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La querra de los seis dias DAVID SOLAR Periodista Los once afios que van desde el final de Ja guerra del Sinaf-Suez (octubre-noviembre de 1956) hasta la Guerra de los Seis Dias (unio de 1967) se caracterizarén por las convulsiones interiores del mundo arabe por librarse de las dltimas estructuras coloniales y encontrar una identidad y politica propias, EI pueblo palestino, incrementando su miimero en el destiono, camina a remolque de esa concienciacién panarabista e islami- ca de la que Nasser es e] portasstandarte. Israel madura también, pero solo militar y econémicamente; politicamente sigue an lado en las estructuras sionistas y enquis- tado dentro de los paises arabes. El problema drabe-israeli no varia absolu- tamente nada en sus planteamientos: los viejos agravios se suman a la ultima guerra, Jas ansias de revancha arabes se mantienen vigentes; las reivindicaciones palestinas es- 14n en pie... Los politicos israelies no supie- ron en esos once afios atenuar las diferen- ias, conceder reivindicaciones justas, lo- rar, en suma, un clima de convivencia con sus vecinos arabes Y dentro de ese clima de tensién Jo unico que justifica que le tercera guerra érabe-is- aol tardara en producirse once afios es Ia propia inestabilidad del mundo arabe, més reccupado de sus revoluciones interiores que de la presencia sionista. En esos mismos afios asistimos a la lucha certada entre Washington y Mosct por ha~ cerse con e] predominio politico sobre Oriente Medio. Las dos potencias colonialis- tas de la region, Gran Bretafa y Francia, habian quedado desacreditadas con su aventura en Suez y su influencia se redujo al minimo, Y en esa lucha por la hegemonfa politica tenemos la Doctrina Eisenhower, formulada inmediatamente después de la guerra del Sinai Esa politica intervencionista de los norteamericanos serviria al rey Hussein pa- ra parar el golpe de Nabulsi y mantenerse en el trono, y al presidente Chamin, de Libano, para superar la situacién revolucio- aria que existia en el pais y para ganar Jas elecciones. Fueron estos los tnicos fru- tos de aquella desafortunada politica, que Je costé a Washington muchos millones de délares, un desembarco militar en Libano y al paulatino descenso de prestigio e influen- ‘cia en Oriente Medio. Fueron también esos afios los de los in- tentos federacionistas frustrados. Las teo- fas panarabistas de Nasser tendjan a una unin de los pueblos drabes bajo la direc- cién de Bgipto, de Nasser, fundamental- mente. El primer intento fue la Republica Arabe Unida (RAU), nombre bajo el cual se unian Egipto y Siria el dia 1 de febrero de 1968 (*) Ta RAU nunea lleg6 a nada préctico. Bien puede decise que estaba muerta antes de acer y que oficialmente dejé de existir el 28 de septiembre de 1961, después de que Egipto invittiera en la unién millones de libras y los mejores sueflos y esperanzas de Naseer. Pero la creacién de la RAU tuvo otras consecuencias, como la unién de los reinos hachemitas de Iraq y Jordania, propiciada por Washington y Londres para frenar a la RAU, La Federacién Arabe —nombre que adopté esta unién— volvia sobre la idea del Creciente Fértil, on la que Nasser veia siempre los intereses briténicos. Por eso la creacién de Ja efimera Federacion Arabe seria un nuevo motivo de alejamiento arabe de Occidente y un muevo paso hacia Mos 8, cuyos técnicos ya habian iniciado la construccién de Assuan. La Federacién (¢) Pata lee temas RAU y BAASSISMO, ver tomo 24 e siglo. Arabe, nacida en febrero de 1958, moria el 14 de julio siguiente, con el asesinato de Feisal Il y con la cafda de la monarquia hachemita de Iraq, derribada por el golpe militar de Abdul Karim Kassem Por un momento Nasser esperd que Kas- sem se alinease en el bando de la RAU, lo que quizé hubiera podido salvar la dificil tunién, pero el general, huyendo de las in- fluencias bnténicas, comenzé a aproximarse a la URS. Fue un intento de nacionalismo basado en el autoritarismo personal de Kassem, que terminé por chocar con el creciente poder del Baas y con el nasserismo de amplios sectores del Ejército. El 9 de febrero de 1963 fue derribado Kassem por el coronel Abdesalam Aref. La llegade de este militar nasserista puso nuevas alas en las ambiciones de Nasser, que habia conseguido reconstruir la union con Siria gracias a los levantamientos mili- tares pro nasseristas en Damasco. Pero tam- bién esta vez seria una union frustrada, ese a que durante cinco moses permane- cieron juntos Egipto-Siria-iraq. El baasismo volvia a triunfar en Damasco, de la mano del presiciente Hafez, que se escindié de la federacién; Aref haria lo mismo poco des- pués, forzado por el Baas iraqui, que le ha- bia apoyado para conseguir el poder. Posteriommente, las diferencias entre el nasserismo y el baasismo se atenuarian, con Is legada al poder en Siria de Nuredin E] Atassi y con la muerte, en accidente de aviacién, del presidente Abdesalam Aref, que fue sustituido por su hermano Abdelha~ mid. De cualquier forma fue imposible la nueva puesta en escena de la Repiblica Atabe Unida, aunque Nasser conservase las siglas para designar a Egipto. Durante esos afios, la influencia del nas- serismo y del baasismo, chocando frecuen- temente, no fueron elementos de unién den- ‘xo del mundo arabe, como tales ideclogias pretendian, Por el contrario, sirvieron como fermentos revolucionarios de corto alcance, pero con la suficiente fuerza para conmocio nar todo el mundo érabe, haciendo tamba- learse a la monarquia de Hussein, derriban- do la de Feisal I, provocanda la guerra de! Yemen y los cambios en la monarquia sau- dita, donde el rey Saud Ibn Abdul Aziz —héredero de Ibn Saud, fundador del rei- no— termind por abdicar en su hermano Feisal, ante su incapacidad para gobernar y bajo las presiones de la nobleza saudita, Tales conmociones fueron magistralmen- te aprovechadas por la Unién Soviética, que fen 1956 contaba con algunas simpatias en Egipto, por el hecho de haber vendido a Nasser armas, y que en 1967 estaba sdlida- mente asentada en Siria, Iraq, Egipto y Yemen. EI nacionalismo palestino También en estos afios comienza a adver- tirse el paulatino resurgimiento del pueblo palestino, victima de todos los errores y ar- bitrariedades cometidos con el estableci- miento del Estado de Israel. El nimero de palestinos era de 2.900.000 en visperas de Ja guorta de 1967. De ellos, 1.948.000 eran refugiados (1), a merced de la ayuda inter- nacional y de la generosidad de las pobla- clones entre las que se veian obligados a vivie Parte de ese millén largo de menesterosos se aglomeraba en los campamentos para Jos refugiados abiertos por la UNWRA —Or- ganizacién de las Naciones Unidas para la ayuda y readaptacién de los refugiados pe- lestins—, cuyo comisario general, en su informe a la Asamblea General de la ONU, en 1964, deca sAtin hay familias que viven en lugares inadecuados para que en ellos habiten seres ‘humanos, unos en cuevas hiimedas, otros en albergues ruinosos y otros en barracas superpobladas 0 en cabaiias. Nos hemos estorzado por remediar las peores situacio- nes, pero lag condiciones de vida de miles de familias continuarén planteando graves situaciones. Casi todos los campos do la UNWRA estén superpoblados, cinco o mas personas viven a menudo en una tnica ha- bitacién, Carecen de caminos y carreteras ‘epropiacas y en muchos campas se chapo- tea en el barro durante el invierno 0 s0 camina entre el polvo durante el verano. Escasean las alcantarillas ¥ los canales de conduccién de las aguas provenientes de Jas luvias. El aprovisionamiento de agua es colectivo y, @ menudo, insuficiente, sobre todo durante los meses diel verano. Sin em- Dargo, los refugiados que viven en los cam- (Pos, que representan las dos quintas partes de ios refugiados socorridos, estén en con- Junto probablemente mejor albergados y cuidados que un buen nimero de las res- tantes tres quintas partes, 0 sea, de aque- los que viven fuera de los campos, en alber- gues que se han procurado ellos mismos. La UNWRA recibe sin interrupcién deman- das de esos refugiades menos favorecidos para que amplie los campos y construya més habitaciones, La ayuda que la UNWRA podia aportar era también muy escasa en cuando a racio- nes alimenticias. En 1965 el presupuesto total de la UNWRA apenas si llegaba a las cinco pesetas por refugiado al dia. Esa precaria situacién alimenticia, el per- manente paro, la escasez de escuelas y maestros, la miseria, el sentitse apétrida y robado fueron el caldo de cultivo en el que fundado por el doctor Georges Habache en 1962. Pero el MNA no era un movimiento ‘esencialmente palestino, sino fundamental- mente panarabista y ditigido contra Israel. Eran los momentos en que los jévenes inte- lectuales palestinos analizaban aun las cau- sas de la derrota de 1948. El caso era tan increible que los érabes se resistieron a la evidencia durante mu- cchos meses, pero terminaron por aceptar que la derrota era inevitable con los plantea- mientos arabes durante aquella guerra. Hu- biera bastado la unidad militar para vencer a Israel. Asi, el MNA se levantaba con LOS PALESTINOS EN VISPERAS DE LA GUERRA DE LOS SEIS DIAS En visperes de la guerra, el pueblo palestino ascendia a 2.300.000 personas, divididas en Refugiados (con o sin ayuda de la UNWRA) No refugiados Los no refugiados se distribuyen, por areas geograticas, asi Margen occidental del Jordan Gaza Israel Otros. 