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“Cuando vuestros sentidos se deleiten en la amena belleza de la tierra, pensad en el mundo venidero, que nunca conocerá mancha de pecado ni de muerte; donde la faz de la naturaleza no llevará más la sombra de la maldición. Represéntese vuestra imaginación la morada de los salvos; y recordad que será más gloriosa que cuanto pueda figurarse la más brillante imaginación. En los variados dones de Dios en la naturaleza no vemos sino el reflejo más pálido de su gloria. Está escrito: ‘Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, y que jamás entraron en pensamiento humano, son las cosas grandes que ha preparado Dios para los que le aman.’ 1 Corintios 2:9” (Camino a Cristo, pág. 86).
“Cuando vuestros sentidos se deleiten en la amena belleza de la tierra, pensad en el mundo venidero, que nunca conocerá mancha de pecado ni de muerte; donde la faz de la naturaleza no llevará más la sombra de la maldición. Represéntese vuestra imaginación la morada de los salvos; y recordad que será más gloriosa que cuanto pueda figurarse la más brillante imaginación. En los variados dones de Dios en la naturaleza no vemos sino el reflejo más pálido de su gloria. Está escrito: ‘Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, y que jamás entraron en pensamiento humano, son las cosas grandes que ha preparado Dios para los que le aman.’ 1 Corintios 2:9” (Camino a Cristo, pág. 86).
“Cuando vuestros sentidos se deleiten en la amena belleza de la tierra, pensad en el mundo venidero, que nunca conocerá mancha de pecado ni de muerte; donde la faz de la naturaleza no llevará más la sombra de la maldición. Represéntese vuestra imaginación la morada de los salvos; y recordad que será más gloriosa que cuanto pueda figurarse la más brillante imaginación. En los variados dones de Dios en la naturaleza no vemos sino el reflejo más pálido de su gloria. Está escrito: ‘Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, y que jamás entraron en pensamiento humano, son las cosas grandes que ha preparado Dios para los que le aman.’ 1 Corintios 2:9” (Camino a Cristo, pág. 86).
primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no exista ms. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusaln, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y o una gran voz del cielo que deca: He aqu el tabernculo de Dios con los hombres, y l morar con ellos; y ellos sern su pueblo, y Dios mismo estar con ellos como su Dios. Enjugar Dios toda lgrima de los ojos de ellos; y ya no habr muerte, ni habr ms llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. En la ciudad de Dios no habr ya ms noche. Nadie necesitar ni desear descanso. No habr quien se canse haciendo la voluntad de Dios ni ofreciendo alabanzas a su nombre. Sentiremos siempre la frescura de la maana, que nunca se agotar. No necesitan luz de lmpara, ni luz del sol; porque el Seor Dios los alumbrar. La luz del sol ser sobrepujada por un brillo que sin deslumbrar la vista exceder sin medida la claridad de nuestro medioda. La gloria de Dios y del Cordero inunda la ciudad santa con una luz que nunca se desvanece. Los redimidos andan en la luz gloriosa de un da eterno que no necesita sol. Apocalipsis 21:1-4, 10, 11; El Ministerio de Curacin, pg. 405, El Conflicto de los Siglos, pgs. 655, 656.
En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro
lado del ro, estaba el rbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del rbol eran para la sanidad de las naciones Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al rbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. Al principio, el hombre fue creado a la semejanza de Dios, no solo en carcter, sino tambin en lo que se refiere a la forma y a la fisonoma. El pecado borr e hizo desaparecer casi por completo la imagen divina; pero Cristo vino a restaurar lo que se haba malogrado. l transformar nuestros cuerpos viles y los har semejantes a la imagen de su cuerpo glorioso. Todas las imperfecciones y deformidades quedan en la tumba. Reintegrados en su derecho al rbol de la vida, en el desde tanto tiempo perdido Edn, los redimidos crecern hasta alcanzar la estatura perfecta de la raza humana en su gloria primitiva. Las ltimas seales de la maldicin del pecado sern quitadas, y los fieles discpulos de Cristo aparecern en la hermosura de Jehov nuestro Dios, reflejando en espritu, cuerpo y alma la imagen perfecta de su Seor. Apocalipsis 22:2, 14; El Conflicto de los Siglos, pg. 627, La Historia de la Redencin, pg. 434.
Vi tambin como un mar de vidrio mezclado
con fuego; y a los que haban alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el nmero de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios. Y cantan el cntico de Moiss siervo de Dios, y el cntico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Seor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos Que decan a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabidura, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Mientras se le mostraban a Juan las ltimas grandes luchas de la iglesia con las potencias terrenales, tambin se le permiti contemplar la victoria final y la liberacin de los fieles. Vio a la iglesia en conflicto mortfero con la bestia y su imagen, y la adoracin de esa bestia impuesta bajo la pena de muerte. Pero mirando ms all del humo y el estruendo de la batalla, contempl a una hueste sobre el monte de Sion con el Cordero, llevando, en vez de la marca de la bestia, el nombre de su Padre escrito en sus frentes. Apocalipsis 15:2, 3; 5:12; Testimonios para la Iglesia, tomo 5, pg. 702.
