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UNIVERSIDAD DE PUEBLA, S.C.

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MAESTRÍA
EN
DESARROLLO EDUCATIVO

MÓDULO DE FILOSOFÍA

ENSAYO SOBRE

EL HOMBRE QUE DESEO FORMAR PARA EL FUTURO

ALUMNA

CLAUDIA ERIKA ESCOBAR ALARCÓN

Julio, 2010, Zacatlán, Puebla.


EL HOMBRE QUE DESEO FORMAR PARA EL FUTURO

Empezaremos por preguntarnos ¿Qué es el hombre? Para los existencialistas


este aspecto es relevante ya que lo consideran un animal racional, donde la
palabra racional entendida como que no hay desarrollo, es una verdad eterna
respecto de todo hombre, sin importar que haga, cuan inteligente o estúpido o
tonto, etc. este sea.
La respuesta es Yo, Nosotros. Ese uso de la primera persona supone la
conciencia. Quien tiene que ser un hombre no es un mero caso del animal
racional. Es alguien que está despierto. Más aún en la medida que se interesa por
ser un hombre, se da cuenta del triunfo potencial o del fracaso potencial, se da
cuenta de su propia libertad y responsabilidad.
Estar consciente significa que uno está efectuando el pensar. Existen diferentes
niveles de conciencia como la empírica, intelectual, racional, cuando uno se
realiza, decide, elige, alcanza el siguiente nivel de conciencia que es la
autoconciencia.

Desde la Fenomenología la persona es un conjunto de características y valores


que el hombre adquiere en su práctica social. La persona no es una entidad
estática , repleta de valores desde la eternidad, que sale al margen de su actividad
social; pero tampoco es el simple reflejo de unas relaciones sociales.

La esencia del ente humano es una dignidad querida, fruto de decisión, un valor,
jamás una naturaleza recibida. El hombre es un valor de responsabilidad, por
ejemplo, valor universal porque la imaginación y la libertad de los hombres así lo
han descubierto e intuido. El hombre en cuanto a persona es el impulso
perfeccionador de la especie humana, un impulso fruto de una decidida apuesta
que no se sitúa ni en el pretérito ni en el presente, sino en el porvenir así querido.
Zubiri discierne dos modos diferenciados en cada individuo humano que son: el
Qué, que se refiere a la naturaleza o actos naturales como recordar, digerir, amar,
respirar, etc. Una cosa es lo que yo soy y otra muy distinta es aquel que yo soy; la
segunda es el Quién, mi persona que es la habilidad de alguien, inteligencia,
imaginación, su figura anatómica, sus destrezas corporales, no sólo están en mí,
sino que son mías.

Boecio define que la persona es la sustancia individual de naturaleza racional. En


esta concepción se insiste en que tanto la inteligencia como la libertad son
atributos generales del ser mismo del hombre, independiente de su realización
existencial.
Una dimensión trascendental es la libertad, sin embargo, la condición o categoría
que posibilita la realización del hombre como persona. Ello supone afirmar que
todos los demás aspectos naturales, relacionales e intelectivos se ven reconocidos
cuando el hombre se realiza como libre. Un ser libre es el supuesto de un ser con
vida humana, comunicado e inteligente los valores preguntándose en que medida
contribuyen a fomentar, cercenar o anular la libertad.

La libertad es el atributo esencial de la existencia la filosofía lucha para que el


hombre realice su libertad en forma de autonomía frente a todo lo que no es él
mismo, lucha que se realiza en todos los ámbitos de la actividad humana, ya que
en todos el hombre puede ceder su responsabilidad, obrar o pensar en virtud de
motivos no estrictamente personales, incluso cuando acepta la autoridad o una
razón extraña a la suya también allí el hombre debe poner en juego su autonomía
aceptando en virtud de razones autónomas y no por la dimensión de su razón. Es
entonces la propia razón la que, en virtud de sus motivos recibe lo que no es suyo.
La libertad es la capacidad para elegir autónomamente, aunque motivadamente,
entre las posibilidades que el entendimiento presenta, ello quiere decir que todo
acto libre supone la inteligencia.
La reflexión en el ser humano es ineludible. La reflexión es una operación
específicamente humana por la cual el hombre, volviendo su propia actividad
psicológica, intelectiva, afectiva, etc., toma conciencia de sus propios actos, en
este sentido toda reflexión es un volver sobre si mismo según Libniz.
La reflexión hace posible superar la alineación que produce en virtud de nuestras
propias obras, impidiendo que estas pasen a ocupar el lugar de nuestra capacidad
subjetiva de decisiones, de crítica, ya que esta corre el peligro de perderse en
cada uno de sus actos. Como dice Adorno, la reflexión hará al hombre dueño de si
independizándolo de todo contenido espiritual dado (Adorno:1976,p.96).