57 % = 1.348.000 43% = "989.000 20% = 460,000 6% = 138.000 12% = 276.000 5% = 115.000 La distribucion del total de los palestinos por zonas geogréficas estaba asi Jordania Gaza Israel Libano y Siria Otros (Golfo Arabico, USA y norte de Africa) 82 % = 1.196.000 17% = "391.000 12% = 276.000 13% = 299.000 6% = 138.000 ‘Datce del Research Genter de Ja Organizacién para la Liboracién de Palectina, 1968, germinarian las actuales organizaciones guerrilleras, cuyos antecedentes hay que buscarlos en la utilizacién que de los pales- tinos hicieron desde 1948 Egipto y Jordania, preferentemente. Pero bien puede decitse que esa utilizacién comenzaba a terminarse fen 1956, tas la derrota egipcia en el Sinai Los palestinos quedaban desengafiados an- te la mala actuacién de las fuerzas érabes A pattir de ese momento deciden cobrar independencia en su actuacién. Asi nacieron las primeras organizaciones, calentadas, también por los fenémenos poli ticos arabes, como el Nasserismo o el Baa- sismo, de cuya influencia se lberarian osteriormente. E] primer antecedente que conocemos es €l Movimiento Nacionalista Arabe (MN), el loma Unidad, liberacién y venganza. La derrota de 1956 puede decirse que terminé con ol MNA. En adelante Habache buscaria formulas esencialmente palestinas, como el brazo armado del MNA, jévenes de Ja venganza Seria después de la derrota egincia, du- ante la ocupacién israeli de Gaza (noviem- bre de 1996-marzo de 1957), cuando surgié el movimiento palestino més prestigioso y el hombre que termind siendo el lider reco- nocido mundialmente. Yasser Arafat, que ya habia combatido con las tropas del Mut- Ui de Jerusalén durante la guerra de 1948, vivia en Gaza cuando la franja fue ocupada ppor los israelles. Arafat fundé entonces el Movimiento Palestino de Liberacién Nacio- zal (Harakat al Tahrir al Watami al Filistin), cuyo acréstico invertido resulta Al Fatah, que en arabe significa La Victoria. En el desarrollo de los movimientos pales- tinos tuvieron gran parte tanto el nasseris- ‘mo como el bas. E] movimiento de la Re- surreccién arabe creé en Siria La Vanguar- dia de la Lucha Popular de Liberaci6n, en 1958; cuatro afios después, en 1962, el Baas tyaqui fundaba el Frente de Liberacion Ara- be, Ambas experiencias, pese a ser integra- das por palestinos, apenas si tuvieron im- portancia dada su dependencia politica a pafses alejados de los intereses palestinos, YASSER "ARAFAT Yasser Arafat (Jerusalén, 1929). Politi co palestino. Refugiado en Egipto tras Ja guerra de 1948, estudié ingenieria en la Universidad de El Cairo. Cuando estalld el conflicto de Suez, en 1956, | se unié al Bjército egipcio y ese mismo ‘fio particips en la fundacién de Ja or- ganizacién Al Fatah en Libano. Con- | vertido en jefe militar de la Oxganiza- | cidn para la Liberacin de Palestina (OLP), establecié su cuartel general en | E! Cairo tras la Guerra de los Seis Dias y on 1968 fue elegido presidente de la op. ‘Sus esfuerzos para unificar el movi imiento de resistencia palestino culmi- ‘naron con Ie creacién del Congreso Na- | cional Palestino, Tras los sucesos del septiembre negro (1970) se esfor26 por restablecer el didlogo con el rey Hus- sein y frenar la escalada terrorista de los sectores palestinos més radicales. En 1974 propuso en la ONU un plan de paz, pero no pudo evitar las divisio- | nes en el seno de la OLP ni su implica- | cién en la guerra del Libano. Cercado en Ja ciudad libanesa de Tripoli en | $903, tuvo que abandonar el Préximo | | Oriente con sus seguidores y estable- Gorse on Tinea Entre 1956 y 1964 la proliferacién de los movimientos pelestinos, con escasos efecti~ yos humanos y sin medios econémicos militares, hizo concebir en los principales lderes la reunién de un Congreso que auna- se propésitos. Asf, se celebré en abril de 1964 el Primer Congreso Nacional de los ‘Arabes en Palestina. ‘Al parecer fue Nasser quien propicié aquella asamblea, que reunié en Jerusalén a 424 representantes palestinos y que con- cluyé con la fundacién de la Organizacion rpara la Liberacién de Palestina (OLP), que 5 integré en la Liga Arabe como represen- tante de los intereses palestinos, ‘Ahmed el Chukeiri fue el primer presi- dente de la OLP y el hombre que la convir- 16 en algo inoperante y diferente a los pro- pésitos fundacionales, La OLP sirvié mas a jog intereses de Nasser que a los palestinos, mientras fue manejada por el Chukeiti Visperas bélicas Este renacimiento palestino fue una de las causas de la guetta de junio de 1967, y no precisamente la menor. Los palestinos actuarian en dos frentes, al exterior, con continuas acciones sobre Israel, casi siem- pre de escaso relieve, si se exceptiia la vo~ ladura de un pequefio tramo del acueducto nacional judio y la destruccién de parte de las instalaciones de un kibbutz, ambas ac- ciones tealizadas el 7 de mayo de 1967. De cualquier forma, las emboscadas, las m- nas en las carreteras, las cosechas queme- das, etoétera, resultaban para Israel tan mo- Jestas como las picaduras de una avispa. En el interior, la cuestién palestina consti- tula para los paises arabes el perpetuo 1e- cordatorio de sus derrotas ante Israel, asi ‘como un peligroso fermento de inestabilt dad y revolucién, (Otto factor desencadenante de la tercera guerra arabe-israeli fue el continuo desafio del Estado de Israel, modemo, evoluciona- do, competider mundial en las exportacio- nes agricolas, productor de materias primas de primer orden —potasa, fosfatos, cobre, petrdleo, gas natural, sal, hierro, turba, ‘manganeso, feldespato..— que en aquella época cubrian una muy importante parte de las necesidades judias ¢, incluso, llega- an a ser exportadas —potasa, sal, bromo, magnesio..— Un Estado con una balanza de pagos deficitaria en 300 millones de d6- lares, cifra que puede considerarse minima si se contabilizan sus fuertes importaciones de material bélico y el galopante crecimien- to de su poblacién, que en 1967 se elevaba vya a 2,600.00 habitantes. Ese desafio, pregonado diariamente en la prensa intemacional por las agencias de prensa pertenecientes a los judfos 0 media~ tizadas por el sionismo, no resultaba, sin embargo, tan dificil de digenir a los arabes como e! dominio de Israel en los encuentros armados con los arabes El 7 de abril de 1967 chocaron, en cir~ Soldados eeipcios durante tan desfile cunstancias un tanto confusas, dos escua~ drillas de aviones sobre el cielo de Galilea De un lado, 25 cazarreactores MIO-17 de Siria; de otfo, un mimero similar de int ceptores israelies tipo Mirage IIT C. Once aparatos sirios fueron derribados en el curso de una batalla que no duré ni cinco minu- tos. El dia 11 de mayo, después de los ata~ ques palestinos contra el acueducto Nacio- zal judio y tras un bombardeo con fuego de artilleria y de mortero contra varios Kibbut- zin de Galilea por parte de las tropas sirias atrincheradas en el Golén, el primer minis- tro israeli, Levi Eshkol, declaraba: ... Mi pals podria verse obligado a adoptar medi das no menos drésticas que las del 7 de abi Pero el factor definitivo fue la politica de Nasser, El Rais mantenfa durante los ulti ‘mos afios un duro pugilato con el rey Feisal de Arabia Saudita. La lucha se reflejaba tanto en el mundo politico rabe, sobre todo dentro de la Liga Arabe, como en el campo militar: Ja guerra del Yemen. Ei soberanc ‘saudita reproché en muchas ocasiones a Nasser que estaba introduciendo la conspi racién y la revolucién dentro de los sistemas monarquicos y el choque se produjo cuando Nasser alenté a los republicanos de Yemen del Norte para que se hiciesen con el poder, hasta el punto de comenzar por enviarles armas y concluir con el envio de wopas expedicionarias, Por su parte, Feisal habia hecho lo mismo, en apoyo del bando mo- narquico, Para muchos, en 1967 Nasser traté de obtener una victoria militar sobre Israel, tra- tando de dilucidar cualquier posible compe- tencia de prestigios dentro del mundo éra: be. El plan no podia fallar. Siria disponia de tun ejército patente y de excelentes posicio- nes sobre Israel: la alianza militar egipcio- siria quedaba sellada en 1966. Por si hubie- a dudas, el rey Hussein de Jordania habia insinuado Ja posibilidad de integrarse en la alianza, llevando a ella diez brigadas de in- fanteria mecanizada y acorazada, parte de Jas cuales pertenecieron a la legendaria Le- gion Arabe, las tropas més prestigiosas de Oriente Medio hasta la cteacién del Estado de Israel. Nasser pensé en la repeticién de la guerra de 1948, peto ahora los érabes se la iban a tomar en serio. Faltaba el pretexto para lanzarse a la accién. Y ese pretexto llegd el 15 de mayo de 1967, cuando Israel celebraba con gran os- tentacién el XIX aniversario de Ja creacion del Estado, En aquelia fiesta, los lideres ju- dios forzaron la violencia habitual de su ora~ toria, recordando los uiltimos atentados ppalestinos. ‘La respuesta precipitada de Nasser con- firma la teorla de que estaba esperando una ocasién propicia, El dia 17 de mayo comen- HUSSEIN I ‘Hussein I (Amman, 1935). Rey de Jorda- nia. Se edued en Gran Bretafia y estudio. en Harrow y Saridhurst. En 1952 subid i Trono, tras la abdicacién de su padte. ‘Acusado por otros paises drabes de ser- ‘vir a los intereses britanicos, despidis a Glubb Bajd, jefe