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caliche y los tenis de trabajar en laconstruccién con las 1a en la parte delantera dlespegada como dos payasos sonriendo, me dio esealofrios. Me naba las rsitas y las narives toreidas diciendo mi nombre y después «haitiano», Cu vio por fin le- gamos a Don Pincho yo ya sentia dos pajarracos donde comienza el estomago. Mire a Radamés sgiendo fresco en la ventana del taxi y cerré los ojos pidiendo al cielo que lo hiciera desaparecer. Vita abrié la puerta y sali6 riéndose como siempre y por una milésima de segundo senti que todo iba a ‘estar bien hasta que al salir al aire vi en el muito exterior de Don Pincho a la mitad de fos mucha- chos y muchachas de mi clase bebiendo batidas de fesa con leche evaporada Carnation, Radamés se desmont6 de tltimo y nos siguié 3 paso degacelas Vita,a quien no le importa nilo que pien- sain los muchachos de mi curse ni aingiin oto, si- gui6 caminando. Yo Ia segui levantando la mano como 650s jefes indios que on la pelicwlas viejas dicen jo, logrando que Fabio y Eammaauel levan- taran la barbilla a manera de saludo. Ordenamos enlacajay nos sentamos en una mesa ceresna,cisan= do Vita sugiris la mesa més visible de todo Don PPincho dije que si para que no pensara que me pa- 126 Alli esperamos que nos llamaran por el altavoz para recoger nuestras hamburguesas, Ra damés estaba muy tranquilo y jugaba con laenvol: tura de un calimete que habian dejada en la mesa, Vita buscaba algo ensu siochilita y yo no tenia nada, pparecido al hambre, lguien dijo mi apellide por tun mieréfono y fui abusear lacomida. Estuve mas ticando sin decir nada, mirando una montana de papas fritas embarradas de cachdi hasta que senti coma un pedazo de eame del tamaiio de un ratén trato de bajae por mi garganta y no pudo, Me meci sin aleanzar aire unas cuantas veces hasta que por fin me decid’ a mirar hecia arriba, Vita, como con «quince papas en la heea. emperaba a hablar de Tea~ [kay al fondo mis compaiteros de curso modelaban los Oakleys de sus hermanos mayores. El rat6n en ini gargantacomenz6ainflarse y Radamés, que sabe ‘mucho de racones porque tiene que poner trampas para los que el gato sin nombre no se come en Ia clinica, me abrié la boca y con dos dedos largui- simos, muy juntos y afllados, me empujé «l troz0 ddecarne hacia acento, en un gesto que yo le haba visto a Steven Seagal. «Gracias, Rada», le dije con un sabora sangre en labora y él se queds callado buscando un hielito que mastar en el fondo de su ‘vaso. Vita tenia los ojos abiertos como dos piscinas 07 y tard unos minutosen preguntarme i estaba todo bien. Los muchachos de mi eseuela pasaron todos juntos por el ado de la mesa, con cuellos muy del: gados bajo los borones de sus poloshints rayados, sno habian visto & Rada, como tampoco a mi, pero Jo mejor eta que ni Rada, ni Vita habfan visto lo que, junto con la carne, mencaba la cola en mis adentros. Cuando no quedaba ya comida en la mesa y yo podlia respirar sin que me doliera salimos de allt caminando por la 27 de febrero, Rada se monts en tuna guagiitay dijo «ads, muchachas» con la mano como un abanico, El cielo se hacia cada vez més ‘oscuro y Vita y yo decidimos caminar hasta la casa do mis tos, Vi Vita con el rabillo del of, con los fojas tan azules y Ja sonrisa tan afuera, Para ella, Radamés y yo éramosiguales. Volvien mi cabeza a a mesa, al dia cn que Vita y yo nos canocimos, als letras queen misuéterescribian Ia palabra Benetton, ala primera ver. que me invits a su casa, a los ges- tos de Vita, alas risas y el movimiento de su dedo pulgar tratando de rescatarIiquido cuando el vaso. sele rebosaba, Luego a mi miedo, a Kuwaicy al fin de los tiempos. A unas evantas cuadras le pedi a ‘Vita que me diera un momento, me senté en a ace rok ra porque el aztiear me bajaba de nuevo y vi a Aravenia como la encontré en su cuarto y me 10: des el olor a trementina de la kimpara rota. ¥ Ar ‘menia estaba de nuevo viva y limpiaba el techo de telas de arana con una escoba muy larga y me las ‘metia en la boca en una bola que sabia a chicl. 