El hombre posee saberes entendiendo como saber que es un significante que


señala cierta actividad mental sin especificar su valor. Conocer y pensar serían
dos modalidades de saber, la primera nos conduciría hasta las cosas; la segunda
nos llevará más allá de un cierto auto saberse.

Piaget ha realizado interesantes análisis psicológico-empíricos sobre el conocer


humano. Llegó a la conclusión que los conocimientos no proceden de las solas
sensaciones hay que añadir a estas lo adquirido mediante las acciones,
sensaciones y percepciones se hallan en la base de los estadios mentales del
conocimiento pero no están solas, “cuando percibimos una cosa captamos un todo
estructurado –gestalt- y no la suma de sensaciones de cada una de las partes de
la cosa. La percepción tampoco es una realidad autónoma, depende de la
motricidad. Los conocimientos por consiguiente, provienen de las acciones, de las
cuales la percepción constituye la función señalizadora.

Marx Sheler y E. Spranger señalan que los sentimientos vitales y anímicos


emanan de la naturaleza pero los supraindividuales, del espíritu.
El hombre durante su vida debe realizar el encuentro consigo mismo ya que
gracias a ella la persona capta su propio ser de un modo explícito y claro. Gracias
a esta experiencia es posible captarse como sujeto, captar la esencia de los
proyectos personales, captar nuevos y más profundos valores.

Encontrarse consigo mismo es lo mismo que visualizar con mayor claridad las
propias potencialidades, los propios requerimientos y necesidades, los
mecanismos y condicionamientos que se han aprendido a lo largo de la vida, los
elementos que complementan al propio ser.

Para tener un equilibrio en su vida el hombre debe saber manejar sus emociones.
Esta operación no equivale a reprimir o a mantener inexpresadas las emociones
que surgen a lo largo del día. El estoicismo ha sido una corriente nefasta al
respecto, pues pretende que las emociones, en especial las pasiones son malas, y
que por lo tanto, el ideal de la vida es permanecer impasible, imperturbable, como
si no existieran dichas emociones.

El hombre posee conocimientos que aplica para realizar diferentes actividades


dentro de su vida diaria, hay un tipo de conocimiento que es el conocimiento
holístico. La palabra holístico viene de una raíz griega (holos) que significa
totalidad. El conocimiento holístico es el que capta un objeto sin las estructuras
impuestas por la facultad cognoscitiva, sin las limitaciones, de un horizonte
estrecho, sin separar sus partes, sin dividir sus elementos para quedarse con unos
y desechar otros.

El conocimiento holístico se plantea como algo contrario a la abstracción o


Conceptualización el conocimiento holístico consiste en captar un elemento para
quedarse solo con alguno de ellos mente suprasensible, el significado de un
objeto, pero en tener que prescindir de ciertos elementos para quedarse sólo con
alguno de ellos. El conocimiento holístico mantiene un horizonte total, abierto, y si
es posible ilimitado.
La intuición y conocimiento holístico coinciden en el fondo, pues ir a fondo sin
intermediarios (intuición) es lo mismo que captar el objeto en un horizonte amplio,
sin estructuras; (conocimiento holístico). Este conocimiento capta la realidad que,
se nos presenta tal como es, totalizada, unificada, valiosa, armónica y esto es
precisamente lo que percibimos por medio de la intuición. El conocimiento del
valor concreto de un objeto, la empatía, la experiencia estética, la experiencia de
intimidad religiosa, la creatividad y la experiencia trascendental son los ejemplos
más comunes del conocimiento holístico o intuitivo.