de la Legion Arabe, y ordend la salida de Jordania de las tro- (pas britdnioas ali estacionadas. Opues- | fo al radicalismo de Nasser, intent Grear una Federacion con Ira, pero el asesinato de su primo Feisal en 1958 frustro el proyecto. Poco después tuvo (que lamar al Ejércita inglés para vencer tina revuelta inspirada por la RAU. En 1967, Hussein se vio envuelto en la Guerra de los Seis Dias, que supuso la pérdida de Cisjordania. El problema Greado por los refugiados palestinos culminé con los enfrentamientos de Septiembre de 1970, en los que el Ejér- Gito jordano se impuso a los comba- tientes de la OLP. Affos después se reconciliaria con Arafat y patrocinaria tun plan de paz para la region. “Hussein ha gobernado siempre de un modo personalista, apoyado en la lealtad de las tribus beduinas y en la Unién Nacional Jordana, partido unico desde 1971 26 a concentrar sus tropas en ¢l Sinaf 80,000 hombres perfectamente equipados y dotados de grandes medios artilleros y blin- dads, Los palestinos fueron armados en la franja de Gaza, para que pudieran paser a la accién cuando les tropas egipcias rom- plesen el frente y penetrasen en Israel, Al ia siguiente, 18 de mayo, Nasser pidié al secretario de las Naciones Unidas, U ‘Thant, que ordenase la retirada de los Cas: cos Azules de la franja de Gaza y de Sharm al Sheik. Incomprensiblemente, la respuesta dol secretario general fue la retirada de las tro- pas de la ONU. El dia 19 de mayo, U Thant, declaraba: No podemos permanecer allf sin fl consentimiento del pais de quien somos huéspedes. Fue un gravisimo error porque procedié sin tener en cuenta, primero, que 1 estacionamiento en esas zonas de las fuerzas de la ONU habian sido la condicion ajo la que se retiraron las tropas israelies del Sinai en 1957, y, segundo, salténdose ol protocolo que el 5 de agosto del mismo 4957 habian firmado Nasser y Dag Ham- marskjéld, segin el cual nadie retiraria a Jos Cascos Azules de esas zonas antes de que se hubiera resuelto el problema de la region, “Tras la retirada de las twopas de la ONU de Gaza y de Sharm ol Sheik, la maquina de la guerra comenz6 a rodar. Como prime- ra medida, Nasser ocupé Sharm el Sheik y bloqueé los estrechos de Tirén ‘Se produjeron entonces dos semanas de carreras: U Thant acudia al El Cairo para convencer a Nasser de que diera marcha fatrds, sin conseguir absolutamente nada. El ministro briténico de Asuntos Exteriores George Brown, viajé a Mosca para pedir al Kremlim que presionase sobre su aliado egipcio para que respetase la resolucién de la conferencia de Derecho Maritimo de 1958 sobre la libertad de navegacién. La URSS se limité a contraatacar: Es necesario que Jas potencias occidentales hagan valor su influencia sobre Israel para terminar con sus pravocaciones. Pero era Nasser quien més parecia desear Ja guerra. El 28 de mayo, durante una con- ferencia de prensa, el Rais se mostré desa- fiante: Si los israelies quieren la guerra, yo les digo wahla wa salilan» (jbienvenidos!) Estamos preparados para la guerra, Su se- guridad provenia de una sustancial ventaja cuantitativa en hombres y medios de com- bate y en una gran superioridad territorial podia atacar Israel desde el norte —Siria— ¥ desde el sur —Sinai—. El frente drabe ‘Més angustia parecia tener el rey Hus- sein de Jordania. Desde un afio antes, si tirantez con El Cairo era tal que bien podia pensarse de un momento a otro en la ruptu- ra de las relaciones diplomaticas. Jordania estaba aislada del mundo érabe, exceptuan- do Arabia Saudita, y la Organizacién pare Hussein de Jordana con el gonoral dela ONU, 7 Thane la Liberacién de Palestina no se ahorraba toda serie de insultos contra Hussein. No muchas semanas antes de estas fechas, e] presidente de la OLP, Chukeiri, seguramen- te inspirado por Nasser, decia en una em: sién de radio: Hay que derribar el poder de Amman antes que al de Tel Aviv... la ibera- cién de Tel Aviv pasa por Amman Sinembargo, en esos momentos en que Ja guerra se vela llegar a toda maquina, Hussein pens6, primero, en que deberia en- trar en funcionamiento el Pacta de Defensa Comiin, adoptado por los paises de la Liga Arabe en El Cairo, 1964, y, después, que esa guerra que aparecia como inevitable podia terminar con antiguas diferencias y volver a su reino a una plena integracién con los arabes, ‘Algiin tiempo después de la guerra, Hus- sein declararfa: Yo sabia que Egipto y Siria no ganarian la guerra. Ellos soles, no. Cier- tamente disponian de una ligera superiori- dad de material Pero, a pesar de ello, duda- ba que pudiera proporcionarles una victoria sobre los israelitas. El 29 de mayo, el Parlamento egipcio otorgaba a Nasser plenos poderes y se de- cretaba el estado de urgencia en todos los aeropuertos militares de Egipto. En vista de que cualquier decision ya no podia espe- rar més, Hussein pidié al embajador de Egipto en Amman, Osman Nouri, que le consiguiera una entrevista con Nasser al dia siguiente. ‘Alas siete de le mafiana del 30 de mayo, Hussein salié hacia El Cairo pilotando un Caravelle de la aviacién civil jordana, acom- pafiado de su primer ministro, Saad Jou- maa, y del general Khammash, jefe del Esta- do Mayor jordano. El rey iba en uniforme militar, con su pistola preferida, una mag- num 367 de seis titos, en su ‘cinturén, Hussein no se quitaba ese atuendo desde que Nasser certé los estrechos de Tian el dia 22 de mayo. Al presentir la guerra habia iniciado una inspeccién constante de sus tyopas y habia trabajado dia y noche con sus generales preparando un esquema de fensivo. Para incrementar sus precauciones, fen el marco del pacto de defensa comin arabe, Hussein habia pedido refuerzos a Arabia Saudita y a Iraq. Feisal prometio ‘sus tropas; Aref se nego. ‘Nasser recibié a Hussein en el aeropuerto militar de Almaza. El primer encuentro fue fio y estuvo lleno de suspicacias y frases de doble sentido. Sin embargo, el ambiente se iria despejando. Hussein propuso la in- mediata revitalizacién del Mando Arabe Unificado, Nasser no se opuso, aunque ale- .g6 que las negociaciones serian demasiado Tentas; pero eso indicé que el camino mas préctico serfa un pacto de defensa mutua entre ambos paises. En esas visperas bélicas, Nasser ain so- fiaba con mayores apoteosis armadas. Que- via promover una auténtica guerra santa, suspiraba por la unién de todos los ejércitos arabes, desde ol Magreb hasta el Golfo Pér- sico, que marchasen en interminables co- Jumnas sobre el enemigo sionista, Pero eran suefios. La cruda realidad es que los arabes no estaban preparados para Ja guerra que iban a afrontar. Los técnicos soviéticos destinados en El Cairo habian advertido reiteradamente a Nasser y al ma- riscal Amer de la deficiente situacién de NOTA: No ae consbize l eciurzo biioo do Arabia Sauda, Argoa 7 Micrcoos pote os eentingenes mintae® que coviarn e heh spenas a lteniniren yeh algunos essa, fron poco mis qe secs Después del almuerzo se firmé ese pacto, idéntico al que unfa a Egipto con Siria. En un apartado adicional, El Cairo se compro- metia a reforzar a Hussein con dos batallo- nes de comandos, y Amman aceptaba al general egipcio Abdel Monein Ried como jofe de las fuerzas arabes del frente jordano. Este recibié un nuevo refuerzo el 3 de junio. Ese dia se incorporé Iraq a la alianza ‘antlisrael{, mediante un pacto militar similar ‘alos anteriores. Bien podia decirse que las fuerzes armadas de los cuatro paises pulve- zarian al ejército judio (véase cusdro Bjér- citos contendientes). Iraq tenia el papel de ayudar a Jordania, en posicion comprometida al compartir 650 Jalémetros de fronteras con Israel. Tras su incorporacién al pacto, Iraq prometio el in- mediato envio de tropas a Hussein. sus divisiones en el Sinaf y de la vulnerabi- lidad de sus aeropuertos militares, pero no se les hizo caso, El caso jordano atin era peor. Hussein, con sélo 10 brigadas de infanteria, apoyadas ‘por tanques anticuados y sélo dos docenas de modems cazabombarderos, esperaba con angustia la legada de los refuerzos pro- ‘metides por Arabia Saudita y urgia a Siria para que le enviase refuerzos, puesto que Ie sobraban tropas para resistir en sus posi- ciones del Golan, pero Damasco no respon- did a esa peticién. El sabado 3 de julio comenzaron a llegar a Jordania los batallones de comandos egip- cios enviados por Nasser, pero cuando oo- menzaron las hostilidades no habian alcan- zado sus posiciones de combate. Lo mismo focumé con una brigada iraqui y un batallén en sus bases, Sobre los aeropuertos ataca- dos habian dejado destrozados cerca de 300 cazabombarderos y sélo registraban la pér- dida de una docens, Veinte minutos después de comenzar el ataque de los aviones se inicié el avance de las tropas de tierra. La artilleria israeli, con todos sus blancos bien precisados y estudiados, abrié fuego en el Sinai hacia las 8.20 de la mafiana, A las 8.30 el general Joffre, jefe de las fuerzas blindadas del sur, puso &n movimiento cuatro columnas acora~ zadas. A las nueve de la mafiana habian ISAAC RABIN Isaac Rabin (Jerusalén, 1922). Militar israeli. Tras. una cuidadosa formacién en academias militares inglesas, parti- ips activamente en comandos inde- pendentistas. Su primera oportunidad bélica tras la constitucién del Estado de Israel fue Ja guerra drabe-israeli de 1948 y 1949. De fulgurante inteligencia y con unas dotes de estratega