109 Wie beard sh, 1 forgave the por wretch al che oer be bad inpived in me Las tardes en que ni una lagartija menopdusica se soma por su consultorio, Tio Fin hace una de dos cosas. La primera, casi siempre mis a menudo, es inse sin decir adnde, dejéndome a merced del li brito de'Tia Celia, en el que yo, para proveger a mi tio, me invento toda clase de consultas a domicilig con nombres de pacientes que sico de la agenda del doctor, que es tna libreta muy parecida a la aia en la que ademas de aombres hay miimeros y notas que le recuerdan que tiene que llamar a Marlon Gémez y en las quea veces hay dibujadas ‘arias con natices de payasos que se repiten infin tamente y que Tio Fin hace cuando habla pos telé= fono. La segunda opeidn de Tio Fin es quedarse en la clinica y decirme que me tome la tarde. Yo ya tengo planes y Vita, que siempre me hace el coro, seaparece en un abrir y cerrarde ojos de donde yo. In tlame, que es por lo general de Plaza Central, donde hablamos con muchachos y muchachas de Ans, belgas, noruegos y hasta italianos como Vita, pero que no vienen a quedarse como ella sino que Vienen de imtercambio a pasarse un aiio aqui, vie viendo en la casa de una familia dominicana. Lo primero que yo les pregunto es por qué eligieron venir a este pais tan feo. Bllos responden que no tienen idea algunos querfan ir a Cuba o Jamaica y como no habia eupo terminaron en Santo Domin- 0, Moca 3; sin un Dios por delante, baiiindose con una latitaen Villa Altagracia, Uno de esos ufas después de que To Fin nos dijo a mi y a Rada que nos fuésemos y yo sal disparada hacia la calle a encontrasme con unos amigos en el Parque Mira dor tuve que devolverme pues haba olvidado ei cartera, Al llegar ala clinica la puerta estaba cetra- dda con seguro, pero la eamionctade Tio Fin estaba alli: Penetré el callején que rodea el edificio por detrds, alguien se habia eagado ally elolor era tan. intenso que por un momento parecia que el must do entero era la fuente de aquel aroma estridente, Pensé en taparme la nariz. pero después de unos segundos la mierda no me molestaba, mis bien me ustaba y aspire hasta que la fetidez me llend los pulmones. Los mojones color mostaza repasaban bajo la ventana de mi tio y cuve que colgarme los barrotes de la ventana para no pisala EI callején esta a un metro por debajo del pri piso asi que para lograrmirar hacia adentro y Il Iaatencién de mi iocscalé la pared, dejando lash llasde misenis.en la pintura verde, cuando Tia Cl Jas vea, pensé, pero ya mi cabe7a aleanzzaba el bor Yy mis ojos localizaban a Tio Fin, desealzo, sem cen el suclo al fondo de su eonsultorio, las pier cruzadas como Gandhi en la foro del libro de Vita los ojos cetrados, ¢Qué significaba todo esto? Pent 6 que por fin tendria algo interesante que communi carlea Tia Celia. To Fin se habsa vuelto loco. Decidf no despertarlo, porque aunque su espalda cataba erecta paree‘a estar durmiendo, Me solté de los barrutes eum euidade de no atereizar en ta plastay sali del eallején. En ese momento la puers ta trasera deun Apolo Taxi se abria y de al