En textos anteriores hemos comentado a grandes rasgos como se define al


hombre y la gama de cualidades que posee, pero el hombre debe educarse para
poder ser una persona exitosa.

La educabilidad es una posibilidad y una categoría humana.


Aristóteles dice que es la potencia, radicalidad, el poder ser educado, y la
educación realizada es el acto, la perfección conseguida.
Las características de la educabilidad deben ser: personal, intencional, dinámica y
necesaria.

Jaspers insiste en que la característica del ser humano radica en la inteligencia y


en la libertad, y que son ventanas a los planos cognoscitivos y orético.

Freire concibe la educación como un subsistema de las estructuras políticas y


económicas. Los dos peligros apuntados por Freire, de cara a la liberación de los
hombres, son el idealismo y el objetivismo mecanicista; el primero confunde la
vivencia de la libertad en la conciencia con la libertad real; cree en la reforma
interior de los hombres es suficiente para cambiar las estructuras sociales. Los
tales conciben la Escuela como la fuerza transformadora de la sociedad. El
segundo peligro, el objetivismo mecanicista, consiste en imaginarse que la
mudanza de las relaciones de producción es suficiente para dar nacimiento “ipso
facto” a una sociedad nueva.

Paulo Freire dice que la enseñanza puede, y debe, aumentar el grado de


conciencia de los educandos hasta el punto que se haga ya indispensable la
mudanza de la sociedad.

Paulo Freire propone al educador el desarrollo de la conciencia crítica, que surge


de la confrontación con la realidad social misma. A esto lo llamó “concientización”.

Si los educandos no toman parte efectiva y eficaz en su educación a base de una


critica libertadora, el quehacer educacional y, en última instancia, en una teoría
pedagógica.

La teoría pedagógica de Milani se instala, como la de Freire según se ha visto, en


lo que pueden llamarse Pedagogías de la Libertad. Según Milani, la Escuela
puede ofrecer una parcela de libertad social que puede amplificarse a base de un
esfuerzo mayúsculo en la labor docente. La liberación ya no proviene del hecho de
regalarle libertades al niño, sino de ofrecerle instrumentos de análisis social el
lenguaje principalmente que le posibiliten tomar primero conciencia de la injusticia
social para intervenir luego en su destrucción.

La escuela según Milani será descaradamente política. La escuela enseñará a


distinguir los “opresores” de los “oprimidos”.

En la educación se emplean los diferentes métodos de la filosofía como son: la


mayéutica de Sócrates que consiste en preguntar, para ayudar, encauzar a los
alumnos a descubrir el conocimiento. La dialéctica de Platón que consiste en
que los esfuerzos sucesivos del espíritu por intuir, por ver, contemplar, las ideas
van depurándose cada vez más, acercándose cada vez más a la meta hasta llegar
a una aproximación la mayor posible, nunca a la coincidencia absoluta con la idea,
la lógica de Aristóteles o sea la aplicación de las leyes del pensamiento racional
que nos permite transitar de una posición a otra. Descartes dice el método es
pues ahora preintuitivo y tiene como propósito esencial lograr la intuición. Para
Descartes este mundo en que vivimos y el mundo de la verdad son uno y el mismo
mundo.
Etimológicamente la palabra método proviene del griego <<metá>> y <<odós>>,
que significan seguir un camino, ir << a lo largo de un camino>>. Es la manera y el
modo de proceder en cualquier dominio

Kuhn denominaba <<cambio de paradigma>>, es decir, un cambio de método. Se


modifican los prototipos, los cánones según los cuales se rigen, en este caso, las
actividades científicas y, al hacerlo, se instituyen métodos determinados y
específicos dotados de características más o menos revolucionarias.

Existen otros tipos de métodos como son: Los métodos heurísticos, los métodos
filológicos, los métodos clasificatorios, los métodos gráficos, los modelos como
métodos (modelización y método), técnica y métodos de medida. De acuerdo a las
disciplinas tenemos a los Formales: lógica y matemáticas, Naturales: métodos
inductivo, hipotético-deductivo, y Humanas: a) el método empirista de tipo
descriptivo, ideográfico: behaviorismo, individualismo, b) el método racionalista
(prescriptito, nomotético): metalismo, holismo.