poco comunes, es- tuvo al mando de las brillantes opera- ciones de la campafia de Neguev, que culminaron con la ecupacién de la ciu- dad de Elat, Posteriormente intervino como diplomético en la Conferencia de Rodas que decret6 las condiciones del armisticto, En 1964 fue nombrado jefe de! Estado Mayor de las Fuerzas Armadas y des- empeliaba ese mismo cargo al estallar Ia guerra de los Seis Dias (5-10 de junio de 1967). ‘Miembro del partido laborista, en ene- ro de 1968 fue nombrado embajador de su pais en Washington, donde perma- ecid hasta 1974 en que fue llamado al gabinete de Golda Meir como minis- tro de Trabajo, Ese mismo afio sustitu- y6 en su cargo a la primera ministra y 5e mantuvo en el cargo de jefe del ej Cutivo israeli hasta la derrota electoral de su partido on 1977. roto las lineas egipcias entre Gaza y Abu Ageila y entre Kusseima y Kuntilla, ‘Los egipcios apenas pudieron oftecer re- sistencia en las zonas atacadas. Las tropas vivian en plena rutina. La diana habia sona- do al amanecer, como siempre. Se habian desperezado y cumplido somnolientas los pases de lista, recogida de petates, aseo Habjan creido escuchar explosiones muy le- janas, pero no cundié la alarma. La guerra lleg6 ‘para ellos cuando acababan de desa- yuner, Primero hubieron de correr a sus re- fugios ante el violento e inesperado fuego de artilleria judfo. Luego tuvieron que seguir cottiendo hacia sus camiones para escapar del cerco o levantar las manos y marchar camino del campo de concentracién. A las 10 de la mafiana, los tanques judfos ataca~ ban ya la segunda linea egipcia, donde no se les esperaba, pues a esas horas las emi- soras egipcias proclamaban su victoria. Increiblemente, el Goblemo egipcio esta- ba entregando la misma informacién propa- gandistica a sus emisoras de radio que a sus topas y aliados, E] rey Hussein, por ejemplo, recibié la primera noticia del co- mienzo de la guerra a las 8.50 horas y a las nuave un telegrama del Estado Mayor egip- cio Ie notificaba que el 75 por 100 de la aviacion judia estaba fuera de combate y que sus tropas acorazadas atacaban el Ne- guey. Esas informaciones precipitaron el desastre de las aviaciones jordana, siria © iraqui que, primero, se perdieron la oportu- nidad de atacar a los judios mientras repos- taban y, segundo, se condujeron después como si Ja aviacion judia hubiera dejado de existir, Derrota total ‘A mediodia la guerra estaba decidida. La artilleria jordana disparaba sobre las lineas istaelies y las tropas de Hussein lanzaban timidos ataques que eran rechazados: logra- ron s6lo ocupar algunas posiciones que hu- bieron de abandonar los Cascos Azules de la ONU, Siria apenas mostraba actividad alguna, Las tropas egipcias se batian en retirada, habiendo ya perdido no menos de 3.000 hombres y abundantisimo material, Los aeropuertos egipcios estaban destrui- dos y la aviacién israelf realizaba lo propio ccon las instalaciones y aviones de Jordania, Siria e Iraq precisamente a esas horas. ‘A media tarde del dia 5, sélo una de las seis divisiones egipcias del Sinaf estaba en condiciones de proseguir la lucha. Las res tantes se hallaban en retirada, aisladas 0 destrozadas. En ese momento Tel Aviv vol- vid su esfuerzo principal sobre Jordania, a la que atacé simulténeamente por el norte, sur y el centio, Jerusalén, sosteniendo la lucha durante toda la noche. EI dia 6 comprobaron los érabes la tre- menda dimensién de su derrota. En el Sinai los israelies ocuparon los pasos de Mitla y Giddi mediante una operacién de paracai- distas, a los que se unieron horas después Raligiosas ‘caminan por una calle de Jorusalem trae Tos combats dos columnas motorizadas. Se rendian las guamiciones de Abu Ageila y Gaza. El Anish, capital norte del Sinai, estaba cerca~ da. No eta mejor Ja situacién jordana, que en la madrugada del dia 6 se batfa en reti- rada en los sectores norte y sur y habia perdido el 40 por 100 de sus fuerzas. Jerusa~ én quedaba amenazada de cetco. En la madrugada del dia 6 invent6 Nas- ser, con la aguiescencia de Hussein, la in tervencién anglonorteamericana para justifi- car su derrota (3). Siria se adhirié a la acu- sacién y las repercusiones, pese al desmen- tido de Londres y Washington, fueron gra: ves: Egipto, Siria y Argelia rompieron sus relaciones diplométicas con Washington y tardarian muchos aflos en restaurarlas en los casos de Egipto y Argelia; Siria no lo ha hecho ain. En aquellos momentos cruciales le falla- ron a Nasser dos de sus mejores recursos: €1 bolcot petrolifero que habia urdido contra quienes apoyasen a Israel y la batalla en las Naciones Unidas. El boicot petrolifero fracas6 por falta de decisién en los produc- tores y por exceso de produccién en el caso itani, que halld mercados propicios para sus excedentes, En la ONU fracasé por culpa de su estre- pitosa derrota militar, Bfectivamente, la Union Soviética convocé simultanéamente la reunién del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General, medida excepcional que no habia ocurtido desde el comienzo de la guerra de Corea. En la ONU se acordé pedir a ambos bandos el regreso al punto de par tida. Israel acept6 retroceder si regresaban los Cascos Azules a las lineas de separacién y si se abrian a la navegacién de sus bu- ques los estrechos de Sharm el Sheik. Egip- to rechazé tal condicién y siguié la guerra, Un dia més tarde, al atardecer del 6 de junio, en una tormentosa sesién lena de insultos y reproches, se volvié a pedir el alto ol fuego. Para acceder exigié Israel lo mismo que en la vispera, més la permanen- cia en las posiciones en que se llegase al alto el fuego y la negociacién directa con los arabes de las condiciones de paz, Nasser se negé en redondo a ceder en este punto, fundamentalmente porque no quiso ser el Soldados de la lagidn arabe jordana asa de Damasco en ruines tras los bombardeas israclies estadista érabe que reconociera a Israel... Y continué la guerra. ‘A medianoche del 6 de junio Hussein ‘tuvo la oportunidad de retirar las fuerzas que le quedaban al otro lado del Jordan, evacuando Jerusalén, pero el apoyo de las primeras tzopas prometidas por Arabia Sau- dita, la entrada en combate de una brigada iraqui y el anuncio de que le legaban dos brigadas desde Siria le animaron a mante- ner la lucha. Fueron esperanzas vanas. Las tropas pro- metidas o no legaron 0 Io hicieron demasia- do tarde para influir en la lucha. En la noche del 6 al 7 de junio tomaron los judios Belén ya las 10.15 de la mafiana los paracaidistas de Dayan aleanzaron el Muro de las Lamen- taciones, en el corazén de Jerusalén Poco después, aunque atin sonaban espo- rédioos disparos en algunas zonas de la vie~ ja capital, las personalidades del sionismo y del Gobierno egaron ante los restos del templo de Salom6n. Ben Gurién, que procia- mé el Estado de Israel, el presidente Shazar, l primer ministro Levi Eshkol, Isaac Rabin, jafe del Estado Mayor del Ejército, el gran rabino de Jerusalén, el barén Rothschild twas ellos soldados 'y paisanos, ancianos, mujeres y nifios. Alli Moshe Dayan, en la cumbre de su popularidad, tomé la palabre para realizar una promesa que ain se mantiene vigenta’ Tahal (*) ha librado Jerusalén. Hemos unido Ja desmembrada capital de Israel. Hemos retomado 2 nuestros lugares sacrosantos para no separarnos de ellos jamés. En él Sinai siguié la carrera entre egip- cios e israelies. Aquéllos, para alcanzar la orilla ceste del canal, y éstos por embolsar- les antes de que lo consiguieran. La ocupa- cién judia de los pasos de Mitla y Giddi dejé @ los egipcios una sola via de retira- da, la carretera de la costa, en la que sus pérdidas fueron tertibles debido al incesan- te ataque de Jos aviones judios. El dia 7 de junio se rindié El Arisch. Por la tarde, un batallén de paracaidistas fue lanzado cerca de Sharm el Sheik, con la mision de enlazar con una columna blinda- da que avanzaba répidamente hacia el sur del Sinaf. La guamicién egipcia atacé 2 los paracaidistas, que pasaron varias horas de agobio hasta que por fin llegé su fuerza blindada, ante la cual se rindieron los egip- (¢) Bereta de Israel Wahariyya Puente Dama © Amman RDANIA Puente Allenby Puente Abduian LA GUERRA DE LOS SEIS DIAS (1) > 8 de junio ——> 9710 junio seme Linea do alto el ego ios aquella misma noche, al ser evidente que la guerra estaba perdida. En la ONU seguian las estériles discusio- nes. Israel, apabullante vencedor y al socai- re de una general simpatia en todo el mun- do occidental, se negé a cualquier conce- sin que no fuera la capitulacién incondicio- nal arabe. Nasser se negd a aceptar y esa noche atin lanzé a la lucha sus wltimas re~ servas para permitir la retirada del ejército det Sinai, Las tropas egipcias atacaron a los judfos fen las zonas de Mitla y Giddi, obligandoles ‘a concentrar sus fuerzas en esas zonas y @ suspender la persecucién de los que se retiraban, Quien no pudo resistir mas y hubo de solicitar un armisticio sin condiciones fue Jordania. Sus tropas habian combatido en retirada durante todo el dia 7. La lucha ha- bia seguido durante la noche, y en la mafia~ nna del 8 sélo cuatro brigadas muy castiga- das y amenazadas de cerco se mantenfan en combate... Istael no acepté y continué la lucha hasta el atardecer del dia 8, tas haber ocupado totalmente la ribera occiden- tal del Jordan En el Sinai terminaba la retirada de las topas