-
lular, no tiene acción sobre los localizados en el interior de los macrófagos o en el cáseum. Se
usa con una dosis de 15 a 25 mg/kg por vía oral, con un máximo de 1 200 mg para adulto y
para uso intermitente con una dosis de 40 mg/kg y con un máximo de 2 400 mg. Produce,
como manifestaciones adversas, alteraciones en la visión y erupción cutánea. No usarlo en
niños menores de 10 años por su incapacidad para percibir o manifestar síntomas tóxicos. En
el comercio se presenta en comprimidos de 200 y 400 miligramos.
299
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
extracelular. No tiene acción en los intracelulares o los del cáseum. Se utiliza a la dosis diaria
de 15 mg/kg por vía intramuscular, con un máximo de 1 g diario o intermitente. En enfermos
mayores de 50 años se utiliza la mitad de la dosis. Reacciones adversas más frecuentes: acción
sobre el VIII par, manifestándose con vértigo e hipoacusia, es nefrotóxica y produce dermato-
sis. En el comercio se presenta en frascos ámpulas de 1 gramo.
Kanamicina (K). Se utiliza con una dosis de 15 a 30 mg/kg peso diario o intermitente por vía
intramuscular. La dosis diaria para un adulto es de 1 g. En forma intermitente se aplica tres
veces por semana. Es un medicamento nefrotóxico, que afecta también al VIII par al producir
hipoacusia y vértigo. En el comercio se encuentra en frasco ámpula de 1 gramo.
Actualmente las drogas que siguen se utilizan poco, algunas en tratamientos de reesque-
matización y otras están fuera del mercado.
Cicloserina (Cs). Se usa a la dosis de 0.5-1 g al día por vía oral. Las reacciones tóxicas más
graves son varias disfunciones en el sistema nervioso central y reacciones psicóticas.
Viomicina (V). Se utiliza por vía intramuscular a la dosis de 1 g dos a tres veces por semana.
Fácilmente los bacilos crean resistencia, asimismo existe resistencia cruzada con la estrep-
tomicina, kanamicina y capreomicina. Los efectos colaterales tóxicos más graves son el daño
a los riñones y al VIII par.
Protionamida (P). Se utiliza con una dosis de 8 a 15 mg/kg/día con un máximo para adultos
de 750 mg, ya sea para uso diario o intermitente. Produce trastornos gastrointestinales. En el
comercio se presenta en comprimidos de 250 miligramos.
Etionamida (Et). Es un derivado químico muy relacionado con la isoniazida, a pesar de esto no
hay resistencia cruzada con ella. Es útil para tratar las infecciones causadas por micobacterias
fotocromógenas. Es mal tolerada por la intensa reacción gástrica y síntomas neurológicos que
produce. La resistencia a la etionamida se desarrolla rápidamente in vitro e in vivo. Se utiliza
con una dosis de 0.5/1 g al día por vía oral.
300
TUBERCULOSIS PULMONAR
Tiacetazona (T). Derivado de las tiosemicarbazonas es de baja eficacia pero relativamente ba-
rato. Las reacciones adversas son hipersensibilidad cutánea y reacciones hematológicas. Se
utiliza a la dosis diaria de 2.5 mg/kg como máximo 150 miligramos.
Ácido paraminosalisílico (PAS). Su fórmula estructural revela estrecha similitud con el ácido
paraminobenzoico (PABA) y con las sulfonamidas. Se absorbe fácilmente por vía gastrointesti-
nal, la dosis diaria promedio es de 8 a 12 g, se elimina rápidamente por la orina. Se utilizó mucho
en épocas pasadas, junto con la isoniazida y la estreptomicina, y actualmente se ha olvidado.
Morfazinamida (M). La dosis debe ser de 50 mg/kg por vía oral. Como reacciones adversas se
cuentan la gastritis, náusea, hepatitis y cirrosis hepática. Su nombre comercial es Piazolina.
PROGRAMA ANTITUBERCULOSO
Tratamiento primario
Se administra a enfermos que nunca han recibido tratamiento, puede ser supervisado o
autoadministrado. El tratamiento supervisado se aplica en los establecimientos de salud, pro-
porcionado y vigilado por el personal que presta el servicio; el tratamiento autoadministrado
es el que se aplica el paciente por sí mismo, utilizando los medicamentos que le entrega la
unidad de salud. El que ha mostrado mayor eficacia es el supervisado de corta duración, que
permite tratamientos completos, menor costo y mejor control del paciente. Éste debe tener
una duración hasta de siete meses, y los medicamentos se deben administrar en una sola toma
(cuadros 14.1 y 14.2). En los casos de meningitis tuberculosa y tuberculosis miliar se debe
agregar estreptomicina en la fase intensiva (60 dosis) o etambutol y corticoides.
301
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Fase intensiva
Fase de sostén
Fase intensiva
Fase de sostén
302
TUBERCULOSIS PULMONAR
El tratamiento primario debe estar adecuadamente supervisado para que ofrezca com-
pleta seguridad. Es eficaz en 98% de los casos. El control baciloscópico debe ser mensual. La
negativización se obtiene entre la sexta y la octava semana de inicio.
El tratamiento mal administrado ocasiona recaídas, fracasos y drogorresistencia.
303
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
que el enfermo permanezca en reposo relativo y tenga un aislamiento que evite el contacto
con niños y enfermos.
En los enfermos con VIH debe prolongarse la fase intensiva de isoniacida, rifampicina y
pirazinamida reforzándola con etambutol con 70 dosis en lugar de 60 y continuar con la fase
de sostén prolongándola hasta 56 dosis en lugar de 30. Continuarlo después de seis meses de
la negativización de los cultivos para M. tuberculosis. Se sugiere con INH durante toda la vida.
El control del enfermo por parte del médico tratante debe ser mensual y comprende la valo-
ración clínica, la verificación de la administración de las drogas, la evolución bacteriológica y
la tolerancia a los medicamentos.
Tratamiento secundario
Fase intensiva
Isoniacida 300 mg 75 mg
Rifampicina 600 mg 150 mg
Pirazinamida 1.5 a 2 mg 400 mg
Fase de sostén
* Puede agregarse estreptomicina (750 mg a un gramo) o reemplazar el etambutol. En pacientes mayores de 50 años
dar 0.5 g de estreptomicina. En enfermos de menos de 50 kg ajustar la dosis a mg/kg/de peso.
304
TUBERCULOSIS PULMONAR
Recaída
Retratamiento
Curación
Micobacteriosis
305
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Tratamiento en drogorresistentes
Los pacientes tuberculosos en los que han fracasado los esquemas terapéuticos descritos, y con
resistencia adquirida a tres o más drogas antituberculosas, comprobada con estudio de dro-
gosensibilidad, requieren un nuevo esquema terapéutico integrado con los fármacos sensibles
que queden o formar uno nuevo con tres o cuatro de los medicamentos que actualmente han
demostrado cierta acción antimicobacteriana útil, como son las quinolonas (ciprofloxacina y
ofloxacina), los macrólidos (roxitromicina y claritromicina), los derivados de la rifampicina
(rifabutina y rifapentina), algunos aminoglucósidos (amikacina) y algunas cefalosporinas
(cefaxitin y cefaramida). Esta situación es campo del especialista y requiere un control super-
visado del enfermo.
Tratamiento quirúrgico
Las indicaciones del tratamiento quirúrgico se han restringido en forma importante, actual-
mente sólo está indicado en caso de que exista lesión excavada con hemoptisis incoercible,
bronquiectasias sangrantes, tuberculoma, algunos casos de pulmón destruido, síndrome de
lóbulo medio o cuando hay empiema.
Prevención de la tuberculosis
La prevención forma parte de la lucha antituberculosa, la cual tiene por objeto erradicar el
padecimiento. Esta lucha debe traducirse en un programa que tenga en cuenta las condiciones
epidemiológicas, técnicas, económicas y sociales del país.
Erradicación de la tuberculosis
Para erradicar la tuberculosis es necesario llevar a cabo las siguientes acciones: realizar la pes-
quisa temprana de los casos bacilíferos, ya que estos constituyen la fuente de infección; se de-
berá proporcionar el tratamiento adecuado y completo a los enfermos; es necesario prevenir
la infección de los contactos mediante la vacunación con BCG o quimioprofilaxis. Se deberán
integrar estas actividades a los servicios de atención primaria; la atención deberá ser perma-
nente y abarcar todo el país, ya que el problema de la tuberculosis es más grave en las zonas
rurales; deberá ser aceptable y accesible, además de mejorar el nivel de vida de la población.
La Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud registró en 1993, 15 145
casos de tuberculosis en México, lo que dio una tasa de 17.1 por cada 100 000 habitantes, de los
cuales 10% corresponde a menores de 15 años. De acuerdo con los indicadores de morbilidad y
mortalidad por tuberculosis pulmonar y meníngea, es posible precisar que el número de casos
306
TUBERCULOSIS PULMONAR
nuevos que se calcula que aparecerán cada año es por lo menos el doble de los que se diagnos-
tican y que la relación entre los diagnosticados y las defunciones que ocurren anualmente es de
2.6 a 1, mostrando un rezago considerable en la búsqueda y diagnóstico de los enfermos. De los
casos diagnosticados se pierde una proporción aproximada de 35% entre los que no inician
tratamiento y los que no curan a pesar de haber ingresado al mismo. De acuerdo con lo anterior
es probable que la falta de impacto que se observa, según la tendencia de la morbilidad y la mor-
talidad registrada, se puede deber a que se está curando a 15 o 20% de los casos reales y que con
un logro modesto como el alcanzado se va acumulando una población enferma en aumento.
A este problema debe agregarse un incremento de los casos de sida, que se han elevado
en cuatro veces en el periodo de 1988 a 1993 y aparece en 1992 en el decimonoveno lugar de
las veinte principales causas de muerte en el país.
El Programa Nacional de Salud, que se basa en los principios de la Ley General de Salud,
orienta el programa de lucha contra la tuberculosis de acuerdo con las siguientes políticas y
estrategias: acceso gratuito a toda la población; participación de todas las instituciones de
salud; suficiente cobertura de las actividades de control de la tuberculosis mediante la inte-
gración del programa a los servicios de atención primaria; medidas de control oportunas y gra-
tuitas para toda la población del país, mediante una coordinación funcional de las instituciones
de salud; además, la extensión del programa no debe ir en detrimento de la calidad de la
atención y una buena formación profesional es decisiva en todas las categorías del personal
sanitario que participa en el programa antituberculoso, el cual debe incluirse en los planes
de estudio de las escuelas de medicina y enfermería con la información básica sobre los pro-
gramas antituberculosos nacionales.
Gracias a las técnicas simplificadas y normalizadas actuales, el diagnóstico, el tratamiento
y la prevención pueden llevarse a cabo en cualquier institución sanitaria, permitiendo trans-
ferir la capacidad técnica de un núcleo reducido de especialistas a numerosos miembros del
personal sanitario. Los componentes que hay que tener en cuenta al planear los servicios de
salud son la detección de casos, el tratamiento y la vacunación con BCG.
Se considera a la detección baciloscópica sistemática mediante baciloscopia o cultivo en
los mayores de 15 años que presentan tos y expectoración, y al tratamiento de corta duración
supervisado, como las acciones básicas para romper la cadena de transmisión en el país. Debe
recordarse que los casos positivos a la baciloscopia directa infectan un mayor número de con-
tactos, que el riesgo de infección se relaciona con la densidad bacilar del aire que respira el
contacto y que el número de bacilos es mayor cuando el enfermo tiene lesiones cavitarias. De
aquí que sea necesario asegurar: a) la comprobación bacteriológica de los casos diagnostica-
dos; b) el ingreso a tratamiento del total de casos bacilíferos, y c) la terminación completa y
307
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
regular del tratamiento. Estas acciones se llevan a cabo por todas las instituciones de salud
pública y privada sobre la base de la Norma Oficial Mexicana que fue publicada en el Diario
Oficial de la Federación el día 19 de abril de 1994.
Vacuna BCG
Por lo que se refiere a la prevención específica, es conveniente señalar que en junio de 1924 Albert
Calmette y Emile Guerin presentaron en la Academia de Medicina de Francia el trabajo "Ensayo
de inmunización contra la infección tuberculosa", mediante una cepa de bacilo tuberculoso
bovino que obtuvieron después de 233 pasos sucesivos en un medio de cultivo que contenía
glicerina, bilis de buey y papa, la que había perdido gran parte de su virulencia pero con-
servaba su capacidad inmunológica. A partir de esa fecha, la cepa de Calmette y Guerin ha
sido distribuida a muchos países en cuyos laboratorios se ha mantenido utilizando diferentes
procedimientos, lo cual ha traído como consecuencia la producción de nuevas cepas con ca-
racterísticas diferentes de la original, no sólo morfológicas y de cultivo, sino también en lo
referente a virulencia residual y a sus características inmunológicas. Por tal motivo, al referirse
a una vacuna BCG en particular, se debe mencionar la cepa de origen, así como tomar en
cuenta, en el nivel operacional, las características de cada una de ellas (cepas danesa, france-
sa, japonesa entre otras).
Actualmente la vacunación con BCG se emplea en casi todo el mundo. Se ha establecido
sin lugar a dudas su inocuidad y se ha determinado que su administración evita las compli-
caciones graves de la primoinfección tuberculosa natural, debida a la inmunidad específica
generada por este bacilo de virulencia atenuada. La aplicación de la vacuna BCG administrada
al recién nacido ha logrado casi desaparecer la meningitis tuberculosa y las formas granulares,
así como las formas graves de la enfermedad.
La vacuna BCG fue introducida en México en 1925 por Fernando Ocaranza, director del
entonces Instituto de Higiene, quien obtuvo del propio Calmette cultivos de bacilos atenua-
dos. Desde 1931 se inició en ese mismo Instituto la producción de la vacuna para uso en el
país y actualmente es preparada en el Instituto Nacional de Higiene a partir de un cultivo de
bacilos de Calmette y Guerin, cepa danesa (1931), que es procedente del Statenseruminstitut
de Copenhague, liofilizada y suspendida en medio de glutamato de sodio. La vacuna se
envasa en ampolletas ámbar de 25 y 50 dosis que contienen de 300 a 500 000 unidades viables
por dosis de 0.1 ml, equivalentes a 0.1 mg de masa bacilar. Se acompaña de una ampolleta de
solución salina isotónica de 2.5 a 5 ml para la dilución de una u otra presentación.
La vacuna se administra desde recién nacido hasta los 14 años de edad, que es la época en que
con más frecuencia se presenta la infección tuberculosa en los habitantes de países en vías de
308
TUBERCULOSIS PULMONAR
desarrollo. Se aplica por vía intradérmica a la altura de la inserción inferior del músculo del-
toides derecho, en una dosis de 0.1 ml. Se aplica sola o simultáneamente con otras vacunas
como la antipoliomielítica, DPT y antisarampión, de acuerdo con la edad del niño.
Está contraindicada en recién nacidos con peso inferior a dos kilogramos y en niños con
inmunodeficiencias, desnutrición avanzada, procesos febriles, enfermedades anergizantes,
afecciones cutáneas graves, leucemias, linfomas y durante el tratamiento inmunodepresor
(corticosteroides, antimetabolitos, agentes alquilantes o radiaciones). La infección con el virus
de la inmunodeficiencia humana ha provisto otra seria limitante.
En México, como actividad del Programa Nacional de Control de la Tuberculosis, la apli-
cación de la BCG se anota en la Cartilla Nacional de Vacunación. La vacuna se envía a las
unidades donde se almacena en recipientes térmicos refrigerados y debe conservarse en
refrigeración entre 2 y 8 °C hasta su utilización. La potencia del producto sin reconstituirse se
mantiene hasta por un año en refrigeración.
Reacciones indeseables
Pueden ser locales o regionales, no constituyen riesgo y evolucionan hacia la curación espon-
tánea sin dejar secuelas. Las principales reacciones son: úlcera grande (mayor de 10 mm)
debido a que la inyección fue profunda al exceso en la dosis; abscesos locales que se deben a
infección piógena causada por la esterilización deficiente del equipo y del material, pero que
evolucionan espontáneamente y no deben drenarse quirúrgicamente; adenopatías satélites
que se presentan en 10% de los casos, generalmente en la zona axilar, pero pueden ser supra-
claviculares y son debidas a la evolución natural de la vacunación, ya que la BCG siempre
atraviesa los ganglios y se disemina en el organismo.
Después de estudios al respecto, se demostró que la BCG no desencadena efectos adver-
sos en los sujetos infectados, por lo que actualmente en todos los países donde se utiliza se
309
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
FIG. 14.45. Nódulo de la vacunación con BCG a las 72 horas de su aplicación. La fotografía fue tomada
cuando se aplicaba en la región deltoidea derecha. Sólo se observa una ligera elevación
con un cambio de coloración central.
FIG. 14.46. A los seis días el nódulo ha evolucionado hacia la ulceración cubierta con una costra melicérica.
Los bordes se encuentran levantados.
310
TUBERCULOSIS PULMONAR
aplica directamente la vacuna, sin prueba tuberculínica previa, ésta, practicada antes de la
vacunación, reduce siempre la cobertura y aumenta el costo a más del doble. La única desven-
taja de este criterio es que no se puede utilizar la prueba positiva al PPD como un indicador
de la eficacia de la vacunación.
Quimioprofilaxis
311
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
SINOPSIS
4. Los lactantes y los adolescentes son muy susceptibles a la tuberculosis, pero la enfermedad
puede afectar al hombre o a la mujer en cualquier edad. Son más susceptibles los sujetos con
diabetes, silicosis, cirrosis, desnutrición, alcoholismo e inmunosupresión como el VIH. Guarda
relación con la pobreza y los malos hábitos higiénicos.
5. El bacilo ingresa por vía aérea a través de las gotas de Pflügge expulsadas por el sujeto enfermo.
Otras vías son la digestiva, por leche de vaca proveniente de animales tuberculosos, excep-
cionales como la cutánea, la ocular, la nasal y la genital.
8. Cuando algunos bacilos rebasan los ganglios regionales del complejo primario de Ranke se
produce una diseminación hematógena con siembra a otras partes del organismo, dando lugar
a las complicaciones de la tuberculosis primaria, ya que determina tuberculosis en meninges,
312
TUBERCULOSIS PULMONAR
huesos, hígado, bazo, riñón, glándulas suprarrenales, peritoneo, intestino, órganos genitales,
piel, etcétera.
11. Tuberculosis infección es la situación en que se encuentra un sujeto que años atrás tuvo una
tuberculosis primaria que curó totalmente en forma natural y que en la actualidad se encuen-
tra asintomático, con reacción positiva al PPD, con radiografía de tórax normal o con un nódulo
de Gohn calcificado y con baciloscopia negativa.
12. Tuberculosis primaria es la enfermedad que se desarrolla por la entrada al organismo del bacilo
tuberculoso por primera vez. Es más frecuente en los niños. Puede ser asintomática o presen-
tar síntomas generales, tos y algún signo en el tórax. Es importante investigar el signo de
Combe. La reacción de Mantoux se hace positiva a las ocho semanas de la infección. La radio-
grafía muestra los elementos del complejo primario de Ranke: opacidad neumónica poco densa
en alguno de los campos pulmonares, y/o la adenomegalia mediastinal.
13. Si las defensas del niño son insuficientes, la enfermedad puede progresar por extensión del
foco primario, reblandecimiento de los ganglios regionales o por diseminación hematógena. El
riesgo es mayor cuanto más pequeño es el niño y va decreciendo a medida que aumenta su
edad.
14. Complicaciones: a) progresión del foco neumónico y formación de una caverna primaria,
b) derrame pleural, c) diseminación broncógena a partir de la neumonitis o de la adenitis y for-
mación de nuevos focos homo y contralaterales, d) diseminación linfohematógena a todos los
órganos, produciendo tuberculosis meníngea, intestinoperitoneal, hepática, esplénica, ósea,
ganglionar, etcétera.
16. La meningitis tuberculosa es una de las complicaciones más importantes por las secuelas que
deja cuando no se diagnostica y se trata a tiempo. Puede llegar a obliterar la circulación del LCR,
produciendo hipertensión endocraneana, dilatación de las cavidades ventriculares y degene-
ración de la corteza cerebral, lo que da lugar a hidrocefalia, abolición de las funciones de relación
o, en los casos menores, parálisis de los pares craneales.
17. La localización ósea más frecuente es en la columna dorsal o mal de Pott, le sigue la articulación
de la cadera, de la rodilla y del cuello del pie.
18. La tuberculosis en los niños se integra con los siguientes parámetros: a) signo de Combe,
b) intradermorreacción de Mantoux o con el método serológico de ELISA, c) cuadro clínico res-
313
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
piratorio o del órgano afectado, d) radiografía del tórax con elementos del complejo primario o
específica de los órganos afectados, y e) baciloscopia positiva en expectoración, lavado bron-
quial, gástrico o por estudio anatomopatológico.
19. La tuberculosis de reinfección es la enfermedad que padece una persona meses o años después
de haber tenido la infección primaria. Afecta fundamentalmente a los adultos, es un pade-
cimiento crónico y progresivo que forma cavernas ricas en bacilos, por lo que es altamente con-
tagiosa, en especial para la población que vive en malas condiciones socioeconómicas.
20. La patogenia de la tuberculosis de reinfección se explica por medio de las teorías exógena y
endógena. Se inicia con un foco neumónico de dos a tres centímetros localizado en el vértice
pulmonar, conocido como infiltrado precoz retroclavicular de Assmann y Raedeker, éste au-
menta de tamaño y al drenar el material caseoso hacia el bronquio se forma una caverna. El
problema de las cavernas estriba en que por vía broncógena extienden el padecimiento hacia
otras regiones del pulmón y son fuente de descargas bacilíferas que contagian a sujetos sanos.
Las lesiones recientes se conocen como exudativas y las que evolucionan hacia la curación por
formación de tejido conectivo fibroso se denominan productivas. En el mismo enfermo coexis-
ten lesiones exudativas y productivas, lo que hace que las manifestaciones clínicas sean irre-
gulares, con periodos de exacerbación aguda que alternan con lapsos de estabilización.
21. Es más frecuente en el adulto joven y su sintomatología es muy variable, puede iniciar con una
hemoptisis súbita o con un cuadro gripal que se prolonga más allá de lo normal, con anorexia,
adelgazamiento, cefalea, dolorimiento del cuerpo, febrículas, diaforesis nocturna, astenia y
después expectoración mucopurulenta, disnea y dolor torácico. Se puede encontrar un sín-
drome de condensación pulmonar con broncoalveolitis o asociado con cavidad. La radiografía
permite conocer el tipo y extensión de las lesiones y la baciloscopia identifica del agente causal.
Es conveniente investigar el signo de Combe y enfermedades como la silicosis, la diabetes, el
alcoholismo, la cirrosis o el sida que facilitan la infección tuberculosa.
22. Conviene recordar que algunas formas clínicas de la tuberculosis de reinfección son: la tubercu-
losis miliar pulmonar, el infiltrado precoz, la lobitis, la neumonía caseosa, las formas bron-
coneumónicas y fibrosas, el derrame pleural y el fibrotórax.
23. La clasificación más reciente de la tuberculosis es la elaborada por la American Lung Associa-
tion, que aborda aspectos epidemiológicos, del germen infectante y de la evolución; se aplica
tanto a niños como adultos, además, permite establecer una conducta concreta en cada caso en
particular.
24. El tratamiento antituberculoso debe: a) asociar tres o más drogas a las dosis adecuadas, b) durar
el tiempo necesario y c) ser supervisado.
25. El tratamiento primario se administra a enfermos que nunca han sido tratados. Puede ser su-
pervisado o autoadministrado. El primero es proporcionado y vigilado por el médico. En el
segundo, el paciente toma en su domicilio los medicamentos que le proporciona el médico.
26. Tratamiento primario de corta duración. Tiene una fase intensiva de diez semanas, diaria, de
lunes a sábado con H 300 mg, R 600 mg y P 1.5 g en una sola toma (en el Rifater los tres medica-
mentos se encuentran juntos) y una fase de sostén de quince semanas, tres veces por semana,
314
TUBERCULOSIS PULMONAR
con H 800 mg y R 600 mg en una sola toma (en el Rifinah los dos medicamentos están juntos).
En los casos de meningitis tuberculosa y tuberculosis miliar, agregar estreptomicina en la fase
intensiva (60 dosis) y corticoides. El control baciloscópico debe ser mensual.
27. Un tratamiento mal administrado por esquemas y dosis inadecuadas, irregularidad en la ingesta,
o por tiempo insuficiente, ocasiona recaídas, fracasos y drogorresistencia.
29. En los enfermos con VIH, prolongar la fase intensiva de isoniacida, rifampicina y pirazinamida
reforzándola con etambutol a 70 dosis en lugar de 60 y continuar con la fase de sostén pro-
longándola hasta 56 dosis, en lugar de 30.
30. Se considera curado un enfermo cuando termina el tratamiento primario, se encuentra clínica-
mente asintomático y tiene baciloscopia negativa en dos muestras tomadas en ocasiones suce-
sivas.
33. En caso de fracaso y con resistencia adquirida comprobada con estudio de drogosensibilidad,
se administrará un nuevo esquema integrado con tres o cuatro fármacos sensibles o formar uno
nuevo con los nuevos medicamentos: ciprofloxacina, roxitromicina, claritromicina, rifabutina,
rifapentina, amikacina y algunas cefalosporinas (cefaxitin y cefaramida). Esta situación es
campo del especialista y requiere un control supervisado del enfermo.
35. Bioprofilaxis. La vacuna con BCG se administra desde recién nacido hasta los 14 años de edad.
Se aplica por vía intradérmica a la altura de la inserción inferior del músculo deltoides derecho,
en una dosis de 0.1 ml. Se contraindica en recién nacidos con peso inferior a dos kilogramos
o en niños con inmunodeficiencias, desnutrición avanzada, procesos febriles, enfermeda-
des anergizantes, afecciones cutáneas graves, leucemias, linfomas y durante un tratamiento
inmunodepresor.
315
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
LECTURAS RECOMENDADAS
316
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
MICOSIS PULMONARES
CAPÍTULO XV
MICOSIS PULMONARES
Dr. Rufino Echegoyen Carmona
Generalidades
Los hongos son gérmenes aeróbicos que carecen de clorofila. Algunos están formados por
tubos ramificados llamados hifas, que constan de una pared, protoplasma y uno o varios
núcleos. Elaboran diversas clases de enzimas que se difunden a través de la pared para digerir
la materia en la que el hongo crece. Estos hongos se reproducen por medio de esporas en
forma sexual o asexual. Otros son estructuras celulares únicas llamadas levaduras, no forman
micelio y se multiplican por un proceso de gemación.
En su mayoría viven en la naturaleza como saprófitos en su forma micelar y al pasar al
pulmón cambian su morfología, su reproducción y sus condiciones de vida. Se les consi-
dera por este motivo, como gérmenes dimorfos con dos fases de crecimiento, la saprofítica y
la parasitaria. Se llaman hongos oportunistas aquellos que se vuelven patógenos para el hom-
bre como resultado de la disminución de los mecanismos normales de defensa.
Las enfermedades pulmonares debidas a los hongos dimórficos son: histoplasmosis, coc-
cidioidomicosis, blastomicosis y esporotricosis. Las criptococosis y candidiasis son produci-
das por gérmenes que viven generalmente en el organismo como levaduras. La aspergilosis y
la mucormicosis son debidas a hongos que crecen en forma de filamentos, en el hombre y en la
naturaleza. La actinomicosis y la nocardiasis, se han descrito tradicionalmente en textos de
micología por las similitudes que tienen estas bacterias del orden de los Actinomycetales con
los hongos verdaderos (figura 15.1).
317
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Las micosis pulmonares son enfermedades comunes en nuestro país y para diagnosticarlas el
médico debe tener en cuenta las semejanzas que existen entre ellas, como son la patogenia, la
sintomatología o las imágenes radiográficas, y a la vez pensar en los elementos diferenciales
con algunas enfermedades agudas respiratorias como las neumonías bacterianas o las cróni-
cas, como la tuberculosis. Su tratamiento también tiene características comunes y elementos
diferentes, por lo que pensamos es más útil describir primero los elementos diagnósticos para
su identificación y posteriormente tratar en forma concreta cada una de ellas.
Antecedentes
Es importante tener en cuenta la zona geográfica donde ha vivido el enfermo, las condiciones
laborales, las enfermedades respiratorias previas o los tratamientos recibidos.
Así tenemos que la coccidioidomicosis se localiza en forma endémica en las áreas semi-
desérticas del norte y noroeste de México y en el suroeste de los Estados Unidos, también se
han detectado focos endémicos en Michoacán, Guerrero y Oaxaca en lugares de suelos polvo-
sos y alcalinos.
318
MICOSIS PULMONARES
Vías de entrada
En todos ellos la vía de entrada es la aérea. Las esporas producidas en los micelios de los hon-
gos que se encuentran en los suelos, son inhaladas hacia los pulmones. Tal es el caso del
Histoplasma, Coccidioides, Blastomyces, Cryptococcus y Nocardia. En los hongos como el
Actinomyces y Aspergillus, localizados inicialmente en la boca, también pasan por vía aérea
al pulmón. Se ha señalado que en el caso del Sporotrichum la vía de entrada es la piel y de allí
llega a los pulmones por vía hematógena.
Formas clínicas
319
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Lesiones anatomopatológicas
Histológicamente los hongos se caracterizan por producir granulomas, esto es, acúmulos de
linfocitos, células plasmáticas, epitelioides y gigantes multinucleadas, así como la formación
de tejido conectivo que se trasforma en fibroso, produciendo retracciones, cicatrices y, en oca-
siones, calcificaciones.
Los antecedentes, el cuadro clínico y la imagen radiográfica nos orientan hacia un padeci-
miento respiratorio de etiología micótica, pero se requiere confirmarlo mediante el cultivo en
medio de Saboureau de las secreciones o de los exudados. La biopsia del tejido dañado puede
identificar mediante tinciones específicas con el método de PAS, Gridley, Gomori o Bauer, las
formas levaduriformes. En el caso de la aspergilosis y candidiasis, este último procedimiento
reviste particular importancia por tratarse de organismos habituales de la boca.
Las pruebas intradérmicas utilizando preparados antigénicos del hongo respectivo ayudan al
diagnóstico. Deben considerarse positivas las induraciones de 10 o más milímetros, a las 48 o
72 horas. Son frecuentes las reacciones cruzadas entre estos hongos por la presencia de
antígenos comunes, por lo que las induraciones inferiores a 10 mm se tomarán como negati-
vas y se repetirán a diluciones mayores. El diagnóstico serológico que determina la presencia
320
MICOSIS PULMONARES
Tratamiento
HISTOPLASMOSIS PULMONAR
Sintomatología
Afecta a personas de cualquier edad, pero es más virulento en lactantes, ancianos y pacientes
con linfomas o sometidos a tratamientos con corticoides. Tiene un periodo de incubación entre
cinco y ocho días. La infección primaria puede cursar asintomática, pero si las esporas se
inhalan en gran cantidad se presenta fiebre, calosfríos, sudoración, tos, cefalea, dolores mus-
culares y astenia. A partir del foco neumónico inicial se pueden desencadenar diseminaciones
linfohematógenas a otros órganos, produciendo fiebre, diarrea, pérdida de peso, anemia, leu-
copenia, hepatomegalia, esplenomegalia y adenomegalia. Si la diseminación avanza adquiere
el carácter de fulminante e invade otros órganos como endocardio, peritoneo, intestino, cáp-
321
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
sulas suprarrenales y huesos. La enfermedad puede pasar a la cronicidad y los focos neumó-
nicos suelen dejar lesiones residuales como histoplasmomas o cavernas.
Radiográficamente se observan opacidades homogéneas casi siempre múltiples, a veces
adenomegalias mediastinales. Los casos leves o asintomáticos se descubren años después al
encontrar múltiples nódulos calcificados (figura 15.2).
FIG. 15.2. Histoplasmosis aguda pulmonar muy extensa. Obsérvense los nódulos
de diferente tamaño y confluentes en las bases pulmonares.
Tratamiento
Si la histoplasmosis es leve o moderada, la curación es factible con reposo y medidas que con-
serven el buen estado general del enfermo; si es grave se usa anfotericina B. Se inicia con dosis
bajas que se van aumentando hasta alcanzar 1 mg/kg al día.
322
MICOSIS PULMONARES
COCCIDIODOMICOSIS PULMONAR
Se le conoce también como fiebre del Valle de San Joaquín o reumatismo del desierto y es pro-
ducida por el Coccidioides immitis, que en su forma micelar vive como saprófito en el suelo
de áreas con clima cálido o semidesértico. Para que el hongo prolifere, requiere de suelos
alcalinos que no sufran intensas heladas, así como la existencia de una estación seca después
de otra húmeda. Se reproduce por artrosporas, las cuales son acarreadas por el viento en las
zonas endémicas. Cuando son inhaladas cambian sus características y se transforman en
esférulas, con dimensiones de 20 a 100 micras de diámetro, con multitud de endosporas de 2
a 4 micras. Se encuentra en forma endémica en el suroeste de los Estados Unidos y en la zona
desértica del norte de México, así como en los estados de Michoacán, Guerrero y Oaxaca.
Histológicamente forma granulomas y coccidioidomas, que son focos de necrosis caseosa
rodeados de reacción granulomatosa con células epitelioides y tejido fibroso. En ocasiones se
producen cavidades crónicas de paredes gruesas y fibrosas. Tiñendo el tejido con ácido per-
yódico de Schiff se observan las esférulas del hongo.
Sintomatología
323
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
FIG. 15.3. Coccidiodomicosis aguda pulmonar. Produce una neumonía lobar inferior derecha,
pero también se aprecian nódulos micóticos en el resto del pulmón.
BLASTOMICOSIS
324
MICOSIS PULMONARES
Sintomatología
Sólo una tercera parte de los enfermos presenta tos, expectoración purulenta, hemoptoicos,
febrícula y dolor torácico. Las lesiones cutáneas tienden a adoptar el aspecto de neoplasias,
pues producen granulomas verrucosos y nódulos subcutáneos que llegan a ulcerarse. Evolu-
ciona con remisiones y exacerbaciones produciendo la muerte del enfermo en 30% de los
casos.
Las imágenes radiográficas son totalmente inespecíficas, corresponde a una neumonía o
nódulos bilaterales especialmente en los lóbulos superiores, fibrosis y engrosamiento pleural
(figura 15.4).
325
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
ASPERGILOSIS PULMONAR
Sintomatología
CANDIDIASIS O MONILIASIS
Es producida por la Candida albicans, hongo levaduriforme cuyo hábitat normal son las
hojas, la madera, la fruta y la leche. En el hombre es un saprófito habitual de la boca, los geni-
326
MICOSIS PULMONARES
tales femeninos y el tubo gastrointestinal. Se puede considerar como una infección secundaria
u oportunista en enfermos que han recibido grandes y prolongadas cantidades de antibióti-
cos, esteroides, drogas antineoplásicas o que tienen diabetes mellitus, desnutrición y estado
general malo. Sólo hay algunos contados casos de infección pulmonar neonatal. Anatomopa-
tológicamente se produce inflamación piogénica y granulomatosa.
Sintomatología
Existen tres formas clínicas de candidiasis pulmonar: a) la moniliasis bronquial que se pre-
senta en niños y jóvenes. En ella los gruesos bronquios se cubren de una membrana de color
amarillogrisáceo compuesta por fibrina, hifas y esporas, b) la neumonía candidiásica que afec-
ta al neonato después de los diez primeros días. Las hifas y las blastosporas crecen en los
bronquiolos y alveolos produciendo edema, inflamación e insuficiencia respiratoria severa,
c) candidiasis generalizada: es consecutiva al uso de antibióticos, esteroides o por infección de
un catéter intravenoso. El pulmón afectado origina trombos infectados que se diseminan y
producen pequeños abscesos en diferentes órganos. Por ser un saprófito habitual, sólo el aisla-
miento repetido puede suponer el diagnóstico.
Radiográficamente hay aumento de la trama broncovascular o imágenes de consolidación
que abarcan grandes extensiones de pulmón.
327
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
CRIPTOCOCOSIS O TORULOSIS
Es producida por el Cryptococcus neoformans, el cual vive como saprófito en el suelo conta-
minado por excretas de aves, en especial de las palomas. El hongo es una levadura esférica
con una cápsula doblerrefringente, cuyo diámetro oscila entre 4 y 15 micras y en la que se en-
cuentra un material tóxico que está en relación con su virulencia. La criptococcosis es una
enfermedad sistémica, subaguda o crónica que afecta pulmón, cerebro, meninges, piel u otros
órganos. La vía de entrada son los pulmones, donde producen un foco neumónico con lin-
focitos y células gigantes. En ocasiones se pueden caseificar y cavitar o diseminarse por la san-
gre y dar lesiones miliares.
Sintomatología
Clínicamente produce tos, expectoración mucosa, dolor torácico, febrícula, malestar general y
en ocasiones hemoptoicos. La invasión al sistema nervioso central produce un cuadro de
hipertensión intracraneal o un trastorno psiquiátrico con cefalea, vómito, náusea, vértigo, pér-
dida de la memoria y de la atención, somnolencia, apatía, depresión e irritabilidad.
En la radiografía se observan opacidades poco extensas bilaterales, rara vez cavernas, fi-
brosis, linfadenopatías y calcificaciones (figura 15.6).
FIG. 15.6. Radiografía con opacidades bilaterales, poco densas, más marcadas
en el vértice izquierdo, de un caso con criptococcosis.
328
MICOSIS PULMONARES
ESPOROTRICOSIS
ACTINOMICOSIS
Sintomatología
El cuadro clínico comprende: tos, expectoración purulenta, fiebre, escalofríos, diaforesis, dolor
torácico, disnea, pérdida de peso, hemoptisis o hemoptoicos y en ocasiones empiema. Debe
completarse el diagnóstico cultivándolo en agar sangre a 37 °C bajo condiciones de anaerobiosis.
Tratamiento: penicilina en dosis altas y por tiempo prolongado.
NOCARDIASIS
329
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
SINOPSIS
330
MICOSIS PULMONARES
4. La aspergilosis es producida por el Aspergillus fumigatus y por el Aspergillus niger. Son saprófi-
tos oportunistas que invaden los tejidos cuando disminuyen las defensas. Se manifiesta como una
neumonía con tendencia a formar múltiples abscesos pequeños, como asma bronquial o forman-
do aspergilomas en cavidades residuales. Sintomatología: tos, disnea, fiebre, y frecuentemente
hemoptisis. El hongo requiere cultivo, lo cual es difícil debido a su presencia como contaminante.
8. La actinomicosis es producida por el Actinomyces israelii, saprófito pleomórfico que vive en las
criptas amigdalinas y dientes careados. Produce una infección granulomatosa crónica que afecta
331
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
cara y cuello, tórax o abdomen. Se caracteriza por la formación de abscesos múltiples que se
extienden hasta la pleura produciendo empiemas y osteomielitis costal. Terminan abriéndose a
la pared torácica a través de trayectos fistulosos por donde drenan acúmulos de Actinomyces
llamados granos de azufre y que dejan cicatrices queloides. El tratamiento se hace con peni-
cilina en dosis altas y por tiempo prolongado.
LECTURAS RECOMENDADAS
332
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
CAPÍTULO XVI
EL SIDA
Y LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Dr. Rufino Echegoyen Carmona
Epidemiología
1. Es un padecimiento nuevo.
2. Se ha diseminado a más de 152 países.
3. El número de casos se incrementa en forma acelerada.
4. Afecta principalmente a personas en edad productiva.
5. Es una enfermedad de letalidad elevada; entre 80 y 100% fallece a los tres años de
haberse hecho el diagnóstico.
6. Aún no existen vacunas o tratamientos efectivos.
333
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Etiología
El agente etiológico del sida es el VIH-1, pertenece a la familia de los Retrovirus y a la subfa-
milia de los Lentivirus, que atacan fundamentalmente a las células inmunológicas (linfocitos
T cooperadores y células del sistema fagocítico mononuclear) y las destruyen. Se caracterizan
por tener largos periodos de latencia; de ahí su nombre de Lentivirus (figura 16.1).
SS Cápside
Componente viral
2
ADNv SS
8
SS 4
1
7
SS
5 proteína
3 Nv
ARNv AD ADNv se
6
{ integra a un
cromosoma
provirus integrado
FIG. 16.1. Los componentes virales son: al centro el ácido nucleico, rodeado de una capa
de proteínas (cápside) y una envoltura externa con elementos de la membrana de la célula parasitada y del
virus. El ciclo biológico consta de: 1. Reconocimiento celular, 2. Adherencia al receptor celular,
3. Entrada al nucleocápside, 4. Activación de la transcriptasa reversa y síntesis del ADN,
primero lineal y posteriormente circular, 5. Integración del ADN circular en los cromosomas
de la célula, 6. Fabricación de los componentes del virus, 7. Ensamblado y empaquetado
del virus a nivel de la membrana celular, 8. Salida del virus.
334
EL SIDA Y LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
El VIH sólo infecta a las células que tienen en su superficie receptores para captar dicho
virus. Introducen únicamente el nucleocápside y en su interior inhiben la maquinaria gené-
tica celular y la inducen a producir nuevos virus, lo que lleva a la muerte de la célula infectada.
Al salir los virus producen viremia y parasitan otras células. Algunas veces alteran la infor-
mación hereditaria y provocan que las células normales se transformen en malignas. Tienen
un tropismo positivo por las células del sistema inmune (linfocitos T colaboradores) y del teji-
do nervioso (células dendríticas), que concluye en inmunosupresión y en alteraciones neu-
ropsiquiátricas. La inmunodeficiencia deja al individuo inerme y es presa fácil de infecciones
y neoplasias (figura 16.2).
La sangre y los líquidos corporales que poseen glóbulos blancos, como el esperma y las
secreciones vaginales, son excelentes vectores del virus. En las lágrimas, la saliva, el sudor y
la orina, el virus se encuentra libre y en concentración muy baja, por lo que estos líquidos no
actúan como vectores del virus. Su vida fuera del organismo es muy frágil y puede ser destruído
por el agua, el jabón, los blanqueadores caseros, el alcohol y el calor. La principal defensa del
organismo contra los virus es la inmunidad mediada por células: los glóbulos blancos, que
tienen la capacidad de reconocer y destruir a las células infectadas, los linfocitos T citotóxicos
o células CD8, capaces de destruir a las células infectadas bajo el estímulo de los linfocitos T
colaboradores o CD4.
Daño celular
Entero
CD4 SFM GLIA cromafín Endotelio
FIG. 16.2. Las células afectadas por el VIH son: primero los linfocitos T colaboradores o CD4,
le siguen las células del sistema fagocítico mononuclear, las células de la neuroglia, las
del sistema cromafín y las de los endotelios. El daño a este tipo de células explicaría la sintomatología.
335
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Generales
Particulares
1. Linfocitos
a) Disminución de respuesta proliferativa a mitógenos y antígenos
b) Disminución de la producción de IL-2
c) Disminución de la actividad T citotóxica
2. Linfocitos B
a) Activación policlonal
b) Respuesta humoral disminuida
c) Autoanticuerpos
3. Monocitos
a) Disminución de capacidad quimiotáctica y microbicida
b) Disminución de producción de IL-1
4. Células NK
a) Función citotóxica disminuida
336
EL SIDA Y LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Prueba de ELISA
Prueba
Prueba dedeWestern-Blot
Western-Blot
gp 160
gp 120
gp 160
gp 120
p 66
p 55
p 66
gp 41
p 55
gp 41 p 31
p 25
p 31 p 18
+ −
p 25
p 18
Proteínas virales separadas por electroforesis
FIG. 16.3. La prueba de ELISA, de tamizaje, consiste en una serie de reacciones entre un anticuerpo
y su antígeno, cuyo producto final proporciona una reacción de color. La figura muestra los pasos
que se siguen. La prueba de Western-Blot, más específica y por esto, confirmatoria, consiste
en detectar individualmente los anticuerpos contra las diversas proteínas virales.
La figura muestra cuáles son las más frecuentemente investigadas.
337
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
I II III IV
GRUPO INFECCIÓN LATENCIA LINFADENOPATÍA SIDA
CLASIFICACIÓN AGUDA GENERALIZADA
SÍNTOMAS
CONTACTO
antígeno
anticuerpo
LINFOCITOS
CD4
0 12 24 36 48
tiempo (meses)
1
2 Agente 6
Reservorio VIH Suceptibilidad
hombre universal
3 5
Puerta de salida 4 Puerta de entrada
Modo de recto
semen transmisión vagina
sangre sangre
secreciones directo
sexual placenta
vaginales sanguíneo boca
perinatal
FIG. 16.4. El esquema muestra la existencia del periodo de “ventana” en el cual las pruebas
serológicas son negativas y por consiguiente la existencia de un individuo infectante.
Señala asimismo el periodo asintomático de duración variable y el decremento que van sufriendo
los linfocitos CD4 durante la evolución de la enfermedad. En la parte inferior se muestra
la cadena de transmisión del virus y por consiguiente su posible prevención.
338
EL SIDA Y LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
1.Transmisión sexual.
2.Por sangre y hemoderivados.
3.Transmisión perinatal.
4.Transplante de tejidos u órganos.
El semen y la sangre son los dos productos con mayor número de partículas virales por
su alto contenido en linfocitos.
Los Centros para Control de Enfermedades (CDC) han clasificado la infección por el VIH
en cuatro grupos:
I. Infección aguda.
II. Infección asintomática.
III. Linfadenopatia generalizada.
IV. Enfermedades relacionadas con el VIH, que son:
a) Enfermedad constitucional o de desgaste.
b) Síndrome neurológico.
c) Infecciones secundarias.
d) Neoplasias secundarias.
e) Otras manifestaciones diferentes a las anteriores.
339
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Dentro de las infecciones secundarias se encuentran las neumonías producidas por dife-
rentes gérmenes, de las cuales revisaremos algunas.
Etiología
El P. carinii es el germen que más frecuentemente infecta los pulmones del enfermo con sida
produciendo una neumonía atípica. Antiguamente se presentaba en aquellos pacientes que
habían recibido tratamiento prolongado con corticosteroides, antineoplásicos o en personas
con defecto de inmunoglobulinas. Al P. carinii se le ha considerado como un protozoo del
grupo Haplosporidia, sin embargo otros autores lo consideran como un hongo. Ingresa al
organismo por inhalación, aunque también puede encontrarse como saprófito hasta que otra
enfermedad favorece su crecimiento como invasor oportunista.
Anatomía patológica
Sintomatología
El cuadro clínico se caracteriza por un inicio insidioso pero progresivo, con tos seca al prin-
cipio, disnea importante, cianosis y febrícula. Lo que llama más la atención es la dificultad res-
piratoria que contrasta con la escasa expectoración y la fiebre. La exploración física muestra
ruido respiratorio con escasos estertores crepitantes, y ruido respiratorio rudo. El cuadro no
cede al tratamiento habitual de antibióticos y la disnea es progresiva.
Radiografía de tórax
Muestra un patrón reticulogranuloso poco denso, de bordes difusos, bilateral, extenso y localizado
especialmente alrededor de los hilios pulmonares, semejante a lo que se observa en el edema pul-
monar. No existen datos de derrame pleural o de adenopatías hiliares (figuras 16.5 y 16.6).
340
EL SIDA Y LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
FIG. 16.5. Radiografía de una neumonía por Pneumocystis carinii. Obsérvense las imágenes
nodulares y reticulares, en alas de mariposa a nivel de los hilios pulmonares.
341
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Exámenes de laboratorio
La biometría hemática señala ligero incremento de leucocitos con predominio de los polimor-
fonucleares. El diagnóstico de certeza se hace identificando el germen por medio de un lavado
y cepillado bronquial o por medio de una biopsia pulmonar percutánea. El germen se tiñe con
el colorante de ácido peryódico de Schiff (PAS) o con la metenamina argéntica, pero no con la
hematoxilina-eosina.
TUBERCULOSIS PULMONAR
Esta infección también es frecuente en los enfermos con sida. Parece ser que el virus puede
existir como saprófito en el hombre, pero la neumonía puede ser tan extensa que resulta fatal.
La transmisión se lleva a cabo a través de las secreciones orofaríngeas.
342
EL SIDA Y LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Las infecciones por herpesvirus son frecuentes en los enfermos con sida. Se localizan en
labios, genitales y pueden invadir los pulmones produciendo una neumonía difusa.
343
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
344
EL SIDA Y LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
La Pseudomona es un bacilo Gram negativo que normalmente forma parte de la flora intesti-
nal. Es frecuente en pacientes hospitalizados, con procesos debilitantes que recibieron
tratamiento con antibióticos, corticoides o con respiración asistida. Contamina soluciones,
jabones y antisépticos. Puede pasar directo a la sangre por contaminación de catéteres endo-
venosos.
Histológicamente tiende a formar microabscesos con necrosis de las paredes alveolares
con zonas focales de atelectasia o enfisema. Es frecuente el derrame pleural hemorrágico o
purulento.
El cuadro clínico es precedido por infección de vías respiratorias altas. La neumonía es de
comienzo brusco, con escalofríos, fiebre, disnea acentuada y tos con expectoración abundante
de color amarillo o verde, en ocasiones con estrías de sangre, colapso circulatorio y ocasio-
nalmente lesiones cutáneas vesiculares de aspecto necrótico.
En la radiografía se observa afección frecuente del segmento apical del lóbulo inferior con
imágenes nodulares y areolares múltiples que corresponden a los microabscesos, así como
derrames pleurales (figura 16.9).
La biometría muestra leucocitosis hasta de 20 000 mm3 y a veces eosinofilia. El cultivo de
la expectoración o de la sangre es indispensable para identificar el bacilo.
345
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
346
EL SIDA Y LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Produce inflamación aguda de las mucosas de las vías respiratorias, desde epiglotitis
hasta la bronconeumonía típica. Puede llegar a producir ulceración de las mucosas, e infiltrado
inflamatorio alveolar.