Edificarn casas, y morarn en ellas; plantarn
vias, y comern el fruto de ellas. No edificarn para que otro habite, ni plantarn para que otro coma; porque segn los das de los rboles sern los das de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarn la obra de sus manos. All hay corrientes que manan eternamente, claras como el cristal, al lado de las cuales se mecen rboles que echan su sombra sobre los senderos preparados para los redimidos del Seor. All las vastas llanuras alternan con bellsimas colinas y las montaas de Dios elevan sus majestuosas cumbres. En aquellas pacficas llanuras, al borde de aquellas corrientes vivas, es donde el pueblo de Dios que por tanto tiempo anduvo peregrino y errante, encontrar un hogar. Mi pueblo habitar en mansin de paz, en moradas seguras, en descansaderos tranquilos. No se oir ms la violencia en tu tierra, la desolacin ni la destruccin dentro de tus trminos; sino que llamars a tus muros Salvacin, y a tus puertas Alabanza. Edificarn casas tambin, y habitarn en ellas; plantarn vias, y comern su fruto. Isaas 65:21, 22; El Conflicto de los Siglos, pgs. 654, 655.
Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas
entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conocer como fui conocido. Grande es el MISTERIO DE LA PIEDAD: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espritu, Visto de los ngeles, Predicado a los gentiles, Credo en el mundo, Recibido arriba en gloria. Mientras uno se espacie en la vida de Cristo y el carcter de su misin, rayos de luz brillarn ms distintamente con cada intento de descubrir la verdad. Cada nuevo estudio revelar algo ms profundamente interesante que lo que ya ha sido desplegado. El tema es inagotable. El estudio de la encarnacin de Cristo, su sacrificio expiatorio y su obra de mediacin, embargarn la mente del estudiante diligente mientras dure el tiempo; y mirando al cielo con sus innumerables aos, exclamar: Grande es el misterio de la piedad. Los temas de la redencin llenarn los corazones y las mentes y las lenguas de los redimidos a travs de las edades eternas. Entendern las verdades que Cristo anhel abrir ante sus discpulos. Eternamente irn apareciendo nuevas visiones de la perfeccin y la gloria de Cristo. 1 Corintios 13:12, 1 Timoteo 3:16; Palabras de Vida del Gran Maestro, pgs. 103, 104.
Cosas que ojo no vio, ni odo oy, ni han subido
en corazn de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. All intelectos inmortales contemplarn con eterno deleite las maravillas del poder creador, los misterios del amor redentor... Toda facultad ser desarrollada, toda capacidad aumentada Las mayores empresas podrn llevarse a cabo, satisfacerse las aspiraciones ms sublimes, realizarse las ms encumbradas ambiciones. Todos los TESOROS DEL UNIVERSO se ofrecern al estudio de los redimidos de Dios. Libres de las cadenas de la mortalidad, se lanzan en incansable vuelo hacia los lejanos mundos. Con indescriptible dicha los hijos de la tierra participan del gozo y de la sabidura de los seres que no cayeron. Comparten los tesoros de conocimientos e inteligencia adquiridos durante siglos y siglos en la contemplacin de las obras de Dios. Con visin clara consideran la magnificencia de la creacin, soles y estrellas y sistemas planetarios que en el orden a ellos asignado circuyen el trono de la Divinidad. El nombre del Creador se encuentra escrito en todas las cosas, desde las ms pequeas hasta las ms grandes, y en todas ellas se ostenta la riqueza de su poder. 1 Corintios 2:9; El Conflicto de los Siglos, pg. 656.
Porque como los cielos nuevos y la nueva
tierra que yo hago permanecern delante de m, dice Jehov, as permanecer vuestra descendencia y vuestro nombre. Y de mes en mes, y de da de reposo en da de reposo, vendrn todos a adorar delante de m, dijo Jehov. El sbado no era para Israel solamente, sino para el mundo entero. Haba sido dado a conocer al hombre en el Edn, y como los dems preceptos del Declogo, es de obligacin imperecedera. Acerca de aquella ley de la cual el cuarto mandamiento forma parte, Cristo declara: Hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde perecer de la ley. As que mientras duren los cielos y la tierra, el sbado continuar siendo una seal del poder del Creador. Cuando el Edn vuelva a florecer en la tierra, el santo da de reposo de Dios ser honrado por todos los que moren debajo del sol. De sbado en sbado, los habitantes de la tierra renovada y glorificada, subirn a adorar delante de m, dijo Jehov. Isaas 66:22, 23; El Deseado de Todas las Gentes, pg. 249.