egipcias, que debieron abandonar casi todo su material pesado para poder salvarse. En el desierto quedaron inmensos parques de vehiculos, municién, combusti- ble y numerosas guacniciones aisladas que no pudieron retirarse. Ese fue el caso, por ejemplo, de un batallén argelino, llegado a Egipto el dia 6, trasiadado al Sinai el 7 y capturado por los judios el 8, cuando atin no habian alcanzado sus posiciones de combate, Las dos divisiones lanzadas con- tra Mitla y Giddl, pese a la proteccién de la artilleia pesada emplazada on la margen occidental del Canal, fueron muy castigadas por la aviacién antes de que lograran tepa- sar la via de agua Al final de la mafiana del dia 8, el general Rabin enviaba a su Gobierno este mensaje Tengo Ja satistaccién de informar que nues- tras fuerzas se hallan estacionadas en las onillas de! Canal de Suez y el mar Rojo. La peninsula del Sinai esta en nuestras manos. Horas después, Nasser telegrafiaba al secte- tario general de las Naciones Unidas, U ‘Thant, su aceptacién del alto el fuego: Ten- go e! honor de informarle que la Republica Arabe Unida ha decidido aceptar la pro- ‘puesta de alto el fuego contenida en las dos resoluciones del Cansejo de Seguridad, con la condicién de que Ja otra parte tam- bién acepte, Pero la guerra atin no habia terminado, Damasco s@ negé a aceptar el alto el fuego. {Subestimé el potencial bético de que atin Gisponia Israel 0 adopts esta posicién para lavar su nula participacién en la guerra, confiando que Tel Aviv se conformaria con el triunfo obtenido? Sea como fuere, duran- te el dia 8 mantuvieron su fuego de artilleria y los restos de su aviacién, apoyada por la iraqui, bombardes algunos’ kibbutz de Ga- iilea. El dia 9, Israel trasladé tres brigadas blin- dadas a Galilea. Esta fuerza, mandada por el general David Eleazar, recibié la orden de romper las fortificaciones sirias y tomar las alturas que dominan Galllea Era una empresa que todo el mundo consideraba temeraria. La complicada geografia de esas estribaciones del Golan aparecia como inexpugnable. Sin embargo, la embestida de las tropas judias, apoyadas por su avia~ cidn, fue tremenda y el dia 10 por la mafia- na rebasaban Kuneitra y obligaban a una retirada total y desorganizada a las tropas sirias, Hubo unas horas de estupor en el mundo érabe. ¢lban los judios a redondear su insul- tante victoria con la toma de Damasco? El presidente norteamericano, Lyndon B Johnson, conté poco antes de su muerte que el dia 10 por la mafana funcioné el teléfono rojo con el Kremlin. Kosiguin adver- tia a la Casa Blanca que el Gobierno sovié- tico habia decidido intervenir militarmente en Oriente Medio si lo consideraba necesa- tio, y que a nadie se le ocultaban los graves iesgos que podria acarrear a la zona la continuacién del avance israeli. Johnson, como tinica respuesta, ortiens a la VI Flota dirigitse hacia las costas de Siria, para de- mostrar que Estados Unidos y su Gobierno estaban dispuestos a affontar ese riesgo in- tervencionista soviético. Damasco, en vista de que la URSS no tomaria parte en la guerra y de que los judios estaban a 15 kilémetros de Damasco, solicité el alto el fuego. Las tropas israelies se retiraron unos kilémetros, buscando los puntos de mejor apoyo defensivo, y consoli- dando su presencia en el Golan. A medio dia del 10 de junio, la guerra habia ter- minado. Las pérdidas arabes se elevaban a 65.000 bejas (15.000 muertos y 50.000 heridos) més 11.500 prisioneros, en el capitulo hu- mano; en ol material, los ejércitos drabes hhabien perdido 441 aviones, 970 carros de combate, 600 cafiones de ‘campafia, tres submarines, cuatro lanchas répidas, una ba- terfa de cohetes tierra-aire, 2.000 camiones y vehiculos militares y no menos de 800 millones de délares en armas individuales, ‘municiones, equipos de transmisiones, vi- veras y otros pertrechos militares abandona- dos durante la retirada o destruidos durante Ja lucha. Las pérdidas de Israel eran muy inferio- res. Bajas humanas, 679 muertos, 2.563 he- nidos y 16 prisioneros. Pérdidas materiales 21 aviones, 30 cafiones, 61 carros de com- bate, dos millares de armas individuales, 100 millones de délares perdidos en gastos de municién y trabajo no realizado por los combatientes durante la semana de guerra Pero estas pérdidas quedaban sobrada- mente compensadas con el botin dejado por los arabes; Istael recuperé 300 carros de combate précticamente nuevos, una base completa de proyectiles tierra-aire, 100 ca- fiones de campafa, 700 toneladas de muni- clones, més de un millar de diferentes ve- hhiculos, equipo militar individual para poner en marcha cuatro divisiones de infanteria. El desastre militar provocd el suicidio del mariscal Amer, ministro de Defensa de Nas- ser, Ocho generales presentaron su dimi- sion y algunos pagarfan con su vida las negligencias que ocasionaron aquella derro- ta, El mismo Nasser presonté su dimisién, aunque las manifestaciones que fueron pro- movidas en El Cairo le mantuvieron en la presidencia... Nasser, pese a todo, seguia siendo el jefe carismatico, e! Rais... Claro que organizar una manifestacién en E] Cai- ro era cosa muy facil Pero Israel, que habia vencido en la guerra con una brillantez que sorprendié al mundo entero, fue incapaz de ganar la paz, de hallar soluciones al problema palestino de negociar rpidamente la devolucién de los tertitorios conquistados... Asi, 1a guerra de 1967 no sirvié para nada, Las espadas quedaron en alto, justo como antes de que ‘comenzara, pero con mayor odio y sangre dividiendo ambos campos. Consecuencias de Ja guerra Para Israel, 1a consecuencia inmediata de Ja guerra fue la ocupacién de 45.000 kiléme- tos de tierras arabes (4). Esto daba al esta do judio una extension de 65.000 kilémetros cuadrados, que satislacia las aspiraciones de los sionistas més radicales. Sin embargo, al Gobierno de Eshkol estaba convencido de que deberia devolver la mayoria de esos temitorios, pero en esta ocasién no acepta- ra retirada alguna sin contrapartidas éra- bbas: e] reconocimiento del Estado de Israel, la firma de una paz garantizada y la libertad de navegacién por el Canal de Suez y los estrechos de Tirén Pero aunque los érabes aceptasen tales condiciones, los israelies, incluso los mas EI ministro de Defensa israel, Dayan, recorre la ‘ludad vieja de Jerusaléy fanqueado por el gene- fal Yitzhak Rabin (iequierda) J jor de polit, al Narkiss (derecha) transigentes, se negaban a devolver Jerusa- lén, la franja de Gaza y los altos del Golén; la primera, por motives histéricos y religio- 08; los segundos, por razones estratégicas. Y para demostrar que estaban dispuestos ‘a quedarse iniciaron inmediatamente el asentamiento de colonias agricolas de fron- tera (6) en las estribaciones del Golén y la expropiacién sistematica de casas y propie- dades palestinas en Jerusalén y su entomo, donde en un semestre se expolié a los ara: bes de 3.5 millones de metros cuadrados de terreno (6). Esta incorporacién de territories levé aparejado un sustancial cambio en Ja pobla- cién de Israel, El Golén habfa quedado casi desértico a causa de la guerra, de modo que Israel apenas tuvo que incorporar po- blacién, aunque Siria hubo de hacerse car- go de unos 125.000 refugiados. La poblacién del Sinai era escasa, quiz4 100.000 perso- nas, que en un 10 por 100 eran némadas, y siempre fueron tratados como extranjeros La parte sustancial fue la poblacién pales- tina de Cisjordania y Gaza. Aunque la guerra provacé una oleada de refugiados hacia Jordania y la brutalidad calculada de las tropas judias increment6 ese éxodo, se calcula que no fueron més de 25.000 6 20.000 los palestinos que pasaron el Jordan hhacia el este, de forma que la modificacion del habitat israeli fue radical: antes de la ‘guerra, la poblacién era de 2.730.000 perso- rnas, de las que unas 276.000 eran palesti- nas. Tras la guerra, en los territorios domi- nados por Istae] habia tres millones y medio de personas, de las que aproximadamente un millén eran arabes. Esta situacién obligé a Israel a realizar un esfuerzo por atraer hacia el pais a nue- vas oleadas de inmigrantes de origen judio, que contrarrestasen las elevadas tasas de natalidad palestinas. Para los arabes, las consecuencias de la derrota fueron terribles. Los palestinos su: frieron una nueva desilusién, vieron incre- mentarse el niimero de sus refugiados, su- frieron nuevas expoliaciones de tierras y perdieron los territorios que consideraban suyos, aunque estuvieran bajo la adminis- tracién de otros paises: Cisjordania y Gaza. Y, finalmente, un importante nimero de pa~ lestinos se veia obligado a vivir como ciuda- danos de segunda clase sobre sus propias tierras, Siria, el pais menos afectado, perdia su posicién estratégica dominante sobre Israel y resultaba con su ejército descalabrado’ falto por completo de aviacién y muy esca~ 0 de tropas blindadas, Jordania, que perdia toda su aviacién y la mayor parte de sus armas pesadas, se veia despojado de la Cisjordania, su territo- rio més rico, y con un niimero alin mayor de refugiados palestinos, todo lo cual pro- moveria una fuerte inestabilidad interior. Egipto fue, en conjunto, el pais mas per- judicado, Su ejército habia sido pulverizado ¥y recomponerlo le costaria un fortisimo en- ‘deudamiento exterior —unos 6.000 millones de délares—, que buena falta hacfan para