El cuadro clínico se caracteriza por presentar disnea acentuada, fiebre elevada y cianosis.
Radiográficamente es bilateral y afecta los lóbulos inferiores (figura 16.11).
347
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Es común que estos enfermos fallezcan por insuficiencia respiratoria, choque séptico,
hemorragia de tubo digestivo y estado de coma, consecutivo en la mayoría de los casos a
infecciones graves diseminadas, neoplasias extensas o atrofia cerebral.
348
EL SIDA Y LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Tratamiento
Está orientado a:
1. Aumentar la sobrevida.
2. Disminuir la incidencia de infecciones oportunistas.
3. Disminuir el tamaño de las lesiones tumorales.
349
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Las infecciones por Candida son probablemente las más frecuentes del tracto gastroin-
testinal. Se utiliza el ketoconazol a la dosis de 5 mg/kg/día c/12-24 horas V.O. La nistatina
100 000 a 600 000 U 4 veces al día V.O. El clotrimazol a dosis de 5-10 mg c/6 horas V.O.
Las infecciones por Pneumocystis carinii se tratan con trimetropin-sulfametoxazol a dosis
de 7-20 mg/kg/día repartida c/12 h V.O. o I.V.
Las infecciones por citomegalovirus, del herpes simple, del herpes zoster, se tratan con
gacyclovir a dosis mayores de 2 g al día por varias semanas, continuándose con dosis diaria
de mantenimiento de 400 mg por tiempos muy prolongados para evitar recaídas. Para el cito-
megalovirus también se utiliza la gammaglobulina hiperinmune.
Para la Pseudomona se usa la carbenicilina a dosis de 300 a 500 mg/kg/día I.V. dividida
en 6 dosis o amikacina 15 a 20 mg/kg/día fraccionada cada 8 h I.M. o cada 6 h I.V.
El tratamiento para la Klebsiella es con estreptomicina y kanamicina a la dosis de 20
mg/kg/día I.M., no más de 1 g diario. Se puede usar la cefalotina a la dosis de 100 mg/kg/día
en 4 dosis I.V. o el cloramfenicol a 50-100 mg/k c/6 h V.O. o intravenosa.
El Haemophilus se trata con ampicilina, tetraciclina, eritromicina, estreptomicina,
cefalotina o cloramfenicol.
En la actualidad se están probando varias vacunas, sin embargo los resultados obtenidos
hasta ahora no son muy prometedores.
SINOPSIS
1. El agente etiológico del sida es el virus VIH-1, pertenece a la familia de los Retrovirus y a la
subfamilia de los Lentivirus. Las pruebas de laboratorio que se usan para su detección son: la
de ensayo inmunoenzimático (ELISA), y la confirmatoria de Western-Blot. Los signos y sínto-
mas que permiten sospechar sida son: fiebre persistente, pérdida de peso, fatiga, adenomega-
lias, manchas violáceas en piel y blancas en cavidad oral, diarrea de larga evolución, letargo,
depresión o demencia.
2. Neumonía por Pneumocystis carinii: tos seca al principio, disnea importante y cianosis que
contrasta con la escasa expectoración y la fiebre poco intensa. Ruido respiratorio rudo con esca-
sos estertores crepitantes. Rx: opacidad poco densa, de bordes difusos, bilateral, extensa y lo-
calizada especialmente alrededor de los hilios. Leucocitosis con polimorfonucleares. Debe
identificarse el Pneumocistis, que se tiñe con el colorante de ácido peryódico de Schiff (PAS) o
con la metenamina argéntica, pero no con la hematoxilina-eosina.
350
EL SIDA Y LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
sis. El Mantoux es negativo y debe buscarse el bacilo en las secreciones bronquiales, el líquido
pleural o mediante biopsias del órgano afectado.
5. La neumonía por Herpes se presenta con tos en accesos, expectoración mucosa, hemoptoicos,
disnea, cianosis, dolor pleural y fiebre elevada, estertores crepitantes y bronquiales disemina-
dos. Rx: opacidades nodulares poco densas, de bordes irregulares, en las bases e hilios pul-
monares. Es útil la investigación de anticuerpos con fijación de complemento.
6. En la neumonía por Candida albicans hay tos, expectoración mucosa, hemoptoicos, disnea, ester-
tores silbantes y roncantes. Rx: opacidades nodulares múltiples, bilaterales. El examen directo
del esputo reciente tratado con hidróxido potásico muestra las levaduras de 2 a 4 micras.
7. La neumonía por Pseudomona aeruginosa es de comienzo brusco, con escalosfríos, fiebre, dis-
nea, tos, esputo amarillo con hemoptoicos. Rx: imágenes nodulares y areolares múltiples que
corresponden a microabscesos, así como derrames pleurales. Leucocitosis elevada. Es necesario
el cultivo de la expectoración o de la sangre para identificar el germen.
8. La neumonía por Klebsiella produce necrosis pulmonar con cavidades en los lóbulos superio-
res. El comienzo es brusco, con postración, dolor torácico, fiebre elevada, disnea intensa,
cianosis, tos, expectoración verde y hemoptoica. Rx: opacidad lobar que tiende a formar absce-
sos y complicarse con empiema.
9. La neumonía por Haemophilus influenzae se caracteriza por inflamación aguda de las vías
superiores, con disnea acentuada, fiebre elevada y cianosis. Rx: es bilateral y afecta los lóbulos
inferiores. Deben efectuarse cultivos de expectoración, líquido pleural o sangre para demostrar
el bacilo.
10. Es común que estos enfermos fallezcan por insuficiencia respiratoria, choque séptico, hemo-
rragia de tubo digestivo y estado de coma por infecciones graves diseminadas.
11. Tratamiento: se usa la AZT, azidotimidina para el virus VIH a la dosis de 2 tabletas de 100 mg
cada 4 h, en adultos, y para las neumonías agregadas el antibiótico correspondiente.
LECTURAS RECOMENDADAS
GALLIN, I. J.; GOLDSTEIN, M. I. y SNYDERMAN, R., Inflamation. Basic Principles and Clinical Correlates, 2a ed.,
Raven Press, NY, 1992.
JAMES, D. G. Y STUDDY, R. P., Color Atlas of Respiratory Diseases, 2a ed., Mosby-Year Book, EUA, 1992.
MCKEOWN, T. Y LOWE, C. R., Introducción a la Medicina Social, 2a ed., trad. Riestra R., Siglo XXI, México DF,
1974.
351
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
RICH, R. R., Clinical Inmunology. Principles and Practice, Mosby-Year Book, EUA, 1996.
ROMO, G. J.; SALIDO, R. F., Sida. Manejo del paciente con HIV, 2a ed., El Manual Moderno, México DF, 1997.
SEPÚLVEDA, A. J., Sida. Ciencia y sociedad en México, Fondo de Cultura Económica, México DF, 1989.
352
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
CAPÍTULO XVII
PATOLOGÍA PLEURAL
Dr. Juan Humberto Hernández Anell
Anatomía
La pleura es una membrana serosa formada por tejido conjuntivo, cubierta de un epitelio
escamoso simple o mesotelio que recubre la cavidad pleural en toda su extensión, constituida
por la porción visceral que se adhiere a la superficie del pulmón, incluyendo las entradas
intercisurales y reflejándose a nivel de los hilios para continuar con la pleura parietal en
sus diferentes secciones: torácica, mediastínica y diafragmática. La superficie aproximada de
las dos pleuras es de 2 000 cm2 y entre ellas existe un espacio o cavidad que se consideraba
virtual y que en la actualidad se tiene como real, con un contenido de líquido pleural calculado
en 0.1 a 0.2 ml por kg de peso corporal, que es transparente, incoloro y con una concentración
de proteínas de 1.5 g por 100 ml y contenido celular bajo de linfocitos, macrófagos y células
mesoteliales.
La capa de tejido conjuntivo actúa uniformemente en la fuerza mecánica sobre la superficie
del pulmón para favorecer la propiedad elástica del mismo, además parece ser que determina
las características de permeabilidad de la pleura y contribuye a mantener una baja presión
osmótica del espacio pleural.
Los estomas o espacios intercelulares del mesotelio de la pleura parietal tienen comuni-
cación directa con los linfáticos lacunares y son el canal de salida del líquido y proteínas y cé-
lulas hacia el espacio pleural. Desde el punto de vista ultraestructural, las abundantes micro-
vellosidades de las células mesoteliales de la pleura visceral, atrapan glucoproteínas ricas en
ácido hialurónico, que explican la actividad absorbente de líquido, más que secretora.
353
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Irrigación
La pleura parietal es irrigada por la circulación sistémica, con una presión hidrostática aproxi-
mada en los vasos pleurales de 25 mmHg. Las ramas bronquiales y, en menor proporción, las
ramas de la arteria pulmonar irrigan la pleura visceral, formando una red de capilares llamada
capilares gigantes de Von Hayek. El retorno venoso de los capilares subpleurales drena en las
venas pulmonares.
La pleura visceral tiene una red de vasos linfáticos que drenan a los ganglios hiliares pul-
monares. En cuanto a la pleura parietal los vasos drenan en los linfáticos costales que a su vez
llegan a los ganglios acompañantes de los vasos mamarios internos y paravertebrales, reci-
biendo a la vez el drenaje de la pleura diafragmática.
Inervación
La pleura visceral está inervada por fibras del sistema nervioso autónomo. La pleura parietal
en su porción diafragmática está inervada por el nervio frénico y el resto por ramas de los ner-
vios intercostales.
Fisiología
354
PATOLOGÍA PLEURAL
PLEURITIS
Definición
Etiología
Las causas más frecuentes de la pleuritis son las infecciones bacterianas o virales de pulmón
o bronquios, siendo la infección viral más frecuente al producir la pleurodinia epidémica, cau-
sada principalmente por el virus Coxsackie tipo B, que generalmente afecta a gente joven y
predomina en épocas calurosas.
Anatomía patológica
La pleura presenta cambios que van desde la pérdida de su brillantez hasta inflamación y
depósito de fibrina, variando los cambios histopatológicos de acuerdo con la etiología en las
capas celulares y los depósitos de fibrina que al organizarse generarán como secuela fibrosis
y adherencias pleurales que se manifestarán como dolor torácico intermitente, variable de
acuerdo con los cambios de temperatura ambiental.
Cuadro clínico
De inicio brusco, el síntoma principal es el dolor pleural que siempre estará relacionado con los
movimientos respiratorios, limitando principalmente la inspiración y con los accesos de
tos provocados o espontáneos, pudiendo provocarse con los movimientos de torsión del
tórax. Hay malestar general y el dolor traduce la inflamación de la pleura parietal, que gene-
355
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
ralmente es localizado. El paciente adquiere una actitud defensiva y trata de limitar los
movimientos del tórax, con el objeto de evitar el dolor.
En la exploración del tórax es característico el frote pleural que se ausculta simultánea-
mente con los ruidos respiratorios, no se modifica con la tos, se percibe más en las partes bajas
del tórax por haber mayor movilidad pulmonar a ese nivel y no tiene irradiaciones. Habrá que
considerar el caso de la pleuritis diafragmática, donde el dolor tendrá localización acorde con
la inervación regional y su irradiación hacia el hombro.
El diagnóstico de pleuritis se hará considerando las características del dolor y del frote
pleural y con apoyo radiológico, pues aunque el cuadro sólo es inflamatorio, podrá obser-
varse la pleura opacificada en lugar de la claridad pulmonar.
Tratamiento
Pronóstico
DERRAME PLEURAL
Una de las manifestaciones más frecuente de la patología pleural es el derrame pleural, que
se define como "la presencia de líquido en una cantidad mayor a lo normal, en la cavidad
pleural".
Indudablemente que la cantidad de líquido, la etiología del derrame y el tipo del mismo,
determinarán el cuadro clínico, la presencia a la exploración de tórax de un síndrome de de-
rrame pleural y el manejo adecuado de cada caso particular. El estudio radiológico constituye
en este tipo de patología la sustentación diagnóstica. La toracocentesis es indicación diagnós-
tica y terapéutica.
Cuando el derrame pleural sea de una cantidad mayor de 500 ml se podrá integrar en la
exploración de tórax un síndrome de derrame pleural, caracterizado por: disminución del
movimiento respiratorio en el hemitórax afectado, vibraciones vocales, transmisión de la voz
y ruidos respiratorios disminuidos o abolidos, así como submatidez o matidez a la percusión.
Si el derrame pleural es cuantioso y no hay adherencias pleurales, la tráquea en su porción
356
PATOLOGÍA PLEURAL
cervical podrá observarse desviada hacia el lado contrario al derrame, si el derrame es inter-
cisural no habrá síndrome de derrame a la exploración.
Después de una bien elaborada historia clínica y una adecuada exploración física del
tórax que nos conduzca a sospechar la presencia de derrame plural, se tomará una telerradio-
grafía de tórax en PA y proyección lateral con el objeto de visualizar la magnitud del derrame
y valorar su distribución, sea libre, enquistado o subpulmonar.
En el estudio radiológico de tórax podremos observar un aumento de los espacios intercos-
tales del lado afectado, y el derrame se manifestará como una opacidad densa que borra el
contorno de la cúpula diafragmática y a la vez los senos costodiafragmático y cardiofrénico,
extendiéndose dicha opacidad hacia arriba del pulmón, adosada al borde externo del hemi-
tórax, formando una curvatura de concavidad superior que se denomina meniscopleural y
que mira hacia el hilio pulmonar. Se podrá observar también un desplazamiento del medias-
tino hacia el lado contralateral. En el estudio radiológico de proyección lateral igualmente se
podrán ver los meniscos pleurales tanto en el seno anterior como en el posterior.
En algunos casos la acumulación de líquido en la cavidad pleural sucede en regiones dife-
rentes a la base, por lo que la localización atípica de un derrame se interpretará como patolo-
gía pulmonar subyacente. Si la colección de líquido es intercisural, en el estudio radiológico
podrá observarse la imagen conocida como nódulo pulmonar o "tumor fantasma".
Si los estudios clínico y radiológico apoyan fuertemente la presencia de derrame pleural,
con justa razón se plantea la evacuación del mismo mediante una toracocentesis, ya que dicho
procedimiento cubriría un propósito diagnóstico y terapéutico, sobre todo cuando el derrame
es cuantioso y compromete la función respiratoria del paciente.
Al efectuarse la toracocentesis el aspecto macroscópico del líquido en cuanto a la colo-
ración, conlleva ya a una sugerencia diagnóstica. Al respecto la premisa que dice: “líquido
amarillo pajizo es de origen tuberculoso y líquido serohemático es de origen canceroso hasta
no demostrar lo contrario” sigue siendo válida. Sin embargo, el líquido podrá ser de aspecto
quiloso, francamente hemático o empiemático. Sólo cuando la etiología oriente hacia la pre-
sencia de un trasudado derivado de una patología ajena a la pleura, se contraindica la evacua-
ción del derrame y la mejor forma de resolverlo será el manejo adecuado de la patología de
fondo, trátese de una insuficiencia cardiaca congestiva, síndrome nefrótico o insuficiencia he-
pática u otra. Ya que en estos casos la acumulación de líquido intrapleural está condicionada
por un aumento de la presión oncótica intravascular que disminuye la absorción y aumenta
la producción de líquido.
Se considera básico y elemental efectuar los siguientes estudios a todo líquido obtenido por
toracocentesis: citoquímico, citológico, búsqueda de bacilo ácido alcoholorresistente (BAAR)
y estudio bacteriológico. En buen número de casos dichos estudios serán suficientes para
determinar la etiología del derrame pleural y en otros habrá necesidad de efectuar estudios
más específicos del líquido pleural.
Por medio del estudio citoquímico del líquido se definirá si se trata de un trasudado o
exudado, ya que esto orientará al diagnóstico etiológico y normará la conducta a seguir en su
manejo.
357
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Contenido de DHL en líquido pleural: mayor de 2/3 del límite superior en suero
Relación:
Relación:
El paciente podrá tener manifestaciones clínicas del proceso infeccioso o cursar asintomático,
derivado de patología pleural única o con participación pulmonar. El derrame pleural aparece
indistintamente en cualquier lado, el volumen igualmente es variable y la decisión de eva-
cuarlo estará supeditada a la existencia de lesión parenquimatosa pulmonar, pues de existir
ésta, la punción evacuadora no es recomendable por el riesgo de producir fístula bronco-
pleural o empiema tuberculoso.
El líquido obtenido será de aspecto serofibrinoso, de color amarillo pajizo, aunque puede
ser serohemático en algunas ocasiones. El contenido eritrocitario será menor de 100 000 por ml
358
PATOLOGÍA PLEURAL
El derrame pleural neoplásico puede ser por tumoración pleural primaria o por tumores
metastásicos, constituyendo generalmente la primera manifestación de neoplasia, siendo de
mayor frecuencia en sujetos mayores de 60 años de edad. Clínicamente habrá ataque al estado
general y disnea progresiva.
El mesotelioma maligno se asocia a derrame pleural voluminoso y recidivante, el meso-
telioma benigno sólo en pocos casos hace derrame pleural. De las metástasis a pleura, el cán-
cer broncogénico es el principal causante de derrame pleural, siguiendo en frecuencia el
cáncer mamario, aunque cualquier órgano del cuerpo puede dar metástasis. En un porcentaje
muy bajo no se localiza la tumoración primaria.
El líquido del derrame pleural es de aspecto serohemático y de color rojo, el contenido de
eritrocitos es de 30 a 50 000 por ml, pudiendo llegar hasta 100 000. En aproximadamente dos
terceras partes de estudio del líquido se podrán encontrar células malignas que darán el diag-
nóstico y otro porcentaje importante se apoyará en la biopsia pleural. La evacuación del derrame
pleural generalmente se hace necesaria como procedimiento diagnóstico y para resolver el
compromiso de la función respiratoria.
359
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Todas las enfermedades del tejido conjuntivo pueden tener manifestación a nivel pleural en
forma de derrame, pudiendo ser mínimo o abundante. Puede ser bilateral o unilateral y
microscópicamente el líquido pleural es turbio y amarillo verdoso con predominio de células
linfocíticas, otra característica del líquido es que su contenido de glucosa es muy bajo com-
parado con el contenido sérico del paciente, de 20 a 25 mg por 100 ml o inclusive más bajo.
La documentación diagnóstica de la enfermedad y la coincidencia con el derrame pleural
apoyará la etiología, sin ser siempre necesaria la evacuación, ya que en el control de la enfer-
medad de fondo el derrame remitirá en semanas, siendo pocos los casos que condicionan
compromiso respiratorio que hagan necesaria la punción pleural.
360
PATOLOGÍA PLEURAL
El Actinomyces y la Nocardia son los hongos que más frecuentemente producen derrame
pleural, siendo el Histoplasma C, A. fumigatus y el Coccidoiodes imitis, los menos relaciona-
dos con esta patología. El diagnóstico se documenta con el perfil del cuadro clínico de la en-
fermedad pulmonar y con estudios específicos que van desde las pruebas cutáneas, en algunos
casos, hasta el aislamiento del hongo y su cultivo.
Especial atención ha adquirido el derrame pleural por Criptococus, por su asociación con
enfermedades graves y progresivas como son la leucemia, el linfoma y el sida.
Entre los principales se mencionan: absceso amebiano, el cual es muy frecuente. El quiste
hidatídico pulmonar, que es raro y el producido por Paragonimus, el cual es muy raro.
En el caso del derrame pleural por absceso hepático amebiano, primero hay un derrame
de tipo inflamatorio por contigüidad a la pleura diafragmática, posteriormente al abordar la
cavidad pleural se convierte en empiema.
El cuadro clínico de amebiasis extraintestinal en la mayor parte de los casos es caracterís-
tico: fiebre en picos, hepatomegalia dolorosa, dolor en hipocondrio derecho que se irradia
hacia el hombro, pérdida de peso corporal.
En el estudio radiológico de tórax en PA, la opacidad hepática puede extenderse hasta la
mitad del campo pulmonar derecho o en su defecto cubrir toda la claridad pulmonar, mani-
festando con esta imagen que el absceso hepático muy probablemente ha invadido la cavidad
pleural. La decisión de pleurotomía en estos casos es dudosa, pues se corre el riesgo de pun-
cionar el absceso hepático y colocar la sonda de pleurotomía en la cavidad del absceso. La
ultrasonografía nos ayudará a delimitar el volumen del absceso hepático y así poder instalar
la sonda en la cavidad pleural agregada al manejo de los medicamentos adecuados.
Otros casos de derrame pleural estudiados generalmente con una frecuencia mínima
serían: secundario a hepatitis viral, a un absceso subfrénico, secundario a cirugía abdominal
superior como vías biliares, hígado, apéndice, bazo, etcétera.
Poco frecuente es el derrame pleural asociado a la sarcoidosis, al síndrome de Meigs (tumo-
ración pélvica benigna, ascitis e hidrotórax) y finalmente se mencionan los asociados a la
ingesta de ciertos fármacos como la nitrofurantoína, la metisergida, la bromocriptina y otros.
361
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Es el derrame pleural más frecuente de este tipo, siendo el factor productor de la acumulación
de líquido pleural la hipertensión venosa sistémica cuando se asocia a la hipertensión del cir-
cuito menor, el volumen del líquido se torna cuantioso.
El diagnóstico de la insuficiencia cardiaca congestiva venosa, derivada de una cardiopatía
izquierda, orienta al diagnóstico etimológico del derrame pleural. El líquido generalmente es
serohemático y rara vez requiere de punción pleural, remitiendo con el tratamiento de la insu-
ficiencia cardiaca.
Cirrosis hepática
Los factores que producen el derrame pleural en el paciente con cirrosis hepática son dife-
rentes: por defectos diafragmáticos o de los vasos linfáticos del diafragma, por hipoprotei-
nemia, por hipertensión de la vena ácigos. Todo esto favorece la acumulación de líquido en la
cavidad pleural y dicho derrame remitirá cuando el líquido de ascitis disminuya. Se han
reportado casos de derrame pleural masivo por el vaciamiento del líquido de ascitis en la
cavidad pleural. Como consecuencia de la persistencia de la ascitis, en ocasiones será necesa-
ria la pleurodesis para conservar la función pulmonar.
Síndrome nefrótico
362
PATOLOGÍA PLEURAL
Es por el paso de líquido a la cavidad pleural que en ocasiones habrá que cambiar el procedi-
miento terapéutico a hemodiálisis.
Además de los estudios básicos previamente señalados para investigar la etiología del
líquido de derrame pleural, en la actualidad se llevan a cabo estudios un poco más complejos
pero que tienen gran valor diagnóstico sin ser de uso rutinario, por el momento se efectúan
sólo en grandes centros hospitalarios. Así al estudio citológico y biopsia pleural se ha agre-
gado el estudio de varias substancias del contenido de líquido pleural.
La cuantificación del aumento del contenido de isomucoide en líquido pleural orienta a
la benignidad o malignidad del derrame.
La elevación del antígeno carcinoembrionario comparativamente con el contenido en
suero se considera dato de malignidad.
En el derrame pleural de origen tuberculoso se han detectado cifras altas por arriba de
45 U.I. de desaminasa de adenosina, producida principalmente por los linfocitos T.
La cuantificación de lisozima o muramidasa es valiosa para el diagnóstico de derrame
pleural tuberculoso y sobre todo si se asocia a la cuantificación de la desaminasa de adeno-
sina, pues se dice que alcanza una seguridad diagnóstica del cien por ciento.
En la actualidad, además del estudio radiológico del tórax en PA y el estudio lateral, se
tienen a la mano la ultrasonografía y la tomografía computarizada, que nos auxilian no sólo
para detectar la presencia de líquido en la cavidad pleural, sino además la densidad del
mismo, determinando la diferencia entre empiema, líquido libre, engrosamiento pleural y
probable tumoración pleural.
La técnica de la toracocentesis como método diagnóstico y terapéutico se explicará en el
capítulo XXXII.
NEUMOTÓRAX
Definición
Presencia de aire en la cavidad pleural con el consiguiente colapso de grado variable del pul-
món.
Clasificación
Puede ser: a) espontáneo o primario, por causa no determinada, b) secundario, por alteraciones
en el parénquima pulmonar, c) neonatal, por ruptura de bulas pulmonares congénitas, d) trau-
mático, por heridas penetrantes de tórax, doble penetrante de tórax y abdomen, contusiones
363
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
En todas estas patologías existen cavidades, bulas, quistes, ámpulas a nivel del pa-
rénquima pulmonar o trastornos de la vía aérea que condicionan atrapamiento aéreo,
sobredistención y ruptura de la porción distal de la misma.
En el neumotórax catamenial se considera que hay endometriosis pleural a la par
del periodo menstrual, así como destrucción tisular y esto condiciona el neumotórax.
Las pacientes con terapia respiratoria, como PPI y PEEP, que son sometidos a una
presión mayor a la atmosférica, pueden en algunos casos sufrir ruptura del parén-
quima pulmonar, sobre todo cuando están sometidos a tratamiento con esteroides.
364
PATOLOGÍA PLEURAL
Patogenia
365
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Síntomas y signos
Los síntomas dependerán del tipo de neumotórax, la etiología del grado de colapso pul-
monar y el estado del pulmón contralateral al colapso. Sin embargo, el síntoma más fre-
cuente es el dolor torácico, de aparición súbita y punzante, se incrementa con los movimien-
tos respiratorios y generalmente asienta en la pared anterior, con irradiaciones hacia el cuello,
hombro, cara posterior del tórax y abdomen. Hay disnea y cianosis cuya intensidad se rela-
ciona con el grado de colapso pulmonar y de la presencia o ausencia de patología respirato-
ria previa.
En caso de neumomediastino puede existir enfisema subcutáneo en cuello y parte supe-
rior del tórax, en casos muy graves el paciente puede fallecer por obstrucción glótica.
En la exploración del tórax se integrará un síndrome físico de neumotórax (disminución de
los movimientos respiratorios, disminución de las vibraciones vocales, hipersonoridad o ruido
timpánico a la percusión y ausencia de ruidos respiratorios). Podrán encontrarse signos de de-
rrame pleural cuando existe a la vez líquido en la misma cavidad.
Diagnóstico
El diagnóstico del neumotórax se hace mediante el estudio radiológico del tórax en PA, iden-
tificando una línea fina que corresponde al margen externo de la pleura visceral, separada de
la pleura parietal por la claridad intensa sin trauma broncovascular, que corresponde al aire
contenido en la cavidad pleural.
Cuando el neumotórax es pequeño y no se demuestra mediante este estudio, se podrá
tomar un estudio radiológico en decúbito lateral con el lado afectado en posición superior
considerando la menor densidad del aire comparativamente, con el parénquima pleural; por
gravedad el aire intrapleural se acumula en la pared lateral y superior del tórax.
En el neumotórax a tensión, se describe el desplazamiento del mediastino hacia el lado
contrario al neumotórax, inversión de la cúpula diafragmática homolateral y colapso pul-
monar subtotal, sin embargo, estas alteraciones están supeditadas a la edad del paciente y a
patologías respiratorias previas.
Diagnóstico diferencial
366
PATOLOGÍA PLEURAL
Tratamiento
SINOPSIS
2. Una de las manifestaciones más frecuente es el derrame pleural, cuyo diagnóstico etiológico y
manejo terapéutico siempre reviste alguna dificultad, ya que el médico se plantea la disyuntiva
de evacuarlo considerando el volumen del mismo, la probable etiología y el trastorno funcional
que lo está causando. De primera intención se acepta que cuando corresponde a un líquido de
trasudado, el control del mismo se supeditará al control de la enfermedad causal.
3. Cuando el derrame pleural sugiere que es una manifestación de patología pleural intrínseca,
será necesario obtener una muestra que nos permita efectuar diversos estudios para llegar al
diagnóstico etiológico y así poder instituir el tratamiento específico. Los estudios serán: un
estudio fisicoquímico, con objeto de determinar si se trata de un trasudado o de un exudado,
se solicitará también un estudio citológico, bacteriológico y baciloscópico investigando BAAR,
ya que la pleuresía tuberculosa sigue siendo una de las causas principales de derrame pleural
en nuestro medio. La citología nos permitirá determinar su origen canceroso, muy frecuente
actualmente, el examen bacteriológico identificará los derrames paraneumónicos y los empie-
mas. En algunos casos será necesario efectuar estudios más específicos para llegar al diag-
nóstico etiológico, sin embargo, conviene señalar que en la literatura aún se reportan casos en
los que el diagnóstico queda sin aclararse.
4. En los casos de derrame pleural tipo trasudado, las causas más frecuentes siguen siendo la
insuficiencia cardiaca congestiva, el síndrome nefrótico y la insuficiencia hepática.
367
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
grado del trastorno funcional respiratorio, señalando que habrá un buen número de casos en
los que el manejo conservador será la elección más afortunada para el paciente.
LECTURAS RECOMENDADAS
CANO, V. F.; NÚÑEZ, P. R. C. Y CARDOSO, R. J. M., Patología de la pleura, 2a ed., Interamericana, McGraw-
Hill, México, 1996.
FISHMAN, A., Tratado de Neumología, 1er tomo, McGraw-Hill, México, 1983.
FRASER, R. Y PARE, P., Sinopsis de enfermedades del tórax, 2a ed., Marban libros, edición española, 1996.
WEIMBERGER, S. E., Pulmón, Biblioteca básica de medicina, Médica Panamericana, España, 1986.
368
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
CAPÍTULO XVIII
TABAQUISMO
Dr. Rufino Echegoyen Carmona
El tabaco
Es una planta originaria de América, su nombre en náhuatl es Piecetl. Refiere Sahagún que los
indígenas lo utilizaban para curar, mascando las hojas y colocándolas en las heridas durante
sus ritos religiosos, como los funerarios, para congraciarse con los dioses y espíritus de los
muertos. Lo usaban en forma de polvo inhalándolo por las fosas nasales, lo fumaban en pipas
o enrollando las hojas. La palabra cigarro se cree que deriva del maya sik-ar, que significa
fumar.
El tabaco pertenece al orden de las Solanáceas, su nombre es Nicotina Tabacum y su cultivo
es propio de los países cálidos y templados. La semilla fue enviada a España en 1518, de
donde se extendió su uso en toda Europa. Inicialmente lo utilizaron con fines terapéuticos, ya
que se vendía en boticas como parte de las medicinas de esa época. Posteriormente el fumarlo
llegó a ser una moda y un lujo que se extendió hasta convertirse en un hábito. Después de la
369
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Primera Guerra Mundial, con el ingreso de las mujeres al medio laboral, el desarrollo de los
medios masivos de comunicación y la conformación de consorcios internacionales del tabaco,
el uso en forma de cigarrillo se generalizó. Fue hasta después de muchos años que su con-
sumo se relacionó con diversas enfermedades.
Los componentes químicos de la hoja de tabaco comprenden carbohidratos, ácidos orgá-
nicos no grasos, compuestos nitrogenados, resinas y otros ingredientes que se presentan en
pequeñas cantidades. Además, la hoja del tabaco absorbe los pesticidas, fertilizantes y otros
agentes utilizados en la agricultura. El papel con que se elabora el cigarrillo también contri-
buye con compuestos químicos y otros que se agregan, como el mentol, capaz de potencializar
la adicción al tabaco.
Durante su combustión se generan temperaturas elevadas que actúan físicamente sobre
el tracto respiratorio, a la vez que se produce una multitud de compuestos químicos a partir de
los materiales básicos. Como producto de la combustión aproximadamente 40% del humo
del tabaco está formado por partículas de brea (benzopirenos) y nicotina, y 60% restante co-
rresponde a gases integrados por más de 3 000 compuestos químicos, como el monóxido de
carbono, el fenol, el formaldehído, el cianuro de hidrógeno, la acoleína, el óxido nitroso, el
alcohol metílico, el amoniaco, el ácido cianhídrico y el dióxido de azufre, entre otros. Se han
encontrado metales como cromo, cadmio, plomo, arsénico y polonio.
Los elementos más importantes son: a) la nicotina por su efecto farmacológico sobre
aparatos y sistemas y por ser la causante de la adicción al tabaco, b) el monóxido de carbono
constituye entre 1 y 5% del humo del cigarrillo, que al combinarse con la hemoglobina deter-
mina grados variables de hipoxemia, c) el alquitrán contiene los benzopirenos, substan-
cias que se han identificado como carcinogenéticas. La combinación del óxido nitroso con
algunas aminas del organismo produce la nitrosamina, de alto poder cancerígeno. Algunos
metales y substancias radiactivas como el polonio o el arsénico, que se usan como insecticidas
en las plantas de tabaco, también tienen actividad cancerígena, y d) el resto de substancias de
actividad muy variable, afectan seriamente la mucosa del tracto respiratorio, tanto desde el
punto de vista anatómico como funcional.
Nicotina
En el sujeto no fumador la nicotina produce sudoración fría, náusea, vómito, jaqueca y debi-
lidad en los miembros inferiores. Si hay intoxicación aguda se añade taquicardia, dolor
abdominal intenso seguido de diarrea, ocasionalmente convulsiones tonicoclónicas y cuando
la cantidad de nicotina es muy importante aparece bradicardia, posibilidad de paro cardio-
rrespiratorio, colapso y muerte. No existe antídoto específico para este tipo de intoxicación.
Los signos y síntomas se encuentran en relación con la acción farmacológica de la substancia:
vasoconstricción inicial, aumento de la tensión arterial y de la actividad intestinal como pro-
ducto de la estimulación ganglionar con liberación de nor-adrenalina, y cierta acción antidiu-
rética. Los estudios posmortem han mostrado presencia de lesiones anatómicas en el hígado,
370
TABAQUISMO
bazo, riñón, edema cerebral, edema e hiperhemia del pulmón, así como lesiones erosivas del
tubo digestivo.
Monóxido de carbono
El efecto tóxico del CO2 se debe a la gran afinidad que tiene por la molécula de hemoglobina.
Existe una relación directa entre el número de cigarrillos consumidos y los niveles de carbohe-
moglobina circulante. Los niveles de monóxido de carbono en sangre son más elevados en los
fumadores de cigarrillos que acostumbran hacer inhalaciones profundas del humo (de 2 a 15%
o más de carbohemoglobina en la sangre), que en los que fuman pipa o puro. Se ha demos-
trado que fumar tres cigarrillos produce una cantidad de carbohemoglobina capaz de produ-
cir deterioro en la capacidad de visión nocturna. Igualmente el monóxido de carbono ocasiona
aumento de la permeabilidad en las paredes de las arterias, favoreciendo el edema y el
depósito de colesterol, con la consecuente aterosclerosis que en las coronarias puede ocasio-
nar muerte súbita. En el aparato respiratorio contribuye a la enfermedad obstructiva crónica
y en las madres fumadoras daño fetal, en particular bajo peso en los productos al nacer.
Substancias carcinógenas
371
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
En Gran Bretaña, entre octubre de 1951 y marzo de 1956, se encuestó a 60 000 médicos
sobre el hábito de fumar, la encuesta permitió establecer correlaciones muy significativas:
reveló entre los fumadores intensos un incremento en la tasa de mortalidad por cáncer veinte
veces mayor respecto a los no fumadores, de igual forma la mortalidad fue más alta entre los
médicos que fumaban cigarrillos en comparación con los que fumaban pipa. El riesgo de
sufrir cáncer pulmonar aumenta con la duración del hábito y el número de cigarrillos fuma-
dos al día y disminuye al dejar el cigarrillo. Hay un incremento de la tasa de mortalidad por
cáncer pulmonar a medida que crece el consumo de tabaco. De 1 714 muertes en médicos ma-
yores de 35 años producidas en el periodo que abarcó la encuesta, 40% se originaron por
causas relacionadas con el hábito de fumar: cáncer pulmonar, de laringe, labios, lengua, pala-
dar; menos de esófago, vejiga y páncreas. También comprende la enfermedad pulmonar
obstructiva crónica, la trombosis coronaria y la úlcera péptica.
Los trabajos de Auerbach son clásicos en relación con los cambios que sufre la mucosa
bronquial en los fumadores: pérdida de los cilios, hiperplasia de las células basales y apari-
ción de células atípicas con núcleos hipercromáticos. Estos cambios hacen pensar que son
lesiones precancerosas, que tienden a revertir si el sujeto deja de fumar.
Experimentalmente se ha encontrado que a perros a los que se les ha inducido a fumar
mediante traqueostomía desarrollan tumores. La aplicación de alquitrán en las orejas de conejos
produce cáncer y esto está en relación con la frecuencia y duración de las aplicaciones.
Estudios citogenéticos han mostrado un incremento en las aberraciones cromosómicas en los
linfocitos sanguíneos en los grandes fumadores comparado con los no fumadores y la exposi-
ción a concentraciones altas de humo de tabaco en linfocitos in vitro determina lesiones en el
DNA.
El hábito tabáquico
Se inicia en los niños desde los últimos años de la escuela primaria, cuando surge la necesidad
de reducir su dependencia familiar. Se inicia por imitación, por machismo, por juego, por gusto
y se incrementa en los adolescentes de secundaria y nivel medio superior con la formación de
grupos sociales que tienen como función proporcionarles la oportunidad de experimentar con
una gran variedad de conductas a través de las cuales logran expresar independencia y sepa-
ración de sus padres. Por otra parte, los medios de comunicación hacen creer a los jóvenes que
fumar es signo de virilidad, de feminidad, de éxito y de grandes relaciones sociales.
Se efectuó una investigación en ocho ciudades de América Latina, y se encontró una
prevalencia de la adicción hasta de 75% en los hombres y se observó que esta tendencia va en
aumento en las mujeres y en países subdesarrollados. La frecuencia es mayor mientras más
bajo es el estrato social, así como los niveles educativos inferiores y en los que no practican
ningún deporte, así como en aquellos que realizan más actividades manuales que intelec-
tuales, en oficinistas, solteros, divorciados y jóvenes. Los fumadores argumentan que el ciga-
rrillo los calma y, junto con el café‚ los ayuda a trabajar. Un fumador en estado de tensión
372
TABAQUISMO
fuma para abastecerse de nicotina y no precisamente para aliviar la tensión. Fuman más al ter-
minar de comer, en las fiestas y cuando están bebiendo. Las mujeres aceptan que fuman más
durante los eventos sociales. El tabaquismo de los cónyuges y amigos se vuelve parte de mu-
chas actividades, lo que explica la dificultad para dejar de fumar y la probabilidad de recaer.
En las causas de este hábito interviene una serie de factores sociales, psicológicos y farma-
cológicos, existiendo diferencias muy marcadas entre un fumador y otro.
El daño que el tabaquismo produce es diferente para cada persona, ya que intervienen
varios factores: la edad de inicio del hábito, la forma en que se fuma, el tipo de tabaco, el tiem-
po, la cantidad de cigarrillos y la susceptibilidad individual. La edad es muy importante, ya
que entre más temprano se inicia, mayor puede ser el riesgo a la adicción y a padecer enfer-
medades por esta causa. La probabilidad de daño está en relación con la rapidez, la frecuen-
cia y la profundidad de las inhalaciones. En el último tercio del cigarrillo se retiene una gran
cantidad de compuestos nocivos producidos en las primeras porciones, si se consume esta
última parte, se inhala mayor cantidad de estos compuestos. En el tipo de cigarrillo inter-
viene la longitud, la cantidad de nicotina y alquitrán presentes en el mismo, la presencia o
no de filtros e incluso el tipo de papel que se utiliza en su elaboración. El filtro disminuye la
cantidad de compuestos nocivos inhalados, pero aun así, el total de substancias retenidas es
menor que la inhalada. La susceptibilidad individual determina o favorece la aparición de
ciertas enfermedades.
Es importante tener en cuenta la contaminación del aire en las oficinas públicas o sitios de
reunión cuando se convive con fumadores. Es lo que se conoce como tabaquismo pasivo. En es-
pacios cerrados el humo se acumula y la concentración varía con el número de fumadores, con
el tiempo de tabaquismo y con las características del lugar, especialmente la ventilación.
373
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Es frecuente que los fumadores permanezcan asintomáticos respiratorios por varios años, lo
que les hace pensar que su estado de salud es satisfactorio. Después aparece la "tos de fuma-
dor" por las mañanas, seca o con escasa expectoración mucosa. El fumador la considera como
una tos normal, pero conviene recordar que el daño precede por un tiempo considerable a
la aparición de los síntomas. La radiografía puede resultar normal en etapas iniciales. Cuando
aparece la disnea el daño es difícil de recuperar, se ha producido una bronquitis crónica o en-
fisema pulmonar que más tarde se complica con hipertensión arterial pulmonar, que evolu-
ciona al cor pulmonale y finalmente a la muerte.
El daño afecta varios aparatos del cuerpo humano. En el aparato cardiovascular la nicoti-
na y el monóxido de carbono producen vasoconstricción sistémica por liberación de cateco-
laminas a nivel de la médula suprarrenal y aterosclerosis en las arterias de diferentes órganos,
lo que produce hipertensión arterial sistémica, enfermedad coronaria e infarto de miocardio,
insuficiencia vascular periférica y enfermedad tromboembólica en especial en mujeres que
fuman y toman anticonceptivos.
Sobre el aparato digestivo produce disminución del apetito, aumento de la motilidad in-
testinal, hipersecreción de saliva y ácido clorhídrico, lo que predispone a la enfermedad ácido
péptica.
En el sistema nervioso central la nicotina estimula la corteza cerebral, la substancia reticu-
lar, el sistema límbico y el hipotálamo, terminando por disminuir el poder de concentración
(a pesar de lo que dicen los fumadores). Aumenta la posibilidad de padecer enfermedad
vascular cerebral.
En las mujeres embarazadas, la vasoconstricción producida por la nicotina y la hipoxia
producida por el CO2 determina una disminución de la percusión de las vellosidades placen-
tarias, produciendo hipoxia fetal con un incremento de la morbimortalidad perinatal, mayor
peligro de aborto y parto prematuro, así como recién nacidos con peso subnormal.
La incidencia de neumonías y bronquitis en el primer año de vida es significativamente
mayor cuando los padres son fumadores, por lo cual los médicos deben investigar los hábitos
de tabaquismo en padres de niños con síntomas o enfermedades recurrentes respiratorias.
374
TABAQUISMO
Prevención
Fumar dos a tres cigarrillos durante la adolescencia determina un ascenso gradual hacia la
dependencia, la cual en la mayoría de las personas continúa hasta la mitad de la vida o más.
Si el inicio se retrasa hasta la madurez, la posibilidad de que se convierta en una adicción es
poco frecuente.
La adicción a la nicotina se establece más rápidamente que la adicción a la heroína. Hay un
síndrome de supresión de nicotina, integrado por deseo insaciable de fumar, tensión, ansiedad,
inquietud, sudoración, irritabilidad, insomnio, depresión, dificultad para concentrarse y signos
físicos como disminución de la frecuencia del pulso y de la presión arterial, cambios gastroin-
testinales, alteraciones en los impulsos eléctricos cerebrales, así como dificultad marcada en la
habilidad para conducir vehículos. La duración de estas molestias y su intensidad varían de
acuerdo con la persona y la cantidad de cigarrillos que consuma.
Debido a que el tabaquismo es una adicción a la nicotina y no solamente un hábito difícil
de abandonar, en los pacientes que abandonan el tabaco súbitamente y no poco a poco, los
trastornos de supresión son menores que la abstinencia parcial del tabaco, ya que el estado
crónico de supresión conduce con facilidad a las reincidencias. Aún entre los fumadores que
se abstienen durante un año, existe la posibilidad de que más de una tercera parte reincidan
en la adicción.
El efecto farmacológico de la nicotina actúa como estimulante o sedante de acuerdo con
la dosis, sitio de acción, etc. Existe una dosis óptima para cada fumador: se rechaza el exce-
so y se demanda una mayor dosis cuando es menor de la requerida para ese fumador en
particular.
Se ha desarrollado una goma de mascar con nicotina como sustituto menos riesgoso en
vez de cigarrillos en ayuda a la suspensión del hábito de fumar. La goma es ineficaz si el pa-
ciente la usa de manera pasiva con la esperanza de que automáticamente le cure del tabaquismo
sin ningún esfuerzo o plan para suspenderlo. Es considerado como un sustituto a corto plazo
para apoyar la cesación del tabaquismo, ya que persisten los efectos deletéreos farmacológicos
de la nicotina. De cada cuatro fumadores, de tres que han intentado dejar de fumar sólo 15%
lo logra antes de los 60 años. Es difícil deshacerse de la adicción psicológica, ya que el fumar
se asocia con situaciones gratificantes o relajantes, como sería una reunión con los amigos o
hacerlo en un momento de descanso durante el trabajo. Por otra parte, los efectos negativos
son muy lejanos y no se observan a corto plazo, por lo tanto es difícil que tengan influencia
sobre el hábito.
El médico general debe desempeñar un papel fundamental en la promoción del abandono
de esta adicción, pero es necesaria la interacción del psiquiatra y el psicólogo, quienes darán
las instrucciones necesarias para la modificación de la conducta del fumador. Cada paciente
es diferente en cuanto a comprender su problema y en la forma como enfoca el deseo de aban-
donar la adicción al tabaco, de aquí que sea importante contar y poder ofrecerles diferentes
conductas para lograr este objetivo, desde el consejo individual hasta el ingreso a un grupo de
apoyo para auxiliarlos tanto en la suspensión como para evitar las recaídas. La parte más difícil
375
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
no es dejar de fumar, sino mantenerse alejado de los cigarrillos. Las recaídas parecen ser oca-
sionadas por la exposición al tabaquismo de otros, por enojo, ansiedad, tristeza o privación.
Aquellos que inicialmente fracasan deben ser aconsejados nuevamente o enviados a una
clínica de tabaquismo con programas específicos que cuente con:
En México el paso más importante para disminuir el tabaquismo se dio a partir del 30 de
diciembre de 1983, fecha en que se aprobó la Ley General de Salud, signada por el Lic. Miguel
de la Madrid y el Dr. Guillermo Soberón. Fue publicada en el Diario Oficial el 7 de febrero de
1984. Sin embargo, es necesaria la aplicación estricta de los artículos referentes al derecho
de la protección de la salud que afectan al ser humano debido al tabaquismo. En 1986 se
expidió el reglamento en materia de control sanitario de publicidad y se decretó la creación
del Consejo Nacional Contra las Adicciones, órgano que coordinó la elaboración del Programa
Contra el Tabaquismo, cuyo objetivo es reducir el tabaquismo y los problemas médicos y
sociales relacionados con éste.
376
TABAQUISMO
SINOPSIS
1. El 40% del humo del tabaco está formado por partículas de benzopirenos y nicotina, y 60%
restante corresponde a gases como el monóxido de carbono, el fenol, el formaldehído, el cia-
nuro de hidrógeno, la acoleína, el óxido nitroso, el alcohol metílico, el amoniaco, el ácido
cianhídrico y el dióxido de azufre entre otros. Se han encontrado metales como cromo, cadmio,
plomo, arsénico y polonio.
3. El hábito tabáquico se inicia desde la niñez por imitación, en los jóvenes les hace sentir inde-
pendencia, virilidad y éxito en las relaciones sociales. Los adultos en estado de tensión fuman
para abastecerse de nicotina y no precisamente para aliviar la tensión. En las causas de este
hábito interviene una serie de factores sociales, psicológicos y farmacológicos, existiendo dife-
rencias muy marcadas entre un fumador y otro. El tabaquismo pasivo consiste en inhalar el
humo del tabaco en sitios de reunión cuando se convive con fumadores.
5. El médico general es el principal promotor para que el enfermo abandone esta adicción, pero
es necesaria la interacción del psiquiatra y el psicólogo. La parte más difícil no es dejar de
fumar, sino mantenerse alejado de los cigarrillos. Las recaídas parecen ser ocasionadas por la
exposición al tabaquismo de otros, por enojo, ansiedad, tristeza o privación.
LECTURAS RECOMENDADAS
377
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Respiratory Health Effects of Passive Smoking: Lung Cancer and other Disorders. The Report of the U.S.
Environmental Protection Agency, National Institutes of Health, EUA, 1993.
RICO, M. F. Y RUIZ, F. G., Tabaquismo. Su repercusión en aparatos y sistemas, Trillas, México, 1990.
The Health Benefits of Smoking Cessation, A Report of the Surgeon General, Centers for Disease Control,
US, Department of Health and Human Services, 1990.
Tobacco and the Clinician, Monograph, Interventions for Medical and Dental Practice, US, Department of
Health and Human Services, 1994.
378
CAPÍTULO XIX
CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA
Y APARATO RESPIRATORIO
Dr. Rufino Echegoyen Carmona
Definición
Se habla de contaminación atmosférica cuando el aire que se respira tiene una concentración
elevada de substancias extrañas que afectan el estado de salud. Esta contaminación puede
localizarse en el sitio de trabajo y producir alguna de las enfermedades catalogadas como ocu-
pacionales, o darse en el medio ambiente de las grandes ciudades.
Actualmente el hombre utiliza y produce un gran número de substancias que pueden
lesionar sus pulmones, máxime si tenemos en cuenta que respira aproximadamente un metro
cúbico de aire por hora. El número de agentes es grande y sigue creciendo de acuerdo con el
desarrollo industrial, la causa principal en las ciudades es la emisión de contaminantes gene-
rados por vehículos automotores, que lanzan gases y pequeñísimas partículas provenientes
de el carburador, el tanque de gasolina, el cárter y el escape de motor.
También son fuentes de contaminación las plantas termoeléctricas, refinerías, plantas in-
dustriales productoras de cemento, textiles, químicos, metalúrgicas, o que utilizan calderas
con uso inadecuado de combustibles. Otra fuente es la incineración de materiales de desecho,
los incendios y aun la producida en los mismos hogares de las ciudades sobrepobladas. En la
concentración de los contaminantes también deben considerarse las condiciones atmosféricas
y geográficas de cada sitio. La palabra smog (neblumo) se ha venido adoptando para describir
todo tipo de contaminación, aunque primitivamente se empleó para denominar la mezcla de
humo (smoke) y niebla (fog).