La esencia de la educación consiste en las modificaciones perfectivas adquiridas


por la persona humana mediante el constante proceso de desarrollo de las
capacidades, la formación de los hábitos, de las habilidades y de las actitudes
correctas.

Desde que el hombre es hombre no solo descubre los valores sino también vive
con ellos. De ahí que los primeros filósofos de la humanidad dedicaran su tiempo
a reflexionar y a vivir con la verdad, la bondad, la honestidad, etc. de estos hechos
evidentes se infiere que tanto la vida humana como la educación resultan
imposibles al margen de los valores.

El valor es un estado subjetivo de orden sentimental que hace referencia al objeto,


en cuanto éste posee la capacidad de suministrar una base efectiva a un
sentimiento de valor.

Dice E. Gervilla, que de acorde con las dimensiones de la persona en su ser


(cuerpo, razón, afecto y voluntad) y expresión (singularidad, apertura y
trascendencia), clasifica los valores en: corporales, intelectuales, afectivos,
volitivos, estéticos, individuales, morales, sociales, ecológicos, instrumentales y
religiosos.

En las jóvenes generaciones existen actualmente una crisis de valores y recurren


a los valores emergentes, apresurándose a su defensa y vivencia, frente a la
generación adulta, generalmente más conservadora y resistente. Ello ocasiona,
con cierta frecuencia, un enfrentamiento generacional entre jóvenes y adultos, en
la familia, en el colegio y en la sociedad en general. Tales valores los encontramos
presentes en la calle, en el lenguaje y modo de vida de los jóvenes, en los medios
de comunicación social, etc., pero también, con posterioridad, en los organismos
internacionales, en las constituciones, leyes, decretos, proyectos educativos,
contenidos, métodos y medios de enseñanza, etc.

Desde el campo de la educación es importante señalar, en este mismo sentido, la


constatación y conclusiones de las Jornadas de la Sociedad Española de
Pedagogía organizadas sobre las 77 medidas del M.E.C. referente a la educación
en valores. En ellas se afirma: vivimos en una sociedad de conciencia de crisis de
valores. No de inexistencia o vacío valorativo, sino de sustitución de unos valores
por otros al carecer de consenso social. <<el consumismo unido al pragmatismo
van produciendo la inmersión de la persona en un mundo en el que proliferan los
dioses del dinero, del poder, el prestigio, el status, el confort físico y mental y del
que cada vez se ausentan más los valores absolutos, sean estos religiosos o
filosóficos. La persona a su vez, se siente un tanto ambivalente: por una parte,
puede decidir más libremente su propio modo de vivir; por otra, se siente
manipulada por el contexto económico, social, político, cultural e informativo que le
envuelve>>.
Este cambio de valores, como hemos constatado, afecta a todos los ámbitos de la
persona y de la sociedad: a la familia, la religión, la cultura, la educación, la
política, etc. así, vemos un declive, según las estadísticas, valores tales como: la
autoridad, la obediencia, la virginidad, la austeridad, el esfuerzo, el sacrificio, el
compromiso, la religión, la política, y, en general, lo institucional… en su lugar, el
nacimiento y aumento progresivo de otros valores como: la libertad, el sexo, el
deporte, el cuerpo, ecologismo, dinero, pluralidad, el puesto de trabajo, la amistad,
tolerancia, sinceridad, y, en general, la estimación de todo lo personal sobre lo
institucional.

La educación conlleva siempre una relación explícita o implícita hacia el valor, ya


que no puede llevarse a término el más mínimo acto educativo sin alguna
referencia a un conjunto de valores. Y ello es así, por cuanto la educación en su
misma esencia y fundamento es valiosa. Una educación sin valores no es posible,
ni deseable. No puede separarse el valor de la educación, como no pueden
separarse el cuerpo de la mente en el ser humano. En consecuencia, pues, no es
posible definir la educación sin un referencia al valor y a la persona como sujeto
de la misma, pues la educación no tiene esencia absoluta y completa, sino una
esencia referida al hombre.
Es por eso que con las nuevas reformas educativas se pretende rescatar el lado
humanista, quedando fuera toda duda el fundamento axiológico de cualquier acto
educativo, de ahí que sea reiterativa la expresión <<educar en valores>>, ya que
no hay otra posibilidad de educar más que en valores.
Palabras de Ruiz Amado: “De suerte que el banco de la educación es la
personalidad moral, y la realización de su fin consiste en convertir la ley moral en
norma constante de los actos del niño y del hombre”.

