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TOB Chile

Documento Introductorio

¿QUÉ ES LA TEOLOGÍA DEL CUERPO?


Theology Of the Body (TOB)

I. Las catequesis de los Miércoles de Juan Pablo II.


Desde Septiembre de 1979 hasta Noviembre de 1984, el Papa Juan Pablo II dio 129
audiencias en la plaza de San Pedro, sobre el amor, el matrimonio, la sexualidad humana y el
celibato.
El Papa estudió el cuerpo humano como principio y origen fundamental para encontrar un
sentido más profundo a la vocación del ser humano. En sus catequesis, comienza aludiendo, con las
palabras del Génesis, al “principio” como una renovación de lo que en un principio fue la misión de
Dios para los hombres a amar plenamente. Desde ahí despega haciendo un análisis fenomenológico
del cuerpo, la afectividad y la sexualidad humana, aludiendo a la experiencia misma del ser
humano, en especial en su complementariedad como varón y mujer.
La Teología del Cuerpo es un acercamiento a las verdades y estudios teológicos a través de
la corporalidad, y una conceptualización del llamado a vivir la sexualidad, pero la verdad es que
trasciende a estos temas, hablando más bien del propio significado y el sentido de la vida humana.
Es fundamentalmente una enseñanza sobre las relaciones humanas y cómo estas son un reflejo de
Dios mismo. Es por eso que el Papa nos invita a redescubrir el significado profundo de nuestra
existencia, el sentido de la dignidad de la persona, como seres amados y creados por Dios a su
imagen y semejanza, y llamados por Él a vivir en comunidad de amor.
La Teología del Cuerpo de Juan Pablo II es presentada en una trilogía, donde explica y va
integrando parte por parte los diferentes aspectos de ésta: Explica la sexualidad y condición humana
en su creación original, aludiendo al estado de “soledad original”, “unidad original” y desnudez
original”, llevándonos a “el principio” de nuestra vocación y misión como seres humanos. Luego,
explica cómo vive el hombre su sexualidad y su vocación al amor en el estado de naturaleza caída,
cómo día a día nos vemos confundidos por una visión errada del verdadero llamado de Dios,
generando heridas muy profundas en nuestros cuerpos, nuestra alma, y en los que nos rodean. Y
luego, el papa nos habla de la sexualidad luego de la resurrección de los cuerpos, dando lugar no
sólo a una esperanza de redención escatológica al final de los tiempos, sino también la posibilidad
de redimir nuestros conflictos y dolores hoy: volviendo a comprender nuestra verdadera vocación y
siendo finalmente capaces de amar de manera libre, completa, confiada y fructífera.
II. ¿Porqué la sexualidad?

El sexo es tremendamente relevante en la vida humana. Lo ha sido, lo es y lo seguirá siendo.


La televisión, las películas y las revistas confirman esto. En cierto sentido, los medios de
comunicación están obsesionados con el tema. El asunto es cómo dirigimos y entendemos este
tremendo tema y dimensión de nuestras vidas. El sexo es importante, es una dimensión significativa
en nuestras vidas, nadie puede negarlo. ¡No es de extrañar que estemos tan interesados en el sexo!
La unión de los sexos es el “gran misterio” que nos lleva –si mantenemos el rumbo-, al mismo
corazón del plan de Dios para el cosmos. (véase Ef. 5:31-32).
Juan Pablo II dijo que “la manera como entendemos y vivimos nuestra sexualidad revela
nuestras reales convicciones acerca de quiénes somos, quién es Dios, el significado del amor, la
vida en sociedad, y aun el sentido del universo”. Por eso la Teología del Cuerpo de es muchísimo
más que una mera reflexión sobre el sexo y el amor humano: Es decir, es muchísimo más que
“moral”. A través del lente de la sexualidad, observando nuestras experiencias, su significado y la
vocación a la unión “en una carne”, el Papa nos muestra cómo redescubrir “el significado de toda la
existencia, el significado de la vida” (29 de Octubre de 1980).
La sexualidad es una parte y una porción de nuestras vidas. Los seres humanos, hombre y
mujer, son creaturas sexuales y sabemos a partir de la experiencia, que el impulso sexual es
poderoso. Pero el deseo de amar y ser amado es mucho más profundo y fuerte que el deseo de tener
relaciones sexuales. El sexo es una realidad maravillosa, es un medio para llegar a un fin. El sexo
está al servicio de las relaciones duraderas y fructíferas y por ende está subordinado a realidades
más valiosas como el matrimonio y el celibato.
Siguiendo al Papa, nos podremos dar cuenta de cómo se diferencian y relacionan nuestros
cuerpos con nuestra sexualidad. La sexualidad es esencial ya que fue creado estar al servicio de una
comunicación verdadera y permanente entre los hombres y las mujeres, y de todos los seres
humanos con Dios. En efecto, el sexo debiese llevarnos a una permanente comunión con Dios
porque Él es una comunión de personas: Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, viviendo en una
vida de amor; y nosotros somos imágenes de Dios. De hecho, propone el papa, la Trinidad es un
constante intercambio de amor al que Dios nos invita a participar.

“El Hombre, única criatura a la que Dios ha amado por sí misma,


no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega
sincera de sí mismo a los demás”. (Gaudium et Spes 24)
III. ¿Porqué el cuerpo?