379
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
CONTAMINANTES ATMOSFÉRICOS
Los contaminantes del aire en las ciudades son: el monóxido de carbono, el bióxido de nitró-
geno, el bióxido de azufre, el bióxido de carbono, los hidrocarburos y la materia en micropar-
tículas.
Los oxidantes fotoquímicos dominan en las áreas donde los automóviles producen la
mayor parte de la contaminación del aire, mientras que en las zonas muy industrializadas, el
bióxido de azufre y la materia en micropartículas son los contaminantes principales.
La contaminación de los automóviles es la fuente primaria de los oxidantes produci-
dos con la ayuda de la energía fotoquímica del sol. El ozono y el nitrato de peroxiacetilo
son los dos principales productos de la reacción entre el bióxido de nitrógeno y los hidrocar-
buros. El ozono produce sequedad de boca, nariz, faringe y ojos, cefalea y dolor retroesternal,
tos, expectoración mucosa y broncoespasmo. A concentraciones elevadas el ozono produce
edema pulmonar.
Monóxido de carbono
Bióxido de carbono
Este gas tiene la capacidad de absorber la radiación infrarroja, parte de la cual vuelve a radiar
hacia la Tierra, característica que se conoce como efecto invernadero, por impedir el bióxido
de carbono la salida de radiaciones infrarrojas. Los pacientes con enfermedad arterial coro-
naria o con enfermedad pulmonar obstructiva crónica presentan disminución de la tolerancia
al ejercicio cuando hay niveles elevados de bióxido de carbono.
Bióxido de nitrógeno
380
CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA Y APARATO RESPIRATORIO
duce niveles tisulares más elevados de NO2 que cualquier otra exposición ambiental. El NO2
produce daño, formando ácido nítrico y nitroso en las vías aéreas pequeñas y en los alveolos
bajo la acción del sol. A niveles bajos produce broncoespasmo y destrucción del parénquima
pulmonar. La exposición a niveles elevados produce edema pulmonar agudo y la exposición
crónica causa fibrosis pulmonar e insuficiencia respiratoria.
Bióxido de azufre
Es uno de los contaminantes más importantes producidos por la combustión del carbón o el
petróleo. Se encuentra como un subproducto frecuente en la generación de energía eléctrica,
calefacción, transporte y algunos procesos de manufactura. Bajo la influencia de la luz solar
genera trióxido de azufre que al reaccionar con el agua produce ácido sulfúrico. Tiene un olor
picante y causa irritación de las vías aéreas superiores con broncoconstricción, tos y expecto-
ración. A niveles elevados puede provocar edema laríngeo, laringoespasmo y edema pul-
monar. Los efectos tóxicos pueden aumentar por sinergismo con la contaminación de las
partículas de ozono y el tabaquismo.
Hidrocarburos
El ozono
Se produce fundamentalmente por la interacción de la luz del sol con los productos de la com-
bustión de los automóviles, de aquí que se encuentre en concentraciones elevadas en las ciu-
dades donde existen muchos automóviles. Es menos soluble en el agua que el bióxido de
azufre, por lo que llega hasta las porciones periféricas del pulmón. Puede causar lesiones en
cualquier punto del aparato respiratorio, desde las vías aéreas superiores hasta los alveolos.
FACTORES AMBIENTALES
Los dos elementos del clima que desempeñan un papel principal son:
381
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
1. Las corrientes de aire: por medio de las cuales las concentraciones de contaminantes
son desplazadas ampliamente a través de la atmósfera. Existen dos tipos de movi-
miento aéreo: el horizontal y el vertical. Ambos juegan un papel importante en la dis-
persión de contaminantes, sin embargo los flujos aéreos horizontales suaves, más que
dispersar los contaminantes, pueden acarrearlos cerca del suelo en una banda estre-
cha altamente concentrada sobre cierta comunidad.
El movimiento del viento vertical es más eficaz que el horizontal, ya que depende
de la gradiente entre la temperatura del aire sobre la superficie de la Tierra y la de ni-
veles más elevados. Normalmente la temperatura del aire disminuye con la altura, a
razón de 0.6 °C por cada 100 m. Habitualmente las capas inferiores del aire se calien-
tan y ascienden, en tanto que las superiores más frías tienden a descender, lo que
origina una corriente aérea que moviliza y diluye los contaminantes atmosféricos,
pero en los casos de inversiones térmicas, se mantiene una capa de aire tibio por enci-
ma de una de aire frío, lo que constituye una tapadera que obstaculiza la movilización
aérea con el consiguiente aumento en la concentración de contaminantes.
Epidemiología
Para estudiar la contaminación ambiental se tienen tres métodos: el epidemiológico, las expo-
siciones humanas controladas y la experimentación animal. Cada uno tiene sus ventajas y sus
inconvenientes.
El método epidemiológico permite estudiar un gran número de personas expuestas a
diferentes contaminantes en condiciones reales de vida. Algunos de los efectos de los conta-
minantes están determinados por los picos de concentración que se producen en el curso de
un espacio de tiempo muy pequeño.
Es clásico referirse al incremento en el índice de mortalidad debido a complicaciones res-
piratorias por contaminaciones extremas e inversiones térmicas sucedidas en el valle del Río
Mosa, Bélgica en 1930, que dio como resultado 60 defunciones. En Donora, Pensilvania, EUA,
en 1949 por una situación semejante se produjeron 17 muertes.
En Poza Rica, Veracruz, México, el 24 de noviembre de 1950 una planta de gas natural
sufrió la ruptura de una tubería de ácido sulfídrico (H2S) que tardó 25 minutos en repararse,
la niebla e inversión térmica que existía sobre la ciudad en ese momento produjeron la muerte
de 22 personas y 320 tuvieron que ser hospitalizadas.
En Bauru Brasil, en 1952 se produjeron 150 casos de enfermedades respiratorias. Y el
mismo año, del 5 al 9 de diciembre un smog muy intenso cubrió el valle del Támesis, especial-
382
CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA Y APARATO RESPIRATORIO
mente Londres, durante cuatro días, con el trágico resultado de 400 muertes por enfermeda-
des respiratorias y cardiovasculares, sufriendo prácticamente toda la población dificultades
respiratorias.
Como consecuencia de estas tragedias se han hecho estudios estadísticos que correlacionan
las tasas de morbilidad y mortalidad con el grado de contaminación atmosférica, encontrando
que esas tasas pueden ser afectadas por condiciones sociales, atmosféricas, económicas, ocu-
pacionales, de tabaquismo o por la preexistencia de otras enfermedades pulmonares.
Un gran número de enfermedades del aparato respiratorio como la bronquitis crónica, el
enfisema pulmonar, el asma y quizás el carcinoma broncógeno han aumentado en las últimas
décadas y esto coincide con la industrialización progresiva de los países. La mayoría de los au-
tores coinciden en que la mortalidad y morbilidad por bronquitis crónica es mayor en las zonas
industriales de las grandes ciudades, hasta en una proporción de 4:1. Los diferentes contami-
nantes pueden combinarse entre ellos y provocar efectos de mayor consideración, pueden
potenciarse de esta manera, el tabaco, la contaminación atmosférica, la contaminación profe-
sional y las contaminaciones domésticas.
Se han hecho estudios clínicos, anatómicos y fisiológicos de personas expuestas a varios
grados de contaminación atmosférica, y se ha encontrado que el monóxido de carbono pre-
sente en áreas congestionadas se fija a la hemoglobina de la sangre y forma carboxihemoglo-
bina, lo que disminuye la presión parcial del oxígeno arterial con el consiguiente sufrimiento
de tejidos como el cerebral, cardiaco o renal. Cuando este gas se asocia al bióxido de azufre, la
combinación es aún más dañina y si se agregan partículas menores de 5 micras, que sirven de
acarreadores, los contaminantes llegan hasta las porciones más distales del árbol respiratorio.
Alteraciones anatomopatológicas
Las reacciones a las substancias inhaladas ocurren a diferentes niveles del sistema respiratorio:
vías aéreas, alveolos y pleura. El tamaño y forma de la partícula pueden determinar el sitio de
acción. Las partículas de más de 10 micras de diámetro se quedan en la nariz o en las vías
aéreas grandes y son eliminadas por acción ciliar. Las partículas de menos de 1 a 3 micras de
diámetro pueden pasar a través del árbol respiratorio y depositarse en los alveolos y producir
posiblemente inflamación y fibrosis. Las fibras puntiagudas como las del asbesto pueden avan-
zar hasta la periferia del pulmón y con el movimiento pulmonar, traumatizar la pleura parie-
tal, produciendo hemorragia y finalmente fibrosis. Los gases solubles irritantes como los de
cloruro, amoniaco y bióxido de azufre producen inflamación o daño corrosivo y broncoes-
pasmo en las vías aéreas centrales. Los gases insolubles como el bióxido de nitrógeno, llegan
hasta los alveolos donde lesionan el parénquima pulmonar e interfieren con el intercambio
gaseoso. Los gases no irritantes como el monóxido de carbono no lesionan el sistema respira-
torio y producen sus efectos nocivos sólo después que penetran al torrente sanguíneo.
Como muchos de los contaminantes son solubles, es en el epitelio respiratorio donde se
observan las alteraciones más importantes y frecuentes, como es la ciliostasis y el incremento
383
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
del moco. Al principio esto se acompaña con liberación de enzimas proteolíticas, lo que da
lugar a un aumento de la frecuencia de las infecciones y desaparición progresiva de las célu-
las productoras de moco, disminución del epitelio ciliar y supresión de las células de Clara, lo
que genera finalmente estenosis inflamatorias o cicatriciales de las vías aéreas. A nivel de los
alveolos, los contaminantes inhalados producen una acción tóxica directa y un desequilibrio
entre proteasas y antiproteasas que al final provocan en algunos sitios enfisema y en otros
fibrosis. Hasta el momento no se ha podido responsabilizar a la contaminación atmosférica
del incremento en el cáncer pulmonar. Por otra parte, existen amplias diferencias de suscepti-
bilidad individual ante los contaminantes aéreos inhalados.
Control y prevención
Eliminar por completo la contaminación atmosférica originada por los automotores y los
desechos industriales es prácticamente imposible para el habitante de las ciudades. Sin
embargo, es conveniente tener en cuenta las siguientes medidas de control:
d) Suprimir o remover los materiales de desecho en el sitio que se producen. Los gases
y vapores pueden removerse por absorción y filtros. Los polvos y humos se captan
por filtros colectores y precipitadores. Algunos contaminantes orgánicos se pueden
quemar, otros se pueden neutralizar.
e) Las chimeneas deben ser suficientemente altas para dispersar algunos gases.
384
CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA Y APARATO RESPIRATORIO
a) Evitar el tabaquismo.
b) Durante los periodos de gran contaminación, evitar la actividad física intensa al aire
libre, ya que el ejercicio aumenta la frecuencia respiratoria y las necesidades de oxí-
geno.
d) Como los niveles de contaminantes a media mañana y por la tarde son más elevados,
deberá evitarse la actividad, especialmente durante este tiempo.
f) Evitar el uso de aerosoles, pues el gas que contienen afecta la capa de ozono atmos-
férico.
385
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
son muy débiles (Bryson, 1967). En días de aire en calma, los polvos que se producen en la
periferia tienden, según este modelo, a converger hacia el centro de la ciudad, formando el
llamado "domo de polvo", igual al que se observa en muchas ciudades.
Indiscutiblemente los vehículos automotores producen por lo menos 50% de la contami-
nación atmosférica en la Ciudad de México y desgraciadamente son la fuente de contamina-
ción más difícil de controlar. En marzo de 1971, en el Diario Oficial fue publicado un decreto en el
que se establece la Ley Federal para Prevenir y Controlar la Contaminación Atmosférica. En
febrero de 1985 la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología instaló una nueva red automá-
tica de monitoreo atmosférico en el valle de México. Esta red permite conocer simultáneamente
las concentraciones de los siguientes contaminantes: CO2, SO2, NO2, H2SO4, O3 y partículas
suspendidas.
SINOPSIS
1. En las ciudades los contaminantes atmosféricos provienen de los vehículos automotores, las
plantas termoeléctricas, las refinerías, las fábricas metalúrgicas, de cemento, textiles, o quími-
cos, o de la incineración de materiales de desecho. El número de agentes es grande y sigue cre-
ciendo de acuerdo con el desarrollo industrial
2. Los contaminantes del aire en las ciudades son: el monóxido de carbono, el bióxido de nitrógeno,
el bióxido de azufre, el bióxido de carbono, los hidrocarburos y la materia en micropartículas. Los
oxidantes fotoquímicos como el ozono y el nitrato de peroxiacetilo son los dos principales pro-
ductos de la reacción entre el bióxido de nitrógeno y los hidrocarburos y dominan en las áreas
donde los automóviles producen la mayor parte de la contaminación del aire, mientras que en
las zonas muy industrializadas, el bióxido de azufre y la materia en micropartículas son los
contaminantes principales.
3. Las corrientes de aire y la lluvia desempeñan un papel importante, ya que las corrientes de aire
tanto verticales como horizontales participan en la dispersión de los contaminantes. Sin embar-
go, en las inversiones térmicas se mantiene una capa de aire tibio por encima de una de aire frío
que obstaculiza la movilización aérea, con el consiguiente aumento en la concentración de
contaminantes.
4. Las lesiones patológicas que las substancias inhaladas producen en el aparato respiratorio,
dependen del tamaño y forma de la partícula. Las de más de 10 micras de diámetro se quedan
en la nariz o en las vías aéreas grandes y son eliminadas por acción ciliar. Las menores a 3
micras llegan hasta los alveolos y producen inflamación y fibrosis. Las fibras puntiagudas lle-
gan a los alveolos y la pleura produciendo hemorragia y finalmente fibrosis. Los gases solubles
como los de cloro, amoniaco y bióxido de azufre producen inflamación y broncoespasmo en
las vías aéreas centrales. Los gases insolubles, como el bióxido de nitrógeno, llegan hasta los al-
386
CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA Y APARATO RESPIRATORIO
veolos donde lesionan el parénquima pulmonar e interfieren con el intercambio gaseoso. Los
gases no irritantes como el CO2 no lesionan el sistema respiratorio y producen sus efectos
nocivos sólo después que penetran al torrente sanguíneo. Por otra parte, existen amplias dife-
rencias de susceptibilidad individual ante los contaminantes aéreos inhalados.
LECTURAS RECOMENDADAS
ÁLVAREZ, A. R., Salud pública y medicina preventiva, El Manual Moderno, México DF, 1998.
GEE, J. B.; MORGAN, C. K. Y BROOKS, M. S., Occupational Lung Disease, Raven Press, NY, 1984.
GORDON, B. L., Clínica cardiopulmonar, Científico Médica, Barcelona, 1966.
GUTIÉRREZ, J. H.; ROMIEU, I.; COREY, G. Y FORTOUL, T., Contaminación del aire; riesgos para la salud, El Manual
Moderno, México DF, 1997.
MCKEOWN, T. Y LOWE C. R., Introducción a la medicina social, 2ª ed., Siglo XXI, México, 1984.
PARSONS, E. P. Y HEFFNER, E. J., Secretos de la neumología, trad. Sánchez M. R., McGraw-Hill, Interame-
ricana, México, 1998.
RIVERO, S. O.; PONCIANO, R. G. Y FORTOUL, V. T., Contaminación atmosférica y enfermedad respiratoria,
Biblioteca de la Salud, IEPSA, México DF, 1993.
387
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
CAPÍTULO XX
ENFERMEDAD PULMONAR
OBSTRUCTIVA CRÓNICA
Dr. Juan Humberto Hernández Anell
Generalidades
389
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
mino de enfermedad pulmonar obstructiva crónica, el diagnóstico sólo se podrá afirmar con
estudios que demuestren la limitación crónica del flujo aéreo a través de las vías respiratorias.
Sigue siendo más frecuente en el medio urbano, también está asociada a la contaminación
ambiental sobre todo laboral; no tiene preferencia por alguna raza y tampoco se tiene conoci-
mientos definitivos de factores genéticos que aumenten la susceptibilidad para padecer dicha
enfermedad.
Definición
390
ENFERMEDAD PULMONAR OBSTRUCTIVA CRÓNICA
Etiología
391
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Por esta razón algunos individuos por determinación genética y de acuerdo con el feno-
tipo (PI) pueden alcanzar niveles hasta de 10% de lo normal, lo cual se ha determinado
como factor de riesgo para el desarrollo del enfisema pulmonar por la imposibilidad de
inhibir la actuación de las enzimas destructoras de los macrófagos alveolares a nivel del
parénquima pulmonar que se consideran numerosos por las infecciones repetidas a ese nivel.
Situación patológica que se hará más evidente cuando a esto se agregan las alteraciones por
el humo del tabaco.
Patogenia
Se considera que existen más de 4 500 substancias en el humo del cigarrillo que irritan y
tienen capacidad oxidativa con el agua de la superficie de las vías respiratorias, lo que a la
vez produce inflamación. De acuerdo con el tamaño de las partículas, alcanzarán la porción
más distal de la vía aérea produciendo inflamación, destrucción, distorsión y obliteración de
los bronquiolos menores de 2 mm, lo que dificultará el flujo del aire a este nivel. Las partícu-
las de mayor tamaño se depositan en los bronquiolos de mayor calibre, provocando irritación
e inflamación, así como parálisis y destrucción de los cilios bronquiales y aumento de la pro-
ducción de moco por parte de las glándulas submucosas y células caliciformes, además de
dificultad para la expulsión del moco excesivo que sólo será factible eliminar mediante el
reflejo de la tos.
Son los macrófagos alveolares y los polimorfonucleares los elementos involucrados en el
enfisema pulmonar, ya que como mecanismos de defensa en el proceso inflamatorio actúan
produciendo elastasas, enzimas cuya acción, se sabe, es regulada por antiproteasas. La llama-
da alfa 1 antitripsina o alfa 1 proteasa inhibidora se encuentra en forma normal en el torrente
sanguíneo, sin embargo, cuando se rompe el equilibrio entre la acción de elastasas/antielas-
tasas, las primeras actúan destruyendo el parénquima pulmonar, favoreciendo la instalación
del enfisema pulmonar que a medida que se extiende, el síntoma disnea se hace aparente
sobre todo cuando la capacidad adaptativa de la función pulmonar ha sido rebasada.
Anatomía patológica
392
ENFERMEDAD PULMONAR OBSTRUCTIVA CRÓNICA
según la distribución del daño dentro del acino pulmonar, se identifican fundamentalmente
dos tipos de enfisema pulmonar: el panacinar y el centroacinar.
Enfisema panacinar: en donde todo el acino pulmonar está dañado incluyendo los bronquiolos
respiratorios, conducto alveolar, sacos alveolares y el alveolo mismo, característica habitual o
frecuente del enfisema pulmonar asociado a la deficiencia de alfa 1 proteinasa inhibidora
(A1PI), sin ser definitiva.
Enfisema centroacinar: las alteraciones predominan en la parte proximal o central del acino, prin-
cipalmente en los bronquiolos respiratorios. Este tipo de enfisema generalmente se encuentra
acompañando a la bronquitis crónica y a la vez frecuentemente asociado al tabaquismo.
Fisiopatología
BRONQUITIS CRÓNICA
La resistencia al flujo aéreo está condicionada por la disminución de la luz bronquial ante la
presencia de secreciones, inflamación de la pared bronquial e incremento de la actividad mu-
cosecretora de la vía aérea. La relación del volumen espiratorio forzado del primer segun-
do/capacidad vital forzada (VEF1/CVF) y el índice del flujo espiratorio medio máximo
(IFEMM) están disminuidos, principalmente cuando se trata de la bronquitis crónica en su
variedad obstructiva. Cuando al paciente clínicamente se le ha catalogado como bronquítico
crónico y no se detecta aumento de la resistencia al flujo aéreo, es factible que la patología aún
incipiente se encuentre a nivel de las vías aéreas de calibre menor a 2 mm de diámetro.
En la bronquitis crónica, la capacidad pulmonar total (CPT) permanece normal, puesto
que la retracción elástica del pulmón y la fuerza muscular inspiratoria no se encuentran alte-
radas. Igualmente la capacidad residual funcional (CRF) no sufre cambios. El volumen resi-
dual (VR) generalmente está aumentado debido al estrechamiento y oclusión de la vía aérea
pequeña por secreciones e inflamación que dan lugar a atrapamiento aéreo durante la espi-
ración, casi siempre prolongada.
393
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
ENFISEMA PULMONAR
El mecanismo fisiopatológico que causa la resistencia al flujo aéreo y por lo tanto bajo índice
espiratorio en el enfisema puro, radica principalmente en la pérdida de la retracción elástica
pulmonar, o sea, la pérdida de la tendencia natural del pulmón a resistir la expansión, que
trae como consecuencia reducción en la presión de conducción del aire desde los alveolos en
la fase espiratoria. Un pulmón que ha perdido rigidez o consistencia habrá disminuido la
fuerza para conducir el aire hacia afuera de los pulmones durante la espiración. Con la pér-
dida de la tracción radial de la vía aérea distal por ruptura alveolar, como es el caso del
enfisema, la estructura de sostén de dicha vía estará disminuida y durante una espiración
forzada, la presión pleural positiva promoverá el colapso de la vía aérea pequeña y traerá
como consecuencia el atrapamiento aéreo.
Al tener disminuida la retracción elástica, el pulmón enfisematoso será menos rígido, la
CPT estará incrementada puesto que la fuerza que se opone a la acción de los músculos espira-
torios es menor. La CRF igualmente estará aumentada puesto que la fuerza que se opone a la
retracción hacia adentro del pulmón estará disminuida. El VR, como en la bronquitis crónica,
estará aumentado por haber menor sostén de la vía aérea periférica, por lo tanto habrá mayor
susceptibilidad al cierre prematuro de esta vía en la espiración forzada.
Considerando que las alteraciones patológicas en la EPOC se distribuyen en forma irregu-
lar en las vías respiratorias y en el parénquima pulmonar, desde el punto de vista funcional
existen zonas desiguales de ventilación/perfusión (V/Q) en detrimento de esta última, lo que
produciría zonas de desaturación de oxígeno que se traducen en hipoxemia arterial. En
algunos pacientes con EPOC también se llega a alterar el mecanismo de eliminación del bióxido
de carbono (CO2) en forma no muy clara, aunque se considera que hay zonas de V/Q alta que
actúan prácticamente como espacio muerto.
Otros factores a considerar serían el incremento del trabajo respiratorio y alteraciones en
la conducción ventilatoria. Cuando los pacientes están en insuficiencia respiratoria, la fatiga de
los músculos inspiratorios contribuye a la retención de CO2. Entre otros, el músculo diafrag-
mático acortado y abatido característico del enfisema pulmonar constituirá una desventaja
mecánica comparado con un diafragma normal, pues será menos eficiente como músculo
inspiratorio.
Como corolario de los trastornos funcionales característicos de la EPOC, cuando ha gene-
rado una hipoxemia arterial sostenida, o sea, una insuficiencia respiratoria crónica, se eleva-
rán la tensión arterial a nivel de la circulación menor, instalándose una hipertensión arterial
pulmonar que al perpetuarse repercutirá en mayor trabajo para el ventrículo derecho, que
responderá con hipertrofia del mismo y con el tiempo se hará insuficiente.
394
ENFERMEDAD PULMONAR OBSTRUCTIVA CRÓNICA
Cuadro clínico
El paciente con bronquitis crónica cursa característicamente con tos natural, según la forma de
expresión del enfermo, sin embargo, tiende a ser crónica, aislada o en accesos, matutina o noc-
turna, productiva con expectoración de color blanco, grisácea o negra. Generalmente el pa-
ciente se presenta a consulta por cambios en los caracteres de dichos síntomas, dados por
complicaciones derivadas de infecciones de tipo viral o bacteriano a nivel de las vías respira-
torias. La exposición a los contaminantes ambientales o específicamente laborales, será otro
factor de agudización de dichos síntomas. El broncoespasmo agregado, la obesidad y una car-
diopatía preexistente serán otros factores a considerar en el cuadro patológico agudizado.
Considerando que al enfisema pulmonar se le puede encontrar puro, sin asociarse a la
bronquitis crónica, diremos que el síntoma principal es la disnea, cuya característica principal
es que evoluciona en forma lenta y progresiva, y que cuando aparece con la bronquitis crónica
se encontrará el complejo sintomático de tos, expectoración y disnea.
Existe a la vez el paciente asintomático de aparato respiratorio, en cuyo caso el diagnós-
tico se hará evidente mediante estudios de mecánica ventilatoria.
Los datos de exploración del paciente con EPOC varían desde su ausencia, como sería el
caso de uno con bronquitis crónica pura, hasta el que cursa con serias complicaciones deriva-
das de la enfermedad original, incluyendo al paciente con enfisema pulmonar que puede
presentar una disnea objetiva y a la vez se auscultan roncus y sibilancias en el tórax, pudiendo
integrar un síndrome de rarefacción pulmonar.
Desde el punto de vista fisiopatológico se distinguen dos tipos de EPOC que identifican
a la vez dos cuadros clínicos: el tipo A o "soplador rosado" y el tipo B o "bufador pletórico
azul", el primero asociado al enfisema pulmonar y el segundo a la bronquitis crónica, aunque
en la práctica clínica el paciente generalmente tiene características de ambos cuadros.
En el paciente tipo A no hay generalmente hipoxemia arterial, por lo que no presenta
cianosis; está rosado y la ausencia de hipoxemia se explica por una baja ventilación pero sin
alteraciones en la perfusión. Tampoco habrá alteración a nivel de la presión arterial pulmonar
e igualmente la policitemia secundaria estará ausente. Es un paciente caquéctico, asténico, que
utiliza los músculos accesorios de la respiración, taquipneico con una espiración prolongada
y a la vez frunce los labios con el objeto de aumentar la presión positiva al final de la espi-
ración y evitar el colapso de las vías aéreas.
El paciente tipo B se presenta cianótico y frecuentemente con hipoxemia e hipercapnia,
generalmente obeso y con edema periférico por falla cardiaca derecha. La hipoxemia tal vez
se explique por un desequilibrio en la V/Q, o sea, áreas hipoventiladas con una perfusión
conservada. No hay una explicación clara del porqué los pacientes con bronquitis crónica
retienen CO2 y los enfisematosos no lo hacen.
La hipoxemia arterial explica las complicaciones fisiopatológicas en estos pacientes
como son: hipertensión arterial pulmonar, policitemia o poliglobulia secundaria y el cor pul-
monale crónico subsecuente.
395
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Diagnóstico
Incluye por supuesto una historia clínica donde generalmente el tabaquismo importante o el
contacto con irritantes del tracto respiratorio aparecen como antecedentes obligados de un
cuadro sintomatológico variado que incluye tos, expectoración y frecuentemente disnea. En
el caso de la bronquitis crónica, el examen clínico del paciente será negativo si el proceso es
de reciente inicio y las alteraciones serán variadas si la patología es de larga evolución. En el
enfisema pulmonar, en la exploración del tórax señalábamos que frecuentemente se integra
un síndrome de rarefacción pulmonar. Obviamente no se hará biopsia pulmonar para docu-
mentar el diagnóstico.
El estudio radiológico de tórax en posteroanterior será necesario, ya que generalmente en
caso de bronquitis crónica no se aprecian alteraciones, pero con frecuencia en el enfisema pul-
monar se podrán observar dos patrones radiológicos que sugieren tal padecimiento. El más
conocido es cuando se observan los arcos costales horizontalizados, los espacios intercostales
aumentados, los hemidiafragmas abatidos y la imagen de la víscera cardiaca presenta el carac-
terístico "corazón en gota", apreciándose a la vez hiperinsuflación e hiperclaridad pulmonar
generalizada, con una disminución importante de los trazos vasculares, patrón de deficiencia
arterial.
Otra imagen radiológica que se presenta siempre sustentada por un cuadro clínico, será
aquella que se conoce como patrón de incremento de trazos, también conocida como "pulmón
sucio", donde además de las alteraciones señaladas previamente, los pulmones no muestran
hiperclaridad sino trazos broncovasculares prominentes o exagerados. Siendo los pacientes
con cuadro clínico de bronquitis crónica y enfisema centrolobulillar en los que generalmente
se encuentra este tipo de imagen.
Podrá encontrarse en el estudio radiológico de tórax, dependiendo de la existencia o no
de complicaciones, cardiomegalia o abombamiento del arco de la pulmonar que sugiere la
existencia de hipertensión arterial pulmonar.
En el estudio de las pruebas funcionales respiratorias y específicamente la mecánica ven-
tilatoria, se encontrará un patrón funcional respiratorio de tipo obstructivo en la bronquitis
crónica, y mixto en el caso del enfisema pulmonar. Variando los parámetros que se estudien
según se trate, bronquitis crónica, enfisema pulmonar puro o los dos procesos patológicos
asociados.
La gasometría arterial en el enfisema pulmonar mostrará una oxemia (O2) y contenido de
CO2 arterial normal o con mínimas alteraciones y en la bronquitis crónica la hipoxemia es lo
más frecuente y ocasionalmente se agrega una hipercapnia leve o moderada.
En los cuadros de agudización de la EPOC, la hipoxemia e hipercapnia pueden acen-
tuarse y mostrar datos de acidosis respiratoria.
La biometría hemática será útil para evidenciar o descartar una poliglobulia secundaria
cuando el hematócrito se encuentra por arriba de 55% como consecuencia de la hipoxemia cró-
nica. Cuando haya infección agregada de vías respiratorias, la fórmula blanca traducirá una
leucocitosis con neutrofilia.
396
ENFERMEDAD PULMONAR OBSTRUCTIVA CRÓNICA
ESTADIOS CARACTERÍSTICAS
III. EPOC severa Tiene tos, expectoración, sibilancias, disnea con signos de
insuficiencia respiratoria, cianosis central o insuficiencia
cardiaca, e ingurgitación yugular.
La relación FEV1/FVC es menor a 70%.
El FEV1 es de 30% a 50% de lo predicho.
IV. EPOC muy severa Tiene tos, expectoración, sibilancias, disnea y fallo respira-
torio o insuficiencia cardiaca derecha.
La relación FEV1/FVC es menor a 70%.
El FEV1 es igual o menor a 30% de lo predicho.
397
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
ESTADIO INDICACIONES
II. EPOC moderada Indicaciones anteriores más el uso regular de uno o más bron-
codilatadores de larga duración. Agregar rehabilitación.
IV. EPOC muy severa Las indicaciones anteriores y el uso de oxígeno a largo plazo.
Complicaciones
Las complicaciones podrán ser: infección repetida de vías respiratorias altas o bajas, infecciones
pulmonares (neumonías, abscesos pulmonares), y las más graves: insuficiencia respiratoria
crónica, poliglobulia secundaria, hipertensión arterial pulmonar y cor pulmonale crónico.
Tratamiento
Medidas generales tendientes a obtener una mejor calidad de vida del paciente, ya que de
acuerdo con el deterioro de la función respiratoria al momento de hacer el diagnóstico, depen-
derá la respuesta al manejo instituido.
398
ENFERMEDAD PULMONAR OBSTRUCTIVA CRÓNICA
12. Oxigenoterapia por puntas nasales o por sonda para reducir la hipoxemia una vez
detectada, ya que tal medida ayuda a prevenir la hipertensión arterial pulmonar y a
corregir la poliglobulia secundaria como alternativa a las sangrías rojas.
Pronóstico
399
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
de larga evolución en que, a pesar del tratamiento y las buenas intenciones del médico, el pa-
ciente evolucionará hacia una insuficiencia respiratoria que habrá de generar una hiperten-
sión arterial pulmonar que con el tiempo desarrollará una insuficiencia cardiaca derecha, la
cual lo llevará a un desenlace fatal.
SINOPSIS
2. La bronquitis crónica se define como "la presencia de tos y expectoración por más de 90 días
seguidos durante un año, por lo menos en dos años consecutivos, habiendo descartado otra pa-
tología respiratoria" y el enfisema pulmonar como "la sobredistención anormal de las vías
aéreas distales al bronquiolo terminal con distensión y ruptura de la membrana alveolocapilar".
4. La reducción del flujo espiratorio forzado es el trastorno fisiopatológico común a las dos pato-
logías, sin embargo la resistencia al flujo aéreo en la bronquitis crónica está condicionada por
la disminución de la luz bronquial por inflamación de la mucosa y presencia excesiva de secre-
ciones, en cambio, en el enfisema pulmonar el aumento de la resistencia al flujo aéreo está dado
principalmente por la pérdida de la retracción elástica pulmonar, lo cual hace que disminuya
la fuerza para conducir aire de los alveolos hacia el exterior durante la espiración.
5. El cuadro clínico de la EPOC se caracteriza por la "tos natural del fumador", que tiende a hacerse
crónica y generalmente se acompaña de disnea no fisiológica y el paciente frecuentemente
acude a la consulta por un cuadro de agudización de los síntomas condicionado por alguna
complicación. El diagnóstico en la bronquitis será clínico. En el enfisema se podrá integrar un
síndrome de rarefacción pulmonar en la exploración física del tórax y de acuerdo con los datos
clínicos se podrá identificar incluso al paciente tipo A o "soplador rosado" y el tipo B o "bufa-
dor pletórico azul" o sea el enfisematoso y el bronquítico respectivamente.
400
ENFERMEDAD PULMONAR OBSTRUCTIVA CRÓNICA
6. El diagnóstico incluye la historia clínica que generalmente aporta una larga historia de taba-
quismo, una radiografía de tórax en PA, en el caso de la bronquitis crónica, generalmente no se
aprecian alteraciones y en el enfisema pulmonar podrán existir datos que sugieran dicha
patología en versión de "patrón de deficiencia arterial" más frecuente, o el de "incremento de
trazos" o pulmón sucio.
8. Las complicaciones de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica podrán ser menores, como
sería una infección viral o bacteriana, algún proceso alérgico, algún tapón mucoso bronquial o
por obesidad. De mayor importancia son la neumonía, el absceso pulmonar, la insuficiencia
respiratoria crónica o aguda, la poliglobulia secundaria, la hipertensión arterial pulmonar o el
cor pulmonale crónico.
9. El tratamiento estará encaminado a lograr una mejor calidad de vida, lo que se logrará primor-
dialmente con la abstención del tabaquismo, evitar la exposición a contaminantes y el contagio
de infecciones virales o bacterianas, promover el ejercicio físico, la utilización de vacunas contra
neumonías, una sana nutrición y la utilización de fisioterapia respiratoria, antibioticoterapia y
broncodilatadores cuando el caso lo requiera.
10. El pronóstico de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, varía de acuerdo con el manejo, el
comportamiento del paciente y por supuesto, el grado de afección patológica de cada enfermo.
LECTURAS RECOMENDADAS
ESCRIBANO, M., Enfermedad pulmonar obstructiva crónica, Clínicas médicas de España, Médica Panameri-
cana, España, 1998.
FIORE, M. G., Tabaquismo de cigarrillos, Guía clínica para la valoración y tratamiento, Clínicas médicas de
Norteamérica, Interamericana, McGraw-Hill, México, 1992.
FISHMAN, A., Tratado de Neumología, 1er tomo, McGraw-Hill, México, 1983.
FRASER, R. Y PARE P., Sinopsis de enfermedades del tórax, 2a ed., Marban libros, España, 1996.
NETTER, F., Sistema Respiratorio, tomo VII, Salvat, México, 1984.
RICO, M. G. Y RUIZ, F. G., Tabaquismo. Su repercusión en aparatos y sistemas, Trillas, México, 1990.
WEIMBERGER, E. S., Pulmón. Biblioteca básica de medicina, Médica Panamericana, España, 1986.
401
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
CAPÍTULO XXI
ENFERMEDADES OCUPACIONALES
Dr. Rufino Echegoyen Carmona
c) Polvos minerales. Como el sílice, el carbón mineral, el asbesto, el talco, el caolín, la tie-
rra de diatomeas, etc. Los dos primeros grupos se han tratado en otros capítulos. En
el de neumonías y quemaduras del árbol traqueobronquial para los gases y en el
403
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
NEUMOCONIOSIS
Conceptos generales
Etiopatogenia
La respuesta de los pulmones al polvo inhalado depende de los siguientes factores: 1. Natu-
raleza química, 2. Tamaño de las partículas, 3. Concentración de las partículas, 4. Duración de
la exposición, y 5. Susceptibilidad individual.
2. Tamaño. Las partículas de 1 a 5 micras penetran hasta los alveolos y son retenidas casi
en su totalidad.
404
ENFERMEDADES OCUPACIONALES
4. Duración. Las lesiones se presentan después de varios años de exposición, sin embar-
go se han observado casos de neumoconiosis en periodos cortos hasta de cuatro a seis
meses.
Las teorías patogénicas más aceptadas para tratar de explicar el mecanismo de acción de
las partículas sobre los tejidos son:
Teoría de la solubilidad: las partículas solubles producen una reacción aguda con edema o bien
la formación de granulomas, y las insolubles una respuesta fibrótica. Como el material se
retiene permanentemente, puede ejercer un efecto biológico durante toda la vida.
Teoría inmunológica: considera que la respuesta es debida a una reacción de tipo antígeno-
anticuerpo y se apoya en la observación de globulinas alfa y beta en las lesiones fibróticas
y puede originar lesión permanente por exposición grave o repetida. Esta reacción inmuno-
lógica puede proseguir mucho tiempo después de interrumpida la exposición real.
Teoría fosfolípida: considera que los macrófagos muertos por el polvo, liberan fosfolípidos, los
cuales estimulan la producción de tejido fibroso.
Diagnóstico
405
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Prevención
Es importante porque la mayor parte de las lesiones son permanentes y el tratamiento es prác-
ticamente inútil. Más aún, no hay síntomas manifiestos hasta que existe ya una enfermedad
muy avanzada e irreversible.
SILICOSIS
Epidemiología
La silicosis afecta a los trabajadores de las minas de oro, plata, cobre, mica, zinc; a los construc-
tores de túneles, presas y caminos carreteros; a los trabajadores de cantera de granito, pizarra
y arenisca; a los picapedreros; a los grabadores de vidrio o de mármol; a los trabajadores de la
industria cerámica, vidrio y ladrillo refractario, a pulidores de calderas, a los que emplean el
chorro de arena como un abrasivo limpiador; a los fundidores que usan arena finamente mol-
ida como compuesto separador; a los que fabrican ruedas de molino; a personas que trabajan
con ocre; a los trabajadores de las industrias de detergentes con mezclas de polvo finísimo de
cuarzo y a quienes trabajan con tierra de diatomeas (polvo blanco y muy fino, compuesto por
restos esqueléticos fosilizados de plantas unicelulares acuáticas microscópicas) que se utilizan
para aparatos de filtración, manufactura de pinturas, barnices e insecticidas.
Patogenia
Cuando las partículas de 1 a 5 micras de sílice libre llegan a los bronquiolos respiratorios y a
los alveolos, son ingeridas por los macrófagos, los cuales son destruidos por los efectos cito-
tóxicos del sílice y su muerte origina liberación de enzimas lisosómicas y fosfolípidos, que
parecen provocar la formación paulatina de colágena, que por último se hialiniza. Otra expli-
406
ENFERMEDADES OCUPACIONALES
cación supone que el sílice, al absorber proteínas, funciona como un antígeno inespecífico que
provoca la producción de células plasmáticas y de alfa y beta globulinas.
Muchas partículas de sílice, ya sean libres o en el interior de los macrófagos, viajan por el
sistema linfático para quedar atrapadas en los ganglios linfáticos a nivel del hilio pulmonar,
también pueden llegar hasta las superficies pleurales y producir adherencias fibróticas entre
las pleuras.
La enfermedad perceptible con manifestaciones radiográficas se observa después de
veinte o más años de exposición, pero en ciertas circunstancias se desarrolla la silicosis aguda
en un periodo de uno a tres años. Esto se debe a la exposición masiva por falta de protección
o a complicaciones infecciosas o inmunológicas coexistentes.
Anatomía patológica
La reacción granulomatosa del parénquima evoluciona hasta originar nódulos miliares fibró-
ticos de 2 a 3 mm diseminados en los pulmones, pero que tienden a ser más numerosos en los
vértices. En ocasiones se unen unos con otros y originan nódulos de gran tamaño que dejan
cicatrices y áreas masivas de enfisema perilesional. En ocasiones llegan a la cavitación por
isquemia o por sobreinfección con bacilo tuberculoso. Microscópicamente las lesiones silicó-
ticas tienen aspecto de "piel de cebolla", formadas por capas concéntricas de colágena que
contienen partículas de sílice y abarcan bronquiolos, vasos y linfáticos. Utilizando luz polari-
zada se ponen de manifiesto los cristales birrefringentes de sílice (figura 21.1).
Cuadro clínico
Los antecedentes ocupacionales son básicos para establecer el diagnóstico, ya que las ma-
nifestaciones clínicas dependen de la extensión y duración de la exposición, así como de la
presencia de complicaciones infecciosas o cardiacas. En ocasiones a pesar de que el paciente
refiera haber trabajado durante algunos años en sitios con factores de riesgo, permanece asin-
tomático y sus manifestaciones clínicas comienzan tiempo después de separarse del trabajo.
La sintomatología se inicia con tos seca y poco frecuente, después se agrega expectoración
mucosa y más tarde mucopurulenta o purulenta franca cuando hay infección agregada. La
disnea y la cianosis son los síntomas clave. Al principio la disnea es de esfuerzo, hasta llegar
a los estadios avanzados de reposo. La cianosis se va haciendo más marcada con el tiempo. El
dolor torácico no constante es de intensidad variable. Es importante tener en cuenta la edad
del sujeto y otros hábitos como el tabaquismo. La tuberculosis es una complicación de la sili-
cosis y no es raro que el cuadro clínico predominante sea el de esta complicación, en donde la
hemoptisis o los esputos hemoptoicos constituyen un dato importante.
En la silicosis crónica con tiempo de exposición de muchos años, la disnea es lentamente
progresiva, la tos y la expectoración semejan cuadros frecuentes de bronquitis en donde la
407
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
disnea y la cianosis se van agravando. En las etapas avanzadas hay ataque al estado general
que puede llevar a la caquexia. Las complicaciones finales son las cardiopatías isquémicas, la
hipertensión pulmonar y el neumotórax.
La confirmación de la silicosis, sobre todo cuando se trata de compensaciones econó-
micas, requiere del examen histológico con luz polarizada o sin ella, obtenido por punción,
biopsia o resección de ganglio escalénico.
Estudios radiológicos
Existe una fase silicótica prerradiológica que antecede a las alteraciones visibles radiográfica-
mente en unos tres a siete años. La falta de correlación entre el aspecto radiográfico y las
lesiones anatomopatológicas puede llegar a ser considerable.
La silicosis simple consta de nódulos múltiples, de 1 a 2 mm de diámetro, diseminados en
ambos campos pulmonares. Los ganglios hiliares a menudo están crecidos con rebordes cal-
cificados, dando la imagen de “cascarón de huevo” (figura 21.2).
La silicosis complicada se caracteriza por grandes masas sólidas, algunas de ellas neuróti-
cas y cavitadas en el centro, son bilaterales y frecuentes en los lóbulos superiores. Producen
408
ENFERMEDADES OCUPACIONALES
enfisema pericicatrizal en el tejido pulmonar restante. En fases avanzadas hay datos de hiper-
tensión arterial pulmonar y cardiomegalia (figuras 21.3 a la 21.5).
FIG. 21.2. Nódulos silicóticos bilaterales. Son más confluentes en las bases pulmonares.
FIG. 21.3. Silicosis con nódulos de mayor tamaño y confluentes en algunos sitios,
con empastamiento de los hilios pulmonares.
409
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
410
ENFERMEDADES OCUPACIONALES
En 1971, la Organización Internacional del Trabajo elaboró una clasificación que tiene los
siguientes elementos a valorar en la placa de tórax:
1 2 3 A B C
pmn pmn pmn
Símbolos adicionales
plc pl co es tba ca od
Sin neumoconiosis
Sospecha de neumoconiosis
Con neumoconiosis
Opacidades grandes: Son opacidades únicas o múltiples, cuya extensión y densidad son
mayores a medida que progresan las letras A, B, C.
Símbolos adicionales:
411
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Las alteraciones funcionales son de tipo restrictivo, con disminución de la capacidad vital fun-
cional debido a la fibrosis, y obstructivo, con disminución del volumen espiratorio forzado en
el primer segundo debido al enfisema secundario. Hay disminución de la distensibilidad y de
la capacidad de difusión, lo que ocasiona hipoxemia e insaturación con el ejercicio, lo que oca-
siona poliglobulia y, en las fases tardías, retención de bióxido de carbono, hipertensión arte-
rial pulmonar y cor pulmonale crónico.
En los exámenes de laboratorio los valores de gammaglobulina tienden a rebasar el límite
normal y con frecuencia las pruebas de autoinmunidad son positivas, como existencia de anti-
cuerpos antinucleares.
Valoración medicolegal
1. La historia clínica incluye historia laboral. Tiene interés el tiempo de exposición, con-
siderando un periodo mínimo de cinco años de espera antes de aparecer la enfer-
medad.
2. Biometría hemática.
3. Búsqueda de BAAR en expectoración.
4. Radiografía en inspiración y espiración forzada para ver la movilidad diafragmática.
Oblicuas anterior derecha e izquierda para valorar el perfil cardiaco.
5. Espirometría simple con CV, flujo máximo y medio para ver alteraciones de bron-
quios gruesos y periféricos.
6. Gasometría para detectar fenómenos de hipercapnia e hipoxemia.
7. Pletismografía y gammagrafía.
8. Visita a la empresa para hacer conimetría (cuenta de polvos) y determinación de ta-
maño de partículas.
9. Electrocardiograma.
10. Pruebas cardiopulmonares.
Tratamiento
No hay tratamiento específico, todas las medidas terapéuticas tienen por objeto tratar las com-
plicaciones. Los fenómenos autoinmunitarios sintomáticos tienden a ceder temporalmente
con la administración de corticosteroides. Debe tratarse la insuficiencia respiratoria, el cor pul-
monale y la insuficiencia cardiaca si coexiste.
412
ENFERMEDADES OCUPACIONALES
Prevención
Conviene recordar que el uso de mascarillas individuales para emplearse en forma ruti-
naria no es útil, ya que deja pasar partículas patógenas y sólo se justifica su empleo como ur-
gencia y por cortos periodos.
ASBESTOSIS
El asbesto o amianto comprende diversos silicatos de hierro, magnesio, níquel, calcio y alu-
minio, que en su forma natural se presentan como fibras incombustibles y muy resistentes a
la temperatura elevada y a la acción de ácidos y álcalis, lo que lo hace útil para gran número
de industrias. Entre los asbestos tenemos la crisotila (la más importante), la amosita, la croci-
dolita, la antofilita, la actinolita y la tremolita, que se extraen de minas abiertas o cerradas. Las
rocas son transportadas a los molinos, donde previamente son secadas y molidas, posterior-
mente las fibras se separan de las rocas para someterlas a un proceso de limpieza y clasifica-
ción, se empacan y se transportan a las industrias que las utilizan. El asbesto comercial consiste
en manojos de filamentos cristalinos extremadamente finos, paralelos unos a otros. La longitud
de estos filamentos varía de unos cuantos milímetros a algunos centímetros. Las pequeñas
partículas de 50 micras de longitud y de un diámetro de 0.5 micras son las que se inhalan, y
resultan responsables de la neumoconiosis.
La asbestosis se presenta en los trabajadores de la industria del cemento y material ais-
lante para muros de edificios, revestimiento de tuberías, conductoras de vapor, electricidad,
en los calentadores, hornos, en la industria de producción de pintura, llantas, balatas para
frenos, en la fabricación de ropa, cobertores y cascos contra el fuego. Se ha reportado que por
lo menos hay mil diferentes usos del asbesto.
413
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Patogenia
Las partículas de 50 micras de largo que llegan a los alveolos no se distribuyen en forma uni-
forme por el pulmón, tienden a seguir el eje de los bronquios hacia los lóbulos inferiores.
Las fibras de asbesto se parecen a las partículas de sílice en que ambas tienden a ser
ingeridas por los macrófagos. Algunos de ellos mueren, sin embargo, el efecto citotóxico del
asbesto no es tan grande como el del sílice. Más aún, las fibras de asbesto tienden a quedarse
en el sitio donde se depositan, es mucho menos probable que entren en el sistema linfático y
lleguen a los ganglios linfáticos. Algunas de las fibras emigran hacia la pleura. Un porcentaje
pequeño forma los llamados "cuerpos de asbesto", que son fibras cubiertas por gránulos de
ferritina y material proteico proveniente de los macrófagos. Son de color amarillento o pardo
y tienen el aspecto de bastoncillos con extremos en palillo de tambor. Se cree que la cubierta
inactiva a las fibras, por lo que ejercen poca reacción fibrógena, sin embargo 75% de las fibras
están sin cubrir y pueden producir fibrosis intersticial difusa que afecta desde las bases pul-
monares hasta el vértice y produce una retracción cicatricial extensa. Para explicar el mecan-
ismo de fibrosis se usa la teoría autoinmune.
La asbestosis puede afectar a la pleura al producir placas pleurales, derrames o mesote-
liomas, esto se ha referido frecuentemente en los mineros de Finlandia, que extraen antofilita
y tremolita. En el pulmón, la asbestosis se ha relacionado con el cáncer broncógeno y en el
abdomen con el mesotelioma peritoneal.
Anatomía patológica
Las fibras de asbesto y los macrófagos alveolares se acumulan en los bronquiolos terminales
y en los alveolos, donde son envueltas en un nido de fibras reticulares, posteriormente la reti-
culina es sustituida por fibras más gruesas y los alveolos son obliterados finalmente con tejido
fibroso, el cual se extiende hacia la periferia. Las lesiones consisten en nódulos fibróticos de
color gris. Los cuerpos de asbesto se pueden encontrar en los alveolos o en las lesiones fibrosas.
Pueden formarse también quistes que dan al pulmón un aspecto de panal de abejas. La neu-
moconiosis reumatoide asociada a asbestosis es rara. Las dos complicaciones importantes son
la tuberculosis en los vértices pulmonares y las enfermedades malignas en los lóbulos fibrosos
inferiores. La hiperplasia del epitelio alveolar puede ser responsable del cáncer pulmonar y
del mesotelioma.