den= ‘ro emergian Cutty y una mujer joven pero con el pelo canoso y despeinado, las ufas comidas hastala ‘oie y una bata de estar en casa metida por dentra. den pantalén de hombre, Cutty lecoloes la mana. «la cabeza para que no se la golpeara al sac con. luna cernura que hasta entonces slo se le habia vis~ por dar de alta y que pronto regresaria a vivir von 41 y con su abuela, los imagin€ comienda bizco- ‘hitos de guinco eon eafé, mientras Cutty le mos- {taba a su mama la Vespa y ls piezas que le falta~ pan en un croquis dibujado con carbon en la pared. para con Ta Vespa. La mujer me miré directa mie alos ojos y yo levanté la mano para saludar Inque ya para entonces se metian en la casa y ce “ppaban la puerta, Cutty me habia dicho, wn da en no se sav6 el evo, quea su mam le estabaa, Ein et parque Mitador Viea estaba montada a caba- Vito en los hombres de un italiano de siete pies. Hacfan chistes en su idioma que yo entendéa a me- dias gracias al libro de Morrison y cada vee. que Vina serefaamime daban ganas de escupirlela cara. Después de un rato me subj alos hombros de-un lenin pata no sentizme tan mal y Vita y yo c= menzamos a jugse alos gldiadoresllé arriba, Ela no sabia la oportunidad que me estaba dando, yen cuanto me toes can la punta de su dedo por acci- dente le devolvi el golpe eon una srompada que la hizo sacudirse en Jos hombros del italiano y caer de lado sobre la hierba. Después de ahi todo lo recuerdo como en-un suefo, Vita Horando wratan- do de parar la hemorragia, yo lorando suplicén- 15 dolequeme perdonara y l italiano diciéndome que si yorestaba loca o que. La verdad es que si, estaba loci, y desde hacia mucho tiempo. Cada vez que veiaa Vita demostrar cualquier tipo de afecto a cual= 4quier muchacho se me eruzaban los cables y en la boca algo amargo y duro se podia masticar. 2Cémo. seloexplicabaal italiano? ;Cémo seloexplicabaa. Vita? El grupo, ahora constituide por Vita, el ita= liano y yo, se movia en direecién a la Niifiez de ‘Ciceres, por donde Vita vivia, el italiano abrazaba, Vita con un beaz0 y con el otso me mantenta ale jada. Yo seguta pidiendo perdén y Vita no decfa ‘nada mirando la bandana amasilla que cl aleman le habia regalado para la sangre, que ya habia parado de manar de su nariz, Cuando Megamos 2 Pollos Vietorina nos detuvimos para que Vita se amarrara. el pelo en una cola. La miré alos ojos mientras de= tris de mi un enra de niiios de Ia calle rocaba of cristal del picapollo para interrumpir la comilona del otre lado, donde una familia se meria muslos y pechugasa la luz de los bombillos blancos. Le dije: «Vita, si yo te explicara par qué te di esa trompada tino me hablarias nunca mis. itd quies res que eso pase y que nunea més seamos amigas -yoteJoexplico», Me limpié los mocascaa el borde tt de mi camiseta y empecé a eaminar en la direecién ‘puesta, Vit, como en una pelicula mexicana de las que daban en cl canal ses, se sacudi6 al gigance de encima y me persiguié hasta tocarme el hombro. Me piidio que durmiera en su easa y cuando Hegamos a |i puerta le pidi6 a Guido que se fueraa lasuya, La mam de Vita es muy comprensiva y cuando ledi- jimos que Vita se habia roto la nari jugando a la lucha libre conmigo sac6 un putio de hielo para su hija y luego se fue a preparar la cena. Ci silencio y después vimos tna pelicula de la colec- cioa del papa de Vita; como yo les habia dicho que ie gustaba la mitologia griega me pusieron Edipo rey de un director que se llama Pasolini, Yo eono- cia la historia, la esfinge, el destino cruel, ete. pero lo que no me esperaba era que