desarrolar el pais, ‘La evacuacién del Sinai supuso para El Cairo la pérdida de los pozos petvoliferos de Abu Rudeis, que en 1966 habian producido ‘wes milones y medio de toneladas de cru- do, y al cierre del canal de Suez, su princi pal fuente de divisas (7). ‘Simulténeamente, la pérdida del Sinai y la paralizacién de] Canal, unidos a los en- frentamientos militares que se producirian durante los afios siguientes, provocaron la despoblacién y ruina de media docena de cludades riberefias: Suez, Port Fuad, Port Tewfik, Ismailia, Alkantara, Rayid... Tal fe- némeno produjo otro efecto catastréfico pa- ra Egipto: la llegada de més de un millon de refugiados a El Cairo, que en esos mo- mentos inicié su acelerada marcha hacia el gigantismo que atin continia. Las consecuencias a escala intemacional fueron también importantes. Los arabes pordieron la guerra, Jos rusos la ganaron, se fomentaba amargamente en Israel tas la guerra de junio, al comprobar que su aplas- tante victoria no significaba la paz ni la consolidacién de Israel. Pero a la frase le faltaba, sin duda, una coletila: Estados Uni- dos también perdieron la guerra Efectivamente. E] apoyo decidido de Washington a Tel Aviv, la torpe politica del embajador de Estados 'Unidos en la ONU, ‘Arthur Goldberg, y las maniobras de Nasser para disculpar su derrota alejaron a numero~ 0s paisas arabes de la érbita norteamerica~ na, que perdié influencia y posiciones estra~ tégicas. La VI Flota, que otrora paseaba su ensefia por ambas margenes del Mediterré~ neo, casi se quedé sin bases en la nbera sur (8), Por el contrario, la Unién Soviética se apunté una gran victoria politico-diplomati- ‘ca con su apoyo a la causa arabe en las Naciones Unidas. En la posguerta se produjo una progresi- vva influencia saviética en los paises érabes, influencia de todos los érdenes, aunque en fl terreno politico sus éxitos fueron efi- metros Tras la guerra de 1967, los arsenales so- viéticos se abrieron generosos a los arabes, entregdndoles el mas sofisticado armamen- to de tipo defensive de que disponjan, Sus consejeros militares adiestraron al ejército egipcio, sirlo, iraqui y yement. ‘Como contraprestacién, los rabes abrie- ron el Mediterraneo a los soviéticos, permi- tiendo que sus flotas utilizasen los puertos de Alejandria y Port Said, en Egipto; Lata- kia, en Sitia, y Hodeida, en Yemen, traq, | | 4 por su parte, concedié a los soviéticos algu- nas zonas para que realizasen prospeccio- nes petroliferas. La penetracién en los paises érabes sir- vié, ademés, al Kremlin para introducirse en Africa, barriendo la decadente influencia de China y compitiendo directamente con las grandes potencias occidentales. La com- paiiia aérea soviética, Aeroflot, tenfa en 1970 vuelos regulates desde Mosct a El Cairo, Damasco, Bagdad, Hodeida, Moga- discio. Dar Es Salam. Mediacion de la ONU En, los meses posteriores a la Guerra de los Seis Dias, las grandes potencias propu- sieron en la ONU diversos planes de paz para Oriente Medio. Tales planes fueron siempre rechazados por arabes y_judios, fundamentalmente por éstos, ya que la ma- yoria de esas proposiciones partian siempre de la devolucién de los tertitorios ocupados por Israel durante la contienda. ‘Tomando principios e ideas de los diver- sos planes de paz se confeccioné la resolu- cién 242 del Consejo de Seguridad de la ONU, el 22 de noviembre de 1967, en torno a la cual se movié el problema de Oriente Medio durante mas de una década. La resolucién fue aceptada por Egipto, Jordania e Israel, y rechazada por Siria. En realidad, nadie estaba de acuerdo con ella, pero quienes la aceptaron fue porque halla- ron en ella puntos favorables a parte de sus intereses y ambigliedades suficientes como para defender los restantes. Asi, ambos bandos pudieron apoyarse en esa resolucién en sus debates en las Nacio- nes Unidas, utilizéndola como instrumento de ataque a la intransigencia del adversario, segiin escribe Dario Giménez de Cisneros, que continia: Asi, mientras Egipto basaré todas sus diatribas antiisraelfes en la nega- tiva judia a cumplir la orden sobre retirada de los territorios ocupados, caeré también en el incumplimiento de la orden sobre cese de todas las afirmaciones de beligerancia, con su machacona insistencia en utilizar la guerra necesaria como arma dialéctiva y propagandistica y como objetivo politico declarado. Ante tal situacién, el nombramiento de un representante especial, recomendado por la resolucién, no aportaria elementos positivos al conflicto. U Thant encomendé s0aquSTORIA UNIVERSAL, misi6n tan delicada a un diplomético habil, frio y curtido, el sueco Gunnar Jarring, em- bajador de su pais en Mosc, que ya habia mediado con éxito en la crisis indo-pakista- ni de Cachemira, en 1957. Jarring gast6 un afio en estériles gestiones, regresando des- pués a Moscti y volviendo a Oriente Medio cuando se produjeron nuevas expectativas de paz, para retomar una y otra vez a su embajada con nuevas decepciones. Tras el alto el fuego en la Guerra de los Seis Dias hubo un periodo de relativa calma desde el punto de vista militar, roto esporé- dicamente por algunos tiroteos en el Canal y por las correrfas palestinas, que vivieron entre 1967 y 1968 su maximo apogeo dentro de Israel, hasta ser desarticuladas por la represién judia Guerra de desgaste Esa imposibilidad de operar desde el inte- rior de Istael forzé a las cada dia més pode- rosas organizaciones palestinas a operar en gran escala desde Jordania y Libano, paises que suftieron las revanchas israelies. Algu- nas represalias fueron especialmente violen- tas, como la del aeropuerto de Beirut (donde fue destruida toda la aviacién civil libane- sa), motivando serias condenas del Consejo de Seguridad, que no tuvieron ningun efec- to prdctico sobre Tel Aviv. En esa época comenzé a hablarse de terrorismo de Estado ala hora de calificar las represalias despro- porcionadas e indiscriminadas de los judios. Las acciones istaelies movieron a los go- biemos de Jordania y Libano a controlar las acciones guerrilleras desde su territorio, lle- gando a choques con los palestinos. La si- tuacién entre los gobiemnos de estos paises y los lideres palestinos determiné un cam- bio en las tActicas guermilleras. En adelante, los tertoristas combatirfan contra Israel ata~ cando sus aviones, sus embajadas, consula- dos y oficinas comerciales. Pero la nueva estrategia requirié una preparacién diferente en los comands palestinos, que dio a Israel un respiro en el frente guerrillero. No le cocurrié lo mismo a Tel Aviv en la zona del Canal. Durante los dos ajios siguientes a la guerra, la URSS suministré a Egipto una gran masa artillera dentro del plan de entre- gas de armamento defensivo para frenar a Israel. En 1969, técnicos soviéticos comen- zaton a instalar a lo largo del Canal una completa red de equipos de radar y a sumi- nistrar a Egipto cohetes tietra-aire del mo- delo SAM-2 ‘Antes de que terminara el afio, Nasser habfa puesto en marcha un plan promete- dor. Su superioridad artillera en el Canal terminaria por aplastar la linea Bar Lev (9). En ese momento, con el paraguas de los misiles soviéticos para neutralizar el domi- nio aéreo istaelf, Egipto podia atacar en el Sinai y alejar a los judfos de la margen del Canal, mientras la URSS lograba un répido alto el fuego en el Consejo de Seguridad. Manifestacién de apoyo a Israel en. Washington, durante la Guerra de los Seis Dias Las ganancias territoriales permitirfan a Egipto abrir el Canal de Suez y mejorar su situacién estratégica y politica respecto a Israel (10) Durante los tltimos meses de 1969 seria constante el cafioneo entre ambos conten- dientes sobre el Canal, mientras que en Tel Aviv estudiaban la forma més efectiva de frenar los planes de Nasser, que no fueron dificiles de adivinar. Las incursiones aéreas sobre Egipto hablan comenzado a hacerse cada dia més arriesgadas y el mando militar israeli buscaba la forma de neutralizer la defensa antiaérea egipcia, consiguiéndolo en gran medida mediante dos operaciones de comandos e finales de afio. En ambas operaciones, las fuerzas especiales de Israel lograron capturar en territorio egipcio, y trasladarlas intactas a Israel, dos instalacio- nes completas de radar del tipo P-12, mate- rial ultramoderno preparado especialmente para detectar aviones en vuelo rasante a una distancia de hasta 300 kilémetros. Los expertos militares de Israel sacaron conclusiones sobre las virtudes y defectos de dichos equipos y pronto iniciaron el bombardeo diario y sistematico de las insta- laciones egipcias sobre el Canal, llegando en sus vuelos hasta El Cairo. Sin embargo, conforme avanzaba el afio 1970, las pérdi- das judfas se incrementaron. En febrero, Is- rael denunciaba que la URSS estaba mon- tando a lo largo de todo el Canal un comple- jo sistema de cohetes antiaéreos de los mo- delos SAM-2 y SAM-3 Para equilibrar las fuerzas, Golda Meir viajé a Washington, donde logré la entrega de 25 aviones Phantom, 25 Skyhawk y una importante dotacién de artilleria pesada pa- ra frenar cualquier intento egipcio de atra- vesar el Canal. El nuevo material permitié a Israel una gran ofensiva sobre las posiciones egipcias Los aviones judfos mantuvieron bombar- deos constantes sobre toda la linea del Ca- nal, durante los meses de marzo y abril La URSS no permanecié con los brazos