Cuadro clínico
Las manifestaciones clínicas son lentamente progresivas, los síntomas sobresalientes son dis-
nea, cianosis y tos irritativa. En periodos más avanzados se agrega debilidad, infecciones
secundarias con esputo purulento, fiebre, anorexia y pérdida de peso. En el esputo se pueden
414
ENFERMEDADES OCUPACIONALES
Imagen radiográfica
Es semejante a la que se observa en otros tipos de fibrosis intersticial, consiste en un moteado fino
con cambios reticulares más frecuente en los lóbulos inferiores. Más tarde calcificaciones pleurales
o datos radiográficos de tuberculosis, enfisema, hipertensión arterial pulmonar y cardiomegalia.
Alteraciones funcionales
ANTRACOSIS
415
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Sintomatología
Se manifiesta por tos con esputo mucoso, disnea progresiva y dolor torácico. Cuando coexis-
te infección o bronquiectasias el esputo se hace purulento. Radiográficamente la imagen de-
pende de la cantidad de polvo retenido, pero hay que tener en cuenta que el paciente puede
estar asintomático y observarse pequeñas opacidades miliares, finamente difusas en ambos
campos pulmonares, sobre todo en las regiones superiores y cuando el proceso avanza los nó-
dulos aumentan de volumen.
Funcionalmente, hay una disminución ligera de la capacidad vital, del flujo espiratorio
medio y en el primer segundo, aumento pequeño del volumen residual; puede haber anoma-
lías menores de distribución del aire inspirado y del intercambio de gases.
Talcosis
416
ENFERMEDADES OCUPACIONALES
Se debe a la inhalación de una mezcla de arena, mica y silicato de aluminio. El proceso inicial
de la minería del caolín es húmedo, de forma que la exposición al polvo no tiene lugar hasta
que el material es secado en el horno y colocado luego en bolsas. Se usa en las industrias de
la cerámica, papel y cemento. La exposición densa, por lo general en la molienda y la elabo-
ración, puede producir fibrosis pulmonar grave, semejante a la que se observa después de
exposición al talco. La imagen radiográfica es semejante a las neumoconiosis anteriores.
Tierra de fuller
Es una arcilla de silicato con propiedades absorbentes, que se usa principalmente para refinar
aceites y elaborar moldes de fundición. La enfermedad es relativamente benigna.
Cemento
Es una substancia compleja que contiene silicato de calcio. Los trabajadores muy expuestos al
polvo de cemento presentan obstrucción de vías respiratorias con mayor frecuencia.
Fibra de vidrio
Carburo de tungsteno
Es un metal especialmente duro que se usa para cortar y taladrar, se prepara mediante mez-
cla de tungsteno y carbón finamente pulverizado, cuyo material de unión es el cobalto. Puede
producir fibrosis pulmonar intersticial difusa u obstrucción aguda de las vías respiratorias
semejante a la bisinosis.
417
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Grafito
Los hornos eléctricos que se usan para elaborar abrasivos sintéticos (corundo) emiten humos
de composición compleja al fundir el mineral metálico llamado bauxita. La neumoconiosis re-
sultante fue descrita por Shaver en 1947. Se caracteriza porque los pulmones tienen una fina
red fibrótica con engrosamiento de los tabiques interlobulillares e interlobulares de tipo nodular,
con enfisema buloso cicatrizal que al romperse produce neumotórax espontáneo. El cuadro
clínico está caracterizado por tos, esputo mucoso, dolor retroesternal, cianosis y disnea pro-
gresiva. No tiene tratamiento específico y la medida más importante es la profilaxis.
Tierra diatomacea
Está constituida por los residuos del esqueleto de microorganismos unicelulares que llevan
siglos depositados en grandes cantidades sobre el fondo del mar. Está formada por bióxido de si-
licio, pero a menudo hay arcilla en el material comercial. Se usa con diversos objetivos, primor-
dialmente en filtración.
Siderosis
Se debe al depósito de óxido de hierro (Fe2O3) en los pulmones. Se presenta en los mineros
de pirita y soldadores de arco voltaico, ya que los humos emitidos por la soldadura con-
tienen partículas de óxido de hierro, y en los pulidores de plata que usan el óxido de hierro
para pulir objetos plateados. Los pulmones tienen una coloración obscura debido a la presen-
cia de pigmento antracótico. Los alveolos contienen gran cantidad de macrófagos cargados
de hemosiderina.
Es una alteración benigna, ya que el depósito de hierro puro no produce fibrosis, pero
como no se inhala en forma pura sino mezclado con otros minerales, sobre todo con partícu-
las de sílice, puede producir fibrosis pulmonar. La sintomatología consiste en tos y expecto-
ración rojiza. Aunque produce anomalías radiográficas semejante a la silicosis, sin embargo,
el pronóstico es bueno y el tratamiento está encaminado a separar al enfermo de su medio de
trabajo.
418
ENFERMEDADES OCUPACIONALES
Estanosis
Es el resultado del depósito de óxido de estaño en los pulmones de los mineros de este metal.
No produce síntomas a menos que coexista con silicosis.
Baritosis
Se encuentra en los trabajadores de las industrias donde se elaboran vidrios, insecticidas, colo-
rantes, caucho y tintas. No produce síntomas, sin embargo como es un material muy radioden-
so, pueden aparecer anomalías radiográficas impresionantes.
Beriliosis
b) Beriliosis crónica: el pulmón, hígado, bazo y ganglios linfáticos hiliares son afectados
por lesiones granulomatosas múltiples no caseosas. Puede causar insuficiencia respi-
ratoria y por último cor pulmonale. El calcio y la gamaglobulina están aumentados. El
berilio puede encontrarse en la orina. La imagen radiográfica es semejante a lo encon-
trado en otros tipos de enfermedades granulomatosas difusas. Funcionalmente los
volúmenes pulmonares y la capacidad de difusión están disminuidos.
El tratamiento es semejante a otras formas de neumonía química aguda: O2 com-
plementario y corticosteroides.
419
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Pulmón de aluminio
Se produce por la inhalación de carburo de wolframio, que tiene una dureza semejante a la
del diamante, por lo que es utilizado en la industria en la elaboración de acero para cortar, bar-
renas para perforar la tierra y en la fabricación de placas acorazadas. En los pulmones se pro-
duce una fibrosis intersticial difusa con hiperplasia y metaplasia del epitelio bronquial y bron-
quiolar. Las manifestaciones clínicas se presentan después de dos años de exposición y se car-
acterizan por tos y esputo abundante, con un patrón funcional de tipo obstructivo. Las
lesiones pulmonares han sido consideradas consecutivas a una respuesta de hipersensibili-
dad. No hay tratamiento etiológico.
SINOPSIS
3. Las teorías patogénicas que explican el mecanismo de acción de las partículas sobre los tejidos
son: a) la teoría de la solubilidad, b) la teoría inmunológica, y c) la teoría fosfolípida. Debe recor-
darse que las substancias pueden actuar por un mecanismo en algunas personas y por otro en
otras, y que frecuentemente debe suponerse la participación de dos o más mecanismos.
420
ENFERMEDADES OCUPACIONALES
6. La silicosis afecta a los mineros, a los trabajadores de cantera, granito, pizarra, mármol, piedra,
cerámica, vidrio, etc., quienes absorben partículas de sílice de 1 a 5 micras que llegan a los alveo-
los, son ingeridas por los macrófagos y a su muerte liberan enzimas lisosómicas y fosfolípidos
que provocan la formación de colágena en nódulos diseminados en los pulmones. La enfer-
medad se manifiesta después de veinte o más años de exposición, con: tos, expectoración
mucopurulenta, dolor torácico, disnea y cianosis. La radiografía muestra nódulos múltiples, de
1 a 2 mm de diámetro diseminados en ambos campos pulmonares. Hay insuficiencia respira-
toria restrictiva, disminución de la distensibilidad y de la difusión con hipoxemia. La tubercu-
losis es una complicación de la silicosis y no es rara la hemoptisis. Las complicaciones finales
son las cardiopatías isquémicas, la hipertensión pulmonar y el neumotórax.
7. La asbestosis afecta a los trabajadores de la industria del cemento y material aislante para
muros de edificios, revestimiento de tuberías conductoras de vapor, electricidad, calentadores,
hornos, en la industria de producción de pintura, llantas, balatas para frenos y cascos contra el
fuego. Las partículas de 50 micras de largo que llegan a los alveolos tienden a quedarse en el sitio
donde se depositan, algunas emigran hacia la pleura. Son ingeridas por los macrófagos, pue-
den producir fibrosis intersticial difusa, pero el efecto citotóxico del asbesto no es tan grande
como el del sílice. Al afectar la pleura produce placas pleurales, derrames o mesoteliomas.
También puede complicarse de tuberculosis. Produce síntomas lentamente progresivos: disnea,
cianosis, tos, expectoración mucopurulenta, fiebre, anorexia y pérdida de peso. Hay estertores cre-
pitantes basales y manifestaciones de insuficiencia respiratoria crónica con dedos en palillo de
tambor y policitemia, cor pulmonale e insuficiencia cardiaca. La radiografía muestra imágenes
reticulonodulares bilaterales, calcificaciones pleurales y cardiomegalia.
9. Otras neumoconiosis son: la talcosis, producida por el talco, que es un silicato de magnesio y
se usa para elaborar cerámica, pintura, asfalto e impermeabilizantes. La siderosis se debe al de-
pósito de óxido de hierro (Fe2O3) en los pulmones. Se presenta en los mineros de pirita, solda-
dores de arco voltaico, en los pulidores de plata. La beriliosis producida por el berilio, metal de
gran resistencia que se usa en la fabricación de frenos de acción rápida para aviones, en la cons-
trucción de aparatos eléctricos, en la industria de la energía atómica para controlar la rapidez
de las reacciones de fisión. Ya no se usa en las luces fluorescentes y de neón. Hay otras neu-
moconiosis producidas por caolín, cemento, mica, fibra de vidrio, tungsteno, grafito, bauxita,
estaño y aluminio, que hay que tener en cuenta.
LECTURAS RECOMENDADAS
CROFTON, J. Y DOUGLAS, A., Respiratory Diseases, 3a ed., Blackwell Scientific Publications, Gran Bretaña, 1975.
FISHMAN, A., Update: Pulmonary Diseases and Disorders, McGraw-Hill Book, EUA, 1982.
FRASER, G. R. Y PARÉ, J. A. P., Diagnóstico de las enfermedades del tórax, Salvat, 1973.
421
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
GEE, J. B.; MORGAN, C. K. Y BROOKS, M. S., Occupational Lung Disease, Raven Press, NY, 1984.
MORGAN, C. K. Y SEATON, A., Occupational Lung Diseases, 3a ed., W. B. Saunders, Philadelphia, EUA, 1995.
MOSQUERA, P. J. A., Neumoconiosis del carbón y silicosis. Un variado aspecto de la patología respiratoria, Ergon,
Madrid, 1994.
PENDERGRASS, P. E., The Pneumoconiosis Problem. With emphasis on the role of the radiologist, Charles C.
Thomas Publisher, EUA, 1958.
SELECKY, A. P., Enfermedades pulmonares, Limusa, México, 1984.
422
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
CAPÍTULO XXII
423
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
424
Genética de la respuesta inmune
Macrófago
Granulocito
Monocito
T-colaborador
Tiroides
Línea hematopoyética
Sacos Linfocito T
faríngeos
III Timocito
IV
TIMO Nódulo linfático
Célula T-supresor
Médula ósea
ENFERMEDADES POR HIPERSENSIBILIDAD
425
FIG. 22.1. Esquema que muestra la evolución que sufre la célula pluripotencial de la médula ósea para desarrollar el sistema inmunológico.
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
IgG IgE
IgA
Y
Y
A. A. E.
Aspergilosis
IgG Tipo III
Arthus
Protección
Linfocitos Tipo IV
T. B.
Complejos inmunes circulantes Micosis
FIG. 22.2. Esquema del sistema inmunológico cuya función protectora está a cargo de leucocitos,
macrófagos, células plasmáticas y linfocitos, así como de inmunoglobulinas, linfocinas
y complemento. Sin embargo, estos mismos elementos participan en una función nociva,
conocida como hipersensibilidad inmunológica. Se señala la relación entre ellas
y algunas enfermedades por hipersensibilidad.
426
ENFERMEDADES POR HIPERSENSIBILIDAD
Mecanismos inmunopatogénicos
de hipersensibilidad
Epitelio alveolar
IgE Endotelio
Membrana basal
Antígeno Anticuerpos
antimembrana
basal
Gránulos
Mediadores
Complemento
Mastocito
Anticuerpos
Leucocito
polimorfocelular Proteasas
Tipo I Tipo II
Complemento
Capilar
Linfocito Endotelio
polimorfocelular
Enzimas
Leucocito
Tipo I. Cuando el alergeno ingresa al organismo se combina con la IgE fija en los mastocitos de la mucosa res-
piratoria y libera mediadores químicos (histamina, bradicinina, substancia de acción lenta de la anafilaxia,
etc.). Tipo II. Cuando los antígenos se unen a las IgG e IgM adheridas a la superficie celular, se activa el com-
plemento, atraen a los leucocitos polimorfonucleares y se liberan proteasas que causan la lisis de la célula por
destrucción de sus membranas. Tipo III. Se forman complejos antígeno-anticuerpo circulantes que llegan a de-
positarse en el endotelio vascular, donde activan el complemento en una secuencia semejante al anterior. Tipo
IV. Las linfocinas producidas por linfocitos sensibilizados atraen monocitos, que se transforman en macrófa-
gos, activan su capacidad para fagocitar y digerir gérmenes intracelulares, formando los granulomas.
427
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Es una reacción mediada por anticuerpos citotóxicos e involucra a la IgG y a la IgM. Éstas
actúan directamente contra los antígenos pegados a la membrana celular y por ende, contra
ésta. La unión antígeno-anticuerpo inicia una secuencia que activa localmente el complemen-
to: a) las fracciones 1, 4, 2 y 3 favorecen la inmunoadherencia, es decir, forman una especie de
apoyo para que la célula destructora se sujete a la célula blanco y la destruya, b) la acción de la
fracción C5a facilita la atracción de los leucocitos polimorfonucleares y c) el resto de los fac-
tores producen la liberación de proteasas lisosomales como la colagenasa, la elastasa, la beta-
glucuronidasa que dan por resultado la lisis de la célula por destrucción de su membrana.
El diagnóstico de la enfermedad tipo II descansa en la demostración de los anticuerpos
específicos en la circulación o en el sitio de la lesión del órgano blanco. El ejemplo típico es el
428
ENFERMEDADES POR HIPERSENSIBILIDAD
Los complejos inmunes son agregados moleculares formados por la unión de antígenos y
anticuerpos y, ocasionalmente, el complemento. Se forman constantemente en el sistema cir-
culatorio mientras existan antígenos en el suero. Los anticuerpos son de las clases IgG e IgM.
El enrejado de complejos varía en tamaño dependiendo de las cantidades de antígeno y anti-
cuerpo existentes. Cuando el antígeno está presente en pequeñas o moderadas cantidades, los
complejos inmunes permanecen pequeños, solubles y pueden estar en la circulación por lar-
gos periodos de tiempo. Cuando los complejos son más grandes, son atrapados por debajo de
las células endoteliales a lo largo de las membranas basales de los capilares y de la lámina
elástica de las arterias, donde activan al complemento. La secuencia es semejante a la anterior,
donde la fracción C5a del complemento atrae leucocitos polimorfonucleares y estos liberan
lisosomas produciendo inflamación y un proceso de necrosis de los vasos y estructuras adya-
centes; son la causa de las vasculitis. Las concentraciones bajas de complejos inmunes, que
persisten en la circulación durante semanas o meses, causan las formas crónicas de vasculitis.
La eosinofilia frecuentemente acompaña la reacción por complejos inmunes.
Por medio del microscopio electrónico y la inmunofluorescencia se puede diferenciar la
reacción Tipo III de la reacción Tipo II. La primera, de complejos inmunes, produce depósitos
locales de material proteináceo electodenso, distribuido a lo largo de la superficie del tejido
blanco. Estos depósitos contienen antígeno, anticuerpo y complemento. Por el contrario, la
segunda se caracteriza por un delgado y lineal depósito de anticuerpos y complementos a lo
largo de la superficie del tejido blanco.
429
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
430
ENFERMEDADES POR HIPERSENSIBILIDAD
SÍNDROME DE GOODPASTURE
Fue descrito en 1919 por Goodpasture. Es producido por anticuerpos citotóxicos, esto es,
hipersensibilidad Tipo II, en el cual el mismo anticuerpo afecta tanto a la membrana basal del
glomérulo como a la del alveolo.
Desde el punto de vista anatomopatológico hay múltiples zonas de color café rojizo en
ambos pulmones, debidas a hemorragias organizadas; los tabiques alveolares y los ganglios
hiliares están llenos de leucocitos y hemosiderina. Hay lesiones nodulares de colágena en
las paredes alveolares y trombosis, proliferación de células endoteliales y finalmente fibro-
sis periglomerular.
Clínicamente se manifiesta con hemoptisis, que puede ser escasa o masiva y puede con-
ducir a la anemia y dolor retroesternal continuo. El examen de orina demuestra la presencia
de hematuria o proteinuria, debidas a la glomerulonefritis. Sin embargo, en la mayoría de los
casos las manifestaciones pulmonares preceden y son más espectaculares que las renales.
El estudio radiológico de tórax muestra imágenes nodulares, infiltrativas, de límites mal
definidos, que miden de 0.5 a 3 cm de diámetro, con frecuente excavación central. La radio-
grafía de senos paranasales, muestra datos de pansinusitis y zonas de destrucción de las es-
tructuras óseas.
431
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Alimentos Pólenes
Drogas Polvos
Actinomicetos
Alergenos inyectados
Drogas
Vacunas
Sueros
Piquetes abejas
FIG. 22.4. Los antígenos que determinan enfermedades por hipersensibilidad pueden ingresar
al organismo por vía aérea, digestiva o por la piel. Se señalan algunas que afectan al pulmón
y el mecanismo inmunológico que las producen.
432
ENFERMEDADES POR HIPERSENSIBILIDAD
ENFERMEDADES DE LA COLÁGENA
Esclerodermia
Se caracteriza por esclerosis progresiva de la piel de la cara, cuello, manos y parte alta del tórax.
Las alteraciones pasan por las fases de edema, fibrosis, engrosamiento, endurecimiento y atrofia
final, con dificultad a los movimientos articulares. Los cambios anatomopatológicos se presen-
tan también en el esófago, estómago e intestino. En el pulmón produce fibrosis intersticial
inespecífica, con engrosamiento de la pared alveolar, oclusiones capilares, formación de bulas
enfisematosas y bronquiectasias. Se acompaña de oclusiones capilares, hipertensión arterial pul-
monar y cor pulmonale. También hay infiltración edematosa y atrofia de los músculos esquelé-
ticos y del miocardio.
Es más frecuente en el sexo femenino y clínicamente se observa piel engrosada, no elásti-
ca, de aspecto céreo, más en la cara y las extremidades. Tos productiva, disnea progresiva y
datos de insuficiencia cardiaca. Desde el punto de vista funcional hay disminución de la ca-
pacidad vital, la elasticidad y de la difusión alveolocapilar, lo que determina hipoxemia.
Radiográficamente hay infiltraciones reticulonodulares difusas o en panal de abeja, más
en las bases. En el tubo digestivo, dilatación esofágica, atonía del estómago y hernia del hiato
esofágico. En el esqueleto, absorción de las falanges distales, calcinosis de la piel y ensancha-
miento del espacio periodontal. El diagnóstico se confirma por biopsia de la piel.
Tratamiento: prevenir infecciones, fisioterapia para recuperar movilidad de articulacio-
nes, administración de corticosteroides y proporcionar medicamentos sintomáticos. La evolu-
ción es larga, pero siempre mortal.
433
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Artritis reumatoide
434
ENFERMEDADES POR HIPERSENSIBILIDAD
Poliarteritis nodosa
Es una enfermedad por hipersensibilidad, por complejos inmunes Tipo III. Un antígeno
importante parece ser el de la Hepatitis B, otros son las sulfas, el tiouracilo, el suero de caba-
llo y el estreptococo hemolítico. Se caracteriza por producir una inflamación necrotizante de
las arterias pequeñas y de las arteriolas de casi todos los órganos. Es un proceso degenerativo
que se inicia por edema de la membrana elástica, seguida por necrosis de la media e infil-
tración de la adventicia por leucocitos polimorfonucleares y eosinófilos, formando granulo-
mas extravasculares. Se producen trombosis vasculares secundarias con zonas de infarto y
finalmente el proceso de cicatrización que deforma las paredes del vaso. Las zonas afectadas
pueden ser discretas o confluentes. Los órganos afectados que dan manifestaciones clínicas
suelen ser los riñones, el sistema nervioso, el pulmón, el corazón, la piel, el aparato digestivo
y las vías respiratorias superiores.
Es más frecuente en el hombre que en la mujer y en personas cuya edad oscila entre los
20 y los 50 años. Frecuentemente es asociada a hipertensión arterial sistémica. En aparato
respiratorio se manifiesta con dolor torácico, tos, expectoración mucopurulenta, disnea, sibi-
lancias, hemoptoicos o hemoptisis, en ocasiones con un síndrome asmático o de derrame
435
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
pleural, la afección renal suele caracterizarse por glomerulonefritis con albuminuria, hema-
turia, cilindruria e hipertensión arterial. En aparato digestivo puede manifestarse con diarrea,
dolor abdominal e incluso perforación del estómago. En el sistema nervioso, polineuritis; en
el corazón, insuficiencia cardiaca, pericarditis o infartos, y en la piel, nódulos subcutáneos,
obstrucción nasal y ulceraciones. Además, como síntomas generales: fiebre, palidez, pérdida
de peso, taquicardia, anemia. La evolución suele ser crónica con duración de varios años.
La radiografía de tórax muestra opacidades bilaterales, simétricas, perihiliares o en abanico.
En etapas avanzadas puede haber fibrosis, enfisema, bronquiectasia, cardiomegalia o derrame
pericárdico.
En los exámenes de laboratorio encontramos: leucocitosis con eosinofilia por arriba de 20,
sedimentación globular acelerada y factor antinuclear. El diagnóstico se hace con biopsia
cutánea, de músculo o de pulmón.
El tratamiento es con corticoides, 40 a 60 mg de prednisona diario. Es muy útil el uso de
azatioprina.
El pronóstico es sombrío, particularmente cuando el enfermo tiene hipertensión arterial.
En sujetos no hipertensos se puede lograr una sobrevida superior a los cinco años, con el
empleo de corticoides o de inmunosupresores. La muerte se debe a complicaciones respirato-
rias, renales o cardiacas.
Dermatomiositis
Se caracteriza por lesiones cutáneas, debilidad, atrofia y rigidez muscular. Los trastornos res-
piratorios son poco frecuentes y dependen fundamentalmente del ataque de los músculos de
la respiración, con disminución de la movilidad del tórax y disnea.
Histológicamente existe infiltración de linfocitos y células plasmáticas hasta cambios fi-
bróticos notables con obstrucción bronquiolar. La lesión intersticial pulmonar se presenta en
5% de los casos y se confirma con biopsia pulmonar.
Los síntomas pulmonares pueden ser agudos o insidiosos, con tos y disnea. A causa de la
afección muscular faríngea, algunos pacientes están predispuestos a la aspiración de alimen-
tos, secreciones bucales o contenido gástrico, lo que constituye un factor de riesgo para las
neumonías de repetición. El padecimiento lleva a la distrofia muscular progresiva y la afec-
ción de los músculos respiratorios determina hipoxemia con retención de bióxido de carbono.
Radiográficamente se encuentran alteraciones en la dinámica pulmonar y fibrosis con un
patrón reticulonodular difuso.
436
ENFERMEDADES POR HIPERSENSIBILIDAD
Granulomatosis de Wegener
Fue descrita en 1936, por Wegener, como un proceso granulomatoso necrotizante con angeítis.
Se caracteriza por la triada: a) granuloma necrotizante del tracto respiratorio, b) vasculitis
focal necrótica generalizada y c) glomerulonefritis focal necrotizante.
Además de esta triada clásica, muchos pacientes manifiestan afección de otros órganos
durante la evolución de su enfermedad, por ejemplo: artralgias, vasculitis de la piel, esclerou-
veítis granulomatosa, otitis media, neuritis craneal, vasculitis coronaria y pericarditis.
Es más común de lo que habitualmente se piensa. Predomina en los hombres y afecta a
cualquier edad, pero es más frecuente entre la cuarta y quinta décadas de la vida. No se
conoce la etiología, pero cada vez hay más pruebas de un origen autoinmune. Es posible que
algunos casos se confundan con la poliarteritis nodosa. Los casos no tratados evolucionan
hacia la muerte con una sobrevida de unos cinco meses.
Las lesiones anatomopatológicas se caracterizan por granulomas localizados en las vías
respiratorias superiores, con engrosamiento de la mucosa de los senos paranasales que puede
llegar hasta la destrucción del hueso y el cartílago. Se afecta el oído medio y la cavidad orbi-
taria. En los pulmones hay áreas confluentes o aisladas de necrosis basófila con espacios que
sugieren cavitación, en especial cuando se comunica con un bronquio y semeja abscesos o
infartos sépticos. Se observan eosinófilos en la lesión, aunque son más abundantes en las lesio-
nes destructivas que comprenden angeítis de las arterias musculares y de las venas. El tejido
alrededor de los focos de necrosis consiste en fibroblastos e histiocitos con algunas células
gigantes. En el riñón se observa necrosis semejante a la de la arteritis nodosa, con destrucción
de los capilares glomerulares y vasculitis necrótica de los vasos de pequeño y mediano cali-
bre. Cuando cura como consecuencia del tratamiento, se observan áreas hialinizadas.
Desde el punto de vista clínico el enfermo manifiesta: fiebre, debilidad, pérdida de peso,
dolores torácicos, tos, hemoptisis, epistaxis, rinitis, sinusitis, con edema y ulceraciones en naso-
faringe, cuerdas vocales, tráquea y bronquios, lo que produce rinorrea, disfonía, tos irritativa,
estridor y disnea, lesiones oftálmicas como ulceración pericorneal, uveítis, conjuntivitis, en la
piel ulceraciones, dolores articulares y manifestaciones renales como hematuria, piuria, albu-
minuria y síndrome urémico. En el corazón: daño en la válvula mitral, pericarditis, necrosis
de las arterias coronarias y arritmias que pueden llevar a la muerte. En el sistema nervioso
central pueden presentarse: granulomas, vasculitis, infecciones agregadas o vasculitis en los
nervios periféricos. Las infecciones bacterianas secundarias son comunes y difíciles de tratar.
437
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Fue descrita por Liebow, en 1972, tiene la característica de una linfoproliferación tan intensa
que el histólogo tiene dificultad para diferenciarla de un linfoma, ya que se presenta con infil-
trados linforreticulares angiocéntricos de destrucción y con células con mitosis frecuentes.
Estas lesiones se encuentran también en la piel, en la naso y bucofaringe, formando granulo-
mas ulcerados, en el sistema nervioso central y en los riñones. La mortalidad es muy elevada.
Los síntomas respiratorios son: tos, expectoración, disnea y fiebre.
Radiográficamente hay lesiones nodulares bilaterales que parecen metástasis o lesiones
cavitarias. El diagnóstico se hace con biopsia de piel, orofaringe o de pulmón.
438
ENFERMEDADES POR HIPERSENSIBILIDAD
El síndrome de Churg-Strauss, descrito en 1951, es una vasculitis necrotizante que afecta pul-
mones, nervios y piel. Se presenta en sujetos con antecedentes alérgicos importantes y que
además tienen asma y eosinofilia. Radiográficamente hay opacidades neumónicas bilaterales
o datos de lesiones intersticiales difusas.
SINOPSIS
2. Las reacciones de hipersensibilidad fueron clasificadas por Coombs y Gell, en cuatro grupos:
I. Por anafilaxia, como en el asma, II. Por acción citotóxica, como en el Goodpasture, III. Por
complejos inmunes, como en la alveolitis alérgica extrínseca y las vasculitis, y IV. Retardada o
mediada por células, como en la tuberculosis o las micosis. Sin embargo, las enfermedades por
hipersensibilidad casi siempre se deben a la coexistencia de varios tipos de reacciones inmuno-
lógicas, aunque siempre predomina alguna de ellas.
4. La esclerodermia produce esclerosis progresiva de la piel de la cara, cuello, manos y parte alta
del tórax. Las alteraciones pasan por las fases de edema, fibrosis, engrosamiento, endureci-
miento y atrofia final con dificultad a los movimientos articulares. También afectan el esófago,
439
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
6. El lupus eritematoso sistémico afecta articulaciones, pulmones, riñones, piel, serosas, ganglios y
sistema vascular, en los que ocasiona lesiones inflamatorias, degenerativas o granulomatosas.
En el pulmón hay vasculitis, hemorragia y neumonía intersticial. En el riñón, los glomérulos pre-
sentan engrosamiento fibrinoide de la membrana basal. El padecimiento tiende a ser recurrente
y en algunos casos evoluciona hacia la fibrosis pulmonar. Hay lesiones cutáneas de tipo discoide
en ambas regiones malares, en forma de alas de mariposa, fiebre, adelgazamiento, artritis migra-
toria, poliserositis, neumonitis con tos, expectoración, disnea, dolor torácico, estertores crepitan-
tes y a veces derrame pleural. Se exacerba con la exposición a la luz, medicamentos, trastornos
emocionales o infecciones. Rx: opacidades nodulares de límites poco precisos, generalmente en
las bases pulmonares. Investigar anticuerpos antinucleares y células LE, y hacer biopsia de piel,
ganglios o pulmón. Tratamiento: corticoides y agentes citotóxicos como la azatioprina.
7. Poliarteritis nodosa: inflamación necrotizante de las arterias pequeñas y de las arteriolas de casi
todos los órganos. Hay manifestaciones clínicas en riñones, sistema nervioso, pulmón, corazón,
la piel y el aparato digestivo. Presenta dolor torácico, tos, expectoración mucopurulenta, dis-
nea, sibilancias, hemoptoicos, glomerulonefritis con albuminuria, hematuria, cilindruria e hi-
pertensión arterial sistémica. Polineuritis e insuficiencia cardiaca. Rx: opacidades bilaterales. El
diagnóstico se hace con biopsia cutánea, de músculo o de pulmón. El tratamiento es con corti-
coides y azatioprina.
440
ENFERMEDADES POR HIPERSENSIBILIDAD
LECTURAS RECOMENDADAS
441
CAPÍTULO XXIII
ASMA BRONQUIAL
Dr. Domingo Sierra Contreras
Epidemiología
Se ha observado un gran incremento en la incidencia del asma y se dan cifras de hasta 7%,
sobre todo en niños. La frecuencia en México no se conoce bien, pero se estima que en la
población pediátrica es de 5 a 12%, también se ha incrementado en adultos, pero las cifras son
443
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Patogenia
El asma bronquial puede ser desencadenada por estímulos diversos tales como los alergenos,
el ejercicio, las infecciones, y factores ocupacionales, ambientales, farmacológicos (aspirinas y
derivados) y emocionales.
Se conoce poco de los mecanismos por los que se desarrolla el asma, pero se piensa que
existen tres factores importantes: a) aumento de la reactividad intrínseca del músculo liso de
las vías aéreas, b) alteración en el control del sistema nervioso autónomo y c) alteración en las
defensas del árbol bronquial secundaria a procesos inflamatorios.
Independientemente del estímulo, es indudable que el asma bronquial es una enfer-
medad inflamatoria crónica de las vías aéreas, que se asocia con hipersensibilidad, limitación
del flujo de aire, síntomas respiratorios variables en cada individuo y en cada crisis asmática.
La inflamación de las vías aéreas ocasiona broncoconstricción aguda, aumento volumétrico
anormal de la pared de la vía aérea, la formación de un tapón mucoso y remodelación de la
pared de las vías aéreas.
La hiperreactividad o hipersensibilidad bronquial es consecuencia de una serie de meca-
nismos en el que se ven involucrados las células inflamatorias, la musculatura lisa, las glándu-
las bronquiales, el epitelio bronquial, el sistema nervioso central, el sistema nervioso autónomo
(SNA) y la vasculatura pulmonar, lo cual da como resultado obstrucción de las vías aéreas,
manifestaciones de insuficiencia respiratoria aguda y ocasionalmente la muerte del indivi-
duo.
Los neutrófilos y macrófagos mantienen la inflamación, producen enzimas que degradan
elementos inservibles, fagocitan elementos propios y extraños, es decir, llevan a la inflamación
sostenida con hipersecreción y lesión tisular. El eosinófilo produce arilsulfatasa, antihistamina,
prostaglandinas, proteína básica mayor. La célula cebada libera leucotrienos, prostaglandinas, áci-
dos eicosanotetranoicos, tromboxanos, factor agregador de plaquetas, histamina, serotonina,
bradicinina, enzimas proteolíticas (quinasas, hialuronidasas), factor quimiotáctico para neu-
trófilos y eosinófilos.
Todos estos elementos contribuyen a la contracción del músculo liso, aumento en la pro-
ducción de moco por las glándulas bronquiales, contracción vascular y apertura de las uniones
444
ASMA BRONQUIAL
del endotelio capilar, que llevan al edema y facilitan la migración de las células inflamatorias
con lesión de tejidos por vía enzimática y mayor liberación de neutrófilos y eosinófilos.
La regulación del tono broncomotor se hace por el sistema nervioso autónomo (SNA). El
parasimpático (vía colinérgica), a partir del guanosín trifosfato (GTP), mediado por la enzima
guanilciclasa, forma guanosín monofosfato cíclico (GMPc), substancia que contrae el músculo
liso bronquial y se degrada por la acción de la colinesterasa. El simpático (vía adrenérgica), a par-
tir del adenosin trifosfato (ATP), mediado por la adenilciclasa, forma adenosin monofosfato
cíclico (AMPc), la cual relaja la musculatura bronquial y se degrada por la acción de la fosfo-
diesterasa. El parasimpático provoca contracción del músculo liso, hipersecreción glandular y
activación de las células inflamatorias, y el simpático relajación, secreción normal y control de
las células inflamatorias, pero cuando las terminales nerviosas están más expuestas a agentes
endógenos o exógenos, tienen un umbral de excitación más bajo a través de un reflejo axonal
y son más sensibles a mediadores de inflamación permanentes o continuos.
Todo esto condiciona una gran lesión epitelial, con un sistema nervioso autónomo más
sensible, y facilita la permeabilidad vascular, con presencia de células inflamatorias en gran
número y fácilmente excitables, produciendo edema, musculatura lisa preexcitada o definiti-
vamente contraída, glándulas bronquiales que secretan más y mal, células inmunológicas con
actividad exagerada, con múltiples señales a todas las células bronquiales.
En el asmático, el músculo liso disminuye la cantidad y calidad de los receptores beta-adre-
nérgicos, se incrementan los receptores colinérgicos, con desequilibrio del GMPc/AMPc, condu-
ciendo a estímulos pequeños con grandes respuestas y es probable que las células musculares
formen un sincicio, con hipertrofia e hiperplasia, llevando al edema, broncoconstricción,
hipersecreción e inflamación en el árbol bronquial, que es lo que caracteriza al asma bron-
quial.
En el asma alérgica, la participación de los linfocitos B es fundamental en la fase inicial de
la respuesta inflamatoria, incrementando los niveles de IgE, con deficiente producción de IgA.
Los linfocitos T son incapaces de modular esta respuesta, e incrementan la estimulación y dis-
minuyen la represión, lo que da como resultado una respuesta inadecuada de células cebadas,
neutrófilos, macrófagos, etc., con hipertrofia e hiperplasia de la glándula bronquial, produc-
ción de moco más viscoso, más abundante y adherente, presencia de proteínas de trasudado
plasmático, descamación del epitelio que en parte se desprende, los cilios estructuralmente
están perdidos, son deficientes, con incremento de las células inflamatorias en la submucosa,
la cual está edematosa, con terminales nerviosas (sensoriales), prácticamente en la luz bron-
quial, todo lo cual ocasiona un desequilibrio entre substancias relajantes y contráctiles.
Por otro lado, se añade el complejo IgE-antígeno (alergeno inhalado) que se deposita en la
mucosa bronquial con liberación de mediadores inflamatorios por las células cebadas, siendo
la histamina y los leucotrienos 3 y 4 los más importantes, así como el factor quimiotáctico para
eosinófilos, todo lo cual condiciona mayor afluencia de eosinófilos en la mucosa, submucosa
y en las glándulas bronquiales. Es probable que la actividad parasimpática eferente, vagal,
propiciada por la actividad inflamatoria de estos mediadores lleve a la estimulación aferente
vagal y alteración subsecuente del tono broncomotor.
445
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Fisiopatología
446
ASMA BRONQUIA
del primer segundo (VEF1) disminuido, velocidad de flujo medio espiratorio (VFME) dismi-
nuido, la resistencia del pico de flujo espiratorio (RPFE) disminuido, dando lugar a hipoxemia
y si persiste el broncoespasmo, hipoxemia e hipercapnia, con pérdida del gradiente alveolo-
arterial de oxígeno (A-a O2).
En los pacientes asintomáticos es útil hacer pruebas de provocación con metacolina, ejer-
cicio o solución salina para inducir estas alteraciones, siendo diagnósticas de asma la mejoría
de 20% o más en las mediciones de los flujos, lo cual permite la diferenciación con otras neu-
mopatías obstructivas crónicas.
Cuadro clínico
Aún continúa siendo útil clasificar el asma en intrínseca o extrínseca, según se pueda identificar
un factor alérgico o no en el desencadenamiento de las crisis, por lo que el interrogatorio tiene
que ser exhaustivo en este aspecto, aunque en muchas ocasiones el factor desencadenante lo
constituye la infección viral, los medicamentos (aspirina o similares), la contaminación labo-
ral, la polución atmosférica, los cambios de clima (humedad, frío) y hasta las emociones.
El cuadro clínico se caracteriza por episodios recurrentes de obstrucción bronquial, con
disnea, tos por accesos, expectoración mucosa aireada a veces difícil de eliminar y sibilancias
que el paciente siente con facilidad e inclusive se pueden escuchar a distancia. Si los síntomas se
prolongan, hay manifestaciones de insuficiencia respiratoria aguda con sensación de asfixia y
muerte inminente.
La exploración física encuentra al individuo angustiado, polipneico, taquicárdico y diafo-
rético, con pulso paradójico (caída de 15 mmHg o más en la tensión arterial con la inspiración),
sibilancias audibles a distancia o fácilmente reconocibles con el estetoscopio, tiros intercos-
tales, sobre todo en región supraclavicular, síndrome de rarefacción generalizada, estertores
bronquiales y roncantes. Nunca olvidar que un tórax silencioso (sin sibilancias) es de mal
pronóstico, ya que significa que el paciente moviliza flujos mínimos por fatiga muscular
acentuada y por ello no se auscultan las sibilancias y amerita ventilación mecánica en forma
inmediata.
Lo habitual es la evolución con remisiones y exacerbaciones, periodos asintomáticos de
duración variable, a veces persistencia e incremento de los síntomas que se modifican poco con
las medidas terapéuticas, es decir, estado de mal asmático. El cuadro clínico puede variar de
un paciente a otro y es más, el mismo paciente puede tener variaciones en sus crisis, por ello
se recomienda no descontinuar el tratamiento hasta que la función pulmonar se normalice.
La biometría hemática nos puede sugerir infección bronquial cuando hay leucocitosis en el
paciente con varios días de manifestaciones clínicas, la eosinofilia periférica puede sugerir factor
447
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Tratamiento
Como se desconoce la etiología del asma, el tratamiento se dirige al control de las consecuencias
y para ello se utilizan: broncodilatadores, antiinflamatorios, profilácticos y medidas higiénicas.
Broncodilatadores
Los más útiles son los agonistas betaadrenérgicos (B2), como la terbutalina, el salbutamol, el
fenoterol, y el clenbuterol, que producen broncodilatación máxima después de 10 a 15 minutos
de aplicados, con una vida media de 3 a 6 horas según la dosis. Se caracterizan por unirse al re-
ceptor beta de las células bronquiales incrementando la concentración de AMPc celular, lo cual
mejora el flujo de calcio intracelular y como resultado la relajación del músculo liso, disminu-
yendo la secreción bronquial, aumentan la actividad celular y disminuyen la actividad de las
células inflamatorias (migración, degradación, síntesis de mediadores). Los efectos indeseables o
tóxicos se manifiestan con palpitaciones, taquicardia, incremento de la tensión arterial, tremor,
cefalea, vasodilatación periférica, náusea, debilidad, nerviosismo, angustia, taquifilaxia (acos-
tumbramiento) y, en raras ocasiones, hiperreactividad al propelente empleado en los aerosoles.
En general, los simpaticomiméticos pueden producir un discreto aumento de la glucosa,
insulina, ácidos grasos libres no esterificados, lactato, piruvato, cetonas y disminución del pota-
sio, calcio y magnesio séricos, con mínimos efectos metabólicos, que no ocasionan manifes-
448
ASMA BRONQUIAL
taciones clínicas, pero cuando se usan por vía parenteral pueden inducir acidosis metabólica,
sobre todo en los diabéticos. Su administración es por vía oral, intravenosa, subcutánea y
aerosol, siendo esta última la más recomendable por su respuesta rápida, segura y efectiva
con dosis mínimas. La vía oral se aconseja para efectos prolongados y sostenidos, sobre todo
cuando hay predominio nocturno de las sibilancias, aunque en fechas recientes se ha intro-
ducido en el mercado el aerosol de acción prolongada. La vía intravenosa o subcutánea se
debe dejar al especialista, pues la toxicidad se hace evidente en forma rápida y espectacular.
Las xantinas, con la teofilina y su derivado, la aminofilina, como representantes de este
grupo, son contradictorias en la actualidad y se emplean como medicamentos de segunda elec-
ción. Incrementan las concentraciones de la fosfodiesterasa, pero esta acción es mínima a dosis
terapéuticas, es probable que aumenten el número de terminales adrenérgicas en los sitios en
donde están disminuidos. Su mayor beneficio es mejorar la contractibilidad del músculo res-
piratorio y aumentar la resistencia a la fatiga muscular, además, incrementan el gasto cardiaco
y la fracción de eyección del ventrículo derecho, mejoran la respuesta del centro respiratorio al
estímulo hipóxico y probablemente suprimen la inflamación e inhiben el flujo del calcio. Su
administración es por vía oral o intravenosa, en dosis de 0.6 a 0.9 mg/kg en 30 a 60 minutos co-
mo dosis inicial y la dosis de sostén es de 0.4 a 0.6 mg/kg/h. El método ideal es mantener
concentraciones séricas entre 10 y 20 mcg, pero esta determinación es cara y sólo disponible en
grandes centros hospitalarios. Hay que disminuir las dosis iniciales cuando al paciente se le
han administrado xantinas en fecha reciente, tener cuidado con los medicamentos que alteran
el metabolismo de las xantinas (quinolonas, fenobarbital, hidantoínas, eritromicina), así como en
las hepatopatías agudas o crónicas. La vía oral tiene el inconveniente de la irritación gástrica,
son frecuentes los efectos colaterales como la náusea, el vómito, las palpitaciones, la cefalea, el
insomnio, el aumento de la tensión arterial, la confusión, las convulsiones y las arritmias ven-
triculares. Existen en el mercado xantinas de acción prolongada que permiten la administra-
ción de una a dos veces al día, pero tienen el inconveniente de que las concentraciones séricas
son erráticas y el tiempo les dará su lugar adecuado en el tratamiento del asmático.
Los anticolinérgicos constituyen otro grupo de broncodilatadores, pero se consideran de
segunda línea por su acción de inicio lento. Son útiles porque disminuyen los accesos de tos,
el volumen de moco y las concentraciones de GMPc, y aunque son menos potentes que los B2,
son útiles en el tratamiento del asma inducida por ejercicio, cambios climáticos o irritantes
inhalados. El más conocido es el bromuro de ipratropium que se emplea en aerosol, evitando
así los inconvenientes de los efectos atropínicos como la resequedad de mucosas, taquicardia,
obstrucción urinaria, etcétera.
Antiinflamatorios
Aunque los corticosteroides son de inicio lento y requieren de seis a doce horas para su má-
ximo efecto, son los medicamentos de mayor utilidad en el tratamiento del asma bronquial,
porque disminuyen la actividad de las células inflamatorias, con menos producción de inmu-
449
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Preventivos
450
ASMA BRONQUIAL
Medidas higiénicas
Además del tratamiento médico, los asmáticos deben eliminar o disminuir la presencia de
antígenos potenciales que puedan desencadenar las crisis, empezando por las mascotas (sobre
todo los animales de pelo o pluma). Las alfombras deberán ser cambiadas porque suelen
guardar más tiempo los ácaros (Dermatofagoides) y el pelo de animal. La ropa de cama debe
ser de material sintético, hay que evitar la humedad dentro de la casa, tener cuidado con las
casas de campo que han estado cerradas por mucho tiempo por la gran cantidad de polvo que
se puede liberar al volverlas a ocupar. Hacer revisión odontológica periódica para prevención
y tratamiento de caries, tratamiento precoz de las infecciones de vías aéreas superiores y
tratamiento de la rinitis alérgica (un tercio de ellos se vuelven asmáticos).
La valoración del asmático debe ser individual y no aplicar los diferentes medicamentos en
forma indiscriminada. La severidad de las crisis se clasifica de acuerdo con las manifesta-
ciones clínicas y aunque se puede recurrir a aparatos simples o complicados, el siguiente
esquema puede ayudar al médico general a valorar el estado clínico del paciente.
Asma leve
El paciente está libre de síntomas la mayor parte del tiempo y cuando existen son de fácil con-
trol, no hay sibilancias y los flujos son casi normales, sin limitación de la actividad física. Puede
tener episodios que duran menos de 30 minutos con sibilancias, disnea, tos, con frecuencia
menor a dos veces por semana o con el ejercicio, síntomas nocturnos ocasionales (menos de dos
veces por mes), asintomático entre exacerbaciones. Las pruebas funcionales con FEM y/o
VEF1 mayor de 80% del valor previsto con una variabilidad menor de 20%. Se recomienda
agonistas B2 inhalados por razón necesaria (PRN), cromoglicato de sodio 2 inhalaciones 4
veces al día durante 3 meses y evaluar respuesta. Usar cromoglicato de sodio o agonistas B2,
451
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
previo al ejercicio o exposición al antígeno. Si no hay mejoría se debe tratar como asma mode-
rada. El tratamiento es en el primer nivel de atención médica.
Asma moderada
Los episodios duran más de 30 minutos con sibilancias, disnea, tos, más de dos veces por
semana, que pueden afectar la actividad diaria y el sueño, ameritando, en ocasiones, agonistas
B2 de corta duración casi todos los días. Los síntomas nocturnos son de una a dos veces por
mes. Las exacerbaciones tienen duración de varios días, con la respiración forzada tiene lige-
ras manifestaciones de insuficiencia respiratoria. Asiste al servicio de urgencias menos de tres
veces por año. Las pruebas funcionales muestran FEM y/o VEF1 de 60% a 80% de lo previsto
con una variabilidad de 20 a 30% cuando hay síntomas. Se debe tratar con agonistas B2 inha-
lados u orales administrados en forma continua hasta estabilizar las vías aéreas y después
continuar PRN, además, cromoglicato de sodio 2 inhalaciones 4 veces al día y valorar el tra-
tamiento después de 6 semanas. Si no se observa mejoría, agregar beclometasona 400 a 800
mcg/día hasta normalizar las pruebas de función pulmonar, además se puede emplear teofi-
lina de acción prolongada (niños de 3 a 6 años 100 mg c/12 h, de 7 a 12 años 100 mg c/12 h).
Valorar el tratamiento después de seis semanas y en los niños se debe valorar la inmunote-
rapia. Requiere de la participación del segundo o tercer nivel de atención. Si no hay mejoría
se debe tratar como asma grave o severa.
Los síntomas son continuos, con exacerbaciones frecuentes, a veces grave, hay limitación de la
actividad física. Los síntomas nocturnos son frecuentes. Requiere tratamiento en servicios de
urgencias y/o hospitalización. En el niño la asistencia escolar es pobre. Las pruebas funcionales
muestran FEM y/o VEF1 menor de 60% de los previstos, con una variabilidad de 30 a 50%. Se
debe administrar agonistas B2 inhalados u orales PRN, además cromoglicato de sodio 2 inhala-
ciones 4 veces al día, beclometasona inhalada 400, 800 a 1 200 mcg diarios, teofilina de acción
prolongada (niños de 3 a 6 años 100 mg c/12 h, de 7 a 12 años 200 mg c/12 h). Si no hay mejoría
aumentar la dosis de beclometasona inhalada a 600 mcg, 3 a 4 veces por día, valorar la admi-
nistración de esteroides orales, con ciclos de prednisona oral en periodos cortos de 5 a 7 días, a
dosis única matinal de 0.5 mg/kg/día. Si no hay mejoría hay que valorar la hospitalización.
El estado de mal asmático se presenta en el paciente con broncoespasmo persistente du-
rante varios días, sin respuesta al tratamiento convencional, sobre todo en el individuo que
tiene episodios graves y recidivantes, con mejoría de los síntomas por corto tiempo después
de una crisis, con hospitalizaciones repetidas y administración de grandes dosis de corticos-
teroides, con flujos menores de 50%, hay hipoxemia y acidosis respiratoria. Este paciente
amerita atención en la Unidad de Cuidados Intensivos y ventilación mecánica.
452
ASMA BRONQUIAL
También es de gran utilidad el Índice de Fischl, para definir al paciente que se debe
internar o egresar de urgencias.