el papa de Vita me dlijera en medio de la pelienla que Pasolini era ho- mosexual, y ye en ese momento ne sabia si tenia ‘que reirme o decir algo muy serio, me levanté para iral bafo y deruvieron la pelicula hasta que yo vol- Viera, Al entrar al bafo me miré en cl espejo por- que realmente no tenia que wilizar el inodoro. Vi imjeara sin pdimulos y mis ojos rasgados y toqué la punta de mi nariz empujéndala hasta que surgi un cerdo en el espejo y dije con una voz extra homosexual», Cuando volvfestaban todos en si- us lencio y estuvimos asi hasta que acabo la peli asta que cabo la pelicula, con un Edipo en fa Talia de los atos setemta mens digando tuerto de los dos ojos. Los papas de Vita se fueron a dormir y nos quedas ‘mos en la sala solitas, Ella me pregunts si queria ie al techo y le dije que si, subimos por una escalera de caracol y nos echamos boca aeriba sobre un pe= dazo de eartén, No habia muchas estrellas, unas cuantas que se asomaban det das. Leconté a Vita lo que he de nubes amoratae visto a mi to hae endo en la clinica y ella me dijo muy tranquila ‘que alo mejor mi tio era budista Budista. Como Caineel de King Fi, La nica ima: igen de Buda que mis diez aios de colegio catslico. me habjan permitido ver era una estatwa de un Buda hese de cerdmiea en el consultoriv de si derma: ‘logo. Mi mama al salir de alli me explied que el Buda cra el dios de los Chinos pero Vita tenia una versién muy diferente, | Buda, como Gandhi, habia nacido en Ia India y 8l parecer en una familia muy importante, Un dia sili de su palacio y se encontré con un mucrto, tun enfermo y un anciano, cosas que al parceer no 16 existian on su vida de principe. El dolor humano lo conmovi y decidié buscar la rxzdn de tanto suf iento y después de mucho peasar se dio cuenta de que la razén era el apego, El apego a las cosas y aula gente, Creemos que las cosas son para siempre y nada es para siempre. En aquel momento yo no vefa a Vita, porque ade- mis de estar muy oseuro las dos mirabamos cl lo y su voz elara y musical salia de las mismas es- trcllas escondidas de las que hablébamos antes. Lucgo se incorporé apoyandose en tun codo ¥ me pregunis si yo eta gay. Volvi a ver of Buda barsi- gon en aquel diminuto consultorio al que fui por tunasronchas cn lapiel ya la mamé de Cutty salien- do de un taxi, c2rré lo ojos haciendo wn esfuerzo por ver las estrellas ext la parte trasera de mis par- pados y sin pensarlo mucho le dije que no y mi «no» fue largo y voluminoso como cuando el vien~ tode un huracin se mece en los tineles de laciudad apravechando que los earros ¥ las gentes estén en. sus casas guatecides. No dijimos nada por un rato y luego ella hizo lo que yo hacia siempre y repitis misiltima palabra con una vocesillainventada y rai nor nos hizo reircomo ardillas electrocutadas hasta quea Vitasele pusieron los ojos como dos huevos fritos y bajé corriendo la esealera para enseitarme tn libro que habia en la biblioteca de sus padres La biblioteca es una habitaciéin de ls casa donde than eolocado muchos anaqueles y un eseritorio con tuna maquina de escribir de aio uno porque al pap de Vita Ie encantan las vainas jas, Vita se sube a tuna silla y stea un libraco que parece un dicciona- rio, lo abre y me muestra unos Buda flacos y ata viados con pulseras y collares, con melenas largas ¥ sentados en una flor que he visto en los estan Gi, Buseo Ja primera pagina y leo la intraduccisin. AI dice que estos Budas son del Tibet y habla de lamas, de sutras y de un camino de ocho pasos. En una pigi- nna, adems de los Budas, hay una rucda de ocho radios