HISTORIA UNIVERSALII07 = omens ome BB ae & . eae ran Ta) fine ¥ am on eed JORDANIA cae a EGIPTO. ee panos eee ae sontiee ore y como muestra bo pre cruzados. Reforz6 la red de cohetes tierra- aire de Egipto y entregé a Nasser nuevos y mas modemos aviones. El «plan Rogers» Los choques aéreos comenzaron a menu- dear y las pérdidas de ambos contendientes resultaron muy graves. La escalada bélica era evidente. A comienzos de aquel verano de 1970, e] presidente norteamericano, Ri- chard Nixon, declaraba: Me preocupa més Ja situacién en Oriente Medio que la de Indochina. Ante la delicada situacién, los protectores de ambos beligerantes decidieron intervenir directamente para que no se les fuera de las manos. La Secretaria de Estado nortea- ‘mericana propuso a la Union Soviética un plan que serla bautizado con el nombre de ‘5u promotor, William Rogers, a la sazdn se- cretario de Estado, Mosci hallé aceptable 1a propuesta y el plan se envid a El Cairo, ‘Ammén, Damasco y Tel Aviv. “Aquel plan, que no fue publicado integra- mente, tenia estas Iineas maestras: — Alto el fuego en el Canal durante no- venta dias. — Compromiso por todas las partes im- | MAR MEDITERRANEO cana 06 Suz NY Tas ates ARABIA SAUDITA LA GUERRA DE LOS SEIS DIAS (Il) = Sno —> Seino = —p rdepnio F Pree i ohio § a — sesopetensees ui en Ssraeli en el desierto aes un plicadas en el conflicto de aceptar la resolu- cién 242 de las Naciones Unidas. — En esos noventa dias de tregua se estudiarfa la férmula para que israelies y egipcios se retirasen a 20 kilémetros de la Imea del Canal, que rapidamente seria puesto @ punto para su reapertura. Era este el gesto de buena voluntad necesario para que arabes y judios se reuniesen en una conferencia de paz en la que seria aplicada la resolucion 242 — Gunnar Jarring reanudaria sus gestio- nes como representante de las Naciones Unidas y como mediador en el confiicto. La primera reaccién de los interesados fue hostil al plan Rogers. Nasser se mostrd partidario de recuperar lo perdido en la guerra por medio de la guerra: .., nuestras fuerzas franquearén el Canal en la primera ocasién propicia. Tel Aviv alegé que la tre- gua les perjudicaba porque permitiria a los egipcios rehacerse de los efectos logrados por los bombardeos. Jordania, tras algunas vacilaciones, aceptaba el plan, pero subor- dindndolo a la politica egipcia. Siria lo re- chaz6 rotundamente. La lucha continuéd so- bre el Canal, Fue necesario que las dos superpotencias inicrementaran su presién. Washington condicioné cualquier posterior entrega de armamento a la aceptacién del plan, garan- tizando que se mantendria el status quo logrado en las negociaciones. Israel hubo de aceptar. Nasser viaj6, el dia 29 de junio, a Mosci para solicitar mas armamento, aunque de tipo ofensivo a ser posible. El Kremlin se mostr6 reacio a hacer nuevas entregas y, como Washington, las condicioné a la acep- tacién del plan Rogers. El Rais regres6 de la capital soviética el 17 de julio con una frase esperanzadora, aunque ambigua: EI establecimiento de una paz duradera puede ser asegurado por la adopeién de medidas urgentes. Hussein aproveché la ocasién para aceptar ya deci- didamente el plan de paz norteamericano. Siria continué negéndose. A las 22 horas del 7 de agosto de 1970 cesaba el fuego en el Canal. Pero muy pron- to comenzarian las denuncias israelies Egipto habia avanzado sus instalaciones de cohetes hacia el Canal y segufan constru- yendo nuevas rampas. Dentro del Gobierno de Tel Aviv hubo abundantes fricciones, pues todos los partidos de la derecha se LA RESOLUCION 242 «El Consejo de Seguridad, expresando la inguietud que continia causdndole la grave situacién de Oriente Medio. Subrayando la inadmisibilidad de la adqui- sicién de territorios por Ja fuerza y la necesi- dad de actuar en favor de una paz justa y duradera que permita vivir en seguridad a cada Estado de la regisn. Subrayando, ademds, que todos los Estados miembros, al aceptar la Carta de las Naciones Unidas, se comprometieron a actuar conforme alarticulo 2 de la Carta, 1. _Afirma que el cumplimiento de los prin- cipios de la Carta exige Ja instauracién de una paz justa y duradera en Oriente Medio, que deberd comprender la aplicacin de los principios siguientes: a) Retirada de las Fuerzas Armadas israe- Hes de los territorios ocupados durante el re- ciente conflicto. b) Cese de todas las afirmaciones de beli gerancia o de todos los estadas de beligeran cia y respeto y reconocimiento de la sobera- nia, de la integridad territorial y de la inde- pendencia de cada estado de la regién, y de su derecho a vivir en paz en el interior de fronteras seguras y reconocidas, al abrigo de amenazas 0 de actos de fuerza 2. Afirma, ademas, la necesidad. a) De garantizar la libertad de navegacién en las vias de agua internacionales de la region, ) De conseguir una solucién justa al pro- bleina de los refugiados. ©) De garantizar la inviolabiliad territorial y la independencia politica de cada Estado de Ja regién por medidas que entrafien la cteacion de zonas desmilitarizadas. 3. Ruega al secretario general que desig- ne a un representante especial para que se traslade a Oriente Medio, a fin de establecer y de mantener relaciones con los Estados in- teresados, on vistas a favorecer un acuerdo y secundar los esfuerzos tendentes a lograr una solucién pacifica y conforme a las disposicio- nes y a los principios de la presente re- solucién. 4 Ruega al secretario general de las Na- ciones Unidas que presente lo mds pronto posible al Consejo de Seguridad un informe sobre la actividad y los esfuerzas del repre- sentante especial.» {MOMISTORIA UNIVERSAL, mostraron contrarios al plan Rogers y parti- darios de la instalacién definitiva de colo- nias en el Sinai. El Gahal (11) rompié su coalicién con los laboristas. Con todo, la primera ministra, Golda Meir, podia presen- tar a su pueblo un hecho positivo: habia terminado la sangria del Canal. Pero si los cafiones habian cesado de tro- El general Dayan conversa ‘con la primera ministra Golda ‘Meir nar, durante ese afio habia ido escalando de forma alarmante la accién terrorista de los palestinos que partfan de sus bases en las fronteras de Libano, Siria y Jordania y que entorpecian el tréfico internacional de los aviones comerciales judios o de los de compafifas extranjeras que realizaban vue- los a Israel. Ante el incremento del tertoris: mo, la reaccién israeli fue brutal: rapidas incursiones en Libano y Jordania, destru- yendo cuanto encontraban en los campa- mentos palestinos, de donde se suponia que estaban partiendo los ataques. Septiembre Negro Las razones de los palestinos para lanzar- se desesperadamente a esa accion estaban claras: el plan Rogers les marginaba en la solucién del conflicto. Los mismos motivos les impulsaron a una actividad inusitada dentro de los paises arabes, originando gra- ves conflictos en Libano y, sobre todo, en Jordania. Siria e Iraq eran los tinicos paises que escuchaban sus reivindicaciones mientras que Nasser trabajaba decidida- mente en favor del plan Rogers dispuesto a abrir el Canal y, mientras se negociaba, a ganar posiciones y fortaleza junto al istmo, preparando un eventual cruce de la via de agua con atteglo a sus viejos planes. Todo el planteamiento sufriria una crisis radical con los acontecimientos que conmo: vieron Oriente Medio durante el mes de septiembre de 1970 Desde la divisién de Palestina en 1948, Jordania vivia un grave problema a causa de los refugiados palestinos y de la pobla- cién palestina de la Cisjordania. En los pla- nes de la ONU, al hacerse la particién, se previan dos estados, uno judio y otro pales- tino, La guerra modificé las fronteras de la particion y el status de los territorios, que- dando la Cisjordania bajo soberania ha- chemita Eso provocarfa las tensiones consiguien- tes: asesinato del rey Abdullah, revueltas y atentados contra Hussein, intentos de golpe de estado, represiones... La guerra de 1967 y la potenciacién de las organizaciones pa- lestinas incrementaron los choques. El [HISTORIA UNVERSAL/ANA terrorismo contra Israel y las represalias ju- dias llenaban de ira a los militares jordanos, que se veian impotentes para frenar a unos y para enfrentarse a los otros. Hussein calculaba que un ataque frontal contra los palestinos equivalfa al suicidio politico, dada la influencia de éstos en Siria e Iraq y el probable apoyo de Nasser. Cada situacién de enfrentamiento entre la moner- quia y los palestinos provocaba graves di: turbios en Ammén y severas advertencias de los gobiernos érabes a Hussein. En los iiltimos dfas del verano de 1970, la situacién era caética. La aceptacién jordana del plan Rogers fue el motivo final para que el pais comenzase a vivir un auténtico estado de guerra Desde la segunda quincena de agosto a la primera de septiembre, los tiroteos fueron diarios en Ammén. La crisis se acentuaria con el secuestro de tres aviones comerciales que fueron conducidos al Aeropuerto de la Revolucién (12), en el desierto jordano, que estuvo durante algunos dias bajo control guerrillero. La accién de los secuestradores culminé con la voladura e incendio de los tues aparatos, Los jévenes oficiales del ejército jordano, fen su mayorfa de extraccién burguesa, campaban por sus respetos, moviendo sus unidades sin érdenes de los jefes superiores y