ÍNDICE DE FISCHL
Durante el embarazo, un tercio de las asmáticas mejora, un tercio empeora y el tercio res-
tante no tiene modificaciones clínicas. Las que empeoran lo hacen entre las 29 y 36 semanas y
su asma es menos severa en las últimas cuatro semanas del embarazo. En su tratamiento debe
emplearse B2 en aerosol, pero si no hay control de los síntomas no dudar en emplear xanti-
nas, corticosteroides orales, intravenosos, etc., pues es preferible correr el riesgo de los efectos
indeseables a que el embarazo evolucione con asma no controlada, hipoxemia, disminución
del peso del producto o prematurez. Cuando se plantea el tratamiento quirúrgico en los as-
máticos, hay que tener presente que la intubación orotraqueal es capaz de disparar las crisis
(reacción vagal) y alterar la relación ventilación/perfusión en el transoperatorio y explicaría
la hipoxemia durante y después de la cirugía. La obstrucción severa por dolor postoperatorio
puede alterar la efectividad de la tos, favorecer la retención de secreciones, alterar el flujo aéreo
y el intercambio gaseoso, taponamiento mucoso con atelectasia e infección postoperatoria, por
lo que es útil la participación del neumólogo desde el preoperatorio con el fin de prevenir
complicaciones y brindar una mejor evolución en el trans y postoperatorio.
La coexistencia de asma bronquial y cardiopatía es difícil de tratar, porque muchos de los me-
dicamentos empleados pueden agravar una u otra condición, siendo los B2 en aerosol los más
recomendables por su mayor selectividad bronquial, las xantinas pueden descompensar la
cardiopatía. Hay que evitar los betabloqueadores que se usan en el tratamiento de la hiper-
tensión arterial sistémica, pues exacerban el broncoespasmo, siendo más recomendable la
453
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Complicaciones
De las complicaciones agudas del asma existe la insuficiencia respiratoria, inicialmente hipo-
xémica, y en el cuadro grave hipoxemia e hipercapnia, que amerita medidas intensivas de
inhaloterapia además del tratamiento médico. También se puede presentar atelectasia, neu-
motórax o neumonías que indudablemente agravan el asma y condicionan el tratamiento
sanatorial, aunque no llene el Índice de Fischl. De las complicaciones crónicas, el cor pulmonale,
las manifestaciones de bronquitis crónica y el enfisema pulmonar, hacen que se agrupe dentro
de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), cuyo manejo y tratamiento se trata
en los capítulos respectivos.
SINOPSIS
2. Se estima que en México la frecuencia del asma en los niños es de 5 a 12%, también se ha incre-
mentado en el adulto, pero las cifras son menos confiables. El ausentismo laboral en el adulto
y el escolar en el niño son las repercusiones socioeconómicas más importantes del padeci-
miento. La OMS estima que en el mundo existen más de 100 millones de asmáticos.
3. El asma bronquial puede ser desencadenada por estímulos diversos tales como los alergenos,
el ejercicio, los cambios de clima, las infecciones virales, los factores ocupacionales, ambien-
tales, farmacológicos y emocionales, que provocan aumento de la resistencia intrínseca del
músculo liso de las vías aéreas, alteración en el control del SNA y en la defensa del árbol bron-
quial, secundaria a procesos inflamatorios, condicionando una enfermedad inflamatoria crónica
de las vías aéreas.
454
ASMA BRONQUIAL
5. El cuadro clínico se caracteriza por episodios recurrentes de obstrucción bronquial con disnea
súbita de incremento paulatino, tos por accesos, expectoración mucosa, a veces difícil de elimi-
nar, sibilancias audibles a distancia, con sensación de asfixia, y muerte inminente que angustia
al individuo, el cual se encuentra polipneico, taquicárdico y diaforético, con pulso paradójico,
sibilancias espiratorias y estertores roncantes. El paciente evoluciona con exacerbaciones y
remisiones, pero los periodos asintomáticos, de duración variable, se van acortando conforme
pasan los años.
6. El diagnóstico se establece por las manifestaciones clínicas, con remisión completa de los sínto-
mas en las fases iniciales. En caso de duda, la prueba de reto con histamina o solución fisioló-
gica establece el diagnóstico definitivo. Los exámenes de laboratorio y la radiografía de tórax
ayudan al diagnóstico pero no lo establecen en definitiva.
8. Siempre hay que insistir en las medidas higiénicas, sustituir la ropa de cama de algodón o lana
por material sintético, evitar ambientes polvosos, las mascotas de pelo o pluma, los pisos
alfombrados en el domicilio, corregir las zonas caseras de humedad, tratar las caries, iniciar el
tratamiento precoz de las infecciones de vías aéreas superiores y de la rinitis alérgica.
9. En los pacientes con asma extrínseca o desencadenada por el ejercicio o clima se debe iniciar la
medicación profiláctica con cromoglicato disódico, ketotifeno o nedocromil sódico, por vía oral
o inhalado de acuerdo con el medicamento y la edad del niño.
10. El pronóstico en general es bueno y el control adecuado permite una buena calidad de vida, sin
embargo, exige educación del paciente y control médico periódico para ajustar la medicación
en forma individual.
LECTURAS RECOMENDADAS
ABOUSHALA, N. Y MACINTYRE, N., Tratamiento de urgencia del asma aguda, Clin Med Nort, EUA, 1996.
BARNES, P. J., Asthma. The important question, part 3, Am Rew Res Dis, EUA, 1996.
455
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
456
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
CAPÍTULO XXIV
Definición
La alveolitis alérgica extrínseca es una inflamación del parénquima pulmonar de tipo inmuno-
lógico, como reacción a la inhalación repetida de antígenos orgánicos o sustancias químicas y
en ocasiones afecta también a las vías aéreas terminales, presentándose en forma aguda, sub-
aguda o crónica. La mayoría de las veces los pacientes experimentan mejoría de los síntomas
al ser retirados del lugar de exposición y constituye la clave para sospechar la enfermedad.
Este padecimiento se conoce desde hace muchos años, pero fue en 1962 cuando Pepys
hizo hincapié en la presencia de actinomicetos termofílicos como factor causal de la enfer-
medad en el pulmón de los granjeros y demuestra anticuerpos precipitantes (precipitinas)
contra estas bacterias en los sueros de los pacientes afectados. Posteriormente se reconoció
una amplia variedad de agentes etiológicos en ambientes domésticos o laborales y así, actual-
mente se sabe que no sólo los termoactinomicetos, sino también los antígenos de proteínas de
aves, mamíferos y otros hongos que se encuentran presentes en el medio ambiente, en los sis-
temas de aire acondicionado y de humidificación, algunas substancias químicas como el iso-
cianato, presente en la industria del plástico y derivados, causan la enfermedad (cuadro 24.1).
En Estados Unidos se le denomina neumonitis por hipersensibilidad y en el Reino Unido
alveolitis alérgica extrínseca (AAE), este último término es el que manejaremos en este capí-
tulo.
457
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Pulmón de los
cultivadores de setas Actinomyces termofílico Abono para setas
Pulmón de los
lavadores de quesos Penicillium casei Queso mohoso
Pulmón de los
molineros Sitophilus granarius Gorgojo del trigo
(Continúa)
458
ALVEOLITIS ALÉRGICA EXTRÍNSECA
* Modificado de Fishman AP, Pulmonary Diseases and Disorders, McGraw-Hill Book Co., 1988.
Inmunopatología
459
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Cuadro clínico
460
ALVEOLITIS ALÉRGICA EXTRÍNSECA
inspiratorios en subescapulares. Puede haber fiebre y leucocitosis hasta de 25 000, sin eosinofi-
lia, sedimentación globular normal o acelerada, e incremento de las inmunoglobulinas.
Funcionalmente hay un patrón restrictivo con disminución de la capacidad vital forzada,
del flujo espiratorio forzado, atrapamiento aéreo y sobredistensión, con capacidad de difusión
disminuida para el CO2, hipoxemia con bióxido de carbono normal o disminuido y en las
fases tardías hipoxemia e hipercapnia.
En la fase subaguda las manifestaciones clínicas son graduales en días o semanas, con tos
y disnea que pueden ser tan intensas que obligan a la hospitalización. En la forma crónica, la
tos a veces es paroxística y la disnea intensa, presentándose incremento paulatino en el trans-
curso de varios meses, además fatiga y pérdida de peso corporal, estertores crepitantes gene-
ralizados, con predominio en subescapulares, fiebre irregular y muchas veces cianosis central,
y distal con acropaquia; aunque esta última es poco frecuente, es un signo de mal pronóstico.
Radiología
La radiografía puede ser normal, aun en los pacientes sintomáticos, pero en la fase aguda se
puede observar la clásica imagen en "vidrio despulido" o lesiones micronodulares poco
definidas, uniformes, muy pequeñas y de distribución bilateral e irregular, respetando los vér-
tices y las bases. En ocasiones se observa un infiltrado intersticial lineal, difuso o focal, con o
sin nodulación y en la forma crónica un infiltrado lineal sobre todo en la periferia con dis-
minución del volumen pulmonar, muy rara vez hay derrame y engrosamiento pleural,
adenopatía hiliar, calcificación o cavitación.
Diagnóstico
461
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Las pruebas de reto o provocación se deben efectuar con cuidado y de preferencia con ex-
tractos antigénicos del propio medio ambiente del paciente, pero aun así su interpretación es
difícil y cuando no se llega al diagnóstico preciso se debe efectuar una biopsia a cielo abierto
que permite establecer el estadio de la enfermedad y descartar otras entidades nosológicas.
Para el diagnóstico definitivo es necesario establecer que el antígeno existe en el medio am-
biente del paciente y que se puede inhalar en cantidades suficientes, que existe un intervalo
de unas cuantas horas entre la inhalación del antígeno y la aparición o agravamiento de los
síntomas y que éstos sean consistentes con el diagnóstico de alveolitis alérgica extrínseca.
El diagnóstico diferencial se debe establecer con las neumonías virales y otras infecciones,
como la tuberculosis miliar, histoplasmosis, etc. La fibrosis intersticial idiopática puede seme-
jarse clínicamente, las neumonías eosinofílicas se acompañan de eosinofilia periférica, al igual
que la aspergilosis broncopulmonar alérgica, en la que la afección es obstructiva y no restric-
tiva de las vías aéreas.
Tratamiento
SINOPSIS
462
ALVEOLITIS ALÉRGICA EXTRÍNSECA
2. Inicialmente hay una alveolitis inflamatoria aguda con formación de granulomas, en la fase
crónica hay fibrosis y bronquiolitis obliterante que evoluciona al pulmón en panal de abeja con
espacios quísticos rodeados de tejido fibroso que reemplaza al tejido pulmonar.
6. El diagnóstico se establece con el cuadro clínico, las alteraciones radiográficas, precipitinas con-
tra el antígeno sospechoso (cuidado con los falsos negativos o falsos positivos). El incremento
de inmunoglobulinas, factor reumatoide, anticuerpos antinucleares y proteína C reactiva son
inespecíficas. El lavado broncoalveolar muestra incremento de linfocitos con predominio de
CD8 sobre CD4. Las pruebas de reto pueden ser útiles, pero exigen mucho cuidado y adecuada
selección de antígenos. Rara vez se debe llegar a la biopsia pulmonar a cielo abierto.
LECTURAS RECOMENDADAS.
463
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
CAPÍTULO XXV
La fibrosis intersticial difusa del pulmón (FID), es un padecimiento heterogéneo que agrupa
a todas las enfermedades que afectan a las paredes alveolares y al tejido perialveolar, acom-
pañadas de alteraciones difusas en la radiografía de tórax.
Para algunos autores el término intersticial es equivocado, pues sugiere específicamente
al área situada entre el epitelio alveolar y la membrana basal del endotelio capilar, ya que las
enfermedades que frecuentemente se agrupan como intersticiales incluyen el epitelio alveo-
lar, el espacio alveolar, la microvasculatura pulmonar y menos frecuentemente bronquiolos,
grandes vías aéreas y a veces la pleura.
La disnea y la tos son las manifestaciones clínicas habituales y los pacientes pueden tener
radiografía anormal en ausencia de síntomas y más aún, una radiografía normal no excluye
el diagnóstico de enfermedad intersticial. En términos generales se puede decir que aproxima-
damente 4% de los pacientes con disnea subaguda o crónica y radiografía de tórax normal
tiene una enfermedad intersticial.
El diagnóstico diferencial es muy amplio y se conocen más de 180 enfermedades de etio-
logía conocida o desconocida que afectan al intersticio pulmonar, ya sea como enfermedad
primaria o formando parte importante de un proceso sistémico y el clínico reduce las posibili-
dades manejando agrupaciones de entidades (cuadro 25.1).
465
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
466
FIBROSIS INTERSTICIAL DIFUSA
Entre las fibrosis pulmonares de etiología conocida, las neumoconiosis, las enfermedades
inducidas por drogas y la neumonitis por hipersensibilidad en la actualidad incluyen 136 enfer-
medades, que pueden ser detectadas por una correcta historia clínica del paciente. En el resto, el
diagnóstico diferencial se agrupa en nueve categorías de enfermedades. El diagnóstico de una
enfermedad específica se establece por la historia clínica, estudios serológicos, lavado broncoal-
veolar, biopsia transbronquial, biopsia de ganglios extratorácicos o biopsia pulmonar a cielo
abierto y el médico debe conocer las presentaciones clínicas, las alteraciones serológicas, las ma-
nifestaciones extratorácicas y las indicaciones de biopsia que le permitan llegar al diagnóstico.
La fibrosis difusa es el estadio final, cicatricial, de diversas agresiones al parénquima pul-
monar, que probablemente en algunos individuos sólo causa una reacción transitoria y en
otros estimulación del crecimiento de fibroblastos y producción de colágeno que hace crónico
el proceso fibroso que paulatinamente lleva a la muerte del individuo.
Como padecimiento representativo de la fibrosis intersticial difusa se estudiará la fibrosis
pulmonar idiopática, por ser la que más se ha investigado, con grandes avances en la patoge-
nia de la enfermedad, aunque se ha avanzado muy poco en los aspectos etiológicos y terapéu-
ticos de la misma.
La fibrosis pulmonar idiopática (FPI) es, después de la sarcoidosis, la segunda causa de infil-
trados pulmonares difusos. Afecta de tres a cinco individuos por cada 100 000 habitantes
aproximadamente. Fue descrita por Hamman y Rich en 1935, y desde entonces se ha avanza-
do en el estudio de la enfermedad. Así Scadding, en 1964, acuñó el nombre de alveolitis
criptogénica fibrosante para designar a este grupo de enfermedades, y así se conoce hasta la
actualidad en Inglaterra.
Liebow y Carrington, en Estados Unidos, denominaron a esta enfermedad neumonitis
intersticial y describen cinco subtipos: a) neumonitis intersticial usual, b) neumonitis intersti-
cial usual con bronquiolitis obliterante, c) neumonitis intersticial descamativa, d) neumonitis
intersticial linfocítica y e) neumonitis intersticial de células gigantes.
Winterbauer y colaboradores, posteriormente establecieron que las variantes histológicas
se encuentran con cierta frecuencia en un mismo paciente, como si fueran variantes de una
misma enfermedad.
467
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Inmunopatología
468
FIBROSIS INTERSTICIAL DIFUSA
el colágeno tipo I. La elevación del colágeno III en el pulmón se refleja asimismo en un aumen-
to del procolágeno tipo III en la circulación, pero en estos casos la mejoría del paciente cursa
con una disminución de sus niveles séricos. Aún existen muchas incógnitas sobre el comple-
jo fibroblasto-producción de colágeno-colagenasa-inhibidor de la colagenasa y su relación
con los aspectos clínicos de la fibrosis pulmonar idiopática. El colágeno también se deposita
en los lugares donde ocurre la proliferación fibroblástica, entre la membrana basal del epite-
lio alveolar y el epitelio capilar, es decir, en las porciones más gruesas de la pared alveolar y
el grado de depósito de colágeno probablemente depende de la extensión del exudado infla-
matorio intersticial durante las fases agudas de la enfermedad.
Es posible que la fibrosis intraalveolar refleje la ineficacia de las células fagocíticas para
eliminar los exudados inflamatorios agudos. Al respecto, Spencer piensa que la aparente
fibrosis de la pared alveolar es en realidad el resultado del depósito original en los alveolos,
el cual es posteriormente incorporado a la pared alveolar por proliferación de neumocitos tipo
II que de este modo intentan reparar la lesión. Este tipo de cicatrización implica la incorpo-
ración de fibras de colágeno en el grosor de la pared alveolar.
No se conoce con exactitud el papel de los antígenos en la producción de la fibrosis, pero
se han demostrado complejos inmunes circulantes en la fibrosis pulmonar idiopática y en otros
tipos de fibrosis pulmonar, aunque no se sabe si constituyen una causa fundamental en la per-
sistencia y progresión de la enfermedad pulmonar. Así, aunque el daño inicial al pulmón es
causado por una gran variedad de agentes o antígenos, la fibrosis progresa sólo en algunos indi-
viduos con un patrón determinado de respuesta genética que permite la persistencia de ciertas
reacciones inmunológicas inflamatorias y probablemente esta progresión depende de la inten-
sidad del daño inicial, la integridad de la membrana basal, la susceptibilidad individual,
alteraciones subyacentes de las defensas del huésped, enfermedad pulmonar asociada al estado
nutricional, etcétera.
Cuadro clínico
469
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Radiología
La radiografía puede ser normal en 10 a 15% de los pacientes y en el estadio inicial se puede
ver una imagen en vidrio despulido. En los estadios más avanzados se observan lesiones
reticulares o retículo nodulares, finas, medianas o coalescentes de predominio basal bilateral.
La fibrosis de las regiones superiores tiende a elevar la cisura horizontal. Cuando la fibrosis
es bilateral la tráquea tiende a ser central, las sombras hiliares ocupan una posición elevada,
pero los lóbulos inferiores tienden a sobredistenderse de forma que los diafragmas perma-
necen en su posición normal, aunque con menor movilidad. La fibrosis extensa ocasiona
ensanchamiento mediastinal que semeja adenopatías hiliares o paratraqueales.
En general, se puede decir que si la etiología es por complejos inmunes circulantes, las le-
siones predominan en las bases y si es por antígenos inhalados tienden a distribuirse en las
partes medias o superiores y la exudación capilar crónica sobre todo en las bases. El pulmón
en panal se asocia con estadios finales de la enfermedad.
Actualmente se usa la tomografía axial computarizada de alta resolución para hacer
evidente la alteración periférica, central o difusa de la enfermedad y demostrar lesiones
parenquimatosas que en una radiografía simple no se pueden observar, pero se debe hacer
hincapié en que la radiografía no tiene correlación franca con el grado de fibrosis histológica,
con excepción del pulmón en panal de abeja que sí indica fibrosis en estadio final.
470
FIBROSIS INTERSTICIAL DIFUSA
Diagnóstico
La biopsia pulmonar a cielo abierto continúa siendo el procedimiento que brinda el diagnós-
tico definitivo y permite hacer estimaciones del pronóstico de la fibrosis pulmonar idiopática,
aunque pocas veces aclara la etiología del padecimiento. En los pacientes seniles o con gran
incapacidad funcional hay que valorar cuidadosamente el riesgo-beneficio de la intervención
quirúrgica.
El diagnóstico diferencial incluye enfermedades del tejido conectivo como el lupus eri-
tematoso sistémico, la esclerosis sistémica progresiva, la neumoconiosis, la alveolitis alérgica
extrínseca, la enfermedad inducida por drogas, etc., y en muchas ocasiones la fibrobroncos-
copia con toma de biopsia bronquial y transbronquial permite descartar neoplasia maligna,
enfermedad infecciosa y otras enfermedades granulomatosas. En otros pacientes se tendrá
que recurrir a la biopsia pulmonar a cielo abierto, pero en el futuro cercano habrá que hacer
una adecuada valoración de la utilidad de la biopsia múltiple por toracoscopia en el diagnós-
tico de la enfermedad.
El seguimiento de la enfermedad debe ser individualizado y basarse en el cuadro clínico y
las pruebas funcionales respiratorias, aunque en ocasiones no hay un verdadero paralelismo
de alteraciones funcionales y síntomas, y se sugiere el lavado broncoalveolar como método de
seguimiento.
Tratamiento
471
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
SINOPSIS
1. El término fibrosis intersticial difusa (FID), agrupa a todas las enfermedades que afectan las
paredes alveolares y el tejido perialveolar con alteraciones difusas en la radiografía de tórax.
2. La tos seca y la disnea son los síntomas principales, pero los pacientes pueden estar asin-
tomáticos y tener radiografía anormal. La radiografía normal no excluye el diagnóstico.
3. Se reconocen más de 180 padecimientos intersticiales, muchos de etiología conocida, pero otros
son de etiología desconocida, por lo que el diagnóstico amerita historia clínica, exámenes sero-
lógicos, lavado broncoalveolar, biopsia transbronquial, de ganglios extratorácicos o biopsia
pulmonar a cielo abierto.
4. La fibrosis pulmonar idiopática (FPI), también llamada alveolitis fibrosante criptogénica, tiene
dos tipos histológicos predominantes, a) la neumonitis intersticial descamativa que se observa
en la fase temprana de la enfermedad, y b) la neumonitis intersticial usual con desorganización
de la pared alveolar y espacios quísticos que dan el aspecto de pulmón en panal de abeja, esta-
dio final de la enfermedad.
5. Se piensa que la fibrosis intersticial se produce por la ineficacia de los fagocitos para eliminar
los exudados inflamatorios agudos, con proliferación de neumocitos tipo II que intentan
reparar la lesión. La progresión de la fibrosis depende de la intensidad del daño inicial, de la
integridad de la membrana basal, susceptibilidad individual, alteraciones subyacentes en las
defensas del huésped, enfermedad nutricional asociada al estado actual, etcétera.
6. El cuadro clínico se manifiesta principalmente por disnea lentamente progresiva, tos seca irri-
tativa, fiebre irregular, perdida de peso corporal, fatiga fácil, mialgias, artralgias, estertores
crepitantes tipo Velcro y dedos en palillo de tambor.
7. La radiografía inicial muestra una imagen en “vidrio despulido” y en estadios más avanzados
lesiones reticulares, reticulonodulares finas, medianas o coalescentes de predominio en las
bases. Actualmente, la TAC de alta resolución hace evidente las alteraciones periféricas, cen-
trales o difusas y demuestra lesiones parenquimatosas que no se alcanzan a observar en una
radiografía normal.
8. La biopsia pulmonar a cielo abierto es el procedimiento diagnóstico que permite estimar la se-
veridad de las lesiones y da un pronóstico preciso de la enfermedad, aunque pocas veces
establece la etiología. Su indicación debe tener en cuenta el riesgo-beneficio de la cirugía en el
paciente.
472
FIBROSIS INTERSTICIAL DIFUSA
LECTURAS RECOMENDADAS
473
CAPÍTULO XXVI
NEOPLASIAS PULMONARES
Dr. Domingo Sierra Contreras
CÁNCER BRONCOGÉNICO
La neoplasia maligna del pulmón es un cáncer que se origina en el epitelio del revestimiento
bronquial, en las glándulas mucíparas subyacentes o en las células epiteliales broncoalveo-
lares, tanto en las zonas centrales como en las periféricas del pulmón.
En la actualidad representa uno de los retos de la medicina moderna, tanto por su inciden-
cia, que se incrementa rápidamente, como por sus características de diagnóstico y tratamiento.
Se sabe que el tabaquismo y la contaminación ambiental son los factores predisponentes más
importantes en esta neoplasia, pero no se ha logrado una disminución significativa de la mor-
bilidad o mortalidad en los últimos decenios y más aún, se ha incrementado en los países en
desarrollo, sobre todo en los jóvenes. Por otro lado, a pesar de que se disponen de métodos
invasivos relativamente sencillos que brindan un alto porcentaje de certeza diagnóstica, es de-
cir, de gran sensibilidad y especificidad, la detección precoz de la enfermedad sigue siendo un
mito. La mayor parte de los pacientes tienen un diagnóstico tardío, que descarta toda posibi-
lidad de tratamiento curativo, con un pronóstico malo y sobrevida global de cinco años,
menor de 20% en los hombres y de 50% en las mujeres.
475
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Epidemiología
Hace 20 años, en Estados Unidos se reportaron 70 000 muertes por cáncer broncogénico y en
1992, 146 000 muertes por esta enfermedad, 146 000 casos nuevos, con una incidencia máxima
entre los 55 y 65 años. En el mundo se estima que constituye 16% de todos los tumores malig-
nos y causa 28% de las muertes por cáncer (35% en varones y 19% en mujeres). Cuando se
establece el diagnóstico, 20% tiene enfermedad localizada, 25% metástasis ganglionares y 55%
metástasis a distancia.
En México no existe un registro nacional que refleje fielmente la frecuencia de la enferme-
dad, pero en 1992 se registraron 5 450 defunciones por cáncer de pulmón, lo que representa
una tasa de 6.3 por 100 000 y en 1993 una morbilidad de 4 879 de nuevos casos de acuerdo con
el Boletín de Información Estadística de la SSA (sólo se refiere a casos registrados en los hospita-
les del Sector Salud), con incremento notable en las mujeres. Hace 20 años la proporción era de
8:1 en favor del sexo masculino y en la actualidad de 2.4:1 con franco predominio en la sexta
y séptima décadas de la vida en ambos sexos. La explicación podría estar en la respuesta ti-
sular a carcinógenos inhalados en individuos susceptibles aunado al tabaquismo, la conta-
minación atmosférica, exposición laboral (uranio, arsénico, cobre, fierro, níquel, cadmio, etc.),
enfermedades concomitantes (cicatriciales, fibrosis intersticial difusa, bronquiectasias, etc.) y
a los cambios del hábito social que ha favorecido el consumo de cigarrillos en el sexo feme-
nino, la participación de la mujer en el ámbito económico e industrial del mundo, exponién-
dolas quizás a los mismos factores que antes eran exclusivos del hombre.
Etiopatogenia
476
NEOPLASIAS PULMONARES
pulmón de cualquier tipo histológico son frecuentes en los fumadores habituales y en los no
fumadores predomina el adenocarcinoma.
Superpuesto al tabaquismo (contaminación personal), existe la contaminación ambiental,
que interviene como factor predisponente. Aunque existen hechos observacionales, sin una
demostración evidente de riesgo por sí mismo, la incidencia de cáncer es mayor en las áreas
metropolitanas que en las áreas rurales. Los efectos perjudiciales a largo plazo de la conta-
minación del ambiente con NO2, SO2, O3, etc., continúa siendo un problema de investigación
y no hay conclusiones definitivas de estos factores como un hecho causal, aunque se piensa
que influyen de una manera u otra en el desarrollo del cáncer broncogénico.
La contaminación laboral que se relaciona con el carcinoma broncogénico incluye mate-
rial radioactivo, asbesto, cadmio, cromatos, níquel, gas mostaza, aceite isopropilo, hidrocar-
buros, arsénico, hematita, cloruro de vinilo y éter bisclorometilo.
La evolución natural de la enfermedad es variable y se estima que más de 90% de los
pacientes tienen cambios radiológicos nueve meses antes de que se presenten los síntomas.
Cuando en la radiografía se observa una tumoración de 2 cm, han pasado 25 años en el ade-
nocarcinoma y ocho años en el carcinoma epidermoide o en el carcinoma de células pequeñas.
No hay evidencia de que el carcinoma broncogénico sea una enfermedad genética, pero
se piensa que las células tumorales han adquirido una serie de lesiones genéticas que com-
prenden la activación de oncogenes dominantes y la inactivación de oncogenes supresores de
los tumores en oncogenes recesivos.
Histopatología
El tejido epitelial del pulmón deriva del endodermo, con una sola capa de células cuboidales,
de las que se originan las células de revestimiento y las células secretoras, por ello los tumores
epiteliales del pulmón tienen características comunes en los distintos tipos celulares y hacen
difícil una agrupación histológica. La Organización Mundial de la Salud clasifica el cáncer
broncogénico en cinco grandes grupos con el fin de uniformar los criterios diagnósticos y tera-
péuticos (cuadro 26.1).
477
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
III. Adenocarcinoma
Acinar
Papilar
Bronquioloalveolar
Carcinoma sólido con formación de moco
V. Carcinoma adenoescamoso
478
NEOPLASIAS PULMONARES
Cuadro clínico
Debido al pleomorfismo del cáncer broncogénico, los síntomas y signos clínicos son muy va-
riados y están en íntima relación con la localización anatómica del tumor, con el crecimiento
tumoral, la invasión u obstrucción de las estructuras adyacentes, la participación de los gan-
glios linfáticos, las metástasis por diseminación hematógena o simulando a la enfermedad
metastásica síndrome paraneoplásico). Aunque pueden ser asintomáticos por mucho tiempo,
probablemente sus manifestaciones clínicas son insidiosas, el paciente subestima los síntomas
y acude al médico cuando la enfermedad está muy avanzada. En nuestro medio la deficiente
cultura médica o los motivos económicos hacen que el individuo trate sus síntomas en forma
empírica y sólo cuando estas manifestaciones son importantes acude a la consulta médica; el
cáncer está en etapa avanzada y facilita el diagnóstico, pero no permite un tratamiento opor-
tuno. Por ello el médico general debe estar preparado para el reconocimiento precoz de la
enfermedad en sus distintas variedades histológicas.
Cuando el carcinoma broncogénico tiene localización central, como el cáncer epidermoide
y el de células pequeñas, el crecimiento local y la obstrucción parcial o total de la luz bron-
quial condicionan tos y expectoración, que son los síntomas más importantes. Así el indivi-
duo con tos persistente por más de cuatro semanas sin una causa evidente, mayor de 40 años
y con antecedente de tabaquismo, debe alertar al médico para investigar acuciosamente la
presencia de rasgos sanguinolentos en la expectoración, la presencia de hemoptoicos o franca
hemoptisis, todo lo cual sugiere carcinoma broncogénico.
En los neumópatas crónicos que ya presentan estos síntomas, el incremento de los mismos
sin una causa aparente, acompañados o no de fiebre irregular, astenia, hiporexia o pérdida pau-
latina de peso corporal, obliga a profundizar los estudios para descartar la presencia de cáncer.
También la aparición de nuevos síntomas en el tosedor crónico, como el dolor torácico persis-
tente, con o sin las manifestaciones generales ya referidas, así como las agudizaciones frecuentes
con o sin infección bronquial agregada, la presencia de neumonía repetitiva en un mismo seg-
mento o lóbulo, la evolución lenta y prolongada de la misma a pesar de un tratamiento ade-
cuado, son indicios importantes para el reconocimiento de esta enfermedad.
La disminución de la luz bronquial explica las infecciones frecuentes y la atelectasia. El
crecimiento exagerado del tumor provoca necrosis central por isquemia y destrucción del
parénquima pulmonar que se traduce como absceso pulmonar aséptico y la infección bacte-
riana agregada absceso piógeno, lo cual es frecuente en el carcinoma epidermoide y en menor
proporción en el carcinoma de células grandes y en el adenocarcinoma. La extensión por creci-
miento tumoral llega a comprometer a la pleura y condiciona derrame que con frecuencia es
serohemático y/o recidivante.
El síndrome de vena cava superior es por compresión o invasión de la vena cava superior,
la participación pericárdica o cardiaca condiciona tamponade, arritmias o insuficiencia car-
diaca. En las etapas más avanzadas será evidente la participación extratorácica con presencia
de adenopatía cervical e invasión de órganos extratorácicos, como hígado, huesos, etc. La dis-
fonía irregular y persistente sugiere la participación del nervio laríngeo recurrente izquierdo,
479
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
pues la recurrencia se hace a nivel del bronquio principal izquierdo; cuando se localiza en las
partes superiores da lugar al síndrome de Pancoast. En el carcinoma epidermoide las ma-
nifestaciones paraneoplásicas son hipercalcemia e hipocratismo digital en los estadios avan-
zados.
Cuando la localización tumoral es principalmente periférica, las manifestaciones bron-
quiales son mínimas o están ausentes, pero la extensión por contigüidad a la pleura da como
resultado derrame pleural que se traduce clínicamente como disnea progresiva con o sin dolor
torácico, en ocasiones fiebre irregular, malestar general y pérdida progresiva de peso corpo-
ral. Muchas veces el desarrollo de la enfermedad es insidioso y sólo se manifiesta cuando el
derrame ocupa una gran parte de la cavidad pleural, habitualmente serohemático o recidi-
vante, que define la presencia de la neoplasia maligna. También invade la parrilla costal con
dolor torácico siguiendo el trayecto de la costilla afectada con o sin irradiación al hombro del
mismo lado. Estos síntomas predominan en el adenocarcinoma, tumor que metastatiza precoz-
mente, y con frecuencia sus manifestaciones extratorácicas son las predominantes, afectando
hígado, suprarrenales, huesos, sistema nervioso central, etcétera.
En el carcinoma de células grandes la localización tiende a ser más bien periférica que cen-
tral, con franco predominio en lóbulos superiores, tiende a crecer localmente y alcanza diáme-
tros mayores de 3 a 4 cm y aunque puede abscedarse lo hace en menor proporción que el cáncer
epidermoide. Los síntomas bronquiales están presentes, pero el sangrado de vías aéreas es
raro. Los síntomas generales, astenia, adinamia, hiporexia, disminución de peso corporal, etc.,
con cambios en los hábitos matutinos de tos y expectoración en el bronquítico crónico su-
gieren la enfermedad. En general constituyen menos de 5% de los tumores pulmonares y por
su localización superior pueden dar lugar al síndrome de Pancoast. El patrón metastásico es
similar al adenocarcinoma y casi la mitad de los casos tienen localización cerebral.
Como se mencionó, el carcinoma de células pequeñas es el más agresivo de los tumores
pulmonares y aunque su localización con frecuencia es central, su crecimiento local es mucho
menor que el del cáncer epidermoide, pero invade rápidamente estructuras vecinas y metas-
tatiza a distancia precozmente. La tos y la expectoración son frecuentes, además de los sín-
tomas generales de toda neoplasia y es común que se asocie a neumonía, atelectasia, etc. En
muchas ocasiones el diagnóstico se establece por sus metástasis extratorácicas, como la pre-
sencia de ataxia cerebelosa o síndromes paraneoplásicos, frecuentes en este tipo tumoral.
Los síndromes paraneoplásicos son frecuentes en el cáncer broncogénico y a veces ante-
cede a las manifestaciones locales o semejan a la enfermedad metastásica, generalmente remi-
ten con el tratamiento quirúrgico. Los síntomas generales como la pérdida de peso, hiporexia,
caquexia, fiebre, inmunodepresión, etc., son de causa desconocida y se presentan en 20% de
los pacientes. Aunque no existen metástasis glandulares, clínicamente semejan a la función
de las mismas como consecuencia de la secreción hormonal peptídica o de una reacción cru-
zada inmunitaria entre el tumor y los antígenos tisulares normales. Entre éstas se debe
mencionar a las miopatías, neuropatías, degeneración cerebelosa, mielopatía necrosante,
acantosis nigricans, síndrome de Cushing, síndrome carcinoide, hiperparatiroidismo, gineco-
mastia, acromegalia, hipoglicemia, tromboflebitis migratoria, púrpura, anemia, etc. No existe
480
NEOPLASIAS PULMONARES
una explicación adecuada a esta situación y se ha mencionado que como el tumor se inicia en
las células de Kurschinsky, el desarrollo tumoral hace que semeje la acción de ciertas glándulas
en su funcionamiento y por ello la presencia de este tipo de alteraciones.
Las manifestaciones clínicas del síndrome obedecen a la localización tumoral en regiones api-
cales y el tipo tumoral más frecuente es el cáncer epidermoide, seguido por el adenocarcino-
ma y el cáncer de células grandes, aunque en una menor proporción. Toman por contigüidad
el primer nervio torácico y al octavo cervical, originando dolor en el hombro y en el territorio del
nervio cubital del mismo lado, puede erosionar la primera y segunda costillas, y la extensión
paravertebral causa compromiso en la cadena simpática con aparición del síndrome de Hor-
ner, que se manifiesta por ptosis palpebral, miosis, enoftalmos, lagrimeo y anhidrosis con
tumefacción de la hemicara del lado afectado.
Manifestaciones radiológicas
La radiografía simple de tórax brinda información valiosa para la valoración del paciente con
sospecha clínica de carcinoma broncogénico, sin embargo, no hay una imagen patognomónica,
por el contrario, hay una gran diversidad de alteraciones radiológicas e incluso en algunos
casos la radiografía puede parecer normal. Lo frecuente es observar una imagen tumoral de
tamaño variable y de acuerdo con su localización anatómica nos sugiere la estirpe histológica
o bien se puede manifestar como consolidación neumónica, atelectasia, absceso pulmonar o de-
rrame pleural. En otras ocasiones la imagen es de reforzamiento cisural con dudosa tumora-
ción hiliar, el hilio pulmonar puede ser denso y ancho con bordes mal definidos y hay que
buscar el ensanchamiento mediastinal que indica la participación ganglionar hiliar o medias-
tinal, con elevación del hemidiafragma por participación del nervio frénico del lado afectado.
Hay que observar las costillas en busca de lesiones líticas o erosiones del reborde costal. La tomo-
grafía lineal precisa las características de la imagen tumoral, sus bordes irregulares, la presen-
cia de adenopatía satélite y la ausencia de calcificaciones en el interior de la imagen tumoral.
También permite apreciar la participación de los ganglios hiliares, mediastinales y subcari-
nales, con ensanchamiento de la carina principal o ensanchamiento mediastinal reflejando
esta situación. Ante la sospecha de invasión vascular habrá que plantear la práctica de angio-
neumografía para precisar la participación de los grandes vasos o de las venas cavas.
En la actualidad, la tomografía axial computarizada (TAC) ha facilitado la valoración
radiológica en el cáncer broncogénico y permite definir con precisión la participación de
órganos vecinos, el crecimiento intraluminal del tumor bronquial, la invasión ganglionar, su
extensión a la parrilla costal y órganos mediastinales, así como la infiltración pericárdica o de
las estructuras vasculares. Como parte del método radiológico se efectúa la administración
481
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
de medio de contraste que permite definir estas estructuras y medir la densidad de la lesión;
cuando es mayor de 30 y menor de 150 UH (unidades Hounfield) sugiere neoplasia maligna.
Actualmente se considera que la TAC es el método no invasivo ideal para la estadificación del
cáncer broncogénico. La resonancia magnética nos permite precisar la afectación ósea, sobre
todo a nivel de la columna vertebral pero probablemente no brinde mayor información que la
TAC en definir las características tumorales, pero su precisión es mayor en el síndrome de Pan-
coast, en la ventana aortopulmonar, en los ganglios hiliares, en la pared ósea y el diafragma,
por lo que habrá que reservarlo para casos específicos.
En resumen, las alteraciones radiológicas se presentan como nódulo pulmonar, tumor hi-
liar, tumor pulmonar y ensanchamiento mediastinal, hilio basculado, neumonía recidivante,
atelectasia, absceso pulmonar, permeación linfática y derrame pleural (figuras 26.1 y 26.2).
Diagnóstico
482
NEOPLASIAS PULMONARES
pero requiere cuando menos tres muestras matutinas de expectoración. En la actualidad se em-
plea la recolección en carbowax, que permite almacenar las muestras de expectoración de va-
rios días para su procesamiento con inmersión en bloques de parafina además de la tinción
directa, lo cual mejora aún más el rendimiento. Cuando existe sangrado de vías aéreas, el diag-
nóstico por este método es bastante rápido y preciso, aunque desafortunadamente representa
estadios avanzados del tumor, pero evita otro tipo de estudios más agresivos que no brindan
mayor beneficio terapéutico o pronóstico para el paciente.
Si el estudio anterior es negativo, dudoso o se plantea el tratamiento quirúrgico, hay que,
indicar la fibrobroncoscopia, que permite la visualización macroscópica del crecimiento tumoral
en la luz bronquial, tomando muestras por lavado, cepillado y biopsia directa de la tumoración,
con una gran sensibilidad y especificidad, sin olvidar la biopsia de la carina principal y del sitio
de la probable sección quirúrgica con el fin de garantizar el beneficio de la cirugía.
En ocasiones, a pesar de los métodos anteriores, no hay diagnóstico de certeza o existe
duda del beneficio del tratamiento quirúrgico y se debe recurrir a la mediastinoscopia. Con
este método diagnóstico se explora el espacio mediastinal anterior a través de una incisión en
el cuello similar a la traqueostomía; con disección roma por delante de la tráquea se llega a los
ganglios paratraqueales e hiliares para establecer el diagnóstico definitivo o la participación
neoplásica de estas estructuras y define el tratamiento quirúrgico.
En forma alterna al estudio anterior o complementando al mismo, se efectúa la mediasti-
nostomía que aborda el mediastino por vía anterior con una incisión paraesternal, resección
de un cartílago costal y toma de biopsia ganglionar directa con el fin de establecer el diag-
483
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
T Tumor primario
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NEOPLASIAS PULMONARES
N Afectación ganglionar
M Metástasis
Una vez efectuada la clasificación TNM se agrupa en estadios que van del I al IV de la
siguiente manera:
485
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
486
NEOPLASIAS PULMONARES
tipo debe tener mayor incidencia. Es más, en un mismo país, de acuerdo con las condiciones
socioeconómicas regionales, puede tener variación en cuanto a incidencia de benignidad o
malignidad, por su mayor incidencia en tuberculosis, histoplasmosis, coccidioidomicosis, lo
cual aplicado a México daría mayor incidencia de lesiones malignas en las grandes metrópo-
lis por el problema de contaminación ambiental, tabaquismo activo y pasivo, etcétera.
La posibilidad de malignidad se incrementa si el paciente tiene antecedente de hábito
tabáquico, es mayor de 40 años y si hay variaciones en el tamaño de la lesión de un estudio
radiológico a otro, siendo este último dato el más trascendente, pero desafortunadamente en
la práctica clínica se da con poca frecuencia, pues habitualmente el individuo no guarda los
estudios radiológicos y no es factible comparar las lesiones.
Ahora bien, el estudio del paciente se inicia con la radiografía simple en PA y lateral, lo
cual nos permite excluir a los nódulos calcificados, sobre todo si son calcificaciones centrales,
en palomitas de maíz, que se consideran de naturaleza benigna, pero hay que tener cuidado
con las calcificaciones puntiformes o excéntricas, pues en ocasiones son lesiones malignizadas
(figura 26.3).
El siguiente paso es la tomografía axial computarizada (TAC), que tiene la ventaja de ha-
cer evidente otras lesiones nodulares no observables en estudio simple, la presencia de lesiones
ganglionares hiliares o mediastinales y medir el coeficiente de atenuación en unidades Houn-
field (UH). Las lesiones malignas caen en el rango de 30 a 150 UH. Cuando existen dudas se
puede recurrir a la TAC helicoidal que brinda mayor información. En muchas ocasiones la
secuencia anterior basta para definir la lesión, pero de no ser así, habrá que plantear la explo-
ración armada con punción transtorácica, cepillado bronquial o transbronquial a través de
fibrobroncoscopia, según si la lesión es central o periférica. En manos experimentadas el
487
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Además del cáncer broncogénico existen otros tumores malignos o benignos, tanto de origen
bronquial como parenquimatoso propiamente dicho. La incidencia de éstos es muy baja, mu-
chas veces son asintomáticos y constituyen un hallazgo radiológico, su importancia radica en
el diagnóstico diferencial con el cáncer broncogénico.
De los tumores bronquiales destaca el tumor carcinoide, con una incidencia de 1% de
todos los tumores primarios del pulmón. Tiene cuatro variedades: el carcinoide, el cilidroma,
el carcinoma quístico adenoideo y el carcinoma mucoepidermoide. En realidad estos tumores
son malignos, pero su crecimiento es lento y hasta hace poco se les consideraba benignos; en
general tienden a ser centrales pero pueden ser periféricos e inclusive multinodulares, habi-
tualmente asintomáticos, pero a veces el primer síntoma es la hemoptisis en el carcinoide,
pues su superficie está muy vascularizada.
El síndrome carcinoide caracterizado por enrojecimiento, edema periorbital, lagrimación,
salivación y fiebre es poco frecuente en el carcinoide bronquial, pero mucho más intenso que
en el carcinoide intestinal. Los cilidromas se desarrollan en tráquea y bronquios gruesos, son
mucho menos frecuentes que el anterior y pueden presentar metástasis ganglionares en el
momento de su resección y el carcinoma mucoepidermoide es el menos frecuente de los ade-
nomas, tiende a ser central pero muy rara vez afecta la tráquea.
La fibrobroncoscopia es el método de elección en el diagnóstico, pero habrá que tener cui-
dado con la biopsia bronquial o habrá que evitarla ante una tumoración muy vascularizada.
488
NEOPLASIAS PULMONARES
La citología exfoliativa es de poco valor, ya que la descamación es muy escasa porque habi-
tualmente la mucosa está intacta; el tratamiento será quirúrgico y la resección debe tener en
cuenta que el tumor muchas veces tiene el aspecto de iceberg, es decir, crecimiento intralumi-
nal poco importante y mucho mayor masa tumoral por debajo de la mucosa bronquial. La
intervención tiene la ventaja de establecer el diagnóstico definitivo, así como el grado de in-
vasión y el pronóstico de sobrevida en estos tumores, que es prácticamente de 95% a los cinco
años y de 71% cuando presentan metástasis ganglionares, pero todo puede depender del mo-
mento en que se lleve a cabo la resección.
La papilomatosis múltiple del aparato respiratorio está muy relacionada con la papiloma-
tosis laríngea y es frecuente que sea un tumor central, que condiciona la obstrucción de las vías
aéreas y en ocasiones hemoptisis. Se piensa que tiene un origen viral y se le ha asociado con el
tipo 6 del papilomavirus humano, queda por definir si en su origen es neoplasia de baja malig-
nidad o si es una degeneración del tumor y la muerte sobreviene por extensión tumoral más
que por metástasis. El tratamiento es la resección endoscópica y en pocas ocasiones por tora-
cotomía, se debe evitar la radiación posterior porque favorece la degeneración maligna.
De los tumores parenquimatosos destacan los que se originan en el músculo estriado o
liso, es decir el leiomioma, el leimiosarcoma y el rabdomiosarcoma, que pueden asociarse a
broncoespasmo y hemoptisis, pero son manifestaciones clínicas poco comunes, y su trata-
miento es quirúrgico pues en realidad es el que brinda el diagnóstico definitivo. En el tejido
fibroso se generan el fibroma y el fibromiosarcoma, en el tejido adiposo el lipoma y el liposar-
coma, y en los vasos sanguíneos el hemangioma y el angiosarcoma que son susceptibles de
presentar hemoptisis.
En el parénquima pulmonar se localiza el hamartoma, que es un tumor raro, pero el más
frecuente de todos ellos. Tiene tejido normal pero anárquico en cuanto a cantidad, distribución
y diferenciación, aunque en el pulmón son neoplasias benignas de tejido conjuntivo. General-
mente asintomático, se detecta en estudios radiológicos de rutina, predomina en hombres alre-
dedor de los 60 años, tiene la apariencia nodular, en ocasiones asimétrico, con varias aristas,
multicalcificado, en forma de palomitas de maíz y su tratamiento debe ser quirúrgico por tora-
cotomía, que permite descartar la neoplasia maligna con biopsia transoperatoria y sólo basta la
enucleación como tratamiento definitivo.
Un tumor más raro aún es el tumor benigno de células claras, histológicamente semejante
al renal de células claras, es asintomático, su incidencia es alrededor de los 50 a 60 años y su
tratamiento es por enucleación o resección tumoral más amplia.
Potencialmente cualquier neoplasia maligna puede dar metástasis al pulmón, pues toda la circu-
lación venosa pasa por los pulmones y puede formar nichos neoplásicos; hay que recordar que
489
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
el drenaje venoso recibe sangre de cabeza y cuello, del tórax, del tracto digestivo, genitouri-
nario, y extremidades, y puede dar lugar a nódulos solitarios o múltiples en el pulmón como
metástasis de neoplasia primaria extratorácica, sin embargo, la sangre del tracto digestivo in-
ferior drena por el sistema porta al hígado y de allí a los pulmones, por lo que es frecuente
que las metástasis pulmonares sean precedidas por metástasis hepáticas. Por otro lado, la circu-
lación linfática a través del conducto torácico drena en las venas sistémicas y así las metásta-
sis linfáticas se pueden establecer en los ganglios hiliares o mediastinales o llegar al pulmón
a través de las venas sistémicas o bien por crecimiento de los vasos linfáticos pulmonares o
embolización de estos canales, lo cual se conoce como carcinoma linfangítico que radiológi-
camente es de apariencia de infiltrado reticular o reticulonodular en forma centrípeta.
Cuando la metástasis es por nódulo solitario no hay síntomas, pero se detectan en los con-
troles periódicos de los pacientes con una neoplasia ya diagnosticada y/o tratada. En 2 a 5%
no hay antecedentes previos de cáncer y la punción transtorácica o transbronquial, o la resec-
ción por toracotomía del nódulo establece el diagnóstico de cáncer y sugiere la localización
primaria. Los nódulos múltiples también son asintomáticos, pero cuando su número es exa-
gerado o por su tamaño comprometen en gran extensión el parénquima pulmonar, la disnea
es el síntoma más importante, aunque el diagnóstico por lo general es radiológico en los con-
troles periódicos del paciente con neoplasia ya diagnosticada (figura 26.4).
En las metástasis intersticiales el inicio puede ser asintomático, pero la disnea y la insufi-
ciencia respiratoria subsecuente progresa rápidamente. En general, el diagnóstico de certeza
se establece por punción transtorácica, transbronquial o a cielo abierto y se ha recomendado
la extirpación quirúrgica de los nódulos solitarios para prologar la vida del paciente. Ahora
bien, cualquier tipo de tumor maligno puede dar metástasis nodulares o intersticiales, pero la
siguiente tabla puede dar sugerencias para sospechar la localización extratorácica.