que simbolizan los ocho pasos. En el libro también dice que cualquier persona puede llegar a ser un Buda y que todos tenemos un Buda dentro. ques del jatein botinico y en casa de Es ‘Como al otro dia era sibado me fui a pasario don- de mis abuclos. Le abuela le estaba dando vacacio- nes al cuento de la casa rodada y a los submarinos ylamuchacha quelacuidaba estaba delo més con- tenta con tanta paz, Salimos al patio a coger Fresco ¥ la abuela me ofrecié un café eon leche como si a8 ella misma fuese a prepararlo. La muchacha nos trajo alas dos café eon leche y unas tostadas con mante qquilla, La abuela, que le dice ala muchacha «norsa», que me imagina viene de nurse, se me acerca y dice snuy bajto: «es una asquerasas, Lueyo se re sola yo no séde qué y me empieza a contar de un nievo que tiene y quesi yo lo conozeo. A lo mejor Mandy ha pasado por aguio es que la abuela, en su cerca nia con la muerte, tiene visiones y ya sabe mas que yo del muchacho que fue ala clinica igualito a'Tio Fin, Pero alaabuela no hay quién le preguate nada; ella est en un lugar de donde no salen respuestas, sélo frases sucltas que uno tiene que ir colocando on un crucigrama, Como ala hora, después de ha~ blarme de la maestra que la enseii6 aleer en la plan- tacién y que vino de Pensilvania,volvi6 a ponerme el tema, ahora con detalles grifieos como la forma de los ojos del nifo y el gorro rojo que tenia, y ya empczaba a anochccer cuando me tiré el euento completo de la muerte de Principe, el perto de Tio Pin, «a quien todo el mundo en el barrio amaba, Un porza fiel como no huibo otra, que vivid vein- tivin afios humanos que ¢s como decir, en aos perrunos, que cra Matusalén, Fin adoraba a ese perro, el dia que muri se a pasé orando en su cvarto hasta que una muchacha dizque puertorsi- 19 «queita vino a busearlo, Selo evar tcl nabailar y yo pata que se animara un povo, cuando al afto se me aparecié aqui la misma muchacha pero con acento cibaefio, con un niio igualito a Fin con un gorro rojode lana, Yo sabia que era nieto mio, pero Fin no estaba aquiy realmente yo estaba sola y los bjos de ese niio muy grandes me dieton miedo y les cerré la puerta en la earn ‘The chats seas dows and inital Adiemés de las euatro construceiones que es le- vando a eabo (dos edificios en Villa Juana, una es- ccuela en San Cristobal y un club para Locutores), "Tia Celia encuentra nuevos hobbies donde cono- cer gente interesante a quien invitara sus inaugura- ciones, Desde que se gradhué en la uxPHU m0 ha abierto un libro, y llega a sus disefios a partic del sentido comin y tm espititu creative que sabe Dios cémo sobrevive a tanto letrero y tanto calor. Las construeciones se las ha conseguido a'Tia Celia un hermano de su mama que trabaja en el partido des- de los dove aos, es por eso quizas que'Tia Celia va.a todas las reuniones del partido y en su eamio~ neta lleva un sticker que dice Balaguer 1986-90 de la campaisa pasada, Pero a Tia Celia la politica no le importa mucho y cada ver que ve a algiin sena- dor, diputado 6 sindieo en la televisin, dice entre dientes «sinvergitenzae y cambia latelevis poner una telenovela © un juego de pelota, que a Tia Celialos deportes leencantan, comenzande por el tenis y terminando por la bocha, Tia Celia nada todos los dias y también eorre y hace bellydance y yo trato de sacar la cuenta de emo le aleawzan las horas para todo eso y para bregar con los cuatro- cientos haitianos que tiene en cada consenicei sno meda, Los dias de pago Tia Celia, que prefiere hacer ella snisma las matemstiens, saca una caja con sobre- citos