Nuestro cuerpo, creado por Dios, refleja el llamado a vivir en comunión, ya que nuestro
cuerpo y alma son el reflejo de nuestra vocación al amor, que puede entregarse total, libre y
completamente a otro para dignificarlo, afirmarlo y sostenerlo; jamás utilizándolo como un objeto
para satisfacer nuestros deseos.
El Papa dice: “Ser humanos significa estar llamados a la comunión interpersonal” Esto es
debido a que Dios mismo es una comunión de personas en la Santísima Trinidad, a la cual Dios nos
invita a participar, haciéndonos así parte de este eterno y pleno intercambio de amor. En Noviembre
de 1979 explicó: “El hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios no solo a través de su propia
humanidad, sino también a través de la comunión de personas que el hombre y la mujer formaron
desde el inicio”.
Pues bien, si el cuerpo humano fue hecho a imagen y semejanza de Dios como varón y
mujer, en nuestros cuerpos está plasmada la imagen de Dios. Por lo tanto, en nuestros cuerpos,
sobre todo en nuestra complementariedad como varón y mujer, podemos ver y encontrar a Dios
mismo. Dios puso en nosotros, imprimió en nuestra propia carne el misterio del valor, la vocación y
la misión humana. Así, si logramos discernir qué es lo que Dios nos quiso decir al crearnos como
nos creo –varón y mujer-, podremos tener un mejor acercamiento a su llamado primogénito, y
podremos saborear el banquete celestial prometido. Juan Pablo II entendió esto, y así desarrolló esta
teología que explica de manera integral y sana todos los “porqué” detrás de los “qué” de la iglesia.
A partir de la visión de Juan Pablo II, descubrimos un cuerpo humano complejo pero claro
en su llamado, con una importancia física, espiritual y sacramental, ya que no solo es templo del
Espíritu Santo, sino que además es él mismo la propia manifestación del espíritu, el corpus visible
de nuestra unidad de cuerpo y alma. No tenemos un cuerpo, sino que somos un cuerpo, y no
estamos habitados por un espíritu, sino que somos al mismo tiempo, un espíritu. Es a través del
cuerpo cómo reconocemos y damos lugar a la dimensión espiritual del hombre, y el papa ha viso en
el llamado a la sexualidad la clave evangélica para escudriñar este misterio. Así, se hace crucial de
qué manera estamos comprendiendo, asumiendo, expresando y viviendo nuestra sexualidad: “La
manera como entendemos y vivimos nuestra sexualidad, revela nuestras reales convicciones acerca
de quiénes somos, quién es Dios, el significado del amor, de la vida en sociedad y aun en el sentido
del universo”. Es decir, que por medio de la sexualidad y de nuestras experiencias, podemos
descubrir el significado de ésta y la vocación a la que fuimos llamados, a unirnos “en una sola
carne”. En otras palabras, el Papa nos muestra cómo redescubrir “el significado de toda la
existencia, el significado de la vida”. (TOB, 29 de Octubre de 1980)
Cristo enseña que el propósito de la vida es amar como Él ama (véase Jn 15:12). Una de las
principales observaciones del Papa es que Dios imprimió esta vocación a amar como Él ama en
nuestros cuerpos al crearnos varón y mujer, y al llamarnos a que seamos “una sola carne” (véase Gen

2:24). La sexualidad entonces no es un mero accidente genético ni el resultado fortuito de la tómbola


de cromosomas: Es un signo elocuente de nuestra vocación personal.
La misión de Cristo es redimir, reestablecer el orden del amor en un mundo gravemente
distorsionado por el pecado. Y la vocación de unión de los sexos, como siempre, se encuentra en la
base del “orden del amor humano”. Por eso, lo que aprendamos en la Teología del Cuerpo del Papa
es obviamente “importante con respecto al matrimonio y a la vocación cristiana de maridos y
mujeres”. Sin embargo, “es igualmente esencial y revelador para la comprensión del hombre en
general: para el problema fundamental de entenderlo y para comprender su situación en el mundo”
(15 Dic 1982).

De hecho, la teología del cuerpo, partiendo de una reflexión en torno a la sexualidad y el


matrimonio, ha pasado no sólo a reflexionar en torno a las relaciones de noviazgo, a la opción del
celibato o de la soltería, sino que ha dado lugar a reflexiones filosóficas, antropológicas y éticas que
prometen, con el pasar del tiempo, ser de una influencia importante en el pensamiento del mundo
actual, tal como lo han reconocido estudiosos y los más célebres biógrafos del papa:

“Tomado en su conjunto, estos 129 discursos catequísticos constituyen una especie de


bomba teológica de relojería, programada para estallar con resultados espectaculares en algún
momento del tercer milenio de la Iglesia Católica. Cuando suceda, quizás en el siglo XXI, es muy
posible que la teología del cuerpo de Juan Pablo II sea considerada un momento crítico en la
historia del pensamiento moderno ” ( George Weigel, Biografía de Juan Pablo II).

Los invitamos, pues, a responder el llamado de Juan Pablo II y redirigir la revolución sexual
y del amor hacia el lugar donde realmente debe ir. Estudiemos, revisemos y hagamos parte de
nuestras vidas este mensaje de esperanza que el papa Juan Pablo II nos regaló a esta generación.
Poco a poco, comenzarán a descubrir como toda la historia de salvación y sus propias vidas pueden
ser iluminadas y re-comprendidas a través de este mensaje. Si quieren profundizar este mensaje, o
ayudarnos a difundirlo, contáctense con nosotros en www.tobchile.cl. Muchas gracias!

Atte,
Nicolás Fuenzalida P.
Coordinador Taller I TOB Chile.

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