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NEOPLASIAS PULMONARES
SINOPSIS
Cáncer broncogénico
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
5. Las manifestaciones clínicas son muy variadas. En general, el individuo mayor de 40 años con
tos de más de tres semanas de duración debe ser sometido a un examen cuidadoso para descar-
tar este padecimiento. El paciente con EPOC que tiene cambios en sus hábitos de tos crónica,
presencia de hemoptoicos o hemoptisis repetitivas, amerita descartar la neoplasia maligna, al
igual que las neumonías repetitivas en el mismo hemitórax o derrame pleural serohemático.
6. Las manifestaciones paraneoplásicas no tienen una explicación precisa, pero son frecuentes en
el carcinoma de células pequeñas, sin excluir a las otras variedades histológicas. En ocasiones
estas manifestaciones anteceden a las del tumor primario broncogénico.
8. El diagnóstico siempre debe definir la estirpe histológica. Esto se consigue con citología exfo-
liativa en expectoración o en líquido pleural, con biopsia bronquial, transbronquial, transtorá-
cica, mediastinoscopia, mediastinostomía y en ocasiones se tiene que recurrir a la toracotomía
exploradora y biopsia de pulmón a cielo abierto.
10. Cuando el carcinoma es quirúrgico el pronóstico es bueno, sobre todo si se trata de carcinoma
epidermoide en estadio I, es menos favorable en adenocarcinoma y en el de células grandes. El
carcinoma de células pequeñas en general se considera no quirúrgico y responde bien al
tratamiento con radio y/o quimioterapia, pero metastatiza precozmente y la sobrevida sigue
siendo mala a corto plazo.
492
NEOPLASIAS PULMONARES
5. Si se concluye en lesión benigna o hay dudas, se puede optar por la conducta conservadora con
revisión periódica y actuar de acuerdo con resultados.
1. Excluyendo al carcinoma broncogénico, los otros tumores malignos o benignos son poco
frecuentes, casi siempre asintomáticos y son un hallazgo radiológico en estudios de rutina. Su
importancia reside en que ameritan diagnóstico diferencial con el cáncer broncogénico.
2. Destaca el tumor carcinoide con sus variedades: cilindroma, quiste adenoideo y mucoepider-
moide. Desde el punto de vista histológico es un tumor maligno pero de crecimiento lento con
una sobrevida larga, a veces más de 20 años. El tratamiento siempre es quirúrgico.
1. Potencialmente todas las neoplasias malignas pueden metastatizar a pulmón, ya sea por vía
venosa, linfática o linfohemática. Las neoplasias del tracto digestivo inferior habitualmente
metastatizan primero a hígado y después a pulmón, el drenaje venoso es por el sistema porta
a hígado y de allí a pulmón.
2. Las metástasis a pulmón son nódulos únicos o múltiples, asintomáticos, pero su extensión o
número pueden condicionar manifestaciones de insuficiencia respiratoria.
LECTURAS RECOMENDADAS
BEELHT, T., Epidemiology and etiology of lung cancer, Clin Chest Med, EUA, 1993.
CLIFTON, M., Lung cancer staging clasification, Clin Chest Med, EUA, 1993.
493
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
COHEN, M. H., “Evolución natural y cuadros clínicos del carcinoma de pulmón”, en Fishman, A. P.,
Tratado de neumonía, 2a ed., Doyma, Barcelona, España, 1991.
LILLINGTON, G. A., ”Diagnóstico sistemático de los nódulos pulmonares”, en Fishman, A. P., Tratado de
Neumología, 2a ed., Doyma, Barcelona, España, 1991.
——, Tratamiento del nódulo pulmonar solitario, Hosp Practice, Ed. Mex., 1994.
LILLINGTON G. A. Y CASKEY, C. L., Evolution and management of solitary and multiple pulmonary nodules, Clin
Chest Med, EUA, 1993.
OCHS, R. H., “Neoplasias pulmonares distintas del carcinoma broncogénico”, en Fishman, A P., Tratado
de Neumología, 2a ed., Doyma, Barcelona, España, 1991.
SAMET, J. M., The epidemiology of lung cancer, Chest, EUA, 1993.
STRAUCHEN, J. A. Y KLEINERMAN, J. I., “Los pulmones en la enfermedad hematológica maligna,” en
Fishman, A. P,. Tratado de Neumología, 2a ed., Doyma, Barcelona, España, 1991.
494
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
PATOLOGÍA MEDIASTINAL
CAPÍTULO XXVII
PATOLOGÍA MEDIASTINAL
Dr. Rufino Echegoyen Carmona
Dr. Enrique Rivera García
Puesto que el mediastino es un espacio pequeño para el número de órganos que aloja, la
patología de alguno de ellos se manifiesta con síntomas propios y con síntomas prestados
en función del sitio que ocupa dentro del mediastino. Por consiguiente, es importante tener
495
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
en cuenta los elementos anatómicos con los que cada órgano entra en contacto, ya que la
inflamación, la compresión, el jalón o irritación que produce uno sobre otro se manifiesta con
una sintomatología precisa. De aquí que para elaborar el diagnóstico de alguna de las enfer-
medades mediastinales sea preciso tener en cuenta la anatomía del mismo, que se puede con-
sultar en el capítulo correspondiente (figuras 27.1 a la 27.4).
FIG. 27.1. Mediastino visto por la cara lateral derecha. Obsérvense la relación del hilio pulmonar
con el pericardio, la vena cava superior, el frénico, el neumogástrico y el simpático torácico
como elementos anatómicos principales.
COMPARTIMENTOS MEDIASTINALES
Teniendo en cuenta que los tumores mediastinales ocupan sitios determinados en el medias-
tino y con esto afectan específicamente los órganos que se encuentran cerca, el mediastino se
ha subdividido en compartimentos bien delimitados que con la ayuda radiográfica permiten
la localización exacta de los tumores y por consiguiente integrar diagnósticos a base de sínto-
mas, síndromes y localización compartimental.
El mediastino se divide en dos compartimentos: el superior y el inferior, separados por un
plano horizontal que va del ángulo de Louis al disco entre la IV y V vértebras torácicas y que
se corresponde con la bifurcación traqueal.
El mediastino superior se subdivide en dos compartimentos: el anterior y el posterior,
separados por un plano vertical que pasa por la cara posterior de la tráquea.
496
PATOLOGÍA MEDIASTINAL
FIG. 27.2. Mediastino visto por la cara lateral izquierda. Relación del hilio pulmonar con el pericardio,
el cayado de la aorta, el frénico, el neumogástrico, el esófago y el simpático torácico.
497
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
SINTOMATOLOGÍA MEDIASTINAL
498
PATOLOGÍA MEDIASTINAL
Compartimentos mediastinales
FIG. 27.5. Esquema que muestra las líneas que permiten subdividir al mediastino en compartimentos.
Disnea. Es progresiva de grandes hasta pequeños esfuerzos y a veces está acompañada de tiros
supraesternal, supraclavicular o intercostal.
Con los síntomas señalados, a los que se agregan los que produce el órgano afectado y
con los datos radiográficos, se integran síndromes, que en este caso se conocen como sín-
dromes mediastinales. Éstos son constantes de acuerdo con el compartimento mediastinal en
que se encuentre la alteración patológica, y son básicos en la integración diagnóstica.
499
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
SÍNDROMES MEDIASTINALES
Síndrome de compresión traqueal. Tos ronca, penosa, seca, estridor traqueal, tiro supraesternal y
radiológicamente desviación o disminución del calibre de la tráquea.
Síndrome de compresión bronquial. Tos seca, ronca, hemoptoicos, disnea progresiva, atelectasia
o sobredistensión pulmonar.
Síndrome de compresión de la vena cava superior. Cefalea, vértigos, zumbido de oídos y epistaxis
frecuentes. Más tarde edema y cianosis de cara, cuello y hombros (edema en pelerina), así
como circulación colateral en la parte anterosuperior del tórax.
Síndrome de Claudio Bernard Horner. Exoftalmos, ptosis palpebral y miosis, por compresión del
ganglio estelar del simpático cervical.
Con fines prácticos denominaremos tumor mediastinal a todo proceso ocupativo localizado
en este espacio, por lo que quedan comprendidos los tumores benignos y malignos, las metás-
tasis de procesos intra y extratorácicos, las adenomegalias infecciosas y los padecimientos car-
diovasculares que produzcan sintomatología mediastinal.
El diagnóstico clínico se integra con la identificación de síntomas y síndromes mediasti-
nales. Los estudios radiográficos son básicos y tienen por objeto localizar la patología con la
mayor precisión posible, al delinear sus límites y estimar sus relaciones con los órganos con-
tiguos. Con su ayuda, se puede decir con bastante seguridad si la lesión es sólida, quística, de
origen vascular, linfático o de otro tipo.
Los estudios radiográficos que se utilizan para precisar la localización de los tumores me-
diastinales comprenden las radiografías simples de tórax en posición posteroanterior, lateral
500
PATOLOGÍA MEDIASTINAL
Tumores mediastinales
PS
AS
AI PI
FIG. 27.6. Esquema que muestra las líneas que permiten subdividir al mediastino en compartimentos.
501
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Los timomas. Tienen forma redondeada con bordes lisos y lobulados, hacen prominencia hacia
uno o ambos lados de la silueta mediastinal. Pueden acompañarse con síntomas de miastenia gra-
vis. La angiocardiografía es útil para diferenciarlos de los aneurismas de la aorta.
Los bocios intratorácicos. Pueden ser nodulares y no tóxicos. La gamagrafía tiroidea es útil para
el diagnóstico (figura 27.7).
502
PATOLOGÍA MEDIASTINAL
Los lipomas, fibromas, hemangiomas, linfangiomas. Son tumores raros y la mayoría de ellos tienen
carácter benigno.
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Este espacio es muy pequeño y se encuentra comprendido entre la cara anterior del pericar-
dio y la posterior del esternón. En condiciones normales tiene grasa y tejido conectivo celular.
Sintomatología: dolor retroesternal, algias precordiales y en ocasiones tos seca. No tiene
síndromes específicos.
En este compartimento se localizan los siguientes tumores:
504
PATOLOGÍA MEDIASTINAL
de los nervios intercostales, las cadenas simpáticas con el ganglio estelar en la parte superior y
los nervios esplácnicos en la porción inferior.
Los síntomas propios de este compartimento son: dolor torácico con irradiación de inter-
costales, disfagia, hipo y bradicardia. Se pueden integrar los siguientes síndromes: el de Clau-
dio Bernard Horner y el de compresión de la vena cava inferior.
En los compartimentos mediastinales posteriores se localizan fundamentalmente:
FIG. 27.10. Radiografía con una gran tumoración en el mediastino posterior e inferior derecho.
El estudio histopatológico de la pieza resecada reportó un histiocitoma.
505
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
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PATOLOGÍA MEDIASTINAL
Tumores benignos. Como son los leiomomas, los fibromas o los lipomas.
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Los quistes broncogénicos. Poseen una cavidad única que contienen material mucoide de color
blanco lechoso o marrón sucio. Se encuentran en la vecindad de la bifurcación traqueobron-
quial, son más frecuentes del lado izquierdo y tienen un origen congénito. Poseen una pared
delgada y están revestidos de epitelio respiratorio, con glándulas mucosas, cartílago, tejido
elástico y músculo liso (figuras 27.14 y 27.15).
Los quistes pericárdicos. Los de origen congénito, por alteraciones en la subdivisión de la cavi-
dad celómica. Son redondeados, de contorno liso y contenido líquido transparente.
Las adenopatías metastásicas. Que pueden ser metástasis del cáncer de pulmón, estómago, prós-
tata o riñones (figura 27.16).
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PATOLOGÍA MEDIASTINAL
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Los aneurismas de la porción ascendente de la aorta o del cayado. Se extienden generalmente hacia
adelante y a la derecha, cuando crecen mucho pueden erosionar el esternón (figuras 27.17 y
27.18).
FIG. 27.17. Tomografía axial computada de tórax que corresponde a un aneurisma de la aorta
y que en la radiografía simple posteroanterior daba la impresión de una gran tumoración
del mediastino medio que hacía protrusión hacia la izquierda.
FIG. 27.18. En un corte en un plano más abajo se observa cómo rechaza la tráquea y el esófago.
Clínicamente se integró un síndrome broncorrecurrencial.
510
PATOLOGÍA MEDIASTINAL
MEDIASTINITIS
Las infecciones del mediastino pueden ser agudas o crónicas. Las primeras son poco frecuentes
y en su etiología cuenta la perforación esofágica por un cuerpo extraño o como complicación de
una esofagoscopia. También pueden ser consecuencia de la extensión de una infección del espa-
cio retrofaríngeo. La imagen radiográfica corresponde a un ensanchamiento mediastinal.
Clínicamente existe alguno de los antecedentes señalados seguido de dolor intenso re-
troesternal irradiado al cuello, acompañado de un síndrome febril. Pueden progresar hasta la
formación de absceso con su consiguiente perforación hacia el esófago, bronquios o cavidad
pleural, lo que puede dar lugar a una fístula esofagopleural. A menudo tienen carácter letal.
Las mediastinitis crónicas, en cambio, suelen ser granulomatosas de origen tuberculoso o
micótico, como la coccidioidomicosis o la histoplasmosis. El proceso inflamatorio se inicia a la
altura de la tráquea y cerca del hilio y determina una fibrosis muy importante. Radiográ-
ficamente se caracteriza por ensanchamiento de la parte superior del mediastino y en algunos
casos se observan calcificaciones.
NEUMOMEDIASTINO
El neumomediastino predomina en los recién nacidos, pero también se observa en los adul-
tos. Su etiología puede ser espontánea o traumática. El neumomediastino espontáneo es el
mecanismo más frecuente y se debe a la ruptura de alveolos o bronquiolos respiratorios. El
aire que se escapa sigue el camino de las vainas de los vasos y de los bronquios hasta llegar
al mediastino. En los neonatos puede dar lugar a un neumotórax. En los adultos el aire sigue
el camino de las fascies hacia el cuello y pared anterior del tórax, y da origen al enfisema sub-
cutáneo.
El neumomediastino traumático es consecuencia de traumatismos torácicos con ruptura
del esófago o la tráquea. En estos casos puede complicarse con una mediastinitis aguda.
En los buzos o los pilotos de aviación puede producirse por descensos bruscos en la pre-
sión atmosférica.
Las manifestaciones clínicas dependen de la cantidad de aire existente en el mediastino y
de la presencia o no de infecciones agregadas. Los adultos refieren dolor retroesternal irra-
diado a los hombros y extremidades superiores, precedido de una crisis de tos, estornudos o
vómitos. Puede haber disnea. En los recién nacidos es frecuente la plétora de las venas del
cuello, pulso filiforme e hipotensión sistémica importante.
En la radiografía posteroanterior se observa una línea longitudinal paralela al borde de la
silueta cardiaca y separada de la misma por aire (figura 27.19).
511
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
FIG. 27.19. Corte tomográfico por arriba de la carina traqueal en un enfermo con neumomediastino.
Obsérvese cómo el aire hace una disección de los elementos anatómicos localizados
entre las dos pleuras mediastinales.
HEMOMEDIASTINO
Se produce por traumatismos graves, como los accidentes automovilísticos, en donde hay
compresión de la caja torácica. Puede producirse por ruptura de un aneurisma aórtico. Radio-
lógicamente se observa ensanchamiento del mediastino y clínicamente produce dolor retroes-
ternal irradiado hacia la cara posterior.
SINOPSIS
512
PATOLOGÍA MEDIASTINAL
2. Teniendo en cuenta que los tumores se localizan en sitios constantes del mediastino y que la
sintomatología está dada por los órganos cercanos que comprimen, el mediastino se ha subdi-
vidido en compartimentos bien delimitados. El mediastino superior e inferior, separados por
un plano horizontal que va del ángulo de Louis al disco entre la IV y la V vértebras torácicas y
que se corresponde con la bifurcación traqueal. El mediastino superior se subdivide en dos
compartimentos: el anterior y el posterior, separados por un plano vertical que pasa por la cara
posterior de la tráquea. El mediastino inferior se subdivide en tres compartimentos: el anterior,
el medio y el posterior, separados por un plano oblicuo que sigue la cara anterior del pericar-
dio y un plano vertical que pasa por la cara posterior del mismo.
3. En forma convencional un tumor mediastinal es todo proceso ocupativo localizado en este es-
pacio: a) tumores benignos y malignos, b) metástasis de procesos intra y extratorácicos, c) ade-
nomegalias y d) padecimientos cardiovasculares que produzcan sintomatología mediastinal.
4. Los tumores localizados en el mediastino anterosuperior son: los timomas, bocios intratoráci-
cos, tumores paratiroideos, quistes dermoides, teratomas, seminomas, coriocarcinomas, lipo-
mas, fibromas, hemangiomas y linfangiomas.
5. Los tumores del mediastino anterior e inferior son: los quistes gastroentéricos y pericárdicos,
así como las hernias de Morgagni.
6. Los tumores del mediastino posterior superior e inferior son: los neurofibromas, neurilemomas,
shwanomas, neuroblastomas, quemodectomas, simpaticoblastomas, leiomomas, fibromas y
lipomas, así como los divertículos esofágicos, quistes gastroentéricos y la hernia de Bochdalek.
7. Los tumores del mediastino medio son: los linfomas, linfosarcomas, el linfoma de Hodking, las
metástasis de cánceres pulmonares o extratorácicos, así como los quistes broncogénicos, quistes
pericárdicos, adenomegalias tuberculosas o micóticas y los aneurismas de la porción ascen-
dente de la aorta o del cayado.
8. El diagnóstico de un tumor mediastinal se integra con los síntomas, los síndromes mediasti-
nales y los estudios radiográficos que permitan precisar el sitio del mediastino donde se en-
cuentra el tumor: Rx en PA y lateral, tomografía computada, broncografía, esofagografía, angio-
cardiografía o fluroscopia. Otros estudios son la gamagrafía, la esofagoscopia, la broncoscopia
o la mediastinoscopia. El uso de cada uno de ellos depende del sitio, síntomas y naturaleza de
la masa tumoral que se sospeche. En ocasiones es necesario llegar hasta la toracotomía explo-
radora.
9. Las mediastinitis agudas son consecutivas a: a) perforación esofágica o traqueal por un cuerpo
extraño, b) complicación de una esofagoscopia o c) extensión de una infección del espacio retro-
faríngeo. Las crónicas suelen ser granulomatosas de origen tuberculoso o micótico.
513
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
LECTURAS RECOMENDADAS
CROFTON, J. Y DOUGLAS, A., Respiratory Diseases, 3a ed., Blackwell Scientific Publications, Gran Bretaña,
1975.
GIBBON, H. J.; SABISTON, C. D. Y SPENCER, C. F., Surgery of the Chest, 2a ed., W. B. Saunders, Philadelphia,
EUA , 1969.
JAMES, C.R., Chest Radiology. Plain Film Patterns and Differential Diagnoses, 3a ed., Mosby-Year Book, EUA,
1997.
JAMES, D.G. Y STUDDY, R.P., Color Atlas of Respiratory Diseases, 2a ed., Mosby-Year Book, EUA, 1992.
ROSAI, J., Surgical Pathology, 8a ed., Mosby-Year Book, EUA, 1996.
514
CAPÍTULO XXVIII
El edema agudo pulmonar es un padecimiento grave que se caracteriza por el acumulo anor-
mal de líquidos en los espacios intersticial y alveolar, que produce insuficiencia respiratoria y
cuya causa más frecuente es la insuficiencia cardiaca izquierda.
Anatomía patológica
Al abrir el tórax de los pacientes que han fallecido por edema agudo pulmonar se observa que
los pulmones no se colapsan, son de color rojizo, de consistencia aumentada y con infiltración
edematosa que invade todos los lóbulos pulmonares. Al corte con el cuchillo sale líquido
espumoso.
Microscópicamente hay congestión venular con edema intersticial y líquido eosinófilo que
llena la mayor parte de los alveolos. En ellos se pueden observar células del epitelio alveolar
y macrófagos en su interior. Si el sujeto ha tenido congestión pulmonar crónica previa al
cuadro agudo, como en las estenosis mitrales, los capilares y los tabiques alveolares están
engrosados, los capilares tortuosos, ingurgitados de sangre y con focos hemorrágicos. En oca-
siones se encuentran grandes macrófagos llenos de hemosiderina de color pardo (células de
insuficiencia cardiaca).
515
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Fisiopatología
En el pulmón normal el espacio alveolar sólo contiene aire y líquido tensioactivo, que como
una fina capa lo recubre en toda su superficie interna.
El espacio intersticial está ocupado por tejido celular laxo que separa los espacios alveola-
res adyacentes y que se distribuye alrededor de las vénulas y ramas precapilares de la arteria
pulmonar. Es un compartimento de pequeño volumen, pero tiene la peculiaridad de ser fácil-
mente distendido por infiltración de líquido.
En el pulmón normal las presiones oncótica e hidrostática, la permeabilidad del endotelio
capilar y el drenaje linfático se mantienen en equilibrio. Cuando alguno de estos factores se
altera, ya sea por aumento o disminución, se provoca el edema pulmonar.
a) Presión hidrostática y coloidosmótica del plasma. La salida del líquido plasmático hacia el
espacio intersticial obedece a las fuerzas de presión hidrostática y coloidosmótica. A
nivel del capilar pulmonar, la presión oncótica es de 25 mm, tanto en el capilar venoso
como en el arterial, en tanto que la hidrostática es de 12 a 15 mmHg en el lado arterial
y de 8 mmHg en el lado venoso, por lo que en condiciones normales no existe salida
del líquido intravascular. La causa directa de la filtración del líquido hacia el espacio in-
tersticial primero y posteriormente hacia el interior de los alveolos, es el incremento de
la presión hidrostática a nivel del endotelio capilar.
Sin embargo, por mucho tiempo se había aceptado que no se formaba linfa en el
pulmón normal debido a que la presión hidrostática de los capilares es menor que la
presión osmótica del plasma. Actualmente se ha comprobado que al menos se forma
una cantidad de 10 ml por hora, una parte se reabsorbe a nivel de las vénulas y otra se
evapora a nivel de los alveolos. Cuando hay excedente de líquido a nivel intersticial,
éste pasa a los linfáticos y reingresa a la sangre a través del conducto torácico.
c) Drenaje linfático. La microscopia electrónica revela que el endotelio de los capilares lin-
fáticos terminales está interrumpido por uniones abiertas y brechas intercelulares y
que la membrana basal es discontinua. El flujo de la linfa puede aumentar hasta cinco
a diez veces por encima de los valores basales. Por lo tanto los linfáticos constituyen
un sistema importante y activo que protege al pulmón contra el edema pulmonar.
516
EDEMA AGUDO PULMONAR
Etiopatogenia
El origen del edema agudo pulmonar se debe a causas cardiogénicas y a causas no cardio-
génicas. Ya se señaló que las más frecuentes son las primeras.
Causas cardiogénicas
517
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
FIG. 28.1. El esquema muestra cómo la congestión venocapilar pulmonar determina disminución
de la distensibilidad y de la ventilación, lo que aunado al incremento de los cortocircuitos origina
el edema del intersticio alveolocapilar y más tarde el paso del líquido a los alveolos.
518
EDEMA AGUDO PULMONAR
Fisiopatología del
edema agudo pulmonar
Desequilibrio
Ventilación / Perfusión
Edema Intersticial
Hipoxemia Hipercapnia
Edema Intraalveolar
Causas no cardiogénicas
b) Edema pulmonar de las grandes altitudes. La presión capilar pulmonar se conserva nor-
mal pero aumenta la presión arterial pulmonar, posiblemente por vasoconstricción
arteriolar.
519
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
e) Edema pulmonar linfático. Es poco común y se debe a obstrucción de los vasos linfáti-
cos por cáncer de pulmón o metastásico.
Sintomatología
520
EDEMA AGUDO PULMONAR
Radiología
Electrocardiograma
En estos casos el ECG no es muy útil para diagnosticar el edema pulmonar, ya que sólo pro-
porciona datos de la cardiopatía de base. Es útil para identificar el infarto de miocardio. Una
onda "P mitral" puede ser signo indirecto.
521
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
FIG. 28.3. Paciente con edema agudo pulmonar. Se observa cardiomegalia con abombamiento
de la aurícula derecha e imágenes de opacidad poco densas, bilaterales, de bordes difusos
y más marcada en las regiones centrales de los campos pulmonares. Se
sobreponen las imágenes de las terminales del monitor cardiaco.
FIG. 28.4. Un estadio más avanzado del edema pulmonar. Cardiomegalia importante, opacidad
desgarrada en alas de mariposa en el hemitórax izquierdo. Otras semejantes pero más densas
en los lóbulos superior e inferior derecho. Borramiento de los senos costodiafragmáticos.
522
EDEMA AGUDO PULMONAR
Mecánica respiratoria. Si bien hay disminución del volumen corriente, la taquipnea produce
aumento del volumen minuto. El trabajo respiratorio y el consumo de oxígeno están aumen-
tados debido a la baja distensibilidad pulmonar por disminución de la elasticidad.
Gasometría. Se encuentra hipoxemia por trastornos de la difusión y por incremento en los cor-
tocircuitos arteriovenosos. En la insuficiencia cardiaca con congestión pulmonar lo frecuente
es la hipocapnia por hiperventilación.
Tratamiento
El edema pulmonar agudo de cualquier causa debe ser considerado como una urgencia médica,
necesita de tratamiento inmediato que ponga a salvo la vida del enfermo. Se debe investigar
en forma rápida la posible etiología y los factores desencadenantes, pero independientemente
de esto, el tratamiento consiste en:
• Oxigenoterapia por catéter nasal de 3 a 6 litros por minuto, agregando al agua del
frasco donde barbotea el oxígeno un poco de alcohol como agente antiespumante.
• Administrar digitálicos. Por su acción rápida se usa la ouabaina a dosis de 0.25 mg I.V.
Repetir la dosis de acuerdo con la respuesta, cada 4 o 6 h. Puede usarse también el
lanatócido C, 0.4 mg I.V. cada 8 h o la digoxina.
• Aminofilina, a la dosis de 250 a 500 mg I.V. directa, inyectada lentamente o bien admi-
nistrando de 500 a 1 000 g en solución glucosada a 5% 500 ml a goteo lento.
523
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
SINOPSIS
1. Edema agudo pulmonar es el acumulo anormal de líquidos en los espacios intersticial y alveo-
lar, que produce insuficiencia respiratoria y cuya causa más frecuente es la insuficiencia car-
diaca izquierda.
2. Anatómicamente los pulmones son de color rojizo, hay congestión venular con edema intersti-
cial, líquido eosinófilo y macrófagos en los alveolos. Si la congestión ha sido crónica los capila-
res y los tabiques alveolares están engrosados, y con focos hemorrágicos.
3. El incremento de la presión hidrostática a nivel del endotelio capilar, los procesos inflama-
torios, irritantes, químicos, físicos y la hipoxia, alteran la permeabilidad de la membrana alveo-
locapilar permitiendo el edema intersticial y alveolar.
524
EDEMA AGUDO PULMONAR
LECTURAS RECOMENDADAS
CHÁVEZ, R. I., Cardioneumología fisiopatológica y clínica, UNAM, Fac. de medicina, México, 1973.
GUYTON, G. A., Textbook of Medical Physiology, 9a ed., W. E. Saunders, Philadelphia, EUA, 1994.
HILLEGASS, A. E. Y SADOWSKY, H. S., Essentials of Cardiopulmonary Physical Therapy, W. B. Saunders,
Philadelphia, EUA, 1994.
KHAN, M. G., Cardiac and Pulmonary Management, Lea & Felige, Londres, 1993.
SHAPIRO, M., Infarto Agudo del Miocardio, 2a ed., Compañía editorial Continental, México, 1979.
SODEMAN, A. W. Y SODEMAN, M. T., Fisiopatología clínica. Mecanismos de producción de los síntomas, trad.
Espinosa Z. R. Nueva Editorial Interamericana, México, 1983.
TINTINALLI, E. J.; KROME, L. R. Y RUIZ, E., Medicina de urgencias, 3ª ed., Nueva Editorial Interamericana,
México, 1993.
525
CAPÍTULO XXIX
Epidemiología
527
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
528
TROMBOEMBOLIA E INFARTO PULMONAR
Anatomía patológica
La oclusión puede ser del tronco de la arteria pulmonar o de los vasos lobares, segmentarios
o subsegmentarios. Si la obstrucción arterial dura más de 16 horas, se pierde el surfactante, las
áreas afectadas se atelectasian y se produce hemorragia y edema. Estos infartos hemorrági-
cos generalmente tienen de 1 a 10 cm de diámetro. En este periodo no hay necrosis, la ar-
quitectura se conserva y el proceso se resuelve de tres a diez días.
Si la obstrucción vascular persiste, se produce el infarto y la necrosis. La sangre extravasa-
da sufre hemólisis y hay necrosis isquémica del parénquima pulmonar, los bronquiolos y los
vasos pulmonares. El infarto tiene una zona central que se necrosa y se fibrosa posteriormente
y una zona periférica que se resuelve de 14 a 28 días.
La formación del infarto depende del tamaño, sitio, localización de las embolias y del
tiempo transcurrido. Depende también de la oclusión completa o parcial del vaso pulmonar,
del estado de la circulación bronquial y de si se trata o no de una embolia séptica. Cuando se
recanalizan los vasos obstruidos pueden quedar bandas de tejido fibroso en la luz de ellos.
Fisiopatología
La obstrucción de la arteria pulmonar por un trombo provoca muerte súbita por dilatación
aguda del ventrículo derecho. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que la reserva del lecho
529
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
arterial y capilar pulmonar es muy grande, de tal manera que debe obstruirse de 50 a 60%
del área vascular para que sobrevengan cambios circulatorios importantes por sobrecarga
sistólica aguda y dilatación del ventrículo derecho. La elevación brusca de la resistencia
vascular pulmonar determina aumento de la presión sistólica y del trabajo del miocardio,
además, elevación súbita de las presiones diastólica, en el ventrículo derecho, la media auricu-
lar y la venosa sistémica. De persistir esta situación, la muerte puede sobrevenir por insufi-
ciencia cardiaca en minutos u horas después del accidente obstructivo.
Por delante de la oclusión, existe caída de la presión sistólica en el ventrículo izquierdo,
disminución del gasto cardiaco, hipotensión arterial, insuficiencia coronaria por bajo gasto del
ventrículo izquierdo y choque. A la obstrucción mecánica se suma la liberación de substancias
químicas por parte de las plaquetas, como la serotonina, la bradiquinina y fibrinopéptidos va-
soactivos, que al producir vasoconstricción de las arteriolas y precapilares pulmonares aumen-
tan aún más la hipertensión pulmonar. La respuesta compensatoria inmediata del corazón es
la taquicardia, con el consecuente aumento del consumo de oxígeno, que hace más crítica la
situación coronaria relativa.
A nivel alveolar se produce un desequilibrio de la ventilación-perfusión por aumento del
espacio muerto fisiológico en las áreas no perfundidas. También aparece broncoconstricción
por liberación de substancias broncoactivas, que incrementa la distribución irregular del aire
inspirado, lo que aumenta los cortocircuitos. La supresión del flujo capilar en el parénquima
pulmonar afectado conduce a una pérdida de surfactante y produce zonas de atelectasia, de
edema y paso de líquidos al espacio alveolar, lo que disminuye la elasticidad pulmonar y
aumenta el trabajo mecánico de la respiración.
Cuadro clínico
No obstante que la tromboembolia pulmonar es una de las causas más comunes de muerte
súbita en enfermos hospitalizados, su diagnóstico se dificulta y puede pasar inadvertido hasta
en 30% de los casos demostrados por autopsia. El error diagnóstico se explica por la gran
variedad de manifestaciones clínicas, que pueden ser desde un solo síntoma hasta cuadros
característicos de afectación extensa y desarrollo rápido.
Si no es inmediatamente mortal, se manifiesta por choque. En estados menos graves hay
dolor torácico intenso, precordial o en la cara anterior del hemitórax afectado, angustia, cia-
nosis, taquicardia, trastornos del ritmo, sudoración profusa y fiebre. Puede haber síntomas
indirectos, como dolor abdominal, intranquilidad, síncopes transitorios y, ocasionalmente, con-
vulsiones. La hemoptisis o el esputo hemoptoico, aunque no es un dato constante, es de gran
valor diagnóstico y acompaña más frecuentemente al infarto pulmonar. La gravedad clínica
depende en parte de la presencia o no de enfermedad cardiopulmonar previa, tiempo de evo-
lución, magnitud del área obstruida y repetición del accidente embólico. Si el padecimiento se
prolonga aparecen datos de insuficiencia cardiaca congestiva.
530
TROMBOEMBOLIA E INFARTO PULMONAR
En resumen, debe pensarse en embolia pulmonar cuando el enfermo refiere dolor torácico
pungitivo, intenso y disneizante, que se exacerba con la respiración, se acompaña de tos seca
y posteriormente de hemoptoicos o hemoptisis fraccionada. El diagnóstico se complementará
al relacionar el cuadro clínico con los factores de riesgo. Es importante señalar que esta sinto-
matología la presenta el enfermo al efectuar esfuerzos físicos, como defecar, vomitar o al
levantarse después un periodo largo de inmovilización.
La exploración física proporciona pocos datos y no son específicos: taquipnea, taquicar-
dia, frote pleural, estertores broncoalveolares, sibilancias y en ocasiones hipertermia. Si hay
derrame pleural, es pequeño, no detectable a la exploración física y de tipo serohemático, sobre
todo en el infarto. Pueden encontrarse datos de cor pulmonale agudo como taquicardia, ritmo
de galope, plétora yugular, hepatomegalia, hipotensión arterial, aleteo nasal y reforzamiento del
segundo ruido en el foco pulmonar.
Radiografía de tórax
Puede observarse opacidad periférica, heterogénea de tipo neumónico y rara vez triangular
de vértice hiliar, como se describe frecuentemente. Si existe derrame, es pequeño. A veces ele-
vación diafragmática del lado afectado. Cardiomegalia con abombamiento del arco de la pul-
monar, prominencia de la aurícula derecha, aumento del calibre de los vasos centrales y adel-
gazamiento de ellos hacia la periferia o hiperclaridad de una zona avascular (figura 29.2).
FIG. 29.2. Paciente con embolia pulmonar. Puede apreciarse la cardiomegalia global, el abombamiento
del arco de la pulmonar y la opacidad triangular de base externa y vértice a nivel hiliar.
Se observa la dilatación de la arteria pulmonar derecha.
531
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Gamagrafía y angioneumografía
Prevención
532
TROMBOEMBOLIA E INFARTO PULMONAR
bién las venopunciones o las venodisecciones en los miembros inferiores. Rehabilitar en forma
temprana a los pacientes encamados mediante ejercicios pasivos y activos de los miembros,
así como su movilización precoz.
Llevar al paciente a una hipocoagulación mediante el uso de heparina subcutánea a dosis
de 5 000 U cada 8-12 h durante el periodo de más riesgo y posteriormente cuando el sujeto deam-
bule se podrán usar los anticoagulantes orales. También puede disminuirse la actividad plaque-
taria mediante el uso de antiagregantes plaquetarios como el dipiridamol o el ácido acetilsa-
licílico.
Tratamiento
533
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
SINOPSIS
1. La TMP es la obstrucción de la circulación arterial pulmonar por trombos que proceden de ve-
nas periféricas. También puede ser producida por grasa, líquido amniótico, aire, larvas de pará-
sitos, células tumorales o medios de contraste.
2. Es un padecimiento agudo y grave que puede producir la muerte súbita en enfermos hospitaliza-
dos y operados. Es frecuente en el sexo femenino y en individuos mayores de 20 años. Se presen-
ta en enfermos con insuficiencia cardiaca, con várices de los miembros inferiores, en traumatismos
graves con fractura de huesos largos, en partos, en cirugías con circulación extracorpórea, en his-
terosalpingografías, en el uso de catéteres intravasculares de plástico, en drogadictos por vía
endovenosa, en quemaduras extensas, en obesos, o cuando se permanece sentado por muchas
horas. También se observa en mujeres que usan anovulatorios.
4. La obstrucción de la arteria pulmonar da lugar a dilatación aguda del ventrículo derecho, libe-
ración de serotonina, bradiquinina y fibrinopéptidos que producen vasoconstricción e hiper-
tensión pulmonar. Hay también broncoconstricción, desequilibrio de la ventilación-perfusión
pérdida de surfactante, atelectasia y edema, que pueden llevar a la muerte del enfermo.
5. Cuadro clínico: dolor torácico intenso, angustia, cianosis, taquicardia, trastornos del ritmo, dia-
foresis, esputo hemoptoico, taquipnea, taquicardia, frote pleural, estertores broncoalveolares,
hipotensión arterial, aleteo nasal y reforzamiento del segundo ruido en el foco pulmonar en
pacientes con factores de riesgo.
534
TROMBOEMBOLIA E INFARTO PULMONAR
7. El tratamiento debe tratar el choque, las insuficiencias respiratoria y cardiaca, el daño neuro-
lógico y la prevención de la insuficiencia renal. Estos pacientes deben ser atendidos en una
unidad de cuidados intensivos.
LECTURAS RECOMENDADAS
CAMPBELL, I. Y SCHONELL, M., Respiratory Medicine, 2a ed., Churchill Livingstone, Singapur, 1984.
CRAWFORD, H. M., Diagnóstico y tratamiento en cardiología, trad. Mérigo, A. J., El Manual Moderno, México,
DF, 1997.
HINSHAW, H.C. Y MURRAY, F.J., Enfermedades del Tórax, 4ª ed., Interamericana, México, 1984.
KHAN, M. G., Cardiac and Pulmonary Management, Lea & Feliger, Londres, 1993.
MORPURGO, M., Pulmonary Embolism, Marcel Dekker, NY, 1994.
PARSONS, E. P Y WEINER-KRONISH, P. J., Critical Care Secrets, Hanley & Belfus, Philadelphia, EUA, 1992.
SELECKY, A. P., Enfermedades pulmonares, Limusa, México, 1984.
535
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
COR PULMONALE AGUDO Y CRÓNICO
CAPÍTULO XXX
COR PULMONALE
AGUDO Y CRÓNICO
Dr. Rufino Echegoyen Carmona
El cor pulmonale es el crecimiento del ventrículo derecho producido por hipertrofia o dilata-
ción consecutiva a alteraciones funcionales o anatómicas primarias del pulmón. Sólo se consi-
dera cor pulmonale cuando las alteraciones se originan por una enfermedad pulmonar. Si el
padecimiento pulmonar es secundario a una enfermedad propia de otro órgano (insuficiencia
cardiaca izquierda), el crecimiento del ventrículo derecho queda fuera de este concepto.
La neumopatía responsable puede instalarse bruscamente, ocasionando la dilatación, en
ese caso se habla de cor pulmonale agudo. Si la neumopatía se instala y evoluciona paulatina-
mente dando lugar al crecimiento ventricular, entonces produce el cor pulmonale crónico.
Fisiopatología
En el cor pulmonale agudo se produce una sobrecarga diastólica del ventrículo derecho, debido
a la dificultad circulatoria que se produce en padecimientos agudos, como la tromboembolia,
la bronconeumonía o la bronquiolitis. A esto se agrega un incremento del volumen residual
por la sangre que continúa llegando del territorio venoso sistémico, lo que da lugar a una
sobrecarga sistólica y dilatación cardiaca, ya que el tiempo tan corto en que evoluciona el
padecimiento no da tiempo a la hipertrofia de las fibras miocárdicas.
En el cor pulmonale crónico la neumopatía de origen evoluciona lentamente, lo que pro-
duce un incremento paulatino de las resistencias vasculares pulmonares a las que el corazón
responde con una hipertrofia de las fibras miocárdicas para aumentar la fuerza de contrac-
537
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
ción. En ambos casos se produce una hipertensión arterial pulmonar, en uno en forma brusca
y aguda y en el otro en forma lenta y progresiva.
La fisiopatología de la hipertensión arterial pulmonar responde a tres causas fundamen-
tales:
b) Disminución del área vascular. Se puede producir por obstrucción en la circulación pul-
monar, como sucede en la embolia pulmonar. Conviene recordar en estos casos que la
hipertensión arterial no está determinada solamente por la obstrucción circulatoria,
sino por el vasoespasmo producido por la liberación de substancias bioactivas.
La disminución del área vascular también se produce por ruptura de capilares
pulmonares (enfisema). Sin embargo esta causa por sí sola es insuficiente, en estos ca-
sos se suma el aumento de presión intralveolar y la hipoxemia.
Las resecciones pulmonares amplias también son causa de disminución del lecho
vascular pulmonar.
538
COR PULMONALE AGUDO Y CRÓNICO
cargas que tiene que vencer el músculo cardiaco, dificultando aún más su trabajo y exponiendo
a la formación de coágulos y trombos (figura 30.1).
Cor pulmonale
Neumopatía
primaria
Aguda Crónica
Alteraciones vasculares
Aumento de resistencias
Hipertrofia vantricular derecha
Dilatación ventricular derecha Hipertensión arterial pulmonar
cor pulmonale crónico
cor pulmonale agudo
Embolia, bronconeumonía, edema pulmonar, bronquiolitis Enfisema, bronquitis crónica, fibrosis pulmonar, xifoescoliosis
FIG. 30.1. El cor pulmonale se produce por alteraciones primarias del pulmón. El agudo
es consecuencia de embolia, bronconeumonía, edema pulmonar o bronquiolitis. El crónico por
enfisema, bronquitis, fibrosis pulmonar o xifoescoliosis. En ambos hay hipertensión arterial pulmonar,
que tiene como causas la disminución del calibre y del área vascular, y de la distensibilidad vascular,
lo que determina dilatación brusca del ventrículo derecho en el agudo e hipertrofia en el crónico.
El cor pulmonale agudo se manifiesta de inmediato por signos de insuficiencia cardiaca, y ello
se debe a que la patología se instala en forma tan brusca que vence la capacidad contráctil de un
ventrículo que no está preparado para el aumento súbito de la resistencia vascular pulmonar.
El cor pulmonale crónico puede evolucionar durante mucho tiempo sin que se produzca in-
suficiencia cardiaca, pero cuando ésta se presenta se habla de cor pulmonale descompensado.
El miocardio se va adaptando gracias a la hipertrofia de sus fibras musculares y al
aumento del riego coronario proporcionado por vasos neoformados. Sin embargo, estos dos
factores no se desarrollan en forma lineal, pues a medida que la hipertrofia se hace más impor-
tante el riego coronario va quedando atrás y por lo tanto cada vez más insuficiente, lo que ex-
plica la facilidad con que se presenta la insuficiencia cardiaca derecha en el cor pulmonale crónico
durante las exacerbaciones de las neumopatías. Esta complicación es más frecuente cuanto ma-
yor es el grado de insuficiencia respiratoria, sobre todo cuando hay hipoxemia e hipercapnia.
En estas condiciones el corazón funciona parcialmente en anaerobiosis, es decir, sin utilizar
539
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
adecuadamente la glucosa. Esto determina una baja producción de energía y facilita la li-
beración de lactatos y piruvatos que originan acidosis metabólica.
La tromboembolia pulmonar es la causa más frecuente del cor pulmonale agudo, ya que su evo-
lución en un tiempo muy corto determina la dilatación e insuficiencia del ventrículo derecho.
Otros padecimientos son el edema agudo pulmonar por inhalación masiva de substancias
tóxicas o irritantes y las bronquiolitis agudas de los niños. En ambos casos se producen hipo-
xias importantes y liberación de serotonina, histamina y algunas quininas que ocasionan es-
pasmo vascular.
Entre las enfermedades que producen cor pulmonale crónico se encuentran la bronquitis crónica,
el enfisema pulmonar obstructivo, el asma bronquial crónica, los padecimientos infecciosos
crónicos, la fibrosis intersticial difusa, los padecimientos de la colágena, las embolias pulmo-
nares recurrentes, las deformidades torácicas, la obesidad extrema, los tumores mediastinales
y las resecciones pulmonares amplias que disminuyen en forma importante el parénquima
pulmonar y por ende, el lecho vascular pulmonar (figura 30.2).
Los padecimientos de la colágena y las fibrosis pulmonares difusas, producen alteracio-
nes en la distensibilidad, engrosamiento de la membrana alveolocapilar y cortocircuitos.
En las deformaciones torácicas como la xifoescoliosis, la toracoplastía, el pectum excavatum
o el tórax en quilla importantes, así como la obesidad extrema, la hipoxia está determinada
por alteraciones en la mecánica toracoabdominal (figura 30.3).
Los tumores pulmonares o mediastinales producen atelectasias, compresiones vasculares
e insuficiencia respiratoria que explican la hipertensión arterial pulmonar.
Sintomatología
Puede presentarse a cualquier edad, aunque es más frecuente en edades avanzadas y en los
hombres. En el cor pulmonale hay que tener en cuenta dos aspectos fundamentales: a) los da-
tos clínicos correspondientes a la patología pulmonar que le dio origen, y b) la presencia de
síntomas y signos de hipertensión pulmonar y crecimiento del ventrículo derecho.
540
COR PULMONALE AGUDO Y CRÓNICO
FIG. 30.2. Paciente con cor pulmonale crónico consecutivo a una fibrosis pulmonar generalizada
producida por neumoconiosis. Se observa cardiomegalia con abombamiento del arco
de la aurícula derecha e hilios empastados.
FIG. 30.3. Cor pulmonale crónico determinado por xifoescoliosis. Cardiomegalia importante,
costillas imbricadas, campos pulmonares pequeños e hilios congestionados.
541
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Ya se han descrito los cuadros clínicos de los padecimientos neumológicos que pueden
repercutir anatomofuncionalmente sobre el corazón produciendo un cor pulmonale, por lo que
convendría revisarlos en los capítulos correspondientes.
El cor pulmonale compensado se manifiesta clínicamente por disnea lentamente progresiva,
desde los grandes esfuerzos hasta la ortopnea. Hay tos crónica con expectoración mucosa o mu-
copurulenta y en ocasiones hemoptoica. La exploración de tórax encuentra estertores silbantes
y roncantes. Se acompaña de cianosis, dedos en palillo de tambor y uñas en vidrio de reloj.
En el cor pulmonale descompensado, a los síntomas anteriores se agregan los de la insufi-
ciencia congestiva del ventrículo derecho: disnea y cianosis extremas, datos de retención de
CO2, como son la somnolencia, la confusión mental, el vértigo e inclusive el síncope. El enfermo
tiene al aspecto pletórico, ingurgitación yugular, reforzamiento del segundo ruido en foco pul-
monar, arritmias cardiacas, hepatomegalia dolorosa, ascitis y edema en miembros inferiores.
En los campos pulmonares se escuchan estertores roncantes, silbantes y broncoalveolares
dependiendo del tipo de patología pulmonar de base.
Radiología
FIG. 30.4. Cor pulmonale crónico consecutivo en un enfermo con alveolitis alérgica extrínseca
producida por la convivencia con palomas en su dormitorio, durante ocho años. Obsérvense
la cardiomegalia, el engrosamiento de los hilios pulmonares y las imágenes
reticulonodulares más confluentes en el hemitórax derecho.
542
COR PULMONALE AGUDO Y CRÓNICO
Electrocardiograma
Se presenta desviación del eje a la derecha. Onda P alta y picuda en DII, DIII y VF, que indica
sobrecarga de la aurícula derecha. R altas en V1, V2 y VR, lo que indica crecimiento ventricu-
lar derecho. Ondas T negativas en V1 y V2 que sugieren sobrecarga sistólica del ventrículo
derecho.
Exámenes de laboratorio
Tratamiento
543
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Desde luego que la hipertrofia ventricular derecha es una alteración hasta cierto punto
irreversible, por lo que primeramente es necesario evitar, cuanto sea posible, que la neumo-
patía avance hasta el grado de producir alteraciones cardiacas. Cuando este trastorno ya está
presente será necesario evitar el desfallecimiento del miocardio o tratarlo si ya existe.
La insuficiencia cardiaca derecha se tratará con dieta hiposódica y diuréticos, manteniendo
el potasio dentro de límites normales; así como oxigenoterapia para disminuir la hemocon-
centración y la administración de digitálicos, en caso de que la insuficiencia cardiaca sea glo-
bal, y flebotomías si las cifras de hemoglobina y hematócrito están muy elevadas.
SINOPSIS
1. Cor pulmonale es la hipertrofia o dilatación del ventrículo derecho consecutiva a una enferme-
dad pulmonar. Si la dilatación es producto de una neumopatía aguda, como la tromboembolia
pulmonar, el edema agudo pulmonar por inhalación masiva de substancias tóxicas o irritantes
o de una bronquiolitis aguda en los niños, se produce la dilatación y en ese caso se habla de
cor pulmonale agudo. Si la neumopatía se instala y evoluciona paulatinamente, como en la bron-
quitis crónica, el enfisema pulmonar obstructivo, el asma bronquial crónica, los padecimientos
infecciosos crónicos, la fibrosis intersticial difusa, los padecimientos de la colágena, las embo-
lias pulmonares recurrentes, las deformidades torácicas, la obesidad extrema, los tumores
mediastinales y las resecciones pulmonares amplias, da lugar a la hipertrofia ventricular, pro-
duciendo el cor pulmonale crónico.
2. En el cor pulmonale se produce una hipertensión arterial pulmonar que tiene como causas: a) la
disminución del área vascular, como sucede en la embolia pulmonar, b) la disminución del cali-
bre vascular, por vasoconstricción pulmonar generalizada, debida a hipoxemia y a liberación
de serotonina, histamina y quininas, c) la disminución de la distensibilidad vascular por
aumento de la presión intralveolar debida a atrapamiento aéreo secundario a obstrucción bron-
quial, a engrosamiento de las paredes vasculares por hipertrofia de la capa muscular y a fibro-
sis pulmonar intersticial. Por otra parte, la hipoxemia y sobre todo la hipercapnia, producen
policitemia con aumento de la viscosidad sanguínea que contribuye a aumentar la sobrecarga
del ventrículo derecho y expone a la formación de coágulos y trombos.