de papel manila, un lapiccro y una libreta, también una pequetia caja de metal con eandado donde guarda el dinero, Se sienta en la mesa con luna taza de eafé negro grande y comienza adistei- buir billetes de cien pesos en grupos dedos tres, Juego anota los nombres (Filomé, Jean-Jaques, Luc-Valentin) en el sobre, lo lame y lo cierra. En. tuna de esas soné el telefono y era mi mama. Me pregunts si todo estaba bien y yo queria decirle que tenia un sobrino que se lamaba Uriel, queen la elfnica habia un perro nieto del papa de Tia Celia, que Tio Fin era budista y que a lo mejor yo era gay, pero no quise danarle su viaje y le dije que todo estaba viento en popa, que es como mi ‘mam dice euando todo anda bien, Ella me cont {queen Versales habia pisado la prama de un jardin ¥y um policia casi la arresta, que en Ialia la gente habla tan alto como nosotros y que Praga era lo ins bello que ojos humanes hubiesen podido ver Lego entré en detalles sobre ka Expo de Sevilla y de lo lindo que estaba el stand de Repiiblica Do- minjcana, Se me ocurri6 que era el momento ade cvado para pedirle que me eomprara una compu tadora y me dijo que hablarfamos de eso cuando regresara Tia Celia contabs billetes en la mesa tedonda de caoba ala luz de un pequeiio candelabro que eol- agaba del techo. Teanquié el celéfono y me pregunts que para qué yo queria una computador. Pensé decile que alli podria tener una lista de nombres para animales sin preocuparme por papel, y podria Dorganizarlos alfabéticamente o por fecha de entra~ da. También pensé decile que alli podria dibujar y escuchar mtsica y que pronto habria wna cosa Tt- ‘mada Intemet con lo que uno podria enviar men~ ‘ajes a otras personas cn el mundo, pero Tia Celia no iba a entender as{ que le dije que la queria para escribir. Ella se eché hacia atrés dejando caer en el respaldo de su sila todo el peso de su cuerpo y el de todos los haitianos que trabajaban para ella y es pude ver que sobre las orejus empezaban a crecer- le-canas yen sus ojitos peque'tss patas de gallina I arufaban cada vez-que se veia en el espeja, Quise ofteverle ayuda, no sé para qué, ¥ ella se agarré un parde sobrecitos y me dijo lo sig. cree que yo soy pendeja. Hoy mientras yo recibia @ Mingo, el quemeconsigue los haitianos en la fron- te: «Fine tera, se me prendis un bombillo, Ese muichacho que fuca vera Fin ala clinica era apellido Pea, y si mal tno recuerdo ée era cl apellido del cuero que yo en- contréen el consultorio de Fin antes de casamnos, Yo erco que Fin la pretié, porque mis nunca yo volvia ver a esa mujer, Sera que ese muchacha es hijo de Fin? ‘Yo me quedé callada, con los ojos puestos en la lrora en miimeros azules que parpadeaba detris de ‘Tia Cela, cn la pantallta del vis. Si le contaba lo que mi abuela me habia dicho la noche anterior, ‘habia que aceptat como real también todas las otras llcuras de la vieja. Y Tio Fin, engalanado con to- das las guirnaldas y caracoles propios de un Bodhi- sativa, eva ahora mas intocable quie nunca. Me de- cidé a ayudarta, pero sin decirle lo gue ya sabia, vigndols cevorter un laberineo para eatones de la- oratorio, mientras yo desde arriba podia, si qui- ay siese,sacarla de alli porla cola, gpero para volocar= Ja donde? Se Jevanté para preparar mis café y la segui a la ‘cocina, alli forceje6 con la eafetera y al aleanzar la arucarera vio que estaba vacia. Se estiré para sacar tuna bolsa de los gabinetes, pero La bolsa tenia un hhueco que algiin roedor habia hecho en el fondo y el polvo blanco se espareis par el piso, Me agaché para recogerlo al mismo