Los fines educativos pueden ser individuales y sociales, pero sin que sea
permisible una disociación entre ellos, porque el hombre necesita desarrollar por
igual ambos, sino quiere crecer unilateralmente, de manera que renuncie a la
armónica perfección, compleja y enriquecida por las dos dimensiones de su ser.

Para Aristóteles el fin de la educación no pudo ser otro que la consecución de la


felicidad mediante la perfección virtuosa, ya que su ética es eudomonista, actitud
muy reiterada en la historia de la educación.

El fin de la educación es objetivable, externo al educando, trascendente y real, de


acuerdo con el trascendentalismo ontológico, que es, en la mente de Yela Utrilla.
Santo Tomás dice: “Educación es la condición y promoción de la prole al estado
del hombre perfecto en cuanto hombre, que es el estado perfecto de la virtud.

Santo Tomás opina que el fin general sería la “la formación del hombre”, el
desarrollo de la persona humana lo que se busca con la educación. La finalidad
humana se unifica en torno a la persona humana”.

El fin general sería la “formación del hombre”, el desarrollo de la persona humana,


que es “capacitar a los individuos para que continúen su educación”. Así lo define
Santo Tomás.

O´connor propone que hay que proveer a hombres y mujeres para situarse
socialmente y progresar en sus conocimientos, preparación profesional adecuada
despertar interés por la instrucción, dotación de capacidad crítica a los educandos
y aprecio por la cultura y el perfeccionamiento moral.

En la educación tradicional, el maestro ocupaba el centro del proceso educativo;


en la educación nueva, el alumno; en la de la entreguerra, los métodos; en la
última postguerra.

“nuestra conclusión precisa es que la vida es desarrollo y que el desarrollo, el


crecimiento es vida. Traducido a sus equivalentes educativos, esto significa: que el
proceso educativo no tiene un fin más allá de sí mismo, él es su propio fin; que el
proceso educativo es un proceso de reorganización, reconstrucción y
transformación continuas”. J. Dewey.

La educación no puede consistir en la acumulación de datos. Pero es al llegar a


este punto de la discusión pedagógica cuando las disputas acerca del sistema de
exámenes tienden a no permitirnos ver claramente el problema real. Se dice que
el aprendizaje de datos es necesario, porque los exámenes justos sólo pueden
llevarse a cabo con fundamento en datos comprobados o hechos. Si se examinan
opiniones en vez de hechos, se nos dice, se cometerían los abusos más terribles y
surgiría una perdida total de compatibilidad entre resultados, de manera que el
resultado real del examen perdería totalmente su valor, especialmente para los
patronos y para las universidades. Sería mejor concebir primero cuál es la clase
de educación que se quiere lograr, y luego inventar los exámenes que mejor se le
adapten. De hecho toda la conexión entre hechos y exámenes son un espantajo,
porque convierte al examen en una hazaña de la memoria, podría mejorarse
radicalmente si se difundiese el hábito de permitir llevar a los exámenes notas,
textos, diccionarios y otros auxiliares por el estilo. Entonces, la prueba seria
menos de la memoria y más de la facultad inteligente de elegir y emplear el
material.
La calidad de la educación encierra un saber acerca de algo en <<profundidad>>,
por así decirlo. Esto no anula la conveniencia de tener conocimientos de muchas y
diversas cosas. Por lo contrario, sin duda conviene que así sea. Pero si la gama
de materias es demasiado amplia, resulta imposible que la imaginación del alumno
se encienda de manera tal que pueda ir, de lo que se le ha enseñado, a lo que se
piense o haga por sí mismo. Y la finalidad de toda educación es procurar lograr
esa libertad para seguir adelante.