3. En el cor pulmonale agudo hay que tener en cuenta los datos clínicos de la patología pulmonar
que le dio origen y los síntomas de la insuficiencia cardiaca derecha como: ortopnea, cianosis,
somnolencia, confusión mental, ingurgitación yugular, arritmias cardiacas, hepatomegalia do-
lorosa, estertores roncantes, silbantes, broncoalveolares diseminados y reforzamiento del se-
gundo ruido en foco pulmonar.
El cor pulmonale crónico puede evolucionar durante mucho tiempo sin que se produzca
insuficiencia cardiaca, pero cuando ésta se presenta se habla de cor pulmonale descompensado.
A los signos descritos se agrega disnea progresiva, tos crónica con expectoración mucosa o
544
COR PULMONALE AGUDO Y CRÓNICO
LECTURAS RECOMENDADAS
CHÁVEZ, R. I., Cardioneumología fisiopatológica y clínica, Universidad Nacional Autónoma de México, Fac.
de Medicina, México, 1973.
GONZÁLEZ, Z. A., Elementos de Fisiología Pulmonar, Imprenta Martínez, México DF.
GORDON, B. L., Clínica cardiopulmonar, Científico Médica, Barcelona, 1966.
GUYTON, G. A., Human Physiology and Mechanisms of Disease, 4a ed., W. B. Saunders, Philadelphia, EUA,
1987.
KHAN, M. G., Cardiac and Pulmonary Mangement, Lea & Feliger, Londres, 1993.
PARSONS, E. P. Y WEINER-KRONISH, P. J., Critical Care Secrets, Hanley & Belfus, Philadelphia, EUA, 1992.
SHAPIRO, M., Infarto Agudo del Miocardio, 2a ed., Continental, México, 1978.
545
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
INSUFICIENCIA RESPIRATORIA
CAPÍTULO XXXI
INSUFICIENCIA RESPIRATORIA
Dra. Soledad Echegoyen Monroy
Teniendo en cuenta que en el capítulo sobre fisiología se señaló que la respiración es un proceso
de oxidorreducción mediante el cual se genera energía dentro de la célula, a partir de compues-
tos orgánicos y de oxígeno, y que en el hombre el oxígeno es transportado desde el exterior
hasta las células mediante los aparatos respiratorio y cardiovascular, se pueden considerar dos
tipos de insuficiencia respiratoria: la primaria o celular y la secundaria o cardiopulmonar.
En la insuficiencia respiratoria primaria o celular, las células de los tejidos tienen alterado
alguno de los sistemas enzimáticos que intervienen en: a) la glicólisis, b) el ciclo de Krebs, o c) la
cadena respiratoria; debido a la presencia de substancias tóxicas como el cianuro, el monóxido
de carbono, algunos insecticidas, etc. Estos aspectos bioquímicos se trataron en el capítulo so-
bre fisiología, por lo que no se repetirán.
La insuficiencia respiratoria secundaria o cardiopulmonar se caracteriza por un aporte
inadecuado de oxígeno a nivel celular con o sin trastornos en la eliminación del bióxido de
carbono ocasionado por alteraciones en el recorrido de los gases dentro del organismo.
547
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
la sangre arterial, con o sin trastornos en la eliminación del bióxido de carbono o del pH. La
hipoxemia, la hipercapnia y las modificaciones en el pH sanguíneo indican el grado de insu-
ficiencia respiratoria.
Etiopatogenia
Hay que tener en cuenta que en la respiración también intervienen otros aparatos o sis-
temas como el osteomuscular y el nervioso. Además, pudiera darse el caso que el organismo
funcione normalmente y, sin embargo, exista insuficiencia respiratoria porque el aire que
respira sea inadecuado. En función de esto, agregaremos dos alteraciones más en la etiopato-
genia de la insuficiencia respiratoria:
Insuficiencia respiratoria restrictiva. Se presenta en todos los casos en donde la cantidad de teji-
do pulmonar funcional es menor, como en:
548
INSUFICIENCIA RESPIRATORIA
Secreciones
Broncoconstricción
Obstrucción Cuerpos extraños o tumores
bronquial Estenosis cicatrizales
VENTILACIÓN
Exudados broncoalveolares
Restricción del Derrame pleural líquido o aéreo
tejido pulmonar Atelectasias
Resecciones pulmonares
Exudados alveolares
Engrosamiento Edema alveolocapilar
PULMONAR alveolocapilar Fibrosis intersticial
DIFUSIÓN
Disminución del Rupturas alveolocapilares
área de difusión Resecciones pulmonares
Anemia
TRANSPORTE Modificaciones en la hemoglobina
SANGUÍNEA DE GASES Policitemia
Insuficiencia cardiaca
CORAZÓN Derrames pericárdicos
CARDIO- Trombosis pulmonar
VASCULAR CIRCULACIÓN Cortocircuitos arteriovenosos
PULMONAR Atresias arteriales pulmonares
CIRCULACIÓN Ateromas arteriales
SISTÉMICA Tromboembolias periféricas
549
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
a) Todos los padecimientos en donde los alveolos y los bronquiolos respiratorios estén
ocupados por exudado serofibrinoso, macrófagos, eritrocitos, etc., como sucede en las
neumonías y bronconeumonías en las cuales es menor la cantidad de pulmón útil
para la respiración.
Insuficiencia restrictiva
Neumotórax Atelectasia
550
INSUFICIENCIA RESPIRATORIA
Insuficiencia obstructiva
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
a) El interior del alveolo, al encontrarse ocupado por líquido o secreciones, tal y como
sucede en la neumonía, el edema pulmonar, la membrana hialina, la proteinosis al-
veolar, etcétera.
c) El intersticio, el cual se encuentra infiltrado con tejido fibroso. Tal es el caso de la neu-
monía intersticial, la silicosis o la fibrosis pulmonar difusa.
552
INSUFICIENCIA RESPIRATORIA
Alteraciones en la difusión
FIG. 31.4. La difusión puede disminuir por la presencia de exudados alveolares, de fibrosis, edema
intersticial o rupturas alveolares con formación de bulas o quistes pulmonares.
553
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Se produce por la existencia de zonas hipoventiladas con circulación normal, lo que determi-
na que la sangre no se oxigene adecuadamente y contamine la que proviene de zonas pul-
monares normales, o al revés, zonas bien ventiladas pero con defectos en la circulación.
Esta inadecuación en la relación ventilación/perfusión caracteriza a los cortocircuitos y es
muy frecuente en el enfisema pulmonar. La característica de esta alteración funcional es que
desaparece o mejora cuando el individuo inhala oxígeno a 100% (figura 31.5).
Ventilación
no uniforme
Sangre venosa
A B
Sangre arterial
554
INSUFICIENCIA RESPIRATORIA
Sólo la hipoventilación origina insuficiencia respiratoria mixta, esto es hipoxemia más hi-
percapnia, ya que la presión del CO2 aumenta en el alveolo y favorece su retención en la sangre.
La hipercapnia produce vasodilatación y apertura de capilares pulmonares que antes no esta-
ban abiertos a la circulación, con lo que mejora la oxigenación y la eliminación del bióxido de
carbono.
e) Por gasto cardiaco disminuido, en los casos de insuficiencia cardiaca (figura 31.8),
arritmia cardiaca o constricción pericárdica.
555
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Xifoescoliosis
FIG. 31.6. Tanto la obstrucción de la circulación pulmonar como los cortocircuitos venoarteriales,
conducen a la insuficiencia respiratoria. Las alteraciones en la mecánica respiratoria producidas
por la xifoescoliosis, se acompañan de diferentes grados de insuficiencia respiratoria.
Ventilación
uniforme
Sangre venosa
A
B
Sangre arterial
Cortocircuito venoarterial
FIG. 31.7. El esquema muestra cómo un corto circuito venoarterial, al llevar sangre que no pasa
por los alveolos ventilados, conduce a la hipoxemia cuando se mezcla con sangre oxigenada.
556
INSUFICIENCIA RESPIRATORIA
557
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
558
INSUFICIENCIA RESPIRATORIA
b) Elevación de la presión parcial del bióxido de carbono en el ambiente que respira el sujeto. En
aquellos casos en que la presión de CO2 atmosférico está elevada, como puede ser en el
interior de las minas, en la combustión en espacios cerrados, en los incendios, etc., se
produce una insuficiencia respiratoria grave por hipercapnia, que puede llevar a la
muerte del sujeto.
El diagnóstico de insuficiencia respiratoria debe establecerse por clínica y por gasometría arterial.
El síntoma más frecuente es la disnea, que traduce hipoxemia, hipercapnia y en situaciones
extremas, acidemia. La hipoxemia se manifiesta con disnea, taquicardia, inquietud, confusión,
hipotensión arterial o arritmia cardiaca. La hipercapnia por cefalea, somnolencia, confusión, dia-
foresis o hipertensión arterial sistémica.
Puede haber hipoxemia sin hipercapnia, pero el paciente que respira aire ambiente nunca
presenta hipercapnia sin cierto grado de hipoxemia, salvo en los sujetos sometidos a oxigeno-
terapia.
El resto de datos clínicos que presente el paciente nos orientarán hacia la posible causa de
la insuficiencia respiratoria, de acuerdo con la patogenia señalada antes.
Para diagnosticar con certeza y vigilar la evolución de un paciente con insuficiencia respi-
ratoria es necesario determinar por gasometría la PaO2, la PaCO2 y el pH en la sangre arterial.
Debe tenerse en cuenta que la presión parcial de los gases en el medio ambiente depende
de la presión atmosférica y que ésta varía de acuerdo con la altura sobre el nivel del mar, por lo
que las cifras que se tomarán como normales están en relación con este parámetro (cuadro 31.1).
La asistencia ventilatoria excesiva o una hiperventilación voluntaria producen alcalosis.
Si la PaCO2 desciende hasta 20 mmHg, se presentan convulsiones y alteraciones de las
funciones cerebrales.
Por otra parte, la hipercapnia intensa produce acidemia, con depresión cerebral, altera-
ciones circulatorias y cambios electrolíticos.
559
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
CUADRO 31.1. Presión de los gases a nivel del mar y de la Ciudad de México
Altura 0m 2 240 m
pH 7.35-7.45 7.35-7.45
Sat O2 95% 91 +− 3 %
Pv O2 40
Pv CO2 46 36 mmHg
Sv O2 70-75 %
En la Ciudad de México:
PaO2 de 50 mmHg indica una hipoxemia moderada
PaO2 = a 40 mmHg indica hipoxemia severa
PaO2 > a 40 mmHg indica hipoxemia grave
560
INSUFICIENCIA RESPIRATORIA
El pH normal oscila entre 7.35 y 7.45 y en su control intervienen los sistemas amor-
tiguadores de la sangre, la ventilación alveolar y la función renal.
La insuficiencia respiratoria puede llevar al sujeto al choque y al fallecimiento.
Tratamiento
561
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
En los casos en que la enfermedad de base produzca anemia importante, con cifras bajas en la
hemoglobina y en el hematócrito, será importante llevar al enfermo a cifras normales o cerca-
nas a ellas, por medio de transfusiones de sangre o de concentrados globulares, con objeto de
mejorar la oxigenación del paciente al incrementar la cantidad de oxígeno transportado por la
sangre.
Por otra parte, si el paciente presenta cianosis por hipoxemia e hipercapnia con carboxihe-
moglobina elevada y hemoconcentración (cifras elevadas de hemoglobina y hematócrito), se
produce un aumento en el trabajo del corazón y peligro de formación de émbolos intravascu-
lares, lo que requerirá flebotomías que disminuyan este aumento de densidad sanguínea.
562
INSUFICIENCIA RESPIRATORIA
Los diuréticos son útiles para disminuir la volemia. El más usado es el furosemide por
tener menos efectos secundarios, éste inhibe la reabsorción de sodio y agua a nivel renal,
aunque aumentando la excreción de potasio, cloro y amonio, por lo que es necesario reponer
el potasio mediante su administración endovenosa a dosis de 40 u 80 mg o por vía oral, de
acuerdo con el caso en particular.
Es necesario también prevenir la tromboembolia mediante el uso de heparina a dosis pre-
ventiva de 5 000 U o los medicamentos antiagregación plaquetaria como el dipiridamol o el
ácido acetilsalicílico, así como todas las medidas antideshidratación, etcétera.
563
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
para mejorar su aire corriente, básicamente al aplicar presión o volumen durante la inspi-
ración.
SINOPSIS
2. Pulmón. IR restrictiva: todos los casos en donde la cantidad de tejido pulmonar funcional sea
menor, como en las neumonías, los derrames pleurales, el neumotórax, los tumores, las atelec-
tasias y las resecciones pulmonares. IR obstructiva: por disminución en la luz de las vías aéreas:
secreciones broncopulmonares, espasmos bronquiales, tumores y cuerpos extraños. IR por
engrosamiento de la membrana alveolocapilar: edema pulmonar, membrana hialina, fibrosis
pulmonar. IR por disminución en el área de difusión: enfisema pulmonar. IR por alteraciones
en la ventilación/perfusión.
6. Medio ambiente. IR de las alturas, de sitios con concentraciones elevadas de CO2 como en las
minas, los incendios, etcétera.
564
INSUFICIENCIA RESPIRATORIA
LECTURAS RECOMENDADAS
COMROE, J., The Lung. Clinical Physiology and Pulmonary Function Tests, 2a ed., Year Book Medical
Publishers, EUA, 1964.
CHERNIACK, R. M., Respiration in Health and Disease, W. B. Saunders, Philadelphia, EUA, 1961.
GONZÁLEZ, Z. A., Elementos de Fisiología Pulmonar, imprenta Martínez, México DF.
GREGG, E. R., Manual of Pulmonary Function Testing, 6a ed., Mosby-Year Book, EUA, 1994.
GUYTON, G. A., Textbook of Medical Physiology, 9a ed., W. B. Saunders, Philadelphia, EUA, 1994.
JENSEN, D., Fisiología, Interamericana, México, 1979.
LEHNINGER, A. L., Bioquímica, 5ª reimp., Omega, España, 1982.
ROUSSOS, CH., The Thorax. Part B., 2a ed., Marcel Dekker, NY, 1995.
565
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
TRAUMATISMOS TORÁCICOS
CAPÍTULO XXXII
TRAUMATISMOS TORÁCICOS
Dr. Rufino Echegoyen Carmona
a) El agente causal (objeto contundente, arma de fuego, arma cortante, punzante o pun-
zocortante, choque automovilístico, caída, etc.).
El análisis de estos parámetros tiene por objeto cuantificar la gravedad del traumatismo,
los órganos involucrados y sus posibles complicaciones, lo que permite valorar la repercusión
que el accidente produjo sobre el estado general del enfermo. De existir un estado de shock,
567
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
una pérdida importante de sangre o un estado de inconsciencia, primero tendrá que restable-
cerse el equilibrio de los aparatos y sistemas necesarios para mantener la vida y posteriormente
resolver las lesiones específicas.
Por lo que respecta a los traumatismos torácicos, se consideran dos tipos: los superficia-
les y los profundos. Los traumatismos superficiales son aquellos que interesan únicamente las
partes blandas del tórax, como son la piel, el tejido celular, las aponeurosis, los músculos, los va-
sos y los nervios que transcurren por estos planos anatómicos. Los traumatismos profundos son
los que interesan la caja osteomuscular y los órganos intratorácicos.
Traumatismos superficiales
Comprenden las contusiones, las escoriaciones, los hematomas, las equimosis y las heridas
cortantes, punzantes, punzocortantes o por arma de fuego en sedal, que sólo interesan los
planos blandos.
Contusiones
Son las lesiones producidas por instrumentos romos: puños, pies, palos, fierros, etc. que no
producen efracción de la piel y que se manifiestan con dolor difuso, enrojecimiento y edema
del sitio contundido. A veces el paciente refiere dificultad respiratoria transitoria, pero la ex-
ploración de los campos pulmonares no proporciona ningún dato anormal. Estas lesiones sólo
requieren reposo y analgésicos por vía oral.
Escoriaciones
Las producen objetos contundentes e irregulares que ocasionan desprendimiento local de células
y eritema de la epidermis. Requieren asepsia, aplicación de alguna pomada inerte y analgésicos.
Hematomas y equimosis
El hematoma es la colección de sangre en un sitio preciso del tejido celular que produce
aumento de volumen, con o sin cambio de coloración. Cuando esto sucede el hematoma es de
color rojo obscuro.
Los equimosis son manchas de color rojo obscuro, de bordes y de tamaño irregular, locali-
zadas en la dermis y en el tejido celular, que no producen elevación de la piel y que están
dadas por infiltración difusa de sangre en estos tejidos.
Ambos tipos de lesiones se producen por un objeto contundente. En los hematomas la
acción es directa sobre un punto concreto de la piel y en las equimosis el objeto actúa en forma
tangencial deslizando unos planos de la piel sobre otros, lo que produce desgarro de capilares.
En los dos casos hay dolor en el sitio afectado, de intensidad variable. Sólo requieren la admi-
nistración de analgésicos.
568
TRAUMATISMOS TORÁCICOS
Heridas
Pueden ser contusas, cortantes, punzantes, punzocortantes o por arma de fuego. Las primeras
están producidas por objetos romos que producen efracción de la piel, los bordes son irregu-
lares, desgarrados y casi siempre de aspecto sucio. Las heridas cortantes, punzantes y punzo-
cortantes se caracterizan porque los bordes son regulares y bien definidos. Las heridas por
arma de fuego tienen un orificio de entrada, uno de salida y el trayecto seguido por el proyec-
til. El orificio de entrada es más pequeño, regular, y si el disparo fue hecho a corta distancia
la piel mostrará huellas de pólvora. El orificio de salida es más grande, de bordes evertidos e
irregulares. Si no existe orificio de salida se buscará el proyectil en los planos blandos.
Todas estas heridas afectan la piel, el tejido celular y en ocasiones los músculos superfi-
ciales. Lo importante será identificar que sólo interesen los planos blandos, sin penetrar a la
cavidad torácica. A veces no es fácil, porque el trayecto puede ser diagonal y se superponen
unos planos sobre otros. Estos casos requieren de una exploración armada: se efectúa la asep-
sia y la analgesia de la región con técnica quirúrgica y se procede a revisar la herida y su
trayecto. Esta maniobra debe ser cuidadosa, no utilizar un instrumento puntiagudo, sino en
forma digital o con la ayuda de una sonda de caucho para no producir una herida penetrante
a partir de una que sólo interesa los planos blandos. El tratamiento consiste en suturar la herida
por planos, recortando los bordes irregulares, machacados o necrosados. Además, se adminis-
trarán analgésicos, antibióticos y vacunación antitetánica si se considera necesario.
Traumatismos profundos
Este tipo de traumatismos afectan la caja osteomuscular con o sin lesión de los órganos intra-
torácicos.
Entre los primeros tenemos las fracturas costales, las condrales, las claviculares y las ester-
nales. Entre los segundos, los hematomas pulmonares, las heridas penetrantes de tórax y las
dobles penetrantes.
Fracturas claviculares
Se producen por acción directa del agente traumático sobre el cuerpo de la clavícula, se presen-
tan asociadas a las fracturas costales en casos de accidentes automovilísticos. La clavícula se
fractura habitualmente a nivel de su tercio medio. Clínicamente se observa deformación de la
región, con prominencia uno de los extremos fracturados, ya que habitualmente éstos se se-
paran. El dolor aumenta al mover el miembro superior correspondiente y la imagen radiográ-
fica precisa la situación de la fractura. Requieren de un vendaje que inmovilice la clavícula,
así como de reposo y analgésicos.
569
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Fracturas esternales
Las fracturas simples del esternón son muy raras. El agente actúa directamente en sentido
anteroposterior sobre el esternón y habitualmente los extremos fracturados no se separan,
pero son muy dolorosas y requieren en ocasiones infiltración con lidocaína.
Fracturas condrales
Las fracturas de los cartílagos costales son raras. Más frecuente es la luxación de la articula-
ción costocondral, la cual es más dolorosa que una fractura costal. En ocasiones se requiere la
infiltración del sitio afectado o la resección parcial del cartílago.
Fracturas costales
Se caracterizan porque las costillas se fracturan en un sólo sitio: el lugar donde el agente trau-
mático actúa directamente, como sucede en las contusiones por patadas, palos, etc. Pueden
fracturarse una o más costillas, pero siempre en un solo sitio, habitualmente a nivel de la cara
lateral del hemitórax traumatizado (figura 32.1).
Costillas fracturadas
en un solo sitio
570
TRAUMATISMOS TORÁCICOS
Es importante diferenciar una fractura costal de una simple contusión de planos blandos.
En la fractura costal, el paciente refiere dolor en todo el hemitórax, pero al palpar suave-
mente de la periferia hacia el centro del área contundida se llega a precisar un punto en don-
de el dolor es más exquisito y que se confirma cuando se repite la exploración palpando la
costilla de atrás hacia adelante y después en sentido inverso. Esta maniobra permite señalar
las posibles costillas fracturadas cuando se solicita una radiografía de tórax, la cual debe ser
oblicua izquierda o derecha, dependiendo del hemitórax lesionado. Puesto que este tipo de
fracturas se producen en la cara lateral del tórax la radiografía en posición oblicua permite
que las líneas de fractura se visualicen mejor. El sitio fracturado se identifica por una
pequeña solución de continuidad en el cuerpo costal, o por un pequeño desnivel a nivel de
sus bordes, ya que las costillas adyacentes y los músculos intercostales sirven de férula e im-
piden un desplazamiento muy grande (figuras 32.2 y 32.3).
El tratamiento es sintomático, administrar analgésicos y reposo. Tradicionalmente se ha
recomendado la aplicación de tela adhesiva desde el esternón hasta la columna vertebral a ni-
vel de las costillas fracturadas. Si el dolor es intenso y persistente, inyectar lidocaína en la vecin-
dad de la fractura o bloquear los nervios intercostales correspondientes.
571
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Son aquellas que afectan varias costillas, con la característica que cada una de ellas se encuen-
tra fracturada en dos sitios, uno anterior y otro posterior, que se corresponden a los ángulos
de curvatura de las costillas, lo que da lugar a un plastrón osteomuscular. Son frecuentes en
los choques automovilísticos cuando el volante se incrusta en el tórax. El impacto en sentido
anteroposterior produce fracturas bilaterales con o sin fractura esternal. Si el impacto es dia-
gonal, se afecta un sólo hemitórax.
La alteración fisiopatológica más importante es la respiración paradójica externa, que
altera gravemente la ventilación y la difusión de los gases (figura 32.4).
El plastrón osteomuscular está formado por fragmentos costales y músculos intercostales
que carecen de apoyo, por lo que durante los movimientos respiratorios se movilizan en sen-
tido contrario al resto de la pared torácica. Durante la inspiración, el área afectada se deprime
y el pulmón subyacente en lugar de renovar su aire lo vacía en el pulmón sano. Durante la
espiración sucede lo contrario. Esto determina un movimiento interno de aire con un déficit
progresivo de O2 y un exceso de CO2, con lo que la oxigenación del sujeto cada vez es más
deficiente.
Esta alteración también determina pérdida del equilibrio entre las presiones internas de
los dos hemitórax, con oscilaciones en cada movimiento respiratorio. El mediastino, normal-
572
TRAUMATISMOS TORÁCICOS
mente central e inmóvil, se mueve hacia uno y otro lado, lo que se conoce como vaivén medias-
tinal, que da lugar a reflejos vagales con la consecuente broncoconstricción, hipersecresión
bronquial y vasodilatación pulmonar. Esto se traduce en hipoventilación y oxigenación defi-
ciente.
FIG. 32.4. En las fracturas múltiples se afectan varias costillas, cada una se fractura en dos sitios,
produciendo un plastrón osteomuscular. Dan lugar a la respiración paradójica externa,
que compromete gravemente la respiración.
573
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
La contusión directa sobre la pared torácica puede dañar al pulmón aunque no existan fractu-
ras costales. La contusión pulmonar produce edema y extravasación de sangre en el interior
del parénquima pulmonar, tanto en los alveolos como en el intersticio. El hematoma es una
colección importante de sangre dentro del pulmón (figura 32.5).
Desde el punto de vista clínico el paciente refiere dolor en el sitio afectado y la superficie
del tórax muestra equimosis, edema o escoriaciones. Se acompaña de tos, expectoración he-
moptoica o francas hemoptisis de cantidad variable y disnea. En ocasiones las alteraciones
pulmonares pueden encontrarse en un sitio diferente a las lesiones superficiales y son debidas
a un mecanismo de contragolpe. Radiográficamente se observan opacidades redondeadas, de
574
TRAUMATISMOS TORÁCICOS
Las heridas penetrantes son aquellas que mediante una solución de continuidad en los planos
blandos establecen una comunicación entre el exterior y la cavidad torácica. Pueden ser pro-
ducidas por instrumentos romos, cortantes o por arma de fuego (figuras 32.6 a la 32.9).
Cuando la herida penetrante establece una franca comunicación con el exterior, el aire que
entra y sale por ella produce un ruido característico, técnicamente llamado traumatopnea y
plantea una urgencia por las alteraciones fisiopatológicas que produce. Son semejantes a las
descritas en las fracturas costales múltiples, sólo que la situación es más grave porque la
evolución es rápidamente progresiva.
575
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
FIG. 32.6. La herida penetrante de tórax comunica el exterior, con la cavidad pleural y da lugar a la res-
piración paradójica interna que lleva a una insuficiencia respiratoria aguda muy grave.
FIG. 32.7. Herida por arma de fuego en el hemitórax derecho que produce un hemoneumotórax
hipertensivo con colapso pulmonar total y desviación del mediastino hacia la izquierda.
576
TRAUMATISMOS TORÁCICOS
577
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Neumotórax traumático
La herida penetrante de tórax determina el neumotórax traumático abierto que utiliza parte
del esfuerzo respiratorio en movilizar a través de la herida un volumen de aire que debía ser
empleado en la ventilación. Esto hace que el pulmón del hemitórax afectado se colapse y se
distienda, al mismo tiempo que sucede lo contrario en el pulmón del hemitórax sano, dando
lugar a un movimiento inútil de aire dentro de alveolos y vías aéreas, lo que causa hipoxemia y
retención de bióxido de carbono. Esta situación se conoce como respiración paradójica interna.
Al mismo tiempo se establece un vaivén mediastinal y los reflejos vagales, con las conse-
cuencias que anotamos antes. Esto da lugar a una insuficiencia respiratoria rápidamente pro-
gresiva, que puede llevar a la muerte.
El tratamiento es urgente y teóricamente consistiría en cubrir o tapar la herida con un
apósito para impedir o limitar la respiración paradójica interna, en tanto se efectúa la sutura
definitiva. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el agente traumático pudo haber lesionado
el pulmón y producir una fuga aérea de las vías aéreas hacia la cavidad pleural. Al ocluir la
herida traumática en estas condiciones, se contribuiría
a producir un neumotórax hipertensivo con colapso
pulmonar total, desviación extrema del mediastino y
Hemoneumotórax traumático
alteraciones circulatorias de retorno tan graves que
pudieran ser causa de fallecimiento.
Por consiguiente debe ocluirse la herida con objeto
de impedir la entrada del aire, pero a la vez debe per-
mitirse la salida del aire contenido en la cavidad pleu-
ral. Esto se consigue fijando con tela adhesiva tres de los
bordes de un fragmento de guante colocado sobre la
herida, de tal manera que durante la espiración el aire
pueda salir por el lado libre del fragmento de guante,
y durante la inspiración el hule ocluya la herida e
impida su entrada. La medida es provisional en tanto
se traslada el herido al hospital (figura 32.10).
Procedimiento inmediato y urgente
578
TRAUMATISMOS TORÁCICOS
Hemoneumotórax traumático
La condición patológica señalada arriba puede coexistir con la presencia de aire en la cavidad
pleural, esto es un hemoneumotórax traumático. En ambos casos la solución es colocar de una
sonda de drenaje conectada a un sello de agua (figura 32.12).
Si la hemorragia persiste y es importante, requerir una toracotomía exploradora para
localizar y ligar los vasos sangrantes.
Taponamiento cardiaco
Las heridas penetrantes que llegan a lesionar el corazón pueden producir un sangrado que se
acumula en la cavidad pericárdica. Como el pericardio fibroso no es elástico, las cavidades
579
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
cardiacas son comprimidas en forma tal que se impide su llenado y se disminuye o cesa el
gasto cardiaco. Clínicamente esta situación se sospecha cuando hay congestión de las venas
del cuello, disminución de la presión arterial, ruidos cardiacos velados e incremento del
tamaño de la silueta cardiaca.
FIG. 32.12. El esquema muestra la técnica que se sigue para colocar una sonda pleural.
En la parte superior utilizando el equipo de Corillos y en la inferior las maniobras
que deben efectuarse cuando se carece del anterior.
580
TRAUMATISMOS TORÁCICOS
Punción pericárdica
Las heridas penetrantes de tórax pueden llegar a interesar la tráquea o los bronquios. Los trau-
matismos violentos que determinan compresión anteroposterior súbita e importante del tórax
también llegan a producir desgarramiento de la tráquea o de los grandes bronquios. Su fre-
cuencia es superior en los varones adultos de menos de 40 años y coincide con fractura de las
tres primeras costillas. Las fracturas traqueales se localizan inmediatamente por encima de la
carina y las de los bronquios a 1 o 2 cm de ésta.
Clínicamente se manifiestan por tos, disnea, cianosis, dolor retroesternal, hemoptisis y
estado de shock. Otros signos importantes suelen ser el neumotórax, el enfisema mediastínico
y el subcutáneo. Estos dos últimos se explican por infiltración del aire en el tejido celular peri-
bronquial. Radiográficamente se confirma lo anterior. Si se sospecha lesiones de las vías aéreas
debe efectuarse broncoscopia para localizar la lesión. A veces la sintomatología no es precisa,
hay pocas alteraciones fisiológicas y radiográficas, evolucionando el paciente hacia la atelec-
tasia secundaria o a infecciones broncopulmonares. El tratamiento consiste en la reparación
quirúrgica definitiva de las lesiones tan pronto como se pueda (figuras 32.14 a la 32.17).
Son aquellas que afectan órganos de la cavidad torácica y de la abdominal, lesionando además
el diafragma. La dirección seguida por el agente traumático puede ser primero el tórax y
luego el abdomen o viceversa. La lesión del diafragma, cuando no se resuelve, es causa poste-
rior de evisceraciones diafragmáticas. La sintomatología, los auxiliares diagnósticos y la solu-
ción, siempre quirúrgica, rebasa los límites de este capítulo. Las lesiones torácicas frecuentes
se han referido antes.
581
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
FIG. 32.15. Fracturas costales múltiples en el lado derecho y complicadas con un pequeño
hemoneumotórax. También tiene enfisema subcutáneo.
582
TRAUMATISMOS TORÁCICOS
FIG. 32.16. Herida penetrante de tórax por proyectil de arma de fuego. Se observa un velo pleural
y una línea horizontal que corresponde a la cisura mayor.
583
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
SINOPSIS
1. En todo traumatismo debe tenerse en cuenta: el agente causal, el mecanismo de producción, los
órganos afectados y el tiempo transcurrido entre el accidente y el momento de atención del en-
fermo, lo que permite cuantificar la gravedad del traumatismoy shock, la repercusión que el
accidente produjo sobre el estado general del enfermo, ya que de existir un estado de choque,
una pérdida importante de sangre o un estado de inconsciencia, primero tendrá que restable-
cerse el equilibrio de los aparatos y sistemas necesarios para mantener la vida y posteriormente
resolver las lesiones específicas.
2. Los traumatismos torácicos pueden ser superficiales y profundos. Los primeros afectan las
partes blandas de la cubierta torácica, en tanto que los profundos interesan la caja osteomuscu-
lar y los órganos intratorácicos. Los superficiales comprenden: contusiones, escoriaciones, he-
matomas, equimosis y heridas cortantes, punzantes, punzocortantes o por arma de fuego en
sedal. Para su tratamiento requieren reposo, analgésicos, sutura en las heridas, antibióticos y
vacunación antitetánica.
4. En las fracturas costales múltiples se afectan varias costillas, cada una se fractura en dos sitios,
uno anterior y otro posterior, correspondientes a los ángulos de curvatura de las costillas.
Pueden ser uni o bilaterales. Dan lugar a la respiración paradójica externa, que produce una
insuficiencia respiratoria progresiva que puede terminar con la muerte del enfermo. Trata-
miento: oxigenación mediante intubación endotraqueal con ventilación mecánica que permite
distender el tórax con presión positiva e impide la respiración paradójica, analgésicos y anti-
bióticos para evitar la infección pulmonar agregada.
5. Los traumatismos profundos comprenden también los hematomas pulmonares, las heridas
penetrantes de tórax y las dobles penetrantes. El hematoma es una colección importante de san-
gre dentro del pulmón como consecuencia de una contusión directa sobre la pared torácica sin
fracturas costales. El tratamiento consiste en administrar analgésicos, expectorantes, oxígeno
por catéter nasal y prevenir las infecciones agregadas.
6. Las heridas penetrantes de tórax establecen una comunicación entre el exterior y la cavidad
torácica, pueden ser contusas cortantes o por arma de fuego. Determinan el neumotórax, el he-
motórax y el hemoneumotórax traumático y producen la respiración paradójica interna que,
junto con la hemorragia, pueden llevar a la muerte del enfermo. El tratamiento consiste en colocar
una sonda de drenaje en un sitio diferente al de la herida y conectarla a un sello de agua, lo que
permitirá reexpandir el pulmonar y solucionar el problema.
584
TRAUMATISMOS TORÁCICOS
tratamiento urgente: aspirar la sangre por medio de una jeringa y una aguja. Si la hemorragia
continúa, efectuar una toracotomía a cielo abierto para resolver el origen del sangrado.
9. Las heridas doble penetrantes afectan órganos de la cavidad torácica y de la abdominal, lesio-
nando el diafragma. La lesión de este músculo, cuando no se resuelve, es causa posterior de
evisceraciones diafragmáticas.
LECTURAS RECOMENDADAS
ALEGRÍA, G. P., Traumatología del tórax, La Prensa Médica Mexicana, México, 1962.
AYRES, M. S., GRENVIK, A.; HOLBROOK, R.P. Y SHOEMAKER, C. W., Textbook of Critical Care, 3a ed., W. B.
Saunders, Philadelphia, EUA, 1995.
MATTOX, L. K., Complications of Trauma, Churchill Livingstone, Singapur, 1994.
NACLERIO, A. E., Chest Injuries. Physiologic Principles and Emergency Management, Grune & Stratton, 1971.
WELCH, J. K.; RANDOLPH, G. J.; RAVITCH, R. M.; O’NEILL, A. J., ROWE, I. M. Pediatric Surgery vol I, 4a ed.,
Year Book Medical Publishers, EUA, 1986.
585
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
CUERPOS EXTRAÑOS EN VÍAS AÉREAS
CAPÍTULO XXXIII
La aspiración de cuerpos extraños por las vías aéreas es un accidente que se presenta en todas
las edades, pero es más frecuente en niños y ancianos, y se debe fundamentalmente a un des-
cuido.
Etiopatogenia
La costumbre de dar alimentos duros a los niños que aún no tienen molares y que no saben
masticar, así como permitir que jueguen con objetos pequeños mientras comen, los hace ser
víctimas de este accidente. Los niños en edad preescolar tienden a llevarse a la boca toda clase
de objetos pequeños, por lo que al jugar, reír o llorar es muy fácil que los aspiren.
Los ancianos no mastican bien por falta de piezas dentarias y por pérdida de la coordina-
ción de sus movimientos de deglución, lo que hace que algunos alimentos difíciles de masticar
como la carne, puedan pasar a la glotis y producir una muerte súbita.
Los adultos tienen la costumbre de sujetar con la boca pequeños objetos de trabajo, como
tachuelas, clavos, gomas, etc., los que pueden ser aspirados si la persona sufre un sobresalto
o hace un movimiento brusco. Es más frecuente en enfermos con hernia hiatal o con alteracio-
nes neurológicas como incoordinación alcohólica, convulsiones epilépticas o accidentes vascu-
lares cerebrales. Los descuidos también pueden ser de terceras personas como sucede durante
la cirugía nasofaríngea o bucomaxilar con instrumentos, o moldes dentales.
587
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
La naturaleza de los cuerpos extraños es muy variada: botones, dulces, canicas, alfileres
de seguridad, monedas, semillas de cacahuate o de frijol, espinas de pescado, fragmentos de
carne, tachuelas, clavos, portagomas de lápiz, rondanas, pequeñas prótesis dentarias u obje-
tos de plástico. De esto depende que sean o no radiopacos.
Los cuerpos extraños se pueden alojar en la laringe y producir una obstrucción completa
de las vías aéreas, que puede llevar al sujeto a una muerte inmediata. Si se localizan en la trá-
quea, los esfuerzos de la tos o las maniobras tendientes a extraerlos, como poner de cabeza al
niño y darle palmadas en la espalda, puede llevar el objeto nuevamente hacia la glotis y
obstruirla. Los bronquios del pulmón derecho, en particular los del lóbulo medio e inferior,
tienden a afectarse más frecuentemente, pues éstos siguen la dirección de la tráquea.
Durante la evolución natural de un cuerpo extraño en las vías aéreas, la sintomatología
depende de la naturaleza, localización, tamaño y tiempo transcurrido.
Por lo que respecta a su naturaleza, la sintomatología que ocasionan durante su perma-
nencia en las vías aéreas difiere si se trata de cuerpos orgánicos o inorgánicos. Los objetos me-
tálicos, los botones, las canicas, son poco irritantes, pero los de origen vegetal se hinchan y dan
reacciones inflamatorias intensas. El cacahuate es el que produce los cuadros más graves de bron-
quitis vegetal por el aceite que contiene, desencadenando fenómenos alérgicos importantes.
En relación con la localización, en la tráquea causan inflamación e irritación superficial. Si
tienen bordes agudos llegan a enclavarse en la pared posterior. En los bronquios distales
pueden permanecer durante mucho tiempo sin causar problema, pero el edema de la mucosa
termina por acentuarse y producir atelectasia. Si la obstrucción no es total, sino parcial, pue-
den actuar a manera de válvula y causar insuflación excesiva del segmento o lóbulo afectado.
Esto produce un síndrome de sobredistención pulmonar localizado en alguna región del tórax
que tal vez se acompañe de sibilancias.
El tiempo que el cuerpo extraño permanece dentro de la luz de la vía aérea es importante,
ya que entre más tiempo permanezca ocasionará mayor inflamación e infección de la mucosa.
En ocasiones se forman granulomas de reacción inflamatoria a cuerpo extraño.
El tamaño es variable. En general no son muy grandes, pues para llegar a la tráquea o a
los bronquios deben pasar por la glotis. El sitio al que pueden llegar depende del tamaño del
objeto y el calibre bronquial, los más pequeños alcanzan territorios más distales. También
tiene importancia la forma del objeto, ya que si es alargado puede medir varios centímetros y
si tienen punta o los bordes son cortantes pueden erosionar o perforar los tejidos.
Sintomatología aguda
588
CUERPOS EXTRAÑOS EN VÍAS AÉREAS
En este momento es muy importante tener en cuenta las actividades que estaba desarrollan-
do el sujeto y las condiciones que le rodean.
El anciano que estaba comiendo puede presentar en forma súbita esfuerzos violentos para
respirar y cianosis intensa, seguidos de caída, pérdida del conocimiento y síncope. Esto puede
confundirse con otra patología, como un infarto de miocardio, embolia pulmonar o accidente
vascular cerebral.
En el niño, debe tenerse en cuenta dónde se encuentra, con qué juega y si los objetos con
que se entretiene o están a su alrededor son pequeños. En caso de que se encuentre comiendo
solo, es necesario investigar el tipo de alimento. En los niños el problema puede complicarse
si la madre alarmada introduce el dedo en la faringe del niño con objeto de extraer el frag-
mento de alimento y que en su desesperación en lugar de sacarlo, lo clave en la glotis o bien
con palmadas en el dorso facilite que el cuerpo extraño se impacte en la laringe.
ca (figura 33.1).
589
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Estudios radiológicos
590
CUERPOS EXTRAÑOS EN VÍAS AÉREAS
591
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
FIG. 33.4. Cuerpo extraño metálico localizado en un bronquio segmentario de la pirámide basal.
Se observa en posición oblicua cerca del borde izquierdo de la sombra cardiaca.
Se pudo extraer por medio de broncoscopia.
Broncoscopia
592
CUERPOS EXTRAÑOS EN VÍAS AÉREAS
c) Cuando el cuerpo extraño se lleva hasta la laringe por medio de la pinza del broncos-
copio y no puede extraerse debido al estrechamiento glótico, entonces hay que termi-
nar la intervención con una traqueostomía.
SINOPSIS
1. La aspiración de cuerpos extraños por las vías aéreas es un accidente que se presenta en todas
las edades, pero es más frecuente en niños y ancianos, y se debe fundamentalmente a un des-
cuido.
2. En los lactantes y preescolares es fácil la aspiración de objetos pequeños al comer, jugar o reír. En
los ancianos la falta de dientes impide masticar los alimentos en forma adecuada, lo que faci-
lita aspirarlos y causar una muerte súbita. Los adultos aspiran tachuelas, clavos, gomas, próte-
sis pequeñas, en especial si tienen alteraciones neurológicas.
3. Se pueden localizar en la laringe o la tráquea produciendo una obstrucción completa que puede
llevar al sujeto a una muerte inmediata. Los bronquios del pulmón derecho tienden a afectarse
más frecuentemente. Los objetos inorgánicos son poco irritantes, los de origen vegetal tienden
a provocar reacciones inflamatorias intensas, desencadenando fenómenos alérgicos impor-
tantes.
5. En el momento del accidente la extracción del cuerpo extraño es urgente, en los adultos se
procede a efectuar la maniobra de Heimlich. En los lactantes y preescolares pequeños esta ma-
niobra se hace apoyando los dos pulgares por abajo del apéndice xifoides y efectuando la
compresión brusca. En caso de asfixia inminente debe hacerse una laringoscopia o una traqueos-
tomía de urgencia, si esto es posible.
593
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
7. Los objetos metálicos son radiopacos y la placa nos proporciona el diagnóstico inmediato, pero
otros, como las semillas de cacahuate o de frijol, los dulces, los objetos de plástico, etc., no lo
son.
LECTURAS RECOMENDADAS
BECK, K. P.; EITZMAN, D. Y NEU, J., Neonatal and Pediatric Respiratory Care, Mosby-Year Book, EUA, 1993.
BEHRINAN, E. R.; KLIEGMAN, M. R.; NELSON, E. W. Y VAUGHAN, C. V., Nelson. Tratado de pediatría, Intera-
mericana, McGraw-Hill, México, 1992.
LOUGHLIN, M. G. Y EIGEN, H., Respiratory Disease in Children. Diagnosis and Management, Williams &
Wilkins, EUA, 1994.
RODRÍGUEZ, S. R.; VELÁZQUEZ, J. L.; VALENCIA, M. P.; NIETO, Z. J. Y SERRANO, S. A., Urgencias en Pediatría. 4ª ed.,
Interamericana, México, 1996.
ROUSSOS, CH., The Thorax. Part C, 2a ed., Marcel Dekker, NY, 1995.
SCHIDLOW, V. D. Y SMITH, S. D., A Practical Guide to Pediatric Respiratory Diseases, Hanley & Belfus,
Philadelphia, EUA, 1994.
594
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
ASFIXIA POR INMERSIÓN
CAPÍTULO XXXIV
Definición
La asfixia por inmersión es la inundación de las vías aéreas por un líquido, cualquiera que sea
éste y la causa que la produzca. No es necesario la sumersión completa del cuerpo, puede ser
de sólo una parte, bastaría con que estén sumergidos los orificios de entrada de las vías aéreas,
esto es, la boca y la nariz.
La muerte como consecuencia de asfixia por inmersión puede deberse a homicidio, sui-
cidio, suplicio o accidente y su identificación corresponde a la medicina forense. Por lo que
nos limitaremos al estudio de los casos ocurridos por accidente y en donde el médico o las
personas asistentes pueden prestar algún auxilio al accidentado.
Epidemiología
En los últimos años se ha observado un aumento de los accidentes por inmersión. Se considera
que esto se debe al aumento de población y al incremento de los deportes acuáticos. Más de
la mitad de los casos ocurren en niños y adultos jóvenes. A pesar de que el tratamiento de los
ahogados ha mejorado en los últimos años gracias a que se conoce mejor la fisiopatología y la
reanimación cardiopulmonar, la mortalidad continúa siendo elevada.
595
PATOLOGÍA Y CLÍNICAS DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Lesiones anatomopatológicas
Etiopatogenia
Fisiopatología
596
ASFIXIA POR INMERSIÓN
reflejo vagal, un traumatismo o un shock alérgico por crioglobulinas que produce una hipoxia
importante hasta los momentos terminales. Esto ha sido comprobado en algunas autopsias en
las cuales no se encuentra agua en los pulmones y la muerte sobreviene por asfixia. Son los
llamados ahogados “blancos” o “secos” de los antiguos autores.
I II III IV V
597
PATOLOGÍA Y CLÍNICAS DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Si el accidente se produjo en agua dulce de ríos, lagos o depósitos acuosos, se produce un bron-
coespasmo a nivel de las vías aéreas terminales. Por un mecanismo reflejo, el agua aspirada
pasa desde los alveolos hacia los capilares pulmonares y al compartimento intravascular, lo
que trae como consecuencia hemólisis de los eritrocitos, hipervolemia, hemodilución o hiper-
calemia secundaria. La hipervolemia contribuye a la falla cardiaca por sobrecarga sistólica.
Se producen cortocircuitos por la presencia de líquido en el alveolo y por la pérdida de
surfactante alveolar con la consecuente alteración en los gases sanguíneos: disminución de la
presión del O2, aumento de la presión del CO2 y disminución del pH.
La muerte puede deberse a:
Otros factores que hay que tener en cuenta en la asfixia por inmersión en agua dulce, son:
a) Si la inmersión sucede en una piscina, el agua contiene cloro, elemento muy tóxico
para la pared del alveolo, en donde produce gran edema agudo lesional.
b) Si la inmersión tiene lugar en aguas contaminadas, la contaminación puede ser quí-
mica con acción destructora de la pared alveolar, aunque es poco frecuente que se al-
cancen concentraciones realmente tóxicas.
c) Si tiene lugar en aguas estancadas, las substancias orgánicas o inorgánicas inhaladas
producen una reacción inflamatoria en la membrana alveolocapilar y una contami-
nación bacteriana responsable de graves sobreinfecciones.
La inmersión en agua de mar hace que el individuo aspire una solución hipertónica hasta los
alveolos, lo que determina salida de líquido del capilar pulmonar hacia ellos, produciendo
hipovolemia con hemoconcentración.
Los electrolitos aumentan en forma global, ya que el agua salada presenta una concen-
tración elevada de los mismos. En este caso el edema pulmonar agudo es más dramático, ya
que como el líquido hipertónico jala agua hacia el pulmón, la aspiración de agua salada pro-
duce mayor daño pulmonar que la del agua dulce, por lo que la mortalidad es más frecuente.
598
ASFIXIA POR INMERSIÓN
1. La hipotermia tiene un papel importante como causa de muerte. Las pérdidas calóri-
cas de un cuerpo desnudo e inmóvil en el agua son veinte veces superiores a las que
se producen en el aire en las mismas condiciones. Disminuyen la temperatura central.
En el agua fría la temperatura de los músculos baja rápidamente, la coordinación
motora se hace más difícil y el ahogamiento se produce más rápido. Se ha observado
hiperventilación de 60-70 respiraciones por minuto en sujetos desnudos durante los
primeros minutos de inmersión en agua a 10 °C, que no puede controlarse volunta-
riamente.
El chaleco salvavidas retrasa la hipotermia porque hay una menor superficie del
cuerpo expuesta directamente al agua fría, pero finalmente se presenta y los sujetos
se rescatan profundamente inconscientes y aparentemente muertos por hipotermia.
Nadadores expertos pueden ahogarse en los primeros minutos si el agua es particu-
larmente fría.
En la hipotermia pueden considerarse tres grados:
b) Hipotermia grave (hasta 26 °C) con pérdida del conocimiento, acidosis y riesgo de
fibrilación ventricular.
599
PATOLOGÍA Y CLÍNICAS DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
El buceo en aguas profundas expone a diversos accidentes como golpearse la cabeza, perder
el respirador, quedar atrapado en un hueco o sujeto por algo, etc., pero los problemas más
severos están constituidos por la embolia gaseosa, el síndrome de descompresión, la narcosis
por nitrógeno y los envenenamientos producidos por el empleo de mezclas inadecuadas de
gases.
Embolia gaseosa
Barotrauma
Es otro accidente frecuente donde el edema y el traumatismo vascular son producidos por la
diferencia de presiones en senos paranasales, conducto auditivo u otras cavidades orgánicas.
Se manifiesta por epistaxis, dolor de oído y esputo hemoptoico. A veces se produce ruptura
del tímpano debido al exceso de presión.
Vértigo
Aparece súbita e inexplicablemente. A veces es tan severo que la persona queda desorientada
por completo y presenta náuseas y vómitos.
Lipotimia
600
ASFIXIA POR INMERSIÓN
Se presenta cuando la mezcla de los gases es incorrecta, por ejemplo una concentración de O2
mayor a la del aire puede ser tóxica a presiones de 1 o 2 atmósferas. Más frecuentes son la
intoxicación por monóxido de carbono y la narcosis por nitrógeno, fenómenos que aparecen
a medida que se desciende (a 30 m es excepcional, a 60 m más frecuente y a mayor profundi-
dad casi es invariable).
En el lugar del accidente el individuo se encuentra cianótico, con signos de insuficiencia respi-
ratoria aguda, o bien sin respiración, con vómito, consciente o inconsciente, hipotérmico, con
taquicardia o sin pulso.
Las radiografías en la inmersión en agua dulce y en agua salada son similares: zonas de
densidad homogénea, imágenes intersticiales y micronodulares poco densas, semejantes a lo
observado en el edema agudo pulmonar. Desaparecen entre los siete y diez días. La persis-
tencia después de este tiempo o su extensión indican infección sobreagregada (figura 34.2).
