REPORTAJE-2

84

El último escalón en la jerarquía de las disciplinas

artísticas lo ocupa la danza urbana. Arrinconada en
callejuelas, plazas y estaciones, esta forma de baile
cuenta, sin embargo, con la autoestima necesaria para
vencer los estereotipos y dejarse ver. Mucha
desinformación, diferencias entre los propios breakers
(bailarines) y unos orígenes de no más de veinte años
son el germen de un hip-hop que en Barcelona aún es
adolescente, pero que sueña con crecer.

Danza urbana:
del asfalto a la escuela
TEXTO ● Es bien sabido por todos los que se mueven en un esce-
Leticia Salgado
nario que la danza contemporánea es un espacio olvidado,
FOTOS ligado a subvenciones públicas y coyunturas políticas.
Carlos Bosch Abandonada en el cajón de las artes escénicas, la danza con-
temporánea se queja de la falta de reconocimiento como un
arte independiente. El llamado hip-hop, poppin’, lockin’, bre-
akdance... entra dentro de este paquete, pero se mueve en
tierra de nadie: una parte de todo este movimiento es saca-
do de la calle, impartido en escuelas y arrastrado a los gim-
nasios bajo el nombre de funky. La polémica está servida.
Adolescentes con ropa ancha, pantalones y camisetas tres o
cuatro tallas más grandes, zapatillas con la lengüeta hacia
fuera y desatadas: a menudo pueden verse en zonas muy
concretas de Barcelona, por la estación de Sants o en Portal
de l’Àngel, enfrente de McDonald’s. Forman corros y empie-
zan a bailar. Dicen llamarse b-boys y b-girls. Poco a poco van
llegando curiosos a ver ese baile tan raro en el que uno, dos,
tres y hasta cuatro chicos realizan una serie de acrobacias en
el aire: sacudidas, imitaciones de robot, pasos cortados que
recuerdan al mimo por sus paradas repentinas a modo de
descargas eléctricas. Lo que hacen es breakdance, la forma
bailada que representa al movimiento hip-hop. En realidad,
el término breakdance procede de breakbeat: un interludio
instrumental o de percusión que prolonga el clímax de una
canción. Sus creadores, los DJ de principios de los años
setenta, se dieron cuenta de que las partes instrumentales de
algunos de sus discos provocaban una reacción estimulante
en la gente. Repitiendo estos fragmentos alternativamente en
dos platos conseguían prolongar el clímax de la canción,
incrementando notablemente la emoción del público. Estos
espacios de clímax son los breakbeats.
Espontáneamente, surgió un grupo de bailarines que
acompañaba al DJ a todos los sitios donde pinchaba, para
bailar en esos momentos de crescendo emocional. Son los
breakbeat-boys (b-boys), los chicos del breakbeat. Sin haber-
lo imaginado, del mismo modo que ocurriría con el rap,
había nacido un estilo: el breakdance. Sus reglas son tan
viejas como la vida misma: al igual que la capoeira simula
la lucha entre esclavos, el breakdance simula las batallas
entre bandas que había en los parques de Nueva York a