sin obedecer a mando alguno. Los comba- tes entre estas unidades militares y las par- tidas palestinas comenzaron a revestit ca- veoteristicas de guerra civil. Hussein se vio ante la altemativa de perder la corona, a causa de un pronunciamiento militar que parecia inminente, 0 reducir a los palesti- nos, exponiéndose a una condena general de] mundo drabe e incluso a la participacién de otros paises en el conflicto que habria de producirse. Por eso traté de negociar. Nombré al jefe de su Estado Mayor, general Mashur Hadis- sa, arbitro de Ja situacién, concediéndole plenos poderes para que llegase a un alto el fuego. Hadissa, jefe de una de las tribus beduinas més poderosas y fieles al monar- ca, era hombre partidario de la coexistencia jordano-palestina y realiz6 todos los esfuer- 20s para conseguir el silencio de las armas. Con todo, aquel alto el fuego dio pabulo a acciones palestinas cada vez mas auda- ces, Hussein manifestaba el 10 de septiem- bre: Mi ejército se impacienta. No podré soportar mucho tiempo que se siga escarne- ciendo la autoridad del Estado. El Frente Popular se ha pasado de la raya: no conten- to con establecer un aerédromo virata en mi territorio, confecciona sellos oficiales, proporciona visados, regula la circulacién sobre las grandes carreteras, mantiene re- henes y emprende negociaciones con po- tencias extranjeras. A continuacién, el rey encargaba a un Gobierno militar la restaura- cién del orden. La respuesta paiestina fue readmitir al FPLP en sus filas, y publicaban esta adver- tencia: Toda tentacién de atacar al Frente Popular se enfrentard con la respueta unida de la revolucién palestina, Las ciudades de Itbid y Mafraq estaban précticamente en poder de los palestinos, y el dia 14 se com- batia ferozmente por su control. El dia 16, Hussein términé por deciditse, sustituyé a Hadissa por el general Mahali, que puso inmediatamente a todo el ejército en orden de combate. El dia 16, los palestinos decla- raron la huelga general y el ejército penetré en las calles de Ammén (13). La lucha en las calles, en los barrios pa- lestinos y, sobre todo, en los campamentos de los alrededores de Ja capital jordana fue- ron dantescos. La artilleria y los carros arra- saron los campos de refugiados. Similar vio- lencia se registré en la lucha en torno a Irbid y en las zonas fronterizas con Siria La guerra se prevefa corta; sin embargo, la lucha duré ocho dfas, sin que las tropas jordanas lograran decidirla totalmente a su favor. El 1a’mento crucial de la batalla fue pro- vocado por la entrada en territorio jordano de un regimiento de carros sirios —aunque Damasco nunca ha reconocido esa interven- cién— que retomaban a sus bases cuarenta y ocho horas después, tras haber trabado algunos combates con los tanques jordanos. La retirada sitia se debié a las presiones soviéticas y a las amenazas norteamerica- nas de intervenir en la lucha. La VI Flota, teforzada, se habia trasladado al Mediterré- neo Oriental. La mediacién de los paises arabes y la precaria situacién de los guerrilleros palesti- nos que ain combatian llevaron a un alto el fuego, ordenado por Hussein a sus tropag el dia 23 y cumplido por todos el 24. A con’ tinuacién se reunfa en El Cairo una peque- 1a cumbre arabe, a la que acudieron Hus- sein y Arafat, como representante de la Or- ganizacién para la Liberacién de Paléstina Hussein, aunque recibié duras criticas y peidi6 las ayudas econémicas de Libia y HISTORIA UNIVERSALIIIa Kuwait, resulté claro vencedor de ia cum- bre, que aprobé los siguientes puntos: — Las organizaciones militares palesti- nas abandonardn las ciudades y se estable- cerdn a lo largo del Jordan — En las ciudades sera completo el de- sarme palestino — Yasser Arafat serd el tinico represen- tante legal de los palestinos La guerra habia terminado (14), pero otra conmocién no menor-le esperaba al mundo arabe en las horas siguientes: el dia 28 de septiembre, a las 18,15 horas de Egipto, Gamal Abdel Nasser fallecia a causa de un infarto de miocardio. Ambos acontecimien- tos, Septiembre Negro y la muerte de Nas- set, transformarén radicalmente el conflicto de Oriente Medio. Notas (1) En esta época, los refugiados se ropartian de la siguiente forma: 688.327 en Jordania, 169.783 en Liba- no, 196,722 en Siria, 296.941 en Gaza, 40,000 en Ku- wait, 10.000 en Iraq, 8000 en Egipto y unos 10.000 ‘més repartidos por diversas partes del mundo. De ellos tan sélo una pequefia proporcién podia subsistir, mejor © peor, por su cuenta: 25,000 en Jordania, 40.000 en Libano, 10,000 en Sitia y las restantes minotias disper- sas por los pafses antes resefiados. En total, menos de 160.000. a los que hay que efiadir 325.000 palestinos establecidos en Jordania y Gaza que no eran tefugia~ ddos, por permanecer en sus tierias y hogares. (2) Sidi, victima de la necesidad gubernamental de hallar un culpable a la temible derrota, fue procesado bajo la acusacién de negligencia, y de hallarse dur- miendo tras una noche de juerga cuando comenzé el taque israeli. Fue condenado a quince aos de cércel y puesto en libertad cuando el ragimen de Sadat inves- tigo las responsabilidades de la derrota de 1967, siete afios despues () La conversacién, que se produjo por linea teleté nica normal, fue grabada por los servicios de inteligen: Gia israelles, Tras la quetra, Hussein desmintis tal par- ticipacién anglo-norteamericana y se disculpé alegan- do que habia rauchas intarforencias en la linea telefSni cay we entendié bien a Nasser (4) 95,000 lalémetros cotresponden al desierto del Sinai, 9.000 lalometios a la Cisjordania y 1.000 laléme- tt0s al Goldn, que, unidos @ los 20.000 kilémetcos que tenfa Istael antes del comionzo de la guerra, hacen un etal de 65,000 kalémetros, (6) Generalmente kubbute, donde los granjeros eran voluntatios y trabsjaban, como en los primeros afios de la colonizacién sionista, con la azada en la mano y ef fast sl hombra (6) The Jerusalem Post, 191-196" vo (7) Un edlcule estimativo eleva las pérdidas por am- bbos conceptos @ unos 6,000 millones de dolares (de 1880) en los diez afios en que estuvo cerrado el Canal ¥y en Jos doce que los judios explotaron los pozos de ‘Abu Rudeis, (8) En 1970, a raiz de la toma de poder en Libia de! ccoronel Gadaf, perdié la iluma gran base en el norte de Aftica: Weel. (@) La linea Bar Lev consistia en elevadas dunas de arena situadas en le margen otiental del Canal. ‘Tras Jas dunas, las tropas israelies contaban con una red de fortines, posiciones artileras, agrupaciones de tro- pas, etcétera, que parecian invulnerables al potencial millar egipeio. (10) En sintesis, éste fue también el plan de Sadat ‘en octubre de 1973, que obtuvo el conocido éxito gra- cias a la imprevisién que Istael tuvo entonces. (11) Ala ultzaderechista de la oposicién, que encua- taba al sionismo histérico, partidario de! Gran Israel (12) E1 6 de septiombre fueron secuestiados cuatro aviones comerciales por los comandos del FPLP, Uno de ellos, perteneciente a sEL-AL®, atertiz6 en Londres: lun agente israel{ habia logrado detener @ los secuestra- ores; uno de ellos murié, el segundo era Leila Khaled, Ja célebre querrilera. Los otros tres eparatos fueron desviados hacia paises drabes; el mayor de ellos era tun Wumbos, que fue dinamitado en el aeropuerto de El Cairo después de evacuar a los pasajeros. Los dos restantes serlan conducides hacis un viejo aeropuerto militar de la Segunda Guerra Mandiat, «Camp Daw- sont, a donde llegaba el dia 9 otro nuevo aparato ssecuestrado. El aeropuerto fue rebautizado con el nom: bre de saeropuerto de la revoluciéno, Un total de 1.062 ppasajeros y tipulantes fueron retenidos por los pa- lestinos, (13) El ejéreito jordano disponia de unos 90,000 hombres: 52.000 ea el ejército de tierra, equipados con 160 tanques, 300 cafiones autopropulsacios, 350 ‘autoametralladoras. La aviacién, con 2.000 hombres y ‘medio centenar de aparetos. El resto eran milicias po- plates, comandos y guardia real. Frente a este ejérci- to, los ‘palestinos contaron con unos 20.000 hombres sin equipo pesado, (14) Caleulos de la UNWRA eiftan las pérdidas pales- tinas en unos 10.000 muertos y 15.000 heridos. El ejéreito jordano tuvo unas 4.000 bajas, de ellas, 800 fueron muertos. Hussein aplast6 en los meses siguien- tes los ultimos brotes de violencia creadas por los ‘grupos armados palestinos, que hubieron de buscar fen Libano un campo de accién més propicio, Bibliogratia Bassam Bishuti, Terrorismo, factor principal en la creacién del Estado de Israel, Madrid, 1973. Moshe Dayan, Autobiografia, Gujalbo, Barcelona, 1978, Dario Gaménee Cisnetos, Talidn, Plaza y Jands, Barcelona 1973. Jean Lacouture, Nasser, Dopesa, 1972. Juan Lama, Victimas de ayer, verdugos de hoy, Funda: mentos, Madrid, 1961. Manuel Leguineche y David Solar, Los palestinos atacan, Felmar, Madrid, 1976. Roberto Mesa, Palestina, Realidades, Madrid, 1983, Roberto Fussell y Daniel Samoilovich, El conflicto dra- be-israell, vol. I y I, Edit. Belgrade, Buenos Altes, 1980, David Soler. Ei Conflicto de Oriente Medio, RIVE, Madrid, 1975. Marie Sidkin, Golda Meir, Dope- sa, Barcelona, 1972. Jacques M. Vergés, Los Fedayin, ‘Anagtama, Barcelona, 1970. Vick Vance y Pierre Lauer, ‘Huszein de Jordania: mi guerra con Iscael, Inerico- europea de Ediciones, Madtid, 1963

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