FIG. 34.2. Radiografía de un paciente que sufrió una neumonía por aspiración, consecutiva
a un cuadro de asfixia por inmersión en un estanque de agua dulce. Opacidades poco densas,
mal limitadas, bilaterales, más marcadas en las mitades superiores de ambos hemitórax.
601
PATOLOGÍA Y CLÍNICAS DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Pronóstico
Depende de:
Tratamiento
602
ASFIXIA POR INMERSIÓN
esencial de la terapia. Las secuelas neurológicas son muy frecuentes en el síndrome de des-
compresión.
En los días subsecuentes el paciente puede desarrollar un síndrome de insuficiencia respi-
ratoria progresiva por incremento rápido del edema pulmonar, retención de secreciones, hipo-
xemia, hipercapnia, atelectasias, cortocircuitos, taquicardia, arritmias, hipotensión, etcétera.
SINOPSIS
1. La asfixia por inmersión es la inundación de las vías aéreas por un líquido, cualquiera que sea
éste y la causa que la produzca.
3. La secuencia de los fenómenos que ocurren en la asfixia por inmersión son: a) pánico con
esfuerzos musculares intensos con objeto de alcanzar la superficie, b) periodo de apnea para
evitar la entrada de agua a los pulmones, c) inspiración profunda no controlada que provoca la
aspiración de agua a las vías respiratorias y deglución al estómago, d) tos, vómito, nuevas as-
piraciones y convulsiones asfícticas y e) edema pulmonar, alteraciones cardiacas, pérdida de la
conciencia y muerte.
4. Ahogamiento en agua dulce: se produce broncoespasmo por un mecanismo reflejo, el agua as-
pirada pasa de los alveolos hacia los capilares pulmonares y al compartimento intravascular, lo
que produce hemólisis, hipervolemia, hemodilución, hipercalemia secundaria y falla cardiaca.
5. Ahogamiento en agua salada: el individuo aspira hacia los alveolos una solución hipertónica
que determina salida de líquido del capilar pulmonar hacia ellos, produciendo hipovolemia
con hemoconcentración y edema pulmonar agudo. La aspiración de agua salada produce ma-
yor daño pulmonar que la del agua dulce, por lo que la mortalidad es mayor.
6. Los problemas del buceo están dados por la embolia gaseosa, el síndrome de descompresión,
la narcosis por nitrógeno y los envenenamientos producidos por el empleo de mezclas inade-
cuadas de gases.
7. Tratamiento: en la asfixia por inmersión el sujeto necesita atención inmediata y los primeros
auxilios se basan en la permeabilización de las vías aéreas, la respiración boca a boca y el ma-
saje cardiaco.
603
PATOLOGÍA Y CLÍNICAS DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
LECTURAS RECOMENDADAS
GUYTON, G. A., Textbook of Medical Physiology, 9a ed., W. B. Saunders, Philadelphia, EUA, 1994.
QUIROZ, C. A., Medicina Forense, 2ª ed., Porrúa, México, 1980.
ROUSSOS, CH., The Thorax, Part B, 2a ed., Marcel Dekker, NY, 1995.
TINTINALLI, E. J.; KROME, L. R. Y RUIZ, E. Medicina de Urgencias, 3ª ed., Nueva Editorial Interamericana,
México DF, 1993.
604
ANATOMÍA DEL APARATO RESPIRATORIO Soledad Echegoyen Monroy
PARO CARDIORRESPIRATORIO
CAPÍTULO XXXV
PARO CARDIORRESPIRATORIO
Dra. Soledad Echegoyen Monroy
Etiopatogenia
605
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
El paro respiratorio por obstrucción de las vías aéreas puede producirse por la presencia
de un cuerpo extraño en la tráquea o en la laringe, porque la lengua obstruye la glotis en los
estados de inconsciencia, por el edema laríngeo en procesos infecciosos o alérgicos, por espasmo
laríngeo o inundación del árbol traqueobronquial en la asfixia por inmersión, por inhalación
de gases tóxicos como sucede en los incendios, en las fugas de gas o de gases irritantes, por de-
presión del centro respiratorio en casos de accidente vascular cerebral, traumatismos craneo-
encefálicos, o por sobredosis de drogas.
Se considera que el corazón entra en paro cuando es incapaz de movilizar la sangre por
encontrarse en:
El paro cardiaco se presenta durante un esfuerzo físico excesivo en pacientes con cardiopa-
tías isquémicas, en los estados de shock con hipovolemia sostenida, en intoxicación por drogas
que causen arritmias o depresión del músculo cardiaco, o en hipotermias prolongadas como
sucede en los alpinistas o en los alcohólicos expuestos a temperaturas ambientales bajas.
Durante la anestesia el uso de halotane o ciclopropano pueden inducir un paro cardiaco por
sensibilización del miocardio a agentes adrenérgicos endógenos y exógenos.
Los accidentes automovilísticos con traumatismos torácicos severos, la electrocución que
produce tetania en los músculos respiratorios o asistolia ventricular, el estado de shock, o los re-
flejos vagales por manejo de vísceras en el transcurso de una cirugía actúan sobre ambos apa-
ratos y propician el paro.
Sintomatología
En primer lugar es muy importante observar las condiciones en que se produjo el paro, ya que
esto orienta hacia las posibles causas y determina lo primero que debe hacerse.
606
PARO CARDIORRESPIRATORIO
Tratamiento
El procedimiento para sacar al enfermo del paro hasta su recuperación funcional comprende:
a) la resucitación básica, y b) la de soporte avanzado.
Resucitación básica
El ABC de la resucitación cardiopulmonar es:
607
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Primero: debe observarse la situación del paciente. Si hay vómito en su boca, debe reti-
rarse con los dedos índice y medio cubiertos con un pedazo de tela. Si se piensa que la vía
aérea se encuentra obstruida por un cuerpo extraño debe aplicarse la maniobra de Heimlich
(ver capítulo XXXIII Cuerpos extraños en vías aéreas).
Segundo: colocarlo en posición, decúbito dorsal, sobre una superficie plana y firme. Los
brazos a los lados del cuerpo. Esto facilita las maniobras y la circulación cerebral al encontrarse
en el mismo plano. Si se trata de un traumatizado tener en cuenta la posibilidad de fracturas,
sobre todo a nivel cervical. La rotación del paciente debe hacerse como una unidad, de manera
que la cabeza, hombros y torso se muevan simultáneamente.
Tercero: el médico debe colocarse de rodillas a nivel de los hombros del enfermo. Esto per-
mite practicar respiración artificial y compresiones torácicas externas, sin mover las rodillas
(figuras 35.1 y 35.2).
a) Vía aérea permeable. Colocar la cabeza en hiperextensión. Con una mano se lleva el maxilar
inferior hacia adelante y hacia arriba para evitar que la lengua caiga hacia atrás y obstruya la
glotis. La otra mano se coloca firmemente en la frente.
Resucitación cardiopulmonar
FIG. 35.1. Al rotar al enfermo para colocarlo en decúbito dorsal, la cabeza, los hombros y el torso deben
moverse simultáneamente. El médico se coloca de rodillas a nivel de los hombros del enfermo.
La cabeza se coloca en hiperextensión llevando el maxilar inferior hacia adelante
y hacia arriba para evitar que la lengua caiga hacia atrás y obstruya la glotis.
608
PARO CARDIORRESPIRATORIO
Resucitación cardiopulmonar
Masaje cardiaco
a) Colocar el talón de la mano sobre
el 1/3 inferior del esternón
b) Colocar la otra mano sobre la primera
c) Mantener los codos rígidos y rectos
d) Comprimir el esternón 3 a 5 cm
e) La compresión debe ser recta hacia abajo
f) Hacer cíclos de 15 compresiones por 2
respiraciones
FIG. 35.2. Los esquemas muestran cómo debe darse la respiración boca a boca para ventilar
al enfermo y la técnica que debe aplicarse para dar el masaje cardiaco externo.
b) Respiración boca a boca. Tiene por objeto ventilar los pulmones del enfermo inconsciente. El
aire que exhala el médico contiene suficiente oxígeno para proveer las necesidades del sujeto.
Los dedos pulgar e índice de la mano que mantiene extendida la cabeza deben presionar sua-
609
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
vemente y mantener las narinas cerradas. El médico debe inspirar profundamente, sellar sus
labios con la boca de la víctima e insuflar el aire al interior de la boca y vías aéreas de la víc-
tima, a la vez que observa el levantamiento del tórax.
Los indicadores de una adecuada ventilación son: 1. La elevación y descenso del tórax y
2. Escuchar el escape de aire durante la espiración.
Respiración boca nariz. Cuando la boca se encuentra en trismo, está seriamente lesionada o no
se puede establecer un buen sello boca a boca, se usará la respiración boca-nariz. Se inspira
profundamente, se sella con los labios alrededor de la nariz de la víctima y se ventila igual que
en la maniobra anterior. La expiración es pasiva y si no se puede hacer a través de la nariz,
separar los labios de la víctima para que el aire pueda ser exhalado.
c) Masaje cardiaco externo (circulación). El masaje cardiaco externo no es tan efectivo para la cir-
culación como el funcionamiento normal del corazón, ya que genera sólo 20% a 30% de la
eyección sanguínea.
La técnica consiste en colocar el talón de una mano sobre la mitad inferior del esternón y
la otra se coloca arriba de la anterior. Los dedos pueden estar extendidos o entrelazados pero
no en contacto con el tórax. Mantener los codos rígidos y rectos, los hombros deben estar
directamente sobre las manos de manera que cada compresión sea recta hacia abajo. Esta
maniobra proyecta el esternón hacia la columna vertebral y comprime el miocardio sobre la
sangre que contiene, impulsándola en el sistema arterial manifestándose en una onda de pul-
so. El esternón debe comprimirse de 3 a 5 cm y debe revisarse el pulso carotídeo para saber si
es adecuada la compresión. La presión sobre el esternón debe relajarse a su posición normal
sin separar las manos del tórax, 50% de compresión y 50% de relajación. Se debe comprimir a
un ritmo de 80 a 100 por minuto. La presión debe ser suficiente, pero se evitará en lo posible
lesionar el tórax óseo produciendo fracturas costales o lesiones costocondrales.
En caso de que se trate de un bebé, se colocan las yemas de los dedos medio y anular sobre
la parte media del esternón, y con la otra mano se mantiene la inclinación de la cabeza (a
menos que se encuentre más baja que la espalda del bebé). Cada compresión debe ser recta
hacia abajo. El esternón debe comprimirse de 1.5 a 2.5 cm. La presión del esternón debe rela-
jarse a su posición normal sin separar las manos del tórax, 50% de compresión, 50% de relaja-
ción. Debe comprimirse a un ritmo de por lo menos 100 por minuto (figura 35.3).
Revalorar al paciente después de 20 ciclos de compresiones y respiraciones (un minuto de
resucitación cardiopulmonar).
Todos los casos, tanto si el paciente se recupera con las maniobras anteriores, como en
aquellos en que sin resolverse totalmente alcanzan a llegar al hospital, deben ser sometidos a
observación y tratamiento de soporte avanzado.
610
PARO CARDIORRESPIRATORIO
Resucitación cardiopulmonar
de un bebé
Masaje cardiaco
a) Colocar el índice por abajo de la línea
entre las dos tetillas
b) Con los dedos medio y anular
comprimir el tórax de 1 a 2,5 cm
de profundidad
c) Hacer ciclos de compresiones por 1
respiración
FIG. 35.3. Secuencia que debe seguirse para proporcionar resucitación cardiopulmonar a un bebé.
I: Intubación
D: Desfibrilación
C: Circulación
I: Intubación
Es necesario mantener las vías aéreas permeables para mantener una ventilación adecuada
del paciente, para lo cual es necesario colocar una sonda endotraqueal.
Conectar la sonda de intubación a un ventilador con O2 para mantener una respiración
rítmica y obtener una buena oxigenación pulmonar, vigilando que los ruidos respiratorios se
escuchen igual en ambos hemitórax.
611
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
D: Desfibrilación
Cuando el corazón sufre un paro súbito frecuentemente cae en fibrilación y el único tratamiento
para resolverlo es la descarga eléctrica que al despolarizarlo transitoriamente le permite reto-
mar su ritmo normal.
El masaje cardiaco y la respiración boca a boca no resuelven la fibrilación ventricular, sólo
actúan manteniendo la circulación en tanto llega el desfibrilador. Las probabilidades de éxito
de una desfibrilación disminuyen rápidamente con el tiempo.
C: Circulación
Se requiere mantener canalizada una vena con solución salina, con el objeto de tener una vía
para administrar drogas y fluidos, obtener sangre venosa para estudios de laboratorio o inser-
tar catéteres en la circulación central o marcapasos en caso necesario.
Es necesario monitoreo electrocardiográfico para controlar la actividad del corazón.
Si después de tres descargas con el desfibrilador no se consigue reinstalar el ritmo normal del
corazón, se pueden aplicar los siguientes fármacos y repetir las descargas.
612
PARO CARDIORRESPIRATORIO
SINOPSIS
2. Puede estar producido por: a) obstrucción de la vía aérea, b) asfixia por inmersión, c) inhala-
ción de gases tóxicos, d) depresión del centro respiratorio, e) cardiopatías, f) hipovolemia severa,
g) hipotermia prolongada, h) intoxicación por drogas, i) traumatismos torácicos, j) electrocu-
ción, k) reflejos vagales.
3. Observar las condiciones en que se produjo el accidente. El sujeto en paro se encuentra incons-
ciente, pálido o cianótico, con ausencia de movimientos respiratorios, no se palpan pulsos ra-
dial ni se auscultan ruidos cardiacos. Si la pupila se encuentra midriática y el reflejo fotomotor
está ausente debe pensarse en daño cerebral.
5. Acciones: 1o. revisar que nada obstruya las vías aéreas (vómito, cuerpo extraño), 2o. colocarlo en
decúbito dorsal, sobre una superficie plana y firme, con los brazos a los lados del cuerpo, 3o.
colocarse de rodillas a nivel de los hombros del enfermo a) mantener la vía aérea permeable:
una mano lleva el maxilar inferior hacia adelante y hacia arriba para evitar que la lengua caiga
hacia atrás y obstruya la glotis, y la otra se coloca firmemente en la frente, b) respiración de boca
a boca: con los dedos pulgar e índice de la mano que extiende la cabeza presionar y mantener
las narinas cerradas. Se inspira profundamente, se sella con los labios la boca de la víctima y se
insufla aire al interior de la boca y vías aéreas de la víctima, y c) masaje cardiaco: se coloca el
talón de una mano sobre la mitad inferior del esternón y la otra se coloca arriba de la anterior.
Mantener los codos rígidos y rectos, que cada compresión sea de 3 a 5 cm, recta hacia abajo.
6. Resucitación de soporte avanzado: Son las maniobras que se proporcionan en un medio hospi-
talario: a) intubación: conectada a un respirador con O2, con objeto de ventilar adecuadamente
al paciente, b) desfibrilación: para que el corazón retome su ritmo normal, c) circulación:
canalizar una vena con solución salina para administrar fármacos útiles en la resucitación:
Epinefrina, 1 mg intravenosa, Adrenalina, 5 ml de la solución al 1: 10 000 intravenosa, Cloruro
o Gluconato de calcio, 5 a 10 ml de la solución al 5%, Lidocaína, 1.0 a 1.5 mg/kg intravenosa,
Bicarbonato de sodio, con objeto de tratar la acidosis.
LECTURAS RECOMENDADAS
CUMMINS, R., Textbook of Advanced Cardiac Life Support, American Heart Association, EUA, 1994.
GILSTON, A. Y RESNEKOV, L., Reanimación cardiorrespiratoria, Salvat, México, 1974.
KHAN, M.G., Cardiac and Pulmonary Management, Lea & Feliger, Londres, 1993.
ROUSSOS, CH., The Torax. Part B, 2a ed., Marcel Dekker, NY, 1995.
613
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
614
CAPÍTULO XXXVI
ENFERMEDADES CONGÉNITAS
BRONCOPULMONARES
Dr. Rufino Echegoyen Carmona
Las aberraciones genéticas o los factores teratógenos que inciden durante el embarazo son
causa de un elevado número de abortos por muerte intrauterina. Sin embargo, estas situacio-
nes no siempre terminan con la muerte del producto, pero sí lo alteran anatómica y fun-
cionalmente. Las anomalías graves suelen aparecer al principio del embarazo y llevan a la
muerte, otras permiten que el producto llegue a término y se manifiestan inmediatamente
después del nacimiento, las menos graves dan sintomatología meses o años después de un
periodo de vida aparentemente sana.
En el aparato respiratorio sólo algunas enfermedades congénitas son hereditarias, la ma-
yoría están relacionadas con enfermedades virales, factores teratógenos o interacciones entre
el aparato respiratorio y el cardiovascular durante la embriogénesis.
Conviene recordar que habitualmente las anomalías congénitas no son únicas, sino que
suelen ser múltiples, por lo que la existencia de una obliga a buscar otros defectos congénitos
en el tórax o en otras partes del cuerpo. Algunas malformaciones tienen poca o ninguna
importancia clínica, otras, pueden ser potencialmente mortales. Es frecuente la divergencia de
opiniones cuando se desea precisar si una alteración es adquirida o congénita mediante datos
clínicos y radiológicos. Más aún, si la estructura se ha modificado con alguna complicación
patológica.
Se revisarán algunas malformaciones congénitas respiratorias conforme van apareciendo
embriológicamente en el pulmón. No se tocarán las malformaciones de las vías respiratorias
altas, de la laringe, del tórax óseo, del diafragma o del corazón.
615
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Divertículos traqueales
Suelen ser múltiples, tienden a presentarse del lado derecho, entre los anillos 17 y 22.
Traqueomegalia
Es el aumento notable del calibre de la tráquea. Se cree que resulta de una deficiencia congénita
del tejido de sostén y que tiene un factor hereditario. Casi siempre se acompaña de infecciones
recurrentes que producen tos, expectoración purulenta y fiebre. En ocasiones hemoptoicos y
estridor traqueal. Por radiografía simple de tórax se sospecha el aumento en el diámetro de la
tráquea, pero se requiere de la broncoscopia para confirmarlo. La broncografía muestra aspecto
aserrado en sus bordes, producido por el tejido redundante que hace protrusión hacia el exte-
rior entre los anillos cartilaginosos.
Fístulas traqueoesofágicas
Se deben a una alteración del aparato respiratorio al principio de su formación, cuando emerge
como una evaginación de la porción cefálica del intestino primitivo. Frecuentemente se acom-
paña de atresia del esófago (figura 36.1).
Se han descrito tres tipos que en orden de frecuencia son:
a) La atresia proximal del esófago con fístula esofagotraqueal del cabo distal. En estos ca-
sos el fondo de saco esofágico es de paredes gruesas y termina habitualmente a unos
10 cm de la arcada dentaria. El cabo esofágico inferior es de paredes delgadas y atrófi-
cas, se origina en la porción membranosa de la tráquea, de la carina o del bronquio prin-
cipal derecho. Las secreciones y el alimento se acumulan en el cabo esofágico proximal
e inundan la laringe y la tráquea por rebosamiento. La sintomatología se caracteriza por
accesos de tos con ahogo y cianosis inmediatos a los intentos de alimentación. Hay
distensión gástrica después que el niño grita o llora, pues el aire pasa al estómago. Se
escuchan estertores bronquiales en ambos pulmones.
616
ENFERMEDADES CONGÉNITAS BRONCOPULMONARES
Tipos de
fístulas traqueoesofágicas
Pulmón
supraumerario I II III
Agenesia pulmonar
b) Otra variación es cuando la parte distal del esófago termina en un fondo de saco ciego
por encima del diafragma. La porción proximal prácticamente no existe y la faringe
desemboca en la tráquea o en un esbozo esofágico.
617
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Agenesia pulmonar
Es la falta total de un pulmón. Es más frecuente del lado izquierdo. Schneider habla de tres
tipos de agenesia pulmonar: 1. No hay trazas de bronquio o de pulmón, 2. Hay un muñón
bronquial que termina en fondo de saco, pero no hay tejido pulmonar y 3. Hay hipoplasia de bron-
quio que termina en dedos de guante, con algunas porciones alveolares.
Habitualmente no da sintomatología. A la exploración física se encuentra retracción del
tórax, disminución de la movilidad, silencio respiratorio y matidez. En los niños puede encon-
trarse respiración ruda en el lado sano, que puede escucharse hasta el otro hemitórax. En la
radiografía hay retracción hemitorácica, elevación del diafragma, desviación del mediastino
hacia el lado afectado y opacidad uniforme o heterogénea. El pulmón sano está hiperinsuflado y
hace hernia hacia el lado contralateral. Cuando se produce una infección del pulmón sano el
diagnóstico se complica, pues debe diferenciarse de la neumonía, la atelectasia, la tuberculosis,
la bronquiectasia, un cuerpo extraño en bronquio o una hernia diafragmática. El diagnóstico se
hace por medio de broncoscopia, que permite observar que un bronquio principal termina en
fondo de saco. La angiocardiografía puede demostrar coexistencia de malformaciones cardia-
cas o de vasos pulmonares.
Hipoplasia pulmonar
Cisuras supernumerarias
Son la anomalía pulmonar más común, pero de poca importancia clínica. La más frecuente es
el pulmón derecho bilobulado.
Lóbulos accesorios
Son lóbulos supernumerarios con comunicación bronquial y circulación que proviene de las
arterias pulmonares y va a las venas respectivas. Lóbulo de la ácigos: no es un verdadero
lóbulo accesorio, la profunda escotadura producida en el lóbulo superior derecho por la vena
ácigos anormal da el aspecto de cisura accesoria.
618
ENFERMEDADES CONGÉNITAS BRONCOPULMONARES
Broncomalacia
Quistes broncógenos
Son causados por la exclusión de una pequeña yema durante la formación de las primeras
ramificaciones del árbol bronquial. Casi siempre son únicos y se localizan cerca de la bifurca-
ción traqueal o de los gruesos bronquios. Son más frecuentes del lado izquierdo. Constituyen
masas redondas u ovales, llenos de una substancia mucoide. Tienen una pared delgada, su
interior tapizado por epitelio cilíndrico ciliado con glándulas mucosas, en ocasiones fragmen-
tos de cartílago y tejido conectivo, son raras las fibras musculares lisas. Tienden a crecer con
el tiempo y si son grandes rechazan los órganos intratorácicos. Habitualmente no se comuni-
can con el árbol bronquial, pero si lo hacen pueden inflarse por mecanismo valvular. La
presencia de epitelio respiratorio tapizando un quiste en un recién nacido es una evidencia de
su carácter congénito. La infección secundaria puede hacer desaparecer el epitelio respirato-
rio, el moco substituirse por pus y si se comunica con una vía aérea, presentar nivel hidroaé-
reo, lo que desde el punto de vista clínico y anatomopatológico hace difícil diferenciar un
quiste congénito infectado de uno adquirido o de un absceso pulmonar.
En la infancia es posible que pasen desapercibidos si son pequeños, no comprimen otros
órganos y no se infectan. Se refiere que aproximadamente la mitad de los pacientes son asin-
tomáticos. Los quistes inflados pueden manifestarse por disnea. Lo frecuente es que se infec-
ten y den cuadros clínicos de neumonías o de supuración pulmonar con tos y expectoración
purulenta abundante, fétida o no. También pueden producir sangrado de vías respiratorias. A
la exploración física dan un síndrome de condensación pulmonar.
La radiografía de tórax se caracteriza por una imagen de opacidad homogénea redonda
u oval, de tamaño variable, de contorno bien limitado y cercana al hilio pulmonar. También
puede presentarse como una imagen anular, redonda, con hiperclaridad central, de contorno
muy fino. Si se infecta, puede dar una imagen anular con nivel hidroaéreo. Es conveniente
efectuar una tomografía computada de tórax para precisar la imagen. La broncografía mues-
tra su comunicación con el árbol aéreo. El diagnóstico se confirma con el estudio de la pieza
619
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Bronquiectasias congénitas
Consiste en un desarrollo defectuoso de los bronquios, los que se encuentran dilatados con
anillos cartilaginosos pequeños y sustituidos por tejido fibroso y escasas fibras musculares. El
epitelio bronquial es cúbico o plano. Habitualmente las dilataciones son de aspecto quístico,
múltiples, apelmazadas y de preferencia localizadas en los lóbulos inferiores. Es frecuente que
la infección produzca un síndrome de supuración pulmonar crónico y que altere el epitelio
bronquial, por lo que después de ésta no es fácil afirmar su carácter congénito. Otras veces pue-
de iniciarse con hemoptisis o expectoración hemoptoica. Su diagnóstico requiere de una tomo-
grafía computada o de una broncografía.
Pulmón poliquístico
Es una disgenesia tardía uni o bilateral. Habitualmente los quistes son periféricos y están o no
comunicados con los bronquios. En sus paredes pueden tener fragmentos irregulares de car-
tílago y tejido elástico, pero rara vez músculo. Otras veces las paredes son muy finas y están
constituidas únicamente por tejido conectivo distendido. La radiografía presenta múltiples imá-
genes circulares de contornos finos, bilaterales y frecuentemente periféricas. Si los quistes se
comunican con los bronquios o se infectan, muestran niveles líquidos y las imágenes han sido
descritas como nidos de palomas. Puede ser asintomático o dar datos de dificultad respirato-
ria, dependiendo de su extensión. Si se infectan producen cuadros neumónicos repetidos o de
supuración pulmonar. Su tratamiento es médico, rara vez amerita cirugía, por ser casi siem-
pre bilaterales y extensos.
Es una variedad rara de las enfermedades quísticas congénitas. Consiste en una masa de tejido
pulmonar desorganizado e incluido en el interior de un lóbulo. Buena parte de esta masa se
halla ocupada por espacios quísticos irregulares, no existe un sistema bronquial bien definido
aunque se encuentre comunicado con el árbol bronquial y la irrigación proceda de la circu-
lación pulmonar. Histológicamente existe un crecimiento exagerado de los bronquios con al-
teraciones polipiodes de la mucosa. En el interior de estas masas adenomatosas existen nume-
rosos quistes aéreos distribuidos de manera irregular. Clínicamente se manifiesta por neumonía
o supuración pulmonar con dificultad respiratoria y cianosis.
620
ENFERMEDADES CONGÉNITAS BRONCOPULMONARES
Se caracteriza por sobredistención anormal y permanente de los espacios aéreos distales a los
bronquiolos terminales con destrucción de los tabiques interalveolares. En su patogenia se
habla de obstrucción bronquial por broncomalasia, falta de cartílago y pliegues exuberantes
de la mucosa. También se piensa que la obstrucción puede estar causada por compresión de
vasos, ganglios linfáticos o retención de secreciones. Este mecanismo valvular lleva a la disten-
sión y producción de enfisema pulmonar difuso con ruptura alveolar y formación de vesícu-
las subpleurales.
Es más frecuente en los varones y en los lóbulos superiores, más en el izquierdo. En casi
la mitad de los casos coexisten anomalías cardiacas congénitas. La sintomatología se inicia
después del nacimiento con trastornos respiratorios progresivos, paralelos a la magnitud del
enfisema. Los niños tienen tos, sibilancias, disnea, taquicardia, estridor espiratorio y cianosis
intermitente, síntomas agravados con la alimentación. También hay retracción y abomba-
miento del hemitórax, desplazamiento traqueal y cardiaco, hipersonoridad y disminución de
los ruidos respiratorios. No hay antecedentes de infección y la gravedad de los síntomas
depende del grado de inflación del lóbulo afectado (figuras 36.2 a la 36.5).
Quistes pulmonares
FIG. 36.2. En la parte superior se representan las imágenes radiográficas del quiste pulmonar:
aéreo, ocupado con líquido y mixto. En la parte inferior el pulmón poliquístico en nidos
de paloma, las bronquiectasias saculares y las bulas subpleurales.
621
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
622
ENFERMEDADES CONGÉNITAS BRONCOPULMONARES
FIG. 36.5. Cavidades aéreas cercanas a la pleura y con tabiques alveolares rotos,
que corresponden a las bulas subpleurales de la fotografía anterior.
Secuestro pulmonar
Es la separación parcial o completa de una porción de parénquima pulmonar que recibe irriga-
ción de la aorta, de la diafragmática o de las intercostales. El tejido pulmonar suele ser rudimen-
tario e indiferenciado y puede presentar quistes o cavidades. Sin embargo, a veces es macizo y
pudiera confundirse con una neumonía organizada o una neoplasia. Puede encontrarse den-
tro de un lóbulo pulmonar, casi siempre el inferior, o ser extralobar y tener su propia cubierta
pleural.
La presencia o ausencia de síntomas depende de que se infecte. Los gérmenes le llegan
por vía bronquial o hematógena, produciendo un cuadro neumónico recurrente en el mismo
sitio. A veces se complica con hemoptisis. El tratamiento es quirúrgico.
Es una formación vascular congénita dada por arterias, venas y capilares que se intercomuni-
can entre sí, originando un corto circuito. Puede ser pequeña, grande, única o múltiple, silen-
623
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
ciosa o sintomática y es más frecuente en los lóbulos inferiores. Muchos enfermos con fístula
arteriovenosa pulmonar padecen también hemangiomas mucosos y telangiectasias heredi-
tarias ("enfermedad de Rendu-Osler-Weber"), de transmisión dominante simple no ligada al
sexo.
El cuadro clínico consiste en cianosis, dedos en palillo de tambor, soplo audible en tórax,
policitemia. El síntoma más frecuente es la hemoptisis recurrente, a veces masiva y que ame-
naza la vida. Puede acompañarse de epistaxis, hematemesis y hemorragias cerebrovasculares
por la existencia de fístulas o telangiectasias en otras partes del cuerpo.
En la radiografía se observa una opacidad redonda, ovalada o lobulada en su contorno
pero de límites bien definidos y localizada en la periferia de los pulmones. Es útil la tomo-
grafía y ocasionalmente se requiere angiografía para comprobar el carácter vascular de la
tumoración.
La PaO2 y la saturación arterial de O2 están disminuidas, el débito cardiaco es elevado y
la presión de la arteria pulmonar permanece normal. La hipoxemia arterial depende de la can-
tidad de sangre que fluya por la fístula, a veces la PaO2 es tan baja que produce policitemia
secundaria y cianosis reconocible. La gasometría que se hace respirando el paciente O2 a 100%
revela la presencia de cortocircuitos de derecha a izquierda. El ECG es normal, lo que sirve
para diferenciarla de las cardiopatías congénitas. Es importante diagnosticar la fístula porque
suele ser curable por cirugía (figuras 36.6 a la 36.9).
624
ENFERMEDADES CONGÉNITAS BRONCOPULMONARES
FIG. 36.7. La tomografía axial computada con medio de contraste muestra la opacidad
homogénea de bordes bien limitados, polilobulada, en el pulmón derecho.
FIG. 36.8. La angiografía pulmonar muestra cómo el medio de contraste pasa directamente
de las arterias a las venas pulmonares a través de la fístula arteriovenosa.
625
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
FIG. 36.9. Una vez resecado el lóbulo inferior, se observa en la parte inferior de la pieza,
cómo resaltan sobre la superficie pleural las dilataciones de las fístulas arteriovenosas.
626
ENFERMEDADES CONGÉNITAS BRONCOPULMONARES
ción, avitaminosis, prolapso rectal, ulcera duodenal, aumento de tamaño de las glándulas
submaxilares y cirrosis hepática.
Desde la primera infancia se manifiesta por cuadros repetidos de infección respiratoria,
desnutrición y diaforesis excesiva. Más tarde hay datos de insuficiencia pancreática con heces
abundantes espumosas y fétidas. Las sibilancias y los trastornos de la respiración pueden con-
fundir con el asma. El niño se encuentra con un peso menor al de su edad, con tórax en tonel,
abdomen prominente e hipocratismo digital. Uno de los exámenes de laboratorio importantes
es la investigación de Na y Cl en la sudoración inducida. Habitualmente es mayor de 60
miliequivalentes por litro.
En la radiografía los cambios pueden ser mínimos al principio, pero terminan por ser muy
notables: opacidades pequeñas e irregulares, engrosamiento peribronquial, imágenes quísti-
cas o de bronquiectasias y enfisema.
No hay tratamiento satisfactorio, pero deben administrarse los antibióticos en función de
la drogosensibilidad, humedecer y fluidificar el esputo con inhalaciones de vapor de agua con
acetilcisteína, drenaje postural, percusión torácica, broncodilatadores y atender a la nutrición
e hidratación del paciente.
SINOPSIS
627
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
6. La fístula arteriovenosa pulmonar es una formación vascular congénita dada por arterias, ve-
nas y capilares que se intercomunican entre sí originando un corto circuito. Se requiere una
angiografía para comprobar el carácter vascular de la tumoración.
8. El síndrome de insuficiencia respiratoria del recién nacido o enfermedad de las membranas hia-
linas depende de una deficiencia en la producción de la substancia tensioactiva, lo que hace que
628
ENFERMEDADES CONGÉNITAS BRONCOPULMONARES
el recién nacido no pueda expandir bien sus pulmones y por consiguiente presente dificultad
respiratoria, situación que se agrava con la oxigenoterapia excesiva.
LECTURAS RECOMENDADAS
BECK, K. P.; EITZMAN, D. Y NEU, J., Neonatal and Pediatric Respiratory Care, Mosby-Year Book, EUA, 1993.
BEHRINAN, E. R.; KLIEGMAN, M. R.; NELSON, E. W. Y VAUGHAN, C. V., Nelson. Tratado de pediatría. Intera-
mericana, McGraw-Hill, México, 1992.
FRASER, G. R. Y PARÉ, J. P., Diagnóstico de las enfermedades del tórax, Salvat, México, 1973.
KENDING, L. E., Enfermedades del aparato respiratorio en la infancia, ed. La Médica, 1971.
LOUGHLIN, M. G., Y EIGEN H., Respiratory Disease in Children. Diagnosis and Management, Williams &
Wilkins, EUA, 1994.
RODRÍGUEZ, S. R.; VELÁZQUEZ, J. L.; VALENCIA, M. P.; NIETO, Z. J. Y SERRANO, S. A., Urgencias en pediatría,
4ª ed., Nueva Editorial Interamericana, México, 1996.
ROUSSOS, CH., The Thorax. Part C., 2a ed., Marcel Dekker, NY, 1995.
SCHIDLOW, V. D. Y SMITH S. D., A Practical Guide to Pediatric Respiratory Diseases, Hanley & Belfus,
Philadelphia, EUA, 1994.
629
CAPÍTULO XXXVII
El diafragma es un músculo plano que separa el tórax del abdomen. Tiene una porción central
aponeurótica o centro frénico de cuyo contorno parten fascículos musculares que van a inser-
tarse en la pared torácica. Forman tres grupos: a) fascículos esternales, que van de la hojuela
media del centro frénico al esternón, b) fascículos costales de las hojuelas laterales del centro
frénico a la cara interna de las seis últimas costillas y c) fascículos lumbares que parten de la
631
PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
parte posterior del centro frénico al arco fibroso del cuadrado lumbar y que a nivel de la co-
lumna vertebral forman los pilares del diafragma. El pilar derecho se inserta en la cara ante-
rior de la segunda y tercera vértebras lumbares, el izquierdo sobre la segunda vértebra lum-
bar. Los dos pilares se entrecruzan en la línea media formando dos orificios: uno anterior para
el esófago y los neumogástricos y otro posterior llamado orificio aórtico. Los esplácnicos ma-
yor y menor pasan a nivel de los pilares del diafragma y son acompañados por las venas áci-
gos y el gran simpático. El orificio de la vena cava inferior está situado en el punto de unión
de la hojuela media con la hojuela derecha del centro frénico, a cuya pared el tejido aponeu-
rótico se adhiere íntimamente. La cara superior del diafragma está cubierta por la pleura dia-
fragmática y la inferior por el peritoneo (ver figura 1.9 en página 35).
Embriológicamente el diafragma deriva de las siguientes estructuras: 1. El septum trans-
versum, que forma la parte tendinosa del diafragma, 2. Las dos membranas pleuroperitonea-
les, 3. Los componentes musculares de la pared corporal lateral y dorsal y 4. El mesenterio del
esófago, del cual se desarrollan los pilares.
El diafragma es convexo hacia el tórax por la presión abdominal y la tracción que ejerce
la elasticidad pulmonar. Durante la inspiración el diafragma se contrae, disminuyendo su
curvatura. La altura del diafragma se modifica con la obesidad, el embarazo, la ascitis o la
hiperinsuflación pulmonar.
Hernias diafragmáticas
Se entiende por hernia diafragmática el paso de las vísceras abdominales a la cavidad torácica
bajo las siguientes características: a) el paso se hace a través de un orificio normal del diafrag-
ma, pero que se encuentra dilatado, b) existe un saco herniario formado por la pleura y el
peritoneo parietal, y c) hay un orificio o cuello herniario por el cual pasan las vísceras al tórax.
Las hernias diafragmáticas en orden de frecuencia, son: la hernia del hiato esofágico, la de
Bochdalek y la de Morgagni (figura 37.1).
Hernia hiatal
Se localiza a nivel del orificio esofágico. Cuando el hiato se hace más laxo en las personas
adultas, obesas, habituadas a dormir siesta o que usan cinturones o fajas, el esófago se desliza
a través de él y da lugar a la formación de una hernia. Las hernias hiatales son de tres tipos: las
hernias por deslizamiento, las paraesofágicas y las que dependen de un esófago corto.
Las hernias por deslizamiento son las más frecuentes y se producen porque el estómago
distendido a nivel de su unión con el esófago se proyecta hacia arriba y penetra en la cavidad
torácica. Muchas veces el estómago se halla en posición normal cuando el paciente está de pie,
pero el deslizamiento se produce con el decúbito o con situaciones que comprimen el estó-
mago.
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ENFERMEDADES DEL DIAFRAGMA
Deficiencias diafragmáticas
Hernia hiatal
FIG. 37.1. El esquema muestra en la parte superior las variedades de alteraciones anatómicas
del diafragma: las hernias, las eventraciones y las evisceraciones. En la parte media los tipos
de hernias hiatales. En la inferior los mecanismos patógenos de las hernias hiatales.
En las hernias paraesofágicas el cardias se encuentra fijo por algún fascículo muscular del
pilar diafragmático, por lo que el estómago se desliza por esta distensión muscular, entra y
sale del tórax por las mismas condiciones patogénicas señaladas arriba.
En las hernias por esófago corto, la unión esofagogástrica sufre una tracción hacia arriba.
Pueden ser congénitas o adquiridas. En las hernias congénitas el sujeto nace con un esófago
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
de menor tamaño. En las adquiridas el esófago se acorta por contractura postinflamatoria como
consecuencia de una esofagitis péptica, de tal manera que la hernia por esófago corto puede
ser complicación de la hernia por deslizamiento. Estas hernias no son reductibles.
El cuadro clínico de las hernias hiatales se integra con malestar posprandial, disfagia, do-
lor, ardor retroesternal, regurgitaciones ácidas, eructos, náusea, hipo y palpitaciones. El dolor
puede ser intenso y se corre hacia la cara posterior del tórax o del hombro izquierdo. Puede
semejar una falsa angina de pecho por dolor retroesternal irradiado al brazo, palpitaciones y
ocasionalmente dificultad respiratoria. La irritación de la mucosa esofágica y gástrica puede
producir hematemesis recurrentes. En el paciente obeso las comidas copiosas y el decúbito
suelen agravar las molestias. A veces el vómito mejora el cuadro.
Hernia de Bochdalek
Se localiza en la parte posterior, a nivel de las inserciones del diafragma sobre el tendón del
cuadrado lumbar o de los pilares. Es más frecuente del lado izquierdo. Puede ser congénita
por detención en la formación del diafragma a este nivel. En estos casos puede causar sín-
tomas graves en el recién nacido, con incapacidad respiratoria, cianosis, regurgitaciones y
desarrollo insuficiente. Las hernias adquiridas se explican porque el orificio normal de Boch-
dalek se encuentra distendido y a esto se agrega un aumento de la presión intraabdominal
producida por esfuerzos repetidos, embarazo, ascitis, etcétera.
Hernia de Morgagni
Se localiza en la parte anterior del diafragma, a nivel del esternón. Se produce porque las
fibras musculares diafragmáticas al insertarse sobre el apéndice xifoides y el cartílago costal
normalmente se separan formando el orificio de Morgagni. Si se distiende permite el paso del
contenido abdominal al tórax produciendo la hernia. Casi siempre contienen epiplón y sólo
excepcionalmente un asa intestinal. Rara vez producen síntomas. Son importantes porque
pueden semejar tumores intratorácicos o quistes pericárdicos.
Estudios imagenológicos
En las hernias diafragmáticas las radiografías simple posteroanterior y lateral de tórax mues-
tran ausencia o irregularidad de la sombra diafragmática con imágenes circulares de hipercla-
ridad en la base pulmonar. Como estas imágenes pueden corresponder a la cámara gástrica,
a asas del intestino delgado o a austras del colon, es necesario solicitar radiografías con medio
de contraste. En la hernia hiatal son útiles un esofagograma y una serie gastroduodenal con el
paciente de pie y en decúbito con posición de Trendelemburg. En esta posición es conveniente
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ENFERMEDADES DEL DIAFRAGMA
tomar la radiografía haciendo la maniobra de Valsalva, que es ejercer presión sobre el epigas-
trio e hipocondrio izquierdo.
En la hernia de Bochdalek es frecuente el paso de vísceras al tórax, por lo que para con-
firmarlo se solicita serie gastroduodenal, tránsito intestinal y colon por enema.
En las hernias de Morgagni la radiografía lateral muestra una masa tumoral o quística
situada a nivel del seno costodiafragmático anterior, sobre la sombra cardiaca.
La ultrasonografía y la tomografía computada de tórax también son elementos diagnósti-
cos útiles, así como la esofagogastroscopia que permite visualizar las condiciones del esófago
a nivel del cardias y la pared gástrica.
Tratamiento
Eventración diafragmática
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Tratamiento
Evisceración diafragmática
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Sintomatología
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Tratamiento
El diafragma está inervado por los nervios frénicos y por los seis últimos intercostales. Esto
explica el dolor toracoabdominal irradiado hacia el cuello y el hombro correspondiente. El fré-
nico nace de la 3a, 4a, y 5a ramas del plexo cervical. En el lado derecho desciende sobre el borde
interno del escaleno anterior, cara anterior de la vena cava superior, pasa por delante del hilio
pulmonar, la cara externa del pericardio hasta el diafragma. En el lado izquierdo se localiza
entre la carótida primitiva izquierda y la arteria subclavia, delante del cayado aórtico, cara ex-
terna del pericardio y diafragma. De los nervios frénicos depende la movilidad diafragmática.
Anatómicamente es un sólo músculo, funcionalmente son dos hemidiafragmas inervados
cada uno por un nervio frénico.
Las alteraciones funcionales del diafragma son la parálisis y el hipo.
Paralisis diafragmática
La parálisis habitualmente se debe a irritaciones o compresiones del nervio frénico por patolo-
gías de alguno de los órganos con los que se pone en contacto a lo largo del cuello o del tórax.
También puede ser consecutiva a traumatismos durante el parto o posteriormente en el curso
de la vida del sujeto. Se ha presentado como consecuencia de padecimientos infecciosos como la
difteria, la poliomielitis, el herpes zoster y la encefalitis. Lo más frecuente es que se deba a un
tumor cervical o mediastinal. Los antecedentes y los síntomas agregados a la parálisis dia-
fragmática nos orientan hacia la posible etiología.
Clínicamente la parálisis diafragmática puede producir disnea. Cuando la parálisis es
unilateral se observa movilidad disminuida en la parte inferior del hemitórax correspon-
diente. Da lugar a la respiración paradójica interna que a la exploración física y radiográfica
se traduce en el signo de la balanza (el diafragma sano desciende, en tanto que el paralizado
asciende durante la inspiración y lo contrario sucede durante la espiración). La movilidad
diafragmática se puede determinar por percusión y la comprobación definitiva mediante fluo-
roscopia. El tratamiento está en función de la etiología.
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Hipo
El hipo consiste en la penetración brusca del aire, provocada por la contracción súbita del
diafragma a través de la glotis semicerrada, lo que produce el sonido característico. Es un
espasmo intermitente del diafragma. Puede ser una alteración orgánica del diafragma, pero la
mayoría de las veces es una manifestación funcional del músculo vinculada a causas extra-
diafragmáticas. También se observa en las afecciones del sistema nervioso central, en las peri-
carditis y en los tumores mediastinales.
TUMORES DIAFRAGMÁTICOS
Los tumores del diafragma son muy raros. Pueden ser benignos o malignos.
Tumores benignos
Tumores malignos
Se relacionan con los sarcomas, pues todos los elementos anatómicos del diafragma son de
origen mesotelial. El enfermo con un tumor maligno de diafragma presenta un cuadro clínico
integrado por síntomas y signos propios de este órgano y ya referidos antes. El proceso diag-
nóstico incluye estudios radiográficos simples, fluoroscopia, tomografía axial computada,
ultrasonografía, pleuroscopia y en todos los casos una biopsia por vía percutánea, por pleu-
roscopia o a cielo abierto, con objeto de determinar el tipo histológico del tumor. El tratamiento
puede ser quirúrgico, radioterápico o simplemente sintomático, según las condiciones de la
tumoración.
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ENFERMEDADES DEL DIAFRAGMA
SINOPSIS
2. Las hernias permiten el paso de las vísceras abdominales a la cavidad torácica a través de un
orificio normal del diafragma, tienen un saco herniario formado por la pleura y el peritoneo
parietales y un cuello herniario. En orden de frecuencia son: la hernia del hiato esofágico, la de
Bochdalek y la de Morgagni.
3. Las hernias hiatales se localizan a nivel del orificio esofágico y son de tres tipos: las hernias por
deslizamiento, las paraesofágicas y las que dependen de un esófago corto. Las hernias por des-
lizamiento se producen porque el estómago se proyecta hacia arriba y penetra en la cavidad
torácica. En las hernias paraesofágicas el cardias se encuentra fijo por algún fascículo muscular
del pilar diafragmático y el estómago se desliza por esta distensión muscular. En las hernias
por esófago corto, la unión esofagogástrica sufre una tracción hacia arriba. Pueden ser congé-
nitas o adquiridas.
4. Cuadro clínico de las hernias hiatales: malestar posprandial, disfagia, dolor, ardor retroester-
nal, regurgitaciones ácidas, eructos, náusea, hipo y palpitaciones.
5. La hernia de Bochdalek se localiza en la parte posterior, es más frecuente del lado izquierdo,
puede ser congénita y manifestarse desde el nacimiento. Sintomatología: en el recién nacido
producen dificultad respiratoria, cianosis, regurgitaciones y desarrollo insuficiente.
6. La hernia de Morgagni se localiza a nivel del esternón. Casi siempre contienen epiplón y sólo
excepcionalmente un asa intestinal. Rara vez producen síntomas. Son importantes porque
pueden semejar tumores intratorácicos o quistes pericárdicos.
9. La eventración diafragmática es el paso aparente de las vísceras hacia el tórax debido a un he-
midiafragma anormalmente ascendido. Las vísceras dislocadas están cubiertas por el perito-
neo, el diafragma y la pleura parietal, y no existe saco ni cuello herniario. Es más frecuente del
lado izquierdo y puede ser congénita o adquirida. Esta última se atribuye a un aumento de pre-
sión abdominal intensa y prolongada. Sintomatología: disnea con respiración paradójica, regurgitacio-
nes, vómito, estreñimiento y distensión abdominal. Si es asintomática no requiere tratamiento. En
caso contrario el tratamiento es quirúrgico.
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PATOLOGÍA Y CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
11. La parálisis diafragmática se debe a compresión del nervio frénico en algún tramo de su trayecto.
Lo más frecuente es que se deba a un tumor cervical o mediastinal. Los antecedentes y los sínto-
mas agregados a la parálisis diafragmática nos orientan hacia la posible etiología. Puede pro-
ducir disnea y respiración paradójica. El tratamiento está en función de la etiología.
12. El hipo es la penetración brusca del aire provocada por la contracción súbita del diafragma a
través de la glotis semicerrada, lo que produce el sonido característico. Puede ser una manifes-
tación funcional vinculada a causas extradiafragmáticas como afecciones del sistema nervioso
central, en las pericarditis y en los tumores mediastinales.
13. Los tumores benignos comprenden: quistes, lipomas, fibromas, condromas y neurofibromas.
No producen síntomas y se descubren al tomar radiografías de tórax por otros motivos. Debe ha-
cerse biopsia de la tumoración para descartar su malignidad.
14. Los tumores malignos se relacionan con los sarcomas. El cuadro clínico se integra con síntomas
y signos diafragmáticos. En todos los casos debe hacerse una biopsia y el tratamiento puede ser
quirúrgico, radioterápico o simplemente sintomático, según las condiciones de la tumoración.
LECTURAS RECOMENDADAS
JAMES, D. G. Y STUDDY, R. P., Color Atlas of Respiratory Diseases, 2a ed., Mosby-Year Book, EUA, 1992.
MARTÍNEZ, F. Y BERCONSKY, I., Semiología del aparato respiratorio, Biblioteca de Semiología, El Ateneo, Bue-
nos Aires, 1949.
RODRÍGUEZ, S. R.; VELÁZQUEZ, J. L.; VALENCIA, M. P.; NIETO, Z. J. Y SERRANO, S. A., Urgencias en pediatría,
4ª ed., Nueva Editorial Interamericana, México, 1996.
ROUSSOS, CH., The Thorax, Part C, 2a ed., Marcel Dekker, NY, 1995.
WELCH, J. K.; RANDOLPH, G. J.; RAVITCH, R. M.; O’NEILL, A. J. Y ROWE, I. M.; Pediatric Surgery, vol 1, Year
Book Medical Publishers, EUA, 1986.
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Impreso en los Talleres Gráficos de la
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