B.MM NÚMERO 64 VERANO-OTOÑO 2004

 REPORTAJE-2 85

principios de los años setenta. Entre pirueta y pirueta, a ción: quién era el más bueno, quién era el que atraía a más
escasos centímetros del suelo, atrayendo a todo aquel que gente. Pero, paradójicamente, mandaba la ley del más fuerte:
tenga curiosidad, se pide improvisación y mucha originali- no era el que tenía mejor calidad pinchando quien ganaba la
dad. Sólo así el breaker ganará la batalla. batalla, sino el que más fuerte sonara o tuviese un mejor
equipo. Además del DJ, que empezó a pinchar para divertir-
ORÍGENES DE UNA CONCIENCIA se, surge inmediatamente después el MC: encargado de ani-
El breakdance es algo más que una moda o que una estética: mar al público para que bailara. Poco a poco el MC, que se
a su espalda lleva consigo todo un movimiento cultural que inició como un mero acompañante del DJ, pasó a escribir
Barcelona vio nacer hace veinte años aunque tiene sus raíces sus propios textos y empezó a conocérsele como rapper. Así,
en los suburbios de Nueva York, en el distrito del Bronx, en tenemos el rap: manifestación cantada del movimiento.
los años sesenta y setenta. Todo el mundo ha oído hablar de Finalmente, existe una última faceta asociada a la cultura
él, pero pocos pueden precisar qué abarca; nos referimos al hip-hop: el graffiti, expresión escrita (pintada).
hip-hop. Pero... ¿qué es el hip-hop? Para responder a esta El hip-hop fluye entre los cuatro elementos: baile (b-
pregunta es necesario huir de los tópicos y los convenciona- boying/breakdance), música (djing/turntablism), voz (MC /
lismos que marca la industria discográfica y ahondar en su rap) y el arte de pintar (graffiti). No se puede entender uno
historia. Sólo así se encuentra el arkhé, el principio que ori- sin los otros, y aunque ahora la situación sea distinta y cada
ginó lo que para algunos es toda una filosofía de vida. elemento esté más especializado y diversificado dentro de sí
“Muchos no saben qué es el hip-hop ni qué es lo que hay
detrás, y es normal, nadie nace sabiendo y comprendo que a
muchos no se lo enseñaron y a otros muchos se lo enseña-
ron mal... y para mí eso es el hip-hop: es afán de superación,
inconformismo, pero no es gratuito, es marcarse un destino
y ser tú mismo y no un modelo preestablecido quien elija
cuál ha de ser tu camino”; así reza una de las canciones de El
Chojín, una de las figuras más carismáticas del hip-hop
español. Esta cita resume la situación que atraviesa el hip-
hop en nuestro país: en un momento de explosión de gru-
pos, estilos y mil versiones sobre qué es o qué no es hip-hop,
hay que recuperar su definición y barrer de una vez por
todas la mala información.
Hip-hop no es sólo baile, música, una moda o una estética de
adolescentes que buscan romper con lo establecido. Es eso y
mucho más. En los años setenta, en los suburbios de Nueva
York convivían comunidades de raza negra con altos índices
de pobreza y criminalidad. Era un contexto humano margi-
nal, con problemas económicos, donde la violencia era el pan
de cada día para sobrevivir. El hip-hop se presentaba como
alternativa a las influencias de las pandillas, al desarraigo que
experimentaron ciudades con un alto índice de población
negra e hispana. Algunos dejaron de lado las armas y encon-
traron una forma de expresión que huía de una sociedad
opresora que les venía grande. El hip-hop nació ligado a un
sentimiento de movimiento, de unión, de autoafirmación; un
sentimiento de pertenecer a un grupo donde las batallas con El grupo de danza mismo, son las cuatro artes las que conforman todo el movi-
urbana del Portal de
navajas fueron sustituidas por las batallas bailadas. l’Àngel, durante una miento cultural. “Es cierto que los breakers no bailamos con
Pero el hip-hop no es sólo baile. Entre el asfalto, los grandes actuación. rap, pues es una música demasiado lenta para el tipo de
rascacielos y los parques apareció, paralelamente al break- movimientos que hacemos, mucho más dinámicos, y tam-
dance, la figura del DJ (disc jockey o pinchadiscos), que poco practicamos las demás artes del hip-hop: no rapeamos,
empezó a reemplazar a los músicos de las fiestas veraniegas ni hacemos graffiti o DJ –al menos no la mayoría–, pero
en los parques. El sentido de competición y de superación entiendo que tanto cantar como escribir o pintar son otras
tan arraigado en las bandas callejeras para defender su terri- formas de expresión dentro del sentimiento hip-hop”. Para
torio fue incorporado por los propios DJ y acabó por con- Roberto, un b-boy que suele bailar por la estación de Sants,
vertirse en una de las principales características del movi- el hip-hop no se hace, el hip-hop se vive “en tu manera de
miento hip-hop. Los pinchadiscos colocaban sus equipos de ser, de caminar, de relacionarte con los demás. Es algo de lo
música al lado de las farolas y se peleaban por una reputa- que formas parte, lo sientes o no lo sientes. Si lo sientes, ya