tiempo que Tia Celia ha- ciendo que nuestras cabezas al chocar sonaran como dos calabazas huecas. El dolor fue tan agt- do que tovimos que sentaraos en el piso a pasar nos la mano por el golpe. En otra ocasién Tia Celia se hubiese encargado de limpiar el reguero ea una rillonésima de segunda pero nos quedamos alli rigndonos hasta que llegé Tio Fin y nos encontrd all seneadas unto a une montafita deazitear. ATO Fin le eolgahan dos fundas del supermercado de las manos y se abris paso entre nosoteas para colo car los productos en la nevera y la despensa como. si siempre hubiésemos estado alli abajo, Lucgo se senté en cl piso junto a mi tia y la rodes con el brazo, ella colocé la cabeza en su hombro y por tun instante el ronroneo de la nevera entond un bolerito de esos viejos que hablan de palmeras y nas ane veredas y en vex de la cocina los dos ree Malecén en el Camaro, que fuera, junto con su pa- sada eabellera, lo mas preciado de Fin, Pero en el paisajed an aaparecer nombres deseonocidos,apellides y bolsasroidas por animales y Tia Celia se levanta y le dice a Fir que tienen que hablar, se van a su habitacion y mientras escucho el pestillo cerarse mas su puerta me echo cen el sofa a imaginar a Tio Fin coneentrada en el vacio que sus meditaciones diarias le favilitan para cconvencer asu esposa de que no tuvo ningtin hijo, que los xiniens hijos que él tuve fueron aquellos melizos (anahembra y un vardn) que Tia Cia abor- 16 gracias ala coxoplasmosis que le impidis volver a concebir. La toxoplasmosis es una vaina, Una com- palicra del teabajo de mi many hasta perdi un ojo. 'Y mira que venitsele a pegar a'Tia Celia del primer regalo que le hizo Fin, una peera cocker spaniel con tuna melena color caoba muy lustrosa y suave a la queen honor al perro muerto de mi so le pusieron Princesa, Parada en la patastraserasllegaba a medir casi seis pies y Tio Fin y Tia Celia cuando eran jé- venes y todavia erefan que iban a tener hijos vestan a la fra con camisetas y pantalones eortns en los que recorria Ia casa nueva con que la mams de Tia Celia habia colebrado el tan esperado matrimonio, 126 Mi abula les regalé un juego de tazas, pues des- prenderse de su Fin querido era ya sacrificio sufi ciente, y como a Celia no se le eonoeia paps le pare- «6 que su consentimiento para la boda era un favor por el que la que merecia rogalos era ella, y hasta la echalossigue precisando en enfermeras y haitianos que le mueyen la casa de vez en cuando, La mami de Tia Celia murié hace unos afos y era luna mujer east igual que su hija, con un corazén muy grande pero de pieda en el que los nombres de la gemte a la que le cogia carina se tallaban muy adentto parasiempre, pero los demas rebocabamos nel frio granitocon un ruidillo de canica rota, Bla s-su hermano trabajaron para Balaguer toda la vida, yy yose lo creo porque mi tio hasta lego a cuidarle los perros al presidente una vez, que estuvieron gra- ves, unos collies mas feos que el diblo alos que Tio Fin tuvo a suero durante una noche entera porque se habian comido por accidente un salehichn en- vonenado. Fl veterinario oficial estaba de vacacio- nesen Dajabéin y llamarona Fin para quelo sustitu- ‘yeta pues los perros tenfan ya dos patas de aquel lado. Esto lo cuenta mi abuela porque a Tio Fin algunas cosas no le gusta compartirias y hay que sacérselas, como dicen, con una cucharica de oro. a7 Como ala hora, a sali con una camiseta y sin panties por lo que imaging que todo habia sal do bien. Todas las laces estaban apagadas y me

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