La educación de este milenio ha sido prevista con estos rasgos; primacía de la


capacidad de iniciativa de decisión y de comunicación, en lugar de la acumulación
de contenidos e información, que ahogaban la información intelectual y espiritual;
implantación de sistemas de educación permanente e individualizada,
aprovechamiento de los recursos tecnológicos y científicos mediante la fundación
de instituciones adecuadas, diversificación de las especialidades de una sola
profesión docente, de manera que el educando se consagre a una tarea educativa
y pueda tener contacto con los alumnos.

Anteriormente la escuela sólo se preocupaba en la transmisión de conocimientos,


y que se preparará el hombre para ser productivo dejando atrás el lado humano,
con la nueva reformas educativas la educación se plantea, desde una perspectiva
humanista, una metodología que dirija la práctica docente en los cuatro niveles de
conciencia del método trascendental a la activación de los procesos de enseñanza
y aprendizaje.
Con la nueva reforma educativa la educación se basa en competencias, por
ejemplo las diferentes asignaturas en el bachillerato tienen la responsabilidad de
desarrollar en los estudiantes, habilidades para el acceso y uso de la información y
la producción eficaz de mensajes y textos, acordes a distintas necesidades de
expresión y en esa misma medida, las habilidades que se desarrollan repercuten
directamente en el resto de la currícula.
Tanto por el contenido como por la forma en que se abordan los distintos
horizontes de búsqueda, se propicia que el estudiante desarrolle la autonomía que
lo lleve a cuidar de sí y del entorno, valiéndose del trabajo colaborativo y con una
responsabilidad que le permita incidir a mediano o largo plazo en la sociedad que
le corresponde desenvolverse.

Es por eso que para lograr sus metas el alumno lo debe hacer con
responsabilidad. Hacerse responsable de una conducta significa reconocerse
como el autor de ella, asumir las consecuencias que, pueden derivarse de tal
relación. Esta responsabilización es esencial en ética, pues sólo así es posible
hablar de méritos o deméritos en el orden moral.

La escuela del año 2000 poseerá estos rasgos; énfasis en el aprendizaje, un lugar
de la enseñanza, aprovechamiento de todos los adelantos técnicos que eviten
mano de obra en la enseñanza y potencien la acción del maestro, haciendo uso de
la tecnología.

El currículo del año 2000 destacará el aprendizaje de las matemáticas, la


experimentación y la observación en las ciencias, las funciones instrumentales y
comunicativas de la lengua materna, adquisición de idiomas extranjeros, la
formación social, la educación dinámica y la expresión plástica.

En suma para lograr formar el hombre ideal, de la sociedad actual, primero el


profesor del año 2000, ha de estar adornado de las siguientes cualidades: estar
capacitado en las teorías del aprendizaje, ser ingenieros de la información,
capaces de elaborar nuevos métodos de autoaprendizaje, ser consejeros del
aprendizaje, libre e independiente de controles de inspecciones, dotado de la
capacidad para la empatía y la comunicación, abierto a todas las innovaciones
científicas y pedagógicas para integrarlas inmediatamente a su tarea, y de esta
forma brindar una educación vanguardista, así como ser suficientemente sensible
para trabajar y encauzar el lado humano del educando, en una práctica social
constante de valores, en la que además aprenda a reconocerse como un individuo
único e irrepetible, conciente de su propio ser, que por su naturaleza es un ser
racional con grandes atributos de inteligencia, libertad, autonomía, y prepararlo
para un manejo adecuado de sus emociones, que en combinación con los
conocimientos, habilidades y destrezas sabrá desenvolverse eficazmente en su
entorno con un alto sentido de su autoestima y responsabilidad no sólo con su
núcleo familiar, sino también escolar, social y sobre todo con un profundo deseo
de mejorar y preservar la naturaleza como parte de nuestro modus vivendi, en
este sentido debemos considerar la participación de los padres de familia, y en
general de todos los agentes de la comunidad, actividades escolares para
replantear el sistema educativo observado mejores resultados en aquellos
alumnos cuyos padres están involucrados en el proceso de enseñanza-
aprendizaje.

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