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Fran Barcia. Lisboa. El beb llora desconsoladamente. La madre lo busca por todas las
habitaciones de la casa, pero no lo encuentra. sta es una de las pesadillas ms
recurrentes de las mujeres que padecen el trauma del aborto, afirm ayer la psicloga
estadounidense Priscilla Coleman, profesora en la Universidad Bowling Green State de
Ohio (EEUU) y una de las investigadoras ms prestigiosas del mundo en este tipo de
trastornos mentales.
La conferencia puso el dedo en una de las llagas de este asunto: muchos minimizan o
ignoran las consecuencias que provoca la interrupcin voluntaria del embarazo en una
mujer.
Coleman no dud en referirse a los poderosos intereses econmicos de la industria pro
aborto y lament que las asociaciones profesionales hayan obviado este problema. Rue,
por su parte, critic los argumentos de numerosos profesionales ante la magnitud de un
trauma que calific de polticamente incorrecto: cada ao, record, se hacen 46
millones de abortos en el mundo. No existe documentacin suficiente que demuestre
que est libre de riesgos mentales. No hay evidencias crebles sobre los beneficios
mentales de abortar, dijo.
Estos expertos estadounidenses afirmaron que los pacientes rompen el puente
interpersonal, en su intento de ignorar una experiencia sumamente dramtica. Los
familiares se convierten en extraos. Los otros son despersonalizados. Se produce una
quiebra en la confianza. Las consecuencias son la estigmatizacin y el aislamiento.
Como apunt Rue, las personas que padecen este trauma se enfrentan a fuerzas
internas opuestas: tienen urgencia por desvelar su secreto, pero quieren mantenerlo
bien escondido; refuerzan el sentimiento de vergenza, pero tambin el de libertad; la
destruccin del nio se opone al deseo de recuperarlo.