NÚMERO 64 VERANO-OTOÑO 2004 B.MM

86 REPORTAJE-2
La bailarina y coreógrafa
Irene Pallarés, directora
de la Urban Dance
School, primera escuela
barcelonesa
especializada en
hip-hop,
durante una clase.
bailes, rapees o escribas, siempre habrá algo que te una a
aquellos ideales que Afrika Bambaataa, uno de los padres del
hip-hop, cantaba: Peace, Love, Unity and having Fun.”
LA ENTRADA EN BARCELONA
El movimiento hip-hop llegó a la ciudad de la mano de dos
películas: Flash Dance y Breakdance, que se estrenaron en
España en 1983 y 1984, respectivamente, y que calaron pro-
fundamente en una adolescencia que empezaba a buscar
nuevas formas de expresión artística. La plaza Universitat,
que siempre había estado llena de gente en monopatín,
empezó a ser cada vez menos frecuentada por skaters y cada
vez más por chicos (sobre todo chicos) y chicas en zapati-
llas que iban allí a bailar. Quizás podría decirse que el baile
fue una de las primeras manifestaciones de la cultura hip-
hop que antes llegaron a Barcelona.
Para algunos, el hip-hop, tanto en España como en
Barcelona, nació como una moda, pues rechaza el sustrato
cultural heredado de una tradición mediterránea y árabe
milenaria para buscar el amparo en una influencia afroa-
mericana, completamente ajena. Se trata de sentirse orgu-
lloso de un pasado que a España nunca le perteneció.
Curiosamente, el hip-hop en Estados Unidos parte justa-
mente de la premisa inversa: se identifica con su pasado y
B.MM NÚMERO 64 VERANO-OTOÑO 2004
bebe de sus fuentes. Esta postura que cuestiona la autenti-
cidad del movimiento puede explicar el continuo afán del
hip-hop en nuestro país por autoconfirmarse, por demos-
trar sus orígenes. La búsqueda ha servido para conseguir
algo nuevo y genuino, distinto del original. Ha llevado
veinte años, pero esa gran contradicción lo ha hecho salir
de su letargo y es ahora cuando empieza a dar que hablar.
No todo el mundo comparte esta teoría; para Irene
Pallarés, una de las bailarinas más representativas del hip-
hop barcelonés, el hip-hop no entiende de modas, es
auténtico: “Al principio empezaron a salir pequeños gru-
pos musicales que flirteaban con el hip-hop, había muchí-
simo ambiente en Barcelona, mucho más del que hay
ahora: casi cada fin de semana había un evento, una sesión
jam o una actuación en algún local. A veces, de estas cosas
sólo te enterabas si estabas metido en el mundillo, pero la
actividad musical era, con diferencia, mucho más viva y
frenética que ahora”. Barcelona comenzó a ver nacer gru-
pos como BZN, Underrap, Kryger MC & DJ Frank o SB
Rock; Mallorca otros como La Puta Opepé. Quizás se pecó
de falta de madurez, los grupos no estaban lo suficiente-
mente preparados para soportar el tirón comercial que
empezó a venírseles encima. Hubo grupos que lo dejaron,
y otros, los buenos, que continuaron. “Claro que había

gente que rapeaba o bailaba porque estaba de moda, pero
siempre existe la otra opción: o bien el hip-hop pasa por tu
vida como algo ajeno o bien decides creer en él; es enton-
ces cuando entiendes el verdadero sentimiento hip-hop”.
BARCELONA, RENACIENDO HIP-HOP
Barcelona asiste en estos momentos a una recuperación
extraordinaria del movimiento en todas sus expresiones artís-
ticas, sobre todo en rap y breakdance. Es el momento de asen-
tar aquellos balbuceos de principios de los años ochenta. La
danza urbana también ha sido tocada por la varita del creci-
miento. Ha pasado épocas de inactividad en el panorama bar-
celonés, pero en los últimos años ha sufrido una recuperación
extraordinaria. Joem, uno de los breakers de Portal de l’Àngel,
cuenta su experiencia personal: “Al principio solamente éra-
mos muchachos de la calle. Llegábamos a La Rambla, a cual-
quier plaza con nuestra música y nuestras acrobacias; para
muchos ni siquiera éramos bailarines. Pero con el tiempo, el
Ayuntamiento empezó a darse cuenta de que formábamos
parte del ambiente de la ciudad y de que atraíamos al turis-
mo. Empezó así a valorarse al b-boy, a tomarse conciencia de
que existe y de que tiene detrás todo un movimiento cultural
que trasciende calles y barrios obreros.”
El inesperado aumento de actividades relacionadas con el
breakdance y el hip-hop bailado es buena prueba de ello: cer-
támenes, campeonatos, concursos... empapan Barcelona y
alrededores. Sin ir más lejos, Badalona fue la sede en 2003 de
uno de los eventos más significativos del breakdance: The
National Battle of the Year. El grupo seleccionado, Barcelona
Addictos, pudo asistir al campeonato mundial de esta disci-
plina que el año pasado se celebró en un recinto inmenso de
la Expo de Hannover y lo volverá a hacer este año, pues ha
vuelto a ser seleccionado para representar a los breakers del
panorama español. A pesar de su experiencia en escenarios
internacionales, estos b-boys siguen prefiriendo actuar en la
calle, en la estación de tren... En cualquier esquina donde haya
un suelo nivelado, un poco resbaladizo, seguirán palpitando
sus pasos y su particular sentido del ritmo, con los músculos
en tensión, observando el mundo siempre desde abajo.
Este año el campeonato se celebrará en Alemania y espera
superar los 10.000 asistentes de la anterior edición.
Asistencia, participación, crítica... El éxito del campeonato
obliga a reflexionar sobre aquel sentimiento “underground”
del que solían ir acompañados estos acontecimientos. Sin
embargo, los propios organizadores aseguran que sigue
teniendo muy arraigadas sus raíces en la cultura hip-hop.
Vacunado todavía de las multitudes, el breakdance no ha lle-
gado a convertirse en un espectáculo de masas, pero los nue-
vos grupos barceloneses le han inyectado el soplo de vida que
necesitaba para resurgir de lo que parecía un estado de atara-
xia permanente.
Destacando por sus ansias de difusión del movimiento hip-
hop, Lunaticks Crew se considera principalmente un grupo
de amigos a los que le unen las ganas de bailar día a día. En
realidad estamos hablando de una agrupación consolidada
REPORTAJE-2 87
con una trayectoria impecable que, desde sus inicios en 1995,
no ha parado de ascender a escala internacional. Ganadores
de la Battle of the Year 2001, Lunaticks Crew son siete miem-
bros que se hacen llamar Rudy, Mikemon, Davis-d, Edu,
Karpot, Marsupilami, Art y Nano. Su variedad de estilos bai-
lando, que va desde el powermove, estilo (footworks, freezes, top
rocking) hasta el popping y locking –toda una jerga para inicia-
dos–, confirma que el breakdance de Barcelona es bueno,
híbrido, que sabe aprovechar elementos de la vieja escuela, y
así lo demuestran los campeonatos.
Sin embargo, aún queda mucho camino por andar. Se habla
de Respeto, respeto con mayúscula, pues así es como lo
entienden los breakers: comprensión, diálogo..., muy ligado a
los ideales que vieron nacer al movimiento hip-hop. Pero la
realidad desborda la propia filosofía: “Hay muchas diferen-
cias, envidias entre unos y otros. En vez de acercarse y pre-
guntar: ‘Oye, ¿me enseñas a hacer ese paso, ese giro?’, la gente
prefiere criticar y buscar el pique, la distancia. Lo que ha lle-
vado diez años aprender podría haberse hecho en cinco si los
breakers colaborasen más”. Joem, como cualquier b-boy, lo
ha vivido en su propia piel. La danza urbana a veces confun-
de el sentido de competición que siempre ha reinado en el
hip-hop con la falta de nobleza y tolerancia. Pero paso a
paso, cada vez más sin tropiezos, la danza urbana muestra
sus encantos a Barcelona: en recodos callejeros y plazas; en
certámenes y concursos; en locales, parques, festivales... Un
concurso de break en la carpa del Poble Espanyol en abril, el
Viña Rock el pasado mes de mayo, el Sónar en junio... el hip-
hop se respira en el aire esta temporada.
“Barcelona
asiste a una
extraordinaria
recuperación
del
movimiento en
todas sus
expresiones.
El aumento de
actividades
relacionadas
con el
breakdance y
el hip-hop
bailado es
una prueba
de ello”.
NÚMERO 64 VERANO-OTOÑO 2004 B.MM
88 REPORTAJE-2
En una realidad en la que los medios metamorfosean cual-
quier aspecto marginal para convertirlo en algo global, la
danza urbana se presenta como la siguiente víctima a pasar
por el triturador del culto al fitness: pasamos de un baile
para unos cuantos a un baile mayoritario. Ajenos al ritmo de
la calle, constituyen todo un movimiento alternativo con sus
aulas, sus clases colectivas y su filosofía ligada al fitness y a la
estética. Para algunos significa una intrusión en la cultura
hip-hop. Sin embargo, nunca las cosas son como aparentan
ser y debe hacerse una radiografía que muestre los blancos,
los negros y los grises, sobre todo los grises, de todo lo que se
está gestando en el hip-hop bailado de Barcelona.
LA URBAN DANCE SCHOOL
La primera escuela especializada en hip-hop en Barcelona es
la Urban Dance School, dirigida por Irene Pallarés, bailarina
y coreógrafa, una de las más grandes difusoras del hip-hop
en nuestro país. Es, además, la única escuela donde se impar-
ten clases de breakdance. La escuela nació, en palabras de la
propia Irene, “a raíz de la pregunta: ¿qué es lo que a mí me
hubiera gustado tener y no tuve?”. Un proyecto muy ligado a
su afán didáctico, pues también es instructora de los cursos
de formación a futuros monitores de fitness y hip-hop en
Orthos (Escuela del Deporte). La existencia de esta escuela
supone el primer paso en el camino de reconocimiento del
hip-hop como una disciplina dentro de la danza, tan difícil
como otra cualquiera. De hecho, en la escuela hay clases de
base técnica, de stretching, pues se necesita conocer el cuer-
po, tomar conciencia corporal para iniciarse en cualquier
danza. “Aprender a bailar en una escuela tiene muchas ven-
tajas: no hay cristales que te hagan daño al bailar, existen
diferentes niveles para que puedas aprender a tu ritmo, tie-
B.MM NÚMERO 64 VERANO-OTOÑO 2004
“La existencia nes a un profesor que está por ti, que se preocupa de que
de la Urban aprendas...” La aportación de Irene es tremenda, el ambien-
Dance School te de la escuela nada tiene que ver con las envidias de la calle;
supone el
primer paso
ella ha sabido escoger a los profesionales adecuados que
en el camino inculquen los valores del movimiento, ante todo: respeto.
de reconocer Para Karol, una de las profesoras de la Urban Dance School
el hip-hop e instructora en ANEF&FEAD (un centro de formación para
como una monitores que destaca porque en él se enseña la historia del
disciplina movimiento), las escuelas de hip-hop tienen que ir más allá
dentro de
de la pura coreografía, donde los alumnos siguen e imitan al
la danza,
tan difícil instructor; hay que ahondar en la propia naturaleza del
como otra movimiento, en lo más auténtico, pues “bailar es expresar y
cualquiera”. solamente conociendo y entendiendo tu cuerpo puedes lle-
gar a transmitir y a comunicar algo con él. No basta con imi-
tar, tienes que encontrar tu propio estilo y, sobre todo,
conectar con la música”. Ésta es la “esencia hip-hop”, que
rebasa tendencias, fusiones de estilos, todo bebe de, versiona,
imita a. Estamos ante un verdadero “apropiacionismo dan-
cístico”, el hip-hop se ha visto invadido por las artes marcia-
les, el jazz, la danza oriental, el ritmo afrolatino, la danza
contemporánea... y un largo etcétera que se prolonga casi
tanto como el número de bailarines, pues cada bailarín crea
su propia expresión corporal.
Los gimnasios son la última generación de la cadena y se
presenta como una alternativa mucho más divertida y eficaz
que las tradicionales clases de aeróbic. El hip-hop irrumpe
en los gimnasios como una actividad colectiva llamada car-
diofunk basada en la repetición y en la sencillez de movi-
mientos. Posteriormente pasó a llamarse funky y en la actua-
lidad experimenta combinaciones con otros estilos de baile:
groove, latino, tecno... Es el último descubrimiento en clave
de fitness, le llaman body jam y se acaba de estrenar en los
gimnasios de Barcelona. Para los que llevan toda la vida bai-
lando hip-hop, esto no es más que pura acrobacia, un mero
aprovechamiento comercial. Pero la apariencia esconde cla-
ros y sombras: si bien es cierto que una persona que practi-
que alguna de estas modalidades nunca llegará a ser un
auténtico b-boy o b-girl, al menos ha podido experimentar-
lo y disfrutarlo. Conviene, eso sí, que el alumno sepa que
detrás de esa clase de divertidos pasos de baile hay todo un
movimiento cultural que oculta una filosofía de vida. Se
hace necesario, para evitar prejuicios y confusiones, que el
instructor haya bailado a un cierto nivel, pues sólo así podrá
filtrar la esencia de la verdadera danza urbana.
Superadas las inseguridades de los inicios, el rap espabila y
encuentra su oportunidad. Con la desaparición del grupo
clave en el género, 7 Notas 7 Colores, surgido en El Prat de
Llobregat, parecía que el rap volvería a su duermevela; sin
embargo, aquello no fue más que el principio del despertar.
Es ahora cuando entran en escena agrupaciones de hip-hop
catalán como Sólo Los Solo, El Payo Malo, Mucho
Muchacho, o León Dramaz (los dos últimos provienen de 7
Notas 7 Colores). Pertenecen a la facción rapera que busca
sus raíces en las señas de identidad española: aires de rumba,
toques flamencos y fraseo callejero. Otros, como Falsa

Alarma, potencian los valores que vieron nacer el movi-
miento: unión y respeto. La idea de la rima de barrio, la mez-
cla cultural y social es algo muy presente en estos grupos,
heredera de la propia escena barcelonesa. El hip-hop de la
ciudad sabe sacar partido de la inmigración y se nutre de
ella, pero también ha sido pionero en entrar en contacto con
los músicos de vanguardia extranjeros. Una suerte de sim-
biosis entre lo propio y lo ajeno, lo tradicional y lo extranje-
ro: el cosmopolitismo comienza a calar en el rap catalán.
GLOSARIO
B-boy, b-girl: “Breakbeat boy/girl” (fly girl) eran los chicos
que bailaban breakdance durante las primeras performan-
ces de los DJ en directo; más tarde se utilizará el término b-
boy o b-girl para definir a un fan auténtico del hip-hop.
Breakbeat: Interludio instrumental o de percusión en un
disco. Kool Herc descubrió que el breakbeat podía alargar-
se repitiéndolo si pinchaba alternativamente dos copias del
mismo disco en un tocadiscos. Con este descubrimiento
inventó el hip-hop.
Breakdance o breaking: Baile acrobático asociado a la
cultura hip-hop aparecido durante las legendarias batallas
de DJ en los parques de Nueva York en los años setenta.
Sigue la tradición africana, con todos los bailarines en cír-
culo, con uno en el centro a turno; de esta danza derivan
pasos y estilos de movimientos como las piruetas en el
suelo (spins), los congelamientos (freezes), las ondas (floa-
ting), el egyptian (a modo de bajorrelieve del antiguo
Egipto), el mime (movimientos de mimo), etc.
REPORTAJE-2 89
Disc Jockey “DJ”: El hip-hop nació gracias a disc jockeys
como Kool DJ Herc, Africa Bambaataa y Grandmaster
Flash; en los inicios el grupo estándar estaba compuesto
por un DJ y algunos MC (maestros de ceremonias), lo que
demuestra la importancia relativa de cada uno. Con el
tiempo asumieron más importancia los MC (que después
se llamaron rappers).
Funk: Género musical bailable surgido en los años setenta
como evolución del rhytm and blues y del soul. En el aspec-
to tímbrico, y a diferencia de sus predecesores, la música
funk recurre generalmente a sus sonidos sintetizados. El
primer impulsor de este estilo fue James Brown (llamado
“Padrino del Funk”) en 1970, con temas como Sex Machine
y Funky Drummer.
Graffiti: Forma de arte transitoria y generalmente no legal
que consiste en pintar lugares de propiedad pública; los
lugares preferidos son las paredes, los servicios públicos, el
metro, etc. Es comúnmente aceptado que el graffiti como
movimiento nació en Nueva York a finales de los años
sesenta.
El hip-hop se ha visto
invadido por todo tipo
de disciplinas y cada Lockin’: Estilo de danza aparecido en la Costa Oeste de los
bailarín crea su propio
lenguaje de expresión.
EE.UU. Se caracteriza por movimientos rápidos de manos,
muñecas y brazos con combinaciones de pierna y se enri-
quece con la inclusión de paradas y congelamientos que
aumentan su espectacularidad.
MC o emceen: Maestro de ceremonias. Denominación que
se daba al acompañante del DJ (disc jockey), encargado de
animar al público para que bailara. A medida que su papel
fue haciéndose cada vez más importante y empezó a escribir
sus propios textos, al MC se le conoció como harper.
Poppin’: Estilo de danza aparecido en la Costa Oeste de los
EE.UU., sobre todo en Los Ángeles. Incluye movimientos
“rotos”, cortos y explosivos; se bautizó con ese nombre por
su parecido con el movimiento del pop corn (las populares
palomitas de maíz).
Rap: Literalmente significa “golpear dulcemente”. En nuestro
contexto es una técnica vocal, una manera de hablar rítmica-
mente, que se combina normalmente con un tipo de música.
Scratch: Ruido producido por la fricción de la aguja con-
tra el disco cuando éste se mueve manualmente. Su prime-
ra utilización se atribuye a Grand Wizard Theodore.
Turntablism: Literalmente, tocadisquismo. Arte de tocar el
tocadiscos, considerándolo como un instrumento musical.
Escuela de pensamiento que subraya un estilo de práctica
musical que incluye la manipulación, mediante discos y
tocadiscos, de grabaciones preexistentes para crear nuevas
composiciones.
NÚMERO 64 VERANO-OTOÑO 2004 B.MM